domingo, 20 de diciembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 30


"Rendida"

Salimos del aeropuerto cuando ya había caído la noche en la hermosa ciudad de Moscú. A las afueras nos esperaba una limusina.
—Pudiste pedir algo más…normal –dije para después saludar al chofer quien tomó mi maleta para dejarla en la parte de atrás; miré a Max y él estaba atento mirando al chico que traía su bolso –Eres tan cómodo ¿no puedes traer tus propias cosas? No creo que la fuerza te falte –ni siquiera me dirigió la palabra, solo se volteó y le dio una propina bastante generosa al chico que trajo sus cosas.
Entramos a la limusina y me quedé cerca de la ventana para mirar cómo era esta maravillosa ciudad, pero ¡Santo Dios! Con este frío no podía admirar nada. Al parecer la primavera aun no llegaba a este país.

Miré hacia arriba por si había un botón para la calefacción, pero no lo encontré, como tampoco abajo.
— ¿Qué sucede? –preguntó Max al verme mirando cada detalle de la limusina.
—Tengo frío ¿Dónde está la calefacción? –Max se acercó y pasó su mano rozando mi abdomen para luego llevar su mano a la parte inferior del asiento, a mi lado izquierdo.
Me quede mirando su perfil, del cual podía notar que tenía su ceño fruncido, molesto…como siempre, pero aun así me puso un tanto nerviosa, ya que solo lo tenía a unos centímetros de distancia.
—Listo –se giró un poco para verme y pude notar como sus ojos se fijaron en mi boca.
Mordí mi labio inferior nerviosa y miré hacia la ventana.
—Gracias.
Ninguno dijo nada hasta que la limusina se detuvo, luego de una media hora de recorrido, recién ahí él me volvió a hablar.
—Vamos —asentí y salí por mi lado.
Según el cronograma que llevaba en mi bolso y el cual había hecho según los requerimientos de mi jefe, o sea Max, estábamos en la estación de trenes Kazán, para poder llegar luego a otro pueblo de nombre extraño, tomar un auto e irnos a la famosa cabaña que deseaba el vampiro. De solo pensarlo se me revolvía el estómago por los nervios, tendría que ser muy fuerte para estar sola con él, quizás podría concentrarme en adelantar trabajo… aunque eso realmente no funcionaría.  Si no fuera su secretaria particular quizás podría entretenerme en trabajar pero si él estaba estancado en una cabaña haciendo nada…bueno, yo no podía hacer mucho tampoco.
Nos dirigimos hacia la boletería, tuve que apresurarme para yo comprar los boletos, ya que él estaba haciendo todo mi trabajo. Yo no venía como su amiga, ni pareja como para estar turisteando. Era su asistente y debía hacer mi trabajo, conseguir los malditos boletos.
—Gracias –dije en un acento muy malo, tomando los boletos que me pasó la vendedora.
—Yo podía hacer eso –dijo Max cuando avanzamos hacia los trenes.
—Soy tu secretaria, si he venido aquí es por eso, no por algo más –seguí caminando junto a mi maleta con ruedas hacia el tren al cual debíamos subir.
— ¿En qué sección has comprado?
—Turista.
— ¿Turista? Green, si tengo mucho dinero es para no ir incómodo o soportando a otras personas.
—Lo siento pero encuentro que es un gasto de dinero innecesario ir en primera clase siendo que el viaje no es tan largo.
—Es mi dinero –levanté los hombros.
—No te haría nada de mal pasar un poco de tiempo con personas comunes y corrientes.
—Paso tiempo con humanos –lo miré enarcando una ceja.
—Hablo de tiempo donde no bebas de su sangre –miró hacia un lado enojado.
—Por tu propio bien, esperemos que vaya vacio –exactamente por mi propio bien que no quería irme sola con Max.
—Sabes que el lunes en la tarde debemos retornar a Moscú ¿cierto? Así que no te hagas la idea de estar solo sin humanos porque debemos quedarnos en un hotel, volver del pueblo toma demasiado tiempo –él frunció el ceño por cómo le estaba hablando, era obvio, no aceptaba ordenes –solo te estoy diciendo el cronograma en el que quedamos de acuerdo, aun ni siquiera entiendo porque vamos a esa cabaña –subimos al tren que nos correspondía. Miré a los lados y no iba casi nadie, excelente –sabes que no conseguirás nada…
Sabía cuáles eran sus planes, pero no se lo iba a permitir, mi fuerza de voluntad era mayor que cualquier cosa.
—Iremos a esa cabaña porque necesito que no haya personas en varios kilómetros a la redonda –sin  previo aviso sentí a Max tan cerca como para susurrar en mi oído –para que puedas gritar sin preocuparte —un escalofrió recorrió mi cuerpo.
Avancé sin siquiera responderle, no me iba a molestar en hacerlo.
Traté de dejar mi maleta arriba, pero Max la tomó y la guardó para luego tirar su bolso y sentarse. Había cuatro puestos, dos y dos mirándose de frente. Me senté,  observando por la ventana y notando como todas las personas comenzaban a subir a sus respectivos trenes.
—Si estuviéramos en primera clase ni siquiera subirías esa maleta —miré a Max seriamente, pensando que tendría que dejarle todo en claro desde ahora.
No iba a dejar pasar otro comentario como el de hace cinco segundos. Era inapropiado de su parte.
—Max, tú no me tocarás en estos días, si deseas… —esta parte era la primera prueba que estaba desarrollando –puedes ir a un bar o pub del pueblo y tirarte a quien quieras, yo no haré drama sobre ello ¿entendido?
Sus ojos se quedaron mirando los míos por unos segundos, sin decir nada, claramente pensando en alguna respuesta.
—Que te hayas puesto un arma en la cabeza y hayas logrado que te liberara de mi departamento, no significa que tengas algo de poder…si quiero, te puedo tomar en este mismo lugar y tu no podrías hacer nada, soy más fuerte que tú y aunque lo niegues te sigues excitando conmigo ¿crees qué soy un estúpido? llevo más de un milenio en este planeta, no creas que juegas con un cachorro, Green…y si quiero, cuando lleguemos a la cabaña te joder dónde quiera y cómo quiera ¿entendido, niña?
¿Niña? ¿Me había dicho niña de nuevo? Bueno, por primera vez me sentí verdaderamente como una, olvidaba que Max era mucho mayor de lo que aparentaba.
—Te he hecho una pregunta –tragué saliva nerviosa –Elizabeth.
Levanté mi mano al nivel de su rostro y le mostré el dedo del corazón.
—Que te den Max Blake, puedo decir con mayor seguridad ahora –mantuve mi mano al mismo nivel de sus ojos –que eres un ignorante y desgraciado, con tu edad en este planeta deberías aprender a tratar a las mujeres… —escuché como gruño para después tomar mi mano y hacer que la bajara, haciéndola chocar en la mesa y causándome un leve dolor.
Provocó que me levantara levemente del asiento al igual que él, quedando muy cerca de su rostro.
—Mi paciencia se quebró desde hace días Green, no presiones más.
—Me importa un comino, suéltame –lo quede mirando directo a los ojos.
Me soltó y me aleje de él. Apoyé mi espalda en el asiento y miré hacia la ventana sin dirigirle la mirada.
No había caso Max se comportaba como un verdadero idiota, aun me preguntaba cómo demonios seguía metida en esto.

El viaje más largo de mi vida se llevó a cabo en ese maldito tren. Fui al baño más de diez veces solo para no verle la cara a Max, quien tenía una expresión desagradable de enojo. Dos horas y medias después, llegamos a la estación. Ambos nos pusimos de pie y él solo sacó su bolso para luego seguir caminando hacia la salida.
—Inmaduro –dije susurrando mientras me empinaba para sacar mi maleta que seguía arriba.
—Aquí tienes –miré a mi lado y vi como un chico, rubio, de ojos azules, alto y muy guapo además de ser claramente un caballero, bajaba mi maleta y me la entregaba –que tengas una buena estadía –dijo con un acento ruso.
—Gracias –sonreí y me apresuré para ir hacia donde Max, quien miraba a los lados.
Esta estación era muy diferente a la anterior, empezando en que ya había llegado a la calle donde hacía bastante frio. Max se fue al costado derecho, donde estaba el chofer del auto que había arrendado. Este le entregó las llaves y luego se retiró.
Nos subimos sin cruzar palabra alguna, dejé mi maleta en el asiento del copiloto y yo me fui atrás recostada, tenía sueño y eran más de las dos de la mañana. Me giré y sentí como la calefacción se encargaba de que no muriera de hipotermia, no le dirigí de nuevo la palabra a Max, así que me entregue a los brazos de Morfeo.
Cuando moví mis manos, me di cuenta de la suave y blanda superficie que ahora me contenía. Abrí de a poco mis ojos y noté que estaba en una cama.
Todo se encontraba a oscuras, pero por lo que alcanzaba a apreciar, este era el segundo piso de la cabaña. Miré hacia un lado con los ojos entrecerrados y noté que ahí estaba el baño. Pude ver al frente, donde estaban las escaleras y se dejaba ver todo el primer piso, donde estaba la luz encendida. Me puse de pie y noté que estaba con mi pijama; no sentía nada de frio porque la chimenea estaba encendida.
¿Él me había cambiado? ¿Tan casada me dejó el viaje para no sentir sus manos?
— ¿Max? –dije bajando escalón por escalón sin poder encontrarlo. No estaba en los sofás ni en la cocina, que era solo una gran sala.
Miré hacia la gran ventana de la cocina, que por las fotos que Max me mostró para que no me equivocara de cabaña, era la ventana que entregaba la hermosa vista de un lago. Pude ver como un fantasma me miraba desde la terraza, apoyado en la madera dispuesta horizontalmente. Me aseguré de verlo, entrecerrando los ojos y me acerque a la ventana, la cual abrí.
Abracé mi abdomen al sentir el frío que hacía.
— ¿Qué hora es? ¿Qué haces aquí? Hace frio…entra –él me quedo mirando sin decir nada — ¡Max, me estoy congelando! –sin si quiera darme cuenta avancé unos pasos hacia él y tomé su mano para que entráramos, pero Max no se movió y me hizo casi rebotar contra él.
—Son un poco más de las cuatro de la mañana –dijo y tomó mi rostro sin ninguna dificultad y planto sus labios en los míos, dejándome más helada de lo que estaba.
— ¡No! –dije empujándolo antes de que sus labios hicieran el efecto que provocaba que me olvidara de todo –Ya te dije que no…
Le importó un carajo que le estuviera diciendo que no siguiera besándome porque lo volvió a hacer y esta vez me tomo con más fuerza, dejando su mano en mi cabeza, evitando que la girara o la moviera hacia atrás.
Su mano envolvió la mía que trataba de luchar contra él al nivel de su abdomen y la dejó en el aire, evitando que la moviera. Cada segundo que pasaba sintiendo sus fríos labios, que se movían contra los míos buscando respuesta de mi parte, iba perdiendo fuerza en mis brazos. Rindiéndome ante él.
–No…
Su lengua recorrió mi labio inferior y después lo sorbió entre los de él, pidiendo mayor acceso, el cual le di. Su lengua se unió a la mía mientras que suaves gemidos se escuchaban de mi parte, en ese desolado lugar.
 Él dejó mi mano libre la cual no siguió luchando, sino que se fue a su camisa, la cual oprimí con fuerza. Sus manos en cambio se fueron a mi trasero, donde también presionó con fuerza, elevándome unos centímetros para poder rodear su cadera.
—Max –me queje cuando sentí su erección contra mi pelvis. Había pasado tanto tiempo. Comenzó a avanzar hasta que entramos a la cabaña, la cual tenía una ambiente mucho más cálido que el de afuera –Para…Max –sabía que esto no podía estar sucediendo y aunque ¡mi estúpido cuerpo! No me hiciera caso, mi mente aun me traía la cordura que necesitaba –Basta… —cerré los ojos cuando sentí como besaba mi cuello. Con toda la fuerza de voluntad que tengo, baje mis piernas de la cadera de Max, este gruño suavemente, pero no se alejó y dejó mi cuello para volver a mis labios –No… —dije entre besos –Detente.
—Deja esta actitud, sabes que me deseas –me quede helada al escucharlo. Mis manos cayeron a mis costados; él tenía razón y eso no era lo correcto, esto estaba tan mal.
— ¿Y tú a mi? –mi voz apenas salió como un susurro. Él sonrió curvando sus labios.
—No te tendría aquí si no te deseara ¿cierto? –volvió a acorralarme entre la pared que tenía la escalera y su cuerpo.
Sus manos atraparon mi cadera provocando que mi piel ardiera ante su tacto, sus manos eran tan suaves y firmes al mismo tiempo. Cerré los ojos al sentir como se acercaba de nuevo y me besaba, siendo brusco y posesivo como eran sus besos siempre, excepto por esa vez que provocó que mi forma de pensar cambiara un poco sobre el vampiro que me estaba besando.
Sin poder controlar como mi cuerpo iba subiendo de temperatura, me sentía sobre una maldita montaña rusa. Hice mis manos un puño y luego las apoyé en los hombros de Max…estaba siendo débil, nuevamente, pero mientras sentía como la lengua de Max se movía contra la mía, mientras sentía que sus manos atrapaban mi trasero provocando que gimiera contra sus labios….recordé a Nathalie, una frase que me dijo hace ya un tiempo atrás cuando escapé del departamento de Max para salir con las chicas, “Tú podrías sentir algo hasta por un psicópata, si este te da un poco de cariño”. 
Las manos de Max ahora comenzaban a subir bajo mi camiseta, provocando que sintiera miles de escalofríos en mi espalda, pero no podía permitir que esto siguiera. Levanté mi mano y cubrí los ojos de Max con suavidad, mientras tomaba su mano que estaba por tocar uno de mis pechos y entrelacé mis dedos entre los suyos.
Max se detuvo, pero no se separó de mí, no se movió ni un solo centímetro. Podía sentir como sus labios estaban rozando los míos, era igual que una estatua.
—Esto no funciona así –dije aun contra sus labios –esto no es lo normal… —él no dijo nada por varios segundos.
—Soy un vampiro, nada  de lo que me rodea es normal.
—No es eso –aun tapaba sus ojos con mi mano, por lo que pasé mi dedo pulgar por su nariz, despacio y de una forma suave. Lo que provocó un movimiento por parte de Max, la mano que tenia entrelazada con la mía, la movió sin separarnos pero la apoyó en la pared, al nivel de mi cabeza –eres cruel, malo y me has tratado como basura…has hecho lo que has deseado conmigo, me has dicho las peores palabras que he escuchado en mi vida…y aun así acepto tener sexo contigo, no sirve que nos llevemos bien solo en un ámbito, no es lo que yo quiero –su mano que ahora atrapaba la mía me presionó más fuerte, por reacciones como esta es que tenía sus ojos tapados con mi mano, ver al verdadero Max en sus ojos, no me ayudaba a pensar con la cabeza fría  –me estoy convirtiendo en alguien que no quiero Max –manipular, tomar un arma, utilizar a otras personas…no era la Lizzie que había vivido en este planeta..
—Tú eres mi Elska Evige –mordí mi labio inferior porque cuando él hablaba provocaba que me estremeciera al sentir sus labios rozar suavemente los míos –eres mía ¿Cuándo vas entenderlo?
—Ni siquiera soy vampiro y entiendo el real significado de Elska Evige –aunque realmente no sabía su traducción directa.
— ¡Ya basta! –Me tomó con más fuerza, pero giré mi rostro antes de que me besara –sabes que negándote te castigas, quieres esto tanto como yo, así que deja tu moral de lado.
—Vete –cerré mis ojos y bajé mi mano de su rostro –solo vete a beber la sangre de alguien más, ve a ver si encuentras a alguien que sea tu aroma favorito, ya encontraste a alguien así en el pasado, puedes hacerlo ahora y así me dejas tranquila –no fui capaz de mirarlo –vete, porque hagas lo que hagas no podré olvidar jamás lo que me has hecho ¡Vete con alguien más! –lo traté de empujar, pero fue imposible.
—No quiero a alguien más —segundo después todo se movió demasiado rápido. Max me tomó con rapidez y me llevó al segundo piso, donde me recostó en la cama.
—No me importa lo que quieras Max –dije moviéndome hacia un lado para salir de esta trampa, pero Max llamó mi atención cuando se sacó su camisa por la cabeza y segundo después vino hacia mí, quedando sobre mi cuerpo, teniendo cuidado de no dejar todo su peso sobre mí, pero su cadera chocaba con la mía.
—Creo que tenemos algo en común, a mí tampoco me importa lo que quieras –tomó mis manos y las apoyó en la cama, al nivel de mi cabeza de nuevo y me besó.
Se ubicó entre mis piernas y comenzó a moverse contra mi mientras me besaba…y no pude hacer nada para controlar esto, ya no, mis fuerzas se desvanecieron y sentí como cada célula de mi cuerpo comenzaba a derretirse.
Para mi sorpresa Max entrelazó sus manos con las mías. Lo miré sorprendida, él se separó de mis labios para comenzar a besar mi cuello. Suspiraba constantemente por culpa del maldito vampiro que me estaba besando y mordiendo con suavidad el cuello.
— ¿Qué voy hacer contigo? –dije suspirando y desesperada porque sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas para que segundos después cayeran por los costados mi rostro. Max se levantó un poco y me quedó mirando.
—No soy dulce, ni romántico ¿Qué estas esperando de mí?
—Que me dejes de tratar como si fuera un pedazo de carne –me apoyé en mis codos, soltando las manos de Max — ¿pero sabes qué? –dije enojada.
Esto ya me estaba cansando y sentirme mal conmigo misma solo estaba provocando que me pusiera de mal humor.
—Ya sé que es imposible, así que tengo una mejor idea ¿Por qué no te trato a ti como un pedazo de carne? Es una excelente idea –me acomodé sobre la cama y quede mirando a Max –si quieres sexo…muy bien, lo haremos –dije enojada.
Tomé su maldito cinturón y lo desabroche sacándolo con fuerza y lanzándolo hacia el piso.
—Lizzie… —fruncí mas el ceño por cómo me llamó, siempre me llamaba así en los peores momentos.
—Nada de Lizzie, llámame Green o Elizabeth como siempre lo haces y haz lo que usualmente estás acostumbrado, que es tratarme mal ¿no? –desabotoné su pantalón y lo bajé hasta sus rodillas, pero él me detuvo.
—Bien, basta –me tomó de los hombros e hizo que lo mirara en la oscuridad, podía ver su rostro gracias a la luz de la luna que se colaba por la ventana –sé y sabes cómo soy –llevó sus manos a mi rostro, me quede estática mirándolo –no te pongas mal, la última vez que lo hiciste terminaste con una arma en tu cabeza y la anterior dormiste por dos días, sin dar signo de que estabas viva, solo el latido de tu corazón y tu respiración… —pasó sus pulgares por mis mejillas secando toda lágrima que las había mojado  –no soy de flores o chocolates…y sé que te he tratado mal, no soy tu príncipe azul –al decir eso se acercó y me besó suavemente, mi corazón comenzó a latir con más fuerza –no soy de los que pide disculpas –fruncí el ceño.
— ¿Cómo que no eres de los que…? –me volvió a besar de manera cuidadosa.
—Cállate, pero…puedo controlarme más en un futuro –lo miré sorprendida ¿me estaba diciendo que iba a cambiar?...Dios santo —sin embargo, no voy a dejar de tener sexo contigo porque lo pides.
—Eso es violación…
—No, porque me es fácil convencerte, solo tengo que verte ahora, estas completamente excitada al igual como la primera vez –bajó una de sus manos para tocar sobre mis pantaletas.
—No —susurré. Me alejé de su mano.
—Sabes que quieres, pero te niegas porque no deberías desearme ¿cierto? — ¡Demonios! ¿De donde estaba utilizando ese tono? –Lizzie.
—No me trates de hipnotizar Max Blake —él me sonrió.
—Ni siquiera debo hacerlo y ahora te voy a tomar como he deseado hacerlo desde hace días atrás y que te quede claro que no te veo como un pedazo de carne –me quedé como estúpida mirándolo por su última frase — ¿a que tú deseas esto igual? Te he visto como me miras hace días —miré hacia un lado, enojada.
—No quiero seguir hablando.
—Somos dos –me tomó de la cintura y me acerco a él.
Dejé mis manos en su cabello mientras volvía a sentir sus labios contra los míos, debo aclarar que como estaba enojada ciertos movimientos de mi parte, eran un tanto…bueno…solo diré que no eran delicados.
Tiré levemente del cabello de Max cuando este me recostó en la cama. Se deshizo de mi camiseta, lo ayudé levantando los brazos para que pudiera sacarla por completo. Max se sacó su pantalón y quedo solo con su bóxer, para después quedar cómodamente entre mis piernas, otra vez. Dejó sus manos en mis rodillas, las cuales separo más. Salió un grito de mi boca cuando rompió mis pantaletas, lo mire asustada.
—No tienes para que romper mi sujetador –él me dio esa sonrisa malvada que tenía y se acercó más a mí.
—No te preocupes –pasó su mano a mi espalda mientras gemí al sentir que con su otra mano acariciaba suavemente sus dedos sobre mi entrepierna. Desabrochó mi sujetador y lo sacó con facilidad — ¿ves? –comenzó a besar mi cuello mientras que yo solo estaba atenta a seguir moviendo mis caderas hacia su mano.
Siguió besándome hasta llegar mis senos, donde mordió, lamio y pellizcó alternadamente, volviéndome loca en cada movimiento. Causando que cada vez mi cuerpo aumentara de temperatura.
—Max —cerré los ojos cuando él comenzó a besar mi abdomen, hasta pasar por mi cadera, donde mordió aquel hueso sobresaliente.
—Separa más tus piernas –hice lo me dijo, pero sonreí ante la idea que se me ocurrió, veríamos si Max estaría atento a su gran complejo de poder.
Flexioné mi pierna y dejé mi pie en su hombro, él levantó de inmediato la cabeza y me miró, pero no me dijo nada, segundo después sentí como su lengua pasaba lentamente por mi clítoris, provocando que de mis labios un grito ahogado fuera la respuesta ante aquel beso tan íntimo. Me tomó de mi cadera comencé a moverme hacia su boca, pero con su agarre se me hizo imposible moverme.
—Más rápido –hice mis manos un puño en las sabanas, pero segundos después tuve la necesidad de llevar una de mis manos a su cabello y enterrarla ahí –justo, Max… —comenzó a moverse con una velocidad impresionante, su lengua sobre aquel botón que encendía mi cuerpo por completo hasta que provocó que una ola de calor golpeara mi cuerpo con una fuerza que me sorprendió, aquella bola de fuego en mi vientre explotó inesperadamente. Agarré con fuerza el cabello de Max mientras un grito salía de mis labios.
— ¿Aun quieres que pare? –dijo cuando se separó de mi, pero como por arte de magia me acerque a él y lo besé, Max me empujó contra la cama y se sacó con rapidez su bóxer. Hizo que flexionara mis piernas y me acercó a él, tomo su erección y antes de entrar a mi cuerpo, recorría mi centro, provocándome.
— ¡Max!
Apoyó su mano en el respaldo de la cama y luego comenzó a entrar en mi cuerpo lentamente. Fue mutuo, ambos cerramos los ojos disfrutando de la sensación que provocaba cuando nuestros cuerpos se unían.
—Demasiado tiempo –dije inconscientemente cuando suspiré, disfrutando del placer que Max estaba provocando en mi cuerpo.
—Absolutamente –se movió hasta salir casi por completo para después embestir con fuerza, entrando plenamente.
Mordí mi labio inferior al sentir como se movía, era una sensación sublime que prácticamente me daba la sensación de volar.
Comenzó a aumentar los movimientos de sus embestidas, dejó una de sus manos en mi rodilla y siguió aumentando más y más. En lo único que me podía concentrar era en cómo salía y entraba a mi cuerpo.
—Oh si, así… –me queje sin saber donde dejar mis manos por lo que las hice un puño en las sabanas.
— ¿Te gusta? –se acerco mientras se seguía moviendo contra mí.
—Sí, no pares….
Claramente siempre, pero siempre Max hacía todo lo contrario a lo que yo le pedía, ya que sus embestidas fueron bajando de intensidad.
Lo mire enojada pero tenía aquella sonrisa malvada. Me tomó de la espalda e hizo que me levantara como si solo fuera una pluma. Salió de mi cuerpo  mientras me besaba y me giró, dejándome ahora de espalda hacia él. Me apoyé con mis manos en el respaldo de la cama mientras Max rodeaba mis caderas y me acercó hacia él para luego embestirme con fuerza.
 Me tuve que afirmar con toda la fuerza que tenia porque Max comenzó a penetrarme con rapidez, entrando a mi cuerpo profundamente y rápido, lo estaba haciendo duro.
 — ¡Max! –él me tomó por mi cintura, rodeándome con su brazo y me acercó mientras se seguía moviendo. Apoyé mi cabeza en su pecho, mordí con fuerza  mi labio inferior para no seguir gimiendo como si me estuvieran matando –por favor, Max.
— ¿Por favor que? –lo miré y con mi mano lo acerqué, necesitaba de sus labios. Me besó con ferocidad, su lengua se movía con fuerza contra la mía — ¡dime! –mordió mi labio inferior y tiró de él.
—Haz… —me sonrojé aun más de lo que ya estaba.
—Tócate y dime lo que quieres –me iba a dar un paro cardiaco, Max estaba acabando conmigo. Tomó mi mano y lo llevó a mi centro, comencé a acariciar aquel botón mientras él seguía embistiendo.
—Max… —me quejé, pero estaba obstinado a que le dijera lo que deseaba, disminuyó sus movimientos.
— ¿Ahora te callas? Dilo Lizzie –mordió mi lóbulo inferior.
—Hazme llegar Max, por favor —escuché su suave risa.
—Como desees –me tuve que apoyar de nuevo en el respaldo de la cama y disfrutar como Max comenzaba a moverse aún más rápido, sus embestidas eran cortas y rápidas, mi corazón deseaba salir de mi pecho. Solo estaba a unos segundos de obtenerlo todo cuando Max besó mi espalda suavemente, lo que provocó que me desvaneciera bajo su agarre.
Aquel orgasmo ha sido el más poderoso e increíbles de todos, provocó que todo mi cuerpo temblara y si no hubiese sido porque Max me sujeto habría caído sin tener cuidado sobre la cama. Mordí mi labio al sentir que él se seguía moviendo en mi interior hasta que alcanzó su propia liberación luego de unas embestidas. Ambos quedamos recostados en la cama, Max me miraba sin tener ni una gota de sudor es su frente, si tener su respiración agitada y menos con su corazón alterado, estado en el cual yo me encontraba, pero sentía mis labios hinchados y algo me faltaba, Max me sonrió sensualmente, lleve mi mano a la suya.
—Lo sé.
—Sé que no eres romántico, ni cariñoso ni nada por el estilo –dije mientras mi pecho subía y bajaba –Max… —cerré mis ojos. Él se acercó y rodeó mi cintura con sus brazos para después besarme suavemente –ten claro que todavía te odio.
—Esto es solo sexo –dijo ayudándome a completar la frase.
—Muy bien, tú no haces este estilo de cosas –dije refiriéndome a que realmente Max me estaba abrazando, de una manera muy rara, porque estaba demasiado tenso.
—Cállate…ahora –dijo acercándose por completo a mi cuerpo.
Lo miré asustada ya que su erección choco contra mis nalgas.
—Max…dame un respiro.
—Te dije que no te daría descanso, yo no juego –llevo la mano que me rodeaba hacia mi centro y comenzó a acariciar mi clítoris de nuevo.
Apoyé agotada mi cabeza en la almohada.
—Soy una humana, no tengo… —gemí al sentir como nuevamente me comenzaba a excitar –tu misma resistencia.
—Lizzie Green, eres mía y estás hecha para mí…lo que significa que si quiero pasar una noche teniendo sexo, tú lo soportarás –mordí mi labio nuevamente al escucharlo.
—Pero…
—Pero nada, tu solo disfrutarás igual que yo –mordió mi hombro, subiendo de a poco hasta que clavó sus colmillos en mi cuello al momento que separó mis piernas y entró en mi cuerpo.
Dios…lo que quede de noche, se haría eterno o eso esperaba que sucediera.


Esta pareja esta enferma, en serio xD

4 Lectores:

  1. JajajA no creo que enferma, en una extraña y peculiar forma Máx la complementa, y eso sí es raro jajaja xD pero! Ahh! Que bonito todo ^-^ el primer viaje ^-^ jiji. Pobre Lizzie, la que le espera esta noche! Jajajajajajaja xD
    Gracias Dani ;)

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  2. Y nosotras tambien por leer esto...jaja me encanta Rusia...

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  3. Que débil yo hubiera aguantado más
    (Si como no) jajaja

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  4. Ohhhh si.... Ahora si se vino el maratón para Lizzie, y ahora que pasará con esos dos???
    Besos gigantes!!!
    XOXO

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