Capitulo 13
Después de
haber dormido alrededor de seis horas sin soñar nada extraño, ni despertarme
saltando por el miedo de que alguien entrara a buscarnos como lo hacía en
nuestro antiguo refugio pude despertar recargada de energías, pero al ver que Oliver
no estaba a mi lado, mi corazón saltó por el miedo de que algo le hubiera
pasado. Sin embargo, cuando corrí para observar si estaba en el primer piso,
pude encontrarlo preparando algo de comida.
— ¿Tienes
hambre? –preguntó desde la cocina. Suspiré aliviada y miré hacia afuera, estaba
atardeciendo y aquello formaba una imagen hermosa gracias al coliseo romano — ¿Julie?
–volví a mirarlo, noté que llevaba una tenida diferente. Vestía con una
camiseta blanca bastante formal, dejando un par de botones abiertos, además de
eso llevaba unos pantalones de tela negro.
Negué a su
pregunta, miré hacia el baño, necesitaba darme una ducha para tratar de mejorar
mi horrible aspecto. Pude ver que en el mueble blanco, al lado de la cama había
un par de bolsas. Me acerqué hasta ellas y pude ver que había algo de ropa para
mujer. Sonreí un tanto avergonzada, Oliver me había comprado hasta ropa
interior.
— ¿Julie?
–salté asustada al sentir su voz tan cerca. Me giré y pude ver lo guapo que lucía
–he comprado ropa para ti, espero que no te moleste, aun debemos ir con Mimi y James,
en la noche volveremos a Maccarese.
— ¿En la noche?
–Me gire a hurgar en las bolsas, había incluso un par de botines negros — ¿no
es muy peligroso?
—Será en la
madrugada, de esa forma llegaremos al amanecer y podremos tomar un nuevo
destino –lo miré y suspiré cansada, no quería seguir viajando.
— ¿Hay que
seguir avanzando?
—Si, ningún
lugar es seguro, compré también dos mochilas bastante grandes, de esa forma podrás
llevar mejor tu equipaje, también cambiare el mío, mi bolso es un molestia, al
igual que tu maleta.
—Entiendo
–deseaba volver a dormir, donde no había ningún tipo de molestias ni preocupaciones.
—En el baño hay
de todo.
— ¿En qué
momento fuiste a comprar? –no me giraba a verlo, sus ojos azules solo me
recordaban en la situación en la que estábamos. Creo que dormir fue una mala
opción, mi cerebro se había recargado y podía ver con mayor claridad todo lo
que pasaba.
—He hecho unas
llamadas y luego fui a comprar nuestras ropas, no me tomó mucho tiempo, hay varias tiendas por este lugar, de todas formas
dejé un rastreador y un sensor de movimiento por si alguien entraba, no te dejé
desprotegida.
—Gracias…
necesito una ducha ¿Cuánto tiempo nos queda?
—Unas tres
horas, nos reuniremos a las nueve, llamé a Mimi para atrasar la cena,
necesitabas descansar.
—No debías
hacerlo, ya he causado bastantes problemas ¿no? –tensé mi mordida al recordar
todos los dichos antes de dormirme.
—Es lo mejor,
si estás débil la situación se vuelve un poco difícil. Estoy preparando algo
para comer ¿quieres?
—No, gracias,
no tengo hambre.
—No has comido
durante todo el día –al pensar en ese hecho mi estómago me traicionó y sonó
bastante fuerte –muy bien, en media hora debes estar lista.
—Está bien
–dije rendida.
Me dirigí hasta
el baño y cerré la puerta, pude notar que realmente había todo lo que podría
necesitar. Me desnudé y me metí a la ducha, me hubiera encantando poder
utilizar la tina, pero no había tiempo, así que mientras dejaba que el agua
tibia recorriera mi cuerpo, dejé que cada músculo se relajara y fue inevitable
que mis lágrimas se unieran al agua. De esa forma lavé y enjuagué mi cabello y
mi cuerpo, sin poder dejar de llorar. Rendida me deje caer lentamente sobre el
suelo y me abracé mientras la ducha seguía abierta.
No escuché cuando
la puerta se abrió, así que me vi un poco sorprendida cuando Oliver abrió la ducha.
Esquivé su mirada, no me dijo nada, solo se limitó a cerrar la llave para después
envolverme con una toalla gigante color turquesa. Hizo que me pusiera de pie
para poder secarme, traté de detenerlo, pero él simplemente negó.
Cerré mis ojos
y dejé que siguiera haciendo lo suyo. Me ayudó a salir de la ducha e hizo que
me sentara para poder secar mi cabello. Tomó un secador de pelo y lo prendió,
era muy relajante sentir como su mano se enredaba en mi cabello. Cuando ya
estuvo seco, me puse de pie.
— ¿Me dejarás
vestirme?
—Realmente te
dejaría de esta forma para mí, pero no podemos –sonrió y recién en ese segundo,
me di cuenta de lo vergonzoso que podía ser esto, estaba de pie, desnuda al
frente de Oliver. Fue inevitable sonrojarme.
—Oliver, no
juegues de esa forma en momentos como estos –tomé la gran toalla que había en
sus manos y me cubrí para poder salir a la habitación. Tomé las bolsas y saqué
todo para poder vestirme. Oliver se recostó en la cama, mirándome.
—Te dije que
debes manejar tu mente o si no te comerá viva.
—Lo sé –dije desilusionada
de mi comportamiento, esto no ayudaba en nada –es solo que… jamás me imaginé
que podría suceder todo esto –tomé la ropa interior color violeta de encaje, me
llamó la atención las pantaletas que tenían transparencias — ¿tu compraste
esto?
—Una chica me
ayudó, no soy bueno comprando ropa para mujer.
—No sé porque,
pero eso me alegra –me saqué la toalla y me puse la ropa interior.
—Mis relaciones
no llegan a tal extremo, tampoco soy bueno comprando regalos –negué a sus
palabras y para mi sorpresa, sonreí.
—No exageres,
estoy segura que te iba bastante bien cuando eras más joven –me senté, dándole
la espalda para poder ponerme las medias negras, las ajusté a mis muslos
mientras sentía como la cama se movía. Tragué saliva cuando sentí sus labios en
mi cuello.
—Cuando eres
adolescente no tienes el dinero, así que los regalos no son la gran cosa ¿Qué
te regalaban a ti? –varios escalofríos atravesaron mi cuerpo cuando sentí sus
manos en mi espalda.
—Es cierto,
solo osos de peluches y chocolates ¡o flores!
—Te iba bien
entonces –sonreí y me separé de él, no tenia ánimos de dejarme llevar por sus
caricias. Me giré a verlo un tanto sonrojada.
—Debo
arreglarme, además… no creo que sea adecuado con todo lo que está sucediendo
–él me miró unos segundos y asintió.
—Si no quieres está
bien, entiendo.
— ¡No! no es
que no quiera, es solo que me sentiría culpable ¿sabes? –frunció su ceño,
confundido –sentirme así de bien, aun sabiendo que Melisa y Dante… –miré hacia
un lado, sonrojada por lo que estaba diciendo.
— ¿Así de bien?
me halagas… aunque el merito es de ambos –se puso de pie y se acercó a mí, tomó
mi mentón para que lo mirara –mejor vístete, te ves demasiado sexy solo con la
ropa interior y esas medias –sonreí un tanto triste, pero él logró alegrarme un
poco cuando sus labios se posaron sobre los míos. Me sentí tan bien de esa
forma, solo teniendo a Oliver, pudiendo dejar mis manos sobre su camisa,
sintiendo que estaba a mi lado.
Cuando nuestros
labios se separaron me quede concentrada mirando sus ojos azules, en ese
segundo, sentí que mi corazón se oprimía por lo que él me hacía sentir. Podía
hacerme enojar, incluso enfurecer, me frustraba y también hacia que todo en mí
se estremeciera con tan solo tenerlo cerca. Demonios, me estaba enamorando de Oliver
Conlan.
— ¿Me puedes
preparar un café mientras me visto? –dije despertando de mi ensoñación.
—Muy bien –me
besó de forma rápida y después fue hasta las escaleras.
—Gracias…
supuesto novio –dije recordando lo que había dicho esta mañana a los chicos.
—No estaba
bromeando, Julie.
Bajó sin
decirme nada más y yo borré mi sonrisa cuando lo escuché decir eso. Tragué
saliva nerviosa y mejor me dediqué a vestirme.
— ¿Oliver?
–dije mirándolo desde arriba, él me miró sonriendo, sabía lo que pasaba — ¿Qué
demonios es esto? ¡Yo no ocupo esta ropa!
—Exacto, te ves
muy bien… deberías mostrar más tus piernas, son muy atractivas –lo quedé
mirando sin poder creer lo que me estaba diciendo. Corrí hasta el baño y me
miré al espejo. Negué.
—Por Dios, está
loco.
Era un vestido
de hilo un tanto corto, de mangas cortas, con franjas negras y blancas, que
llagaba hasta la mitad de mis muslos ¡con un corte ovalado! ¡Escandaloso! Las
medias negras que cubrían parte mis piernas, pero no todas. Unos botines que me
hacían ver extraña, aunque no puedo negar que eran muy cómodos y por último y
lo que más me gustaba, era una chaqueta de cuero que tenía un forro muy suave
en la parte del cuello.
—No te gusta
verte sexy ¿Julie? –lo miré asustada al escuchar su voz tan cerca. Estaba
apoyado en la puerta, mirándome con esos ojos azules peligroso.
— ¡No me veo…!
–Miré el espejo de nuevo y bien, no podía decir que no me quedaba, me veía
bastante bien, era algo que no ocuparía, pero ciertamente me hacían ver sexy,
ya que por primera vez mi piel blanca salía a relucir como algo… agradable — ¿Cómo
conseguiste esto?
—Te describí
muy bien a la vendedora, de nada –le iba a decir algo pesado, pero me di cuenta
a tiempo de lo que él había hecho por mí.
—Gracias, debió
ser una molestia.
—Ella fue muy rápida…
—lo miré curiosa, era obvio porque la vendedora fue rápida, tenía a este
guapísimo hombre hablándole en uno de los más románticos idiomas sobre ropa
para una mujer, eso se podía ver como un novio muy preocupado o como un posible
travesti, pero con esos ojos, era la primera opción –tu café está listo.
—Vamos, bebe de
tu café, si no te alimentas perecerás aquí –abrí mis ojos y vi a Irina con su
cabello cobrizo que me instaba a beber algo. Suspiré de mal humor ¿Por qué tenía
que seguir viva?
—No quiero.
—Mira, tengo
unos segundos para hablar contigo así que mejor despierta de donde estés y date
cuenta que la vida de Oliver corre peligro por cómo te estás comportando, dejar
de comer y recibir lo básico para que sobrevivas no es lo mejor ¿sabes? Si tu
mueres, Oliver te seguirá ¿de verdad quieres esto? –La miré con odio, no
soportaba cuando me tiraba en cara que él estaba aquí por mi culpa –no seas
cobarde.
—Bien… —me
costó tomar ese jarro que contenía café, pero logré hacerlo y comencé a beber
de este.
Estaba hace
unos dos días de esta forma, solo un bulto al que tenía que llevar para
interrogar, ya no sé que más harían conmigo. La posibilidad de rendirme y decir
toda la verdad estaba siendo mi mayor debilidad, estaba siendo atormentada por
esa idea, teniendo la esperanza que de esa forma pudiéramos salir de este
lugar.
—Julie… —susurró
ella mientras tomaba del café, al hacerlo mi estómago lo agradeció y pidió por
algo más sólido. Miré la bandeja y pude ver algo de pan, no dudé en tomarlo y
comenzar a comer, mi huelga de hambre se había ido al carajo.
Irina pasó una
toalla mojada por mi rostro y después por mi cuello, ayudándome a quedar algo más
limpia, mi condición era deplorable, era prácticamente peor que un mendigo que
no se había podido dar un baño de agua tibia… aah, como añoraba esas
comodidades, como deseaba estar en una tina con Oliver, sintiendo como pasaba
la esponja con jabón por mi espalda.
—Te he traído
un regalo –miré a Irina confundida y observé que sacaba una barra de chocolate
de su bolsillo. Cinco segundos después ya la estaba comiendo.
— ¿Sabes? —Dije cuando necesité respirar –siempre que
miraba películas de secuestros o cosas así las criticaba, siempre pensé que a
personas como yo no las tratarían así… que las torturarían de otra forma, que
me mantendrían en una hermosa habitación mientras trataban de sacarme
información –sonreí –que tonta…
—Cuando salgas
de aquí podrás decir que las películas están muy bien hechas –la miré y mis
ojos se llenaron de lágrimas.
— ¿Cómo esta
él? –volví a comer del chocolate relleno de un sabor agridulce, limón, que
exquisitez.
—Vivo y también
obtuvo su barra de chocolate, han pasado tanto tiempo aquí que han bajado la
guardia.
— ¿Somos los
más resistentes? –Ella negó –ya veo… aun nos falta para cumplir el record.
—El setenta por
ciento de los prisioneros…
—Yo no soy prisionera
de nada, para ser tal cosa debo haber cometido algún crimen o haber quebrantado
una ley –dije arisca.
—Veo que el
chocolate te ha hecho bien –y bastante realmente, sentía como iba despertando
solo con un poco de azúcar –entonces, de las personas que han residido aquí han
logrado su record sin hablar.
—Ya veo, no somos
ningunos mártires ¿crees qué debería hablar? –ella entrecerró sus ojos al
escucharme.
—Te estoy
ayudando, pero ten cuidado, sabes que tengo mi carácter, no juegues Julie –miré
hacia un lado, enojada –Oliver no es ningún mártir por estar aquí, ha pasado
por cosas como estas antes, él te lo ha dicho ¿no? todos hemos estado atrapados
de esta forma.
—Ya veo –dije
comiendo de la barra de chocolate.
—Pero tú eres
una civil, no has sido entrenada ni nada por el estilo, no caigas…
— ¿Y ese setenta
por ciento en que terminó, Irina?
—Muertos –dijo
sin dudar, tensé mi mordida, íbamos a terminar igual, por tercos ¿es qué acaso
este era el juego de ella? ¿Hacerme dudar para hablar? Podría resultarle –pero
los demás no tenían a Oliver ¿cierto?
—Me cuesta
creer en tus palabras sabiendo que es tu gobierno es el que está detrás de mi
sufrimiento –ella sonrió.
—Y a mí me
cuesta creer que le esté dando una barra de chocolate y ánimos a una persona a
la que debería estar golpeándole los tobillos por no hablar, pero me he
rehusado a hacerlo, tengo derechos también, si me he quedado aquí es tan solo
para ver cómo puedo hacerles el viaje más cómodo –mis lágrimas ya caían por mis
mejillas –no los puedo traicionar para ayudarlos más Julie, también tengo mi
familia… hijas que proteger –asentí, no me debía nada, es más, ella era
realmente amiga de Oliver.
— ¿Me puedes
confirmar algo? –Ella me observó confundida — ¿aquí estuvieron Melisa y Dante?
— ¿Tus amigos?
–asentí.
— ¿Son parte
del setenta por ciento que no habló? –ella me observó un segundo.
—Ella si… él no
–dejé caer el chocolate sobre la bandeja de metal y cubrí mi rostro por el llanto
compulsivo que llegó a mí –a Dante lo asesinaron a los pocos días, no tenía que
entregar mucha información y para la suerte de ambos, no los utilizaron contra
el otro como a ustedes.
— ¡Dante! ¡Claro
que era importante! –le grité enojada al escuchar cómo se refería a él.
Mi corazón
comenzó a comprimirse, sintiendo como si alguien atravesara mi pecho y lo
presionara hasta querer hacerlo explotar.
Sentía que mi corazón
iba a explotar. Observar esa mirada que me regalaba me intimidaba, sentía
prácticamente que mi corazón se comprimía de los nervios, pero lo disimulaba
muy bien.
Ahora estábamos
con Oliver sentados en un restaurante que no conocía y que nunca pensé conocer,
esperando a Mimi y a James que venían atrasados.
—Deja de
bajarte ese vestido, no se te ve nada, no dejaría que te pusieras algo tan
corto… estás exagerando –me sonrojé porque se dio cuenta de lo que estaba
haciendo.
—Si hubieras
elegido unos jeans esto sería diferente, no es mi estilo.
—Lo siento,
solo me aproveche de este momento para verte un tanto diferente –lo miré de
mala cara.
—Oh, lo siento
por no estar arreglándome cada día para parecerle atractiva, Sr. Conlan –tomé
del agua que nos habían traído, nerviosa porque pronto llegarían los chicos,
sabía cómo era Mimi, me iba a interrogar.
—Tranquila
–tomó mi mano derecha y la acarició, agradecía que estuviera a mi lado, así Mimi
podía tener un obstáculo para no atacarme a preguntas.
—Ella me va
hacer muchas preguntas que tú no podrás contestar, no siempre por lo menos.
—Solo responde
sinceramente y algo que sea lógico para que estemos de visita en este país, yo
me adapto rápido –lo miré con mala cara.
—Eres mitómano
y deberías hacerte ver –se le daba tan bien mentir, que me asustaba un poco
–puede que ya no te crea nada.
—Y tu eres
experta en hacerte la desentendida ¿sabes? –Fruncí el ceño sin entenderle –te
dije que eras mi novia –sonreí al escucharlo.
—Oh… eso es un
hecho, a mi no me has preguntado nada ¿sabes? –dije imitando su tono de voz.
—Ya veo, eres
muy tradicional a veces ¿sabes? –volvió a decir ese ¿sabes? Con cierta suficiencia en su tono de voz.
— ¿Ah, sí?
Siento no ser una subnormal que piensa ser novia de alguien con el que solo ha
tenido sexo y ni siquiera una cita, además de estar escapando por el mundo.
Recuerda que nuestra primera y única cita fue un desastre.
—Esta es una
cita.
—Entonces después
de esta cita ¿Qué quieres saber?
—Eres como tu
padre, muy convencional… gracias al cielo que no me has pedido que me case
contigo para que podamos tener sexo –dijo susurrando en mi oído y mordiendo mí
oreja, lo que me hizo reír y alejarme de él. Me causaba cosquillas.
—No, de esa
forma solo podrías conseguir mi corazón por completo, antes no –me giré a verlo
y lo encontré muy cerca de su rostro, su nariz podía rozar con la mía –entonces
¿Qué quieres saber después de esta cita?
—Me gustaría
saber si usted… señorita, Julie Sinclair ¿sería tan amable de ser mi novia? –fruncí
el ceño, se estaba burlando al hablar de esa forma, pero no le dije nada, me
gustaba que por un segundo estuviéramos relajados, sin estar pensando en
persecuciones ni muertes.
—De verdad
siento lo que te dije en el departamento, Oliver –él curvó sus labios en una
sonrisa y me rodeó con uno de sus brazos, atrayéndome hasta su cuerpo desde mi
cintura. Su boca se unió a la mía de forma rápida y dejándome con el deseo de
seguir besándolo.
—Wow
–escuchamos segundos después, no me tuve que girar para ver que era Mimi –Si no
los viera de esta manera, hubiera crecido mi desconfianza ante su supuesta relación.
—Deja de hablar
así, Mimi –dijo él poniéndose de pie, hice lo mismo.
Nos saludamos y
luego se sentaron, pedimos algo para comer cuando el garzón llegó hasta
nosotros, pero Mimi no alcanzó a decir nada ya que nos dijo que iría al baño.
Para nuestra sorpresa, James fue quien nos dejó sorprendidos.
—Bien, Mimi no
confía ni un poco en las palabras de Oliver porque es un mentiroso, así que Julie,
tendrás que mentir de golpe, sé muy bien que están metidos en algo raro por lo
que me pediste hacer Julie, no quiero
que involucren a Mimi en eso, así que mientan… hagan todo lo posible para que
no sepa nada.
—Muy bien, confió
en que puedas mantener todo este asunto en secreto ¿cierto? –dijo Oliver
mientras yo seguía en estado de shock.
—Por supuesto,
tampoco quiero saber en que andan –era cierto que era un tanto obvio que James
se diera cuenta, lo tenía dentro de mis planes, pero esta actitud tan seria y
protectora me dejó sorprendida. Era agradable saber que Mimi estaría sana y
salva por tener un buen esposo.
—Aunque Julie
es mi novia –volví a tomar un poco de agua cuando escuché las palabras de Oliver.
—¿Qué?
—No –aclaré
antes de seguir –aun no le he dado una respuesta.
— ¿Cómo qué no
le has dado una respuesta? –los tres nos miramos incómodos cuando escuchamos la
voz de Mimi.
—No –me giré
tratando de ser una experta en mentir, cosa que sería difícil, pero esto no era
del todo una farsa –solo estamos saliendo, por eso me puse nerviosa hoy en la
mañana, luego de un par de citas sabremos si tu hermano tiene material de
novio.
—Astuta –dijo
ella sonriendo y sentándose al lado de James, pero quedando a mi lado – ¿Cómo
se les ocurrió venir a Roma?
—Estoy cansada
del trabajo y él se dio cuenta –los chicos comenzaron a hablar de algo más,
tratando relajar el ambiente mientras nosotras hablábamos.
—¿Todo bien en
el trabajo? ¿Te has peleado con Melisa? Ella tiene un carácter un tanto fuerte
por las veces que la vi contigo –me quedé unos segundos sin responder.
—Algo así.
—Y dime Julie
¿Cómo se conocieron? –su pregunta hizo que mi mente volara al pasado y
recordara cuando Oliver estaba atado en la cama. Comencé a reírme sin poder
evitarlo —¿Qué sucede?
—Mimi –dije aun
riendo — ¿me podrás creer qué tu hermano se acercó a mi pensando que aceptaría
su noche de aventura? Me ofreció ir a un motel el primer día, no sé de dónde
sacó esa técnica, pero fue un fracaso, solo fui con él para jugarle una broma, arriesgándome
ahora que lo pienso, pero no paso nada, lo até a la cama porque él pensó que…
— ¡Julie! –miré
a Oliver riendo, tenía una expresión furiosa. Cubrí mi boca para controlar la
risa, había olvidado nuestro primer encuentro por completo.
—Es tan
egocéntrico –no podía parar de reír y James junto a Mimi me acompañaron — ¡hubieran
visto su cara cuando me fui, dejándolo atado en la cama!
—Que gracioso –volví
a mirar a Oliver y tenía sus mejillas sonrojadas, eso me hizo reír aun más, al
igual que a James y Mimi.
—No puedes
negar que si le hubiera pasado a otra persona te estarías riendo –pasé mi mano
por su mejilla y después me acerqué para poder besarlo –fue entretenido ¿no?
—No –seguía
enojado, lo que me hizo reír de nuevo, era gracioso verlo como si fuera un niño
amurrado –lo habríamos pasado muy bien si te hubieses quedado esa noche.
—Fue una pésima
técnica Oliver ¿es qué te resulto antes?
—Para tu
sorpresa, si –negué sin poder creerle, aunque por lo atractivo que era no
dudaba que se aprovechara de ello.
—Ustedes se
llevan bastante bien ¿no? –Dijo James –aunque no me sorprende.
—Tienes razón –Mimi
asintió –ahora que lo pienso, ustedes se deben llevar bastante bien, jamás se
me ocurrió provocar un encuentro.
—Tampoco habría
resultado, Oliver no está nunca en el país –dijo James.
Me quedé unos
segundos pensando en cómo serían nuestras vidas si Oliver no tuviera este
trabajo y yo fuera una ingeniera en informática normal. Quizás habríamos sido
muy aburridos.
—Es cierto,
creo que serás mi primera novia desde que estoy en la adolescencia ¿no, Mimi? –Dijo
mirando a su hermana, quien asintió sonriendo –sabes que no se me da tener
relaciones muy largas.
—¿Y cómo lo harás
ahora? Sigues en tu trabajo –preguntó Mimi, pero antes que él contestara me
adelante.
—¿Quién dijo
que sería tu novia? Estás muy seguro de ti, agente 007 –los chicos comenzaron a reír por
como lo llamé.
—Quiero que
llegue pronto la comida para que tengas la boca llena con otra cosa más que
burlas para mí –Oliver se alejó unos centímetros, no pude evitar volver a reír
por su actitud tan infantil.
Después de eso
llego el garzón con nuestros platos y seguimos la cena poniéndonos al corriente
sobre la vida de Mimi y James, por lo visto solo estaba en la mitad de su luna
de miel, se estaban dando unas amplias vacaciones antes de tener que volver a
la realidad. Me gustaba verlos juntos, eran de esas parejas que si no están
juntas, no podría resultarles con alguien más.
Mimi le habló a
Oliver sobre cómo estaba su familia, aproveché ese momento para saber más sobre
él. Sin embargo yo conocía a sus padres, no conocía su casa, pero si nos
habíamos reunido con ellos, eran simpáticos aunque su padre, Álvaro, era muy
serio y daba un poco de miedo. Él era rubio, bastante alto y tenía los ojos azules
de Oliver y Mimi, su piel era blanca y tenía unos cuarenta años, se notaba que
cuando fue joven había sido muy guapo. Lyla, la madre, era todo lo contrario en
personalidad a su esposo, por lo visto los polos opuestos se atraían; de cabello
oscuro y piel blanca, sus ojos eran marrones y era como de mi estatura, Mimi se
parecía mucho en la personalidad a su madre, ambas muy cálidas y muy
profesionales, aunque mi amiga era bastante caprichosa.
Las horas
comenzaron a pasar entre tanta conversación y finalmente habíamos alcanzado las
dos de la madrugada, decidimos que era hora de despedirnos, además del hecho
que con Oliver teníamos que viajar y volver a ese feo refugio.
Abracé con
mucha fuerza tanto a James como a Mimi, pero cuando me estaba despidiendo de
esta última me tensé al escuchar lo que susurró en mi oído.
—Cuídalo Julie,
por favor.
Con Oliver nos
fuimos hasta el hotel y arreglamos nuestras cosas sin decir algo de mayor
importancia, creo que por primera vez en muchas semanas estábamos más
tranquilos. Cuando ya había dejado todo listo Oliver subió a la habitación y me
quedó mirando.
—¿Qué pasa?
—Nos iremos en
la mañana, ya es tarde y aun no quiero regresar –lo miré sorprendida ¿estaba
hablando en serio?
—¿De verdad? Yo
tampoco quería viajar, menos durante la noche –me senté en la cama, aliviada —
¿Qué sucede? ¿Por qué me miras así?
—Julie Sinclair
–caminó hasta quedar al frente de mí –me gustas más de lo que pude llegar a
pensar ¿quieres ser mi novia? –no sé porque, pero mis mejillas se sonrojaron al
escuchar su pregunta.
—Me encantaría
–tiré de él desde su camisa e hice que se inclinara para poder sentir sus
labios. No pude evitar sonreír cuando me fue empujando para quedar recostada en
la cama con él a mi lado, dejando que su boca me volviera loca. Sin embargo
cuando me vi empuñando su camisa con fuerza para acercarlo más, me alejé como
un resorte.
—¿Qué pasa?
–dijo confundido.
—Mañana tenemos
que levantarnos muy temprano, es mejor descansar –me alejé antes de caer en los
brazos de Oliver.
Me encerré en
el baño para poder lavar mis dientes y buscar algún pijama, pero no había nada,
él había comprado todo lo necesario menos ropa para dormir. Excelente.
Para cuando
salí del baño Oliver tenia la habitación iluminada solo con las lámparas que habían
sobre las mesas de noche y él se encontraba recostado, ya bajo el cobertor,
dejando expuesto su torso.
—No hay pijamas
–él se giró y sonrió para solo negar –compraste todo menos eso, excelente.
—Compré lo
necesario, tú ya tienes uno en la cabaña, además no es como si no te hubiera
visto desnuda antes.
Caminé hasta la
cama y comencé a desvestirme bajo la interesada mirada de Oliver que ahora
estaba sentado.
—No me mires así
–dije cuando ya me quede solo con mi ropa interior.
—¿Cómo? –podía
sentir la burla en sus palabras. Me dirigí hacia el otro lado de la cama y me metí
en ella –las mujeres siempre dicen que se sienten más cómodas sin el sujetador
¿Por qué te lo has dejado? –era cierto, no quería dormir así, pero no tenía
nada que ponerme para arriba, ni siquiera alguna camisa de Oliver, todo estaba
en la cabaña — ¿crees que te voy a atacar si estas desnuda? –me giré a verlo un
tanto apenada.
De verdad para
mi él era irresistible, pero me sentía mal haciendo algo más con él, sabiendo
que mis amigos estaban corriendo peligro, si es que no les había pasado algo
más.
— ¿Julie? –No
dije nada cuando mi atención volvió a su mirada —¿de verdad crees que no puedo
solo dormir contigo? Lo hemos hecho antes, es más, muchos días hasta ahora.
—Lo sé… —no
confiaba en mi propio control, esa era la verdad.
Me saqué el
sujetador para estar mucho más cómoda y me recosté, cubriéndome con las
sabanas. Oliver hizo lo mismo, pero se acercó a mí para rodear mi cintura y
quedarse quieto, ahí me di cuenta que traía un pantalón de pijama.
— ¡Oliver!
—Esas bolsas
con los nuevos pijamas estaban en los sofás, pero ya es tarde, no te vayas a
cambiar –besó mi hombro y se acomodó mejor en la cama, rodeando mi cintura con
su brazo –buenas noches, Julie, duerme que mañana debemos viajar bastante.
—Buenas noches
–susurré entrelazando su mano junto a la mía. No sabía si realmente iba a poder
dormir teniéndolo de esta forma.
Oowww...u.u
:D ya casi...
ResponderEliminarQue es pillin oliver xD dos capitulos mas y nos actualizamos wiiiuuu
ResponderEliminar*-* Quiero a mi propio agente 007!!!
ResponderEliminarAhhhh el amorrrr q bello es cuando te olvidas de como están actualmente T__T
Mmmmm esa Irina me confunde, entiendo q ella también tiene gente por la q ver así q comprendo q no los pueda ayudar más de lo q ya hace pero siento q esconde algo jummmm tocara ver.
Me gusta como interactúan esos dos y me mato como se agarraron a mi pobre Oliver de botana, lo bueno fue q sirvió para distraer la atención.
Muchas gracias por el capi.
Nos seguimos leyendo!!!
Es como la novela vuelve temprano. Todos esconden algo xD no sabes que esperar jajaj
ResponderEliminaray Melisa y Dante llorooooooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminareste Oliver es un amor con patas *_* mi querer uno, danii, dame unooo!!!