jueves, 27 de marzo de 2014

Entre los dos y la luna - Capitulo 13


Capitulo 13

Después de haber dormido alrededor de seis horas sin soñar nada extraño, ni despertarme saltando por el miedo de que alguien entrara a buscarnos como lo hacía en nuestro antiguo refugio pude despertar recargada de energías, pero al ver que Oliver no estaba a mi lado, mi corazón saltó por el miedo de que algo le hubiera pasado. Sin embargo, cuando corrí para observar si estaba en el primer piso, pude encontrarlo preparando algo de comida.
— ¿Tienes hambre? –preguntó desde la cocina. Suspiré aliviada y miré hacia afuera, estaba atardeciendo y aquello formaba una imagen hermosa gracias al coliseo romano — ¿Julie? –volví a mirarlo, noté que llevaba una tenida diferente. Vestía con una camiseta blanca bastante formal, dejando un par de botones abiertos, además de eso llevaba unos pantalones de tela negro.

Negué a su pregunta, miré hacia el baño, necesitaba darme una ducha para tratar de mejorar mi horrible aspecto. Pude ver que en el mueble blanco, al lado de la cama había un par de bolsas. Me acerqué hasta ellas y pude ver que había algo de ropa para mujer. Sonreí un tanto avergonzada, Oliver me había comprado hasta ropa interior.
— ¿Julie? –salté asustada al sentir su voz tan cerca. Me giré y pude ver lo guapo que lucía –he comprado ropa para ti, espero que no te moleste, aun debemos ir con Mimi y James, en la noche volveremos a Maccarese.
— ¿En la noche? –Me gire a hurgar en las bolsas, había incluso un par de botines negros — ¿no es muy peligroso?
—Será en la madrugada, de esa forma llegaremos al amanecer y podremos tomar un nuevo destino –lo miré y suspiré cansada, no quería seguir viajando.
— ¿Hay que seguir avanzando?
—Si, ningún lugar es seguro, compré también dos mochilas bastante grandes, de esa forma podrás llevar mejor tu equipaje, también cambiare el mío, mi bolso es un molestia, al igual que tu maleta.
—Entiendo –deseaba volver a dormir, donde no había ningún tipo de molestias  ni preocupaciones.
—En el baño hay de todo.
— ¿En qué momento fuiste a comprar? –no me giraba a verlo, sus ojos azules solo me recordaban en la situación en la que estábamos. Creo que dormir fue una mala opción, mi cerebro se había recargado y podía ver con mayor claridad todo lo que pasaba.
—He hecho unas llamadas y luego fui a comprar nuestras ropas, no me tomó mucho tiempo, hay  varias tiendas por este lugar, de todas formas dejé un rastreador y un sensor de movimiento por si alguien entraba, no te dejé desprotegida.
—Gracias… necesito una ducha ¿Cuánto tiempo nos queda?
—Unas tres horas, nos reuniremos a las nueve, llamé a Mimi para atrasar la cena, necesitabas descansar.
—No debías hacerlo, ya he causado bastantes problemas ¿no? –tensé mi mordida al recordar todos los dichos antes de dormirme.
—Es lo mejor, si estás débil la situación se vuelve un poco difícil. Estoy preparando algo para comer ¿quieres?
—No, gracias, no tengo hambre.
—No has comido durante todo el día –al pensar en ese hecho mi estómago me traicionó y sonó bastante fuerte –muy bien, en media hora debes estar lista.
—Está bien –dije rendida.
Me dirigí hasta el baño y cerré la puerta, pude notar que realmente había todo lo que podría necesitar. Me desnudé y me metí a la ducha, me hubiera encantando poder utilizar la tina, pero no había tiempo, así que mientras dejaba que el agua tibia recorriera mi cuerpo, dejé que cada músculo se relajara y fue inevitable que mis lágrimas se unieran al agua. De esa forma lavé y enjuagué mi cabello y mi cuerpo, sin poder dejar de llorar. Rendida me deje caer lentamente sobre el suelo y me abracé mientras la ducha seguía abierta.
No escuché cuando la puerta se abrió, así que me vi un poco sorprendida cuando Oliver abrió la ducha. Esquivé su mirada, no me dijo nada, solo se limitó a cerrar la llave para después envolverme con una toalla gigante color turquesa. Hizo que me pusiera de pie para poder secarme, traté de detenerlo, pero él simplemente negó.
Cerré mis ojos y dejé que siguiera haciendo lo suyo. Me ayudó a salir de la ducha e hizo que me sentara para poder secar mi cabello. Tomó un secador de pelo y lo prendió, era muy relajante sentir como su mano se enredaba en mi cabello. Cuando ya estuvo seco, me puse de pie.
— ¿Me dejarás vestirme?
—Realmente te dejaría de esta forma para mí, pero no podemos –sonrió y recién en ese segundo, me di cuenta de lo vergonzoso que podía ser esto, estaba de pie, desnuda al frente de Oliver. Fue inevitable sonrojarme.
—Oliver, no juegues de esa forma en momentos como estos –tomé la gran toalla que había en sus manos y me cubrí para poder salir a la habitación. Tomé las bolsas y saqué todo para poder vestirme. Oliver se recostó en la cama, mirándome.
—Te dije que debes manejar tu mente o si no te comerá viva.
—Lo sé –dije desilusionada de mi comportamiento, esto no ayudaba en nada –es solo que… jamás me imaginé que podría suceder todo esto –tomé la ropa interior color violeta de encaje, me llamó la atención las pantaletas que tenían transparencias — ¿tu compraste esto?
—Una chica me ayudó, no soy bueno comprando ropa para mujer.
—No sé porque, pero eso me alegra –me saqué la toalla y me puse la ropa interior.
—Mis relaciones no llegan a tal extremo, tampoco soy bueno comprando regalos –negué a sus palabras y para mi sorpresa, sonreí.
—No exageres, estoy segura que te iba bastante bien cuando eras más joven –me senté, dándole la espalda para poder ponerme las medias negras, las ajusté a mis muslos mientras sentía como la cama se movía. Tragué saliva cuando sentí sus labios en mi cuello.
—Cuando eres adolescente no tienes el dinero, así que los regalos no son la gran cosa ¿Qué te regalaban a ti? –varios escalofríos atravesaron mi cuerpo cuando sentí sus manos en mi espalda.
—Es cierto, solo osos de peluches y chocolates ¡o flores!
—Te iba bien entonces –sonreí y me separé de él, no tenia ánimos de dejarme llevar por sus caricias. Me giré a verlo un tanto sonrojada.
—Debo arreglarme, además… no creo que sea adecuado con todo lo que está sucediendo –él me miró unos segundos y asintió.
—Si no quieres está bien, entiendo.
— ¡No! no es que no quiera, es solo que me sentiría culpable ¿sabes? –frunció su ceño, confundido –sentirme así de bien, aun sabiendo que Melisa y Dante… –miré hacia un lado, sonrojada por lo que estaba diciendo.
— ¿Así de bien? me halagas… aunque el merito es de ambos –se puso de pie y se acercó a mí, tomó mi mentón para que lo mirara –mejor vístete, te ves demasiado sexy solo con la ropa interior y esas medias –sonreí un tanto triste, pero él logró alegrarme un poco cuando sus labios se posaron sobre los míos. Me sentí tan bien de esa forma, solo teniendo a Oliver, pudiendo dejar mis manos sobre su camisa, sintiendo que estaba a mi lado.
Cuando nuestros labios se separaron me quede concentrada mirando sus ojos azules, en ese segundo, sentí que mi corazón se oprimía por lo que él me hacía sentir. Podía hacerme enojar, incluso enfurecer, me frustraba y también hacia que todo en mí se estremeciera con tan solo tenerlo cerca. Demonios, me estaba enamorando de Oliver Conlan.
— ¿Me puedes preparar un café mientras me visto? –dije despertando de mi ensoñación.
—Muy bien –me besó de forma rápida y después fue hasta las escaleras.
—Gracias… supuesto novio –dije recordando lo que había dicho esta mañana a los chicos.
—No estaba bromeando, Julie.
Bajó sin decirme nada más y yo borré mi sonrisa cuando lo escuché decir eso. Tragué saliva nerviosa y mejor me dediqué a vestirme.
— ¿Oliver? –dije mirándolo desde arriba, él me miró sonriendo, sabía lo que pasaba — ¿Qué demonios es esto? ¡Yo no ocupo esta ropa!
—Exacto, te ves muy bien… deberías mostrar más tus piernas, son muy atractivas –lo quedé mirando sin poder creer lo que me estaba diciendo. Corrí hasta el baño y me miré al espejo. Negué.
—Por Dios, está loco.
Era un vestido de hilo un tanto corto, de mangas cortas, con franjas negras y blancas, que llagaba hasta la mitad de mis muslos ¡con un corte ovalado! ¡Escandaloso! Las medias negras que cubrían parte mis piernas, pero no todas. Unos botines que me hacían ver extraña, aunque no puedo negar que eran muy cómodos y por último y lo que más me gustaba, era una chaqueta de cuero que tenía un forro muy suave en la parte del cuello.
—No te gusta verte sexy ¿Julie? –lo miré asustada al escuchar su voz tan cerca. Estaba apoyado en la puerta, mirándome con esos ojos azules peligroso.
— ¡No me veo…! –Miré el espejo de nuevo y bien, no podía decir que no me quedaba, me veía bastante bien, era algo que no ocuparía, pero ciertamente me hacían ver sexy, ya que por primera vez mi piel blanca salía a relucir como algo… agradable — ¿Cómo conseguiste esto?
—Te describí muy bien a la vendedora, de nada –le iba a decir algo pesado, pero me di cuenta a tiempo de lo que él había hecho por mí.
—Gracias, debió ser una molestia.
—Ella fue muy rápida… —lo miré curiosa, era obvio porque la vendedora fue rápida, tenía a este guapísimo hombre hablándole en uno de los más románticos idiomas sobre ropa para una mujer, eso se podía ver como un novio muy preocupado o como un posible travesti, pero con esos ojos, era la primera opción –tu café está listo.

—Vamos, bebe de tu café, si no te alimentas perecerás aquí –abrí mis ojos y vi a Irina con su cabello cobrizo que me instaba a beber algo. Suspiré de mal humor ¿Por qué tenía que seguir viva?
—No quiero.
—Mira, tengo unos segundos para hablar contigo así que mejor despierta de donde estés y date cuenta que la vida de Oliver corre peligro por cómo te estás comportando, dejar de comer y recibir lo básico para que sobrevivas no es lo mejor ¿sabes? Si tu mueres, Oliver te seguirá ¿de verdad quieres esto? –La miré con odio, no soportaba cuando me tiraba en cara que él estaba aquí por mi culpa –no seas cobarde.
—Bien… —me costó tomar ese jarro que contenía café, pero logré hacerlo y comencé a beber de este.
Estaba hace unos dos días de esta forma, solo un bulto al que tenía que llevar para interrogar, ya no sé que más harían conmigo. La posibilidad de rendirme y decir toda la verdad estaba siendo mi mayor debilidad, estaba siendo atormentada por esa idea, teniendo la esperanza que de esa forma pudiéramos salir de este lugar.
—Julie… —susurró ella mientras tomaba del café, al hacerlo mi estómago lo agradeció y pidió por algo más sólido. Miré la bandeja y pude ver algo de pan, no dudé en tomarlo y comenzar a comer, mi huelga de hambre se había ido al carajo.
Irina pasó una toalla mojada por mi rostro y después por mi cuello, ayudándome a quedar algo más limpia, mi condición era deplorable, era prácticamente peor que un mendigo que no se había podido dar un baño de agua tibia… aah, como añoraba esas comodidades, como deseaba estar en una tina con Oliver, sintiendo como pasaba la esponja con jabón por mi espalda.
—Te he traído un regalo –miré a Irina confundida y observé que sacaba una barra de chocolate de su bolsillo. Cinco segundos después ya la estaba comiendo.
— ¿Sabes?  —Dije cuando necesité respirar –siempre que miraba películas de secuestros o cosas así las criticaba, siempre pensé que a personas como yo no las tratarían así… que las torturarían de otra forma, que me mantendrían en una hermosa habitación mientras trataban de sacarme información –sonreí –que tonta…
—Cuando salgas de aquí podrás decir que las películas están muy bien hechas –la miré y mis ojos se llenaron de lágrimas.
— ¿Cómo esta él? –volví a comer del chocolate relleno de un sabor agridulce, limón, que exquisitez.
—Vivo y también obtuvo su barra de chocolate, han pasado tanto tiempo aquí que han bajado la guardia.
— ¿Somos los más resistentes? –Ella negó –ya veo… aun nos falta para cumplir el record.
—El setenta por ciento de los prisioneros…
—Yo no soy prisionera de nada, para ser tal cosa debo haber cometido algún crimen o haber quebrantado una ley –dije arisca.
—Veo que el chocolate te ha hecho bien –y bastante realmente, sentía como iba despertando solo con un poco de azúcar –entonces, de las personas que han residido aquí han logrado su record sin hablar.
—Ya veo, no somos ningunos mártires ¿crees qué debería hablar? –ella entrecerró sus ojos al escucharme.
—Te estoy ayudando, pero ten cuidado, sabes que tengo mi carácter, no juegues Julie –miré hacia un lado, enojada –Oliver no es ningún mártir por estar aquí, ha pasado por cosas como estas antes, él te lo ha dicho ¿no? todos hemos estado atrapados de esta forma.
—Ya veo –dije comiendo de la barra de chocolate.
—Pero tú eres una civil, no has sido entrenada ni nada por el estilo, no caigas…
— ¿Y ese setenta por ciento en que terminó, Irina?
—Muertos –dijo sin dudar, tensé mi mordida, íbamos a terminar igual, por tercos ¿es qué acaso este era el juego de ella? ¿Hacerme dudar para hablar? Podría resultarle –pero los demás no tenían a Oliver ¿cierto?
—Me cuesta creer en tus palabras sabiendo que es tu gobierno es el que está detrás de mi sufrimiento –ella sonrió.
—Y a mí me cuesta creer que le esté dando una barra de chocolate y ánimos a una persona a la que debería estar golpeándole los tobillos por no hablar, pero me he rehusado a hacerlo, tengo derechos también, si me he quedado aquí es tan solo para ver cómo puedo hacerles el viaje más cómodo –mis lágrimas ya caían por mis mejillas –no los puedo traicionar para ayudarlos más Julie, también tengo mi familia… hijas que proteger –asentí, no me debía nada, es más, ella era realmente amiga de Oliver.
— ¿Me puedes confirmar algo? –Ella me observó confundida — ¿aquí estuvieron Melisa y Dante?
— ¿Tus amigos? –asentí.
— ¿Son parte del setenta por ciento que no habló? –ella me observó un segundo.
—Ella si… él no –dejé caer el chocolate sobre la bandeja de metal y cubrí mi rostro por el llanto compulsivo que llegó a mí –a Dante lo asesinaron a los pocos días, no tenía que entregar mucha información y para la suerte de ambos, no los utilizaron contra el otro como a ustedes.
— ¡Dante! ¡Claro que era importante! –le grité enojada al escuchar cómo se refería a él.
Mi corazón comenzó a comprimirse, sintiendo como si alguien atravesara mi pecho y lo presionara hasta querer hacerlo explotar.

Sentía que mi corazón iba a explotar. Observar esa mirada que me regalaba me intimidaba, sentía prácticamente que mi corazón se comprimía de los nervios, pero lo disimulaba muy bien.
Ahora estábamos con Oliver sentados en un restaurante que no conocía y que nunca pensé conocer, esperando a Mimi y a James que venían atrasados.
—Deja de bajarte ese vestido, no se te ve nada, no dejaría que te pusieras algo tan corto… estás exagerando –me sonrojé porque se dio cuenta de lo que estaba haciendo.
—Si hubieras elegido unos jeans esto sería diferente, no es mi estilo.
—Lo siento, solo me aproveche de este momento para verte un tanto diferente –lo miré de mala cara.
—Oh, lo siento por no estar arreglándome cada día para parecerle atractiva, Sr. Conlan –tomé del agua que nos habían traído, nerviosa porque pronto llegarían los chicos, sabía cómo era Mimi, me iba a interrogar.
—Tranquila –tomó mi mano derecha y la acarició, agradecía que estuviera a mi lado, así Mimi podía tener un obstáculo para no atacarme a preguntas.
—Ella me va hacer muchas preguntas que tú no podrás contestar, no siempre por lo menos.
—Solo responde sinceramente y algo que sea lógico para que estemos de visita en este país, yo me adapto rápido –lo miré con mala cara.
—Eres mitómano y deberías hacerte ver –se le daba tan bien mentir, que me asustaba un poco –puede que ya no te crea nada.
—Y tu eres experta en hacerte la desentendida ¿sabes? –Fruncí el ceño sin entenderle –te dije que eras mi novia –sonreí al escucharlo.
—Oh… eso es un hecho, a mi no me has preguntado nada ¿sabes? –dije imitando su tono de voz.
—Ya veo, eres muy tradicional a veces ¿sabes? –volvió a decir ese ¿sabes? Con cierta suficiencia en su tono de voz.
— ¿Ah, sí? Siento no ser una subnormal que piensa ser novia de alguien con el que solo ha tenido sexo y ni siquiera una cita, además de estar escapando por el mundo. Recuerda que nuestra primera y única cita fue un desastre.
—Esta es una cita.
—Entonces después de esta cita ¿Qué quieres saber?
—Eres como tu padre, muy convencional… gracias al cielo que no me has pedido que me case contigo para que podamos tener sexo –dijo susurrando en mi oído y mordiendo mí oreja, lo que me hizo reír y alejarme de él. Me causaba cosquillas.
—No, de esa forma solo podrías conseguir mi corazón por completo, antes no –me giré a verlo y lo encontré muy cerca de su rostro, su nariz podía rozar con la mía –entonces ¿Qué quieres saber después de esta cita?
—Me gustaría saber si usted… señorita, Julie Sinclair ¿sería tan amable de ser mi novia? –fruncí el ceño, se estaba burlando al hablar de esa forma, pero no le dije nada, me gustaba que por un segundo estuviéramos relajados, sin estar pensando en persecuciones ni muertes.
—De verdad siento lo que te dije en el departamento, Oliver –él curvó sus labios en una sonrisa y me rodeó con uno de sus brazos, atrayéndome hasta su cuerpo desde mi cintura. Su boca se unió a la mía de forma rápida y dejándome con el deseo de seguir besándolo.
—Wow –escuchamos segundos después, no me tuve que girar para ver que era Mimi –Si no los viera de esta manera, hubiera crecido mi desconfianza ante su supuesta relación.
—Deja de hablar así, Mimi –dijo él poniéndose de pie, hice lo mismo.
Nos saludamos y luego se sentaron, pedimos algo para comer cuando el garzón llegó hasta nosotros, pero Mimi no alcanzó a decir nada ya que nos dijo que iría al baño. Para nuestra sorpresa, James fue quien nos dejó sorprendidos.
—Bien, Mimi no confía ni un poco en las palabras de Oliver porque es un mentiroso, así que Julie, tendrás que mentir de golpe, sé muy bien que están metidos en algo raro por lo que me pediste hacer Julie,  no quiero que involucren a Mimi en eso, así que mientan… hagan todo lo posible para que no sepa nada.
—Muy bien, confió en que puedas mantener todo este asunto en secreto ¿cierto? –dijo Oliver mientras yo seguía en estado de shock.
—Por supuesto, tampoco quiero saber en que andan –era cierto que era un tanto obvio que James se diera cuenta, lo tenía dentro de mis planes, pero esta actitud tan seria y protectora me dejó sorprendida. Era agradable saber que Mimi estaría sana y salva por tener un buen esposo.
—Aunque Julie es mi novia –volví a tomar un poco de agua cuando escuché las palabras de Oliver.
—¿Qué?
—No –aclaré antes de seguir –aun no le he dado una respuesta.
— ¿Cómo qué no le has dado una respuesta? –los tres nos miramos incómodos cuando escuchamos la voz de Mimi.
—No –me giré tratando de ser una experta en mentir, cosa que sería difícil, pero esto no era del todo una farsa –solo estamos saliendo, por eso me puse nerviosa hoy en la mañana, luego de un par de citas sabremos si tu hermano tiene material de novio.
—Astuta –dijo ella sonriendo y sentándose al lado de James, pero quedando a mi lado – ¿Cómo se les ocurrió venir a Roma?
—Estoy cansada del trabajo y él se dio cuenta –los chicos comenzaron a hablar de algo más, tratando relajar el ambiente mientras nosotras hablábamos.
—¿Todo bien en el trabajo? ¿Te has peleado con Melisa? Ella tiene un carácter un tanto fuerte por las veces que la vi contigo –me quedé unos segundos sin responder.
—Algo así.
—Y dime Julie ¿Cómo se conocieron? –su pregunta hizo que mi mente volara al pasado y recordara cuando Oliver estaba atado en la cama. Comencé a reírme sin poder evitarlo —¿Qué sucede?
—Mimi –dije aun riendo — ¿me podrás creer qué tu hermano se acercó a mi pensando que aceptaría su noche de aventura? Me ofreció ir a un motel el primer día, no sé de dónde sacó esa técnica, pero fue un fracaso, solo fui con él para jugarle una broma, arriesgándome ahora que lo pienso, pero no paso nada, lo até a la cama porque él pensó que…
— ¡Julie! –miré a Oliver riendo, tenía una expresión furiosa. Cubrí mi boca para controlar la risa, había olvidado nuestro primer encuentro por completo.
—Es tan egocéntrico –no podía parar de reír y James junto a Mimi me acompañaron — ¡hubieran visto su cara cuando me fui, dejándolo atado en la cama!
—Que gracioso –volví a mirar a Oliver y tenía sus mejillas sonrojadas, eso me hizo reír aun más, al igual que a James y Mimi.
—No puedes negar que si le hubiera pasado a otra persona te estarías riendo –pasé mi mano por su mejilla y después me acerqué para poder besarlo –fue entretenido ¿no?
—No –seguía enojado, lo que me hizo reír de nuevo, era gracioso verlo como si fuera un niño amurrado –lo habríamos pasado muy bien si te hubieses quedado esa noche.
—Fue una pésima técnica Oliver ¿es qué te resulto antes?
—Para tu sorpresa, si –negué sin poder creerle, aunque por lo atractivo que era no dudaba que se aprovechara de ello.
—Ustedes se llevan bastante bien ¿no? –Dijo James –aunque no me sorprende.
—Tienes razón –Mimi asintió –ahora que lo pienso, ustedes se deben llevar bastante bien, jamás se me ocurrió provocar un encuentro.
—Tampoco habría resultado, Oliver no está nunca en el país –dijo James.
Me quedé unos segundos pensando en cómo serían nuestras vidas si Oliver no tuviera este trabajo y yo fuera una ingeniera en informática normal. Quizás habríamos sido muy aburridos.
—Es cierto, creo que serás mi primera novia desde que estoy en la adolescencia ¿no, Mimi? –Dijo mirando a su hermana, quien asintió sonriendo –sabes que no se me da tener relaciones muy largas.
—¿Y cómo lo harás ahora? Sigues en tu trabajo –preguntó Mimi, pero antes que él contestara me adelante.
—¿Quién dijo que sería tu novia? Estás muy seguro de ti,  agente 007 –los chicos comenzaron a reír por como lo llamé.
—Quiero que llegue pronto la comida para que tengas la boca llena con otra cosa más que burlas para mí –Oliver se alejó unos centímetros, no pude evitar volver a reír por su actitud tan infantil.
Después de eso llego el garzón con nuestros platos y seguimos la cena poniéndonos al corriente sobre la vida de Mimi y James, por lo visto solo estaba en la mitad de su luna de miel, se estaban dando unas amplias vacaciones antes de tener que volver a la realidad. Me gustaba verlos juntos, eran de esas parejas que si no están juntas, no podría resultarles con alguien más.
Mimi le habló a Oliver sobre cómo estaba su familia, aproveché ese momento para saber más sobre él. Sin embargo yo conocía a sus padres, no conocía su casa, pero si nos habíamos reunido con ellos, eran simpáticos aunque su padre, Álvaro, era muy serio y daba un poco de miedo. Él era rubio, bastante alto y tenía los ojos azules de Oliver y Mimi, su piel era blanca y tenía unos cuarenta años, se notaba que cuando fue joven había sido muy guapo. Lyla, la madre, era todo lo contrario en personalidad a su esposo, por lo visto los polos opuestos se atraían; de cabello oscuro y piel blanca, sus ojos eran marrones y era como de mi estatura, Mimi se parecía mucho en la personalidad a su madre, ambas muy cálidas y muy profesionales, aunque mi amiga era bastante caprichosa.
Las horas comenzaron a pasar entre tanta conversación y finalmente habíamos alcanzado las dos de la madrugada, decidimos que era hora de despedirnos, además del hecho que con Oliver teníamos que viajar y volver a ese feo refugio.
Abracé con mucha fuerza tanto a James como a Mimi, pero cuando me estaba despidiendo de esta última me tensé al escuchar lo que susurró en mi oído.
—Cuídalo Julie, por favor.

Con Oliver nos fuimos hasta el hotel y arreglamos nuestras cosas sin decir algo de mayor importancia, creo que por primera vez en muchas semanas estábamos más tranquilos. Cuando ya había dejado todo listo Oliver subió a la habitación y me quedó mirando.
—¿Qué pasa?
—Nos iremos en la mañana, ya es tarde y aun no quiero regresar –lo miré sorprendida ¿estaba hablando en serio?
—¿De verdad? Yo tampoco quería viajar, menos durante la noche –me senté en la cama, aliviada — ¿Qué sucede? ¿Por qué me miras así?
—Julie Sinclair –caminó hasta quedar al frente de mí –me gustas más de lo que pude llegar a pensar ¿quieres ser mi novia? –no sé porque, pero mis mejillas se sonrojaron al escuchar su pregunta.
—Me encantaría –tiré de él desde su camisa e hice que se inclinara para poder sentir sus labios. No pude evitar sonreír cuando me fue empujando para quedar recostada en la cama con él a mi lado, dejando que su boca me volviera loca. Sin embargo cuando me vi empuñando su camisa con fuerza para acercarlo más, me alejé como un resorte.
—¿Qué pasa? –dijo confundido.
—Mañana tenemos que levantarnos muy temprano, es mejor descansar –me alejé antes de caer en los brazos de Oliver.
Me encerré en el baño para poder lavar mis dientes y buscar algún pijama, pero no había nada, él había comprado todo lo necesario menos ropa para dormir. Excelente.
Para cuando salí del baño Oliver tenia la habitación iluminada solo con las lámparas que habían sobre las mesas de noche y él se encontraba recostado, ya bajo el cobertor, dejando expuesto su torso.
—No hay pijamas –él se giró y sonrió para solo negar –compraste todo menos eso, excelente.
—Compré lo necesario, tú ya tienes uno en la cabaña, además no es como si no te hubiera visto desnuda antes.
Caminé hasta la cama y comencé a desvestirme bajo la interesada mirada de Oliver que ahora estaba sentado.
—No me mires así –dije cuando ya me quede solo con mi ropa interior.
—¿Cómo? –podía sentir la burla en sus palabras. Me dirigí hacia el otro lado de la cama y me metí en ella –las mujeres siempre dicen que se sienten más cómodas sin el sujetador ¿Por qué te lo has dejado? –era cierto, no quería dormir así, pero no tenía nada que ponerme para arriba, ni siquiera alguna camisa de Oliver, todo estaba en la cabaña — ¿crees que te voy a atacar si estas desnuda? –me giré a verlo un tanto apenada.
De verdad para mi él era irresistible, pero me sentía mal haciendo algo más con él, sabiendo que mis amigos estaban corriendo peligro, si es que no les había pasado algo más.
— ¿Julie? –No dije nada cuando mi atención volvió a su mirada —¿de verdad crees que no puedo solo dormir contigo? Lo hemos hecho antes, es más, muchos días hasta ahora.
—Lo sé… —no confiaba en mi propio control, esa era la verdad.
Me saqué el sujetador para estar mucho más cómoda y me recosté, cubriéndome con las sabanas. Oliver hizo lo mismo, pero se acercó a mí para rodear mi cintura y quedarse quieto, ahí me di cuenta que traía un pantalón de pijama.
— ¡Oliver!
—Esas bolsas con los nuevos pijamas estaban en los sofás, pero ya es tarde, no te vayas a cambiar –besó mi hombro y se acomodó mejor en la cama, rodeando mi cintura con su brazo –buenas noches, Julie, duerme que mañana debemos viajar bastante.
—Buenas noches –susurré entrelazando su mano junto a la mía. No sabía si realmente iba a poder dormir teniéndolo de esta forma.

Oowww...u.u

5 Lectores:

  1. Que es pillin oliver xD dos capitulos mas y nos actualizamos wiiiuuu

    ResponderEliminar
  2. *-* Quiero a mi propio agente 007!!!
    Ahhhh el amorrrr q bello es cuando te olvidas de como están actualmente T__T
    Mmmmm esa Irina me confunde, entiendo q ella también tiene gente por la q ver así q comprendo q no los pueda ayudar más de lo q ya hace pero siento q esconde algo jummmm tocara ver.
    Me gusta como interactúan esos dos y me mato como se agarraron a mi pobre Oliver de botana, lo bueno fue q sirvió para distraer la atención.
    Muchas gracias por el capi.
    Nos seguimos leyendo!!!

    ResponderEliminar
  3. Es como la novela vuelve temprano. Todos esconden algo xD no sabes que esperar jajaj

    ResponderEliminar
  4. ay Melisa y Dante llorooooooooooooooooooooooooooooo
    este Oliver es un amor con patas *_* mi querer uno, danii, dame unooo!!!

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena