jueves, 2 de febrero de 2012

L.D - Capitulo 18




CAPITULO 18

Me comencé a remover sobre la cama de a poco, sintiendo como mi cabeza pesaba más de lo normal. Me senté lentamente sujetando mi cabeza con ambas manos.
— ¿Estás bien? –abrí mi ojos, notando como todo desenfocaba al principio, pero luego de unos segundos, ahí estaba Alex, sentado al final de la cama.
— ¿Cuánto tiempo me quede aquí?

—Solo unos minutos, nada más, te has desmayado –los labios de Alex estaban levemente fruncidos, al igual que su ceño, haciendo que su preocupación fuera notoria.
— ¿Dónde está John?
—Ya nos hemos encargado de él, está encerrado y protegido por otros guardias –llevé mi mano a mi cuello al recordar lo que había pasado.
—Siento haberme desmayado –eso me hacía ver muy débil al frente de quien lo viera y dudo que eso ayudaba a la imagen de Alex.
—No tienes que disculparte, esto ha sido mi culpa, no debí dejarte sola, es más, te debí escuchar cuando me dijiste todas esas cosas negativas de John, pero no te preocupes, no se volverá a acercar a ti de nuevo ¿sí? –suspiré al notar lo rápido que mi vida había estado en peligro, apenas me había dado cuenta de lo que había pasado –Victoria…
—Lo siento, solo estaba pensando –lo miré más concentrada en lo que pasaba ahora — ¿Francesca se enteró? –Él asintió — ¿Cómo esta?
—Bastante afectada, sabiendo los resultados de las acciones de John, claramente sus días con vida están contados.
— ¡¿Qué?! –bien, no era como si quisiera a John junto a mí todo el tiempo, pero no quería tener en mi conciencia la culpa de la muerte de una persona.
—Sí, ya se está arreglando todo para eliminarlo, todos aquí deben saber que no se juega ni conmigo o contigo, solo es un mensaje para los demás, no hay nada que puedas hacer, aquí no existe la compasión Victoria –lo miré asustada, esas palabras habían sido muy frías, incluso para Alex.
— ¿Es que no lo puedes encerrar solamente? –él negó.
—Lo que hizo no es como matar a un montón de humanos o algo por el estilo, atentó contra su líder, eso es lo que se necesita para que su cabeza sea cortada y agradece que no lo dejaremos al sol, pensé que eso sería más doloroso para ti, así que lo haremos rápido.
— ¿Por mí? –él asintió –no entiendo.
—Bueno, era claro que te ibas a preocupar por el tipo que te trató de drenar –sus palabras no me gustaron, esa no era forma de decirlo, lo hacía lucir…peor de lo que ya era –así que cortar su cabeza y que eso se haga noticia, es rápido y menos preocupante para ti.
—Alex, aun así va a morir.
—Él ya está muerto –dijo extremadamente serio –al igual que yo, esto es solo otra forma de existir, no de vivir –tragué de nuevo saliva nerviosa por cómo me estaba diciendo todo, esto era frio y malo, no me gustaba –así es cuando se desobedecen las reglas y ordenes Victoria, solo es eso, tendrás que acostumbrarte.
—No puedo creer lo que hizo John, sabía que era malo, pero no a ese extremo –Alex sacó una media sonrisa, mostrando solo parte de sus colmillos.
—Eres demasiado ingenua Victoria, lo que hizo John no es nada a lo que han intentado hacer o a lo que han hecho, lo de John fue solo estupidez, no maldad.
— ¿No maldad? ¡Casi me drena! –lo miré sorprendida por sus palabras.
—Es verdad, pero si fue un idiota, no fue malo, la maldad conlleva ser inteligente, hacer tus movimientos con astucia, no de la forma que lo hizo John, estaba claro que lo iban atrapar antes que pudiera hacer algo, esta casa está rodeada por guardias, que haya distraído a otros con inventar algo no es astucia, es el mal intento de hacer algo mejor –me quedé pensando en las palabras de Alex, en parte tenía razón, pero aquí había un cabo suelto, John si era malo, siempre me dio un mal presentimiento ¿estúpido? No creo que era la mejor definición para él, estaba  a un nivel superior, y lo que sucedió abajo hace unos minutos, no calzaba con el perfil que tenia John, pero por lo visto estaba equivocada ya que Alex tenía razón, John sabia que aunque distrajera a un par de guardias, al final igual seria descubierto, son demasiados… un acto estúpido.
—Supongo que tienes razón, sigo pecando de ingenua –me quede otros segundos sin decir nada, solo pensando una y otra vez en lo que había pasado, había sido tan… rápido, no tenía otra definición a aquello.
—Sigues pensando en lo que sucedió, debes distraerte para que luego pase a tu olvido Victoria –me concentré en ver a Alex, aun mantenía su mirada preocupada y nunca me ha gustado verlo así.
—Tienes razón, John esta bajo vigilancia y no pasó nada malo.
—Eso está mejor, para cambiar el tema, te informo que Charlotte y mi madre parten mañana, ya les he dicho que las quiero afuera –bien si Alex quería ponerme histérica para olvidar lo que paso con John, lo logró.
— ¡No pudiste decirles!...eso era una idea, nada más, menos lo cumpliremos ahora que los guardias no se podrán alejar de nosotros –enarcó una ceja al escuchar lo último.
—Le acabo de decir a Elizabeth para que lo hable con el consejo, sería algo como unos tres días solamente, nada más, no tienes de que temer, soy bastante fuerte para derrumbar a cualquier vampiro, los que podrían eliminarme están de mi lado o son tan poderosos que no tienen ningún interés en acabar conmigo con sus propias manos, además solo quedan quince días para que ocurra nuestra unión y recuerda que tienes que ya ser parte de nuestra especie, por lo que…. –tosió un poco nervioso, no sé para que lo hacía siendo que era un vampiro, sin necesidad de debilidades humanas, como toser, por lo visto se estaba tomando las cosas con más calma cuando se trataba de informarme –por lo que tu conversión debe ser luego –aun no me sentía ni un poco cómoda con pensar en que sería una vampiro dentro de poco –además podemos ocupar los días sin Elizabeth y Charlotte para más practicas y los días cuando estemos completamente solos, bueno…podríamos utilizarlos en algo aun más entretenido —mis ojos se abrieron como plato, si, Alex lo había logrado, me había distraído por completo. Mis mejillas se sonrojaron al escucharlo –tanta vergüenza que te da el tema, presiento que solo es por fuera y que estas bastante ansiosa a lo de nosotros ¿no? –me puse lo más seria que pude con él, siempre me hacía lo mismo, me trataba de avergonzar lo que más podía.
—Eres un ególatra, jamás pensé que iba a conocer a alguien de esa manera y no es un cumplido –me sonrió mostrando ambos de sus colmillos, aquello tenía un efecto completamente diferente a como lo tenía los colmillos de John.
—Para mí es un cumplido, gracias…ahora ¿quieres bajar? –negué de inmediato, no tenía nada  ánimos de encontrarme con alguien en el camino, prefería quedarme hoy aquí, en la habitación –Entonces que quieres hacer.
— ¿Hoy no te puedes quedar conmigo cuando empiece a amanecer? ¿No volverás más aquí? –sabia que esas preguntas ayudaban a aumentar el ego de Alex, como también hacían que me avergonzara aun más por delatarme sobre la necesidad que tenia últimamente a que durmiera conmigo.
—No, en realidad no lo tengo permitido –esquivó mi mirada, lo que me llamó la atención, porque lucia un tanto avergonzado.
— ¿Cómo? –mi tono mostro lo perdida que estaba — ¿A qué te refieres con que no lo tienes permitido?
—Bueno…esto es algo vergonzoso, incluso para mí –paso a morder levemente su labio inferior, pocas veces lo había visto hacer aquello –Elizabeth se enteró de que dormía aquí –lo ultimo lo dijo rápidamente y sin mirarme. Lo quedé mirando sin saber que tenía que ver Elizabeth en esto.
— ¿Y? –volvió a mirarme.
—Existe un estilo de regla, no puedo dormir contigo hasta nuestra unión –mis ojos nuevamente se abrieron de forma exagerada.
— ¡¿Qué?! Debes estar bromeando –marqué  una amplia sonrisa, esto era ridículo — ¡son vampiros! Dudo que estén preocupados por dormir juntos antes de esa unión, es más, según tú, lo haremos –Alex levantó una mano al nivel de su pecho para hacerme callar.
—Si me dejaras terminar seria todo más fácil –pasé mi mano por mis labios, haciendo parecer que cerraba mi boca por completo –no está relacionado con “eso”, es algo que no te puedo decir en realidad, es un estilo de prueba, ya verás porque, vas en muy buen camino –entrecerré los ojos, su información era inútil.
— ¿Una prueba? ¿Para mí? –él asintió bastante concentrado a como era mi reacción –creo que ya deberías estar más seguro siendo que sigo en este lugar ¿no crees? ¡Yo tengo más derecho de dudar de ti!
—No tienes para que hablarme en ese tono Victoria.
— ¡Me importa un comino como te hable! ¿Pruebas? ¡Dios! —negué pensando que esto era inaudito ¡no podía tener a Alex cerca por una estúpida prueba! ¡Esto era estúpido! ¡Y más estúpido era que estuviera enojada por ello!
—En su momento lo solucionaras, ahora a menos que me quieras ver inquieto por estar aquí contigo solos es preferible que vayamos a no sé…es mejor salir de aquí –tomó mi mano y me hizo salir de la cama, a veces Alex podía ser bastante bruto.
No entendí lo último que dijo Alex, pero ahora íbamos caminando por los pasillos de la casa, él ya había soltado mi mano y solo iba a mi lado.
—No entiendo porque vamos caminando por toda la casa, sin hacer nada –me miró sonriendo con arrogancia, de seguro nuestra otra opción no me agradaría.
—Es esto o estar abajo con Elizabeth, contándole lo que pasó con John y claramente yo te puedo distraer de mejor manera –no le respondí, tenía razón… en que no quería estar con Elizabeth, claro.
—Está bien, pero… –me acerqué más a él y tomé su mano. Él ni siquiera me miró, como era costumbre cuando yo tomaba su mano, pero aun así,  presionó mi mano con la suya.
Estuvimos caminando y conversando cosas sin importancia, hasta que él decidió frenar y quedar al frente de una pared, sin nada, solo era pared, ni siquiera habían más puertas a los lados, nada de nada. Había pasado miles de veces por aquí.
— ¿Qué sucede? –pregunté curiosa.
—Estaré en problemas por esto, pero no debes decírselo a nadie ¿sí? –asentí, impresionada porque Alex me estaba confiando algo, creo que desde que me informó sobre las almas gemelas, él estaba más tranquilo conmigo. Mis pensamientos sobre su actitud quedaron atrás al ver que Alex estiraba su mano y tocaba un diseño de la pared para que luego un cuadrado no muy pequeño se abriera y dejara en descubierto un tablero con varios números. Alex marco alguna clave con una rapidez impresionante, solo con eso ahora la pared que teníamos al frente se abrió, yendo una mitad hacia la derecha y la otra a la izquierda, dejándonos ver una impresionante habitación. Alex me dio un leve empujón para que entrara –Pasa…. –le hice caso y ahora las puertas que salieron de la pared se cerraron.
— ¿Esto es lo que creo que es?
—Sí, mi habitación, que en realidad será nuestra — ¡I-n-c-r-e-i-b-l-e! esa era mi definición.
Era completamente de madera oscura, mientras que las cortinas tan grandes como la de mi habitación eran de color vino, igual al color de la alfombra que cubría completamente la habitación. Tenía varias puertas que supuse que eran el baño, el ropero y otras que no tenía idea que podían contener, pero lo que más me llamó la atención era la cama… verdaderamente hermosa, con un cubrecamas gigante color marrón, como las paredes, y almohadas como las del color de las cortinas, estaba todo a tono, era impresionante, no sé cómo, pero era obvio notar que esta era la habitación de Alex, se notaba poderosa y me quería quedar aquí siempre, exactamente como era con Alex.
—Es hermosa –fue lo único que dije al notar que él me miraba esperando alguna respuesta.
—Por si estas en peligro, la clave es 2303150324 –lo quedé mirando como si fuera el hombre más estúpido que podía pisar esta tierra.
— ¿Quieres que me aprenda ese número tan largo? –él asintió. La verdad es que había memorizado cosas más largas en mi vida, pero ¿un número? Nunca me vi obligada a hacerlo.
—Es mi cumpleaños más mi edad, fácil, nací el 23 de marzo del año 1503 –ahora una amplia sonrisa se marcó en mis labios ¡lo había hecho! ¡Alex me había confesado cuando nació!
—2303150324 listo –dije sonriendo. Alex se sonrió para luego borrar aquella sonrisa y quedar concentrado en…mí, si, me estaba  mirando sin decir nada. No pude evitar sonrojarme y esquivar su mirada.
— ¿Por qué te sonrojas?
—Eso es tu culpa –aun seguía con esa mirada. Mi corazón se acelero rápidamente.
— ¿Por qué es mi culpa? –dio un paso hacia mí, poniéndome más nerviosa, estaba empezando a pensar que lo hacía a propósito. Traté con todas mis fuerzas concentrarme en dar una respuesta.
—Porque me miras de esa forma –ahora estaba realmente más cerca de mí. Posicionó sus manos en mi cintura con esa sonrisa tan particular de él, causando que mi corazón se acelerara.
Apoyé mis manos en su pecho sonriendo por tenerlo así, pero Alex se puso serio al quedarse mirando mis ojos, una de sus manos llegó a mi cuello, solo la dejó ahí, nada más mientras me miraba.
— ¿Qué estas pensando?
—Nada importante en realidad –y sin más se acercó a mis labios, acortando toda distancia entre nosotros, este beso era dulce….no recordaba alguno como este, sus labios se movían lentos contra los míos, quitándome el aire y provocando que mi corazón se alterase por completo, lo que hacía que me pusiera levemente más ansiosa por ahora.
La fría lengua de Alex pasó por mi labio inferior haciendo que la mía fuera a su encuentro, su mano que no estaba en mi cuello, sino en mi cadera, ahora subía lentamente y se metía por debajo de mi camiseta, llegando a mi piel y haciendo que me acercara más a su cuerpo, sacándome un leve suspiro, pero unos segundos más y Alex me separó con delicadeza de su lado.
—Es mejor que bajemos –dije ahora más tranquila, estando sola con Alex, corría peligro. Él se solo me sonrió y asintió.
El resto de la noche comenzó a ser exactamente igual a las otras,  estuvimos con Elizabeth y Raúl, la conversación ahora era diferente eso sí, John se había vuelto el centro de todo lo que hablamos, quise averiguar qué era lo que pensaba Charlotte sobre todo esto y su increíble idea de que no hubieran guardias, pero ella no se encontraba.
Bostecé cansada por el ajetreo de este día.
—Deberías ir a dormir querida, no tienes que temer de nada, Alex no dejaría que nada te pase –la sonrisa de Elizabeth era agradable, pero sus ojos se notaban un tanto preocupados.
—Sí, muero de sueño.
—No eres la única, ya va a amanecer –dijo Alex mirando a los ventanales –muy bien, te iré a dejar a tu habitación –asentí más entusiasmada.
—Buenas noches Elizabeth –ella asintió educadamente, pero Raúl que estaba su lado se puso de pie y se ubicó a mi lado, dándome un abrazo.
—No te preocupes de nada pequeña, mira que Alex y nosotros nos encargaremos de ese canalla –asentí mientras lo abrazaba igual.
—Buenas noches Raúl –dije cuando me separé de sus brazos.
—Buenas noches pequeña.
                Alex tomó mi mano y casi me tironeo hacia él. Caminamos en silencio, personalmente estaba cansada, había sido demasiado por hoy, pero Alex se veía pensativo.
                — ¿Qué es lo que le sucede al Sr. Lenardis? –pregunté más bromista, ya que lucía demasiado serio.
                —En que debes descansar, hasta aquí te dejo esta vez, hay asuntos que resolver –fruncí el ceño al notar que estaba hablando en serio.
—Está bien –miré hacia abajo, cuando sentí que Alex estaba a centímetros de mi rostro.
—Buenas noches –ahora sus labios estaban al nivel de mi oreja –nos vemos –dio un paso hacia atrás para alejarse, pero no lo dejé. Tomé su camisa entre una de mis manos y lo quede mirando a los ojos.
— ¿No te puedes quedar? –una leve sonrisa se marcó en sus labios y negó –mmm… bueno, entonces buenas noches.
—Que duermas bien, no vayas a olvidar claves o cosas por el estilo –no entendí lo último que dijo, pero no pude ni siquiera responderle, porque se acercó más y esta vez a penas rozó sus labios con los míos, dejándome con ganas de besarlo un poco más pero desapareció. Suspiré derrotada, Alex siempre me dejaba en ese estado.
Entré a la habitación y noté lo amplia que se veía ahora, me estaba dando incluso un poco de miedo al pensar que cualquier vampiro se puede meter por aquí y hacer lo que se le frunza conmigo. Pasé directo al baño y me preparé, lavando mis dientes y poniéndome el pijama, tratando de distraerme y no pensar en John y como casi estuvo a punto de morderme. Alex me serviría mucho como distracción si estuviera aquí. Salí del baño y mi estómago se revolvió, no quería estar en esta habitación y no lo haría.
Me fui directo a la puerta, caminé lo más rápido que pude, casi corriendo, recordando una y otra vez el número. Llegué hasta esa pared misteriosa e hice lo mismo que hizo Alex, puse la clave y entré a su habitación, me importaba un comino que se enojara, pero por lo menos aquí dormiría tranquila.
Sonreí triunfante al notar que estaba vacía, así que cerré la puerta  y corrí a meterme en la cama…era cómoda, me gustó. No me costó nada poder cerrar mis ojos y quedarme dormida, pensando en que al otro día podía despertar con Alex a mi lado, solo de imaginarlo eran como mil mariposas revoloteando en mi estómago.

Abrí mis ojos de un solo movimiento, al sentir un peso extraño en la cama, vi una perfecta espalda que se estaba recostando y noté que la habitación estaba completamente a oscuras. Cerré mis ojos para que así Alex no me hiciera salir de la habitación y traté de tranquilizar mi corazón.
—No necesitas hacerte la dormida, sé que te he despertado… así que te acostumbraste a dormir sola ¿eh? –abrí los ojos y ahí estaba mirándome Alex, con una sonrisa tentadora.
—Claramente no me acostumbre a dormir sola.
—Despertaste al instante que me senté en la cama —sonreí, eso no era porque estaba acostumbrada a dormir sola, sino que era porque…bueno, cada noche esperaba por si él iba a  mi dormitorio.
—Puede ser que me haya acostumbrado –no le iba a dar el crédito de que lo esperaba por las noches.
— ¿Y qué haces aquí? –su tono era como si se estuviera burlando de mí.
—Solo….me dio algo de miedo, estar sola en mi habitación.
—Bien –se recostó en la cama, lucía cansado.
— ¿Qué sucedió? ¿Qué hora es?
—Son más de las tres de la tarde –dijo con los ojos cerrado, los míos se abrieron al instante.
— ¡¿Qué?! ¿Por qué te has venido a dormir tan tarde? –volteó su rostro hacia mí y abrió los ojos.
—Dije que había un problema, eso me ha retenido bastante.
— ¿Qué pasó? –su mirada se fue hacia arriba.
—John escapó —mi estómago se volvió a revolver por miedo, esto era imposible, estaba en custodia –No sé cómo pero se las ingenió para poder escapar, estamos seguros que alguien lo ayudó –de inmediato se vino un nombre a mi cabeza, pero no se lo podía decir a Alex, no quería que Francesca corriera peligro, además que no estaba cien por ciento segura que fuera ella, solo era una humano, no tendría la fuerza para ganarle a tantos vampiros.
—Bueno, de seguro lo atraparan –me miró confundido.
— ¿No estás asustada? –lo pensé un poco y asentí, era imposible mentirle a Alex.
—Sí, pero dudo que me pase algo, para eso estás tú ¿no? –Sonrió levemente pero cerró los ojos, lucía muy cansado –mejor duerme, ya es tarde me levantaré –me estaba saliendo de la cama hasta que sentí su brazo rodear mi cintura y hacer que volviera a la cama de un solo movimiento, siendo bastante brusco — ¡Alex! –le grité por lo poco delicado.
—Cansado no controlo muy bien mis movimientos, no es mi culpa que seas una frágil humano, ya arreglaremos eso –rodeé los ojos por su tono desagradable. Me acercó a él y me dejó recostada a su lado –ya estás aquí, no tienes para que irte —lo miré y no pude evitar sonreír, pero cuando abrió los ojos borre esa sonrisa –te quedas, es mi última palabra –me gire dándole la espalda y me quede tranquila, solo podía sentir su brazo rodeándome, me alejé un poco de él, pero nuevamente de un solo movimiento, sin costarle nada, me acercó aun más a él.
Me gire hacia él, quien tenía sus ojos cerrados, parecía que dormía, se veía perfecto así, como si fuera un ángel, claramente las apariencias engañan.
Luego de quedarme bastante tiempo admirando la perfección del “hombre” que me tenia rodeada con un brazo en su cama, mis ojos nuevamente se cansaron y me quede dormida, pensando que no me podría pasar nada si Alex estaba a mi lado, no me quería preocupar de John, no podía hacerlo o sino no estaría tranquila, dudo que vuelva por estos lados, seria vampiro muerto si trata de hacerlo, John de verdad había arruinado su existencia, por algo tan menor, ¿tratar de beber mi sangre?...eso era una locura, siendo que iba a ser la compañera de Alex, esto no calzaba a la perfección, pero lo más probable era porque John es un idiota.
Sentí una mano en mi pierna izquierda, que subía y subía hasta llegar a mi cadera, me revolví un poco en la cama y de inmediato tomé la mano que estaba contra mi piel.
—Alex —dije sonriendo y abriendo mis ojos. Ahí estaba, solo con sus bóxer negros, apoyado en sus rodillas, mirándome serio. No solté su mano y le sonreí coqueta.
— ¿Estas en plan de prácticas? –mi corazón comenzó  a latir con fuerza al recordar la ultima.
— ¿Las necesitas acaso? –no sé de donde estaba saliendo esta Victoria, Dios… estaba pasando demasiado tiempo con Alex.
—Estás atrevida —su expresión seria me gustaba en este momento, se veía sexy, más cuando una sonrisa se marcó en sus labios, haciendo que me comenzara a derretir ahí mismo, sin poder sacarle la mirada de encima.
—Puede ser —Alex negó lentamente con su mirada fija en mí.
—Respuesta incorrecta —no quería salir perdiendo hoy, había despertado de otra forma, lo más seguro era porque había dormido con Alex.
— ¿Y qué me puede suceder? –Alex amplió su sonrisa.
—Te estás adaptando a mí, me gusta —sin más comenzó a acercarse, de verdad que extrañaba sus besos, más cuando me dejaba con las ganas de besarlo. Alex se fue directo a mis labios, atacándolos como si fuera el último beso que me iba a dar, su lengua batallaba con la mía, no me quedé quieta, le respondí de la misma manera, cada vez me iba relajando sobre el tema de “nosotros”, por lo que un beso así, no me sonrojaba como lo hubiera hecho hace unas semanas atrás.
Alex comenzó a besar mi cuello, mientras mis manos recorrían sus brazos y luego su torso, pasando mis dedos por cada marca en su cuerpo, sintiendo como sus besos aumentaban cuando hacia eso, pero cuando mis manos fueron a su cabello, Alex se separó un poco de mí y llevó sus manos a mi pijama, el cual se le hizo muy fácil levantarlo y sacarlo con rapidez, dejándome casi desnuda ante él, ahí no pude evitar ponerme nerviosa, a pesar de estar así con él antes.
Me miró y sonrió, yéndose directo a besar uno de mis pechos, mientras que atendía el otro con su mano, aquello hizo que me arqueará al sentir su lengua, pero fue un gran error hacerlo, porque mis caderas tuvieron contacto con su ya endurecido miembro, haciendo que ambos gimiéramos ante el contacto.
—No juegues Victoria —dijo serio, para luego volver a concentrarse en mí, pero al hacerlo nuevamente me moví bajo él, las sensaciones que llegaban a mí, me estaban volviendo loca, me volví a mover contra él, para encontrar algo de fricción entre nuestros cuerpos. Alex llevó una de sus manos a mi cadera, haciendo que me detuviera, pero luego de eso, comenzó a bajar mi ropa interior hasta sacarla por completo, aquello casi puso mi rostro de color morado por la vergüenza.
Los besos de Alex abandonaron mis pechos y comenzaron a bajar por mi abdomen, jugó ahí un tanto, hasta que siguió bajando, yo ya había perdido el control de mi cuerpo, me movía de un lado hacia otro, sintiendo como cada célula de mi cuerpo comenzaba a arder, lo necesitaba con urgencia. Alex llegó a mi vientre y bajó con determinación, quedándose al nivel de la parte más sensible de mi anatomía, no podía creer que iba a hacer aquello.
Suspiró haciendo que llegara aquella brisa a mis terminaciones nerviosas, haciendo que me removiera bajo su agarre, segundo después, sentí como su lengua me comenzaba a recorrer, al principio fue lento, paso por la longitud de mis pliegues, haciendo que saliera un suspiro bastante sonoro de mis labios, mis caderas perdieron el control y se comenzaron a mover contra los labios de Alex.
— ¡Victoria quédate quieta! –pasó una de sus manos bajo mi pierna izquierda dejándola sobre su hombro y deteniendo mis movimientos, pero me era imposible quedarme quieta al sentir como se movía su lengua, y todo se volvió peor cuando su boca encontró aquel botón más sensible de mi cuerpo, al cual comenzó a estimular con su lengua, con movimientos circulares, longitudinales, haciendo que mi cabeza se volviera loca, sentía como un bola de fuego se estaba formando con rapidez en mi vientre y sin poder controlarlo, llevé mis manos a su cabello, exigiéndole por mas, exigiendo para que no se alejara.
—Alex…más rápido…más –como si le hubiera dado una orden alguna otra persona menos yo, Alex comenzó moverse aun más rápido. Presioné aun más mi agarre en su cabello, hasta que bajó un poco y todo comenzó a moverse a mi alrededor, al sentir que Alex entraba en mi con su lengua a una velocidad impresionante, me quedaba poco, solo un poco más, pero parecía que él tenía alguna apuesta con alguien o algo por estilo, porque se dedico a hacer que mi cabeza explotara, ya que a pesar de sentir su lengua entrar y salir, su mano izquierda abandonó mi cadera y comenzó a estimular mi clítoris, haciendo que solo unos movimientos más hiciera que mi corazón explotara.
—¡Alex! ¡Dios!—él no paró, siguió mientras mi orgasmo llegaba por completo.
Me quede sin nada de fuerzas mirando cómo se levantaba y me miraba sonriendo, tenía una actitud bastante arrogante, pero en estos momentos me daba lo mismo si se empezaba a burlar de mí o lo que sea.
— ¿Estás bien? –sorpresivamente, su voz cambio a un tono más dulce. Asentí sonriendo –Muy bien  –se comenzó a alejar de mí, pero no lo dejé, tomé su mano y lo detuve — ¿Sucede algo? — ¡¿Cómo hacia esa pregunta?! recién me había hecho sexo oral y ¿todo seguía como si nada?
Mordí mi labio inferior un tanto nerviosa, una porque aun seguía desnuda al frente de él y segundo, porque lo que quería hacer jamás en mi vida lo había hecho.
—Yo quiero hacer…. –Alex sonrió y puso un dedo en mi boca, sin dejarme hablar.
—No necesito que me devuelvas lo que hice –lo dijo muy serio y como si para mi fuera algo obvio entender aquello. Me senté en la cama y me aproveché de tapar con la sabana.
—Wow…eres bastante resistente –no tenía idea porque dije eso, es más, no debería ni siquiera mantenerme cerca de él en estos momentos, me estaba  haciendo sentir mal porque era como si él no sintiera nada conmigo. Yo me puedo volver loca bajo sus manos ¿pero él no?
—Lo soy, además yo puedo hacer lo que quiera contigo…eres mía –mi ceño se frunció de inmediato al escucharlo ¡¿Por qué no se podía mantener callado?!
Alex se sentó en la cama y me miró un tanto sorprendido.
—Creo que sigues confundida respecto a nosotros… —rodeé los ojos, no quería escucharlo, no ahora. Tiré un poco de la sabana y tomé mi pijama que estaba en el suelo, me lo puse rápidamente y me dirigí hacia la puerta — ¿Dónde vas? –dijo apoyado en mi única salida de escape.
—Me voy, no tengo humor para soportar tus sermones sobre tu gran poder y mi nivel inferior al tuyo ¡está bien! fue increíble lo que pasó hace un rato, quería probarlo contigo…no quieres, bueno, allá tu, te lo pierdes –me miró con los ojos levemente más abiertos, tragué saliva nerviosa, ya que jamás pensé que esas palabras iban a salir de mi boca –permiso –estiré la mano para tomar la manilla, pero Alex me tomó de la muñeca y me hizo girar, quedando ahora yo apoyada en la puerta.
—Este es tu gran problema ¿sabes? –me giré para abrir la puerta, pero no me dejó, se apoderó de ambas de mis manos, y las dejó contra la pared ¡y la maldita sabana se cayó!, dejándome atrapada, porque si me movía, me dolía –No creas que me conoces….y no adelantes mis palabras, no te iba a hablar sobre eso, te he dicho ciento de veces que eres mía y como tal, no permitiré que te adelantes a pasos porque te puedes asustar…si al final solo falta un poco para tener tu boca en todo mi cuerpo –levemente sonrió y aquello me hizo sonrojar completamente –pero si no controlas tu maldito temperamento, esto no se hará nada fácil –soltó mis manos y me dejó libre de su agarre –me iré a dar una ducha –dio media vuelta dejándome atónita, mientras se iba al baño.
Tomé la sabana y me cubrí lo más rápido que pude.
 –Por si acaso –dijo volteándose hacia mí, pero sin dejar de caminar –no puedes salir de aquí, hasta que yo te acompañe, recuerda que hay un vampiro que te quiso matar suelto –después de decir eso desapareció hacia la puerta que llevaba al baño.
—Idiota —fue lo único que dije. Tenía razón, no me tenía que alejar mucho, porque no se sabía el paradero del maldito de John, ahora volvía a pensar mejor lo que me dijo anoche Alex…bueno, hoy en la tarde. John se había escapado ¿cómo lo habrá hecho? imposible solo, como dijo Alex, alguien debió ayudarlo ¿pero quién? No sacaba nada con empezar a hacer un remolino mi cabeza y tratar de descubrir cosas que para mí, serian imposibles, no tenía idea los motivos de John, tampoco el mal movimiento que hizo al tratar de beber mi sangre, esto era raro.
Minutos después salió Alex y me fui a la ducha, él dijo que iba a ver algo y que luego volvía, que no saliera, así que me tomé todo el tiempo en limpiar cada parte de mi cuerpo y relajarme, después salí con el cabello mojado, porque no tenía nada “mío” en este baño. Tomé una bata de Alex que me quedaba gigante, parte de mi espalda se veía. Salí del baño y no había nadie, me senté en la cama, esperando, pero los minutos pasaron y Alex no volvía, por lo que me aburrí y salí de la habitación.
Miré para ambos lados por si venia alguien desconocido, pero era imposible ver a un guardia por aquí, no tenían permitida la entrada, así que nada malo podía salir. Comencé a caminar hacia mi habitación, porque ahí tenía ropa, secador de pelo y otras cosas. Estaba doblando hacia el pasillo donde mi habitación se encontraba cuando me quede helada, al ver que ahí venia Alex y no venia solo.
—Veo que no me has escuchado…. –me quedó mirando enojado, presentía que no era porque no le había hecho caso.
—Srta. Victoria —dijo un guardia a su lado, el mismo que me salvó ayer de John y el mismo que había engañado cuando me escape, era el más joven de los que estaban en la puerta, ¿Cómo no lo había reconocido?
—Él es Aníbal –sentí como mis mejillas se pusieron rojas de vergüenza. Aníbal levantó la mirada luego de haber saludado y se quedó mirándome –Ve a mi oficina, ahora –Alex usó ese tono de jefe con Aníbal, el chico asintió y desapareció. Tragué saliva nerviosa al notar que Alex me miraba, molesto.
—No digas nada, te demoraste en llegar —dio un paso hacia mí y comenzó a juntar más la bata, tapándome completamente con ella.
— ¿Cuál es tu objetivo?... ¿tratar de hacer que todos mis guardias se vengan en mi contra para poder tenerte? –lo miré sorprendida por lo que dijo.
—Estás hablando estupideces  —di unos paso hacia el lado para poder seguir con mi camino, pero Alex se quedó a mi lado.
—Es verdad…hasta ahora eres la mujer más deseable por aquí –rodeé los ojos.
—Ya basta Alex —le encantaba burlarse de mí.
—Y la más misteriosa —estaba haciendo que mis mejillas se volviera aun más roja –la más importante.
—Por favor, como si hubiera otra mujer por acá, pronto quedaré solo yo –di unos pasos para irme de una vez por todas, no quería que por arte de magia saliera otro guardia de la nada.
—Pero si lo eres —dijo tomando mi bata y haciendo que volviera hacia él.
— ¿Ahora quieres que quede desnuda aquí? –movió bastante mi bata al acercarme a él.
—Has amanecido de pésimo humor —dijo soltándome. Lo miré amurrada ¡maldita sea! Tenía razón. Alex pasó su dedo pulgar por mi frente haciendo que mi ceño fruncido desapareciera –mejor ve a arreglarte y a comer algo, no te preocupes por Francesca…ella se ha tomado unos días libres y luego podemos salir de aquí —lo miré con los ojos como plato.
— ¿En serio? ¿podemos hacerlo siendo que John anda suelto? –él sonrió.
—Claro…él no es de temer, no te preocupes, además nunca estamos solos, eso sería poco prudente de mi parte hacia ti, tengo varios enemigos, no te puedo poner en riesgo –se marcó una “o” en mis labios, sin duda Alex estaba demasiado amable este día.
—Muy bien, entonces nos vemos luego –él asintió –bien –di media vuelta para irme, pero Alex me hizo nuevamente lo mismo que hace unos minutos, dejándome delante de él, mientras me daba una sonrisa coqueta y atacaba mis labios con los suyos, metió su mano por mi bata al nivel de mi espalda y me acerco mas a él. Mi corazón casi se salió de mi pecho por esos movimientos tan inesperados y mi respiración quedó en el aire al notar que Alex se separó de un momento a otro de mis labios.
—Nos vemos…ponte linda, quizás es hora de salir a algún lado más divertido, siendo que ya la noche ha llegado –dio media vuelta con aquella sonrisa que hacía que me derritiera y desapareció dando la vuelta al pasillo.
¿Salir? ¿Eso quería decir que iríamos a bailar? Alex estaba extrañamente de muy buen humor, quizás haberme encontrado hoy en la tarde en su habitación allá tenido algo que ver en eso, en realidad eso no importaba ahora, porque ¡iba a salir de aquí!
Me fui directo a mi guardarropa y saqué un vestido que era bastante corto, pero no encontré algo mejor para salir en la noche, lo otro era demasiado elegante. Me vestí después de haber arreglado mi cabello que estaba todo mojado, solo lo sequé y aplique una crema, nada más ¿maquillaje? casi nada, solo sombras y brillo, lo necesario. Me miré al espejo y pude notar que no lucia nada mal. Sin dudas el vestido me quedaba corto, no al extremo de parecer una cualquiera, pero si a lo que no había estado acostumbrada antes. Unos tacos no tan altos terminaron por combinar el atuendo….no, no lucia nada mal, y no me había demorado nada, en realidad quería salir a la civilización pronto.
Salí de mi habitación mirando a los lados y en ese momento venia de vuelta Aníbal, el guardia de hace un rato atrás.
—Srta. Victoria, luce magnifica para esta noche –dijo sonriendo cortésmente.
—Gracias —mi tono delató lo nerviosa que me puse, no era que todos los días recibiera halagos de algún vampiro.
—Bien, con su permiso –asintió para luego comenzar a alejarse de mí, pero tenía que detenerlo.
— ¿Aníbal? –él se volteo de inmediato.
—Dígame ¿necesita algo? –negué nerviosa.
—Para nada, solo te quería decir, muchas gracias por lo de ayer…con John.
—No tiene que dar las gracias Srta. Victoria, es mi trabajo y fue un placer ayudarla –tenia marcada una sonrisa amable en su rostro. Me agradó, así que aproveche para agregar algo más.
—Y lo siento –dije aprovechando esta oportunidad. Aníbal frunció el ceño, notoriamente confundido –por…haberte metido en el problema del día de año nuevo –volvió a sonreír.
—No se preocupe, eso fue mi culpa, no fui lo necesariamente competente…ninguno de los guardias involucrados, si no fuera por usted, ahora no tendríamos trabajo, así que el que le debe dar las gracias, soy yo…así que gracias Srta. Victoria — ¡que tierno era! luego de unos segundos en silencio, sin saber que decir, él volvió a asentir y se retiró en menos de un segundo.
Al parecer este día iba mejorando de a poco, me había gustado tener esa conversación con Aníbal. Él lucia agradable.
Bajé hacia el primer piso y antes de ir a la sala o a otra parte, pasé a ver a mis chicos favoritos. Abrí la puerta y ambos me miraban sonriendo.
—Sí que nos has tenido abandonados –dijo Javier, mientras me daba un abrazo.
—Hola Victoria –dijo Ezequiel.
— ¿Vienen hoy en la noche con nosotros? –ambos se miraron extrañados.
— ¿Van a salir? –se notaba que no tenían idea de nada cuando Ezequiel habló.
—Sí, eso me dijo Alex, por eso estoy vestida así –ambos se miraron cómplices.
— ¿Saldrán a bailar? –Ezequiel casi se estaba riendo. Asentí sin entender aquella reacción.
— ¿Por qué? ¿Qué sucede? –Ambos rieron al mismo tiempo — ¡chicos! –dije más mal humorada, porque no tenía idea de que se reían.
—Bueno —dijo Ezequiel –se puede decir que el Sr. Lenardis en una ecuación de la música de estos tiempo y usted, no tiene mucho sentido para mantener su autocontrol… —eso no podía ser cierto porque él me había invitado, a menos que haya mal interpretado todo.
—Pero se nota que no necesitas nuestra ayuda, luces perfecta, buena elección –dijo Javier mirando mi vestido, pero aun seguía confundida por lo que dijeron.
—Ezequiel…eso es imposible, Alex me invitó ¿Dónde están los demás?
—Bueno, la Sra. Elizabeth y él Sr. Raúl se han ido a no sé donde, Charlotte salió hace unas horas, la casa está sola para ustedes, pero si van a salir, no sé cómo porque Raúl no está como para usar la avioneta…a menos –dijo Ezequiel abriendo los ojos sorprendido –sería muy arriesgado que te lleve a…
—Muy buenas noches jóvenes —dijo Alex hablando desde atrás, sorprendiéndome. Me volteé de inmediato asustada, y no tenía idea del porque, no estaba haciendo nada malo. Segundo después el miedo se fue al ver como lucia Alex, no estaba vestido como hace un rato, ahora llevaba una camisa blanca, con una corbata negra y pantalones negros de tela, se veía increíble.
—Sr. Lenardis –dijeron ambos, asintiendo respetuosamente.
—Javier, arregla el auto que saldremos con Victoria –este desaprecio en menos de un segundo.
— ¿Señor? –Llamó Ezequiel — ¿nos necesitará esta noche? –Alex negó.
—No, Ezequiel, llevare…a los “otros”, ellos ya se han ido.
—No era necesario que hiciera aquello señor, con Javier hubiéramos hecho un excelente trabajo –noté de inmediato que le había molestado “los otros” a Ezequiel. Me quedé callada notando que pasaba aquí.
—Lo sé, Ezequiel, solo que no quiero subestimar lo que está sucediendo, pero tampoco quiero que estemos aquí encerrados, sabes que no soy del tipo temeroso.
—Claro que lo sé Sr. Lenardis –la mirada triste de Ezequiel, no se la podía quitar nadie. El bocinazo que vino a metros de nosotros hizo que dejáramos de lado lo que sucedía. Avancé unos pasos para ver que lo tenía al frente no era una ilusión.
— ¡No podemos ir en eso Alex! ¡Es demasiado ostentoso! –casi le grité, era un Porsche plateado, estaba segura que eres uno, eso era cultura general, no había visto jamás uno, ¡jamás! Y no me quería subir en él para salir, era demasiado.
—Javier —dijo tranquilo Alex –ese no, el camino para allá no es para esa joya –lo miré enojada, por lo visto Alex era de esos hombres que amaban con todo su corazón los autos –el Jeep es mas adecuando –Javier rio y se llevo el auto.
—Carrera GT…que hermoso es –dijo Ezequiel a nuestro lado –Javier siempre hace lo mismo, solo para subirse en él y manejarlo –hombres…son todos iguales. Minutos después volvió Javier, nuevamente mi boca se abrió al ver lo que tenia al frente, era un Jeep…claro, pero una Wrangler, a todo terreno, color negro, hermoso, poderoso, era increíble verlo ¿Por qué estaba admirando casi babeando un Jeep?
—Lindo ¿no? –dijo Alex a mi lado, solo lo miré y negué con falsa desilusión, él solo rodó los ojos –bien vamos, chicos –dijo mirando a Javier y Ezequiel —nos vemos, espero que todo este en perfectas condiciones cuando volvamos –ambos asintieron.
Caminamos hacia el Jeep, Alex abrió la puerta del copiloto y me ayudó a entrar ahí, era demasiado alto. Luego llegó rápidamente a su lugar y partimos sin ningún problema. Sin dudas el Jeep era genial, no sentías que ibas en un camino de piedras, tu solo te dejabas llevar por quien manejaba.
— ¿Quiénes son los “otros”? –dije mirando a Alex, él sonrió de inmediato.
—Ya me preguntaba por qué demorabas tanto en preguntar, son un tipo de guaridas…especiales, más preparados y más despiadados también –abrí levemente la boca al notar lo que decía.
— ¿Y por qué Ezequiel se puso triste?
—Claramente se siente inferior a ellos, a pesar que él ha estado a mi lado desde que tengo memoria.
—Entonces eso quiere decir que corremos mucho más peligro al salir ¿no? –Él asintió –deberíamos volver, no deberías exponerte de esta manera –Alex me miró sonriendo.
—Realmente estaremos solos, los mandé a otro lugar, no me gusta estar rodeados de guardias, la casa generalmente no tiene más de diez, pero con tu llegada tuve que pedir más.
—Por si escapaba –dije sonriendo con suficiencia, él solo rodó los ojos — ¿así que estaremos solos?
—Así es, es preferible engañar al enemigo que decirle donde estamos rodeándonos con guardias.
—Ingenioso –dije analizando lo que decía.
—Bien, trata de sentirte lo más cómoda porque el viaje es largo y son recién las once de la noche, por lo que llegaremos a la una allá –asentí y me senté un poco de lado, para verlo. Tuve máximo cuidado de que mi vestido no se subiera.
— ¿Me dirás donde me llevas?
—Creo que tu vestimenta me dice que sabes a donde vamos.
—Claro, eso pensé hasta que Ezequiel me dijo que no ibas a bailar –tensó su mandíbula, creo que estaba ocupando de pretexto tener la mirada fija hacia adelante.
—No lo hago.
— ¿Entonces para que vamos ahí?
—Para que así te distraigas, hoy tu mal humor me demostró que estás muy encerrada –enarqué una ceja un poco molesta, eso es algo obvio de pensar.
—Creo que si lo hubieras hecho antes seria aun mejor.
—Siempre hay un pero contigo ¿no? –conté hasta diez para no alterarme, Alex no me iba a arruinar la noche que salía de esa casa.
—Como sea…eso quiere decir que ¿tendré que bailar sola? –se quedó pensando unos segundos.
—No lo había  pensado realmente.
—Entonces tendrás que bailar conmigo –él negó.
—No bailo, no me siento cómodo haciéndolo –enarqué una ceja, que excusa más cobarde para ser él.
—Bueno, eso ya lo veremos –me miró con una expresión que no conocía aun, lo deje pasar –entonces, a donde vamos no debe quedar muy lejos como para no tener que usar la avioneta.
—Santiago –mi boca se abrió de inmediato al entender donde nos encontrábamos.
—No pensé que me habías alejado tanto de mi casa, de verdad corres rápido y no pensé que estuviéramos tan cerca de una ciudad –me senté hacia delante. No tenía idea que estábamos cerca de una ciudad ¿pero hacia donde?...ahora no me había dado cuenta la dirección que tomamos ¡diablos! Debí verla.
— ¿Sucede algo? –negué de inmediato. Hubo un silencio incomodo hasta que me dediqué a buscar algo de música en la radio del Jeep. Sonreí al encontrar una estación que siempre escuchaba cuando estaba en casa…..en mi casa, con mis padres. Mantuve mi mirada hacia la oscuridad, pero no pasó mucho tiempo más cuando las luces de una carretera iluminaron todo….una carretera, hace tanto que no venia nada de un mundo normal, no me había dado cuenta de eso, creo que Alex evitaba que mi cabeza fuera para esos lugares.
—Aun no encontramos una solución para lo de tus padres, pero no te preocupes Victoria, ya habrá algo, no tendrás que pensar que sufren buscándote –lo miré sorprendida por su comentario fuera de contexto.
— ¿Cómo te diste cuenta? –levantó los hombros.
—Solo hay que ver esa carita de cachorro abandonado.
—No puedo evitar pensar en ellos –dije mirando hacia la ventana, pero volteé mi rostro hacia Alex cuando sentí su mano tocar la mía, mandando cientos de cargas eléctricas a mi piel, cada vez que me tocaba era lo mismo.
—Ya pasará, solo un tiempo más…algo se me ocurrirá, y todos estaremos más tranquilos ¿sí? solo un tiempo más –casi me derrito al ver su mirada preocupada ¡cada vez salía mas el Alex tierno! no podía creerlo.
—Está bien –dije hipnotizada por su mirada, tan oscura que mataría de miedo a cualquiera, pero lo que menos sentía cuando estaba a su lado era eso, miedo.

3 Lectores:

  1. wuau....(se me fue del cap anterior o del antes de ese no se... ke en vez de poner remera pusiste ramera, debo decir ke mori de la risa cn eso!!!! Charlotte pinta para eso :P)
    por fin el alexander lenardis real esta saliendo a flote.. ojala ke no se unda cn un poco de agua...
    y.y
    bailara o no?? mm dudas y dudas

    ResponderEliminar
  2. aaaaaaaaww Gatito!!! coshita más rica !!!

    de ser yo victoria me abría dado una ducha después d despertar del desmayo, saber q el asqueroso hijo de puta d John paso su asquerosa lengua x mi cuello... PUAJ!!!

    *Kathy *

    ResponderEliminar
  3. Creo saber quién ayudó a John...

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena