domingo, 25 de mayo de 2014

Lenardis Amore - Capitulo 16


Capitulo 16

                No podía quitar de mi mente sus ojos, tan negros y profundos, llenos de odio, sentimiento que estaba exclusivamente dirigido hacia mí.  Alexander jamás me perdonaría por lo que había hecho, pero si me quedaba con él, yo nunca podría aceptar haber dejado a un lado la verdad que se escondía detrás del Consejo.
No tuve noción del camino que recorrimos con el traidor de Cristóbal, pero sí recuerdo haber estado sobre el techo de un autobús por un largo rato, observando cómo las nubes oscuras comenzaban a separarse, dejando que algunas estrellas aparecieran en mi campo visual. Sin embargo, no podía disfrutar de la hermosa vista mientras íbamos escondidos.

Nos bajamos en un lugar residencial. Sin decir ninguna palabra seguí a Cristóbal, que solo estaba concentrado en observar que no nos siguieran. No pude evitar sorprenderme cuando nos dirigimos hacia el patio de una linda casa que no parecía ni por asomo estar involucrada con los rebeldes.
—Una buena fachada, nos mantiene ocultos.
No le respondí a Cristóbal, pero si me sorprendí al notar que ahora nuestro objetivo era el patio trasero, no la casa en sí. Al llegar al centro del césped correctamente recortado, Cristóbal se inclinó y para mi sorpresa, abrió una rendija por donde podíamos bajar a la oscuridad.
— ¿Túneles? –pregunté sin poder evitarlo.
—Por toda la ciudad, los licántropos han ayudado mucho, ellos ya tenían parte del trabajo hecho… aunque también se extienden hasta kilómetros más allá de Dublín.
Me quede de boca abierta cuando sin aviso alguno, se dejó caer en la oscuridad.
No pude evitar pensar en Alexander al dar los últimos pasos que dañarían aun más a mi querido esposo. Ya no podía detenerme, el daño estaba hecho y necesitaba encontrar las pruebas necesarias para que Alexander viera realmente lo que sucedía.
Me sumergí en la oscuridad con Cristóbal.
El túnel por donde accedimos a la red de los rebeldes, era al comienzo de tierra, no parecíamos más que topos avanzando a ciegas, incluso debía ir un poco encorvada para moverme mejor. Sin embargo, a medida que los metros de tierra comenzaron a pasar, logramos dejar atrás tan rudimentario acceso.
Para cuando llegamos a tener algo de luz, solo noté que sobre nuestras cabezas había una ampolleta colgando de forma precaria, alumbrando solo unos centímetros a nuestra redonda. Pude observar que solo a unos pasos más había una puerta de metal.
—Bien, no puedes entrar con esto –dijo Cristóbal girándose hacia mí y llevado sus manos a mi cintura.
Antes que pudiera poner un dedo sobre mi cinturón, el mismo que Alex había puesto, mi mano abofeteó su rostro con tanta fuerza que hice que cayera al suelo. Pude notar la furia en sus ojos cuando levantó la mirada.
Se tragó su orgullo para no montar alguna escena.
—Debes sacarte ese cinturón, no tienes permitido entrar con armas a nuestro refugio.
Lo miré con desdén, deseaba fervientemente darle una patada en su cara y asesinarlo ahí mismo, pero no podía hacerlo.
—No voy a recibir órdenes de tu parte.
—Deberías –dijo poniéndose de pie –porque en este lugar estas sola y si no me quieres como tu amigo, entonces prepárate para verme como uno más de tus enemigos ¿Qué vas a elegir?
Lo odiaba, quería estar junto a Alex, tan alejada de los Rebeldes como del Consejo, pero no era algo factible en este momento. No tenía escapatoria, me había metido en esto sola y si quería escapar con vida, tendría que averiguar lo que estaban haciendo los Consejeros además de Cristóbal. No tenía otra alternativa que aceptar las condiciones del vampiro traidor que tenía ante mis ojos.
—Tan solo no te acerques a mí como si tuvieras la confianza para hacerlo ¿entendido?
Pude notar como tensó su mandíbula, sus ojos oscuros distaban mucho de la amabilidad que alguna vez mostró en el pasado. Me sorprendía el gran cambio que tuvo Cristóbal al convertirse en vampiro… o ¿podía ser qué siempre fue de esta manera?
—Hace un tiempo atrás no te quejabas por donde dejaba mis manos.
Sonreí mientras desabrochaba mi cinturón y se lo ofrecía a Cristóbal. Ya no tenía armas… ante su vista.
—Sí, hace un tiempo atrás yo no te deseaba muerto, las cosas cambian muy rápido ¿no crees?
Él solo tomó el cinturón para después abrir la puerta e introducirse al centro de todos los refugios.

No tuvimos que recorrer mucho más los caminos de cemento ya que después de unos metros alcanzamos el centro de estos. Habíamos descendido varios cientos de metros bajo tierra, ya que cuando llegamos al punto de unión de los túneles, este tenía un amplio espacio, pareciendo una colmena de abejas o algo por el estilo. Por las gigantescas paredes se veían entradas a diferentes túneles.
—Te presento el centro de nuestra pequeña ciudad de Rebeldes.
No lo miré cuando pronunció aquellas palabras llenas de orgullo, tan solo me concentré en observar todo el lugar. Había una amplia pantalla gigante al centro, donde se estaba mostrando a Alexander, como luchaba contra diferentes Rebeldes, cómo los asesinaba.
Me quede helada al verlo, como luchaba ferozmente. Aquellos momentos habían transcurrido cuando llegamos a Dublín, sin embargo, no habían escenas mías acabando con los Rebeldes. Al parecer la idea era entregar una imagen aun peor de Alex.
—Sígueme, Gobernadora.
Por ahora no había nadie en centro de este panal de abejas, así que no tuve otra alternativa que seguirlo.
Dejando atrás la pantalla plana, con Cristóbal nos dirigimos hacia uno de los cientos de túneles. Avanzamos unos pocos metros más antes de encontrar una nueva puerta. Esto estaba comenzando a parecer un horrible laberinto.
— ¿Cuánto tiempo se demoraron en hacer esto? –pregunté refiriéndome a la infraestructura.
—Casi nada –dijo abriendo la otra misteriosa puerta –te dije que los licántropos habían avanzado bastante.
— ¿Entonces el Gobernador de los licántropos sabia de esto?
Al entrar en el compartimiento me di cuenta que era una amplia y lujosa habitación. Ilógico que hubiera tanto esplendor en un lugar como este. Se me imaginaba que los Rebeldes Vivian de forma más… austera.
—Claro que sabe de esto, pero ¿se involucra con sus Rebeldes? Ni es sueños, ese tipo siempre ha estado más preocupado de que la mayoría de los suyos siga en paz y si eso conlleva aceptar todo lo que diga Alexander, lo hará.
Si hubiese estado sola, habría suspirado de alivio. No me gustaba la idea de que todo el mundo que rodeaba a Alex, fuera un traidor. Por lo menos el Gobernador de los licántropos no era un Rebelde.
—Esta será tu habitación –dijo sentándose en la cama de cobertor azul. Las paredes de la habitación eran blancas con diseños circulares azules. Se parecía mucho a la primera habitación que tuve en la Mansión de Alexander, pero con tonos diferentes –he de suponer que tu expresión es porque este lugar te trae viejos recuerdos ¿no?
Me crucé de brazos, molesta porque él supiera lo que estaba pensando.
—Sí, deberías tener más cuidado con tu mente si no quieres que lea lo que sucede en ella. No te quité el arma de tu pierna porque deseaba averiguar que más había en esa cabecita tuya.
De inmediato volví a cubrir mis pensamientos. Con todo el movimiento de la última hora había olvidado protegerme.
—Dame el arma, Victoria.
La saqué de mi pierna y se la lancé, mirando los detalles del lugar. Era cierto, me traía viejos recuerdos.
—Debes darte un baño, cambiarte de ropa y estar lista en una hora. Todos estarán aquí para verte, te hemos estado esperando.
No pude evitar sonreír, esto era una locura. No sabía que era peor, si estar en manos del Consejo o de los Rebeldes.
—No he venido hasta acá por eso –dije de inmediato —quiero saber todo lo relacionado a esos esclavos, necesito las pruebas necesarias para poder ver encontrar una solución –y cubrirme la espalda con el Consejo.
Cristóbal se puso de pie y me miró muy serio.
— ¿No entiendes qué ahora estás atrapada? Harás lo que se te ordene y quien ordena, soy yo. He dicho que debes estar lista en una hora para que les demuestres a todos que has elegido estar de nuestro lado.
Tensé mi mordida. No podía negar que no estaba ni un poco acostumbrada a que otros vampiros me hablaran de esa forma, sobre todo cuando yo era la Gobernadora de dicha especie. Ni siquiera a Alexander le soporté este tipo de arrebatos tiempo atrás.
—Tú me vas a escuchar muy bien –dije acercándome hasta él, usando todo el poder que tenia al ser su maldita creadora y Gobernadora –irás en busca de todas las pruebas sobre esos Centros Proveedores, luego las traerás hasta aquí y me las entregarás ¿entendido? Quizás para ese entonces esté lista y puedas jugar a ser Gobernador, gracias a mí.
Su rostro solo estaba a centímetros mío, me había acercado lo suficiente para que me escuchara muy bien.
Antes que Cristóbal pudiera decirme algo o insultarme, la puerta de la habitación se abrió sin previo aviso.
—Ya se les dio el aviso de que deben reunirse en el centro del refugio, no hay muchos, deben ser alrededor de cien o ciento cincuenta.
Al escuchar esa voz me quedé helada.
—Victoria –dijo cuando me giré hacia él. Las palabras se quedaron en mi garganta, ni siquiera podía nombrarlo –me alegro mucho que ahora te unas a nosotros, es hora de que todos evolucionemos y siempre supe que tu estarías de nuestro lado.
Marco estaba vestido de forma casual con unos pantalones y camisa. Sano y a salvo, sin siquiera un rasguño.
— ¡Marco! Qué bien que has llegado, tendrás que encargarte de que la Gobernadora Lenardis no haga ninguna locura, además de que este lista y preparada en una hora más. Deberá mostrar su hermosa cara ante todos.
Cristóbal rápidamente se dirigió hacia la salida y desapareció de nuestras vistas.
—Es mejor que te apresures –dijo cruzándose de brazos.
Solo tenía en mi mente la expresión de tristeza que atrapó a Alexander cuando supo de la supuesta muerte de Marco.
—No me mires así, todos tenemos un motivo para estar donde nos encontramos –dijo ahora con el ceño levemente fruncido.
—De todos los conocidos o amigos de Alexander, tú eras el único que me agradaba un poco. Siempre te ocupaba de evidencia cuando discutíamos, siempre le repetí que tú eras su amigo y digno de confianza, que no debía ser tan desconfiado con los demás, pero creo que hasta ahora Alex ha tenido razón, no se puede confiar en nadie más que en tu pareja ¿cierto?
La sonrisa de Marco había desaparecido.
—Me alegro que hayas aprendido una lección tan importante, Victoria. Alexander tiene cientos de años, deberías escucharlo más a menudo. Sin embargo, discrepo con él en algunos temas, como por ejemplo ¿se puede confiar en la pareja de uno? mira dónde estás tú.
Aquello fue como un balde de agua fría.
—Lo siento, pero me agrada la idea de seguir viva, cosa que estaría en juego si me acercaba demasiado al Consejo.
Marco avanzó unos pasos, bajando los dos escalones que había antes de llegar al centro de la habitación.
—Debiste jugar de forma inteligente entonces y no llegar a este extremo del charco ¿no crees? –fruncí el ceño, sin poder entender sus palabras.
— ¿Pero qué demonios dices? Si no fuera por tu culpa, el Consejo jamás se habría enterado de lo sucedido con Cristóbal, fuiste tú quien me delató ante Elizabeth.
La expresión confundida de Marco me sacó de juego por completo, parecía que estuviera hablándole en un idioma diferente.
—Yo no te delaté en ningún momento, Alexander me exigió que no dijera nada.
— ¡Como si tu amistad con él fuera importante! –dije gritándole, furiosa por haber hecho sufrir a Alex, por haberlo engañado.
—No grites en este lugar, que no está insonorizado. Muy pocas personas saben de mi conexión con Alexander, quiero que siga así.
—Eres un bastardo, un infeliz que se aprovecho de la amistad que tenía con él ¿no te agradó ganar tanto dinero estos últimos años? ¿Ah?
Por un momento pensé que iba a saltar contra mí y acabar con mi vida, porque la mirada que usó, provocó que diera unos pasos hacia atrás.
—Cuida tu boca, niña, no tienes idea de lo que estás hablando, todo esto para ti no es más que un juego ¿no es así? no sabias lo que realmente estaba ocurriendo en esta especie hasta hace unas semanas atrás ¡Mi esposa murió por culpa de esta situación! ¿Crees qué el dinero importa de algo? ¿Eso la traerá de vuelta? No te atrevas a darme lecciones de vidas porque tú aun eres un bebé.
Hice uso de todo mi autocontrol para no provocar algún escándalo en ese lugar. Marco tenía razón al ser precavido, aquí nos podía escuchar cualquiera.
—Puedo recién estar conociendo realmente este mundo, pero escucha mi consejo Marco, no te aparezcas ante los ojos de Alexander porque acabara con tu vida antes de que digas “lo siento” perdiste toda posibilidad con él.
Necesitaba salir de ahí a toda costa.
—Ya somos dos –dijo cuando me dirigí hacia la puerta que suponía era dónde estaba el baño.
Antes de escapar de su vista, me giré ante cierta duda que rondaba mi cabeza.
— ¿Por qué no solo desapareciste, Marco? Hacerte pasar por muerto, no tiene mucho sentido.
Para mi sorpresa, se relajó. Sus hombros dejaron de estar tan tensos.
—No, no lo tiene. Me alegro que notes ese detalle.
No supe interpretar sus palabras, pero ya no podía pasar otro segundo con él, es por ello que entré a ese supuesto baño y me escondí.
Me quede quita contra la puerta, todo estaba a oscuras en este lugar, pero no deseaba nada de luz. Estaba tan asustada que solo deseaba desaparecer, al no estar con Alexander sentía que me iban a asesinar en cada segundo. Esto no estaba saliendo nada de bien.
Jamás en mi vida me había sentido tan sola como ahora.
Me deje caer lentamente sobre el suelo, sintiendo como toda esa oscuridad se acercaba, queriendo ahogar unos pulmones que no necesitaban aire. Estaba teniendo un ataque de pánico y solo deseaba que de la nada apareciera Alexander, me abrazara y me dijera que todo iba a salir bien, pero tras esperar uno, dos… hasta quince minutos, nadie apareció para decirme que no corría peligro, que todo era un sueño o que ya todo había pasado.
Me tomo otros quince minutos ponerme de pie y comenzar a arreglarme, no podía jugar a la niña orgullosa y patética en este momento… debía escuchar lo que Alex dijo una vez, jamás demostrar a nadie el miedo que sentía, excepto a él.
No sabía cómo usaban u obtenían el agua, pero me di una ducha de agua fría para después tomar el vestido que colgaba en una de las paredes, era pomposo, demasiado elegante       . Negro como mis ojos, largo y con un hombro descubierto.
—Demonios… —había pasado demasiado tiempo desde que ocupe uno de estos vestidos, me había hecho a la idea de no tener que usar uno otra vez, por lo menos en varios meses más.
Como una autómata me puse dicha prenda y luego salí del baño, sobre unos zapatos también negros, no tan altos.
—Muy bien –dijo Marco, que estaba sentado en la cama, esperándome –luces como toda una Gobernadora, la pareja perfecta para Cristóbal.
Ni siquiera le dije una palabra, tan solo moví mi cabello suelto hacia atrás y caminé hacia la puerta.
—Que el espectáculo comience –dije abriendo la puerta para volver a ese túnel que me llevaría al centro de este gigantesco refugio.
—Eres muy inteligente Victoria, sé que sabrás como manejar todo.
Lo miré sobre el hombro, solo estaba a unos dos metros de distancia.
—Yo si fuera tu no estaría tan convencido de cómo puedo manejar esta situación, ya que si todo sale bien… tu y quien corresponda, acabarán hecho cenizas, literalmente.
Antes de abrir la puerta, la mano de Marco atrapó mi brazo.
—Cuando estés allá afuera, abre bien tus ojos, Viky.
Me solté de su agarre y salí de la habitación, sin querer escuchar otra palabra suya.
A pesar de estar asustada como nunca y de necesitar más que nada a Alex, no avancé a paso lento, sino que me dirigí decidida a donde Cristóbal debería estar esperándome. Cuando llegue al final del tune y llegue al centro de este refugio, pude ver la cantidad de personas que habían.
Eran cientos. Marco había mentido al decir que solo había ciento cincuenta o algo así. Eran más de quinientos a simple vista.
—A diferencia de los consejeros, eres querida por muchos vampiros ¿sabías eso? –Preguntó Marco a mi lado –se unieron muchos al saber que tú estabas de nuestra parte. Aprovéchalo.
Lo miré enojada, no quería seguir escuchando su voz. Él si era un traidor.
—Terminemos con esto de una buena vez –dije caminando hacia donde se encontraba Cristóbal, que también vestía elegantemente.
Esto no iba a salir como él quería.
Cuando llegué a su lado, él comenzó a hablar de forma fluida y muy tranquila, nombró a Alex demasiadas veces para mi gusto, ya que era de forma negativa y además me hacía parecer como si yo también odiaría a mi amado vampiro. Sin embargo, esas palabras eran vacías y sin peso para mí, por eso mismo debía demostrar cuan equivocado estaba al elegir tácticas que pondrían en riesgo a Alex.
Tuve el tiempo necesario para notar a todas las personas que ahí se encontraban, vampiros y licántropos en su mayoría. Los de mi especie sobrepasaban en cantidad a los humanos que se convertían en lobos monstruosos y a las que supuse que eran hadas. Todos tenían sus ojos fijos en mí. Este lugar tenía alrededor de cinco pisos, donde habían diferentes túneles en forma circular… debíamos encontrarnos a kilómetros de Dublín, aunque hubiésemos tenido acceso a través de la ciudad.
Aun no sé porque recordé en ese momento las palabras de Marco, pero hice lo que me dijo, abrí bien los ojos. Comencé a mirar a todo mí alrededor, sin escuchar las palabras de Cristóbal. Para cuando mis ojos fueron hasta el último nivel, al frente de mi, pude verlos.
Aníbal y Alanna, ambos estaban tomados de sus manos, sonriendo.
No pude evitar mirar hacia donde se encontraba Marco, quien solo sonrió y asintió.
Me quede aun más helada ¿Es que existía la posibilidad de que no fuera un traidor? ¿Había ayudado a Alanna y Aníbal? Aunque no tenía sentido, al parecer una gran cantidad de los Rebeldes se encontraba en este lugar.
—Queda muy poco para terminar con la cabeza de Alexander Lenardis en nuestras manos…
Fue en ese momento que mi atención volvió al ser despreciable que era Cristóbal. Sus palabras estaban cargadas de odio y por alguna razón, supongo que por nuestra conexión, supe que sus ojos furiosos no eran a causa de Alex, sino por todos los seres que tenia al frente de él.
—Acabaremos con ese Consejo y los gobernadores que los han tenido sometidos durante siglos.
No era necesario que tuviera un micrófono o algo parecido, ni siquiera levantaba la voz al hablar. Sus oyentes tenían una audición sobrenatural.
—Es hora que obtengamos nuestra libertad.
Me giré confundida hacia Marco, pero él me indicó con su mirada que pusiera atención hacia abajo, al piso.
Al observar hacia el suelo, pude notar que había ciertos dispositivos instalados en forma lineal, todos se dirigían hacia el centro del lugar, estaban divididos cada ciertos tramos, brillaban e iluminaban como si aquella fuera su misión, sin embargo, reconocí de inmediato dicho aparato. Estaban en las estanterías de Alex, de aquella donde había cientos de armas. Esos dispositivos lanzaban plata cuando explotaban, de tal forma que comenzaban a desintegrar tu cuerpo como le sucedió a la pareja del vampiro francés.
Miré a Marco de nuevo y este me indicó que volviera a observar a Cristóbal.
Para cuando entendí lo que Marco me intentaba decir, no pude evitar acercarme al traidor, quien rodeó mi cintura con su brazo izquierdo, me tensé, pero deje ese sentimiento de lado para seguir avanzando, dejando atrás a Cristóbal.
Observé a todas esas personas, que si no abrían sus ojos, iban a ser asesinadas en algún momento, quizás no hoy o mañana, pero algún día, por el mismo hombre al que estaban escuchando.
—Buenas noches a todos –dije sonriendo y dándome cuenta que la mayoría de los que se encontraban aquí, eran personas jóvenes, algunos incluso menores que yo. No sería difícil hablarles.
—Victoria… —escuché el tono amenazante de Cristóbal, pero lo miré con desdén para luego poner toda mi atención en la gente que ahí se encontraba.
—Sinceramente estoy sorprendida por la cantidad de seres que se ha reunido esta noche, en este lugar –observé a Aníbal que sonrió –debo admitir y decir que no tenía idea de la existencia de algunos de ustedes hasta hace un par de semanas, a mi esposo no le gusta que yo este enterada de todo, cosa con la que discrepo bastante.
Pude ver algunas sonrisas entre los rostros. Me sorprendía que ellos tuvieran cierta estima por mí, jamás había hecho nada grande por ellos, ni siquiera sabía de sus problemas hasta hace unos días. Cuando tuvimos que recorrer los clanes con Alexander, solo nos reuníamos con personas importantes ya sea dentro o fuera de nuestro mundo.
—Si estoy aquí, es por la única y exclusiva razón de que fui testigo sobre la atrocidad que se lleva a cabo por el o algunos miembros del Consejo, si accedí a estar con ustedes, es porque estoy a favor de disolver dicha agrupación –aquello en parte era mentira, quería salvar mi existencia y demostrarle a Alex que el Consejo era una pésima herramienta para gobernar –pero también –dije mirando a Cristóbal –porque tampoco creo en el actual proceso para designar los Gobernadores.
No iba dar crédito a las palabras de Cristóbal, no lo hacía cuando estábamos solos, menos en público. No le iba a dar poder.
—Deben tener claro, que de mi parte, no abalo la asignación que existe en la actualidad, como tampoco la fuerza que tiene el Consejo para lograr sus cometidos. Es por eso que necesito las pruebas, para demostrarle, al actual y real Gobernador de ustedes que las cosas deben cambiar.
Sentí como alguien se ubicaba a mi lado, era Marco, que evitó que Cristóbal avanzara hasta donde me encontraba.
—Y ese Gobernador por ahora es Alexander Lenardis, no este hombre –dije apuntándolo.
—De a poco –escuché que susurraba Marco, solo para que yo escuchara.
—Por ahora… —continúe sin culpar de todo a Cristóbal que me miraba con la boca abierta –porque ustedes son una parte de sus respectivas especies, no su totalidad y para poder lograr nuestros objetivos debemos abarcar hasta sus propios enemigos.
Miré a todos, debo decir que había varias expresiones de desconcierto, pero para mi sorpresa también había de aceptación. Buscando entre los oyentes, volví a mirar a Alanna y Aníbal.
—Ustedes –dije apuntándolos. Ambos se miraron sorprendidos — ¿Cómo se llaman?
—Aníbal –dijo él.
—Alanna –respondió ella.
— ¿Son pareja? –Asintieron, confusos — ¿crees Alanna, que Aníbal debería morir por la causa que cada uno de ustedes proclama?
—No –respondió ella de inmediato, tomando con más fuerza a Aníbal. Esto era trampa, pero no importaba.
—Claro que no y si piensan así, están muy equivocados –dije mirando hacia los demás –no me importa lo que alguno de ustedes piense al respecto, pero no creo que un vampiro, un licántropo o hada, deba sacrificar a su pareja por algo tan absurdo como esto.
— ¡Por supuesto que no queremos a nuestras parejas asesinadas! –Dijo un hombre mayor, era al parecer un licántropo porque tenía sus ojos verdes y su corazón latía — ¿pero qué hará mi Gobernador o Alexander Lenardis? Hemos estado limitados por siglos.
— ¡Es por eso que debemos luchar! –interrumpió Cristóbal, pero muchos se miraron un tanto desconfiados ¿Cómo había logrado tener el poder de esta gente? ¡Él nos eliminaba hace un par de meses atrás!
Marco tiró de mí, logrando que retrocediera algunos pasos hasta llegar a su nivel. Me miró y negó ante mi comportamiento, pero no me importó. No tenía nada más que ofrecerle a esa gente y no iba a mentir.
—El actual Consejo de vampiros, los Gobernadores y los cientos de tratados, han eliminado y sometido a cientos de ustedes, en su mayoría  han tenido que vivir bajo los más poderosos ¡debemos acabar con ellos! ¡Con todos!
Abrí mis ojos sorprendida al escucharlo. Realmente el plan de Cristóbal era simple, pero de cierta forma brillante. Estaba jugando y formulando propuestas con el simple dicho “el enemigo de tu enemigo, es mi amigo” acabaría con todos los enemigos de estos seres, sacrificándolos en batallas insensatas para luego acabar con ellos.
—Debemos luc…
— ¿Cómo lo harás, Gobernadora? –preguntó una chica, interrumpiendo a Cristóbal. Al estar todos callados, no era difícil alzar la voz y ser escuchados por oídos sobrenaturales. La mujer era vampiro, de ojos negros y cabello rojo — ¿Cómo lograrías eliminar al Consejo sin llevar vidas a cambio?
—El Gobernador de nuestra especie sigue teniendo el poder sobre los Consejeros.
—Pero Alexander Lenardis se ha negado a escucharnos, ha enviado a sus Guardias a eliminarnos… lo he visto acabando con muchos de nosotros. Los Guardias son el triple de nosotros y los Consejeros tienen más influencias en el resto del mundo –explicó ella.
—Entonces por lógica deberías rendirte –dije caminando de nuevos unos pasos más que Cristóbal, pero este tomó mi brazo y lo presionó con fuerza. Era una pena para él que yo fuera vampiro y no sintiera dolor con un agarre como ese.
—Basta de esto, ya todos votamos y dijimos que atacaríamos –aclaró Cristóbal, claramente alterado. Solo bastaba con mirarlo para saber que no tenía carácter para ser el Gobernador de los vampiros. Cada momento que pasaba aquí, encontraba que solo Alexander podría desempeñar ese trabajo, solo debía cambiar sus técnicas para gobernar.
— ¡Yo propongo una nueva votación! –dije interrumpiéndolo –esto con el tiempo ha causado bastante problemas, son cientos de años donde varias vidas se han esfumado en manos de sus parejas, han visto una y otra vez como el Gobernador de los vampiros se ha quedado sin las suyas… ¿Marco? –Pude ver como el susodicho tensaba su mordida –perdiste tu pareja en este problema ¿no? –Él asintió — ¿y dejarías todo esto si pudieras tenerla de vuelta?
Por unos segundos él se quedo mirando a la nada.
—Sin duda alguna, Gobernadora.
—Victoria… —me advirtió Cristóbal, pero lo miré sin preocuparme. Este tan solo era un chico jugando a ser líder ¿pero quién se creía?
—Creo que no es necesario hacer esto formal, tan solo deben levantar la mano quienes apoyan mantener a sus parejas junto a ustedes.
Fue automático, al parecer todos tenían algún estilo de comportamiento militar, ya que no discutían mucho. Aun estaba sorprendida de que se hayan quedado en silencio por tanto tiempo. Sin embargo, al pedir que levantaran sus manos, más de ochenta por ciento lo hizo. Se dio por zanjado, aunque no estuviera la totalidad de los Rebeldes.
— ¿Y bien? –Preguntó un chico, unos dos años menor que yo – ¿Cómo lo harás? ¿Hablaras con él?
Me sorprendía que esta gente en realidad le temiera a Alexander. Para mi aquello no tenía sentido, pero creo que el factor del cansancio estaba jugando en contra. Todos estaban agotados de seguir con una guerra que no había dado un ganador, sino solo muertes.
—Solo necesito las pruebas de quienes han apresado, de lo que ha sucedido.
—Basta –interrumpió Cristóbal –esta reunión se acaba ahora mismo, mañana al atardecer todos nos reuniremos en este mismo lugar, llegaran los demás miembros y podremos votar con una mayoría lógica.
Como si yo fuera algún estilo de niña pequeña, él me tomó del brazo y me dirigió hacia el túnel de donde habíamos salido, pero no iba a permitir ese trato. Me habían estado repitiendo este último año que era la Gobernadora de los vampiros, no iba a dejar que esto siguiera su curso.
Me detuve y me deshice del agarre de Cristóbal, para luego sin ningún tipo de reparo, golpear su rostro.
Todo el mundo se quedo en silencio. Mal por Cristóbal, él no era Alexander y no iba a dejar de hacer algo para evitarle un escándalo, eso solo se lo ganaba Alex… a veces.
—No me vuelvas a tocar con esas manos que han estado manchadas con la sangre que ahora pretendes gobernar.
Todo el mundo se quedo en silencio, esperando la reacción de Cristóbal, pero antes de poder tenerla los miré furiosa porque cayeran ante un chico como este.
— ¡Un cazador de vampiros! –lo apunté, sin mirarlo –si llegan a creer por un momento que alguien como él podrá liderar a todos los seres sobrenaturales, están siendo nuevamente engañados. Y si llegan a pensar por un momento que yo estoy de su parte, que he dejado a mi pareja o que estoy a favor de lo que ha hecho el Consejo… es porque no tienen idea de quien soy.
Antes de que él o cualquiera dijera o hiciera algo, Marco tomó mi brazo y me hizo avanzar hasta donde se encontraba la habitación. Para mi sorpresa, nos siguió Alanna y Aníbal.
—Tranquilos –dijo Alanna mirando hacia la puerta. Pude notar que estaba solo con jeans y una camiseta negra –este no es lugar para hablar.
—Pero que don tienes ¿no? –dijo Marco sonriendo con aquella expresión que vi cuando recién lo conocí –Estoy seguro que ni siquiera Alex sabe que te manejas tan bien ante el público.
Fue como si me hubieran abofeteado, desperté y me vi donde realmente estaba, lo que acaba de hacer… y peor aún, lo que había dicho ¿había desafiado al líder de esos Rebeldes ante todos esos seres?
—No entiendo –dije mirándolo sorprendida porque estaban todos ahí… recién caía en lo que acababa de pasar segundos atrás — ¿Por qué esa gente realmente me escucha?
—Los Guardias tienen una boca muy grande –continuó Marco en un tono irónico, mirando a Aníbal –todos han hablado sobre cómo te has enfrentado ciento de veces a Alexander. No sé si lo has notado, pero nadie hace eso, ni siquiera Elizabeth o Raúl, ellos solos le dan sugerencias de lo que debería hacer, tu eres la única que se comportado como es debido con él.
—Nunca nadie lo criticaba o enfrentaba –dijo Alanna mirándome un tanto tímida.
No pudimos seguir hablando ya que la puerta se abrió estrepitosamente.
Era Cristóbal, y por su mirada podía suponer que no estaba nada contento. Miró por unos segundos a quienes se encontraban en la habitación.
—Aníbal, asegúrate de que nadie entre –dijo mirándolo. Ellos se conocían desde mi corto tiempo en la universidad cuando Aníbal tuvo que compartir clases con nosotros –los demás, salgan.
Para mi sorpresa, tanto Marco como Alanna asintieron y salieron del lugar. Aníbal me dio una mirada preocupada antes de desaparecer y cuidar la puerta.
— ¿Qué estas pensando? –preguntó con el ceño fruncido. Su blanco rostro ya no parecía al de un chico con prácticamente mi edad, no, su ceño fruncido y sus ojos tan abiertos, furiosos, solo dejaban expuesto a un sádico.
—Te estoy dando una solución pacifica, una alternativa a tu plan ¿no es eso lo que deseas? ¿No es acabar con el Consejo que tiene métodos muy alternativos para manejar a los vampiros, nuestra especie? –me senté en la cama y me saqué los zapatos, manteniendo una imagen relajada, indiferente a su cólera.
—No juegues conmigo, no soy tu estúpido esposo al que puedes manipular.
Sonreí y luego apoyé mis manos en la cama, bastante relajada… por lo menos esa era la imagen que quería dar. Estaba aterrada, solo deseaba tener un arma cerca para poder acabar con la vida de Cristóbal. Entre esconder mis emociones y proteger mi mente, descubrí que era un arduo trabajo y que lo estaba haciendo bastante bien.
—Si crees que Alexander es manipulable, estas sobrevalorando a tu enemigo Cristóbal, de tal forma que solo te deja como un niño jugando en las grandes ligas.
Por la tensión en su mordida, descubrí que mis palabras le habían afectado.
—Crees tener mucho poder Cristóbal, pero ni siquiera sabes algo sobre ello. Mientes todo el tiempo ¿piensas qué caigo en tus nobles objetivos? No deseas nada más que acabar con nosotros y lo triste es que tú eres parte de esta especie ¿Qué harás después? ¿Cuándo todos tus amigos o familia se mueran y tu no hayas envejecido ni año? Estarás solo.
—No sé de lo que hablas –negué y sonreí ante su intento de seguir engañándome.
— ¿Debo hacer algo más ahora? Creo que deberías estar arreglando todo un nuevo plan ya que tus soldados no desean acabar muertos.
—Tu idea no se llevará a cabo, es estúpido. Ya hemos reunido suficientes vampiros y licántropos para acabar con el Consejo, sabemos cuándo se encontraran todos y cuándo podremos atacar. Tú serás una ayuda esencial para ello.
Fruncí el ceño, confundida, no entendía a que se refería.
—Y tu comportamiento –continuó –no ayudará a mantener con vida a tu vampiro, me encargare personalmente de acabar con él por lo que has hecho esta noche.
Tuve que cerrar los ojos unos segundos, ya que estaba pronta a explotar por las palabras de Cristóbal. Solo imaginarlo haciendo daño a Alex, me enfermaba.
—Una amenaza más como esa e iré a decirle a todo el mundo que cualidad tienen esas hermosas luces en el piso.
Cierto brillo pasó por sus ojos, dejándome en claro que no esperaba mi descubrimiento.
—No todos tienen acceso a esa información, y quienes lo tienen, están en mi círculo de confianza.
— ¿Entonces Marco está entre ellos? Por lo que sé, está enterado de dichos dispositivos, Alex tiene muchos de ellos.
—Por supuesto, Marco me ayudó a saquear varios almacenamientos de tu querido Alex… los tenemos en caso de algún problema, por si somos acorralados –dijo con cierta sorna. Mentía, esos dispositivos no era para acabar con los enemigos de los Rebeldes, sino con todos los seres, lo había visto con claridad en su mente. Nos despreciaba.
No sabía ni entendía muy bien a que jugaba Marco, vampiro mucho mayor que Alex que había sido siempre amigo de él. Ahora lo traicionaba una y otra vez. No sabía a qué jugaba dándome pistas de lo que estaba pasando en este lugar.
— ¿Qué más quieres que hagas? He tenido un día bastante difícil y me gustaría descansar. Apreciaría si me dejaras sola.
—Es extraño no verte tan tranquila y común como antes, ahora eres tan jodida como cualquier Gobernador –dijo con una expresión de desagrado –quizás debería bajarte un poco los humos.
—No sé si te has dado cuenta, pero soy la Gobernadora de los vampiros y tú no eres más que un error, no porque te haya convertido eres un Líder, no eres más que una escoria que se hace pasar por algo que no es, ahora retírate de esta habitación.
Antes que pudiera ponerme de pie y sacarlo del lugar, Cristóbal se acercó en una fracción de segundo, empujándome sobre la cama y sentándose sobre mi cadera, inmovilizando mis manos.
—No me quiero ir por ahora, me gustaría tener algo de diversión después de tanta tensión ¿no es así como funciona tu status? Debes mantener bastante contento al Gobernador como para que te soporte –dijo con una sonrisa nada agradable.
Por alguna extraña razón recordé cuando estaba en esta misma posición, sobre el césped sucio, con Alex encima de mí riendo y diciendo que esto podría suceder en cualquier momento. Tener a un pervertido encima de mí.
—Suéltame, ahora mismo.
—No, quiero saber que tan buena eres como para tener al Gobernador en la palma de tu mano ¿te perdonó por encontrarnos juntos? Eso es algo digno de aplauso, Victoria, por lo que tengo entendido, ese vampiro es orgulloso como ninguno, me habría gustado ver su rostro al enterarse de que yo seguía con vida… y que tú habías sido la responsable.
Sonreí de forma irónica.
—Estoy sorprendida de que te interese tanto nuestros problemas maritales, pero debo actualizarte y decirte que lo hemos resuelto, de una forma que jamás conocerás ¡sal de enci…!
Su mano presionó con tanta fuerza mi cuello, que evito que pudiera pronunciar palabra alguna. Agradecía no necesitar oxigeno o si no habría comenzado a desesperarme por respirar.
—Vamos a ver si después de esta noche te quedan ganas de seguir desafiándome ¡Fay! –dijo en voz alta.
No sé de donde salió aquella mujer de cabello oscuro como la noche y de ojos almendrados como una ninfa, llevaba un vestido largo y azul claro. No me tuvieron que explicar de quien se trataba. Haberla tenido en mi mente me dejaba cierto rastro de conexión con ella. Era el hada que había ayudado a Cristóbal a entrar en mi cabeza a su antojo, la misma que de seguro lo ayudo a manipular su sangre para atraerme. Era la misma que había jurado acabar con mis propias manos.
Objetivo que no podría lograr en ese momento. No me podía mover.
—¿Sabes cuál es la forma de corromper a una vampiro? Todas son muy fuertes y es imposible causarles dolor si no es con plata –dijo sonriendo –y ya sabes que también me hace daño ahora, así que llegamos a la disyuntiva ¿Cuál es el método adecuado para dañar vampiros?
Sin esfuerzo alguno me tomo entre sus brazos e hizo que quedara en el centro de la cama. Se arrodillo a mi lado. No tenía idea lo que estaba haciendo aquella hada… o bruja, lo que fuera, pero no podía moverme.
—A las vampiros con parejas, se les puede quebrar tan solo tocándolas –dijo sonriendo y recorriendo mi brazo con su dedo índice. Se acercó a mi odio —¿te sentías mal cuando me metía en tu mente? ¿Cuándo te hablaba? –Mordió mi oreja de forma brusca –ahora solo imagina como será tenerme dentro de ti por completo, creo que es hora de acabar con lo que comenzamos alguna vez.
Sin dificultad alguna fue rompiendo con su dedo índice mi vestido, dejándolo y transformándolo en una bata, exponiendo mi piel y mi ropa interior.
—¿Crees que tu queridito vampiro te querrá después de esto? ¿Ah? o puedes que tu no desees más al Sr. Lenardis, quizás te quede gustando –susurró en mi oído para que nadie escuchara.
Hice lo único que podía hacer en ese momento. Cerrar mis ojos, mis parpados seguían libres, ojala no pudiera sentir nada. Las manos de Cristóbal comenzaron a exponer aun más mi cuerpo, deshaciéndose en su totalidad del elegante vestido, sus dedos recorrían mis costados, lentamente.
—¿Sabes? Lo extraño de ser vampiro hoy en día –dijo sacándose la chaqueta y la camisa, dejando expuesto su marcado cuerpo –es que beber de otras vampiros no tiene  una gran gracia, beber de los humanos es realmente enriquecedor –se deshizo de su cinturón y desabotono su pantalón –pero me han dicho que beber de tu creador o creadora, es algo único.
Mis ojos se abrieron con sorpresa y temor, esto era peor que tratar de abusar de mi... él quería hacer algo realmente intimo, morderme. Comencé a tratar de moverme desesperadamente, moriría de tristeza si llegaba a sentir sus colmillos bebiendo de mí. No podría soportarlo.
—No intentes moverte, Fay es única y muy fuerte, tan solo te inmoviliza. No sigas luchando.
Sentí como su cuerpo se ubicaba sobre el mío, separando mis piernas y quedando entre ellas.
—No te desesperes –dijo ahora mirándome con esos horribles ojos negros, mientras tocaba mis pechos sobre el sujetador oscuro –una vez te hice sentir muy bien ¿no recuerdas? Eres mi creadora, beber de ti es más natural que desees estar al lado de Alexander.
Sus colmillos quedaron expuestos ante mi mirada desesperada y se acercó a mi cuello para beber de mí.
Estaba acabada, Alexander estaba a kilómetros de donde me encontraba. No podría salvarme de Cristóbal.

¡Noooooooooooo! Por dios santo, yo no sé que esta pasando por mi cabeza, esta historia se maneja sola ¡noo Cristobal! alejate de Victoria! 

10 Lectores:

  1. Wtf cristobal y la ctm. Malditooo alejate de ella. Cristobal definitivamente es un tipo sin cerebro y sin madera de lider. Es un ingenuo.
    Genial el capitulo dany. Nunca defraudas :). A espera de uno nuevo. Gracias :)

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  2. Noooooo Cristobal imbécil aléjate de Victoria!!!!
    Yo a este lo mato, maldito sádico hijo de su...
    Hola Dani!!
    Quiero ahorcar a alguien, mi gobernadora para mi gusto, lo esta haciendo bien hasta el momento, creo q dijo lo q tenia q decir y se dio cuenta de lo q se tenia que dar cuenta. De la aparición de Marco no tengo mucho q decir en realidad. No me retracto de todos los malos comentarios q he puesto sobre él, porq para mi sigue siendo un traidor. Perooooo le voy a dar el beneficio de la duda y veré como se comporta al final del día con todo este asunto de los rebeldes.
    Uyyyyyy Ese idiota quiere matar a todos y como le dijo Vicky, es un pendejo porq no se termina de dar cuenta q ya no es humano y q al final del día se va a quedar solo. Me da gusto q estén Anibal y Alana con Victoria y más les vale llegar a tiempo y no permitir q el maldito ese abuse y beba de ella.
    Ahhh pobre q esta q se muere de miedo pero a pesar de eso sigue los consejos de mi Alex hermoso.
    T__T Cruel, eres cruel por hacernos sufrir así Dani.
    Muchas gracias por el capítulo y ya nos toca esperar y ver q pasara entre todos estos seres.
    Un abrazo y nos seguimos leyendo.

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  3. como nos dejas asiii Cristobal NO puede beber la sangre de Vicky eso es asqueroso pobre Vickyyy
    Dany quiero leer mas plisss no seas cruel :(

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  4. Odio a Cristobal!!!!! Ahhhhhhhh!!!

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  5. noooooooooo este capitulo esta buenismo pobre vicky que asqueroso de cristobal
    dany sube rapido porfi

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  6. Waaooo q pasaraa?? La mordera o no? Y Alex?? Loca pq el sab

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  7. Por el amor de Dios. Esto no es posible !!!!!!
    Como sos capaz de dejar el capítulo ahí ? No entiendo.
    Ame el discurso que dio victoria. Ella estabaa del lado de su Alex y en todo momento lo dejó en claro. Y convenció a los demás de lo mismo !
    Ahora me rompe el corazón lo que va a hacer el infeliz de Cristóbal ! Basura asquerosa inmunda. Quiere la guerra entre los vampiros pero no entiende que el es uno de ellos.
    Por otro lado me emocionó saber lo de Marco. Siento una felicidad inmensa. Viki no está sola. Y de cierta forma está marco cuidando de ella. Y tiene a sus amigos cerca. Por otro lado no supimos absolutamente nada de Alex. Que estará pasando por su cabeza? Seguramente lo peor porque sufrió tanto que sus parejas lo engañen. Debe pensar que es otra más de las tantas después de la gitana.
    por dios dani siento una nostalgia mortal. Quiero seguir leyendo más y más.
    Por favor por favor que el no la pueda morder

    espero ANSIOSA más que nunca es próximo capítulo!

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  8. Esto está muuy intenso, muchas cosas pasando y desvubriendose. No hubo presencia de Alex en este capi(buuuu) y quisiera saber quien salvara a Victoriade esta. Marco me tiene demasiado confundida. Cuando llega el sabado 31???

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  9. Cuando el prox?? Q capitulo mas bueno...

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  10. Dios¡¡¡¡tarde un buen rato para poder leer esto, estoy super atrasada¡¡¡ creo que inconscientemente me estaba negando a dejar ir esta historia, bueno, me disculpo por haber dejado de comentar, tengo uno dias de locos en mi trabajo y no me deja tiempo para nada¡¡¡ ahora si a lo que viene:
    No puedo dejar de recordar eso que Alex le dijo a Vicky en unos capis atras, que si lo dejaba para irse con Cristobal ella estaria muerta para el, se que es un mal necesario, se que ella no podria tener la oportunidad de un juicio justo si el consejo la atrapaba, pero eso no me ayuda ni tantito a quitarme la pena que me deja el leer como se quedo Alex...y a la vez me dan ganas de azotarlo¡¡¡ (no en la forma erotica en la que siempre pienso) es mas bien para ver si asi de una vez por todas entiende que si Vicky se fue no es pro que este confabulada con el rastrero de Cristobal¡¡¡NOOOO, es por que ella vio algo mas, cosas que el no vio y que debe estar pensando el en esos momentos, ¿donde queda la confianza Alexander Lenardis? esa parte es la que mas me duele por Victoria, pues ella le a demostrado de una y mil maneras su lealtad, arrrr
    Ahora, el inútil, ¿de verdad pensó que podía venir y darle ordenes a Victoria? de verdad?? por favor, ni siquiera hacia caso a Alex, como porque pensó que a el si le haría caso? ILUSO¡¡¡¡ Cuando veo a Vicky comportandose asi no dejo de pensar en que ella seria la gobernadora ideal si Alex la hubiera dejado intervenir mas en el gobierno, muchas cosas hubieran sido mas faciles de arreglar, pero como bien sabemos, el hubiera no existe.
    Y luego aparece Marco, me quede de a 100¡¡¡ no esta muerto¡¡¡¡ entonces que mueve a Marco? venganza? traiciono o no a Alex? si lo traiciono espero una muy pero muy buena explicación mi querido Marco¡¡¡
    lo que me deja pensando, si MArco jura y perjura que el no le dijo nada a Elizabeth, ¿estamos ante la traición de alguien muy cercano a ellos? la misma Elizabeth es sospechosa ante mi, y no puedo dejar de desconfiar de tantos otros.
    aaaa entonces es venganza??orale pues Marco ya voy entendiendo esto, lo que no entiendo y tal vez este siendo lenta para pensar es eso que dijo sobre que hacerse pasar por muerto no tiene sentido...ya me quede pensando en mil posibilidades para darle sentido a esa frase.
    Bueno por fin supe algo de Anibal y Alanna, al menos siento que no hay traición de parte de ellos, supongo que pudieron mantener su fachada de rebeldes, espero que la información que recabaron
    sea suficiente para ayudar a la gobernadora.
    Ese discurso de Victoria Dios¡¡¡¡ me pongo de pie ante ella, es mi idola, dejo en claro sin engañarlos cual es su intención, no como la rata esa, y creo que con eso se gano aun mas el respeto de todos los que estaban reunidos ahí, aaaa ese golpe que le dio debio ser la gloria¡¡¡ entendi bien? el maldito no quiere ayudar a Victoria¡¡¡¡ apuesto a que eso que sabe el de que estarán reunidos es por que de alguna manera planea entrar en el juicio de ella y atarcar al consejo¡¡¡¡ ¿como no lo vi antes? o me equivoco?
    Ahora lo odio aun mas que nunca¡¡¡ piensa violarla?beber de ella¡¡¡ hay no¡¡¡¡no no no¡¡¡¡ ella es fuerte verdad¡¡¡algo hara y le pateara el trasero y la dejara¡¡¡ y esa hada del demonio¡¡¡espero tenga un final mas que horrible¡¡¡
    me voy como rayo a leer el siguiente capitulo, gracias Dani, nos seguimos leyendo¡¡¡


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