jueves, 2 de febrero de 2012

L.D - Capitulo 15



CAPITULO 15

Estaba recostada sola en mi cama, ya estaba amaneciendo, o sea que los vampiros se van a la cama y el vampiro con el cual me interesaba conversar, no estaba a mi lado, seguía durmiendo en su habitación y sabia… ¡no!...estaba segura que él no iba a llegar por si solo aquí de nuevo, menos ahora que habíamos hablado mucho más.
Alex tenía planeado todo aquello del secuestro, porque me conocía de antes, nunca intento alimentarse de mí en ese primer momento, pero por lo que él había dicho, no me daría más información sobre eso. También admitió que sentía algo por mí, claramente eso me sorprendió, porque nunca pensé, jamás imaginé que él sentiría algo por mí, asumí que era algo más físico o alguna locura de él, en la cual yo no estaba poniendo mucha resistencia. Lamentaba haber hablado de las mujeres que había perdido antes, en su vida, si no hubiera sido por eso quizás ahora él estaría a mi lado y seguiríamos hablando.

Me revolvía de un lado a otro en la cama, me era imposible cerrar los ojos y dormirme. Vencida me puse de pie y salí de mi habitación. Iría a ver un hermoso espectáculo, era mejor que estar revolviéndose en la cama.
Subí al tercer piso, donde estaba la piscina y me fui a recostar al sofá, ese lugar me daba una hermosa vista del amanecer. No podía sacar una estúpida sonrisa de mis labios, aun seguía confundida, pero me sentía bien, era agradable tener esa sensación.
— ¿Qué haces aquí? –Me volteé asustada al notar que no estaba sola –deberías estar durmiendo.
— ¿Qué haces tú aquí mejor dicho?...te hace mal estar tanto tiempo despierto Alex –levantó los hombros quitándole importancia y se sentó a los pies del sofá. Él solo llevaba puesto su pijama, que consistía en un pantalón azul.
—Digamos que no estar expuesto ante el sol, hace que sea más fuerte y esto de dormir solo se haga una rutina.
—Oh…verdad, recuerdo que dijiste algo sobre no dormir nada –él asintió –eso no te agrada.
—No…te hace más anormal, aunque requiere un gran gasto estar al sol, hay que alimentarse regularmente, eso es lo que te va ayudando a sobrevivir, la sangre, ya que tu corazón no late –sonreí ampliamente a lo que dijo — ¿Por qué sonríes?
— ¿Me estás dando una clase sobre vampiros? –él miro hacia la ventana. El sol aun no subía.
—Supongo… —dijo con un suspiro. Se veía preocupado, supe de inmediato lo que sucedía aquí, Alex por lo que había dicho, en estos años había cambiado a su forma original de ser.
—Estas así porque me diste información que no deberías hace un par de horas ¿no? –él me miro frunciendo el ceño.
— ¿Qué te hace pensar eso? –su expresión era dura, creo que él deseaba que específicamente yo lo viera así, jamás había visto que mirara a otra persona de esta manera, claro…exceptuando a John.
—Porque estas incomodo a mi lado, se nota… —esquivó mi mirada, llevándola de nuevo a los cerros que aun escondían al sol.
—Eres muy perceptiva —reí despacio a lo que dijo. Eso no era cierto, jamás había tenido esa habilidad de saber que pasaba con las personas a menos que me lo dijeran, pero con Alex era diferente, si alguien me preguntara el porqué…no podría responder, no tenía la menor idea.
—Supongo entonces no está cansado, Sr. Gobernador –se volteó de inmediato a verme.
—Presumo que quieres saber algo sobre eso igual ¿no?
—Estas en lo correcto…todo lo que pasó esa noche de año nuevo, fue demasiado confuso, no entendí nada, tu solo tienes veinticuatro, es imposible que seas…
—Bueno, realmente no importa que sepas como es todo, si no llevas el anillo –me miró de soslayo y esquivó mi mirada.
—Sigo sin querer llevarlo Alex…eso es una locura  —se volteó más bruscamente a ver el sol.
—Te adelanto que no tienes opción, ese día llegara más temprano que tarde, por las buenas o por las malas ¿has escuchado? –sonreí, pareciera que no duraba nada un Alex más…tranquilo.
—No te alteres…y si escuché, pero no opino igual que tu y en eso no puedes interferir, incluso si me conviertes, es mi decisión a final de cuentas… —suspiró.
—Eso realmente está fuera de mis prioridades, aceptarás de todas maneras cuando llegue el momento, te preocupas por mi aunque no lo quieras, lo sé…— ¡maldito! tenia la razón. Me preocupe bastante en que ese vampiro, llamado Roberto, no humillara a Alex con mi escape el día de la fiesta.
—Cállate… —mi vista se fue de nuevo a los ventanales y los primero rayos del sol estaban apareciendo de una forma maravillosa. No pude evitar sonreír al notarlos –es perfecto…
—Sí lo es  —el tono de Alex estaba diferente, pero no me fije en él. Seguí mirando hacia el sol por varios minutos, mientras iba subiendo y subiendo.
— ¿Alex que sucede si te expones al sol sin tener a alguien para  alimentarte?
—Muero… —mi mirada dejó el amanecer para verlo preocupada, él ya me estaba mirando –esa es un forma de morir, es bastante cruel si lo piensas, debe ser bastante tiempo eso sí, sería más rápido si no tienes ni una sola gota de quien alimentarte. Tu cuerpo se va degenerando de a poco, los vampiros más jóvenes mueren más rápido de esa forma, no tienen tan buen control con la abstinencia de la sangre –me quede en silencio por unos segundo. Alex no dejo de mirarme.
— ¿Cuál es la otra forma? –tragué saliva, esta conversación se estaba poniendo muy oscura.
— ¿Quieres ver cuáles son tus probabilidades de vencerme? –negué de inmediato, no dije nada, solo quería la respuesta. Alex suspiro, tenía ese habito últimamente, ya que para un vampiro un suspiro no tenía el mismo efecto de relajación como para un humano…supongo –la otra forma de morir es…bueno, sádica, pero no cruel, sale en los libros que has leído, es cortando…la cabeza –me miró curioso, se notaba incluso un poco incómodo, bueno, bastante.
—Que horrible, debes estar seguro que ninguna de esas formas usaré para eliminarte –sonreí al decirlo, pero el no, parecía como si estuviera recordando algo. Me preguntaba cuantos recuerdos podía haber en la memoria de Alex.
—Alguien ha tratado de…¿asesinarte? –una sonrisa se marco de inmediato al escucharme.
—Sí, varios…pero como ves no ha dado resultado, siempre estoy rodeado de vampiros que son bastante fieles, ellos cuidan mi espalda cuando lo necesito.
—Pero debes ser…así, como súper fuerte por tu edad ¿no?
—Sé lo que quieres saber Victoria, solo te diré que son más años de los que te puedes imaginar y solo unos poco menos que Elizabeth, ella era la antigua gobernadora…
—Me gusta más que te nombren como Rey… —una leve risa salió de sus labios…lo quede mirando sin sonreír, esta vez su risa por primera vez había llegado a sus ojos, jamás lo había visto así, sus ojos brillaban.
— ¿Qué sucede?... ¿te has dado cuenta que te nombrarían reina? –eso me trajo de nuevo a tierra, de donde fuera que estuviera.
—Como sea… —dije dándole termino a ese tema, ya que yo tendría que ser algo así como su primera dama — ¿Elizabeth era la antigua gobernadora de tu especie?
—Sí, digamos que utilizo su única conversión para poder tener a su sucesor, le cuesta mucho confiar en las personas, claro…contigo, se le dio bastante fácil, ni siquiera Charlotte obtuvo una Elizabeth amable en bastante tiempo –sonrió levemente, lo estaba haciendo más seguido de lo que había hecho antes.
—Ella es genial…me agrada mucho, me hace más fácil estar aquí.
—Supongo que le agradas…aunque luego de un tiempo volverá a Inglaterra, ella ama Londres –me acomodé mejor en el sofá –muévete –lo miré confusa, pero me cambié un poco más al lado. El se recostó, lo miré sorprendida, pero de todas formas me acomode mejor a su lado, no lo mire eso sí. El sol ya estaba a la mitad.
— ¿Por qué dijiste algo de su única conversión? –dije recordando las palabras de Alex.
—Solo podemos convertir a una persona en vampiro, no más, solo se puede hacer esa conexión una vez… —me senté un poco para verlo.
—Pero tú… —eso era imposible.
—A menos que aquella persona o sea el vampiro muera, puedes volver a convertir a alguien otra vez –me miró sin decir nada más.
— ¿Cuántas has convertido Alex?... –hice mis manos puño, preparada para el numero.
—Supongo que menos de las que crees… —esquivó mis ojos y se concentró en el paisaje –te estás perdiendo el amanecer –tomó mi mano y me hizo recostarme. Tenía razón, era hermoso ver como el sol salía.
Nos quedamos así por mucho tiempo, fue agradable hasta que mi cansancio provocó cerrar mis ojos, pero Alex no se movió ni un poco. Cuando volví a abrirlos, vi que estaba en mis suaves sabanas, pero estaba solo…Alex nuevamente no había dormido a mi lado.
Me quede mirando mi reflejo, luego de haberme duchado y vestido, estaba más arreglada de lo común en estos días, realmente no me agradaba ver tan hermosa a Charlotte. El espejo ahora mostraba a una diferente Victoria de hace unas semanas atrás, lucia diferente, y a pesar que no debería estar feliz, ni siquiera cómoda sabiendo cómo estaban mis padres, lo hacía, me sentía generalmente bien, a pesar de sentir esa espina en el corazón por perder a mi familia, pero ya no había vuelta atrás.
Salí del baño mientras me arreglaba mi vestido color azul, que había elegido con bastante cuidado y note que ya estaba anocheciendo, de seguro no había nadie levantado. Cerré mi puerta tranquila hasta que escuche una muy conocida voz.
—Buenas noches –me voltee sobresaltada, aun sabiendo que era Alex –Te ves nerviosa.
—No es nada –puse mis manos en mis espalda, nerviosa al recordar cómo había sido este amanecer y como había sido el día anterior en realidad. Alex me estaba mostrando cada vez más de él — ¿Cómo has despertado? –tuve que hablar al notar la mirada de Alex.
—Bien…pero ahora —se acercó a mi peligrosamente, acercándose a mi rostro, mientras yo daba un paso atrás, nerviosa, sus labios pasaron con suavidad por los míos. Mi corazón se acelero demasiado, pero no alcancé a sentir muchos sus labios, apenas fue un roce. Lo mire enfadada, no sé que estaba pretendiendo, pero él… ¡él no era capaz de besarme! Alex me miraba sonriendo —Ahora estoy mucho mejor –traté de tranquilizar mi mente, así que cerré los ojos y respiré, logrando mi objetivo.
—Iré  a comer –comencé a caminar alejándome de él, pero llegó a mi lado sin ningún esfuerzo.
—Te acompañaré —lo miré sorprendida, pero no le dije nada, solo sonreí, aunque estaba descubriendo que a Alex le gustaba verme comer o besarme luego de comer. Elizabeth me dijo que la comida luego de ser vampiro sabía asquerosa, aunque desees comerla, así que supuse que Alex sentía otro sabor en las comidas cuando me besaba.
Bajamos en un silencio bastante cómodo, pero me adelante unos pasos para llegar más rápido a la puerta. La abrí de golpe, ahí estaban mis dos vampiros  favoritos.
— ¡Buenas Noches! –dije animada, ellos me esperaban sonriendo. Saludé a Ezequiel y Javier, pero ambos se veían un tanto nerviosos, supe de inmediato el motivo — ¿Por qué están tan tensos?...no es como si Alex les fuera a decir algo por saludarlos ¿cierto Alex? –me giré a verlo. Estaba serio como una piedra, mirándonos.
—Eso es algo que no sabes Victoria –su voz demostraba que estaba un poco enojado. Rodeé los ojos y los ignoré.
—Pequeña, creo que deberías ir a comer –dijo Ezequiel, sonriendo, no se veía tan preocupado como estaba Javier. Suspiré derrotada, no los quería meter en problemas con Alex.
—Está bien, luego volveré –mire a Alex para que siguiéramos, pero él no me miró, solo miraba a los chicos.
—Iré en unos segundos, adelántate –mi corazón salto al escucharlo decir eso, miré a los chicos preocupada, pero ambos me sonrieron, supe de inmediato que lo hacían solo para no preocuparme.
Salí de ahí rápidamente, llegue más rápido que nunca a la cocina. No podía creer que Alex fuera así de posesivo, sabía que ellos nunca iban hacer nada que él no deseara, Ezequiel y Javier, casi besaban el suelo por donde caminaba Alex y aun no tenía idea del porque, ningún otro guardia se veía tan cercando a él, era raro, pero no tenía muchas opciones para descubrir que pasaba, ellos no me dirían nada que Alex no quisiera revelar y Alex tampoco hablaría.
Mire a todos lados en la cocina, sin ver a Francesca, pocas veces venia aquí y ella no se encontraba y cuando eso pasaba siempre entraba a los segundos después de mi llegada, sin embargo no me preocupé ya que mi atención se fue al constante ruido que había, era como si golpearan la pared con algo. Me acerqué a la fuente de origen del sonido, la cocina ahora si se veía demasiado grande, ya que me costó descubrir que venía de la puerta por donde siempre salía Francesca. La abrí sin siquiera decir “permiso”….lo que fue un grave, pero grave error al notar de donde venia aquel ruido.
Era la cama de Francesca, esta era su habitación y yo tenía fija la mirada en lo que John estaba siendo, sobre Francesca, el ruido venia del golpe de la cama contra la pared. Pude ver al mirar el rostro de Francesca que no me notó, porque tenía sus ojos cerrados, mientras salían leves gritos de su boca al ser penetrada por John, que estaba completamente desnudo. Lo mire con pánico al notar la escena, no podía decir que Francesca lo estaba pasando mal, pero me sorprendió demasiado ver algo así. John me miró y sonrió mostrando sus colmillos, creo que ese fue la gota que rebalsó el vaso a todo lo que estaba sucediendo.
Cerré la puerta, tomé una manzana para despistar a Alex y salí corriendo de la cocina, pero para mi mala suerte, solo al abrir la puerta me encontré con Alex, en realidad choque contra él.
— ¿Qué te sucede? –me miró preocupado, pero se quedo en silencio y miró hacia la cocina, su ceño se frunció de inmediato y note que se estaba irritando.
—Ni se te ocurra…vámonos por favor, no los molestes –lo empujé con mis manos, tratando de alejarnos, pero como siempre, era como empujar un muro.
—Te han incomodado, eso no me gusta, solo lo puedo hacer yo –seguía mirando hacia la cocina.
—Alex, vamos…ellos están ocupado, si quieres después pero no ahora…por favor —me miro y dio un paso hacia atrás, lo que me tranquilizó. Sonreí aliviada.
—Está bien –comencé a caminar rápido, para que él con su audición anormal, no siguiera escuchando lo que pasaba en la habitación de al lado.
Llegamos a la terraza de la casa, ninguno dijo nada, yo no quería que saliera algo de su boca en este instante, porque sabía que iba a avergonzarme.
—Entonces… —dijo mientras se apoyaba en la mesa y yo me sentaba, me miraba sonriendo, eso me daba un mal presentimiento –se podría decir que estamos hablando mientras John y Francesca están teniendo sexo ¿no? –estaba en lo correcto, un pésimo presentimiento. Mis mejillas se sonrojaron al instante de escucharlo e imágenes de lo que vi volvieron a mi mente y me puse aun más roja.
—Alex… —lo miré enfadada, mientras su sonrisa se ampliaba aun más –hace un minuto estabas enojado.
—Aun lo estoy  e iré hablar con ella  —eso me asustó.
—No, no puedes, harás que se sienta mal –su mirada solo indicaba que estaba aburrido escuchándome y que no le importaba lo que yo dijera ¡estúpido!
—Victoria…no le pago para que se ande revolcando con cada guardia que existe aquí.
— ¡Eso solo uno!... ¡estas siendo muy machista e injusto! –me puse de pie para tener más seguridad en esto, sabía que iba a ser difícil.
—Claro que no es injusto…y está bien es solo John, pero no le pago para eso, además te alteró –esquivó mi mirada y solo por un segundo sentí ternura por lo que dijo al final, pero luego se me quitó.
—Alex…no puedes ser así, tú me alteras a cada segundo con tus comentarios que me avergüenzan.
—Eso terminara en un fututo muy cercano, no te preocupes, es porque eres virgen, encuentras todo con el triple de importancia que en realidad tiene…pero no te preocupes –marco esa sonrisa coqueta que me hacia confundir en las cosas que decía o pensaba —…yo me encargare de que te tomes todo con mucha tranquilidad –roja, ahora si estaba aun más roja que antes, un rojo fosforescente, nuevamente no sabía si ese color existía.
— ¡Alex basta! –me volteé enojada, todo lo que decía lo hacía apropósito para avergonzarme.
—Victoria —su tono de voz había cambiado, estaba más seductor de lo normal y ahora pasaba su dedo índice por mi cuello que estaba expuesto, bajando por mi hombro derecho. Solo eso basto para que mi corazón se acelerara — ¿ves? –Dijo cerca de mi oído –no me tomará mucho tiempo –noté a lo que se refería y me enojé aun más por su confianza. Me dirigí caminando rápido hacia adentro. Estaba realmente más alterable de lo común y debo ser lo bastante honesta para decir que era porque ¡él me frustraba!...siempre provocando y sin hacer nada, sobre todo ayer cuando solo me tentaba pero nunca me besó.
Solo tuve que tener ese pensamiento para notar lo mal que estaba, me estaba dejando llevar demasiado por Alex.
 –Espera –dijo tomando mi vestido desde atrás y haciendo que retroceda –no sacas nada con enojarte, así no me manipularás jamás, así que te conviene buscar alguna otra estrategia…ya no eres una niña Victoria —tenía mi vista fija hacia adelante, mientras escuchaba su voz en mi oído.
—Cállate  –traté de avanzar de nuevo, pero como siempre, solo él decidía cuando me iba o me quedaba. Esta vez me acercó bastante hasta chocar con su cuerpo, sentí como sus labios estaban en mi cuello, respiré profundo por la sorpresa. Subió con cuidado hasta llegar a mi oído.
—No tienes porque enojarte porque tengo razón —ahora podía sentir su nariz por la parte superior de mi oreja.
—Solo me quieres matar —de verdad él quería hacerme eso y no lo decía solo por el hecho que me quería convertir en una vampiro, donde sería una muerta andante, sino que él quería que mi corazón explotara por su culpa, que mi respiración no fuera capaz de sostener mi cuerpo….él me estaba matando.
—Mmm…. –pocas veces lo había escuchado decir “mmm” y me encantaba, salía desde su cuerpo, tan profundo que me hacía temblar y él lo notó porque rodeó mi cintura con su mano –aun así hablaré con Francesca –no estaba consciente y ahora no me importaba lo que hiciera con ella, solo estaba concentrada en su mano en mi cuerpo ¡Odiaba que tuviera tanto poder en mi! aun así no era capaz de decir nada — ¿recuerdas la expresión Francesca hace un rato?
— ¡Alex! –me traté de mover, pero él no me dejó. Sin poder evitarlo traje esas imágenes a mi mente.
—Bien, será mucho mejor entre nosotros –me quede helada, siempre que él hablaba de esas cosas hacia que me cohibiera por completo, Alex tenia cero pudor –ya verás que será completamente natural.
—Cállate, por favor —escuché su risa en mi oído. De un movimiento Alex me hizo quedar al frente de él, viéndolo claramente. Sonreía, sus colmillos se veían y como ya me era costumbre, no causaban miedo, ni un poco.
—Ven conmigo –tomó mi mano e hizo que entráramos, no tenía idea a dónde íbamos, pero luego de unos segundos descubrí su objetivo…Francesca.
—No lo hagas –dije deteniéndome, pero él solo me miró y me hizo seguir caminando, entrando a la cocina. Francesca estaba ordenando y limpiando el lugar.
—Francesca… —dijo Alex, sobresaltándola y haciendo que volteara a vernos.
—Sr. Lenardis –su sonrisa era siempre amable, me estaba sintiendo mal por todo esto, era mi culpa. No debí haber dejado solo a Alex con Javier y Ezequiel. Alex soltó mi mano y dio unos pasos hacia adelante, mientras yo sentía que me hacia pequeñita.
—Seré directo, sabes que no me gustan los rodeos…llevas años trabajando para mí –Francesca frunció el ceño, de seguro estaba confundida, más si él no le hablaba en su idioma –solo por eso no te despido — ¡Porque ahora Alex no hablaba en Italiano!... ¿es que acaso quería que me enterara lo que le decía?
—Yo… —ella iba a continuar, pero Alex levantó la mano, haciéndola callar, ella asintió y obedeció a la orden de Alex.
—No quiero volver a saber que estas involucrándote con John en tu horario de trabajo, y menos quiero saber que alguien abrió la puerta y te descubrió…. –la mirada de Francesca pasó de inmediato hacia a mí, la esquivé al segundo de contacto —¿se ha entendido? –de soslayo noté que ella asintió, mientras sus mejillas se teñían de rojo.
Salí antes que Alex de ahí, él se tomó unos segundos adentro para luego salir de ahí.
—No puedo creer lo que le has hecho, no es tu problema lo que Francesca haga con su vida Alex –él solo siguió caminando sin hacerme caso, lo que me ofendió bastante — ¿Supuestamente no te eligieron de gobernador por ser sabio y justo y un montón de mentiras más? –se giró de inmediato.
—Victoria, no me gusta ni como me estás hablando ni tampoco que los empleados hagan lo que se les apetezca bajo mi techo.
— ¡Debes ser justo!...y no lo estás haciendo ¡oh gran gobernador! –dije sarcásticamente, él no estaba cumpliendo su papel, por el cual fue elegido.
—Victoria, cuidado… —me miró intensamente, pero esta era una mirada furiosa, sin embargo, con el tiempo esas miradas no estaban causando el mismo efecto que el de antes.
—Alexander Lenardis, si tanto dices ser un buen gobernador, te toca a alguien más a quien humillar –de inmediato mis palabra causaron confusión en él.
— ¿A qué te refieres? –sonreí triunfadora.
—Que tener sexo no se hace de a uno, falta que hables con John, él también estaba en esa cama, y estas siendo muy injusto al solo regañar a Francesca –él iba a decir algo en contra, pero ya no estábamos solos. Elizabeth caminó tan delicadamente hacia nosotros, lucia casual, con unos jeans y una blusa blanca, su cabello entre canoso y rubio lo llevaba suelto esta vez, le llegaba hasta los hombros, lucia fantástica, se veía, aun vestida así, muy importante, creo que lucir así se lleva por dentro, exactamente como Elizabeth, ella no necesita ropa cara o cosas por el estilo para llamar la atención cuando entra a un salón.
— ¿Qué sucede aquí? –nos miró sonriendo, como si todo esto le causara gracia. Iba a hablar, pero Alex se adelantó.
—Nada, no sucede nada y no tienes porque entrometerte –me miró advirtiéndome que no dijera nada.
—Supongo que crees que no tengo tan buena audición como tu ¿no? –Alex rodó los ojos. Había sido descubierto, de seguro ella hizo aquella pregunta solo por cortesía y no parecer una imprudente –Alex, solo te diré que dos cabezas piensan mejor que una y que nuestra pequeña Viky, está haciendo su trabajo –llegó a mi lado y dejó su mano en mi hombro. Podía decía oficialmente que le había ganado a Alexander Lenardis.
—No tienes porque meterte en estos problemas –se defendió Alex, mientras su mirada iba entre Elizabeth y yo.
—Claro que puedo, soy parte del consejo, que esta para ayudarte en tus decisiones, y también sabes que tengo otros dos motivos que me respaldan para decirte lo que debes hacer, ahora…sal con Viky y haz las cosas como se deben.
— ¿Qué? –dije mirándola. No tenia porque ser partícipe del regaño a John, ese vampiro ya me odiaba bastante como para aumentar ese sentimiento por mí.
—Está bien –Alex me miró sonriendo sarcásticamente, al notar que en su caída, no había ido solo –vamos… —comenzó a caminar hacia la puerta y tuve que seguirlo, ya que también Elizabeth me había dado un leve empujón.
Javier y Ezequiel me miraron sonriendo, creo que me daban animo, de seguro habían escuchado todo, pero presentía que igual les sorprendía que me dejaran salir más allá de lo que conocía, por mi último intento de escape.
Caminaba unos pasos detrás de Alex, mientras el no decía nada, lo más probable era que estuviera enojado, porque termine ganándole, sin embargo su enojo no duró mucho, ya que se detuvo en seco haciendo que chocara contra él por el brusco movimiento que no alcancé a esquivar.
—Tenias razón –me miró serio –dos son culpables aquí y solo me centré en una parte del problema –evite sonreír al notar que había aceptado su derrota.
—Generalmente tengo la razón, el problema es que no te acostumbras –orgullosa seguí caminando, aunque no tenía idea a dónde íbamos, porque ya estábamos fuera del portón principal de la mansión.
—Veo que tendremos bastante problemas si mantienes esa actitud… —ahora caminaba a mi lado, pero su mirada estaba ahora en dirección hacia las estrellas. Decidí que mejor el tema de quien tenía o no tenía razón debía quedar en el pasado, ya que algo más vino a mi mente en ese mismo momento.
—Alex… ¿a qué se refería Elizabeth a que estaba haciendo mi trabajo? –una sonrisa se marcó en sus labios al escucharme.
—Sabia que eso no se te iba a escapar…—suspiró y su atención cayó sobre mi –como mi futura compañera, tu labor también es de consejera, al igual como los integrantes del consejo, pero a mayor escala, ellos no pueden llegar al nivel de percepción que tengo contigo –mi corazón se aceleró al instante de escuchar aquello y él lo notó –no te emociones, eso no significa que haré lo que se te ocurra porque si eso fuera así, no estarías aquí –no me importaba lo que dijera, como era Alex de seguro lo estaba haciendo para mantenerse seguro con que yo pensara que era inferior a él o algo por el estilo.
—Eso me gusta…
—No lo veas como un beneficio —lo miré confundida —ya verás porque, se te culpará por algunas cosas, no te debe afectar, nunca todos están felices –levantó los hombros quitándole importancia. Seguí caminando con la mirada hacia el suelo, esto era demasiada responsabilidad –te recomiendo que no sigas pensando en eso –Alex me dio un leve codazo para llamar mi atención, no pude evitar sonreír al verlo.
—Supongo que no tengo porque, aun no pasa nada –sonreí con suficiencia, Alex no dijo nada. Seguimos en silencio por unos segundos, hasta que recordé de nuevo lo que dijo Elizabeth –oye… ¿y porque Elizabeth es especial y te puede decir lo que hacer? –de inmediato él se sintió incomodo, lo noté por la posición de sus hombros, se tensó de inmediato.
—Como dije, Elizabeth habla demás…bien, lo que sucede es que ella es parte del consejo…y como también sabes es mi creadora –asentí a lo que decía –Elizabeth era la antigua gobernadora –mis ojos se abrieron como platos a la sorpresa –si, bien, ella fue convertida por Raúl hace ya muchos años y cuando él se retiró…quedo ella, ambos son parte del consejo ahora, todos los gobernadores son parte del consejo cuando se retiran.
— ¿Hace cuanto que ella se retiro?
—Unos 170 años… —mi boca se abrió al saber que ya tenía una pista de su edad, realmente no me importaba, para mi él tenia veinticuatro y con sus actitudes no demostraba demasiada diferencia, pero aun así, me gustaba molestarlo.
—Dios, si que eres viejo –él frunció el ceño, sabía que eso le molestaba, claramente él no tenía idea que a mí me daba lo mismo.
—No tanto, además… —se quedó sin decir nada –en fin, por eso ella tiene cierto poder sobre mí.
—Si crees que soy estúpida estas equivocado, la razón del consejo la dio Elizabeth y ella dijo que faltaban dos más, me has dado solo una ¿Cuál es la otra? no te dejaré tranquilo hasta que  me lo digas o mejor, le diré a Elizabeth que me diga.
— ¡Bien!  –Negó con la cabeza, lucia bastante derrotado –Elizabeth, además de ser mi creadora y parte del consejo…ella es mi…madre –bien, eso jamás, pero nunca en mi vida o en mi un mundo paralelo pensé escuchar aquello. Ni siquiera pude seguir caminando, me quede parada mirando a Alex, que también paró y se giro un poco para verme –no hay mucho de que sorprenderse.
— ¡Estas mintiendo!....ella tiene acento ingles Alex.
—Lleva bastantes años viviendo en Londres, es solo por eso, pero ella es Italiana — ¡esto era una verdadera locura! ¿Cómo su madre fue capaz de hacerle eso? –No tengo nada que decir, ella ha sido una gran madre y nunca le he reprochado algo –tragué saliva, al notar que sabía lo que estaba pensando, de seguro mi cara lo decía todo. Su mirada lucia incomoda, me llamó la atención aquello y no me agradó, él estaba nervioso diciéndome todo esto, así que preferí ayudarlo.
—Alex…eso quiere decir que ¿tu mamá puede estar teniendo sexo con Raúl en este instante? — ¡Ja!...no dejaría que me avergonzara cuando él quisiera, esta era mi venganza.
—Muy graciosa…muy graciosa —a mi pesar, ni siquiera se enojó, solo curvo un poco sus labios formando una leve sonrisa. Pero aunque no lo quisiera yo si estaba entre un estado de confusión y enojo con Elizabeth, aun no entendía como ella le hizo esto a Alex, no le veía el lado positivo a ser vampiro ahora que conocía a más de uno, vivir por una eternidad, donde podías estar completamente solo, me parecía que había sido lo más egoísta que pudo haber hecho, Elizabeth que era su madre.
—Bien… —dijo Alex trayéndome de nuevo a tierra –deberás subir sobre mí de nuevo.
— ¿Qué? ¿Por qué? –él se acercó más a mí, sin evitar ponerme nerviosa esquivé su mirada.
—Porque yo lo digo y porque debemos ir donde John y eso no es muy cerca…para ti…ahora —puso una manos en mi cintura –arriba —lo miré un segundo y sonreí nerviosa.
Como la ultima vez no se me hizo difícil subir a sus caderas, quede cómodamente entre sus brazos y acomode mi cabeza en su cuello. Alex olía increíble, me gustaba, no sé si era su perfume o su olor natural.
Comenzó a correr a una velocidad increíble, mientras mantenía mis ojos cerrados, pasó más de uno dos o tres minutos cuando se detuvo.
—Hemos llegado —me bajó con cuidado y abrí mis ojos. Al frente de nosotros habían varias casas, todas iguales y algunas mantenían sus luces prendidas.
— ¿Aquí viven los guardias? –pregunté asombrada, ahora veía que era bastante favorable trabajar para Alex después de todo, te daba todo lo que necesitabas.
—Si…todos, este es su lugar cuando terminan su turno –comenzó a caminar hacia las casas, lo seguí sin titubear. A pesar que no me gustaba que John me odiara aun más porque me daba más desconfianza de la que ya le tenía, debía admitir que verlo humillado y regañado me animaba bastante.
— ¿También provees a los guardias? –“proveer” ahora en mi vida tenía un significado completamente diferente; quería saber si Alex también se encargaba de que tuvieran una humano de quien los guardias pudieran alimentarse.
—Claro que no, sería un gasto enorme, además que no es como si los humanos se ofrezcan fácilmente, para eso tendríamos que revelar nuestra existencia y eso está completamente fuera de nuestras leyes, es algo que sabrás más adelante.
— ¿Entonces de quienes se alimentan?
—Lo hacen como todos los vampiros en el mundo, solo buscan, muerden y se van, tener una humano voluntariamente es un privilegio que algunos se dan, lo que me hace sospechar que eso es lo que quiere John de Francesca, estas en lo correcto sobre sus malas intenciones, pero no puedo hacer nada, es su vida –él levantó los hombros haciendo que no tuviera tanta importancia.
—Pero él…él estaba en la cama con Francesca, eso es importante ¿estás diciendo que aun así él está jugando con ella? –un leve ardor comenzó en mi cabeza debido a la rabia que se estaba formando al darme cuenta que John no se rendía nunca, solo quería utilizar a Francesca.
—Si…seducción, así es como se conquista a un proveedor, pero no me agrada que esa proveedora sea Francesca, su trabajo se tornaría mediocre por la pérdida de sangre a largo plazo.
— ¿Solo por eso? –enarqué una ceja al notar lo que decía Alex, no podía creer que ni siquiera se preocupara por la vida y estado de salud de Francesca.
—Claro, es solo una humano, y no te sientas identificada con aquello, ya te dije que es diferente en tu caso –era imposible que él pensara de esa manera.
—Aun así está mal Alex, son personas, no es como si fueran un objeto.
—Lo son para nosotros, es como…una bebida para ti, dudo que te preocupes de lastimar una botella al abrirla ¿no?
— ¡Alex! –Él me miró sin ninguna preocupación a mi enfado –tu igual fuiste humano.
—Eso fue hace mucho tiempo y está en el pasado, olvidado…eso te lo aseguro.
—Suenas como si de verdad hicieras mucho esfuerzo para olvidar aquello ¿no?
—No hablaré de ese tema contigo y menos aquí donde hay más de una decena de vampiros quizás escuchándonos…así que controla tu boca por un momento.
— ¡Me da lo mismo que…!
—Victoria —ahora si estaba enfadado, su voz me fue intimidante. Esquivé su mirada y me calle, no tenía otra opción.
Llegamos en silencio hacia la puerta de una de las casas, era una de las que estaba más atrás. La luz estaba prendida y Alex ni siquiera tuvo que tocar para que saliera nuestro objetivo de ahí…aunque como lo hizo si fue realmente sorprendente.
—Sr. Lenardis –John se apoyó en la puerta, mientras tenia puesto solo su ropa interior, unos bóxer…mire hacia otro lado de inmediato.
—John —Alex se veía molesto por la particular vestimenta de John. Me miró y luego habló –tienes menos de tres segundos para vestirte apropiadamente –él involucrado asintió y desapareció. Alex me miro serio en todo el momento.
— ¿Qué? –susurré, pero no alcanzó a responder cuando ya había vuelto John con pantalones y una camiseta.
—Señor ¿A qué debo su real presencia? –estaba segura de que John era del tipo rebelde, no tenía idea porque Alex lo mantenía, tenía que ser muy bueno en lo que hacía, ya que siempre tenía esa actitud arrogante con él. John me dio una rápida mirada la cual esquivé de inmediato, él de verdad me intimidaba, mucho, pero mucho más que Alex.
—John ¿tiene alguna apuesta? –la expresión de Alex era de completo enfado, con John lo miramos confundidos por su pregunta.
— ¿A qué se refiere?
—Hablo sobre si tienes alguna apuesta con alguien para ver que tan rápido estas despedido, porque si quieres te puedo ayudar a ganar y te saco de aquí de inmediato.
—No sé de qué habla, su actitud conmigo está siendo injustificada –el ambiente se torno tenso de un segundo a otro. Se sabía que John estaba al tanto de todo.
—Creo que sabes muy bien sobre que hablo, has desobedecido mis órdenes y sabes que eso no lo soporto –John solo me miro a mí, ¿creería que no le iba a decir a Alex lo que vi?...bueno, no lo iba a ser, él me había descubierto, pero mi odio hacia John no era un secreto, él pudo haber deducido lo que iba a pasar.
—No me he alimentado de ella, he seguido las ordenes –ahora John ya no estaba apoyado en el marco de la puerta, se había puesto rígido, mirando casi con enfado a Alex.
— ¿Crees que no conozco a los de tu clase?
—Eso no se aplica a mí, pero dudo que no conozca “esa” clase, siendo que usted está dentro de ella –me miró dos segundos para luego mirar a Alex. ¿A qué se refería con “esa clase”?
—Cuidado chico…no juegues conmigo, lo sabes bien –“chico” era algo bizarro ver a un hombre de veinticuatro llamar así a otro que lucía de unos treinta más o menos, claramente Alex era mayor que John, como vampiro.
—No estoy jugando con Francesca… —solo con mirarlo se notaba que mentía. ¡Como lo odiaba!
—Escúchame bien John porque esta es la última oportunidad que te daré, no quiero saber que te andas revolcando con mi empleada bajo mi techo, no quiero que tu actitud arrogante siga o si no serás despedido y sabes que eso no te conviene para nada ¿ha quedado claro? –John frunció los labios, lleno de rabia, pero asintió –eso es todo.
Alex tomó mi mano y nos hizo salir de ahí, miré hacia atrás y John aun seguía en la puerta de su casa, eso fue incómodo y escalofriante.
Ninguno de los dos dijo algo al alejarnos de los guardias, creo que Alex estaba cuidando que nadie supiera nada de lo que habláramos.
—Bien, ahí está, los dos han sido regañados… —me miró sonriendo. Noté que no soltaba mi mano, eso fue agradable.
—John…es especial ¿no? Porque aun lo mantienes aquí siendo que es muy desagradable –soltó un suspiro, como si estuviera cansado.
—No es eso, con John jamás había tenido un problema, no me interesaba que hiciera con Francesca, pero desde que te proclamaste como su nueva defensora…he notado otra perspectiva, Francesca puede bajar su rendimiento –bufé sin poder evitarlo, lo que decía Alex era mentira.
—Estas mintiendo, lo más probable que esto tenga que ver con Bianca ¿no?
— ¿Ella?...no sé porque la traes a colación, ella debió quedar en tu olvido –sonreí al notar que yo estaba en lo correcto. No decía que Alex podía tener una preocupación sentimental, pero hasta un vampiro siente remordimiento y haber dejado en tan mal estado a Bianca tenía que pesarle en su conciencia de alguna manera, y cuando yo defendí a Francesca la primera vez, de seguro le trajo a su mente aquella chica, que había perdido hasta la cordura por él, quien no fue capaz de saber cuándo parar de alimentarse de ella….y bien, luego ella no supo cuando dejar de alimentar a los demás.
—Alex, no tienes que mentirme, lo sé, tienes cargo de conciencia, además Francesca por lo que supongo lleva años trabajando para ti, es imposible que no sientas algo de cariño y preocupación por ella, al igual como lo sientes por Ezequiel, Javier, Raúl…no me lo puedes negar –cuando termine de hablar, él solo estallo en risas, soltando mi mano.
—Creo que has pasado demasiado tiempo sola Victoria ¿tanto me extrañas por las noches?
— ¡¿Qué?!....eso ¡eso es mentira! además no estamos hablando de aquello, así que no trates de cambiar el tema –con una amplia sonrisa Alex me quedó mirando, mientras ahora caminaba de espalda hacia adelante, quedando al frente mío.
—No te preocupes, poco faltara para que compartas mi habitación, donde serás una más de nuestra especie y serás completamente mía –me confundí a lo que decía, sabia cual era sus propósitos conmigo, cosa que se le estaba haciendo mucho más fácil cada día, sin embargo, jamás había dicho una fecha o algo por el estilo.
— ¿A qué te refieres? –dejo de caminar, para quedar al lado mío, ya no estaba sonriente.
—A que al final de este mes, serás mía, tendrás que ser convertida y pasar por el rito de unión para ser mi compañera de por vida… —me detuve en seco –y espero que no hagas un gran drama ahora porque sabias lo que te esperaba –no pude evitar que mi corazón latiera con rapidez y esta vez podía decir segura que no era por emoción o por Alex.
— ¿Cuándo? –mi mirada quedo fija en el suelo.
—En unos veinte días, esta todo preparado, será en Italia….te dije que ese anillo lo usarías por las buenas o por las malas –todo mi ánimo llego hasta mis pies, yo no me quería convertir en un vampiro, quería seguir con mi vida, vivir de verdad, incluso tener una familia, para luego envejecer…pero ahora solo me quedaban veinte días donde podría seguir sintiendo el latido de mi corazón.

4 Lectores:

  1. wuau 20 dias???
    no puede ser...u.u
    y justo cuando se estaba ganando la confianza de ella... xq el es asi??
    ke le icieron???
    u.u

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  2. la niña q comenta allá riba me cae mal, siempre tiene algo malo q decir de mi Gatito ...


    *Kathy*

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  3. Jajaja, el rebelde de John en paños menos... que esperabas Vittoria?!

    *Anapi*

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  4. No puede hace eso... bueno, sí pero no así.....

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