jueves, 2 de febrero de 2012

L.D - Capitulo 7




CAPITULO 7

   Alex había dicho lo mal que me veía vestida, pero me daba bastante flojera cambiarme de ropa, así que no le hice caso y bajamos al primer piso, porque ahora tenía hambre, era tarde y no tenía nada en mi estómago.
—Quisiera saber cuánto leíste en realidad –íbamos bajando las escaleras mientras que su voz era indiferente, pero pude notar que me miró de soslayo.
—No quiero hablar de eso –mi tono era seguro, de verdad no quería hablar más de ese tema porque solo lograba que mi cabeza creara teorías de cómo él tenía una lista de mujeres con las cuales había acabado.

—Pero yo si…dime cuanto fue y no te pongas altanera, yo sigo siendo el jefe aquí –rodeé los ojos y me detuve. Lo miré y estaba bastante serio. Puede ser que por un momento olvidé que era un vampiro, el cual me había raptado.
—Solo lo que te dije, nada que me revelara el número exacto de tus… -no tenía un nombre especifico para sus parejas pasadas -lo que sean –lo mire seria y no tuvo ninguna expresión a lo que dije. Siguió bajando sin ningún problema.
—Francesca preparó tu cena…ve a comer –me sentí como una verdadera mascota cuando dijo eso y me sorprendió la facilidad que tenia para cambiar de personalidad. Estaba loco.
   Fui a la cocina y Francesca me recibía con su amable sonría, mientras me servía un plato con una comida que no supe saber que era. La comí con recelo al principio, pero luego casi me la devoré, era exquisita. Me iba a quedar para poder “hablar” con Francesca, pero Alex irrumpió en la cocina como dueño y señor del lugar.
—Francesca –asintió levemente hacia ella, quien lo miro sorprendida. Presentí que Alex no venia mucho para acá –Victoria, veo que has terminado –lo mire confundida.
—Sí.
—Bueno, es tarde…quizás quieras ir a dormir, ya que anoche no lo hiciste bien –levante la mirada buscando el reloj de la cocina y era temprano.
—Son recién los ocho Alex ¿Qué pretendes?
—Es tarde, está terminando de oscurecer… —Francesca se dio media vuelta y comenzó a ocuparse en algo.
—Exacto es temprano aun, no quiero ir a la cama.
—Bien, pero yo te lo estoy diciendo —me quede boca abierta al escucharlo ¿Qué le pasaba?...siempre me ordenaba cosas, pero ahora se veía como ansioso.
—No iré –mi voz era segura y no pensaba salir de la cocina o por lo menos esa era mi idea. Alex respiro audiblemente.
—Francesca  —ella se volteó y asintió casi como una reverencia hacia él y luego se fue de la cocina.
— ¿Qué…? –mire desconcertada el espectáculo, esto me estaba dando un mal presentimiento.
—Ven –Alex tomo mi brazo y me llevo a salida de la cocina a arrastras y siguió el recorrido por toda la sala.
— ¡Ey! ¿Qué te pasa? –me removí a su agarre, ya que estaba siendo brusco.
—Tu… —dijo ahora mirándome –tienes que dormir.
— ¡No quiero dormir!...ni siquiera tengo sueño ¿Qué te traes? –mi corazón latía con fuerza ahora, me estaba asustando.
—Solo te quiero a ti…durmiendo, en un rato más —mi boca marco una “O” por la sorpresa y de un movimiento bastante rápido me solté de su agarre, dándome cuenta de todo.
— ¡Quieres esas prácticas! –di unos pasos hacia atrás, chocando con unos muebles ¿Cómo siempre terminaba acorralada?
— ¿Quieres que se cumpla el trato? –No le respondí, siempre supe que las ideas de un segundo a otro, nunca eran buenas — ¿Victoria, quieres?
—Yo…no sé –me mordí mi labio inferior abrumada por todo esto –no pensé que fuera luego de treinta minutos.
—Bien, lo es, así que vamos.
— ¡No! –di otros pasos hacia atrás, aun chocando con un mueble. ¡Vamos! esto me ponía nerviosa.
—Victoria  –sus ojos se veían amenazadores –No me gusta que jueguen conmigo –dio un paso hacia a mí.
—No estoy preparada…no hoy.
— ¿No hoy? –negué. Alex enarcó una ceja y me tomó del brazo, pero esta vez fue más delicadamente — ¡Alex no! –trataba de moverme hacia atrás, pero él comenzó a caminar y claramente él tenía más fuerza que yo, por lo que la única idea fue botarme en el suelo.
—No puedo creer que estés haciendo esto –sus labios marcaron una sonrisa, mientras yo lo miraba desde abajo. Estaba demasiado nerviosa.
—No estoy preparada para eso –mi voz hacía notar el pánico a lo que se podía venir.
—Son solo practicas  —Alex estaba mirándome preocupado –no te haré nada malo…es sin dudas todo lo contrario —me quedé hipnotizada por lo que dijo. Lentamente me fue levantando hasta que quede al frente de él — ¿Vamos?
— ¿No puede ser aquí? ¿Por qué en la habitación? –no sabía lo que estaba diciendo, solo quería ganar tiempo.
—Porque ahí va pasar todo en un futuro ¿Por qué te comportas de esta manera? habíamos quedado en un trato.
—No quiero… ¿eso no basta? –Él  negó y me tomó de la cintura y después me levantó — ¡Alex! ¡No! –me subió al hombro de un movimiento, mientras yo pataleaba y golpeaba su espalda con mis manos.
—Creo que después de todo si te tengo que llevar como un animalito… —antes de poder contestarle o poder otro golpe, estábamos ya entrando a la habitación.
—No, no quiero…Alex por favor…no lo hagas –el pánico comenzó a aumentar aun mas. Se detuvo un segundo y luego me bajó.
—Está bien, tu ganas, solo por esta vez –me sorprendió su cambio de opinión, pero busqué su mirada esperando algún rastro de enojo….no la había. Suspire aliviada.
—Gracias.
—Pero aun así, no quiero que estés fuera de aquí, porque no tienes nada que hacer, así que presiento que podríamos…conversar en la cama –fruncí el ceño, algo estaba mal aquí.
— ¿Conversar? –dije confundida.
—A menos que quieras hacer otras cosas –su mirada me decía de inmediato a lo que se refería. Negué y me apresuré en llegar al guardarropa y al baño. Me cambie pensando en que podía preguntarle a Alex, mientras estábamos en la cama. Esto sonaba tan sospechoso, incluso para él que era tan bruto y desagradable.
   Salí de baño lista y mire a la ventana, donde siempre encontraba a Alex, pero ahora no estaba, lo encontré cómodamente recostado en la cama. Las cortinas estaban cerradas y la habitación solo estaba iluminada por las lámparas de las mesas de noche. Alex se veía perfecto a esa luz tan tenue.
Avance a la cama desconfiada a todo esto y luego me recosté. Como siempre él no llevaba nada para arriba y podía ver claramente lo perfecto que era su torso, nunca había visto algo así.
— ¿Sucede algo? –su voz era indiferente, mientras me miraba de la misma forma.
—No…nada –me recosté con cuidado y tome mi distancia de él –Bien ¿qué quieres que conversemos?
—Infórmame de tu vida –su voz era clara y dura, como siempre era cuando daba una orden.
—No creo que haya nada nuevo que nombrar –de un segundo a otro sentí ese remordimiento contra él por haberme alejado de mi hogar y mi futuro –además de quitarme mi futuro…no veo otra cosa que decirte.
—No hice tal cosa, te estoy dando un futuro mejor.
—No, no lo haces… —fruncí el ceño por notar que a él no le importaba nada de lo que yo había perdido.
—Aun así te gusta estar a mi lado, no lo puedes negar –su mirada era fría, parecía que si se había enojado por rehusarme a las practicas.
—Lo admito, pero aun así…yo iba a ir a la Universidad, tenía mi futuro planeado, me quitaste la posibilidad de encontrar a alguien por cuenta propia…y librarme de sentir algo por ti.
—Eso no me gusta, conmigo no te falta nada… —hablaba como si de verdad creyera todo lo que decía.
—No es cierto, si me faltan cosas –él frunció el ceño.
— ¿Qué es lo que falta?....te he dado comida, techo, ropa y lujos que jamás podrías haber costeado.
—Necesito mis cigarrillos –había estado de muerte en algunos momentos por no tenerlos, pero tanto cambio de escenario y tanta adrenalina hizo que pasara por alto mi única adicción.
—Esos no los volverás a ver…no me gustan, te hacen mal y te dejan mal sabor en la boca…cosa que no permitiré –levantó los hombros.
— ¿Qué te importa mi salud si me vas a convertir?
—Si lo haces en mejores condiciones todo se percibe mejor –entrecerré los ojos. De una u otra manera iba a tener mis cigarrillos antes que anocheciera de nuevo. Lo que había dicho Alex me había dado una idea.
—Entonces… ¿eso quiere decir que no es solo convertir a alguien? –él negó.
—Si estas en mejores condiciones físicas, serás un mejor vampiro…
—Oh ya veo… ¿y qué pasa con el sol? –aun no era capaz de contestarme como se debía todas mis dudas.
—No nos hace nada…solo nos cansa, eso es lo que nos permite poder dormir, lo que es agradable para pasar el tiempo.
— ¿Entonces si no te expones puedes pasar días sin dormir? –Asintió –genial… —no pude evitar emocionarme, era fanática de los vampiros y sus mitos.
—Creo que puedes usar esta oportunidad para tus dudas…si más informada estas, bueno es menor el shock para cuando te conviertas.
— ¿Por qué me quieres convertir? –lancé de un momento a otro. Pude ver cómo le incomodo la pregunta.
—Eso…bueno, porque te quiero tener  —no lo dejé terminar, siempre hablaba de lo mismo.
—Lo puedo entender, pero no indica que me quieras tener para siempre…John solo utiliza a Francesca, tú podrías hacer lo mismo sin necesidad de convertirme.
— ¿Quieres que haga eso? –me miró enarcando una ceja. Negué de inmediatamente.
—Solo digo…aun no me das una explicación como se debe —él se volteo a verme y pude notar mejor su cuerpo. Suspiré sin poder evitarlo.
— ¿Sabes? has sacado ese tema por segunda vez, estoy comenzando a creer que quieres sentir mis colmillos en tu cuello –me sonrió seductoramente, inconscientemente me mordí el labio inferior. ¿Cómo se sentiría? Siempre leí que era lo máximo, que con la mordida de un vampiro solo sientes dolor al principio y luego, bueno, solo placer… —No habría problema si es que quieres una mordida —curvo su sonrisa y fue como si estuviera hipnotizada –Es verdad…lo quieres.
—No —dije rápidamente.
—Oh…si, lo quieres, te adelanto que soy bueno, a las mujeres que he mordido, lo sienten magnifico –eso no ayudaba a mi autocontrol.
—Nunca seria mordida de esa forma —él iba a decir algo, pero me adelante –A propósito de eso ¿solo muerdes a mujeres? ¿Cualquier mujer en la calle? –él rodó los ojos y asintió.
—No es tan así, busco algo… bueno, siempre —enarqué una ceja al ver su confusión.
— ¿Y qué pasa si sientes hambre aquí en casa? –él frunció los labios.
—Eso no te lo diré –iba a decir algo, pero note que algo estaba extraño aquí.
—Estas más cerca que hace un minuto… —levanté la mirada para ver su expresión, pero solo sentí su mano en mi pierna y haciendo con su fuerza delicada, que me fuera recostando lentamente ¡¿Cómo había sido tan ingenua?! –No querías conversar… —lo miré mientras mi corazón latía con fuerza. Realmente no quería prácticas con Alex…no por miedo y cosas así, sino porque…bueno, quería aprender a tener autocontrol de mis acciones –Alex…no —mi voz apenas salió, mientras que él seguía acercándome, sin ningún problema, su sonrisa reflejaba lo manipulador que era.
— ¿No qué? — ¡Dios!...su voz.
—No quiero, aléjate… —no podía sacarle los ojos de encima, se veía tan seductor.
— ¿Y porque no me alejas? –se fue posicionando lentamente sobre mí.
—Yo…yo…Dios…como te odio –susurré.
—Lo sé —respondió con un susurro, mientras sus manos subían por la cama ahora alcanzando las mías e inmovilizándolas.
— ¿Por qué no dejas…moverme y poder tocarte? –mi respiración era fatal y más si podía sentir como Alex pasaba su nariz por mi cuello.
—Porque ese es un privilegio que te costará ganar –su voz era ronca y seria, como siempre.
—Alex —mi pecho subía y bajaba rápidamente –no hagas esto, es tortu…
—Tortura, si, me gusta eso –luego de eso sentí como los dientes de Alex mordían un poco mi cuello, pero solo superficialmente. No pude decir palabra alguna a lo que sentí ahí, pude apreciar sus colmillos en mi piel de una forma que jamás imaginé, no importaba cuántos libros hubiera leído, nada, pero nada se parecía a lo que sentía ahora.
—Vas a matarme —lo único que pude decir. Él sonrió contra mi piel.
—Aun no, pero pronto… —subió lentamente hacia encontrar mis rostro y sus labios formaban una sexy sonrisa — ¿Y me dijiste que no querías esto? te puedo leer por completo Vittoria —al decir eso solo se fue acercando a mis labios.
—Alex, me estas distrayendo —sonreí al notar donde comenzó todo esto, una parte muy lejana en mi cerebro seguía pensando en  el porqué su deseo de convertirme y porque no me daba un buen argumento.
—Así es…cuando yo lo desee hablaré, así que no tientes tu suerte Vittoria –paso suave y lento sus labios por mi mejilla hasta que luego de unos segundos pude sentir sus fríos labios contra los míos. Cerré mis ojos y solo me deje llevar, era lo único que podía hacer. Apenas rozaba su boca, apenas podía sentirlo y eso no me agradaba, levanté mi cabeza para encontrarlo, pero el solo se alejó un poco ¡estaba volviéndome loca!
— ¡No juegues! –fruncí el ceño, pero él solo me quedo mirando.
—Puedo jugar contigo cuanto se me dé la gana –eso me hizo enojar, una cosa era ver lo sexy que se comportaba, pero otra cosa era escuchar cómo se ponía arrogante.
— ¡Suéltame! –Él me miro confundido –Alex…no me gusta que… —y lo hizo de nuevo, me hizo callar, pero con sus labios. Creo que había encontrado la forma de manipularlo, punto para mí –Alex —dije contra sus labios.
—Shhh… —luego la presión aumentó y no me importó. Alex llevó mis manos arriba de mi cabeza, mientras seguía jugando en mi boca, podía sentir su fría lengua uniéndose a la mía, mientras que mi cuerpo iba moviéndose lentamente, junto al ritmo del beso, era demasiado lento y eso me estaba volviendo loca. El agarre en mis manos solo paso a una de las suyas y automáticamente la otra comenzó a recorrer mi cadera y la empujo levemente hacia él, lo que hizo que saliera un gemido de mi garganta –Mmm… te gusto eso ¿no? –No pude responder, me encantaba cuando hacía “Mmm” salía tan profundo de su pecho, que me causaba escalofríos –Quiero que respondas –buscó bruscamente mi mirada, sentí como mis mejillas se sonrojaban.
—Alex… —eso fue como un quejido, quería seguir sintiendo sus labios, pero no me gustaba como salía mi voz, estaba expuesta completamente.
—Responde…quiero que digas que soy el primero que te hace sentir así — ¡claro que era el único! ¡Diablos!... ¿quién mas podía tener colmillos que me volviera loca?
   Me removí bajo su cuerpo, lo que hizo que saliera un gruñido de su parte. Eso hizo que mi pecho se inflara de orgullo.
—No me tientes –dijo mirándome fijo, pero yo no respondía nada –A menos que esto sea más que una simple practica –se acercó a mi oído izquierdo y paso lentamente sus labios por el lóbulo de mi oreja —¿es eso lo que quieres? –su aliento frío contra mi oído hizo que me dieran escalofríos. No quería que esto terminara.
—Quiero mis manos libres…. –volvió a acercase a mis labios y volvió a besarme, pero ahora estaba más ansioso. Note como su mano ahora iba subiendo mientras pasaba por mi cintura, pasando por arriba de la tela, su mano era tan grande, me encantaba como se sentía contra mi cuerpo. No sabía qué hacer para poder tocarlo, no tenía mis manos libres, pero luego de unos segundos….pude notar que tenía mis piernas libres. Lentamente mi pierna derecha se fue alejando de donde estaba y la fui flexionando, quedando al lado de la cadera de Alex, sentí como sonrió ante mi movimiento –mis…manos…por favor…Alex –dije apenas entre besos.
—No puedo…me… –me quedo mirando solo una fracción de segundo y no siguió hablando, volvió a besarme, pero ahora había un poco de descontrol, ya que sus besos eran con más fuerza, solo hacía que me desesperara por querer moverme.
— ¡Alex! –Dije con voz alta, él se separó de golpe mirándome con el ceño fruncido –mis brazos duelen –era cierto, tener las manos así era verdaderamente agotador.
—Oh… —soltó su agarre y lo mire sonriendo –creo que la práctica se acabó.
— ¡¿Qué?! –lo miré sorprendida, por fin había obtenido lo que quería y ahora no podía tocarlo.
—Sí, corres peligro con…tus manos libres –paso suavemente su dedo índice por mi mentón y me guiño un ojo, para luego separarse de mí.
—Alex… —lo mire frunciendo el ceño y mis labios formaron un puchero.
—No me mires de esa forma y en esa posición… —ahí me di cuenta de cómo estaba. Mi pierna seguía flexionada, mi pijama estaba levantado y tenía mi cabello completamente desordenado.
—Yo solo quería tocarte —me moví rápidamente y me arrodille arreglando mi cabello.
—No…ya te lo dije y…—me quedo mirando sin decir nada –recuéstate pronto –él lo hizo a la velocidad de la luz –Eres una hipócrita Victoria –dijo mientras yo me metía bajo las sabanas. Lo mire esperando más de su comentario –Se que querías más y eso que antes te negabas.
—Eso lo decía por mí, necesito autocontrol –me quedé muda luego de eso ¿Cómo diablos se lo dije? –bueno….yo…
—Ahora veo –su sonrisa era burlona –bien, de todas formas, es hora que descanses, además mañana llegarán visitas, pronto es año nuevo –me tapé con las sabanas y sentí nostalgia al escuchar que pronto se acabaría el año 2010. Sin dudas extrañaría a mis padres –ven –su mano fue a mi otro extremo de la cintura y me atrajo a él de golpe.
— ¿Qué haces?
—Soy hombre de palabra y cumplo con mi parte del trato –quede muy cerca de él mientras sus labios se unieron a los míos en un corto beso, eso me sorprendió –buenas noches… —aproveché que lo tenía cerca y mis manos se fueron a su torso ¡como deseaba tocarlo hace unos segundos! Pasé mis dedos lentamente por ahí, pero Alex se removió nervioso –Victoria…hora de dormir, no de tentarme para que luego saque mi nombre de tus labios con gemidos –lo miré con la boca abierta a lo que había dicho. Le di un golpe en su estúpido torso y me trate de separar de él, pero su agarre me superaba. Rendida, lo cual fue muy fácil, me quedé a su lado y me dormí.

2 Lectores:

  1. ay ke tiernos, es muy riko dormir asi... junto al hombre ke te mueve el piso.. aunque aun no me explico cm Alex se puede controlar estando al lado de vicky sin sikiera acerle algo rico...
    kjakajkajakjakajka
    me encanto la parte tierna ke salio a flote eso demuestra ke no es un psicopata en si cm se mostro al principio.. xD
    claro los vampiros asustan pero no cuando eres su pareja d vida ¿o si?

    ResponderEliminar
  2. Sin palabras.... Y creo que empiezo a confirmar mi teoría.

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena