lunes, 30 de noviembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 20


“Negocios”

Eran más de las once de la mañana, día domingo. Me preparé un café y me fui a ver televisión al sofá. Miré sin ninguna expresión a Max cuando llegó a la sala e hice caso omiso a su “Buenos días, Green”
¿Qué tenían de buenos? Se sentó en el sofá de al frente, mirándome con su expresión de póker, su pecho descubierto y solo su pantalón azul de pijama, pero solo me concentré en ver la película que estaban dando, The ugly truth.

— ¿Vas a jugar a hacerme la ley del hielo? –dijo como si todos sus comentarios de ayer fueran una gracia.
—No –dije mirándolo con indiferencia –solo me estoy comportando como debería ¿no era esto lo que querías?...estoy cansada –suspiré, había tenido toda la noche para pensar en mi situación –tú ganas, ya no seguiré luchando y ahora esperaré a que te canses de mí –él frunció el ceño al escucharme — ¿Qué es lo que deseas ahora como para dirigirme la palabra Sr. Maximiliano? ¿Desea que lo masturbe? ¿Qué se lo chupe? –dije sin expresión.
—Green, no hables así, no permitiré que te faltes el respeto y menos que uses palabras tan soeces  –bufé, incrédula por su descaro.
— ¿Tú puedes, pero yo no? no me había quedado claro, lo siento mucho –negué sin poder creer su comentario y tomé de mi café.
—La noche del viernes me desafiaste Elizabeth, no me gusta cuando lo hacen.
—Me da lo mismo lo que te gusta o no, deberías salir e ir a tirarte a alguien, ya hablamos de esto ¿quieres seguir discutiendo? Porque yo no.
—No, a diferencia tuya yo no rompo mi palabra, esperar cualquier cosa menos que me contradiga, no me involucraré con nadie además de ti –su voz era tan tranquila que me hacía enojar –deberías aprender a que hay personas que cumplen lo que dicen.
—Tú no eres humano Max, deberías saberlo –sonreí irónicamente.
—Eres demasiado inmadura –negó como si estuviera hablando con una niña pequeña.
—Lo siento, es que estoy acostumbrada a que me traten mal así que respondo siempre de esta manera.
—Te has besado con otro chico que ni siquiera conocías ¿Qué crees que es eso? ¿No debería enojarme? ¿No te enfadaste cuando me viste con Emily? –me estaba hablando tan tranquilo que me desesperaba, era como si nada hubiese pasado entre nosotros, como si sus palabras se las hubiese llevado el viento.
—Puedo hacer lo que quiera Max, ese es el punto, nosotros no somos nada y no me digas que soy tuya… blah blah blah.
— ¿Blah, blah, blah? no tienes la menor idea de lo que significa esto.
—Si significara algo no me estarías tratando mal ni acostándote con otras personas ni…
—Alto —dijo entrecerrando levemente sus ojos –hablo de tradición, nada más, ayer te lo aclaré.
No podía seguir con esto, ya estaba cansada de recibir horribles palabras de su parte hacia mí. Siempre trataba de humillarme y proclamarse el ganador en todo, siendo que en realidad era un monstruo que debería estar bajo tierra.
—Max no quiero escucharte, dime qué es lo que quieres, estoy cansada de discutir, no tengo un escudo protector para soportar insultos ¿Por qué crees que me fui tan rápido como pude de la casa de mis padres?
—No lo sé, tampoco me interesa, puedes retirarte si así lo deseas, no necesito nada –mis ojos se llenaron de lágrimas de pura rabia. Me giré para salir de ahí lo más rápido posible — ¿Cuántas veces te diré que no me agrada que llores? –Ahora estaba al frente mío, no podía creer que luego de todo lo que me dijera y me hiciera lo siguiera encontrando atractivo –Lizzie, basta –lo miré enojada y traté de esquivarlo, pero me atrapó dejando su mano en mi cadera –Ya…
Levanté la vista justo para cuando sentí su manos en mi cuello, antes de poder decirle que se alejara, él se apoderó de mis labios con tanta facilidad que me sentí frustrada, sin embargo cuando quise alejarme de su beso apasionado, este se volvió en algo…diferente.
Cerré mis ojos concentrada en cómo sus labios se movían lentamente contra los míos, como su lengua se encontraba con la mía y solo se movía con cuidado. No sé qué me estaba pasando pero mis huesos se iban derritiendo a medida que avanzaban los segundos, con miedo me apoyé en los brazos de Max. Esto…esto era diferente.
Estaba pérdida como nunca con los besos de Max, llevé mis manos a su cuello, para después pasar lentamente mi mano por su mejilla, grave error. Solo esa caricia bastó para que él se separara de mí y me quedara mirando sorprendido por una fracción de segundo.
También desperté de donde fuese que me encontraba.
—Solo deja de andar llorando por las esquinas, Green –dio media vuelta y desapareció de mi vista.
Me quedé de una pieza, aun sorprendida por lo que acababa de pasar, aunque ¿Qué demonios había pasado? Me senté en el brazo del sofá, aun sin entender nada ¿Quién era esa persona que me acababa de besar? tenía otra mirada, otra forma de besar…era,...Dios, ese era otro Max y no me había sentido con cargo de conciencia por disfrutar de aquel beso, exactamente como había pasado ayer en la ducha cuando me ayudó, tampoco me había sentido mal por ello.
Fui hacia la habitación aun en un estado de shock, como una zombi llegué hasta el laptop y ni siquiera me di cuenta de cómo le envié un mensaje a Teresa, con cientos de preguntas sobre ¿Quién demonios era Maximiliano Blake? ¿Por qué ahora se comportaba tan diferente a como ellos lo describían?....oh diablos, estaba perdida ¿Qué acaba de pasar?
El día transcurrió tan rápido recostada en mi cama, que ni siquiera salí a comer y Max no apareció, solo escuchaba sus pasos cada par de horas, pero no lo vi más, no quería, ese beso había sido tan raro que no me había agradado lo bien que se sintió.  Esa noche me costó dormir y esta vez fue la primera vez que me quedé pensado en Max y no de una forma negativa.  

Estaba lista esperando a que apareciera Max para ir al edificio Blake Ltda. Hasta que surgió desde el pasillo, frunció el ceño al verme.
— ¿Tara no ha llegado? –Negué de inmediato –que raro, bien, tú vete con Thomas, yo me iré en el otro auto –fruncí el ceño sin entender aquello.
— ¿Por qué? –él enarcó una ceja.
—Bueno, porque no deseo irme contigo ¿así queda más claro? –entrecerré los ojos. El Max de ayer debía mantenerse bien escondido porque ahora era el mismo patán de siempre –no estés pensando estupideces Green –negó como si estuviera cabreado y se fue hacia el ascensor.
Lo seguí sin decir nada, la tensión se esfumó al quedarnos sorprendidos viendo como Tara estaba llegando en el ascensor, cansada y agotada porque estaba atrasada.
— ¡Lo siento! Me he quedado dormida, lo siento Sr. Blake, Srta. Lizzie –miré a Max sin comprender la desesperación de Tara, casi se ponía a llorar, sus ojos estaban brillando.
—Bien Tara –dijo Max –habíamos quedado en algo, estás despedida –ella bajó la mirada y asintió.
—Solo llegó atrasada diez minutos Max –dije mirándolo enojada, él no le podía hacer eso a ella, Tara era tan fiel.
—Silencio, este no es asunto tuyo…Tara –dijo ahora dirigiéndose a ella –toma las cosas que tienes aquí y no vuelvas por estos lados, sabías las condiciones.
—Así es Sr. Blake –dijo ella mientras las lágrimas comenzaban a caer al suelo.
—Vamos, Green –ella me dio una media sonrisa y Max casi me empujó adentro del ascensor cuando Tara salió de este.
Las puertas se cerraron y miré aun sorprendida a este Monstruo.
—No lo hagas, ella te estima tanto Max.
—De eso no se vive.
—Ella cumple todo a tus órdenes, no puedes hacerle eso, es joven, quizás se entretuvo anoche o algo parecido.
—Tú igual eres joven y jamás has llegado tarde al trabajo –pasé por omiso ese comentario –así son las cosas conmigo, solo doy una oportunidad.
— ¿Entonces ya me dejas libre por haber besado a Noah?
—Cuidado –dijo mirándome enojado, era demasiado pronto para hablar de ello –basta de ese tema, hay cosas más importantes que hacer.
—No la despidas Max, por favor —Tara se estaba esforzando tanto.
—Elizabeth basta, es Tara, la misma que te ocultó mi identidad, la misma que sacó las cosas de tu departamento –dijo serio.
Salimos del ascensor y avanzamos hacia afuera. Me llamó la atención la mirada de la recepcionista, casi se comió a Max con sus asquerosos ojos.
—La misma que estuvo ahí cuando moría de miedo –dije tratando de convencerlo.
—Bueno, no le ordené que lo hiciera, así que no vale.
—En realidad si, le diste órdenes sobre eso –él me quedó mirando.
—Buenos días, Sr. Max, Srta. Lizzie –le sonreí a Thomas. Max solo le dio una mirada despectiva.
—Por favor, no hagas esto, ella…
— ¿Crees qué no lo haré solo porque tú me lo pides, Green? –negué, eso era imposible.
—Tú eres un hombre de negocios ¿no? —él enarcó una ceja.
—Sí, lo soy…sigue —Thomas nos miraba confundido, pero Max con una seña hizo que él se fuera a dentro del auto.
—Lleguemos a un trato, yo necesito a Tara –de verdad su rostro había sido devastador, ella tenía muchas ilusiones de cumplir siempre lo que decía Max –tú también, no lo niegues, programaba tu día completo, claro, tu vida oscura… —porque yo arreglaba su vida de “humano” –pero sé que no lo admitirás, ella te admira y de seguro jamás volverás a tener un problema como este, es por eso que te hago un trueque.
Max me miró sin decir nada, analizando lo que estaba diciendo, aunque yo no sabía qué demonios darle para asegurarme de que ella se quedara. Iba a quedar sola sin Tara y eso no lo podía permitir.
— ¿Y eso qué sería?
—Lo que tú quieras, pídeme algo que tú quieras de mí y yo te lo daré a cambio de que Tara se quede –él bufó. Yo no perdía nada, me tenía en sus manos con las amenazas a mis amigas.
—Yo obtengo todo de ti.
—Algo debe haber —él se quedó pensando y sonrió curvando los labios, de inmediato supe que ya tenía una idea.
—Lo pensaré, ahora vete con Thomas –él abrió la puerta y me metí al auto.  Thomas partió sin decir una palabra.
— ¿Cómo has estado Thomas?
—Bien Srta. Lizzie.
—Estamos solos, no tienes para que hacerte el pesado conmigo, Max se va en otro auto.
—Si, en el de al lado –me quedé con la boca abierta al ver un descapotable negro… Max era asquerosamente millonario.
—Ya veo.
No dije nada durante el transcurso del camino, me centré en pensar en lo que acaba de hacer ¿darle lo que él quería? ¿Qué demonios me estaba pasando?
Me despedí de Thomas y entré al edificio saludando al guardia de turno. Subí al ascensor y solo en segundos ya estaba en mi escritorio, me alegraba poder subir a un ascensor sin volverme loca.
Max llegó y entró a su oficina sin decir nada o siquiera mirarme. Tomé mi agenda y golpeé su puerta para hablar sobre lo que su agenda dictaba para el día de hoy.
—Bueno, hoy tienes una cita a las once de la mañana con un representante de los accionistas de una compañía de informática  –no pude evitar sonreír al recordar a Noah, Dios, qué simpático había sido conmigo –luego a las tres de la tarde hay una reunión general con los ejecutivos y nada más por hoy, llegarán los balances que pediste de la empresa constructora de Washington.
—Bien –dijo él mirando su laptop, me giré y salí de la oficina con un sentimiento extraño.
Comencé a hacer lo que debía, enviar y recibir cartas, encargarme de ver cómo iba a ser el resto de la agenda de Max y por último entretenerme al ver los otros balances que había en mi escritorio, ya que no tenía mucho que hacer y no me quería aburrir. Tenía esa costumbre desde que era una adolescente. Estos informes habían pasado por las manos de Max antes, los había revisado porque quería tener todo muy claro en relación a cómo iba la empresa aquí, Max se encargaba de Europa, por lo tanto esto era nuevo para él.
Fruncí el ceño al notar que unos números no cuadraban ¿Cómo no notó esto?
— ¿Lizzie? –Levanté la vista y me quedé de una pieza al ver a Noah al frente de mis ojos –Si, eres tú –me sonrojé en un segundo.
— ¿Qué haces aquí? –Lo miré asustada, Max estaba al lado – ¿tú me…?
—Tengo una cita con Maximiliano Blake, son las diez y media, llegué un poco temprano, cuando supe que era aquí quise ver si tenía la suerte de encontrarte y veo que mi día mejoró –fruncí el ceño.
— ¿Tú eres el representante de los accionistas?
—Sí, debes ser muy buena como para ser la secretaria de Maximiliano Blake, dicen que es un bastardo, pensé que me iba a encontrar con una anciana –tragué saliva nerviosa.
Noah lucía muy bien, estaba bastante casual para una cita de negocios, unos pantalones de tela negros y una camisa blanca, sin corbata o algo que indicara que era alguien que venía a una reunión.
—Esto…yo.
—Desapareciste el viernes —sus ojos verdes me miraban sonriendo ¿era eso posible?
—Voy a ver si te puedo hacer pasar antes ¿sí? –él negó.
—Aun es temprano, podríamos conversar –salté sobre mi asiento al escuchar el teléfono. Noah frunció el ceño, pero contesté antes de que me dijera algo.
—Blake Ltda, habla con Elizabeth Green.
— ¿Ni siquiera te concentras como para ver que soy yo quien te llama? –dijo Max molesto. Miré el numero y claro, era su línea –hazlo pasar.
—Sr. Blake —dije advirtiéndole.
—Green —dijo un tanto furioso, advirtiéndome que no siga insistiendo.
Cortó sin esperar respuesta de mi parte. Dejé el auricular en su lugar con el corazón en la mano, esto estaba mal.
—Quiere que pases –dije sonriéndole.
—Ah…muy bien –me sonrió y guiñó un ojo para después ir hacia la puerta, pero me adelanté y le fui a abrir yo la oficina, él me miró extrañado por mi nerviosismo.
Entré y miré a Max quien estaba concentrado escribiendo algo en el teclado.
—Sr. Blake, el Sr… —miré a Noah, sin saber su apellido.
—Marshall —me sentí pésimo. Había besado a este chico y ni siquiera sabía su apellido.
Me había comportado como una idiota esa noche.
—El Sr. Noah Marshall —Max levantó la mirada y me puso atención.
—No soy un rey como para que tengas que venir a presentar aquí mismo a quien entra –tensé mi mandíbula y solo asentí.
Noah miró mal a Max y entró, pero me regaló otra de esas sonrisas agradables que tenía.
Salí de ahí con los nervios a flor de piel. Me senté inquieta sin saber si Max podía matar a Noah mientras yo estaba aquí, sin poder hacer nada. Fui hacia la pequeña oficina que había en el piso y prepare café. Era lo único que podría hacer, por lo tanto, me apresuré en tener las dos tazas lista.
Toqué a la puerta y no esperé a que me dijeran que podía pasar. Max me dio una mirada asesina, nada comparado a la tierna mirada que me regaló Noah al verme con la bandeja.
—Justo lo que necesitaba Lizzie, pareciera que leyeras la mente –no, el que puede hacer eso es Max.
Noah encantando tomó la taza que le ofrecí. La otra la dejé en la bandeja, sin mirar a Max, no quería ni ver su expresión asesina.
— ¿Lizzie? por lo visto se conocen –dijo Max con un tono neutro, sin permitir que sospecháramos de su furia.
—Si —él me miró y me volvió a sonreír –solo nos vimos en…la fila para comprar un rico café, era eterna así que preferimos conversar antes de aburrirnos –si Max no supiera nada y no leyera mentes, esa mentira habría sido perfecta.
No le respondí, solo atiné a salir de ahí.
Me senté más tranquila al ver que Noah estaba vivo y me concentré, era imposible que Max le hiciera algo, era estúpido pensar algo como eso si había una empresa detrás de Noah.
Quedé pensado en que Noah se veía un buen chico, no hubiera tenido problemas de subir a un ascensor con él en el pasado, así que suspiré tranquila y me dediqué a seguir con mi trabajo.
Me sorprendí al ver tantos correos electrónicos que tenía Max, muchos eran de mujeres, de todo el mundo, hubo más de diez que no tuve idea de que país eran, creo que hasta había alguien que hablaba hebreo. Rodeé los ojos, todos eran con el mismo patrón “¿Cuándo nos vamos a ver otra vez?” “Extraño pasar una noche como la ultima”
¿Cuántas mujeres habrá tenido Max? ¿Cómo diablos no estaba muerto por una infección de transmisión sexual? Aunque ya no había nada que hacer, estaba muerto, no creo que sea vulnerable ante dichas enfermedades.
—Hasta luego —dijo Noah cerrando la puerta y trayendo mi mente a tierra de nuevo.
— ¿Ya terminaron? –él asintió.
—Por fin, más de una hora es demasiado para una reunión, pero él quería saber prácticamente hasta quien eran los guardias del edificio donde trabajo –dijo negando.
—Es para tener confianza, ya sabes.
—Si…oye, Lizzie, no te he metido en problemas ¿cierto? –sonreí, ya había estado en problemas y era por mi culpa ¿pero qué estupidez digo? Era por la culpa de Max, un maniático psicópata.
—No, para nada Noah, no te preocupes.
—Este… —dijo pasando su mano por su cabello –es tu hora de almuerzo ¿no? –Asentí, eran más de las doce –me preguntaba si ¿quieres almorzar conmigo? –sonreí feliz, pero esa felicidad se fue al instante de escuchar el teléfono, ya sabía de quién se trataba.
— ¿Si? –contesté de mala gana.
—Esta es tu oportunidad para venir y saber que lo que deseo a cambio de que Tara se quede —miré a Noah y suspiré.
—Bien —corté y quedé mirando a mi aventurita de una noche.
—No puedo, tengo un compromiso con mis amigas.
—Oh...ya veo –dijo un tanto triste, lo que no me gustó ver.
—Pero puede ser mañana –no Lizzie, piensa antes de hablar, piensa antes de hablar.
—Sería estupendo, vendré por ti a las doce –asentí lentamente. Él se acercó y se despidió de mí con un beso en la mejilla –nos vemos entonces.
—Nos vemos… —desapareció en el ascensor y suspiré cansada, había cometido un error.
Fui hacia la oficina de Max y este estaba apoyado en el escritorio, mirándome con  esa expresión de póker.
—Así que tienes una cita ¿te debo felicitar? –Dijo mirándome directamente a los ojos, no sé porque me sentía avergonzada a tal punto de esquivar sus ojos negros –te he hecho una pregunta.
—Solo es un almuerzo.
— ¿Nada de lo qué te he dicho te ha quedado en esa cabeza tuya? –lo miré frunciendo el ceño.
—Si me dieras más información, sabría de lo que estás hablando, pero no lo haces.
— ¿Para qué crees que fuiste a la fiesta Masquerade?
—Para marcarme como tuya –eso me lo sabía de memoria, no lo dejaba de repetir –para que otros vampiros no me traten de morder –abrí mis ojos sorprendida — ¿Noah es un vampiro?
—Esa marca es para que tú entiendas que eres mía, no solo para evitar que salgas con vampiros sino con humanos igual, y no, ese Noah, no es un vampiro.
—Bueno, entonces no tienes para que alarmarte Max, solo es un almuerzo.
— ¡Ese chico tocó lo que es mío! Es como si un hacker se metiera en mi cuenta bancaria y me robara –que excelente comparación, soy dinero, maravilloso.
—Lo siento, ya no puedo cancelar, ni siquiera tengo su número, así que iré —él entrecerró los ojos.
Realmente no estaba mirando a Max de la misma manera, desde ese maldito beso que me dio ayer, ahora trataba de encontrar pistas para encontrar a esa… persona.
—Basta con eso Elizabeth… mañana irás y saldrás con ese niño –dijo pensando algo que no podía descubrir –y le dirás que estamos juntos, como le hemos dicho a todos, se acabó la discusión.
—Pero lo besé —dije recordando esa noche.
—Ese no es mi problema ¿o sí? Mañana será la última vez que lo verás ¿queda claro? –bufé cansada.
—Está bien.
—Ahora lo de Tara, no quiero una cosa –fruncí el ceño –quiero tres.
—Dije solo una.
—Bueno, así son los negocios, a veces se pierde o se gana, hoy perderás.
— ¿Qué quieres?
—Son simples, primero, debes comprometerte a que no volverás a salir sola con tus amigas, eres una mujer de palabra, eso es cierto –solo el sábado me había dicho lo contrario, este vampiro era una contradicción con piernas –segundo, harás lo que te he dicho sobre ese chico Noah –fruncí el ceño.
—Dijiste tres.
—La última es una sorpresa, para mi… —me agradaba menos este Max negociador, era frio, calculador y malo, aun más de lo que ya era –así son los negocios Lizzie –enarqué una ceja a como me llamó, lo hacía ciertas veces y estaba comenzando a relacionarlo a cuando me trataba de manipular –veo que te niegas, muy bien, yo no pierdo nada, Tara queda desempleada –recordé la expresión de Tara y me dio pena.
—Está bien, pero hay condiciones –él frunció el ceño, no le di tiempo de hablar –puedo salir con mis amigas, solo tendrás que venir porque es demasiado sospechoso que desde que estoy contigo no salga con ellas, no querrás enemigas ¿cierto? Y respecto a Noah, no será mañana, eso sería triste…más adelante.
—Lo de Noah será mañana mismo, no hay cambio y a lo de tus amigas, está bien –no había forma de hacerlo cambiar de opinión sobre Noah.
—Bien –dije asintiendo –pero quiero saber la tercera, es injusto que no me la digas y lo sabes.
—Muy bien, te la diré —el Max negociador desapareció al instante que sonrió, de esa forma malvada y traviesa — ¿recuerdas lo que me ofreciste ayer? lo aceptaré, encantando, así me aseguro que no me morderás –abrí mis ojos como platos al darme cuenta de lo que quería, yo jamás…jamás —sé que nunca has hecho sexo oral Lizzie, yo te quité la virginidad.
—Max —dije sonrojándome.
—Bien, no has dicho no, mis dudas se han respondido, te llama la atención ¿no? bueno, yo te diré cuando lo desee, quizás hoy mismo, entonces ¿aceptas?
Me quedé pensando en la tercera posibilidad. Max odiaba perder el control y por lo que había escuchado de Nathalie, eso era lo que le pasaba a los hombres mientras se practicaba tal acto, aunque también dijo que podría ser todo lo contrario…demonios. Esto se estaba resumiendo solo a un plano sexual.
Miré a Max y este me estaba sonriendo, sus ojos brillaron levemente, le mantuve la mirada, era como si detrás de ese Max hubiera otro, Dios…esto no era normal lo que estaba considerando aceptar. Él no era mi pareja, no era como si aquel acto pudiera tomarlo a la ligera, pero ese Max que no conocía salía a la luz en momentos como estos ¡Qué diablos! No era la gran cosa comparada a lo que ya habíamos realizado.
—Hecho —dije segura –pero yo le diré a Tara que se queda —él levantó los hombros quitándole importancia.
—Entonces no hay nada más que decir –sonreí. Este Max se escondía muy bien, me estaba comenzando a agradar la idea de encontrarlo –bien, listo, puedes irte –dijo mirándome desconfiado.
—Nos vemos, amor –dije irónicamente.
Salí de la oficina directo a comer algo, moría de hambre.
— ¡Si dudas me podrás comer todo lo que quieras Green!
Me quedé helada al escuchar lo que había gritado ¿Max acababa de bromear? 

3 Lectores:

  1. JAKJSKAJKSJKAJS ese max es un loquillo inteligente.

    PD: Odio a Noah
    PD2: ojala.los cap fueran un dia si y al otro tambien...
    PD3: Te ODIO NOAH.

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  2. Me encantaaa!!! Por fin Max hace una bromita ;)
    Además ahora parece que se llevan (aunque no tanto) mejor!!!! Espero que algo o alguien no cambie todo ;)
    Besos gigantes!!!
    XOXO

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  3. Jajajaja
    Pd amo a noah
    Pd2 ojala sea uno de ip y otro de angel n
    Pd3 amo a noah

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