Capitulo 16
No
podía quitar de mi mente sus ojos, tan negros y profundos, llenos de odio,
sentimiento que estaba exclusivamente dirigido hacia mí. Alexander jamás me perdonaría por lo que había
hecho, pero si me quedaba con él, yo nunca podría aceptar haber dejado a un
lado la verdad que se escondía detrás del Consejo.
No tuve noción
del camino que recorrimos con el traidor de Cristóbal, pero sí recuerdo haber
estado sobre el techo de un autobús por un largo rato, observando cómo las
nubes oscuras comenzaban a separarse, dejando que algunas estrellas aparecieran
en mi campo visual. Sin embargo, no podía disfrutar de la hermosa vista
mientras íbamos escondidos.
Nos bajamos en
un lugar residencial. Sin decir ninguna palabra seguí a Cristóbal, que solo
estaba concentrado en observar que no nos siguieran. No pude evitar
sorprenderme cuando nos dirigimos hacia el patio de una linda casa que no parecía
ni por asomo estar involucrada con los rebeldes.
—Una buena
fachada, nos mantiene ocultos.
No le respondí
a Cristóbal, pero si me sorprendí al notar que ahora nuestro objetivo era el
patio trasero, no la casa en sí. Al llegar al centro del césped correctamente
recortado, Cristóbal se inclinó y para mi sorpresa, abrió una rendija por donde
podíamos bajar a la oscuridad.
— ¿Túneles? –pregunté
sin poder evitarlo.
—Por toda la
ciudad, los licántropos han ayudado mucho, ellos ya tenían parte del trabajo
hecho… aunque también se extienden hasta kilómetros más allá de Dublín.
Me quede de
boca abierta cuando sin aviso alguno, se dejó caer en la oscuridad.
No pude evitar
pensar en Alexander al dar los últimos pasos que dañarían aun más a mi querido
esposo. Ya no podía detenerme, el daño estaba hecho y necesitaba encontrar las
pruebas necesarias para que Alexander viera realmente lo que sucedía.
Me sumergí en
la oscuridad con Cristóbal.
El túnel por
donde accedimos a la red de los rebeldes, era al comienzo de tierra, no
parecíamos más que topos avanzando a ciegas, incluso debía ir un poco encorvada
para moverme mejor. Sin embargo, a medida que los metros de tierra comenzaron a
pasar, logramos dejar atrás tan rudimentario acceso.
Para cuando
llegamos a tener algo de luz, solo noté que sobre nuestras cabezas había una
ampolleta colgando de forma precaria, alumbrando solo unos centímetros a
nuestra redonda. Pude observar que solo a unos pasos más había una puerta de
metal.
—Bien, no
puedes entrar con esto –dijo Cristóbal girándose hacia mí y llevado sus manos a
mi cintura.
Antes que
pudiera poner un dedo sobre mi cinturón, el mismo que Alex había puesto, mi
mano abofeteó su rostro con tanta fuerza que hice que cayera al suelo. Pude
notar la furia en sus ojos cuando levantó la mirada.
Se tragó su
orgullo para no montar alguna escena.
—Debes sacarte
ese cinturón, no tienes permitido entrar con armas a nuestro refugio.
Lo miré con desdén,
deseaba fervientemente darle una patada en su cara y asesinarlo ahí mismo, pero
no podía hacerlo.
—No voy a
recibir órdenes de tu parte.
—Deberías –dijo
poniéndose de pie –porque en este lugar estas sola y si no me quieres como tu
amigo, entonces prepárate para verme como uno más de tus enemigos ¿Qué vas a
elegir?
Lo odiaba, quería
estar junto a Alex, tan alejada de los Rebeldes como del Consejo, pero no era
algo factible en este momento. No tenía escapatoria, me había metido en esto
sola y si quería escapar con vida, tendría que averiguar lo que estaban
haciendo los Consejeros además de Cristóbal. No tenía otra alternativa que
aceptar las condiciones del vampiro traidor que tenía ante mis ojos.
—Tan solo no
te acerques a mí como si tuvieras la confianza para hacerlo ¿entendido?
Pude notar
como tensó su mandíbula, sus ojos oscuros distaban mucho de la amabilidad que
alguna vez mostró en el pasado. Me sorprendía el gran cambio que tuvo Cristóbal
al convertirse en vampiro… o ¿podía ser qué siempre fue de esta manera?
—Hace un
tiempo atrás no te quejabas por donde dejaba mis manos.
Sonreí
mientras desabrochaba mi cinturón y se lo ofrecía a Cristóbal. Ya no tenía
armas… ante su vista.
—Sí, hace un
tiempo atrás yo no te deseaba muerto, las cosas cambian muy rápido ¿no crees?
Él solo tomó
el cinturón para después abrir la puerta e introducirse al centro de todos los
refugios.
No tuvimos que
recorrer mucho más los caminos de cemento ya que después de unos metros
alcanzamos el centro de estos. Habíamos descendido varios cientos de metros
bajo tierra, ya que cuando llegamos al punto de unión de los túneles, este tenía
un amplio espacio, pareciendo una colmena de abejas o algo por el estilo. Por
las gigantescas paredes se veían entradas a diferentes túneles.
—Te presento
el centro de nuestra pequeña ciudad de Rebeldes.
No lo miré
cuando pronunció aquellas palabras llenas de orgullo, tan solo me concentré en
observar todo el lugar. Había una amplia pantalla gigante al centro, donde se
estaba mostrando a Alexander, como luchaba contra diferentes Rebeldes, cómo los
asesinaba.
Me quede
helada al verlo, como luchaba ferozmente. Aquellos momentos habían transcurrido
cuando llegamos a Dublín, sin embargo, no habían escenas mías acabando con los
Rebeldes. Al parecer la idea era entregar una imagen aun peor de Alex.
—Sígueme, Gobernadora.
Por ahora no había
nadie en centro de este panal de abejas, así que no tuve otra alternativa que
seguirlo.
Dejando atrás
la pantalla plana, con Cristóbal nos dirigimos hacia uno de los cientos de túneles.
Avanzamos unos pocos metros más antes de encontrar una nueva puerta. Esto
estaba comenzando a parecer un horrible laberinto.
— ¿Cuánto
tiempo se demoraron en hacer esto? –pregunté refiriéndome a la infraestructura.
—Casi nada
–dijo abriendo la otra misteriosa puerta –te dije que los licántropos habían
avanzado bastante.
— ¿Entonces el
Gobernador de los licántropos sabia de esto?
Al entrar en
el compartimiento me di cuenta que era una amplia y lujosa habitación. Ilógico
que hubiera tanto esplendor en un lugar como este. Se me imaginaba que los Rebeldes
Vivian de forma más… austera.
—Claro que
sabe de esto, pero ¿se involucra con sus Rebeldes? Ni es sueños, ese tipo
siempre ha estado más preocupado de que la mayoría de los suyos siga en paz y
si eso conlleva aceptar todo lo que diga Alexander, lo hará.
Si hubiese
estado sola, habría suspirado de alivio. No me gustaba la idea de que todo el
mundo que rodeaba a Alex, fuera un traidor. Por lo menos el Gobernador de los
licántropos no era un Rebelde.
—Esta será tu
habitación –dijo sentándose en la cama de cobertor azul. Las paredes de la
habitación eran blancas con diseños circulares azules. Se parecía mucho a la
primera habitación que tuve en la Mansión de Alexander, pero con tonos diferentes
–he de suponer que tu expresión es porque este lugar te trae viejos recuerdos
¿no?
Me crucé de
brazos, molesta porque él supiera lo que estaba pensando.
—Sí, deberías
tener más cuidado con tu mente si no quieres que lea lo que sucede en ella. No
te quité el arma de tu pierna porque deseaba averiguar que más había en esa
cabecita tuya.
De inmediato volví
a cubrir mis pensamientos. Con todo el movimiento de la última hora había
olvidado protegerme.
—Dame el arma,
Victoria.
La saqué de mi
pierna y se la lancé, mirando los detalles del lugar. Era cierto, me traía
viejos recuerdos.
—Debes darte
un baño, cambiarte de ropa y estar lista en una hora. Todos estarán aquí para
verte, te hemos estado esperando.
No pude evitar
sonreír, esto era una locura. No sabía que era peor, si estar en manos del
Consejo o de los Rebeldes.
—No he venido
hasta acá por eso –dije de inmediato —quiero saber todo lo relacionado a esos
esclavos, necesito las pruebas necesarias para poder ver encontrar una solución
–y cubrirme la espalda con el Consejo.
Cristóbal se
puso de pie y me miró muy serio.
— ¿No
entiendes qué ahora estás atrapada? Harás lo que se te ordene y quien ordena,
soy yo. He dicho que debes estar lista en una hora para que les demuestres a
todos que has elegido estar de nuestro lado.
Tensé mi
mordida. No podía negar que no estaba ni un poco acostumbrada a que otros
vampiros me hablaran de esa forma, sobre todo cuando yo era la Gobernadora de
dicha especie. Ni siquiera a Alexander le soporté este tipo de arrebatos tiempo
atrás.
—Tú me vas a
escuchar muy bien –dije acercándome hasta él, usando todo el poder que tenia al
ser su maldita creadora y Gobernadora –irás en busca de todas las pruebas sobre
esos Centros Proveedores, luego las traerás hasta aquí y me las entregarás
¿entendido? Quizás para ese entonces esté lista y puedas jugar a ser
Gobernador, gracias a mí.
Su rostro solo
estaba a centímetros mío, me había acercado lo suficiente para que me escuchara
muy bien.
Antes que
Cristóbal pudiera decirme algo o insultarme, la puerta de la habitación se
abrió sin previo aviso.
—Ya se les dio
el aviso de que deben reunirse en el centro del refugio, no hay muchos, deben
ser alrededor de cien o ciento cincuenta.
Al escuchar
esa voz me quedé helada.
—Victoria
–dijo cuando me giré hacia él. Las palabras se quedaron en mi garganta, ni
siquiera podía nombrarlo –me alegro mucho que ahora te unas a nosotros, es hora
de que todos evolucionemos y siempre supe que tu estarías de nuestro lado.
Marco estaba
vestido de forma casual con unos pantalones y camisa. Sano y a salvo, sin
siquiera un rasguño.
— ¡Marco! Qué
bien que has llegado, tendrás que encargarte de que la Gobernadora Lenardis no
haga ninguna locura, además de que este lista y preparada en una hora más.
Deberá mostrar su hermosa cara ante todos.
Cristóbal
rápidamente se dirigió hacia la salida y desapareció de nuestras vistas.
—Es mejor que
te apresures –dijo cruzándose de brazos.
Solo tenía en
mi mente la expresión de tristeza que atrapó a Alexander cuando supo de la
supuesta muerte de Marco.
—No me mires así,
todos tenemos un motivo para estar donde nos encontramos –dijo ahora con el
ceño levemente fruncido.
—De todos los
conocidos o amigos de Alexander, tú eras el único que me agradaba un poco.
Siempre te ocupaba de evidencia cuando discutíamos, siempre le repetí que tú
eras su amigo y digno de confianza, que no debía ser tan desconfiado con los
demás, pero creo que hasta ahora Alex ha tenido razón, no se puede confiar en
nadie más que en tu pareja ¿cierto?
La sonrisa de
Marco había desaparecido.
—Me alegro que
hayas aprendido una lección tan importante, Victoria. Alexander tiene cientos
de años, deberías escucharlo más a menudo. Sin embargo, discrepo con él en
algunos temas, como por ejemplo ¿se puede confiar en la pareja de uno? mira
dónde estás tú.
Aquello fue
como un balde de agua fría.
—Lo siento,
pero me agrada la idea de seguir viva, cosa que estaría en juego si me acercaba
demasiado al Consejo.
Marco avanzó
unos pasos, bajando los dos escalones que había antes de llegar al centro de la
habitación.
—Debiste jugar
de forma inteligente entonces y no llegar a este extremo del charco ¿no crees?
–fruncí el ceño, sin poder entender sus palabras.
— ¿Pero qué
demonios dices? Si no fuera por tu culpa, el Consejo jamás se habría enterado
de lo sucedido con Cristóbal, fuiste tú quien me delató ante Elizabeth.
La expresión confundida
de Marco me sacó de juego por completo, parecía que estuviera hablándole en un
idioma diferente.
—Yo no te
delaté en ningún momento, Alexander me exigió que no dijera nada.
— ¡Como si tu
amistad con él fuera importante! –dije gritándole, furiosa por haber hecho
sufrir a Alex, por haberlo engañado.
—No grites en
este lugar, que no está insonorizado. Muy pocas personas saben de mi conexión
con Alexander, quiero que siga así.
—Eres un
bastardo, un infeliz que se aprovecho de la amistad que tenía con él ¿no te
agradó ganar tanto dinero estos últimos años? ¿Ah?
Por un momento
pensé que iba a saltar contra mí y acabar con mi vida, porque la mirada que
usó, provocó que diera unos pasos hacia atrás.
—Cuida tu
boca, niña, no tienes idea de lo que estás hablando, todo esto para ti no es más
que un juego ¿no es así? no sabias lo que realmente estaba ocurriendo en esta
especie hasta hace unas semanas atrás ¡Mi esposa murió por culpa de esta
situación! ¿Crees qué el dinero importa de algo? ¿Eso la traerá de vuelta? No
te atrevas a darme lecciones de vidas porque tú aun eres un bebé.
Hice uso de
todo mi autocontrol para no provocar algún escándalo en ese lugar. Marco tenía
razón al ser precavido, aquí nos podía escuchar cualquiera.
—Puedo recién
estar conociendo realmente este mundo, pero escucha mi consejo Marco, no te
aparezcas ante los ojos de Alexander porque acabara con tu vida antes de que
digas “lo siento” perdiste toda posibilidad con él.
Necesitaba
salir de ahí a toda costa.
—Ya somos dos
–dijo cuando me dirigí hacia la puerta que suponía era dónde estaba el baño.
Antes de
escapar de su vista, me giré ante cierta duda que rondaba mi cabeza.
— ¿Por qué no
solo desapareciste, Marco? Hacerte pasar por muerto, no tiene mucho sentido.
Para mi
sorpresa, se relajó. Sus hombros dejaron de estar tan tensos.
—No, no lo
tiene. Me alegro que notes ese detalle.
No supe
interpretar sus palabras, pero ya no podía pasar otro segundo con él, es por
ello que entré a ese supuesto baño y me escondí.
Me quede quita
contra la puerta, todo estaba a oscuras en este lugar, pero no deseaba nada de
luz. Estaba tan asustada que solo deseaba desaparecer, al no estar con
Alexander sentía que me iban a asesinar en cada segundo. Esto no estaba
saliendo nada de bien.
Jamás en mi
vida me había sentido tan sola como ahora.
Me deje caer
lentamente sobre el suelo, sintiendo como toda esa oscuridad se acercaba,
queriendo ahogar unos pulmones que no necesitaban aire. Estaba teniendo un
ataque de pánico y solo deseaba que de la nada apareciera Alexander, me
abrazara y me dijera que todo iba a salir bien, pero tras esperar uno, dos…
hasta quince minutos, nadie apareció para decirme que no corría peligro, que
todo era un sueño o que ya todo había pasado.
Me tomo otros
quince minutos ponerme de pie y comenzar a arreglarme, no podía jugar a la niña
orgullosa y patética en este momento… debía escuchar lo que Alex dijo una vez, jamás
demostrar a nadie el miedo que sentía, excepto a él.
No sabía cómo
usaban u obtenían el agua, pero me di una ducha de agua fría para después tomar
el vestido que colgaba en una de las paredes, era pomposo, demasiado elegante . Negro como mis ojos, largo y con un
hombro descubierto.
—Demonios… —había
pasado demasiado tiempo desde que ocupe uno de estos vestidos, me había hecho a
la idea de no tener que usar uno otra vez, por lo menos en varios meses más.
Como una
autómata me puse dicha prenda y luego salí del baño, sobre unos zapatos también
negros, no tan altos.
—Muy bien
–dijo Marco, que estaba sentado en la cama, esperándome –luces como toda una
Gobernadora, la pareja perfecta para Cristóbal.
Ni siquiera le
dije una palabra, tan solo moví mi cabello suelto hacia atrás y caminé hacia la
puerta.
—Que el
espectáculo comience –dije abriendo la puerta para volver a ese túnel que me
llevaría al centro de este gigantesco refugio.
—Eres muy
inteligente Victoria, sé que sabrás como manejar todo.
Lo miré sobre
el hombro, solo estaba a unos dos metros de distancia.
—Yo si fuera
tu no estaría tan convencido de cómo puedo manejar esta situación, ya que si
todo sale bien… tu y quien corresponda, acabarán hecho cenizas, literalmente.
Antes de abrir
la puerta, la mano de Marco atrapó mi brazo.
—Cuando estés allá
afuera, abre bien tus ojos, Viky.
Me solté de su
agarre y salí de la habitación, sin querer escuchar otra palabra suya.
A pesar de
estar asustada como nunca y de necesitar más que nada a Alex, no avancé a paso
lento, sino que me dirigí decidida a donde Cristóbal debería estar esperándome.
Cuando llegue al final del tune y llegue al centro de este refugio, pude ver la
cantidad de personas que habían.
Eran cientos.
Marco había mentido al decir que solo había ciento cincuenta o algo así. Eran
más de quinientos a simple vista.
—A diferencia
de los consejeros, eres querida por muchos vampiros ¿sabías eso? –Preguntó
Marco a mi lado –se unieron muchos al saber que tú estabas de nuestra parte.
Aprovéchalo.
Lo miré
enojada, no quería seguir escuchando su voz. Él si era un traidor.
—Terminemos
con esto de una buena vez –dije caminando hacia donde se encontraba Cristóbal,
que también vestía elegantemente.
Esto no iba a
salir como él quería.
Cuando llegué
a su lado, él comenzó a hablar de forma fluida y muy tranquila, nombró a Alex
demasiadas veces para mi gusto, ya que era de forma negativa y además me hacía
parecer como si yo también odiaría a mi amado vampiro. Sin embargo, esas
palabras eran vacías y sin peso para mí, por eso mismo debía demostrar cuan
equivocado estaba al elegir tácticas que pondrían en riesgo a Alex.
Tuve el tiempo
necesario para notar a todas las personas que ahí se encontraban, vampiros y
licántropos en su mayoría. Los de mi especie sobrepasaban en cantidad a los humanos
que se convertían en lobos monstruosos y a las que supuse que eran hadas. Todos
tenían sus ojos fijos en mí. Este lugar tenía alrededor de cinco pisos, donde habían
diferentes túneles en forma circular… debíamos encontrarnos a kilómetros de Dublín,
aunque hubiésemos tenido acceso a través de la ciudad.
Aun no sé
porque recordé en ese momento las palabras de Marco, pero hice lo que me dijo,
abrí bien los ojos. Comencé a mirar a todo mí alrededor, sin escuchar las
palabras de Cristóbal. Para cuando mis ojos fueron hasta el último nivel, al
frente de mi, pude verlos.
Aníbal y
Alanna, ambos estaban tomados de sus manos, sonriendo.
No pude evitar
mirar hacia donde se encontraba Marco, quien solo sonrió y asintió.
Me quede aun
más helada ¿Es que existía la posibilidad de que no fuera un traidor? ¿Había
ayudado a Alanna y Aníbal? Aunque no tenía sentido, al parecer una gran
cantidad de los Rebeldes se encontraba en este lugar.
—Queda muy
poco para terminar con la cabeza de Alexander Lenardis en nuestras manos…
Fue en ese
momento que mi atención volvió al ser despreciable que era Cristóbal. Sus
palabras estaban cargadas de odio y por alguna razón, supongo que por nuestra
conexión, supe que sus ojos furiosos no eran a causa de Alex, sino por todos los
seres que tenia al frente de él.
—Acabaremos
con ese Consejo y los gobernadores que los han tenido sometidos durante siglos.
No era
necesario que tuviera un micrófono o algo parecido, ni siquiera levantaba la
voz al hablar. Sus oyentes tenían una audición sobrenatural.
—Es hora que
obtengamos nuestra libertad.
Me giré
confundida hacia Marco, pero él me indicó con su mirada que pusiera atención
hacia abajo, al piso.
Al observar
hacia el suelo, pude notar que había ciertos dispositivos instalados en forma lineal,
todos se dirigían hacia el centro del lugar, estaban divididos cada ciertos
tramos, brillaban e iluminaban como si aquella fuera su misión, sin embargo,
reconocí de inmediato dicho aparato. Estaban en las estanterías de Alex, de
aquella donde había cientos de armas. Esos dispositivos lanzaban plata cuando
explotaban, de tal forma que comenzaban a desintegrar tu cuerpo como le sucedió
a la pareja del vampiro francés.
Miré a Marco
de nuevo y este me indicó que volviera a observar a Cristóbal.
Para cuando
entendí lo que Marco me intentaba decir, no pude evitar acercarme al traidor,
quien rodeó mi cintura con su brazo izquierdo, me tensé, pero deje ese
sentimiento de lado para seguir avanzando, dejando atrás a Cristóbal.
Observé a
todas esas personas, que si no abrían sus ojos, iban a ser asesinadas en algún
momento, quizás no hoy o mañana, pero algún día, por el mismo hombre al que
estaban escuchando.
—Buenas noches
a todos –dije sonriendo y dándome cuenta que la mayoría de los que se
encontraban aquí, eran personas jóvenes, algunos incluso menores que yo. No sería
difícil hablarles.
—Victoria… —escuché
el tono amenazante de Cristóbal, pero lo miré con desdén para luego poner toda
mi atención en la gente que ahí se encontraba.
—Sinceramente
estoy sorprendida por la cantidad de seres que se ha reunido esta noche, en
este lugar –observé a Aníbal que sonrió –debo admitir y decir que no tenía idea
de la existencia de algunos de ustedes hasta hace un par de semanas, a mi
esposo no le gusta que yo este enterada de todo, cosa con la que discrepo
bastante.
Pude ver
algunas sonrisas entre los rostros. Me sorprendía que ellos tuvieran cierta
estima por mí, jamás había hecho nada grande por ellos, ni siquiera sabía de
sus problemas hasta hace unos días. Cuando tuvimos que recorrer los clanes con
Alexander, solo nos reuníamos con personas importantes ya sea dentro o fuera de
nuestro mundo.
—Si estoy
aquí, es por la única y exclusiva razón de que fui testigo sobre la atrocidad
que se lleva a cabo por el o algunos miembros del Consejo, si accedí a estar
con ustedes, es porque estoy a favor de disolver dicha agrupación –aquello en
parte era mentira, quería salvar mi existencia y demostrarle a Alex que el
Consejo era una pésima herramienta para gobernar –pero también –dije mirando a Cristóbal
–porque tampoco creo en el actual proceso para designar los Gobernadores.
No iba dar
crédito a las palabras de Cristóbal, no lo hacía cuando estábamos solos, menos
en público. No le iba a dar poder.
—Deben tener
claro, que de mi parte, no abalo la asignación que existe en la actualidad,
como tampoco la fuerza que tiene el Consejo para lograr sus cometidos. Es por
eso que necesito las pruebas, para demostrarle, al actual y real Gobernador de
ustedes que las cosas deben cambiar.
Sentí como
alguien se ubicaba a mi lado, era Marco, que evitó que Cristóbal avanzara hasta
donde me encontraba.
—Y ese
Gobernador por ahora es Alexander Lenardis, no este hombre –dije apuntándolo.
—De a poco
–escuché que susurraba Marco, solo para que yo escuchara.
—Por ahora… —continúe
sin culpar de todo a Cristóbal que me miraba con la boca abierta –porque
ustedes son una parte de sus respectivas especies, no su totalidad y para poder
lograr nuestros objetivos debemos abarcar hasta sus propios enemigos.
Miré a todos,
debo decir que había varias expresiones de desconcierto, pero para mi sorpresa también
había de aceptación. Buscando entre los oyentes, volví a mirar a Alanna y Aníbal.
—Ustedes –dije
apuntándolos. Ambos se miraron sorprendidos — ¿Cómo se llaman?
—Aníbal –dijo
él.
—Alanna
–respondió ella.
— ¿Son pareja?
–Asintieron, confusos — ¿crees Alanna, que Aníbal debería morir por la causa
que cada uno de ustedes proclama?
—No –respondió
ella de inmediato, tomando con más fuerza a Aníbal. Esto era trampa, pero no importaba.
—Claro que no
y si piensan así, están muy equivocados –dije mirando hacia los demás –no me
importa lo que alguno de ustedes piense al respecto, pero no creo que un vampiro,
un licántropo o hada, deba sacrificar a su pareja por algo tan absurdo como
esto.
— ¡Por
supuesto que no queremos a nuestras parejas asesinadas! –Dijo un hombre mayor,
era al parecer un licántropo porque tenía sus ojos verdes y su corazón latía —
¿pero qué hará mi Gobernador o Alexander Lenardis? Hemos estado limitados por
siglos.
— ¡Es por eso
que debemos luchar! –interrumpió Cristóbal, pero muchos se miraron un tanto
desconfiados ¿Cómo había logrado tener el poder de esta gente? ¡Él nos
eliminaba hace un par de meses atrás!
Marco tiró de mí,
logrando que retrocediera algunos pasos hasta llegar a su nivel. Me miró y negó
ante mi comportamiento, pero no me importó. No tenía nada más que ofrecerle a
esa gente y no iba a mentir.
—El actual
Consejo de vampiros, los Gobernadores y los cientos de tratados, han eliminado
y sometido a cientos de ustedes, en su mayoría
han tenido que vivir bajo los más poderosos ¡debemos acabar con ellos! ¡Con
todos!
Abrí mis ojos
sorprendida al escucharlo. Realmente el plan de Cristóbal era simple, pero de
cierta forma brillante. Estaba jugando y formulando propuestas con el simple
dicho “el enemigo de tu enemigo, es mi amigo” acabaría con todos los enemigos
de estos seres, sacrificándolos en batallas insensatas para luego acabar con
ellos.
—Debemos luc…
— ¿Cómo lo harás,
Gobernadora? –preguntó una chica, interrumpiendo a Cristóbal. Al estar todos
callados, no era difícil alzar la voz y ser escuchados por oídos
sobrenaturales. La mujer era vampiro, de ojos negros y cabello rojo — ¿Cómo
lograrías eliminar al Consejo sin llevar vidas a cambio?
—El Gobernador
de nuestra especie sigue teniendo el poder sobre los Consejeros.
—Pero
Alexander Lenardis se ha negado a escucharnos, ha enviado a sus Guardias a eliminarnos…
lo he visto acabando con muchos de nosotros. Los Guardias son el triple de
nosotros y los Consejeros tienen más influencias en el resto del mundo –explicó
ella.
—Entonces por
lógica deberías rendirte –dije caminando de nuevos unos pasos más que Cristóbal,
pero este tomó mi brazo y lo presionó con fuerza. Era una pena para él que yo
fuera vampiro y no sintiera dolor con un agarre como ese.
—Basta de
esto, ya todos votamos y dijimos que atacaríamos –aclaró Cristóbal, claramente
alterado. Solo bastaba con mirarlo para saber que no tenía carácter para ser el
Gobernador de los vampiros. Cada momento que pasaba aquí, encontraba que solo
Alexander podría desempeñar ese trabajo, solo debía cambiar sus técnicas para
gobernar.
— ¡Yo propongo
una nueva votación! –dije interrumpiéndolo –esto con el tiempo ha causado
bastante problemas, son cientos de años donde varias vidas se han esfumado en
manos de sus parejas, han visto una y otra vez como el Gobernador de los
vampiros se ha quedado sin las suyas… ¿Marco? –Pude ver como el susodicho
tensaba su mordida –perdiste tu pareja en este problema ¿no? –Él asintió — ¿y
dejarías todo esto si pudieras tenerla de vuelta?
Por unos
segundos él se quedo mirando a la nada.
—Sin duda
alguna, Gobernadora.
—Victoria… —me
advirtió Cristóbal, pero lo miré sin preocuparme. Este tan solo era un chico
jugando a ser líder ¿pero quién se creía?
—Creo que no
es necesario hacer esto formal, tan solo deben levantar la mano quienes apoyan
mantener a sus parejas junto a ustedes.
Fue automático,
al parecer todos tenían algún estilo de comportamiento militar, ya que no
discutían mucho. Aun estaba sorprendida de que se hayan quedado en silencio por
tanto tiempo. Sin embargo, al pedir que levantaran sus manos, más de ochenta
por ciento lo hizo. Se dio por zanjado, aunque no estuviera la totalidad de los
Rebeldes.
— ¿Y bien? –Preguntó
un chico, unos dos años menor que yo – ¿Cómo lo harás? ¿Hablaras con él?
Me sorprendía
que esta gente en realidad le temiera a Alexander. Para mi aquello no tenía
sentido, pero creo que el factor del cansancio estaba jugando en contra. Todos
estaban agotados de seguir con una guerra que no había dado un ganador, sino
solo muertes.
—Solo necesito
las pruebas de quienes han apresado, de lo que ha sucedido.
—Basta
–interrumpió Cristóbal –esta reunión se acaba ahora mismo, mañana al atardecer
todos nos reuniremos en este mismo lugar, llegaran los demás miembros y
podremos votar con una mayoría lógica.
Como si yo fuera
algún estilo de niña pequeña, él me tomó del brazo y me dirigió hacia el túnel
de donde habíamos salido, pero no iba a permitir ese trato. Me habían estado repitiendo
este último año que era la Gobernadora de los vampiros, no iba a dejar que esto
siguiera su curso.
Me detuve y me
deshice del agarre de Cristóbal, para luego sin ningún tipo de reparo, golpear
su rostro.
Todo el mundo
se quedo en silencio. Mal por Cristóbal, él no era Alexander y no iba a dejar
de hacer algo para evitarle un escándalo, eso solo se lo ganaba Alex… a veces.
—No me vuelvas
a tocar con esas manos que han estado manchadas con la sangre que ahora
pretendes gobernar.
Todo el mundo
se quedo en silencio, esperando la reacción de Cristóbal, pero antes de poder
tenerla los miré furiosa porque cayeran ante un chico como este.
— ¡Un cazador
de vampiros! –lo apunté, sin mirarlo –si llegan a creer por un momento que
alguien como él podrá liderar a todos los seres sobrenaturales, están siendo
nuevamente engañados. Y si llegan a pensar por un momento que yo estoy de su
parte, que he dejado a mi pareja o que estoy a favor de lo que ha hecho el
Consejo… es porque no tienen idea de quien soy.
Antes de que
él o cualquiera dijera o hiciera algo, Marco tomó mi brazo y me hizo avanzar
hasta donde se encontraba la habitación. Para mi sorpresa, nos siguió Alanna y Aníbal.
—Tranquilos
–dijo Alanna mirando hacia la puerta. Pude notar que estaba solo con jeans y una
camiseta negra –este no es lugar para hablar.
—Pero que don
tienes ¿no? –dijo Marco sonriendo con aquella expresión que vi cuando recién lo
conocí –Estoy seguro que ni siquiera Alex sabe que te manejas tan bien ante el público.
Fue como si me
hubieran abofeteado, desperté y me vi donde realmente estaba, lo que acaba de
hacer… y peor aún, lo que había dicho ¿había desafiado al líder de esos
Rebeldes ante todos esos seres?
—No entiendo
–dije mirándolo sorprendida porque estaban todos ahí… recién caía en lo que
acababa de pasar segundos atrás — ¿Por qué esa gente realmente me escucha?
—Los Guardias
tienen una boca muy grande –continuó Marco en un tono irónico, mirando a Aníbal
–todos han hablado sobre cómo te has enfrentado ciento de veces a Alexander. No
sé si lo has notado, pero nadie hace eso, ni siquiera Elizabeth o Raúl, ellos
solos le dan sugerencias de lo que debería hacer, tu eres la única que se
comportado como es debido con él.
—Nunca nadie
lo criticaba o enfrentaba –dijo Alanna mirándome un tanto tímida.
No pudimos
seguir hablando ya que la puerta se abrió estrepitosamente.
Era Cristóbal,
y por su mirada podía suponer que no estaba nada contento. Miró por unos
segundos a quienes se encontraban en la habitación.
—Aníbal, asegúrate
de que nadie entre –dijo mirándolo. Ellos se conocían desde mi corto tiempo en
la universidad cuando Aníbal tuvo que compartir clases con nosotros –los demás,
salgan.
Para mi
sorpresa, tanto Marco como Alanna asintieron y salieron del lugar. Aníbal me
dio una mirada preocupada antes de desaparecer y cuidar la puerta.
— ¿Qué estas
pensando? –preguntó con el ceño fruncido. Su blanco rostro ya no parecía al de
un chico con prácticamente mi edad, no, su ceño fruncido y sus ojos tan
abiertos, furiosos, solo dejaban expuesto a un sádico.
—Te estoy
dando una solución pacifica, una alternativa a tu plan ¿no es eso lo que
deseas? ¿No es acabar con el Consejo que tiene métodos muy alternativos para
manejar a los vampiros, nuestra especie? –me senté en la cama y me saqué los
zapatos, manteniendo una imagen relajada, indiferente a su cólera.
—No juegues
conmigo, no soy tu estúpido esposo al que puedes manipular.
Sonreí y luego
apoyé mis manos en la cama, bastante relajada… por lo menos esa era la imagen
que quería dar. Estaba aterrada, solo deseaba tener un arma cerca para poder
acabar con la vida de Cristóbal. Entre esconder mis emociones y proteger mi
mente, descubrí que era un arduo trabajo y que lo estaba haciendo bastante
bien.
—Si crees que
Alexander es manipulable, estas sobrevalorando a tu enemigo Cristóbal, de tal
forma que solo te deja como un niño jugando en las grandes ligas.
Por la tensión
en su mordida, descubrí que mis palabras le habían afectado.
—Crees tener
mucho poder Cristóbal, pero ni siquiera sabes algo sobre ello. Mientes todo el
tiempo ¿piensas qué caigo en tus nobles objetivos? No deseas nada más que
acabar con nosotros y lo triste es que tú eres parte de esta especie ¿Qué harás
después? ¿Cuándo todos tus amigos o familia se mueran y tu no hayas envejecido
ni año? Estarás solo.
—No sé de lo
que hablas –negué y sonreí ante su intento de seguir engañándome.
— ¿Debo hacer
algo más ahora? Creo que deberías estar arreglando todo un nuevo plan ya que
tus soldados no desean acabar muertos.
—Tu idea no se
llevará a cabo, es estúpido. Ya hemos reunido suficientes vampiros y
licántropos para acabar con el Consejo, sabemos cuándo se encontraran todos y cuándo
podremos atacar. Tú serás una ayuda esencial para ello.
Fruncí el
ceño, confundida, no entendía a que se refería.
—Y tu
comportamiento –continuó –no ayudará a mantener con vida a tu vampiro, me
encargare personalmente de acabar con él por lo que has hecho esta noche.
Tuve que
cerrar los ojos unos segundos, ya que estaba pronta a explotar por las palabras
de Cristóbal. Solo imaginarlo haciendo daño a Alex, me enfermaba.
—Una amenaza más
como esa e iré a decirle a todo el mundo que cualidad tienen esas hermosas
luces en el piso.
Cierto brillo
pasó por sus ojos, dejándome en claro que no esperaba mi descubrimiento.
—No todos tienen
acceso a esa información, y quienes lo tienen, están en mi círculo de
confianza.
— ¿Entonces
Marco está entre ellos? Por lo que sé, está enterado de dichos dispositivos,
Alex tiene muchos de ellos.
—Por supuesto,
Marco me ayudó a saquear varios almacenamientos de tu querido Alex… los tenemos
en caso de algún problema, por si somos acorralados –dijo con cierta sorna.
Mentía, esos dispositivos no era para acabar con los enemigos de los Rebeldes,
sino con todos los seres, lo había visto con claridad en su mente. Nos
despreciaba.
No sabía ni
entendía muy bien a que jugaba Marco, vampiro mucho mayor que Alex que había sido
siempre amigo de él. Ahora lo traicionaba una y otra vez. No sabía a qué jugaba
dándome pistas de lo que estaba pasando en este lugar.
— ¿Qué más
quieres que hagas? He tenido un día bastante difícil y me gustaría descansar.
Apreciaría si me dejaras sola.
—Es extraño no
verte tan tranquila y común como antes, ahora eres tan jodida como cualquier
Gobernador –dijo con una expresión de desagrado –quizás debería bajarte un poco
los humos.
—No sé si te
has dado cuenta, pero soy la Gobernadora de los vampiros y tú no eres más que
un error, no porque te haya convertido eres un Líder, no eres más que una
escoria que se hace pasar por algo que no es, ahora retírate de esta
habitación.
Antes que
pudiera ponerme de pie y sacarlo del lugar, Cristóbal se acercó en una fracción
de segundo, empujándome sobre la cama y sentándose sobre mi cadera,
inmovilizando mis manos.
—No me quiero
ir por ahora, me gustaría tener algo de diversión después de tanta tensión ¿no
es así como funciona tu status? Debes mantener bastante contento al Gobernador como
para que te soporte –dijo con una sonrisa nada agradable.
Por alguna
extraña razón recordé cuando estaba en esta misma posición, sobre el césped
sucio, con Alex encima de mí riendo y diciendo que esto podría suceder en
cualquier momento. Tener a un pervertido encima de mí.
—Suéltame,
ahora mismo.
—No, quiero
saber que tan buena eres como para tener al Gobernador en la palma de tu mano
¿te perdonó por encontrarnos juntos? Eso es algo digno de aplauso, Victoria,
por lo que tengo entendido, ese vampiro es orgulloso como ninguno, me habría
gustado ver su rostro al enterarse de que yo seguía con vida… y que tú habías
sido la responsable.
Sonreí de
forma irónica.
—Estoy
sorprendida de que te interese tanto nuestros problemas maritales, pero debo
actualizarte y decirte que lo hemos resuelto, de una forma que jamás conocerás
¡sal de enci…!
Su mano
presionó con tanta fuerza mi cuello, que evito que pudiera pronunciar palabra
alguna. Agradecía no necesitar oxigeno o si no habría comenzado a desesperarme
por respirar.
—Vamos a ver
si después de esta noche te quedan ganas de seguir desafiándome ¡Fay! –dijo en
voz alta.
No sé de donde
salió aquella mujer de cabello oscuro como la noche y de ojos almendrados como
una ninfa, llevaba un vestido largo y azul claro. No me tuvieron que explicar
de quien se trataba. Haberla tenido en mi mente me dejaba cierto rastro de
conexión con ella. Era el hada que había ayudado a Cristóbal a entrar en mi
cabeza a su antojo, la misma que de seguro lo ayudo a manipular su sangre para
atraerme. Era la misma que había jurado acabar con mis propias manos.
Objetivo que
no podría lograr en ese momento. No me podía mover.
—¿Sabes cuál
es la forma de corromper a una vampiro? Todas son muy fuertes y es imposible
causarles dolor si no es con plata –dijo sonriendo –y ya sabes que también me
hace daño ahora, así que llegamos a la disyuntiva ¿Cuál es el método adecuado
para dañar vampiros?
Sin esfuerzo
alguno me tomo entre sus brazos e hizo que quedara en el centro de la cama. Se
arrodillo a mi lado. No tenía idea lo que estaba haciendo aquella hada… o
bruja, lo que fuera, pero no podía moverme.
—A las
vampiros con parejas, se les puede quebrar tan solo tocándolas –dijo sonriendo
y recorriendo mi brazo con su dedo índice. Se acercó a mi odio —¿te sentías mal
cuando me metía en tu mente? ¿Cuándo te hablaba? –Mordió mi oreja de forma
brusca –ahora solo imagina como será tenerme dentro de ti por completo, creo
que es hora de acabar con lo que comenzamos alguna vez.
Sin dificultad
alguna fue rompiendo con su dedo índice mi vestido, dejándolo y transformándolo
en una bata, exponiendo mi piel y mi ropa interior.
—¿Crees que tu
queridito vampiro te querrá después de esto? ¿Ah? o puedes que tu no desees más
al Sr. Lenardis, quizás te quede gustando –susurró en mi oído para que nadie
escuchara.
Hice lo único
que podía hacer en ese momento. Cerrar mis ojos, mis parpados seguían libres,
ojala no pudiera sentir nada. Las manos de Cristóbal comenzaron a exponer aun
más mi cuerpo, deshaciéndose en su totalidad del elegante vestido, sus dedos
recorrían mis costados, lentamente.
—¿Sabes? Lo
extraño de ser vampiro hoy en día –dijo sacándose la chaqueta y la camisa,
dejando expuesto su marcado cuerpo –es que beber de otras vampiros no
tiene una gran gracia, beber de los
humanos es realmente enriquecedor –se deshizo de su cinturón y desabotono su
pantalón –pero me han dicho que beber de tu creador o creadora, es algo único.
Mis ojos se
abrieron con sorpresa y temor, esto era peor que tratar de abusar de mi... él
quería hacer algo realmente intimo, morderme. Comencé a tratar de moverme
desesperadamente, moriría de tristeza si llegaba a sentir sus colmillos
bebiendo de mí. No podría soportarlo.
—No intentes
moverte, Fay es única y muy fuerte, tan solo te inmoviliza. No sigas luchando.
Sentí como su
cuerpo se ubicaba sobre el mío, separando mis piernas y quedando entre ellas.
—No te
desesperes –dijo ahora mirándome con esos horribles ojos negros, mientras
tocaba mis pechos sobre el sujetador oscuro –una vez te hice sentir muy bien
¿no recuerdas? Eres mi creadora, beber de ti es más natural que desees estar al
lado de Alexander.
Sus colmillos
quedaron expuestos ante mi mirada desesperada y se acercó a mi cuello para
beber de mí.
Estaba acabada,
Alexander estaba a kilómetros de donde me encontraba. No podría salvarme de Cristóbal.
¡Noooooooooooo! Por dios santo, yo no sé que esta pasando por mi cabeza, esta historia se maneja sola ¡noo Cristobal! alejate de Victoria!
Wtf cristobal y la ctm. Malditooo alejate de ella. Cristobal definitivamente es un tipo sin cerebro y sin madera de lider. Es un ingenuo.
ResponderEliminarGenial el capitulo dany. Nunca defraudas :). A espera de uno nuevo. Gracias :)
Noooooo Cristobal imbécil aléjate de Victoria!!!!
ResponderEliminarYo a este lo mato, maldito sádico hijo de su...
Hola Dani!!
Quiero ahorcar a alguien, mi gobernadora para mi gusto, lo esta haciendo bien hasta el momento, creo q dijo lo q tenia q decir y se dio cuenta de lo q se tenia que dar cuenta. De la aparición de Marco no tengo mucho q decir en realidad. No me retracto de todos los malos comentarios q he puesto sobre él, porq para mi sigue siendo un traidor. Perooooo le voy a dar el beneficio de la duda y veré como se comporta al final del día con todo este asunto de los rebeldes.
Uyyyyyy Ese idiota quiere matar a todos y como le dijo Vicky, es un pendejo porq no se termina de dar cuenta q ya no es humano y q al final del día se va a quedar solo. Me da gusto q estén Anibal y Alana con Victoria y más les vale llegar a tiempo y no permitir q el maldito ese abuse y beba de ella.
Ahhh pobre q esta q se muere de miedo pero a pesar de eso sigue los consejos de mi Alex hermoso.
T__T Cruel, eres cruel por hacernos sufrir así Dani.
Muchas gracias por el capítulo y ya nos toca esperar y ver q pasara entre todos estos seres.
Un abrazo y nos seguimos leyendo.
como nos dejas asiii Cristobal NO puede beber la sangre de Vicky eso es asqueroso pobre Vickyyy
ResponderEliminarDany quiero leer mas plisss no seas cruel :(
Odio a Cristobal!!!!! Ahhhhhhhh!!!
ResponderEliminarnoooooooooo este capitulo esta buenismo pobre vicky que asqueroso de cristobal
ResponderEliminardany sube rapido porfi
Waaooo q pasaraa?? La mordera o no? Y Alex?? Loca pq el sab
ResponderEliminarPor el amor de Dios. Esto no es posible !!!!!!
ResponderEliminarComo sos capaz de dejar el capítulo ahí ? No entiendo.
Ame el discurso que dio victoria. Ella estabaa del lado de su Alex y en todo momento lo dejó en claro. Y convenció a los demás de lo mismo !
Ahora me rompe el corazón lo que va a hacer el infeliz de Cristóbal ! Basura asquerosa inmunda. Quiere la guerra entre los vampiros pero no entiende que el es uno de ellos.
Por otro lado me emocionó saber lo de Marco. Siento una felicidad inmensa. Viki no está sola. Y de cierta forma está marco cuidando de ella. Y tiene a sus amigos cerca. Por otro lado no supimos absolutamente nada de Alex. Que estará pasando por su cabeza? Seguramente lo peor porque sufrió tanto que sus parejas lo engañen. Debe pensar que es otra más de las tantas después de la gitana.
por dios dani siento una nostalgia mortal. Quiero seguir leyendo más y más.
Por favor por favor que el no la pueda morder
espero ANSIOSA más que nunca es próximo capítulo!
Esto está muuy intenso, muchas cosas pasando y desvubriendose. No hubo presencia de Alex en este capi(buuuu) y quisiera saber quien salvara a Victoriade esta. Marco me tiene demasiado confundida. Cuando llega el sabado 31???
ResponderEliminarCuando el prox?? Q capitulo mas bueno...
ResponderEliminarDios¡¡¡¡tarde un buen rato para poder leer esto, estoy super atrasada¡¡¡ creo que inconscientemente me estaba negando a dejar ir esta historia, bueno, me disculpo por haber dejado de comentar, tengo uno dias de locos en mi trabajo y no me deja tiempo para nada¡¡¡ ahora si a lo que viene:
ResponderEliminarNo puedo dejar de recordar eso que Alex le dijo a Vicky en unos capis atras, que si lo dejaba para irse con Cristobal ella estaria muerta para el, se que es un mal necesario, se que ella no podria tener la oportunidad de un juicio justo si el consejo la atrapaba, pero eso no me ayuda ni tantito a quitarme la pena que me deja el leer como se quedo Alex...y a la vez me dan ganas de azotarlo¡¡¡ (no en la forma erotica en la que siempre pienso) es mas bien para ver si asi de una vez por todas entiende que si Vicky se fue no es pro que este confabulada con el rastrero de Cristobal¡¡¡NOOOO, es por que ella vio algo mas, cosas que el no vio y que debe estar pensando el en esos momentos, ¿donde queda la confianza Alexander Lenardis? esa parte es la que mas me duele por Victoria, pues ella le a demostrado de una y mil maneras su lealtad, arrrr
Ahora, el inútil, ¿de verdad pensó que podía venir y darle ordenes a Victoria? de verdad?? por favor, ni siquiera hacia caso a Alex, como porque pensó que a el si le haría caso? ILUSO¡¡¡¡ Cuando veo a Vicky comportandose asi no dejo de pensar en que ella seria la gobernadora ideal si Alex la hubiera dejado intervenir mas en el gobierno, muchas cosas hubieran sido mas faciles de arreglar, pero como bien sabemos, el hubiera no existe.
Y luego aparece Marco, me quede de a 100¡¡¡ no esta muerto¡¡¡¡ entonces que mueve a Marco? venganza? traiciono o no a Alex? si lo traiciono espero una muy pero muy buena explicación mi querido Marco¡¡¡
lo que me deja pensando, si MArco jura y perjura que el no le dijo nada a Elizabeth, ¿estamos ante la traición de alguien muy cercano a ellos? la misma Elizabeth es sospechosa ante mi, y no puedo dejar de desconfiar de tantos otros.
aaaa entonces es venganza??orale pues Marco ya voy entendiendo esto, lo que no entiendo y tal vez este siendo lenta para pensar es eso que dijo sobre que hacerse pasar por muerto no tiene sentido...ya me quede pensando en mil posibilidades para darle sentido a esa frase.
Bueno por fin supe algo de Anibal y Alanna, al menos siento que no hay traición de parte de ellos, supongo que pudieron mantener su fachada de rebeldes, espero que la información que recabaron
sea suficiente para ayudar a la gobernadora.
Ese discurso de Victoria Dios¡¡¡¡ me pongo de pie ante ella, es mi idola, dejo en claro sin engañarlos cual es su intención, no como la rata esa, y creo que con eso se gano aun mas el respeto de todos los que estaban reunidos ahí, aaaa ese golpe que le dio debio ser la gloria¡¡¡ entendi bien? el maldito no quiere ayudar a Victoria¡¡¡¡ apuesto a que eso que sabe el de que estarán reunidos es por que de alguna manera planea entrar en el juicio de ella y atarcar al consejo¡¡¡¡ ¿como no lo vi antes? o me equivoco?
Ahora lo odio aun mas que nunca¡¡¡ piensa violarla?beber de ella¡¡¡ hay no¡¡¡¡no no no¡¡¡¡ ella es fuerte verdad¡¡¡algo hara y le pateara el trasero y la dejara¡¡¡ y esa hada del demonio¡¡¡espero tenga un final mas que horrible¡¡¡
me voy como rayo a leer el siguiente capitulo, gracias Dani, nos seguimos leyendo¡¡¡