miércoles, 19 de marzo de 2014

Entre los dos y la luna - Capítulo 10


Capitulo 10

Cerré mis ojos cuando una leve brisa entró por la ventana de mi casa. Habíamos vuelto desde la oficina de Emma y por primera vez en muchas horas, había tenido un momento solo para mí. Oliver y el nuevo agente, Lucas Bloom, estaban en la sala, conversando sobre algo que no me importaba.
Me concentré en mirar el arbusto que había fuera de mi ventana, nunca me había preguntado que era, estaba desde que había llegado. Se movía suavemente gracias al viento de afuera. Me giré hacia el lado contrario, abrazando mi almohada y un gran cojín que mamá me había regalado. Fue inevitable, las lágrimas comenzaron a correr, la preocupación por Melisa y Dante me estaba carcomiendo viva.
La puerta de la habitación se abrió, pero no me moví para ver de quien se trataba, solo abracé más el cojín.

—Julie… —solo susurró mi nombre y cerró la puerta, pude sentir como se subió a la cama y sin demorar otro segundo, rodeó mi abdomen, acercándome a su cuerpo, pero me giré para poder llora en su pecho. Oliver me abrazó con fuerza –Los van a encontrar, tranquila –no podía parar, pero el simple hecho de estar cerca de él, era más reconfortante.

Sentía como algo subía por mi cabeza, debía ser alguna araña o algo por el estilo, sin embargo, no podía moverme. Después de que Lucas se presentó, llegó ese hombre que tenía unas horribles técnicas de tortura; no me podía mover porque me dolía todo el cuerpo, incluso sentía dolor cuando las lágrimas caían por los costados de mi rostro, que el arácnido me había picado.
Mi visión estaba borrosa y cada cierto tiempo perdía la conciencia, solo deseaba que él me abrazara como siempre lo hacía cuando lloraba, cuando sentía que ya no podía seguir luchando… solo quería tener a Oliver cerca.
Una lágrima cayó por mi costado derecho, quemando mi piel, pero al recordar que Lucas estaba aquí, mi corazón tomaba las últimas fuerzas para sobrevivir.

— ¿No les gusta la idea? –dije sonriendo, mirando a Teo y Alicia que no se podían creer lo que les estaba proponiendo.
—Pero hija, eso es mucho dinero –aclaró él después de unos segundos de no decir nada.
—Yo puedo pagarlo, es mi regalo para ustedes –Alicia no dejaba de mirarme, pero su vista cada ciertos segundos se iba hacia Oliver, que estaba a mi lado.
—Estoy abrumada, primero dices lo del crucero y ahora veo a este chico ¿desde cuándo son novios? –el infeliz de Oliver no se quería separar de mí, es por eso que entró a casa de mis padres conmigo. Tuvimos que mentir.
—Fue amor a primera vista ¿no, Julie? –dijo sonriendo Oliver de forma molesta.
—No exageres –lo miré un segundo, pero después volví a mamá –prácticamente se arrastró por el suelo, rogando y pidiendo que le diera solo una oportunidad.
—Julie… —ella negó a mis palabras, sonriendo por las cosas que decía. Sentí mariposas en mi estómago, los iba a extrañar durante este tiempo. Tenía que alejarlos, mantenerlos a salvo. Luego habría tiempo de aclaraciones.
—Vamos, acepten… será algo espontáneo, partirían mañana.
— ¿Mañana? –preguntó Teo sorprendido. Ellos no tenían nada más que hacer, ambos ya se habían retirado de sus trabajos.
—El Caribe, suena entretenido –ayudó Oliver.
—Vamos… es mi forma de pagarles por todo. Saben que me va bien en mi trabajo, esto no sería nada para mí.
— ¿Qué piensas tu, Alicia? –ella miró a papá unos segundos.
—Bueno, no me molestaría tener unas vacaciones adelantadas ¿no? ¿Qué te parece Teo?
—Es un regalo para ustedes –animé a mi padre, quien se quedó unos segundos mirando a Oliver, de forma curiosa.
— ¡Bien! ¿Qué más da? ¡Nos vamos de un crucero mañana!
Aplaudí emocionada por hacer que mis padres se fueran en un viaje romántico, para que de esta forma estuvieran a salvo. No podían seguir en esta casa, era peligroso.
—Ahora… tú y yo debemos hablar –le dijo Teo a Oliver, quien se tensó al escuchar esas palabras, pero se puso de pie y se fue con mi padre a conversar a la sala de estar.
—Es guapísimo, Julie –dijo mi madre cuando nos quedamos solas — ¿y cómo es? Es un tanto mayor para ti –la miré curiosa.
— ¿A qué te refieres? Es un bueno, nada raro.
—No, quiero saber si ya… ha pasado algo más entre ustedes –la miré incrédula –vamos, ya eres mayorcita y siendo mi hija, supongo que ya has catado la mercancía.
— ¡Mamá! –dije riendo nerviosa. Esta mujer era demasiado especial, había sacado la parte rara de ella. Alicia era pura adrenalina y espontaneidad, en cambio Teo, era su cable a tierra. Eran el uno para el otro.
—Dime, estamos en confianza.
—Es muy bueno, solo eso te diré –ella comenzó a reír cuando le respondí, pero después de unos segundos su expresión cambió, a estar más seria.
— ¿No te ha hecho daño? Luces extraña ¿todo va bien?
—Excelente –dije de inmediato –todo va bien, solo estoy preocupada por cosas del trabajo –sobre todo estaba preocupada por Melisa y Dante, había pasado tres días desde que llegamos a casa.
—Todo tiene solución cariño, no te preocupes.
—Es verdad, ahora yo si fuera tú voy a arreglar las maletas ¿no?
— ¡Me parece una idea perfecta!

Estuvimos alrededor de una hora más en casa de mis padres, donde yo pase tiempo con Alicia, mientras mi padre se había quedado todo ese tiempo con Oliver, conversando Dios sabe qué cosa, ya que cuando salimos de casa, no me dijo nada.
Nos subimos al auto que nos esperaba a un par de cuadras, donde estaba Lucas, con quien no había cruzado muchas palabras. Recién hoy comenzaban a dividirse el tiempo para poder cuidarme. De día Lucas y de noche Oliver.
—Bueno… —dije cuando nos quedamos solos en el auto, Oliver se había bajado para poder averiguar con sus contactos, donde podían estar Melisa y Dante.
Lucas presionó el acelerador y no me dijo nada, no era un hombre de muchas palabras y eso no funcionaba conmigo. Me encantaba hablar y ver de qué se trataba este nuevo guardaespaldas que tenia.
— ¿Qué edad tienes, Lucas Bloom? –él no me miró, solo se concentro en manejar.
—Treinta y dos –frenó cuando nos tocó un semáforo en rojo.
— ¿Y que hacías antes de esto?
—Algo que no te interesa, es confidencial –bufé, por lo visto este hombre era peor que Oliver.
—Puedo notar que no te llevas bien con Oliver.
—Eres muy observadora –aceleró bruscamente y siguió manejando rápido, por lo visto quería llegar pronto a casa. Me crucé de brazos, no sería muy entretenido pasar el tiempo con Lucas.
Ninguno dijo nada hasta que llegamos a mi casa y le pregunté si deseaba algo para comer, él solo negó y salió al patio, para verificar que todo estaba bien.
—Que pesado –dije yendo hasta el computador, quería ver si había algo nuevo, pero no habían noticias de Dante o Melisa. Estaba cansada de marcar a sus celulares, sabía que estaba demás, pero no perdía las esperanzas que me contestaran y me dijeran que solo estaban dando vueltas como unos locos.
Llevé mis manos a la cabeza y pensé en ese maldito proyecto y donde tenía toda la información. Melisa había dejado todo en mis manos y tenía muy bien escondido ese maldito chip. Miré hacia la puerta de la habitación y me aseguré de que estuviera bien cerrada para después llevar mi mano a mi pecho izquierdo y sacar el chip que estaba en mi sujetador.
—Tendré que buscar un nuevo lugar, esto es muy arriesgado –no se me ocurría otro lugar y realmente no sabía qué hacer con esa cosa, no se lo podía entregar a nadie de confianza… ya que no había nadie.
El sonido de unos golpes en mi puerta hizo que me asustara y rápidamente guardé el chip en mi ropero, dentro de una caja de zapatos.
— ¡Adelante! –Lucas abrió la puerta y me miró cauteloso. Estaba apoyada en la ventana, mirando hacia afuera.
—Solo quería ver dónde estabas, no te acerques mucho a las ventanas ¿sí? Hay que evitar todo tipo de riesgos.
—Está bien… —dije caminando hasta donde él estaba. Pasé por su lado, tenía que moverme, estaba inquieta y preocupada — ¿tienes hambre? –dije de nuevo cuando caminábamos hacia la cocina.
Mi casa no era muy grande, pero me encantaba, como vivía sola necesitaba algo pequeño, practico y acogedor. Melisa me ayudó a comprar todo lo que aquí había, era mi amiga y confidente además de ser mi compañera de trabajo y prácticamente mi jefa. Dios… como la extrañaba.
Mi cocina estaba dentro de una sola habitación, por una esquina estaba la puerta para llegar a la parte trasera de la casa. Por otro lado estaban los muebles azules que habíamos comprado con la ayuda de Dante, quien me ayudó a instalarlos. Tenía un mueble con cajones por el lado izquierdo, para después seguir con otro donde guardaba todo lo que sean cubiertos y cosas pequeñas, después seguía la cocina  y otro mueble donde guardaba todo lo que era platos y finalmente estaba mi nevera, también azul. En la parte de la pared habíamos instalados, me incluyo porque le entregué un taladro a Dante  para ayudarlo, los muebles que también combinaban con el resto de la cocina.
—Dije que no.
—Bueno, tendrás que comer igual, así sientes más ánimos de estar acá, se nota que estas un tanto cabreado.
—No lo estoy –dijo sentándose. Mi mesa de cocina era pequeña, de vidrio y con sillas muy cómodas de color blanco. Como amaba sentarme en una de ellas, eran tan confortables cuando llegaba cansada del trabajo, mejor que mis sofás.
—Vamos, se te nota en la cara, sé que no te llevas bien con Oliver, te debe molestar trabajar con él –saqué del mueble harina y los utensilios para poder hacer un pastel.
—Eres de las que habla ¿no? –saqué los huevos mientras miraba a ese hombre tan grande y ya mayor, de piel morena y ojos brillantes.
—Quiero saber sobre el hombre que me está cuidando –él hizo una mueca y se acomodó mejor en la silla. Lucía gigante y hacía que mi mesa pequeña, se viera diminuta.
—Solo no comparto algunas cosas con él –lo miré confundida.
— ¿A qué te refieres? –comencé a mezclar en el recipiente.
—Cosas de trabajo –se mantenía muy serio y profesional, todo lo que no era Oliver. A pesar de que Lucas vestía casualmente, con unos jeans y una camiseta negra, no lo hacía ver más joven como a Oliver. Su mirada era triste y parecía que llevara el peso del mundo en sus hombros, supongo que ha visto mucho en su trabajo.
— ¿Sabes? Soy muy buena cocinando, te encantara el pastel que haré y podrás sonreír… eres muy serio, Luke.
— ¿Luke? –preguntó frunciendo el ceño.
—Sí, ahora serás Luke, te queda…
—Pero tú eres solo Julie ¿no? –sonrió de una forma que llamó mi atención, parecía que se había relajado.
—Exacto, presiento que tú y yo nos llevaremos bien.
—Debes saber algo… Julie –su expresión volvió a ser seria –en este trabajo, no se deben crear lazos. Oliver debería saberlo muy bien, pero él nunca sigue las reglas, tener aprecio en las personas que uno cuida o trabaja, influye en el rendimiento y expone a los demás a estar en problemas –detuve el movimiento de mi mano y lo quedé mirando muy seria, este pobre hombre estaba perdido en un mar de lamentos y nadie lo había notado.
—Bien, tienes razón –me acerqué a unos de los delantales que tenía y me puse uno para no ensuciarme. Era rojo con copos de nieve de color dorado, me encantaba porque caía como un vestido; lo ajusté a mi cuello y a mi cintura –toma –dije tirándole otro delantal de color naranja que tenia estampada una carita feliz con un gorro de chef que tenia grabada la frase “Me gusta cocinar ¿y qué?”, ese lo usaba Dante.
— ¿Para qué es esto?
—Para que me ayudes a cocinar, no te ensuciarás y terminaremos más rápido ¿sí? –él me quedó mirando como si estuviera loca.
—No usaré esto y no te ayudaré a cocinar –lo miré por unos segundos.
—Tú estas aquí para cuidarme ¿no?
—Para evitar que te rapten, si.
—Bueno, para evitar que me rapten yo debo estar atenta a lo que sucede por si algo pasa ¿no? –él asintió –bien, porque de esta forma, cocinando y conversando contigo puedo evitar pensar en lo que le pasó a mis amigos, así que por favor ¿podrías ayudarme? –Lucas me quedó mirando unos segundos y después negó cansando.
—Eres muy extraña, Julie Sinclair –se puso el delantal, no pude evitar reír, exactamente como lo hacía cuando veía a Dante. Tan grande y con ese delantal tan femenino, era simplemente genial.

Nos dedicamos a cocinar y a conversar cosas triviales de la vida. Lucas me estaba ayudando para que no me concentrara en otros temas; me ayudó a arreglar el pastel y luego lo dejamos mientras veíamos televisión y esperábamos a que todo estuviera listo para poder cenar.
—Quedó bastante bueno ¿no? –dijo él sonriendo, se había relajado por unos minutos, sin dejar ese semblante letal y un tanto malhumorado. Aun así debía decir que el hombre era muy guapo ¿Qué les daban en sus misiones? ¿Dosis para la belleza? yo quería una también.
—Entonces –dije tomando un poco de mi café –tienes diferencias con Oliver –él sonrió al escucharme.
—Deberías ser parte del grupo de interrogación.
—Me agrada la idea, podría usar tácticas de tortura para hacer que las personas hablen –él no sonrió por mi broma –quizás podría hacer talleres de cocina y así hacer que me digan sus peores secretos ¿no?
—Podría ser –dijo ahora sonriendo. Ambos nos quedamos en silencio por unos segundos –somos de diferentes bandos, es solo eso.
— ¿Bandos? –pregunté cautelosa, comiendo de mi pastel de frambuesa.
—Él es… como decirlo, es un soldado en misiones complejas, en cambio yo, soy un espía —lo miré asombrada.
—Uno muy malo, un espía no debe decir que es un espía –él sonrió.
—Eso es cierto, pero donde yo trabajo… tú nunca estarás.
—Estoy segura que nunca pensaste que acabarías aquí conmigo, cuidándome.
—Esto es temporal, pronto solo serás cuidada por Oliver, mientras yo me encargo de otras cosas, relacionadas contigo.
— ¿Otras? –él negó, creo que le había tocado una compañera muy habladora.
—Ya verás con el tiempo –asentí, ya le había sacado algo de información –pronto tendremos que viajar –asentí, Oliver me lo había advertido, no podíamos quedarnos en un solo lugar, había que movilizarse para evitar problemas –se nota que te gusta estar en casa –sonreí con mejor ánimo al ver que Luke se interesaba por mi vida.
—Sí, soy bastante hogareña, si no estaba con el computador y Melisa, estoy aquí.
— ¿No sales a divertirte? Eres joven –levanté los hombros, no era algo que llamara mi atención, lo pasaba mejor haciendo otro estilo de cosas –yo a tu edad salía bastante.
— ¿A mi edad? Pero vamos Luke, tu eres joven, hablas como si tuvieras cientos de años –por su mirada, no dudaba que había vivido mucho más.
—Supongo, eres tan pequeña que solo pareces una niña.
—No exageres, puedo ser simpática y tierna, pero tengo mi lado B, te tocará verlo en algún momento, si pasamos mucho tiempo juntos.
—Todos tenemos nuestro lado B, eso es normal, además no luces tierna –no pude evitar reír por lo que dijo.
— ¿Quieres ver algo interesante? –Él me miró confundido –dame un segundo –rápidamente fui por mi portátil y lo traje hasta la cocina, comencé a teclear como una posesa y miré a Luke –observa los faroles de afuera –él se puso de pie y miro hacia la ventana de la sala —3….2…1
— ¿Qué has hecho? –dijo cuando todas las cuadras habían quedado a oscuras.
—Este es mi lado B, es el lado que nos tiene aquí, tu cuidando de mi porque han raptado a mis amigos –repentinamente todo se volvió negro, me deprimí y sentí ganas de llorar al tener el pecho oprimido.
—Supongo que esto que acabas de hacer solo es un juego de niños para ti ¿no?
—Lo es –presioné un botón y todo volvió a la normalidad.
— ¿Desde cuándo haces esto?
—Desde que era una niña –cerré el portátil y lo dejé en la mesa de la sala.
El celular de Lucas comenzó a sonar y contestó en un segundo, era Oliver que avisaba que venía en camino.
— ¿Has trabajado en algo con él? –Luke volvió a comer del pastel que tenía en su plato, era su tercera porción.
—Sí, de diferentes perspectivas eso sí.
—Ninguno de los dos lucían felices en la oficina de Emma hace unos días y tu tenias una actitud extraña –él sonrió de nuevo.
—Solo es para picarlo, es muy competitivo ¿sabes?
—Me lo puedo imaginar –él me quedó mirando unos segundos.
—Lo es, pero jamás se mezcla mucho en las misiones, hace lo que se le ordena o lo que es correcto, por eso estoy un tanto sorprendido… pero ahora veo porque está tan involucrado en esta misión en particular, eres agradable y no me sorprende que lo hayas hecho caer –lo miré sorprendida.
— ¿De qué hablas?
—Vi cuando estabas llorando hace unos días y él te consoló, jamás había visto hacer algo como eso en Conlan, es muy frio cuando se trata de trabajo, solo es impulsivo, aunque con los años se ha vuelto más analítico. Yo trabajé con él cuando solo tenía uno o dos años en la institución.
— ¿Lo es? –Sí, se notaba que era bastante calculador y muy estratégico, sin embargo, podía tener ese lado tierno como aquel día que me abrazó –es muy simpático, me hace reír bastante.
—Eso es porque eres muy extraña y dices cosas raras.
—Ja ja… que simpático –él tomó su plato y su tazón, había terminado.
—Solo tengan cuidado ¿sí? –Lo miré extrañada –he visto como se arruinan misiones porque se involucran… demasiado –no había duda en que Luke sabía lo que pasaba entre Oliver y yo.
Antes de que pudiera decir algo el timbre de la puerta sonó y fui a abrir, era el susodicho que me miraba sonriendo. Se le formaban ciertas marcas alrededor de sus ojos cuando hacia eso, recién ahí me di cuenta de que Oliver también tenía ese semblante oscuro, como Luke, no quería imaginar las cosas que había visto en su trabajo.
—Bueno, yo me voy –Lucas me sonrió y luego paso por nuestro lado, sin decirle nada a Oliver. Se fue así, sin más.
—Tan petulante como siempre –dijo Oliver entrando a la sala. Cerré la puerta y lo quedé mirando.
Lucas lucía como alguien correcto, que jamás traicionaría a nadie y por lo visto apreciaba a Oliver a pesar de esconderlo en su rostro tan serio. Quedé mirando al hombre que vestía con unos jeans negros y una chaqueta deportiva ¿estaba bien sentir ese miedo a su posible traición? Sabía que me estaba mintiendo sobre algo, pero no necesariamente tenía que ser algo malo ¿cierto?
— ¿Hiciste pastel? –dijo mirando hacia la cocina. Caminó hasta esta y vio todas las cosas en el lavaplatos.
—Luke me ayudó –dije ahora apoyada en el marco de la puerta, viendo como el observaba todo y luego me miraba.
— ¿Te ayudó? ¿Has hecho que Lucas Bloom cocine? ¿Por qué le dices Luke?
—Todo lo hice yo, pero él ayudo bastante, es muy agradable –me quedó mirando cautelosamente –no había tenido oportunidad de hablarle.
Mi corazón latía con fuerza solo por verlo, parecía una tonta adolescente mirando al chico que le gustaba. Esto no pudo ser algo de un momento como yo lo deseaba, Oliver podía ser muy bueno en no involucrarse con nada, como había dicho Lucas, pero yo era mejor…y esto, no estaba resultando.
—Oliver, ven –dije pesando en mil cosas a la vez; era cierto que deseaba mantener la distancia con él, pero este hombre había hecho que toda barrera cayera, no había que negarlo ni analizarlo, solo había que comprobarlo.
— ¿Qué sucede? –dijo a unos centímetros de distancia. Bajé el cierre de su poleron y metí mi mano debajo de su camiseta blanca –Mmm… que pretendes, Julie –lucía tan relajado, pero llevé mi mano a su pecho, justo donde debía estar su corazón. Este latía tan fuerte como estaba latiendo el mío – ¿Qué haces?
—Alguien como tú no debería ponerse así de nervioso solo porque mi mano toca su piel –él no me dijo nada, solo me quedó mirando con esos azules que me encantaban –estamos sumergiéndonos en un gran, pero gran problema, mi querido agente 007 –dije tirando de su camiseta, se inclinó, acercando su rostro al mío —¿Sabes? –Susurré sin dejar de mirar sus ojos y rozando mis labios con los suyo –se saluda antes de entrar a una casa… y tu, no me has saludado —sus ojos se oscurecieron y su corazón latía con mayor fuerza, al igual que el mío.
—Mmm… un gran problema –dijo él eliminando toda la distancia que había entre nosotros y atrapando mis labios.
Rodeé su cuello con mi mano libre, sin dejar de sentir sus latidos mientras mis ojos se cerraban y sentía como él atrapaba mi boca de una forma impresionante. Provocando que mis piernas temblaran cuando su lengua se unió a la mía.
No podía desconfiar de él ¿Cómo lo podía hacer cuando provocaba todo esto en mí? ¿Cuándo su corazón latía de la misma forma por tenerme cerca?
—Dijiste que yo te gustaba –susurré separándome unos centímetros de su boca.
—Sí, eso sigue igual –asentí.
—Bueno, entonces sin duda estamos en un problema porque tu igual me gustas.
Oliver me rodeó con sus manos, dejándolas en mi cintura y me acercó a su cuerpo, al mismo tiempo que sus labios volvían a atrapar los míos, robándose un suspiro de mí parte.
— ¿Julie Sinclair? –Dijo separándose de mí, dejándome con ganas de seguir sintiendo sus besos — ¿Por qué a mí no me has hecho pastel? Ni siquiera sabía que eras buena para cocinar.
—No preguntaste —escuché como rugió su estómago y no pude evitar reír por ello — ¿has comido algo?
—Nada, estoy hambriento —sonreí y lo empujé, para poder ir a la cocina.
—Estaba hablando con Luke sobre los métodos de tortura que utilizaría para que me dijeran lo que deseo, quizás contigo debería usar la comida ¿no?
—Con eso ganarías en un solo día, me gusta mucho comer.
—A Luke igual, se comió tres porciones de mi pastel –él enarcó una ceja al escucharme, pero me quedó mirando sin decir nada mientras yo cortaba un pedazo para él, esperaba que le gustara.
Sonreí cuando dio el primer bocado, sonrió de inmediato y me alabó por el exquisito sabor que había probado.
—Me alegra que hayas vuelto –dijo sin más para después llevar otro pedazo de pastel a su boca –que estés tan callada no es normal –me encogí de hombros, tenía motivos para estar así de silenciosa –los vamos a encontrar, ya verás.
—Eso espero, ahora… —dije poniéndome de pie y quedando a su lado para después sentarme sobre sus piernas, sorprendiéndolo con ese movimiento.
— ¿Sabes qué estoy trabajando y qué no deberías hacer esto, Julie? –dejé mis manos enredarse en su cabello.
—No me importa…

El agarré de sus manos en mis brazos se hicieron más fuerte, repitiendo que me matarían si seguía de esta forma.
—No me importa –dije apenas, estaba cansada de que metieran mi cabeza en ese balde de agua tantas veces. Solo quería llegar a mi ratonera y quedarme ahí, quieta. Sin embargo cuando giramos hacia mi celda pude ver que no era la única esta vez, sonreí al notar que ya ni siquiera se preocupaban de que llevara esa cambucha en la cabeza.
Cuando levanté la vista al escuchar otros pasos además del de mis captores, fue como si me hubieran puesto una inyección de energía, que no tenía. Al frente de mis ojos, venia un delgado y muy mal herido Oliver Conlan, caminando y siendo reducido por dos personas, una de ellas era Irina, quien se quedó helada al ver la coincidencia.
Cuando nuestras miradas se cruzaron, fue inevitable. Ambos nos soltamos de nuestros captores y corrimos para alcanzar al otro. No sabía de dónde pero esos ojos azules habían conseguido un arma y ahora apuntaba directo a mis guardias mientras yo corría por alcanzarlo, pero mis piernas iban tan lento.  Estaba solo a segundos de poder tocarlo de nuevo, pero todo quedo en cero cuando sentí los fuertes golpes que me hicieron abrir los ojos.
Todo había sido un sueño, seguía en esa apestosa celda y no me había encontrado con él.
— ¡Julie! –escuchaba desde el pasillo, afueras de mi celda. Era Oliver gritando una vez más, pero yo no tenía la fuerza física o mental para poder contestarle.
—Oliver… —susurré haciéndome un ovillo sobre el piso, me sentía tan pequeña y humillada que no sentía que valía la pena respirar.
Llevé mi mano a mi pecho, donde debía estar mi corazón. Este seguía latiendo aun cuando sentía que estaba muerta en vida.
—Me gustas… —volví a repetir, al igual que en mis recuerdos. Después de varios segundos miré el anillo dorado que estaba en mi mano izquierda, sonreí o eso traté de hacer. Desde un Me gustas hasta un Te amo… ¿Quién lo hubiera imaginado?
— ¡Julie! –escuché de nuevo y eso hizo que mi corazón latiera rápidamente de nuevo. Oliver jamás perdería ese efecto que tenía en mí.
—Oliver… —volví a susurrar. Sintiendo como aun quedaban lágrimas en mis ojos.

¡Ah! que triste como termino este capitulo.

3 Lectores:

  1. En general siempre terminan tristes T_T
    Hooolaaaa Danii-
    Oww esto esta muy depre, te ilusiona y justo cuando crees q esto dará un giro inesperado... te dicen q es un sueño. pobre Julie. Mmm este Luke tan serio, pero bien q bajo sus defensas cn esta mujer, tengo hambre ¿dónde esta mi rebanada de pastel? jaja.
    Gracias por el capi y nos seguimos leyendo!!!

    ResponderEliminar
  2. Que triste el capitulo u.u. Luke maldito!!!

    ResponderEliminar
  3. No he podido evitar las lagrimas en este capitulo =(
    Me la jugaste bonita con ese sueño daniii!! XD

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena