martes, 18 de febrero de 2014

Demonio Blanco - Capitulo 27 Final


Capitulo 27

Habíamos llegado al colegio, nos estacionamos en un lugar alejado para que no llamáramos la atención y así ingresar por detrás. Ahora estábamos en la puerta trasera del gimnasio que desde aquí se notaba que brillaba por la decoración que Amalia y Nicole habían hecho para la fiesta, junto a todo el comité del baile de graduación. Puse mi mano sobre la manilla para poder entrar, pero Leonardo no me dejó, me hizo girar sobre mis pies. Me apoyé en la puerta y lo miré confundida.

— ¿Qué sucede? ¿Nos retiramos? –antes de responderme se inclinó y volvió a atrapar mis labios. De verdad nuestros besos habían cambiado de tonalidad. Simplemente Leonardo dejaba mis piernas un tanto temblorosas –Leonardo –susurré apoyando mi frente junto a la suya, respirando de forma dificultosa.
— ¿Estás segura? –asentí sin mirarlo y esta vez fui yo quien lo besó, pero fue corto, quería que nos fuéramos pronto de aquí. Durante el camino no me había querido decir nada sobre su petición a mi vestimenta, me distrajo magistralmente con nuestra venganza de hoy —Muy bien.
Abrí la puerta y después la cerró Leonardo. Me quedé unos segundos mirando el lugar, sin decir nada.
—Wow… —dijo él, asentí a su reacción.
Había un gran escenario donde estaba el Dj tocando música mientras que atrás de él se encontraba una gran pantalla gigante donde estaban pasando videos musicales, se podía escuchar la canción Drunk of  love de Rihanna . A los lados había gigantes paneles de sonido que provocaban una vibración en el suelo. Cientos de pequeñas luces iluminaban toda la pista de baile y las mesas con las sillas que se encontraban alrededor de esta. En los dos extremos medios de la cancha había personas colgando de grandes telares, haciendo acrobacias. Las mesas estaban cubiertas con manteles blancos y con centros decorativo llenos de hermosas rojas y doradas. Las sillas también estaban cubiertas con color blanco.
La comida había pasado hacía ya bastante tiempo ya que todos se encontraban saltando y bailando al ritmo de la música mientras el piso estaba repleto de globos.
El comité había hecho un excelente trabajo. Sin duda Amalia y Nicole se habían esmerado.
— ¿Lo trajiste? –dijo Leonardo apoyando su cabeza en mi hombro y hablándome al oído. Sonreí nerviosa y asentí.
—Está en mi bolsillo derecho –dije sin más, me sorprendió cuando él metió su mano y acaricio la mía que estaba escondida ahí, tomando la memoria de USB –dame un segundo, vuelvo enseguida.
Subí el cuello de mi abrigo de nuevo y caminé hacia mi costado derecho, donde se accedía a las graderías, que estaban desocupadas, además de cerradas. Algunos estaban en las mesas redondas con manteles blancos, donde destacaban hermosos arreglos florales color dorado y rojos. Me cruce de brazos, mirando como todos bailaban mientras yo estaba escondida en la oscuridad.
Inevitablemente sonreí al ver a Damián, quien estaba bailando con Eve. La pareja era el centro de atención, pero solo de comentarios y miradas sospechosas. Cada uno de los amigos de Damián estaba en el centro de la pista, bailando como si nada malo pasara, aunque todos supieran que ya estaban arruinados. Nadie seguía creyéndoles.
Miré hacia donde se encontraba el Dj, la gran pantalla que estaba detrás mostraba un video de música. Miré de nuevo a Damián, que ahora conversaba riendo con Amalia, que bailaba con Simón. Todos lucían muy guapos, en especial los hermanos Andrade. Damián estaba con un traje negro y Amalia con un vestido corto violeta con un encaje negro, se ajustaba a su cuerpo y esos tacos que andaba trayendo la estilizaban aun más.
—Así que aquí estabas –sonreí y dejé que Leonardo apoyara su cabeza en mi hombro mientras que rodeaba mi cintura con su brazo sano.
— ¿Me dirás porque me has hecho vestir así? –él besó mi cuello, provocando que mi corazón se acelerara. Él era tan grande que de por si yo quedaba rodeada por su cuerpo, pero cuando me daba ese estilo de caricias… me sentía aun más pequeña, solo porque mi corazón se disparaba como un loco y me tenía que apoyar un poco más en Leonardo para que mis piernas no temblaran.
—Te ves muy guapa, me encantas –mis ojos se entrecerraron al sentir que volvía a besar mi cuello — ¿no estás interesada en saber si hice mi parte del plan?
—En este momento no, culpo a esos besos que me das –dije entrelazando mi mano con la suya, sobre mi abdomen.
—Entonces podemos esperar mucho tiempo más –giré un poco para poder sentir sus labios sobre los míos.
Cerré mis ojos y llevé mi mano izquierda hasta su cuello. Me gustaba tocar esa parte de él cuando me estaba besando, era tan agradable, pero me separé después de unos segundos, con el ceño fruncido al darme cuenta que de un tiempo hasta esta parte, pareciera que los besos de Leonardo recorrían todo mi cuerpo.
Apoyé mi frente en su mejilla, sintiendo como me presionaba un poco más con su mano. Levanté la vista para poder observar esos ojos tan negros, que ahora brillaban en la oscuridad. Me aferré a su mano cuando mi corazón se disparó de nuevo al darme cuenta que me iba a alejar de él.
—No estés triste –dijo descubriendo de inmediato lo que sucedía –no hoy.
— ¿Me estás preparando una sorpresa? –Susurré ahora mirando sus labios — ¿es qué todo esta ropa es para que me dejes rayar ese yeso?
En ese momento Leonardo comenzó a reír para después besar mi mejilla. Lo miré con el ceño fruncido ¿Es qué de verdad no me iba a dejar rayarlo?
—Vamos, no seas malo conmigo –él enarcó una ceja sonriendo y negó.
—No pienso permitirlo, ahora si nos concentramos un poco a lo que vinimos, te invito a ver el espectáculo, luego tenemos que irnos.
—Está bien –nos separamos y él tomó mi mano para que subiéramos un poco más. Desde unos escalones más arriba se podía ver con claridad todo el escenario y los alumnos.
— ¿Lista? –él miró la hora en su celular y sonrió.
A mitad de una canción, que no reconocí, todos comenzaron a llamar a Amalia, gritando para que subiera a decir unas palabras. Miré a Leonardo sorprendida.
— ¿Qué es esto?
— ¿Cómo querías que subiera al escenario? Ella tiene el mismo ego de su hermano. Solo tuve que decirle a un par de conocidos que gritaran por ella, los demás se unen porque… ya ves, masa de adolescentes ¿no? –Tomé la mano de Leonardo, nerviosa por lo que iba a ocurrir — ¿quieres qué todo esto se detenga?
Realmente no era bueno lo que estaba haciendo, habíamos caído al mismo nivel que ellos, pero no tenia los ánimos de irme de aquí derrotada, pensando que me habían acorralado dentro de un baño y golpeado, tampoco podía permitir que la golpiza a Leonardo quedara impune. Sabía muy bien que el juez amigo de Zacarías Andrade no haría nada contra ellos, incluso ya había tomando algunas evidencias que nosotros habíamos proporcionado como no validas.
— ¿Amaya? –llamó mi atención Leonardo cuando Amalia estaba subiendo al lado del DJ.
—No quiero que se detenga. La quiero hundir como ella lo hizo conmigo y contigo.
Si no hubiese sido porque Amalia quién me engañó desde un principio, no me hubiera visto involucrada en todo este problema y de esa forma ninguno de los hechos sobre Leonardo y míos, se habrían realizados. Ninguno de los dos tendría que irse del colegio y podríamos seguir siendo novios como unos adolescentes normales, su brazo estaría bien y yo no tendría el amargo recuerdo que me había dejado Amalia, Damián y su pila de amigos.
—No nos han hundido, no estaríamos aquí si fuera de esa forma.
Todos los demás alumnos se acercaron a la pista para poder ver mejor a Amalia y escucharla. Presioné la mano de Leonardo, nerviosa por todo esto, quería que se lograra nuestra última venganza, pero estaba asustada.
—Ven –dijo él rodeándome de nuevo, dejando su mano y la mía sobre mi abdomen, apoyando su cabeza en mi hombro — ¿Cuál crees que será su siguiente golpe después de esto?
—Ninguno –dije girándome a verlo –esto se acaba aquí Leonardo, ya verás –él me miró unos segundos y después besó mi mejilla.
—Esto será entretenido…
Nos concentramos en Amalia, a quien le habían entregado un micrófono. Se veía muy guapa con su vestido, de eso no cabía duda, pero aun así cuando miré a los demás alumnos que la observaban, me sorprendió como algunas chicas la miraba de una forma muy desagradable mientras que otros cuchicheaban entre ellos.
— ¡Esto ha sido un gran honor! –Dijo sonriendo –aunque deben saber que fue un gusto encargarme de la decoración del lugar, esta fiesta es una de las mejores durante el año, así que estoy feliz de que les haya gustado. Es nuestra última fiesta en el Colegio Altair, pero estoy segura que será igual de grandiosa el próximo año –sonreí.
— ¿Así qué hiciste que subiera para ser reconocida por su trabajo? –dije apoyándome mejor en Leonardo, teniendo cuidado con su fractura.
—Te dije que tiene un gran ego, como el hermano –eso último prácticamente lo gruñó, molesto, pero presioné su mano para que se tranquilizara.
— ¡Aunque debo decir que no lo hice sola! Nicole también fue una gran ayuda, ya saben, siempre hemos trabajado para que este colegio sea uno de los mejores.
—Hazlo ahora –dije mirando a Amalia. Leonardo soltó mi mano y buscó en su abrigo lo que necesitaba.
—Muy bien.
Tenía el control de la pantalla gigante en su mano, color negro de forma rectangular, no más de diez centímetro. Cuando presionó un botón, Amalia seguía hablando, pero la pantalla de atrás se volvió blanca, de esa forma Leonardo manejaba el computador que estaba conectado para abrir la memoria USB y abrir el pequeño video que habíamos preparado.
— ¿Si? –volvió a preguntar Leonardo.
Solo asentí.
Sonreí cuando el DJ, que se llama Sam, amigo de Leonardo de su antiguo colegio, programaba la música para ser esto un poco más dramático. Comenzó a sonar My Way de Limp Bizkit cuando en la pantalla apareció la imagen de Amalia, sonriendo junto con Simón, luego de eso varias imágenes de ella haciendo trabajos en el colegio, ayudando a los demás.
Todos se quedaron atentos mirando, de seguro preguntándose de que se trataba todo esto. Yo solo entrelacé mi mano con la de Leonardo cuando apareció la foto del centro de alumnos, para después mostrar las dependencias de ese salón que usaban para sus reuniones. Al comienzo solo dejaba ver las imágenes que todos conocían, un salón normal con ellos trabajando como equipo, pero después de eso, cuando se mostraba la puerta que llevaba a esa habitación extraña, comenzó el video donde se veía claramente como estaba Amalia con Simón teniendo sexo… uno bastante extraño a todo esto.
Cada alumno de ahí abrió su boca sorprendido por el video, no eran muchos segundos, así que tuvimos que modificarlo para que se repitiera una y otra vez. De todos los rostros, solo me fije en dos expresiones que me importaban.
— ¡Paren esto! –gritó Damián, dejando la mano de Eve para después correr hacia donde se encontraba el DJ, pero los amigos de Leonardo que acompañaban a Sam estaban ahí para interponerse, sin dejar que avanzara. Comenzó a gritar cientos de insultos mientras que puse atención a Amalia.
Ella no dejaba de mirar la pantalla para después caer de rodillas sobre el escenario, cubrió su rostro con las manos mientras Simón estaba a su lado, tratando de levantarla, pero ella con fuerza lo empujó para que la dejaran tranquila.
No pude evitar sonreír cuando la vi en ese estado, sabía que estábamos haciendo mal, que estábamos cayendo a su nivel, pero todo lo que habían hecho contra mí, además del daño que le hicieron a Leonardo, sin duda valía la pena.
Todas las imágenes de Amalia amenazándome, de su hermano hiriéndome comenzaron a pasar con rapidez por mi mente hasta que Leonardo presionó un poco más mi mano, llamando mi atención.
Lo miré y lo encontré con su ceño fruncido, recién ahí me di cuenta que todos se estaban riendo de Amalia.
—Amaya –la mano izquierda de Leonardo me soltó y paso por mis mejillas –ya todo terminó, no debes temer de nada ¿de acuerdo?
—Si –no me había dado cuenta de las lágrimas que estaban cayendo por mis mejillas.
—Es mejor que nos vayamos –asentí, pero antes le di una última mirada a Damián Andrade que ahora hablaba por teléfono mientras buscaba con su mirada entre las personas a alguien, supongo que a nosotros.
Cerré mis ojos sabiendo que había un punto final que tendría que llevar a cabo, pero sin que Leonardo estuviera a mi lado, esto era más peligroso y era para irme de este lugar, sabiendo que él y mi familia estarían a salvo mientras yo no estuviera.
Salimos del colegio sin que nadie nos descubriera, escuchando las risas de los demás y los llantos de Amalia, por fin la había acabado y no me molestaba haberlo hecho de esta forma. Era una cucharada de su propia medicina.

Nos fuimos hasta el estacionamiento y nos subimos al auto. Cuando salimos del colegio pude ver como llegaba un auto mucho más lujoso de los que había visto en el colegio. Un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando pude ver que era Zacarías Andrade el que fijaba su mirada en mi por unos segundos. Supongo que venía a buscar a sus hijos. Eso había sido rápido.
Con Leonardo no hablamos mucho durante el camino, ninguno rió o siquiera se regocijó de lo que sucedió con Amalia, tan solo nos guardamos dicha alegría porque no era correcto estar gritando de felicidad, además de un tiempo hasta esta parte, me estaba interesando mayormente la sorpresa que me tenía Leo.
—Hemos salido de clases –dijo él mientras manejaba, atento a la carretera –deberemos ir a buscar nuestros papeles ¿crees qué tendremos represalias sobre esto cuando lo hagamos?
—No –dije sonriendo, observando su perfil. Era tan guapo –ya verás porque te lo digo, pero ahora dime ¿Dónde tienes el marcador?
— ¿El qué? –susurró confundido.
—El marcador para rayar tu yeso, porque me dejarás hacerlo ¿cierto? –él comenzó a reír al escucharme.
—Ni en tus sueños, Amaya, estás loca.
—Entonces ¿Cuál es tu sorpresa? –dije ansiosa.
—Oh, no te diré, ya lo veras… por algo es un sor-pre-sa –bufé por su respuesta, quería saber que sucedía pronto, no era buena esperando.
Pocos minutos después llegamos a casa de Leo, no sabía lo que estaba sucediendo pero todas las luces estaban apagadas, no pude evitar tensarme al darme cuenta de que no había nadie.
— ¿Dónde están tus padres?
—Fueron a celebrar su aniversario, vuelven mañana… saben que te tengo una sorpresa, incluso me ayudaron –lo miré con el ceño fruncido, no entendía nada.
—Bueno, no me sorprende que te ayuden en todo, eres su bebé –dije molestándolo.
Nos bajamos del auto, pero antes de que diera otro paso hacia su casa él tomó mi mano y me detuvo.
—Debes cubrirte los ojos con esto –me soltó y me mostró un pañuelo blanco de seda.
—No quiero, Leo –dije incomoda, no me gustaba ir con los ojos cerrados a ninguna parte.
—Es una sorpresa –di un paso hacia atrás y recién ahí él se dio cuenta de lo que me sucedía –ey… confía en mí, no es ninguna locura la que tengo preparada para ti. No te voy a hacer daño.
Comencé a recordar todos esos momentos donde Damián me causaba sospecha, cuando trató de abusar de mi… recordé esa fatídica tarde cuando mi vecino quiso acabar conmigo.
Leonardo tomo mi mentón e hizo que lo mirara.
—Será algo bueno, nada malo ocurrirá.
No podía desconfiar de él.
Me giré dando la espalda y le pedí el pañuelo, me lo puse sola ya que él tenía su mano con ese dichoso y tentador yeso, que me llamaba a ser rayado.
—Dame tu mano –dijo susurrando en mi oído, me exalté pero hice lo que me pidió.
Pude notar que atravesábamos el jardín, luego rodeábamos la casa y llegábamos al patio trasero de esta. Leo se alejó unos segundos de mí y pude ver a través del pañuelo diferentes luces que venían en distintas direcciones. No entendía nada, más cuando comenzó a sonar Somewhere only we know  de Keane, recién en ese momento Leo volvió a mi lado.
—Puedes quitarte el pañuelo –hice de inmediato lo que me dijo.
Mi boca se abrió cuando vi que había una red de pequeñas luces a un par de metros de nuestra cabeza. Abarcaban todo el patio trasero de la casa, lo que no era menor. Leo había arreglado una mesa para nosotros, junto a la calefacción eléctrica.
—Quería hacerlo en casa, pero no habría nada especial, así que tendrás que pasar un poco de frio mientras cenamos. Encargué todo para nosotros, si no podemos tener un baile como corresponde, bueno, crearemos uno.
Mis ojos estaban llenos de lágrimas. No lo podía controlar, jamás, pero jamás me imaginé que alguien podía hacer algo como esto por mí.
—Te dije que tenías que confiar en mí, sorpresa –me giré a verlo emocionada.
 No podía creer que haya perdido mi tiempo con Damián, confundiéndome y pensando en estupideces cuando tenía a Leo a mi lado, debí haberme revelado ante Amalia el primer día. Tampoco podía creer que él haya estado con Juliana, esa cínica, pero bueno… ahora estábamos juntos.
—No llores, es una sorpresa, debes sonreír –no deje que siguiera hablando.
Tiré de su corbata y lo rodeé con mis brazos para poder besarlo. Él atrapó mi cintura con su brazo izquierdo y me levantó unos centímetros, sin tomar atención a su fractura y me besó, robándose los latidos de mi corazón y mis suspiros.
—Debí hacer esto antes si iba a obtener esta reacción –dijo sonriendo de forma seductora. Me dio un corto beso en los labios y me dejó sobre el suelo.
—Gracias –dije entrelazando mi mano a la suya –por darme esto.
—Entonces Amaya Varela ¿quisieras ser mi novia? –sonreí, sonrojándome por completo, como una tonta.
—Has hecho todo esto Leo, pero aun no te ganas mi confianza –dije ahora más seria, él frunció el ceño confundido –pero debido a las circunstancias, aunque no me hayas dejado rayar tu brazo, acepto ser tu novia –dije riendo.
Él me dio otro beso corto antes de invitarme a acercarme a la mesa.
Cenamos en ese lugar, en ningún momento me saqué mi abrigo porque moriría de frío, pero estaba todo delicioso, nos reímos mucho y pudimos hablar tranquilamente de lo sucedido en el colegio, de cómo habíamos triunfado de cierta forma. Mañana me las arreglaría para acabar con todo esto de raíz, así podría pasar unas vacaciones tranquila… y así no tendría la preocupación de dejar a Leo solo.
— ¿En qué estás pensando? –preguntó Leo cuando me quede mirando una de las luces que estaba sobre nosotros.
—En nada, ahora ¿querrías bailar conmigo? –Leandro sonrió y no dudo ningún minuto en ponerse de pie y ofrecerme su mano.
Nos movíamos al ritmo de la melodía, yo apoyada en lo que alcanzaba de su hombro izquierdo mientras que me rodeaba con su brazo. Nos quedamos mucho tiempo de esa forma, me encantaba como encajaba de forma precisa con él, en todo ámbito.


—Ya son más de las tres de la mañana –dijo cuando el frio comenzó a volverse insoportable, aun no podíamos darle la bienvenida al verano –envíale un mensaje a tu madre, dile que te quedas a dormir aquí, ya es tarde.
Lo quede mirando unos segundos un tanto insegura.
—Eh… no te preocupes, prepararé la cama de invitados, no te preocupes –dijo sonriendo, pero no pude evitar sonrojarme porque me había descubierto.
Hice lo que me dijo, le envié un mensaje diciéndole que me quedaría aquí, que había sido idea de los papás de Leonardo, de esa forma no sospecharía de algo que no debía.
Apagamos todo y entramos a la casa, él fue en busca de una de sus camisetas que me quedaban gigantes para usar de pijama y después me indicó donde debía dormir. Se despedido con un beso en mis labios y me dejó sola.
Quede mirando la puerta por unos segundos, esperando a que la abriera, pero no… se fue.
Me deshice de mi abrigo, pensando en que tan solo me quedaban dos meses con Leo, que quizás no tendríamos una noche tan hermosa como esta. Me senté en la cama, pensando en cómo debía estar tratando de deshacerse de su corbata o camisa.
Deje mis tacos a un lado y no seguí pensando en tantos detalles. Salí de la habitación y fui hasta donde se encontraba la de Leo, no toque, solo la abrí y lo encontré luchando con su corbata.
— ¿Necesitas…? –Me quedo mirando unos segundos, no me había sacado en ningún momento mi abrigo por el frio que hacía –te ves hermosa, debimos haber entrado para verte más tiempo sin ese abrigo.
No dije nada solo caminé hasta donde él estaba y lo ayudé con su corbata, la deshice y la deje a un lado. Leonardo solo me observaba con una leve sonrisa, atento a mis movimientos.
— ¿Qué haces? –preguntó con voz tranquila cuando comencé a desabotonar su camisa.
—Te ayudo –susurré, mi manos temblaban. Leo las cubrió con las mías.
— ¿Qué haces? –volvió a preguntar con una sonrisa que provocó que mi corazón latiera aun más fuerte.
Se sentó en la cama y delicadamente hizo que yo estuviera a su lado. No fue hasta ese momento que sentí como las lágrimas caían por mis mejillas.
—Ey… no llores, no pasa nada –tomó mi mentón e hizo que lo mirara. No podía ver su expresión porque estábamos a oscuras, pero por la poca luz que entraba a través de la ventana, él si me podía observar.
—Pronto me tendré que ir –dije secando mis mejillas con mis manos –no tendremos el tiempo que deseamos –pude sentir como él se tensaba, seguía molesto conmigo, pero sabía que estaba haciendo lo correcto.
—Aun nos queda unos meses para estar juntos –lo miré sonriendo, podríamos pasar solo las vacaciones juntos. Iba a ser inscrita en un colegio que era similar a los de este lado del mundo, de esa forma tendría vacaciones al mismo tiempo que Leo o mis padres –yo no he exigido nada.
Lo mire asustada, pensando en que me había apresurado ante la posibilidad de que tuviéramos sexo.
—No me malinterpretes, eres preciosa y muero por hacerlo contigo, pero no quiero que llores ni te sientas presionada.
Sequé por completo mis lágrimas, ahora no estaba nerviosa ni recordando el pasado, sino más bien estaba pensando en las palabras de Leo.
—Te acóstate con Juliana ¿no?  —él sonrió ante mi pregunta. Era una estupidez, era algo obvio siendo que llevaban tanto tiempo siendo amigos y novios, pero… no quería que fuera cierto.
—No voy a responder eso, no viene al caso.
—Ja Ja… —dije irónica –tu sonrisita de victoria lograda se ve en tu boca Leo, podrías disimular un poco –sus ojos se abrieron sorprendidos.
—Wow, alto ¿Qué está pasando? ¿Por qué estas enojada? ¿Estás celosa?
—Si no lo quieres hacer esta bien, allá tu –dije poniéndome de pie, decidida a alejarme con mi orgullo herido, pero para mi asombro, Leo me tomó desprevenida y cogió mi mano con tal fuerza que me hizo caer en su cama, de espalda.
—Nunca he dicho que no quiero hacerlo contigo –mire hacia un lado, se veía increíble con la camisa abierta –pero no quiero que llores antes, pareciera que estuvieras obligada y no quiero que tu primera vez sea así.
Me sonrojé de inmediato. A Leo no le había dado detalles de mi vida sexual, creo que ese era el primer paso que debía dar ¿cierto?
—No es… mi primera vez tampoco –pude ver como su ceño se fruncía.
— ¿Y por qué lloras entonces? –Sus ojos se abrieron sorprendidos ante cierta posibilidad –tu y Damián.
—No –dije de inmediato, aunque poco nos faltó aquel día en mi casa. No le iba a decir eso a Leonardo –nada de eso, es solo que no fue bueno esa vez y recuerdo a ese hombre que…
—Oh, ya veo –dijo ahora preocupado –muy bien, entonces borraremos esos recuerdos ¿no?
Sonreí ante sus palabras, eso sería perfecto.
—No vamos a tener una noche tan especial como esta, además de que tenemos la casa para nosotros… eso quizás no vuelva a ocurrir.
Él sonrió, tomó una de mis manos y la acercó a su boca. Fue tan agradable sentir sus labios en mi muñeca, justo donde estaban las cicatrices. Tiró con cuidado de mí para acercarme hasta él y besarme en los labios.
—Voy a necesitar ayuda –dijo mirando su ropa, lo que hizo que me sonrojara –algo bueno debía tener esta fractura –lo mire confundida mientras él se sentaba en la cama –me tendrás que meter mano para desvestirme.
No pude evitar reír ante sus palabras, le di un golpe en su pierna y le copié, sentándome en la cama. Me indicó que me acercara, lo hice sin ningún problema.
Nuestros labios se unieron sin ningún problema mientras que él comenzaba a bajar el broche de mi vestido, logrando que quedara semidesnuda en una fracción de tiempo. Eso era todo un logro para él ya que solo podía usar una mano.
Al estar así de expuesta diferentes pensamientos vinieron a mi mente, cosa que no escapo ante Leo, quien me hizo volver a él.
—Me gustan tus ojos verdes –dijo llamando mi atención, mientras hacía que me sentara a horcajadas sobre él –también me gustan otras partes de ti… ahora -Podía sentir como tocaba mi espalda, mis muslos y mi trasero, dejando una marca de fuego ante su contacto.
Lo rodeé con mis brazos, tirando de su camisa mientras sus labios besaban mi cuello. Parecía que cada vez me estaba haciendo más pequeña, volviéndome en una diminuta llama da fuego.
No pudimos evitar reír cuando me deshice de su camisa, enredada en su brazo con yeso, pero toda sonrisa se borró cuando sus labios se apoderaron de los míos mientras que me quitaba mi sujetador negro. Era como si mis huesos se volvieran gelatina, cada segundo que pasaba con él mi deseo por Leo iba aumentando, más cuando pude sentir su piel desnuda contra la mía.
Sabía muy bien que era joven para darme cuenta de un hecho tan importante, pero mientras estaba entre sus besos y caricias, no pude dejar de pensar en lo fácil que me era estar con Leo. No había miedo, ni rechazo ante lo que me provocaba. Fue tan fácil que solo me avergoncé cuando estuvimos por completo desnudos, sabía que también él debía estar un tanto nervioso, pero hizo todo lo posible para distraerme.
—Yo lo hago –dije cuando noté que estaba complicado con el preservativo. Lo había sacado de su mesa de noche. Pude notar cómo se sonrojaban sus mejillas.
Lo hice mientras lo besaba, sintiéndolo en mi mano. Aquello hizo que jadeara contra mi boca lo que fue como lo último que pude soportar, necesitaba estar por completo junto a él, mi cuerpo se iba a incinerar si no lo hacía pronto.
Leo rodeó mi cintura mientras nuestros cuerpos se volvían uno. Yo lo abracé, quejándome por el dolor que me causaba, pero no me detuve hasta que estuvo por completo en mi interior.
— ¿Te hice daño? –negué contra su cuello.
Comencé a mover mi cadera contra la suya, relajando mi cuerpo a medida que el placer se apoderaba de cada célula nerviosa, llevando tan placentera sensación a todas partes. Para mi sorpresa Leo me besó antes de recostarme en la cama, sin estar sobre mí y solo sujetando mi cadera comenzó a moverse contra mí.
Leo era grande y fuerte, por lo visto no le tomaba dificultad alguna para adoptar esta posición. Me había engañado al tener que ocuparme de su ropa, pero no pude seguir pensando en ello, solo me aferre al cobertor de su cama mientras sentía que todo mi cuerpo se desfragmentaba en diferentes llamas de fuego.
Mis ojos comenzaron a pesar aunque pudiera sentir las embestidas de Leo aun. De todas formas el rose del yeso contra mi abdomen me hizo mirarlo. Estaba apoyando en su brazo sano, acariciando mi rostro mientras entraba en mi cuerpo profundamente hasta que alcanzó su propio orgasmo.
Jamás en mi vida había sentido algo tan increíble como aquello. Rodeé su cuello y lo besé, aferrándome a su cuerpo.
—Vamos a tener que provechar este verano –dijo Leo sonriendo y mirándome con esos ojos negros brillantes.
Me apoyé en mis brazos para poder besarlo de nuevo.
—Gracias por estar siempre conmigo –susurré contra sus labios, pude sentir como sonreía.
Me volvió a besar, acabando por completo con mis segundos de razón.

Aquella noche fue la mejor que tuve en mi vida, dormir sobre el pecho de Leo, era lo mejor. Era tan grande que me sentía por completo protegida. Lamenté seriamente cuando tuve que separarme de él. Con cuidado salí de su lado y me vestí para después llamar un taxi que me llevara a casa, pero antes de dejarlo, volví con un plumón negro y con cuidado escribí en su brazo enyesado.
Me gustas
No podía ponerle nada más, no quería asustarlo, aunque antes de salir de su habitación volví y le escribí otra frase. Tuve que cubrir mi boca para no reírme y despertarlo.
Al llegar a casa, aun todos dormían, es por eso que me di una ducha, me vestí con ropa cómoda y arreglé mi último As bajo la manga para darle seguridad a los que quería. Tenía que finiquitar la pequeña guerra que tenia con los Andrade.
Aun no eran las nueve de la mañana cuando me dirigía hasta la casa de dichas personas. Toqué el timbre, esperé solo unos segundos antes de que su empleada me atendiera, le expliqué que necesitaba con urgencia al Sr. Andrade y a sus hijos.
No tuve que esperar mucho sentada en el sofá, de la lujosa sala que tenían. La primera en bajar fue Amalia, quien corrió por las escaleras, tenía un rostro de encargo, no se había limpiado su maquillaje y se notaba que había pasado una pésima noche. Su rímel estaba corrido y su largo y lindo cabello rubio era un asco.
— ¡Tu! ¿Qué haces aquí, perra? –no pude evitar sonreír al verla. Estaba desecha, quizás era más agradable ver las consecuencias de mi venganza que realizarla, ya que anoche estaba más interesada en descubrir la sorpresa de Leo que en ver el rostro de Amalia.
—Ey, detente –no borré mi sonrisa al ver a Damián, que bajó vestido solo con unos jeans y una camiseta blanca, estaba muy despeinado. Su hermana se detuvo ante la orden que le dio.
—Buenos días, espero que hayan pasado una noche memorable en el baile.
—Oh, no sabes cuan buena fue –dijo Damián, mirándome con esos ojos que me causan escalofríos, pero de terror –creo que pronto tendremos que darte el agradecimiento por dicha alegría que nos proporcionaste.
—Sería un gusto, pero mis vacaciones ya están planeadas –dije de forma altanera.
—Buenos días, Srta. Varela –me puse de pie al ver que el padre de estos dos engendros llegaba hasta el salón –supongo que viene a visitar a Amalia, ayer reprodujeron una película que estará en la memoria de varios por el resto de su vidas ¿viene a consolarla?
Era obvio que él sabía quién era la responsable de ello.
—Supongo que a su padre le agradara ver que está involucrada en tales problemas –miré a aquel hombre, con ojos penetrantes, tan verdes como los de Damián. Era escalofriante.
—Yo que usted estaría más preocupado en cómo se comporta su hija dentro del colegio ¿no cree? –me estaba comportando de forma arriesgada, pero no me podía dejar intimidar por él.
— ¡Tu, ya verás! Acabaré contigo –dijo Amalia, mirándome furiosa. Damián la tomó del brazo antes de que saltara sobre mí.
— ¿Qué haces aquí? debes tener algo que decir ¿no? habla pronto –miré a Damián por un segundo, por lo visto ya se había dado cuenta que tenía algo más bajo la manga.
—Yo me largo de este lugar en un par de meses, lo que hizo Amalia, divulgando lo sucedido en mi pasado ya ha hecho bastante daño y no quiero darle más problemas a mi padre –dije mirándolos muy seria –Damián va a poder seguir haciendo lo que quiere en ese lugar, Amaya podrá ir a la universidad que desea y usted –dije mirando a Zacarías –no tendrá problemas por mi parte, me iré y el juicio no habrá tenido prueba de que su familia está llena de mierda.
—Habla de una vez –exigió Zacarías. Saqué el CD de mi bolsillo.
—Aquí esta una grabación de sus hijos, usando métodos bastante… controversiales para mantenerme en silencio. El Director esta en las imágenes, sus hijos, sus amigos y yo, me golpearon, me atacaron y aun tengo las prueba de ello en mi rostro. Incluso Damián me quiso dar una descarga eléctrica… ya sabe, de recuerdo –todos me miraron sorprendidos, nadie contaba con que Vivian grabara dicho ataque –estas imágenes no meterían a nadie en la cárcel, pero usted entenderá que las puertas para ciertas Universidades, pueden ser cerradas tanto para Amalia como para Damián. Usted solo es un pez grande en este lugar, no podría manejar los ingresos de sus hijos a las instituciones que desean.
Podía ver como a Zacarías se le marcaba una vena gigante en su frente. Además de notar como Damián y Amalia, me miraban furiosos.
—Todo esto puede quedar entre nosotros… evitar que el mismo pueblo acabe con su familia —dije cruzándome de brazos, debía demostrar seguridad –si ninguno de ustedes o sus amigos matones, le hace daño a mi familia y amigos.
— ¿Tu novio también está dentro del paquete? –preguntó Damián, molestándome.
—Sí, Leonardo y su familia también están dentro del paquete. Nadie saldrá herido, yo pasare mis vacaciones de forma normal y nadie tendrá problemas. Ustedes no existirán para mí y yo no existiré para ustedes.
— ¡Sueña! –dijo riendo Damián. Por un momento pensé que estaba perdida, metida en la jaula de los leones, pero cuando se iba a acercar para amedrentarme, su papá lo detuvo. Zacarías puso una mano en el hombro de Damián y negó.
Él no era tan poderoso como pensaban sus hijos o si no habría salido de este pueblo perdido en la nada, hacía ya tiempo.
— ¿Qué me asegura que no mostraras esas imágenes? –preguntó Zacarías.
—Nada, es un jaque mate –dije sonriendo –no puede hacer ningún movimiento, Sr. Andrade, solo está en mis manos. Sus hijos  perderán crédito por todo el lugar y sus brillantes futuros se verán truncados. No trate de buscar estos videos porque los guardé muy bien, sabe que internet es un espacio muy grande.
Me sorprendió bastante cuando Damián se me lanzó encima, sin hacerle caso a su padre, lo más probable es que aun estuviera drogado porque tenía una expresión muy rara y sus pupilas estaban muy dilatadas. Aun así no fue tan rápido esta vez, pensé que algo podía suceder, es por eso que cuando trató de tomarme del cuello, con uno de los movimientos que aprendí en defensa personal, lo inmovilicé doblando la mano que quiso atacarme, luego le di un rodillazo en sus partes más intimas y lo deje caer en el suelo. Amalia corrió para socorrerlo.
—Controle a sus hijos, a sus matones y todos pasaremos un verano inolvidable, Amalia entrara a clases a la universidad que desee y Damián podrá seguir sin problemas en ese colegio.
—Hecho –dijo Zacarías –no haremos esto más grande, no estoy para tener problemas de niños. Ustedes dos ya la escucharon –miró a sus hijos que estaba en el suelo –si llegan a tener otro problema con la Srta. Varela, vean sus futuros en el suelo porque no moveré un solo dedo para sacarlos de donde terminen.
Me acerqué a la mesa de centro y deje el CD, para que él mismo viera las imágenes que involucraban a sus hijos. Esto nos cubriría las espaldas de todos los amigos de los Andrade ya que los hijos de los demás también salían en el video.
—Que tengan un excelente verano –dije mirando a los hermanos Andrade, sería la última vez que cruzaría palabra con ellos.
—Hasta luego –me respondió el Sr. Andrade.
Deje esa casa pensando que finalmente había salido victoriosa de nuestro pequeño juego, ya no tendría problemas con ellos porque estaban atrapados, aunque todo era gracias a Vivian y a la misma idiotez de los Andrade al atacarme. No habría tenido con que defenderme después de lo que hice anoche.
Me había librado de ellos, de la chantajista de Amalia y de Damián, de sus amigos y de todo el abuso que habían ejercido sobre mí, solo para obtener una manera sucia de manejar a mi padre, para poder seguir con su maldita distribución de drogas, ese maldito demonio blanco que dominaba a las personas, dándole minutos de felicidad mientras que acababa con sus mentes. Sin embargo, yo no podía hacer nada más, ese era el trabajo de mi padre, acabar con ellos.
Sonreí, sintiendo el calor del sol en mi rostro, pronto llegaría el verano y con ello disfrutaría de mis días con Leo… libre de poder hacer lo que yo deseaba, sin temer nada.
La libertad, se sentía sin duda de forma increíble.

FIN

El epilogo va mañana en la noche :3 Espero que les haya gustado, nada más que decir que siempre quise que en esta historia ganara el chico bueno, sin problemas y que haría feliz a la protagonista, sin llevarla a una tormentosa vida... Leo era perfecto para Amaya <3 <3 y en su tiempo, Jacob habria sido perfecto para Bella en esta historia :D ¡gracias a quienes volvieron a seguir esta historia y a quienes comentaron! ¡Abrazos! Epilogo ya disponible

4 Lectores:

  1. Me veo obligada a comentar por aquí vtr es una muerda y a mi me gusta comentar del note ppr el face así me respondes xD pero como sea


    Ooooooooooooooooh CTM! !!!! Wnaaaa estuvo buenísimo buenísimo! ! La cagooo xD
    No dejo d tener una gran sonrisa en mi cara ... fue genial!!! Wnaaa !!! Vendetta épica wn!! Wooooooooooh!! Como me hubiera gustado estar ahí para ver la cara de Amalia y reírme frente ella ja ja ja ja yo hubiera pagado por eso!! Pero claro después me habría ido a sí dejo solito a la parejita para q 1313 jijajaja
    Lo amo me encanta q esten ellos dos juntos ... la sea como Bella y Jake o Amaya y Leo ... eso no importa ... éstos dos personajes tenía q estar juntos ... po muy rico sexy y divertido q fuera Edward o Damian ... el era solo un puto pendejo manipulador y manipulado ... asi q estoy feliz por q se qedo solo ja ja ja ja ja y Amaya y leo esten juntos :3
    D vdd amo q la protagonistas q ame desde un principio este co alguien q la quiera y la respete como se merece <3


    Ohhh la ultima parte me dejo con el alma en un hilo jamas pense q haría algo así, ir a meterse a la boca del lobo asi o mas bien a la boca del demonio blanco! !! Y aun a si salor ilesa de esa. .. wooooooooooah! ! La raja

    Aaaaaaahah como amo esta historia ♡♡♡♡♡ jamás la olvidare :'(:'(:'(:'(
    Espero con ansias el epílogo :3

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  2. ok...Amalia esa perra¡¡¡¡ se llevo su merecido, siiiii¡¡¡ que bien, ella empezo todo esto, asi que era justo darle donde mas le duele, y Damian, bueno, yo hubiera querido que recibiera un castigo mas fuerte, pero en fin, le dio un buen golpe al final, Leo, debo confesarlo, no se porque pero al principio de este capitulo yo estaba con los nervios de punta, llegue a pensar: "¿y si leo de alguna forma no la ayuda con lo del video? no se porque pero a mi mente llegaron todo tipo de imágenes de Leo uniéndose a la mafia, pero que bueno que me equivoque, repito no se porque pense esto, creo que solo estaba paranoica pues Leo desde el principio me enamoro, y me encanto que pensara en hacer de esa noche especial a mi querida Amaya.
    me largo a leer el epilogo, quiero saber que paso despues, ¿sera que de verdad esos locos subestimaron el poder que tenia Zacarias? fue una buena jugada esa que hizo Amaya.

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  3. excelente!!! un final feliz.... como yo jajajaja gracias dani!!

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  4. Sabes busque esta historia por cielo y tierra, por fin pude leer el final. Estoy feliz!!!! termino muy bien. Muchas felicitaciones.

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