Capitulo 10
Comenzaron con cortarme el pelo, lo había
siempre mantenido a un nivel justo arriba de mi cintura y lo cortaron hasta
unos centímetros bajo mis hombros. Ahora lo tenía recto y un….flequillo. No me
había visto y no quería, jamás me había hecho un flequillo, que estaba justo
arriba de mis ojos, era extraño, pero no quería ni verlo. Me tiñeron el
cabello, les grité que no lo hicieran, pero dijeron que era necesario darle
algo mejor a mi “hermoso” cabello, esas fueron palabras de Javier, ni siquiera tenía
idea de qué color lo dejaron. Luego me fui a dar un baño de tina, cuidando las
cosas que tenía en el pelo y luego, para mi gran vergüenza, ambos entraron sin
siquiera preguntarme algo, me trate de tapar, pero ambos se miraron como si
fuera lo más estúpido del mundo lo que estaba haciendo. Me pusieron la toalla y
me llevaron de nuevo a la habitación para terminar de jugar con mi pelo. Lo
lavaron, secaron y alisaron para terminar maquillándome. Esperaba que Alex
fuera muy respetable y que no me dejaran verdaderamente como un troll. Por último
me llevaron al guardarropa.
— ¿Por qué
hacen todo esto? –los quede mirando, mientras recorrían los cajones buscando no
se qué cosas para ponerme. Yo seguía ahora en una bata.
—Tú no haces
nada, nosotros te vestiremos…y no pongas esa cara de vergüenza...no es como si
fuéramos dos tipos vistiéndote depravadamente, eres nuestra obra maestra, Javier
deberíamos ganar un premio –Ezequiel uso un tono serio, pero estaba mostrando
su lado femenino a lucir completamente.
— ¡Lo sé! ¡Esta
hermosa Victoria!...ningún vampiro te opacara –Oh…ahora veía. Esto tenía algo
de lógica, realmente me estaban haciendo un favor. Las invitadas de Alex eran
vampiros y por lo que supuse ahora, eran hermosas vampiros.
—Está bien
¿pero aun no me puedo ver? –Ambos me miraron al mismo tiempo y Javier se acerco
al espejo y lo fue alejando de a poco –entiendo el punto, bien, ya está de
noche, creo que si no se apresuran Alex se enojara.
—Eso es
cierto –Ezequiel casi gritó al encontrar lo que sea que estaba buscando y
Javier se puso de pie en un segundo.
—Mira y
admira Victoria –me mostró un vestido de los que estaban en la clasificación de
etiqueta y era hermoso, color negro, largo y de una tela maravillosa, aquel
vestido gritaba “valgo mucho” la parte de atrás era maravillosa, porque se
ajustaba con tiras ¡me iba a volver loca! ¡Era perfecto!
—Dios santo…
—apenas pase mis manos por él y Javier lo alejó de mi –lo quiero en mi…
—Jamás había
visto esa cara por un vestido, no lo puedo creer, soy tan bueno eligiendo tu
vestimenta –Ezequiel estaba a mi lado admirando la perfección hecha vestido.
Javier saco
otras cosas de las gavetas y me las lanzo, las tomé con bastante agilidad. Las
mire bien y era mi ropa interior. Era color negro y era bastante provocativa.
—No me
pondré esto… —dije tomándola más con cuidado –parece que fuera la ropa interior
de una pu…
— ¡Ey! –dijo
Ezequiel mirándome enojado –esa es una ropa interior sexy, cosa que tu no
conoces, no puedes llevar algo normal si llevas ese hermoso vestido –lo mire
creyendo que era broma, pero nada en su expresión me decía que así fuera.
Suspiré y
comencé a ponérmela, menos mal que estaba con bata y que los chicos me dieron
esa libertad, ya que no había hecho nada por mi misma esta tarde.
—Bien… —Javier
me miro esperando –sácate la bata –le hice caso.
Me puse nerviosa, no tenia ropa interior
arriba, pero me cubrí con mis manos. Por lo que note, el vestido hacia su magia
arriba. Los chicos se ganaron detrás de mí. Estaba más y más nerviosa, pero
luego me di cuenta que era solo Ezequiel con Javier.
—Bien, esto
se hace con cuidado, así que pone una pierna primero y luego la otra –dejaron
el vestido abajo, los tenía uno a cada lado e hice lo que me ordenaron y lo
subieron al mismo tiempo. Me quedaba como guante, estaba hecho para mí, ni
siquiera me había visto al espejo, pero esto se tenía que ver bien, no
importaba como, solo se tenía que ver muy bien.
—Bien, ahora
comenzaremos a ajustarlo, te costará un poco respirar, pero como dicen, para
ser bella hay que ver estrellas –tome un poco de aire por la advertencia de
Javier y sentí como comenzaban a arreglar todo atrás, hasta que pararon de un
segundo a otro y hubo un extraño silencio, pero luego siguieron con su trabajo.
—Espero que
esto me haga ver un poco más presentable, no sé que espera Alex, pero estoy
segura que cuando me vea, no dirá nada, él siempre es así –los ajustes comenzaron
a ser un poco más bruscos, incluso hasta el límite de moverme hacia atrás con
fuerza — ¡cuidado!...necesito mi cuerpo para seguir el resto de mi vida o…lo
que quede de ella…—parecía que todo había terminado allá atrás, porque no hubo
ningún otro movimiento. Dejé que mi pelo cayera hacia adelante, llegaba hasta
un poco más abajo de mis pechos y pude notar que estaba recto, color negro
azabache –Wow…mi pelo ¿están seguros que Alex no se enojará? aunque me da lo
mismo, es mi cuerpo, no de él –fruncí el ceño al notar que no había respuesta —
¿Qué sucede con ustedes? –me volteé para verlos, pero unas manos en mi cintura
no me dejaron.
— ¿Cuántas
veces te debo decir que tu eres mía?...y eso incluye tu cuerpo –me quede
paralizada, sintiendo como las manos de Alex seguían en mi cintura. Solo al
saber que era él mi corazón se aceleró. Me traté de voltear pero Alex
nuevamente no me dejó.
— ¿Qué
pretendes? –me sorprendí al sentir su rostro en mi cuello.
—Nada, solo
no quiero verte aun… —eso me dolió —prefiero verte completamente en unos
minutos, cuando te reúnas con nosotros –su voz era ronca, como en nuestra
pasada practica.
— ¿Ya han
llegado? –mi estómago se revolvió un poco por los nervios.
—Toma, quiero
que te pongas esto –llevó algo a mi mano izquierda y dejó una pequeña cajita en
ella –nos vemos después –corrió mi cabello, exponiendo mi cuello y paso sus
labios por ahí, lentamente –creo que tu cuello está demasiado apetecible para
estar rodeada de vampiros…pero me gusta –luego decir eso y dejarme con la
presión por arriba de las nubes, desapareció. Mire la cajita, color rojo vino y
la abrí, había un hermoso anillo, con una especie de piedra preciosa o quizás
de verdad era un diamante, color negro, era perfecto y me combinaba.
Salí de la habitación y ya no había ninguna
muestra de que esto se había convertido en un salón de belleza, los chicos se
habían ido, justo ahora que necesitaba que me tranquilizaran. Las invitadas de
Alex ya estaba aquí, diablos, necesitaba hacer algo.
Fui
corriendo al baño, lo que se me hizo fácil porque aun no tenía mis zapatos
puestos y tomé un cigarro y mágicamente lo escondí en mis pechos, entre el
vestido y mi piel. Me puse un poco de perfume, lo que ayudaría bastante y antes
de salir del baño me miré al espejo y Wow…mis ojos estaban delineados color
negro, mis pestañas del mismo color, al igual que mis parpados, tenía una
mirada intensa. Mientras que mis labios solo tenían un poco de brillo. Miré por
unos segundos y luego me puse los tacos negros. Me tranquilicé un poco y ordené
mi cabello.
Bajé las escaleras con cuidado para no rodar
por ella y antes de poder dar un giro hacia la sala que me guiaba hacia la
salida trasera, me llamaron.
— ¿A dónde
vas Victoria? –me giré lentamente hacia Alex. Estaba sentado en el sofá, solo,
lo más probable que sus amigas estuvieran al frente de él, donde no podía
verlas hasta que me acercara.
Alex me quedó mirando unos segundos sin decir
nada y sonrió curvando sus labios, era encantadora esa sonrisa.
–Si me
disculpan un momento –miró hacia alguien que estaba al frente de él y luego
estaba al frente mío tan rápido como un rayo –luces sin dudas hermosa, Ezequiel
y Javier hicieron un magnífico trabajo –mi mandíbula estaba completamente tensa
por los nervios, no quería conocer más vampiros, no lo deseaba ni un poquito
–Tranquila… —ni siquiera Alex que nunca mostraba actos de preocupación hacia mí
pudo hacer que mi respiración se tranquilizara, y menos lo hizo cuando pasó su
mano por mi mejilla –sé que eres tímida con otros y que mágicamente te sale la
personalidad conmigo pero no tienes nada de… —puse su mano en su boca,
haciéndolo callar.
—Shhh… —lo
mire desesperada, no quería ir a conocerlas por nada en el mundo y si Alex
seguía hablando lo más probable era que lo escucharan claramente –Shhh… —volví
a repetir. Alex no tenía ninguna expresión en su rostro, él tomó mi mano y la
bajó lentamente para luego comenzar a caminar en dirección apuesta a donde
estaba, por lo menos no fuimos a donde no quería ir.
Llegamos
bastante lejos hasta que paró en seco, cerca de la salida trasera. Se volteo a
verme y puso delicadamente su mano en mi cuello, mientras que mi respiración
aun no se controlaba por los nervios.
— ¿Sabes?...Esta
noche no habrá practicas, quizás podemos ahora… —mi concentración se fue a lo
que dijo Alex, no podía creer lo que estaba diciendo.
— ¡No!...ni
se te ocurra –dije susurrando, pensando que aun podían escuchar —están solo a metros de nosotros.
—Me da lo
mismo, yo quiero ahora…y ahora será –negué, no, esto no iba a pasar, menos
cuando tenía que presentarme allá después, no podría mirar a la cara a quien
fuera.
—Alex —lo
mire desesperada, pero una sonrisa se marco en sus labios y tomo mis manos,
dejándolas contra la pared. Como amaba hacer eso, siempre que tenía la
oportunidad lo hacía –ni siquiera me dejas tocart… —nuevamente me hizo callar y
sus labios se movían con ferocidad contra los míos y como me estaba pasando
últimamente, no me podía negar a ellos y respondí de inmediato.
Leves
gemidos salían de mi boca, los trataba de controlar por si alguien escuchaba
pero me era imposible, más cuando los dientes de Alex estaban en mi cuello y
sus colmillos rozaban mi piel.
—No…Alex,
para…—sorpresivamente lo hizo, de golpe y soltó mis manos, me miraba frunciendo
el ceño.
— ¿Por qué
siempre paras todo?...no puedes negar que te gusta lo que hago –me estaba
reprochando, justo en este momento. No podía tener más mala suerte, justo
cuando él sacaba algo de lo que pasaba por su mente, no teníamos tiempo para
hablar.
—Alex hay
personas que nos pueden oír…además no entiendes, ya es bastante difícil dejarte
hacer esto conmigo, siendo que me secuestraste…y dudo que sea este el momento
adecuado para conversarlo –puse mis manos en mi cintura para darme más
seguridad.
Alex me miro y no dijo nada. Tomo mi mano con
fuerza al igual como lo hacía hecho esta tarde y caminamos hacia la sala,
llegamos a las escaleras y mi corazón salto de nuevo, pero me detuve.
— ¡Ey! –le
dije frenando en seco. Alex paro y se volteo a verme, no me dijo nada cosa que
agradecí. Me empine un poco y pase mi pulgar por sus labios –tenias brillo –él
me quedo mirando unos segundos y luego comenzó a avanzar de nuevo. Ahora no
había salida ni nada, llegamos a la sala y ahí estaban sus invitadas.
Dos diosas
de pie mirándonos, eran hermosas vampiros, las cuales me hicieron sentir muy
pequeña y como si no estuviera vestida apropiadamente.
Mierda y mas mierda... pense ke alex le descubriria el cigarro ke llevaba consigo vicky.. por poco y no la cuenta :P
ResponderEliminardios cm siempre las vampiras se muestran magistrales como si fueran diosas del olimpo de visita en la tierra...
alex alex alex.. ke vvamos a acer cntigo... parece ke tu autocontrol ya no esta tan fuerte cm antes, kieres puro acerla :P
*--*
ResponderEliminarsiempre quise saber como era ése vestido tan perfecto!!!!
amo a esos dos vampiros gays!! yo qiero unos así!!!
y obvio como Alex más aún xD
Oh! Alex que pasó con tú autocontrol...
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