jueves, 30 de enero de 2014

Demonio Blanco - Capitulo 12


Capitulo 12

Estaba cenando con mis padres, sin poder entender lo que había hecho. Ni siquiera me pude concentrar en las clases de conducir.
— ¿Amaya? –Mire a Cristian, quien tenía una expresión confundida ante mi comportamiento –pregunté cómo te fue en las clases de conducir.
—Bien, todo bien… —suspiré mirando a mis padres — ¿me puedo retirar?
— ¿Estás bien? –Miriam me miró preocupada.
—Claro que sí, no te preocupes, solo estoy cansada, es lunes y la escuela estuvo agotadora –ella asintió sin estar muy convencida.


Prendí la luz de mi escritorio, para terminar con las tareas que me habían asignado para hoy. Sin embargo en mi cabeza solo se repetía una escena.
—Tonta –susurré pensando en lo mala amiga que había sido con Leonardo ¿Cómo pude dejarlo solo? De seguro se sentía mal por haber terminado con Juliana. Debí haber insistido.
Mi celular sonó sacándome de mis pensamientos.
— ¿Damián? –sonreí al escuchar su voz. Había olvidado como terminamos el día.
— ¿Estás ocupada?
—Sí, estoy haciendo mi tarea ¿Por qué me llamas? ¿Me has extrañado? –me sentía cómoda al poder jugar con Damián, sabía que él no se sentiría atraído de otra forma hacia mí, que no sea solo una amistad.
—No, estoy aburrido y se me ocurrió llamarte, quería saber si desde ahora…los besos están permitidos –fruncí el ceño, esto  no me estaba gustando.
—No, eso solo fue un juego Damián, somos amigos ¿no?
—Era solo para preguntar.
—Controla a ese Damián coqueto, sabes que solo era un juego, ahora volveré a estudiar, cosa que tu también deberías hacer ¿no?
—No te ves tan concentrada, Amaya –fruncí el ceño cuando lo escuché.
— ¿Dónde demonios estas? –miré hacia mi ventana y corté de inmediato al ver al idiota de Andrade colgando de mi ventana.
La abrí rápidamente  y lo hice entrar, tirando de su camiseta.
—Tranquila, si tenemos tiempo.
— ¡¿Pero qué demonios haces aquí?! –susurré mirando hacia la puerta, por si en un segundo entraba uno de mis padres.
—Solo vine a verte —rodeé los ojos y negué ante este comportamiento.
—Ya me has visto, ahora te debes ir —traté de sacarlo, pero fue imposible.
Camino relajadamente hasta sentarse sobre mi cama, moviéndose repetidamente sobre ella.
—No suena, no creo que nos descubran…
—Deja de hablar estupideces y sal de aquí –fui por él de nuevo, pero al ver esa expresión traviesa, me detuve. Era peligroso –dime que estás haciendo.
—Te veías pensativa ¿Qué es lo que pasaba por tu mente? –lo miré por unos segundos, pensando si confiar en él sobre esto o no.
—Es sobre Leonardo —me senté a su lado en la cama.
—Ese chico que siempre está a tu lado ¿no?
—Sí, termino con su novia y no se sentía bien –él enarcó su ceja al escucharme, sonriendo.
—Te dije que tuvieras cuidado, provocaste que esa relación se terminara…con esa ropa deportiva azul, no te queda nada de mal –le di un golpe en su hombro.
—No seas idiota, te estoy hablando en serio –él bufó al escucharme, mientras sobaba la zona donde lo golpee.
— ¿Por qué te importa tanto? ¿Es qué acaso te gusta?
—Claro que si –su ceño se frunció al escucharme –es casi mi amigo, me preocupo por mis amistades ¿sabes?
— ¿Casi tu amigo? ¿Es que acaso eso existe? Lo amigos no vienen a medias, Amaya.
—Claro que no, pero tampoco los amigos se hacen de un día para otro –me puse de pie y fui hasta mi ventana.
—Él no te mira con ojos de amigos, créeme, ese chico está interesado en ti, debes tener cuidado, ambos tenemos un trato y prometiste que cumplirías.
— ¡Oh por favor! No seas ridículo, no todos tienen que ver a alguien de la misma forma que la ves tu.
— ¿Eso quiere decir que tu también me gustas? –bufé molesta, Damián solo estaba haciendo perder mi tiempo.
—Mejor vete, ya es tarde y debes hacer las tareas que te han asignado.
—Ya las hice, soy el mejor de mi clase ¿crees qué es por arte de magia? Soy responsable, el presidente del centro de alumnos, debe dar el ejemplo.
—No eres más que una imagen que vender, mejor vuelve a tu casa que solo me estás haciendo enojar.
—Te molesta que te digan la verdad ¿no?
—No, solo estas molestándome a propósito, Leonardo es una buena persona y no ve a las chicas como objetos, exactamente como las ves tú, eres un ser despreciable que solo tiene un gran sentido del humor, solo por eso me caes bien –además del hecho que su hermana me estaba chantajeando con decir mi verdad a todo el instituto –mejor sería que dejaras de comportarte tan extrañamente, yendo a reuniones de las cuales no me comentas nada…supuestamente deberías hacerlo.
Me quedo mirando unos segundos, sin decir nada. Se puso de pie y fue hacia la ventana.
— ¿Un ser despreciable?...no sabía que tenias esa opinión de mi.
—No exageres y no te pongas sentimentalista ¿sí?
—Nos vemos, Amaya —abrió la ventana para poder irse.
— ¡Oh, alto! –tomé su brazo para que no se fuera así de enojado.
—Lo siento, no debí decir eso…solo que hoy fue un día bastante intenso –él miro hacia el piso, con esa expresión triste y un tanto manipuladora –Damián.
—Bueno, solo hay una forma de que me hagas sentir bien, otra vez.
— ¿De que estas…?
No alcance a terminar mi pregunta cuando su manos rodearon mi cintura y me acerco a él, para después unir sus labios a los míos, tomándome completamente desprevenida.
No pude moverme mientras él movía sus labios contra los míos, mis ojos estaban abiertos mirando los suyos, que estaban fijos en los míos. Una mirada que me dejo helada, pero aun así provoco que mis labios respondieran.
Apoyé mis manos en sus brazos, dándole el pase a que él siguiera besándome. Una de sus manos fue a mi rostro, donde acaricio mi mejilla tiernamente, robándose mis respiros. Estaba siendo cariñoso conmigo y eso era algo que no esperaba de su parte, no era su estilo.
— ¡No! –esto no podía estar pasando y no lo iba a permitir. Lo empuje para que sus labios, los cuales eran bastante peligrosos, estuvieran alejados de mi ¡Oh por Dios! Estaba cayendo en su juego — ¿Qué pretendes?
—Me gustaron tus labios, solo eso…y los quiero probar cada vez que tenga oportunidad, solo debes aceptar que somos buenos besándonos –esa sonrisa desagradable en su rostro, más lo que estaba diciendo, simplemente acabo con mi paciencia.
Avancé hasta él con una sonrisa y rápidamente le di una bofetada, tan fuerte como se me hizo posible.
— ¡No vuelvas a besarme de esa forma y sin mi autorización! No tienes derecho…ahora vete de aquí antes que te saque de mi habitación  de una sola patada, yo no soy como esas chicas de ese patético instituto y si me buscas Damián…me vas a encontrar.
— ¡Uuy! Que miedo – ¡se burló en mi propia cara!
—Ten mucho cuidado, que no soy ninguna pueblerina como las que conoces aquí ¡ahora vete de aquí antes que acabes con mi paciencia!
—Amaya, de verdad tienes una doble personalidad y deberías estar en psicólogo, aunque enojada te ves sexy –lo empujé para que saliera rápido de aquí.
—Ya termine mi terapia, así que oficialmente quien tiene problemas eres tu ¡ahora fuera! –él negó y comenzó a bajar por la enredadera.
—No niegues que te gustó, Amaya.
— ¡Si tanto como tu personalidad! No me vuelvas a hablar como por una semana, idiota… —me cerró un ojo y siguió bajando. ¡Demonios! ¡No tenía vergüenza!

Me fui a dormir luego de hacer mis deberes, no pude evitar dormir enojada con todo lo sucedido. Al día siguiente las cosas no cambiaron, así que mi humor era el peor de todos ¡aun no podía creer que él influyera en mi carácter de esta forma!
— ¿Estás bien? –preguntó Cristian mirándome con una sonrisa en la cara.
— ¡No! estoy enojada, tengo un estúpido compañero que… ¡arg! –mis padres se miraron sonriendo.
—Hace mucho que no estabas enojada, por lo menos alguien fue capaz de hacer que ese sentimiento volviera a ti.
—Oh basta —tomé mi leche de un sorbo y subí para lavar mis dientes.
Salí directo a mi auto luego de despedirme de mis padres, al subir pude ver como pasaba Damián en su auto, tocando su bocina y saludando como si nada. No pude evitarlo y le hice un gesto obsceno con mi dedo.
Maneje todo el camino pensando en el idiota de Damián, no podía evitarlo aunque quisiera, solo quería refregar su cara contra el lodo, darle una patada en su trasero ¡lo que fuera! Odiaba que se burlara en mi cara ¡y odiaba esa caricia que me dio cuando me beso sin mi autorización!

— ¿Amaya? –miré hacia el lado al notar que me había quedado dentro del auto luego de estacionar. Amalia estaba mirándome preocupada, correctamente uniformada y con su cabello rubio esta vez con ondas.
Excelente, el dúo dinámico, Amaya y Amalia.
—Excelente, otra Andrade para hacer mi día perfecto –dije mientras dejaba con seguro el auto.
—Culparé a Damián por eso —acomode mi mochila y comencé a caminar.
— ¿Qué deseas saber? No hay mucho que informarte sobre el loco de tu hermano –ella levantó las manos.
—No quería saber de él, sé que ese estilo de cosas toman tiempo, solo quería saber cómo ibas tu, me agradas…solo eso –la miré extrañada.
—Estoy bien, llevando tu amenaza y los estudios en un intento de equilibrio ¿Cómo vas tú?
—Cada día veo tus garritas afuera, estas mostrando a la verdadera Amaya —la mire sin desear que estuviera cerca mío ¡esta familia lograba enfadarme! Y eso no es bueno para la salud de nadie.
—Que tengas un buen día, Amalia… —me adelante hasta que alcance a Leonardo que también llegaba –Por fin una cara amigable.
— ¿Qué hablabas con Amalia? –preguntó mientras subíamos las escaleras.
—Nada importante…solo déjalo pasar.
—No hay problema ¿Cómo has amanecido? –suspiré, de verdad Leonardo me ayudaba a tranquilizarme, tenía cierta habilidad que me permitía mejorar mi ánimo, tan solo él tenía que aparecer.
—Bien ¿y tú?
—Mucho mejor que ayer –al decir eso por nuestro lado pasó Juliana, quien ni siquiera nos miro. Leonardo solo me quedo mirando, no le dio mayor importancia tampoco.
—Me alegro por ti, así esta vez sí pondremos mayor atención a las clases.
— ¿Cómo vas con Damián? Van viento en popa ¿no?
—No me hables de Damián en este momento, solo sigamos con nuestras conversaciones habituales…son mucho más interesantes –Leonardo asintió, sin querer sacarme más información.


Las horas comenzaron a pasar y mis pensamientos sobre Damián se fueron esfumando, él tampoco se acerco mientras el día transcurría, lo que ayudó mucho para que mi enojo disminuyera.
— ¿Profesor? –Levante la mano para llamar su atención — ¿puedo ir al baño? –él asintió ante mi pregunta.
—Amaya, cómprame un chocolate…tengo hambre y queda aún mucho para salir –tome el dinero de Leonardo y salí  de la sala.
Iba directo a las escaleras que me llevaban al segundo piso, pero ver a Damián caminando sospechosamente hacia el gimnasio llamo mi atención. Mire hacia los lados y no había nadie, así que lo seguí…solo por un presentimiento, porque Damián era el estilo de chico que no era honesto y estaba esperando esta oportunidad para refregárselo en la cara.
Fui en dirección de la entrada trasera del gimnasio por los camarines, así que no me tomo mucho poder ingresar, pero al hacerlo y llegar a esas habitaciones llenas de casilleros, escuche cierta risita femenina que me obligo a meterme en uno de esos asquerosos casilleros al escuchar que se acercaba hacia acá.
Podía ver todo lo que sucedía desde las rendijas del casillero, así que solo espere dos segundos para ver como entraba Damián con la porrista de la que me habían hablando, Eve. Sentí un escalofrió en mi espalda al ver la imagen.
— ¿Por qué vienes conmigo? Me han dicho que tienes novia, Damián Andrade ¿Qué estas planeando con esa niña? –ella dio unos pasos hacia atrás, siendo bastante provocativa para ser una chica de 17 años, lucía como si ser la otra, fuera parte de su escancia, si…ser ramera lo llevaba en la sangre.
—Oh Eve, sabes que hay muchos rumores sobre mi ¿Qué te dije que debes hacer cuando escuches algo? –rodeó su cintura y la atrajo de él para después darle besos en su cuello mientras llevaba sus manos al trasero de aquella chica.
 ¡Maldito mentiroso! Le dije que en nuestro trato tenía que haber exclusividad.
—Damián…te vi con ella, abrazados y jugando en el pasillo ayer —él sonrió de nuevo, jamás en este tiempo había visto esa sonrisa, era falsa y completamente…de un ser que no me agradaba.
—Bueno, sabes que debo cumplir con ciertas expectativas.
—Lo sé, Cloe me había hablado de eso… esperaba ser yo quien fuera tu novia –rodeé los ojos, esta chica tenía solo como meta en su vida ¿ser novia de alguien popular?
—Las cosas no salieron como esperábamos, pero aun estoy aquí ¿no? –caminó rápidamente hasta chocar contra la pared y llevar sus hasta la falda de ella, subiéndola ¡no podía seguir viendo esto! Terminarían haciéndolo al frente de mis ojos –vamos, déjame sentir esos labios, me encantan.
Ella le dio un corto beso en los labios y después tan rápido como un pestañeo se puso de rodillas, con sus manos en la bragueta de Damián.
—Infeliz… —susurré negando, le dije que si me buscaba me iba a encontrar…aunque en este caso yo haya sido la que se acerco al gimnasio ¡como sea! Era un maldito traidor.
Abrí la puerta de un solo golpe y los quede mirando mientras sus ojos se abrían sorpresivamente al encontrarme.
Fui hacia un lado de los casilleros y tomé la manguera que se usaba para lavar los pisos, apunte hacia ellos.
— ¡Vil y sucio traidor! ¡A ver si así les baja la calentura con esto! –apunté con la manguera a la fogosa parejita.
— ¡Amaya no!
Presione la escotilla y un chorro de agua bastante fuerte salió, mojándolos como si fuera un balde de agua el que les hubiera caído, estuve así por un par de segundos escuchando sus gritos, hasta que Damián comenzó a acercarse para tomar la manguera, pero se la tire antes que me pudiera tocar.
— ¡No vuelvas a hablarme en tu puta vida! –me gire hacia la puerta, pero no pude evitar dejar a Eve como si nada por la vida –y tu, pequeña zorra, deja de comportarte de esta manera porque Damián no te tomará en serio y ¡solo está jugando contigo! ¡Despierta y ten algo de dignidad!

Camine rápidamente atreves del gimnasio, sintiendo como si una ola de fuego me siguiera producto de la furia que sentía.
Esto se acababa aquí, me importa un comino si Amalia decía alguna palabra, enfrentaría las consecuencias como no lo hice antes y ahora le demostrarías a mis padres que yo podía… ¿cierto?
— ¡Amaya Varela! –ni siquiera me gire al escuchar como gritaba mi nombre el idiota de Damián, no lo quería volver a ver.

había olvidado este capítulo jajaja que me reí, espero que ustedes igual :D

4 Lectores:

  1. jajaja esta parte me encanta jajaja siempre me acordare

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  2. yo habia olvidado eso XDDDDDDDD morii!! Damian es un traidor >:c se merecia eso y más... Amaya idola! XDD

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  3. Que buen capítulo !!! Yo no había leído mucho de está novela tuya y la verdad es que me tiene entusiasmada y con ganas de mas !!.! Pronto otro capítulo dani por favor !!!!!!

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