martes, 22 de diciembre de 2015

Un Ángel Negro - Capitulo 17


Capítulo 17

Tres días habían transcurrido desde que Ethan había perdido la conciencia. Durante ese tiempo, tanto Lilia como Thomas se habían encargado de sacar toda la información necesaria para hacer caer a los fanáticos que estaban acabando con los demonios que deseaban tener la Redención. La cantidad de ángeles afiliados a la secta de Sebastián no era menor, los Arcángeles que Eric entrenaba fueron los encargados de eliminarlos, uno por uno, de manera limpia y rápida. Ninguno pudo escaparse del peor castigo que impartía la Luz, ni siquiera tuvieron la opción de volverse en Arrepentidos, aunque muchos pidieron que sus caras fueran marcadas como a los demás, no fueron perdonados.

El nuevo trabajo de Adam y Eric era cuidar a Ethan, buscar diferentes métodos para poder curarlo, pero al parecer, solo debían dejar que el cuerpo de este se recuperara lentamente. El daño había sido considerablemente grave, por lo que en el cuerpo del vampiro quedaron cientos de cicatrices.
— ¿Cómo es que dejas que Lilia trabaje con Thomas tan relajadamente?
Adam sonrió ante la pregunta de Eric.
—Bueno, no es que este muy relajado, pero no me imagino a Lilia engañándome.
Eric asintió, al parecer por fin Adam había dejado de lado los problemas que alguna vez tuvo con la mujer que amó, décadas atrás.
—Ahora ya cumplimos con una parte del trabajo —dijo Eric —pero debemos encontrar a Dana, no tengo la menor idea de donde puede estar.
—La única opción es Gabriel.
Ambos miraron a Ethan. Si bien creían ciegamente en el amor que profesaba el vampiro por Dana, no pensaban igual de ella.
— ¿Y lo eligió a él? Sabes que tienen una historia juntos —dijo Adam.
El Dominacion se quedó en silencio, sin poder responder.
—Tú crees lo mismo ¿no?
Eric había visto ciento de veces a Gabriel y Dana juntos, siempre se encargaba de visitarlos porque debía mantener contacto con Gabriel para que este no olvidara su misión, además estaba el hecho que los usaba de excusa para bajar a la tierra y dedicarse a sus propios vicios.
—Debes admitir que es difícil verlos separados, siempre había dado por hecho que eran Gabriel y Dana para siempre, aunque este estuviera involucrado en un plan para que ella se uniera a la Luz.
—Si —coincidió Adam —pero no sé, la he visto tanto con Gabriel como con Ethan y debo decir que no es la misma persona de antes ¿sabes? Dana del pasado, si se mantuviera como tal en el ahora, no dudaría en irse con Gabriel, serian la pareja perfecta, ambos adictos a la maldad, en el pasado siempre era Gabriel quien la frenaba… ahora ella no tendría límites.
—Pero ella no sigue siendo la misma.
—Exacto, es por eso que creo que Dana tiene ganas tanto de matar a Gabriel como de quedarse con él, es todo un pasado el que comparten.
Eric miró a Ethan, que mantenía el ceño fruncido y se quejaba entre sueños.
—El chico perdió su mortalidad por ella… y Dana, bueno, ella cortó sus alas por estar a su lado y ayudarlo, aunque lo hiciera sin recordar quien era.
—Estoy seguro —dijo Adam, dirigiéndose hacia la puerta —que ella haría lo mismo ahora, espero que cuando llegue el momento, Dana decida al adecuado.
—Sinceramente —Eric siguió a Adam —me interesa que no se vuelva parte de la Oscuridad, si se mantiene en la Luz y elige a Gabriel, no me importará, Ethan lo superaría con el tiempo, como todos han superados sus problemas con el pasar de las décadas.
Adam asintió, dándole la razón a Eric.



Dana comenzaba a sentirse prisionera en aquella habitación. No le gustaba ningún detalle del departamento y se estaba comenzando a cansar de Gabriel, quien no la dejaba salir de donde se encontraban.
Estaba cansada, además estaba el hecho de que no podía sacarse aquel nombre de su cabeza.
“Ethan… Ethan… Ethan”
No dejaba de pensar en ese nombre y no podía relacionarlo a ninguna memoria que tuviera. Su vida se estaba tornando extraña.
Mientras que por otro lado estaba el sospechoso comportamiento de Gabriel, que no dejaba de ser condescendiente con ella, a pesar de que podía ver en sus ojos que de alguna forma, estaba enojado con ella.
— ¿Por qué me miras de esa forma? —le pregunto un día cuando ella estaba preparándose algo para comer.
— ¿De qué forma?
—Como si desearas decirme mil cosas que no me van a agradar —respondió ella.
—Estas delirando, te miro como si quisiera hacerte mil cosas que sin duda te agradarían.
No podía sacarse de la cabeza que Gabriel le estaba escondiendo algo y no descansaría hasta saber de qué se trataba. Sin embargo, algo estaba sucediendo con ella, ya que no se daba cuenta cuando caía en las manos de Gabriel y cuando se dormía hasta que era un nuevo día, por lo que nunca le daba tiempo para poder salir del departamento. Cuando le dio la idea de ir a recorrer la ciudad, él se negó rotundamente.
Dana no comprendía que para Gabriel era imposible sacarla del lugar, ya que para crear dicha ilusión, tendría que recordar cada detalle del tiempo que estuvieron juntos y aquello era demasiado arriesgado para implantarlo en la mente de Dana. Podía ser descubierto.
Mientras tanto Gabriel estaba pronto a perder aún más la cordura, Dana no se sacaba de la cabeza a Ethan y él tenía que hacer todo lo posible para que ella no recordara su rostro, pero se le estaba haciendo muy difícil.
—No quiero —dijo ella cuando Gabriel comenzó a acercarse —me duele la cabeza, voy a dormir.
El demonio tensó su mordida ante la negativa que tenía Dana ante sus caricias.
—Mañana voy a salir, tengo unos compromisos que cumplir.
Dana no alcanzó a escuchar lo que Gabriel tenía que decir porque este la hizo dormir en cosa de segundos.

Gabriel salió de la habitación que estaba compartiendo con la real Dana, necesitaba alejarse de ella y sus pensamientos sobre Ethan. Para cuando salió de la habitación se dio cuenta que ya no se encontraban los dos solos. Se giró para ver la puerta de la habitación, pero decidió que no era tiempo de liberarla, no podía dejar de esa forma la mente de Dana.
Sin embargo, ella no se rindió tan fácilmente a lo que el demonio deseaba, de alguna forma se resistió con todas sus fuerzas a las ganas de dormir y para cuando abrió sus ojos, se encontró sola en otro lugar.
Dana miró hacia su lado y pudo ver que no se encontraba en su departamento de siempre.
—Hijo de puta —dijo sentándose en la cama, vestida con la misma ropa que tenía el día que perdió la conciencia.
La mente de Dana era un caos, no estaba orientada en tiempo ni espacio, pero cada segundo venían imágenes a su cabeza. A ella llegaba la transformación de sus emociones, desde el amor que sentía por Gabriel que se transformaba en un deseo por matarlo, tenerlo en sus manos y acabar con su vida lentamente.
Aunque cuando se puso de pie para ir de tras de él, sintió un vacío en su pecho al darse cuenta de que todo lo que había vivido en estos días era una mentira. A veces le agradaba la idea de perderse en el pasado y jamás averiguar que Gabriel solo era parte del plan de la Luz.
Dana de pie junto a la cama se quedó mirando la puerta mientras sus ojos miel se iban tornando por completo en negros, incluso la blanca esclerótica. Sus manos comenzaban a arder, sintiendo los deseos de acabar, matar, torturar, lo que fuera por causar daño.
Gabriel había cortado el último hilo de paciencia que le quedaba a Dana. Estaba tan cansada que jugaran con ella, con su mente y su corazón, todos y cada uno de los que la rodeaba, que el deseo de ver el mundo arder, la estaba atrapando.



Ethan despertó durante la mañana, respirando como si de verdad necesitara aire. En la habitación se encontraba Lilia, mirándolo preocupada.
—Por fin has despertado, Ethan.
— ¿Dónde está Dana? —preguntó de inmediato.
—Nadie sabe dónde se encuentra, hemos rondado la casa de Gabriel, pero no la hemos encontrado, en realidad no tenemos idea donde se encuentra.
—Está en ese lugar, con Gabriel.
Se sentó en la cama y se miró los brazos y tórax. Estaba lleno de marcas, como si lo hubiesen cortado ciento de veces.
—Necesito sangre.
—No podrás sanar esas cicatrices. Te hemos alimentado mientras estabas inconsciente, esta es la recuperación que has alcanzado… lo siento, Ethan.
—Joder… bien, como sea, necesitamos ir donde Dana, se encuentra con Gabriel.
—Fuimos a revisar, Ethan.
—No me importa, yo sé que se encuentra ahí.
Lilia se quedó en silencio. Ethan comprendió que le estaba escondiendo algo.
— ¿Qué sucede?
—Bueno, solo es una hipótesis, pero todos sabemos que Dana es súper poderosa ¿Qué pasa si no quiere volver?
Aquello fue como un golpe en el estómago de Ethan, pero negó de inmediato.
—No estoy negando la posibilidad que ella escoja a Gabriel, pero sin duda me lo diría a la cara.
Lilia le dio el crédito de la duda.
—Como sea ¿pudieron eliminar a Sebastián? ¿Cómo me encontraron?
—Fue por pura casualidad, pero llegamos a tiempo, por poco te mata Ethan. Eric y Adam acabaron con él…y con todos sus seguidores.
Ethan tomo la camiseta que había en la cama y se la puso, agradeció que siguiera con su pantalón. Se puso de pie, se sentía prácticamente como nuevo, si no fuera por aquellas marcas en su cuerpo, sería como si nada hubiese sucedido.
—Necesito la dirección de Gabriel.
—No podemos ir, menos a esta hora.
— ¿Temes despertarlo? Además no estoy pidiendo que vengas conmigo, sino que me des la dirección.
—Ethan —dijo ella, cansada —convenceré a los demás de entrar a casa de Gabriel, pero vamos a esperar ¿sí? por las noches que salíamos a buscarla juntos, dame un poco de tiempo, hay muchas cosas que preparar si quieres ir acabar con Gabriel.
El vampiro se quedó mirando a Lilia por unos segundos, luego asintió. Esta vez ya no habría vuelta atrás, debían acabarlo de una buena vez, solo una prueba que Dana lo quiere vivo lo salvaría de su destino.
—Bien, iré a mi departamento a preparar mis cosas.
Lilia asintió y luego salió de la habitación.
Ethan para evitar problemas decidió saltar por la ventana y correr a toda velocidad hasta la ciudad y luego llegar a su departamento.
No fue hasta el atardecer que todos se reunieron en el departamento de Ethan, incluso Thomas, que no estaba de acuerdo con el plan.
—Va a ser muy peligroso —dijo Thomas —estamos hablando de Gabriel, que prácticamente es el vicepresidente del Infierno.
—No exageres —dijo Eric —de todas formas se avisó a los arcángeles, si se necesita ayuda acudirán al lugar.
—El tema es —dijo Adam, sentando en el sofá — ¿Estás seguro que Dana esta en ese lugar, Ethan?
— ¡Claro que esta ahí! —Interrumpió Lilia —el mismo Sebastián se lo dijo mientras lo torturaba.
Ethan miró sorprendido por una fracción de segundo a Lilia. Había mentido por él, para ir en busca de Dana.
—Exacto, dijo que ella se encontraba con él.
—Pero si sabía dónde estaba Gabriel —continuo Adam — ¿Cómo no fue detrás de él? Quiero decir, Sebastián estaba obsesionado con Gabriel.
—Como sea— dijo Lilia —creo que estamos perdiendo el tiempo, ya está anocheciendo, debemos partir.
Todos se miraron y asintieron.


Lucifer observaba desde su trono como se acercaba la culminación de todos los planes que se habían llevado a cabo. Desde su asiento y rodeado de sus comandantes, el Rey de los demonios tomó la decisión de dejar a su hija como única heredera a su poder y reino.
—Fue un placer trabajar con ustedes, caballeros —dijo Lucifer, poniéndose de pie.
— ¿Sabes que te arriesgas a que el mismo Infierno se disuelva? Dana no está preparada para tomar el poder —dijo uno de los demonios.
—Puede ser, ya sabes que me gusta el riesgo.
—A mi también, pero mientras no se relacione con mi existencia —respondió el demonio.
Lucifer camino hacia un portal que lo llevaría hasta donde él deseaba.
—Esto va más allá de si es lo suficientemente malvada para tener el cargo, solo debe obtenerlo, nada más. Lo demás, viene con el puesto.
Los comandantes se miraron confundidos. Lucifer se giró hacia ellos y sonrió, con un poco de nostalgia.
—La Oscuridad no podrá ser derribada jamás, los mismos humanos están de nuestra parte con sus demonios internos, por eso, cuando Dana se vuelva la Reina de los Demonios, solo tendrá que tomar el papel, sea o no lo suficientemente ambiciosa como para volverse un demonio.
Inclinó levemente la cabeza y se despidió con la mirada de todos los comandantes. Si bien Lucifer sentía algo de nostalgia por dejar su reino, el alivio que sentía al abandonarlo, era mayor.
Los comandantes vieron como desapareció ante sus ojos.
—No puedo creer esto —dijo uno de los demonios.
—Solo espero que funcione su plan, o si no caeremos en un caos sin un rey.


Ethan caminaba sigilosamente por uno de los extremos del bosque. Se habían dividido de tal forma, que estaban rodeando la casa de Gabriel. Ninguno de los cinco seres se sorprendió al escuchar pasos dentro de la casa del Rey de los vampiros, era obvio que los escucharía y que estaría listo para luchar con ellos.
Sin embargo, antes de poder llegar a visualizar la casa, Gabriel llevo a cabo la primera fase de su plan. Siendo el Rey de los vampiros, tenía el poder de manejarlos y enviarlos a proteger su casa. Necesitaba tiempo para prepararse.
— ¿Soy el único que tiene alrededor seis vampiros? —preguntó Thomas por el dispositivo que lo comunicaba con sus compañeros.
El Nephilim se había encargado de participar en la nueva misión que tenían y sin duda equipó a todos como correspondía para que no les faltara nada, aunque había sido Dana, días atrás que les había dado las armas adecuadas para luchar contra vampiros.
—No, no lo eres. Gabriel, hijo de puta —respondió Adam presionando el comunicador que tenía en el cuello —como sea, acábenlos los más rápido posibles.
Ninguno de los amigos de Dana era tan débil como para temer a media docena de vampiros, cada uno de ellos tenía habilidades superiores a los seres que estaban ante ellos.  Además del hecho de encontrarse bastante furiosos por las ultimas jugarretas que habían hecho tanto Gabriel como Sebastián.
El más enojado de todos era Ethan, que ni siquiera escuchó lo que tenía que decir Adam o Thomas, simplemente sacó su espada y miró a los vampiros de tal forma que estos retrocedieron unos pasos, pero no tuvieron tiempo para escapar. Tan rápido como un rayo, el vampiro fue acabando uno por uno a los vampiros, atravesando partes de su cuerpo, ya sea su abdomen, cabezas o cuellos, dándole una estocada final que los acababa antes que pudieran reaccionar.
Por otro lado, Lilia se dedicó un par de minutos en eliminarlos, ya que no era tan rápida como los vampiros. Sin embargo, eso no la limitó, acabó con ellos gracias al poder que tenía como Nephilim. Cuando atravesó la cabeza de un vampiro, enviando una cuchilla violeta desde su mano, no pudo evitar sonreír, dejando los cuerpos atrás.
Adam por otro lado no tuvo problemas, solo bastaron diez segundos para terminar con los vampiros. Seis cuchillas escaparon de sus manos y los mató a la misma vez. Después se entretuvo sacando sus armas.
Para Eric fue aún más fácil. Los vampiros no eran demonios que lo pusieran en problemas. Simplemente dejo que se acercaran y lo rodearan, deseosos de acabar con el Dominacion, pero este solo tuvo que expandir sus alas y girar sobre sus pies para acabar con ellos. Sus alas convertidas en armas atravesaron los cuerpos de los vampiros. Antes de que Eric se pusiera de pie, no había rastro de sus cuerpos.
Finalmente el hijo de Lucifer levantó sus manos, miró a los vampiros y luego formó unos fuertes puños al mismo tiempo que los cuellos de los vampiros se estrechaban más y más. Thomas no pudo evitar sentir cierto regocijo al verlos sufrir de esa manera.
Todos siguieron avanzando hasta el prado donde se encontraba la casa de Gabriel, sin embargo, no todo seguiría siendo tan fácil, ya que era el turno de Lucifer para arrojar sus cartas.
Antes que cualquiera pudiera avanzar hasta la puerta principal, frente a ellos aparecieron cuatro diferentes demonios.
—Interesante grupo de jóvenes los que se han reunido aquí —dijo uno de los comandantes de Lucifer.
—Lilia, ve con Thomas —dijo Adam, confiando en que dos Nephilim juntos tendrían el poder de un demonio.
—Cuatro de los seis comandantes ¿no?
Eric sonrió, era la primera vez que se enfrentaría a demonios tan poderosos como los que tenían delante. Todos lucían con su forma humanoide, pero habían partes de sus cuerpos que los hacían demoniacos. Ojos completamente negros, garras en vez de manos, pezuñas en lugar de sus pies, colmillos afilados.
—Un gusto —respondió él que estaba a un par de metros de Eric —mi nombre es Satanachia, Gran General en el ejercito de Lucifer.
—Agaliarept —se presentó el que estaba ante Adam —Capitán de los Infiernos.
—Fleuretty, Teniente —dijo el demonio que se encontraba ante Lilia y Thomas.
—Neb… —antes que pudiera terminar de decir su nombre, Ethan no esperó para escucharlo.
Tomó su espada y se lanzó con todo contra el demonio, sorprendiéndolo y logrando pasar la espada por el rostro del demonio, obteniendo tres gotas negras de su mejilla.
—No me importa quien mierda eres —respondió Ethan para volver a atacar al demonio, pero esta vez no fue tan fácil.
Solo bastó el primer golpe para que todos comenzaran a luchar.


Dana subió las escaleras, sintiendo los ruidos que había afuera de la casa. No sabía lo que estaba pasando, pero pensaba averiguarlo. Necesitaba aclarar su mente, ya que se sentía confundida y la rabia solo empeoraba sus memorias.
Cuando llegó a la sala principal de la casa, pudo ver que no se encontraba sola. Gabriel estaba en la puerta.
—Bienvenida —dijo este, sonriendo.
Dana era demasiado fuerte para los juegos mentales que él podía establecer. Siempre le ganaría.
Gabriel noto como los ojos de ella estaban completamente negros, sus alas estaban expandidas, negras y majestuosas como ninguna otra.
—Tengo un caos en mi cabeza —dijo ella, soportando un tiempo más la rabia que sentía —pero pretendo arreglarlo, eliminándote.
—Hice todo esto para que fuera una lucha justa, Dana.
— ¿De qué estás hablando?
Gabriel no tuvo que contestar, ya que ella misma comenzó a recordar todo lo que estaba sucediendo.
—Ethan —susurro ella, sintiendo como la preocupación volvía a ella. Debía encontrarlo.
—Está afuera, fue liberado por tus amigos.
Ella volvió a mirar a Gabriel, sintiendo nuevamente un gran odio hacia él.
—Te voy a eliminar, acabaré contigo y no irás al Infierno, acabaré de tal forma con tu existencia que no volverás a renacer en ningún lugar, maldito sociópata.
El vampiro levantó ambas manos, tratando de que ella se calmara.
—Has recordado como éramos antes ¿no sientes nada?
Dana expandió sus alas y por la potencia que tenían estas, quebró los vidrios, dejándose expuesta a sus amigos que estaban afuera, que pudieron ver con claridad que ella estaba con vida y bien… aunque muy enojada.
Por un momento Ethan trató de ir tras ella, pero el demonio que luchaba con él, no se lo permitió. Tenían precisas órdenes sobre cómo actuar aquella noche.
Dana miró por un instante a Ethan, pero volvió a concentrarse en Gabriel, era su nuevo objetivo.
—Dana —susurró él, tratando de que ella se calmara.
Caminó hacia ella.
—Lo he recordado —respondió ella, sonriendo de una manera que casi provocó escalofríos en Gabriel —has llegado a límites que nunca pensé que llegarías, te has vuelto en uno de los peores seres que podría haber imaginado… y ahora es tiempo de acabar contigo.
Dana se lanzó contra Gabriel, tomándolo de la camiseta que llevaba y lanzándolo contra la puerta, logrando que esta se rompiera y el demonio terminara a varios metros de la casa.
—No te puedo herir —dijo él, poniéndose de pie —no puedo luchar contra ti.
—Entonces esto será rápido para ti.
Dana estaba preparada para lanzarse contra Gabriel nuevamente, pero no vio como Lucifer le daba la señal al demonio que luchaba con Ethan para que ahora se concentrara en Dana.
Gabriel miró asombrado como uno de los comandantes se ubicaba delante de él, preparado para luchar contra la Princesa de los Demonios.
—Ve por él, Gabriel.
El Rey de los vampiros se giró hacia Ethan y lo miró con todo el odio que sentía por aquel intruso que había arruinado sus planes.
—Pensé que esto podría acabar de la mejor manera —dijo Gabriel, llamando la atención de Ethan —pero creo que ha llegado la hora de acabar contigo.
Ethan no respondió, no le gustaba desperdiciar tiempo hablando mientras luchaba.
Ambos se fueron uno contra el otro. Ethan avanzó con su espada para atravesar el cuerpo de Gabriel, pero este se defendió, alzando una espada de fuego que detuvo el movimiento de Ethan.
— ¿Crees que eres el único que tiene armas? Yo también recibo regalos.
Ethan salto hacia atrás y volvió a ir contra de Gabriel. Ambos se movían formidablemente, mientras que los demás seguían luchando para sobrevivir.
Era una verdadera lucha la que se estaba llevando a cabo bajo la mirada de Lucifer, que estaba sentado sobre el tejado de la casa de Gabriel, sin ser visto por nadie más. Una sonrisa cruzaba sus labios, mirando como Dana se defendía cuerpo a cuerpo con el demonio que trataba de distraerla.
Adam y Eric podían defenderse muy bien contra sus enemigos, evitaban los golpes y sus armas los ayudaban sin duda alguna, sin embargo, los que tenían un serio problema era Thomas y Lilia, ambos trataban de potenciar sus poderes, pero el demonio contra el que luchaban era poderoso. Las cuchillas violetas que le enviaba Lilia era inservibles, mientras que Thomas no podía manipular a dicho demonio con su poder, por lo que simplemente quedaban a una lucha cuerpo a cuerpo con armas que eran destinadas a dañar a vampiros, que si bien herían la gruesa piel del demonio, no bastaban para terminarlo por completo.
En un momento Lilia recibió tal golpe que salió disparada a varios metros de distancia, arrastrando su cuerpo contra la tierra y sintiendo como su piel se quemaba. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se volvió a poner de pie.
Thomas recibió un golpe tan fuerte que cayó de rodillas.
El demonio estaba preparado para poder atravesar el cuello del Nephilim con sus garras, pero Lilia fue rápida y creo un escudo que protegía a Thomas, lo que salvó su vida. Fue en ese momento que este saco dos Sai de hierro, que guardaba en sus piernas y las enterró en el abdomen del demonio, presionando la base de esta para que la punta de la daga liberara un líquido potencialmente dañino para los demonios.
Lilia sonrió, esperanzada de que esto hiciera algo de daño al demonio, pero este se quejó por unos segundos y luego los miró sonriendo mientras las garras comenzaban a transformarse en negras cadenas con mil puntas filosas que parecían tener vida propia. Eran diez en total.
Cinco fueron por Thomas y las otras por Lilia. El movimiento fue tan rápido que Thomas no pudo escapar. Las cadenas rodearon su cuello, tórax, abdomen y extremidades, enterrándose en su cuerpo de una forma cruel y logrando que su vida se escapara en cosa de segundos.
— ¡No! —gritó Lilia.
Al mismo tiempo las otras cinco cadenas llenas de filo y puntas se unieron para ir en contra de Lilia. Atravesarían su cuerpo y lograrían partirla en dos mitades, pero nunca lograron tocarla.
Eric lanzó lejos al demonio que tenía encima y en un segundo se ubicó al frente de Lilia al ver lo que estaba ocurriendo, de esa forma evitó con su espada que esta la atravesara, pero solo dos cadenas salieron disparadas hacia un lado, mientras que las otras tres atravesaron el cuerpo del Dominacion.
En lo único que Eric había pensado, era en evitar que Adam sufriera como él lo había hecho y en proteger a la que era hermana de su amada Arial.
— ¡Eric! —gritó Lilia, llamando la atención de todos.
Fue un movimiento rápido, cruel y que provocó el peor dolor que Eric había sentido en su vida. Las puntas de las cadenas se separaron en cientos de cadenas más delgadas, pero igualmente mortales. Recorrieron el cuerpo de Eric como si nuevas venas y arterias estuvieran en su anatomía. El Dominacion comenzó a sangrar por cada parte de su cuerpo, logrando que su armadura se tornara de un color horrible.
Adam miró aterrorizado como Eric fue asesinado ante sus ojos.
—Mala suerte, Dominacion —dijo el demonio que movió solo un poco más sus cadenas y logró atravesar las alas de Eric, logrando que estas dejaran de lucir tan blancas y brillantes. Luego movió sus extremidades para sacarlas del cuerpo de Eric, destrozando su cuerpo en miles de partes.
En ese segundo, Eric solo cerró sus ojos y pensó en la pelirroja que no volvería a ver… ya que no había un cielo para los ángeles.
— ¡Eric! —grito Adam corriendo hacia donde se encontraba su amigo, pero fue inútil, solo dio un paso y vio como este se destrozaba en cientos de partes, que se desvanecieron antes de que tocaran el suelo.
Dana justo había golpeado al demonio con el cual luchaba, por lo que vio el preciso momento en el cual Eric moría. Se quedó catatónica, mirando como Adam corría hacia donde se había encontrado el Dominacion por un segundo, vio lentamente como Lilia cayó de rodillas, a la vez que el demonio que había acabado con Eric, dejaba caer a un inconsciente y muy herido Thomas.
Su corazón comenzó a latir tan fuerte que era lo único que podía escuchar, ni siquiera se dio cuenta que su enemigo corría hacia ella para herirla, pero no hubo caso, el demonio, uno de los comandantes del ejército de Lucifer, se lanzó contra ella, tratando de darle un golpe en la cabeza, pero al hacerlo, Dana no se movió ni si quiera un centímetro, pareciera que ni siquiera lo había sentido.
Fue en ese momento que Lucifer se puso de pie y miró a los que fueron sus demonios en algún momento. Les había dado la orden de seguir paso a paso su plan, necesitaban que Dana perdiera el control, pero Lucifer nunca les dijo que todos acabarían bajo el poder de su hija.
El Rey de los Demonios sonrió y vio el espectáculo que realmente estaba por comenzar.
Los ojos de Dana estaban completamente negros y su expresión era tan fría que incluso hizo que los demonios se detuvieran para observarla, lo que fue uno de los peores errores que pudieron haber cometido. Al primer demonio que decidió eliminar fue al que había acabado con Eric.
Solo le bastó un segundo para estar junto a dicho demonio, sin aviso alguno enterró sus manos en la espalda del demonio, logrando que gritara de dolor. Lentamente fue recorriendo su interior mientras sus manos comenzaban a quemarlo como si estuvieran hecha de lava volcánica.
Al mismo tiempo sus alas se iban convirtiendo en algo muy diferente. Todo el lado demoniaco que había en su interior, se estaba apoderando de ella, de tal forma que las plumas de sus alas se fueron cayendo poco a poco hasta que quedo solo el esqueleto de estas. Eran como si fueran diez colas de escorpiones, fuertes y poderosas.
Fue esta nueva parte de su cuerpo que la defendió al momento de que un demonio, aterrorizado por lo que veía, se lanzó contra la espalda de Dana para eliminarla. Lucifer les había dicho que nadie saldría herido, que solo sería un juego.
—Lucifer no les dijo que yo iba a jugar con ustedes —dijo Dana, sin mirar al demonio que la iba a atacar, pero si sabiendo lo que había en su mente.
El demonio se detuvo al escucharla, pero era demasiado tarde. Las que alguna vez fueron las alas de Dana, rodearon al demonio e ingresaron al cuerpo de este, enterrándose en él una y otra vez, cada aguijón lo atravesaba diez veces.
— ¡Lucifer! —gritó el que luchaba antes con Eric.
Dana eliminó a los demonios a la vez. Saco sus manos del sucio cuerpo y dejo el otro en el suelo mientras se iban volviendo completamente de color negro.
Ethan y Gabriel no se habían detenido en ningún momento, cada vez se alejaban más de todos y se iban sumergiendo en el bosque. No se daban cuenta de lo que pasaba con Dana.
Ella miro a los otros demonios que quedaban. En un segundo estuvo al frente de ellos y los atravesó de igual forma, como si pudiera llenarlos de un veneno que los hizo gritar y pedir clemencia, pero Dana no estaba dispuesta a aceptar otras opciones para sus destinos.
Como si de fuego estuviera hecha, Dana los lleno de este en forma de lava, hasta que salieron por los ojos de los demonios mientras gritaban de dolor. Los cuerpos quedaron en el suelo, completamente carbonizados.
No se giró para ver cómo se encontraban los demás, solo habló lo bastante alto para que la escucharan.
—Vean como se encuentra Thomas, aún tiene latidos.
Antes que Adam o Lilia pudieran decir algo, ella desapareció, en busca de Gabriel.

Ethan y Gabriel no se detenían, luchaban y chocaban contra los árboles. Gabriel estaba provocando un gran incendio gracias a su espada de fuego, cada árbol que tocaba lo prendía en llamas. Es por ello que no se dieron cuenta, pero ahora estaban rodeados de fuego.
Dana no pensaba, solo quería acabar con quien había comenzado esto desde un inicio. Si bien había amado a Gabriel, este había hecho que toda su vida se volviera un infierno, desde un principio.
Atravesó las llamas y sin preámbulo alguno se acercó hacia los dos hombres que luchaban por ella. Sin aviso alguno tomó por el brazo a Ethan y lo lanzó lejos de ella y Gabriel, sorprendiendo tanto al vampiro como al demonio.
—Dana…
Gabriel se quedó de una pieza al ver la transformación de sus alas. Al igual como quedo Ethan, sin poder creer lo que había pasado.
—Este juego se acaba ahora, Gabriel.
—Dana, no, te amo.
Ella sonrió.
—Pero yo no.
Levantó su mano tan rápido que ni Gabriel o Ethan pudieron notarlo. La extremidad estaba dirigida hacia el corazón de Gabriel, el cual tomaría y arrancaría literalmente con sus propias manos. Sin embargo, había algo más rápido que ella, alguien que se interpuso entre ella y Gabriel, alguien que dejo libremente que aquella mano atravesara su pecho y se llevara su existencia.
Cuando Dana se dio cuenta que su mano atravesaba el cuerpo de Lucifer, se quedó helada mirando a su padre.
—Yo siempre gano —dijo Lucifer, con una expresión de dolor en su rostro.
—Finalmente —susurró Gabriel, se encontraba en el suelo por el golpe que Lucifer le había dado.
Lucifer buscaba entregar su trono a Dana, solo alguien que pudiera eliminarlo tendría que cargar con dicha maldición. No había forma de escapar a tal legado, ni poder que separara al heredero de su trono.
— ¡No, Dana! —gritó Ethan, corriendo hacia ella.
Era demasiado tarde, un profundo orificio se estaba abriendo bajo los pies de Dana y Lucifer.
—Ya le gané una vez a la Luz —dijo Lucifer—me puedo ir tranquilo.
—No —susurró ella, observando como la tierra a sus pies se estaba abriendo —tú no has ganado.
—Claro que si —dijo Lucifer, con cierta dificultad —Te creé con alguien que es parte de la Luz y luego te robé. Ella te debió haber eliminado, pero ya sabes cómo es, tan comprensiva y llena de compasión, no podría haberte eliminado jamás.
El tiempo se detuvo, Dana observo como su padre se iba desvaneciendo. Todo su cuerpo ahora estaba carbonizado. Lucifer solo cerró sus ojos y dio su último suspiro antes de desaparecer por completo gracias al fatal golpe que Dana le había dado.
— ¡Dana! —gritó Ethan corriendo hacia ella.
Por un momento deseo que él la alcanzara y la salvara, incluso estiro sus brazos para que la tomara y la sacara de ese lugar, pero se fue hundiendo cada vez más hacia las profundidades del Infierno.
Descendiendo ahora como la Reina de los Demonios.
Gabriel se puso de pie, dispuesto a viajar hasta el Infierno para encontrar a su nueva Reina, no pudo evitar sonreír al ver como Ethan escarbaba en la tierra sin poder creer lo que había sucedido.
—No eres más que un… —Gabriel no pudo terminar lo que decía.
Miro su pecho que era donde sentía un inmenso dolor. Pudo ver la espada de Ethan atravesando su cuerpo.
—Desde un comienzo pude haber acabado contigo, hijo de puta —dijo Ethan con sus ojos llenos de lágrimas —pero quería que ella lo hiciera, para que salieras de su cabeza de una vez por todas.
Gabriel miraba aterrorizado a Ethan, quien había llegado tan rápido hasta él gracias a las alas que había expandido. Eran rojas y poderosas, como si estuvieran bañadas en sangre.
—Y ahora morirás, solo, sin ver sus ojos —dijo Ethan girando la espada en el pecho de su creador —nunca la amaste, estabas encantado con su poder porque querías un poco de ello. Siempre has estado pensando en hacerte más fuerte.
Ethan saco su cuchilla medialuna que llevaba siempre con él y la llevó hasta el cuello de Gabriel.
—Pero nunca lo lograste, tu debilidad viene desde tu propia mente. Y ahora que voy a eliminar al Rey de los Vampiros, ya sabes quién quedara con tu puesto ¿no es así?
Antes que Gabriel pudiera contestarle, Ethan mordió el cuello de su creador para beber de su sangre y convertirse de esa forma en el Rey de los vampiros, luego atravesó el cuello de Gabriel de un extremo a otro con su cuchillo mientras que volvía a enterrar la espada en el cuerpo del demonio.
Lo lanzó contra el suelo, pero antes de que este tocara el suelo, ya se había desvanecido.

Adam y Lilia atravesaron el fuego que rodeaba todo lo que había sucedido, mientras ayudaban a Thomas a caminar; miraron como Ethan enterraba su espada en el suelo, expandía sus alas y miraba hacia los cielos. Pudieron ver como caía de rodillas y gritaba con todas sus fuerzas, sintiendo el peor dolor de su vida al haber perdido a Dana.
Para todos, aquella había sido la peor noche de sus vidas.

 Penultimo capitulo. Espero que les haya gustado :c

3 Lectores:

  1. Oh JODER! No! Que!?! Como!? Cuando?
    Espera que!?
    No terminó de comprender... Que paso?! O.O
    Ya sabia que Ethan iba a estar con Danna fuera de la luz o de la oscuridad, como fuera! Pero... Que?!
    Jesucristo!

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  2. Oh JODER! No! Que!?! Como!? Cuando?
    Espera que!?
    No terminó de comprender... Que paso?! O.O
    Ya sabia que Ethan iba a estar con Danna fuera de la luz o de la oscuridad, como fuera! Pero... Que?!
    Jesucristo!
    lo mismo al doble
    Qué hiciste Dani
    PPPPPOOOOORRRRQQQQQQUUUUUEEEEE

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  3. O____O Daniela por dios que has hecho? ... aaahhhh qiero caaaaaapi xDDDD pero no qiero qe termine </3 mi corazon sufre :'cccc

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