miércoles, 23 de diciembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 31



“Oferta y Demanda”

—Max —apoyé mis manos en la ventana, de forma débil ya que no tenía energías. Observé concentrada unos segundos al sol que iba revelando sus rayos mientras sentía como Max entraba y salía de mi cuerpo, por enésima vez.
No tenía la menor idea de cómo era capaz de mantenerme en pie, apoyándome en la ventana de la sala mientras él seguía embistiendo contra mí.
Llevó sus manos a mis senos estimulando aún más mi cuerpo.
–Max… —él se acercó y clavó sus dientes en mi cuello por tercera vez en estas horas; llegué a mi orgasmo al igual que él, de una forma estremecedora. Tiré de su cabello porque aún bebía de mi sangre.

—Exquisita –pasó su lengua por mi cuello –ninguna marca.
—Sí, seguro –dije separando nuestros cuerpo, lo que se sintió realmente extraño, ya que me había pasado el último tiempo con su erección en mi interior. Miré mi cuerpo y en las caderas había varias partes sonrojadas.
—Creo que es hora de ir a dormir –lo miré enarcando una ceja.
— ¿Crees? ¡Eso debió…! —no completé mi frase porque noté que me estaba alterando. Si no estaba teniendo sexo con Max, estaba peleando con él, no era la idea –sí, es mejor volver a la cama…a dormir –ni siquiera me di cuenta cuando me tomó con rapidez y nos llevó a la cama. Me bajé de sus brazos riendo y me dediqué a buscar mi pijama y ponérmelo.
—No creo que sea necesario que te pongas eso, siendo que has estado desnuda todo este tiempo.
—Es por precaución –dije metiéndome a la cama –no quiero que me ataques en cinco minutos más como cuando me quise dormir hace dos horas atrás y no me dejaste –la expresión de Max era muy diferente a la que tenía, cuando estaba de mal humor, ahora lucia hasta…radiante, sonreí porque sabía que era yo la encargada de eso.
—Muy bien, entonces ahora podrás dormir tranquila.
—Eso espero —ambos nos acomodamos en la cama, pero ninguno fue capaz de moverse después de eso, lo que encontraba ridículo.
Estar nerviosos aquí siendo que nos habíamos acostado. Traté de recordar las veces, pero se me hizo imposible. El cansancio y la confusión de orgasmos me lo impidieron.
     Max…
— ¿Qué quieres? –dijo fríamente.
—No empieces de nuevo con esa actitud y quiero que hagas lo que hiciste hace horas atrás –lo miré decidida a obtener aquello.
—No, solo una vez basta, te dije desde el principio que yo no hago ese estilo de cosas, tan humanas –dijo de forma desagradable.
—Que mal por ti, pero yo soy humana y hago ese estilo de cosas, así que… –me acerqué más él y tomé su mano para que me abrazara –Estás desnudo –sentí cuando apoyé mi cabeza en su pecho que él se rio.
—Sí, deja tus piernas tranquilas si es que no deseas otra ronda –me acomodé mejor y me sorprendí de lo bien que encajábamos en esta posición, era primera vez que hacíamos esto.
Mis parpados fueron pesando más y más hasta que se cerraron por completo, mientras sentía que Max olía mi cabello, maldito psicópata de seguro quería más sangre.

Abrí mis ojos y miré a mi lado. Ya no estaba abrazada por Max, este me daba la espalda y seguía durmiendo. Miré hacia la ventana y noté que era tarde. Me puse de pie y no pude evitar hacer una travesura, levanté con cuidado el cobertor y pude admirar el increíble trasero de aquel vampiro.
Fui al baño sonriendo y me miré al espejo, estaba blanca como un papel, de seguro era por toda la sangre que había perdido, Max tendría que tener más cuidado. Bajé a ver como estaba el fuego, pero descubrí que además de la chimenea que estaba apagada, la cabaña tenía calefacción central. Fui hacia los controles que estaba junto a la luz y lo arreglé para que comenzara a temperar la cabaña.
Fui a hervir agua y después abrí el refrigerador, moría de hambre. Preparé mi desayuno siendo que en realidad debía ser almuerzo y me puse un abrigo que había traído junto con una manta que había bajado del segundo piso. Salí con mi café y mis tostadas a la terraza, necesitaba algo tranquilo para procesar todo lo ocurrido, ya que con Max entrando y saliendo de mi cuerpo, no me podía concentrar mucho que digamos. Deje de pensar en esos momentos porque me estaba perdiendo otra vez. Era el minuto de analizar qué demonios me había dicho la noche anterior.
Max dijo que lo que quería era a mí, sé que significa que es lo que desea, nada más y eso estaba bien, no quería que esto llegara a niveles que ninguno sabría manejar. Lo que si me causó sorpresa fue cuando me dijo que estaba hecha para él, esa información era nueva.
Observé hacia el lago, era una hermosa vista mientras el sol llegaba suavemente en mi rostro, iba a morir de confusión por culpa de ese vampiro. Incluso Max me había abrazado, Dios santo ¿Qué es lo que sucedía con ese hombre/vampiro? No debería estar tan trastornado con las mujeres, su vida sería mucho más fácil si no lo hiciera…y la mía igual, tenía que ser sincera. Si Max hubiera llegado a mí, siendo vampiro, engañándome al principio, haciéndome caer en su cama, atrapándome completamente, ni siquiera me hubiera importado que fuera vampiro, pero no, él había arruinado todo comportándose como un idiota, eso no lo olvidaría durante toda mi vida. Ni siquiera cuando llegue el momento de alejarme de él.
— ¿Alejarte de mí? –miré asustada hacia mi lado, mi corazón latió con fuerza al ver a Max ¿había escuchado mis pensamientos? –Sí, creo que ya no me estás bloqueando –lo miré asustada — ¿Qué has estado escondiendo todo este tiempo, Green? –entrecerró los ojos y comencé rápidamente a pensar en él hace unas horas atrás, cuando estábamos juntos –cuidado…
—Yo no te tenia bloqueado, eras tú, tengo una idea –tomé de mi café para evitar ahogarme con lo que estaba sucediendo ¿Por qué ahora estaba en desventaja? ¡Es que Dios no me quería!
— ¿Y cuál sería esa idea? ¿Por qué estás en desventaja? ¿Qué estas escondiendo? — ¡demonios, demonios, demonios! –Green, exijo respuesta —se estaba enojado.
—Mi idea es que tú mismo bloqueaste mis pensamientos porque te estaba empezando a encantar la persona que tienes ante tus ojos –él no tuvo ninguna expresión en su rostro mientras yo lo miraba sonriendo sinceramente, esa habría sido una buena hipótesis.
—Dime ahora mismo que me has estado escondiendo.
—No, no te lo mereces –me puse de pie , tenía que salir de ahí –ponte una camisa, sé que no sientes frio pero ten respeto por la naturaleza, no puedes andar en bóxer –dejé la taza en la cocina y subí para ir al baño y darme una ducha, pero Max me detuvo antes de poder entrar al baño.
—Green, dime lo que escondes —no sabía en qué pensar para poder evitar que se metiera en mis pensamientos, por lo que seguí recordando las últimas horas, era lo único más fresco que tenía en mi mente — ¡basta! –Me acorraló contra la puerta –dímelo.
— ¿Qué quieres que te diga?
—Solo puedo ver que escondes algo sobre Noah y yo, dímelo ¿Qué más pasó en la casa de los espejo de esa feria?
—No pasó nada, tú viste todo ¿no? Rompiste los espejos…basta y realmente no te pongas idiota.
—Y tú no te conviertas en una mentirosa. Confiesa, porque si escondes algo, lo lamentarás –su mirada era verdadera, él estaba amenazándome de nuevo. Cerré mis ojos pensando en lo idiota que había sido todas estas horas –no confundas eso, quiero saber en qué me engañas Green, eso no tiene relación a lo sucedido esta noche –levanté la mirada al escuchar su justificación — ¿Qué me hiciste? –casi me derrumbé ante esas palabras ¿Qué demonios pasaba? Tenía que ser fría en esto, igual como él lo había hecho –ya veo…
— ¡Deja de leer mi mente! –dije empujándolo.
— ¡Dime lo qué sucede entonces para no creer que eres una mentirosa más! –lo quede mirando y de verdad él estaba esperando que le dijera la verdad –claro que lo estoy pensando…dilo de una vez, será menos grave si lo dices ahora a que te lo saque a la fuerza.  Puedo ser muy persuasivo —mi mirada se fue hacia sus pies. Ahora que él leía mi mente, me era imposible esconder algo –Lizzie –tomó mi mentón y me hizo mirarlo –dímelo –suspiré rendida.
Comencé a recordar toda la situación desde el arma hasta cuando me recosté de nuevo en mi departamento pensando en que le había ganado a Max. Mi labio inferior hizo un mohín por estar haciendo esto, diciendo todo lo que había hecho, volviendo a ser débil porque él leía mi mente.
—No es debilidad, a ti te puedo leer mejor que a los demás, si yo no entiendo el significado de Elska Evige, tu no entiendes el poder que tengo para leerte con mayor facilidad mientras que tu lees mi mirada…y veo que te has dado cuenta de cosas –se giró y se fue a sentar a la cama –he estado completamente equivocado contigo —me apoyé en la puerta, mirándolo –eres más astuta de lo que he pensado, eres inteligente, frívola y has engañado tanto a Noah como a mi…incluso a tus amigos.
—Tú me estas convirtiendo en esto.
—Te estoy preparando mejor dicho, no puedo creer que me hayas engañado, te he subestimado –pensó unos segundos –te tendré que estar vigilando de ahora en adelante –lo miré frunciendo el ceño.
— ¿De qué estás hablando? –pregunté sobre esa “preparación”
—No lo sabrás aun –lo quedé mirando unos segundos.
—Ni siquiera se te ocurra estar pensando en convertirme o algo por el estilo, yo deseo vivir, envejecer junto a alguien y luego morir, eso incluye hijos y nietos…y claramente eso no va a ocurrir contigo –Dios santo, me arrepentí de inmediato al decir eso, se me había pasado la mano y Max lo supo.
—Muy bien, para que quede claro, no te obligaré a volver a mi departamento, lo que si te exigiré es que no vuelvas a ver a Noah Marshall ¿está bien? –lo quede mirando sorprendida. Me estaba hablando con una normalidad increíble, no me estaba acorralando contra algo, no me gritaba ni tampoco me amenazaba.
— ¿Qué te sucede? no estás actuando con normalidad.
—Pone atención en las cosas que te digo, evita que lo caliente te desconcentre, ahora –Infeliz ¿se refería a lo de anoche? Tomó un pantalón de su bolso y una camisa negra –iré a comprar y a buscar algunas cosas, tú come algo que ese desayuno no es nada — ¿eso era todo? ¿No me iba a regañar? –Lizzie —dijo mirándome mientras se vestía –he hecho muchas cosas contigo, luego tuviste la oportunidad de desaparecer cuando quite la amenaza sobre tu amigos…sigues aquí y es solo porque eres mía –dijo de forma arrogante –estoy cansado de discutir, si estás aquí luego de todo eso ¿Qué te voy a decir?
Me sentí del porte de una semilla de ají. Lo que él decía era verdad y me sentía pésimo, Él era un Monstruo y yo seguía al frente suyo, me estaba convirtiendo en un puerto seguro para él.
— ¿Estás cansado de discutir? ¿Tú vas…?
—Supongo que tendré que escucharte más, pero ten por seguro que te vigilaré –fue hacia las escaleras –eres más astuta de lo que creía Lizzie –bajó hacia el primer piso y luego salió de la cabaña.
— ¡Mierda! –dije entrando al baño.
Di a correr el agua caliente mientras me desvestía, deje todo en el piso y entré a la ducha. ¿Cómo demonios iba a seguir mi plan ahora que Max sabía todo? Aunque por lo que dijo… ¿estaba tratando de decirme que me enseñaría más de él? ¿Qué pusiera más atención a lo que dijo ayer? Max volvería mi mundo al revés, lo odiaba, solo me estaba confundiendo y ¿su actitud de hace minutos? ¡Ni siquiera se enojó porque lo engañé!
Comencé a recordar cada detalle del día de ayer. Encontré muchas frases que realmente me dejaban la duda sobre qué quiso decir, pero eso era todo, no podía inferir nada de ellas porque Max era demasiado impredecible. Me quedé sin moverme bajo la ducha sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas que se confundían con el agua que mojaba mi cuerpo, fui bajando hasta quedar de rodillas llorando por todo lo que estaba sucediendo.
—No vayas ahí Lizzie, por favor –me dije tratando de controlarme –lo tienes prohibido….no vayas ahí, es un vampiro y es malo, solo es sexo Lizzie, solo es sexo –me puse de pie tratando de salir del momento de autocompasión que no me tenía permitido, no a cientos de miles de kilómetros de mi casa.

Salí con mi cabello seco y suelto. Me puse unas calzas negras y una blusa blanca y ancha que llegaba bajo mi trasero, me protegí con un sweater color blanco y me quede con pantuflas. Arreglé la habitación y fui al primer piso, me senté en el sofá al frente de la chimenea que ahora estaba prendida. Me terminé recostando en el gran sofá, concentrándome en el fuego sin desear que mi mente pensara de nuevo en Max, pero fue imposible, me quede dormida pensando en sus besos, como provocó que mi cabeza volara y en las malditas frases que dijo ayer.

Abrí mis ojos perezosamente y me encontré con un rostro conocido que me miraba desde el otro sofá.
— ¿Por qué me estas mirando?
— ¿Es que acaso no puedo?
— ¿Podrías dejar de responder mis preguntas con más preguntas? –dije ya enojándome.
Max no dijo nada por unos segundos.
—Es un tanto interesante verte dormir, solo eso…
—Ya veo, eres capaz de responder una pregunta –dije mientras me sonrojaba por su respuesta — ¿hace cuánto que has llegado?
—Un par de horas…son más de las diez de la noche –lo miré sorprendida –supongo que tuviste una noche muy activa como para estar tan cansada.
—Sí, un vampiro psicótico no me dejó dormir –miré hacia la mesa. Habían muchas bolsas, me puse de pie de inmediato para ver que había traído, moría de hambre –considerado, gracias, siendo que tu no comes nada –noté que habían muchas frutas y dulces –esto luce rico –saqué aquel pan dulce que estaba en una caja y lo abrí, pero no me lo alcancé a llevar a la boca cuando sentí que besaban mi cuello –No –me voltee con mi caja que contenía aquel pan dulce, que lucía increíble porque tenía caramelo en la parte superior –tengo hambre y estoy cansada, además tú –dije apuntando a su pecho –tienes que revisar ciertos papeles ¿no? –dije apuntando ahora a la mesa de centro donde estaba su maletín, objeto que tuve que guardar en mi maleta porque me hizo la encargada de llevar sus cosas de la oficina.
—Es verdad –quedo mirando mis labios como si fueran el caramelo que tenía sobre mis manos.
—Basta –fruncí el ceño.
— ¿Me vas a decir que te has cansado de hacerlo conmigo? –sonreí, eso era estúpido de pensarlo.
Él sonrió ante mi pensamiento.
—No leas mi mente –dije cansada. Permitió que me alejara de él y me fui a sentar al sofá de nuevo.
—Es inevitable –se acercó con ese caminar tan particular en él, quien lo viera parecía que cada vez que se acercaba a ti, se veía más alto. Tomó su maletín y lo abrió, comenzó a buscar varios papeles.
—Debes revisarlos todos.
—Eso hago –dijo aun mirando el montón de hojas que pasaba con rapidez una en una.
— ¡No! –Tomé su mano y le quité sus papeles –estos son los balances de las ganancias que ha tenido la empresa, no puedes mirarlos así, toma –le pasé el primero.
— ¿Quieres que revise hoja por hoja a una lentitud humana?
—Así es, lo que aprendí de Luke Green es que los registro de ganancia nunca se toman a la ligera…no eres perfecto, que te quede claro, te puedes equivocar.
—No voy a…
— ¿Sabes que soy oficialmente la secretaria de Ezequiel Blake, el dueño de la empresa para la cual tú trabajas? porque tendrás acciones en ella, pero tu padre sigue siendo el dueño, entonces como tal, yo debo estar atenta a tus movimientos y este no es uno de los buenos, ya que anteriormente, cuando rompiste el monitor de mi escritorio, había encontrado errores en tu revisión…así que revisa cada hoja atentamente, quizás hay alguien que los quiere engañar o boicotear con los empresarios con los cuales nos reuniremos esta semana –Max tensó su mordida y frunció el ceño, notoriamente molesto.
— ¿Sabes que eres lo bastante débil como para no mantener esos papeles si es que yo así lo decido? Te los puedo quitar en una fracción de segundo.
—Creo que te has dado cuenta que te puedo mantener en abstinencia ¿no? Ya que no me derrito a tus encantos ¿quieres un nuevo periodo sin pan y agua? ¿Ah? –entrecerró los ojos y comenzó a leer el papel.
Sonreí victoriosa.
Subí mis pies al sofá y los apoyé en las piernas de Max, ya que no quedaba cómoda si no lo hacía de esa forma. Moví una de sus piernas al notar algo.
—Atento en los registro –dije cuando me miró más de la cuenta. Deje los papales sobre mi abdomen y abrí aquella caja que contenía mi maravilloso alimento, pero Max la tomó con su mano y la dejó sobre la mesa, para después tomar los papeles y dejarlas donde estaba la caja — ¡No!
—He decidido que sí, no voy a manejar mis negocios según tus ideas –cogió mi pantalón y lo desabotonó en tiempo record, pero rodeé sus manos antes que los bajara.
—Max, por favor…tengo hambre.
— ¿Me estás diciendo que prefieres comer algo antes de tener sexo? –fruncí el ceño.
—Claro, lo dice quien tuvo su desayuno, almuerzo y merienda ¿no? Solo te falta la cena.
—Muy bien, pero necesito algún estímulo para leer cada papel y como siento que la sala esta temperada –sacó de un solo movimiento mis pantalones y los dejo en suelo.
— ¡¿Qué demonios?! –Traté de salir por mis pantalones, pero Max dejó su mano en mi abdomen y no me pude mover –Debes estar bromeando.
—Si sigues moviendo así tus piernas no te detendré más, pero haremos otra actividad antes de revisar balances de ganancias —me quedó mirando como si deseara comerme, me dio miedo.
—Bien…sigue, revisando –esto era denigrante, tenía que estar solo con mi bragas, gracias al cielo que no se le ocurrió sacar mi blusa y mi sweater, dejándome solo con ropa interior.
—Exacto, agradece –tomó los papeles y los dejó en mi pelvis, lo iba a subir pero Max no me dejo –mi premio por revisar esto humanamente –dijo mirando mi entrepierna.
— ¡Max, eres un psicópata pervertido de mierda! ¡Basta de mirarme así!
Ni se inmutó por mis insultos. Solo llevo su mano al papel que había dejado y comenzó a leer. Sonreí, de todas maneras estaba haciendo lo que le dije, me miró de soslayo ante ese pensamiento. Volví a concentrarme en el rico pan dulce y lo abrí para llevarme un pedazo a la boca.
—Mmm… —dije inconscientemente –sabía que iba a estar rico –seguí comiendo, disfrutando de mi exquisito pan dulce, con su caramelo o algo parecido en la capa superior.
A los minutos tuve que dejar en la mesa los informes porque quería ir por un café. Miré de reojo al vampiro depravado y noté que me estaba mirando descaradamente, me di vuelta de inmediato para que dejara de ver mi trasero.
—Me agrada, no lo puedo evitar, me encanta tocarlo y aún más darle unas palmadas, para ver como tu piel se sonroja. Aunque esta mañana también me observaste, lo noté, tenemos las mismas fijaciones por lo visto –me puse roja como tomate, odiaba que Max leyera mi mente ¡¿Por qué demonios me tenía que pasar esto a mí?!
Max levantó los hombros quitándole importancia a todo esto. Tuve que caminar de espalda, cubriendo mi parte anterior con mi blusa hasta que llegué a la cocina porque él me seguía mirando. Preparé mi café y me lo tomé sentada en un mueble, solo ahí tendría paz.
 Mire hacia el lago porque de aquí también podía hacerlo y sonreí al notar como la luna se veía reflejada en el, sin embargo, mi momento de tranquilidad no duró mucho ya que mi celular comenzó a sonar. Corrí al segundo piso a tomarlo, mire quien era y bufé, era Noah, lo dejé en vibrador porque no pensaba contestar y volví a bajar por mi café.
Observar el lago con el tazón entre mis manos era una mejor opción, suspiré porque de verdad me sentía tranquila en este lugar a pesar de tener a mi peor enemigo solo a metros de distancia, con el cual estaba teniendo sexo.
Después de lavar la taza volví al sofá y vi que Max seguía leyendo. Me senté a su lado, tomé los papeles y los dejé donde habían estado minutos atrás. Flexioné una de mis piernas para estar más cómoda, cosa que llamo la atención de Max y deje la otra pierna sobre las de él.
—Te llamó Noah Marshall –tomé uno de los papeles para leerlo.
—Si –lo único que respondí.
—Y no le contestaste.
—Así es –seguí leyendo, porque me llamó la atención ciertos números. Por lo visto eran los mismos que había revisado en la oficina.
— ¿Y porque no lo hiciste? –bajé el papel para mirar a Max.
— ¿Por qué? Dos motivos, uno, no quería un espectáculo de tu parte y segundo ¿Por qué hablaría con él siendo que me mintió? –él sonrió.
—Tú lo utilizaste, poniendo en riesgo su vida —aun no me lo podía creer que Max no estuviera molesto por engañarlo –no sacó nada con estarlo si ya lo has hecho.
—Muy bien –tomé de nuevo el papel.
—Lizzie –dijo para que le respondiera.
—Si está relacionado con Luke, nada bueno puede haber ahí ¿Por qué tendría que ser educada y contestarle?
—Tienes razón —sentí como sacó un nuevo documento de mi pelvis—Deja de mover tu pierna –dijo minutos después, tomando mi tobillo. Me sonrojé mientras seguía con el registro anterior.
—Esto está mal Max, a esto me refería –dije mostrándole el papel. Él frunció el ceño y dejó en la mesa el que tenía él. Quedó mirando unos minutos los números de la hoja que le entregué.
—Aquí no hay nada mal Lizzie.
—No si tienes mala memoria y no eres tu propia secretaria –me miró sin ninguna expresión –esas ganancias son de la empresa de España, aquel hombre me llamó exclusivamente para ver si había recibido su registro, el cual envié a contabilidad, incluso me dijo el número total…y ese no es, alguien de España o de contabilidad está manejando mal el teclado, tratando de robarte o de hacerte quedar mal –tomé el otro papel para entretenerme en algo pero sentí que me seguían mirando. Estaba en lo correcto, Max lo seguía haciendo — ¿Qué?
—Supongo que te debería creer ¿no?
—Claro, además esos números no calzan ¿ves que no es bueno leer por encima estos registros? Alguien lo cambió allá o en contabilidad porque lo envié directo hacia ellos.
—Puede ser el encargado de España –negué.
—Ese hombre por lo que tengo entendido, ha trabajado por años con el Sr. Blake, siempre han hablado bien de él.
—Estás en lo correcto, Sergio no pudo ser…tendré que ver, iré a llamar a James –se puso de pie para ir por su celular.
—Mándale saludos –dije volviendo a leer los números y más números que ahí habían, algo bueno que haya aprendido de ese ogro y horrible padre que tengo.
Max volvió luego de unos minutos y se sentó dónde estaba, tomando mi pierna y dejándola sobre las suyas, sonreí detrás del papel que me cubría por notar la acción de Max.
—Te ha mandado saludos.
—Excelente.
—James te agrada –dijo como si nada segundos después.
—Así es –dije tajantemente.
— ¿Se podría saber por qué? –deje el documento donde debía ir, rendida al darme cuenta que él estaba en planes de conversación.
—Claro, es porque fue el único que se acercó a mí a ver cómo me encontraba luego de que me arrojaras contra un pilar, me mordieras como si fuera cual manzana y me drenaras …solo por ser más inteligente que tú y descubrir tu verdadera identidad ¿recuerdas eso, Max? –Pude ver claramente cómo se tensó — ¿lo habías olvidado? Porque te dejo en claro, que tengo una excelente memoria.
—Me lo has dejado en claro, esos días estaba de mal humor –lo miré sorprendida por su justificación –no estuvo bien, lo sé.
— ¿En serio? ¿Y qué pasa con respecto a esa noche donde entraste a mi departamento, me manoseaste y luego me follaste como a cualquier mujerzuela? –él me miró enarcando una ceja para luego sacar otro papel.
—No seas cínica, además fui cuidadoso, eras virgen y te hice llegar, muy pocas veces sucede eso —lo quedé mirando enojada.
—Aun así no debiste… —demonios no tenía nada que decirle porque realmente luego de unos minutos todo se sintió diferente –cuando es no, es no.
— ¿Ves? –dijo refiriéndose a mis pensamientos.
—Cállate, aun así recuerdo las veces que me estampaste contra la pared, tomando mi cuello –él me miró entrecerrando sus ojos.
— ¿Cuáles veces? ¿Dónde teníamos sexo contra alguna pared, mueble, ventana, cama o aquella vez luego de que te besaras con Noah?
—Ni aunque me haya acostado con Noah es justificación para que me empujaras así —no pude evitar ponerme roja cuando escuche su primera opción.
—Bueno –quedó pensando unos segundos.
—No tienes como responder Max porque no tienes un argumento para lo que hiciste –sonreí, sin duda Max se estaba ablandando. De inmediato luego de ese pensamiento me quedo mirando sin decir nada y luego siguió leyendo…ahora con más rapidez, pero aun así separó varios documentos de los que ya había leído, sonreí al darme cuenta que nuevamente había tenido la razón.
—Mañana nos vamos a Moscú –dije por estar tanto tiempo en silencio.
—Si –respondió fríamente –en el atardecer, debemos estar allá en la noche.
—Lo sé, yo hice tu horario, mañana hay una cena importante ¿tengo que ir? –dije incomoda, realmente no me gustaba esto.
—Sí, irás, pues eres mi secretaria y por lo que he notado ahora estás enterada de varias cosas más –lo último que dijo llamó mi atención, se parecía a otra frase que había dicho horas atrás.
—Max ¿a qué te referías con que ahora sé cosas sobre ti? –él me miró sonriendo.
— ¿De verdad creer que te lo voy a decir? –sacó otro documento de mi pelvis, pude notar que solo quedaban tres y esta era mi oportunidad para preguntas.
— ¿Te arrepientes de haber asesinado a la primera Elska Evige? –él frunció su ceño, enojado.
— ¿Estas tratando de hacerme enfadar, Green? –rodeé los ojos.
— ¿Sabes? He estado dándote de mi sangre, teniendo sexo contigo y soportando tu bipolaridad, así que por lo menos dame el crédito de querer saber a quién tengo delante de mis ojos ¡por Dios! Si ya está muerta, lo hiciste, pasó hace milenio y medio, deberías comenzar a hablar ese estilo de temas ¡tan sensible! –me senté en el sofá, pero Max me tomó con rapidez y me hizo quedar como estaba.
—Cuida tu boca Lizzie, esta es la tercera que te perdono ¿quieres terminar mal el día? –rodeé los ojos.
— ¿De verdad crees que tus amenazas tienen algún efecto en mí? Llevo casi dos meses contigo, soy humana, me adapto como todos –él me quedo mirando.
—Estás altanera, que el valor de tu sangre o lo increíble que se siente estar teniendo sexo contigo no te haga pensar que eres irremplazable –mi estómago se revolvió al momento de escucharlo, pero no mostré debilidad, jamás lo haría delante de Max, aunque pudiera escuchar mis pensamientos –ya veo.
—Max, que seas bueno en la cama, que seas inmortal, tengas poderes y…—quede pensando dos segundos dramáticamente, mirando hacia arriba y llevando mi dedo índice a mi mentón —¡ups!...no tienes nada más rescatable, que pena –dije irónicamente –ya que no eres humano, no tienes corazón o lo destruyeron hace mucho tiempo ¿no?
— ¡¿Es que tienes respuesta para todo?! –Dijo tomando otro papel más, quedando solo dos documentos –Eres de piedra, no te puedo dejar callada con nada ¡eres frustrante! –dijo mal humorado.
—Pobre vampirito, que esperaba una sumisa a su lado ¡ja! –Miré hacia otro lado –me ha tocado luchar mucho en mi vida para bajar la cabeza solo por ti, ni lo pienses Max porque no lo haré.
—Claro que no –dijo mientras leía –te tendré de rodillas al frente mío y ni siquiera porque se me haya ocurrido a mí –lo miré confundida –creo que alguien me debe algo porque Tara sigue trabajando conmigo y no he visto cumplir tu parte del trato y no hablo sobre alejarte de Noah Marshall –lo miré con los ojos como platos.
—Max —no, yo no estaba lista para algo así.
—No hoy, pero si pronto, Green –dijo dejando un papel en la mesa y tomando el penúltimo –y ese día muy próximo, lo disfrutaré como hace mucho tiempo que no lo he hecho –fruncí el ceño, molesta.
— ¿Sabes? Creo que un caballero por lo menos engañaría a la chica con quien se acuesta diciéndole que por lo menos le ha hecho pasar un buen momento –él sonrió.
—Eso es cierto, pero sin duda –dijo mirándome –tú sabes que yo no miento con algo así y estás segura de cómo lo he pasado contigo ¿no? –nos quedamos mirando por varios segundos sin decir nada.
—Ya veo, entonces ha sido un buen momento para ambos, debo admitirlo…creo que veo un cambio –dije recordando lo que me dijo ayer, sobre qué cambiaría un poco.
—Piensa en otra cosa antes de que me arruines más mi humor –él leyó con rapidez el documento y vino por el ultimo, pero tomé su mano y evite que lo sacara, provocando que mi corazón latiera con rapidez por tener su mano en aquel lugar –solo queda ese –negué.
—La última pregunta –él me quedo mirando un tanto incómodo.
—Claro que estoy incómodo, siendo que tienes una gran ocurrencia y me estás poniendo ansioso –dijo mirando nuestras manos –dime.
—Cuando entraste a mi departamento la primera vez, cuando pregunte sobre ¿Qué querías? tú me dijiste que tenías dos días para eso… ¿Por qué dos días? Además quiero saber ¿Por qué luego fuiste cuidadoso? tú no eres así –él sonrió.
—De verdad tienes buena memoria.
—Responde —él bufó.
—Iba a tener dos días, porque te iba a tomar y hacer mía durante ese tiempo, luego pensé que sería entretenido jugar un poco contigo…cosa que me sorprendió ya que aunque tenías ganas de follarme en el escritorio de Ezequiel, te negaste porque ya te estabas acostando con alguien, que era yo…realmente era entretenido hacértelo mientras creías que era alguien diferente —lo quede mirando atónita, este vampiro estaba loco si creía que me engañaría con eso, no pude evitar sonreír.
—Dime la verdad Max –él frunció el ceño y miró hacia otro lado.
—Esa fue mi segunda idea porque ya sabía lo que quería desde que te vi en ese callejón ¿contenta? –fruncí el ceño, sorprendida por su respuesta. Ver su mirada sin duda era muy favorable.
—La segunda pregunta ahora –dije tratando de olvidar lo que había escuchado.
—Era solo una.
—Max… –dije mirándolo con mala cara.
Miró de nuevo nuestras manos.
—Fui cuidadoso porque no me gusta que cuando estoy con alguien, esa persona lloré, así de fácil…por eso fui un poco cuidadoso, recuerda que luego te di duro y no me importó.
— ¡Mide tus palabras vampiro depravado! –Dios, a veces Max decía lo que se le venía a la mente, en realidad la mayoría del tiempo hacia lo mismo.
—Muy bien, ahora déjame leer este documento para darte duro de nuevo hasta que ya no te queden fuerzas –lo miré feo.
—Irrespetuoso —le pasé el documento y él lo comenzó a leer –Max –dije llamando su atención de nuevo — ¿Qué es lo que decidiste cuando me viste en el callejón? –él sonrió curvando sus labios, malvadamente.
—Eso no te lo diré Green —fruncí el ceño molesta –ya respondí bastante, no creas que soy estúpido —reí.
—De estúpido no tienes ni un pelo.
—Estoy seguro que lo sabes, bruja –lo miré enojada –eso es un cumplido ¿eh? –mi expresión cambio a asombro.
— ¿Qué? ¿Existen? –él rio.
—Tienes a un vampiro al frente de ti, creo que tu mente se debería abrir a nuevas opciones –dejo el documento en la mesa –al igual como necesito que tus piernas se…
— ¡Max! –dije antes de que terminara su frase, pero él me respondió solo tomando mi mano y haciendo que me sentara a horcajadas sobre él.
—Tengo hambre —dejó sus manos sobre mis caderas.
—Haz tomado demasiado, soy humana…
—Pero tengo hambre, dijiste que es una nueva forma de ayudar.
— ¿Crees que soy tonta? Te has alimentado de mí, esto es gula, quizás hasta te pongas gordo –sonreí ante la idea ¿Cómo sería Max gordo?
—Deja de pensar estupideces —comenzó a mover sus manos sobre mi trasero.
—Te dejo si tu –cerré los ojos ante las caricias de Max –me dejas hacer algo –él me miró sin entender –tú te alimentas, pero a mí me dejas estar arriba ¿sí? –él frunció el ceño, no le gustaba la idea.
—No...No tengo tanta hambre –sonreí.
—Tú nunca te cansas de mi sangre, lo sé, es como que yo me cansara de…—tener sexo con él, pero no se lo podía decir.
—Ya lo escuché –lo miré enojada, pero sabía que si lo hacía, menos posibilidades tendría de estar arriba –Lizzie —me acerqué y lo besé, creo que solo una vez lo había hecho antes, era extraño.
—Sería mi primera vez –volví a besarlo, sintiendo como allí abajo, alguien estaba despertando. Llevé mis manos hacia abajo y desabotoné su pantalón; decidida tomé su miembro en mi mano y comencé a acariciarlo.
— ¿De verdad crees que me puedes engañar así? Estas equivocada niña —sonreí contra sus labios, mientras seguía moviendo mi mano, sacando gemidos de su parte, esto se sentía bien –pero no por mucho –Max le dio una patada a la mesa de centro y esta llegó al otro extremo sin botar nada –esto es para que te quede claro, que yo no me suavizo, ni ablando ni nada por el estilo –de inmediato recordé el pensamiento que tuve hace un rato.
Max rodeó mi cintura y me dejó recostada sobre la alfombra, sacó mi suéter y blusa sin ningún problema y luego bajo mis bragas para después romper mi sujetador.
—Max –lo mire sorprendida, ni siquiera me había dado cuenta cómo demonios quede desnuda tan rápido y como él estaba en las mismas condiciones.
— ¿Recuerdas aquella vez que te dije que cuando tratabas de escapar me excitabas? –Claramente había otra opción además de esa como para que tuviera una gran erección como la que estaba viendo –estás en lo correcto, verte pensando que tienes poder me gusta aún más porque te demostraré que eso no es así –tomó mi pierna y me acercó a él para segundo después entrar de una sola embestida a mi cuerpo. Grité ante la intromisión tan repentina.
—Max –me queje, esto dolía.
—Sí, pero te va a gustar –lo miré asustada, no se estaba comportando como…— ¿pensaste que lo haría? –dijo terminando mi frase. Se movió hacia afuera por completo. Demonios, Max era tan grande — ¿Qué solo por responder algunas preguntas…–volvió a entrar a mi cuerpo, sentía como si raspara levemente. Sentía dolor pero se estaba mezclando con... ¿placer? no me gustaba así, realmente me agradaba cuando lo hacíamos más salvajemente, pero no así.
—Max, ten cuidado, ya basta, contrólate –dije mirándolo mientras mi labio inferior formaba un puchero –de esta forma no me gusta, no arruines tu reputación.
— ¿No crees que me estoy suavizando? –me miraba enojado pero sabía que estaba preocupado.
Realmente tratar de hacerlo mientras yo tenía el control sería un largo camino que recorrer, se ponía como un león, creo que no tomaría esa opción. No estaría a su lado ese tiempo.
—Sabes que te escucho cuando piensas esas cosas.
—Si te estás suavizando, aunque sea un poco –dije respondiendo a su pregunta y omitiendo su último comentario –pero eso no es algo malo Max, debes entenderlo –me removí un poco porque mi cuerpo realmente estaba reaccionando a tener a Max en mi interior –Acércate… —él me quedo mirando muy serio por unos segundos, pero se acercó quedando sobre mí –ahora si… —comencé a moverme contra él para sentirlo –tus labios –dije frunciendo el ceño –debo decir que me gusta cuando lo haces siendo un poco brusco, pero…no como un idiota ¿sí? –me sonrió más tranquilo para acercarse lentamente y tomar mis labios mientras una de sus manos rodeaba mi espalda y la otra bajaba por nuestros cuerpo, provocando que mi piel ardiera, hasta el lugar donde nuestros cuerpo se unían, se apoderó de aquel botón que encendía todo mi cuerpo y comenzó a acariciarlo.
—Ya estabas mojada –dijo contra mis labios. Rodeé su cuello con mis brazos y lo acerqué más a mí, hasta que volvió a besarme. Cerré los ojos cuando su lengua se movió contra la mía al mismo ritmo que lo hacían sus dedos.
—Max —me quejé moviéndome un poco contra él, pero salió de mi cuerpo por completo. Comenzó a besar mi cuello con cuidado mientras su mano seguía jugando conmigo, provocando que mi espalda se arqueara ante las descargas eléctricas que sentía.
—Debo decir que…lo siento, por haber entrado a tu cuerpo de esa manera —aún estaba en estado de shock, como él había dicho, no era un hombre de disculpas.
Ojala pudiera haber seguido pensando en eso, ya que atrapó mi seno izquierdo con su boca y comenzó a lamer y morder suavemente para después darle la misma atención a mi otro pecho, demonios… lo estaba haciendo lento, solo una vez lo habíamos hecho así y había sido tan agradable, aunque término de la misma forma bruta, creo que era nuestra técnica.
—Deja de pensar –dijo mirándome con el ceño fruncido, asentí porque me estaba perdiendo en mi propia cabeza.
—Sigue —enredé mis manos en su cabello, mientras seguía bajando hasta llegar donde sus dedos jugaban segundos antes. Gemí con fuerza al sentir como me besaba abajo –Dios….Max, ahí —dije sintiendo como su lengua se movía, mi respiración se volvía errática cada segundo que pasaba.
Comenzó a besar más rápido, provocando que me mojara cada vez más. Tomó con fuerza mis caderas cuando me comencé a mover demasiado rápido contra él.
—Lizzie —me regañó, pero me era imposible quedarme quieta, aunque gracias al cielo, solo pasó dos segundos para que una ola de fuego atravesara mi cuerpo y pudiera obtener ese anhelado orgasmo.
Max levantó el rostro y me quedo mirando.
—Eso, eso fue…gracias.
Él sonrió y me elevó por la cintura e hizo que quedara al frente de él, tomó mi rostro y me comenzó a besar, haciendo que me volviera loca al pensar que solo recién él, demonios, era como estar probándome a mí misma, gemí contra sus labios.
— ¿Ya quieres más? –dijo rozando mi entrada con sus dedos.
Lo miré y asentí sonrojada, de verdad que aquí me volvía un tanto tímida, dejaba que Max hiciera y deshiciera, menos mal que no me dejó estar sobre él porque ahora que lo pensaba, no hubiera sabido que hacer.
Él siguió besándome por varios segundos, tocando mis senos, mordiendo mi piel. En un momento sentí como salieron sus colmillos a jugar, hace mucho tiempo que no lo hacían. Pasé mi lengua por uno de ellos rompiendo levemente mi labio provocando que mi sangre llegara a sus labios…lo que trajo la locura.
Max separó mis piernas y me penetró mientras él seguía solo apoyado en sus pies, con sus piernas flexionadas, Dios…este vampiro tenía el mejor equilibrio del mundo. Me apoyé de sus hombros al darme cuenta en qué posición estábamos, era nueva. Era como si estuviera sobre Max, pero él tenía el control, sin embargo, no pude seguir pensando en aquello porque los besos de Max se volvieron una locura.
Estaba literalmente casi devorando mis labios mientras entraba y salía de mi cuerpo, me costaba concentrarme en entender el placer que me provocaban los labios de Max al igual que el placer que sentía por sus embestidas.
—Max —dije separándome para poder respirar, pero él tomo de nuevo mis labios — ¡Max! –dije más alto al sentir que entraba profundamente en mi interior.
Él sonrió, aun mostrando sus colmillos y me recostó en la alfombra, se apoyó en sus rodillas antes de tomar mi cadera para que mi sexo estuviera a la altura del suyo y siguiera embistiendo.
— ¿Te gusta? –cerré los ojos dejándome quemar por el vampiro que estaba entrando tan profundamente. Maldije por estar en esta alfombra, ya que no podía hacer mis manos un puño como lo hacía contra las sabanas –Responde —dijo antes de gemir.
—Más rápido…y fuerte –escuché su suave risa y comenzó a hacerlo como le había pedido. Entraba y salía de una forma increíble, provocando que mis músculos se tensaran a la anticipación de lo que venía — ¡Max! –grité al sentir que todo esto ya estaba comenzando a atraparme por completo.
Volví a gritar su nombre para después desvanecerme ante el increíble orgasmo que provocó un estremecimiento en todo mi cuerpo ante las caricias y arremetidas de Max. Sonreí al notar que él aun no llegaba, se quedó quieto esperando que me recuperara, pero al momento que abrí mis ojos, estos se fueron hacia detrás de Max, al lado de la puerta, donde…
— ¡Max! –grité asustada al ver que había un hombre en el vidrio al lado de la puerta, lo único que pude diferenciar era que vestía con una sudadera con gorro y que sus ojos ¡demonios! sus ojos eran muy rojos.

Ni siquiera tuve que decir algo para que Max saliera de mi cuerpo y fuera hacia la puerta tan rápido que no pude diferenciar nada, aquel vampiro no estaba; escuché algo en el techo y luego miré hacia ventana que daba al lago. Aquel vampiro desconocido me miró directo a los ojos por una fracción de segundos para luego desaparecer. 

De inmediato el otro capitulo :D

2 Lectores:

  1. Ohhh otro vampiro!!!! Que emoción volver a leerlo!!! Bueno, ya están aprendiendo como tratarse!!!
    Besos gigantes!!!
    XOXO

    ResponderEliminar
  2. Este es uno de mis capitulos favoritos...tanto información!!!me estoy poniendo al dia con todos los que has publicado...el final de angel negro y la nueva historia!saludos y gracias!! Aby ��

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena