Capitulo 13
Prácticamente
escapé de la sala de clases, era la ultima hora e iba a ir directo a hablar con
Amalia, tenía que decirle que este juego se acababa, no quería volver a hablar
con Damián nunca más, por ser un traidor y mentiroso.
—Presiento como
si en cualquier segundo fueras a matarme –mire hacia mi lado y Leonardo tenía
una expresión preocupada –desde que volviste a clases has estado un
tanto…furiosa –suspiré, molesta por hacer que Leo se preocupara.
—No es nada, lo
siento —sonreí al ver que él también sonreía, era agradable tener a Leonardo al
mi lado –yo debo atender un asunto antes de irme, así que te dejaré hasta aquí
–dije a unos metros de la sala.
—Muy bien, nos
vemos mañana –se acercó y besó mi mejilla, de inmediato sentí como me
sonrojaba, pero simplemente le dije adiós y le di la espalda para ir directo a
donde se podía encontrar Amalia.
Subí hasta el
cuarto piso de este ostentoso colegio, rodeada de algunos cuadros en los
pasillos hasta que por fin la vi salir
de su sala junto con el rubio que era el capitán de mi club de ajedrez.
— ¡Amaya! –dijo
ella sonriendo, su acompañante me miro y sonrió también.
— ¿Cómo has
estado? –lo mire un tanto curiosa, no estaba considerándolo alguien con quien también
debía cruzar palabra.
—Necesito
hablar contigo, a solas –dije mirando al rubio para que notara la indirecta.
—Oh…gracias por
preguntar –dijo ella, sonriendo –estoy muy bien, las clases han estado un poco
pesadas y aun no sé que quiero estudiar en la universidad pero va todo bien
¿Cómo has estado tu? –fruncí el ceño ante su actitud.
—No estoy para
bromas, se acabó el trato —toda sonrisa se fue de sus labios y miró a Simón.
—Déjanos solas amor,
por favor, pronto te alcanzo ¿sí? –Le dio un beso en los labios y él asintió,
para luego hacerme una seña y retirarse –vamos…
Sin más comenzó
a caminar por estos malditos pasadizos y subimos por una escalera, también en
forma de caracol, hecha de ladrillos como lo era toda la infraestructura base
del colegio. Abrió la puerta que apareció ante nosotras y llegamos al techo del
colegio.
—Linda vista
¿no? –dijo mirando hacia el bosque que estaba por los lados.
—Se acabo el
trato —ella bufó un tanto molesta y se giro a mirarme. Sus ojos verdes
brillaban enojados y de cierta forma su cabello rubio la hacía ver más
peligrosa.
— ¿No te puedes
detener a ver este paisaje? Es muy lindo.
—No estoy para
tus juegos, Amalia, me da lo mismo lo que pueda suceder, solo estoy siendo
cortés e informándote de lo que haré –sonrió al escuchar esto último.
—No dudo que
has de tener un buen fundamento para tomar esta decisión, ya que a veces Damián
se puede comportar como un verdadero idiota… —asentí ante tal afirmación –pero
¿Por qué me estas informando de tu cambio de opinión? Si quieres romper el
trato, simplemente dejarías de acercarte a Damián, nada más.
—Bueno, solo
pensé que sería correcto decirte que se acabó todo –ella volvió a sonreír de
una forma que me dio escalofríos, quizás…no era buena idea subestimarla.
—Amaya… —se
acercó sonriendo hasta quedar al frente mío –si estuvieras decidida de este
cambio, no vendrías a infórmame, sabes que las consecuencias de esto serán
mucho peor de lo que podrás manejar.
—Estoy
dispuesta a enfrentarlas –ella volvió a sonreír, pero de la misma forma que lo hacía
Damián, curvando sus labios...en ella no le quedaba bien, sino mas bien, era terrorífico.
—Si estás aquí
es porque no es así, sabes que tu vida puede volverse insoportable ¿podrás con
la presión de cargar con el apodo de “asesina”? Sé que no queda mucho de este
año, pero puedo hacerlo un infierno para ti, como para también volver
insoportable el año que viene.
—Lo hice antes,
puedo hacerlo de nuevo –ella levantó su dedo índice para hacerme callar.
—Ahí estas
equivocada ¿cierto? –tomó una de mis muñecas y subió mis mangas hasta mostrar
mis muñequeras, que cubrían mis cicatrices.
Me aleje de
ella rápidamente por su atrevimiento, estaba logrando que me enfureciera, pero
aun así el recuerdo de todo lo que pase antes, estaba carcomiendo de nuevo mi mente.
Volver a escuchar esas horribles palabras, soportar las miradas prejuiciosas
y…tener que aislarme de nuevo, no era algo que fuera muy favorable, menos
cuando había hecho por lo menos un amigo.
—Estoy segura
que tienes la razón, que Damián ha hecho algo mal, pero ambas tenemos un trato
y a menos que no sepas que demonios hace en esa secta que tiene con la idiota
de Cloe, además de alejarlo de ella…tu no escaparás de mi –mi corazón se
disparó al escucharla, me estaba asustando –tu seguirás siendo la novia de Damián
para todos los demás, no me importa como lo hagas o que hagas, pero cumplirás
tu parte del trato porque recuerdas cómo fue en tu antiguo colegio, ten en
mente esa imagen, porque lo puedo hacer mil veces peor, no me conoces Amaya y
realmente no te quiero mostrar esa parte de mí, eres de mi agrado y sé que eres
la única que puede ayudar a mi hermano…ya que tienes su atención.
No pude decirle
nada, simplemente me quede mirándola con mi corazón saltando muy rápido por el
miedo. Ella era peligrosa y por primera vez que empezó todo esto…me sentí
atrapada, todo el valor que había tomado durante la tarde, se había esfumado.
—Que estés bien
y estudia –me guiñó un ojo y se fue del lugar.
Al escuchar el
sonido de la puerta al cerrarse desperté de mi estado de shock. Caminé hasta
llegar a la orilla y miré hacia abajo, como salían los alumnos del colegio,
entre conversaciones y risas. Sin embargo en lo único que podía poner atención,
era en los latidos de mi corazón y en las palabras que había dicho Amalia…estaba
jodida, ella tenía razón.
Cerré mis ojos
al sentir un brisa que desordeno mi cabello, miles de pensamientos pasaron por
ese segundo, pero al abrir mis ojos, me encontré con una mano que me hacia señas
desde abajo. Agudicé mi mirada y pude ver a Leonardo quien se despedía desde su
moto.
Levanté mi
mano, también despidiéndome. Suspiré cansada y me senté.
— ¿Qué voy
hacer? –mi atención se fue hasta una
esquina del estacionamiento, donde se encontraba Damián y Eve, podía ver desde
aquí que estaban discutiendo, ella gesticulaba con sus manos hasta que lo
empujó y salió corriendo del estacionamiento.
Damián se apoyó
en su auto, mirando hacia Eve.
—Idiota
–susurre enojada –maldito promiscuo…
En ese momento
él levantó su mirada, lo más probable que recibió mis energías negativas. Sabía
que me estaba mirando. Decidí poner mi atención en algo más importante y miré
hacia un lado, observando los arboles…aquel bosque que Amalia había indicado
antes.
—Realmente
hermoso –era inmenso y desde acá se podía ver a un mejor, cientos de arboles
rodeando el colegio. Fruncí el ceño ¿desde cuándo existía este colegio? Parecía
como si fuera un antiguo castillo escondido por estos lados…pero era ilógico,
por acá no había castillos, aunque claramente esto era algo bastante parecido.
Me puse de pie
y miré de nuevo al estacionamiento, el auto de Damián seguía ahí, pero sin su
dueño. Corrí hasta la puerta por las sospechas de que el idiota número uno del
país, estaría dirigiéndose hasta acá.
Antes de poder
abrir la puerta, él apareció ante mis ojos, respirando agitadamente y mirándome
como si sus ojos pudieran lanzar llamas.
— ¡Has hecho
que suba siete pisos! ¡Tú! –Dijo apuntándome, caminando hasta donde yo estaba –
¡te atreviste a mojarnos como si fuéramos unos animales! ¡Pero quien te has creído!
–debía decir que me sorprendió que me estuviera gritando, pero no era algo que
no pudiera controlar.
Simplemente
ignoré las palabras de Damián y camine hasta la puerta, pero el rápidamente
tomó mi brazo con fuerza y me hizo mirarlo.
— ¡Respóndeme, Amaya!
–no sé como lo habré mirado, pero alejó su mano de mi brazo.
— ¿Cómo tienes
el descaro de preguntarme?
— ¿Es qué acaso
te pusiste celosa? –su actitud cambio repentinamente, dejándome desconcertada.
Estaba sonriendo y su postura era mucho más relajada.
—No seas
ridículo, el tema aquí es que me mentiste, no voy hacer el hazmerreir de todos
aquí… —no quería hablar con él, estaba enojada y no podía decirle todo lo que
deseaba por culpa de Amalia y su maldito chantaje.
—No fue mi
culpa, me he estado portando bien…pero ella insistió mucho –me giré hacia él, indignada.
— ¡No te
atrevas de culparla! –No podía creer lo que desagradable que podía llegar a ser
Damián –no eres más que el típico niño rico que piensa que puede hacer y
deshacer con las personas –su expresión seria me indicó que lo que había dicho,
le había dolido.
—Eso no es
cierto —sonreí por sus palabras.
—Naciste así y seguirás
siéndolo hasta que mueras, nadie te hará cambiar y no cambiarias por nadie
tampoco.
—Me hablas como
si fueras una pobre chica, por lo que sé tú también has tenido una buena
calidad de vida ¿no? –rodeé los ojos.
— ¿Me estás
diciendo que porque mi padre gana bien debería comportarme como tú o tu
hermana? ¿Qué piensan que pueden usar al mundo? ¿O como Cloe? ¿Qué puede usar a
sus amigos o lo que sea como mascotas? Espero no conocer a tus padres nunca,
porque son los precursores de lo que eres ahora, no han de ser mejor que tu. Nada
más que una persona podrida, solo tienes a tu favor ser guapo Damián porque esa
es tu mascara para esconder toda la mierda de persona que eres.
Bien…había
traspasado un límite que no debía, no tenia porque decirle eso siendo que no
era cierto, en parte ¡Me estaba desquitando con él! Su hermana era quien había
provocado todo este ataque de furia.
Damián me quedo
mirando sin decir nada. No fui capaz de
permanecer en ese lugar y salí corriendo de ahí, necesitaba escapar.
Baje
rápidamente todos los escalones y corrí hasta mi auto, donde mire hacia el
techo y pude ver que él aun seguía ahí. Me sentí culpable y aceleré el auto
para no tener que verlo de nuevo.
Gracias al
cielo que no había nadie en casa, ni siquiera Nana, que de seguro estaba
haciendo las compras. Subí a mi habitación y cerré con seguro para luego
acostarme en mi cama y llorar por todo lo que estaba pasando, no sé cuánto
tiempo transcurrió, pero me quede dormida sin tener una solución a mi problema.
Un golpe en la
puerta de mi habitación me hizo despertar, era mamá que preguntaba por mí. Pude
ver que ya había anochecido y que ya mis mejillas estaban secas luego de haber
llorado tanto. Me estaba volviendo en una melodramática.
— ¿Hija, estas
bien?
— ¡Sí! –Me puse
de pie y abrí la puerta –solo estaba durmiendo, un día difícil… —ella paso su
mano por mi mejilla.
—Dime si sucede
algo mal ¿sí? –asentí, sintiendo como mi estómago se revolvía al recordar lo
sucedido. Apenas podía levantar la cabeza
por el cargo de conciencia que tenia por Damián. Además deseaba tanto
poder decirle la verdad.
—Solo discutí
con un amigo, nada más —ella sonrió al escucharme para después abrazarme y
guiarme hasta las escaleras.
—No siempre
serán risas con los amigos, también habrán discusiones, incluso unas que serán
muy largas, pero conversando y evitando malentendidos, todo se soluciona, así
que no debes estar triste, solo habla con tu amigo y si todo se soluciona es
porque de verdad su amistad vale la pena, sino…bueno, él se lo pierde.
—Supongo.
—Ahora vamos a
cenar para que después te des un baño y duermas tranquila ¿sí? Tu padre ha
estado preguntando por ti desde que llegamos, te dejamos tranquila porque
sabemos que te gusta estar sola, pero ya nos preocupamos.
—Está bien —sonreí
al notar que se estaba justificando por ir a mi habitación. Antes lo más
probable es que aun estuviera gritándole por molestarme.
Quede pensando
en esos recuerdos y tuve que tomar mi decisión, no podía correr con el riesgo
de volver a mi pasado, ni por mi o por mis padres, nuestras vidas habían vuelto
a estar tranquila y mejor de lo que eran antes. No podía arruinarles eso.
Cenamos entre
risas y mi ánimo mejoró mucho más con mi padre cerca, quien se encargó de
hacerme reír, ya que sabía que no estaba con el mejor de mis ánimos. Luego me despedí
de todos y subí para darme un baño, pero antes tenía otros planes.
Abrí la ventana
de mi habitación y con mucho esfuerzo baje por la enredadera hasta llegar al
suelo, esta vez no hubo accidentes.
Corrí
rápidamente por las calles del gran condominio hasta que luego de unos minutos
pude llegar a la casa de los Andrade, no estaba cercada tampoco, así que recorrí
el lugar siendo cautelosa, para poder averiguar cuál era la habitación de Damián.
No fue nada
difícil, ya que estaba sacándose su camiseta, quedando con su pecho
descubierto, un extra por estar rodeando la casa, de esa forma estaba al lado
de su ventana. Debo decir que me sorprendió ver que estaba bastante marcado, más
de lo que me imagine. Me sentí mal al darme cuenta que lo estaba observando más
de la cuenta.
Rápidamente subí
por las estructuras cuadradas de cemento que había hasta la ventana de Damián,
las cuales servían de maseteros, ya que había muchas plantas y flores. Esto iba
a ser muy fácil.
Llegué hasta
arriba y sin más pude abrir la ventana, sonreí al notar que era un descuidado
por no tener el seguro. Miré hacia el interior de la habitación, pero no había
nadie. Entré sin ningún problema y miré a los lados, fue en ese momento cuando
pude ver que Damián salía del baño solo con una tolla azul, cubriendo…su
cuerpo, que obviamente estaba desnudo, por lo visto planeaba darse un baño.
Sus ojos se
abrieron ante la sorpresa de verme y de inmediato me gire para no seguir
mirándolo.
— ¡Lo siento!
–hubo unos segundos de silencio. No lo soporte y me tuve que girar para verlo,
seguía con esa expresión de sorpresa –lo siento, no te quería molestar, pero mi
conciencia no me dejaba tranquila, lo que paso al final del día…bueno, estaba
enojada por algo más importante y me desquite contigo, lo siento mucho, dije
cosas que no debía porque no son ciertas.
No me respondió
nada, seguía en estado de shock mirándome, teniendo sus manos sobre su toalla,
como si en algún momento mi intención fuera arrancársela, ya que la sujetaba
con fuerza. No pude evitar ver su abdomen, el cual tenía varias líneas
marcadas, al igual que sus brazos y podía evitar notar que su espalda era más
ancha de lo que me imaginaba.
— ¿Q-que haces
en mi habitación? –Enarqué una ceja al escucharlo, recién le había explicado –jamás
ha entrado alguna chica a mi habitación –no pude evitar sonreír.
—Mira, vine a
disculparme, pero si me sigues mintiendo tan descaradamente, harás que me enoje
de nuevo.
—No —dijo
frunciendo el ceño –es cierto, jamás he traído a nadie aquí…este….este es mi lugar,
solo de mi propiedad –rodeé los ojos.
—No exageres,
no es como si acabara de irrumpir un templo sagrado, además no me trajiste,
vine sola…pero por lo visto estás ocupado –dije mirando su toalla azul oscura.
—Ya estás aquí
–dijo molesto, pero no le di mayor importancia. Mi conciencia estaba tranquila
por haber dicho que lo sentía.
Miré hacia mí
alrededor y pude ver lo organizado que era Damián, no me lo hubiera imaginado.
Al centro de la habitación estaba su cama, de dos plazas, con un cobertor
negro. Todo lucía bastante moderno y muy masculino. Una pequeña biblioteca que
estaba llena, más otros estantes con distintos álbumes de música, al otro lado
su escritorio con su computador y más allá estaba la puerta que supongo que
daba a su armario, ya que la otra era del baño.
Él camino hasta
su mesa de noche y guardo algo que no alcance a ver. Fruncí el ceño, pero no le
di mayor importancia, ya que de seguro era algo privado.
—Siéntate —dijo
cuando él se sentó en la cama. Lo mire un tanto insegura, pero no tuve otra
opción así que me senté, en el otro extremo –yo igual me debo disculpar, hice
mal, teníamos un trato y lo he roto, no me sorprendería si me dices que no
deseas ayudarme –suspiré, de verdad no quería, pero no había opción.
—No lo vuelvas
a hacer ¿está bien? ¿Qué te parecería si yo saliera con otros chicos delante de
todo el colegio? Quedarías como un cornudo y el hazmerreir de todos, además
deberías pensar en Cloe ¿no es en ella que está todo tu interés? –él asintió.
—Tienes razón,
lo siento, es solo que… —miró hacia el suelo.
—Mira, no puedo
creer que tus hormonas sean tan incontrolables como para estar tan desesperado,
haz de tener paciencia, luego tendrás a Cloe para ti solito.
—No es ella
–dijo a un serio –desde que me besaste –fruncí el ceño –he querido repetirlo y tú
tienes tus reglas por lo que cuando Eve se acercó… —enarqué una ceja sin poder
creer lo que estaba diciendo.
—En simples
palabras, tú quieres decir que… —él me miró y sus ojos verdes quedaron fijos
sobre los míos hasta poner toda su atención en mi boca. Debí intuir lo que
pasaría luego, pero actuó rápido.
—Que quiero tu
boca de nuevo —sin más se acercó hasta alcanzar mis labios y atraparlos. Traté
de alejarme y darle una buena bofetada por ser tan atrevido, pero no hubo caso.
Su mano atrapo mi cuello por la parte posterior y no me permitió moverme.
Traté de
golpearlo con mis manos en su pecho, pero fue inútil y el miedo que sentí al
ver que estaba forzando aquel beso se fue debilitando hasta desparecer por
completo. Hasta ese segundo no había respondido su beso, pero en el momento que
liberó mi cuello y acarició mi mejilla solo con su dedo índice…no retrocedí.
Mis manos ahora
no estaban golpeando sus pecho, sino que estaban apoyadas en sus hombros
mientras mis labios se movían contra los suyos ¡Aah! Yo no quería hacer esto,
pero el chico tenía una boca que llamaba a ser besada y bueno, era inevitable
sentir algo.
Enredé mis
manos en su cabello cuando sentí que su lengua pasaba por mi labio inferior. No
pude controlar al suspiro que salió de mi boca. Me sorprendí al sentir como su
mano subió por mi pierna, tocando mi piel desnuda ya que aun seguía con mi
uniforme. Sin embargo al sentir que esto se podría salir de control en
cualquier segundo, empuje delicadamente a Damián, quien se movió y me quedo
mirando sonriendo.
—No vine a
esto, Damián —me puse de pie al ver que esa cama podía ser peligrosa, tanto
como su dueño, ni siquiera me había dado cuenta que él estaba quedando sobre mí.
—Lo siento, no debí
presionarte —enarque una ceja ante su comentario –siento si te asuste.
— ¿Asustarme? –negué
ante su arrogancia ¿es qué creía que era una ingenua respecto al sexo? Iluso
–no comentare mi vida sexual contigo, pero no me voy a sentir intimidada por
ti, si digo que no es no, solo diré eso, además no soy como tus amigas que
hacen lo que pides –sus ojos se abrieron
al escucharme.
Ciertamente no
me sentía orgullosa de tener 17 años y ya haber perdido mi virginidad, no había
sido de la mejor forma ni en el mejor momento, además no fue para nada como en
realidad alguien debe tener su primera vez. Sin embargo ya estaba hecho.
—Ya te pedí
disculpas y tú a mí, supongo que te has de comportar de mejor manera.
—Sin duda
alguna —fruncí el ceño al escucharlo, su mirada estaba un tanto extraña.
—Adiós.
—Buenas noches.
Salte hacia
afuera, bajando por las masetas de cemento y corriendo para llegar a casa
pronto y no ser descubierta, aunque aun sentía la mirada de Damián sobre mí,
eso fue extraño y no me gusto.
Espero poder subir un nuevo capítulo durante la tarde-noche :D
ahhhhhhhhhhhhhh!!! no quiero que se enamore ella de Damian!!
ResponderEliminary que maldita es Amalia
quiero a leo y amaya juntoos...porque a las mujeres nos gustan los idiotas xD
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