viernes, 17 de enero de 2014

Entre los dos y la luna - Capítulo 3



 Capitulo 3

Estaba apoyada en la pared de ese calabozo, concentrada en los rayos de sol que entraba por la rendija de arriba, viendo como se movían lentamente, iluminando el suelo. Comencé a golpear la pared con mi mano, a un ritmo constante para qué minutos después respondieran del otro lado. Sonreí aliviada de saber que Oliver estaba a salvo.
No todo era malo, podía atravesar el dolor o aquellos días de aislamiento si sabía que Oliver estaba a salvo. Comencé a hacer girar mi anillo, agradecía en el alma que hayan dejado algo a que aferrarme, de esa forma podía aunque sea cuidarme por mi sola. Soportar y no rendirme, sabía que si me quedaba sola, no podría sobrevivir ni un día.


— ¡No puedo creerlo! Yo estoy a salvo ¡sola! Me sé cuidar muy bien, no necesito ningún guardia que ande a mi lado todo el santo día –le grité a Emma Green, hija de Robert Green, que a todo esto era mi jefa.
—Julie, cálmate.
— ¿Por qué Melisa no tiene un agente tras ella todo el tiempo?
—Porque ya tiene a Dante, ustedes deben estar bajo protección. Muchas personas están atentas a su proyecto y no sabemos si lo siguen manteniendo en secreto, además del hecho que ahora todos las conocerán.
— ¡Me importa un carajo! Quiero a Oliver Conlan lejos o sino anda despidiéndote del famoso software —ella sonrió apoyándose en su silla de cuero.
Emma era sin duda alguien altanero, incluso físicamente; alta de cabello rubio largo, con sus trajes de ejecutiva importante, su presencia te intimidaba hasta cierto punto.
—Julie, sabes que no puedes hacer eso, firmaste un contrato.
—Lo puedo hacer a escondidas –dije mirando hacia la ventana, cruzándome de brazos. Estaba desesperada.
—Realmente a veces tomas una actitud demasiado inmadura, con mayor razón necesitas alguien que te controle.
— ¿Y otro agente? ¿Por qué no otro agente?–de verdad si era necesario comenzaría a rogar, me incomodaba tanto estar cerca de Oliver, sobre todo por la estúpida broma que le hice ¡ah, tonta de mi!
—Oliver es el mejor ¿no? –dijo mirando hacia mi lado derecho.
—Gracias por notar que estoy aquí –él decidió que lo mejor era entrar a estar reunión conmigo, como si sirviera del algo que él escuchara lo que teníamos que decir sobre él.
—Tiene que haber alguien más.
—Yo no tengo ningún problema de trabajar con ella, señorita Green –dijo Oliver dándome una sonrisa arrogante.
—No me preocupo de eso querido Oliver –le respondió Emma sonriéndole coquetamente ¡de seguro ya se la había tirado! –tú eres muy profesional, aquí el tema es Julie –me miró preocupada. De seguro estaba quedando como la idiota en todo esto, como si fuera un capricho, pero no lo era, habíamos comenzado de la forma menos profesional y eso podría tener serias consecuencias –si me dices algo que indique que Oliver no está trabajando como debe, yo lo alejaré de ti lo más rápido posible ¿si? –Claro, haberme besado en mi casa, contra mi voluntad, haberme hecho una proposición indecorosa hubiera sido lo mejor para alejarlo, pero no lo delaté porque tampoco deseaba que perdiera su trabajo— ¿Y bien, Julie?
—Nada.
— ¿Estás segura? –agregó Oliver, haciéndome picar como se encargaba de hacerlo siempre.
— ¡Segura! –dije dando media vuelta y saliendo de esa oficina.
— ¡Recuerda que les toca ir a Paris en unas horas! –estúpida gira de gobernadores, por mi que se pudrieran en sus propias armas. Salí de ahí lo más rápido que pude.
—Así que nos iremos a Paris hoy en la noche, la capital del amor –fruncí el ceño y me detuve, llevé mi mano al rostro de Oliver y lo alejé hasta la distancia que daba mi brazo.
—Esa es nuestra distancia, no me hablarás y no interactuarás conmigo de ninguna manera ¿está claro, agente Conlan?  –sacó de un movimiento brusco mi mano de su rostro.
—Está muy claro, señorita Sinclair.
Esa vez cada uno se fue por su lado para arreglar nuestras maletas porque viajábamos a la capital del amor como él dijo, desde ahí no nos pudimos separar más.
Miré hacia los lados asustada, esta era la primera vez que viajaba en avión.
—No exageres por favor –dijo Oliver cómodamente en su asiento.
— ¿Por qué ni siquiera nos pagan primera clase? –él levantó los hombros, quitándole importancia.
—Les dije que eso lo utilizaríamos en un buen hotel, créeme, es mejor un mal viaje a una mala estadía, he pasado por eso y es desesperante –nos arreglamos los cinturones de seguridad porque avisaron que ya despegaríamos. Mi corazón en ese entonces latía con rapidez y fuerza, ante el miedo y la emoción  –Eres muy miedosa y te jactas de que te puedes cuidar de lo que sea sola.
—Cállate –dije mirando para todos lados. El avión comenzó a moverse y mi desesperación salió a flote.
—Demonios, ven aquí, no quiero un espectáculo –me tomó del brazo y me acercó a él, me traté de alejar pero una tranquilidad me abordó sin darme cuenta al sentir que Oliver estaba a mi lado, de seguro en ese entonces era solo por tener a una persona que me apoyara –no llores, no es necesario Julie –asentí tratando de calmarme.
El avión comenzó a avanzar hasta que dio una gran sacudida por la cual me aferré a Oliver.
—Ya pasó Julie, ya pasó –dijo acariciando mi espalda. Levanté la mirada para verlo, lo cual fue muy arriesgado; su rostro quedó solo a centímetros del mío, él se quedó mirando mis labios, como yo me quedé mirando los suyos.
—G-gracias –dije despertando del ensueño donde me había perdido.
—Solo es el principio lo que te asusta.
— ¿Qué?
—Del avión –asentí al entender de lo que hablaba.
Ninguno dijo nada luego de largos minutos, me incomodaba estar cerca de él, sabiendo que lo había besado y que casi lo vi desnudo. Por el rabillo del ojo lo miré con curiosidad ¿Quién era este agente? ¿Habría alguna casualidad realmente en nuestro primer encuentro?
— ¿Qué sucede? –dijo trayéndome de vuelta a este mundo.
—Nada… —él me sonrió.
— ¿Es qué acaso estas recordando algo en particular? –fruncí el ceño molesta ¿de verdad creía que me podía intimidar con comentarios de ese estilo?
— ¿Qué momento? ¿Dónde te dejé atado en el hotel o al beso que me robaste? –su expresión volvió a la seriedad.
—Creo que eso ni siquiera lo debemos comentar, ya que ambos estamos en una situación meramente profesional, aquello lo dejaremos en el olvido, es la mejor solución –bufé.
—Claro, señor Robot –moví mis manos robóticamente, riéndome de él.
Aun no me agradaba ese apodo, tendría que seguir buscando.
—No puedo creer que esa mente haya creado algo que “supuestamente” –dijo creando las comillas con sus dedos –es la revolución mundial. Creo que he visto de todo en este mundo.
—Para que veas que las apariencias engañan –al terminar de decir eso los asientos se movieron con fuerza. Tomé el brazo de Oliver asustada, mirando hacia la ventana para ver si nos estábamos estrellando.
—Solo son turbulencias Julie, tranquila –le dio unas palmaditas a mis manos que lo tomaban con fuerza. Asentí y lo solté porque noté que le incomodo mi movimiento.
—Realmente desearía que aquí estuviera Melisa —bajé la cortina de la ventana, no quería ver a cuan alto íbamos ya que eso solo provocaba que mi estómago se revolviera.
—No puedo creer que haya perdido el vuelo junto con Dante ¿no? –asentí. Yo si pensé que lo podrían perder, sin duda Mel estuvo celebrando mucho tiempo con Dante, siempre se comportaban de la misma forma, estaban locos el uno por el otro.
— ¿No conoces a Dante? Él es agente igual… —negó.
—Lo siento, pero no interactuó con agentes regulares —fruncí el ceño.
— ¿Regulares te refieres a normales o a su rendimiento? –él me quedó mirando unos segundos.
—A los normales —saqué el cinturón de seguridad.
—Iré al baño –me puse de pie decidida a avanzar por ese maldito baño ya que quería orinar hace bastante tiempo y ya no podía soportarlo.
Oliver movió sus piernas para que pudiera pasar, pero creo que el viento quería que se cumpliera nuestro destino en aquel entonces ya que el avión se estremeció entre las nubes oscuras y provocó que cayera con fuerza sobre Oliver.
Quedé sobre sus piernas, mis manos tomaban con fuerza su camisa mientras mi mejilla chocaba con la suya, no pude verle la cara por suerte. Ninguno se movió por varios segundos, hasta que me puse de pie como si fuera un resorte al sentir como Oliver me presionaba más contra él provocando que casi suspirara por aquel movimiento. ¡Maldito agente de ojos azules tan atractivos!

Tensé mi mordida para tratar de concentrarme en escapar de este calabozo, no quería morir aquí y de esta forma. Con Oliver habíamos planeado nuestra vida y no era nada grato ver como todos esos sueños se desmoronaban.
—Oliver –susurré sentándome lentamente en el suelo, quería verlo, deseaba sentir sus labios, sus manos, su voz –Dios… —así no iba a soportar mucho, iba a perder mi cordura.
Que horrible tortura era saber que solo estaba a centímetros míos, pero que esa pared no me dejaba estar a su lado, rodeada por sus brazos. Apoyé mi cabeza en la pared, tratando de oír algo, pero no había nada
—Lo siento… —dije susurrando a la puerta. Esto era todo mi culpa, si no hubiera creado ese estúpido software nada de esto habría ocurrido, ni Mel o Dante estarían desaparecidos, Mimi y James… Dios ¿Qué sería de ellos? La última vez que los vi fue meses atrás, exactamente cuándo escapamos con Oliver, tratando de manejar nuestro destino, pero fue inútil.
La puerta se abrió con fuerza, me puse de pie a la defensiva.
—Julie, Julie…creo que hoy verás a Oliver ¿desearías que así fuera?
— ¿Qué? –di un paso hacia aquella persona, a quien no podía ver el rostro ya que una luz llegaba muy fuerte desde afuera y ya había caído la noche por lo que la luz que entraba por la ventana no me servía de nada en este momento.
—Lo que has escuchado ¿desearías ver a tu querido esposo?
—Por favor.
—Muy bien –se acercó y  volvieron a cubrir mi rostro, evitando que pudiera ver algo. Me hicieron caminar a una dirección desconocida, no era la misma de las veces anteriores lo que provocó que mi corazón se acelerara de una forma peligrosa.
Al llegar al lugar donde me llevaban hicieron que me sentara. Comencé a mover mi cabeza hacia los lados esperando escuchar algo por parte de Oliver, pero no había caso, estaba todo en un silencio escalofriante.
Alguien me liberó de la ceguera momentánea que tenia por la bolsa con la que me habían cubierto el rostro. Cerré los ojos con fuerza ante la luz que alumbraba toda la sala donde me encontraba ahora.
—Julie Sinclair –miré hacia atrás y vi que un hombre blanco, con lentes y bigotes, vestido con un traje gris se acercaba a mi –bonito nombre.
Esta sala era diferente, estaba rodeada de vidrios y al frente podía ver que había una sala de la misma forma dividida por un gran vidrio que claramente era contra balas.
–Veo que eres una mujer casada–miró mi mano izquierda, notando mi anillo de matrimonio — ¿desde cuándo? –tensé mi mordida. Las luces se apagaron y solo quedo una encendida.
—Un par de meses ¿Qué te puede interesar eso?
—Ya veo ¿amas a tu esposo? –comencé a ver si alguien más aparecía, pero la luz solo era un gran foco que estaba en el techo, por lo que alumbraba unos cuantos metros a la redonda, dejando todo el resto de la sala a oscuras –Te he hecho una pregunta –volví  tomar mi atención en aquel hombre que mantenía su distancia conmigo.
—Si
— ¿Mucho? –No le respondí y no era porque mi respuesta fuera negativa, sino más bien porque mi respuesta podía ser utilizada en mi contra –ya veo… ¿Qué sucedería si te digo que Oliver, tu esposo, ha fallecido hace un par de minutos atrás?
Mi corazón se detuvo al momento de escucharlo.
— ¡Mentira! –le grité tratando de ponerme de pie y matarlo con mis propias manos, pero no fue posible. Me tenían esposada.
—Tranquila –dijo con ese tono desagradable de tranquilidad –solo es algo hipotético, él está bien –claro que tenía que estar bien. Tenían muy claro que si alguno de los dos moría, menos información iban a obtener –Julie, te quiero proponer un trato –miré hace un lado y comencé a pensar en otra cosa –es tu libertad y la de Oliver.
—No ganarás nada, no te diré donde está el software y Oliver tampoco lo hará –me concentré en un punto fijo del suelo.
— ¿Pero qué sucede si alguien más está en peligro? Como por ejemplo ¿tus padres? ¿O los padres de Oliver? –levanté la mirada al escucharlo  y sonreí.
— ¿Crees que somos los suficientemente estúpidos para no borrar toda información sobre nuestras familias? ¿Crees que los pondríamos en riesgo?
—Cuidado, mira que quienes estás en desventaja son ustedes, no me subestimes.
—No –busqué su mirada detrás de esos lentes negros –ten cuidado tu, nos están subestimando, quien tiene el poder soy yo —ni siquiera Oliver, él no tenía idea de donde se encontraba el programa –soy yo quien tiene la información que ustedes desean.
—Julie –dijo calmadamente.
— ¡Y no sigas con esa psicología! –el secuestrador bueno y comprensivo, que genios… ¿de verdad creen que caeríamos en eso?
— ¿Sabes? Te dijeron que ibas a ver a Oliver, yo si fuera tú cambiaría esa actitud y colaboraría, por el anillo que tienes en tu mano ¿no es ese un compromiso? –tragué saliva para que las lágrimas no me expusieran. Cerré los ojos y mire hacia un lado, ignorándolo. Esto era una trampa, era imposible que me mostraran a Oliver — ¡tráiganlo! –le gritó a alguien. Abrí los ojos ante su grito y comencé a mirar a mis lados –debes mantener la calma Julie…—giré mi cabeza al escuchar el ruido de una puerta.
Mi corazón salto al ver como ingresaban a Oliver, junto a dos hombres que cubrían sus rostros solo dejando ver sus ojos; lo traían entre forcejeos porque él se movía de un lado a otro luchando por su libertad. Estiré mis manos esposadas, tratando de alcanzar su rostro…acción que sería imposible, él estaba en la sala de al frente, la que nos separaba por un vidrio irrompible.
— ¡Oliver! –grité desesperada cuando lo arrojaron a una silla. Estaba con los ojos vendados y también se encontraba esposado — ¡Oliver! –volví a gritar.
—No te escucha –dijo aquel hombre. Lo mire desesperada –te hemos dicho que lo podrás ver, pero nada más… —deje de mirarlo para ver a mi esposo.
 Tenía su rostro con hematomas y heridas, le sacaron aquella venda. Me trate de poner de pie, pero en mi abdomen había un estilo de cinturón impidiendo escapar.
—Veras, no lo has notado, pero estás en una silla eléctrica –miré hacia arriba y poder ver el casco, mire hacia donde Oliver y pude ver que también había uno sobre su cabeza. Él movía sus labios, gritando pero no podía escuchar lo que decía, por lo que supuse que él tampoco me escuchaba –y por mi haría todo de una forma más civilizada, pero ninguno de los dos coopera. Me han enviado para tratar de obtener información de una forma humana, pero si no dicen nada…esto se pondrá feo Julie, él no te puede ver –se dirigió hacia el vidrio que separaba las salas –aquí hay capas de vidrios, ahora hay solo dos, por eso puedes ver a Oliver, sin embargo, él no te puede ver a ti…si solo hay uno, ambos podrían verse –mi mirada estaba fija en Oliver que seguía gritando y tratando de liberarse.
Estaba vestido con mi misma bata y su pelo también estaba rasurado.
Miré hacia el piso al notar que si él me veía se encontraría con una Julie rasurada, era un pensamiento frívolo pero no pude evitar tenerlo.
–Y ahora Julie, estos hombres no tienen una paciencia muy grande así que te recomiendo que digas algo —ni siquiera lo tome en cuenta, solo miraba a mi Oliver mientras las lágrimas entraban a la escena –muy bien…
Escuche los pasos de aquel hombre, se alejaba y mi atención se fue a como uno de los infelices que tenían a Oliver, le sacaba la venda de sus ojos, pero más que alegrarme por ver su mirada, comencé a gritar cuando comenzaron a ponerle electrodos. Esto sin duda era una silla eléctrica, pero modificada para no acabar con tu vida, sino torturarte.
Aquellos bastardos lo tomaron de las manos y acomodaron sus manos en los costados, ubicando electrodos en su frente y poniendo una pieza en su boca para que no se mordiera.
— ¡No! –Grité al ver lo que iba hacer — ¡No, Por favor! –grité cuando la mirada de Oliver se volvió fría, descubriendo lo que le esperaba. Él tenso su mordida y cerré los ojos mientras sus manos se aferraban a la silla — ¡Noooo! –grité con toda la capacidad que mis pulmones me permitían al ver como el comenzaba a convulsionar bajo los efectos que tenia la electricidad al estar siendo traspasada por su cuerpo — ¡Oliver! –cerré los ojos para evitar la imagen de mi amor sufriendo.

Comencé a buscar recuerdos de nosotros, cualquiera que me sirviera para escapar de este momento, cualquier que me trajera mi vida normal de nuevo…mi vida junto a Oliver.

Espero que les haya gustado :D

3 Lectores:

  1. me encanto!!! pobre de lo que le pasa a estos dos! solo espero que puedan escapar

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  2. Tan doloroso de verdad ese es un amor de los verdaderos

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  3. Siempre se borran mis comentarios ushhhh me choca T__T
    Como sea, amo a esta mujer, me parte ver como sufren el uno por el otro, Solo rezo para q haya luz al final del tunel.
    Gracias por el capi Dani!

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