Capitulo 27
Habíamos
llegado al colegio, nos estacionamos en un lugar alejado para que no llamáramos
la atención y así ingresar por detrás. Ahora estábamos en la puerta trasera del
gimnasio que desde aquí se notaba que brillaba por la decoración que Amalia y Nicole
habían hecho para la fiesta, junto a todo el comité del baile de graduación.
Puse mi mano sobre la manilla para poder entrar, pero Leonardo no me dejó, me
hizo girar sobre mis pies. Me apoyé en la puerta y lo miré confundida.
— ¿Qué sucede? ¿Nos
retiramos? –antes de responderme se inclinó y volvió a atrapar mis labios. De
verdad nuestros besos habían cambiado de tonalidad. Simplemente Leonardo dejaba
mis piernas un tanto temblorosas –Leonardo –susurré apoyando mi frente junto a
la suya, respirando de forma dificultosa.
— ¿Estás
segura? –asentí sin mirarlo y esta vez fui yo quien lo besó, pero fue corto,
quería que nos fuéramos pronto de aquí. Durante el camino no me había querido
decir nada sobre su petición a mi vestimenta, me distrajo magistralmente con
nuestra venganza de hoy —Muy bien.
Abrí la puerta
y después la cerró Leonardo. Me quedé unos segundos mirando el lugar, sin decir
nada.
—Wow… —dijo él,
asentí a su reacción.
Había un gran
escenario donde estaba el Dj tocando música mientras que atrás de él se
encontraba una gran pantalla gigante donde estaban pasando videos musicales, se
podía escuchar la canción Drunk of love de Rihanna . A los lados había gigantes paneles de sonido que
provocaban una vibración en el suelo. Cientos de pequeñas luces iluminaban toda
la pista de baile y las mesas con las sillas que se encontraban alrededor de
esta. En los dos extremos medios de la cancha había personas colgando de
grandes telares, haciendo acrobacias. Las mesas estaban cubiertas con manteles
blancos y con centros decorativo llenos de hermosas rojas y doradas. Las sillas
también estaban cubiertas con color blanco.
La comida había
pasado hacía ya bastante tiempo ya que todos se encontraban saltando y bailando
al ritmo de la música mientras el piso estaba repleto de globos.
El comité había
hecho un excelente trabajo. Sin duda Amalia y Nicole se habían esmerado.
— ¿Lo trajiste?
–dijo Leonardo apoyando su cabeza en mi hombro y hablándome al oído. Sonreí
nerviosa y asentí.
—Está en mi
bolsillo derecho –dije sin más, me sorprendió cuando él metió su mano y acaricio
la mía que estaba escondida ahí, tomando la memoria de USB –dame un segundo,
vuelvo enseguida.
Subí el cuello
de mi abrigo de nuevo y caminé hacia mi costado derecho, donde se accedía a las
graderías, que estaban desocupadas, además de cerradas. Algunos estaban en las
mesas redondas con manteles blancos, donde destacaban hermosos arreglos
florales color dorado y rojos. Me cruce de brazos, mirando como todos bailaban
mientras yo estaba escondida en la oscuridad.
Inevitablemente
sonreí al ver a Damián, quien estaba bailando con Eve. La pareja era el centro
de atención, pero solo de comentarios y miradas sospechosas. Cada uno de los
amigos de Damián estaba en el centro de la pista, bailando como si nada malo
pasara, aunque todos supieran que ya estaban arruinados. Nadie seguía
creyéndoles.
Miré hacia
donde se encontraba el Dj, la gran pantalla que estaba detrás mostraba un video
de música. Miré de nuevo a Damián, que ahora conversaba riendo con Amalia, que
bailaba con Simón. Todos lucían muy guapos, en especial los hermanos Andrade. Damián
estaba con un traje negro y Amalia con un vestido corto violeta con un encaje
negro, se ajustaba a su cuerpo y esos tacos que andaba trayendo la estilizaban
aun más.
—Así que aquí
estabas –sonreí y dejé que Leonardo apoyara su cabeza en mi hombro mientras que
rodeaba mi cintura con su brazo sano.
— ¿Me dirás porque
me has hecho vestir así? –él besó mi cuello, provocando que mi corazón se
acelerara. Él era tan grande que de por si yo quedaba rodeada por su cuerpo,
pero cuando me daba ese estilo de caricias… me sentía aun más pequeña, solo
porque mi corazón se disparaba como un loco y me tenía que apoyar un poco más
en Leonardo para que mis piernas no temblaran.
—Te ves muy
guapa, me encantas –mis ojos se entrecerraron al sentir que volvía a besar mi
cuello — ¿no estás interesada en saber si hice mi parte del plan?
—En este
momento no, culpo a esos besos que me das –dije entrelazando mi mano con la
suya, sobre mi abdomen.
—Entonces
podemos esperar mucho tiempo más –giré un poco para poder sentir sus labios
sobre los míos.
Cerré mis ojos
y llevé mi mano izquierda hasta su cuello. Me gustaba tocar esa parte de él
cuando me estaba besando, era tan agradable, pero me separé después de unos
segundos, con el ceño fruncido al darme cuenta que de un tiempo hasta esta
parte, pareciera que los besos de Leonardo recorrían todo mi cuerpo.
Apoyé mi frente
en su mejilla, sintiendo como me presionaba un poco más con su mano. Levanté la
vista para poder observar esos ojos tan negros, que ahora brillaban en la
oscuridad. Me aferré a su mano cuando mi corazón se disparó de nuevo al darme
cuenta que me iba a alejar de él.
—No estés
triste –dijo descubriendo de inmediato lo que sucedía –no hoy.
— ¿Me estás
preparando una sorpresa? –Susurré ahora mirando sus labios — ¿es qué todo esta
ropa es para que me dejes rayar ese yeso?
En ese momento Leonardo
comenzó a reír para después besar mi mejilla. Lo miré con el ceño fruncido ¿Es
qué de verdad no me iba a dejar rayarlo?
—Vamos, no seas
malo conmigo –él enarcó una ceja sonriendo y negó.
—No pienso
permitirlo, ahora si nos concentramos un poco a lo que vinimos, te invito a ver
el espectáculo, luego tenemos que irnos.
—Está bien –nos
separamos y él tomó mi mano para que subiéramos un poco más. Desde unos
escalones más arriba se podía ver con claridad todo el escenario y los alumnos.
— ¿Lista? –él
miró la hora en su celular y sonrió.
A mitad de una
canción, que no reconocí, todos comenzaron a llamar a Amalia, gritando para que
subiera a decir unas palabras. Miré a Leonardo sorprendida.
— ¿Qué es esto?
— ¿Cómo querías
que subiera al escenario? Ella tiene el mismo ego de su hermano. Solo tuve que
decirle a un par de conocidos que gritaran por ella, los demás se unen porque…
ya ves, masa de adolescentes ¿no? –Tomé la mano de Leonardo, nerviosa por lo
que iba a ocurrir — ¿quieres qué todo esto se detenga?
Realmente no
era bueno lo que estaba haciendo, habíamos caído al mismo nivel que ellos, pero
no tenia los ánimos de irme de aquí derrotada, pensando que me habían
acorralado dentro de un baño y golpeado, tampoco podía permitir que la golpiza
a Leonardo quedara impune. Sabía muy bien que el juez amigo de Zacarías Andrade
no haría nada contra ellos, incluso ya había tomando algunas evidencias que
nosotros habíamos proporcionado como no validas.
— ¿Amaya?
–llamó mi atención Leonardo cuando Amalia estaba subiendo al lado del DJ.
—No quiero que
se detenga. La quiero hundir como ella lo hizo conmigo y contigo.
Si no hubiese
sido porque Amalia quién me engañó desde un principio, no me hubiera visto
involucrada en todo este problema y de esa forma ninguno de los hechos sobre Leonardo
y míos, se habrían realizados. Ninguno de los dos tendría que irse del colegio
y podríamos seguir siendo novios como unos adolescentes normales, su brazo
estaría bien y yo no tendría el amargo recuerdo que me había dejado Amalia, Damián
y su pila de amigos.
—No nos han
hundido, no estaríamos aquí si fuera de esa forma.
Todos los demás
alumnos se acercaron a la pista para poder ver mejor a Amalia y escucharla.
Presioné la mano de Leonardo, nerviosa por todo esto, quería que se lograra
nuestra última venganza, pero estaba asustada.
—Ven –dijo él
rodeándome de nuevo, dejando su mano y la mía sobre mi abdomen, apoyando su
cabeza en mi hombro — ¿Cuál crees que será su siguiente golpe después de esto?
—Ninguno –dije
girándome a verlo –esto se acaba aquí Leonardo, ya verás –él me miró unos
segundos y después besó mi mejilla.
—Esto será
entretenido…
Nos
concentramos en Amalia, a quien le habían entregado un micrófono. Se veía muy
guapa con su vestido, de eso no cabía duda, pero aun así cuando miré a los
demás alumnos que la observaban, me sorprendió como algunas chicas la miraba de
una forma muy desagradable mientras que otros cuchicheaban entre ellos.
— ¡Esto ha sido
un gran honor! –Dijo sonriendo –aunque deben saber que fue un gusto encargarme
de la decoración del lugar, esta fiesta es una de las mejores durante el año, así
que estoy feliz de que les haya gustado. Es nuestra última fiesta en el Colegio
Altair, pero estoy segura que será igual de grandiosa el próximo año –sonreí.
— ¿Así qué
hiciste que subiera para ser reconocida por su trabajo? –dije apoyándome mejor
en Leonardo, teniendo cuidado con su fractura.
—Te dije que
tiene un gran ego, como el hermano –eso último prácticamente lo gruñó, molesto,
pero presioné su mano para que se tranquilizara.
— ¡Aunque debo
decir que no lo hice sola! Nicole también fue una gran ayuda, ya saben, siempre
hemos trabajado para que este colegio sea uno de los mejores.
—Hazlo ahora
–dije mirando a Amalia. Leonardo soltó mi mano y buscó en su abrigo lo que
necesitaba.
—Muy bien.
Tenía el
control de la pantalla gigante en su mano, color negro de forma rectangular, no
más de diez centímetro. Cuando presionó un botón, Amalia seguía hablando, pero la
pantalla de atrás se volvió blanca, de esa forma Leonardo manejaba el
computador que estaba conectado para abrir la memoria USB y abrir el pequeño
video que habíamos preparado.
— ¿Si? –volvió
a preguntar Leonardo.
Solo asentí.
Sonreí cuando
el DJ, que se llama Sam, amigo de Leonardo de su antiguo colegio, programaba la
música para ser esto un poco más dramático. Comenzó a sonar My Way de Limp Bizkit cuando en la pantalla apareció la imagen de Amalia,
sonriendo junto con Simón, luego de eso varias imágenes de ella haciendo
trabajos en el colegio, ayudando a los demás.
Todos se
quedaron atentos mirando, de seguro preguntándose de que se trataba todo esto.
Yo solo entrelacé mi mano con la de Leonardo cuando apareció la foto del centro
de alumnos, para después mostrar las dependencias de ese salón que usaban para
sus reuniones. Al comienzo solo dejaba ver las imágenes que todos conocían, un
salón normal con ellos trabajando como equipo, pero después de eso, cuando se
mostraba la puerta que llevaba a esa habitación extraña, comenzó el video donde
se veía claramente como estaba Amalia con Simón teniendo sexo… uno bastante
extraño a todo esto.
Cada alumno de
ahí abrió su boca sorprendido por el video, no eran muchos segundos, así que
tuvimos que modificarlo para que se repitiera una y otra vez. De todos los
rostros, solo me fije en dos expresiones que me importaban.
— ¡Paren esto!
–gritó Damián, dejando la mano de Eve para después correr hacia donde se
encontraba el DJ, pero los amigos de Leonardo que acompañaban a Sam estaban ahí
para interponerse, sin dejar que avanzara. Comenzó a gritar cientos de insultos
mientras que puse atención a Amalia.
Ella no dejaba
de mirar la pantalla para después caer de rodillas sobre el escenario, cubrió
su rostro con las manos mientras Simón estaba a su lado, tratando de levantarla,
pero ella con fuerza lo empujó para que la dejaran tranquila.
No pude evitar sonreír
cuando la vi en ese estado, sabía que estábamos haciendo mal, que estábamos
cayendo a su nivel, pero todo lo que habían hecho contra mí, además del daño
que le hicieron a Leonardo, sin duda valía la pena.
Todas las
imágenes de Amalia amenazándome, de su hermano hiriéndome comenzaron a pasar
con rapidez por mi mente hasta que Leonardo presionó un poco más mi mano,
llamando mi atención.
Lo miré y lo
encontré con su ceño fruncido, recién ahí me di cuenta que todos se estaban
riendo de Amalia.
—Amaya –la mano
izquierda de Leonardo me soltó y paso por mis mejillas –ya todo terminó, no
debes temer de nada ¿de acuerdo?
—Si –no me había
dado cuenta de las lágrimas que estaban cayendo por mis mejillas.
—Es mejor que
nos vayamos –asentí, pero antes le di una última mirada a Damián Andrade que
ahora hablaba por teléfono mientras buscaba con su mirada entre las personas a
alguien, supongo que a nosotros.
Cerré mis ojos
sabiendo que había un punto final que tendría que llevar a cabo, pero sin que Leonardo
estuviera a mi lado, esto era más peligroso y era para irme de este lugar,
sabiendo que él y mi familia estarían a salvo mientras yo no estuviera.
Salimos del
colegio sin que nadie nos descubriera, escuchando las risas de los demás y los
llantos de Amalia, por fin la había acabado y no me molestaba haberlo hecho de
esta forma. Era una cucharada de su propia medicina.
Nos fuimos
hasta el estacionamiento y nos subimos al auto. Cuando salimos del colegio pude
ver como llegaba un auto mucho más lujoso de los que había visto en el colegio.
Un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando pude ver que era Zacarías Andrade el
que fijaba su mirada en mi por unos segundos. Supongo que venía a buscar a sus
hijos. Eso había sido rápido.
Con Leonardo no
hablamos mucho durante el camino, ninguno rió o siquiera se regocijó de lo que
sucedió con Amalia, tan solo nos guardamos dicha alegría porque no era correcto
estar gritando de felicidad, además de un tiempo hasta esta parte, me estaba
interesando mayormente la sorpresa que me tenía Leo.
—Hemos salido
de clases –dijo él mientras manejaba, atento a la carretera –deberemos ir a buscar
nuestros papeles ¿crees qué tendremos represalias sobre esto cuando lo hagamos?
—No –dije
sonriendo, observando su perfil. Era tan guapo –ya verás porque te lo digo,
pero ahora dime ¿Dónde tienes el marcador?
— ¿El qué?
–susurró confundido.
—El marcador
para rayar tu yeso, porque me dejarás hacerlo ¿cierto? –él comenzó a reír al
escucharme.
—Ni en tus
sueños, Amaya, estás loca.
—Entonces ¿Cuál
es tu sorpresa? –dije ansiosa.
—Oh, no te diré,
ya lo veras… por algo es un sor-pre-sa –bufé por su respuesta, quería saber que
sucedía pronto, no era buena esperando.
Pocos minutos después
llegamos a casa de Leo, no sabía lo que estaba sucediendo pero todas las luces
estaban apagadas, no pude evitar tensarme al darme cuenta de que no había
nadie.
— ¿Dónde están
tus padres?
—Fueron a
celebrar su aniversario, vuelven mañana… saben que te tengo una sorpresa,
incluso me ayudaron –lo miré con el ceño fruncido, no entendía nada.
—Bueno, no me
sorprende que te ayuden en todo, eres su bebé –dije molestándolo.
Nos bajamos del
auto, pero antes de que diera otro paso hacia su casa él tomó mi mano y me
detuvo.
—Debes cubrirte
los ojos con esto –me soltó y me mostró un pañuelo blanco de seda.
—No quiero, Leo
–dije incomoda, no me gustaba ir con los ojos cerrados a ninguna parte.
—Es una
sorpresa –di un paso hacia atrás y recién ahí él se dio cuenta de lo que me sucedía
–ey… confía en mí, no es ninguna locura la que tengo preparada para ti. No te
voy a hacer daño.
Comencé a recordar
todos esos momentos donde Damián me causaba sospecha, cuando trató de abusar de
mi… recordé esa fatídica tarde cuando mi vecino quiso acabar conmigo.
Leonardo tomo
mi mentón e hizo que lo mirara.
—Será algo
bueno, nada malo ocurrirá.
No podía
desconfiar de él.
Me giré dando
la espalda y le pedí el pañuelo, me lo puse sola ya que él tenía su mano con
ese dichoso y tentador yeso, que me llamaba a ser rayado.
—Dame tu mano
–dijo susurrando en mi oído, me exalté pero hice lo que me pidió.
Pude notar que
atravesábamos el jardín, luego rodeábamos la casa y llegábamos al patio trasero
de esta. Leo se alejó unos segundos de mí y pude ver a través del pañuelo
diferentes luces que venían en distintas direcciones. No entendía nada, más
cuando comenzó a sonar Somewhere only we
know de Keane, recién en ese momento Leo volvió a mi lado.
—Puedes
quitarte el pañuelo –hice de inmediato lo que me dijo.
Mi boca se
abrió cuando vi que había una red de pequeñas luces a un par de metros de
nuestra cabeza. Abarcaban todo el patio trasero de la casa, lo que no era
menor. Leo había arreglado una mesa para nosotros, junto a la calefacción
eléctrica.
—Quería hacerlo
en casa, pero no habría nada especial, así que tendrás que pasar un poco de
frio mientras cenamos. Encargué todo para nosotros, si no podemos tener un
baile como corresponde, bueno, crearemos uno.
Mis ojos estaban
llenos de lágrimas. No lo podía controlar, jamás, pero jamás me imaginé que
alguien podía hacer algo como esto por mí.
—Te dije que
tenías que confiar en mí, sorpresa –me giré a verlo emocionada.
No podía creer que haya perdido mi tiempo con
Damián, confundiéndome y pensando en estupideces cuando tenía a Leo a mi lado,
debí haberme revelado ante Amalia el primer día. Tampoco podía creer que él
haya estado con Juliana, esa cínica, pero bueno… ahora estábamos juntos.
—No llores, es
una sorpresa, debes sonreír –no deje que siguiera hablando.
Tiré de su
corbata y lo rodeé con mis brazos para poder besarlo. Él atrapó mi cintura con
su brazo izquierdo y me levantó unos centímetros, sin tomar atención a su
fractura y me besó, robándose los latidos de mi corazón y mis suspiros.
—Debí hacer
esto antes si iba a obtener esta reacción –dijo sonriendo de forma seductora.
Me dio un corto beso en los labios y me dejó sobre el suelo.
—Gracias –dije
entrelazando mi mano a la suya –por darme esto.
—Entonces Amaya
Varela ¿quisieras ser mi novia? –sonreí, sonrojándome por completo, como una
tonta.
—Has hecho todo
esto Leo, pero aun no te ganas mi confianza –dije ahora más seria, él frunció
el ceño confundido –pero debido a las circunstancias, aunque no me hayas dejado
rayar tu brazo, acepto ser tu novia –dije riendo.
Él me dio otro
beso corto antes de invitarme a acercarme a la mesa.
Cenamos en ese
lugar, en ningún momento me saqué mi abrigo porque moriría de frío, pero estaba
todo delicioso, nos reímos mucho y pudimos hablar tranquilamente de lo sucedido
en el colegio, de cómo habíamos triunfado de cierta forma. Mañana me las
arreglaría para acabar con todo esto de raíz, así podría pasar unas vacaciones
tranquila… y así no tendría la preocupación de dejar a Leo solo.
— ¿En qué estás
pensando? –preguntó Leo cuando me quede mirando una de las luces que estaba
sobre nosotros.
—En nada, ahora
¿querrías bailar conmigo? –Leandro sonrió y no dudo ningún minuto en ponerse de
pie y ofrecerme su mano.
Nos movíamos al
ritmo de la melodía, yo apoyada en lo que alcanzaba de su hombro izquierdo mientras
que me rodeaba con su brazo. Nos quedamos mucho tiempo de esa forma, me
encantaba como encajaba de forma precisa con él, en todo ámbito.
—Ya son más de
las tres de la mañana –dijo cuando el frio comenzó a volverse insoportable, aun
no podíamos darle la bienvenida al verano –envíale un mensaje a tu madre, dile
que te quedas a dormir aquí, ya es tarde.
Lo quede
mirando unos segundos un tanto insegura.
—Eh… no te
preocupes, prepararé la cama de invitados, no te preocupes –dijo sonriendo,
pero no pude evitar sonrojarme porque me había descubierto.
Hice lo que me
dijo, le envié un mensaje diciéndole que me quedaría aquí, que había sido idea
de los papás de Leonardo, de esa forma no sospecharía de algo que no debía.
Apagamos todo y
entramos a la casa, él fue en busca de una de sus camisetas que me quedaban
gigantes para usar de pijama y después me indicó donde debía dormir. Se despedido
con un beso en mis labios y me dejó sola.
Quede mirando
la puerta por unos segundos, esperando a que la abriera, pero no… se fue.
Me deshice de
mi abrigo, pensando en que tan solo me quedaban dos meses con Leo, que quizás no
tendríamos una noche tan hermosa como esta. Me senté en la cama, pensando en cómo
debía estar tratando de deshacerse de su corbata o camisa.
Deje mis tacos
a un lado y no seguí pensando en tantos detalles. Salí de la habitación y fui
hasta donde se encontraba la de Leo, no toque, solo la abrí y lo encontré
luchando con su corbata.
— ¿Necesitas…?
–Me quedo mirando unos segundos, no me había sacado en ningún momento mi abrigo
por el frio que hacía –te ves hermosa, debimos haber entrado para verte más
tiempo sin ese abrigo.
No dije nada
solo caminé hasta donde él estaba y lo ayudé con su corbata, la deshice y la
deje a un lado. Leonardo solo me observaba con una leve sonrisa, atento a mis
movimientos.
— ¿Qué haces?
–preguntó con voz tranquila cuando comencé a desabotonar su camisa.
—Te ayudo
–susurré, mi manos temblaban. Leo las cubrió con las mías.
— ¿Qué haces? –volvió
a preguntar con una sonrisa que provocó que mi corazón latiera aun más fuerte.
Se sentó en la
cama y delicadamente hizo que yo estuviera a su lado. No fue hasta ese momento
que sentí como las lágrimas caían por mis mejillas.
—Ey… no llores,
no pasa nada –tomó mi mentón e hizo que lo mirara. No podía ver su expresión
porque estábamos a oscuras, pero por la poca luz que entraba a través de la ventana,
él si me podía observar.
—Pronto me
tendré que ir –dije secando mis mejillas con mis manos –no tendremos el tiempo
que deseamos –pude sentir como él se tensaba, seguía molesto conmigo, pero sabía
que estaba haciendo lo correcto.
—Aun nos queda
unos meses para estar juntos –lo miré sonriendo, podríamos pasar solo las
vacaciones juntos. Iba a ser inscrita en un colegio que era similar a los de
este lado del mundo, de esa forma tendría vacaciones al mismo tiempo que Leo o
mis padres –yo no he exigido nada.
Lo mire
asustada, pensando en que me había apresurado ante la posibilidad de que
tuviéramos sexo.
—No me
malinterpretes, eres preciosa y muero por hacerlo contigo, pero no quiero que
llores ni te sientas presionada.
Sequé por
completo mis lágrimas, ahora no estaba nerviosa ni recordando el pasado, sino
más bien estaba pensando en las palabras de Leo.
—Te acóstate
con Juliana ¿no? —él sonrió ante mi
pregunta. Era una estupidez, era algo obvio siendo que llevaban tanto tiempo
siendo amigos y novios, pero… no quería que fuera cierto.
—No voy a
responder eso, no viene al caso.
—Ja Ja… —dije irónica
–tu sonrisita de victoria lograda se ve en tu boca Leo, podrías disimular un
poco –sus ojos se abrieron sorprendidos.
—Wow, alto ¿Qué
está pasando? ¿Por qué estas enojada? ¿Estás celosa?
—Si no lo
quieres hacer esta bien, allá tu –dije poniéndome de pie, decidida a alejarme
con mi orgullo herido, pero para mi asombro, Leo me tomó desprevenida y cogió
mi mano con tal fuerza que me hizo caer en su cama, de espalda.
—Nunca he dicho
que no quiero hacerlo contigo –mire hacia un lado, se veía increíble con la
camisa abierta –pero no quiero que llores antes, pareciera que estuvieras
obligada y no quiero que tu primera vez sea así.
Me sonrojé de
inmediato. A Leo no le había dado detalles de mi vida sexual, creo que ese era
el primer paso que debía dar ¿cierto?
—No es… mi
primera vez tampoco –pude ver como su ceño se fruncía.
— ¿Y por qué
lloras entonces? –Sus ojos se abrieron sorprendidos ante cierta posibilidad –tu
y Damián.
—No –dije de
inmediato, aunque poco nos faltó aquel día en mi casa. No le iba a decir eso a
Leonardo –nada de eso, es solo que no fue bueno esa vez y recuerdo a ese hombre
que…
—Oh, ya veo
–dijo ahora preocupado –muy bien, entonces borraremos esos recuerdos ¿no?
Sonreí ante sus
palabras, eso sería perfecto.
—No vamos a
tener una noche tan especial como esta, además de que tenemos la casa para
nosotros… eso quizás no vuelva a ocurrir.
Él sonrió, tomó
una de mis manos y la acercó a su boca. Fue tan agradable sentir sus labios en
mi muñeca, justo donde estaban las cicatrices. Tiró con cuidado de mí para
acercarme hasta él y besarme en los labios.
—Voy a
necesitar ayuda –dijo mirando su ropa, lo que hizo que me sonrojara –algo bueno
debía tener esta fractura –lo mire confundida mientras él se sentaba en la cama
–me tendrás que meter mano para desvestirme.
No pude evitar reír
ante sus palabras, le di un golpe en su pierna y le copié, sentándome en la
cama. Me indicó que me acercara, lo hice sin ningún problema.
Nuestros labios
se unieron sin ningún problema mientras que él comenzaba a bajar el broche de
mi vestido, logrando que quedara semidesnuda en una fracción de tiempo. Eso era
todo un logro para él ya que solo podía usar una mano.
Al estar así de
expuesta diferentes pensamientos vinieron a mi mente, cosa que no escapo ante
Leo, quien me hizo volver a él.
—Me gustan tus
ojos verdes –dijo llamando mi atención, mientras hacía que me sentara a
horcajadas sobre él –también me gustan otras partes de ti… ahora -Podía sentir
como tocaba mi espalda, mis muslos y mi trasero, dejando una marca de fuego
ante su contacto.
Lo rodeé con
mis brazos, tirando de su camisa mientras sus labios besaban mi cuello. Parecía
que cada vez me estaba haciendo más pequeña, volviéndome en una diminuta llama
da fuego.
No pudimos
evitar reír cuando me deshice de su camisa, enredada en su brazo con yeso, pero
toda sonrisa se borró cuando sus labios se apoderaron de los míos mientras que
me quitaba mi sujetador negro. Era como si mis huesos se volvieran gelatina,
cada segundo que pasaba con él mi deseo por Leo iba aumentando, más cuando pude
sentir su piel desnuda contra la mía.
Sabía muy bien
que era joven para darme cuenta de un hecho tan importante, pero mientras
estaba entre sus besos y caricias, no pude dejar de pensar en lo fácil que me
era estar con Leo. No había miedo, ni rechazo ante lo que me provocaba. Fue tan
fácil que solo me avergoncé cuando estuvimos por completo desnudos, sabía que también
él debía estar un tanto nervioso, pero hizo todo lo posible para distraerme.
—Yo lo hago
–dije cuando noté que estaba complicado con el preservativo. Lo había sacado de
su mesa de noche. Pude notar cómo se sonrojaban sus mejillas.
Lo hice
mientras lo besaba, sintiéndolo en mi mano. Aquello hizo que jadeara contra mi
boca lo que fue como lo último que pude soportar, necesitaba estar por completo
junto a él, mi cuerpo se iba a incinerar si no lo hacía pronto.
Leo rodeó mi
cintura mientras nuestros cuerpos se volvían uno. Yo lo abracé, quejándome por
el dolor que me causaba, pero no me detuve hasta que estuvo por completo en mi
interior.
— ¿Te hice
daño? –negué contra su cuello.
Comencé a mover
mi cadera contra la suya, relajando mi cuerpo a medida que el placer se
apoderaba de cada célula nerviosa, llevando tan placentera sensación a todas
partes. Para mi sorpresa Leo me besó antes de recostarme en la cama, sin estar
sobre mí y solo sujetando mi cadera comenzó a moverse contra mí.
Leo era grande
y fuerte, por lo visto no le tomaba dificultad alguna para adoptar esta
posición. Me había engañado al tener que ocuparme de su ropa, pero no pude
seguir pensando en ello, solo me aferre al cobertor de su cama mientras sentía
que todo mi cuerpo se desfragmentaba en diferentes llamas de fuego.
Mis ojos comenzaron
a pesar aunque pudiera sentir las embestidas de Leo aun. De todas formas el
rose del yeso contra mi abdomen me hizo mirarlo. Estaba apoyando en su brazo
sano, acariciando mi rostro mientras entraba en mi cuerpo profundamente hasta
que alcanzó su propio orgasmo.
Jamás en mi
vida había sentido algo tan increíble como aquello. Rodeé su cuello y lo besé,
aferrándome a su cuerpo.
—Vamos a tener
que provechar este verano –dijo Leo sonriendo y mirándome con esos ojos negros
brillantes.
Me apoyé en mis
brazos para poder besarlo de nuevo.
—Gracias por
estar siempre conmigo –susurré contra sus labios, pude sentir como sonreía.
Me volvió a
besar, acabando por completo con mis segundos de razón.
Aquella noche
fue la mejor que tuve en mi vida, dormir sobre el pecho de Leo, era lo mejor.
Era tan grande que me sentía por completo protegida. Lamenté seriamente cuando
tuve que separarme de él. Con cuidado salí de su lado y me vestí para después
llamar un taxi que me llevara a casa, pero antes de dejarlo, volví con un plumón
negro y con cuidado escribí en su brazo enyesado.
Me gustas
No podía
ponerle nada más, no quería asustarlo, aunque antes de salir de su habitación volví
y le escribí otra frase. Tuve que cubrir mi boca para no reírme y despertarlo.
Al llegar a
casa, aun todos dormían, es por eso que me di una ducha, me vestí con ropa cómoda
y arreglé mi último As bajo la manga para darle seguridad a los que quería. Tenía
que finiquitar la pequeña guerra que tenia con los Andrade.
Aun no eran las
nueve de la mañana cuando me dirigía hasta la casa de dichas personas. Toqué el
timbre, esperé solo unos segundos antes de que su empleada me atendiera, le
expliqué que necesitaba con urgencia al Sr. Andrade y a sus hijos.
No tuve que
esperar mucho sentada en el sofá, de la lujosa sala que tenían. La primera en
bajar fue Amalia, quien corrió por las escaleras, tenía un rostro de encargo,
no se había limpiado su maquillaje y se notaba que había pasado una pésima noche.
Su rímel estaba corrido y su largo y lindo cabello rubio era un asco.
— ¡Tu! ¿Qué
haces aquí, perra? –no pude evitar sonreír al verla. Estaba desecha, quizás era
más agradable ver las consecuencias de mi venganza que realizarla, ya que
anoche estaba más interesada en descubrir la sorpresa de Leo que en ver el
rostro de Amalia.
—Ey, detente
–no borré mi sonrisa al ver a Damián, que bajó vestido solo con unos jeans y
una camiseta blanca, estaba muy despeinado. Su hermana se detuvo ante la orden
que le dio.
—Buenos días,
espero que hayan pasado una noche memorable en el baile.
—Oh, no sabes
cuan buena fue –dijo Damián, mirándome con esos ojos que me causan escalofríos,
pero de terror –creo que pronto tendremos que darte el agradecimiento por dicha
alegría que nos proporcionaste.
—Sería un
gusto, pero mis vacaciones ya están planeadas –dije de forma altanera.
—Buenos días,
Srta. Varela –me puse de pie al ver que el padre de estos dos engendros llegaba
hasta el salón –supongo que viene a visitar a Amalia, ayer reprodujeron una
película que estará en la memoria de varios por el resto de su vidas ¿viene a
consolarla?
Era obvio que
él sabía quién era la responsable de ello.
—Supongo que a
su padre le agradara ver que está involucrada en tales problemas –miré a aquel
hombre, con ojos penetrantes, tan verdes como los de Damián. Era escalofriante.
—Yo que usted
estaría más preocupado en cómo se comporta su hija dentro del colegio ¿no cree?
–me estaba comportando de forma arriesgada, pero no me podía dejar intimidar
por él.
— ¡Tu, ya verás!
Acabaré contigo –dijo Amalia, mirándome furiosa. Damián la tomó del brazo antes
de que saltara sobre mí.
— ¿Qué haces
aquí? debes tener algo que decir ¿no? habla pronto –miré a Damián por un
segundo, por lo visto ya se había dado cuenta que tenía algo más bajo la manga.
—Yo me largo de
este lugar en un par de meses, lo que hizo Amalia, divulgando lo sucedido en mi
pasado ya ha hecho bastante daño y no quiero darle más problemas a mi padre
–dije mirándolos muy seria –Damián va a poder seguir haciendo lo que quiere en
ese lugar, Amaya podrá ir a la universidad que desea y usted –dije mirando a Zacarías
–no tendrá problemas por mi parte, me iré y el juicio no habrá tenido prueba de
que su familia está llena de mierda.
—Habla de una
vez –exigió Zacarías. Saqué el CD de mi bolsillo.
—Aquí esta una
grabación de sus hijos, usando métodos bastante… controversiales para
mantenerme en silencio. El Director esta en las imágenes, sus hijos, sus amigos
y yo, me golpearon, me atacaron y aun tengo las prueba de ello en mi rostro.
Incluso Damián me quiso dar una descarga eléctrica… ya sabe, de recuerdo –todos
me miraron sorprendidos, nadie contaba con que Vivian grabara dicho ataque
–estas imágenes no meterían a nadie en la cárcel, pero usted entenderá que las
puertas para ciertas Universidades, pueden ser cerradas tanto para Amalia como
para Damián. Usted solo es un pez grande en este lugar, no podría manejar los
ingresos de sus hijos a las instituciones que desean.
Podía ver como
a Zacarías se le marcaba una vena gigante en su frente. Además de notar como
Damián y Amalia, me miraban furiosos.
—Todo esto
puede quedar entre nosotros… evitar que el mismo pueblo acabe con su familia —dije
cruzándome de brazos, debía demostrar seguridad –si ninguno de ustedes o sus
amigos matones, le hace daño a mi familia y amigos.
— ¿Tu novio
también está dentro del paquete? –preguntó Damián, molestándome.
—Sí, Leonardo y
su familia también están dentro del paquete. Nadie saldrá herido, yo pasare mis
vacaciones de forma normal y nadie tendrá problemas. Ustedes no existirán para mí
y yo no existiré para ustedes.
— ¡Sueña! –dijo
riendo Damián. Por un momento pensé que estaba perdida, metida en la jaula de
los leones, pero cuando se iba a acercar para amedrentarme, su papá lo detuvo. Zacarías
puso una mano en el hombro de Damián y negó.
Él no era tan
poderoso como pensaban sus hijos o si no habría salido de este pueblo perdido
en la nada, hacía ya tiempo.
— ¿Qué me
asegura que no mostraras esas imágenes? –preguntó Zacarías.
—Nada, es un
jaque mate –dije sonriendo –no puede hacer ningún movimiento, Sr. Andrade, solo
está en mis manos. Sus hijos perderán
crédito por todo el lugar y sus brillantes futuros se verán truncados. No trate
de buscar estos videos porque los guardé muy bien, sabe que internet es un
espacio muy grande.
Me sorprendió
bastante cuando Damián se me lanzó encima, sin hacerle caso a su padre, lo más
probable es que aun estuviera drogado porque tenía una expresión muy rara y sus
pupilas estaban muy dilatadas. Aun así no fue tan rápido esta vez, pensé que
algo podía suceder, es por eso que cuando trató de tomarme del cuello, con uno
de los movimientos que aprendí en defensa personal, lo inmovilicé doblando la
mano que quiso atacarme, luego le di un rodillazo en sus partes más intimas y
lo deje caer en el suelo. Amalia corrió para socorrerlo.
—Controle a sus
hijos, a sus matones y todos pasaremos un verano inolvidable, Amalia entrara a
clases a la universidad que desee y Damián podrá seguir sin problemas en ese
colegio.
—Hecho –dijo Zacarías
–no haremos esto más grande, no estoy para tener problemas de niños. Ustedes
dos ya la escucharon –miró a sus hijos que estaba en el suelo –si llegan a
tener otro problema con la Srta. Varela, vean sus futuros en el suelo porque no
moveré un solo dedo para sacarlos de donde terminen.
Me acerqué a la
mesa de centro y deje el CD, para que él mismo viera las imágenes que
involucraban a sus hijos. Esto nos cubriría las espaldas de todos los amigos de
los Andrade ya que los hijos de los demás también salían en el video.
—Que tengan un
excelente verano –dije mirando a los hermanos Andrade, sería la última vez que
cruzaría palabra con ellos.
—Hasta luego
–me respondió el Sr. Andrade.
Deje esa casa
pensando que finalmente había salido victoriosa de nuestro pequeño juego, ya no
tendría problemas con ellos porque estaban atrapados, aunque todo era gracias a
Vivian y a la misma idiotez de los Andrade al atacarme. No habría tenido con
que defenderme después de lo que hice anoche.
Me había
librado de ellos, de la chantajista de Amalia y de Damián, de sus amigos y de
todo el abuso que habían ejercido sobre mí, solo para obtener una manera sucia
de manejar a mi padre, para poder seguir con su maldita distribución de drogas,
ese maldito demonio blanco que dominaba a las personas, dándole minutos de
felicidad mientras que acababa con sus mentes. Sin embargo, yo no podía hacer
nada más, ese era el trabajo de mi padre, acabar con ellos.
Sonreí,
sintiendo el calor del sol en mi rostro, pronto llegaría el verano y con ello
disfrutaría de mis días con Leo… libre de poder hacer lo que yo deseaba, sin
temer nada.
La libertad, se
sentía sin duda de forma increíble.
FIN
El epilogo va mañana en la noche :3 Espero que les haya gustado, nada más que decir que siempre quise que en esta historia ganara el chico bueno, sin problemas y que haría feliz a la protagonista, sin llevarla a una tormentosa vida... Leo era perfecto para Amaya <3 <3 y en su tiempo, Jacob habria sido perfecto para Bella en esta historia :D ¡gracias a quienes volvieron a seguir esta historia y a quienes comentaron! ¡Abrazos! Epilogo ya disponible
Me veo obligada a comentar por aquí vtr es una muerda y a mi me gusta comentar del note ppr el face así me respondes xD pero como sea
ResponderEliminarOoooooooooooooooh CTM! !!!! Wnaaaa estuvo buenísimo buenísimo! ! La cagooo xD
No dejo d tener una gran sonrisa en mi cara ... fue genial!!! Wnaaa !!! Vendetta épica wn!! Wooooooooooh!! Como me hubiera gustado estar ahí para ver la cara de Amalia y reírme frente ella ja ja ja ja yo hubiera pagado por eso!! Pero claro después me habría ido a sí dejo solito a la parejita para q 1313 jijajaja
Lo amo me encanta q esten ellos dos juntos ... la sea como Bella y Jake o Amaya y Leo ... eso no importa ... éstos dos personajes tenía q estar juntos ... po muy rico sexy y divertido q fuera Edward o Damian ... el era solo un puto pendejo manipulador y manipulado ... asi q estoy feliz por q se qedo solo ja ja ja ja ja y Amaya y leo esten juntos :3
D vdd amo q la protagonistas q ame desde un principio este co alguien q la quiera y la respete como se merece <3
Ohhh la ultima parte me dejo con el alma en un hilo jamas pense q haría algo así, ir a meterse a la boca del lobo asi o mas bien a la boca del demonio blanco! !! Y aun a si salor ilesa de esa. .. wooooooooooah! ! La raja
Aaaaaaahah como amo esta historia ♡♡♡♡♡ jamás la olvidare :'(:'(:'(:'(
Espero con ansias el epílogo :3
ok...Amalia esa perra¡¡¡¡ se llevo su merecido, siiiii¡¡¡ que bien, ella empezo todo esto, asi que era justo darle donde mas le duele, y Damian, bueno, yo hubiera querido que recibiera un castigo mas fuerte, pero en fin, le dio un buen golpe al final, Leo, debo confesarlo, no se porque pero al principio de este capitulo yo estaba con los nervios de punta, llegue a pensar: "¿y si leo de alguna forma no la ayuda con lo del video? no se porque pero a mi mente llegaron todo tipo de imágenes de Leo uniéndose a la mafia, pero que bueno que me equivoque, repito no se porque pense esto, creo que solo estaba paranoica pues Leo desde el principio me enamoro, y me encanto que pensara en hacer de esa noche especial a mi querida Amaya.
ResponderEliminarme largo a leer el epilogo, quiero saber que paso despues, ¿sera que de verdad esos locos subestimaron el poder que tenia Zacarias? fue una buena jugada esa que hizo Amaya.
excelente!!! un final feliz.... como yo jajajaja gracias dani!!
ResponderEliminarSabes busque esta historia por cielo y tierra, por fin pude leer el final. Estoy feliz!!!! termino muy bien. Muchas felicitaciones.
ResponderEliminar