Capitulo 14
Me había
escapado de Oliver cuando llegamos a nuestro refugio. Observaba como las olas
se movían una tras otras hasta llegar a la playa y ser solo una suave caricia
para la arena. Suspiré deseando estar en casa, no quería viajar de nuevo y
teníamos que hacerlo en un par de horas más. Oliver no podía entender que todo
esto estaba acabando conmigo, no quería seguir escapando, no sabía cuál era su
plan, ni siquiera veíamos que alguien nos estuviera persiguiendo después de lo
que sucedió en el hotel de Roma, la vez que asesinó a esos tipos que me
persiguieron.
¿Qué pretendía
que hiciéramos? ¿Seguir viajando por el mundo ante posibles ataques? ¿Por
cuánto tiempo? Nada nos aseguraba que estaríamos a salvo en un lugar
especifico, no tenía idea de lo que planeaba y él no era capaz de decirme algo,
realmente comenzaba a pensar que no tenía plan alguno, lo que lograba mi
desesperación por volver a casa. Por ese motivo escapé de él, necesitaba un
tiempo a solas, tenerlo como mi sombra solo me recordaba en el lio que estaba
metida.
Me quedé en la
playa sentada hasta que el sol se escondió detrás del océano, quería
desaparecer de esa forma para luego encontrarme con un nuevo día… un nuevo
mundo que me mostrara otra realidad, donde tenía mi vida en mis manos, como en
el pasado. Miré el chip que traía siempre conmigo y observé el agua.
—Muy bien… —susurré
sabiendo lo que tenía que hacer.
Caminé
lentamente por la playa hasta llegar a las rocas más grandes, con dificultad
las escalé. No era nada deportista, así que subirlas tomó mucha de mi
concentración y de la fuerza que no tenía. Llegué a la parte más alta y volví a
tener el chip en mis manos. Con todas mis fuerzas lo partí por la mitad y sin
más, lo lancé al mar.
Tensé mi
mordida al darme cuenta de lo que había hecho. Trabajo de años se había ido a
la basura. Melisa me mataría, pero no había otra solución, si venían en busca
de esto… ya no estaría, no dejaría que manejaran esta información tan peligrosa.
Bajé con gran
dificultad las rocas y caminé por la playa nuevamente, ya había conseguido mi
tiempo a solas, ahora tenía que decirle a Oliver lo que había hecho. De seguro
no le gustaría, pero él no tenía opinión respecto a ello.
Llegué al
refugio cuando ya había anochecido, teníamos que viajar de noche para que no
nos encontraran. Esa era la orden de Oliver.
Suspiré de
nuevo al llegar a la parte trasera de la cabaña, que casi se caía a pedazos. Había
logrado la semana pasada volverla un poco más acogedora, así que por dentro se
veía mejor que por fuera. No llamábamos para nada la atención, si no fuera
porque me sentía perdida en el mundo, este sería un buen lugar para
escondernos.
Sin embargo, lo
que sucedió después, cambió todos mis planes y mi confianza hacia Oliver se
desmoronó como un castillo de naipes.
Cuando pasé por
el lado de mi habitación, escuché como él hablaba por teléfono. No sé porque lo
hice, supongo ese sentido extra que tenemos las mujeres, pero me quede apoyada
en la pared, al lado de mi ventana, escuchando como él dejaba expuesta… su
traición.
—No Emma, no sé
donde está, he recorrido todo el maldito lugar… —se calló unos segundos — ¡no!
solo discutimos, está cansada de todo esto.
Fruncí el ceño,
sintiendo como mi corazón latía con fuerza al darme cuenta que él hablaba con
una de las posibles personas que querían a toda costa el chip.
—No puedo
llevarla a Rusia ahora, ella sabe que ellos la buscan ¿Por qué no hablas con
ellos para que dejen de ser unos idiotas y dejen de seguirnos? ¿No te tienen
como infiltrada? No habría aceptado esto si no estabas tú, nos podrían llevar
presos eternamente por traición a la patria.
Tensé mi
mordida mientras mis ojos se llenaban de lágrimas ¿es qué acaso Emma estaba
desde un principio liada con los rusos para obtener el chip?
—Ella está
cansada, no es ningún robot, debes entenderla… ¡he dicho que no la llevaré! –Hubo
un silencio de largos segundos esta vez, pero lo que siguió me dejó aun más
sorprendida –deja de hablar estupideces, no me estoy enamorando de Julie ¡mi
misión era conseguir ese chip y lo haré! No tienen que enviar a otros espías por
ella, lo conseguiré y lo llevaré al Sr. Alistair, en Moscú.
Llevé mi mano a
la boca, sin saber qué demonios hacer ¿él estaba jugando conmigo todo este
tiempo? Mis piernas comenzaron a temblar por el miedo y desamparo que tuve en
ese segundo. Estaba en otro país, sola con un traidor que me hacía creer que le
interesaba.
—Déjame hacer
mi trabajo, no te diré donde estamos ¿sí? No insistas… —las lágrimas comenzaron
a caer por mis mejillas –Lucas está muerto, no hay nada que hacer, esos hombres
en Roma lo acabaron, ya te lo había dicho —Abrí mis ojos asustada ¿Cómo que Luke
estaba muerto?
Di unos pasos
hacia adelante para salir de ahí, no podía seguir escuchando todo esto, pero
cuando avancé un par de ramas que caían de los árboles se quebraron, causando
el sonido suficiente para que alguien de adentro de la cabaña lo escuchara.
Me giré y pude
ver la expresión entre sorpresa y espanto por parte de Oliver. Él trató de
decirme algo, pero simplemente comencé a correr, era torpe, así que no avanzaba
como deseaba, sin embargo, me estaba alejando de él.
Oliver abrió la
ventana y saltó de ella para comenzar a perseguirme. Detrás de la cabaña había
muchos árboles, fue mi única opción, tenía que meterme ahí. Comencé a correr
con todas mis fuerzas, tratando de no golpearme con nada.
— ¡Julie! –le escuché
gritar.
— ¡Julie! –corrí
con todas mis fuerzas hasta chocar con ese maldito vidrio que me separaba de
él. Ahora podía escuchar sus gritos mientras activaban y apagaban por periodos
los electrodos que tenia conectado en sus tobillos y manos.
Hacía dos días,
después de que yo comiera y retomara energías nos volvían a torturar. Habían
comenzado nuevamente con las duchas de agua fría como el hielo, mi cuerpo
estaba lleno de marcas que provocaba la presión de esa manguera. Mientras hacían
eso conmigo, a Oliver lo hundían en un balde de agua para que hablara. Ninguno
lo hacía y Lucas no había aparecido durante nuestras torturas, es por eso que
aun no podíamos lograr nuestro plan de escape.
Esta vez me habían
dejado sola, en la sala continua de donde torturaban a Oliver. Me hacían ver
esta nueva forma de pasarle electricidad por su cuerpo, si que nadie me dijera
algo, sin que me hicieran alguna pregunta sobre el software, solo permitiendo
que viera su sufrimiento para acabar con mi mente.
— ¡Oliver! –caí
de rodillas con mi mano apoyada en el vidrio. Sentía que mi corazón se
desgarraba y que cada uno de mis músculos estaba tan tensos que ardían. Mi
garganta no era capaz de gritar más fuerte y mi cabeza estaba atacándome con
punzadas de dolor por tratar de gritar — ¡Basta! ¡Basta!
—Dime dónde está
el chip, Julie –me tensé aun más al escuchar esa voz que escapaba a través de
un parlante, era Lucas. No había nadie a
mí alrededor, pero estaban observando mi sufrimiento.
Miré a Oliver,
quien también había escuchado aquella petición. Habían detenido la batería que
lo electrocutaba. Ahora podía ver sus ojos verdes, que estaban con un matiz
rojo por las lágrimas. Sin embargo él solo negó, tratando de decirme que no
dijera palabra alguna sobre el chip.
—No –susurré con
un hilo de voz.
La electricidad
volvió a pasar por el cuerpo de Oliver, provocando que él gritara, ya no tenía
fuerzas para soportar esto ¿Por qué no me pedía que dijera todo?
— ¡Basta!
–grité desesperada, golpeando el vidrio. Los hombres que se escondían en la
oscuridad detuvieron la tortura.
— ¿Cambió de
parecer? –Dijo de nuevo Lucas –Julie… ¿nos vas a decir dónde está?
— ¡No te diré
donde esta, maldito traidor! –dije golpeando su pecho cuando Oliver me atrapó
entre los árboles, me tenía apoyada en uno de ellos. No podía ver su rostro con
claridad porque todo aquí estaba obscuro, me había golpeado varias veces con
los árboles y caído otro par por culpa de las raíces de estos. Tenía mis
rodillas adoloridas y parece que había herido mi cara con algunas ramas de los
árboles.
—No es lo que tú
piensas, Julie —me sujetó de las manos para que dejara de golpearlo, pero
comencé a moverme para que no me tocara.
— ¡Suéltame!
¡Me das asco! ¡¿Cómo pudiste inventar algo como esto?! ¡Te odio! ¡Te odio!
—No… estás
entendiendo todo mal, no debiste escuchar eso.
— ¡No me
toques! ¿Cómo puedes ser tan cara dura de decirme esto? ¡Suéltame! No te diré
nada.
—Basta, amor…
no es lo que piensas –cerré mis ojos al escucharlo ¿Cómo podía seguir jugando
de esta forma? ¿Me quería torturar?
—Nunca pensé
que alguien pudiera hacer esto, te vas a podrir en una celda Oliver Conlan ¡Y
yo te veré en ella! Me reiré en tu cara ¡Te has metido en mis sentimientos por dinero!
–Él me quedó mirando unos segundos mientras sujetaba mis manos para que no lo
golpeara — ¿Cómo pudiste? –Susurré perdiendo las fuerzas para luchar contra él
–todo fue un juego para ti.
—No es así.
—Estás coludido
con Emma ¿Y Lucas está muerto? –las lágrimas corrían por mis mejillas. Quería
golpearlo, patearlo en el suelo mientras gritaba de dolor.
—Nada de eso
cierto, Lucas no está muerto, lo viste irse… está sano y salvo, solo está
entrando a un lugar peligroso para averiguar lo que pasó con Melisa y Dante,
además de estar con nosotros si nos atrapan –comencé a mover mis manos de
nuevo, de esa forma lo tomé por sorpresa. Con todas mis fuerzas le di una
bofetada, para después darle otra y empujarlo.
Traté de correr
lejos de él, pero el maldito era rápido y ahora me agarró para inmovilizarme.
Quedé apoyada contra el árbol, sintiendo la corteza de este contra mi cara. Oliver
se apoyaba sobre mí.
—Escúchame solo
por un segundo, no podría jugar contigo de esta manera Julie, lo que escuchaste
con Emma no es cierto –negué ante sus palabras, nada haría que volviera a
creerle.
—Ya basta… no
tienes para que seguir inventando excusas, no sacas nada, eres un vil y
asqueroso mentiroso.
— ¡No! –Dijo
tomando con mayor fuerza mis brazos — ¡ella está coludida con los rusos, no yo!
— ¡Y tu igual!
–le grité enojada, tratando de zafarme de su agarre, pero no podía hacerlo, el
intento solo hacía que doliera aun más.
—Yo… no te
muevas –dijo tirando de mi otra vez –te dolerá aun más — ¿Qué me importaba? Mi corazón
estaba partido en ciento de pedacitos. No tenía idea que él pudiera herirme de
esta manera ¡nunca me debí involucrar con él! –Julie, no llores –apoyó su
cabeza en mi hombro, pero comencé a moverme de nuevo para que no me tocara.
— ¡Déjame! ¿Qué
harás ahora? ¿Usar alguna técnica que aprendiste en ese submundo donde te
desenvuelves para que hable? ¡Me vas a torturar!
—Julie… —suspiró
de una forma que no pude entender –no debiste escuchar eso.
— ¡Oh! Pero qué
gran pensador eres ¿Qué haces aquí? ¡Deberías estar trabajando para ganarte un Oscar!
—Solo escúchame
por un segundo, por favor –cerré mis ojos y apoyé mi cabeza en aquel árbol.
—Te metiste en
mi corazón y lo rompiste, eso lo pagarás ¿sabes? Solo lo hiciste para –Oliver
cubrió mi boca para que dejara de hablar.
—No… no digas
eso ¡Demonios! Ahora no creerás nada de lo que te diga –suspiró y soltó mis
manos, dejándome libre, lo que me sorprendió.
Me giré con
rapidez hacia él y lo quedé mirando sin comprender que estaba pasando. No podía
ver su rostro, solo su camisa gris de botones que andaba trayendo, me
arrepiento de haberle dicho que se veía guapo con ella.
— ¿Me vas a
matar? –dije al ver que no se movía.
—Claro que no
¿Cómo crees que haría algo así? –No le respondí, de un segundo a otro mis
piernas comenzaron a estar más débiles y los sollozos aparecieron sin poder
controlarlos –no llores –trató de tocar mi rostro, pero de un golpe lo alejé de
mi –no me vas a creer… —susurró muy bajo.
—No, no lo
haré, pero dime por qué me tienes aquí sin hacer nada ¿me matarás?
—Te amo –dijo
sin previo aviso –me enamore de ti, pero… —de un solo golpe lo hice callar.
Nunca había dado una bofetada tan fuerte como en ese momento.
—No te atrevas
a seguir hablando de esa forma, no tienes derecho –dije llorando ¿Cómo era
posible que fuera tan cruel? –me voy de aquí, si no me matarás, me alejaré todo
lo posible de ti –avancé para escapar, pero cuando estuve a su lado, tomó mi
mano delicadamente y entrelazó sus dedos junto a los de mi mano izquierda.
—Sé que estoy
pidiendo mucho, pero por favor escúchame… —no sé porque no me moví y lo dejé
ahí, creo que fue el mismo motivo del porque me quedé espiándolo desde la
ventana. Él entendió que terminaría escuchándolo –Emma me llamó hace meses
debido a que estaban haciendo un gran proyecto en nuestro país… los rusos
estaban pagando mucho para que alguien lo consiguiera –alejé mi mano de él, no
quería tocarlo –tu software ya era famoso antes de estar terminado.
—Te vendiste
–dije tensando mi mordida para que no siguieran los sollozos.
—Si –hubo un
silencio entre ambos por aquella confirmación –solo tenía que conseguirlo, sin
que sospecharan, por eso tenía que ganarme tu confianza ya que tú eras la que
guardaba el chip… pero desde que te vi la primera vez llamaste mi atención
–sequé mis lágrimas con las manos —tenía una semana después de estar con
ustedes para conseguir el chip.
—No pudiste
–dije sin entender lo que pasaba ahora.
—No quería
hacerlo, seguí atrasándome en la entrega y comenzaron a sospechar de Emma y de
mí, es por eso que… enviaron a alguien por Melisa y Dante, yo no sabía nada, aquello
no estaba bajo mi control, ella me lo dijo a los días después de lo ocurrido.
— ¡Entonces
sabes dónde están! –le grité sin poder controlarlo.
—Lucas está
detrás de ellos, él… no sabe toda la historia, solo me está ayudando por un
favor que me debe.
—Y ahora dejarás
que me atrapen –susurré sin poder creer lo que él me estaba diciendo.
—Todo lo que me
escuchaste decir era mentira, si le dije a Emma que habías escapado es porque
insistió en hablar contigo, quiere que te lleve a Rusia para que te atrapen de
manera fácil, pero no puedo… —su mirada estaba fija hacia el piso, no tenía
cara para verme a los ojos –No soy el que da declaraciones de amor ni nada como
se espera, nunca tuve novia además de una en la adolescencia… pero ¿sabes que
dicen que cuando encuentras a esa persona única para ti te das cuenta? –No fui
capaz de responderle, me sentía fría como una roca –esa noche que lo hicimos en
la playa, ahí me di cuenta que no habría nadie como tú en toda mi vida.
No fui capaz de
seguir escuchándolo. Comencé a caminar hacia la cabaña, no le creía nada, además
por su culpa Melisa y Dante podían estar pasando por una pesadilla. Cada paso
que daba iban cayendo unas lágrimas, no podía creer el tipo de hombre que era Oliver,
ahora no podía creerle nada, era insólito.
Sentía que llevaba
el peso del mundo sobre mis hombros.
— ¡Julie! –dijo
caminando detrás mío, pero ahora me había convertido en un zombi, sino fuera
por todo lo horrible que me estaba pasando, Oliver habría sido la declaración
perfecta, que lindas palabras había dicho, pero mi corazón se había roto.
Entré a la
cabaña con él detrás, rápidamente se ubicó al frente de mí, evitando que
avanzara.
— ¿Qué quieres?
¿Quieres saber dónde está el chip? –lo había destruido, pero no importaba, no
se lo iba a decir.
—No, nunca me
digas donde está ¿sí? –Lo miré sorprendida –este es mi voto de confianza, nunca
nombres dónde se encuentra, de esa forma debes entender que estoy contigo
solamente por ti.
—Melisa y Dante…
—él tenía una expresión de aflicción que me sorprendió.
—No sabía nada,
te lo juro, es por eso que Lucas se hará cargo de ello… Julie, por favor créeme,
lo único que quiero hacer ahora es protegerte –sonreí al verlo, esto era
ridículo.
— ¿Sabes qué no
te creo nada de lo que dices ahora?
— ¿Crees qué si
estuviera con Emma aun dejaría que Mimi estuviera en riesgo? Es mi hermana
–aquello tenía sentido ¡¿Que estoy diciendo?! Alguien como el tipo de persona que
era Oliver podría vender hasta su hermana.
—Me iré a casa.
Llegué hasta la
habitación y comencé a guardar todo en la mochila que él me había comprado, sería
mejor viajar de esa manera. Ni loca iba a volver a mi casa sabiendo que Emma
estaba detrás de todo esto.
—Julie, por
favor créeme –dijo tomando mis manos para que no siguiera guardando mis cosas.
— ¿Por qué
habría de creerte? –hice un mohín sin poder evitarlo.
—Porque te amo
–su falsa aflicción se reflejaba en su expresión, pero no sabía qué hacer, no podía
creerle, no cuanto estaba involucrado aunque sea indirectamente con el
secuestro de Dante y Melisa.
— ¿En tan poco
tiempo? –esa no era justificación, solo ayer me estaba dando cuenta que también
sentía algo muy fuerte por él, pero ahora todo había cambiado no valía de nada.
— ¿Y eso qué
importa? Julie, estoy hablando en serio, estoy dejando todo por ti, no importa
lo que pueda pasar, solo quiero que estés a salvo –las lágrimas de nuevo
afloraron y caían por mis mejillas como si pesaran mucho.
—No tienes
derechos sobre mí, no es justo, has jugado conmigo todo este tiempo.
—No… de ninguna
manera lo que está pasando entre nosotros estaba planeado, no hago esas cosas.
Solo tenía que ganarme tu confianza, no buscarte de otra manera.
—Claro, solo
traicionas a tu propio país por dinero pero no engañas a mujeres para conseguir
lo que quieres –miré hacía un lado, odiaba llorar al frente de él.
—Julie… toda mi
vida está girando en torno a ti ahora ¿Cómo no lo ves? –Tomó mi mentón para que
pudiera observarlo –debes créeme, por favor… sé que mentí, pero no sabía cómo
decirte toda la verdad sin que sucediera esto, se escapó de mis manos, no te
quería perder — ¡Dios! Ni siquiera podía decirle que ya me había perdido porque
no era así, aun sus ojos me atrapaban de la misma manera, a pesar de todo lo
que estaba pasando.
Me senté en la
cama, cubriendo mi rostro con las manos, no quería estar así de vulnerable al
frente de él. No era justo para mí.
—Dime una forma
para probarte que digo la verdad.
—No lo sé… —sus
ojos azules brillaban ¿Por qué tenía que afectarme de esta manera? Mi corazón
se aceleraba por estar cerca de él, a pesar de todo.
—Dímelo y yo lo
haré –por un segundo una idea pasó por mi cabeza, pero para probarlo… tendría
que esconder todo de Oliver, él tendría que probarme su lealtad dejándome sola,
pero no podía decírselo.
Sequé mis
lágrimas y me controlé para no seguir llorando, solo me incliné hasta él y me
acerqué hasta su rostro, no tuve que darle otra señal para saber lo que yo deseaba.
Sus labios atraparon los míos con una sonrisa en su boca, supongo que pensaba
que simplemente me estaba dejando llevar por lo que sentía, cosa que no era del
todo falsa.
Rodeé su cuello
con mis brazos a medida que retrocedía para quedar recostada en la cama
mientras que su lengua se unía a la mía de tal forma que mi corazón se disparó
como una locomotora.
Sonreí triste
por estar haciendo esto, no podía creer que a pesar de todo el tuviera el mismo
efecto. Sentirlo de esta forma hacia que mi mente perdiera la razón y la
conciencia. Estúpido amor que hace que el mundo se vuelva al revés.
— ¿De verdad
quieres esto? –dijo mirándome un tanto confundido. Pasé mi mano por su mejilla,
me encantaba hacerlo.
—Si no quieres,
bueno po… —antes que pudiera seguir hablando sus labios me callaron con un beso
que no pude evitar responder.
Oliver se ubicó
hábilmente entre mis piernas mientras yo me dedicaba a desabotonar su camisa,
dejando la parte superior de su cuerpo desnuda. Cerré mis ojos al sentir como
sus besos en mi cuello lograban que todo se quedara atrás, que todo problema
desapareciera ¡maldito y bendito efecto que tenía sobre mí!
—Quiero que
sepas cuanto te amo –dijo mirándome directo a los ojos. ¡Demonios! Eso fue como
un afrodisiaco directo a mi vena.
No pude evitar sonreír
cuando sus manos desabotonaron mi propia camisa color azul. Le ayudé a
sacármela, sentándome en la cama. Me sorprendió cuando besó mi mejilla, estaba
siendo muy tierno conmigo, como me gustaba.
—Oliver
–inevitablemente me sonrojé por aquel beso, parecía tan privado… tan íntimo. Lo
volví a mirar y sus ojos azules hicieron que recordara lo que estaba pasando,
por lo que tomé su cuello para acercarlo de nuevo a mis labios.
La ropa fue
desapareciendo a medida que nos íbamos moviendo, por primera vez nos tomaba más
de cinco minutos poder hacerlo. Ahora estábamos completamente desnudos y yo
estaba sobre él, quien se mantenía sentado, es por ello que me pude esconder en
su cuello cuando sentí que entraba en mi cuerpo. Besé aquella zona mientras sus
brazos rodeaban mi espalda.
— ¿Julie? –lo
miré cuando me llamó, su expresión era extraña, una mezcla entre arrepentimiento
y placer. Él sabía que yo hacía esto para olvidarme de todo por un tiempo,
quería sentir que solo estábamos los dos y nadie más en todo el mundo.
—No digas nada
–apoyé mi frente en su mejillas mientras comenzaba a moverme contra su cadera.
Sus manos automáticamente fueron hasta mi trasero y ambos comenzamos a movernos
de tal forma que el placer atravesaba por completo nuestros cuerpos al mismo
tiempo que nuestras bocas se acercaban para unirse en besos fortuitos, tratando
de sentirnos completamente a pesar de nuestros gemidos.
Enredé mis
dedos en su cabello, tirando levemente de este cuando mi cuerpo comenzó a
sentir que estábamos en el mismo infierno, aquellas llamas parecían rodearnos y
colarse en nuestra piel, al igual que parecía que estuviera tocando el cielo.
Besé bruscamente sus labios cuando sentí que el placer estaba pronto por
desbordarse por cada célula de mi cuerpo.
Oliver al ver
que me movía más rápido, me tomó de las caderas y con una fuerza que me
sorprendió hizo que ahora yo quedara recostada y él sobre mí. Dejé mis manos en
sus fuertes brazos mientras mis piernas lo rodeaban para que no escapara.
—Te… atrapé
–dije con mi ceño fruncido, tratando de bromear, pero la mirada de Oliver no
cambio.
—Sí que lo
hiciste –entró profundamente en mi cuerpo, causando que un gemido con su nombre
escapara de mi boca.
Oliver volvió a
atrapar mis labios mientras se movía con mayor rapidez, me costó poder
responder aquel beso sin tener que morderlo, ya que estaba llegando a la cima
del clímax que causaba él en todo mi cuerpo. Me agradó mucho que mi agente 007
llegara junto a mí.
Él se quedó
sobre mi cuerpo respirando pesadamente, al igual que yo. Apoyó su rostro en mi
cuello mientras mis manos acariciaban el suyo y parte de su cabello. Dejó sus
manos en mis costados y me miró sonriendo.
—Julie –cerré
mis ojos cuando él me volvió a besar, esta vez más tranquilamente. Mi corazón
tuvo un nuevo vuelco mientras estábamos de esta manera, sequé con rapidez la
lágrima que caía por mi costado derecho, no quería que él me viera llorar de
esta manera, justo en este momento.
Después de
estar varios minutos solo besándonos y yo acariciando su cabello fui hasta el
baño para alistarme y ponerme un pijama, cuando volví con un pantalón completo
de algodón color morado con una ancha línea en la cintura de color rosa, además
de mi camiseta con mangas cortas que combinaba con el pantalón, pude observar
como él se estaba poniendo su ropa deportiva.
— ¿Qué haces?
–dije mirándolo desde la puerta.
—Debo hacer guardia
–no me miraba. No habíamos dicho nada sobre su traición, solo yo sabía que
planes tenía para estos días.
—No… duerme
conmigo –él se puso de pie y me quedo mirando.
—No es
correcto, puede que vengan y…
—Cerré todo con
seguro, además están los sensores de movimiento que instalamos cuando estaba Lucas…
duerme conmigo –él no me dijo nada por unos segundos, estaba segura que él
entendía que había algo raro, no le había hablado sobre el tema que nos había
hecho discutir y estaba muy tranquila para haberme querido ir hace una hora
atrás.
—Es temprano
aun.
—No importa…
por favor –él me quedó mirando otros segundos y asintió.
Él se desvistió
y se acostó conmigo, solo estaba la luz de la lámpara vieja sobre la mesa de
noche que prácticamente se caía a pedazos y yo solo me quedé apoyada en su
pecho mientras que sus brazos me rodeaban. Al cerrar mis ojos un par de lágrimas
escaparon. Me aferré más a él y mis ojos se cerraron por completo. Por lo visto
no viajaríamos hoy en la noche.
Las horas
comenzaron a pasar y yo no me dormí, solo me quedé con mis ojos cerrados y
pensando en miles de cosas por minuto, después de un par de horas pude sentir
como él se dormía. Siempre estaba de guardia ahora que Lucas se había ido,
dormía poco cuando estaba mi otro guardaespaldas y ahora que solo estábamos los
dos, su sueño había disminuido aun más, es por eso que estaba segura que si lo
obligaba a que durmiera a mi lado… caería como un tronco por el cansancio. Él podía
ser uno de los mejores militares especiales dentro del país, pero seguía siendo
un ser humano y el cansancio no dejaba a nadie de lado.
Mis parpados
pesaban cuando vi que estaba amaneciendo, ahora estaba apoyada en la almohada
mientras que un brazo de Oliver rodeaba mi cintura. Con cuidado me fui
separando de él y después en extremo silencio me cambié de ropa al frente de la
cama, observando como él dormía plácidamente, no quería dejarlo, pero lo que había
hecho… era algo que no podría perdonar ¿Cómo iba a confiar en él después de
esto? Sus miradas y caricias no eran una prueba de que me amara.
Con cuidado
tomé la mochila y salí de la cabaña, estaba tan cansada, solo tenía treinta
minutos para alcanzar el primer embarque. Así que me apresuré para llegar al
puerto y subir a la gran barcaza.
Las lágrimas
volvieron a mis mejillas, ahora libres de caer sin temer que despertara Oliver.
No dejé de mirar el puerto a medida que nos alejábamos, esperando que
apareciera gritando mi nombre y exigiendo que bajara, pero no… no apareció. Era
libre de hacer lo que yo quisiera, pero se sentía como si los barrotes de metal
estuvieran cayendo desde el cielo, rodeándome y encerrándome.
Me imaginé en
ese momento que de esa forma debían sentirse los Agaporis cuando pierden sus parejas. Esos pequeños pájaros iban
perdiendo su esencia cuando eran separados de su pareja por la muerte.
No supe hasta
ese día cuán importante era Oliver Conlan para mí, lo amaba.
—Te amo –dije
en dirección a él, esperaba mi respuesta al igual que todos en el lugar. Estaba
devastada y sabían que pronto caería al ver como herían a mi Oliver.
—Entonces… ¿lo hará
para que dejen de torturar a su esposo? ¿Dirá donde está el chip? –preguntó de
nuevo Lucas, en este segundo solo quería verle la cara y rompérsela por estar
presionándome de esta manera.
Volví a
observar a Oliver y aun cansado como estaba negó para que no dijera la
ubicación de dicho chip. Apoyé mi cabeza en el vidrio.
¿Cómo nos
podían hacer esto? ¿Jugar así con nosotros? ¿Volviendo nuestro amor en el peor
castigo?
Levanté la
mirada para encontrar esos ojos azules de nuevo, cansados y torturados.
—No… —susurré y
negué –no diré donde está.
Oliver sonrió
ante mi respuesta, antes de que ese hombre le diera un golpe en su cara,
dejándolo finalmente inconsciente. Verlo de esa forma… acabó conmigo, mis ojos
se cerraron y perdí también conocimiento de lo que pasaba.
Dejé que mi
mente se hundiera dentro de todos los sueños que traían consigo mis recuerdos
de Oliver y yo, de nuestro peligroso amor.
hola me gusto muchimo este capitulo estuvo muy lindo gracias dani
ResponderEliminarAhhhh pobre Julie, como si necesitara más problemas la pobre, te lo juro q lo único q evita q odie a Oliver es ver cuanto la ama.
ResponderEliminarMmmm no me da buena espina q ella se vaya. Veremos q pasa.
Gracias por el capi, te mando un saludo y nos seguimos leyendo!
Que triste el capitulo, a veces quiero matar a oliver y a vees tirarme encima de el. Veo el presente y su amor es tangrande. Solo queda un cap para actualizarnos, lo espero con ansias Dany.
ResponderEliminarhe llorado en todo el capitulo =( esta historia me deja tan sensible, yo aparte de la cachetada, le habría dado un buen golpe a oliver en sus partes nobles, no importa el motivo, escuchar toda la conversación es doloroso.
ResponderEliminar