lunes, 13 de enero de 2014

Entre los dos y la luna - Capítulo 1



Capítulo 1

Entrelacé mis dedos junto a los de Oliver y solo cerré los ojos. Ambos nos quedamos recostados, mirándonos, escuchando como esos hombres revolvían todo en el primer piso de nuestra casa, era demasiado tarde para escapar y lo entendíamos.
Entraron a nuestra habitación tan rápido que no me dieron tiempo de gritar. Oliver no me soltó en ningún momento, hasta que la situación llegó a un límite que no pudimos controlar. Cubrieron mi rostro con una bolsa de género negra y lo último que recuerdo antes del golpe en mi cabeza, fue el grito de Oliver llamándome.


Abrí mis ojos y sonreí al notar como el sol calentaba mi rostro, miré a mi lado y mi corazón saltó aun más al ver a Oliver recostado en el pasto entre diferentes flores. Tocó un mechón de mi cabello y lo envolvió en su dedo. Se acercó a mí y me quedó mirando frente a frente, sobre mí.
—Te amo –dije acariciando su mejilla — ¿ves que todo salió bien? –él me sonrió.
—Debo escucharte más seguido –no pude evitar sonreír al notar que se acercaba a mis labios. Me besó pausadamente llevándose todo temor con aquel beso, todo estaba bien, exactamente como lo merecíamos en un principio.
Se separó y ahora su mirada era más fría.
— ¡будить! –fruncí el ceño sin entender porque me estaba hablando en ruso, el odiaba ese idioma y yo solo entendía un poco. Pasé mi mano por su rostro.
—Estoy despierta –dije respondiendo a lo que me dijo.
– ¡будить! –volvió a gritar, exaltándome.

Mis ojos se cerraron, como un pestañeo y cuando volví a abrirlos vi realmente donde me encontraba.
— ¡Oliver! –grité con todas mis fuerzas al ver en el calabozo donde me encontraba.
Estaba todo oscuro, exceptuando por la luz que llegaba desde el marco de la puerta y la ventana de rejas metálicas que había atrás mío, a varios metros de altura.
— ¡Oliver! –traté de ponerme de pie, pero me fue inútil. Llevé mis manos a mis piernas y pude sentir algunas marcas.
Me habían golpeado, demonios. Sentí como el frío me envolvía y me di cuenta que solo estaba con aquella bata de hospital, abrochadas con varias tiras por la parte de la espalda, dejando descubierto mis brazos y mis piernas, gracias al cielo conservaba mis pantaletas.
Llevé mis manos a mi rostro, cansada, sin saber donde me encontraba, daba por hecho que nos asesinarían, pero que estuviéramos presos en este lugar solo indicaba que nos había atrapado la nación equivocada.
Me quedé estática al notar que no sentía mi cabello entre mis dedos. Tragué saliva y pasé mis manos por mi cabeza….me habían rapado.
Comencé a llorar desesperada por mi cabello, por estar encarcelada aquí y por no tener la menor idea de donde se encontraba Oliver. Tomé mi mano derecha y suspiré al notar que mi anillo de matrimonio seguía ahí, pero aun así no pude parar de llorar mientras sentía que la desesperación se propagaba por todo mi cuerpo, con temblores y nauseas por el terror, con un zumbido en mis oídos y dolor de cabeza por la angustia de saber donde se encontraba él, mi Oliver.
No tengo la idea de cuantas horas habrán pasado, pero mi garganta me dolía de tanto llorar. Mis piernas estaban mojadas, al igual que mis brazos. Las lágrimas no paraban de escapar al mismo tiempo que mi cuerpo no dejó de sudar por el ataque de histeria que tuve. Estaba asustada y no tenía a Oliver sosteniendo mi mano como siempre lo hacía en momentos de desesperación.
Tapé mi boca con rapidez luego de unos minutos cuando escuché unos pasos, no quería que me escucharan llorar, aunque de seguro ya era tarde para eso.
Comencé a controlar mi llanto para pasar desapercibida, pero me fue imposible hacerlo. Traían a alguien y sabía exactamente quién era, por los gritos que estaba lanzando al aire sin considerar los golpes que le daba al gritar.
— ¡Julie! –Gritó con fuerza, atravesando mi cuerpo con su voz, estaba vivo pero estaba sufriendo por culpa de estos carceleros — ¡Julie! ¿Dónde estás? –Dios santo, recién lo traían hasta acá ¿Qué le había hecho?
No sé con qué capacidad me puse de pie y corrí a la puerta que estaba a unos tres metros de la esquina donde me encontraba. De inmediato me di cuenta que este lugar no debía ser mas grande que tres metros cuadrados.
— ¡Oliver!
— ¡Julie! –Ni siquiera alguien lo hizo callar con una palabra, solo escuchó el golpe que le dieron, pero no se mantuvo callado — ¡Grita para saber donde…! –otro golpe.
Comencé a llorar desesperada por no poder salir de aquí y ayudarlo, matar a golpes a ese infeliz que le estaba haciendo daño.
Segundos después se escuchó como abrían una puerta y él era lanzado al suelo. Me acerqué a la pared para ver si estaba a mi lado, quizás alguien había intercedido por nosotros y se había apiadado para que estuviéramos cerca, era algo realmente favorable en estas circunstancias.
— ¿Oliver? –dije un poco más alto, pero sin gritar como segundos antes. Se cerró la puerta de un solo golpe. Tragué saliva nerviosa al ver la sombra, en la parte inferior de la puerta, de aquel desconocido  — ¿Oliver? –no me contestaba, quizás el golpe había sido demasiado fuerte y lo dejó inconsciente.
Mi labio inferior formo un mohín y el dolor volvió aflorar en mi pecho como en el resto de mi cuerpo.
Me apoyé en la pared y fui cayendo de a poco hasta quedar sentada en el suelo, abrazando mis piernas. Tenía que comenzar con nuestro plan o me volvería loca en este lugar, sin poder sostener su mano. Cerré con fuerzas mis ojos, tratando de concentrarme.
Números…números…números….Oliver…..Espía…ingeniera…Teo...Mimi…Oliver….juramento…Oliver…. Confidencial….Rusia……Oliver…..Te amo.


Estábamos en el año 2013 cuando lo vi por primera vez, ambos trabajando para agencias diferentes del Gobierno, pero aun así, estaban interconectadas.
Yo me encontraba en mi cubículo trabajando cuando me llamó la atención como un hombre le hablaba a nuestro jefe con un tono de voz bastante alto, incluso se podría decir que con muy poco respeto.
— ¡Recuerde su lugar, Sr. Conlan! –nuestro jefe, Robert Green, estaba regañando a un agente, claramente uno que tenía problemas de autoridad, pero aun así, uno muy guapo.
Estaba con su traje azul oscuro, su intercomunicador en su oreja y esa mirada tan seria que no se podía averiguar qué demonios estaba pensando.
Era muy alto, de espalda ancha, se notaba que había un cuerpo trabajado bajo ese traje tan serio; su piel era blanca y tenía unos ojos azules, profundos, de esos que te quedas mirando por un par de segundos antes de fijarte en el resto del rostro de dicha persona. Su cabello era corto, no al estilo militar, lo suficientemente largo como para averiguar que era de un color castaño y cobrizo al mismo tiempo. Debía tener poco menos de treinta años.
—Julie, siéntate y deja de curiosear, hay mucho que hacer y lo sabes –rodeé los ojos al escuchar a Melisa.
—Lo sé —aun así me quede mirando como aquel hombre, que ahora podía notar que sus ojos azules estaban oscurecidos por la rabia que sentía hacia Robert; caminó enfurecido por el pasillo al lado de las oficinas. Miró hacia un lado y me descubrió observando aquel espectáculo.
Me senté de inmediato, roja de vergüenza. Mire a Melisa y ella solo me regañaba con esa expresión enojada que tenía.
Era el típico ratón de laboratorio, con un moño negro muy ajustado y unos lentes oscuros, grandes; se desquitaba yendo al ejercicio y con su novio, por ello tenía un cuerpo fenomenal, pura fibra. Aun así tenía un carácter de mierda.
 –Lo sé –dije volviendo a trabajar en nuestro proyecto.
Salimos de la oficina muy tarde esa vez, solo nos quedaban días para terminar el software y todo estaría tranquilo como antes, bueno, realmente eso no era cierto. Con Melisa seriamos ingenieras informáticas que se destacarían hasta en Tombuctú, todo el mundo nos iba a reconocer por nuestra inteligencia y nuestra increíble idea.
—Nos vemos –Melisa se despidió haciendo una seña y se fue hacia la dirección contraria a donde yo iba.
Comencé a caminar bajo la luz de la luna, notando que las personas a mi alrededor comenzaban a quedar atrás. Sonreí porque me agradaba estar sola; puse mis audífonos en mis orejas y me fui escuchando música clásica, me relajaba mucho después del trabajo.
Realmente es una locura que aun recuerde lo que escuchaba ese día, pero no importaba, el hecho es que estaba en eso cuando me llamó la atención una sombra que estaba apoyada en la pared del edificio, a unos metros de distancia.
Sonreí, descubriendo de quien se trataba. Los agentes son demasiado predecibles. Me saqué los audífonos antes de que él hablara, es más, hasta lo adelante en saludar.
—Buenas noches, señor Conlan –me detuve y lo quedé mirando. A mí nadie me sorprendía, ya había averiguado todo sobre este hombre. Realmente tenia 33 años, era un agente importante dentro de todos, tenía varias misiones de calibre pesado, parecía tener las características necesarias para ser un agente secreto. Sin duda no era un agente cualquiera y sin duda…yo tampoco era una ingeniera en informática normal.
—Buenas noches, señorita Sinclair –me quedó mirando con una sonrisa bastante coqueta, curvando sus labios y dejando que sus dientes tan blancos salieran a la vista. Sus ojos azules ahora eran más vivos, más brillantes. Tenía sus manos en los bolsillos… caramba, si que era alto.
— ¿En qué puedo ayudarlo? –sabía exactamente lo que me iba a contestar, eran todos iguales.
—Necesito un favor de tu parte… —fruncí el ceño, eso no entraba en mi teoría de los agentes.
Todos parecían haber salido de una fábrica de agentes, unos sinvergüenzas que se creían superiores a todos los otros trabajadores del estado, pero simplemente era uno más de la larga lista, no destacaban y si lo hacían, bueno, habría una medalla colgada en su frio cuerpo. Era su triste realidad.
— ¿Y eso sería?
—Que vengas conmigo, nada de compromisos, solo algo entre adultos –enarqué una ceja ¿esto era una broma? No pude evitar sonreír.
—Tú serás el adulto de 33 años, pero yo tengo solo 24, estoy en plena juventud —él me sonrió, sus ojos era realmente atrayentes – Además no soy ese estilo de chica –dije ahora más seria — que estés bien.
Le respondí de forma altanera y comencé a caminar dejándolo atrás, no contaba con que fuera un espécimen digno de dejar huella en mi propia historia. No me siguió, otra teoría que no me funcionó, lo que no me gustó y provocó que me detuviera y lo mirara.
Seguía apoyado en la pared, mirándome.
— ¿Entonces, vamos? –me tomó varios segundos responderle, pero realmente se estaba volviendo muy atrayente e interesante, no actuaba según mis prejuicios.
Quizás podría jugar con él, solo un poquito.
—Espero que seas bueno y no me hagas perder mi tiempo –él se carcajeó. Debo admitir que aquello me dejo un tanto perdida, su risa era realmente agradable de escuchar, profunda de esa que te quedas observando como una estúpida.
—Te aseguro que no perderás nada de tiempo.
—Y esto quedara solo entre nosotros ¿no? –comencé a caminar en ese momento y él siguió mi paso.
—Entre los dos y la luna –sonreí, a pesar de ser una agente tan importante, era bastante ingenuo en creer que yo le seguiría su juego.


Abrí los ojos al escuchar algo de ruido acercarse al calabozo. Abrieron la puerta de golpe y me tomaron dos hombres desde las piernas y los brazos.
— ¡Oliver! –grité con fuerza. No hubo respuesta, de seguro seguía inconsciente — ¡¿Qué le han hecho, bastardos?! –volví a gritar para escuchar la voz de Oliver, pero nada.
Quería decirle que lo amaba antes de perder mi vida.
Aquellos hombres cubrieron mi cabeza nuevamente y me llevaron a un lugar que no pude reconocer. Era mi turno de sufrir, como Oliver lo había hecho.

Todo esto era mi culpa y no iba a pasar un día de mi vida sin pensar que él estaba sufriendo por mi culpa. Nuestra vida colgaba de un hilo y no tenía la menor idea de cómo ayudarnos, a sobrevivir para estar juntos, como lo habíamos planeado.

¡Ah! odio demorarme a lo acordado. Aquí esta nuevamente el primer capitulo de Entre los dos y la luna, espero que les haya gustado. Gracias por leer

5 Lectores:

  1. T___T No recordaba cuanto sufrí con esta historia.
    Hola Dani.
    La verdad q amo y odio esta historia, me encanto el trailer. Natalie y Michael son perfectos, los amo a los 2.
    Se nos viene fuerte jaja con esta si voy a andar bn al pendiete. Te voy a ser muyyy honesta, DB si me gusto pero como q dejo de atraparme como antes, estoy loca y voy a esperar a q la termines de subir para leerla toda y ver en q termina todo.
    Por otro lado, ELDYLL me ENCANTA, entre una de mis favoritas definitivamente. Estoy ansiosa por ver más, mientras leía iba recordando q va a ocurrir en la historia y no pude evitar carcajearme al recordar lo q Julie le va a hacer a Oliver, me encanta. Con esta historia conecto de inmediato, me hace llorar y ya quiero leer más.
    Gracias por el capitulo Mariposa.
    UN beso y nos seguimos leyendo!

    ResponderEliminar
  2. Me ha encatadoooo si que nos has dada mega sorpresa UAT,LA,que son neuvas temporadas y nos das DB y ahora esta la verdad estoy muy contenta de leer tan buenas historias de nuevo y con nuevos nombres gracias Dani por esto y a leer se ha dichoooooo como sufri de nuevo al leer este cap de nuevo asi me paso cuando recien la subiste y ahora igual jajajajaja

    ResponderEliminar
  3. jesus! daniela amoo esta historia! gracias por volverla a poner, espero esta vez si saber como terminara todo :S gracias.. mil gracias dani :D me hiciste feliz hoy :3
    DTB

    ResponderEliminar
  4. oooooohhhhh!!!!!@! me encanta estq esta historia..... recirdar sus locuras y sufrir con ellos es asdfghjkkkll.... ahora voy x segundo capi... recordar como lo dejo hizo q sonria sola...... geacias Dani....

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena