jueves, 2 de febrero de 2012

L.D - Capitulo 14




Capitulo 14

Después de estar un tiempo indeterminado pensando en que haría con todo esto, mis ojos se cerraron y esperaba de todo corazón que no tuviera que abrirlos de nuevo.
Sentí que alguien me llevaba en brazos, abrí solo un poco los ojos y pude ver que era Ezequiel que me llevaba así.
—Ezequiel… —sonreí al ver que él me sonreía. Abrió la puerta y entramos a mi habitación.
—Javier me dijo tus comentarios sobre Bianca, él no se tuvo que comportar de esa manera, se sintió fatal cuando le expliqué que todo debió ser un mal entendido, no pensé que habías pasado por aquello –me recostó en la cama y pude ver por las ventanas que ya había amanecido, el sol entraba deslumbrante por toda la habitación.

—Ya no importa eso… —me encogí en la cama, quedando en estado fetal.
—Lo siento Victoria por no haber estado para ti, realmente con Javier nos importas mucho –asentí sin ánimos. Era como si no tuviera fuerzas para explicarle que me hacia feliz todo lo que decía –el Sr. Lenardis dormirá en su habitación –volví asentir sin ánimos y sentí como mis ojos se volvían pesados de nuevo y me dormía por completo.

— ¿Srta. Victoria? –pude escuchar claramente la voz de Francesca a mi lado. Abrí un poco mis ojos y ella me sonreía bastante mientras sostenía una bandeja con comida. Me sorprendió su amabilidad sabiendo que ella estaba enojada conmigo por lo de John –su comida –sonreí de nuevo sin ganas.
—No tengo hambre Francesca, solo tengo sueño, gracias –me volteé dándole la espalda y cerré mis ojos. No estaba durmiendo pero no sentía ni un ánimo de abrirlos para darme cuenta donde me encontraba. No era capaz de pensar en nada, solo sentía como si me estuviera hundiendo en la cama y todo a mí alrededor fuera color negro, pero eso ultimo de seguro era porque tenía mis ojos cerrados.
El tiempo pasaba durante el día y yo seguía recostada. Había venido Ezequiel con Javier, quien pidió disculpas, pero solo asentí, lo que lo hizo sentir fatal. No tenía ánimos de dar explicaciones de que prefería que todo lo pasado se olvidara, así que solo les di la espalda y traté de dormir. En todo el día no vino Alex, ni siquiera cuando estaba comenzando la noche…el día, ya ni siquiera sabía que día era ¿Cuánto había dormido?
— ¡Basta Victoria!...no permitiré que una jovencita como tu se quede recostada en esa maravillosa cama sin hacer nada –entró a gritos Elizabeth, bastante animada.
—No tengo ánimos, por favor, déjeme sola –también le di la espalda, pero a diferencia de los demás, ella sacó todas las sabanas hacia atrás dejándome solo con mi pijama. Tomó mi brazo e hizo que me sentara.
—Escúchame bien, ahora te irás a bañar, te pondrás linda y bajaras con nosotros y tomaras un trago, eso siempre ayuda –me fui hundiendo en la cama de nuevo — ¡Llevas aquí dos días y una noche!... –fruncí el ceño al escucharla, eso no era posible –No dejaré que arruines mis días aquí, me encanta compartir contigo, así que vamos ¡arriba, arriba!
—Charlotte estará encantada de compartir con usted –ella bufó.
—Ella está más interesada en que le puedo comprar y en Alex, así que por favor, él dice que bajes –abrí los ojos sorprendida por lo que decía, tanto lo ultimo a como Charlotte estaba interesada en Alex –él salió un momento, no sé a dónde, pero volverá ¡así que vamos! –la expresión que tenia Elizabeth era graciosa, me hizo reír. Parecía una niña pidiendo un dulce a un mayor — ¿sí?... ¡te hice reír!...eso merece una recompensa –suspire rendida y asentí.
—Está bien –me paré de la cama y me fui hacia el lado.
—Querida no te sorprendas, no has comido nada…ve a darte una ducha rápida y luego bajas a comer –su tono ahora era más preocupado. Me concentré y fui al baño. Como dijo Elizabeth me di una ducha rápida, ni siquiera me sequé el cabello, solo me lo tomé, dejándolo húmedo. Me puse una camiseta blanca y unos jeans con mis zapatillas de siempre.
Al bajar pude ver que todo estaba normal, no había nada de la decoración. Iba en las escaleras cuando una cabeza se asomó por la puerta.
—Javier –dije sonriendo. Él lucia preocupado pero al nombrarlo sonrió ampliamente y entró a la casa, a mi lado en la escalera para ser específicos.
— ¿Ya se le pasó el enojo? –fruncí el ceño al escucharlo.
— ¿Qué enojo?...no estoy enojada, solo cansada –no sé de que, porque no había hecho nada y aun seguía abrumada con el tiempo que había pasado en la cama.
—Lo siento, Ezequiel me dijo lo que pudo haber pasado y siento haberla regañado.
— ¡Ey! ¡Ey! –Dije levantando las manos –no me trates de usted, me haces sentir vieja, ya me acostumbré a que me digas Victoria.
—Muy bien –sonrió mientras seguíamos bajando la escalera.
—Luego tenemos que conversar ¿está bien?
—Claro…ahora iré a comer algo –él asintió y desapareció.
Fui directo a la cocina. Sentía que había mucho movimiento por lo que entré más apresurada de lo común. Me quedé mirando la mesa, que siempre me había encantado porque era ese estilo americana.
— ¡Francesca! –ella se volteó asustada y luego sonrió. Estaba toda la cocina llena de comida, pasteles, frutas y otras cosas que ni siquiera comía. Ella levantó ambas manos para indicarme que me callara.
—Yo prepare esto para que coma todo lo que no comió en este tiempo –me quedé boca abierta al escucharla. Era la primera vez que me decía una frase completa en español, sin sonar como una troglodita.
— ¡Lo has dicho sin interrupciones! –Aplaudí emocionada, mientras que Francesca sonría bastante orgullosa –pero aun así no me comeré todo eso –dije mirando a mi alrededor, había demasiada comida. Tome solo un plato con frutillas y las comencé a comer, pero Francesca de inmediato me dejo un pequeño pocillo con chocolate –me quieres solo matar –hundí la frutilla mientras que Francesca se sentaba a mi lado y me miraba comer — ¿Ya no estás enojada por lo de John? –no pude evitar preguntar, pero ella suspiró y me indicó con la manos que todavía, pero no tanto, eso me animó honestamente.
Estuve con Francesca mucho tiempo y me encantaron las frutillas…y luego unas frambuesas que comí, estaban exquisitas, siempre había amado esas frutas. Me despedí de ella, porque iba a dormir. Yo estaba recién despertando, pero de seguro ella llevaba todo el día despierta y era tarde.
Llegué a la sala, donde estaba Elizabeth hablando por teléfono, pero antes que llegara cerca de ella, colgó.
—Veo que te has alimentado…debo advertirte que cuando te conviertas, extrañaras la comida, la tendrás ahí y no la pondrás comer, es bastante frústrate, sabe asquerosa en tu boca de vampiro –se sentó. Estaba vestida casualmente, era la primera vez que la veía así ahora que lo pensaba mejor.
— ¿Y Charlotte? –pregunté mirando a todos lados por si no la había visto, pero no estaba. Me senté al otro extremo del sofá donde estaba Elizabeth.
—Esta con Alex, no sé que andan haciendo esos dos últimamente –no dije ningún comentario respecto a eso, me daba lo mismo lo que hiciera Alex –Si que estas enojada con él –levante los hombros quitándole importancia.
—No gano nada enojándome o siendo agradable, siempre es lo mismo, solo me debo adaptar, para nadie ha sido fácil supongo –recordé lo que me dijo Javier cuando se enojó conmigo días atrás. Tenía razón.
—Supongo…pero Alex se compromete de verdad cuando lo hace, por algo tienes ese anillo en tu mano –sí, me era imposible sacarme el anillo, ahora estaba siendo parte de mi.
—No tengo la menor idea de cómo es él y honestamente el Sr. Lenardis puede hacer lo que se le dé la gana, yo no tengo opinión sobre eso y aunque la tuviera a él no le importa, soy una simple empleada más –Elizabeth desvió su mirada de la mía sin poder decir nada y me di cuenta de inmediato que ya no estábamos solas.
—Eso está muy bien Victoria, creo que haber desaparecido y haber estado vegetando en tu habitación hizo que comenzaras a pensar más –Alex pasó por el lado de nosotras, sin mirarnos. A su lado iba Charlotte.
—Creo que la humana está aprendiendo a tomar su lugar finalmente –el tono desagradable que tenía la “protegida” era como siempre, desagradable. De un delicado salto se sentó en uno de los sofás. Llevaba un lindo vestido color blanco, se veía hermosa….estúpida.
—Charlotte… —Elizabeth le dio una mirada correctiva, pero ella no la tomó en cuenta, aun no me entraba en mi cabeza el motivo de Elizabeth para tener a Charlotte como su “protegida”
No paso más de un segundo cuando Alex se sentó al lado de Charlotte, tampoco le tomaba mucha atención, pero aun así estaba al lado de ella, como si ahora fueran los mejores amigos del mundo, siendo que antes solo se miraban con odio. No quise ni pensar en lo que pudo pasar entre estos dos.
— ¿Cómo te ha ido querido? –Elizabeth nuevamente con su sonrisa amable. Alex le sonrió de vuelta, esas sonrisas que le daba a todos, menos a mí, típico.
—Bastante bien, con Charlotte hicimos algunos arreglos, pero quedo todo perfecto, es mucho mejor hacerlo con anterioridad –miro sonriendo igual a Charlotte y desde ahí, comenzaron todos a hablar sobre algo que no sabía, así que mi mente los abandonó, pensando en cualquier otra cosa que no incluyera a Alex, pero no me estaba dando resultado con él cerca, así que me puse de pie para retirarme.
—Disculpen, pero me retiraré –la expresión de Elizabeth se entristeció un poco, mientras que Alex y Charlotte seguían conversando, así que le sonreí a Elizabeth y di media vuelta para irme a otra parte.
—Victoria detente –Alex tenía esa voz de mando de nuevo. Me giré a verlo, pero me lleve la sorpresa de que estaba al lado mío.
— ¿Qué necesita? –frunció el ceño levemente. Ya me había rendido, si todos aquí lo trataban de usted, yo haría lo mismo, yo no era nada especial para poder estar a su altura.
—Ven conmigo –comenzó a caminar y lo seguí sin decir nada. Pasamos por las otras salas hasta la salida trasera –creo que esto…es importante que lo veas –su actitud fría me cansaba, era como si tenerlo cerca me fuera comiendo y agotando de a poco.
Salimos a la terraza y las luces estaban prendidas esta vez, siempre en el día tenía que haber algo que me sorprendiera de nuevo en este lugar. Las luces hacían todo más mágico.
Avanzamos solo unos pasos y pude notar de inmediato que no estábamos solos. Al terminar los escalones de la terraza habían tres vampiros, que claramente conocía, eran aquellos que me habían ayudado el día de mi escape. Esquivé sus miradas avergonzada por haberlos metido en problemas.
—Bien… —Alex se apoyó en un pilar de la terraza, mientras yo quede al frente de ellos –esta es tu única oportunidad Victoria para hacerme cambiar de opinión y no arrojar a estos tres inútiles afuera de este lugar –mis ojos se abrieron sorprendida a lo que dijo –Así que ahora es completamente tu responsabilidad estos tres vampiros –los miré aterrorizada, pero los tres tenían expresiones neutras. Debían odiarme — ¿algo que decir Victoria o solo los dejo ir? –recordé de inmediato a Javier, Ezequiel y Raúl, que decían que estos tres vampiros eran perdidas muy valiosas.
— ¡No!... –lo  miré preocupada. Respiré profundamente para concentrarme –Sr. Lenardis, estos guardias no tuvieron nada que ver con mi escape de hace unos días.
—Pero si ellos hubieran hecho su trabajo bien, tú no hubieses salido de la mansión.
—Ellos no me reconocieron, fue imposible, siendo que no tienen ningún trato conmigo, quizás hayan tenido una foto, pero con mi nueva apariencia ellos no me podían reconocer…menos con las marcas que tenía en mi cuello –Alex se cruzo de brazos, como si todo esto no le importara.
— ¿Me estás diciendo que tomas responsabilidad de todo lo sucedido? –que pregunta más estúpida.
—Claro que sí señor, yo fui la que me escapé, no ellos –los tres guardias dieron una mirada curiosa a Alex al escuchar mi respuesta –ellos no fueron nada más que amables, si no hubiese habido esa fiesta ese día lo más probable que se dieran cuenta que era yo, era posible que llegaran proveedoras con los vampiros invitados.
—Ese si es un buen punto…—Alex miró a los vampiros — ¿tienen algo que decir en su defensa? –Los tres negaron de inmediato, eso me sorprendió –entonces admiten que hicieron mal su trabajo –nuevamente ellos asintieron. Rodeé los ojos por sus respuestas, yo me estaba esmerando bastante en ayudarlos –pero Victoria dice que no es así ¿algo que decir señores? –ni una sola palabra. Me rindo, no tengo por qué estar haciendo un gran espectáculo para ayudarlos si ellos se quedaban callados –Se quedan, vayan a ver sus nuevos turnos y este tema queda en el pasado –los tres me miraron, luego a Alex, asintieron como robots y se fueron. Por lo menos no tenía la culpa de hacer que perdieran sus trabajos, por lo que había escuchado eran buenos vampiros.
— ¿Necesita algo más? –dije al ver que Alex no decía nada por unos segundos.
—Quiero saber que pretendes –se giro a mí y su mirada seguía tan fría como siempre –con eso de ¿Sr. Lenardis?...te conozco Victoria, tú no tienes ese carácter conmigo –tensé mi mordida al escucharlo, pero traté de estar completamente enfocada a no distraerme con lo maravilloso que era, su cabello desordenado que le daba ese toque como serio pero rebelde, tampoco a su posición, se había vuelto a apoyar en el pilar de la terraza, lo que me daba una excelente vista.
—Disculpe, pero usted no me conoce ¿me puedo retirar ahora? –miré al suelo, no podía seguir mirándolo. No me respondió, así que decidí irme –permiso –di media vuelta para dejarlo. Solo alcancé a avanzar hasta la puerta, donde me detuvo y me hizo mirarlo.
— ¡Deja de hablarme de usted, Victoria!...tú no eres así –me estaba dando una orden, aquí si notaba el Alex que me había secuestrado, aquel que no le importó amenazarme para ir con él, el Alex que pudo dañar a mis padres. Lo miré directo a los ojos.
—Le vuelvo a repetir que usted no me conoce ni un poco… —su mirada era fija a la mía, no pude callarme cuando debí —…y menos lo hará si no me da respuestas –no pude evitar decirle lo último, él era culpable de todo, por lo menos él tenia que comportarse en un aspecto generoso conmigo, pero ni siquiera era capaz de responder a mis dudas.
Alex se quedó mirando mis ojos tan intensamente como yo le estaba mirando los suyos, pero luego de un segundo su mirada bajo a mis labios. No sentía ningún deseo hacia él, ni siquiera de sus labios cuando estaba tan enojada.
—No trate de cambiar el tema –mi voz seguía dura. Enojada porque él siempre trataba de engañarme, dejándome sin respuestas de esta forma, encantándome.
—Frutillas y frambuesas –levemente su mirada se suavizó, eso me tomó desprevenida por completo –siempre te han encantado, te atrae más comer frutas que comidas caseras o cosas por el estilo.
—No…no lo hagas –levantó la  mirada curioso –Yo no recibo migajas de nadie, me cansé, cambias de un momento a otro, dejándome con la ilusión de que puedes ser una mejor persona, pero no la eres, ya lo comprobaste….—él nuevamente se quedó en silencio, no pude desaprovechar esta oportunidad —…ella no mintió completamente ¿cierto? –la expresión de Alex no cambió para nada cuando me referí a Bianca.
—No, no mintió del todo, yo sí me alimentaba de ella –como reflejo mis ojos se entrecerraron. No sé por qué diablos sus palabras eran como si me dieran golpes en el estomago ¡yo no debía sentir nada por Alex! ¡Nada!...toda esta situación era anormal.
—Creo que solo hay que saber eso –traté de salir de ahí, pero Alex dejó ambos brazos a mis costados, indicando que no me iba a mover a ningún lado –es bastante malo para seguir escuchando ¿no?
—No…ella, Bianca, me alimenté de ella hasta el día que tu llegaste aquí, pero luego, bien, se notaba lo mal herida que estaba, no seguí haciéndolo, solo por eso…pero ella –hizo una mueca de desagradado al recordar lo que estuviera pasando por su mente en este instante —…digamos que consiguió tener otros colmillos en su cuello, no la descubrí hasta unos tres días después que la deje, sus heridas habían empeorado y decidí que mejor era que se quedara en una de las habitaciones de invitados hasta que sanara, pero cada vez que le preguntaba a Francesca como estaba decía que había un comportamiento extraño, digamos que la chica se obsesionó conmigo –sacó una sonrisa torcida –no la culpo…
—Alex… —negué, no era tiempo de sus bromas. Rodó los ojos.
—Como sea, le di la orden a Francesca que no permitiera que la encontraras, claramente falló y pasó todo lo que pasó cuando escuchaste lo que dijo.
—Dijo que era tuya…es eso verdad ¿cierto? –Alex volvió a esquivar mi mirada –la sedujiste.
—Soy un vampiro Victoria, yo no me pondré celoso cuando tengas un humano al cual le saques sangre…claro no está la parte de la seducción, eso no es necesario –no pude evitar sonreír a lo que dijo. Él me miró curioso — ¿Qué? –me concentré de nuevo, tenía que mantener mi actitud hacia él.
—¿Quién te dijo que yo podía estar celosa?...estas muy equivocado, si estoy enojada es porque no pude escapar de tu lado Alex, porque me estas desposando sin siquiera tomar en cuenta mi opinión, me vas a convertir en un vampiro sin decirme de que se trata todo esto…y ¿esperas que comprenda que no podías evitar hacerle daño a una chica?...aunque estuviera loca, hay límites que no se traspasan….como tener  a una sola persona para alimentarte, sabiendo el daño que eso le causa, como si se le fuera la vida de a poco…Alex, que te quede claro que yo no estoy celosa —¡Dios Santo!...no tenía idea como había sido capaz de decirle todo eso sin siquiera desconcentrarme al tenerlo tan cerca, pero estaba en lo correcto –para sentir celos debes sentir algo por la otra persona y yo no siento nada por ti, recuerda que te lo dije el primer día –Alex me miró frunciendo los labios. No dijo nada por varios segundos, pero después sacó una coqueta sonrisa.
—Victoria…. –alejó sus brazos de mis lados –te tendrás que comer todas tus palabras –dio media vuelta y se comenzó a alejar de mi.
— ¿Alex? –se volteó y me quedó mirando. Saqué el anillo de mi mano y se lo dejé en una pequeña mesa que había a mi lado –alguien no puede llevar un anillo de compromiso si ni siquiera hay un poco de amor.
No lo volví a mirar y avancé por su lado, mi corazón me latía a mil por horas por la reacción que él podía tener. Debo decir que no me podía mentir a mí misma, no quería sentir nada por Alex, nada, ni un poquito, pero me costaba, había algo que no podía comprender, era como si mis acciones no coincidieran a las que deberían ser, por ejemplo, ahora que Alex me había detenido, poniendo su mano en la mía y haciendo que voltee a verlo, mientras que su otra mano iba a mi cuello, teniendo fija su mirada en la mía, haciendo nuevamente mi escape un fracaso, mi corazón no debería estar latiendo descontrolado en mi pecho, mi respiración tampoco se tendría que ver afectaba….no había caso, solo tenía que haber un roce entre nosotros, para que todas mis palabras se fueran a los mil demonios, quizás si reaccionara a él normalmente, que serian los mismos efectos en mi corazón y respiración pero por miedo y no deseo, mis palabras podrían tener alguna llegada en Alex….pero no era así. Tenía sus labios cerca y no sé cómo pude pensar que si me besaba lo rechazaría… eso era imposible.
—Te conozco….eres demasiado testaruda, conmigo en especial Victoria –solo nos distanciaban milímetros, casi podía rozar sus labios, lo que hacía que ni siquiera pudiera decir alguna palabra –te he dicho que eres  mía…y no hablo solo a un nivel físico, tu ser es mío igual, veras como no te darás cuenta cuando no te quieras separar nunca de mi lado…y me encargaré de que sea pronto –sus palabras me dejaron atónita, pero sus labios me desconcentraban.
—Eso solo pasa…— ¡sus labios! Dios —de a dos Alex, es defectuoso lo que… —sus dedos pasaban lentamente por mi piel –lo que dices si solo una persona… ¡si una persona está involucrada no funciona! –lo ultimo lo dije levantando la voz para poder decirlo, él me desconcentraba demasiado.
— ¿Cómo me dices esto luego de dejar en claro que no sientes nada por mí? –Me empiné un poco solo para sentir sus labios, pero Alex fue más astuto y se alejó –responde Victoria –pasó suavemente su nariz por la mía –solo responde ¿tengo la razón?...tú serás completamente mía ¿cierto? –su frió aliento rozaba mis labios y haciendo que mis piernas se debilitaran — ¿me estabas mintiendo hace un momento?
— ¿Qué haces? esto no es…justo —trataba de empinarme para besarlo, pero él no me dejaba —no puedo…tu me quitaste todo, te debería…odiar –Alex solo estaba jugando conmigo, estaba acariciando su rostro con el mío, tan delicadamente.
— ¿Quién lo dice? –su voz vino directo a mi oído porque sus labios estaban cerca de mi oreja ahora.
—Yo…tu…tu no me respondes nada —mis manos se aferraron a su camisa gris –las cosas no se hacen de uno Alex…ya te lo dije –fruncí el ceño. Me estaba sacando todo lo que ni siquiera yo me decía en pensamientos –esto…es injusto —me tomó por sorpresa cuando atrapó mi cintura y me levantó, creo que nadie me tuvo que decir que rodeara mis piernas en su cadera. Segundos después Alex mientras caminaba me dejo sentada en algún mueble, pero no se alejó.
— ¿Por qué repites siempre eso? –apoyó su frente con la mía mientras me perdía mirando sus ojos. Esto se me estaba saliendo de las manos y ni siquiera estaba en mis planes terminar así con Alex ¡supuestamente estaba muy enojada!
—La…única que responde soy yo, siempre….y tu –mi respiración estaba pesada viéndolo tan cerca, ya ni me atrevía a tratar de alcanzar sus labios, me sentía extraña…antes era como si estuviera en modo pause, estaba como una muerta en vida, pero ahora…sentí cada parte de mi cuerpo estaba viva. Seguí con lo que estaba diciendo –y tu…solo me manipulas así y no me debería dejar tan fácil –una leve sonrisa se marcó en sus labios.
—Lo que menos eres, es fácil Victoria, eres demasiado diferente a como pensé que sería todo esto —mi corazón latió a un diferente estimulo esta vez. Alex estaba hablando y dándome respuestas.
— ¿No llegaste de casualidad esa noche cierto, la primera vez que nos vimos? –una sonrisa curvada se marcó en sus labios. Me mordí mi labio inferior inconscientemente –Alex…responde.
—Nunca nada es por casualidad Victoria… —levemente se puso bastante tenso, creo que responder a mis dudas lo preocupaba y no sabía el porqué, pero no lo iba a dejar ir. Alex se alejó un poco, pero mis manos llegaron a su rostro de inmediato.
—No… —una sonrisa salió de nuevo en sus labios, pero no llego a sus ojos. Generalmente cuando él se reía o sonreía, jamás llegaba la felicidad a los ojos, ni conmigo o con otras personas, jamás — ¿Por qué no me lo dijiste? –esquivó mi mirada, creo que repentinamente estábamos cambiando de mando.
—Hay cierta información que nunca te diré Victoria, en absoluto –eso no me gusto mucho, pero creo que fue bastante astuto decirlo mientras sus manos ahora iban subiendo por mis piernas. Decidí no presionar mucho o corría el riesgo que no me dijera nada.
— ¿Por qué siempre me hablas así en estos momentos? –busqué de nuevo sus labios pero él se alejó. Fruncí el ceño a lo que hizo, él solo sonrió.
—Porque en estos instantes es cuando eres vulnerable…cuando te toco, al igual que cuando viajamos a la mansión, tu encima mío, incluso ahí te quedaste tranquila apoyada en mi hombro –volvió a sonreír.
—Alex…eres tan bruto de día, eso no ayuda —él saco de nuevo esa sonrisa que amaba. Me miro fijo a mis ojos y la sonrisa se borró por completo.
—Es porque no estás así todo el día conmigo…nunca he dicho que estás sola involucrada en esto —me quedé estática. Lo miré sin saber que decir ¿él estaba asumiendo que sentía algo por mi?....esto era increíble. Elizabeth tenía razón, para tratar con Alex había que ser muy especial. Era como si este fuera el verdadero Alex, no el que se esconde en su tosquedad e indiferencia. Al ver sus ojos, solo recordé algo que dijo antes cuando me enojé mucho.
—No hay lista –dije finalmente. Alex se tensó de nuevo, sabiendo que me refería a cuando leí sus diarios y habían dos mujeres de una cantidad que no podía imaginar —…no hay lista, tu solo las perdiste… —pase lentamente mis manos por su rostro. Alex estaba enojado o nervioso, pero no estaba ni un poco parecido a lo que estaba hace tres segundos.
—Ese tema no lo hablaré contigo –se separó de un solo movimiento de mi lado. Si, se había enojado, me miró con el ceño fruncido –no vuelvas a nombrar aquello ¿has escuchado? –no dije nada, solo asentí. Él se podría haber enojado, pero yo aun seguía en las nubes con este momento. El había sido tierno y preocupado conmigo, ya no era una duda, él de verdad lo había sido y solamente mientras pasaba mis manos por su rostro — ¡Victoria! ¿Has entendido?
—Así es Sr. Lenardis –no estaba enojada, pero igual lo llamé así.
           —Y no me llames de esa forma, no eres ninguna empleada para que me nombres de esa manera –dio unos pasos lejos de mi enojado, pero se volteó y vio algo que estaba más atrás de nosotros. Desapareció y volvió a mi lado –esto me lo llevo –tenía en su mano el anillo que yo había dejado atrás. Antes de voltearse e irse enojado como sabia que lo haría, me concentré en ver sus labios ¡en todo este tiempo no lo pude besar! Pero sin dudas había sido un muy buen momento, hecho que hizo que ahora mi cabeza este hacia arriba y me confundiera más, pero de algo podía estar segura. Alex sentía algo por mí y había encontrado la técnica para sacar al verdadero Alexander Lenardis.

4 Lectores:

  1. wuau eso fue intenso!!!
    nunk pense ke lo veria asi al Sr. Lenardis :P
    me encanto!!!
    aora ya se descubrio su pnto debil x asi decirlo KE GENIAL!!!

    ResponderEliminar
  2. vez!! sutilezas !!!
    oh Gatito!!

    Javier Ezequiel Elizabet y Raúl !! me encantan :D

    Charlotte ...

    ResponderEliminar
  3. esta historia me encanta es mi favorita amo a Alex

    ResponderEliminar
  4. Porque Alex no es claro con Viky, este hombre me está desesperado

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena