sábado, 29 de marzo de 2014

Entre los dos y la luna - Capitulo 14



Capitulo 14

Me había escapado de Oliver cuando llegamos a nuestro refugio. Observaba como las olas se movían una tras otras hasta llegar a la playa y ser solo una suave caricia para la arena. Suspiré deseando estar en casa, no quería viajar de nuevo y teníamos que hacerlo en un par de horas más. Oliver no podía entender que todo esto estaba acabando conmigo, no quería seguir escapando, no sabía cuál era su plan, ni siquiera veíamos que alguien nos estuviera persiguiendo después de lo que sucedió en el hotel de Roma, la vez que asesinó a esos tipos que me persiguieron.

¿Qué pretendía que hiciéramos? ¿Seguir viajando por el mundo ante posibles ataques? ¿Por cuánto tiempo? Nada nos aseguraba que estaríamos a salvo en un lugar especifico, no tenía idea de lo que planeaba y él no era capaz de decirme algo, realmente comenzaba a pensar que no tenía plan alguno, lo que lograba mi desesperación por volver a casa. Por ese motivo escapé de él, necesitaba un tiempo a solas, tenerlo como mi sombra solo me recordaba en el lio que estaba metida.
Me quedé en la playa sentada hasta que el sol se escondió detrás del océano, quería desaparecer de esa forma para luego encontrarme con un nuevo día… un nuevo mundo que me mostrara otra realidad, donde tenía mi vida en mis manos, como en el pasado. Miré el chip que traía siempre conmigo y observé el agua.
—Muy bien… —susurré sabiendo lo que tenía que hacer.
Caminé lentamente por la playa hasta llegar a las rocas más grandes, con dificultad las escalé. No era nada deportista, así que subirlas tomó mucha de mi concentración y de la fuerza que no tenía. Llegué a la parte más alta y volví a tener el chip en mis manos. Con todas mis fuerzas lo partí por la mitad y sin más, lo lancé al mar.
Tensé mi mordida al darme cuenta de lo que había hecho. Trabajo de años se había ido a la basura. Melisa me mataría, pero no había otra solución, si venían en busca de esto… ya no estaría, no dejaría que manejaran esta información tan peligrosa.
Bajé con gran dificultad las rocas y caminé por la playa nuevamente, ya había conseguido mi tiempo a solas, ahora tenía que decirle a Oliver lo que había hecho. De seguro no le gustaría, pero él no tenía opinión respecto a ello.
Llegué al refugio cuando ya había anochecido, teníamos que viajar de noche para que no nos encontraran. Esa era la orden de Oliver.
Suspiré de nuevo al llegar a la parte trasera de la cabaña, que casi se caía a pedazos. Había logrado la semana pasada volverla un poco más acogedora, así que por dentro se veía mejor que por fuera. No llamábamos para nada la atención, si no fuera porque me sentía perdida en el mundo, este sería un buen lugar para escondernos.
Sin embargo, lo que sucedió después, cambió todos mis planes y mi confianza hacia Oliver se desmoronó como un castillo de naipes.
Cuando pasé por el lado de mi habitación, escuché como él hablaba por teléfono. No sé porque lo hice, supongo ese sentido extra que tenemos las mujeres, pero me quede apoyada en la pared, al lado de mi ventana, escuchando como él dejaba expuesta… su traición.
—No Emma, no sé donde está, he recorrido todo el maldito lugar… —se calló unos segundos — ¡no! solo discutimos, está cansada de todo esto.
Fruncí el ceño, sintiendo como mi corazón latía con fuerza al darme cuenta que él hablaba con una de las posibles personas que querían a toda costa el chip.
—No puedo llevarla a Rusia ahora, ella sabe que ellos la buscan ¿Por qué no hablas con ellos para que dejen de ser unos idiotas y dejen de seguirnos? ¿No te tienen como infiltrada? No habría aceptado esto si no estabas tú, nos podrían llevar presos eternamente por traición a la patria.
Tensé mi mordida mientras mis ojos se llenaban de lágrimas ¿es qué acaso Emma estaba desde un principio liada con los rusos para obtener el chip?
—Ella está cansada, no es ningún robot, debes entenderla… ¡he dicho que no la llevaré! –Hubo un silencio de largos segundos esta vez, pero lo que siguió me dejó aun más sorprendida –deja de hablar estupideces, no me estoy enamorando de Julie ¡mi misión era conseguir ese chip y lo haré! No tienen que enviar a otros espías por ella, lo conseguiré y lo llevaré al Sr. Alistair, en Moscú.
Llevé mi mano a la boca, sin saber qué demonios hacer ¿él estaba jugando conmigo todo este tiempo? Mis piernas comenzaron a temblar por el miedo y desamparo que tuve en ese segundo. Estaba en otro país, sola con un traidor que me hacía creer que le interesaba.
—Déjame hacer mi trabajo, no te diré donde estamos ¿sí? No insistas… —las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas –Lucas está muerto, no hay nada que hacer, esos hombres en Roma lo acabaron, ya te lo había dicho —Abrí mis ojos asustada ¿Cómo que Luke estaba muerto?
Di unos pasos hacia adelante para salir de ahí, no podía seguir escuchando todo esto, pero cuando avancé un par de ramas que caían de los árboles se quebraron, causando el sonido suficiente para que alguien de adentro de la cabaña lo escuchara.
Me giré y pude ver la expresión entre sorpresa y espanto por parte de Oliver. Él trató de decirme algo, pero simplemente comencé a correr, era torpe, así que no avanzaba como deseaba, sin embargo, me estaba alejando de él.
Oliver abrió la ventana y saltó de ella para comenzar a perseguirme. Detrás de la cabaña había muchos árboles, fue mi única opción, tenía que meterme ahí. Comencé a correr con todas mis fuerzas, tratando de no golpearme con nada.
— ¡Julie! –le escuché gritar.

— ¡Julie! –corrí con todas mis fuerzas hasta chocar con ese maldito vidrio que me separaba de él. Ahora podía escuchar sus gritos mientras activaban y apagaban por periodos los electrodos que tenia conectado en sus tobillos y manos.
Hacía dos días, después de que yo comiera y retomara energías nos volvían a torturar. Habían comenzado nuevamente con las duchas de agua fría como el hielo, mi cuerpo estaba lleno de marcas que provocaba la presión de esa manguera. Mientras hacían eso conmigo, a Oliver lo hundían en un balde de agua para que hablara. Ninguno lo hacía y Lucas no había aparecido durante nuestras torturas, es por eso que aun no podíamos lograr nuestro plan de escape.
Esta vez me habían dejado sola, en la sala continua de donde torturaban a Oliver. Me hacían ver esta nueva forma de pasarle electricidad por su cuerpo, si que nadie me dijera algo, sin que me hicieran alguna pregunta sobre el software, solo permitiendo que viera su sufrimiento para acabar con mi mente.
— ¡Oliver! –caí de rodillas con mi mano apoyada en el vidrio. Sentía que mi corazón se desgarraba y que cada uno de mis músculos estaba tan tensos que ardían. Mi garganta no era capaz de gritar más fuerte y mi cabeza estaba atacándome con punzadas de dolor por tratar de gritar — ¡Basta! ¡Basta!
—Dime dónde está el chip, Julie –me tensé aun más al escuchar esa voz que escapaba a través de un parlante, era Lucas.  No había nadie a mí alrededor, pero estaban observando mi sufrimiento.
Miré a Oliver, quien también había escuchado aquella petición. Habían detenido la batería que lo electrocutaba. Ahora podía ver sus ojos verdes, que estaban con un matiz rojo por las lágrimas. Sin embargo él solo negó, tratando de decirme que no dijera palabra alguna sobre el chip.
—No –susurré con un hilo de voz.
La electricidad volvió a pasar por el cuerpo de Oliver, provocando que él gritara, ya no tenía fuerzas para soportar esto ¿Por qué no me pedía que dijera todo?
— ¡Basta! –grité desesperada, golpeando el vidrio. Los hombres que se escondían en la oscuridad detuvieron la tortura.
— ¿Cambió de parecer? –Dijo de nuevo Lucas –Julie… ¿nos vas a decir dónde está?

— ¡No te diré donde esta, maldito traidor! –dije golpeando su pecho cuando Oliver me atrapó entre los árboles, me tenía apoyada en uno de ellos. No podía ver su rostro con claridad porque todo aquí estaba obscuro, me había golpeado varias veces con los árboles y caído otro par por culpa de las raíces de estos. Tenía mis rodillas adoloridas y parece que había herido mi cara con algunas ramas de los árboles.
—No es lo que tú piensas, Julie —me sujetó de las manos para que dejara de golpearlo, pero comencé a moverme para que no me tocara.
— ¡Suéltame! ¡Me das asco! ¡¿Cómo pudiste inventar algo como esto?! ¡Te odio! ¡Te odio!
—No… estás entendiendo todo mal, no debiste escuchar eso.
— ¡No me toques! ¿Cómo puedes ser tan cara dura de decirme esto? ¡Suéltame! No te diré nada.
—Basta, amor… no es lo que piensas –cerré mis ojos al escucharlo ¿Cómo podía seguir jugando de esta forma? ¿Me quería torturar?
—Nunca pensé que alguien pudiera hacer esto, te vas a podrir en una celda Oliver Conlan ¡Y yo te veré en ella! Me reiré en tu cara ¡Te has metido en mis sentimientos por dinero! –Él me quedó mirando unos segundos mientras sujetaba mis manos para que no lo golpeara — ¿Cómo pudiste? –Susurré perdiendo las fuerzas para luchar contra él –todo fue un juego para ti.
—No es así.
—Estás coludido con Emma ¿Y Lucas está muerto? –las lágrimas corrían por mis mejillas. Quería golpearlo, patearlo en el suelo mientras gritaba de dolor.
—Nada de eso cierto, Lucas no está muerto, lo viste irse… está sano y salvo, solo está entrando a un lugar peligroso para averiguar lo que pasó con Melisa y Dante, además de estar con nosotros si nos atrapan –comencé a mover mis manos de nuevo, de esa forma lo tomé por sorpresa. Con todas mis fuerzas le di una bofetada, para después darle otra y empujarlo.
Traté de correr lejos de él, pero el maldito era rápido y ahora me agarró para inmovilizarme. Quedé apoyada contra el árbol, sintiendo la corteza de este contra mi cara. Oliver se apoyaba sobre mí.
—Escúchame solo por un segundo, no podría jugar contigo de esta manera Julie, lo que escuchaste con Emma no es cierto –negué ante sus palabras, nada haría que volviera a creerle.
—Ya basta… no tienes para que seguir inventando excusas, no sacas nada, eres un vil y asqueroso mentiroso.
— ¡No! –Dijo tomando con mayor fuerza mis brazos — ¡ella está coludida con los rusos, no yo!
— ¡Y tu igual! –le grité enojada, tratando de zafarme de su agarre, pero no podía hacerlo, el intento solo hacía que doliera aun más.
—Yo… no te muevas –dijo tirando de mi otra vez –te dolerá aun más — ¿Qué me importaba? Mi corazón estaba partido en ciento de pedacitos. No tenía idea que él pudiera herirme de esta manera ¡nunca me debí involucrar con él! –Julie, no llores –apoyó su cabeza en mi hombro, pero comencé a moverme de nuevo para que no me tocara.
— ¡Déjame! ¿Qué harás ahora? ¿Usar alguna técnica que aprendiste en ese submundo donde te desenvuelves para que hable? ¡Me vas a torturar!
—Julie… —suspiró de una forma que no pude entender –no debiste escuchar eso.
— ¡Oh! Pero qué gran pensador eres ¿Qué haces aquí? ¡Deberías estar trabajando para ganarte un Oscar!
—Solo escúchame por un segundo, por favor –cerré mis ojos y apoyé mi cabeza en aquel árbol.
—Te metiste en mi corazón y lo rompiste, eso lo pagarás ¿sabes? Solo lo hiciste para –Oliver cubrió mi boca para que dejara de hablar.
—No… no digas eso ¡Demonios! Ahora no creerás nada de lo que te diga –suspiró y soltó mis manos, dejándome libre, lo que me sorprendió.
Me giré con rapidez hacia él y lo quedé mirando sin comprender que estaba pasando. No podía ver su rostro, solo su camisa gris de botones que andaba trayendo, me arrepiento de haberle dicho que se veía guapo con ella.
— ¿Me vas a matar? –dije al ver que no se movía.
—Claro que no ¿Cómo crees que haría algo así? –No le respondí, de un segundo a otro mis piernas comenzaron a estar más débiles y los sollozos aparecieron sin poder controlarlos –no llores –trató de tocar mi rostro, pero de un golpe lo alejé de mi –no me vas a creer… —susurró muy bajo.
—No, no lo haré, pero dime por qué me tienes aquí sin hacer nada ¿me matarás?
—Te amo –dijo sin previo aviso –me enamore de ti, pero… —de un solo golpe lo hice callar. Nunca había dado una bofetada tan fuerte como en ese momento.
—No te atrevas a seguir hablando de esa forma, no tienes derecho –dije llorando ¿Cómo era posible que fuera tan cruel? –me voy de aquí, si no me matarás, me alejaré todo lo posible de ti –avancé para escapar, pero cuando estuve a su lado, tomó mi mano delicadamente y entrelazó sus dedos junto a los de mi mano izquierda.
—Sé que estoy pidiendo mucho, pero por favor escúchame… —no sé porque no me moví y lo dejé ahí, creo que fue el mismo motivo del porque me quedé espiándolo desde la ventana. Él entendió que terminaría escuchándolo –Emma me llamó hace meses debido a que estaban haciendo un gran proyecto en nuestro país… los rusos estaban pagando mucho para que alguien lo consiguiera –alejé mi mano de él, no quería tocarlo –tu software ya era famoso antes de estar terminado.
—Te vendiste –dije tensando mi mordida para que no siguieran los sollozos.
—Si –hubo un silencio entre ambos por aquella confirmación –solo tenía que conseguirlo, sin que sospecharan, por eso tenía que ganarme tu confianza ya que tú eras la que guardaba el chip… pero desde que te vi la primera vez llamaste mi atención –sequé mis lágrimas con las manos —tenía una semana después de estar con ustedes para conseguir el chip.
—No pudiste –dije sin entender lo que pasaba ahora.
—No quería hacerlo, seguí atrasándome en la entrega y comenzaron a sospechar de Emma y de mí, es por eso que… enviaron a alguien por Melisa y Dante, yo no sabía nada, aquello no estaba bajo mi control, ella me lo dijo a los días después de lo ocurrido.
— ¡Entonces sabes dónde están! –le grité sin poder controlarlo.
—Lucas está detrás de ellos, él… no sabe toda la historia, solo me está ayudando por un favor que me debe.
—Y ahora dejarás que me atrapen –susurré sin poder creer lo que él me estaba diciendo.
—Todo lo que me escuchaste decir era mentira, si le dije a Emma que habías escapado es porque insistió en hablar contigo, quiere que te lleve a Rusia para que te atrapen de manera fácil, pero no puedo… —su mirada estaba fija hacia el piso, no tenía cara para verme a los ojos –No soy el que da declaraciones de amor ni nada como se espera, nunca tuve novia además de una en la adolescencia… pero ¿sabes que dicen que cuando encuentras a esa persona única para ti te das cuenta? –No fui capaz de responderle, me sentía fría como una roca –esa noche que lo hicimos en la playa, ahí me di cuenta que no habría nadie como tú en toda mi vida.
No fui capaz de seguir escuchándolo. Comencé a caminar hacia la cabaña, no le creía nada, además por su culpa Melisa y Dante podían estar pasando por una pesadilla. Cada paso que daba iban cayendo unas lágrimas, no podía creer el tipo de hombre que era Oliver, ahora no podía creerle nada, era insólito.
Sentía que llevaba el peso del mundo sobre mis hombros.
— ¡Julie! –dijo caminando detrás mío, pero ahora me había convertido en un zombi, sino fuera por todo lo horrible que me estaba pasando, Oliver habría sido la declaración perfecta, que lindas palabras había dicho, pero mi corazón se había roto.
Entré a la cabaña con él detrás, rápidamente se ubicó al frente de mí, evitando que avanzara.
— ¿Qué quieres? ¿Quieres saber dónde está el chip? –lo había destruido, pero no importaba, no se lo iba a decir.
—No, nunca me digas donde está ¿sí? –Lo miré sorprendida –este es mi voto de confianza, nunca nombres dónde se encuentra, de esa forma debes entender que estoy contigo solamente por ti.
—Melisa y Dante… —él tenía una expresión de aflicción que me sorprendió.
—No sabía nada, te lo juro, es por eso que Lucas se hará cargo de ello… Julie, por favor créeme, lo único que quiero hacer ahora es protegerte –sonreí al verlo, esto era ridículo.
— ¿Sabes qué no te creo nada de lo que dices ahora?
— ¿Crees qué si estuviera con Emma aun dejaría que Mimi estuviera en riesgo? Es mi hermana –aquello tenía sentido ¡¿Que estoy diciendo?! Alguien como el tipo de persona que era Oliver podría vender hasta su hermana.
—Me iré a casa.
Llegué hasta la habitación y comencé a guardar todo en la mochila que él me había comprado, sería mejor viajar de esa manera. Ni loca iba a volver a mi casa sabiendo que Emma estaba detrás de todo esto.
—Julie, por favor créeme –dijo tomando mis manos para que no siguiera guardando mis cosas.
— ¿Por qué habría de creerte? –hice un mohín sin poder evitarlo.
—Porque te amo –su falsa aflicción se reflejaba en su expresión, pero no sabía qué hacer, no podía creerle, no cuanto estaba involucrado aunque sea indirectamente con el secuestro de Dante y Melisa.
— ¿En tan poco tiempo? –esa no era justificación, solo ayer me estaba dando cuenta que también sentía algo muy fuerte por él, pero ahora todo había cambiado no valía de nada.
— ¿Y eso qué importa? Julie, estoy hablando en serio, estoy dejando todo por ti, no importa lo que pueda pasar, solo quiero que estés a salvo –las lágrimas de nuevo afloraron y caían por mis mejillas como si pesaran mucho.
—No tienes derechos sobre mí, no es justo, has jugado conmigo todo este tiempo.
—No… de ninguna manera lo que está pasando entre nosotros estaba planeado, no hago esas cosas. Solo tenía que ganarme tu confianza, no buscarte de otra manera.
—Claro, solo traicionas a tu propio país por dinero pero no engañas a mujeres para conseguir lo que quieres –miré hacía un lado, odiaba llorar al frente de él.
—Julie… toda mi vida está girando en torno a ti ahora ¿Cómo no lo ves? –Tomó mi mentón para que pudiera observarlo –debes créeme, por favor… sé que mentí, pero no sabía cómo decirte toda la verdad sin que sucediera esto, se escapó de mis manos, no te quería perder — ¡Dios! Ni siquiera podía decirle que ya me había perdido porque no era así, aun sus ojos me atrapaban de la misma manera, a pesar de todo lo que estaba pasando.
Me senté en la cama, cubriendo mi rostro con las manos, no quería estar así de vulnerable al frente de él. No era justo para mí.
—Dime una forma para probarte que digo la verdad.
—No lo sé… —sus ojos azules brillaban ¿Por qué tenía que afectarme de esta manera? Mi corazón se aceleraba por estar cerca de él, a pesar de todo.
—Dímelo y yo lo haré –por un segundo una idea pasó por mi cabeza, pero para probarlo… tendría que esconder todo de Oliver, él tendría que probarme su lealtad dejándome sola, pero no podía decírselo.
Sequé mis lágrimas y me controlé para no seguir llorando, solo me incliné hasta él y me acerqué hasta su rostro, no tuve que darle otra señal para saber lo que yo deseaba. Sus labios atraparon los míos con una sonrisa en su boca, supongo que pensaba que simplemente me estaba dejando llevar por lo que sentía, cosa que no era del todo falsa.
Rodeé su cuello con mis brazos a medida que retrocedía para quedar recostada en la cama mientras que su lengua se unía a la mía de tal forma que mi corazón se disparó como una locomotora.
Sonreí triste por estar haciendo esto, no podía creer que a pesar de todo el tuviera el mismo efecto. Sentirlo de esta forma hacia que mi mente perdiera la razón y la conciencia. Estúpido amor que hace que el mundo se vuelva al revés.
— ¿De verdad quieres esto? –dijo mirándome un tanto confundido. Pasé mi mano por su mejilla, me encantaba hacerlo.
—Si no quieres, bueno po… —antes que pudiera seguir hablando sus labios me callaron con un beso que no pude evitar responder.
Oliver se ubicó hábilmente entre mis piernas mientras yo me dedicaba a desabotonar su camisa, dejando la parte superior de su cuerpo desnuda. Cerré mis ojos al sentir como sus besos en mi cuello lograban que todo se quedara atrás, que todo problema desapareciera ¡maldito y bendito efecto que tenía sobre mí!
—Quiero que sepas cuanto te amo –dijo mirándome directo a los ojos. ¡Demonios! Eso fue como un afrodisiaco directo a mi vena.
No pude evitar sonreír cuando sus manos desabotonaron mi propia camisa color azul. Le ayudé a sacármela, sentándome en la cama. Me sorprendió cuando besó mi mejilla, estaba siendo muy tierno conmigo, como me gustaba.
—Oliver –inevitablemente me sonrojé por aquel beso, parecía tan privado… tan íntimo. Lo volví a mirar y sus ojos azules hicieron que recordara lo que estaba pasando, por lo que tomé su cuello para acercarlo de nuevo a mis labios.
La ropa fue desapareciendo a medida que nos íbamos moviendo, por primera vez nos tomaba más de cinco minutos poder hacerlo. Ahora estábamos completamente desnudos y yo estaba sobre él, quien se mantenía sentado, es por ello que me pude esconder en su cuello cuando sentí que entraba en mi cuerpo. Besé aquella zona mientras sus brazos rodeaban mi espalda.
— ¿Julie? –lo miré cuando me llamó, su expresión era extraña, una mezcla entre arrepentimiento y placer. Él sabía que yo hacía esto para olvidarme de todo por un tiempo, quería sentir que solo estábamos los dos y nadie más en todo el mundo.
—No digas nada –apoyé mi frente en su mejillas mientras comenzaba a moverme contra su cadera. Sus manos automáticamente fueron hasta mi trasero y ambos comenzamos a movernos de tal forma que el placer atravesaba por completo nuestros cuerpos al mismo tiempo que nuestras bocas se acercaban para unirse en besos fortuitos, tratando de sentirnos completamente a pesar de nuestros gemidos.
Enredé mis dedos en su cabello, tirando levemente de este cuando mi cuerpo comenzó a sentir que estábamos en el mismo infierno, aquellas llamas parecían rodearnos y colarse en nuestra piel, al igual que parecía que estuviera tocando el cielo. Besé bruscamente sus labios cuando sentí que el placer estaba pronto por desbordarse por cada célula de mi cuerpo.
Oliver al ver que me movía más rápido, me tomó de las caderas y con una fuerza que me sorprendió hizo que ahora yo quedara recostada y él sobre mí. Dejé mis manos en sus fuertes brazos mientras mis piernas lo rodeaban para que no escapara.
—Te… atrapé –dije con mi ceño fruncido, tratando de bromear, pero la mirada de Oliver no cambio.
—Sí que lo hiciste –entró profundamente en mi cuerpo, causando que un gemido con su nombre escapara de mi boca.
Oliver volvió a atrapar mis labios mientras se movía con mayor rapidez, me costó poder responder aquel beso sin tener que morderlo, ya que estaba llegando a la cima del clímax que causaba él en todo mi cuerpo. Me agradó mucho que mi agente 007 llegara junto a mí.
Él se quedó sobre mi cuerpo respirando pesadamente, al igual que yo. Apoyó su rostro en mi cuello mientras mis manos acariciaban el suyo y parte de su cabello. Dejó sus manos en mis costados y me miró sonriendo.
—Julie –cerré mis ojos cuando él me volvió a besar, esta vez más tranquilamente. Mi corazón tuvo un nuevo vuelco mientras estábamos de esta manera, sequé con rapidez la lágrima que caía por mi costado derecho, no quería que él me viera llorar de esta manera, justo en este momento.

Después de estar varios minutos solo besándonos y yo acariciando su cabello fui hasta el baño para alistarme y ponerme un pijama, cuando volví con un pantalón completo de algodón color morado con una ancha línea en la cintura de color rosa, además de mi camiseta con mangas cortas que combinaba con el pantalón, pude observar como él se estaba poniendo su ropa deportiva.
— ¿Qué haces? –dije mirándolo desde la puerta.
—Debo hacer guardia –no me miraba. No habíamos dicho nada sobre su traición, solo yo sabía que planes tenía para estos días.
—No… duerme conmigo –él se puso de pie y me quedo mirando.
—No es correcto, puede que vengan y…
—Cerré todo con seguro, además están los sensores de movimiento que instalamos cuando estaba Lucas… duerme conmigo –él no me dijo nada por unos segundos, estaba segura que él entendía que había algo raro, no le había hablado sobre el tema que nos había hecho discutir y estaba muy tranquila para haberme querido ir hace una hora atrás.
—Es temprano aun.
—No importa… por favor –él me quedó mirando otros segundos y asintió.
Él se desvistió y se acostó conmigo, solo estaba la luz de la lámpara vieja sobre la mesa de noche que prácticamente se caía a pedazos y yo solo me quedé apoyada en su pecho mientras que sus brazos me rodeaban. Al cerrar mis ojos un par de lágrimas escaparon. Me aferré más a él y mis ojos se cerraron por completo. Por lo visto no viajaríamos hoy en la noche.
Las horas comenzaron a pasar y yo no me dormí, solo me quedé con mis ojos cerrados y pensando en miles de cosas por minuto, después de un par de horas pude sentir como él se dormía. Siempre estaba de guardia ahora que Lucas se había ido, dormía poco cuando estaba mi otro guardaespaldas y ahora que solo estábamos los dos, su sueño había disminuido aun más, es por eso que estaba segura que si lo obligaba a que durmiera a mi lado… caería como un tronco por el cansancio. Él podía ser uno de los mejores militares especiales dentro del país, pero seguía siendo un ser humano y el cansancio no dejaba a nadie de lado.
Mis parpados pesaban cuando vi que estaba amaneciendo, ahora estaba apoyada en la almohada mientras que un brazo de Oliver rodeaba mi cintura. Con cuidado me fui separando de él y después en extremo silencio me cambié de ropa al frente de la cama, observando como él dormía plácidamente, no quería dejarlo, pero lo que había hecho… era algo que no podría perdonar ¿Cómo iba a confiar en él después de esto? Sus miradas y caricias no eran una prueba de que me amara.
Con cuidado tomé la mochila y salí de la cabaña, estaba tan cansada, solo tenía treinta minutos para alcanzar el primer embarque. Así que me apresuré para llegar al puerto y subir a la gran barcaza.
Las lágrimas volvieron a mis mejillas, ahora libres de caer sin temer que despertara Oliver. No dejé de mirar el puerto a medida que nos alejábamos, esperando que apareciera gritando mi nombre y exigiendo que bajara, pero no… no apareció. Era libre de hacer lo que yo quisiera, pero se sentía como si los barrotes de metal estuvieran cayendo desde el cielo, rodeándome y encerrándome.
Me imaginé en ese momento que de esa forma debían sentirse los Agaporis cuando pierden sus parejas. Esos pequeños pájaros iban perdiendo su esencia cuando eran separados de su pareja por la muerte.
No supe hasta ese día cuán importante era Oliver Conlan para mí, lo amaba.

—Te amo –dije en dirección a él, esperaba mi respuesta al igual que todos en el lugar. Estaba devastada y sabían que pronto caería al ver como herían a mi Oliver.
—Entonces… ¿lo hará para que dejen de torturar a su esposo? ¿Dirá donde está el chip? –preguntó de nuevo Lucas, en este segundo solo quería verle la cara y rompérsela por estar presionándome de esta manera.
Volví a observar a Oliver y aun cansado como estaba negó para que no dijera la ubicación de dicho chip. Apoyé mi cabeza en el vidrio.
¿Cómo nos podían hacer esto? ¿Jugar así con nosotros? ¿Volviendo nuestro amor en el peor castigo?
Levanté la mirada para encontrar esos ojos azules de nuevo, cansados y torturados.
—No… —susurré y negué –no diré donde está.
Oliver sonrió ante mi respuesta, antes de que ese hombre le diera un golpe en su cara, dejándolo finalmente inconsciente. Verlo de esa forma… acabó conmigo, mis ojos se cerraron y perdí también conocimiento de lo que pasaba.
Dejé que mi mente se hundiera dentro de todos los sueños que traían consigo mis recuerdos de Oliver y yo, de nuestro peligroso amor.

Hola a todos, ya nos queda solo un capítulo para actualizarnos. Gracias a las chicas que comentan, en serio *-* me encanta que les guste esta historia, es bastante triste y ahora tanto el pasado como presente nos deja un sabor amargo... ¡gracias! :D

4 Lectores:

  1. hola me gusto muchimo este capitulo estuvo muy lindo gracias dani

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  2. Ahhhh pobre Julie, como si necesitara más problemas la pobre, te lo juro q lo único q evita q odie a Oliver es ver cuanto la ama.
    Mmmm no me da buena espina q ella se vaya. Veremos q pasa.
    Gracias por el capi, te mando un saludo y nos seguimos leyendo!

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  3. Que triste el capitulo, a veces quiero matar a oliver y a vees tirarme encima de el. Veo el presente y su amor es tangrande. Solo queda un cap para actualizarnos, lo espero con ansias Dany.

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  4. he llorado en todo el capitulo =( esta historia me deja tan sensible, yo aparte de la cachetada, le habría dado un buen golpe a oliver en sus partes nobles, no importa el motivo, escuchar toda la conversación es doloroso.

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