sábado, 30 de enero de 2016

Sobrevivientes - Capitulo 5


27, Julio, 3016
SALA DE INTERROGACIÓN.
Inicio de exploración mental Emma Miller
Oficial a cargo: Eva Reed.

Emma Miller se había quedado sin palabras luego de lo que sucedió con David y al parecer él tampoco quería decir nada. Después de besarla y aclarar que él solo era amigo de Vicente, se puso de pie y le indicó como debía concentrarse para abrir la puerta sin saber la contraseña o tener los dedos adecuados.
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domingo, 24 de enero de 2016

Sobrevivientes - Capitulo 4


27, Julio, 3016
SALA DE INTERROGACIÓN.
Inicio de exploración mental Emma Miller
Oficial a cargo: Eva Reed.

Emma se duchó nuevamente e hizo uso de los secadores para que su cabello no mojara la ropa que llevaba. Esta vez también tomó todo su cabello para que no le molestara durante el día.
—Buenos días —le dijo una chica con ojos almendrados, parecía un poco mayor que Emma.
—Hola —respondió sorprendida.
—Que tengas buen día.
—Tu igual…
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lunes, 11 de enero de 2016

Sobrevivientes - Capitulo 3

Me encanta como quedan las fotos con estos personajes de diferentes animes. Cabe destacar que sus ropas no son nada parecida a estas jajajaja pero me encantan :D

27, Julio, 3016
SALA DE INTERROGACIÓN.
Inicio de exploración mental Emma Miller
Oficial a cargo: Eva Reed.

Emma se quedó inmóvil cuando el teniente Stone le presentó al docente que se haría cargo de ella en su primer día. No tuvieron que esperar ni siquiera treinta segundos para quedarse a solas y ella no podía decir palabra alguna, solo se quedó mirando a David como si de un fantasma se tratara.
Según ella, los años que pasaron sin duda habían logrado cambiar al mejor amigo de su hermano. Ahora estaba tan alto que tendría que levantar el rostro para poder mirarlo, tenía una espalda ancha y podía notar sus músculos contra el overol blanco manchado de pintura que llevaba puesto. Sus ojos verdes esta vez ya no relucían de alegría o simpatía, eran fríos y parecía que estaban fijos en ellas como si de un arma se tratara. Su cabello rubio no era para nada como el estilo militar del Teniente, sino que llevaba la zona izquierda como si se hubiera pasado una máquina de láser para afeitar, mientras que el resto estaba más largo y lo tenía desordenado hacia su lado derecho.
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sábado, 9 de enero de 2016

Sobrevivientes - Capitulo 2


27, Julio, 3016
SALA DE INTERROGACIÓN.
Inicio de exploración mental Emma Miller
Oficial a cargo: Eva Reed.


Los ojos de Emma se abrieron lentamente por el dolor que sentía en su cabeza. Pudo ver que se encontraba en una amplia sala, iluminada y tan limpia que no pudo evitar quedarse mirando cada detalle. Jamás había estado en un lugar tan blanco y pulcro.
—Buenas noches, señorita Miller.
Emma miró desde dónde provenía esa voz y pudo ver que era el joven que la había apuntado con un arma. Él seguía vistiendo con aquel overol negro, el estampado de la EBE estaba en su pecho.
— ¿Dónde demonios estoy?
—Bienvenida a una de las instalaciones de la EBE.
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Invitación Peligrosa - Capitulo 35


Confrontación 

No podía creer lo que mis oídos habían escuchado hace ya un par de minutos atrás, Max me estaba pidiendo disculpas…y hablaba en serio, eso había sido surrealista, pero como era común entre nosotros luego de aquel momento nadie volvió a decir palabra alguna.
Max pidió un auto cuando nos quedamos en la carretera, después de que él me dijera aquella frase y no obtuviera respuesta de mi parte, se alejó de mi mirándome con desconfianza y ahora íbamos sentados cada uno en el extremo del auto, sin siquiera mirarnos.

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domingo, 3 de enero de 2016

Sobrevivientes - Capitulo 1


25, Julio, 3016
SALA DE INTERROGACIÓN.
Inicio de exploración mental Emma Miller
Oficial a cargo: Eva Reed.
Año 3015

Emma Miller estaba en la azotea del edificio más alto, observando como anochecía y el viento comenzaba a elevar ese maldito polvo que no los abandonaba jamás.
—Feliz cumpleaños —se dijo a si misma mientras observaba una explosión a varios kilómetros de distancia.
Una nueva bomba, más muertos.
Hoy, tres de marzo, ella cumplía dieciocho años. La última vez que se había comunicado con una persona, era hace dos semanas, cuando hurgaba en la basura por algo de comida. Tuvo mala suerte ese día, ya que se involucró en una pelea que le dejó un feo corte en la ceja derecha, aun no sanaba del todo bien y de seguro le quedaría una cicatriz.
Con esa habilidad para relacionarse con otros, era obvio que estaría pasando un solitario cumpleaños, en una muy solitaria vida.
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sábado, 2 de enero de 2016

Sobrevivientes - Prólogo



Emma Miller es una sobreviviente de la hambruna, del caos y muerte que ataca el planeta Tierra. Tras perder a su familia y descubrir que no es una simple humana, decide unirse al grupo de guerrilleros para acabar con ellos y lograr llegar a la Estación Lunar, donde al parecer, tienen todas las respuestas de los misterios que rodean su vida y la de su familia.


Prólogo

Año 3012.

Mamá estaba acostada en el suelo, dentro de nuestra casa, que se podía describir como una choza al medio de la nada. A nuestro alrededor no teníamos muchos vecinos, solo un par de casas a unos kilómetros, por lo que pedir ayuda era muy complejo, sobre todo con el ambiente que se vivía a fuera de nuestro refugio.
Tan solo tenía quince años y debía cuidar de mi madre. Con mi hermano no sabíamos que era lo que le pasaba, pero en ese entonces él se había decidido a buscar ayudar.
—Iré en busca de un médico —dijo preocupado.
Vicente tiene dieciocho años, era el hombre de la casa.
Nunca conocimos a papá realmente, mi hermano tenia algunos recuerdos sobre él, pero yo no. Murió al poco tiempo de que yo naciera. Mamá nunca nos dijo cómo había sido, supusimos siempre era por alguna enfermedad, como el resto del mundo. Se llamaba Brad.
—Eso es imposible, no nos puedes dejar —dije asustada.
—No hay otra forma.
—Nadie nos ayudará, no tenemos dinero.
De la nada apareció David, llevaba un abrigo negro, sucio y con agujeros por todos lados. Hacia un frio horrible, el viento levantaba constantemente el polvo de la tierra. He de explicar que David es el mejor amigo de mi hermano, se conocen desde los tres años o algo parecido. Vivía a un par de kilómetros de donde nos encontrábamos, ayudaba a otros niños.
Él nunca conoció a sus padres.
—Tengo algo de dinero guardado —respondió a mi objeción.
—Con un par de pesos no vas a lograr nada —dije de malhumor.
Nunca me había agradado David, siempre había sido demasiado unido con mi hermano. Mucho más de lo que yo había logrado. Siempre lo vi como alguien con quien tenía que competir por Vicente.
—No me puedes dejar sola con mamá, está realmente mal —dije asustada. No podía quedarme sola en ese lugar.
—Mamá está muy mal, Emma, debes entenderlo —respondió Vicente, como si mi deber fuera hacerme cargo de quien me trajo a este horrible mundo.
La amaba más que nada, pero Dios, nadie traía niños a este mundo. Era estar en el mismo infierno.
—Vicente… —dije sintiendo como me temblaba el mentón. Mis lágrimas ya corrían por mis mejillas.
—Emma, volveremos pronto —dijo David, tratando de hacerme sentir bien —solo iremos por algo de ayuda, en dos días estaremos acá.
—Cuida de mamá ¿sí? —preguntó Vicente, tomándome de los hombros —todo saldrá bien, no te preocupes.
No había forma de convencerlo, tenía aquella mirada que usaba cada vez que salía de casa para buscar algo de comer. Mamá le rogaba que se quedara, que ella se haría cargo, pero él se negaba y siempre se salía con la suya.
Si no habíamos muerto de inanición, había sido gracias a él… y David.
—Todavía queda algo de agua potable, sigue dándole a mamá mientras recobre la conciencia ¿sí?
—Está bien —dije asintiendo y temblando como una hoja, tanto por el frio y el miedo.
—Estaremos en la ciudad en un par horas, si todo sale bien, puede que lleguemos en la madrugada —me trató de animar David.
—Está bien —no lo miré, solo me concentré en mi hermano —tengan cuidado de la EBE ¿sí?
Ambos asintieron y para mi sorpresa, David se sacó su abrigo andrajoso como el resto de nuestra ropa y lo puso sobre mis hombros.
—Estarás bien, Emma —dijo sonriendo y desordenando mi cabello —también buscaremos algo de comida.
Siempre hacia lo mismo, como si yo aún tuviera cinco años.
Por algunos segundos me concentre en mi hermano, tan pálido como yo, con un rostro huesudo, aunque era alto y tenía una espalda ancha. Me miraba sonriendo, sus ojos azules destacaban aún más cuando hacia eso. Llevaba el cabello negro y un poco largo, todo desordenado debido al viento.
—Solo promete que volverás —dije abrazándolo, sin querer soltarlo.
—Claro que sí, Emma.
Ambos corrieron hacia los pastizales, solo tuvieron que distanciarse un par de metros para perderlos de vista. La intensidad de polvo era como si estuviéramos en medio de una tormenta de arena.
Entré a la choza y me senté al lado de mamá. Apagué la vela para que durara más días y me acurruqué al lado de mamá. No debía ser más de las siete de la tarde, pero ya había anochecido.
— ¿Mamá?
No hubo respuesta. Me gustaba cuando ella me relataba aquellas historias de cuando ella era pequeña y aun se veían las estrellas y no había esta horrible tormenta de polvo. Si viviéramos en la ciudad todo sería mejor, ahí las tormentas eran muy poco frecuentes, pero no era demasiado peligroso. Si nosotros vivíamos en un infierno, los citadinos, vivían en el centro de el.
No sé qué hora habrá sido, pero sentí que mamá se movía. Desperté de inmediato, me sorprendió ver que la vela estaba encendida. Era curioso, desde que mamá había caído enferma la luz que siempre habíamos obtenido en nuestra pobre choza, siempre estaba encendida, éramos la única casa que tenía electricidad, pero desde que ella se resfrió, no hubo forma de hacer funcionar la ampolleta nuevamente.
—Vicente… —susurró agotada. Le costaba respirar.
Busqué un poco de agua para darle, pero la rechazó, a pesar de que tenía sus labios resecos.
—Soy Emma.
Mamá tomó mi mano con fuerza, aferrándose a mí, pero sin decir nada. Sus ojos estaban abiertos, pero parecía que miraba hacia cualquier parte, menos a mí.
Mamá, quien se llama Alma, es sin duda la mujer más hermosa que he visto. Para comenzar tiene todos sus dientes, cosa que no todas las mujeres adultas pueden decir, su piel era tan blanca como la de Vicente y la mía, sus ojos azules son muy lindos y lo que más destacaba de ella.
Tanto Vicente como yo, habíamos salido en un ciento por ciento a ella, aunque yo tenía los ojos negros como papá, según decía ella.
Verla así de enferma no quitaba lo hermosa que era.
—Debes escapar de la EBE ¿sí? no dejes —por un momento sus ojos se enfocaron en mi —no dejes, que… te atrapen.
La miré sin entender. La EBE, que era la sigla para una agrupación que se había extendido por todo el mundo y que se hacían llamar En Busca de las Estrellas, tenía como objetivo acabar con la Estación Lunar que enviaba a los guerreros para acabarlos. Nunca he tenido muy claro cuál fue el origen de ellos, yo llegué al mundo cuando ya llevaban años de guerra.
No había ido al colegio como lo hacían antes los niños. Mi mamá me había enseñado a leer, a escribir, un poco de matemáticas e historia, pero jamás había nombrado el origen de la EBE.
—Está bien, descansa —dije acariciando su mano —Vicente traerá ayuda y mejorarás.
Ella me miro con sus ojos llenos de lágrimas. Su cabello ya un poco canoso se pegaba a su frente debido a la transpiración.
Respiró profundamente.
—Ustedes son lo más hermoso que hicimos con tu padre.
Luego volvió a perder la consciencia.

Estuvimos de esa forma por dos días, mi hermano no volvía y mamá empeoró cada vez más. Hasta que llegó el momento que tanto que costó alcanzar.
Ella se quejaba constantemente, no me reconocía y solo hablaba incoherencias sobre la EBE, la Estación Lunar y sobre nosotros, además de papá claro está. Lo llamaba a gritos, pidiéndole que nos ayudara, también pedía perdón por nosotros sus hijos.
No entendía nada de lo que estaba ocurriendo.
Sin saber que hacer me quede aferrada a su mano y rezando para que Vicente volviera pronto… lo que nunca ocurrió.
Estaba amaneciendo cuando mamá tuvo su último suspiro. Se había quejado toda la noche y para cuando el sol apareció para calentar el día de una forma casi infernal, ella simplemente soltó mi mano y todo su cuerpo se relajó.
Supe de inmediato que ella se había ido, era obvio, pero no reaccioné hasta horas después. Seguí tratando de darle agua, de que despertara, que tratara de comer un poco de sopa fría que quedaba.
Su cuerpo estaba helado cuando decidí a ponerme de pie y soltar su mano de una vez por todas. No podía dejar de mirarla, por ello vi claramente lo que sucedió con su cuerpo una vez que me alejé de ella.
Fue como si mamá estuviera hecha de luz, como si una corriente eléctrica atravesara su cuerpo y yo pudiera verlo tan claro como si mi vista fuera súper poderosa. Luego cada célula de ella se volvió en luz… o estrellas mejor dicho.
Ella me había relatado como eran, tan detalladamente que podía imaginarlas con claridad.
Mamá se había vuelto en cientos de estrellas, lo que no tenía sentido.
Tan solo fueron uno segundos y su cuerpo ya no estaba, había explotado en mil estrellas y ascendido a través del pajoso techo.
Me quede en un rincón de la choza, mirando hacia donde debería estar el cuerpo de mamá. No dejaba de temblar y llamarla a través de susurros, incluso golpeé mi cuerpo decenas de veces para despertar de la pesadilla en la que me encontraba.
No estaba dormida.
No tenía la menor idea de cuánto tiempo había transcurrido, pero aferrándome al abrigo que David me había dado, salí de la choza y comencé a correr hacia la tormenta de polvo, por la misma dirección que Vicente se había ido, dos noches atrás.
Corrí y corrí por lo que parecieron horas, no entendí lo que estaba ocurriendo ni analizaba aun el hecho de que mi hermosa madre se había ido de mi lado… de una forma tan extraña que si la explicaba iba a quedar como una verdadera loca.
Sin embargo, encontrándome en esas condiciones, llegué a la costa. El sonido del mar me indico que estaba cerca de la ciudad, así que tuve nuevas energías para correr sin parar hasta llegar al puerto.
No podía ver con claridad hacia dónde ir, pero por alguna forma terminé arriba del sector de madera que tenía el puerto. Podía ver las luces de la ciudad y sorpresivamente de varios helicópteros que estaban dando vueltas, buscando a alguien porque tenían los focos apuntando a cientos de lugares.
Corrí por el puerto, en dirección al gran puente que conectaba con la ciudad. Solo me faltaban un par de metros para poder llegar, así que vi claramente lo que estaba pasando.
En el otro extremo del puente venían alrededor de unos seis autos, de los cuales puede identificar las siglas EBE en las puertas, mientras que ante ellos corrían dos chicos, que no me costó reconocer.
Iba a gritarles, para que escaparan hacia donde yo me encontraba, pero la voz no salió de mi garganta al ver lo que estaba ocurriendo.
David sin previo aviso se giró hacia los autos, sin dejar de correr y movió los brazos de forma extraña, como si estuviera esperando a alguien para que le diera un abrazo. Al mismo tiempo dos de los autos se elevaron hacia los costados y salieron disparados hacia el agua.
No sabía lo que estaba ocurriendo, pero lo que haya sido no los ayudó mucho ya que los otros cuatro autos se acercaron lo suficiente para rodearlos. No tenían hacia donde escapar y ahora comenzaban a bajar hombres de los autos, vestidos con overoles negros y con la sigla EBE en el pecho.
Fue mi turno de correr, hacia ellos.
Pude ver como David y Vicente se dirigieron lentamente hacia el borde del puente mientras que los hombres trataban de lidiar con ellos.
Nadie me vio cuando me acerqué lo suficiente para poder escuchar.
—Chicos, no queremos hacerle daño —dijo uno, exponiendo ambas manos —solo queremos su ayuda.
—Eres Vicente Miller ¿no? —preguntó otro.
Mi hermano ya estaba en el borde del puente, mirándolos con odio. Jamás había visto esa mirada en sus ojos azules.
—No los voy a ayudar, sé todo lo que han hecho.
David miraba nervioso a Vicente y a los hombres que lo estaban rodeando.
—Solo queremos hablar.
Uno de los hombres se acercó demasiado a mi hermano y trato de atraparlo, aunque los demás gritaran para evitar que lo hiciera ya que Vicente estaba demasiado cerca del borde de puente.
David gritó cuando mi hermano perdió el equilibrio sobre el borde y se perdió en la oscuridad mientras gritaba. Estiró ambas manos hacia abajo, como si aún pudiera alcanzarlo.
— ¡No lo veo! No lo veo —gritó moviendo sus manos como si tratara de manipular algo — ¡que alguien traiga algo de luz!
Caí de rodillas, sin saber lo que estaba ocurriendo.
—Vicente…
Pensé que había susurrado su nombre, pero lo había gritado, ya que todos se giraron a verme. David se puso pálido al ver que me encontraba cerca de ellos.
Nunca poder explicar lo que ocurrió después, pero pude ver como mi cuerpo también estaba formado de luz, exactamente como el de mamá. Miré la palma de mis manos y estaban llena de luz… o eso parecía. Solo por instinto apunte ambas manos hacia los hombres de negro y dos rayos salieron de estas para electrocutar a dos personas.
Fue como si hubiese despertado de algún sueño, realmente no recuerdo los detalles, pero en unos segundos los autos estaban destrozados y los hombres con esos extraños overoles, estaban todos calcinados.
David me miraba desconcertado. Sus ojos verdes aterrorizados me hicieron despertar.
—Vicente… —gemí despacito, buscando a mi hermano.
Pude ver que habían lanchas abajo, iluminadas, buscando a Vicente.
—Corre, corre ahora mismo —dijo David cuando más autos se acercaban, pero yo no podía moverme.
Fue en ese momento cuando sentí algo extraño en mi cuerpo. David tenía levantada una mano, movió sus dedos unos centímetros y yo salí disparada hacia el otro extremo del puente.
Termine en unos pastizales y me golpeé tan fuerte la cabeza que perdí la consciencia.

Esa noche de verano, perdí a mi familia.
Pero gané un nueva meta, acabar con la EBE.


Wiiiii espero que les haya gustado y llamado la atencion. Estoy super entusiasmada escribiendo esta historia. Gracias por pasarse y espero que esten atentas al capitulo 1 :D
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