domingo, 30 de marzo de 2014

Entre los dos y la luna - Capitulo 15



Capitulo 15

Mis parpados pesaban, estaba casi durmiendo cuando compré el boleto para viajar a Milán, era lo más cerca que había, pero también lo suficientemente lejos de Oliver. Viaje hundiéndome en un profundo sueño, ni siquiera me di cuenta cuando llegamos, la sobrecargo me tuvo que despertar para que me preparara.

Pasé al baño del aeropuerto para cambiarme de ropa, me puse unos pantalones negros con una camiseta blanca y una bufanda gris, además de ponerme unas zapatillas deportivas oscuras. Tomé una boina gris que cubría bastante mi cabeza, solo dejaba ver mi cabello por bajo mis hombros.
Comencé a recorrer la ciudad, mirando de forma paranoica a todos los que me rodeaban, necesitaba llegar hasta un hotel para poder refugiarme. Lo mejor que encontré para no llamar la atención fue una hostal, donde llegaban todos los chicos estudiantes que recorrían Europa con sus mochilas, podía pasar desapercibida en ese lugar. Pagué de inmediato con mi tarjeta de crédito solo dos días, no podía quedarme más tiempo en el mismo sitio.
Cuando entré a la pequeña habitación que solo tenía lo necesario pude dejar la mochila en una esquina y recostarme en la cama. Fue en ese momento cuando pude desmoronarme sin que nadie me viera. Recuerdo que ese día me quede dormida mientras lloraba, pensando en todo lo que había hecho Oliver y en cómo debían estar Melisa y Dante.
Desperté cerca de las diez de la noche, mi estúpido estómago comenzó a sonar cuando mis ojos se abrieron. Sabía que en la hostal no podía conseguir nada, tampoco podía dejar mis cosas aquí porque podían robarlas, escondí los maletines y salí con mochila incluida para buscar un lugar donde comer. Sentía que la gente me observaba más de la cuenta, no sabía si era porque estaba siendo paranoica o porque prácticamente caminaba como si estuviera drogada por completo, ya que no había comido nada desde ayer.
Entré a un café y con señas pedí algo para comer, no hablaba otros idiomas como lo hacía Oliver. Me comí una tarta de limón, sollozando.
Sin saber que hacer fui hasta una plaza, donde me senté y observé a quienes caminaba, me sentía perdida sin Oliver ¿Qué iba a hacer si no podía volver a casa? Pero no sabía si podía confiar en él, en simples palabras él me estaba vendiendo ¿Cuánto le habrán pagado para caer tan bajo? Cubrí mi rostro para esconder las lágrimas.
Sin tener nada de sueño, recorrí el lugar. Había activado el GPS de mi celular para recordar por donde estaba caminando, no me quería perder y después tenía que volver a la hostal. Así que sin problemas pude meterme a un cine, pagué mi entrada para una película que estaban pasando a esta hora, un festival de algún actor italiano, era un lugar seguro donde podía quedarme, escondida en la oscuridad.
Pasaron las horas y no sabía qué hacer, solo me quedaba ahí mirando a un actor que no conocía, hablando en un idioma que no entendía. Ni siquiera pude usar ese tiempo para crear un plan, esto no era lo mío. Que fácil había sido entregarle toda la responsabilidad a Oliver, él se encargaba de llevarme donde estuviera segura… él había matado a dos hombres por mí ¿eso era un indicio para creerle? ¿De verdad me amaba?
Me hundí en el asiento, pensando que mi vida se había vuelto en un verdadero infierno, no sabía qué hacer o pensar, simplemente estaba en la cuerda floja sin saber hacia dónde avanzar.
Eran más de las tres de la mañana cuando salí del cine, las películas seguían, pero me aburrí de escuchar a un tipo que no entendía. Me fije en el GPS y seguí la línea roja que me indicaba hacia donde debía ir para llegar a la hostal, supongo que mi única opción era quedarme encerrada en la habitación hasta volverme vieja, no se me ocurría nada mejor.
Comencé a asustarme cuando vi que había pocas personas en las calles, pero cuando vi la hostal mi corazón dejó de latir tan rápido, así que volví a encerrarme. Sin embargo cuando estaba en la habitación, me acerqué a mirar desde la ventana. Gracias al cielo que lo hice.
—Todo va a estar bien –me susurré al ver a tres hombres sospechosos que se acercaban a la hostal. Uno iba hacia la parte trasera y otros dos se acercaban por la parte principal –mierda… —tenían las mismas facciones que los dos anteriores que me quisieron atrapar, vestían de igual manera y tenían su cabello rapado ¿Qué clase de militares eran estos? De todas formas, entraban en el estereotipo de los anteriores.
Tomé mi mochila y no guardé nada de lo que había sacado, así que deje mi celular tirado en la cama y salí víctima del pánico por la ventana. Temblando completamente me aferré a la escalera de escape y salté sobre el piso. Al no estar acostumbrada mi mano se apoyó de mala forma y me provocó un gran dolor. Miré hacia arriba, justo a tiempo para ver como uno de esos tipos se acercaba y me miraba enojado ¿Cómo demonios había llegado tan rápido a mi habitación?
Bajé corriendo las escaleras y dejé la hostal atrás ¡¿Cómo sabían dónde estaba?!
Me mezclé entre las pocas personas hasta encontrar después de varios minutos un lugar seguro. Miraba hacia todos lados, observando si veía a alguno de esos tipos, no sabía a dónde ir, era como si fuera un maldito ratón encerrado en esos experimentos que hacen en laboratorios.

Me sentía en un laboratorio. Nuevamente Luke estaba lejos de nosotros, no podíamos verlo y era necesario para poder escapar. Ahora solo estaba con un computador delante de mí y esperaban que comenzara a trabajar para crear el software de nuevo.
—Si no quieres decir donde está, deberás crearlo otra vez –miré hacia el teclado, sintiendo el peso del mundo sobre mis hombros. Oliver tenía razón, siempre me repitió que no sacábamos nada entregando el chip porque de todas formas vendrían por mí, para usarme.
—No… —cuando respondí una nueva descarga eléctrica llegó al cuerpo de Oliver, que estaba en la otra sala, prácticamente inconsciente.
Comencé a mojar el teclado con mis lágrimas, no era capaz de mirar, así que mi atención estaba en el computador que había ahí. Fue en ese segundo que por mi cabeza pasó una idea.
—Está bien, dejen a Oliver, lo haré –cuando dije aquello pude ver como Oliver levantaba su cabeza y negaba, ya no tenia energías para poder decirme algo, pero no lo tomé en cuenta.
— ¿Qué? –Dijo incrédulo el agente de traje gris que estaba escondido en las sombras, dejando ver solo sus piernas — ¿estás hablando en serio?
—Sí, lo hare, pero no vuelvan a tocarlo, una herida más y no haré nada.
—Trato hecho, tienes dos semana para terminarlo, sino lo haces… tu esposo pagara las consecuencias y a cambio de cada avance… puede que te dejemos tenerlo cerca por un tiempo –mi cuerpo ya había sufrido tanto que estas palabras ya no me angustiaban, ver a Oliver no me hacia gritar de desesperación… simplemente sentía que me iban desgarrando por dentro, como si de alguna forma pudieran herirme a otro nivel… era peor que sentir esa angustia y desesperación.
Me estaban cambiando. Me estaban convirtiendo en un ser sin vida, pero que mantenía su corazón latiendo solo por supervivencia.
Pasé suavemente mi mano por las teclas, sintiendo aquella herramienta que hace tanto tiempo que no estaba en mis manos.

No estaba en mis manos, simplemente esto ya no estaba bajo mi control y no sabía qué demonios hacer. Llevaba horas vagabundeando por la ciudad de Milán, sin alejarme mucho de la zona más turística, ya que no quería perderme en un lugar que no conocía. Incluso ya había amanecido.
—Por Dios… —dije suspirando, tratando de calmarme, pero era imposible. Mi corazón latía con fuerza, mi respiración parecía no ser suficiente.
Estaba comenzando a cuestionar mi decisión, con Oliver siempre me sentía segura porque estábamos en lugares que él consideraba inocuos para refugiarnos. Además mi corazón parecía estar destrozado ¡¿Por qué tuvo que hacer esto?!
Mientras caminaba pensando en lo que estaba pasando, no me di cuenta que me alejé un par de cuadras del centro de la ciudad y llegue a un estilo de feria. Los italianos gritaban ofreciendo frutas y verduras. Aun en ese ambiente me giré al sentirme observada.
Sentí un escalofrió al ver la sonrisa de uno de los tipos que me estaba siguiendo desde la hostal. Comencé a correr entre las personas, empujando a quien se me cruzara, escuchando como me gritaban insultos, pero cuando miré hacia un lado, vi como otro hombre de traje estaba corriendo paralelo a mí, solo separados por los puestos de la feria.
Corrí con todas mis fuerzas, hasta que llegué al final y giré hacia mi lado izquierdo. Solo alcancé a correr un par de cuadras cuando volví a girar y llegué a un callejón. Me giré de inmediato para ver como dos hombres venían ahora caminando, sonriendo por haberme atrapado.
— ¡Basta! ¡No les he hecho nada! –grité desesperada, retrocediendo.
—Julie Sinclair, наши –no tenía idea de lo que había dicho, solo retrocedí lo suficiente para apoyar mi cuerpo en la muralla de cemento que se burlaba de mí por estar acorralada.
Cuando comenzaron a caminar decididos para atraparme, solo cerré mis ojos, pensando en mi futuro, que sería muy parecido al de Melisa y Dante, lo malo era que no tenía idea que les había pasado.
Sin embargo, los segundos pasaron y para mi sorpresa, pude sentir como una mano se posaba suavemente sobre mi mentón y me hacia levantar la cabeza. Abrí mis ojos sorprendida. El alma se escapó de mi cuerpo.
Mi salvador estaba mirándome preocupado, mientras tenía una mano en mi mentón y la otra la dejaba caer libre, sin dejar de mantener de forma segura el arma silenciador en ella. Los cuerpos de los agentes estaban sin vida a nuestros costados.
Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas y me apoyé en su pecho. Oliver me abrazó sin decir palabra alguna mientras yo sollozaba un tanto histérica producto del miedo.
—Tenemos que irnos… —dijo alejándose unos centímetros de mí. Dejó caer su mochila y sacó un par de guantes de cueros, para después tomar los cuerpos de los agentes y arrojarlos a un contenedor de basura.
Pude ver lo guapo que se veía, con unos jeans y una camiseta gris además de una chaqueta marrón con bolsillos. Abrió esta última para guardar el silenciador en un estilo de funda que se ajustaba a su cuerpo, como se mostraba en las películas con los agentes de la CIA.
— ¿Qué es eso? –dije aun sollozando, me estaba fijando en una verdadera estupidez, pero no quería pensar en nada más por ahora.
—Es una funda para armas, se llama sobaquera –fruncí el ceño, que mal nombre.
Oliver se sacó sus guantes y los echó en una bolsa para después tirarla lejos. Se ajustó la chaqueta y se puso la mochila.
Me quedé mirándolo sin ser capaz de moverme, podía notar la molestia que tenía solo por su mirada. Ni siquiera quería escuchar lo que tenía que decir porque lo más probable es que fueran regaños. Sin embargo, no me quería alejar de él. Tenía sentimientos encontrados, odio y amor en el mismo segundo ¿Por qué tuvo que traicionarme?
Oliver sacó un pañuelo de su bolsillo y lo pasó por mis mejillas para secar las lágrimas. Estúpidamente me sonrojé y miré hacia otro lado. Me sentía avergonzada por haber escapado de él, pero al mismo tiempo bien por haber sido capaz de hacerlo después de lo que hizo. Era extraño y confuso, en conclusión, estaba enamorada del enemigo.
—Tenemos que irnos ¿lo harás? –lo miré sorprendida ¿es qué acaso me estaba dando la opción?
— ¿Qué quieres decir?
—No te obligaré a que sigas a mi lado, has elegido irte para arriesgar tu vida en vez de quedarte conmigo –fruncí el ceño ¿me estaba recriminando? –después de que me haya prácticamente declarado como un idiota.
—Después de enterarme de tu traición mejor dicho –dije tensando mi mordida. No pude controlar lo que dije.
—No podemos quedarnos aquí para conversar, tenemos que encontrar un lugar para hospedarnos por esta noche, ya te han ubicado, brillante ingeniera informática que ocupa el GPS para movilizarse y ocupa su tarjeta de crédito –dijo con su ceño fruncido –sería perfecto si hubieras comprado un nuevo celular después del anterior ¿no?
— ¿Así me ubicaste?
—Nos tenemos que ir –dijo sin decir nada más. Se giró y comenzó a caminar hacia la salida del callejón.
Sin poder evitarlo lo seguí, no tenía otra salida y era mejor estar con Oliver que ser prisionera de algún agente ruso.
Nos fuimos en un taxi sin decir nada. Me sorprendía como Oliver podía conocer todos los lugares, ahora según él, teníamos un posible refugio para pasar la noche.
Cuando viajábamos me di cuenta que tenia los maletines que James me había entregado. Me mordí la lengua para no preguntar de donde los había sacado. Yo los había dejado en la hostal de Milán.
Viajamos durante más de media hora en taxi, sin decir palabra alguna hasta que llegamos a un lugar que no tenía idea, pero que Oliver pidió ciertas indicaciones, de esa forma el taxista nos dejó en una cuadra donde habían antiguos edificios, con colores bastante pintorescos.
Oliver pagó sacando bastante dinero de su mochila y se lo entregó al feliz conductor. Después de que quedáramos solos, me dediqué a mirarlo, sin saber lo que estaba pasando. Me sentía una tonta por venir con él, pero estaba atrapada, no tenía otra opción.
Comenzó a caminar, sin decir nada, así que no me quedó otra que seguirlo en silencio. Caminamos durante unos diez minutos hasta que llegamos a un edificio de dos pisos color rosa. Fruncí el ceño sin entender a donde estábamos ingresando, pero Oliver sacó una llave y abrió la puerta como si fuera suya.
— ¿Oliver?
—No hay nadie, me lo ha prestado una amiga, puedes estar tranquila, aquí pasaremos la noche ¿sí?
—Está bien.
Entramos a la casa, estaba decorada de forma moderna, muebles, sofás y una cocina tecnológica. Lucía una casa completamente diferente a lo que podría esperar por la fachada que tenía. Dejé caer mi mochila al lado del sofá, mirando como Oliver se movía de un lado a otro, instalando unos sensores de movimiento por las puertas y ventanas de la casa.
Me senté en el sofá y miré mis manos, tratando de pensar en nada. Aun tenía en mi mente el cadáver de esos dos agentes ¿Qué habría sido del tercero? Esto iba a causar problemas, era obvio.
Ni siquiera me di cuenta cuando Oliver se sentó al frente de mí, sin decir palabra alguna. Sus ojos estaban fijos sobre los míos.
— ¿Cómo…? –dije nerviosa, quería saber cómo me había ubicado y me agradó que él entendiera.
—Tu mochila tiene un rastreador, se lo instalé antes de que escucharas la conversación.
—Oh –nunca había pensado en eso ¡estúpida! –entonces…
—Entonces –dijo levantando un poco la voz — ¡casi me dio un infarto al ver que no estabas! No esperaba eso de ti luego de pasar aquella noche ¡Me tendiste una trampa!
—Estabas cansado –susurré –supuse que dormirías mucho, así que aproveché para escapar.
Él no me dijo nada por varios segundos. Solo nos quedamos mirando.
— ¿Dónde estamos? –dije nerviosa por su mirada.
Via Frisi, Melegnano, seguimos en Milán, solo es una de sus provincias.
— ¿De quién es esta casa?
—Irina, una amiga que también tiene varias locaciones como estas en el mundo.
— ¿También? –dije sin entender.
—Si no te habrás dado cuenta, también necesito de diferentes refugios, así que me las he arreglado para obtener más propiedades –sonreí triste.
—No quiero saber cómo lo has obtenido.
—Ni te lo diré –dijo desafiante.
— ¿Ella es de aquí?
—Es rusa –mis ojos se abrieron ante la sorpresa de sus palabras –es de confianza, no dirá nada –sonreí y tensé mi mordida al mismo tiempo.
—Había un tercer ruso, de seguro él…
—Lo maté en tu hostal –mi boca se abrió –de ahí conseguí los maletines que dejaste. Llegué hace unas horas a Milán y te seguí mientras te escondías, corres rápido –cubrí mi rostro con ambas manos –te iba a seguir protegiendo, si no lo quieres, puedo hacerlo de lejos, no hay problema, si no quieres verme yo pue…
— ¡Cállate! Oliver, lo que has hecho nunca te lo podre perdonar, no sé qué demonios hacer ahora ya que estoy peor sola que contigo, quien puede traicionarme en cualquier momento.
—No digas eso Julie, en ningún momento te he traicionado directamente, te he protegido desde el día que me asignaron tu cuidado.
— ¡Es una farsa! Solo querías el chip.
—Eso era antes ¡Ah! –dijo poniéndose de pie, enojado. Tomó su mochila y de adentro sacó una bolsa negra y la arrojó sobre mis piernas –ahí lo tienes, yo no lo quiero, es mi prueba, puedes hacer lo que desees con él.
Mi boca estaba abierta mientras veía la cantidad de dinero que había en mis piernas. Se sentó a mi lado.
—Mañana sacaré el resto que Emma me dio. No lo quiero. Puedes donarlo a quien quieras ¿de esta forma entenderás que estoy de tu lado?... entiéndelo, me he enamorado de ti. Julie, por favor… —cubrí su boca con mi mano para que dejara de hablar.
—Basta, no tengo otra salida que quedarme contigo, ya no tienes que decir esas cosas, seguir jugando con… —Oliver tomó con fuerza mi mano y la alejó de su boca.
Me miró enojado, pero no me dijo nada, simplemente con su agarre me acercó a su cuerpo y su otra mano atrapó mi cuello para plantar sus labios sobre los míos de forma brusca.
Mis ojos se cerraron de inmediato y como si hubiesen encendido algo en mi cuerpo respondí a su beso. Ni siquiera me controlé cuando rodeé su cuello y me senté a horcajas sobre él. Lo había extrañado tanto y quería que sus brazos me rodearan.
—Oliver… —susurré al tratar de tener algo de aire, pero él no me liberó, simplemente siguió con ese beso tan brusco y como si estuviera furioso. Lo traté de empujar para que no siguiera, mi cerebro estaba funcionando de nuevo y me gritaba que me alejara de él aunque mis labios exigieran sentir la lengua de él –No… —me tenía tan bien sujeta que me costaba poder separarme de él.
—Debes creerme –con bastante agilidad movió la bolsa de dinero y me recostó sobre el sofá. Quedó sobre mí, pero no me importó. Me quede observando sus ojos –Julie… ¿Qué más puedo hacer para que me creas? Te prometo que siempre te cuidaré, que no tocaré ese dinero y que nunca te traicionaré.
Lo miré por varios segundos, sin poder decirle nada. Me miraba de esa forma que hacía que mi cabeza se confundiera totalmente. Suspiré y llevé mis manos a su rostro.
Cerré mis ojos, pensando en cómo me había salvado hoy, en cómo estaba tratando de probar que no mentía. La confianza que él había conseguido no sé si podría recuperarla nuevamente, pero no podía negar que hoy me había demostrado una cosa.
—Entonces ¿me protegerás?
—Con mi vida, Julie –dijo sin dudarlo. No tenia escapatoria, Oliver me llevaría a un paraíso o al mismo infierno.
—Si encuentro algo más… te juro que nunca más volverás a saber de mi –él sonrió al escucharme. Había ganado.
—No hay nada más, lo prometo –se acercó y me dio un corto beso en la mejilla, sonriendo y con sus ojos brillando. ¡Ah! ¿Cómo podía seguir luchando contra él?
—Oliver si llegas a herirme… yo –solo de imaginarme que todo esto era un plan para obtener el chip, hacia que mi corazón se partiera en pedacitos.
—Nunca… nunca lo haré, ya te dije que me he enamorado de ti –me quedó mirando sin decir nada más, esperando por mi respuesta.
— ¿Por qué no nos pudimos conocer en otro contexto? –lamentaba que tuviéramos que estar escapando, teniendo cientos de preocupaciones y no poder tener una relación más normal.
—No digas eso –por su expresión me di cuenta que no eran las palabras que esperaba de mi. Sonreí sin poder evitarlo, él quería mi parte de su declaración. Pasé mi mano por su cabello y luego por su mejilla.
—Claro que lo digo, así me pude haber enamorado de ti en una situación normal, podríamos ir a citas y tú tendrías que esmerarte para conquistarme, mira como estamos ahora… escapando –él sonrió al escucharme.
— ¿Tu también has caído?
—Es un secreto ¿sí? –susurré un tanto avergonzada, sintiendo como mis mejillas se sonrojaba. Tiré de su chaqueta para que dejara de mirarme de esa forma, que parecía como si pudiera ver a través de mis ojos.
Sus labios atraparon los míos con rapidez, mientras yo iba desbotonando su chaqueta hasta tirarla al suelo. Cerré mis ojos cuando sus besos ahora estaban sobre mi cuello. Me aferré a su camisa, pero me quedé helada cuando mis manos tocaron sus armas.
—Oliver –dije alejándolo y aun viendo que seguía con esas cosas.
—Lo siento –rápidamente se las sacó y las tiró al suelo para después deshacerse de su camisa.
Verlo semi desnudo hizo que volviera a concentrarme en lo que estábamos. Sus besos hicieron que mi mente volviera a dar un giro.
Mis manos acariciaban sus hombros, sin embargo, no pude seguir aprovechándome de ello, ya que Oliver me tomó desde mi trasero y me levantó para que automáticamente mis piernas rodearan su cadera.
— ¿Dónde me llevas? –susurré en su oído.
—Quiero estar cómodo ¿sí? Ahora serás mía y no podrás escaparte de nuevo –sin más subió las escaleras conmigo encima, no podía dejar de reír por los nervios de caer, pero Oliver era fuerte, así que me dejó justo sobre la cama mientras me sacaba los zapatos deportivos y mis jeans.
Volvió a la cama y se ubicó entre mis piernas, para volver a besarme, pero esta vez se acercó a mi mejilla y me besó dulcemente.
—Gracias… te amo —dijo en mi oído, lo que me dejo helada, nunca pensé que me diría eso.

—Te amo… —dijo Oliver al frente del espejo. Había pasado un día desde que comencé a “crear” el software de nuevo y ya me habían dejado estar a solas con Oliver. Nos separaba el típico vidrio, pero podía verlo y escucharlo. Nos habían dejado solos por cinco minutos –sabes que no puedes hacerlo.
—Ya sabes cómo soy –dije sonriendo, cansada. Lo quedé mirando sin decir nada, pasando mi mano por el vidrio al nivel de su mejilla.
—No te pierdas –dijo con su ceño fruncido –puedo verlo en tus ojos, piensa en nosotros.
—Lo hago, pero es difícil, hay días que ni siquiera lo controlo… —mis ojos se llenaron de lágrimas.
—No llores, mi Julie.
— ¿Por qué no nos conocimos en otro contexto? Ahora estaríamos disfrutando de nuestro matrimonio –apoyé mi cabeza en el vidrio.
—Amor…
—Siento todo lo que está pasando, es mi culpa, mira como estas –dije mirando lo delgado que se encontraba y las heridas que tenía en su rostro y extremidades.
—Siento no haberte protegido.
—No digas eso –dije ya sollozando.
—Lo mismo para ti –él sonrió, curvando sus labios. No pude evitar responderle de la misma manera, me sorprendía que pudiera sonreír en una situación como esta.
—Te amo –dije extrañando sus brazos, como deseaba que me abrazara y me dijera que todo iba a estar bien.
—Yo también te amo, pero es un secreto ¿sí? –sonreí de nuevo al darme cuenta que estaba usando mis palabras.
— ¡Ya basta! –se escuchó por un parlante. En ese momento los dos vidrios comenzaron a bajar, perdiendo la visión y audición de Oliver. Rápidamente mientras bajaba el vidrio, nosotros íbamos bajando para no perdernos de vista hasta que todo el vidrio se volvió negro.
— ¡Camina! –un hombre entró y cubrió mi rostro, ya no luchaba así que no le fue difícil.
Me sabía de memoria el recorrido a mi celda, pero cuando entré, había algo nuevo. Pude notar que ya era de noche y ahora había los utensilios básicos para poder asearme. Miré sorprendida todo lo que había ahí, era como haber ganado la lotería.
—Eso es un regalo de nuestro capitán, si sigues ayudándonos… obtendrás más, igual que tu marido –la puerta se cerró de un golpe, provocando que saltara por el susto, pero al ver que estaba sola corrí hasta el cepillo de dientes.
—Mmm… —suspiré al sentir la pasta de dientes en mi boca. Estuve más de media hora lavando mis dientes y luego estuve otro largo rato limpiando mi rostro y cuerpo con el jabón que había.
Para cuando estuve más limpia, miré hacia la ventana, observando la luna, lo hermosa que lucía e inevitablemente los recuerdos que traía a mi mente.
—Entre los dos y la luna… —susurré recordando las palabras de Oliver, siempre las repetía.

— ¡Oliver! –Gemí cuando me sentó sobre la ventana del segundo piso – ¡para, para! –dije porque alguien nos podía ver. Aunque mis piernas no liberaban su cadera y mis brazos no dejaban su cuello porque cada arremetida contra mi cadera  provocaba una ola de placer en mi cuerpo — ¡Dios! –dije contra su cuello.
Su boca atrapó la mía y sus ojos azules no dejaban de mirar los míos. ¡Demonios! No sé cuantas veces lo habíamos hecho esta noche, pero estábamos recuperando el tiempo perdido. No importaba que mañana tuviéramos que trasladarnos a otro lugar, simplemente estábamos aprovechando el momento.
—Dios… Oliver –gemí contra su boca al momento de que todo mi cuerpo se tensó y sentí como alcanzaba por enésima vez el paraíso. Me estremecí por largos segundos mientras sentía ese grito de liberación de Oliver –acabarás conmigo… —susurré mordiendo el lóbulo de su oreja –Necesito descansar.
Acabamos recostados en la cama, ambos con nuestra respiración jadeante y tratando de recuperarnos.
—Te amo –dijo sorpresivamente, besando mi mejilla.
—Recuerda no decírselo a nadie más –Sonreí sintiendo como mis parpados pesaban.
—Entre los dos y la luna –dijo mirando hacia la ventana, donde se podía ver una hermosa y gran luna.


¡Y ya estamos actualizados!

6 Lectores:

  1. hola el capiulo me gusto mucho esta buenisimo, espero el otro con ansias, gracias dani

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  2. que capi.....................sigue luchando por recuperar su libertad ................pasta de dientes es raro creer qu en una situacion asi.........eso es como la loteria......pero muy ciertoooo........me encanto la acitudd de oliver claro en los recuerdos quiero saber masssssssssssssssssss

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  3. Este capi me mato.
    Hola Dani!
    Uffff como bien dijo Oliver, Julie si q es lista pero como se le ocurrió usar sus cosas como si tal cosa, no muy astuta nuestra señorita jaja.
    Aww me mataron con su ultima conversación, Oliver esta preocupado por su esposa ¡y yo también! Julie tiene q ser fuerte y no perderse, pobre esta sufriendo mucho y también mi Oliver hermoso T____T
    Ahhhh quiero ver q pasara, esperemos q todo salga bien.
    Gracias por el capi Mariposa.
    Un beso y nos seguimos leyendo.

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  4. hey! estuvo super, me habia perdido los otros capis, pero ya me volvi a actualizar... oh sii :D amooo esta historia, gracias dani por volverla a poner :D
    DTB

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  5. Aquí la magdalena dejando el comentario ( no dejo de llorar por dios, estas jodidas hormonas me ganan) ay este oliver por qué es tan lindo *_* gracias por actualizar la historia danii ^^ tengo tantas interrogantes con el plan de escape, no le veo salida a nada.
    Solo te diré que empezare a acosarte con esta historia, así que PREPARATE! XD

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  6. Buenisimo el capitulo. Ya nos actualizamos por fin!!!. Ya quiero saber lo de ma"creacion" del chip. Esta historia de amor me mata.
    Gracias x subir capitulo Dani :)

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