viernes, 31 de enero de 2014

Entre los dos y la luna - Capítulo 6


Capitulo 6

Cerré los ojos al sentir los labios de Oliver en mi cuello, aun tratando de convencerme a que lo hiciera con él. Me giré a verlo, tratando de cubrir mis senos con mis manos. Sé que ambos habíamos estado desnudos, pero esto no era lo mismo, menos cuando mi cuerpo parecía haber aumento varios grados de temperatura por su culpa.
Una de sus manos fue a mi cuello y suavemente acarició mi oreja con su dedo pulgar, causando que mi cuerpo entero sintiera escalofríos ante el roce de dicho movimiento y por la forma que sus ojos azules me observaban.

—Ya no quiero jugar —dijo frunciendo el ceño. Negué sin poder creer que estuviera haciendo esto. Ya no deseaba jugar con él tampoco, pero eso no quería decir que estuviera bien lo que íbamos a hacer.
—Bueno, entonces ya no lo hagas…pero Oliver, llego a escuchar alguna broma de tu parte sobre esto y mientras duerme, te castraré –él frunció aun más el ceño.
—Sin duda  eres una mata pasiones.
—Bueno…allá tu —avancé solo unos pasos para alejarme de él, pero Oliver dejó su mano en mi cadera evitando que avanzara otro poco.
—No trates de escapar mi hermosa Julie y deja de cubrirte, quiero verte –no pude decirle nada ante sus palabras porque sus labios atraparon los míos mientras se acercaba, cubriéndome con su cuerpo, provocando que mi corazón comenzara a latir rápidamente.
Me empiné un poco para sentir más su boca, no quería separar mis brazos porque aun me estaban cubriendo. Las manos de Oliver fueron a mi espalda baja, pasando sus dedos suavemente por mi piel mientras me seguía besando. Solo eso bastó para que inconscientemente llevara mis manos a su cuello, acariciando el borde de su mandíbula.
 Ambos gemimos al tener contacto por completo con nuestra piel, sonreí al notar que las manos de Oliver suavemente bajaban hasta llegar a mis muslos, en ese momento se inclinó un poco y con bastante facilidad me levantó, de inmediato rodeé  mis piernas a su cadera, mientras me seguía deleitando con el sabor de su boca.
Oliver avanzó hasta que el mar no nos cubrió, pero si la luz de la luna nos dejaba mirarnos, me dejaba encontrar los ojos de Oliver, un azul oscuro que ahora brillaban con intensidad.
—Eres más hermosa de lo que pensé… —se arrodilló conmigo en la misma posición. Me sorprendí de lo fuerte que era. Arregló una gran toalla blanca en la arena y me recostó en ella.
— ¿Ahora me dirás que te masturbabas pensando en mí? –él me miró molesto por unos segundos.
—Dijiste que no más bromas ni juegos –asentí culpable.
—Ven, tengo frio… —esas fueron mis últimas palabras porque luego solo pensé  en como mi cuerpo estaba respondiendo al de Oliver, como la mezcla de sus labios en mi cuello y de la brisa de la playa griega hacían que mi cuerpo comenzara a removerse inquieto; Oliver ni siquiera me había tocado seriamente, esto no estaba bien, terminaría teniendo un orgasmo antes de tiempo.
Mordí mi labio con bastante fuerza al sentir que él rodeaba uno de mis pechos, sin tocar más allá, solo acariciando y presionando con seguridad, pero no dije nada porque era tan placentero que lo quería tocando cada centímetro de mi cuerpo.
Cerré mis ojos mientras enredaba mis dedos en su cabello, dándole caricias por estar haciendo que sintiera todo esto…era magnifico.
Mi cerebro se  descontroló cuando sentí la lengua de Oliver enrollando la punta de mi pezón que en este momento ya estaba respondiendo ante los roces de la piel de Oliver y aun más cuando él sopló con suavidad. Mi cadera se levantó unos centímetros para encontrarme con el cuerpo de Oliver, quien gruñó ante mi movimiento.
—No te muevas, Julie… —asentí con un poco de control sobre mi cuerpo y volví a morder mi labio para que él no me escuchara gemir o quejarme, había estado con personas antes que no le había gustado que hiciera eso, pero se me estaba haciendo cada vez más difícil.
—Oliver… —suspiré sin poder controlarlo, su boca había cambiado de objetivo y seguía regalando besos a mi cuerpo, hasta que me hizo estremecer cuando su lengua paso por mi ombligo.
—Mmm…salada —me sonrojé con lo que dijo a pesar que en realidad estaba salada, estábamos en el mar hace unos minutos. Hice mis manos un puño en la tolla al sentir como sus dientes pasaban suavemente por el hueso de mi cadera.
—Ah… ¿Oliver? —él me miro y sonrió. Demonios, era bueno…me había tocado solo un poco y sentía que iba alcanzar mi orgasmo.
Llevó su mano a mi pantorrilla y la separó de mi otra pierna, exponiéndome ante él.
Mire hacia un lado avergonzada, pero Oliver no dijo nada simplemente logró que me dolieran las manos por usar tanta fuerza al presionar la toalla al sentir como su lengua ahora recorría mi intimidad, tomándome de un solo movimiento.
—Julie —no quería mirarlo, me avergonzaba –vamos, quiero escucharte…quiero escuchar cómo te hago sentir –sin previo aviso llevó su mano a mi zona sur y pasó su lengua por mi clítoris. No sabía si era efecto de que había olvidado cómo se sentía estar con alguien o que de verdad Oliver era un Dios del sexo.
—Oliver ya basta –alejé mi cuerpo de él, quien me miró sorprendido –te necesito a ti… —sentía como mis mejillas se sonrojaban aun más.
—Muy bien  —un muy sonriente agente 007 se acercó a mi hasta volver a besarme y recostarme con delicadeza, mientras al mismo tiempo se acomodaba entre mis piernas y me hacia gemir en sus labios al sentir su dureza contra mi centro –Julie…mírame —su voz ronca y su mirada fija en mi rostro hizo que sintiera que mi cuerpo entero se estaba derritiendo por él…esto no estaba bien, pero ya no había vuelta atrás.
—No seas bruto, no me gusta así, ten cuidado —él frunció el ceño para después sonreír.
—Ya veo como te gusta…—llevé mi mano derecha a sus ojos, cubriendo su mirada.
—No digas esas cosas Oliver…
—Me estas sorprendiendo —dijo bajando mi mano –no pensé que fueras de este tipo, tan tímida –fruncí el ceño.
—Que te haya atado a la cama no significa que me gusten esas cosas…ahora solo cállate y muévete –lo miré enojada por arruinar el momento.
—Seré tierno, no te preocupes…estoy aquí para protegerte ¿no? –Sonreí feliz de su respuesta, pero mi espalda se arqueó al sentir la punta de su miembro abriendo camino en mi centro, estaba siendo cuidadoso.
–Oliver… —dije sin poder creer lo que este hombre me estaba haciendo sentir.
— ¿Si? –apoyó su cabeza en mi hombro para luego de un solo movimiento entrar en mi cuerpo, obteniendo un jadeo de mi parte.
— ¿Bésame? –me gustaba como lo hacía, así que aprovecharía esta oportunidad al máximo. Él me miró y sonrió para después llevar sus labios a los míos mientras comenzaba ese vaivén que me estaba volviendo loca. Nuestros gemidos fueron acallados en la boca del otro, no podíamos arriesgarnos a que nos encontraran.
—Dios…eres magnifica —dijo moviéndose un poco más rápido, sus embestidas eran increíbles, segura y a un ritmo que me estaba volviendo loca.
— ¡Oliver! –Él me volvió a besar para que mis quejidos se quedaran solo entre nosotros –un poco más… —él me besó con más ansias, atrapando mis labios en su boca, sintiendo como nuestras lengua se envolvían en una danza similar a nuestras cuerpo, como nos íbamos envolviendo hasta convertirnos en una sola persona.
Mordí su hombro al sentir como las paredes de mi intimidad se aferraba al miembro de Oliver provocando que ambos llegáramos a nuestra liberación. Oliver gritó contra mi cuello…ambos siendo atrapados por aquella burbuja de placer. Sentí como una embestida más provocó que Oliver acabara dentro de mi cuerpo.
—Julie —dijo respirando –Dios…eres demasiado —lo miré sin entender –increíble –me sonrojé al entender sus palabras.
—Dije sin juegos, Oliver —él negó mirando mis labios para besarme de nuevo, robándose los alientos que necesitaba para respirar — ¿Dónde has estado todo este tiempo, Julie Sinclair? –negué. Oliver era un adulador con todas sus letras. Lo empujé un poco y él se separo de mí, tomando atención a mis movimientos.
—Agente 007, he de admitir que esto ha sido inolvidable…pero no se repetirá, dije que era para que me dejaras tranquila.
—Pero eso dependía de cuanto me gustaras…y eres increíble.
—Deja de bromear y mejor vámonos de aquí antes que nos descubran –ambos nos vestimos con rapidez y nos fuimos al hotel de nuevo para que no fuéramos descubierto por exhibicionistas, aunque no me importaba si corríamos peligro…Oliver me  hacía sentir segura.
— ¿A dónde vas? –dije mirando cómo me seguía a mi habitación.
— ¿Crees que esta noche se ha terminado? Ni siquiera lo pienses –adivinó cuales eran mis intenciones y dio un paso hacia mí para entrar a la habitación, pero dejé mi mano en su pecho. Su camisa estaba abierta dejando su pecho expuesto, cosa que me desconcentro bastante.
—Ohh...claro que lo pensaría —me apresuré en cerrar la puerta cuando entré. No iba a dejar que él quisiera meterse entre mis piernas cuando deseara, no, así no jugaba Julie Sinclair; además del hecho que durmiera en mi cama, haría que mi cabeza no me dejara tranquila.
Oliver era demasiado coqueto, sabia cual era su forma de llevar las cosas y yo no quería ser la noche de locura de nadie, a pesar de que haya dicho que esto sería de una sola noche...él me había sorprendido, era bastante bueno y por primera vez mi cuerpo se comportó de una manera increíble, algo que ni siquiera podía controlar.
Así que el día se cerraba por hoy, caí rendida en la cama, muerta de cansancio y llena de arena en lugares que no nombraría.

Estábamos ya saliendo del hotel con dirección a Rusia, Oliver llevaba mis maletas como el buen caballero en el que se estaba convirtiendo; sonreí malévolamente  al pensar que mi juego estaba por empezar. Oliver era simpático, guapo e inteligente…además de ser muy bueno en el sexo, así que mi idea de tenerlo por más tiempo me agradaba, pero era una persona egoísta y no quería que se estuviera revolcando con nadie mientras yo jugaba a pasarla bien con él, por lo que tendría que amaestrarlo un poco y si eso era tratarlo un poquito mal…bueno, haríamos el sacrificio.
Volví a sonreír ante la idea.
— ¿Cómo dormiste anoche, Julie? –Preguntó como si nada Melisa –has estado muy callada ¿dormiste mal?
—Es extraño –respondió Oliver –ya que estoy seguro que pasó una noche demasiado tranquila –Melisa y Dante se miraron al escuchar la intromisión de mi próximo agente 007, mío, propiedad personal. Iba a decir algo, pero todos tomamos atención en la recepcionista que venía hacia el auto, corriendo con un bolso.
— ¡Señor Conlan! ¡Señor Conlan! –Miré a Oliver al escuchar a la chica, como lo llamaba tan fervientemente –esto quedó en recepción.
— ¡Mi bolsa! –dijo Melisa con la intención de acercarse a donde la chica, pero Oliver se le adelantó.
—Yo la tengo, gracias –le sonrió de tal manera que ella se sonrojó y lo miró coquetamente, devolviéndole la mirada al extremo que me sentí interrumpiendo la mirada de dos animales en celo.
—Nos tenemos que ir, muchas gracias –interrumpí la estúpida escena y miré a la chica sonriendo –siéntate en tu lugar Oliver –estaba casi encima mío, ya que yo estaba al lado de la ventana que daba a la recepcionista.
—Adiós, Oliver –miré al susodicho con tal expresión que me sentí un dibujo de anime sorprendido y en shock.
—Adiós, Loreto –le guiñó un ojo y se volvió a sentar, ella solo dio unos pasos hacia atrás y el auto partió.
— ¿Quién es Loreto? –preguntó curioso y de forma sugestiva Dante.
—Un caballero no tiene memoria –esa fue la única respuesta de Oliver, luego solo miró hacia afuera y volvió a ser el agente 007 promiscuo ¡Maldito hijo de puta! Se fue a dormir con esa recepcionista luego de estar conmigo ¿Cómo podía hacer eso?; lo mire enojada todo el camino, pero se hizo el desentendido, como si nunca hubiera pasado nada, pero no, aquí había pasado y mucho, pronto Oliver Conlan sabría de que estaba hecha Julie Sinclair, si algo que me encantaba hacer en mi tiempo libre era dejar sin palabras a las personas que se creían con el derecho de pasar a llevar a los demás.
No estaba pidiendo fidelidad o algo por el estilo, era ridículo, sin embargo algo de respeto era correcto para el momento.
— ¿Te sucede algo? –me preguntó cuando llegamos al aeropuerto.
—Claro que no ¿Por qué habría de ocurrirme algo? –él levantó los hombros sin responderme y siguió caminando a mi lado, pero a diferencia suya…yo no me iba a dejar en evidencia — ¿Cómo lo has pasado estos días? –él me miró sonriendo.
—Bueno…además de algunos momentos, ha estado bien, como todo trabajo —asentí seriamente.
—Ha de ser complicado estar de guardaespaldas siendo que tienes una gran trayectoria con misiones ¿no?
—No, tu eres mi misión y con eso me basta por ahora, he hecho tantas cosas que un poco de tranquilidad no me viene nada de mal… —me miró con una nueva actitud, ya que en el tiempo que llevábamos despiertos me había hablado muy poco –además no es como si estuviera tan tranquilo ¿no? Me has mantenido ocupado —claro que lo he mantenido ocupado siendo que gracias a mi se está tirando a cada recepcionista de hotel que se le pase por al frente de sus ojos.
—Claro, hemos viajado mucho.
—Sí, los viajes –repitió sonriendo. Miré hacia otro lado para no distraerme con su sonrisa y recordar la noche pasada. Nos fuimos a sentar con los chicos, que estaban más adelante, a esperar hasta que fuera la hora de nuestro vuelo.
—Nos quedaremos más tiempo en Rusia, una semana –dijo Melisa. La miré confundida, de eso no tenía idea.
— ¿Por qué? –jamás me había dicho de que pasaríamos tanto tiempo en un país, ya quería que esto terminara para poder volver a mi casa. Estaba cansada por pasar tanto tiempo sobre un avión.
—Porque no es sano estar tanto tiempo en un avión… —enarqué una ceja.
—Podríamos volver a casa si es por eso.
—No –miré a Oliver al ver que se metió en la conversación –deben terminar antes de que se acabe el mes, así que han de ser rápidas…y si necesitan descansar es mejor hacerlo en un país antes de que llegues a tu casa y sientas ganas de no salir de nuevo, te lo digo por experiencia propia.
—Eso es cierto –dijo pensando Dante. ¿Qué hablaba él? si siempre estaba cuidando de Melisa, todo este tiempo…aunque bueno, antes también había viajado mucho.
—No me gusta la idea —miré a Oliver para que no dijera nada más.
—Rusia es perfecto, ya verás –me animó él, pero realmente quería estar en mi casa –nos podemos entretener bastante —me sonrió y miró de tal forma que tuve que esquivar esos ojos porque solo me hacían recordar cómo me miraba desde otro ángulo mientras me removía sobre una toalla en la playa de Grecia.
— ¿Qué demonios sucedió entre ustedes dos? –Preguntó sonriente Melisa –no me digan que por fin se quitaron las ganas.
—Pienso lo mismo –la ayudó Dante –ya no se miran como si se fueran a comer con los ojos.
—Basta, ambos –mi tono sereno no me delataba –claro que no ha pasado nada, ambos somos muy profesionales y además… ¡vamos! Es Oliver.
— ¿Disculpa? –Dijo el aludido — ¿Qué quieres decir con eso? –miré hacia el tablero y vi que ya nos tocaba subir a nuestro viaje.
—Nada, ya es hora de que subamos —todos nos pusimos de pie y nos dirigimos hacia las sobrecargo que estaban recibiendo los boletos. Nuevamente Melisa y Dante se adelantaron, murmurando Dios sabe que cosas.
— ¿Qué quisiste con decir con “es Oliver”? –sonreí, por lo que percibía, alguien tenía su ego herido.
— ¿Qué más voy a decir? Eres Oliver, mi agente 007, solo estas para cuidarme y cubrir cualquier necesidad que yo requiera —él me miró desafiante.
— ¿Sabes?...eres bipolar y deberías tratarlo con un profesional.
—Habla el experto –dije pasando mi boleto a la chica –gracias –tomé mi boleto y me fui con rapidez hacia aquel túnel que siempre me ponía nerviosa, además que no había nadie más adelante o atrás.
— ¿Sabes por qué eres bipolar? –sentí como me acorralaba en la pared. Miré sorprendida a Oliver por lo que estaba haciendo, miré hacia los lados, pero por lo visto Rusia no era un viaje muy cotizado hoy, no había nadie.
— ¿Qué haces? –Mi corazón comenzó a latir fuerte y rápido –suéltame.
—Eres bipolar, mi rebelde Julie… —se acercó unos centímetros a mi –porque nadie te hace callar, pero cuando estás en mi brazos no dices ni pio, preciosa —se acercó a mis labios, solo para rozarlos y dejarme con gusto a poco –solo te conviertes en una oveja temerosa en las garras del león –me concentré en lo que estaba diciendo Oliver y realmente me molesto.
Una cosa era que me gustara tener sexo civilizado, sin ser una salvaje y otra cosa es que él me intimidara fuera de ese contexto…eso no pasaría jamás. Tomé su corbata y lo acerqué a mi cuando se estaba retirando.
—No juegues que la ovejita puede ser una vampiro disfrazada, lista para devorarte antes de que puedas abrir los ojos de nuevo –eliminé toda distancia entre nosotros y lo besé, tirando de su corbata. Sonreí al ver que él no respondía por la sorpresa que le había dado, pero segundo después se acerco más y me pude deleitar unos segundos con sus labios. Lo empuje con mis manos y sonreí atrevidamente –y no soy una de tus preciosas, agente 007 –le cerré un ojo y me fui hasta el interior del avión, no fueron segundos después cuando lo sentí a mi lado mirándome con una gran sonrisa en su boca.
—Eres mala… tendré cuidado contigo, cuidaré cada gota de mi sangre antes de que quieras beber de ella –enarqué una ceja, creo que esto empezaba a ponerse más divertido.
Me distrajo de nuevo poniendo su mano sobre mi espalda baja, dejando su mano fría marcada en mi piel, provocando que escalofríos recorrieran mi columna y deseando que esa mano helada recorriera todo mi cuerpo de nuevo.

— ¡Dios! –grité con todas mis fuerzas al sentir como esa agua tan fría recorría mi cuerpo. Miré hacia los vidrios que me dejaban ver con claridad como Oliver golpeaba con fuerza para poder traspasar las laminas transparentes que nos separaban y detener lo que me estaban haciendo.
No tengo la menor idea de cuan baja era la temperatura del agua que salía de esa manguera de metal que me golpeaba, pero me quemaba cuando tenía contacto con mi piel desnuda.
Habían dejado a Oliver solo en la sala de al frente, encerrado mientras un hombre me quitaba violentamente la bata que llevaba días en este lugar; me dejó desnuda y luego me tomó de las manos para colgarme a una cañería  y darme una nalgada, eso simplemente lo hizo para enfurecer a Oliver, quien quiso destrozar el vidrio con sus manos…pero era inútil.
El dolor en mi cuerpo era indescriptible, pero no era nada comparado a las ganas que tenia de que mi voz no se escuchara, que mis cuerdas vocales no funcionaran y que mis expresiones faciales estuvieran paralizadas…no quería que Oliver me viera sufrir porque solo multiplicaba su propio dolor, pero era inútil… ¡esto ardía como estar en el mismo infierno!
— ¡¿Cómo vas?! –me gritó un hombre al lado — ¿más fuerte? ¿Más helada? ¿Aun no quieres hablar? –lo miré mientras mis lágrimas brotaban de mis ojos y se mezclaban con el vapor y el agua. Rendida solo miré a Oliver mientras el dolor acababa conmigo, sabía que estaba siendo egoísta, pero solo quería verlo.
Él agotado de tanto golpear la ventana cayó de rodillas mirando sin tener reacción a lo que me estaban haciendo, lleno de impotencia. Con toda mi fuerza de voluntad miré hacia un lado, no quería que me viera sufrir…no quería estar aquí, quería estar en nuestra cabaña perdida haciendo una y mil veces el amor con él, aprovechando cada segundo de nuestra libertad.
— ¡¿Quieres algo más?! –me gritó de nuevo, pero mi consciencia se fue perdiendo hasta desaparecer por completo.

— ¿Quieres algo más? –preguntó el chico que nos estaba atendiendo en el restaurant.
—No, gracias –sonreí amablemente. Miré a Oliver nerviosa, esta era oficialmente nuestra primera cita.
Habíamos llegado hacía tres días a Moscú, tuvimos la reunión con los gobernadores y se vieron…bastante interesados, así que esto iba bien. Cuando salimos de esa reunión él me invitó a comer, acepté al ver que no se había separado de mi en estos tres días, así que podía dar fe que no estaba revoloteando por otros lados, además que se quedaba a dormir en mi habitación, claro está que cuando se metió a mi cama lo saqué casi a patadas para que se fuera al sofá, ese era el lugar del agente 007.
— ¿En serio, nada más? –sonreí de nuevo al mesero, era un chico, muy guapo a todo esto.
—Muchas gracias, si necesito algo no dudes que te llamaré –él me sonrió coqueto y se fue con su bandeja. Miré a Oliver, quien tenía sus ojos fijos en los míos.
—Es de muy mala educación estar mirando de esa forma a otros hombres cuando estás en una cita.
—Yo no he hecho tal cosa, Oliver –sonreí porque estaba siendo como me gustaba cuando estábamos cerca, sin duda la atracción era mutua y me agradaba –lo que si encuentro de mala educación es que te estés acostando con otras mujeres a la hora de estar con alguien más.
— ¡JA! –Dijo apuntándome –sabia que ibas a sacar eso en algún momento –enarqué una ceja.
—Y puedo ver lo orgulloso que estás por tu logro.
—Un caballero no tiene memoria –dijo solemnemente, lo que encontré ridículo ya que estuvo casi refregándose en la ventana del auto cuando vio a la chica, llamada Loreto…bueno, estaba exagerando, pero nos dejó en claro que había ocurrido con ella.
—Muy bien, tengo hambre así que mejor cambiemos de tema antes que me vaya de aquí –él sonrió y asintió.
—Mucho mejor, a todo esto, te ves muy guapa —miré a mi lado y me sentí mal por estar vestida tan elegante para este lugar.
—Oliver, estamos en un restaurante que está al lado de un Mc Donald’s, pudiste decirme que veníamos aquí para no vestirme así… —él solo estaba con una camisa y unos pantalones casuales color negro. Gracias al cielo que mi vestido no era largo o algo por el estilo, pasaba desapercibida.
—Luces un tanto angelical –me miró directo a mis ojos –solo haces que piense en corromperte.
—Tú siempre tienes que estar pensando en algo pervertido —él sonrió y me quedó mirando unos segundos sin decir nada  — ¿Qué? –me incomodó que me mirara tan profundamente.
—Nada, solo te estoy imaginando sin ropa –rodeé los ojos y negué. Oliver era irremediable –Julie, creo que nos deberíamos ir –miró hacia detrás de mí, ahora con el ceño fruncido.
—No me iré a dormir contigo, tenlo claro —él negó serio de nuevo.
—No mires hacia atrás, es hora de irnos –mi estómago se tensó e hice lo que pidió.
—Dime que sucede…
—Creo que nos están siguiendo –de inmediato mi corazón se aceleró.
— ¿Quiénes?

—No tengo la menor idea, pero es hora de irnos… —asentí y seguí las indicaciones de Oliver. 

Espero poder subir otro capítulo hoy en la noche :D

3 Lectores:

  1. ahhhhhhhhhhhhhh!!! cada vez estoy mas enamorada de Oliver, aunque sea un playboy!

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  2. Uffff hace calo o que jaja
    Hello Danii.
    Esta historia es una montaña rusa, entre el pasado y el presente me haces pasar por todo.
    Muchas gracias por el capi y nos leemos al rato.

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