Un Ángel Caerá - Capitulo 11

Celos

Ambos se quedaron mirando sin decir nada. Ethan tenía unas ansias de tener entre sus brazos a Dana, mientras que ella por primera vez se estaba entregando a una emoción que jamás había sentido, algo que no podía controlar: celos.

—Hola Dana, qué sorpresa –dijo Ethan, observando lo guapa que se veía Dana. Suspiró al darse cuenta que ella había visto a Zoe, había que sumar dos más dos para darse cuenta que había arruinado su posibilidad con Dana.

—Buenos días, solo pasé a ver como estabas, me preocupé ayer, no te pude visitar en la noche y tuviste tu primer encuentro con un alma –Ethan frunció el ceño, había olvidado lo del Mariel, solo estaba preocupado de cómo había arruinado todo con Dana.

—Si… después de que te fuiste con esos hombres, no volviste –él no se dio cuenta que su tono de voz había cambiado, a uno más recriminatorio.

—Lo siento, ellos entraron aquí sin avisar –ella miró hacia las ventanas, pensando aun en Zoe.

—Supongo que debo cerrar mejor la puerta o quizás fuiste tú, la vez pasada la puerta de tu departamento estaba abierta –él tensó su mordida al darse cuenta que ella no le tomaba atención, pudo notar que sus pensamientos se fueron hacia otro lado — ¿Quiénes eran?

—Ya conoces a Adam, es mi primo y Eric… bueno, diremos que es algo así como mi tutor –volvió a mirarlo. Esta vez sentía que su cuerpo ardía, pero no era de la misma forma de ayer cuando se besaron, sino que era una sensación que la molestaba, se sentía enojada.

—Oh –de inmediato él quiso saber porque ella tenía un tutor, varias dudas llegaron a su mente, pero se controló para no atacarla con preguntas.

—Bueno, supongo que debes estar… cansado –dijo ella con un doble sentido, refiriéndose a Zoe –veo que estás bien, así que mejor te dejo para que vayas a trabajar.

Sin más se dirigió hacia la puerta, pero Ethan sin poder controlarse se acercó hasta ella y la tomó de su brazo, deteniéndola.

—Dana… yo –lo miró sorprendida porque la había detenido de esa forma. Sin embargo, eso pasó a segundo plano cuando su atención fue hasta los labios de Ethan, los de ella se entreabrieron y suspiró frustrada al darse cuenta que no podría volver a probarlos.

Ethan la quedó mirando un tanto embobado, también mirando ese gesto tan sexy para él, tenía los labios de Dana a su disposición y ni siquiera lo sabía. Su mano libre fue hasta el rostro de ella, ni siquiera se daba cuenta de lo que hacía. Deseó besarla cuando su pulgar pasó por esos labios que lo llamaban, pero antes de hacer cualquier movimiento, ella movió su cabeza para que no la tocara y dio un paso atrás.

—Tengo cosas que hacer, veo que estas de maravilla y no tienes problemas, así que me voy –se giró de nuevo y caminó hacia la puerta, aunque no se dio cuenta que Ethan seguía sujetándola de su brazo, así que lo miró de tal forma que no era necesaria las palabras para decirle que la soltara. Él lo hizo.

— ¿Qué harás esta tarde? –dijo antes de que ella le diera la espalda. Dana suavizó de inmediato su expresión al ver que él trataba de seguir con la conversación.

— ¿Por qué? –Ethan sonrió al ver esos ojos miel brillar de nuevo.

—Bueno, es que por lo que he notado, eres una experta en almas ¿no? entonces quiero hablar sobre unas dudas que tengo, hay dos que aparecen y desaparecen, no es nada cómodo,  además… ¿Qué te parece si vamos a comprar ese computador que te quedé debiendo? Después de mi leve ataque de pánico ayer no pudimos hacer nada –ella sonrió de inmediato, provocando que Ethan se pusiera nervioso, le gustaba verla sonreír y recién lo había descubierto recién.

La sensación de malestar de Dana desapareció al ver que él estaba interesado en saber sobre las almas y además quería ayudarla.

— ¿A las siete te parece bien? estaré aquí en el departamento, pero no sé si estés disponible para…

—No hay problema –dijo interrumpiéndola, sin poder controlarse –no hay problema, hoy salgo más temprano del trabajo –ella sonrió de nuevo al darse cuenta que estaba mintiendo, él nunca salía antes de las siete del trabajo, pero le encantaba que ajustara su horario para poder verla.

—Está bien, entonces nos vemos.

Aprovechando el cambio de humor de Dana, él se acercó y besó su mejilla de tal forma que su nariz pasó por la suave piel del ángel, provocando que el corazón de ella se disparara mientras él se separaba.

Dana se quedó mirando sus labios por unos segundos, pero pensó en Zoe y se alejó finalmente de él.

—Bien, nos vemos… para hablar de las almas –aclaró, rayando el límite del futuro encuentro. Ella no quería volver a besar a Ethan… realmente lo deseaba, pero no podía. Lo quedó mirando otro segundo, quiso aclarar todo con él –siento lo sucedido ayer, no debió ocurrir.

Ethan se dio cuenta de inmediato que se refería al par de besos que se dieron. Se quiso golpear contra algo al darse cuenta que llamar a Zoe había sido un error.

“Aunque hubiese sido mejor no dejar que Zoe abriera la puerta, tomaré nota de esto”  pensó mientras Dana lo miraba.

—No sabía que estabas en una relación, así que lo siento… por ti y por tu novia –sin más ella se giró hacia la puerta.

—Ella no…

—Nos vemos –lo interrumpió. Ella tenía muy claro que Ethan no tenía novias, pero sin saber por qué, quería que él viera que se había enojado por culpa de Zoe.

—Nos vemos… —dijo rendido antes que ella cerrara la puerta.

Ethan caminó hasta el sofá y sin más le dio un golpe de rabia por creer que había arruinado todo con Dana.

— ¡Idiota, idiota, idiota! –Volvió a darle otro golpe al sofá y miró hacia el techo — ¿podrías darme una señal para la próxima? –se dirigió hacia Dios, esperando que para la próxima vez no juntara a dos chicas en su sala como había ocurrido esta mañana.

Dana se metió al taxi, le dio la indicación al chofer y se quedó con los brazos cruzados, pensando en esa sensación que la seguía abrumando. Estaba enojada e incluso se había alejado de Ethan cuando tuvieron la oportunidad de darse un nuevo beso.

Durante todo el viaje se fue con su cuerpo tenso y sintió que su corazón le provocó un dolor mayor al recordar lo sucedido esa mañana. Estaba triste, celosa y enojada, demasiadas sensaciones para alguien que recién comenzaba a conocerse en un nuevo mundo.

Cuando llegó a la casa de Adam, lo sorprendió durmiendo, ni siquiera eran las nueve de la mañana, por lo que tuvo que esperar para que su guía se arreglara, refunfuñando por haber sido despertado tan temprano.

— ¿Me dejarás tomar mi desayuno? –Adam frunció el ceño cuando ya estaba listo para entrenar a Dana. Ahora él vestía con unos pantalones deportivos negros y una camiseta negra, que dejaba ver sus musculosos hombros y brazos tatuados.

—Si –ella fue cortante, se estaba concentrando para que su estado emocional no fuera descubierto por Adam. No quería discutir con él.

— ¿Tú has comido?

—Tomé un café, estoy bien –él bufó cuando la escuchó. Un café no era suficiente para su día de entrenamiento, además ya había llamado a Arial para que viniera a ayudarlo, esperaba que no llegara con Lilia, aunque tampoco le molestaba la idea.

—Ven, comerás conmigo, no quiero que a mitad de mañana te sientas mal, recuerda que eres parte humana y necesitas trabajar tu cuerpo.

—Está bien –nuevamente ella fue cortante, lo que llamó la atención del ángel caído.

“¿Aun estará enojada por lo de ayer?” pensó preocupado, no quería estar con una mujer molesta durante la mañana, eso le podría traer complicaciones, era algo que le desagradaba.

Ambos fueron hasta la cocina, donde la empleada de Adam tenía ya preparada la comida para los dos. Dana se sentó mirando su desayuno, leche, frutas, jugo de naranja, tostadas con mermelada y cereales. A pesar de que a ella le encantaba la comida humana por los diferentes sabores que llegaban a su paladar, esta vez no tenía ánimos de comer nada.

—Un café no es suficiente ¿sabes? Debes alimentarte bien, no queremos que te desmayes  –dijo Adam tomando de su jugo, observando las reacciones de su pupila.

—Sí.

— ¡Muy bien! no pongas esa cara, dime qué pasó ¿aun estás enojada conmigo por regañarte? No te lo tomes tan gravemente, solo fue un leve tirón para que vuelvan tus pies a tierra, es normal que un ángel se sienta de esa forma, más en tu caso… supongo que Ethan para ti es todo lo que hay en el universo, así que entiendo que… —Adam no siguió hablando cuando vio que Dana bajaba la mirada mientras que las lágrimas corrían por sus mejillas. Sintió que su corazón se oprimía al verla de esa forma, para nadie era agradable ver a un ángel llorar — ¿Qué pasa, pequeña angelito?

Dana sonrió levemente por el apodo que Adam seguía usando. Trató de detener las lágrimas mordiendo su mejilla, pero eso no sirvió de nada. Las palabras de su guía terrenal habían hecho que se quebrara, que se dejara llevar por todo lo que había guardado esa mañana.

—Hoy en la mañana fui donde Ethan —dijo mirando hacia la mesa, no era capaz de levantar la cabeza –y… abrió una mujer, Zoe, su secretaria.

—Oh —dijo Adam entendiendo de inmediato de que iba todo esto. Por un segundo su mente voló al pasado, pero se concentró con rapidez –supongo que esperabas que no volviera a estar con una mujer luego de besarte ¿cierto? –Ella lo observó con su ceño fruncido –no estoy bromeando, hablo en serio –Dana suspiró, triste. Adam le ofreció una servilleta para que secara sus lágrimas.

—Es solo que… bueno, esperaba en parte eso, pero siempre he sabido que está con otras mujeres, no pensé que me afectaría tanto, incluso me he enojado –él sonrió al escucharla.

—Tienes un carácter fuerte, no me sorprende –ella negó, no le agradaba tener esos impulsos bajo los efectos del enojo o de cualquier sentimiento que no fuera correcto para alguien como ella.

—Como sea… creo que notó que me enojé, eso no es bueno, no me puedo arriesgar a perderlo, tener su confianza es primordial para lograr que ayude a las almas.

—Dana… —dijo él mirándola ahora muy serio –sabes que con Ethan es diferente, tú eres un ángel, es cierto, pero él es un humano y tú… ya habías comenzado algo en el pasado ¿no?

De inmediato Dana comenzó a pensar en Gabriel, trataba de no recordar el tiempo donde lo conoció, ni mucho menos cuando se sentía tan bien a su lado. Ese había sido un alma diferente a la que reinaba en el actual demonio.

—Sé que no tengo derecho, ya tuve mi alma gemela allá arriba… supongo que no debería buscarla aquí, sé que hago mal.

—No te martirices –Adam tomó de su jugo, sabía que debía ser cuidadoso con sus palabras, se estaba metiendo en un tema complicado para Dana –No tuviste tiempo para enamorarte de tu alma gemela, que era Gabriel ¿no? –él la miró, esperando que cambiara de tema y no le diera mayor información, pero ella después de unos segundos le respondió.

—No, él se fue y no le importé.

Como todas las relaciones en el universo, las almas gemelas que se encontraban en la tierra de los ángeles, debían conocerse y darse cuenta que eran su complemento, aquella alma que siempre se unía a la otra persona, ya sea como amante, familiar o amigo, alguien con quien te complementas de una forma inusual, alguien que siempre destaca del resto. Sin embargo, Dana había conocido a su alma gemela en Gabriel, no recordaba sus vidas pasadas, ningún ángel lo hacía, pero no era muy difícil darse cuenta que su alma gemela era él, quien debía ser su pareja… pero él la había abandonado por elegir el camino de sus enemigos.

—Gabriel y tú debían llevarse muy bien ¿no? –ella sonrió al recordar ese tiempo.

—Sí, bastante, él me ayudaba mucho para que mejorara… pero no alcanzamos a ser pareja, ya sabes por qué –Dana al notar que Adam estaba atento a sus palabras, se dio cuenta que su guía estaba bastante interesado en su vida como ángel.

— ¿Sabes? Ni aunque tú te volvieras en un demonio volverías a ser alma gemela de Gabriel, lo has perdido para siempre porque su esencia cambió.

—Sé muy bien que él es otro –Dana desde que había perdido a Gabriel se había negado a sus recuerdos, al amor que sentía por él y toda admiración había desaparecido, su alma gemela se había esfumado en las garras de Lucifer.

—Te lo digo porque a veces tengo la idea que cuando tengas la oportunidad de defenderte, te dará lastima o te podrás confundir, no quiero que lo hagas… el Gabriel que conociste no existe.

—No soy humana para confundirme de esa forma ¿Por qué me dices esto? No tiene que ver con Ethan –él sonrió al ver que su alumna no miraba su situación con altura de mira.

—Dana, has perdido tu alma gemela hace ya bastante décadas, te has enamorado de un ser humano ¿crees que las cosas serán tan fáciles como haber encontrado a Gabriel?

—No entiendo.

—Cuando encuentras tu alma gemela, ya sea dentro de los ángeles, en otras vidas en la tierra o universo, siempre todo se da más fácil, como humanos podríais tener problemas, pero al final siempre tienes la seguridad de que esa persona es la indicada para ti, sin embargo, tu caso es especial, tú ya tuviste tu alma gemela y la has perdido, no existe.

—Eso suena triste.

—Si… pero has de entender que tu relación con Ethan es diferente, si él llegara a morir y volvieras a encontrarte con su alma en otra vida, lo más seguro es que no destacaría más que otro humano, tú te has enamorado de Ethan Harris, de nadie más, de esta persona en particular, no como en el caso de Gabriel, que su alma estaba conectada a la tuya, has roto esa regla y ahora te has enamorado por elección  –Dana pensó en las palabras de Adam, era cierto que su alma gemela había desaparecido, estaba sola, pero no por eso se había rendido. Había permitido a Ethan entrar a su corazón.

—Ya ¿esto me lo estás diciendo para que me aleje porque Ethan puede tener su propia alma gemela?

—No, claro que no, sabes que a veces hay vidas que ni siquiera te encuentras con tu alma gemela o que quizás la tienes en tus amigos o familia, incluso quizás sea un ángel… las almas gemelas no se limitan a parejas y lo sabes.

—Sí, pero entonces ¿Por qué me dices esto?

—Porque debes ver que tu relación no será fácil, no es amor a primera vista, ni tampoco existe una conexión especial, a pesar de que seas su ángel guardián, para él es la primera vez que te ve, ni siquiera si recordara sus sueños contigo, él te ve de una forma especial porque eres un ser especial ¡un jodido ángel! Eso se percibe, además de ser hermosa, demasiado buena para este mundo y tener algo en común, que es ver a esas almas perdidas.

Dana se quedó helada ante las palabras de Adam, la había tomado desprevenida, no había pensando en ello.

“¿Mi relación no será fácil? ¿Eso quiere decir que él piensa que yo tendré algo con Ethan?” Pensó ella al analizar rápidamente las palabras de su guía.

— ¿Me estás diciendo que debo luchar por Ethan? –él rodó los ojos.

—No, claro que no, además estaría mal si te lo dijera, pero si quiero que entiendas que si te has metido en esto, debes saber que los humanos hieren y mucho, puede que un día Ethan te diga que te ama, pero después se deje llevar por sus instintos y termine follando con cualquier mujer que encuentre en un pub… debes preparar tu corazón para que se destroce si él llega a elegir un error alguna noche. No esperes un trato especial.

Dana suspiró, sintiéndose peor que hace cinco minutos. Su corazón se había hinchado y tenía la impresión de que pesaba más.

—Nunca quise averiguar más allá de las almas gemelas después de que Gabriel se marchara, pero ¿Qué pasa si Ethan tiene su alma gemela en un amigo o familiar? ¿No llegaría a amarme de la misma forma? –Adam la quedó observando, pensando si era correcto hablarle sobre esa información, pero después pensó en que deseaba recuperar su daga, así que aceptó.

—Claro que si, sabes que el amor es algo principal en todo ser viviente o espiritual, es lo que mueve todo el puto universo  —Adam la observó por unos segundos, entendiendo que aunque no quisiera, Dana estaba condenada a amar a Ethan, era un caso perdido tratar de separarla de él o de hacerla cambiar de opinión, simplemente ella había permitido que un sentimiento humano llegara a un ser celestial, lo que era aun más complicado que tener un alma gemela  –mira, pongamos un ejemplo, si Ethan tuviera a… Diego, su amigo como alma gemela, ves que ellos son muy amigos, pero no por eso serán pareja, se aman pero de una forma fraternal aunque no se lo digan, pero él no dejará de amar a otra persona o de querer menos a su pareja por ello… las almas gemelas no indican las parejas amorosas ¿Cuántas hay en la tierra de los ángeles? Muy pocas para la cantidad de seres que habitan ahí, es solo un tema de saber que hay alguien que nunca te abandonará, ya sea tu padre, tu madre, tu hermano, tu amigo o tu pareja. El amor no tiene límites solo para una persona, pero debes entender que con Ethan vas como si fueras cualquier ser humano, no hay nada especial y no debes esperar un trato especial… él es un sinvergüenza y puede que te trate como una más de su larga lista.

—Oh… —ahora Dana podría comprender mejor el motivo de la charla sobre las almas gemelas. Ella había perdido la suya y no tenía por qué esperar que Ethan tuviera un trato especial o mejor con ella.

— ¿Dana? Sé que esto puede ser un tanto incómodo para ti, pero tengo una duda –Adam estaba esperando por la oportunidad de saber más sobre Dana y la vulnerabilidad que la estaba atacando ahora, era una oportunidad para él.

—Dime.

— ¿En qué momento te diste cuenta que amabas de otra forma a tu humano? Lo viste nacer, crecer… se me hace un tanto difícil de entender –ella sonrió al escucharlo.

—Bien, supongo que no fue hasta… que lo vi por primera vez aquí en la tierra –los ojos de Adam se abrieron ante la sorpresa –veras, sabes que los ángeles no nos fijamos en cosas físicas ni tenemos esas sensaciones como los humanos cuando alguien nos atrae, para mi Ethan era solo el centro de mi existencia, me volví muy protectora con él… por eso mismo corté mis alas, para ayudarlo, lo amo.

—Pero…

—Pero cuando tuve la oportunidad de tener más sensaciones y sentimientos, solo bastó verlo por la puerta el día que Emma y Diego me ayudaron para saber que no era un amor fraternal, todo en mí se activó como si mi corazón quisiera explotar de los nervios, mientras que mi estómago se comportaba raro, como si… —ella calló unos segundos, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

— ¿Cómo si tuvieras mariposas en el estómago? Es una sensación muy rara.

— ¡Sí! –Dijo ella sonriendo –algo así, solo eso bastó para asegurarme que lo amaba de otra forma, sabes que los ángeles no tienen esa atracción carnal o más… humana por nadie, no fuimos elegidos para eso.

—Es cierto, aunque solo basta un segundo en la tierra para liberar esas sensaciones y deseos, fuimos humanos en el pasado –dijo él pensando unos segundos, mirando su jugo de naranja. Dana notó el cambio en la mirada de Adam y puso  especial atención en sus brazos tatuados, ambos con aquel lenguaje tan antiguo que ella no conocía del todo, solo algunas palabras.

— ¿Cómo te volviste ángel? –dijo ella, también aprovechando el momento de vulnerabilidad de Adam.

—No fue la gran cosa, ya había terminado mi ciclo de aprendizaje en la tierra… supuestamente tenía que irme a mi propio cielo a disfrutar por una eternidad, pero cometí un sacrificio –dijo sonriendo –eso me llevó directo hacia los manda más, tenía alrededor de quince años…

— ¿Qué sacrificio?

—No lo recuerdo bien, creo que fue a una mujer a la que deseaban hacer daño, me interpuse y me mataron  –Dana lo quedó mirando triste y pensando en la cantidad de años que tenía Adam realmente — ¿y tú?

—Yo si no recuerdo nada, solo haber visto a Eric y que me diera la opción de ayudar a los demás, la acepté… eso fue hace mucho tiempo, no quiero ni pensar en la edad que tienes Adam.

—Es mejor que sea así, aunque yo solo deserté varios años después que  Gabriel, nunca te vi arriba –ella sonrió al pensar en la posibilidad de haber visto a Adam como un ángel.

—Somos muchos –se tomó unos segundos para comer una tostada, con mejor ánimo, ya que la curiosidad le había abierto el apetito — ¿Cómo lo hiciste? Yo ya me confesé contigo, dime ¿Qué pasó para que desertaras?

—Fueron varias cosas, había eliminado recientemente a un amigo que se había vuelto un demonio, no era el primero pero si el último, estaba cansado y como Principado podía recorrer la tierra a mi antojo, ya sabes, eliminar demonios más fuertes que los Arcángeles no pueden… con Eric nos entretuvimos bastante, pero yo no tengo su fortaleza ni su fe, es por eso que decidí que mejor era retirarme.

— ¿Cortaste tus alas? –dijo sorprendida, sin entender la metodología que había usado Adam.

—No, claro que no, son un regalo muy preciado, además que si fuera esa la forma… tú ya habrías desertado ¿no?

—Es cierto, entonces ¿Cómo lo hiciste?

—Simplemente entregué mi daga y decidí ir por otro camino, me mantuve mitad humano por demasiado tiempo después de eso, todos podían verme y además fui cometiendo pecados –dijo levantando sus manos, exponiendo los tatuajes que tenía. En su brazo derecho los tatuajes terminaban en unas líneas al nivel de la muñeca, de diferentes tamaños, eran en total cinco, además de todas las formas que estaban marcadas en su piel –primero manché mis alas, después vino el brazo… aun así, como te dije ayer, te acostumbras a estas marcas –ella había intuido algo en el consejo que él le había dicho, pero no tenía cabeza para analizar aquella afirmación.

— ¿Alguien te rompió el corazón, Adam? –él sonrió triste, dejando pasar cientos de imágenes por su memoria, todo lo que había sucedido en el pasado.

—Siendo mitad humano, se podría decir que fue tanto el corazón como el alma.

Antes que ella pudiera seguir preguntando, la puerta de la cocina se abrió, cortando todo el ambiente que había entre los dos y dejando expuestas a las Nephilim que los miraban sonriendo.

— ¿Cómo estás para luchar, pequeña angelito? –dijo Arial, vestida con ropa deportiva roja, como sus ojos, mientras que Lilia dejó que su sonrisa desapareciera cuando vio a Adam.  Ella también vestía con ropa deportiva acorde a sus ojos, lilas.

Adam se fijó en Lilia por unos segundos, notando lo atractiva que lucía, había pasado un par de días que no la veía, pero su paz se había acabado en ese segundo. Tensó su mordida y dejó de mirar con otros ojos a la persona que había prácticamente criado, como a Arial.

—Buenos días –dijo Dana sonriendo o tratando de hacerlo. La mujer de ojos rojos frunció el ceño al notar el tono del ángel.

— ¿Qué pasó? –Dijo Arial acercándose hasta quedar sentada al lado de Adam, tomando una de sus tostadas mientras miraba a Dana –no luces como todos los días.

— ¿Te sientes bien? –Dijo Lilia desde la puerta, preocupada por su nueva amiga –no te hemos visto en estos días ¿ha sucedido algo?

— ¡Ey! –le dijo Adam a Arial, quitándole la tostada que había robado y mirándola extrañado –este es mi desayuno.

— ¡No te enojes, Adam! –dijo ella besando su mejilla. Dana de inmediato miró a Lilia, quien mantenía su preocupación hacia ella, aunque estaba segura que estaba disimulando su enojo hacia Adam y Arial.

—Hemos venido a ayudarte, Adam dijo que venías a entrenar, somos perfectas para enfrentarte como si fueras un arcángel –Lilia se acercó a la mesa y se sentó junto a Dana –así que tendrás suficiente con nosotros, serás perfecta para enfrentarte a Gabriel si es que llega el momento.

— ¿A Gabriel? –Dijo Arial tomando del jugo de Adam –mejor dicho a los amiguitos de Gabriel, él no se ensucia las manos casi nunca.

— ¡Basta! –Dijo Adam tomando el vaso que le había robado Arial –si quieres, sírvete sola.

— ¿Quieres que te sirva jugo, Arial? –preguntó Lilia.

—No –le advirtió Adam, mirándola directamente, pocas veces tomaba en atención a Lilia desde que habían dejado su casa hace un par de años –si quiere, que se sirva sola.

Dana los miraba sonriendo, su estado de ánimo había mejorado en menos de cinco minutos por la llegada de sus amigas.

—Para mí no es un problema –Lilia se puso de pie, escondiéndose de esos ojos negros que la atrapaban. Se acercó hasta el mueble para sacar un vaso, pero Adam con rapidez tomó la mano de Lilia apoyada contra el mueble. Ella lo quedó mirando con la boca abierta.

—Arial, deja de aprovecharte de Lilia, si quieres jugo sírvete sola, como debe ser –él ni siquiera la miraba cuando dijo aquello, sin soltarla, su atención estaba en Arial, aunque su piel ardía al tocar a la Nephilim

Ambas manos, la de Lilia que estaba bajo la de Adam, ardían como si una llama de fuego creciera ante ese roce. Él sin poder controlarse al tener ese impulso, presionó con mayor fuerza la mano de Lilia, que no dejaba de mirarlo.

Los ojos de Arial tuvieron un brillo que duró una fracción de segundo al ver que su comportamiento tenía algo de frutos, le encantaba cuando ellos se acercaban más de la cuenta. Sabía muy bien que si lograba que Lilia no le hiciera caso a Adam, él trataba de remediar eso y para que funcione, mínimo tenía que cruzar palabras con Lilia.

— ¿Ves eso, Dana? –Dijo Arial sonriendo y apuntando a Adam y Lilia –eso se llama pasión frustrada –al decir eso ambos se alejaron en un segundo.

—Arial –susurró Dana al ver lo que había provocado ese comentario –no seas mala.

—Basta –gruñó Adam, haciendo sonar los dedos de su mano izquierda con su mismo pulgar, estaba nervioso –ustedes dos que ya están listas, vayan a calentar mientras que nosotros terminamos nuestro desayuno.

Arial se fue riendo de la cocina mientras que Lilia la acompañaba en silencio, dándole un leve golpe en el hombro para que dejara de burlarse. En cambio Dana y Adam siguieron comiendo, pero ahora hablando de cosas triviales sobre los entrenamientos que iba a tener, pronto sería hora que comenzara a manejar su daga.

Mientras tanto a varios kilómetros de distancia, al otro lado de la ciudad, se encontraba Gabriel, mirando su reflejo. Estaba solo con unos bóxers negros mientras pasaba su lengua por los labios, bebiendo las últimas gotas de sangre que tenía en su boca. Miró hacia un lado y vio el cuerpo sin vida de una joven que no pasaba los diecisiete años.

Zoe cuando abrió la puerta de la oscura habitación, ni siquiera llamó la atención de aquel demonio que había al frente de sus ojos, aunque tampoco quiso hacerlo. Ella se fijó en los brazos tatuados de Gabriel, le encantaban, siempre los tocaba cuando tenía la oportunidad, pero amaba aun más las alas que tenía marcadas en su espalda, incluso abarcaban parte de sus brazos por el lado posterior de estos.

—Veo que has desayunado –dijo ella caminando hasta él, apoyando las manos en su espalda y subiendo hasta llegar a sus hombros. Miró a la chica que estaba muerta en el piso, desnuda y con sus ojos cerrados –y no lo pasaste nada de mal tampoco ¿cierto?

Gabriel sonrió y giró su rostro de tal forma que Zoe podía distraerse con su perfil.

—Tú tampoco lo has pasado nada de mal esta noche.

— ¡Uf! Ni me lo digas –dijo ella caminando, aun con el vestido que había dejado el departamento de Ethan. Se apoyó en la pared, al lado del espejo –sabes que te estoy haciendo un favor al dormir con él, aunque te traigo noticias.

— ¿Si? Dime que son buenas porque después de la estupidez que hizo Liam, no quiero saber nada.

—Bueno –dijo ella sonriendo –digamos que estuve aconsejando a Ethan en que avance en su relación con ese ángel –Gabriel sonrió.

— ¿Cómo has llegado a eso? –su voz profunda hizo que Zoe sintiera escalofríos. Mientras que Gabriel por fin obtenía algo de satisfacción de sus peones.

—Él me lo ha confesado, está afectado… supongo que la chica lo tiene un tanto loco.

—No es para menos –dijo él recordando el hermoso rostro de Dana — ¿entonces están juntos ya?

—No son pareja, no sé si lleguen a serlo, sabes cómo es Ethan.

—Bastante inteligente, no se queda solo con una mujer –Zoe negó a sus palabras –debemos ser cuidados, no debes permitir que alguien de sus conocidos o los de Dana te vean dirigirte hasta acá, no quiero que nos relacionen porque eso les haría ver que ya lo conocía de antes.

—No sé por qué te esmeras tanto en engañar a Dana –él volvió a sonreír.

—Porque quiero que aunque sea por una vez, sea mía, es un bono por estar ayudando a mis jefes con Ethan.

—Nadie hace favores a cambio de bolitas de dulces y sabes que espero mi recompensa –dijo Zoe mirando de forma seductora a Gabriel.

—Mientras no demuestres que te lo mereces, no te convertiré, lo sabes –dijo el curvando sus labios en una sonrisa diabólica.

— ¿Y mientras tanto? –ella se acercó a él dejando caer su abrigo y su bolso. Gabriel sonrió satisfecho de saber que tenía a Zoe en sus manos.

—Bueno, podemos divertirnos ¿no? –ella se acercó hasta quedar a milímetros de distancia del vampiro, acariciando sus pectorales.

—No quiero esta oscuridad.

Zoe camino seductoramente hasta uno de los ventanales más cercanos y abrió las oscuras cortinas negras, dejando que la luz del día entrara. Hizo el mismo recorrido hacia los pares de ventanas que había y movió las gigantes cortinas que quedaban. Dejó expuesta la habitación de Gabriel, blanca por completo, teniendo un contraste negro de los muebles que había ahí y además de la cama, que tenía sabanas de seda del mismo color oscuro.

—Sí que te divertiste –dijo ella mirando los restos de sangre en el piso y la cama. Sin preocuparse caminó hasta esta última y tomó la sabana negra de seda y la arrojó al piso, dejando que los restos de sangre quedaran ahí.

—Ya sabes cómo son las vírgenes –dijo sin siquiera mirar el cuerpo sin vida de la muchacha desnuda que estaba en el piso, cubriendo su rostro con su cabello dorado.

—Ven a darme mi recompensa –Zoe le daba la espalda mientras bajaba el cierre de su vestido y lo dejaba caer, dejando expuesta su lencería costosa que pronto iba a terminar arruinada en el piso, junto con el cadáver.

Gabriel caminó hasta ella hasta que chocó con el cuerpo de la chica que se cruzaba en su camino, pero ni siquiera tuvo la gentileza de mover cuidadosamente a la mujer, con su pie solo le dio un leve golpe para que el cuerpo volara bastante metros hasta chocar contra la pared y dejar que otro resto de sangre que emanaba de su cabeza manchara el piso planco.

—Me encanta verte de esta forma –los ojos oscuros de Zoe los buscaron con una sonrisa en ellos.

Desde pequeña había sido un tanto diabólica, le llamaba la atención las situaciones oscuras y se alegraba cuando las personas que tenían algo más que ella sufrían por el destino. Gabriel para ella, era su pareja perfecta. Sin embargo, para pesar de ella, su vampiro y demonio, no tenía parejas, simplemente mujeres con las que podía tener sexo.

Gabriel bruscamente la tomó de la cintura y la giró para después dejarla sobre las sabanas negras.

“Humanos, tan fáciles de utilizar, ególatras, su peor defecto, pero mi mayor arma” pensó regocijándose de que Zoe podía ser útil para él y solo debía tener sexo con ella para que se quedara tranquila.

—Todo para ti –dijo ella cuando desabrochó su sujetador y lo arrojó al piso. Gabriel se acercó a ella, subiéndose a la cama, entre sus piernas, dejando una de sus manos por su trasero y levantándola unos centímetros.

Bruscamente Gabriel se apoderó de sus labios, sin preámbulos mientras tiraba desde atrás las bragas de Zoe para dejarlas a un lado.

— ¿No debes ir a trabajar? –dijo mientras se apoderaba de su cuello a través de húmedos besos que hacían volar la cabeza de Zoe.

—Ethan dijo que podía llegar tarde –ella se dejó caer sobre la cama cuando la mano del vampiro se inmiscuía entre sus piernas, provocando que su cuerpo comenzara a arder.

—Los beneficios de joder con el jefe ¿no? –ella solo pudo asentir y de nuevo buscó los labios de Gabriel, muy pocas veces podía sentirlos, momento que era extraño, pero que siempre obtenía cuando hacía las cosas bien.

 Gabriel siguió besando su piel hasta llegar al comienzo de sus pechos, mientras que tiraba de sus piernas para acercarla a su cuerpo. Comenzó a besar sus senos con adoración, como si fuera el Dios de la lujuria que estaba dentro de ese ser demoniaco y se apoderara de las mujeres como si fueran simples bocadillos, que se ofrecían para entregarse a él.

Zoe simplemente, era como si entrara en trance cuando tenía sexo con él, solo estiraba sus manos al lado de su cabeza y se dejaba hacer lo que él deseara. Estaba bajo sus órdenes, aunque la manera de manipularla fuera darle todo el placer que ella quisiera, por eso es que Zoe solo se preocupaba de su propio placer cuando estaba con Gabriel, era su segundo de adoración, como si él fuera su esclavo… situación muy diferente a la realidad.

—Así… —gimió cuando él flexionó una de sus piernas con su mano libre y sin más se deshizo de sus propios bóxer para después entrar en su cuerpo sin mayores juegos con un miembro de grandes proporciones, al mismo tiempo que tiraba y mordía sus pechos como si fueran pequeños trozos de chocolate —¡Gabriel! –gritó arqueando su espalda cuando la penetró, dejando que su ardiente centro comenzara a sufrir por las arremetidas del demonio.

“Tan simple” pensó Gabriel entrando en ella con brusquedad mientras la tomaba de sus rodillas. Para él era muy fácil moverla, tenía mucha más fuerza que ella, pero era lo bastante cuidadoso para no romperla.

—Gabriel –aferró sus manos a las sábanas de seda, tirando de ellas al sentir que Gabriel la hacía sentir como si fuera una marioneta y él fuera quien la controlaba, como si cada cuerda estuviera conectada a sus partes más erógenas, se sentía quemar como si estuviera en el mismo infierno.

El demonio se retiró un poco para después girarla y dejarla boca abajo, de esa forma poder entrar en su cuerpo de nuevo; tomó con brusquedad las manos de Zoe y las mantuvo atrás, sujetándola como si estuviera domándola.

Ella solo podía apoyar su rostro en la cama, sintiendo como comenzaba a arder. Sin embargo, aun quedaba su parte favorita.

Gula, uno de los pecados capitales y uno de los preferidos de Gabriel. No se cansaba de tener sexo tanto como no se cansaba de beber de los humanos. Es por ello que cuando tiró de Zoe hacia arriba, quedó en una posición perfecta para él, mostrando su cuello expuesto para el vampiro mientras seguía embistiéndola. Cubrió la boca de ella para no seguir escuchando sus gemidos ya que no quería desconcentrarse para sentir el sabor de su sangre. Con ese agarre, movió bruscamente su cabeza mientras ella gritaba al alcanzar su orgasmo y sin mayor cuidado, enterró sus dientes en el cuello de Zoe. Unos colmillos de tres a cuatro centímetros crecían antes de traspasar la piel para obtener su preciado elixir de vida.

“Tan dulce… ¿Cómo será la de mi Dana? Mmm… Ya te probaré” pensó él mientras absorbía varios milímetros cúbicos de sangre.

Después de haber bebido y de haber alcanzando su propio nirvana, Gabriel dejó caer a Zoe sobre la cama, quien jadeaba aun por los efectos de su orgasmo. Se quedó recostada mientras el demonio caminaba sin preocuparse, desnudo, hacia el baño con una sonrisa mientras una gota de sangre caía por la comisura de sus labios, pasó su lengua antes de desperdiciar una de las cosas que más le importaban: sangre.

Las horas comenzaban a pasar y Dana observaba atenta como ahora Adam estaba en el suelo por su causa. Le había dado un golpe certero en sus canillas, desde la parte posterior, logrando que perdiera el equilibrio.

Lilia se rio al ver como su propio profesor de defensa contra ángeles que querían acabar con Nephilim, caía por un ángel que debía ser cosa fácil.

—Estás viejo Adam –dijo ella sin poder controlar sus palabras, hablándole como lo solía hacer. Arial solo la miró y sonrió, pensando en lo agradecida que estaba de Dana por crear estos momentos.

—Deja de reírte, Lilia –dijo Adam tomando la mano que la ángel le ofrecía –y tú, tuviste suerte —Adam se alejó unos pasos e hizo sonar los huesos de su cuello.

Habían estado luchando todo el día, solo se habían dado tiempo para almorzar y descansar un poco para seguir entrenando. Dana estaba asombrada de lo hábiles que eran sus amigas, la habían hecho caer varias veces, pero ella también sabía defenderse, estaba utilizando, a su pesar, ciertos movimientos que Gabriel le había enseñado.

—No seas mala Lilia –dijo Dana recordando la atracción que tenían ambos, sin más y por tener otro estilo de recuerdos al pensar en las clases que le daba Gabriel, ayudó a su amiga –vamos, a ver qué tan buena eres con Adam.

—No es necesario –aclaró él, evitando una situación incómoda.

— ¡Oh vamos! ¿Es qué ahora eres cobarde? –Lo hizo picar Arial —Te apena que nos podemos defender solas ¿no?

Lilia sin tomar atención a las demás palabras, solo avanzó hasta quedar a un metro de distancia de Adam, quien seguía tratando de ignorarla y discutía con Arial, pero después de unos segundos, fue inevitable.

Él puso su atención en la pequeña que había criado y que se había escapado de sus manos cuando tenía dieciocho, hace mucho tiempo atrás.

“Se parece tanto, si no fuera por sus ojos” pensó al mirar directamente al rostro de Lilia, quien sonrió y se puso en posición de defensa. Adam tensó su mordida, no quería luchar con ella porque no quería hacerle daño.

—No creo que esto sea buena idea –le dijo casi en un susurro, sin ser capaz de sacar mayor voz al quedarse prendando de su mirada lila y después recorrer su piel levemente morena, como si tuviera un eterno bronceado de playa, donde destacaban sus labios rosa carnosos, que lo llamaban como si fuera un mantra que se colaba por sus oídos hasta llegar a su mente.

—Vamos Adam, ya no soy una niña –le dio un golpe amistoso en el hombro para que dejara de mirarla de esa forma. La ponía nerviosa y la desconcentraba ya que solo comenzaba a imaginarse que él rompía toda distancia entre ellos y la besaba, siempre había tenido aquella ilusión.

Arial negó y sonrió al ver a sus seres más queridos mirarse como si el mundo se fuera a acabar por estar tan cerca. Se acercó a Dana que estaba a su lado, mirándolos confundida, para susurrar en su oído.

—Gracias por ayudarlos –volvió a ubicarse en su posición, con las manos en la cadera y mirando de forma altanera.

Dana sonrió ante las palabras de Arial y solo asintió. Sin embargo, no dejó de mirar a Lilia y Adam, se observaban de una forma que lograba dar escalofríos. Su intención no era que se quedaran de pie, ni que se miraran de esa manera que ella desconocía, simplemente evocó un recuerdo con Gabriel y quiso que ellos tuvieran lo mismo cuando tuvo la oportunidad de entrenar en la tierra de los ángeles, solo esperaba que Lilia y Adam jugaran un poco como ella lo había hecho.

— ¡Bien! –Dijo en un tono más alto Adam, sacando de las ensoñaciones donde estaba divagando –si eso quieres.

Sin más Adam esta vez dejó que sus alas se expandieran, para impresionar como un adolescente a Lilia. Lo que resultó, ella sonrió al ver esas plumas grises, mientras que Adam adquiría una mirada peligrosa. Siempre le había gustado verlo como ángel.

—Pero mira, si pareciera que tuvieras menos plumas –dijo ella burlona.

Como mitad demonios, ellas tenían la capacidad de poder observas las alas y armas de los ángeles, no era primera vez que Lilia y Arial lo veían de esa forma.

— ¡Vamos! –le exigió Adam.

Lilia se lanzó por el primer golpe, girando su cuerpo sobre su pie derecho para poder patearlo con su pierna que recorría el aire, tomando velocidad y fuerza, pero Adam simplemente se cubrió con sus alas que se volvían cientos de veces más fuertes cuando él lo deseaba. Fue como golpear una muralla.

El siguiente movimiento fue de Adam, quien ya se había agachado y tomó con rapidez el pie de soporte que tenía Lilia. Tiró de ella e hizo que cayera en el suelo de manera brusca, pero eso no la limitó, ya que tan rápido como fue el ataque de Adam ella se giró sobre el piso y se inclinó, de tal manera que golpeó el pecho de Adam con su pierna libre y tiró de los hombros de él para que se giraran, quedando en una fracción de segundo sobre él a horcajadas.

— ¿Ves? –Le volvió a susurrar Arial a Dana –estos dos deberían estar luchando de la misma manera pero sobre una cama –Dana la miró con los ojos bien abiertos, sorprendida de sus palabras.

Tanto Lilia como Adam no podían hacer movimiento alguno. Se miraban sin decir nada mientras que él estaba debajo de ella, permitiendo que sus alas estuvieran atrapadas por su propio cuerpo y extendidas en el piso. Ella frunció el ceño al darse cuenta que su mente estaba más concentrada en los labios de él que en pensar sobre la forma de atacarlo, al igual que Adam.

—Si ahora tuvieras un arma Lilia, podrías cortar la garganta de Adam para después desgarrar su corazón.

A pesar de las palabras frívolas de ataque que decía Arial, Dana no pudo evitar pensar que prácticamente Lilia había hecho aquellos movimientos sin siquiera tener un arma, estaba desgarrando el corazón de Adam de esta forma y lo había dejado sin habla, como si hubiera cortado su garganta.  Inevitablemente la parte humana de su mente hizo que llegara un recuerdo específico sobre Gabriel.

— ¡Así debe ser! ¿Ves? Cuando tengas tus alas podrás defenderte de mejor forma –le dijo Gabriel, vestido con una túnica blanca como la de ella, pero que estaba cubierta con una armadura, como debía ser dentro de los arcángeles. Su cabello negro y sus ojos dorados resaltaban de orgullo al ver a Dana, un ángel que no tenía muchos años en este nuevo mundo.

— ¡Es injusto! –ella frunció el ceño y rápidamente se movió de tal forma que golpeó la pantorrilla de Gabriel por atrás y lo hizo caer, pero antes de poder celebrar la derrota de su arcángel favorito, él la tomó de sus pies y también hizo que sus piernas temblaran y terminara cayendo sobre el blando piso, que parecía hecho de nubes.

Después volvió a tirar de ella y quedó sujetándola de las manos, sonriendo y extendiendo sus alas.

—No debes confiarte nunca, un solo movimiento no te ayudará en nada, lamentablemente si peleas de esta forma con algún demonio en el futuro, debes asegurarte hasta que su alma vuelva donde está condenada –estaban a centímetros de distancia, sus rostro se podían ver con claridad –podemos tener mucha fe de que las cosas saldrán bien, pero sin nuestro propio trabajo, puede que todo acabe mal.

Dana no pasaba de los dieciséis años humanos, no había transcurrido mucho tiempo de que ella se convirtiera en aprendiz de ángel, pero estaba avanzando a grandes pasos, es por eso que Gabriel le estaba enseñando, tenía gran potencial y además, le encantaba aquella muchacha que había llegado a su lado.

Sus ojos miel lo miraban con tal admiración y amor, que para él era irresistible tratar de enseñarle todo lo que sabía.

—Sabes muchas cosas, Gabriel, quiero ser como tú algún día, un arcángel –él sonrió, liberando las manos de Dana y sentándose en el piso, ella lo acompañó en un segundo.

—No dudes que lo serás, incluso más que esto, puedes llegar a convertirte en lo que desees.

— ¿Tú serás una Dominación como Eric? –él sonrió y después negó.

—Estoy destinado a ser un arcángel… yo no puedo avanzar aunque tenga las capacidades, mi destino en el apocalipsis, es llegar en el nivel que estoy ahora.

—Pero eres el mejor.

—No, siempre hay algo que aprender, no lo olvides, de esa forma obtendrás tus alas en un corto tiempo, ya te quiero ver como un ángel custodio, te asignarán un humano y sé que lo guiarás de excelente forma y después seguirás ascendiendo, Eric es muy bueno, estoy seguro que te ayudará bastante, pero también me tendrás a mí –volvió a sonreírle como usualmente lo hacía, sus ojos dorados brillaban al hacerlo.

—Gracias, Gabriel, me has ayudado mucho.

—Es un gusto, Dana –atrapó la nariz de ella, lo que la hizo reír —Ahora, hay que volver a entrenar.

—Basta de juegos, hay que volver a entrenar –dijo Adam sentándose, llevándose consigo a Lilia, quien no era capaz de moverse por estar mirándolo. Ella no tenía idea cual era su obsesión con él, pero se había quedado sentada a horcajadas sobre Adam — ¿Lilia? –susurró muy cerca de su boca, sin tomar atención a Dana y Arial que los miraban atónitas.

Lilia sin poder controlarse, llevó sus manos temblorosas hasta el rostro de Adam, quien solo cerró sus ojos. Aquel tacto estaba provocando que tanto sus manos como su rostro ardieran.

—Lilia –volvió a decir Adam, frunciendo el ceño.

— ¿Si? –ella sonrió por un segundo, solo eso bastó, solo aquel gesto para que él despertara de la ensoñación en la que se estaba hundiendo.

Adam tomó de las caderas a Lilia y la alejó de él mientras sus alas desaparecían de la vista de todas.

— ¿Qué hora es? –Dijo con el ceño fruncido y con un tono de voz molestia — ¿tú no tenías que juntarte con Ethan?

Tanto Dana como Arial estaban boca abiertas mirándolos. Sorprendidas al extremo que habían llegado. La fiel amiga de Lilia se sentía maravillada que tuvieran algún acercamiento después de tanto tiempo. Dana estaba sorprendida por la forma que se miraban, ella quería que Ethan la mirara de la misma forma.

—Creo que solo me faltaron las palomitas de maíz ¿no, Dana? –dijo Arial riendo y dándole un leve codazo a su amiga ángel para que despertara de donde estuviera.

— ¿Qué hora es? –preguntó Dana ahora más preocupada de su cita con Ethan.

—Más de las seis –le aseguró Arial luego de ver su celular — ¿Por qué?

—Me debo ir –Dana sonrió y tomó su bolso con rapidez, guardando todo lo que necesitaba.

— ¿Necesitas ayuda? ¿Quieres que te llevemos? –le preguntó Arial, con una callada Lilia a su lado.

—No, creo que tendré que utilizar movilización de emergencia –sonrió al darse cuenta que tendría que volar.

—Recuerda que debes ir sobre las nubes ¿sí? –La aconsejó Adam mientras tomaba una pequeña toalla blanca para secar su sudor –creo que ustedes también deben irse –miró a Lilia y Arial –se acabó por hoy, mañana sería espléndido si vienes Arial.

—Entendido –dijo la involucrada, enojada por la mala educación de Adam al excluir a Lilia.

—Yo quiero aprender de Lilia –dijo Dana mientras caminaba rápidamente hasta la salida — ¡Nos vemos! –desapareció de sus vistas sin decir nada más.

— ¿Te das cuenta que ni siquiera nos pidió ayuda para elegir la ropa para su cita con Ethan? –dijo Arial sonriendo hacia Lilia.

—Le hemos enseñado bien –ella sonrió con falsedad, se había deprimido al ver el rechazo de Adam –nos vemos –levantó la mano y se fue también a la salida de la habitación.

Arial se giró hacia Adam, que la miró confundido por la mirada de odio que le regalaban.

—Eres un idiota y cuando te des cuenta puede ser muy tarde, ángel caído –dijo Arial mirándolo de mala manera para seguir a su amiga, dejándolo solo.

—Mujeres –susurró Adam tomando agua de una botella –me volverán loco.

Dana se fue hacia lo más alto, tomando el bolso en sus manos mientras seguía volando y tratando de guiarse por sus recuerdos para alcanzar su edificio. Para su suerte el día no estaba con el mejor clima, así que no tuvo problemas para esconderse.

Sin duda volar debía ser su forma de movilizarse de emergencias, ya que en quince minutos estuvo sobre su edificio, pero cuando enfocó mejor su vista para observar sobre el tejado, encontró a Ethan sentado en la estructura de concreto que había usado ella para tener unos minutos y pensar lo sucedido con su humano en el día anterior.

Con astucia bajó de tal forma que se cubrió con una de las estructuras más grandes que había a varios metros de distancia.

“¿Qué sucede?” pensó Dana al ver a Ethan sentado con sus manos que estaban sobre sus piernas y apoyaban su cabeza. Tenía un cigarro en su mano derecha, lucía trastornado, pero cuando ella miró mejor pudo ver como había dos llamas azules girando alrededor de Ethan.

— ¡Ethan! –dijo con un tono de voz alto, corriendo hasta donde se encontraba su humano ¿Qué ha ocurrido?

Aquel humano salió de donde estaba su mente y la miró confundido. Tenía esas pequeñas voces dando vueltas en su mente hace más de tres horas, con suerte llegó al edificio, retirándose antes del trabajo.

— ¡Las pastillas no funcionan! –le gritó mostrando el recipiente que solo contenía vitaminas que Dana había puesto en vez de sus anti psicóticos — ¡Y estas cosas siguen dando vueltas aquí! –les gritó a las almas que giraban, del mismo color celeste, alrededor de su cabeza.

Dana dejó el bolso a un lado y terminó de acercarse a él. Mirando las almas que se habían detenido a verla, sabían que ella era un ángel, así que humildemente les hizo una petición.

—Por favor –dijo levantando una de sus manos — ¿pueden volver luego? –para su sorpresa las dos llamas celeste eléctrico dieron vueltas a través de su cintura y sin más se alzaron al cielo desapareciendo. Habían jugado con ella antes de irse, lo que hizo pensar a Dana en cierta posibilidad.

Ethan dio una larga calada a su cigarro y luego lo botó, sin saber qué hacer. Por lo menos ya había conseguido algo de paz en su mente.

— ¡No se van con nada!

—Hueles mal –dijo ella haciendo una mueca de desagrado por el olor al cigarro. Él la miró de mala forma, como si se hubiera burlado de su situación, lucía cansado –no puedes gritarles a las almas, son sensibles.

— ¡No es mi trabajo, esto se acabó ahora, no seguiré con esta tontería, no sé cómo me convencí de hacerlo, simplemente no es mi problema! ¡Para eso te tienen a ti! Te manejas mejor en el tema.

“Tan humano” pensó Dana, negando ante el comportamiento de Ethan. Siempre se frustraba con el tema de las almas y más cuando no podía sacarlas de su alrededor, él no sabía que solo era un tema de disposición mental y modales.

—No digas eso, no seas egoísta –ella lo observó desilusionada, pensaba que había avanzado con su humano, pero por lo visto ahora había retrocedido el doble.

“Tengo que arreglar esto” pensó al ver que Ethan solo dio media vuelta para retirarse.

— ¡No te vayas! –le pidió Dana tomando su brazo.

—Deja de molestarme con este tema, no soy como tú, no quiero ayudar a los demás y tengo otras prioridades ¿sí?

—Solo estas cansado, no te dejes llevar por estas cosas, solo debes aprender, quizás ese cigarro ayudó a que te alteraras más  –Ethan frunció el ceño, enojado porque ella no desistía con él.

—Entiende de una buena vez, esto se acaba aquí, no más almas ni cosas raras ¿entendido? ¡Ni siquiera me dejaron dormir bien! –por acercarse mucho a ella, pudo poner atención en la mirada afligida de Dana, pero después pasó su atención a los labios del ángel y sin siquiera importarle él la tomó del mentón y sin más la besó, fue algo superficial y duró menos de tres segundos — ¿Mal sabor también? –dijo burlesco, enojado y comportándose de una forma infantil, pero no se esperaba la respuesta de Dana cuando ella lo detuvo, tomando con bastante fuerza su brazo.

— ¡Nunca sin mi permiso, Ethan Harris!

Dana levantó la mano derecha y sin pensarlo mucho, dejó caer la palma de esta sobre la mejilla izquierda de Ethan, logrando que girara su rostro por la fuerza de aquel golpe, producido por el atrevimiento de Ethan y el acúmulo de emociones que tuvo al recordar hace minutos atrás a Gabriel.

Cuando el ángel se dio cuenta de lo que había hecho, no pudo soportarlo y tomó su bolso para desaparecer de la vista sorprendida del humano.

“Demonios ¿Qué he hecho?” pensó Ethan al darse cuenta que Dana estaba llorando por su culpa.

 ¡Pequeñas mariposas! espero que les haya gustado el capitulo ¿vieron a Gabriel? es un maldito, noten como se comporta... tan pecador xD bueno, no tengo mucho que decir porque estoy nerviosa, subir capitulo después de tanto tiempo, uno nuevo nuevo, me puso nerviosa. Que esten bien y muchas gracias por leer :D