miércoles, 29 de enero de 2014

Entre los dos y la luna - Capítulo 5



Capitulo 5

Estaba al lado de Oliver en el maldito avión, no le había hablado desde ayer en la noche. Al momento que salí del baño, él ya se encontraba recostado en el sofá, me miró de forma arrogante, lo que  me enfureció aun más, así que no lo tomé en cuenta durante toda la noche y hoy en la mañana cuando me dio los buenos días, ni siquiera lo miré.
Solo me preocupé de estar alejada de él lo máximo posible. Ahora íbamos en el avión, con dirección a Grecia.

—Aun estas enojada, fue una broma Julie, ahora estamos a mano –no le presté atención, seguí mirando hacia la ventana. Le tenía terror a las alturas, así que “mirar” hacia la ventana era dirigir mi rostro hacia la ventanilla con los ojos cerrados –vamos, no te enojes –empujó suavemente mi brazo, pero no lo miré. Aunque pareciera infantil, Oliver Conlan seria atacado por la “ley del hielo” y era muy buena en ello –Julie… —volvió a empujarme.
Le di una mirada envenenada para que me dejar de molestar, pero su respuesta fue muy diferente a lo que esperaba. Me quedó mirando muy serio para luego bajar su atención…hasta llegar a mis senos ¡Él maldito me estaba imaginando desnuda! Lo empujé y me puse de pie para ir al baño, por lo menos para escapar unos minutos de él
— ¡Oh vamos! Es inevitable, de seguro haces lo mismo — ¿Por qué era tan molesto y arrogante?
Llegué hasta el pasillo, encontrándome con la mirada risueña de Dante y Melisa.
— ¿A dónde vas? –el tono de Melisa me hacía ver con claridad  que se estaba burlando de mi.
—Mmm…no sé, déjame pensar, tengo tantas posibilidades –ella enarcó una ceja –es obvio que voy al baño.
—Eey… —me llamó Dante –no te pongas de mal humor por culpa de Conlan.
—No fue a ti a quien vio desnudo –comencé a caminar hacia el baño mientras escuchaba como Dante molestaba a Oliver.
Entré al baño y le puse seguro. Me miré en el espejo y estaba bastante pálida, viajar en avión no me era nada entretenido, me hacia pésimo en realidad. Me acerqué al lavado y mojé mi cara para refrescarme, luego saqué un papel del dispensador y me sequé.
— ¿Julie? –Miré hacia la puerta, para después escuchar unos golpecitos –Julie, soy Oliver… —rodeé los ojos al escucharlo — ¿eres tú? –no le iba a contestar, porque seguía en mi plan de la ley del hielo –no contestas así que eres tú, abre… —fruncí el ceño, era obvio que no iba abrir, no luego del traumático episodio que pase ayer –abre o voy a gritar –inevitablemente enarqué una ceja, esa frase debí decirla yo, creo que su nuevo apodo seria Olivercita — ¡Julie! –Gritó sin previo aviso, golpeando la puerta del baño — ¡Julie! –volvió a gritar.
Asustada abrí la maldita puerta y él con rapidez se metió al baño y cerró con seguro. Tensé mi mordida al no poder gritarle por mi estúpida idea de “ley del hielo”
 –No sigas enojada –lo empujé al sentir que estaba invadiendo mi espacio personal — ¿así que no me hablarás? –Miré hacia un lado, pero él tomó mi rostro y me hizo mirarlo –no deberías estar enojada, tú me hiciste lo mismo –fruncí el ceño al ver como su mirada iba a mis labios — ¿sabes que soy muy bueno haciendo hablar a las personas? –abrí mis ojos ¿estaba hablando de tortura? – Con facilidad las hago gemir… —abrí mis ojos aun más y lo empujé para salir del baño, pero él no me lo permitió, simplemente llevó su mano libre a mi espalda baja y me atrajo a su cuerpo –creo que no soy tan profesional como lo pensé ¿no? –dijo eso y antes que le respondiera exigiendo que me soltara, sus labios se unieron a los míos.
Luché para alejarlo, traté de empujar contra su pecho, pero me era imposible, así que tuve que ser más extrema y sin pensarlo mordí su labio inferior. Oliver se alejó de mí como si le hubieran arrojado agua a un gato, pero en vez de sonreír por mi victoria, me asusté al ver su mirada.
Oliver sonrió de tal forma que me dio escalofríos y no eran de un miedo común, como por ejemplo cuando ves una sombra extraña en tu habitación por culpa de la sombra del árbol de afuera de tu ventana, sino que este era un miedo….agradable.
Oliver tomó mi mano y me acerco a él y nuevamente me volvió a besar, tomando mi rostro con su mano, era un beso invasivo y cien por ciento dominante, lo que más me llamó la atención fue que me agrado y mucho. Era tan extraña la sensación que me provocaba Oliver, era como si la confianza que se iba desarrollando con él ya estuviera ahí desde siempre, como si solo tuviera que volver a hablar con un viejo amigo, lo que me asustaba, no me había pasado algo así con nadie, no hasta ahora.
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí su boca en mi cuello, mordiendo suavemente mi piel.
—Sabía que yo te gustaba —entrecerré mis ojos. ¡Como me desagradaba el Oliver petulante! Era un Casanova y se sabía atractivo, como si todas las mujeres cayéramos ante él cómo caen las mariposas nocturna al acercase a un farol.
Mordí mi labio inferior cuando con cuidado me llevó hasta apoyarme en el lavado para seguir besando mis labios, no pude evitar un suspiro al sentir el contacto entre nuestras lenguas, mis manos automáticamente se fueron a su cabello, atrayéndolo más a mí y fue en ese momento donde llegó la gota que rebalso el vaso.
 La sonrisa que se formo en sus labios me dejaba muy en claro que su lado arrogante salía a la luz, así que para bajarle el ego tuve de inmediato un nuevo plan.
 — ¿Aun no me dirás nada? –dijo cuando nos separamos por un poco de aire, volví  a sonreír al imaginarme su expresión así que actué rápido para seguir con mi “ley del hielo”.
Lo tomé de su camiseta gris que estaba trayendo y lo atraje a mí, mis manos se fueron al cinturón de su pantalón. Noté la expresión de sorpresa de Oliver y me sentí aun mejor
— ¿Es en serio? –me acerqué a su rostro y él feliz me devolvió el beso, debo decir que el besaba increíble, me agradaba sentir como sus labios se movían contra los míos, exactamente como me gustaba que lo hicieran. Sin vergüenza metí mi mano por debajo de su bóxer sacando un gemido de su boca al tocar su miembro, de forma refleja abrí mis ojos sorprendida al sentir la longitud de Oliver — ¿Te he sorprendido? — ¡Demonio! Si solo actuara y no dijera nada, yo ya hubiera estado en su cama aprovechando de los dotes de Oliver Conlan, pero no…su boca arruinaba todo.
Pude sentir como cada vez se iba poniendo duro en mi mano, lo que me hizo sonreír ya que aun no hacia absolutamente nada…y no lo iba hacer tampoco.
Saqué mi mano obteniendo un gruñido de protesta, pero no dijo nada ya que ahora fui yo quiero lo besé, moviéndome despacio sobre sus labios, despistándolo mientras nos movíamos, dejando apoyado a Oliver en la puerta del baño.
Tuve que concentrarme al momento que sentí sus  manos en mi trasero acercándome a su cuerpo, dejándome sentir con claridad su erección en mi vientre, sobre mi ropa.
 –Julie… —no me iba a sentir mal por hacer esto, además que agradezca que no me había realmente esmerado para ver como su cuerpo reaccionaba ante mí, podía hacerlo caer de rodillas ante mis caricias y sin siquiera tocarlo tan directamente como hoy. Esta vez solo fui influenciada por la curiosidad.
Llevé disimuladamente mi mano hacia el seguro de la puerta y abrí esta sin previo aviso, empujando a Oliver hacia el pasillo con sus pantalones bastante más debajo de lo normal y con un problema entre sus piernas. Con rapidez me escabullí alejándome de él
— ¡Julie! –gritó molesto, pero antes de que me girara a verlo mientras yo reía sin parar, él ya estaba de vuelta en el baño. Creo que tendría que preocuparse de ser tan sensible.
Me senté aun riendo y satisfecha con lo que había hecho, pero Dante apareció desde mi lado derecho superior, sobre el asiento de Oliver.
—Estás metida en problemas Julie, nunca dejes a un hombre caliente porque se vengará de ti…y ahora no puedes decir nada –levanté mis brazos aun riéndome de Oliver, no me importaba lo que hiciera, era más lista que él, así que no iba a salir mal de esto.

No iba a salir mal de esto, no me iba a rendir porque había hecho una promesa. Me levanté con más esfuerzo que los días anteriores, necesitaba un poco de luz en mis ojos, por lo que me ubiqué en un ángulo que la luz de la ventana con rejas  llegará a mi rostro, la luna me tranquilizó un poco y más lo hizo el recuerdo de mi segunda broma para Oliver.
Aun en estos momentos Oliver me sacaba sonrisas, siendo torturados y con la preocupación por el otro a flor de piel, pero no iba a caer, ambos nos habíamos prometido no caer en la locura si esto sucedía, simplemente teníamos que recordar nuestra historia, la que sin duda había tenido altos y bajo, a pesar de que eran más buenos momentos que malos.
Respiré hondo mientras el dolor de mi tórax  trataba de cortar mi respiración, hoy hace unas horas atrás, me habían golpeado hasta el punto de caer en el suelo y ser víctima de los puntapiés que recibía de parte de un hombre, había acabado con su paciencia al insultarlo y decirle que jamás sacaría algo de información de mi parte o la de Oliver.
Hoy no había notas, ni tampoco lo había visto.

Sonreí al mirar por la ventana de mi habitación. Estaba atardeciendo y no había visto a Oliver, eso había sido una buena noticia. No me había vuelto a hablar desde la broma que le hice ayer en la mañana, no lo había visto desde entonces y las veces que nos cruzamos en nuestros caminos, él simplemente me había ignorado, lo que me hacía reír, ahora si estábamos a mano.
Tocaron a mi puerta mientras observaba el mar de Grecia y lo maravillosa que era la vista. Nos habían mandado a un pueblo que quedaba a 45 minutos de Atenas, donde teníamos una reunión con varios gobernadores nuevamente, pero esta vez estaba más relajada.
—Adelante –respondí ante el llamado de la puerta. Miré para saber de quien se trataba y no pude evitar sonreír al ver a Oliver.
—Veo que me has vuelto a dirigir la palabra.
—Sí, ya me cansé, además ya no tenía sentido…me vengué –Oliver tensó su mandíbula al escucharme — ¿Cómo se encuentra el pequeño Oliver? –no pude evitar reír a carcajadas cuando le llame así.
—Si fuera pequeño podría darte una respuesta, pero no es así —adiós risa. Rodee los ojos y me giré completamente hacia Oliver.
— ¿Qué deseas?
—Muchas cosas, entre las que estás tú, pero Melisa ha dicho que debes estar lista en 30 minutos porque debemos ir hacia Atenas ¿recuerdas que tienes una reunión?
—Sí, lo recuerdo –mi tono serio me agradó, no iba a demostrarle a Oliver que sus palabras me afectaban, él sabía que yo no era buena rodeada de tantas personas que no conocía –puedes irte agente 007, que está de empleado en este momento… —sonreí al ver su ceño fruncido. Simplemente se fue y me dejó sola, sin decir palabra alguna.
Luego de varios minutos estuve lista para salir con los demás. Esta reunión era diferente a la de Italia, era menos formal y luego había una cena a la que debíamos ir, así que tomé la elección de un vestido muy convencional ya que quería representar la seriedad de este proyecto.
Un vestido negro al nivel de mis rodillas, cubría por completo mi espalda, mis hombros y mis pechos, un cinturón delgado se ajustaba en mi cintura para darle algo de forma a mi cuerpo. Dejé desabotonado el primer botón para que no verme como una ñoña. Tomé mi bolso con unas cuantas cosas y salí de mi habitación.
El viaje con los demás fue tranquilo, a pesar de que Oliver no me volvió a dirigir la palabra y mi conversación se limitaba a comentar algo de lo que hablaba Melisa y Dante.
Al llegar a nuestro destino Oliver se quedó a mi lado cuidado de que nada me pasara, encontraba que exageraba en su comportamiento, aquí no nos pasaría nada.
—Oliver debes quedarte aquí –dijo Melisa, pero al ver la expresión de Oliver decidí que era momento de confiar en él, aunque estuviera poco tiempo junto a nosotros él había sido designado a esta misión por ser bueno en su trabajo y además no se iba a ir a ningún lado, así que en algún momento tendría que enterarse de todo.
—Melisa… —ella  me miró cuando la llamé –Oliver podría entrar con nosotros, no veo que corramos algún peligro, él está para protegernos igual que Dante, además esto ya está saliendo a la luz, una persona más o una persona menos da lo mismo —ella me miró y asintió.
Me encantaba que ella confiara tanto en mis decisiones. Sin decir otra palabra nos fuimos hacia la sala donde nos estaban esperando.
—Esto no hará que deje de estar enojado contigo —rodeé los ojos al escuchar a Oliver.
—Yo no me rijo por lo que pienses, así que mejor quédate calladito antes que cambie de parecer porque eres un idiota –entramos y vimos como todos nos estaban esperando, así que tuve que buscar toda la seriedad que tenia para comenzar con la presentación….de nuevo.

Después de estar más de dos horas en la exposición donde me concentré en el ministro de defensa de Grecia y en las expresiones de sorpresa de Oliver, las cuales casi me hicieron reír a la mitad de mi presentación. Seguimos con la cena que habían hecho para nosotros, Grecia me agradaba, en Francia no nos habían preparado nada.
Me acerqué a tomar un vaso de jugo de naranja, porque estaba sedienta.
—Me has sorprendido –sonreí al escuchar la voz de Oliver a mi lado, este agente no se separaba nunca de mi cuando estaba fuera de un hotel.
—Lo sé –sonreí con arrogancia tomando de mi jugo.
— ¿Cómo lo hicieron?
—Con mucho esfuerzo…y mucho café –él sonrió al escucharme. Había pasado demasiados días envela por este software.
—Me agrada que hayas intercedido para dejarme entrar, ahora sé que te debo cuidar aun más —rodeé los ojos, como dije antes, esto era una exageración.
—No mientas, agente 007 –él sonrió –no busques más excusas para estar cerca de mi… —entrecerró los ojos al escucharme, pero no dijo nada solo se acercó y miró hacia los lados sospechosamente para seguir con un movimiento que me sorprendió, pasó suavemente su dedo índice por mi brazo descubierto, provocando que mi piel se erizara y que me tomara más trabajo tomar de mi jugo –no juegos aquí… —me alejé y él sonrió satisfecho.
¡Tan solo con ese roce me había provocado!
—Solo estaba asegurándome de algo —miré hacia los lados atenta de que alguien nos hubiera visto, pero todo seguía normal…o la otra opción era que solo para mí aquella caricia había provocado tanto revuelo.
—Creo que mi última jugada te ha dejado en claro que no sigas provocándome.
—No lo sé –su tono irónico me molestó –quizás solo este esperando para devolverte la jugada… —se acercó a mí como si estuviera diciendo algo a mi oído; tomó mi delgado cinturón y me acercó a él tironeando de este, pero eso no provocó nada comparado a cuando sentí sus dientes en mi oreja, mordiendo con cuidado de la parte superior de esta, Dios…debía ser sincera y decir que mi agente 007 estaba provocando que mi sangre ardiera, pero no podía caer ante él.
Lo empujé y lo miré feo para que entendiera que no podía hacer ese estilo de cosas….no aquí por lo menos.
—Deja de jugar, hay gente importante —él sonrió de una forma que me sorprendió…otra vez, sus labios curvados mostrando sus dientes solo provoco que me deslumbrará ¡estúpido Oliver Conlan!
— ¿Qué sucede aquí? –me tensé al escuchar la voz de Melisa, pero al ver su expresión me di cuenta que estaba bromeando –Julie, por allá –miró hacia un grupo de hombres que había en una esquina –desean hablar un poco más con nosotras, así que dejen de coquetear y vamos… —no dije nada y ni siquiera miré a Oliver por exponerme a esto.
Seguí a Melisa, pero Oliver tomó mi vestido desde la espalda y me hizo retroceder, lo volví a mirar feo por hacerme chocar con su cuerpo de una forma descarada.
—Solo te estoy protegiendo, debes estar cerca mío para hacer bien mi trabajo.
—Sigue jugando y olvídate de seguir siendo el agente 007 porque te convertirás en el agente Perry… —seguí caminando mientras escuchaba las carcajadas de Oliver.
Estuvimos un largo tiempo en la cena, conversando con más personas del gobierno greco, gracias al cielo que Oliver se digno a dejar de molestarme porque me desconcentraba.
Ahora estábamos de vuelta en el hotel, era ya pasada media noche.
—Buenas noches –le dije a todos en el vestíbulo, estaba cansada. Miré a Oliver como me siguió pero antes de traspasar mi puerta lo miré seria –tú te quedas en tu habitación, está al frente de la mía si me pasa algo gritaré así que deja de comportante como un psicópata.
—Estoy haciendo mi trabajo.
—¡JA!...mi toalla de antes de ayer opina diferente, así que buenas noches –con rapidez entré a mi habitación y cerré la puerta en su cara, puse seguro y me quedé con la oreja pegada a esta hasta que escuché que él entró a su habitación.
Fui en busca de una toalla y esperé un tiempo mirando desde mi ventana el mar, me encantaba la vista desde aquí y no iba a perder la oportunidad de sentir el mar de Grecia, así que cuando sentí que era seguro salir sin ser descubierta me escabullí sigilosamente hasta salir del hotel.
No me tomó más de diez minutos llegar a la desolada playa, me saqué mis tacos y los dejé arrojados a metros de la orilla, miré hacia mis lados y no había nadie, exactamente como lo había pensado.
Me deshice de mi vestido aburrido y deje caer mi cabello, quedé solo con mi ropa interior, pero aun así me seguía molestando, siempre había deseado bañarme desnuda en una playa…y esta era perfecta, con seguridad deje caer mi sujetador y saqué mis bragas. Esa sensación de libertad se apodero de mi cuerpo y corrí al agua.
— ¡Mierda! –estaba bastante helada, aun estaban en primavera aquí pero no me importó, me metí hasta que el agua cubrió mis senos, esto era increíble, me sumergí por completo y el frio de a poco fue desapareciendo.
Aquí no habían olas lo que me facilitaba todo, nadar era agradable y se sentía maravilloso, estaba de espalda dejándome llevar por la marea, mirando como la luz de la luna iluminaba todo, en ese momento de forma inevitable mi rebelde cerebro trajo a mis pensamientos a Oliver, sonreí al pensar en los últimos acontecimientos del día, sin duda agente 007 estaba haciendo mis días más entretenidos, a pesar de llevarme al límite en mi autocontrol disfrutaba de nuestros instantes de juegos.
Tomé mi oreja que aun sentía que ardía ante la mordida de Oliver.
—Esto es demasiado irresponsable de tu parte –grité al escuchar esa voz y al tratar de quedar en posición vertical entró agua por mi nariz, lo que dolió mucho.
— ¡Idiota! –de inmediato me cubrí mis senos cruzando mis brazos mientras tosía. Miré a Oliver que sonreía — ¿Qué haces aquí?
—Soy el responsable de que sigas con vida, no te puedes escapar de mí.
—Oh Dios Santo ¿es que acaso tienes poderes? –Di unos pasos hacia atrás al ver que se acercaba a mi –es imposible que tu…
—Tengo un sueño muy frágil de romper —volvió a acercarse a mi – ¿Por qué te cubres? No es como si no te hubiera visto antes –sonrió de forma coqueta, miré hacia un lado sonrojada –te he avergonzado…
—Deja de bromear, ahora sale y vístete –recién me di cuenta de que estaba con su pecho descubierto y no tenía idea si llevaba algo debajo –te girarás y esperarás a que me aliste.
—Ooh no, eso no está dentro de mis planes esta noche.
—Basta, no es momento para juegos, alguien puede llegar.
—No pensaste en eso cuando te metiste desnuda al mar.
—Es diferente, estaba sola –él de un movimiento se acerco a mí y tomó mi cadera entre sus  manos para llevarme hacia él –No…
— ¿Cuánto me costará convencerte? Has sido la que se ha hecho rogar más tiempo –me estremecí al sentir su cuerpo contra el mío, me abrace más fuerte para que él no pudiera ver nada.
—Días, agente 007 solo han pasado días, así que deja esto y vámonos…alguien nos puede ver y estaríamos en problemas.
—Vamos Julie, esto es solo entre los dos y la luna, nadie más —me reí ante su frase.
—No creo que seas tan ingenuo al pensar que caeré ante esa frase ¿a cuántas se lo has dicho? –él pensó un segundo.
—Creo que a ninguna, tengo otro repertorio –“repertorio” ¡maldito Casanova que se especializaba en hacer caer a las mujeres de este planeta!
—Eres asqueroso ¿sabes? –traté de darle un rodillazo en sus partes nobles, pero él con astucia tomo mi rodilla y luego pasó su mano a mi cadera hasta que me hizo girar en el agua y mi espalda quedo pegada a su pecho…demonios, en esa posición me di cuenta que no llevaba nada que lo cubriera, estaba igual de desnudo que yo.
—Sabes que no es así –su voz en mi oído hizo que mi cuerpo comenzara a responder al suyo –no supondré el motivo del porque estas temblando Julie –cerré los ojos tratando de buscar mi autocontrol, pero era imposible, no en esta situación.
— ¿Dejaras de molestarme si acepto? –él rió de forma ronca en mi oído.
—Eso depende… —fruncí el ceño, pero mi molestia desapareció cuando sentí que los brazos de Oliver me rodeaban, lucían tan fuertes como si te pudiera proteger de cualquier cosa.
— ¿De…qué depende? –apoyé mi cabeza en su hombro al sentir como ahora besaba mi cuello.
—De cuanto me encante estar contigo.
— ¿Y si sigo diciendo que no? –sus manos se fueron a mis brazos y los fueron bajando de a poco.
—Tengo muy buenas técnicas de convencimiento…

Abrí mis ojos casi saltando al escuchar como la puerta se abría y entraban dos hombres. Uno le dijo algo al otro algo que no pude entender pero el más grande le respondió unas palabras que causaron escalofríos en mi cuerpo.
—Tengo muy buenas técnicas de convencimiento –me estremecí al escuchar la misma frase de Oliver en aquel monstruo, pero no tuve tiempo de pensar en nada más ya que ambos me tomaron de los brazos y me levantaron un poco, mis piernas ya no tenían las fuerzas de antes, por lo que me llevaron arrastrando hasta la sala de los vidrios, donde vi por última vez  a Oliver en esa maldita silla.
Cuando entramos a ese lugar esta vez estaba todo iluminado lo que hacía que mis ojos dolieran, me había acostumbrado a solo percibir la luz de la luna, ya que el sol para mí era imperceptible, de día estaba inconsciente.
Miré hacia la sala de al lado y vi como también estaba entrando Oliver mientras forcejeaba con los hombres que lo llevaban, como reflejo me puse de pie sin saber de dónde saque la fortaleza, empujé a los dos tipos que me cargaban y me logré zafar de ellos como por un milagro, Oliver al verme también de forma milagrosa se liberó de sus captores.
Corrí con lo poco de energía que me quedaba hasta que llegué al vidrio, él hizo lo mismo.
— ¡Julie! –dijo mirándome con un dolor que traspaso mi cuerpo, provocando que deseara que esto no siguiera, quería decir todo y que ambos fuéramos liberados de esta tortura –amor se fuerte, me lo prometiste –levanté mi mano para poder tocarlo pero era imposible, él hizo lo mismo, nuestras manos quedaron al mismo nivel, pero separadas por ese maldito vidrio –te amo ¿sí?... ¿Julie? –mis lágrimas comenzaron a escapar de mis ojos, sentía una puntada en el pecho al ver como su rostro estaba herido, mi Oliver, el amor de mi vida estaba sufriendo por algo que yo cree, jamás me perdonaría esto. No podía decir palabra alguna, lo que me enfurecía ya que él estaba esperando una respuesta de mi parte –Amor… —miro detrás mío, sabía que me venían a separar de él —Te amo.
—Lo siento… —dije entre lágrimas.
—Piensa en nosotros ahora, solo eso —los ojos de Oliver estaban rojos y una herida muy fea traspasaba su ceja izquierda, sus manos tenían restos de sangre y su cuello tenia marcas de una cadena –piensa en la playa Julie, piensa en Grecia…yo estoy ahí —sus palabras solo me hacían llorar aun más –sé fuerte –terminó de decir eso y me tomaron de los brazos con brusquedad mientras el segundo vidrio bajaba con rapidez, aquel tenia la función de evitar que nos escucháramos.
Un hombre del otro lado le dio un golpe en la espalda a Oliver haciéndolo caer de rodillas al suelo, pero él no se quejó, solo me quedó mirando. Me concentré en hacer lo mismo, no tomé en cuenta lo que me decían, solo me quedé mirando los ojos verdes de mi agente 007, tenía que ser fuerte.
—Cada vez quiebras más mi paciencia –sentí la voz de alguien, pero no importó ya que una mano se estampó en mi rostro.
Vi como la mirada de Oliver se enfurecía mirando aquel hombre ¡esto era horrible! Solo cerré mis ojos no escuchando nada, como me había enseñado Oliver, escapar de la realidad había sido su especialidad, Oliver había estado en estas condiciones antes, en Irak, por eso habíamos planeado esto, de pensar en nuestra vida juntos si nos atrapaban, gracias a Dios que puse atención durante todos estos meses ante sus lecciones.

—Eres muy arrogante Oliver… —sentí como mordió mi cuello suavemente.
—Sí y sé que te gusta eso porque eres igual… —llevé mi mano a la suya como reflejo al sentir que rodeaba uno de mis pechos, no pude evitar gemir ante aquel contacto. Mis piernas ya no eran tan fuertes como hace un minuto, las caricias de Oliver estaban acabando conmigo.
—Puedo utilizar esto en tu contra, dejarías de trabajar con…nosotros –mordió mi hombro. Me removí sin saber qué demonios hacer, pero fue peor ya que pude sentir su erección sobre mi trasero.
—Eso lo dudo, le agrado a Emma… —su mano comenzó a moverse tomando completa atención en acariciar aquella zona, trate de detenerlo con mi mano, pero fue inútil, se sentía increíble.
—Oliver… —un suspiro revelo lo que el agente 007 provocaba en mi cuerpo –claro que le agradas a Emma si, si dormiste con ella.
—Irrelevante –su otra mano dejó mi abdomen para dirigirse a la parte más intima de mi cuerpo, pero lo detuve con mi mano libre, dejándome expuesta en la parte superior de mi torso.
—No… —me quejé, tanto por como él seguía tocándome y por cómo estaba quedando a la deriva en este momento.
—Julie, vamos, te gusta ir contra las reglas, esto será agradable, para ambos —demonios, siempre dije que dormir con alguien que es tu compañero de trabajo iba en contra de mis propias reglas…pero ¡Mierda! ¿Qué hacia ahora? Aun tenía escapatoria ¿no?

Como sea, el agua ya no se sentía ni un poco fría.

Estos terminaran evaporando el agua xD

2 Lectores:

  1. ajoajoajoaoao evaporaron el agua xDDDD
    agente 007 y agente Perry ajjojsojaja amo cuando le dice así xDD
    wn que me pena la parte del vidrio >.< siempre la recuerdo, es tan triste :(
    y falta una mas, donde uno de los tipos le da una palmada en el trasero para que Oliver se enoje ... ajojsjjajaoa T.T

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