sábado, 22 de marzo de 2014

Lenardis Amore - Capitulo 12

Aaahh... esta foto es perfecta para el capítulo :3
Capitulo 12

Apoyé mi cabeza en su pecho, ambos estábamos desnudos, bajo las sabanas de la cama. Las nubes habían llegado hasta la ciudad y la lluvia comenzó a caer de forma torrencial. No habíamos salido en busca de ningún traidor, rebelde o lo que fuera. Luego de esa nota que dejó Fréderic no teníamos ánimos de buscar a nadie. Lo único que me calmaba eran los besos de Alex que finalmente me dejaron en sus manos, hicimos el amor lenta y pausadamente, lo que fue de cierta forma lo que me tranquilizó un poco.

— ¿No hemos vuelto fugitivos? –pregunté mirando hacia la ventana, notando como caía la lluvia. Me acurruqué contra él, quien me abrazó.
—Ni siquiera es una información seria. Mañana lo verificaré con algún llamado, de todas formas, no saben dónde nos encontramos, es por eso que no le dije nada a Lina y he utilizado solo efectivo para que no nos localicen. Mi teléfono también está protegido, al igual que el tuyo.
No importaba ninguna precaución. Me imaginaba que en cualquier segundo entrarían y me separarían de Alex, luego me decapitarían al frente de todos los vampiros, y sobre todo, al frente del mío.
— ¿Me puedes abrazar más fuerte, por favor? –él lo hizo de inmediato.
—Ey… no temas, no dejaré que nada te pase. Y si es necesario que nos volvamos fugitivos, lo haremos. El mundo no es tan grande como uno cree, pero tiene cientos de lugares que muy pocos conocemos –lo miré y negué sonriendo a sus palabras.
— ¿Es qué me llevarás a una caverna escondida?
—Seré como el hombre de las cavernas, de todas formas me tratas muchas veces como si fuera uno ¿sabes?
—Pobre vampiro…maltratado por su esposa. Quiero hacerlo de nuevo –dije tirando su mano para llamar su atención.
—Sabes que soy el primero en apoyar esa propuesta, pero tú no tienes ganas, solo estás ansiosa.
Apoyó mi frente contra su cuello, necesitaba esconderme bajo de él, sobre él, como fuera… necesitaba pensar en algo más.
—Deberías tratar de dormir ¿sabes?
—No tengo sueño. Aunque debo destacar que no hemos discutido en varias horas. Recuerda lo que me prometiste hoy Alex ¿sí? No más muertes injustificadas –él me miró unos segundos y asintió.
—Tú y tus métodos poco diplomáticos no ayudan para abstenerme de dichos compromisos –no pude evitar sonreír.
Me alejé de él y busqué su camiseta para ponérmela, lo quedé mirando curiosa.
— ¿Tu de verdad creer que todo va bien? dime la verdad, soy tu esposa, aquí no hay nadie más que nosotros dos.
—Sí, todo va bien –respondió de inmediato, pero me quedo mirando de cierta forma que me dio a entender otra cosa.
—Alex –dije cansada, él sabía que nada iba bien. Se sentó en la cama, incómodo –hubo un tiempo donde perdiste el control ¿cierto? Perder a tus parejas y entrar en ese estado catatónico debió ser un gran problema.
Él me quedo mirando por unos segundos, tensando su mandíbula y valorando si responder honestamente o no, lo que era insólito. Era su esposa.
—Sí, fue antes de llegar a un conceso con los Centro de Proveedores, como te dijo Ezequiel todo comenzó ahí. Las cosas se volvieron más sangrientas después de ello, acarreadas por la  sed de venganza. Debes saber que antes había 10 Consejeros, dos por cada continente, era mucho más fácil en ese entonces.
—Pero los rebeldes mataron a 3 ¿no?
Alex puso atención en la ventana, observando cómo caía el agua contra ella.
—Ellos habían estado a favor de dichos rebeldes en ese entonces, pero nadie más que nosotros sabíamos eso. De cierta forma los quisimos vengar y todo comenzó a escaparse de nuestras manos.
Me imaginé al Consejo, con sus túnicas y colores, representando cada uno de sus gobiernos, sedientos de sangre por los rebeldes. Esto era una locura. Solo de pensar en esas expresiones de odio, pero dirigidas hacia mí, no era algo que me ayudara a dormir.
—Deben estar muy enojados conmigo en este momento –dije mirando mis manos, tratando de buscar algo de calma. Si Alex se había enfurecido, los demás debían estar deseando mi cabeza.
—Si es que se han enterado sobre lo sucedido, nada dice que esa nota sea confiable. Solo debemos esperar a que amanezca, antes será sospechoso.
—Tu contacto estará yendo a la cama –susurré, tratando de distraerme.
—No, realmente se estará levantando, no es vampiro –levanté la mirada sorprendida –es humano.
— ¿Qué? ¿Quién es? –esto era algo nuevo.
—Es la nueva proveedora de Elizabeth –no respondió de quien se trataba y llamó mi atención que comenzara a removerse sobre la cama, buscando una posición más cómoda.
—Pregunte ¿Quién es?
Se quedo en silencio unos segundos.
— ¿Recuerdas a… la empleada que encontraste en la mansión? –fruncí el ceño, sin saber de que estaba hablando.
—Alto –dije al recordar — ¡Esa italiana que estaba loca por ti! Además estaba obsesionada por dar su sangre a los demás.
—Bianca, si, ella. Te dije que la habíamos trasladado a un lugar mejor.
—Oh Alex, estás jugando de una forma muy fea con ella ¿Qué le has prometido? Esa chica estaba trastornada por ti.
—No he prometido nada, ella solo me quiere ayudar –me crucé de brazos, negando ante su actitud. La estaba utilizando y solo había que comprobarlo por el tono de voz que usaba para responder mis preguntas.
—Dormiste con ella en el pasado ¿no? ¿Es qué existirá alguna mujer con la que no hayas tenido sexo?
— ¡Claro! –dijo sonriendo, como si mis palabras fueran una ridiculez.
— ¿Entonces no dormiste con ella? –pregunte sabiendo muy bien su respuesta.
—No dije eso –bufé molesta –fue antes de siquiera conocerte. Un poquito antes en realidad.
—Conocerme de vista querrás decir porque sabias de mi existencia. Eres un descarado.
Él sonrió y luego se acercó para tirar de mis brazos y dejarme a horcajadas sobre sus piernas.
—Estás celosa.
—No –dije de inmediato –pero por experiencia, tus amantes desean acabar con mi cabeza.
—Ella no te haría nada jamás, acabarías con su existencia antes que te tratara de hacer algo. Bianca es solo una informante, una que nos está ayudando mucho –miré hacia un lado, cruzándome de brazos –si estás celosa.
—Te gustaría ¿no? para tu información no lo estoy. Es solo que encuentro injusto que tú lo hayas pasado tan bien, aprovechaste tu tiempo como ninguno.
—Oye… —dijo rodeando mi cintura y acercándome más a él –eran períodos oscuros, Victoria.
— ¡Oh! Eres un sinvergüenza –dije empujándolo.
—Ese tiempo es pasado –besó mi cuello, logrando que me relajara un poco –tu eres incomparable y no preferiría a nadie más, a pesar de todo el dolor de cabeza que me provocas.
— ¡Por supuesto que soy incomparable! Soy tu esposa y si pensaras diferente me estarías engañando –apoyé mis manos en sus hombros –además tu no te salvas, has sido mucho más problemático que yo.
— ¿En serio?
—Oh, claro que sí. Fuiste un idiota desde el comienzo, sin contar todo lo que me has hecho por tu estúpido cargo… ¡ah! no quiero hablar de eso —me iba a separar de él para poder recostarme a su lado, pero no me dejo, apoyó sus manos en mi cadera.
—En ese sentido tienes razón –lo miré sorprendida –hoy no iremos a ningún lado ¿sí? los rebeldes tendrán que esperar y puede ser peligroso.
Aquellas palabras solo me trajeron a la realidad.
— ¿Crees qué Marco nos haya delatado? –Alex puso atención en la ventana de nuevo. La lluvia caía con más fuerza.
—No debí matar a ese maldito de Fréderic, debí tomarlo de su cuello y hacerlo vomitar todo lo que sabía –presionó con fuerza sus manos contra mi piel.
—Alex… —tomé sus manos y entrelacé sus dedos con los míos, llamando su atención.
—Te he dicho muchas veces que no debes confiar en nadie. No seguí mi propio consejo y mira lo que ha sucedido –dijo finalmente. No me podía imaginar cuanto le afectaba la posible traición de Marco –de todas formas me alegro de que esté muerto, sino fuera así, tendría que haberlo terminado yo mismo.
—No digas eso, no sabemos si fue obligado a delatarnos o si… hay algo más.
—No, nada puede ser tan importante como delatarte al Consejo.
— ¿Y si su vida corría peligro, Alex? –él negó.
—Tampoco.
Tiré de sus manos para que se acercara a mí, de esa forma me apoyé en su hombro.
Alexander era demasiado estricto, tanto que esperaba que todos prácticamente dieran la vida por sus Gobernadores, cosa que era imposible, además de anticuado. De todas formas, tampoco estaba demasiado alejada de esos hechos, Aníbal y Alanna estaban allá afuera, quien sabe dónde, quizás hasta habían acabado con ellos al descubrir que eran traidores.
— ¿Estas cansado de todo esto? –pregunté mientras ahora lo abrazaba. Se quedó unos segundos en silencio.
—Creo que sí, pero eso no importa, todo cansancio desaparecerá cuando atraviese el cerebro de Cristóbal con mi mano.
Nos quedamos en silencio un momento. Personalmente, imaginando como moría Cristóbal. Cada día deseaba más y más su exterminio, aunque fuera hipócrita de mi parte, lo deseaba muerto. Necesitaba tener la conexión mental con Alex, sentía que algo nos faltaba. Extrañaba su voz en mi cabeza diciéndome algo que solo nosotros sabíamos, al igual que extrañaba decir cualquier tontería en su mente en momentos inoportunos, era entretenido.
—Dime la verdad –susurró en mi oído — ¿alguna vez lo deseaste?
—Claro que  no Alex –lo miré confundida ¿Por qué me hacia esa pregunta?
—Piensa un poco, diferencia entre las ganas de beber su sangre y las de… —pude ver como tensaba su mordida, sin poder terminar la frase. Acaricié de inmediato su quijada, tratando de que se relajara.
—No, aunque también lo dude en cierto momento, pero creo que lo que deseaba de Cristóbal además de su sangre, era la facilidad con la que hablábamos. Él jamás me trató mal ni nada por el estilo ¿sabes? –no estaba ayudando a que se relajara.
—No tengo la menor idea –respondió de forma irónica –no tuve el placer de conversar con él en un ambiente tranquilo.
—Me refiero –dije antes de que se volviera desagradable. No entendía porque quería hablar de algo que no le agradaba ni un poco –a que él me daba algo que carecía en ese momento.
—Entonces tendré el cuidado de mantenerte satisfecha –me alejé un poco de él, separándome de su hombro y lo miré enojada.
—Tú empezaste con esta conversación. Si no quieres aceptar que antes te equivocaste tanto como… —sus labios interrumpieron lo que estaba diciendo. Aquel beso duró un par de segundos.
—Lo siento. Esto me hace enojar.
—Entonces olvídalo de una buena vez –dije separándome de él por completo. Me puse de pie y negué al ver que mis bragas estaban sobre la lámpara de noche. Las tome y me las puse, era mejor comenzar a vestirme, sin embargo Alex me tomó de la cintura y me hizo caer en la cama de nuevo.
— ¿A dónde ibas? Ya me disculpé.
—No hables de temas que te hacen enojar porque solo te vuelves en un idiota –le respondí, mirando hacia la ventana, pero los besos de Alex en mi cuello, llamaron por completo mi atención.
—Creo que lo más favorable –dijo mientras su mano recorría mi muslo hasta la cadera –es que partamos en dos días.
— ¿A dónde? No tenemos a dónde ir.
—A un lugar neutro, cerca de Dublín en Irlanda. Es donde se unen y separan las demás especies –cerré levemente mis ojos al sentir como acariciaba mi abdomen.
—Pero es ahí donde nos dirigíamos en primer lugar.
—Exacto, pero con un objetivo diferente. Será para protegerte, asiste demasiados seres en ese lugar, incluso tengo algunos conocidos licántropos que podrían ayudar.
—Oh… —lo tomé de su muñeca justo cuando estaba bajando mis bragas de nuevo –Alex, espera ¿y por qué quieres que haya tanta gente?
—Porque no correremos toda nuestra vida, necesitas testigos –fruncí el ceño.
— ¿Testigos? –me estaba perdiendo en la conversación.
—Para que te realicen un juicio –abrí mis ojos sorprendida.
— ¿Me quieres entregar? –pregunté asustada.
—No –dijo recorriendo mi vientre con sus dedos –pero no pasaremos toda nuestra existencia escapando Victoria, arriesgando a que te atrapen y te eliminen de una vez, sin tener acceso a un juicio –eso tenía sentido, lo que era escalofriante.
— ¿Le quieres hacer frente al Consejo?
—Algo así –dijo ahora subiendo la camiseta y besando mi piel.
—Espera, espera –dije cubriéndome con la prenda –no puedes planear lo que haremos sin decirme. Explícate –se ubicó entre mis piernas, desconcentrándome.
—Primero: viajaremos hasta Irlanda –dijo ahora sobre mí, besando mi cuello –sin detenernos en ningún lado, debes esperar a que se calmen un poco las cosas si esa nota es cierta, hay que ubicar dónde nos creen establecidos ¿de acuerdo?
—Si… —dije poniendo atención a como sus manos iban rompiendo su propia camiseta, dejando un canal de mi piel expuesta.
—Llegando allá iremos a donde el Gobernador de los licántropos, para ese entonces ya sabrán que estamos ahí ¿Cómo? Haremos que Raúl se los diga, recuerda que también es parte del Consejo –asentí, mirando sus ojos tan oscuros –entonces habremos conseguido testigos que esperaran la resolución de tu juicio, no pueden sobrepasar las normas cuando ya tienen a alguien esperando por ellas.
— ¿Y qué haremos después? ¿Qué sucede si el juicio sale a favor de ellos… si me condenan a muerte? ¡Alex! Concéntrate –lo regañé cuando su boca se apodero de uno de mis pechos y tiró con suavidad de este con sus dientes.
—Bueno, desde ahí nos aprovecharemos de la gran fama que te ha proporcionado Cristóbal –su mano se dirigió hacia mi vientre, colándose por mis bragas.
— ¿Qué? –pregunté, dejando caer mi cabeza en la cama.
—El Consejo no te podrá eliminar porque le agradas a los rebeldes, que ya sabemos que son varios, los suficientes como para ponernos en aprietos –antes de que pudiera preguntar algo, me deshice al sentir como Alex comenzaba a bajar con sus besos, aunque no detuvo su explicación –no debes admitir que convertiste a Cristóbal, jamás ¿entiendes?
— ¿Por qué? ¡Alex, detente! –así no podía seguir conversando, pero él no me dejó liberarme. Con sus brazos se apoderó de mis piernas, inmovilizándome mientras sentía como su lengua recorría mi clítoris.
Me rendí, así no podía.
Mis manos se aferraron al cobertor blanco mientras que el placer que me proporcionaba Alex solo podía ser liberados en gemidos y en susurros, llamándolo mientras que él seguía ahí abajo. No me dejó hasta que grité su nombre en un maravilloso orgasmo, mi cuerpo se estremeció a causa de él, distrayéndome por completo de nuestros problemas. Lo único que deseaba era estar de esta forma por un largo tiempo, sin pensar en cómo escaparíamos del Consejo y Cristóbal.
Sus labios fueron subiendo, besando mi abdomen, mis costillas, mis senos, hasta que llegó a mi cuello, donde mordió sin otro preámbulo, bebiendo solo unos sorbos de mí para después besarme.
Mi cuerpo se removía bajo el suyo mientras mis manos recorrían sus brazos y fuertes hombros, arañando su espalda.
—Nadie puede probar que no soy el Gobernador –dijo besando mi mentón.
— ¿Qué? –estaba disfrutando en mi séptimo cielo, no tenia cabeza para estar hablando de esto, pero de todas formas pregunté.
—Por eso no debes aceptar nunca que convertiste a Cristóbal, es su palabra contra la nuestra. Solo Elizabeth sabe la verdad porque podrá comunicarse conmigo mentalmente, pero no la tomaré en cuenta y espero que no diga nada ¿entiendes?
—Algo –dije mientras lo atraía hacia mí para poder besarlo, pero él no me dejó, solo apoyó su frente junto a la mía mientras sonreía de forma altanera.
— ¿No me estás escuchando? –preguntó sonriendo, entendiendo muy bien que estaba interesada en él, pero no en lo que decía.
—Es un pésimo momento para hablar de planes.
—Tienes razón –susurró contra mis labios mientras que con su mano extendía más una de mis piernas, justo para entrar en mi cuerpo.
Cerré mis ojos, aliviada de poder sentirlo por completo. Sus labios ahora se movían contra los míos hasta que su cadera chocó contra la mía.
—Eres única –dijo contra mi boca antes de darme un beso que me dejo en las nubes.
Su lengua se movía contra la mía de tal forma que no pude evitar aferrar mis brazos a su cuerpo, mientras mi cadera buscaba la suya. Pero me detuvo y siguió besándome, torturándome al limitarme de esta forma.
— ¡Alex! –exigí al sentir que no se movía.
— ¿Si? ¿Necesitas algo?
Antes de que pudiera responderle, un celular comenzó a sonar. Era el mío. Miré asustada a Alex y lo empujé para  ir por mi bolso que estaba al lado de la cama, saqué con rapidez el teléfono, justo para cuando él bruscamente me hacia volver a la cama.
—Alex, no –dije advirtiéndole, sabía muy bien lo que pretendía — ¡es tu madre!
Sin preocuparse, me quitó el teléfono al mismo tiempo que volvía a entrar en mi cuerpo. Un gemido se escapó de mi boca justo para cuando él contestó.
— ¿Si? –dijo como si nada, apoyando el teléfono en su hombro y ladeando su cabeza para que no se le cayera, de esa forma tuvo sus manos libres para apoderarse de mi cadera y comenzar a moverse.
—No –susurre, tratando de escaparme. Estaba siendo un depravado al hablar con Elizabeth al mismo tiempo que estaba conmigo, pero su sonrisa me decía cuanta gracia le daba todo esto.
—Sí, estoy un poco ocupado –dijo respondiendo a ella, ni siquiera la podía escuchar.
Cerré mis ojos y cubrí mi boca para no delatarnos, dejándome llevar por él.
—Oh… no sé de lo que estás hablando, no iré a Londres, estuve… ahí hace poco. Te tengo que dejar, llámame en una hora más.
Sin más le cortó, tirando el celular a un lado y dedicándose por completo a mí.


Pasaron dos horas y terminé rendida, como hacía mucho tiempo no me sentía. Alex bebió de mi sangre, me hizo suya de todas las formas que deseó hasta que agotada me quede dormida mientras no paraba de llover.
No fue hasta que sentí una voz lejana y una caricia en mi mejilla, que abrí mis ojos. Alex se alejaba de mí, caminando hasta la ventana mientras hablaba por teléfono. Vestía solo con un pantalón de deporte negro y parecía enojado.
—Cuida tus palabras, estás hablando de tu Gobernadora, madre.
Me tensé por completo. Lentamente me senté en la cama, cubriéndome con la sabana.
—No hay razón para decirte donde nos encontramos y la calumnia que estás diciendo puede ser pagada de formas que hasta a ti te dolerían. Ten cuidado.
No podía creer que estuviera hablándole de esa forma a su madre.
—Estamos ocupados en temas más serios y no perderemos tiempo viajando a Londres, hay pistas de Cristóbal en Rusia, así que aquí estamos.
Alex se giró y me vio.
—Tú no tienes porque darme órdenes, vuelve a llamar cuando estés más calmada –sin más le cortó mientras me guiñaba un ojo.
— ¿Qué te dijo?
Se acercó hasta donde me encontraba y me dio un beso en los labios. Duró unos fantásticos segundos.
—Buenas… tardes –dijo finalmente. Sonreí como si fuera una tonta.
—Hola, amor –sonreí.
—Supongo que has escuchado parte de la conversación que tuve con tu querida suegra –asentí, aun sonriendo –efectivamente han descubierto todo, por lo tanto, Marco nos traicionó.
Adiós sonrisa.
— ¿Y que ha dicho? ¿Te dio detalles de eso?
—Sí, William estaba en una reunión con el Consejo, cuando recibió la llamada de Marco. Todos lo escucharon –se sentó en la cama, no pude evitar tomar una de sus manos, necesitaba en que apoyarme.
—Demonios ¿Qué te dijo ella?
—Deseaba saber la verdad –sentía como si en cualquier momento comenzaría a temblar –enviaron solo a un grupo de guardias, más especiales, a encontrarnos. No tienen idea de donde estamos, ella me lo habría dicho.
—Mmm…  —dije no muy confiada de ello.
—Raúl también está en Londres, fue el primero en defenderte dijo Elizabeth, por lo tanto, lo tenemos de nuestro lado. Ella no me cree, dice que puede sentirme en su mente, pero que la estoy bloqueando. Esa es la única prueba que tiene si es que nadie sale como testigo de lo sucedido.
—O sea que nos queda confiar en Lina, Aníbal, Alanna, Raúl, Ezequiel, Will, Tessa… y nosotros.
—Exacto, demasiadas personas para mi gusto, pero ya está hecho.
—Explícame lo que me decías hace unas horas, no pude poner atención cuando tu lado pervertido estaba en todo su esplendor –dije sonriendo.
—Te lo explicaré mientras nos damos una ducha –lo miré confundida, pero él sin ningún problema me desprendió de la sabana y luego me tomó en brazos, llevándome al baño de la habitación.
— ¡Alexander! –dije mientras entrabamos a la ducha.

Me explicó con lujo y detalle todo lo que teníamos que hacer mientras el agua caliente caía sobre nosotros. No fue difícil entenderle esta vez ya que sus manos se quedaron en un lugar seguro, antes de que volviera a hacerme suya.
Era un plan arriesgado, sobretodo porque no teníamos la seguridad sobre los rebeldes. Quizás no todos eran como Fréderic que parecía tener cierto respeto por mí, e incluso, podía ser que la carta estaba exagerando la situación.
— ¿Y si no sucede nada? –dije cuando me estaba poniendo mi ropa interior.
—Eso es imposible, te aseguro que el mismo Cristóbal se pronunciará por tu situación. Él no sirve de nada si no tiene tu apoyo.
— ¡Pero nadie confía en mí! Todo el mundo lo sabe Alex.
—No –negó de inmediato mientras se ponía su camiseta, esta también era casual, de color gris, que lo hacía ver más joven, me gustaba eso, sobretodo porque ahora estaba de buen humor y todo su pesar y preocupación por mi posible escape, había quedado en su olvido hacía tiempo.
—Claro que sí, todos pensaban que te iba a dejar.
—Esos eran los Consejeros, no la gente en sí, incluso los Guardias ayudaron mucho a que confiaran en ti los demás vampiros. Siempre te han demostrado un respeto único ¿no te has dado cuenta? Todos siempre han creído que gobierno mejor cuando estoy con una pareja, tú eras la salvación para mi existencia… cosa que no era mentira.
Lo quede mirando sorprendida, con mis pantalones a medio poner. No pude evitar acercarme a él y darle un corto beso en sus labios.
—Siempre te has comportado muy bien con los demás, pero no lo notas –dijo finalmente.
Me senté a su lado mientras me ponía mi camiseta negra.
—Alex ¿Qué pasa si esto no funciona? ¿Si nos atrapan? ¿Qué sucederá si esto es imperdonable? –se quedó en silencio por unos segundos.
—Te ayudaré a escapar y nos iremos a donde nadie nos encuentre.
— ¿Y por qué no hacemos eso de una buena vez? Ya no seas Gobernador, si eliminas a Cristóbal… no vuelvas.
—No es tan fácil como crees –me puse de pie, buscando mi chaqueta.
—Claro que lo es, solo debes decir que renuncias y se acaba, hay 7 Consejeros que pueden hacer el trabajo –se ubico detrás mío y rodeó mi cintura, apoyando su mentón en mi cabeza –no encuentro nada bueno en ti cuando eres el Gobernador Alexander Lenardis –dije apoyando mis manos en las suyas.
—Tú lo que quieres es tenerme todo el día para ti sola –dijo ahora mordiendo mi oreja –te aburrirías de mi, Victoria –cerré mis ojos y me deje abrazar aun más por él.
— ¿Por favor? ¿No puedes alejarte? –esta vez Alex se rió, lo que fue bastante molesto.
—No resultara dos veces, pedir las cosas por favor no es la clave ¿sabes? –me giré a verlo, con el ceño fruncido, pero él no me dio tiempo de reclamar, me volvió a besar, acorralándome contra la ventana. Sin embargo, cuando comenzó a bajar el cierre de mi chaqueta, lo detuve.
—No, no y no –dije decidida –tenemos otros planes y esos son aprovechar el día de forma diferente.
— ¿Ves que te aburrirías de mi si me tuvieras 24 horas, los 7 días a la semana? –puse los ojos en blanco.
—Tú tienes un trabajo y más de una empresa que llevar, así que no me vengas con excusas baratas. Solo di no de una buena vez –dije escapando de sus brazos para tomar la libreta de Fréderic.
—No –respondió de forma honesta.
—Mejor salgamos y me entrenas ¿sí? no hay que perder el tiempo, aunque este lloviendo.
—Está bien.
Ambos salimos de la hostal para cuando estaba atardeciendo. Estaba lloviendo con bastante fuerza pero Alex había insistido que no deseaba salir con algo más que su camiseta, nada de algún abrigo.
Para mi sorpresa, esta vez Alex eligió un nuevo destino, era en la playa, en un lugar alejado donde nadie nos vería. Estuvimos horas tratando de que mis habilidades mejoraran, no fue muy fructífero, pero era obvio, esto no pasaba de un día para otro, menos cuando tu entrenador te hacia caer en la arena cada vez para atraparte desprevenida y besarte. La lluvia y la arena no fueron de gran ayuda, es más, dificultaron todo aun más.
—Has hecho trampa, este lugar no ayuda a moverme –dije cuando ya estábamos sentados, en la madrugada, alejados de la orilla, completamente mojados. Todo estaba muy oscuro y se escuchaba solo el mar.
—Solo un poco, aunque la idea era poner las cosas más difíciles –giré un poco mi rostro para poder verlo.
—Eso se hace cuando el alumno avanza en su aprendizaje y yo no he avanzado nada.
—Es cierto, pero eso no quita que haya sido entretenido poder ver como caías tantas veces –dijo riendo –soy un pésimo profesor.
—Horrible.
Tomó mi mentón y me volvió a besar mientras que su otra mano se colaba bajo mi abrigo.
—Alex –susurré al notar hacia donde iba –debemos volver.
—Shh… —cubrió mi boca con su mano y me inmovilizó. Recién en ese segundo me di cuenta de que alguien más estaba cerca.
Vampiros.
— ¡No pueden estar acá! ¿Estás seguro? –preguntó uno de ellos. No podía verlos y ellos tampoco a nosotros, que estábamos en un risco que estaba al final de la playa.
—¡Por supuesto! han visto al Gobernador y a Victoria Lenardis recorriendo la ciudad como si nada, no tienen idea de que estamos aquí, pero es nuestra oportunidad, podemos acabar con él.
Me quede helada al escuchar aquello.
—No, primero hay que ubicarlos, dar aviso y ver que nos ordenan. Sabes que el problema aquí es él, no ella.
—Si ¿pero cuanto tendremos que esperar?
—Haz grupos –su voz comenzaba a alejarse –que recorran la ciudad en su búsqueda.
—Está bien.
Siguieron su camino hasta que desaparecieron, ni siquiera pude ver sus rostros, pero Alex no esperó muchos segundos para ponerse de pie e ir en dirección contraria a la que iban los dos vampiros. No soltó mi mano.
—Debe estar cerca –dijo mirando a los alrededores, me tuve que concentrar bastante para poder ver con mayor detalle algo que llamara nuestra atención.
— ¿Qué cosa?
—Donde se está llenando de traidores –dijo ahora mirando una gran roca que había al frente de nosotros –ven, subamos.
Por dios, este hombre no tenia limites. Como un gato subió la roca tan rápido, que llegó a cima cuando yo estaba comenzando a escalarla. Cuando llegué arriba, me tendió la mano para ayudarlo, dos minutos después de que él ya había observado el lugar.
—Ya no se ven por ningún lado –dijo observando por donde se fueron los vampiros –debe ser por acá –miró hacia el lado contrario y justo cuando pensé que no veríamos nada, una luz se vio a unos 50 metros, cerca del risco donde terminaba la playa –agáchate.
Hice lo que me dijo, pero para nuestra mala suerte los vampiros que habían desaparecido, volvieron.
— ¡Eh! –Gritó uno — ¡ustedes!
Ni siquiera me di cuenta cuando Alex pasó por mi lado y acabó con la vida de los dos vampiros. Pude ver claramente como los decapitaba con sus manos.
—Salta, Victoria –me ordenó desde abajo, no dude en hacerlo.
Por lo menos no caí de cara, pero más voces se unieron desde el otro lado de la roca. Habían escuchado a los vampiros que Alex asesinó.

—Corre, ahora.

9 Lectores:

  1. Chan chan chan chan!!! Corran!!!. Que bueno que los dos ya de esten llevndo de maravilla. Pero lo unico q espero es que el consejo no le haga nada a victoria y que maten a cristobal luego xD. Buen capitulo dani te pasaste.

    ResponderEliminar
  2. hola el capitulo estuvo muy bueno me guste mucho
    felicitaciones dani

    ResponderEliminar
  3. Ohhhhh corre Victoria corre!!!
    Hola Dani.
    La foto si q le pego bien al capi, de verdad q fue el día de información y cama jaja.
    Las cosas se les están saliendo de control, no esq Marco tenia q dar la vida por sus gobernadores, pero Victoria tendría q entender q para Alex, él era su único amigo y a tus amigos si les debes lealtad, además por lo q yo entendí soltó la sopa porq quiso y no porq alguien lo presionara.
    El plan de Alex se me hace arriesgado pero creo q puede funcionar, presiento q nos estamos acercando al prólogo de la historia y eso me emociona y al mismo tiempo me deprime. Por un lado quiero leer ya el desenlace de todo, pero al mismo tiempo se q esta es la última temporada y después de tanto tiempo leyendo a este par, como q te acostumbras a tenerlos de alguna manera constantemente en tu vida.
    Solo queda ver q va a pasar el próximo y esperar q mis gobernadores salgan ilesos de esta emboscada.
    Un saludo y al ratito nos seguimos leyendo cn UAT.

    ResponderEliminar
  4. como nos dejas asi!! tan wow sorprendidas realmente cuando la cosa se puso buena. vienes y nos quitas la diversion... :/ igualmente un excelente capitulo, tenaz que marco haya traicionado a su amigo. mejor que esta muerto... uggg te felicito dani y te agradezco que sigas con esto... gracias!!
    DTB

    ResponderEliminar
  5. A correr .. oh después del amor viene la tormenta creo q ahora si se puso corre de hormiga la cosa,espero q el plan de Alex funcione para cuando llegue el momento, seguro q Cristóbal esta ahí mirando entre las sombras esperando el momento de saltar a sus cuellos...quede temblando pues sobre Marco no me sorprende ya tenia mis dudas sobre eso, Dani falta muchas cosas x descubrir?? Gracias x el capi....

    ResponderEliminar
  6. HEAVY SHIT!!!!!! Maldito ese hijo de su madre de Marco!!! QUE PUTAS! no se puede confiar en nadie! que desgraciado el infeliz! ¬¬
    Ese plan no se si vaya a funcionar, y si le matan asi sin juicio??!!! jaja son bien pinches desgraciados! yo les creo capaces de todo jaja
    Y ahora??? Que van a hacer!!? Ya descubrieron donde estan y encima mas estan muy cerca de ellos!! ¬¬ Eso de corre para que no te atrapen no sirve mucho porque Viky es demasiado lenta!! ¬¬ jajaja
    Me gusto mucho este cap y estoy esperando el prox con mucha ansiedad porque quiero ya saber que pasa jaja
    ps. Si Elisabeth ya sabe que Alex otra vez comparte su vinculo todo ya se frego!! jaja Ahora si les van a dar caza, tanto los rebeldes como los del consejo!! ):

    ResponderEliminar
  7. Corre Vicky Corre¡¡¡¡ hay Dany, al menos me diste un respiro y un poco del gatito lindo y travieso que tanto estaba extrañando,en fin, asi que Marco si nos traiciono? y Elizabeth? de que lado se va a poner ella? y ese plan...umm supongo que si lo llevan a cabo no? es ahi hacia donde nos dirigimos y conecta con el prologo? estoy ansiosa..pensando y pensando en lo que les depara el destino, deseo que Vicky aprenda a pelear pronto por que las cosas estan subiendo de tono, esos que llegaron son rebeldes no??? por eso que dijeron de que el problema era el no ella, y otra cosa ¿debemos confiar en la informante de Alex? como la sabia Vicky bien a dicho...la experiencia con las ex de Alex llevan a un mismo patron...
    en fin, te dejo mas saludos y espero que puedas actualizar pronto por que dejarme asi solo garantiza que terminare sin uñas por estarlas mordiendo a causa de la angustia que me provoca no saber...

    ResponderEliminar
  8. mi querida Dani estos han sido unos meses tenaces sin vacaciones......sorry pero no he tenido tiempo de comentar...............m dani tu sabes que no me pierdo ni un solo capi.....todoss los leo....Pues este capi me encanto ...muestra a un alexs mas sensible y con animos de luchar por su relacion con vicky . Ademas se esta dando cuenta de que debe incluirla en los planes y explicarle lo que van a hacer , me gusta que cuenta con ella. Mucha pena por que se sientio traicionado por su amigo. Me encanto que defendiera a vicky con Elizabeth ....:) ... y en la ultima parte wuauuuu CORREEEEEEEEEEEEE me tienes al borde de la desesperacion pobres........ese adelanto que nos mostraste esta muy fuerte...:)

    ResponderEliminar
  9. y??????? por dios dani no podes dejarlo asiiiiii.... me super tarde en leer el capitulo...la facultad no me da tiempo ni para respirar!!!!!! Que buen capitulo.... que tierno esta alex... es que acaso tiene miedo de perderla y no tenerla mas para el...y arrepentirse porque jamas dijo que ella era su “por que“ mas important.....ahhhhhhh hipotesis locas mias jhajajajajaj espero ansiosa el proximo capitulooo daniiiiiii

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena