martes, 15 de diciembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 29


“Fuerza de Voluntad”

Suspiré guardando la última prenda en mi bolso. Miré la hora y eran más de las doce de la noche. Este día viernes se había pasado demasiado rápido; Max provocó que tuviera que correr de un lado a otro para arreglar los últimos detalles que había decidido cambiar –pienso que lo hizo apropósito— porque no le parecían de su agrado ¡estúpido Monstruo!
Dejé la maleta en el suelo al lado de mi cama y me recosté en esta, agotada. Este maldito viaje me tenía con los nervios de punta; primero tuve que soportar el interrogatorio por parte Sophia y Jennifer porque no entendían que Max me llevara a Rusia. Según Jennifer, solo me llevaba para “reconciliarnos”

No podía permitirme caer ante Max en el viaje, pero solo Dios estaba siendo testigo de que me estaba controlando con todas mis fuerzas, ayer por poco caigo pero lo soporté y me mantuve firme.
Para seguir pensando en este viernes fatídico, Noah llamó a la oficina, preguntando cómo me sentía; le respondí de forma cortante, le informé que no estaría disponible por una semana, pero que luego nos pondríamos en contacto porque tenía que hablar seriamente con él, aceptó y me comentó que también tenía que hablar algo muy serio conmigo.
Cerré los ojos tratando de dejar lo malo de este día; iría a Europa, exactamente a Rusia, debería estar saltando en una pie de alegría, pero solo pensaba en Max, hoy además de hacerme el día más difícil por tanto trabajo, lo hizo el doble de complicado por como lucía ¡no llevaba su típico traje de empresario!...solo estaba con unos jeans y una camiseta desgastada, lo que increíblemente lo hacía verse mucho más joven. Le pregunte que trataba de hacer vestido de esa forma en el trabajo y recibí una respuesta increíble
“No te metas en mis asuntos, que para eso no te pago”
Excelente ¿no?
Mis planes solo me estaba exponiendo más a él y no tenía idea si estaba avanzando para poder ver al verdadero Max. Creo que por mi conveniencia debería comenzar a verlo como un simple pedazo de carne para poder saciar mi sed, exactamente como él me veía la mayoría de las veces, sin embargo, no puedo ser injusta y negativa, él se había comportado como yo esperaba estos dos últimos días, omitiendo sus comentarios realmente desagradables.
Entendía que a veces estaba buscando justificaciones donde no las había, cosa que no estaba bien, pero ¿él sabía lo qué yo estaba pensando? ¡No! Así que me daba la ventaja y él seguía pensando que yo lo aborrecía…cosa que en parte era cierto.
También debería omitir, por mi parte, las reacciones impulsivas que he tenido hacia él; aquel beso al frente de la casa de Luke Green o peor aún, lo mal que me sentí por su comentario sobre mi sangre…eso había estado mal de mi parte y me mostró vulnerable ante él.
Abrí mis ojos y mire a mi alrededor, todo estaba iluminado por la luz de mi habitación, no sé porque esperaba ver cierto rostro conocido. Llevé mis manos a la cabeza ¡Soy una enferma! Estaba esperando ver el mismo rostro del vampiro que me había tenido secuestrada, que la primera noche abusó de mí, él que me golpeó.
¿Qué pasaba conmigo? Eso es no tener dignidad, ni amor propio ¡¿Por qué tuvo que darme ese beso tan diferente, especial o lo que sea?! Max debió seguir tratándome mal, para alejarme de él sin tener nada más que pensar y poder odiarlo hasta el final ¡pero ahora encontraba hasta entretenido incomodarlo!...tengo un problema, sin duda alguna.
Esto era culpa de Luke, tener un mal padre me había dejado con trastornos psicológicos.
—Max, te odio –suspiré cansada sin saber qué hacer. Así que me metí bajo los cobertores y di unas palmadas para que la luz se apagara. Miré hacia el techo mientras la luz de la luna alumbraba mi habitación.
— ¿Por qué aun no te duermes? –me senté en la cama de inmediato y vi la sombra que estaba acostumbrándome a ver, al frente de mis ojos.
— ¿Max? –sabía muy bien quién era, pero tenía que seguir con mi papel de ruda y fuerte, todo para que su ego dejara de dominarlo y conectar su cable a tierra de nuevo, ya que dudo que el fuera de esta manera siempre.
— ¿Es qué esperabas a alguien más? –iba a prender la luz de mi mesa de noche, pero no me dejó.
Tomó mi mano, evitando cualquier movimiento de mi parte. Aquel contacto con su piel solo provocó que mi sangre comenzara a correr más rápido por mis arterias, mi corazón estaba bombeando tan fuerte que me dio hasta vergüenza.
— ¿Qué te sucede? –alejé mi brazo de él.
No estaba en condiciones de hablar o solo correr el riesgo de sentirlo porque realmente iba a arruinar mi plan, aunque dudaba que saliera victoriosa en los siguientes días.
— ¿Qué haces aquí? –me cubrí con los cobertores.
—Tengo sed –nuevamente ese tono tan normal que estaba utilizando cuando bebía de mi sangre.
—Ya veo… —no quería aceptar a eso; no sabía si él tomaría en cuenta mi opinión, pero si bebía de mi sangre, corría el riesgo de convertirme en una completa inútil, sentía un estilo de necesidad por sentir a ese maldito vampiro.
—Sophia te invitó a salir esta noche, con tus amigos –ella me había insistido junto con Jennifer para salir, ya que iba a estar desaparecida toda la semana, pero no deseaba hacerlo…deseaba hacer otras cosas y ahí no estaba ninguno de mis amigos invitados.
—Problema mío si salgo o no salgo con mis amigos…es más, creo que deberías irte, has agotado todas mis energías hoy, no puedes tener de mi sangre —escuché su suave risa al terminar del hablar.
— ¿Qué te hace pensar que tienes opinión sobre eso?
— ¿Qué te hace pensar que soy una estúpida y no me he dado cuenta que ya lo he hecho antes? –No hubo respuesta — ¿te irás? –de verdad solo deseaba que se fuera, me incomodaba y solo me mantenía al límite de mi propio autocontrol.
No podía dejar de pensar en el día de ayer, en su auto, él me había dejado estar sobre él, cosa que estaba prohibido entre nosotros… “nosotros” eso no existía, realmente era él quien lo había vedado.
—No, no me iré, no confió en ti…así que prefiero mantenerte vigilada.
—Deberías ir a beber de alguien más –dije finalmente, necesitaba estar sola.
Él alteraba mis sentidos y en estos últimos días, no sabía de lo que era capaz, pero seguía siendo fuerte ante él.
— ¿Aun sigues molesta por el comentario de tu sangre? –traté de ver lo que estaba haciendo en la oscuridad pero me era imposible.
— ¿Qué crees tú? –entrecerré los ojos para verlo mejor, pero no lo logré.
—Realmente no me interesa –segundo después sentí un peso al lado de mi cama.
Me quede helada.
— ¿Qué estás haciendo? –prendí la luz de la lámpara y vi como Max estaba recostado sobre la cama solo con su pantalón, se había despojado de la parte superior de su vestimenta y me miraba como si esto fuera lo más normal del mundo –esto no…
—Dije que no me iría porque no confió en ti y necesito dormir así que no me quedaré de pie toda la noche mirándote –cerré los ojos tratando de pensar que no tenía a Max semidesnudo a mi lado.
—Bien –dije molesta. Apagué la luz y me acomodé para dormir, por debajo de los cobertores baje mi camiseta gigante para sentirme más protegida, ya que solo tenía mis pantaletas y esa estúpida camiseta…me compraría un pijama, tenía que hacerlo –en el mueble hay una manta por si sientes frio.
—Yo no siento frio como tú, no me voy a resfriar —me giré para verlo al notar aquella voz tan natural, sin restos de malhumor o de despotismo.
—No es como si estuviera preocupada por ti.
—Lo sé, me lo dejas claro todos los días, no es como si necesitara de tu preocupación –pude notar que estaba recostado con su pierna flexionada y sus manos bajo su cabeza. No pude evitar suspirar — ¿Qué estas pensando que estás suspirando?
—Que no me agradas, no quiero ir contigo a Rusia –porque no tenía idea qué demonios iba a hacer allá.
Max había dicho que odiaba quedarse en hoteles cuando iba a otros países, por lo que me hizo conseguir una cabaña, ubicada al medio de la nada. No le creía ni un poco.
—Qué pena que no tengas opción –dijo irónicamente –pero no me arriesgo a dejar mis cosas sin resguardo.
— ¿Cosas? –siempre se encargaba de conectar mi cabeza con mi propio cable a tierra.
—Ya me escuchaste —quede mirando aquel angosto canal que se formaba por su abdomen –Green…
—Tengo sueño, buenas noches –me giré para darle la espalda y olvidarme de su existencia.
—Por tu propia seguridad buscaría otra posición para dormir –me tensé al escuchar el tono de su voz –no podré leer tu mente pero tengo una idea de lo que pasa por ella –me quede de espalda mirando hacia el techo y cerré mis ojos, tratando de conciliar el sueño.
Ninguno habló nada hasta que mis parpados de verdad estaban pesando, miré a mi lado y Max estaba dándome la espalda, de seguro ya estaba dormido…o eso fue lo que pensé.
Me gire para darle la espalda y quedarme profundamente dormida, pero tense mi mordida al sentir su dedo recorriendo mi columna, tuve que utilizar toda mi concentración para no responder antes eso, pero él no se quedo quieto; comencé a hacerme la dormida cuando sentí que Max jugaba con mi abdomen, así que tuve que pensar rápido y encontrar una solución antes de que me diera vuelta y buscara sus labios.
Sonreí al tener una idea.
Tomé su mano y la entrelace a la mía; seguí haciéndome la dormida y Max no siguió haciendo nada, se quedo estático. Sonreí, realmente me agradaba incomodarlo. Él separó su mano de la mía para girarse y darme la espalda; no reaccioné de ninguna forma ante eso, se suponía que dormía.

Me removí cansada cuando la alarma de mi reloj sonó avisándome que eran las 6.30 a.m. Miré a mi lado y Max seguía ahí.
—Ey —lo empujé para que despertara –Max…
—Lo sé –dijo fríamente. Se puso de pie como un robot y me quito el turno en mi propio baño. Fui a la cocina y me hice un café con unas tostadas.
Me quede viendo el noticiero mientras él se demoraba en el baño, no le tomó mucho en realidad. Salió con unos jeans y una camiseta que supuse que eran de la noche anterior, pero sus ojos estaban cubiertos con gafas. Suspiré.
—Está bien, bebe de mi cuello –él no me dijo nada, solo se fue en dirección a la puerta y salió.
Rodee los ojos; no me importaba si estaba molesto porque ayer me negué a darle sangre o estaba confundido porque ayer “dormida” entrelacé su mano con la mía, si él no me decía lo que pensaba yo no iba a hacer ningún comentario.
Me bañé y alisté para bajar con mi maleta, pero al abrir la puerta vi como Thomas me esperaba con una sonrisa.
Así que bajamos juntos al auto.
— ¿Todo bien? –dijo mirándome un tanto apenado.
—Todo excelente –sabía que se refería a nuestra relación de amistad, ya que la última vez no habíamos terminado nuestra conversación de la mejor manera.
—El Sr. Max está esperando abajo.
—Me lo imagino.
— ¿Puedo hacerte una pregunta? –lo miré extrañada.
—Claro ¿Qué sucede?
— ¿Él se quedó anoche aquí? –me sonrojé por completo.
—Si –fue lo único que dije para bajar las escaleras más rápido; esta vez Thomas no quiso bajar en ascensor porque era muy “inestable”
—Ya veo, entonces, ustedes…
—Thomas, cuidado con lo que vas a preguntar.
—Quería saber si ustedes están mejor –rodeé los ojos.
—Sí, tan bien como el corre caminos y el coyote –le cerré un ojo y me adelanté.
Pude ver que Max ya estaba sentado en la parte trasera del auto. Thomas dejó todo en el maletero y yo entré al auto, pensando seriamente si podía lanzarme a la carretera antes de ir a Rusia con Max.
Miré a mi lado y pude notar que él estaba muy serio, mirando hacia la ventana, seguía con el mismo humor que hace una hora atrás y realmente yo no tenía ánimos de seguir así.
—Una vez me dijiste que estabas de buen humor en las mañanas ¿Por qué no te veo así? –giró su rostro para verme, esta vez no llevaba gafas; pude notar por sus ojos rojos que Max era un mar de confusión, lo que provocó que mi pecho se oprimiera un poco.
No me dijo nada y volvió a mirar hacia la ventana mientras apretaba un botón que subía un vidrio delante de nosotros, el cual nos separaba de Thomas.
—Si no vas a hablar, prefiero hacerlo con Thomas… —no me gustó que nos separara.
—Creo que puedes sobrevivir sin Thomas –sus ojos rojos no me gustaban, me preocupaban.
—Max, tus ojos –él los cerró unos segundos y tomó las gafas para cubrirse.
—Déjame tranquilo un momento, Green.
—No –dije segura –cuando tú estás hambriento bebes más de mi y de una forma que no me gusta, es menos desagradable cuando lo haces seguido pero de a poco –él me volvió a mirar.
— ¿Es así como funciona? –fruncí el ceño sin entender, esperando a que fuera un insulto o algo a “así es como funcionas, zorra inútil”
— ¿Qué? –él medio sonrió.
—Nunca he dado sangre a nadie, por eso pregunto si es así como mejor funciona —suspiré internamente al ver que no era una pregunta desagradable. Eso había sido un alivio.
—Para mí si…así que te agradecería si lo hicieras de esa manera.
—En el auto es bastante incómodo, no me gusta hacerlo cuando estoy en movimiento –no pude evitar pensar en las cientos de situación de cómo podría darle de mi sangre, pero luego me di cuenta que mi mente se estaba pervirtiendo más de lo debido.
—Déjame ver —me acerque a él y le indiqué que se sentara más cerca.
Pude notar que Max cuando estaba con sus ojos rojos, más de lo normal, se volvía un tanto vulnerable, creo que no tenía energías cuando le sucedía aquello.
—Green ¿Qué haces? –quedé de rodillas a su lado, pero ese no era el plan. Pasé mi pierna izquierda al lado de su pierna derecha y casi por magia, quede sentada sobre él.
—Ahora si…es mucho más cómodo ¿no? –saqué sus gafas porque no me gustaba que tuviera sus ojos cubiertos cuando me mordía.
— ¿Por qué estás haciendo esto? –Dijo mirándome enojado –tu me odias.
—Lo hago, que de eso no te quede ninguna duda –eso es lo principal que no debía olvidar ninguno de los dos –pero generalmente si puedo ayudar a alguien, lo hago…aunque sea un verdadero demonio —él frunció el ceño.
— ¿Aunque sea con tu sangre?
—No sabía que podía ayudar de esa forma, así que lo tuve que poner a la lista.
—Pero eso…
—Max –lo interrumpí –estoy sobre ti ¿podrías hacer esto rápido?
—Lo haré, pero tengo una duda ya que no puedo leer tu mente –cosa que estoy segura que es solo su culpa, estaba trabajando en una hipótesis — ¿le darías sangre a un vampiro que la necesita? –me miró como si esa pregunta le causara gracia.
—No a uno que no conozco, los vampiros no son del todo buenos.
—Habla la experta ¿no? –bufé.
—Si me preguntas más directamente, le daría sangre a Teresa, al Sr. Ezequiel y a James, quizás también a Emily –él frunció más el ceño.
— ¿James?
—Si…
—Bueno, ni siquiera me voy a molestar por eso ya que no tienes autorización de “darle” sangre a nadie, tu eres mía –rodeé los ojos.
—Créeme que me lo has dejado claro reiteradas veces.
—Solo me aseguro –después de decir eso, llevo su mano derecha a atrás de mi cabeza y me hizo flexionarla hacia ese lado, exponiendo mi cuello. No entiendo aun para que dejo su mano libre sobre mi trasero y me acercó a él.
—Max, no –me quejé, pero segundo después él estaba mordiendo mi pie con suavidad, bebiendo de mi sangre. Me afirmé de sus hombros –No… —volví a decir cuando sentí que su mano iba subiendo a mis pechos, me traté de separar, pero era imposible –Max… —me quejé nuevamente tratando de controlar mi voz, pero me era inútil.
Ese maldito contacto con Max me estaba dejando expuesta. Dejó de beber de mi, pero no me separó sino que comenzó a besar mi cuello e intuitivamente me comencé a mover sobre él; demonios, tenía que parar esto ¡Thomas estaba al lado!
—Max… –salió de mi boca como un suspiro, pude escuchar la risa ronca de su parte, pero no me podía rendir a pesar que ahora estaba solo a un centímetro de tocar sus labios, si lo hacía, estaba perdida.
Gracias al cielo, por arte de magia se me ocurrió una gran técnica; llevé mi mano a la de que estaba tocando mi pecho sobre la tela del sujetador y la entrelace con la mía. Max se quedo helado, yo moví nuestras manos hacia abajo, alejándolo de mi o sino provocaría que me muriera de una combustión espontanea.
—Está Thomas al lado –dijo fríamente.
Sonreí mentalmente, creo que había encontrado una nueva forma de incomodarlo.
—Exacto –me bajé de sobre él, con el dolor de mi…no podía decir alma porque no era eso. Me senté intranquila.
—Te interesa lo que piensa Thomas de ti–dijo ahora con sus ojos negros.
—Sí, es mi amigo —él sonrió.
—Eres astuta –rodeé los ojos.
—No vengas con esos comentarios característicos tuyos, mira que sabes que te puedo responder tan rápido como tú te mueves, ahora dime porque nos vamos dos días antes, tus reuniones son desde el lunes –él me volvió a sonreír.
—Para tener sexo contigo por varios días –mis ojos se abrieron sorprendida.
— ¿De verdad creíste que saldrías victoriosa tanto tiempo? –No fui capaz de decirle nada ante lo que dijo –además no trates de ser indiferente, tú también lo deseas.
—Ni es tus mejores sueños, vampiro…recuerda que tengo cada uno de tus actos en mi memoria –me crucé de brazos y miré hacia afuera.
— ¿Sigues pensando que tienes el control? –dijo eso y me tomó del cinturón de mi pantalón para  acercarme a él, dejándome recostada en el asiento, mientras se acercaba a mi labios.
—Max…no… —se acercó a mi oído.
— ¿No sería entretenido si tuvieras que callar tus gemidos porque Thomas está al lado? –mordí mi labio inferior al notar que los suyos estaban tan cerca.
—Basta —llevé mis manos a su pecho para alejarlo, pero mis fuerzas eran nulas.
— ¿Por qué te mientes? Te gusta la idea –cerré los ojos tratando de concentrarme, pero al momento que empezó a sacar mi cinturón, ya mi cordura me había abandonado.
Negué con mi cabeza para que se detuviera pero era inútil; comenzó a desabotonar mi pantalón  mientras besaba mi cuello. Podía sentir su fría mano a través de mis bragas, pero al momento donde iba a sentir por completo su piel junto a la mía…fui salvada por la campana o mejor dicho en este caso, por Thomas.
— ¡Sr. Max! –Dijo golpeando al vidrio –ya llegamos –suspiré aliviada, sabiendo que sería libre.
—Por poco –dijo para después besarme en los labios, atrapó el inferior con sus dientes y lo tiro levemente, para después separarse, arreglar mi cinturón a la velocidad de la luz y sentarse como correspondía, ojala tuviera esa velocidad.
Thomas abrió mi puerta y me encontró recostada mirándolo, incluso con una visión al revés pude ver su expresión de sorpresa.
—Prepara todo Thomas –le dijo como una orden, en menos de un segundo Thomas había desaparecido.
Max tomó mi mano e hizo que me sentara de nuevo.
— ¿Eso era necesario? –lo empujé para que no me siguiera tocando.
—Debes admitir que la expresión de Thomas fue graciosa –Salí de auto al notar que Max era más idiota de lo que pensaba. Fui hacia donde Thomas, quien estaba rojo como un tomate.
—Lo siento, él es un idiota.
—No se preocupe –dijo mirando hacia el maletero y sacando los bolsos.
Suspiré triste, podía entender cómo se sentía Thomas, no debe ser nada agradable darte cuenta que atrás casi están…bueno, se entiende.
—Nos vemos en una semana –le dije a Thom; me acerqué y le di un beso en la mejilla.
—Que tengan un buen viaje –miré a Max para ver como se despidiera de Thomas, pero él solo enarcó una ceja.
— ¿Quieres que lo bese también? –Fruncí el ceño molesta –hasta luego Thomas –se dio media vuelta y seguí caminando.
Fui detrás Max con mi maleta haciéndole una seña a Thomas, quien me respondió sonriendo.
Pudimos ver que en el tablero que nuestro vuelo salía en un tiempo más, estábamos adelantados; comencé a buscar mi reproductor de música el cual encontré en segundos. Iba a escucharlo cuando cierta persona tomo mis audífonos y los hizo trizas en su mano.
— ¡Max! ¿Qué demonios? –dije sin poder creer lo que había hecho.
—No me gusta viajar mientras otro escucha música.
— ¡Pudiste traer tu reproductor de música! –Lo empujé molesta –además ¿Por qué los rompes? ¿No sabes pedir las cosas? ¡Tan niñito que seas para tus cosas! –Me giré a darle la espalda enojada –idiota –susurré.
— ¿Y porque no… —se acerco a mi oído –vas a buscar a Thomas para que te consuele? –rodeé los ojos.
—Eres un psicópata, déjame tranquila, si no me dejaste escuchar música no pienses que te hablaré –me fui a sentar con mi maleta de rueditas y me acomode en ese incómodo asiento de plástico. Max se sentó a mi lado, sin decir nada. Lo miré de reojo y noté que ni siquiera se preocupaba por mi presencia –no quiero que se vuelva a repetir lo del auto.
—Dijiste que no me ibas a hablar –bufé, molesta conmigo misma.
Dejé de hablarle y empecé a pensar en todas las veces que Max me había hecho cosas malas…y me refiero a las veces que me hirió de verdad.
Mi humor no quedo de lo mejor al recordar estas últimas semanas por lo que me quede en silencio, un tanto deprimida, no sé cuánto tiempo habrá pasado mientras yo miraba mis pies; sentí a mi lado, que Max estaba observándome, no fue hasta unos cuantos segundos que esquivó  mi mirada y se fijó en el tablero.
—Vamos… —nos pusimos de pie.
Busqué los boletos, nos dirigimos a seguridad y dejamos nuestras maletas. Ambos pasamos sin ningún problema; nos fuimos en silencio por el pasillo a primera clase de nuestro vuelo a dirigido a Moscú, Rusia.
— ¿Es qué te has acordado de Luke Green que tienes esa expresión? –lo miré y sonreí levemente.
—No, me acordé de los horribles momentos que he pasado por tu culpa –me adelanté para poder alejarme de Max.
Demonios…de verdad que estaba olvidando mi objetivo final de todo esto, no me lo podía permitir y tenía que tenerlo claro durante todos estos días que estuviéramos en la cabaña, completamente…solos.
Me senté, observando cada detalle de cómo era primera clase; esto sí que era viajar de verdad. Max llegó a mi lado y se sentó sin decir nada, noté que cuando lo hizo en menos de cinco segundo apareció una sobrecargo.
—Sr. Blake, un gusto verlo de nuevo –lo miró coqueta — ¿desea algo en especial para este viaje? –Max le sonrió como el Casanova que era.
—Él no necesita nada, espero que pueda traerme unos audífonos y un jugo de frambuesa, el Sr. Blake –dije irónica –no necesita nada, que esté bien, gracias –le di mi mejor sonrisa y ella me quedó mirando como si tuviera a su peor enemiga delante de sus ojos. Se fue sin decir nada.
— ¿Era necesario eso? –dijo Max mirándome con su ceño fruncido.
—No te pases de listo, eso es para demostrar respeto, mira que no quiero que crean que te andas revolcando con cualquier mujer delante de tu secretaria –miré hacia la ventana.
—Da igual, de todas formas no me repito el plato dos veces –me giré a verlo de mala forma.
—Eres un idiota, así no se habla de las mujeres, además eres un mentiroso, lo has hecho más de una vez con Emily —volví a mirar hacia la ventana.
—Pero no con humanas.
— ¿Claro y yo soy un burro acaso?
—Espero que no o estaría en desventaja –me quede helada ¿es qué estaba tratando de bromear? No pude evitar sonreír y mirarlo por lo que dijo.
—De verdad eres un idiota —dije riendo, lo hice con más ganas al ver la expresión de seriedad en Max, no me lo imaginaba diciendo lo mismo con ese rostro.
Él me miró con otra expresión, una que percibía que no deseaba demostrar; lucía pensativo y dándome una mirada extraña que no pude identificar…y realmente no lo deseaba.
—Su jugo –escuché a la sobrecargo rubia y tonta…bien, estaba siendo injusta, ella de verdad era hermosa, no dudaba que Max estuviera con ella.
—Gracias –le di una sonrisa mientras ella me quería asesinar con la mirada — ¿cariño, quieres algo? –dije mirando a Max, pero él solo se abstuvo de responder o de mirarla. Sonreí victoriosa cuando vi las lágrimas de furia en sus ojos para después retirarse indignada –de verdad eres un maldito, algún día alguien te enseñará cómo tratar a las mujeres –él sonrió curvando sus labios, esto parecía de verdad hacerle gracia.
— ¿Acaso serías tu esa mujer?  Además eres igual de mala, has hecho llorar a la chica –sonreí.
—En primer lugar, lloró por tu culpa, no la volviste a llamar luego de utilizarla y respecto a que si sería yo aquella mujer que te traiga a tierra…ni es tus mejores sueños, no me importas tanto como para llevarte por el buen camino, no tengo la paciencia –él frunció el ceño, mientras yo quedaba satisfecha con mi excelente mentira…estaba realmente aprendiendo a hacerlo. Miré hacia la ventana y arreglé mi cinturón ante el aviso del capitán.
—Ten por seguro —dijo Max en mi oído –que no te daré descanso, te he soportado muchas en este tiempo, Green –mordió con suavidad mi oreja, provocando que mi corazón saltara con rapidez.
—En tus sueños vampiro, recuerda con quien estás hablando –me giré y lo miré enojada, para después tomar de mi jugo; ya veríamos quien ganaba, Max o yo…
Demonios.

Nuevo capitulo :D

5 Lectores:

  1. Max es como un tsundere en potencia jaja ok no, la verdad es que se ve tan lindo cuando hace cosas buenas pero quiere hacerse el malo, mmmm es muy difícil evitar enamorarse de el.

    ResponderEliminar
  2. Aghhh bueno, se fueron a Rusia!!! Ese tira y afloja entre los dos es demasiado divertido... Sobre todo el nuevo truco que aprendió Lizzie... Comportarse cariñosa para que la deje...
    Besos gigantes!!!
    XOXO

    ResponderEliminar
  3. Me gusto el truco de lizzie
    Aunque creo que se va s enamorar

    ResponderEliminar
  4. Como que este comportamiento por parte de los dos me gusta...es divertido ver a Max todo desubicado...Rusia es de mis partes favoritas...el regreso no tanto...en fin me preocupare por eso más adelante...gracias por el capi Dani

    ResponderEliminar
  5. Jajajaja yo se que esto sonará raro pero no puedo evitar pensar (con la última parte de Lizzie) "linda, no apuestas jamás contra el diablo, este tiende a ganar siempre" jajajaja
    Sigue pareciendome super gracioso como esta controlado Lizzie a Máx! JajajaJ descubrió que por las malas no se podía, entonces por la ternura lo va a enloquecer JajajJa
    Gracias Dani, genial todo ;)
    Ya partieron a Rusia, cada vez más cerca *hace baile de alegría* JajajJa
    Aunque se que vas a caer al menos en un instante en este viaje, Lizzie, sigo de tu parte linda ;)

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena