lunes, 17 de marzo de 2014

Entre los dos y la luna - Capitulo 8


Capitulo 8

Con mis ojos cerrados entrelacé mi mano junto a la  de Oliver que rodeaba mi cintura.
La noche anterior había sido un tanto difícil por todo lo que estaba sucediendo, así que a Oliver no le costó nada convencerme de que se quedaría a dormir en mi habitación. Mayor fue mi sorpresa cuando sentí que alguien me abrazaba cuando estaba por quedarme dormida, fue una sensación agradable.
Separé la mano de Oliver de mi cuerpo y me levanté. Aun no eran ni siquiera las ocho de la mañana y yo ya estaba despierta. El día había comenzado de forma extraña.

Fui a darme una ducha, tomando ese momento para que mi cerebro tratara de pensar en una solución sobre lo que estaba ocurriendo, pero no encontraba nada…mi única salida era el viaje a Suecia, ahí podríamos tener un poco más de tiempo y alejarnos de los hombres peligrosos que nos habían seguido anoche.
— ¿En qué estás pensando? –me tensé al escuchar la voz de Oliver. Miré sobre el vidrio que cubría mi cuerpo en la ducha y pude ver claramente como él se estaba cepillando los dientes –mandé a pedir el desayuno…aun quedan días para estar aquí, así que si yo fuera tu, me quedaría a dormir otro poco más en la mañana.
—Sí, pero tú prácticamente no me conoces así que no opines —seguí enjuagando mi cabello para no tomar atención en su torso desnudo, ni en su mirada penetrante que se reflejaba en el espejo. Era cierto que mi confianza hacia él había cambiado, pero no mi apreciación por su cuerpo…el tono de su voz, su risa y su molesta forma de ser gracioso.
—Entonces tendré que conocerte mejor –miré hacia atrás y me quedé helada al ver que se estaba metiendo a la ducha.
— ¡¿Qué haces?! –traté de cubrir mis partes más importantes con mis manos, pero mi cabello con acondicionador llegó a mis ojos sin dejar que lo pudiera vigilar.
—Debería empezar conociendo cada centímetro de tu cuerpo ¿no te parece? –con su dedo índice movió el cabello que cubría mis ojos y me encontré con sus hermosos ojos azules atentos a cualquier movimiento de mi parte –Pero para eso  no te puedes cubrir.
Su mano fue a mi brazo izquierdo, con el cual trataba de cubrir mis pechos. Lo fue bajando milímetro por milímetro y no era capaz de detenerlo.
—Ya te vi desnuda antes ¿Por qué te cubres? –porque ya no estaba confiando en él como antes, así de simple, pero no podía decirle eso — ¿Julie?
—Si eres lindo conmigo ahora puede que esto se repita… —él sonrió, elevando una comisura de sus labios.
—Muy bien —solo miré hacia un lado y deje caer mis manos a mis costados –pero… —lo mire preocupada ¿pero qué? ¿Qué quería decir? –pero no debes seguir avergonzándote, eres hermosa y no tienes porque sentirte de esa manera.
—Oh cállate, solo estoy esperando alguna de tus pésimas bromas…por eso me pones nerviosa –él sonrió y acercó su rostro al mío, dejando sus labios cerca de mi oído.
—No, no es eso…es porque estas desconfiando de mi —mi cuerpo completo se tensó al escuchar esa frase –pero no lo hagas, no estoy aquí para herirte sino que para protegerte —traté de encontrar su mirada girando mi rostro hacia él, pero solo me encontré con sus labios.
Mis manos de inmediato fueron a su cabello, donde acaricié tranquilamente mientras sus labios se movían con suavidad sobre los míos, estaba siendo delicado…como me gustaba.
Sus manos fueron a mi cadera y me acercaron a la suya, provocando que riera nerviosa al sentir su erección sobre mi vientre.
— ¿Qué sucede? –dijo mirándome confundido después de que riera. Negué porque era una tontería, pero su ceño se frunció por no obtener respuesta.
—Nada, solo que han pasado días y había olvidado… —sentí que mis orejas se ponían calientes, exactamente como todo el resto de mi rostro, muerta de vergüenza. Lo miré un segundo para luego bajar la mirada hasta llegar a su ingle.
—Oh…bueno, haremos que recuerdes de nuevo —volví a reír nerviosa y luego olvidé lo que estaba pensando.
Sus besos en mi cuello estaban causando estragos, no podía evitar reír cuando sentía esas pequeñas mordidas, me daban cosquillas, lo que al parecer no le agradó a Oliver.
—Llegará un día Julie, donde ni siquiera tu cerebro tendrá un espacio para que te rías, porque todo lo que tendrás en tu mente y cuerpo seré yo.
No pude evitar reír por lo que dijo Oliver ¿Qué sucedía con los hombres y su deseo por ser tan machos durante el sexo? Podía ser algo entretenido, pero bueno…si él quería seriedad, yo le daría seriedad.
—Muy bien entonces, creo que este será mi turno –mi lado competitivo me tomó completamente desprevenida, odiaba cuando eso pasaba –mira y aprende, así se toma el control total del otro.
En un segundo bajé y me apoyé sobre mis rodillas en las baldosas, estaban resbalosas pero nada que arriesgara mi equilibrio.
Tomé el miembro de Oliver con una sonrisa, mientras él me miraba con sus ojos bien abiertos, pero no dejé que dijera nada porque de seguro sería una estupidez.
Pase mi lengua por toda la longitud de su erección, siendo recompensada con la tensión que atacó a Oliver, quien me miraba concentrado en lo yo estaba haciendo. Por lo visto lo deje en shock, así que me aproveché del momento antes que dijera algo que me pusiera nerviosa. Llevé a mi boca la punta de su miembro y comencé a jugar con mi lengua en esa zona, no lo iba a llevar todo a mi boca aun, iba a jugar con Oliver hasta que me rogara.
Seguí jugando con mis manos y mi boca hasta el punto que escapaban varios quejidos de la boca de Oliver, quien ahora apoyaba su cabeza en la pared dejando que mi nombre se colara por sus labios mientras enredaba su mano en mi cabello y jugaba con este.
Termine llevándolo todo a mi boca, por lo menos lo que entraba, ya que Oliver era de una longitud más grande de lo que mi boca podía abarcar. Estaba preparada a recibir su descarga por completo ya que podía sentir como se tensaba y su respiración se detenía.
— ¡Julie! –gritó dejando con varias estocadas su semen pasara directo hacia mi garganta, tragué todo lo que liberó y debo decir que no fue ningún sacrificio ya que no sabía a chocolate o fresas, pero extrañamente era un sabor agradable, de seguro se alimentaba muy bien.
Me puse de pie y mientras Oliver seguía apoyando su rostro en la pared, yo seguía apreciando su sabor, moviendo mi lengua de tal forma que aun lo podía sentir en mi boca.
— ¿Qué haces? –susurró con su voz temblorosa, no pude evitar sonreír por haberlo dejado en ese estado.
—Tu sabor…es extraño —me quedó mirando como si hubiera dicho algo que lo sorprendió bastante.
—Y pensar que creí que eras tímida teniendo sexo.
—Eso no es lo que sucede, solo que no me gustan las cosas raras y me gusta que me adoren mientras lo hago ¿es eso ser tímida? No, es tener gusto normales… ¿creíste qué no sabría darte sexo oral? –No fue capaz de responderme, solo me miraba como si tuviera dos cabezas –porque déjame decirte, mi querido amigo –dejé mi mano en su hombro mientras el agua seguía corriendo más por mi cuerpo que por el suyo –soy muy buena en ello ¿no es cierto?
—Si –respondió asintiendo como si estuviera hipnotizado.
Segundo después de esa mini conversación me tomó de la cintura y me llevó fuera de la ducha. Ambos estábamos completamente mojados. Un grito salió de mi boca cuando Oliver me arrojó sobre la cama.
— ¡Para! La vamos a mojar  —ni siquiera me tomo atención, solo llevo su boca hacia la mía y como por arte de magia nuestros labios se movían sobre el otro con una sincronía que me sorprendió.
Podía sentir como él se estaba estimulando con su mano para tener una nueva erección.
— ¿Quieres que te ayude? –recorrí mi mano por su tórax, yendo hacia mi objetivo, pero él se alejó.
—No, porque harás que me corra…de nuevo y solo para reírte –lo miré sin poder creer que haya adivinado mis pensamientos.
No pude parar de reír por lo que había dicho, pero luego de unos segundos pude poner atención a que me estaba mirando mientras se seguía masturbando
–Te ves hermosa mientras ríes.
— ¿Te excita verme reír? –Dije notando que su erección estaba en todo su esplendor –y luego dices que yo soy la rara.
—Claro que me excita porque solo tengo ganas de hacerte callar, te estás riendo de mí –volví a reír otro poco, pero las bromas terminaron cuando sentí la punta de su miembro moviéndose circularmente sobre mi clítoris.
Arqueé mi espalda al sentirlo de esa manera, era cierto que me gustaba reír pero estaba concentrada en él todo el tiempo y desde que lo vi desnudo mientras gemía por el trato que le estaba dando había ayudado bastante para que mi propia excitación creciera por todo mi cuerpo.
—Ya no juegues —lo miré directamente a sus ojos y noté como estos brillaban al encontrarse con los míos –yo te traté bien, tú has lo mismo. Ahora te quiero dentro de mi cuerpo…
—Muy bien –su tono de voz se había normalizado y me miraba de una forma que me reconfortó, haciendo que olvidara todos los problemas.
Cerré mis ojos como un reflejo cuando entró en mi cuerpo, siendo cuidadoso y sin herirme. Me encantaba poder sentir cada segundo cuando tenía sexo y no me servía un hombre que entrara en mi cuerpo como si fuera un animal, solo quería que se preocupara de mí y me amara durante el tiempo que esto transcurriera.
Oliver lo comprendió y supo como satisfacerme según mis requerimientos, era agradable sentir como se movía contra mi cuerpo, buscando la liberación de ambos. Eran embestidas que sacaban suspiros de placer. Pude observar que cada vez que suspiraba con sus arremetidas, él cerraba sus ojos concentrándose en mí, era agradable ver esa reacción.
Varios minutos después sentí como mi orgasmo llegaba y como mi interior presionaba a Oliver, para que segunde después él llegara a su propio clímax. Cerré mis ojos y mi boca para no gritar por la sensación que me estaba envolviendo. Sentir como se corría en mi interior y como su cuerpo caía sobre el mío mientras mi propia liberación seguía transcurriendo.
—Julie Sinclair… —susurró en mi oído –me gustas.
No fui capaz de responderle nada, simplemente lo besé y lo empujé para que se separara de mí. Me puse de pie y me fui a dar una nueva ducha, dejando la puerta del baño con seguro. Ya no estaba nada segura sobre si Oliver me gustaba para retenerlo más tiempo a mi lado o seguir con un plan para que cayera rendido ante mí. Había cometido un gran error al mentirme y le tomaría mucho antes que le diera mi confianza nuevamente.
—Iré donde Melisa.
Estaba lista para poder escapar de ahí, él solo asintió y se fue al baño. De seguro para darse una ducha.
Salí de la habitación y fui hacia donde se encontraba mi amiga, justo cuando estaba por llegar Dante salió de esta con una amplia sonrisa.
— ¿Iras por fresas? –pregunté de inmediato, logrando que el grandulón se sonrojara por completo. Usualmente luego de tener sexo Melisa tenía la manía de comer fresas ¿de dónde las conseguía Dante? No tenía la menor idea, pero siempre le traía o compraba muchas cuando iba al supermercado para guardarlas en su casa.
—Sí, creo que debería traerle un kilo a Oliver “mejillas sonrojadas” —fruncí el ceño al escucharlo.
—Cállate y vete ya —él sonrió victorioso y se fue.
Entré a la habitación y di gracias al cielo de ver a Melisa ya lista, no quería encontrarme con alguna sorpresa, como la última vez que entre a su departamento porque no contestaba mis llamados durante días. Esa imagen de ella atada a la cama mientras Dante estaba sobre ella no iba a salir de mi cabeza sin terapia psicológica.
— ¡Julie! Tienes tus mejillas sonrojadas —me miró curiosa.
—Sí, acabo de tener sexo descontrolado con Oliver –ella abrió los ojos sorprendida — ¡me di una ducha por Dios! Que mal pensada… —claro, no era una tonta si se refería a engañar a mis amigos de esta forma, mentirles directamente era otro tema.
—Bien ¿Cómo has dormido? –recordé que me costó bastante poder descansar, removiéndome intranquila hasta que sentí como el brazo de Oliver me rodeaba.
—Ha estado bien. Melisa, tú te encargas siempre de persuadir a Emma ¿no? –ella asintió, mirándome ahora más preocupada.
— ¿Qué está sucediendo?
—Algo con mis padres, quiero que se cancele la reunión en Suecia o que se adelante, no puedo estar alejada de ellos por mucho tiempo.
— ¿Qué ha sucedido? ¿Algún accidente?
—Tienen problemas y necesitan mi ayuda…no te puedo contar más porque es privado, algo entre ellos ¿podrías llamarla hoy?
—Claro…haré todo lo posible, dile a Oliver que la llame también, él es muy influyente en ella.
—Sí, eso he captado ¿Por qué crees que será? –ella levantó los hombros, quitándole importancia.
—Quizás, se deben estar acostando.
— ¿Tú crees? De esa forma podríamos conseguir más cosas ¿no?
¡¿Qué se estaban acostando?! Una cosa era saber que la probabilidad de que ellos estuvieron juntos era alta, pero otra cosa muy diferente era pensar en que todavía tenían algo, eso sería asqueroso. Sin embargo, no podía demostrar esos sentimientos celosos y posesivos que se apoderaron de mí por unos segundos.
—Bien, te dejaré tranquila para la espera de tus fresas.
Salí de la habitación y me fui a la mía. Entré sigilosamente para ver si podía asustar a Oliver y luego exigirle que me explicara que sucedía entre Emma y él, pero me quede quieta escuchando como conversaba por celular mientras miraba hacia la ventana.
—Sí, ella está bien…de a poco va confiando en mi –se quedó en silencio escuchando como le hablaban –Si sé lo que debo hacer, que no se preocupen —sus manos se hicieron un puño, se estaba molestando –Confía en mí, no he perdido ninguna misión antes, ella me dirá como va todo, solo dame más tiempo.
Volví a cerrar la puerta lentamente para que no me descubriera, ni siquiera estaba respirando. Demonios.
—Esto debe ser una broma… —susurré apoyada en la pared, al lado de la puerta.
— ¿Qué estás haciendo aquí? –casi salté del susto al ver a Oliver mirándome curioso –te vi cerrando la puerta, estaba hablando con Emma…me ha dicho que se cancela la reunión en Suecia, que es mejor que volvamos a casa, así estarás más segura —su sonrisa me decía que estaba diciendo la verdad, pero esos ojos escondían algo más —¿estás bien?
— ¿En serio has conseguido eso? ¿Cómo…tú?
—Se me ocurrió mientras tú estabas donde Melisa, ven…debes arreglar tus cosas —me tomó de la mano y me hizo entrar a la habitación.
Caminé despacio hacia donde tenía mis pertenencias, para poder guardarlas en la maleta.
—Tenemos un vuelo en cinco horas más, si quieres podríamos dar un paseo o algo por el estilo ¿quieres? Así te distraes –me giré asustada cuando sentí sus manos rodear mis cintura y apoyar su cabeza en mi hombro, pero no me pude mover porque él me tomó con fuerza y realmente era una sensación que me agradó más de lo que hubiera deseado –estás nerviosa –su voz se volvió fría y un tanto escalofriante.
— ¿Te estás acostando con Emma? –traté de sonar simpática, pero parecí preocupada, revelando como me sentía.
—No, me estoy acostando contigo ¿no? –Lo empujé para ver su rostro — ¿Qué te sucede?
— ¿Por qué le dijiste que yo te diría todo? Hace solos unos minutos atrás… ¿es qué estas buscando alguna información?
— ¿De qué hablas? Emma está preocupada por ustedes, solo quiere que esté enterado de cómo te vas sintiendo, si estás asustada…pero por lo visto en este momento estas paranoica ¿estás desconfiando de mi? –sentí en un segundo como mi corazón latía con fuerza. Era mejor que  dejara de pesar tanto, estaba siendo cegada por la preocupación. Aun así no confiaba en él, pero lo que decía tenía lógica.
—No, claro que no…mejor ve a empacar —él entrecerró sus ojos color azules que me gustaban tanto, mirándome sospechosamente –me gustan tus ojos —dije honestamente.
—Me gusta tu boca —dicho esto se acercó y me besó, suavemente hasta que nos separamos por estar besándonos por tanto tiempo.
—Ve a arreglar tus cosas y luego vamos de paseo ¿sí?
—Muy bien —me dio un corto beso en los labios y se fue rápidamente.
Me quede mirándolo hasta que desaparecía por la puerta.
Esto estaba yendo mal, muy mal.  Llevé mis manos a mi cabeza, enredando mis dedos en mi cabello, tratando de encontrar tranquilidad de esa forma.

Lleve mis dedos a mi cabello para buscar tranquilidad, pero no la obtuve porque ya no tenía cabello, aun me dolía que hicieran eso. Estaba sentada en el suelo mirando un punto fijo, sin poder escuchar nada más que los gritos de Oliver en mi cabeza, no podía dejar de recordar lo sucedido hace unas horas…era imposible olvidarlo.
Mi estomago rugió de hambre, me sentía demasiado débil, ya no me podía comunicar con Oliver y solo me quedaba sentada recordando nuestra historia, pero lo que le hicieron estaba marcado en mi cabeza, sin dejar que pensara en algo más.
Miré hacia un punto fijo en la pared, mientras mis ojos se cerraban, llevándome a la oscuridad producto del cansancio.
—Entre los dos y la luna… —susurré recordando las palabras que Oliver siempre me repetía. Él y sus secretos que nunca terminaban de acabar.

O_O quedé asi con este capítulo, o sea, Julie tiene la pura cara xD

3 Lectores:

  1. Pooooor fiiiin capitulo!!!! :) lo esperaba con ansias. Si ps Julie tiene la pura cara jajjaja. Hay que ver que sigue pasando entre estos dos. Muy buen capitulo. Gracias x subir.

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  2. yo tambien estaba esperando ansiosa un capitulo de estos jajaja me encanto y pues espero que no te demores tanto en subir uno nuevo plis :D no me acordaba de que melisa comiera fresas despues de tener sexo jajajaja es algo curioso xD. gracias dani
    DTB

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  3. Pero que buen despertar han tenido estos dos!! jajaja
    Honestamente hasta yo desconfío de Oliver con esas actitudes, menos mal Julie no se deja llevar tan fácilmente por esos ojos azules

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