jueves, 2 de febrero de 2012

L.D - Capitulo 20




CAPITULO 20

Me removí de un lado a otro en la cama, hacia demasiado calor. No tenía idea que hora era, ni siquiera me había dado cuenta cuando llegamos anoche. Abrí mis ojos más cansada de lo común y pude notar que Alex me miraba sonriendo. Estaba descubierto, podía ver como su pecho quedaba ante mi vista.
—Buenas noches Srta. Victoria –sonreí, pero seguía teniendo demasiado calor, lo que Alex notó y provocó que me tomara mi cintura y me acercara a él.
—Eso se siente bien –dije al apoyar mi rostro en su pecho. Estaba helado.
—Esa es la idea de que estés aquí a mi lado –cerré mis ojos sin tomar en cuenta sus pesadas palabras.

Moví mi cabeza otro poco más para acercarme a él, pero al hacer eso sentí cierta incomodidad en mi cuello, lo que me hizo abrir mis ojos de golpe y separarme de Alex al recordar lo que había pasado. En menos de un segundo estaba sentada en el otro extremo de la cama.
–Yo que tú no me tocaría el cuello –sin hacerle caso llevé mis manos a mi cuello y pude notar algo extraño. Fui corriendo hacia el baño y ahí pude ver claramente con tenia dos pequeñas marcas en mi cuello, eran casi imperceptibles. Me quede estática sin saber en qué pensar ¿Cómo lo había dejado hacerme esto?
—Eso desaparecerá en un día, es la primera marca, con mi saliva se sanará —miré a Alex que estaba apoyado en la puerta mirándome bastante serio.
—Yo… —sentí como a mis mejillas llegaba la sangre en un segundo, estaba avergonzada por lo que había hecho.
—No es nada malo Victoria.
—Claro que si –esto no podía estar bien, lo estaba dejando avanzar demasiado para conocerlo tan poco –esto…Alex, esto fue demasiado pronto –dije avanzando ahora hacia la puerta.
— ¿A dónde vas? –preguntó con el ceño fruncido, notoriamente enojado.
—Lejos de ti…esto fue demasiado y es tu culpa.
— ¡No recuerdo haberte puesto un gatillo en la sien! –me volteé para esquivar su mirada, no quería verlo, como dije antes, esto había sido demasiado pronto. Estaba entregando más ¡a Alex!
—Lo sé, pero yo… —me apresuré en ir a tomar la manilla de la puerta.
—Estas siendo melodramática –tomó mi mano evitando que escapara de ahí.
—No, esto no tenía que pasar hasta en mucho tiempo más –seguí mirando hacia la puerta, no lo podía mirar, tenía un sentimiento de vergüenza y de coraje por caer solo con una mirada de Alex.
—Da lo mismo en que tiempo sea Victoria, tú ya eres mía –lo miré enojada, odiaba cuando hablaba de mi tan seguro.
— ¡Es injusto que de más de lo que das tu! –se sorprendió por mi tono y mi rabia al hablarle.
—Victoria.
— ¡Ni siquiera bailaste conmigo!...y yo te lo pedí, te obligaron —soltó mi mano y por lo que note, se veía bastante confundido.
— ¿Este espectáculo es por eso?
—Claro que no, eso y mucho más, siempre hay algo –abrí la puerta y decidí salir de ahí lo más rápido posible. Miré hacia atrás y gracias a Dios, Alex no me detuvo.
Estaba solo a centímetros de abrir la puerta de mi habitación cuando alguien me llamó.
— ¡Viky! –miré hacia atrás y pude notar que ahí venia Elizabeth y Charlotte. Elizabeth venia con un traje bastante elegante, color gris, se veía espectacular, ni siquiera debo decirlo, pero Charlotte, ella, sentía envidia, no lo podía evitar, su cabello rubio estaba tomado completamente, tenía una perfecta blusa blanca que se ajustaba a su escultural cuerpo; sus pantalones negros hacían juego con la chaqueta sin mangas que tenia, adornada por una pequeña flor del mismo género, me hacía sentir realmente diminuta.
—Hola —dije un tanto nerviosa, ya que solo estaba en pijama.
—Lindo pijama –Charlotte me sonrió.
—Querida, ¿Dónde está mi hijo? –fruncí el ceño ¿Por qué tenía que saber eso yo?
—En su habitación.
—Oh… —sin entender porque Elizabeth me sonrió al tener esa expresión.
—Ya has pasado aquella prueba, pensé que serias más fuerte Victoria –dijo Charlotte. La miré sin entender, pero Elizabeth se dedicó a explicarme.
—Por eso no podían dormir en la misma habitación, tú tenias que ir a buscarlo, llegar sola a la que será tu habitación.
—Ya veo — ¿contaba que él me haya dado todas las herramientas para llegar e incluso una indirecta?
— ¿Y qué haces aquí? –preguntó Charlotte enarcando una ceja.
—Vine a buscar algo ¿Por qué?
—Es que bueno, luego de llegar a su habitación, casi te tendríamos que ver siempre por esos lados, eres humana…y bueno, deberías estar feliz de estar con Alex y no deberías salir en mucho tiempo de ahí —¿ella se estaba refiriendo a lo que yo estaba pensando? o ¿mi mente era una pervertida?
—Sí, bueno —no podía creer que ellas creyeran que ya me había acostado con él, bueno, lo hago cada noche, pero no llevando a cabo todo lo que conlleva esa palabra.
— ¿Por qué están interrogando a Victoria? –ambas se voltearon de inmediato y quedaron mirando sorprendidas a Alex ¿de verdad no lo sintieron?... ¡eran vampiros por Dios santo!
—Aquí estás hijo –Elizabeth se acercó y le dio un beso en la mejilla.
—Elizabeth… —le dijo ¿avergonzado? no pude evitar sonreír al verlo así, parecía un niño –los estábamos buscando porque ya nos vamos.
— ¡¿Ya?! –dije asustada, debo admitir que no me acomodaba la idea de quedarme completamente sola con Alex…bueno si, pero aun así me daban demasiados nervios.
—Así es —Charlotte me miró y sonrió otra vez. Elizabeth y Alex comenzaron a hablar cosas sin importancia, mientras yo miraba a todos lados, quería entrar y poder cambiarme, estar en este pijama, no era algo agradable en esta situación. Miré a Charlotte y ella se llevó su dedo índice a su cuello, lo que hizo que mis mejillas se pusieran de todos colores y sin importar nada, entré a la habitación.
Me dirigí a la ducha, me saqué la ropa en un segundo  y sin pensar otra cosa, solo me quede ahí recibiendo el agua tibia, no sé cuánto me habré demorado.
Me tomé el cabello húmedo para tratar de controlarlo, ya me había vestido, no elegí nada lindo, solo unos pantalones negros y una camiseta blanca. Me puse un poco de brillo mientras miraba mis marcas en el cuello, no podía parar de tocarlas, pero decidí que mejor salía y dejaba de ser una mal educada para poder ir y despedirme de Elizabeth y Charlotte.
Salí del baño y no di ni un paso más. Elizabeth estaba sentada en mi cama, esperándome con una sonrisa.
—Me debiste decir que estabas aquí, hubiera salido más rápido –ella dio unas palmaditas en la cama, a su lado, para que me fuera a sentar. Lo hice rápidamente — ¿Qué hice? –sí, ella tenía esa expresión, cuando las personas te vienen a hablar porque hiciste algo mal.
—Entonces sabes qué hiciste algo mal —asentí. Haberme alejado así de Alex no era lo correcto, lo había pensando en todo este tiempo, pero no podía, en cada discusión pensar que para él las cosas no eran fáciles, para mí tampoco lo eran y claramente él no pensaba en mí.
—Esto sucedió demasiado rápido y lo sabes —le mostré mi cuello y ella sonrió.
—En realidad no, me estaba sorprendiendo de no ver esas marquitas de confianza en tu cuello — ¿Por qué ella lo estaba haciendo sonar tan tierno?
— ¿Marquitas de confianza? ¿Estás hablando en serio? –ella se rio suavemente, como la dama que era. Me incomodaba un poco.
—Victoria, tienes tanto que aprender de Alex…como él de ti, ya verás que permitir a mi hijo esas mordidas solo te abre más su corazón y pronto serás recompensada.
— ¿Quién te dijo que quiero saber lo que siente su muerto corazón? –ella frunció el ceño.
—Haré como que no has dicho eso, siendo que pronto entraras al club también.
—Si —dije de mala gana.
—Sé que Alex no es del tipo que dice o siquiera demuestra lo que siente, pero cuando lo hace, lo hace de verdad ¿Cuántas veces lo ha hecho contigo? –la miré con los ojos como plato –Hablarte de lo que siente Victoria, sé que no has llegado a ese nivel con él –esto era incómodo, su madre sabe mi nula vida sexual con su hijo, cosa que para mi sorpresa podría pasar a estar más activa y estoy segura que ni siquiera me daré cuenta de aquello hasta que esté en el acto.
—Mmm… —dije pensando –como dos o tres, creo –si las recordaba, cada una fue tan intensa como la anterior, mi favorita fue cuando me dijo que yo no estaba sola en esto ¿Por qué no salía más ese Alex? ya sería completamente suya si así fuera.
—Victoria, Alex me ha hablado de lo que sintió una vez luego de que se convirtió y soy su madre…llevo cientos de años junto a él –la miré sin entender a donde iba con todo esto — ¿no ves que confía mucho en ti? hay cosas que él te ha contado que ni siquiera sus mejores amigos lo saben y llevas poco más de tres semanas.
—Eso no es suficiente para mí —ella negó triste.
—Jamás es suficiente, ese el problema, el cual deberás aceptar o esto terminará muy mal Victoria –no entendí lo que dijo, pero no me dio tiempo de decir nada más, ya que se puso de pie –vamos querida, que nos despediremos, es hora de nuestra partida.
—Bien –me dirigí hacia la puerta y salí con ella.

Llegamos al primer piso y estaban todos abajo, Alex, Charlotte, Raúl y ahora nosotras. Raül lucia solo un pantalón ancho y una camiseta negra, se veía muy bien. Alex en cambio, se veía perfecto, pero me extraño que estuviera tan formal, siendo que estos días solo usaba jeans, ahora había vuelto a usar pantalones de tela, tenía unos gris claros y una camisa blanca. Me miro un segundo para luego mirar a Elizabeth.
—Ya es la hora —la madre de Alex me sonrió y tomó mis manos –querida, ha sido un gusto conocerte y la próxima semana nos veremos si todo sale como esta planeado, te deseo la mejor de las suertes –me abrazó, movimiento que me puso nerviosa, pero luego me relajé y le devolví el abrazo sinceramente, se quedó conmigo así unos segundos. Miré a Raúl sin saber si se iba o se quedaba pero él me sonrió coqueto como siempre.
—Me seguirás teniendo por estos lados, son estas dos señoritas que se van hoy, yo las iré a dejar solamente.
—Excelentes noticias Raúl –miré a Charlotte, ella se iba a acercar para despedirse, pero se detuvo en seco.
—Voy y vuelvo, olvide algo en mi habitación –dijo desapareciendo en menos de un segundo.
—Alexander –él miró a su madre sonriendo –ven aquí –él rodó los ojos e hizo lo que ella le pidió. Lo rodeó con sus brazos y él hizo lo mismo, pero de forma mecánica, era tan frio –nos vemos, haz las cosas como se deben, ya te he hablado todo ¿no?
—Sí, dejaste todo muy claro –noté como él me miró, pero luego se separó de su madre –ya, no seas dramática, nos veremos la otra semana ¿y dónde está el otro aro que te he regalado? –ella tocó de inmediato su oreja.
—Se me ha de haber caído –frunció el ceño preocupada –iré por él.
—No, deja –dijo Alex tomando su mano para que no se moviera –yo voy –desapareció rápidamente. Me quedé sola con los dos antiguos gobernadores, los quedé mirando, como sus miradas se encontraban y pude notar que Elizabeth tenía una expresión triste, no pude evitar lo que salió de mi boca en ese momento.
— ¿Por qué no vas con ellas Raúl? –él desvió su mirada a la mía.
—Me voy…por unos días, luego vuelvo al igual que los guardias, se quedaran solos, una locura sabiendo que esta John suelto, pero sabes cómo es Alex de testarudo —sentí como si mil baldes de agua cayeran sobre mi espalda.
— ¿Viky? –Preguntó Raúl –no debes preocuparte tanto.
— ¿Es que todo saben qué…? –esto me estaba incomodando de sobremanera.
—No –dijo Elizabeth –solo con mirarte sabemos que será tu primera experiencia.
—No lo hagas por favor, esta Raúl –dije avergonzada.
—Eso no es nada pequeña –dijo el involucrado, lo miré y sus ojos me miraban de una forma distinta a como lo hicieron alguna vez, ahora se veían como protectores y dulces, como una mirada paternal.
—Viky, no tienes que preocuparte de nada, solo te diré eso, las cosas se dan instintivamente –sentí como mis mejillas se sonrojaban, pero ahora Elizabeth habló.
—Y es lo correcto, ustedes son el uno para el otro, solo debes recordar eso, ya verás que te estás preocupando mucho por nada.
—Esto es muy rápido, tú misma lo dijiste, un poco más de tres semanas a su lado.
—Y pareciera que han sido meses y meses de conocerlo ¿no? –Elizabeth me sonrió, para después tomar la mano de Raúl, creo que ambos recordaban a través de nosotros su propia experiencia ¿Por qué ellos nos estaban juntos? Miré sus manos como si eso me diera la respuesta y no sé si era muy obvia mi duda, pero Raúl la contestó.
—Uno se queda cuidado a Alex y el otro cuidando sus enemigos –Raúl miró hacia la escalera –no se lo digas, él cree que es porque uno engañó al otro, creo que me culpa, pero no, eso de que no hay vampiros con sus almas gemelas es mentira, yo tengo a la mía justo al lado, soy suyo –dijo sonriéndole dulcemente a Elizabeth. Casi me puse a llorar, yo quería eso, Alex jamás seria así conmigo. Se miraban tan intensamente que me sentí una intrusa al estar viéndolos.
—Te dije lo mismo para que Alex no escuchara nada, nos preocupa, así podemos mantenerlo a salvo –se excusó Elizabeth.
—Iré por los chicos —ambos me sonrieron y asintieron, no eran los únicos que querían un tiempo a solas.
Subí lo más rápido las escaleras y me dirigí hacia el pasillo de la habitación de Charlotte, que estaba por el otro extremo. Miraba por todos lados, pero no había nada. Comencé a caminar más rápido, para encontrarlos porque quizás habían bajado y ahora Charlotte y Elizabeth se estaban yendo junto con Raúl y no me podría despedir de este último.
No estaban por ningún lado, así que di la vuelta a toda la casa por el segundo piso, hasta que termine yendo por el pasillo de mi habitación, puerta que a todo esto estaba abierta. Me acerqué y la iba a cerrar, pero al acercarme pude notar que adentro no estaba vacía. Solo tuve que empujar la puerta un poco para que esta se abriera.
Él me quedó mirando de inmediato y su expresión me hizo ver lo sorprendido que estaba. Charlotte estaba sentada a horcajadas sobre él, sacándole su camisa, mientras que ella solo estaba con su sujetador. Su blusa y chaqueta habían volado por algún lugar.
Cerré la puerta y sentí como mi corazón hacia un sonido extraño, mientras que las lágrimas comenzaban a caer, pero antes de llegar a las escaleras y encontrarme con Elizabeth y Raúl, me concentré para que esto no se notara, ellos tenían cierta visión de Alex y no los quería hacer infelices con lo que acaba de ver. Sequé mis lágrimas con mis manos y bajé la escalera con una sonrisa. Elizabeth me miro raro, pero no dijo nada.
— ¿No los has encontrado? –pregunto Raúl.
—No… —fue lo único que dije, al unirme con ellos.
— ¡Ahí están! –siguió hablando Raúl, Elizabeth tenía su mirada fija en mi rostro, solo le sonreí para despistarla. No me pude girar para ver a Alex y Charlotte bajando.
—Victoria… —escuché su voz detrás de mí pero no sé si fue un estilo de rescate o un homicidio, porque Elizabeth interrumpió.
—Charlotte ve directo a la avioneta –la miré y pude ver el enojo que había en sus ojos, mientras que Charlotte no dijo nada e hizo lo que le ordenaron –Vamos Raúl, Alex nos vemos, adiós querida –dijo Elizabeth tomó mi mano. Sonreí y asentí. Al abrir las puertas principales pude notar que no estaba ni Ezequiel o Javier.
Todos desaparecieron por aquellas puertas, dejándome sola con Alex.
—Victoria, no es lo que estas pensando –sonreí, me giré y lo enfrente. Jamás, pero jamás pensé que un hombre me estaría diciendo aquello, pensé que al que tuviera al lado me iba a amar y respetar lo suficiente para no tener que engañarme.
Su expresión estaba preocupada y al encontrarme con sus ojos volví a recordar lo que vi. Ella arriba de él, ambos sin su camisa ¡donde yo dormía!...no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas.
— ¿Por qué no elegiste otro lugar? –dije dirigiéndome hacia las escaleras. Tendría que sacar esas sabanas o buscar otro lugar para dormir.
—Victoria detente –no hice lo que me pidió, ya que no me importaba. Seguí caminando hacia la habitación — ¡alto! –dijo posicionándose al frente mío, sin dejarme avanzar, lo que no me animó, ya que me sentía cansada, aquello me hacía creer en eso de las almas gemelas, a cierto nivel, porque siempre que me desilusionaba de Alex, era como si mi cuerpo entero dejara de funcionar  o lo hiciera a batería baja –no es lo que estas pensando, yo entré a tu habitación para buscar el aro de Elizabeth y ahí estaba, bajo tu cama, cuando me puse de pie ya sabía que ella estaba ahí, pero no pensé que se me iba a lanzar como una gata…rasgó la camisa –ahí note que traía otra de un distinto color, esta era negra –ella se sacó la suya y me lanzo a la cama ¡ni siquiera la bese Victoria! –lo quede mirando enojada, por lo menos era distinto a sentirme apagada, pero tampoco era mejor a no poder controlar los movimiento de mi cuerpo.
Levanté mi brazo y abofeteé su rostro. Pasé por su lado y me dirigí hacia el segundo piso lo más rápido que pude, sobando mi mano, me había dolido pegarle. Solo alcancé a llegar a pasos de mi habitación.
—Como te atreves Victoria –dijo haciendo que volteara, supuse que recién había despertado de la sorpresa.
— ¿Cómo me atrevo? –respiré profundo y luego fueron solo gritos — ¡Porque eres un maldito vampiro de siglos! ¿Y me dices que no pudiste alejar a Charlotte que tiene años menos que tú? ¡Eres un mentiroso!
— ¿Qué querías? ¿Qué la golpeara?
— ¡Muy fácil se te hizo presionar mi brazo como una astilla ¿no?! –dije recordando aquella vez, me dolió bastante.
—Sabes que eso fue solo por… ¡solo para intimidarte y traerte aquí!
— ¡Debiste usar esa intimidación con ella Alexander!
—Victoria… —dijo sorprendido. Me giré para irme, pero no pude, me volví a girar para aclararle otras cosas más.
—Ella no te puede tocar ¡¿me has escuchado?! La habrás utilizado tiempo atrás, pero mientras tú seas mío, nadie te podrá tocar –me giré de un movimiento y me fui hacia la habitación, cerré la puerta con llave y me dirigí al ropero, donde cerré con llave mientras las lagrimas corrían por mis mejillas, extrañada al notar también que no había nada en el ropero.
¿Qué había hecho? ¿“mientras tú seas mío, nadie te podrá tocar”? ¿De dónde salió eso? Dios ¿había abofeteado a Alex? Todas esas preguntas quedaron atrás, cuando mi corazón latió aun más fuerte al escuchar un ruido extraño en la habitación y luego escuchar pasos que se acercaban hacia mí.
 Alex tocó a la puerta pero no la abrí. Me puse de pie para que no me vea derrumbada por su culpa. Rompió la manilla y abrió la puerta, estaba serio, pero al verme sonrió un poco, sin embargo esa sonrisa no llegó a sus ojos. Se acercó decidido y tomó mis manos para acércame a él y unió sus labios a los míos sin ninguna advertencia, me quise alejar de su agarre, pero me tomó de los brazos y se detuvo, al ver que no tenia respuesta de mi parte me soltó y me quedó mirando.
—Estabas en la cama donde duermo… ¡con esa arpía! –dije finalmente, pero él ahí sonrió de verdad y pasó sus manos por mis mejillas, limpiando los rastros de lágrimas.
—Si te digo que no paso nada es por algo, no me interesa besar otros labios que no sean los tuyos. Victoria, ella vino a mí –no lo seguí escuchando después que dijo que no le interesaba besar otros labios que no fueran los míos. No lo pude evitar, mi labio inferior formo un mohín, mientras mis lágrimas volvían a caer –Ya lo has dicho, Vittoria –dijo con ese acento que tanto amaba en él.
—Tú eres mío —dije nuevamente. Él sonrió curvando sus labios y dejó sus manos en mi rostro y me acercó a él, haciendo que nuestros labios nuevamente se unieran. Su nariz rozaba con la mía, mientras sentía sus labios y como su lengua segundos después paso a tener contacto, haciendo que el frio de esta aumentara mi deseo por sentir sus besos. Sentí como sonreía –Alex… —dije separándome de él, mirándolo seria y recordando las palabras de Elizabeth, somos el uno para el otro, bien, era hora de probarlo –tú serás completamente mío –dije finalmente, pasando mis manos por debajo de su camisa.
Alex me miró sorprendido, pero nuevamente unió nuestros labios, llevando su mano derecha a  mi mejilla, acariciando mi piel con mucho cuidado, pero segundos después de hacer que mi cabeza comenzara a volar, se separo de mí.

5 Lectores:

  1. OMG!! PERRA!!!
    CHARLOTTE ES UNA RAMERA DE PRIMERA!!!!
    ajakjakajkajk
    me encanto el cap, aunque una caxetada a la ramera esa no hubiese estado nada de mal!!!
    :P
    me encanto!!!

    ResponderEliminar
  2. Charlotte esto va con todo mi amor para ti .l.
    insisto , como desearía ser Victoria aveces sólo para tirarme encima de esa yegua !!!

    Raúl y Elizabet ... me dan la razón sobre lo q pienso de Victoria, respecto a Alex...
    y Victoria ... es tan dramática aveces!! tanto le cuesta ver razones!! aunq sean sutiles !! Elizabet me da la razón en ese punto !!

    **Kathy **

    ResponderEliminar
  3. este capitulo me encanto estuvo buenisimo


    besos

    maru

    ResponderEliminar
  4. Ésa perra no va a dejar de joder hasta que le den lo que se merece

    ResponderEliminar
  5. Me huele que la ave de rapiña de la Charlot y el chupóptero de John están compinchados.
    Y me huele muy mal!

    *Anapi*

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena