Capitulo 20
No sé qué hora
marcaban los relojes, pero para cuando abrí mis ojos el sol se estaba
escondiendo, no tenía la menor idea de cuantos días habían transcurrido desde
que me entregué a Morfeo, pero si supe al instante de despertar, que Alexander
no estaba a mi lado.
Había una gran
mancha de sangre como prueba de que estuvo a mi lado la última vez que estuve
despierta, pero ahora no había nadie.