jueves, 2 de febrero de 2012

L.D - Capitulo 13



Capitulo 13

— ¡Vittoria!  —parecía como si alguien me hablara desde muy lejos, a metros de distancia. Sentí unas frías manos en mi rostro, lo que me agradó bastante porque sentía que estaba a mil grados de temperatura provocando que cada sensación de dolor se sintiera mas fuerte; luego todo se convirtió en insultos y gritos que no podía entender ya que estaban italiano, por el tono de voz sabia que todo lo que estuvieran hablando eran insultos.

Hubo un silencio repentino, no sentí nada por varios segundos, hasta que las frías manos tomaron mi mentón e hicieron que abriera mi boca, un liquido espeso y extraño se comenzó a aglomerar en ella.
 — ¡Traga! –eso lo pude escuchar claramente y sin pensarlo lo tragué, estuve varios segundos así, no sabía qué era lo que estaba tomando, pero de un momento a otro me volví a perder en la inconsciencia.
Me removí un poco y sentí de inmediato como si a mi cuerpo le hubieran dado muchos golpes, pero no era ni parecido al dolor que sentí antes. Abrí los ojos perezosamente y sentí de inmediato que estaba en una cama….demonios, tenia grabada la sensación de las sabanas de la cama en la mansión de Alex que hicieron que no me tomara nada de tiempo saber donde me encontraba.
Mire a todos lados y estaba todo bajo la oscuridad, una leve luz iluminaba tenuemente la habitación, supuse que era la lámpara, al voltearme lo comprobé.
—No pienses que después de esto tendré un poco de confianza en ti –me senté en un segundo en la cama, me sorprendió mi movimiento por el dolor que tenía hace unos momentos había desaparecido. Alex estaba al frente de la cama, su imagen me tomo desprevenida, parecía hace mucho tiempo que no veía lo maravilloso que era, más cuando ahora vestía elegantemente. Estaba de traje, color negro, con una camisa blanca, sin corbata y su cabello lucia mas desordenado de lo habitual. Lucia importante y poderoso, la misma percepción de siempre, pero ahora su mirada hacia mí era de odio, se veía claramente.
—Eso va para ti igual –mi voz salió ronca y tenía un sabor raro en mi boca lo que me hizo hacer una mueca.
—No me importan tus motivos…solo te diré que si querías que esto empeorara, lo has conseguido…pero esta noche te tendrás que presentar ante todos como lo tenía planeado… ¡no puedo creer lo que me haces pasar justo hoy!...cuando tengo a la mitad de vampiros más importantes en mi sala ¡esperando! –lo miré con odio por sus palabras, recordé de inmediato porque escape de aquí.
— ¡No me interesa que ellos vean la mercancía Alex! ¡No seré la proveedora de nadie! –bien, su expresión me tomo desprevenida, ya que todo el odio se fue y me quedó mirando sorprendido.
— ¿Qué has dicho Victoria? –su voz demostraba lo sorprendido que estaba. Me senté mejor, porque cada vez tenía más fuerza.
— ¡Claro!...no seré como Bianca, así que dile a tus famosos vampiros que no tendrán mi sangre por nada en el mundo.
— ¿Bianca? ¿Cuándo la viste? ¿Hoy? –di un paso hacia mí, pero me trate de alejar desde la cama. Alex entrecerró los ojos al ver mi reacción — ¡Javier! –gritó en dirección a la puerta. Javier llegó de inmediato, estaba cerca –No tengo tiempo para estas tonterías…como Ezequiel no te quiere ver porque está muy enojado contigo —dijo mirándome— Javier accedió a ayudarte en tu vestimenta, estarás lista y luego bajaras con nosotros, no quiero ver ninguna escena abajo ¿has escuchado? –esquivé su mirada. Me sorprendió lo que dijo de Ezequiel — ¡te he preguntado si me has escuchado! –lo mire con ira ¡se le hacía tan fácil hacerme enojar!
— ¡Si escuche Sr. Lenardis, maldito mentiroso y….y…sádico vampiro! –Alex me miro enojado al escucharme. Cerró los ojos parecía que estaba contando hasta diez. Me miró y sus labios estaban tan presionados que solo parecía una línea.
—No tengo tiempo para esto –solo dijo eso y desapareció. Me quede recostada mientras Javier se acercaba a mí, lo miré y él tenía una expresión fría hacia mí. Perfecto
—Genial…ahora yo soy la mala en todo esto –salí de la cama y fui al baño. Para mi sorpresa el dolor casi ni se notaba, me sentía bastante bien, solo tuvieron que pasar segundos luego de despertar, por lo visto la caída no fue tan mala como pensé…aunque el dolor fue demasiado como para dejarme inconsciente.
Me duche con rapidez sacando las marcas de mi cuello y me seque el cabello. Salí y Javier me llevó al guardarropa sin decir nada. El vestido de esta noche estaba listo, era plateado, bastante lindo, era entero nuevamente, pero mis hombros y espaldas quedarían al descubierto. A nivel de mi pecho parecía que tuviera diamantes blancos incrustados por todo el borde, mientras que luego iba cayendo a través del vestido hasta mis caderas, de ahí la caída era hermosa, parecía de princesa, pero no tan voluminoso. Me puse mi ropa interior, esta vez tenía un sujetador, uno hermoso que mágicamente no se notaba con el vestido puesto. Javier me ayudo en todo, sin decir ni una sola palabra, hasta  que al final volvió a aprender el arte del habla.
—Tus pies –tenia los zapatos en las manos, eran de taco y eran color plateado igual, me gustaba este color, no era fuerte…sino neutro.
— ¿Solo porque él lo dice soy la mala? –Javier me miró y movió los zapatos. Rodeé los ojos y metí mis pies ahí. Me miré al espejo y Javier desapareció en unos segundos para luego volver con una silla.
—Siéntate –lo hice y el comenzó a arreglar mi cabello, esta vez iba todo tomado.
—Muy estratégico mostrar el cuello ¿no?...eso tienta ¿a Alex le pagan por esto? –Javier suspiro audiblemente.
—Creo que no es conveniente que sigas hablando ¿sí?...solo quedas como una estúpida –rodeé los ojos al escucharlo.
—Para ustedes los humanos son estúpidos ¿no?...puedes hacer lo que se les frunza con ellos ¡pensé que estábamos empezando a ser amigos Javier! –me volteé a verlo, pero él me indico con la mano que volviera a mi posición inicial.
—Yo igual pensé lo mismo…pero tus actos de hoy demostraron que eso no es cierto, Ezequiel ni siquiera te quiere ver.
— ¡Porque sigo siendo la mala en todo esto! ¡Ustedes no me iba ayudar, adoran a Alex! –mis ojos estaban empezando a llenarse de lágrimas.
—Si vas a llorar y ser una débil hazlo ahora…porque luego te tengo que maquillar –mi mordida se tensó y pasé mis manos por mis ojos, evitando que cayera alguna lágrimas por todo esto –y si, nosotros somos muy fieles al Sr. Lenardis, pero por lo menos pudiste recurrir a nosotros para saber lo que de verdad estaba pasando –rodeé los ojos.
—Como si fuera muy fácil contactarse con ustedes.
—Se te hizo bastante fácil poder escapar de aquí ¿no?....eso le costó el trabajo a buenos amigos de nosotros, amigos que no se encuentran fácilmente y amigos que claramente tu no tendrás –después de lo que me dijo, no pude articular palabra, lo del final había dolido.
Javier terminó de arreglar mi cabello y luego mi maquillaje que siempre tenía un estilo natural, no le tomó nada en terminar de hacerlo.
—Estas lista…por lo menos no tengas esa cara abajo, hay mucha gente interesada en conocerte, así que se mujercita para esto, exactamente como fuiste para escaparte –se alejó de mi y no pude quedarme callada. Me puse de pie y levante la voz al hablarle.
—Esto no es nada fácil ¿sabes? ¡Alex me secuestra, dice que me quiere convertir y lueg…
— ¡Victoria! –era la primera vez que Javier me llamaba así y era la primera vez que me levantaba el tono –en este lugar no encontraras ningún vampiro que haya querido ser convertido por su voluntad…pero todos nos adaptamos, porque eso es lo que hay que hacer ¡deja de sentir autocompasión! –después de decir eso desapareció. Fruncí mi labio inferior haciendo un puchero, pero solo por Javier no me puse a llorar ahí mismo, él se enojaría más si arruinaba su trabajo.
Me miré al espejo antes de salir y solo pude ver en el reflejo alguien que no era yo. Me sentía digna a una chica que estaba secuestrada. Rápidamente ahora escondí la cajetilla completa de cigarrillos en mi vestido, necesitaba más de uno.
Me fui a la puerta de la habitación lista para tener que bajar y se expuesta para que cualquier vampiro me tomara e hiciera lo que quisiera conmigo. Abrí la puerta y se escuchaban a lo lejos murmullos, de seguro había muchas personas abajo, según lo que dijeron los otros vampiros, Alex era un estilo de gobernador, era adecuado que la “exposición” de humanos se realizara aquí.
Di un paso hacia la luz del final del pasillo, donde me encontraría con las escaleras que me llevarían a mi final, pero no pude. Me fui hacia el camino contrario, tenía que hacer algo antes de bajar a mi perdición. Me apresuré en llegar al otro extremo de la casa antes que un ejército de vampiros saliera en mi búsqueda. Encontré la habitación que necesitaba en un par de minutos, abrí la puerta, pero no estaba lo que buscaba…no había rastro de Bianca.
Entré a la habitación, ahí estaba su televisión, el computador, incluso había una bandeja en la cama con una nueva porción de comida que no había sido tocada. No había nada que importara aquí. Rendida salí de ahí y me fui hacia las escaleras, pero al doblar al pasillo que me llevaba a las escaleras por el lado contrario al que salía usualmente, me encontré a cierta persona mirándome sonriente. Solo de ver a alguien sonriéndome me dieron ganas de llorar.
— ¿Algo que decir Elizabeth? –ella lucia fantástica, esta vez llevaba un vestido largo, rojo oscuro, intenso, que se apegaba a su cuerpo. Ella amplio su sonrisa.
—Solamente que envidio como te queda ese vestido…te ves preciosa, Alex no tiene que mirar a otra persona que no seas tú cuando bajes las escaleras… —bufé a lo que dijo.
—No tengo planes de relacionarme con Alex ni siquiera en un mundo paralelo –la miré curiosa a cómo iba a reaccionar, ella de seguro era fiel defensora de su casi hijo.
—Ya verás que todo se arreglará Viky, de todas formas no te preocupes, esta noche es tu noche para brillar –fruncí el ceño al escucharla, todos hablaban como si fuera tan normal lo que iba a ocurrir.
— ¿Qué tiene de especial la noche donde todos los vampiros casi apuestan por humanos para que sean sus proveedores? –salió un pequeño grito ahogado de la boca de Elizabeth.
—Querida ¿Dónde has escuchado eso?...Dios…estamos yendo a una fiesta muy diferente si es así…eso no ocurre en nuestra especie… ¡Dios!...Alex me dijo que amabas los libros sobre nosotros, pero ni siquiera eso había llegado a mis oídos ¿han inventado algo así?
— ¿Inventado? –mis ojos se abrieron a la sorpresa de lo que decía –Bianca me dijo todo…
— ¿La niña loca obsesionada con Alex que estaba atrás? – ¿niña loca? ¿Obsesionada? eso no era posible, Bianca se veía muy cuerda –Oh…aquí hasta Francesca estará en problemas, ella había tenido tanto cuidado de que no la descubrieras –su expresión se sorprendió a un más un segundo después –por eso estabas hoy en la mañana en mi cuarto… —negó con su cabeza –Cariño…tendrás mucho que hablar con Alex, hoy luego de todo…o mañana –la miré curiosa.
— ¿Por qué nadie me dice nada?...siempre hacen que le saque todo a Alex, pero él jamás dice nada tampoco –una amable sonrisa se marcó en sus labios nuevamente, haciendo que leves arrugas se marcaran en su piel, lo que la hacían ver aun más bella, si es que eso fuera posible.
—Lo supe desde que te vi…eres un poco lenta en deducir otras cosas, tu mente es muy estratégica, piensas en lo que necesitas y lo obtienes, hoy lo demostraste…pero con Alex…bueno, es muy especial…más ahora, antes era más accesible…solo te diré que es diferente.
—Sé a lo que se refiere, leí sus diarios…él era tierno y preocupado, me basto leer un poco de sus diarios para enterarme.
— ¿Los leíste? –en su voz se mostró la sorpresa. Asentí.
—No mucho…solo algo de una Vanesa, leí que perdió a dos mujeres…una más de la lista supongo –una cantarina y relajada risa salía de su boca.
—Pequeña…tienes mucho que saber, ahora… —me mostró su mano y la estiró, exponiendo el hermoso anillo que Alex me había regalado la noche anterior.
— ¿Cómo pudo…? –dije sorprendida. Volvió a reír.
—Lo vi en la mente de Alex, está muy perturbado así que bloquear sus pensamientos no es su principal objetivo y te vi a ti sin el…toma –lo puso en mi dedo y me sonrió –ahora, solo te daré un pista Viky….si nadie te dice nada –la mire fijo a lo que estaba diciendo –es para que crees una relación con Alex y no le temas…aunque eso no sucede contigo ¿no? –pasó su mano por mi mejilla amorosamente –pero es para que converses mas con él y…otra pista que te doy es que aquí no se venden proveedoras, Alex no lo permitiría…todo humano que ayuda en la alimentación permanente de un vampiro lo hace voluntariamente, pero si entras no sales…y mi querida –tomó mi mano con el anillo –tú no eres una proveedora…ni nunca lo serás, recuerda que esta noche es para ti, al última noche de este año, de tu año… —demasiada información para ser solo pistas, pero eso solo quiso que me revelara más y más cosas –ahora…basta de conversaciones aburridas y ve a conquistar a esos vampiros y vampiras, recuerda que no tienes porque sentirte mal, todos hemos sido humanos…¿sí? –Asentí y ella se acercó y me dio un beso en la mejilla –suerte –dijo eso desapareciendo.
Ahora estaba más confundida que hace cinco minutos. No entendía porque esta era mi noche y lo de Bianca me perturbó demasiado, pero no sabría nada hasta hablar con Alex, eso me recordó que mejor me ponía a caminar antes que se preguntaran donde estaba.
Corrí para llegar al final del pasillo, había música clásica, de seguro había toda una orquesta, esto parecía ser importante. Asomé mi cabeza y note que estaba todo decorado con colores oscuros, estaba hermoso, unas preciosas y gruesas cintas adornaban la escalera, eran color rojo vino, se veía espectacular y solo había visto la escalera.
Respiré profundo y recordé lo que dijo Elizabeth, todos habían sido humanos alguna vez y no me tenía que sentir mal. Claro, excluyendo la parte donde me podían drenar a su antojo porque eran más fuerte, rápidos y quien sabe que otra habilidad tenían. Boté el aire y me armé de valor. Comencé a caminar hasta llevar al centro, o sea las escaleras. No sé porque, pero todas las conversaciones pararon y las miradas se concentraron en mi…Dios santo ¡esto era peor de lo que me hubiera imaginado! ¡Había mucha gente!...me iba a poner histérica como me pasó con Elizabeth y Charlotte. Busqué rápidamente solo unos ojos que me podían tranquilizar en estos momentos y los encontré al final de la escalera.
—Alex… —me salió en un suspiro. Él tenia un sonrisa levemente marcada en sus labios y su expresión se veía suave, pero solo pasaron unos segundos para que me volviera a mirar enojado, o peor…con odio, a como me había mirado cuando desperté hace un tiempo atrás. Esta iba a ser una noche muy, pero muy larga.
Alex llegó a mi lado en menos de un segundo, su expresión me demostraba lo enojado que estaba conmigo, siendo que aquí yo no era la culpable de nada. Miré a nuestro alrededor y todos, pero cuando digo todos, es hasta la planta de la esquina estaba dirigida hacia nosotros, esto era ridículo, demasiada atención en una simple humana.
— ¿Qué esta…? –Alex solo me negó con la cabeza haciendo que me callara y se dirigió a los demás.
—Ella es Victoria Guzmán…prontamente un miembro más en la familia Lenardis –mi boca se abrió ¡¿Qué había dicho?! Todos aplaudieron con sonrisas en sus labios.
Alex  me miró y llevó su mano a mi cuello para acercarme más a él. Sus labios estaban solo a milímetros de los míos, no me importo ni un poco estar rodeada de vampiros, como siempre él tenía cierto poder sobre mí.
Unió nuestros labios, pero este beso no era nada en comparación a los otros, era frió y podía sentir lo molesto que estaba Alex conmigo, no respondí a tal beso. Se separo de mí a los pocos segundos y su mordida estaba tensa. Esquivé su mirada, sintiéndome asqueada por aquel beso. Comencé a bajar sin esperarlo, no me importaba tener que estar rodeada de vampiros, era preferible que estar a su lado.
De inmediato al llegar abajo Elizabeth llego a mí  y tomó mi brazo mientras me regalaba otra de esas sonrisas amables que ella tenía. Agradecí un millón su gesto, ya que varios vampiros se vinieron a mi lado y me saludaron a lo cual solo respondí a todos “un gusto en conocerlo” con una sonrisa cortés.
Estaba llena de vampiros la casa, para cada lugar que iba había gente que me saludaba y me conversaba como si fuéramos íntimos amigos, debo decir que agradecía que Elizabeth fuera vampiro, porque cada vez que alguien se nos acercaba, presionaba con mucha fuerza su brazo, ella solo sonría a mi reacción.
—Entonces… ¿Cómo te has lo has tomado?  –una hermosa vampiro, se veía como de unos veinticinco años. Su expresión estaba mezclada con preocupación — ¿todo esto del mundo vampiro? tu aun sigues siendo humana, debe ser difícil.
—Sí, lo es, pero creo que me estoy adaptando –o no tenía otra opción esa era mi respuesta.
—Oímos que había problemas contigo en el atardecer ¿te sientes mejor? –no tenía idea si se había sabido mi escape frustrado.
—Claro…por eso estoy aquí –sonreí nerviosa.
—Y hermosa…te ves increíble –sentí como mis mejillas se sonrojaban, no era como si recibiera este tipo de halagos muy seguido.
Quería escapar de aquí, además no veía  Alex en ningún lado y ya había pasado mucho tiempo, me preguntaba dónde podía estar. Con Elizabeth ya estábamos un poco aburridas de que nos interceptarán en cada paso que dábamos, lo podía notar por las miradas que me daba.
—Entonces… —ahora fue un hombre mayor que venía a hablarnos, su cabello era negro y era de contextura gruesa — Alex te ha elegido específicamente a ti ¿no? –miré a Elizabeth nerviosa. La actitud de ese hombre no era ni un poco amable.
—Eso es lo que he dicho, Roberto –me quede helada al escuchar la voz de Alex a mi espalda. No me voltee a verlo, solo como me estaba acostumbrando en este último tiempo, sonreía amablemente a todos.
—Pero escuche rumores que no la puedes controlar –su voz era burlona y miraba a Alex como si tuviera una trampa lista para él. Eso no me agradó ni un poco –tanto que hasta escapó de tu lado –no era necesario ver el rostro de Alex para saber lo enojado que tenía que estar. Todos se voltearon a ver el espectáculo. Estaba claro, era un secreto a voces. No me gusto que haya expuesto así a Alex.
—Aun sigo aquí ¿no? –mi respiración comenzó a acelerarse porque me estaba enojando –y ese no es un problema donde usted este invitado ¿no le parece? –la expresión de Roberto era tanto de desprecio hacia mí como de ira.
—Deberías controlar la boca de tu humana –sentí como Alex se ubicó a mi lado.
—No debo porque, cuando tiene razón en lo que dice –por lo que notaba Alex no estaba acostumbrado a que lo retaran de esa forma, porque no le importaba nada que estuviera rodeado de sus propios invitados. Así que no sé de donde salió esta actitud de mi parte, pero ya había arruinado bastante la fiesta hace un momento como para que por mi culpa empeorara.
—Bueno…todo ha quedado claro, espero Sr. Roberto que pase un agradable momento ya que pronto será medianoche –le sonreí amablemente. Él frunció el ceño al ver mi actitud y me sonrió falsamente.
—Que tengan una agradable velada –rendido Roberto se alejó. Sentí como Elizabeth presionaba mi brazo, la miré y me observaba bastante emocionada, supuse que mi forma de afrontar esta incómoda situación había sido exitosa.
Mire a Alex para ver su reacción pero ni siquiera me miró, solo dio media vuelta y se alejo de nosotras.
—Necesito aire –miré a Elizabeth y ella asintió. Solté su brazo y me apresure a salir de entre la multitud por la puerta trasera. Pude notar antes de salir que solo faltaban cinco minutos para las doce.
Llegué a fuera y di un gran suspiro, eso me relajo un poco. Mire a todos lados y estaba desierta la terraza. Metí mi mano por debajo de mi vestido y saque mi preciada cajetilla de cigarros. Saque rápidamente uno y me quede con él en la mano, sin hacer ningún movimiento al notar algo.
— ¡Diablos!...no tengo fuego –susurré cansada de mi mala suerte. Me senté en una de las sillas que me gustaban tanto, rendidos. Miré hacia los jardines y recordé de inmediato cuando me estaba escapando, no pude evitar sacar una sonrisa, le había ganado de cierta forma a Alex y a un montón de vampiros.
— ¿Recordando grandes hazañas? –miré a mi acompañante que se sentaba al frente mío.
—No lo puedo evitar Raúl, siento haberte metido en el problema…
—Oh, no te preocupes…toma –lo miré y saco un encendedor, sin pensarlo dos veces acerqué mi cigarrillo y le di una larga sorbida, para luego botar el humo.
—No sabes cómo me has ayudado en este momento –nuevamente sorbí el cigarro como si fuera el mayor de mis tesoros.
—A veces fumo…solo para recordar viejos tiempos, ya de vampiro no sientes mucha diferencia en el efecto que hace el cigarro, pero aun sientes el sabor –lo quede mirando sonriendo.
—Elizabeth y tu son geniales…ningún ha reprochado nada…ha sido un largo día.
—Me lo imagino y no tenemos nada que decir Viky –me gusto que él me llamara así —…ese es un problema entre Alex y tú, aunque la perdida de los chicos fue triste, ellos no se querían ir –al escucharlo me sentí mal por los vampiros que amablemente me habían ofrecido su ayuda y había hecho que los despidiera.
—Quizás pueda hablar con Alex –él sonrió, como si fuera lo que quería escuchar.
—Claro que puedes…de verdad no se lo merecían, trabajar para Alex te da una paga que no encuentras en otro lado.
—Bueno…trataré, no me dirige la palabra, así que supongo que para él es un estilo de castigo –levante los hombros mientras nuevamente sorbía de mi cigarrillo.
—Bien Srta. Victoria, le dejo mi encendedor, no fumes demasiado –casi le arrebate el encendedor de metal y él se despidió con un beso en mi mano. Raúl era un coqueto sin dudas –iré a dar los abrazos correspondientes, ya falta solo un minuto para las doce –asentí y el desapareció.
Me puse de pie y decidí caminar, no quería estar cerca de toda esa celebración de vampiros. No me podía imaginar cómo lo estaban pasando mis padres, quizás ni siquiera habían celebrado, pensando que estaba muerta, arrojada en algún río, porque claramente supieron que alguien me había llevado, no me tomo mucho tiempo poder ver que Alex había destrozado la casa solo para hacer más notorio todo.
Llegué a un estilo de pequeño laberinto, lo había notado cuando escape, pero claramente no me detuve a ver de qué se trataba. Iba con mi cigarro, me sentía mucho más relajada, iba caminando hasta que encontré el centro y escuché como gritaban de alegría en la mansión al ser ya el año 2011. Me acerqué a la banca que había y me senté, había una linda pileta.
—Feliz año nuevo Viky –me dije. Levanté la mirada y la luna estaba gigante, todo era perfecto para una linda noche.
—Espero que no estés tratando de escapar de nuevo –escuché su voz y arroje el cigarro a la pileta, no le quedaba casi nada así que no me dolió tirarlo.
—Deberías estar adentro Alex… —mi voz sonaba tranquila o eso quería para que no me descubriera que estaba haciendo algo en contra de sus reglas. Escondí la cajetilla bajo mi vestido.
—Victoria, soy un vampiro, sé a kilómetros de distancia que estas fumando –suspiré rendida, a Alex no le podía esconder nada, eso no me gustaba. Todos necesitan sus secretos –no te culpo eso sí, ha sido un largo día, más con tu estúpido escape que solo me hizo perder el tiempo.
— ¿Qué no tienes que ir a dar abrazos? –se sentó a mi lado y saco la cajetilla de donde estaba provocando que me exaltara. Para mi sorpresa, sacó un cigarrillo y estiró su mano. Le pase el encendedor rodando los ojos. Lo prendió y le dio una larga sorbida.
—Nunca será como cuando lo fumas siendo un humano –botó el humo y el cigarro, pero aun así no me devolvió la cajetilla –ahora…Elizabeth me dijo que tienes una muy, pero muy buena explicación para lo que paso hoy…comienza –ni siquiera me miraba, su vista solo iba hacia la pileta. Suspiré tratando de concentrarme para hacer una buena narración de los hechos.
—Bien…hoy en la mañana me levanté antes porque no tenía sueño, me encontré a Francesca y la seguí, llegué a donde una tal Bianca.
— ¿Hermosa con rostro de ángel? –tomé aire para su muy subjetiva opinión sobre ella, ahora me parecía demasiado flaca con cara de muerta.
—Ella, la encontré muy débil, tenia recientes marcas de mordidas, le costaba respirar –miré a Alex pero él no tenía ninguna expresión –entonces me dijo que aquí, en la noche casi se hacia una venta de humanos para abastecer a los vampiros con sangre, dijo que ella era tuya…—mi mordida se tenso al recordar eso –y que…y que algún vampiro me iba a marcar como de él, fue lo que necesité para hacer las marcas en mi cuello…y engañar a aquellos vampiros…que Alex, de verdad, ellos no pueden perder sus trabajos, no es justo…ellos fueron muy amables conmigo.
—No les pago para que sean amables Victoria –su único comentario fue ese. Rodeé los ojos, quizás aun era muy pronto para pedirle aquello.
—En fin, me escape, hasta que quise saltar el cerco…y quede tendida en el suelo, hasta que llegaste tu…creo –ahí me miró de inmediato.
— ¡Claro que llegue yo!...estabas muy mal herida, no sé como habrás saltado, pero tu habilidad física apesta Victoria, tuve que darte de mi sangre para que sanaras, quizás como estarías ahora si no lo hubiera hecho –me encogí donde estaba sentada.
— ¡Qué asco Alex! ¿Cómo me diste eso? ¡Qué asco!...
—Estas siendo melodramática, estoy seguro que recuerdas como fue, es un sabor raro, pero no malo.
—Aun así…
— ¡Aun así estarías muerta si no te lo hubiera dado! ¡Es un verdadero milagro que funcionara tan rápido y pudieras asistir a la velada de hoy!
—Como si me importara… —mire hacia el césped —tienes cosas que explicarme Alex ¿Cómo es que pronto me llamaré Victoria Lenardis? –volví a mirarlo.
—Si te hubieras quedado, si quizás por tu mente pasara la idea de preguntar todo lo que Bianca dijo, te lo hubiera comentado antes, pero creo que…tú no tienes nada de paciencia o un poco de inteligencia, al salir así como así de aquí…no entiendes nada –miré atónita a lo que dijo. No era como si pudiera llegar a cualquier persona y preguntarle qué rayos pasaba, estaba secuestrada. Siempre lo único que salía de la boca de Alex a mi eran insultos.
—Tú no eres capaz de entender a nadie Sr. Lenardis, por eso esta solo… —me puse de pie para irme. Había sido un día verdaderamente agotador como para soportar que mi cabeza explotara ahora –Feliz año nuevo a todo esto…tú ganas, haré lo que quieras.
No lo miré y me alejé de su lado. Ahora podía ver mejor mi situación, estaba secuestrada, no tenía porque tener una vida placentera ahora, solo tenía que aceptar lo que se me dijera. Había tratado de escapar y no había resultado, había tratado de comprender a Alex y tampoco había funcionado, esto no daría resultado de ninguna manera, esa era la verdad.
Me aleje del laberinto y me fui hacia la mansión. Ahora había música y todos estaban bastantes enfocados en pasar un buen momento. Cautelosamente escape de las salas principales y subí al segundo piso. Me fui a cambiar pijama, pero no tenía nada de sueño, así que me dirigí al tercer piso. Ahí estaría todo tranquilo y como supuse así fue.
Me senté en el sofá al lado de todos los ventanales y me quedé ahí recostada, mirando como las estrellas brillaban una más que otras. Estaba verdaderamente perdida y sentía como si mi corazón se estuviera apagando, ya ni siquiera tenía fuerzas como para pelear con Alex. Tendría que convertirme en una más de sus empleados, empezar a soportar que todas mis preguntas quedarían sin respuesta. Alex ni siquiera me dio una explicación a lo de Bianca, así que supuse que todo lo que ella dijo no era cierta, pero tampoco todo había sido una mentira.

2 Lectores:

  1. Oh!!!! ke triste, Vicky no te des por vencida... mira ke ese idiota se tendra ke arrepentir de todo, porque si seras la señora lenardis significa ke seras su pareja, y las parejas se hacen de a 2... no permitas ke su mal humor te aga cambiar de parecer, mañana sera un nuevo dia :)

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  2. Dios, lo que pasa por omitir información.

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