viernes, 10 de enero de 2014

Demonio Blanco - Capítulo 4


Capitulo 4

Le entregué la autorización falsificada que me dio Cloe y para mi sorpresa el profesor me creyó y me dejó pasar sin ningún problema. Me senté donde siempre lo hacía, ultimo asiento detrás de Leonardo y Juliana.

— ¿Qué sucedió? –preguntó ella. Deje de tomar atención al profesor y la miré.
—Mmm nada –jugué con mis manos, nerviosa por si me descubría mintiendo –el director quería ver si iba bien con mis clases y todo eso.
—Ah ya veo —sonrió y se giró a escuchar al profesor.
Me quede mirando lo que explicaba el profesor pero ni por asomo estaba escuchándolo, sino que estaba pensando en ¿Qué demonios había sucedido en esa oficina tan…extraña? Todo me hacía creer que Damián estaba metido en algo relacionado con una secta, con querer dominar el colegio o el mundo, lo cual era estúpido, eso solo ocurría en las películas, además Damián no “lucía” como ese tipo de personas, sin embargo, Cloe si lo hacía, esa chica llegaba a dar miedo, no me agradó ni un poco.
No me metería en problemas por culpa de ese grupo de chicos, me quedaría lo más alejada posible.

Los días comenzaron a pasar y mi relación con Leonardo y Juliana iba mejorando, me agradaba este pequeño grupo en el cual había encajado, sin embargo no todo era color de rosas…para mí. Cada momento donde el “extraño” Damián me encontraba en los recreos, yo me giraba y lo esquivaba entrando a cualquier sala o yéndome por cualquier pasillo, sin previo aviso a veces desaparecía del lado de mis nuevos amigos y ya no tenía muchas excusas para decir ante mi comportamiento.
— ¡Hoy nos vamos a inscribir en un grupo extra programático! –dijo Juliana cuando entramos al colegio este Lunes, comenzando de nuevo con la tortura.
— ¿Siempre se emociona así? –pregunté a Leonardo, pero él negó.
—Es porque estarán juntas en algún grupo, yo me voy por basquetbol –asentí, había estado en ese grupo antes también — ¿Qué tomarás tu?
—Aun no lo sé ¿Cuántos se pueden elegir?
—Más de uno –dijo Juliana aun con sus ojos brillando por la emoción.
—Bueno, me interesan dos, ajedrez…y atletismo –Juliana me miró sonriendo.
— ¡Y podrías elegir voleibol! –sonreí.
—Soy un asco en ese deporte –ella me miró triste.
—No he decidido aun –me adelanté al ver su expresión. En este poco tiempo me había dado cuenta que no me agradaba verlos tristes…o discutiendo ¡Santo Dios! Leonardo y Juliana peleaban como perros y gatos, no sé cómo se les pasó por la mente ser novios, pero supongo que polos opuestos se atraen, sin duda alguna.
Aunque esto fue de una forma extrema, no coincidía en muchos gustos, es más, me sorprendía que fueran amigos en el pasado.
—Excelente.
—No deberías hacerlo por Juliana, si no te agrada no es necesario que…
— ¡Leonardo! –Ella lo miró de mala forma –no me ayudes tanto –su tono irónico me hizo reír.
—Buenos días –me tensé al escuchar esa voz que se había vuelto bastante familiar por estar en mi cabeza con bastante frecuencia cuando no podía concentrarme.
—Buenos días –respondió Leonardo y Juliana, de esta no me salvaría.
Me giré y sonreí nerviosa.
—Hola —dije por un segundo y después volví a mirar a mis nuevos amigos.
—Hoy en la inscripción para sus grupos extra programáticos –si, seguro no lo sabíamos, él y Joan habían empapelado el colegio entero dando la gran noticia –ya han elegido ¿no?
—Estamos en eso –respondió Leonardo.
—Ya veo ¿y qué te interesa, Amaya? –me tense nerviosa por la mirada de Leonardo y Juliana, ellos no me habían visto hablar lo necesario con Damián como para saber que a él le interesaba en que club entraría. De todas formas me seguía preguntando ¿Por qué le sigue interesando mi vida? Lo miré frunciendo el ceño.
—Aun no lo tengo claro.
—Atletismo, ajedrez y voleibol –respondió Juliana –eso es lo que le interesa.
Me miró sonriendo pícaramente. Demonios, que no esté tratando de hacerme quedar bien  con Damián por favor.
—Wow…eso es una gran variedad.
—Aun no lo tengo claro –miré a los chicos — ¿Qué hora es? Ya deberíamos entrar.
—No –dijo Juliana —faltan cinco minutos aun y con Leonardo debemos ir a hablar con el profesor de español, nos ha encontrado hablando en clases y dijo que fuéramos hoy para hablar de nuestra tarea asignada.
— ¿En serio? –la miró Leonardo asustado.
—Si, en serio –la mordida de Juliana estaba tensa, era obvio que estaban mintiendo. Tomó a Leonardo del brazo y se lo llevo casi arrastrando.
—Ellos lucen buenos amigos –asentí.
—Llevamos poco tiempo…bueno, que tengas un buen día –me giré para retirarme, pero Damián me tomo del brazo.
—Alto, por favor –su voz formal y un tanto suplicante solo dejaron que me quedara helada –Amaya… —cerré mis ojos y me animé a enfrentar esto.
— ¿Dime? –alejé mi brazo de su agarre.
—Me has estado evitando — ¡Ja! Como si eso no lo hiciera cualquiera que haya visto como alguien se manosea con otra persona en los cubículos del baño y luego te lleva a su propia secta para dejarte en claro que hablar sobre el hecho anterior iba en contra de las reglas.
Esto era demasiado raro, Damián era extraño y no me fiaba de él.
—No… —él enarcó una ceja –un poco –respondí, dándole la razón.
—No te agrado –dijo asintiendo, respondiéndose solo a su pregunta mental.
—No es eso Damián, eres muy amable, pero solo mira lo que sucede a tu alrededor.
Desde que había llegado varias chicas comenzaron a mirarnos con los ceños fruncidos. No entendía como él no se daba cuenta de lo deseado que era por parte de las demás chicas. En serio, creo que tenían un problema porque en si Damián era guapo, pero no tanto como para tratar de acabar con la chica que se acerca a él. No tiene sentido.
Antes de que él me dijera algo, me alejé de él. Entré a mi sala y no miré hacia atrás, no debía.
Tuvimos las clases como siempre ocurrían, sin embargo, unas chicas que estaban en el costado izquierdo de la sala a la mitad de la fila de asientos me estaba mirando, al momento de descubrirlas movieron sus cabezas con rapidez. Mi estómago se revolvió ante la idea de estar llamando la atención, esto no era lo mío…no ahora que había salido de ese ciclo de mi corta vida.
Salimos de clases más temprano para que fuéramos a ver esos famosos grupos que Juliana había provocado que los odiara antes de tiempo. Nos fuimos al patio trasero del colegio y terminamos yendo por un camino aparte al gimnasio.
—Ahí está ajedrez –dijo Juliana. Miré y asentí, ya lo había ubicado. Este era un grupo que iba a elegir, así que fui sola hacia los chicos que estaban.
—Hola —dije saludando. Miré a mis lados y no había mucha gente para este grupo.
—Hola —un niño me quedo mirando más de la cuenta, era de unos cursos más abajo.
— ¿Dónde está la lista? –miré a otro chico que estaba al lado, pero alguien salió desde atrás, no lo había visto, parecía que estuviera arreglando algo con unas cajas.
— ¿Alguien viene a inscribirse? –Me miro con sus ojos azules –Amaya… —dijo sonriendo.
— ¿Samuel? –mi tono de voz demostraba que no estaba segura de que ese fuera su nombre. Él se rió ante mi notoria equivocación.
—Simón, soy el capitán del grupo de ajedrez –asentí poco convencida — ¿te vas a inscribir? –su sonrisa era amigable, así que no puse ningún problema, estaría siendo paranoica si pensara que esto me iba a arriesgar a encontrarme con Damián, era imposible… ¿no?
—Si –me pasó un lápiz y me anoté dejando mis datos en la lista.
—Espero que te guste el grupo, no somos muchos, pero es relajante tener un momento de silencio en el día ¿no? –eso era tan cierto.
—Sí, veo que están los viernes luego de clases ¿no? –él asintió. Simón no lucía de los chicos que estaban un viernes jugando ajedrez en vez de estar arreglándose para poder salir en la noche.
—Hay campeonatos, los cuales hemos ganado así que espero que sigamos invictos este año, espero que des lo mejor de ti –asentí nerviosa.
—Muy bien, gracias –fui retrocediendo paso por paso, pero alguien más venia caminando sin ver porque chocó conmigo, provocando que casi me cayera –lo siento, lo siento, lo siento –dije levantando la mirada.
Era Damián…Dios ¿es qué había una maldición en este colegio sobre este chico? ¡Tenía que ser una broma!
—No te preocupes –dijo mirándome apenas un segundo.
No me dijo nada más y siguió su camino, supongo que estaba molesto conmigo porque se dio cuenta que no es moneda de oro para agradarle a todo el mundo. Me despedí de Simón y los demás chicos. Recién note que solo había chicos en el grupo.
— ¿Lista? –Dijo Juliana y asentí –Leonardo ha ido por algún deporte.
—Ahora atletismo ¿sí?
Nos fuimos a la mesa donde estaba un grupo de chicos y chicas, no eran más de cuatro.
— ¿Son todos? –pregunté sin entender porque eran solo cuatro.
—Claro que no –dijo una chica que no había visto antes –somos más de veinte, donde todos somos bastante buenos –sonrió. Ella me agradaría –mi nombre es Belén, estoy en tercero y no soy la capitana de este grupo –volvió a reír —él no se encuentra ahora…
— ¿Y dónde está el capitán? –pregunté curiosa.
— ¿Qué días son las reuniones? –me interrumpió Juliana. Me tragué el decirle que odiaba que me interrumpieran.
—Los lunes, miércoles y viernes –fruncí el ceño.
— ¿Viernes? No podré –miré a Juliana.
— ¿Por qué? ¿Ajedrez cae ese día?
—Oh no te preocupes –dijo Belén atenta a mi conversación con Juliana.
—Nuestro capitán esta en el grupo de ajedrez, por eso el día viernes hay un tiempo entre la salida de clases y las reuniones… —sonreí, eso sonaba perfecto.
¡Tenía mi día viernes planeado! Llegaría tan cansada a casa que ni siquiera me molestaría de aburrirme en la noche.
—Es perfecto –dije sin esconder mi alegría.
—Entonces ya está –con Juliana escribimos nuestros datos y estaba pensando seriamente en inscribirme en algo más, quería mi semana ocupada para no pasar tiempo a solas en mi casa, no me agradaba.
Nos despedimos de Belén, que era muy agradable. Ella nos hizo una seña y su hermoso cabello negro se movía junto con ella, era linda.
— ¿Y ballet? –preguntó Juliana, hice una mueca de asco ante su alternativa.
— ¡Ey ustedes! –con Juliana nos giramos de inmediato, era obvio que nos hablaban a nosotros porque una chica rubia con un cuerpo escultural y realmente ¡Dios! ¡Parecía una modelo! ¿Qué les daban a estas personas que los hacían crecer de esta forma? –Las he estado vigilando todo el tiempo, vienen conmigo ahora mismo.
Con Juliana nos miramos sin entender que sucedía, pero no iba a negarle nada a esta chica, me podía golpear, era muy alta y se veía muy fuerte, además de mal carácter. Ella se movió hasta estar detrás de nosotras y nos iba diciendo a donde teníamos que ir, estábamos saliendo del recinto.
-Linda pie y cabello…se ven delgadas y bastante livianas, no habrá problema en levantarlas  — ¿levantarlas? ¿De qué demonios estaba hablando?
Miré a Juliana asustada, ella frunció el ceño y asintió.
—Mira chica rubia que de seguramente tienen implantes mamarios –me quede helada al escuchar a Juliana. La chica miró sorprendida a Juliana y después observó sus propios pechos.
—Son reales… —Juliana la miro también sorprendida.
—Entonces te dieron demasiadas hormonas de cuando eras bebé, ahora dinos ¿A dónde nos llevas? –ella enarcó una ceja.
— ¿Es que no me reconoces? –Juliana bufó.
—Claro que si, eres la novia de Felipe, el primo de Damián Andrade y de Amalia Andrade ¿no?
—Woow…tu sí que sabes el árbol genealógico de los Andrade –dijo Nicole sonriendo ante la explicación de Juliana –bien, además de ser la novia de Felipe –ella rodó los ojos –soy capitana de las porristas de este año, Dios ¿es qué solo los hombres saben quién soy?
—Alto… —dije levantando una mano –no pienses que me meteré a ese grupo, no, lo siento –Juliana me miró sorprendida porque había sacado otro tono de voz que no había escuchado de mi parte.
— ¿Por qué no? –Preguntó Nicole –toda chica quiere estar en nuestro grupo de porristas, somos muy exigentes por eso no estamos con los demás clubes –negué. Estar en las porristas era algo que no me gustaba ni un poco.
—Amaya —dijo Juliana mirándome ilusionada. Negué, aquí seria intransigente.
—Vamos pequeña Amaya, no pienses que somos malas o algo por el estilo…somos de Ciudad Blanca, es un grupo para divertirse —ella sonreía, pero demonios…esta chica estaba mintiendo, lo sabía, quizás ella era agradable pero algo más estaba escondiendo y yo no me iba a meter ahí, no gracias.
—Juliana ve tu, de seguro será genial, yo iré por otro grupo –me giré y me apresure en ir hacia el gimnasio de nuevo.
— ¡Amaya! –grito Nicole, pero me apresuré en escapar, aquí algo extraño estaba sucediendo.
Entré al gimnasio y miré que otro grupo podría elegir, comencé a mirar las fechas que estaban en sus carteles y una amplia sonrisa apareció en mis labios al ver que grupo estaba los martes y jueves. Me acerqué al grupo de literatura y busqué el lápiz para anotarme.
—Wow…no sé porque me sorprende que seas de las que le gusta leer –levanté la vista y me quede levemente helada ¿Qué sucedía aquí? ¿Este colegio era manejado por los Andrade y sus novias y novias? –Amalia Andrade por si lo olvidabas –ella estiró su mano hacia mí.
—No te vi aquí hace cinco minutos –ella miró su mano, así que la estreche con rapidez.
—Estaba al lado conversando con Joan –miré a mi lado y ahí estaba Joan roja como un tomate.
La voz de Amalia era tan…apacible cuando deseaba, estaba conversando como si fuera una persona que estaba arreglando un negocio. Algo estaba ocurriendo que no me agradaba, además del hecho de que su nombre era parecido al mío.
–Soy la capitana de este grupo, me graduaré este año.
— ¿Todos los capitanes están en ultimo año? –ella negó. Presentía que la chica simpática no estaba en ese cuerpo ahora mismo, pero aun así no iba a perder la oportunidad de estar en un grupo de lectura, así que tome el lápiz y me inscribí –buenos, nos vemos, que estés bien –le hice una seña de despedida y emprendí mi viaje para irme a casa, pero ella me volvió a hablar.
—Amaya Varela –me giré –eres rara –dijo sin preámbulos –he visto que Nicole te ha llevado atrás del gimnasio. Yo estoy en ese grupo también y debo decir que jamás en estos cuatro años he visto una chica rechazar esa invitación –suspiré, además de que la frase “Nicole te ha llevado atrás del gimnasio” combinada con “rechazar esa invitación” no sonaban nada bien, yo no era una chica que se guiara por lo popular que alguien podía llegar a ser en el instituto, ya había pasado por eso y no me había gustado; no iba a estar escondiéndome en los basureros, pero no quería nada llamativo. Le sonreí en respuesta.
—Y yo tampoco había visto que una familia del instituto lo dominara por completo, es extraña la vida ¿a que si, Amalia? –ella me miró enarcando una ceja, sonriendo.
—Creo que me agradará tenerte en mi grupo.
—Eso espero –le sonreí irónicamente y di media vuelta para irme casi corriendo.
¡Demonios! ¿Qué te sucede, Amaya? No dejes que la estupidez te atrape.
Miré la hora y faltaba aun para que fuera el horario oficial de salida y por lo que vi en mi celular nuevamente mi madre me había dicho que buscara un taxi, perfecto, esto se acaba aquí, exigiría que me dieran un auto, pronto iba a ser mi cumpleaños, 17 años…no sonaba mal; podría usar una licencia de aprendiz como varios en el instituto.
Supongo que las cosas no irían tan mal, a pesar de estar un año atrasada.
El día no estaba con riesgo de lluvias, así que me iría caminando…no, era demasiado viaje, mejor le diría al taxista que me encontrara en la carretera…no, eso era peligroso y completamente inútil. Mejor llamaba al taxi y esperaba, no se iba a demorar mucho.
Estuve esperando unos cinco minutos cuando el auto llegó, sonreí porque al fin me iría a casa. Corrí hacia el taxi, pero cuando iba de camino una bocina hizo que me detuviera de un solo movimiento ya que era un auto que casi estaba encima de mí.
Demonios.
El auto volvió a tocar la bocina.
— ¡Idiota! ¡¿Es qué estas ciego?! –le grite enojada por casi matarme.
— ¿Cuándo vas a salir de ahí? –miré sorprendida al dueño de esa voz, era Damián Andrade y le había gritado ¿Cómo no reconocí el auto?
Me alejé con pasos lentos hacia el taxi. El auto aceleró y se fue a una rapidez impresionante fuera del colegio, ni siquiera me miró.
— ¿Está bien, señorita? –preguntó el chofer fuera del auto. Asentí aun afectada por el susto que pase –no sé donde consiguen las licencias a estos chicos –me subí a la parte trasera de auto y le indiqué mi dirección al chofer, partimos sin ningún problema.
¿Por qué cada día parecía como si ganara más problemas? Ahora sin duda no tendría a Damián buscándome como un perrito para darme explicaciones de lo que sucedió la otra vez o para ayudarme, gracias a Dios, pero…sin duda alguna algo malo estaba ocurriendo en su cabeza.




Mejor de salud, así que es tiempo de ponernos al día :D

4 Lectores:

  1. muy bueno!!! creo que Amaya es muuuy paranoica o algo le quieren hacer a ella!

    ResponderEliminar
  2. Amaya cosita me encanta super el capi :-))

    ResponderEliminar
  3. Aqui hay gato encerrado.... Pero, creo que su delirio de persecución es gracioso jejeje C:

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena