jueves, 2 de febrero de 2012

L.D - Capitulo 17



CAPITULO 17

Despierta… —sentí como una mano me movía para que despertara, pero solo me di media vuelta y seguí durmiendo –Victoria, despierta…has dormido todo el día.
—Alex, déjame tranquila, quiero dormir –me abracé a la almohada, pero solo sentí como de un tirón Alex me la quitaba. Me volteé a verlo enojada.
— ¿Aun sigues molesta conmigo?
— ¡Claro!  –era verdad, anoche fue solo un lapsus –te dije que me estaba aburriendo de tus cambios de humor.

—Pensé que lo de anoche… —se veía confundido y no lo culpaba. Me senté en la cama.
—Me iré a bañar —no le dije nada más y salí de la cama para ir al baño. Me bloqueé de inmediato, me bañé sin pensar en nada, Alex me confundía más y más, estaba furiosa y no furiosa al mismo tiempo.
Salí del baño, pensando que Alex se había ido, pero no, estaba sentado en la cama mirándome mientras cruzaba hacia el guardarropa. Me vestí en un segundo, curiosa por saber que hacia ahí; solo unos short, una camiseta negra, unas sandalias y listo. Abrí la puerta de golpe para encontrarme con Alex en la misma posición que estaba antes — ¿Qué haces? –pregunté mientras me acercaba a él.
—Nada, solo te esperaba.
—Nunca lo habías hecho ¿Qué pasa? –él rodó los ojos, como si le aburriera mis preguntas.
— ¿Es que debo tener un cronograma con mis acciones en el día?
—No, pero si me deberías dar un diccionario para interpretar tus acciones, no me vendría mal.
—No puedo creer que aun estés enojada, pensé que estarías de mejor ánimo.
— ¿Por lo que pasó anoche? –sí, había sido fantástico y lo disfruté a mil, es más quería repetirlo ciento mil veces más, era mucho mejor a lo que había escuchado, y ni siquiera me quería imaginar cómo era llegar al final del camino, tenía que ser aun mejor.
—Si —me miró como si fuera algo obvio.
—Bueno, fue fantástico, pero aun así, no harás que mi humor se mejore con eso, quizás por un rato, pero no olvido las cosas.
—Claramente lo has hecho, porque estas muy tranquila siendo que me prometiste algo –lo miré confundida –creo que ahora podrías ser mi proveedora ¿no?
— ¡¿Qué?! –Lo miré con los ojos abiertos – ¡yo nunca…! –oh, solo tuve que tener un segundo para recordar. “Eres exquisita…prométeme que podre beber de tu sangre” había aceptado a aquello.
—No serás mi proveedora, solo pido una vez —lo miré asustada –no ahora, solo te vine a buscar para que bajes a comer, hice que te sirvieran en el salón, así no te incomodas con Francesca y lo que sucedió ayer –me quedé unos segundos mirándolo sin decir nada ¿Cómo era que hoy aparecía todo comprensivo? Me senté en la cama más confundida que antes — ¿Qué sucede? –se sentó más a mi lado.
—Tu sucedes, eso…no puedes cambiar de actitud tan rápido, me confundes y me haces todo mas difícil, eres un engreído, luego me tratas como una mascota, para después pedir disculpas e irte al segundo llamándome inmadura y por último, me haces sentir cosas que nunca sentí antes y ni siquiera eres capaz de quedarte a dormir conmigo, porque quizás que hiciste anoche para poder… —no terminé la oración, me puse roja al recordar lo de anoche.
—No voy a cambiar por ti Victoria, soy así –eso me dolió, él había sido diferente con las demás, menos conmigo.
—No, no lo eres…tu puedes ser dulce y tierno –tomé su mano que estaba apoyada en la cama –es como si…te preocuparas por mí, como si te importara, pero ese Alex solo sale a veces, yo lo quiero todo el tiempo.
—Eso no ocurrirá, debes entenderlo…Victoria, eres tan inmadura y olvidadiza a veces, creí que eso había quedado claro, pero solo bastó una palabra de Charlotte para que no creyeras que me importas…es más… —cerró los ojos mientras negaba y soltaba un suspiró, para luego volver a mirarme —¿es qué crees que tu actitud hacia mí es normal? sé que te traje contra tu voluntad, deberías odiarme…no preocuparte por mí –tragué saliva, creo que Charlotte tenía razón, Alex me daba más información mientras estaba más cerca de él, al parecer le daba a entender que iba confiando en él, cosa que no era verdad, porque era imposible –entiendo que estés molesta porque no fui capaz de comprenderte anoche, fue mi error, lo admito, apresuré las cosas, pero fue tu culpa dejarte llevar por Charlotte —con toda la fuerza de voluntad evite suspirar al notar cómo se preocupaba.
—Entonces…eso quiere decir que no me estas utilizando para aparentar y ¿qué hay algo especial porque me siento atraía a ti? –se puso de pie, yendo a la puerta, me apresuré para alcanzarlo y lo detuve –responde algo bien de una vez por todas.
—Pero si ya lo he hecho.
—Lo quiero escuchar, eso es lo que necesito, respuestas concretas saliendo de tu boca —Me miró y no dijo nada, solo me acerco a él y me besó, bien, eso no lo esperaba y me agradó bastante por lo que aferré mis manos a su camisa, pero segundos después me separó de él.
—Ya te he dicho todo, me importas y bueno…creo que la segunda pregunta te la puedes responder tu sola —siguió caminando y abrió la puerta, esperándome para salir con él. Alex tenía razón, él me lo había dicho antes, todo estaba empezando a ser más claro, pero desde que me dijo que mi conversión tenia fecha, bueno…eso hizo que me cegara, porque él no era capaz de comprender mi situación, pero luego se disculpó, admitiendo que se había equivocado; Alex cada vez me iba dando más información y en el camino lo disfrutaba más que tener un atajo como el que Charlotte me ofrecía. Aquello me hizo pensar que lo mejor era seguir por el camino normal, nada de caminos cortos y nada de aceptar tratos con ella.
Me acerqué a Alex y sin que él pudiera evitarlo, entrelacé su mano con la mía.
—Creo que tendré la labor de sacar al Alex tierno mucho más seguido –apoyé mi rostro en su pecho. Se tensó por  completo, pero cerró la puerta y dejó que su brazo me rodeara –Elizabeth dijo que era de los pocos vampiros fieles… espero que anoche no hayas ido a desahogarte con Charlotte –escuche claramente su risa.
— ¿Sabes?...me dices a mí que no me sé comportar, cuando tu también tienes reacciones extrañas, primero te enojas y mira como estas ahora –levanté mi rostro para ver el suyo.
— ¿Qué parte de “me confundes” no entiendes? –él sonrió por unos segundos, pero su expresión seria volvió a su rostro.
—Lo podemos hacer ¿sabes? a ti solo te retiene tu familia, podemos hacer que se sientan mejor en un tiempo más, hacer como si encontraran tu cuerpo para que estén tranquilos o engañarlos de alguna forma, pero al final que se tranquilicen –su mano presionó más las mía mientras me decía aquello.
— ¿Los has visto? –él asintió, mi corazón latió con fuerza de inmediato —¿Cómo están?
—Tristes…con rabia, han creído que alguien te secuestró, jamás lo quise esconder, por eso dejé tu casa desordenada, para que no creyeran que te habías escapado…no quería que pensaran que todo tu comportamiento no era más que una farsa, que después de todo eras una rebelde, no lo eres –esquivé su mirada pensando en cómo se podían sentir mis padres y como Alex tenía todo absolutamente planeado antes de siquiera hablar conmigo.
—Tenemos que hacer algo…rápido –lo miré y él asintió.
—No te preocupes, yo me encargare de eso.
—Pero estas de vacaciones… —ahí recordé lo que me había dicho Ezequiel –las vacaciones que pediste por mí –de inmediato el ceño de Alex se frunció y lamenté haber hablado porque podía meter a Ezequiel en problemas.
—Claro que tuve que pedir vacaciones por ti, si no lo hacía te podrías escapar fácilmente engañando a estos idiotas de guardias que tengo…eres muy inteligente –sonreí por su halago. Me solté de su mano para seguir hacia la puerta, me giré a verlo.
—Bueno, no volveré a escapar y gracias por pedir vacaciones para conquistarme…lo sé –Alex entrecerró los ojos y yo abrí la puerta para poder dejarlo solo, me gustaba sorprenderlo. Dios, estaba loca, dejar que el vampiro que me secuestró y alejó de mi familia me conquistara.
—Un momento —solo dijo eso, para después cerrar la puerta y dejarme atónita contra ella mirando sus increíbles ojos — ¿así que no volverás a escapar?... ¿y ese cambio de parecer?
— ¿Por qué dices eso? solo escapé la vez anterior por lo de Bianca, no me gusta saber cosas malas de ti –mis ojos se abrieron como platos, sorprendida porque lo que había dicho, jamás lo había hecho.
—Bueno…entonces evitaremos eso, me encargaré –en eso unió con bastante rudeza sus labios a los míos, de inmediato dejé mis dedos entre su cabello, me encantaba hacer eso, porque levemente lo tironeaba. Alex tomó mi pierna derecha y me hizo levantarla, quedando en su cadera, sabía lo que quería hacer y no me iba a negar. De un salto quede enrollando su cadera con mis piernas mientras que él me sostenía y se dirigía hacia la cama. Me recostó delicadamente; sus labios se movían contra los míos con bastante pasión, su lengua me estaba haciendo ver el cielo –realmente te gusta esto ¿no? –dijo separándose de mí, no pude evitar sonreír, era verdad, él me estaba empezando a encantar, exactamente como lo dijo Elizabeth.
—Sí.
— ¿Por eso también estabas enojada? ¿Por qué no te había besado? Eso dijiste ayer en la noche –no pude evitar ponerme roja como un tomate al darme cuenta de que era cierto y que lo había dicho –Es verdad… —iba a decir algo relacionado con lo injusto que era que él supiera mis respuestas antes de saberlas o de omitírselas –No lo volveré hacer –volvió a unir nuestros labios.
—Alex —dije entre besos, él se separó un poco de mí –quiero la casa solo para los dos –bien, lo había dicho, nuevamente recordé a Charlotte mientras Alex me besaba, eso no me estaba agradando, me desconcentraba.
— ¿Qué? –Notoriamente estaba sorprendido –pero si estamos solos el mayor tiempo, ahora esta Elizabeth y Charlotte, si quieres las puedo echar…eso no me haría nada de mal.
—No…yo digo todos, solo por unos días –frunció el ceño –incluidos los guardias.
— ¿Y por qué quieres eso? –bien, uno de los motivos era para poder sacarle información, Charlotte tenía razón, de esta forma funcionaba bastante y la otra razón era para no ponerme nerviosa cuando estaba con Alex, siempre pensaba que podía haber alguien cerca y escucharnos.
—Solo para nosotros —lo miré sugestivamente para que entendiera que era algo que no podía decir con palabras.
— ¿Por qué? –seguía sin entender. Me moví un poco para que no siguiera sobre mí, él se sentó y espero a que hablara. Me senté al frente de él.
—Me da nervios que alguien nos escuche, entonces si queda…tan poco tiempo, para lo que tú sabes que, bueno…no quiero estar pensando en las personas que pueden escuchar –una amplia sonrisa se marcó en los labios de Alex.
—Eso es imposible, esta casa tiene habitaciones que tienen aislante de sonido, excepto en las salas de abajo.
— ¿Y qué pasa si quiero estar contigo en una de las salas? Ezequiel y Javier nos escucharan –me lleve la mano a la boca al instante de decir aquello, lo que hizo reír a Alex.
—Dudo que se queden a escuchar —repentinamente la mirada de Alex se volvió más atractiva de lo que era –no creo que sea buena idea despachar a los guardias, no me lo permitirían, la última vez fue hace bastante tiempo.
—Oh  —le había dicho a Charlotte que esto no funcionaria, era ridículo, jamás haría que todos los guaridas tuvieran tiempo libre al mismo tiempo.
—Pero si quieres puedo hacer algo para sacar a Elizabeth y Charlotte –rodeé los ojos.
—No, no serviría de nada.
— ¿Serviría?... ¿es qué tienes algo con las salas de abajo que las quieres desocupar? sin nuestras visitas, podemos ocupar todas las habitaciones de acá —me estaba comenzando a realmente avergonzar por lo que estábamos hablando.
—No, da lo mismo, ni siquiera sé donde estas tú durmiendo –bien, eso lo dije con segundas intenciones, quería saber donde estaba mientras todos dormían…por si pasaba algo.
—Nadie sabe dónde está, claro tu lo sabrás…cuando llegues a aceptar el anillo, aunque de todas formas no tienes opción –rodeé los ojos, siempre trataba de poner esa armadura conmigo, como si temiera de algo, por eso decía esas frases desagradables.
— ¿Cómo que nadie? ¿Ni siquiera Elizabeth? –él negó — ¿Por qué?
—Porque podré ser el gobernador y ser bastante fuerte, tener una simpatía inigualable, pero para tu sorpresa, no todo el mundo me ama, ha habido ciertos problemas en distintos países, sobre revoluciones en las últimas décadas, las hemos controlado, no es nada importante, pero aun así el consejo teme por mi “vida”…no quieren que salga herido y dieron la idea de hacer una habitación especial –al instante me preocupé al escuchar que Alex podía tener enemigos que quisieran lastimarlo.
— ¿Y porque yo lo sabré?
—Porque….supuestamente tu eres de confianza, tendré una conexión contigo –enarqué una ceja al escucharlo.
— ¿Supuestamente? –él asintió.
—Digamos que no tengo la habilidad para escoger buenas compañeras —en ese momento recordé de inmediato lo que me había dicho Elizabeth, sobre los engaños y pérdidas que había tenido Alex en el pasado y lo que dijo me hizo enfadar.
— ¡Bueno, no tienes que andar comparándome con esas cualquieras que hacen lo que se les frunce! –me crucé de brazos y miré hacia otro lado, dramáticamente ofendida.
—Eso es gracioso, creo que es la primera vez que lo escucho.
—Me da lo mismo, además me tienes bastante controlada aquí, la única persona de la que no se puede confiar es en ti.
— ¿Aunque estés empezando a hacerlo? –Lo miré como si no me interesara lo que estaba diciendo, pero tenía razón, estaba pecando de ingenua y estúpida al confiar aunque sea un poco en él — ¿Y bien?
—Sí, soy culpable de esa estupidez –él iba a decir algo, pero mi estómago sonó y eso lo distrajo.
—Creo que esto quedara para otra ocasión, tienes que alimentarte.
—No —no quería, él iba a cambiar al momento que saliéramos por esa puerta.
— ¿Cómo que no? debes comer.
—No, no quiero bajar… ¿no nos podemos quedar aquí por un tiempo? –Alex no dijo nada por unos segundos, pero luego sacó su celular y llamó a alguien, solo dijo que suban la comida y pasaron unos cuantos segundos más para sentir un golpe en la puerta, Alex fue a abrir y Javier llegó con una bandeja que dejó en la cama.
—Buenas noches Victoria –me puse de pie y lo fui a saludar.
—Javier ¿Cómo ha estado tu descanso?
—Bastante entretenido –de inmediato capté que aquello estaba relacionado con Ezequiel.
—Me alegro, mi descanso también estuvo bastante interesante —lo miré sonriendo y Javier abrió los ojos sorprendido.
—Bien…basta, has hecho lo que te he pedido, gracias Javier –Alex se ubicó a mi lado y Javier asintió para después salir de la habitación.
— ¿Sabes? –Dije mirando a Alex –me gusta conversar con Javier y Ezequiel, pero siempre los espantas, siendo que ellos cumplen todas tus ordenes, deberías darles un premio.
—Realmente me da lo mismo lo que pienses sobre ellos –dejó su mano en mi espalda y me empujó hacia la cama para que comiera. Lo mire extrañada por su insistencia, pero después pensé que podía ser bueno comer algo, a Alex le gustaba –entonces…noto que estas bastante cómoda con el tema de que te hare mía –casi me atragante con el pedazo de lo que fuera que me llevaba a la boca, comida que no conocía pero era rica.
— ¿De qué hablas? –me puse roja como tomate, él sonrió al notar lo nerviosa que me ponía con el tema.
—Sí, ya hablas de aquello, lo de anoche te debió dar una idea ¿no? –muchas, muchas ideas, eso había provocado lo de anoche.
—No sé de lo que hablas —me hice la desentendida.
—Victoria, creo que antes de convertirte deberías aprovechar lo que te puede ofrecer ser humano.
—Si dijeras eso en serio, no estaría aquí siempre encerrada.
—Bueno, que escaparas me da desconfianza en ti, además que tenemos este nuevo estilo de vida por ahora —eso me llamó la atención.
—Alex…cuando yo sea, bueno, cuando me conviertas –seguía sin gustarme la idea — ¿Cómo lo haremos? –él frunció el ceño.
— ¿Cómo lo haremos? Fácil, se sentirá mejor siendo vampiro, solo quiero que sepas que es estar con alguien como humano –rodeé los ojos, pensando que él solo tenía escrito “sexo” en su cerebro.
—No hablo de eso, me refiero a ¿Qué haré yo mientras tú estás haciendo tu trabajo?...no soy de quedarme todo el día aquí, solo lo he soportado unas semanas, pero no podre de por vida.
—Oh…eso, bueno Elizabeth te iba a explicar eso mejor hoy, pero te daré una introducción, cuando te convierta y ocurra el rito de unión tenemos tres meses para nosotros, luego tenemos que comenzar a viajar bastante para que se te reconozca como la compañera del gobernador.
— ¿Viajes por todo  el mundo? –él asintió — ¿y eso toma…?
—Meses, bastantes, hay que ir a todos los lugares posibles…no estarás tranquila en bastante tiempo.
—Pero tú siempre estarás ¿cierto? no es como si me fueras a abandonar en algún lugar –él sonrió al escucharme, creo que le había gustado, pero no tengo la menor idea del por qué.
—No, eso sería imposible, se vería mal para los demás.
—Oh…ya veo, los demás –Alex rodó los ojos, sabiendo que me refería también al comentario, ahora sin importancia, de Charlotte.
—No, tampoco te podría dejar sola entre tanto vampiro, no soy capaz de dejarte con dos que son gay y ¿crees qué te dejaría con otros?
— ¿En serio? –él asintió.
—No es tan terrible como piensas Victoria, ser vampiro no está mal, el único sacrificio que tienes que hacer es beber sangre…humana, pero no te das cuenta como te acostumbras a ella –lo que dijo me recordó a Charlotte, con otros de sus comentarios ácidos.
—Charlotte me dijo que había temas que no me habías dicho sobre la conversión.
—No…no hay nada –respondió de inmediato –que recuerde ahora, solo serás mordida y debo beber hasta la penúltima gota de sangre, la última es la que se utiliza, pasó mi lengua por la mordida y comienza el cambio celular…solo es eso, al otro día despiertas y no sientes el latido de tu corazón, pero si un cambio en todos tus sentidos y ahí está, eres inmortal –no se escuchaba tan mal como lo había pensado.
—No suena tan mal si lo pones así ¿es doloroso? –él frunció sus labios, eso me bastó como respuesta.
—Cuando vas perdiendo la sangre, eso sí es doloroso tanto para ti como lo será para mí.
— ¿Qué? –bien, tenía una idea de la conversión, pero no sobre  lo que pasaba con él.
—Sí, es demasiada sangre, tampoco podemos beber toda la sangre de un humano, si hay muerte de ellos es porque hay vampiros poco astutos que muerden a humanos que los pueden recordar, lo que no es bueno si rompes una regla de tu especie, jamás deber hacer que te descubran, a menos que quieras un humano como acompañante o proveedor, a mí se me permite tener a Francesca como empleada…solo porque soy yo –lo que dijo provocó cientos de dudas en mi cabeza, pero noté que dejé mi plato de comida vacio durante este tiempo  y comencé a comer unas frutillas que habían ahí.
—Ahora veo ¿pero es mucho lo que sufres? –él negó.
—Solo durante la conversión, mientras te muerdo, luego aquello desaparece.
—Lamento que seas un experto en conversiones –él sabia a que me refería, nadie podía tener más información sobre las conversiones que él, ya que los vampiros solo podían convertir una vez en su existencia.
— ¿Cuánto te dijo ella? –“ella”, me llamó la atención como se refirió a su madre.
—Bastante como para pensar que no existe una lista a como yo pensaba y que…bueno, eres un Alex diferente al que ella vio de bebé, aunque no lo necesario para saber el motivo de tu conversión, más que solo un accidente o algo por el estilo, ni tampoco sobre tus compañeras pasadas.
—Averiguaste bastante con tu ataque de histeria que tuviste ayer, pero… —dijo antes que me alterara por su comentario –como dije antes, fue justificado.
—Claro que lo fue —comí otro pedazo de frutilla, noté la mirada de Alex al hacer eso.
—Frutillas —sonreí de inmediato al saber que significaba eso, no estaba de ánimos de discutir con él.
— ¿Quieres? –tomé una frutilla y se la ofrecí, pero Alex tomó mi mano y movió la bandeja para poder acercarme a él.
—No, no quiero “esa” frutilla —me atrajo más  a él hasta que tuve que sentarme a horcajadas sobre él.
—Te gusta besarme después de comer ¿Por qué? –dije a milímetros de sus labios.
—Fácil, porque sabe fantástico con tu sabor —me mordí el labio inferior al recordar lo que había hecho ayer luego de tener mi orgasmo. Solo ese recuerdo tuve para besarlo, pero antes que sacara mi camiseta me separe de él, eso había sido demasiado rápido, sus frías manos se colaron sobre mi piel sin siquiera poder controlarlo.
—Hay más personas —tomé mi camiseta y la bajé. Alex me miró serio.
—Está bien, ellas no duran más de dos días aquí, las correré de la casa –mi boca se abrió las escucharlo.
— ¡¿Qué?! Elizabeth me odiará, no son ellas Alex, es todo.
—Bien, pero ellas comienzan, dos días más y se van –iba a decir algo, pero él me calló con un corto beso en los labios y bajándose de la cama –es mejor que bajemos porque así recibirás las lecciones, ahora que estas más tranquila –tomé la bandeja y asentí. Ahora si estaba más tranquila.
—Alex —dije antes que saliéramos. Me empiné un poco, él entendió de inmediato, y me besó –Tienes que arreglar lo que arruinaste con mis padres –dije cuando nos separamos, el asintió y salimos de la habitación. Alex tenía esa labor, me la debía, además que pensando en ellos, siempre me sentiría fatal por cualquier cosa que hiciera acá.
Bajamos las escaleras y me encontré con Javier, quien tomó mi bandeja a pesar que le reclamé que no lo hiciera, pero se la llevó. Antes que me dirigiera a la puerta a saludar a Ezequiel, Alex tomó mi mano e hizo desviarme para ir a la sala. No dije nada, luego saludaría a Ezequiel, antes que llegáramos al salón Alex soltó mi mano.
—Buenas noches —dijo a Raúl y Elizabeth, ambos sentados en uno de los sofás.
—Se han demorado —Elizabeth se acercó a nosotros y nos saludos.
—Buenas noches —con Alex nos sentamos en el sofá de al frente al de ellos. Lo miré y note que estaba en esa actitud de indiferencia, demostrando que no le importaba nada o nadie, esa actitud era la que lo hacía verse poderoso y que hacía que a Alex lo respetaran mucho, pero para mí solo era la máscara donde se escondía y a pesar que me gustaba, no era bueno para nosotros, porque guardaba todo lo que pensaba o sentía y hacia que me confundiera.
—Bien, creo que es hora de dar información ¿no pequeña Viky? –Raúl me sonrió y asentí segura –bueno, en esta etapa creo que la más indicada de informarte es Elizabeth.
— ¡Exacto! –dijo ella alegre –no hay mucho que contar en realidad, porque Alex se ha encargado de decirte todo sobre la conversión y qué papel jugarás como la pareja del gobernador, pero te tengo que decir sobre el trabajo que tendrás los tres meses libres antes de salir.
— ¡¿Qué?! — ¿trabajo? no era como si estuviera contra del, pero sí, bueno, había pensado que sería un momento de solo Alex y yo.
—Sí, deberás estudiar idiomas, debes aprender tres, Italiano obviamente, Ruso e Ingles, con aquellos estas más que segura — ¿idioma por mes? ¿Eso era lo que ella quería? estaba loca, no lo iba a ser, eso me tomaría todo el día durante todos los meses.
—Tendrás tu tiempo con Alex –dijo Raúl  sonriendo, creo que notó mi sorpresa –pero eso es durante unos días, luego deberás prepararte, como actuar en ciertas situaciones, como socializar con los demás, lo que debes decir y lo que no, me refiero a que hay temas que no se tocan, puedes usar ciertas palabras y otras no, es sobre ciertos…problemas del pasado ¿sí? –asentí y lentamente dirigí mi mano hacia donde estaba Alex, todo esto me estaba intimidando bastante,  pero antes de poder alcanzarla él la movió.
Rodeé los ojos a lo que hizo y me tomé la libertad de tomarla descaradamente. Noté como Elizabeth sonrió a aquello.
—Ahora —dijo Alex –creo que debes saber sobre lo que más se acerca a nosotros respecto al poco tiempo que tenemos, el rito de unión, es corto y simple, pero significa mucho, se ha hecho durante siglos y espero que lo aprendas bien en su momento para que así no quedes mal antes una especie entera –eso hizo que mi estómago se revolviera –pronto deberás dejar de ser tan orgullosa y deberás usar el anillo –eso aumentó mis nervios, por lo que presioné su mano y él lo único que hizo fue cerrarla contra la mía, eso me dio más ánimos y descubrí que la bipolaridad podía ser contagiosa.  Era imposible al recordar cómo estaba ayer a como estoy ahora, pensar que no soy bipolar.
En cada momento Alex estaba avanzando más y más, no me agradaba, porque era como si me sintiera cada vez más a gusto en su compañía y que cuando él estaba lejos, era como si fuera una agonía, esto era ridículo, más cuando pensaba en los momentos de enojo que tenia con él, era como si se me fuera la vida en ello…ridículo.
—Lo sé, dijiste que no tenía opción.
—Así es —siendo que se veía molesto con todo, él no soltaba mi mano, eso me hacía pensar que no estaba enojado o algo por el estilo.
—Bueno, no sé que más podemos enseñarte –habló Raúl –mejor que preguntes tus dudas, ser vampiro para mi es demasiado normal.
—Está bien –esta era mi oportunidad para hacer mil preguntas — ¿Qué me hará daño?
—El sol si lo tomas sin un proveedor –me contesto Raúl.
—Sí, pero eso implica otra pregunta –aquí miré a Alex — ¿tendré más libertad contigo? o sea ¿tendré que andar con esposas o algo por el estilo?
—Claro que no –respondió de inmediato –para eso tengo una esposa mental, se lo que estarás pesando en cada segundo aunque te moleste.
—Entonces tendré la libertad de tener un proveedor y seducirlo para poder alimentarme cuando tenga que salir.
—No, esa parte de seducirlo esta demás, muerdes y listo.
—Pero tú dijiste…
—Sí, se lo que dije antes, pero ahora es diferente, no ando seduciendo a nadie –sonreí al verlo tan a la defensiva con ese tema.
—Bien, entonces, volviendo al tema, no tengo que temer de nada cuando sea vampiro, a menos que me corten la cabeza o me dejen horas al sol ¿es eso? –no dejé de mirar a Alex.
—Estas en lo correcto, pero en tu caso igual tendrás que temer o mejor dicho, tener cuidado con las personas que no apoyan nuestro estilo de gobernar –asentí, eso lo tenía claro igual, desde que Alex dijo que hubo veces que lo trataron de asesinar.
— ¿Cuánto tiempo después que me muerdas estaré lista?
—Un día, nada más, pierdes la conciencia durante un poco más de veinticuatro horas y luego despiertas siendo completamente una nueva persona –eso me llamó la atención.
— ¿Nueva persona? ¿Voy a ser otra?
—Claro, pero solo físicamente, lamentablemente no podremos mejorar tu mal humor –no le hice caso a su comentario acido y seguí pensando en más cosas que preguntar.
— ¿No debo correr de la plata o cruces? –Alex negó — ¿y del ajo? –eso lo hizo sonreír, recuerdo cuando dijo que su mentira favorita sobre los vampiros era la del ajo.
—Creo que estas divagando, no hay mucho que debas aprender en realidad, solo unas pocas cosas claves, como las reglas que hay en nuestra especie.
— ¿Reglas? –él asintió.
—Si no fuera por ellas, creo que ya no habrían humanos…y eso no le conviene a nadie –lo miré confundida –como notaras los vampiros, en su mayoría los jóvenes tienen cierto rechazo a los humanos, es más resentimiento, pero aun así los odian y si no fuera porque las reglas se deben cumplir, matarían a los humanos que utilizan para alimentarse y eso no favorece a nadie porque, primero se revelaría que existen los vampiros y segundo, comenzaría algún estilo de guerra por ambos lados y al final acabaríamos con los humanos…y no tendríamos de que alimentarnos.
— ¿Acabarían con los humanos? –Pregunté un poco escéptica por su confianza –los humanos son mucho más que ustedes.
—Sí, pero no tienen la fuerza, ni la rapidez que nosotros.
—Bueno, para eso tienen armas  —me estaba comenzando a molestar por su arrogancia –no somos estúpidos, lo más probable es que alguna gobierno ubique donde hay mayoría de ustedes, por ejemplo, las casas de los guardias, son muchas…las descubren y lanzan bombas o… —no se me ocurrió nada más –en fin, los matan.
—Bueno, pensé que ibas a suponer que nos podemos regenerar –bien, podía tener la idea en mi cabeza, pero era raro poder saber que de verdad existía.
—Aun así, no creo que puedan contra los humanos, es una ilusión, una bomba los destruye a todos, imposible de regenerarse –Alex rodó los ojos, creo que esta discusión no avanzaría nada, aunque sabía que yo tenía la razón — ¿es qué acaso tienes todo planeado?
—No…bueno si, pero no pasará porque no le conviene a nadie, así que no hay que preocuparse, además no tienes idea de las personas que son vampiros, dominamos este mundo,  ahora haz otra pregunta –por lo visto ahora estaba más dispuesto a hablarme sobre los vampiros.
—Tengo una duda, cuando tú me conviertas…y pase el tiempo ¿yo podre convertir a alguien?
—No —esa fue una respuesta rápida.
— ¿Por qué? ¿Qué pasa si te quieres retirar? Me dejarías el cargo a mí y yo no lo quiero, tendría que convertir a un humano.
—No, eso no pasará, no tienes de que preocuparte.
— ¿Pero qué pasa si no quiero seguir teniendo una conexión contigo? –está bien, esa pregunta solo la hice porque me había desagradado su respuesta, me obligaba a hacer todo.
—Porque yo me encargare de que eso no ocurra –se veía más molesto de lo normal, creo que de verdad le desagradaba el tema, aunque era algo obvio sabiendo que él había perdido a sus compañeras por irse con otro.
—Está bien, no tienes para que enojarte —esquivé su mirada, cada día me tenía que amoldar mas a él, todo para que no se enojara y tener que empezar a sacarle información se convirtiera en algo más difícil.
Delicadamente saqué mi mano de la suya, ya que aun la había dejado entrelazada. Miré a hacia donde tenía que estar Elizabeth y Raúl, pero no se encontraban.
 — ¿Dónde se han ido?
—Vieron que no servían de nada, por eso se han ido –lo miré de soslayo, él lo notó –daría todo para que tu conversión fuera en dos o tres años, eres demasiado inmadura –tuve que contar hasta diez para poder controlarme y actué como lo hubiera hecho antes, Alex tenía el poder de sacarme de quicio fácilmente.
—Solo me molesta que creas que puedes controlar mi vida a tu gusto, eso es todo.
—Pero Victoria, yo controlo tu vida a mi gusto –lo miré sorprendida.
—No, no es así, no puedes controlar lo que siento —sonreí con suficiencia.
—Claro que puedo —sin más tomo mi camiseta desde atrás y me hizo quedar aun más cerca de él, haciendo que mi corazón latiera con rapidez — ¿Ves? –Alex sonrió arrogantemente.
—No —apenas salió la voz de mi boca, ya que me estaba perdiendo en la mirada de Alex. Idiota, se le estaba haciendo todo más fácil ahora.
—Si –se acercó a mis labios y los besó con cuidado, lentamente. Cerré mis ojos respondiendo a él. No había caso siempre haría que me alterara con sus besos, haciendo que todo mi cuerpo se viniera en mi contra, sin poder controlarlo — ¿ves? –se separó sonriendo.
—Bueno, no –no me respondió nada.
— ¿Nunca? –repentinamente su expresión cambio a algo más preocupada, eso no me gustó, debo admitir que soy una tonta a que me importe su estado de ánimo, siendo que a él no le importaba mucho el mío. No pude evitar pensar que recordó a las demás que lo dejaron.
—Eso depende, si sale más el Alex tierno no te podría asegurar que me negaré.
—Suena bien, pero creo que tomare el camino largo, no tengo otra opción –tomé su mano de inmediato.
—Si la tienes y lo sabes, solo que no quieres porque te sientes más seguro de esta manera, siendo que cada mujer es diferente.
— ¿Me estas psicoanalizando? –tenía su ceño fruncido.
—Claro que no, solo te digo lo que pienso.
—Bueno, estas equivocada, cada mujer es igual, aunque tú tienes ciertas actitudes bastante extrañas, pero sigues siendo igual a todas –rodeé los ojos, pero en mi cerebro hubo un “clic” Alex estaba hablando de las parejas que tuvo antes, eso me daba alguna libertad para hacer más preguntas.
— ¿Por qué te enojaste tanto cuando encontré tus diarios? –de inmediato se tensó.
—No hablaré de eso contigo, ya te lo dije antes –como siempre hacia cuando yo sacaba este tema, se puso de pie y comenzó a alejarse.
—Me lo tendrás que decir si quieres que confié en ti –no dio un paso más y se giró a verme, mirándome enarcando una ceja –lo digo en serio.
— ¿Eso es una amenaza? –negué.
—Te doy una pista para un camino más corto, solo eso –me quedó mirando sin decir nada, supuse que estaría pensando en las alternativas que tenia.
—Es algo privado, por eso no quiero que lo leas.
—No tenías porque esconderlos, si me decías, en buenas palabras que no lo hiciera, no lo iba hacer.
—Lo dudo, eres bastante curiosa —negué de nuevo.
—Entiendo que es algo importante, que no quieras compartir, todos tienen secretos Alex, tú los tuyos y yo los míos.
—No, tu no, los sé todos –no había forma de ganarle.
—Aun así, no todo, pero entiendo que no quieras que lea aquellos cuadernos, tengo dudas –desde que había leído esos trozos de sus cuadernos y desde que Elizabeth había hablado conmigo, vinieron bastantes preguntas a mi mente.
— ¿Cuáles?
— ¿Todas han muerto? –frunció el ceño, pensé que no me iba a contestar nada, pero su movimiento me sorprendió. Se volvió a sentar pero de una forma que demostraba que estaba cansado, literalmente se arrojo en el sofá, hundiéndose en el.
—Si, por eso puedo hacer la conexión contigo –no era capaz de mirarme, solo tenía sus ojos fijos hacia al frente.
— ¿Cómo todas murieron, tú…?
—No, jamás haría eso, sé que crees a veces que soy un monstruo, pero no, no las mandé a matar…solo pasa, no lo puedo controlar.
— ¿Eso quiere decir que si me separo de ti voy a morir? –mi boca se abrió sorprendida dándome cuenta ahora de verdad de lo que estaba sucediendo. Alex me miró son decir nada — ¡debes estar bromeando! ¿Cómo mueren?
—No lo sé, solo pierdo la conexión y luego me informan que la han encontrado o algo por el estilo.
— ¿Qué es esto Alex? –me comencé a asustar. Me quedó mirando sin decir nada por varios segundos, hasta que suspiró como si se estuviera rindiendo.
—Bien…tu ganas, te diré todo, ya me cansé de tus preguntas todo el tiempo, además que el reloj esta en nuestra contra –esto no me estaba gustando, quizás no quería saber la verdad después de todo –siempre un vampiro encuentra a un humano para que sea su compañero, Raúl lo encontró con Elizabeth, y así muchos otros, bien, tu eres esa humano para mí, es un estilo de unión bastante fuerte, por lo que al verse separados, las cosas se ponen complicadas, nunca he estado presente en la muerte de una mitad, pero se dice que la vida se les va desvaneciendo de a poco, hasta que solo se desmayan cayendo sin vida.
— ¿Estás hablando de almas gemelas? ¡Eso no existe! –me miró sin decir nada, ahí supe que me tenía que mantener callada –sigue…
—Gracias, bueno, esta unión claramente no está hecha por amor, yo soy la prueba viviente –lo que dijo hizo que me diera una punzada en el pecho, él decía algo, pero yo sabía que pensaba diferente, en sus cuadernos podía sentir el dolor de Alex al escribirlas, fue extraño, pero eso fue lo que me enfureció en su momento –al principio todos pensaban que lo era, por lo cual tu encontrabas tu conexión y eso era todo, podías estar una eternidad con ella, todavía hay vampiros que tienen sus parejas de hace miles de años, pero ahora ultimo…y hablo de unos siglos atrás, las cosas cambiaron, Charlotte tenía razón en que hay pocos vampiros fieles, nadie se opone a que se engañe a su conexión, porque bueno así sigue aumentando la cantidad de vampiros, tu eres mi conexión, por eso estas aquí –tragué saliva nerviosa, mientras mi labio inferior temblaba.
—Estas mintiendo, es imposible, tú has convertido a varias personas y sigues vivo, aunque te hayas separado de tu conexión.
—Si…bueno no soy yo el que se aleja –esto lo dijo enojado mientras me miraba –no soy yo el que encuentra mágicamente otra conexión ni tampoco soy yo quien convierte a otro humano solo por capricho y luego muere, dejando a un vampiro demás –tensó la mordida mientras me miraba y decía todo esto.
—Me lo debiste decir el primer día Alex ¡Ahora entiendo porque me canso cuando me disgusto contigo! ni siquiera la primera noche que me trajiste aquí lo sufrí más que cuando te odie por lo de Bianca.
— ¿De qué estás hablando? –me senté mejor en el sofá.
— ¡Diablos! esto no me puede estar pasando, ¡vamos! ¡Esto es la vida real!..las almas gemelas no existen ¡y menos si me entero de esta manera!
— ¿Por qué estas siendo tan melodramática? ¿Querías que te lo escribiera en una carta? ¿Qué te lo dijera mientras tú estabas en un balcón?...te dije que estas eran las lecciones.
— ¡Es imposible que tú seas mi alma gemela! Si ni siquiera me conoces bien, no me comprendes y tampoco me amas –me miró sin decir nada, espere varios segundos pero no fue capaz de decir una palabra –Alex…te has equivocado de persona.
— ¿Crees qué esto es a la suerte? ¿Qué lo elijo yo? –esto era demasiado para mí.
—Alex…estas mintiendo, Raúl y Elizabeth siguen vivos y están separados, me estas mintiendo.
—No lo estoy haciendo, ellos se ven bastante seguido.
— ¡No puede ser!...hay miles de vampiros que no están con sus creadores, además tú fuiste convertido por tu madre ¡esto no cuadra!
—Cuando encuentras a tu conexión solo eso basta, si conviertes a alguien más no importa que conviertas a otro humano, sigue teniendo tu conexión, el humano que convertiste queda libre para encontrar a su otra mitad –se puso serio al decir lo último, como si le incomodara hablar de “mitades” “almas gemelas” o cosas por el estilo.
— ¿Y Ezequiel y Javier?...ellos son ambos vampiros y ¡hombres!
—Eso no importa, puede ser que puedan estar juntos o puede ser que ambos encuentren a alguien más.
— ¡Me estas mintiendo! –me puse muy nerviosa, trataba de encontrar el “pero” a todo esto.
—No desesperes… —se notó que se estaba preocupando, porque incluso se acerco a mí y dejó su mano en mi hombro, mientras yo respiraba agitadamente — ¿A qué te refieres con que te cansas cuando te enojas conmigo? –me quede mirándolo unos segundos, pensando que todo esto era una locura.
—Es como…si me cansara demasiado, sin ganas de hacer nada cuando te odio, no es una sensación agradable.
—Eso es nuevo —llevé mis manos a mi rostro.
—Si todo esto es cierto ¿Por qué eres tan idiota conmigo?
—Eso es ahora ultimo…realmente no recuerdo como era las primeras veces, pero si no era como ahora.
—Esta conexión es una farsa —dije cansada –has sido capaz de tener más de una, esto es una locura.
—Soy el único, no se conoce a alguien más que pierda su conexión y pueda reanudar otra.
—El afortunado —no fui capaz de mirarlo al decir eso.
—No es nada bueno, si cada vez que se van… —se notó la tristeza en la voz de Alex. Levanté la mirada y suspiré derrotada, odiaba preocuparme por él.
—Lo siento —se sorprendió al escucharme y me volvió a mirar —tienes razón, actúo bastante inmadura contigo a veces, pero esa fue demasiada información en muy poco tiempo.
—Lo sé, por eso no te lo quería decir…aun.
—Esto explica muchas cosas —sonreí nerviosa.
— ¿Cómo lo fácil que estas cediendo a mi?...porque anoche cediste bastante –le di un golpe en el hombro.
— ¡Alex! –me puse roja como tomate.
—Creo que la sesión de lecciones ha terminado por hoy ¿no? –asentí.
—Por favor, eso fue demasiado, nunca me dices nada y ahora sin más me dices que tenemos alguna…conexión, estoy aun confundida.
—Sé que te es difícil de entender y te lo hubiera dicho en semanas o meses más, pero con la presión del consejo por nuestra unión, bien…eso complica las cosas –lo que dijo trajo a mi memoria el día que me escapé y les pronuncié a los guardias sobre las “otras” y ambos se pusieron serios, como si el tema fuera un tabú.
— ¿Por qué todos esconden el tema de tus perdidas? –solo me miró un segundo para esquivar mi mirada.
—Si no morí con mi primera conexión o con las demás, no significa que pasara desapercibido aquella perdida para mi…la última vez que la perdí fueron tiempo difíciles, para todos, necesitaban un líder y yo no estaba en condiciones de serlo, solo eso –no fue capaz de decírmelo a la cara. Me sentí mal por él, ahora veía mejor todo lo que Alex había sufrido, con las pérdidas de sus conexiones, él había cambiado y no había sido su decisión.
—Quiero leer tus diarios, eso me ayudaría mucho a comprenderte.
—Eso no pasara, no los tendrás en tus manos nuevamente –repentinamente se volvió molesto; odiaba cuando hacia eso, pero me controlé para que no se molestara aun más.
—No tienes para que enojarte, solo te lo estoy pidiendo, sé que son muy privados para ti…no lo hagas, pero me tienes que hablar de todo lo que no sé, así entiendo mejor porque eres tan desagradable conmigo, siendo que tenemos una supuesta “conexión” –una leve sonrisa se marcó en sus labios.
—Estas entiendo mal, yo no soy desagradable contigo…solo soy así, con todos.
—Eso es mentira Alex y lo sabes, sé que me estás haciendo pagar por algo que no he hecho, también sé que a veces sale el lado tierno de ti porque no lo puedes evitar, pero me tratas de esta manera solamente porque perdiste a las demás, no es difícil de adivinar.
—No es cierto, estas equivocada –su ceño se frunció, molesto. Tenía la razón, desde que habló esto de la conexión lo descubrí, incluso tenia las sospechas antes.
—Tienes razón, creo que si a mí me hubiera pasado lo mismo que a ti, no confiaría en nadie.
— ¿Me comprendes? –me miró confundido.
—No he esperado más de ti, porque no conozco más, tampoco lo he hecho porque no debo, tú me secuestraste y creo que esas pequeñas partes donde eres tierno y preocupado, completamente diferente a lo que de verdad eres, ha hecho que me…atraigas, cosa que es enferma, notando que me has quitado todo y solo debería odiarte.
—Pero ¿no lo haces? –negué.
—La mayor parte del tiempo, hay partes que desearía sacarte cada hueso y quemarlos mientras bailo alrededor de tu fogata.
—Eso es sádico y malvado ¿Cómo me odias a ese nivel?
—Cuando eres testarudo y no eres capaz de escuchar a nadie, me frustras…tengo derecho a odiarte de esa manera –me sorprendía que estuviera hablándole tan relajadamente como si estuviera hablando con un amigo de años.
—Yo no soy testarudo –se sentó mejor en el sofá y se acomodó en el respaldo, quedando un poco recostado.
—Claro que lo eres, conmigo, otra prueba que lo haces apropósito.
—Victoria, no me comporto así contigo apropósito —trataba de convencerme que eso era cierto pero desde el primer día lo noté, él es diferente en especial conmigo.
—Si lo haces, te ríes y eres simpático con los demás, Ezequiel, Javier, Elizabeth, Raúl, incluso Charlotte que es una estúpida.
— ¿Es que acaso estas celosa? –rodeé los ojos. Alex podía llegar a ser tan ególatra.
—No, solo que se nota la diferencia que hay entre ellos y yo…a mi me tratas como si fuera cualquier cosa, aunque claro, no dejas que me traten mal los demás, así que estoy segura en decir que te estás vengando conmigo.
—No lo hago, si lo hiciera no estarías tan cómodamente sentada aquí.
— ¿Daño físico?...jamás serias capaz de golpearme y estoy segura, quizás el primer día tomaste mi brazo para amenazarme, pero no lo hacías por ser malévolo.
— ¿Y de donde sacas tanta información? te veo muy segura –sonreí con suficiencia.
—Solo observo, tú podrías notar muchas cosas de mí si lo hicieras igual, pero no eres capaz, porque parte de ti me odia, todo por lo que ha pasado antes, cosas que no tengo idea.
—Yo no te odio —se sentó mejor para mirarme realmente serio — ¿de dónde sacaste esa idea? estas delirando Victoria, es mucho tiempo que tienes para hablar solo contigo –se veía bastante sincero al decir aquello, eso me daba la idea a que ni siquiera él se daba cuenta de lo que sentía.
Lo miré unos segundos sin decir nada, sus ojos oscuros, sus rasgos jóvenes, Alex a pesar de tener una personalidad de un hombre mucho mayor, solo tenía veinticuatro, seis años más que yo, no era nada, bueno un poco, sin embargo había vivido más que muchos ancianos juntos; su cuerpo era de un hombre alto, fuerte, pero cuando sonreía se notaba que físicamente era joven. No podía imaginar cómo alguien lo pudo dejar solo por capricho, más cuando en  ese entonces él sonreía más.
 — ¿Has quedado muda?
—No, solo estoy cansada de decirte todo sin que me des crédito, tengo razón y algún día deberás aceptarlo –frunció los labios haciendo que mi atención se fuera a ellos, me encantaban los labios de Alex, eran tan suaves pero a la vez dejaban en claro quién mandaba, haciendo que mi cerebro se volviera loco cuando decidía besarme.
—Yo igual puedo decir mucho de ti —volví a concentrarme en él y lo miré como si hubiera dicho lo más estúpido del mundo.
—No, no eres capaz —me sonrió y comenzó a hablar sobre mí.
—Eres testaruda, por eso tenemos tantos roces, pero eso mismo te prende cuando te voy a besar y luego provocar que tengas un orgasmo.
— ¡Alex! –suspiré derrotada, siempre salía lo más idiota de él conmigo ¿Cómo era posible que él fuera el gobernador por su sabiduría? Comenzaba a creer que su elección fue turbia. Me levanté del sofá, no iba a seguir escuchándolo.
—Alto –su voz era tranquila mientras rodeaba mi cintura con sus brazos y me hacia caer a su lado –bien, bien…te diré cosas más aburridas –lo miré desconfiada, me quise mover de su lado, pero no me dejó, no seguí insistiendo –eres muy inteligente, descubres cosas en mi que no todos lo hacen, te preocupas por los demás…. –no me estaba mirando mientras decía esas cosas lindas de mí –odias las injusticias y eres graciosa cuando te enojas conmigo, cuando me extrañas en las noches o cuando me quedas mirando con ganas de…. –me miro sonriendo –no sé de qué, pero tienes ganas de algo, exactamente como me estas mirando ahora –me sonrojé de inmediato, no había notado que lo estaba mirando raro —¿Ves?...hay más cosas, pero esas me las guardo para mí –lo quede mirando casi babeando, pero recordé algo que me ponía bastante nerviosa.
— ¿Ves que tenemos que estar solos? los chicos pueden escuchar ahora —sonreí confiada en que tenia la razón. Alex se acerco más a mí.
—Dudo que les importe.
—Pero  a mi si —me puse de pie para evitar problemas. Él frunció el ceño, pero me alejé bastante rápido, pasé por al lado de la puerta principal y me fui directo a la salida trasera, agradecí que Alex no me siguiera.
Llegué a la terraza y me senté un poco más relajada a lo que estaba hace minutos atrás. Cerré mis ojos por un segundo y después miré hacia el cielo estrellado, hacía calor, eso hacía que toda la información que me había dado Alex se sintiera el doble de pesada en mi cabeza. Agradecía que ahora él me diera un tiempo a solas para poder procesar todo.
Almas gemelas, aun no lo creía, menos por parte de él, siempre las almas gemelas de los libros se llevan bien, son como dos piezas de un rompecabezas adyacentes, encajan perfectamente, pero eso era claro que no se aplicaba a Alex y a mí, menos si ahora él era diferente a lo que era, quizás antes seriamos perfectos el uno para el otro, pero ahora…lo dudaba, aunque habían ciertas características de ambos que teníamos en común, como lo testarudo o nuestra bipolaridad única en los dos.
Me puse de pie inquieta, no sabía qué hacer. Me apoyé en el hermoso diseño de madera que había en la terraza, mirando a todos los jardines de Alex, estaban iluminados solo por la luna. Me encantaba poder venir a pensar aquí, no sé cómo, pero todo aquí me gustaba, tenia los colores que a mí me agradaban y…
—Muy buenas noches Srta. Victoria –me volteé de inmediato al notar de quien era esa voz.
— ¿Qué haces aquí John? –una leve sonrisa salió de sus labios, mostrando sus filosos colmillos, no me gustó ni un poco. En otras personas no me acostumbrar a ver esos colmillos, solo en Alex –no deberías estar tan cerca da la casa, Alex tiene otras órdenes para ti.
—Solo quería ver como se encontraba, ese es mi trabajo –dio un paso más hacia mí.
—Aléjate —me estaba empezando a asustar, John jamás me había dado confianza.
— ¿Es qué acaso no puedo molestarla como usted lo ha hecho conmigo?
—John, si no te alejas gritaré y Alex me escuchará, ahí tendrás verdaderos problemas –sentí un escalofrió a hablarle, él de verdad era un poco aterrador.
—Creo que deberías saber que eso no me importa… —en un segundo se acerco a mí a tal extremo que podía sentir su fría nariz en mi mejilla –Ya me has cansado, si no puedo tener a Francesca de proveedora, bueno, lo tendrás que ser tú, tendré bastante prestigio cuando se enteren que probé la sangre de la futura gobernadora.
—Solo estarás en problemas, así que déjalo ya, vete, dudo que quieras más inconvenientes con Alex.
—El Sr. Lenardis me importa muy poco en estos instantes, más cuando he pasado bastante tiempo sin alimentarme –no podía creer que mi rabia cada vez aumentara con John, él solo pensaba en Francesca como un pedazo de carne, nada más ¡y ella era mi única humana cerca! No pude más, con toda mi fuerza trate de empujarlo, mis manos se fueron a su pecho y con toda la fuerza trate de alejarlo, pero fue inútil y como no tenía otra opción para salvarme de él, mi otra opción era gritar.
—Estás perdido –tomé todo el aire que pude para que saliera un grito bastante audible — ¡Al –John tapó mi boca bruscamente, de verdad sentí como si mis dientes se hubieran dado un vuelco.
—No lo creo lindura, la única perdida aquí eres tú –tomó mi cabeza y la movió hacia un lado, dejando mi cuello expuesto, en ningún momento dejó mi boca descubierta para poder gritar. John se acercó a mi cuello y pasó su lengua, comencé a mover mis manos contra él para alejarlo, pero era inútil, era demasiado fuerte para mí. Tensé mi mordida, esperando sin derramar ni una sola lágrima por este maldito vampiro que enterraría sus dientes en mi piel, y fue ahí, en ese segundo que pasó todo.
Sentí los colmillos de John contra mi piel, empezando a traspasarla, pero antes de que pudiera avanzar un centímetro más sentí que alguien me empujaba hacia atrás y me liberaba del agarre de John. Abrí los ojos de inmediato para ver de quien se trataba.
— ¡Srta. Victoria ¿está bien?! –un guardia que no conocía estaba al frente mío, dándome la espalda, solo había girado su cabeza hacia mí. Me moví un poco hacia al lado y pude ver que otros dos guardias tenían de los brazos a John, que estaba bastante tranquilo entre su agarre, mirándolos como si fuéramos los mas idiotas del planeta.
—John Fletcher estas en serios problemas –el guardia que estaba adelante mío le habló, y creo que por su tono, no estaba tan apenado por encontrar en algo que pondría en problemas a John – ¡llévenselo de aquí! –los otros dos guardias tomaron a John y se lo llevaron en menos de un fracción de segundo. El otro guardia acercó la mano a su boca, creo que tenía en su ropa algún aparato tecnológico porque comenzó a hablar por ahí, no pude entender nada, pero no demoró mucho. Aquel guardia se volteó a verme con su mirada preocupada.
—Sentimos la demora Srta. Victoria, él se encargo de distraernos –lo quedé mirando sin decir nada, el tipo me era conocido pero no lo podía traer a mi memoria completamente en este momento.
— ¡¿Qué diablos sucedió aquí?! –Llego Alex gritando a la terraza — ¡¿Cómo es posible que un simple y joven guardia se las haya arreglado para hacerte un inútil?! ¡Vete en este instante!...pronto hablaremos los dos Aníbal –el guardia desapareció en un momento. Alex se acerco a mi rápidamente — ¿Victoria estas bien? ¿Qué te hizo? –Movió mi cabello para dejar expuesto mi cuello –no te preocupes, solo dejó rosado, no alcanzo a hacer nada –pasó su mano con cuidado por mi piel –di algo Victoria –no era capaz de decir nada, en mi mente se repetía una y otra vez lo que había pasado ¿había sido cierto? Todo fue muy rápido – ¿Victoria? –sentí como mis piernas se iban debilitando hasta el punto que no fueran lo bastante fuerte como para poder sostener mi cuerpo. Me desvanecí perdiendo la conciencia sin saber en dónde o como había caído.

4 Lectores:

  1. maldito pto John!!!!!
    ojaa ke alex te rebane en varios pedacitos.. y aun lo tenia cm sirviente, no lo puedo creer.. cm siempre Vicky no se ekivoco, ojala aora alex se preocupe mas x ella y se vuelva mas tierno SERIA UN MILAGRO XD

    ResponderEliminar
  2. Gatito quién te viera quién te ve dando tanta información!! y siendo tan " vulnerable" ... bueno sólo un poco xD
    siempre ame este cap!!
    aún no me gusta mucho las reacciones q para mi son un tanto exageradas de Victoria ...
    ese perro de John !!
    q Mierda !! de seguro la perra de Charlotte le metio sisaña !!
    *Kathy *

    ResponderEliminar
  3. Ahora esta un poco claro todo, aunque todo es de locos .... y ese john tststs esta un poco mas que loco

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena