martes, 1 de diciembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 21


“Celos y más celos”

¿Qué demonios me estaba pasando? Ya no tenía idea si Max me estaba manipulando o yo tenía mi cabeza demasiado confundida. Esto me estaba sobrepasando, no puedo creer a lo que accedí hoy.
—Por fin –dijo Jennifer cuando dejé mi bandeja en la mesa y me senté.
— ¿Cómo has estado? –Sophia enarcó una ceja.
—Creo que esa pregunta va más para ti que para nosotras –dijo sonriéndome.
—Lizzie, eres una picara, jamás pensé que tu harías ese estilo de cosas –Jennifer me miraba sonriendo.

— ¿Qué cosas? –dije sin entender
—Creo que las tres lo sabemos –dijo Sophia –no te creía sobre tener una relación abierta con Maximiliano, pero me lo has dejado clarísimo con el chico de esa noche.
— ¿Noah? –dije sorprendida.
—Sí, Noah —dijo Jennifer –que lindo nombre, pero ¿Por qué te fuiste tan rápido?
—Max me llamó –dije rápidamente –y bueno… ya saben.
—Wow… —Jennifer me sonrió –quiero una relación abierta con Arthur –reí a carcajadas, eso solo sucedería en un mundo paralelo.
—Tú eres demasiado celosa.
—Y tu igual, por eso me sorprende que estés en una relación abierta –dijo Sophia mirándome fijo a los ojos.
—Bueno, estoy en una, aunque mañana debo aclararle a Noah que no debe equivocarse conmigo.
— ¿Mañana? –pregunto Jennifer confundida.
—Sí, hoy vino hasta aquí, es el representante de los ejecutivos de una compañía importante, tenía una reunión con Max –dije sorprendida, aun no podía creer mi mala suerte.
— ¡¿Qué?! –Sophia se veía tan sorprendida como yo –Dios ¿Max sabe algo de ustedes?
—No, claro que no –dije no muy convencida.
—Lizzie —Jennifer no podía dejar de sonreírme. Creo que estaba un tanto orgullosa de mí, no quería ni pensar en cómo estaba Nathalie.
—Sí, me invitó a almorzar mañana, así que acepté, dejaré todo claro con él.
—Estoy en shock Lizzie, no confundas una relación abierta con estar moviendo las caderas para adelante y atrás.
— ¡Jennifer! –dije riendo y sorprendida por su frase.
—Es verdad, es aceptable una aventura pequeña, como un beso o una noche de pasión, pero no puedes seguir viéndote con él — ¿es qué se habían comunicado con Max?
—Sí, tienen razón —dije pensativa. Realmente no estaba bien.
—Él puede ser un buen chico Lizzie, no juegues –me regañó Sophia, asentí a lo que dijo. No solo Max estaba diciendo que acabara todo con Noah, eso me daba otra perspectiva de la situación.
—Bien, no más charla sobre eso, es tiempo de comer, muero de hambre.
—Dudo que Max no sea el culpable de eso –dijo Jennifer riendo.

Ninguna siguió hablando de mi vida amorosa, gracias a Dios, por lo que el almuerzo comenzó a pasar más rápido de lo que deseaba hasta que cada una volvió a su trabajo. Me fui en el ascensor pensando en Max de nuevo ¿cómo sería el que estaba tan bien escondido en ese malvado ser? Ese beso que me dio ayer no era para nada un beso del violento y sádico vampiro, sino que era algo que mantenía escondido, eso nadie me lo podría negar. Quizás si lograba sacar más esa parte, él accediera a liberarme, abogando ante la nobleza que pudiera tener muy escondido en su corazón.
Llegué a la oficina y ni siquiera me alcancé a sentar cuando Max me llamó. Fui sin ningún problema, él estaba apoyado en el escritorio con sus brazos cruzados y observándome de forma altanera, como si no hubiera en el mundo nada más impresionante que él. Idiota.
— ¿Hablaste de tu conquista con tus amigas? veo que se sienten orgullosas de que te estés convirtiendo en una cualquiera –bien, eso me debería ofender pero esta vez dijo “convirtiendo”
Negué, estaba llegando a un límite peligroso.
— ¿Qué necesitas? –dije ignorando sus insultos.
—Tengo hambre.
No necesité más explicaciones, fui al sofá y me senté, no quería que me sacara sangre mientras estaba de pie.
—Bien, hazlo —moví mi cabello hacia atrás y en un segundo él estaba a mi lado.
—Pero no tengo hambre de tu sangre, tengo hambre de ti –lo miré confundida –te dije que si eras mi única persona para tener sexo, ibas a pagar las consecuencias.
—Pero estamos trabajando –dije alejándome de él.
—Eso no te importó en el ascensor ¿no? –No le dije nada, solo me sonrojé al recordar ese momento. Usualmente trataba de bloquear aquellos recuerdos de Max o sino mi mente comenzaba a traicionarme –Muy bien –dijo con suficiencia.
—No, no es correcto, esa vez fue completamente un ataque —él sonrió.
—Un ataque que te gustó bastante.
—Max, detente —dije segura.
Traté de pararme y escapar de esa trampa que iba a acabar conmigo en cualquier segundo, pero Max me detuvo, dejando su mano en mi cintura y recorriendo mi cuello con su nariz mientras que sus dedos se aferraban a mi cintura.
–No, esta es la oficina del Sr. Ezequiel –susurré cuando su otra mano ahora estaba subiendo por mi pierna, lo detuve, dejando mis manos sobre ella.
— ¿Algún día te darás cuenta que nunca escucho lo que dices cuando deseas que me detenga?...es más, cuando pides que pare, solo haces que te desee más –lo miré con el ceño fruncido, enojada por su comportamiento.
Sabía que él tenía un efecto en mí que jamás pensé que alguien obtendría, pero no me gustaba caer ante una persona que realmente era malvada y que me trataba como si fuera cualquier objeto.
—Entonces sigue, siempre haces todo lo contrario a lo que pido –él me observó un tanto sorprendido.
—Estás dándome aprobaciones que no necesito –su mano comenzó a colarse por debajo de mi falda.
— ¡Basta!–dije empujándolo, pero me era imposible poder alejarlo, ya que era más fuerte –Max, para —dije tratando de concentrarme y no dejarme llevar por lo que sentía al sentir sus labios sobre mi cuello — ¡Para!
— ¡Para tu con esto! ¿Sí? –dijo Max, ahora separándose de mí y mirándome muy serio, tanto que me causó un tanto de temor, pero no me deje intimidar.
—Solo aléjate, esto es demasiado –no bajé la mirada. No iba a permitir que esto se volviera a repetir, me estaba pasando a llevar frecuentemente ahora y estaba luchando menos contra él.
¿En qué estaba pensando? Yo no quería estar cerca de él ¿Por qué se lo permitía? ¡Era un Monstruo! Uno que me trataba como su empleada, una que estaba encargada de darle sangre y aplacar su sed sexual.
 —Eres una mentirosa, sabes que te gusta hacerlo conmigo, solo debes dejar de ser tan prejuiciosa e insegura, nunca te dejas llevar por lo que sucede, eso me desagrada bastante de ti –no podía creer lo que había dicho.
Max acababa de dar una opinión bastante sincera, no estaba siendo sarcástico ni nada por el estilo. Lo miré enojada al darme cuenta de lo que me estaba tratando de decir.
—A mi me desagradan muchas cosas de ti ¿las cambiaras a caso? –él se rió en mi cara, lo que me impulsó a ponerme de pie y dirigirme hacia la puerta, pero Max me tomó de la mano y me llevo al escritorio, acorralándome contra el mueble.
—He dicho que tengo hambre –susurró mirándome de frente –y siempre obtengo  lo que quiero Green, ya debiste entenderlo hace bastante tiempo ¿no crees? Ya llevas a mi lado un tiempo considerable.
— ¡Déjame! –le grité enojada cuando me estaba sentando sobre el escritorio. No pude evitar recordar el sueño que tuve cuando recién lo conocí. El mismo día que acabó con mi vida –llevo suficiente tiempo a tu lado como para pensar que estás loco y yo aun más por sentir algo de placer contigo, no eres más que un idiota que juega con los sentimientos de los demás, eres una falsedad Max.
— ¿De qué estás hablando ahora? –dijo un tanto confundido.
—Suéltame –traté de alejar sus manos de mi cintura, pero él no me dejaba, me observaba como si tratara de descubrir el enredo que había en mi cabeza.
—Oh… tú estás pensando en cómo podría ser contigo ¿cierto? –me quede quieta cuando dijo aquello, ni siquiera fui capaz de mirarlo a la cara –no dudo lo feliz que estarías si me pareciera un poco a ese Noah tuyo ¿o me equivoco?
—Solo estoy pidiendo que me sueltes, estamos en la oficina de tu padre, mi jefe y aunque me llame mucho la atención hacerlo sobre un escritorio ¡no quiero tener esa experiencia contigo! –sus manos me soltaron, dejándome libre y mirándome realmente enojado.
—Muy bien –me bajé del escritorio y arreglé mi falda.
—Tú sigues siendo la persona que me tiene capturada contra mi voluntad, además de amenazar la vida de mis amigas, bebes de mí sangre, me tomaste la primera noche como si tuvieras el derecho. No vuelvas a decir que soy tuya porque te puedo tolerar, pero no te voy a aceptar –Max sonrió ante mis palabras.
—Me alegro que pienses ello porque esa es la realidad, no tengas ideas ridículas sobre mi personalidad, solo limítate a cumplir con tus deberes y ambos estaremos en paz –me tensé al escucharlo.
—Mi deber ahora mismo es ser tu secretaria, no la persona con la te acuestas o bebes de su sangre, así que con su permiso, Sr. Blake.
Me dirigí hacia la puerta rápidamente para salir de esa maldita oficina, pero antes de poder dar un paso afuera, Max se ubicó a mi lado, mirándome de forma arrogante.
—Necesito que llames a Emily –enarqué una ceja al escuchar lo que pedía. Fue como sentir un golpe en el estómago — ¿Qué sucede?
     ¿Para qué la necesitas? –dije sin mirarlo.
—Para algo que no te importa –fruncí el ceño –Elizabeth, no traspase aun más el limite –sentí como si prácticamente en mis venas corriera fuego, me estaba enfureciendo.
— ¿La quieres para que satisfaga tus necesidades? –él rodó los ojos y se cruzó de brazos.
—No sé realmente lo que tu mente está pensando en este momento, además no me interesa. Llámala  –respire profundamente, tratando de encontrar paz.
—Muy bien –salí directo a mi escritorio.
Le marqué a Jennifer para que avisara a la Srta. Wright que Max la necesitaba. No pasaron más de quince minutos cuando ella estaba saliendo del ascensor, tan increíble como siempre, con un suéter rosa pálido y una falda negra para nada ajustada.
—Buenas tardes, Lizzie –dijo dándome una sonrisa amable, pero realmente yo no era capaz de ser así de cínica como para devolverle el gesto.
—Buenas tardes –dije seria, pensando en el infeliz de Max.
— ¿Qué ha sucedido como para que el Sr. Blake me necesite de nuevo? –se acercó a mi escritorio y esperó por mi respuesta.
—Lo siento, me ha dicho que no me debe importar –ella puso los ojos en blanco, sorprendiéndome por lo cabreada que lucio ante mi respuesta.
Se inclinó un poco hacia mí y tomó  lápiz y papel para después cerrar los ojos y comenzar a escribir algo y al mismo tiempo tararear una melodía.
Este vampiro estaba loca.
—Gracias Lizzie, ve a tomar un café, de seguro nos demoraremos –dijo sonriéndome, estirando su mano con el papel que escribió ¿era para mí?
Luego se fue con rapidez hacia la oficina de Max.
Tomé el papel que escribió, fui hacia la puerta de escape y baje un par de pisos para poder leer la nota.

“Lizzie, no tienes que sentirte mal. Te aseguro que nada más pasará con Max, soy mujer, no me gustaría sentirme como tú lo has hecho días atrás, lo siento, no tienes que preocuparte. Max puede ser un idiota y muy inseguro a veces.
PD: esto de escribir, tararear una canción y pensar en otra cosa, distrae a Max, evitando que entre en tu cabeza. Es un buen tip para que protejas tus pensamientos de él”

Me quedé sin palabras al leer el papel ¿ella de verdad había escrito esto para mí? ¿Y qué me importaba lo que ella hiciera con Max? ¡¿Qué demonios me estaba pasando?! ¿Por qué me había comportado como su novia celosa antes, en su oficina?
Hice pedazos el papel para no dejar evidencia y tomé mis cosas. No había nada más que hacer, no quería pasar más tiempo aquí, me iría.
No me iba a exponer de esta manera, así de fácil.
Escribí rápidamente una nota mintiendo sobre mi estado de salud para poder retirarme, aun no cumplía con el horario pero ya no tenía trabajo que hacer. Estaba dejando el papel en la placa que decía mi nombre cuando Emily salió de la oficina, haciéndome una seña con la mano, despidiéndose.
Eso había sido breve.
—Elizabeth —pude ver a Max apoyado en el marco de la puerta, mirándome sin entender lo que estaba haciendo.
—No me siento bien, me retiraré.
— ¿Tú crees qué no me puedo meter en tu cabeza y saber que mientes? –lo observé unos segundos, sin saber que decir, nunca había sido buena mintiendo.
—Me quiero ir  –esto era patético, pero de verdad no me sentía cómoda.
—No, no puedes irte, tu horario de trabajo no está completo y además, no te sientes enferma —mordí mi labio inferior para así evitar que las lágrimas cayera –Esta bien,  no llores, vete.
Tomé mi bolso, dándome cuenta que a Max  ni siquiera le importaba el motivo para desear irme antes. Me apresuré para entrar al ascensor, pero cuando me giré, él estaba delante de mí.
 –No es necesario preguntar, solo estas tan celosa que no lo puedes soportar.
Me apoyé en el ascensor hasta que las puertas se cerraron, separándome de él. No podía pensar en algo con claridad ¿Max me estaba matando cada neurona que tenía? Como lo odio, él disfrutaba haciéndome pasar por una tortura psicológica. Ya era hora de comenzar a pensar en cómo escapar de su lado, era imposible que estuviera con él hasta que me drenara por completo.
Salí del ascensor y caminé lentamente hasta la salida, sin embargo, mi ánimo subió un poco al notar que no estaba Thomas abajo, mi celular comenzó a sonar, solo tuve que mirar de quien se trataba para sonreír y no contestar.
Era Max, de seguro recién se había dado cuenta de que me iría sola.
Comencé a caminar tranquilamente entre las personas, era agradable, me sentía como si tuviera una falsa libertad, pensando que podía hacer lo que se me ocurriera.
Luego de haber caminado un montón de cuadras, donde me senté a observar a las demás personas mientras me aferraba a mi abrigo, estaba frio, pero de todas formas estaba logrando la tranquilidad que se me había arrebatado hace semanas atrás.  Creo que este era el primer momento desde hace  bastante tiempo en el cual podía respirar sin tener que sentir un nudo de dolor en mi garganta.
Sin embargo, aprovechando mi tiempo libre, decidí poder darme el lujo de tener un buen momento dando una buena noticia. Busque el número de Tara en el celular y le marqué.
—Buenos tardes, Lizzie –su voz estaba ronca, por lo visto no había dejado de llorar.
—Tara, necesito hablar contigo –ella tosió un poco.
—No creo que sea un buen momento.
—Bueno, yo digo que si es un buen momento, dime dónde vives —ella le costó unos segundos responder, pero me volvió a hablar.
—515 calle W. Briar –sonreí.
—Estaré ahí en una hora.
—Está bien –cortamos y me fui directo a tomar un taxi, el que milagrosamente paró cuando levanté la mano.
Llegué luego de unos veinte minutos y quedé mirando todos los números de los departamentos, no sabía cuál era el que me comunicaba con Tara, así que decidí comenzar a presionarlos todos hasta que escuche muchos “¿hola?” “¿Quién es?” solo dije mi nombre y escuche que alguien me daba un número, supuse que era donde vivía Tara, así que cuando se abrió la puerta subí tranquilamente por las escaleras tomando mi tiempo.
Cuando llegué toqué un par de veces hasta que salió un chico.
—Buenas tardes, Srta. Lizzie –lo quedé mirando unos segundos, sin saber quién demonios era –soy Mathias, estuve con usted en casa del. Sr. Blake –me llevé la mano a la boca, apenada por no haberme acordado.
—Eres el novio de Tara, lo siento mucho, ¿Cómo estás? –lo saludé de un beso en la mejilla y él me hizo pasar.
—Bueno, estamos bien –por su mirada podía notar que estaba un tanto incómodo teniéndome aquí –ella está en su habitación –susurró sin mirarme. No tenía idea el motivo de su timidez.
Me indicó con la mano hacia donde debía ir, así que seguí su dedo índice. Pude notar que Tara era muy femenina, su departamento era pura luz y colores pasteles, no era extremadamente grande, pero tampoco era pequeño, era…era perfecto. Me había encantado y para mi sorpresa no tenia colores negros o blancos, a diferencia de su vestimenta.
Toqué suavemente  la puerta y entré a la habitación. Las cortinas estaban corridas, dejando todo a oscuras, solo se podía notar un bulto bastante grande sobre la cama. Tara.
—Tara—dije sentándome al lado de ella — ¿Cómo puedes estar en estas condiciones solo por lo que hizo Max? –ella se giró y pude ver su cara, completamente roja, sus ojos hinchados y estaba horrible, había que ser sincera.
—No entiendes, esto va mas allá de todo lo que has visto, yo tenía que cumplir con… —volvió a llorar sin poder terminar su frase, no quería que estuviera más triste, así que le diría de inmediato lo que sucedía.
—Bien, ahora te levantarás de esta cama, te lavarás el rostro, harás algo para que el pobre Mathias no le dé un paro cardiaco cuando te vea e iremos a casa de Max, pero antes comeremos algo, así hacemos hora hasta que llegue, que él no deja de trabajar hasta las siete –ella frunció el ceño.
—No, el Sr. Max me despidió, no hay nada más que hacer, él es hombre de una sola palabra, si dice no, es no —sonreí ante lo que decía Tara.
—Bueno, digamos que me debes una muy grande por esta, hice que Max no te despidiera, tienes tu trabajo de vuelta, pero, con una condición –por esto quizás iba a tener problemas Max –me tienes que decir cuál es tu gran misión, ese fue el acuerdo que decidimos con Max.
Tara me quedó mirando con los ojos rojos bien abiertos y se sentó en menos de un segundo. Me seguía mirando como si tratara de descifrar si esto era un sueño o la realidad.
—Esto es una broma muy cruel de tu parte –dijo sin creerme –lo que dices es imposible, el Sr. Max… –levanté la mano para que se callara, tomé mi celular y marqué el número de Max, quien me contestó al tercer pitido. Tara me miraba sorprendida.
—Max.
— ¿Dónde demonios estas? Te he estado llamando.
—Problema mío.
— ¿Cómo que problema tuyo? –por su tono parecía que mi respuesta le había causado gracia.
—Estoy llamando porque tengo a mi lado a Tara, dile que ya no esta despedida –le puse el teléfono en la oreja a la pelirroja, quien luego de cinco segundos, saltó de la cama y comenzó a moverse de un lado a otro.
—Elizabeth –dijo Max ahora  que tenía el teléfono para mí.
— ¿Qué? no he hecho nada malo, adiós  –hubo un silencio de su parte.
—Bien, adiós  –corté y Tara saltó a abrazarme, gritando de felicidad.
Mathias entró a la habitación y nos quedo mirando sorprendido, Tara me dejó para ir por arrojarse sobre Mathias, quien la abrazó sin entender lo que pasaba, pero entre los gritos que dio Tara, dijo que ya tenía su empleo de vuelta. Lo que hizo bastante feliz a Mathias.
—Bien, quiero mis respuestas ahora —Tara dejó de saltar y quedó mirando a su novio. Los dos parecían nerviosos –me están asustando.
—Vamos a la sala mejor –asentí.
Con Mathias nos fuimos a los sofás mientras Tara se arreglaba un poco, no se demoró más de quince minutos cuando llegó como nueva. La misma Tara de siempre.
—Bien, no sigamos atrasando esto —dije  advirtiendo cómo los dos aun se miraban sospechosamente  — ¿Qué misión tienen con Max? –Tara respiró profundamente  y suspiró.
—Es mi tutor… —fruncí el ceño, sin entender.
—Pero Vladimir Knight es tu padre ¿para qué ibas a querer a Max como tutor para los negocios?
—No, o sea, lo es, pero el Sr. Max es mi tutor en otro sentido –esto se estaba volviendo color de hormiga.
— ¿Es qué participarás en la empresa? –ella sonrió.
—En parte, no aquí en América, ninguno de los dos –dijo tomando la mano de Mathias, quien le sonrió.
—Muy bien, no estoy entendiendo nada ¿Qué les sucede? Se están mirando raro y están nerviosos hace ya un rato.
—Es un tanto complicado, ya que no creo que usted lo entienda –dijo Mathias –aun me sorprende que el Sr. Max la haya dejado saber esto –parecía que esto era un secreto de Estado.
—Bueno yo —continuó Tara –estoy bajo la tutela del Sr. Max hasta dos años más para convertirme en vampiro –mi hombros bajaron de inmediato por el balde de agua fría que me arrojaron.

Dios… ¿estaba ayudando a Tara para que fuera vampiro? ¿Qué había hecho?

No fue hasta que lei un comentario de ustedes que recorde que tambien me desagrada Noah ajajajajajaj ¡Gracias por leer esta historia de nuevo! :D

2 Lectores:

  1. Ohhh si!!!! Bueno Noah es demasiado desagradable, aunque me encanta los celos de Max ;)
    Lizzie de verdad se da cuenta hasta ahora de todo... Aunque no creó que se arrepienta despues... Me encantan los consejos que le dan :D
    Besos gigantes!!!
    XOXO

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  2. Jajaja no recuerdo a Noah! Help! Me perdí con lo de que Noah lo odiamos jajajajaja en serio me perdí JajajaJ, están buenos los capítulos
    Lo de Tara si lo recuerdo jajajaja pobre Lizzie! JajajaJ xD
    Da ni, tienes que darme crédito leí esta historia mientras la actualizadas en fanfiction, ya sabrá tu que tanto llevo sin leerla jajaja
    AY! QUIERO LEER MAS! :D shiiii
    Gracias por todo! Feliz día de la Virgen, o como en mi país, FELIZ DIA DE LAS VELITAS! ^-^

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