martes, 7 de enero de 2014

Demonio Blanco - Capitulo 3


Capitulo 3

Estaba encerrada en un cubículo de los baños del tercer piso, jugando con mis manos, nerviosa por todo lo que había sucedido hace unos minutos atrás. Abrí con cuidado la puerta y miré hacia todos lados. No había nadie así que decidí salir, ya que si Damián me estaba buscando, las probabilidades de que me encontrara aumentaban al estar encerrada en este lugar.

Pronto iba a tocar el timbre de ingreso y no quería llegar tarde a clase porque era típico que todos se voltearan a ver quién era esa persona tan impuntual.
Llegué a la puerta del baño y miré hacia mis costados, no se veía nadie por lo que salí corriendo hacia mi sala donde llegué justo a tiempo cuando el timbre sonó. Me senté en el último asiento, adelante estaban Juliana y Leonardo.
— ¿Estás bien? –me preguntó Juliana. Asentí sin decir mucho –te ves enferma, estas blanca como un fantasma –sonreí nerviosa.
—Estoy bien, gracias –saqué mi cuaderno de biología y comencé a tomar apuntes de la clase que el profesor dicto para después leer las páginas del libro. Aun así no me pude concentrar en mi trabajo, ya que Leonardo y Juliana no paraban de hablar.
—Lo siento, pero ¿podrían bajar un poco la voz? –Leonardo me sonrió.
—Lo siento mucho, lo haremos –gracias al cielo lo hizo, así me concentre en mi libro sin dejar espacio a que Damián Andrade se inmiscuyera en mi cabeza.
—Muy bien ¿Cómo van sus resúmenes? –El profesor me quedó mirando cuando hizo esa pregunta, pero solo baje la mirada y seguí escribiendo — ¿Cuál es tu nombre? –el profesor se quedo a mi lado.
—Amaya Varela.
—Bien Amaya dinos a todos como has resumido la teoría celular y como es la unidad funcional de todo nuestro cuerpo ¿sí? Ponte de pie –suspiré y sentí que mi estómago se dio vuelta provocando que me dieran ganas de vomitar.
Mi sangre abandonó mi rostro y sentí como mis manos me sudaban. Me puse de pie lentamente y miré a todos que estaban atentos a lo que iba  a decir. Miré hacia las ventanas y pude ver como Damián Andrade y esa chica Joan ahora estaban pegando algunos carteles en los edificios.
— ¿Srta. Amaya? –Llamó mi atención el profesor — ¿no lo ha terminado?
—Si lo hice –él asintió.
Miré mi cuaderno y bajé la mirada concentrándome en mi cuaderno. Comencé a hablar mientras mi estómago se revolvía y revolvía, pero logré salir del problema.
—Muy bien, asiento —lo hice de inmediato y miré a Juliana que estaba atenta a mi.
—Sí que tienes problemas para hablar en público –sonreí tímidamente –ya verás que te acostumbraras, aquí se utiliza mucho las exposiciones y hablar ante los compañeros, así que si no es por tu voluntad, será en contra de esta porque deberás tener buenas notas –dijo sonriendo, mientras yo deseaba morir ¿Por qué mi padre nos trajo a este lugar? Ya no me parecía tan agradable.
Miré hacia la ventana de nuevo y Damián junto a Joan seguían pegando carteles. Realmente comencé a dudar de lo que había visto en el baño pero luego me di cuenta que no estaba loca como para imaginarme aquello, eso sería estúpido.
Las siguientes horas se pasaron de forma normal y finalmente tomé mi bolso para salir del colegio. Llame a mamá para que me viniera a buscar así que no habría problemas esta vez, podría irme segura sin ser interceptada por ninguno de los Andrade.
Me despedí de Leonardo y Juliana, bajé las escaleras con rapidez, pero escuche que me llamaban desde el salón de ingreso del colegio, miré hacia atrás y pude ver que Damián venia corriendo hacia mí, no me iba a quedar esperándolo.
Corrí hacia el auto de mamá, quien partió en el momento que cerré la puerta. Miré a Damián a través de la ventana como se quedaba viendo nuestro auto.
—¿Quién era ese joven? –la voz de mi madre me trajo de vuelta a tierra.
—¿Quién? –traté de sonar relajada.
—El chico que te siguió, del que escapaste –la miré y sonreí.
—Mamá estás equivocada ¿Quién me seguía? –ella enarcó una ceja.
—Un chico, lo vi claramente no trates de que quede como loca –reí a carcajadas, las cuales eran falsas.
—Mamá, si alguien corría detrás mío debió ir en busca de alguien más…además que si me hubiera buscado me habría nombrado y yo me hubiera detenido, eso es lo que las personas normales hacen –ella me quedo mirando unos segundos.
—Es cierto…
El resto del viaje nos fuimos hablando sobre cómo había estado mi día. Le comenté sobre Leonardo y Juliana, quienes eran muy agradables. Cuando llegamos a casa subí de inmediato a mi habitación para cambiarme este incómodo uniforme, no entendía aun porque mis padres me habían llevado ahí, en La Luna estaba en una escuela pública…aunque las cosas en ese tiempo no salieron del todo bien.
El día se pasó bastante tranquilo, me concentré en hacer las tareas para el colegio…realmente no lo hacía porque deseara estar al frente de mis libros y cuadernos, sino más bien porque necesitaba concentrarme en algo que no fuera Damián y Joan, porque las imágenes en mi cabeza eran un tanto perturbadoras. Por lo que cuando me fui a dormir, los audífonos me ayudaron para pensar en las canciones que sonaban y no en los recuerdos del día recién pasado.
Lo extraño fue que antes de ir a dormir, al mirar unos minutos por mi ventana, pude jurar ver una silueta rondando por los alrededores, pero después de un tiempo no pude averiguar de qué se trataba.
Esa noche tuve pesadillas.
El desayuno junto a mis padres esta vez fue mucho mejor que el día de ayer, no hubo preguntas innecesarias y solo conversamos trivialidades, sin embargo, mi noche había sido pésima, pude dormir muy poco ya que me despertaba esperando ver a alguien en mi habitación, fue horrible. 
Mi madre me fue a dejar al colegio y me despedí de ella con un beso en la mejilla. Habíamos llegado justo a la hora ya que así iría directo a mi sala, como todo el resto del alumnado lo haría…lo que me evitaría momentos incómodos si me encontraba con cierta persona.  Miré la sala con una sonrisa en mis labios, había llegado victoriosa.
— ¿Amaya? –mi cuerpo se tensó por completo al escuchar esa voz.
Me giré lentamente hasta que pude ver con claridad el rostro de Damián, era hora de un nuevo plan.
—Damián, hola ¿Cómo has estado? –plan B: hacer como si nada hubiese sucedido.
—Bien…bueno, seré directo, te debo una disculpa —comencé a reír nerviosa.
—Estás loco ¿disculpa por qué? No ha pasado nada, espero que tengas un buen día de clases, que estés bien –me giré para salir de ahí, pero él tomó mi brazo provocando que me detuviera. Suspiré, rendida al ver que esto no tenia solución.
—Amaya… —rodeé los ojos, esto estaba siendo demasiado dramático, pero aun así no podía decirle que toda esta situación me daba lo mismo, no me importaba lo que hiciera él en el baño con otras chicas, pero eso… ¿me haría quedar como una pervertida que le daba lo mismo ver situaciones indecorosas entre un hombre y una mujer? Porque realmente no era tan complicado, mi verdadero problema era esto, que me vieran cerca de Damián.
—¿Si? –me alejé un poco, retrocediendo unos pasos, pero antes de que él pudiera decir algo pude ver como se acercaba el profesor de Lengua, la mirada de Damián se fue hacia él y de inmediato supo que no habría oportunidad de hablar….que pena ¿no? Le hice una seña de despedida a Damián y entré a la clase.
—Hola Amaya –dijo Leonardo sentándose junto con Juliana en el puesto de adelante.
—Hola chicos –saqué mi cuaderno y libro.
— ¿Amaya? –mire a Leonardo  y no pude evitar sonrojarme porque me estaba sonriendo y él en si tenía una expresión siempre coqueta –tu eres vecina de Damián Andrade ¿no? –Asentí –por eso es que últimamente anda detrás de ti o tienes algún problema con él –miré hacia la mesa sin saber que responder.
—No creas que deseamos información por algo en especial –aportó Juliana —solo nos preocupamos…ayer llegaste muy extraña y hoy te vemos con él.
—Solo me está ayudando a…adaptarme aquí –respondí para que no comenzaran a hablar aun más sobre el tema.
—¿Entonces son amigos? –negué de inmediato ante la pregunta de Juliana.
—¿Por qué se preocupan? –ambos se miraron sin decir nada.
—Solo que a alguien como tu —dijo Juliana –no le conviene andar junto a Damián.
— ¿Qué sucede con él? Esta es la segunda vez que me han dicho algo como esto –comencé a jugar con mis manos sin saber qué hacer, nerviosa por la respuesta que me podían dar y además porque el profesor nos podría descubrir conversando.
—Nadie lo sabe en realidad –dijo Leonardo –pero debes tener cuidado con las chicas que están fuera de este salón…ellas si pueden ser peligrosas cuando se den cuenta que él se está acercando más a ti –negué, esto no me podía estar pasando.
—Sé muy bien cómo se pueden comportar –me quede pesando en lo que había pasado un par de años atrás, eso no había sido algo lindo y no lo iba a repetir de nuevo, aunque ahora fuera un caso diferente –tendré cuidado ¿sí?
—Aunque no deberías porque –Juliana se acomodó mejor para mirarme –encuentro estúpido que ella no se pueda acercar a Damián por otras chicas, es realmente ridículo, es como si esto fuera un centro militar y siguiéramos sus órdenes.
—Amor –dijo Leonardo –alguien como tú podría detenerlas, lo sabemos, pero Amaya es más tímida.
—La defenderíamos —no pude evitar sonreír al escucharlos, creo que me estaba acercando a buenas personas.
—No deben molestarse…por esto, no hay porque, yo no soy amiga ni nada de Damián —realmente deseaba no volver acercarme a ese chico.
—¡Ustedes dejen de conversar! –los tres nos sentamos correctamente ante el regaño del profesor y pusimos atención a lo que estaba diciendo.
El clima de hoy estaba mejor que ayer, así que decidimos ir con Leonardo y Juliana al patio, donde podíamos tomar aire fresco en los minutos que estábamos libres para después ir a la siguiente clase.
— ¿A qué club entrarás Amaya? –miré a Juliana sin entender –mañana como tradición hay una expo de clubes –apuntó hacia uno de los carteles que vi pegando a Damián con Joan –mañana luego de clases estarán todos los capitanes con sus equipos, hay basquetbol, futbol, voleibol, atletismo, ajedrez, lectura…tienes mucho para elegir —sonreí, esto era nuevo, la última vez que estuve en un club fue hace dos años, era corredora y además había estado en el grupo de animadoras.
— ¿Ustedes en que se inscribirán? –ambos se miraron y sonrieron.
—Cada uno se va por su lado en ese momento —dijo Leonardo –este año pensamos que sería mejor tomar grupos alejados porque veras…el día entero juntos, no nos da mucho tema para hablar luego –asentí, por lo que entendía, Leonardo había llegado este año al colegio, era primera vez que estarían todo el día juntos.
—Me dijeron que era buena corriendo –este verano había estado ejercitándome porque me di cuenta que necesitaba tener más fuerza, no servía tener los labios con brillo sin no sabias defenderte cuando algo malo sucedía. Es por ello que estuve en un curso de defensa personal.
—Atletismo…eso te podría gustar –Juliana se puso de pie –podríamos ir juntas,  desde hace dos años atrás que voy a voleibol pero creo que ahora podría tomar otro mas ¿te animas? –sonreí nerviosa.
—Eso…estaría bien, pero tengo que ver mi horario.
—Mañana veremos nuestros horarios, los clubes y vemos que sacamos de ahí ¿sí?
No era una mala idea, podría pasar de esa forma los días más rápidos y podría dejar tranquilos a  mis padres.
—Así…que ustedes no están en el mismo club –dije para cambiar de tema — ¿hace cuanto que…son novios?
—Veamos –dijo Leonardo sacando cuentas, lo que me dio a entender de que llevaban juntos un largo tiempo —Juliana está aquí desde hace dos años, yo no…estaba en la escuela pública…bueno, somos amigos desde…¿Cuándo? –dijo mirando a Juliana, ella enarcó una ceja.
—Los siete, desde los siete años.
—Exacto, bueno…pasaron los años y la empecé a ver de una forma diferente —noté como Juliana se sonrojó al escuchar a Leonardo –me costó dos años más convencerla de que fuera mi novia –abrí mis ojos sorprendida.
— ¿Dos años?
—Si –era el turno de Juliana –veras, este chico…no es de los más santos y sabía cada una de sus travesuras, no lo quería como novio…pero bueno, demostró que no es un loco como pensaba.
Solo bastaba mirar un poco a Leonardo para descubrir que realmente esa sonrisa picara debió ser obstáculo suficiente para tener a Juliana.
—Ya veo….entonces solo llevan meses juntos –ambos asintieron –pero años siendo amigos.
—Muy bien.
— ¿Y tienen más amigos? –pregunté a Leonardo.
—Aquí solo unos cuantos, los de vedad están en mi antigua escuela pública, ahí pase mas años antes de obtener la beca, que realmente no necesito, pero mis padres decidieron cambiarme por alto nivel curricular que tienen aquí –con Leonardo teníamos una historia parecida.
— ¿Amigos de verdad?
—Los que no andan con estos uniformes ni hablan de cosas tan frívolas… —sonreí, él cada vez estaba siendo más de mi agrado.
—Así que sus padres los han obligado a estar aquí ¿no? –dije mirándolos.
—Traté de seguir en mi escuela, pero realmente, no pude hacer nada, mis padres se rindieron por los uniformes –dijo Leonardo.
—No exageres –dijo Juliana dando un golpe en el hombro a su novio —mis padres me enviaron aquí desde hace dos años, a primero medio…ustedes no llevan nada comparado a lo mío, así que escuchen la voz de la experiencia, no está tan mal –con Leonardo nos miramos e hicimos una mueca, aquello no nos animó mucho –Amaya… —la miré y ella me hizo un gesto con el rostro.
Me giré y pude ver como Damián Andrade se acercaba a mí, justo en el medio del patio, entre todos esos alumnos y alumnas. Miré hacia mis lados y todas estaban atentas a donde se estaba dirigiendo, demonios.
—No quiero meterme en problemas —dije cansada, pero al decir eso ya era demasiado tarde.
— ¿Estás en problemas? –cerré los ojos al escuchar la voz del entrometido de Damián, que de a poco estaba provocando que la antigua Amaya saliera a la luz, así que me controlé para que eso no sucediera y pudiera seguir manteniendo mi bajo perfil, que hasta ahora…lo veía bastante arruinado.
Me giré y lo encaré, no tenía escapatoria esta vez y era hora de comenzar a aplicar algún plan para alejar a Damián Andrade de mi espacio personal ya que era demasiado entrometido y no me agradaba eso.
—No –negué — ¿sucede algo? –miré a los lados y realmente mi corazón salto tan fuerte al darme cuenta de las miradas de las chicas ¿Qué sucedía con Damián que todas estaban locas? O sea si, era lindo, pero vamos…no era Alexander Skarsgard o Raoul Bova.
—Quería ver si tenias un poco de tiempo para hablar —su mirada era casi de suplica, ya sabía a qué venía todo esto, no podía hacer otra cosa que aceptar porque estaba cerca de Juliana y Leonardo.
—Muy bien, pero mmm…debe ser rápido —miré a los chicos –nos vemos en la sala –ambos asintieron, Leonardo mirándonos sospechosamente mientras que Juliana sonreía, por lo visto ella si caía ante los encantos de Damián.
Fui detrás de él para que no me relacionaran de ninguna forma al Sr. Andrade, por lo visto era más importante de lo que me imaginaba, tuvimos que recorrer varios pasillos. Subimos las últimas escaleras de una torre del colegio y abrió una puerta. Me detuve de inmediato, yo no iba a entrar a ese lugar.
— ¿Sucede algo? –fruncí el ceño, miré a todos lados para ver si había alguien cerca pero era imposible, ya que el espacio de la escalera era minúsculo y todo era ladrillos de color gris.
— ¿Qué me tienes que decir? no quiero entrar ahí –bajé un escalón buscando una distancia que me resguardara del peligro.
—Amaya, no sucederá nada ¿estás bien? –Me miró preocupado –estas pálida –mire a mis lados buscando alguna salida sin parecer ridícula al correr otra vez –Amaya… —lo miré cuando llamo mi atención –esta Joan adentro… —una mujer adentro…bien, eso me relajaba un poco –esto es como mi “oficina” –hizo las comillas con sus manos. Aun me miraba con el ceño fruncido ¿preocupado? –Necesitamos hablar contigo.
—Está bien.
Entré sin pensar que podía ser una trampa, porque me había convencido estos meses que debía dejar de ser paranoica y de desconfiar de todo el mundo.
Pasé a través de la puerta y me quede sorprendida. Esto parecía alguna oficina de algún mafioso. Era todo de madera, con unos sofás de cuero color marrón, libros en las paredes, un televisor pantalla plana en la pared al frente del escritorio, sobre este había una notebook y varios papeles. Un salón secreto, sin duda alguna.
Sin embargo, la alfombra de la habitación, las estatuas y el Nintendo Wii que había dejaron de ser tan importante como las dos chicas que estaban en los sofás, pude reconocer  a una de ellas, era Joan quien me miraba asustada. La otra no tenía idea de quién era.
— ¿Quieres tomar asiento? –Damián dejó su mano en mi hombro, pero me moví de inmediato alejándome de su toque y negué.
—Tengo que ir  a clases ¿Qué sucede? –la chica que estaba al lado de Joan se puso de pie y se acerco a mí.
—MI nombre es Cloe  —estiró su mano hacia mí, mientras movía su cabello negro hacia atrás. Estreché su mano con desconfianza, esto era raro –toma asiento.
Me senté al frente de Joan, Cloe volvió a su asiento y Damián se quedó detrás del escritorio.
—Veras, me han comentado lo que sucedió y lo que viste en el baño del cuarto piso –miré a Joan quien estaba sonrojada mientras Cloe hablaba.
—No sucedió nada —dije rápidamente.
—Exacto, eso es lo que quiero dejar claro, soy la encargada de que este centro de alumnos siga al mando hasta que nos graduemos y para mí se acaba este año, el próximo voy a la universidad –me quedó mirando a los ojos.
Realmente no estaba entendiendo nada de lo que ocurría con esta chica y Damián.
—Aquí no ha sucedido nada, espero que no estés diciéndole a los demás lo que pasó en el baño o siquiera que hables de este lugar con tus amigos.
Miré a Damián. Ahora veo porque insistió tanto en hablar, no lo había pensado de esa forma, era claro que la situación en el baño bajaría su popularidad….aunque lo dudo, pero podría estar en problemas con el director.
—No se preocupen –volví a mirar a Cloe.
—Así es mejor, no me gustaría verte en problemas por estar hablando demás ¿no?
—Cloe –la interrumpió Damián poniéndose de pie –Amaya ya te dijo que no hablaría de lo sucedido, así que basta.
—Tú no digas palabra alguna –lo regañó Cloe –mira que si no supieras manejar las situaciones, no estaríamos en esto…
Esto era raro, aquí había gato encerrado. A primera vista parecía que Damián en el baño hubiera sido la víctima, pero Cloe no lo trataba como tal.
— ¿Me puedo…retirar? –miré a Cloe.
—Dame un segundo –se acercó al escritorio y sacó una caja, de ahí pude ver que retiró un pequeño papel –dáselo a tu profesor, son autorizaciones falsificadas para entrar más tarde, di que te necesitaron en dirección –le pasó el papel a Damián y él me lo entregó.
—Gracias –dije un tanto incomoda con todo esto.
—Joan tiene algo que decirte, antes de que te vayas –siguió hablando Cloe.
—Siento haber provocado esto… —Joan le dio una mirada a Damián y luego se volvió a sentar.
Me sorprendió que ella solo se disculpara, era solo una sospecha, pero creo que aquí no había solo un culpable.
— ¿Me puedo ir? –Damián y Cloe asintieron. Salí de ahí rápidamente, casi corriendo por las escaleras para llegar a la sala.
Aquí algo iba mal, no era posible que un centro de alumnos se comportara de esa forma, además era imposible que Damián estuviera en el baño con los pantalones abajo con la fuerza de Joan, ella era diminuta y realmente dudaba que eso no fuera culpa de ambos, quizás lo que escuché estaba fuera de contexto.

Pero dejando aquello de lado, ver como se comporto la tal Cloe, me hizo ver claramente que Damián era alguien que debía mantener a metros de distancia, ese chico traería problemas y no iba a soportar 
Nuevo capitulo :D 

4 Lectores:

  1. :-) genial capitulo ya quiero leer el proximo

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  2. Me encanta Amaya pero tambien me desepera jejejeje esa inseguridad por asi decirlo es la que le dara problemas si cambiara de actitud creo que todo seria diferente en su situacion ..nos leemos en el sig cap

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  3. buen capii kiero saber xq tanto misterio si :P

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