Prejuicios
— ¿Qué haces
aquí? estoy ocupado y no vuelvas a golpear la puerta como si fueras gran cosa
Gabriel –Adam se puso de pie al ver la actitud que traía su amigo.
— ¡Oh vamos!
Solo trataba de sorprenderte, pero es imposible, no teniéndome este regalo
–miró de forma un tanto seductora a Dana, pero esas expresiones no tenían
efecto en ella, no las sabía reconocer. Dejo que sus colmillos volvieran a
esconderse.
—Estoy ocupado,
te tienes que retirar.
—No, no…
¿sabes? –dijo cerrando la puerta con su mano y caminando hacia donde se
encontraban. Se sentó en el sofá más grande, prácticamente recostándose en
este, sin dejar de mirar a Dana.
— ¿Me puedes
explicar por qué eres amigo de este ser oscuro? –dijo Dana al devolver la
mirada a Adam, no quería cruzar palabra con Gabriel.
—Tranquila
pequeña angelito, te dije que no estaba completamente de tu bando, estoy en el medio… solo soy un ser inmortal tratando de
ganarse la vida.
—Oh, créeme
–dijo ella molesta por la nueva actitud de Adam –no eres inmortal.
— ¿Me
ignorarás? –Se tensó al escuchar que Gabriel ponía su atención en ella – ¿es
qué ahora no te interesa escuchar lo que digo?
—No –ni
siquiera lo miró, no pudo evitar recordar aquellos tiempos donde lo admiraba.
— ¡Vamos!
Salúdame como corresponde, hace décadas que no nos vemos.
— ¡Basta
Gabriel! –dijo ella girándose a él, quien se sorprendió por ver a Dana enojada,
un ángel no tenía esas reacciones. Sin embargo, Dana había pasado por tanto
desde anoche que sus emociones estaban a flor de piel.
— ¿Dónde están
tus alas? –preguntó ante la duda de que ella se haya vuelto también un ser
oscuro. Desde que él se había cambiando de bando, no podía diferenciar de qué
lado estaban los demás. Se sorprendió al tener esa sensación de desagrado
cuando se dio cuenta que ella pudo haberse vuelto también un ser oscuro.
—Eso no te
interesa.
—Se las cortó
–respondió Adam –para poder ser humana y ayudar a su humano.
Gabriel sonrió
al escuchar aquello, no se estaba burlando, solo recordó como era ser un ángel
custodio, eso si había pasado hacía bastante tiempo; siempre daban todo por sus
humanos, gracias al cielo que él estuvo poco tiempo ahí y ascendió a los
arcángeles.
— ¿Por qué no
has elegido ser arcángel? ¿No era eso lo que más deseabas? –Dana recordó cuando
era joven y muy ingenua, deseaba ser como Gabriel, luchar contra los seres
oscuros y ser considerada para el juicio final, cuando ocurriera. Ella solo
tenía deseos de ayudar a la humanidad, pero ver al como todos se estaban
comportando, desertando como ángel o simplemente renunciando a ser un buen ser
humano… todo cambió para ella, además que en ese momento llegó Ethan.
—Mis
prioridades cambiaron, es así de simple… ahora –dijo mirando a Adam –necesito
organizarme para poder realizar mi misión.
—Está bien,
pero antes –aclaró Adam — ¿Qué es lo que quieres, Gabriel?
—Información,
como siempre… ando detrás de un humano, no sé si lo conoces, dijeron que anduvo
hace un tiempo por estos lados.
—Nombre –exigió
Adam, para ver si había una posibilidad de ayudar a su amigo.
—Ethan Harris,
cabello negro, un metro noventa, bastante blanco, se lleva muy bien con las
mujeres –Dana solo tensó su mordida y se controló para que el vampiro y
asqueroso de Gabriel no se diera cuenta de su nerviosismo.
—No tengo idea
de quién es ¿Por qué lo buscan?
—Puede ser
interesante para el jefe tenerlo de su lado, ya sabes… típicos humanos que son
centros de atención para las almas –Adam hizo un gesto de asco, odiaba esa
guerra de almas que había entre los dos bandos.
—No sé nada, ya
vete que tengo asuntos que arreglar –Gabriel se puso de pie y se acercó a Dana,
sus rostros apenas estaban separados por unos centímetros. Ella no retrocedió,
no se dejaría intimidar por alguien como Gabriel.
— ¿Tú no sabes
nada de él? –sus ojos dorados, manchados con la maldad que reinaba en él,
hicieron que Dana sintiera compasión. Inconscientemente llevó su mano hasta la
mejilla del vampiro, de ese ser oscuro que ella había admirado y reconocido
como un amigo hace ya siglos; acarició su fría y dura piel.
— ¿Qué has
hecho, Gabriel? –el vampiro mostró sus colmillos y retrocedió, ya que la
caricia de Dana solo hizo que su piel ardiera… literalmente, le quemaba todo
contacto que fuera bendito.
—Vamos, fuera
–dijo Adam tomando de los hombros a Gabriel y llevándolo lejos; Adam no le
podía hacer daño, ya que había dejado de ser bendito cuando dejó de ser un
ángel, cuando decidió no participar de ninguna guerra en la cual debía matar a
sus amigos caídos y principalmente cuando cayó en el pecado más básico de todos
–no vuelvas a golpear mi puerta, te lo advierto, toca como la gente civilizada
–la cerró sin esperar una respuesta y se giró a ver a Dana — ¿Qué sucedió entre
ustedes dos?
—Nada,
obviamente.
—Eso no era
nada, aunque no sé como siguen aun las parejas de ángeles ¿sabes? Si ni
siquiera se besan o tienen sexo, nada… solo dicen que son parejas y se toman de
las manos, como si fueran niños.
—Somos ángeles Adam,
no nos prestamos para ese estilo de cosas y ¡no hubo nada entre Gabriel y yo!
—No se prestan
para esas cosas ¿eh? Bueno, como digas, ahora… es hora de que tus amigos te
ayuden desde arriba y me digas ¿Cómo me pagarás lo que haré por ti?
—Sé que aquí se
maneja el dinero ¿es eso lo que quieres? –preguntó ella, sin sorprenderse de
que aquí pidieran algo a cambio. Su pensamiento estaba en lo correcto, las
personas ya no hacían cosas desinteresadas por ayudar a otra.
—No, eso no
vale nada para mí, puedo conseguir la cantidad que desee –ella levantó los
hombros, sin saber a lo que se refería –quiero… que cuando estés cerca de tu humano
y consigas tu objetivo, me entregues tu daga, no se encuentran de esas todos
los días.
—Pero es mía…
tiene mi nombre ¿Qué pasó con la que poseías?
—Se perdió, me
ayudaría tener otra, pero cuando estés segura, de esa forma sabrás protegerte
¿trato hecho? –ella asintió.
—Está bien –una
daga que causaba daño no era nada comparado con perder sus alas, no le dolería
darla.
—Ahora… ¿Quién
es tu humano? ¿Dónde vive? ¿Qué hace? –Dana al notar la cercanía que tenía Adam
y Gabriel, tomó la decisión más correcta, omitir información… como diría Quentin.
—Eso es
confidencial, no te lo puedo decir –no le gustó nada la actitud que estaba
tomando Dana; Adam podía ser cualquier cosa pero jamás vendía secretos de
otros, sabía lo que eso se sentía.
—Bueno, te dije
que tenías que ser rápida, ahora tengo la sospecha de que ese joven es Ethan Harris,
con la cara que te miró Gabriel… no es muy difícil de hacerse una idea –Dana
guardó sus emociones, tragándose los nervios.
—No sé de qué
estás hablando.
—Bueno,
aprendes rápido, lo dejaremos en que es información confidencial… entonces,
estas aquí sin nada. Lo primero que haremos, será comprar un boleto de la
lotería, lo revisaremos en el negocio, ven conmigo.
Dana no
entendía qué quería decir Adam con ir a comprar un boleto de lotería, sabía lo
que eran, pero pensaba que no era el momento adecuado para comprar uno. Cruzaron
la calle hasta llegar a un pequeño negocio que vendía televisiones.
—Tres boletos
de raspe, por favor…. –Adam pagó y le entregó una moneda a Dana.
— ¿Para qué es
esto?
—No te moverás
en este mundo sin dinero, es esencial y siendo un ángel con alas… créeme, esas
plumas traen mucha suerte porque las obtuviste a través de tu sabiduría y fe
¿alguna vez le diste suerte a Ethan con tus alas? –ella trató de recordar.
—Para su examen
de grado, estaba sobre él volando con mis alas, pero no fue intencional, una de
mis alas cayó sobre su hombro y luego sacó la calificación más alta.
—Bien, ese
chico ahora tiene la profesión que tiene gracias a ti –ella sonrió, eso no era del
todo cierto. Ethan era muy aplicado con sus estudios.
—Aquí tiene
–dijo el hombre al otro lado del mostrador, que los miraba pensando en lo linda
que era la chica que acompañaba a Adam.
—Pero… yo corté
mis alas –él asintió.
—Eso no
importa, siguen siendo parte de ti, has de seguir con las cicatrices ¿no?
después de que sane eso, tus alas volverán… nadie se puede deshacer de ellas,
mira –sin más Adam dejó sus alas expuestas, eran de un color gris y lucían como
si estuvieran manchadas por las orillas. Estaban sucias producto de los pecados
que había cometido durante su estancia en la tierra –él no las puede ver
–aclaró cuando Dana lo miró con la boca abierta y puso atención en el hombre
del negocio.
—Dios…
—Solo tu
espalda debe estar sana, como ahora eres parte humana, debes guiarte por las
reglas de este mundo ¡A raspar! –Adam volvió a esconder sus alas y le ofreció
los boletos a Dana –puedes ganar mucho dinero así, pero no te acostumbres, este
estilo de cosas cuando se vuelven viciosas, ensucian tu alma; puede que a mí no
me interese, pero jamás he sido una mala influencia directa, así que te lo
advierto.
—Entiendo,
créeme que el dinero no me llama para nada.
—Claro que no
llaman esas cosas verdes, es papel… lo que atrae es lo que puedes conseguir con
el dinero.
Dana tomó la
moneda y raspó tres boletos, cada uno de estos fueron ganadores, alcanzando una
suma de tres millones de dólares.
— ¿Ves? Es así
de fácil –Dana miró los boletos y le regaló uno al hombre del mostrador, que se
quedó sin habla cuando vio que era un ganador –Dana… —la reprimió Adam.
—No necesito
tanto dinero –dijo caminando hasta la salida.
—Me lo pudiste
dar a mí –eso sacó una sonrisa por parte de ella.
— ¿Para qué? Si
puedes conseguirlo cuando desees, tú también tienes alas ¿no?
—Tienes razón,
pero mis alas están manchadas.
La verdad era
que las alas de Adam ya no le daban la suerte necesaria, aunque en sí, no es
tenerlas, sino es el hecho de ser un alguien puro y lleno de fe que hace que el
destino este de su lado cuando se encuentran en la tierra. Adam había cometido
varios pecados además de perder su fe hace ya muchos años; solo mantenía sus
alas porque estas no se podían arrancar, eran un regalo de Dios y algo como eso
no se puede desaprovechar, aunque le servían para movilizarse bastante rápido
cuando lo necesitaba.
Los dos se
dirigieron hasta la casa de lotería, donde retiraron el premio a nombre de Adam
Foster, ya que Dana no tenía ningún papel que verificara que no era una
psicótica, delincuente, asesina o simplemente humana.
—En la tarde
iré a dejar tus papeles a donde vivas ¿Dónde comprarás un departamento? –Dana
pensó de inmediato el lugar que deseaba.
—Sé muy bien
donde.
Ya había
anochecido y Ethan estaba listo y dispuesto para poder irse a su departamento.
Por primera vez en mucho tiempo, solo tenía ánimos de descansar, sin salir a
ningún lado y solo dormir; reacciones adversas del nuevo anti psicótico que le
habían recetado hace un par de semanas.
Se despidió de
todos, recibió las respectivas felicitaciones por haber conseguido la
publicidad de Nike y después solo se
metió en su auto. Lugar donde cerró sus ojos unos segundos, se sentía muy
cansado.
“Mi Hijo…”
Cuando escuchó
esa voz tétrica abrió los ojos y encendió el motor para salir rápidamente del
estacionamiento, sabía que no podía darse esos momentos de siestas porque
siempre llegaba algún alma a pedirle ayuda. Esta vez ni siquiera miró de quien
se trataba, solo había podido sentir ese susurro frío en el oído, era una
mujer.
Las manos de Ethan
temblaban en el volante, manejando a máxima velocidad el Hyundai Génesis Coupe
gris del año y deseando que por una vez esas voces se acabaran, no podía seguir
de esta forma. Se metió al estacionamiento de su exclusivo edificio, se dio un
par de vueltas hasta encontrar su sitio, tratando de pensar en nada. Como
odiaba los estacionamientos, no se le hacía fácil estar en lugares oscuros,
menos cuando eran tan fríos.
Subió en el
ascensor y se dirigió directamente a su departamento, sin tener deseos de
visitar a sus amigos, aunque tenía cierto interés por saber en qué termino la
discusión de la mañana. Cuando estaba a un piso de llegar al suyo, el ascensor
se detuvo y entró un hombre, más alto que él, moreno, de unos treinta años…
nunca lo había visto aquí, lucía sospechoso.
—Buenas tardes
–lo saludó como si nada, no respondió; notó que lo miraba de reojo. La puerta
del ascensor se cerró y aquel hombre lo seguía mirando.
Cuando salió
hacia su departamento, no pudo evitar mirar hacia atrás, ahora el hombre lo
miraba sonriendo. Adam Foster podía ser muy tétrico cuando se lo proponía; Ethan
lo miró con mala cara, sin dejar que esa expresión lo intimidara, podían
causarle miedo los espíritus perdidos, pero aun no existía humano que lo
intimidara, aparte de su madre cuando lo regañaba por alguna estupidez que
podía cometer.
Entró a su frio
hogar, negando con la cabeza y decidido solo a dormir. Estaba cansando y ya
había anochecido. Se acercó a un costado
de su sala y presionó los botones adecuados para poder cerrar las cortinas y
prender todas las luces, no había forma de superar su problema con la
oscuridad.
Se fue
desprendiendo de su camisa mientras caminaba, dejándola en el piso, al igual
como lo hizo con sus pantalones, calcetines y zapatos, mañana se encargaría de
ver qué haría. Sin tomar sus pastillas para dormir, se recostó en la cama, sin
siquiera cubrirse, aun quedaba resto del verano… para él, ya que las brisas
estaban más frías de lo habitual. Cerró sus ojos y sin más, solo una imagen
llegó a su mente, unos profundos y brillantes ojos color miel, sin darse cuenta
se durmió con una sonrisa en su boca.
Sophia y Quentin
se miraron de forma cómplice al notar como Ethan sonreía al quedarse dormido.
No era nada difícil entrar a la mente de un humano cuando estaban prácticamente
inconscientes.
—No hay nada
malo en ayudarla ¿no? –dijo Sophia, tomando la mano de Quentin.
—No, además eso
nos ordenaron y si podemos hacer que él la recuerde un poco, la encontrará como
la mujer de sus sueños ¿puede ser aun más perfecto? Haremos que prácticamente
sea un encuentro de libros –ambos sonrieron al imaginarse de ver a Dana feliz,
aunque ninguno la quería meter en problemas, sabían las reglas.
—Claro, para
que ella cumpla su misión.
—Exacto ¿para
qué más?
Los dos
desaparecieron de la habitación de Ethan, volviendo a sus respectivas labores.
Aun les quedaba mucho que hacer por su amiga, necesitaba aliados y ellos
estaban decididos a dárselos.
Dana
prácticamente se arrojó en el sofá de cuero blanco que había comprando en su
nuevo departamento, un piso más arriba del de Ethan. No tenía idea de cómo,
pero Adam lo pudo conseguir haciendo unas llamadas.
—Dios… —su
respiración estaba agitada y tenía su frente perlada de sudor. Jamás en su
existencia se había cansado y esto era toda una nueva experiencia –ahora entiendo
la pereza.
— ¿No crees que
exageras? –dijo Adam cerrando la puerta. Ella negó de inmediato.
—Jamás pensé
que sería tan agotador comprar cosas y arreglarlas en un lugar, ahora entiendo
por qué siempre lucen tan cansados… estoy exhausta y mis ojos pesan.
—Eso se llama
sueño, Einstein –le tiró dos bolsas que contenían algo de ropa, incluido un
pijama –he conseguido esto, ya que no tuviste tiempo de comprar algo más.
—No veo cual es
el amor de algunas personas por comprar ¿es qué no se cansan?
—Estas siendo
melodramática, comprar un par de muebles no es la gran cosa ¿te ha gustado como
quedó?
Una hermosa
sala con sofás de cuero blanco, junto a una mesa de centro de madera, aun no
tenía nada sobre esta; no había sido necesario comprar los muebles de la cocina
ya que venían con el departamento, además de haber solo elegido una habitación
para dejar la cama y una cómoda, donde planeaba dejar su ropa… donada por Adam.
No necesitaba llenar más habitaciones, estaba segura que no tendría invitados
que se quedasen a dormir.
—Me siento muy
satisfecha, gracias por la ayuda –él sonrió al escucharla, no acostumbraba a
estar con personas amables a su alrededor.
—Me encontré
con tu humano en el ascensor –aquello llamó la atención de Dana, lo extrañaba,
al no poder estar siempre con él durante este tiempo, no sabía cómo se sentía.
Adam quedó
pensativo, realmente había jugando con ascensor y se bajó dos pisos antes, para
luego volver a subir esperando encontrarse a este famoso Ethan, estaba en lo
correcto, por fin lo vio cara a cara.
—No puedes
decir nada ¿entiendes eso?
—No te
preocupes, Eric es un muy buen amigo mío y no lo pondría en problemas, pero ten
cuidado con Gabriel, es astuto y si sospecha de que tú estás involucrada,
créeme… lo verás mucho más seguido.
—Lo tengo entendido,
también lo conozco –Adam aprovechó que su nueva conocida estaba cansada para
investigar más sobre esa relación.
— ¿Desde cuándo
lo conoces? –ella suspiró al recordar esos tiempos.
—Desde que era
una niña, supe de su deserción y todo… fue un gran golpe para todos, era uno de
nuestros guías… —ella sonrió al darse cuenta de cuanto pueden cambiar los
seres, incluso los ángeles –supuestamente debía ser un ángel puro, fue quien
anunció a María que sería madre –ella negó y suspiró de nuevo.
—Bueno, pero no
puedes encasillarlo en eso solamente –ella lo miró curiosa; Dana no estaba
acostumbrada a tener una visión más oscura de los seres que debían ser solo
pureza.
—No creo que
encasillarlo sea la palabra correcta, él tenía una labor, la cumplió y después
con los años, nos dio la espalda.
—Eso es rencor
y tengo entendido que no deberías tener ese sentimiento –ella negó de
inmediato.
—No es rencor,
solo te estoy hablando de un hecho, lo que siento por Gabriel es solo pena y
compasión –Adam tomó su celular y marcó a una repartidora de comida cuando
escuchó el estómago de Dana mientras hablaba, ni siquiera se había dado cuenta
que no se había alimentado.
—Como sea –dijo
cuando hizo el pedido —ten cuidado con los sentimientos y sensaciones que
rondan en este mundo, es algo que no conoces, puedes estar protegida pero
incluso tu fe puede flaquear.
—Espero que lo
que digas no se cumpla –ella realmente creía ese hecho como algo imposible,
ningún ángel debía permitir que eso sucediera… pero también estaba el otro lado
de la moneda, los ángeles que se habían convertido en seres oscuros, como
Gabriel, que había elegido el grupo de los vampiros dentro de una amplia
variedad de demonios.
Adam acompañó a
Dana a comer y después la dejó para que pudiera descansar, le entregó un
celular temporal para que pudiera llamarlo si necesitaba algo. Ambos se
despidieron y por primera vez, Dana se iba a entregar a los brazos de Morfeo.
Miró la cama y
luego a la ventana que estaba al frente de esta, no sabía si quedarse
observando la ciudad por la noche o descansar, usualmente era la primera
opción, pero ahora estaba tan cansada, nunca se imaginó que su cuerpo tuviera
limites, realmente se había dado cuenta que todo este plan con Ethan… no lo
había pensando muy bien, aun tenía muchas cosas que resolver para poder verlo
por primera vez, pero tampoco podía perderlo mucho de vista, ya que ella era su
guardiana ¿le habrían asignado un nuevo ángel?
Eric observaba
desde los cielos como Dana estaba en una situación incómoda. Miró a su amigo, Oscar,
que era tan antiguo y sabio como él, pero con un cabello rubio hasta los
hombros y más alto, tenia tatuados ambos brazos con diferentes figuras.
—No debí dejar
que se fuera sin un previo entrenamiento.
—Bueno, ahora
es en parte humana, se dejará llevar por los instintos –Eric lo miró incrédulo.
—No se da
cuenta que está lo suficientemente cansada como para dormir, ahí no están
jugando los instintos.
—No te
apresures, ni siquiera ha tomado una decisión aun, ella es inteligente, sabrá
como arreglárselas, si hasta miente bien, hay ángeles que fracasaron en ese
intento a pesar de haber tenido su entrenamiento –Eric asintió, eran ciertas
aquellas palabras, pero eso no hablaba bien de Dana. Era mejor culpar la
influencia que Ethan y su comportamiento podrían haber tenido en ella — ¡mira!
Eric puso
atención a Dana, quien por fin se había decidido a dormir, sonrió
satisfecho de que no se hubiese dejado
llevar por las luces de la ciudad. Él aun la observaba como una niña, era
demasiado buena para estar en la tierra, esperaba con toda su alma que nada
malo le ocurriera en el camino, no quería tener que eliminarla en un futuro.
—Debemos tener
cuidado con Gabriel, no le costó nada descubrir que Ethan Harris es el humano
de Dana –dijo Oscar, preocupando aun más a Eric.
—Iré a hablar
con Adam, él la puede entrenar en mi ausencia, además de protegerla.
—Gabriel es
peligroso y lo sabes, no importa como haya sido en el pasado, es el presente el
que nos hace correr riesgos.
Eric miró hacia
atrás, observando cómo estaban los arcángeles que tenía a su cargo, entrenando
y preparándose para después bajar y deshacerse de esos seres oscuros que
robaban almas inocentes. Él sabía muy bien lo que hablaría con Adam, no podrían
dejar a Dana indefensa allá abajo, no cuando Gabriel y Dios sabe quien más,
estaban detrás de Ethan Harris. Habría que entrenar al ángel, aunque ella no lo
quisiera.
Dana estaba
estática sobre la cama, tenía los brazos hacia los lados y no sabía qué hacer;
sus ojos pesaban y tenía sueño, pero no se podía entregar completamente a
dormir, sentía que estaba mal, que debía estar con Ethan, cuidándolo.
—Que frío…
—susurró, metiéndose bajo las frazadas. No había forma de que su cuerpo se
acostumbrara a sentir diferentes temperaturas, la mayor parte del día había
tenido frío. Estiró su mano hasta el interruptor de la luz, que estaba al lado
de su cama y lo encendió. La habitación se iluminó y sonriendo, se entregó a
los brazos de Morfeo. No estaba acostumbrada a soportar la oscuridad, siempre a
su alrededor había luz.
Ethan y Dana se
despertaron al mismo tiempo, notando como esta mañana había algo de sol. Tenían
en la misma dirección sus camas, prácticamente durmiendo en el mismo lugar,
solo que ella estaba un piso más arriba.
Se levantaron y
fueron por una ducha, ambos entregándose a lo maravilloso que era sentir el
agua sobre su piel, dejando que el jabón corriera por sus cuerpos. Aunque Dana
estaba mucho más entretenida que Ethan, jugando con el agua que caía por la
ducha.
Al momento de
tomar un café, Dana estaba mirando el calentador del agua y pasaba su mano
repetitivamente sobre el vapor que salía. Le parecía fascinante como a través
de su mano podía sentir aquel calor.
—No pensé que
esto fuera tan entretenido –dijo ella apoyada en el mueble de la cocina, donde
tenía algunos cubiertos. Aun le faltaban muchas cosas por comprar, pero eso no
le interesaba por el momento –Quentin y Sophia estarían encantados.
Terminó de
beber su café y decidió que era hora de buscar algo que ponerse, tenía que ir a
donde Adam y no podía ir como estaba ahora… desnuda. Buscó entre las bolsas que
había sobre el sofá y solo vio ropa que la haría ver ridícula, pero no tenía
muchas opciones y decidió no preocuparse por algo tan banal como la apariencia.
Dana se miró en
el reflejo de los ventanales que había en la sala, no tenía un espejo aun.
Había elegido la ropa deportiva que había en una de las bolsas, las prendas le
quedaban extremadamente anchas, pero podría sobrevivir con eso. No estaba
usando ropa interior, pero no tenía problemas con ello, ya que la camiseta
blanca con unos estampados negros era muy ancha, parecía ser de Adam, al igual
que el pantalón deportivo color negro, al cual tuvo que ajustarle al máximo los
cordones que traía. Tomó finalmente un gorro con visera que escondía parte de
su rostro. Realmente lucía como una delincuente.
—Bueno…
—susurró mirando sus pies, estaban descalzos, no tuvo opción y tomó las
zapatillas deportivas que Emma le había entregado ayer, tendría que
devolvérselas durante estos días –necesito ir de compras.
Dana extrañaba
a su amiga Sophia, ella podría haberla ayudado en una situación como esta.
Sabía que tendría que ir en busca de ropa, pero no tenía ánimos de ir sola,
necesitaba una compañía femenina.
Finalmente
aceptó que tendría que ir sola a comprar y salió del departamento, tomando algo
de dinero, tenía muy claro que en la tierra sin dinero, no se podía hacer
absolutamente nada.
Cuando presionó
el botón del ascensor para poder llegar al primer piso, sonrió emocionada,
lucía como una niña pequeña que jugaba con botones, le gustaba la sensación en
su abdomen cuando este se movía producto del efecto de bajar o subir. Cuando el
ascensor se movió rió sin poder evitarlo, pero eso solo duró un piso.
Las puertas se
abrieron y Dana se quedó helada cuando vio que Emma y Ethan entraban junto a
ella. De inmediato retrocedió lo necesario para que no la vieran, su corazón
comenzó a latir como si fuera el órgano de un pequeño animal asustado. Escondió
sus manos en los bolsillos y comenzó a transpirar, estaba muerta de susto, no podía levantar la mirada y sus piernas se
estaban volviendo débiles, le temblaban.
“Dios… Dios, por favor que no me vean”
se repetía cada segundo. Sin embargo, esa era una petición que estaba demás.
Solo llamó la atención de Emma y Ethan por su ropa estilo delincuente. Ambos
iban al gimnasio, con su ropa deportiva puesta, él completamente de negro y
dejando expuestos sus fuertes brazos, se notaban sus músculos y Dana se
sorprendió ante el deseo de poder tocar su piel; Emma en cambio iba con unas
calzas negras que se ajustaban a sus piernas por completo y una camiseta sin
mangas de color rosa que combinaba con sus zapatillas, también dejando
expuestos sus brazos trabajados, ella llevaba su cabello negro tomado.
—Buenos días
–dijo Emma, para después solo darle la espalda cuando no vio respuesta por
parte de la desconocida que vestía pésimo. No reconoció a Dana y Ethan ni
siquiera le puso atención.
El ascensor
comenzó a bajar y Dana puso cuidado en los dos humanos que no la habían
conocido, pero su organismo aun no se podía tranquilizar, iba a tener un
colapso nervioso e iba a desmayarse ahí mismo si pasaban mucho tiempo con ella.
— ¿Y qué te
dijo Diego sobre la chica de ayer? –al escuchar las palabras de Ethan, Dana
levantó la mirada, ahora curiosa por lo que conversaban.
—Nada en
realidad, le dije que era muy agradable, espero que traiga mi ropa pronto, me
gustaría volver a verla.
— ¿Y como
estaba después de la caída? –Ethan se acomodó el bolso también de color negro
que cruzaba su cuerpo.
—Increíblemente
bien, aun no puedo entender como sanó, de seguro Diego se equivocó.
— ¿Y era linda?
Quiero saber lo que me perdí de ver.
—Sí que lo es,
la hubieras visto Ethan, era hermosa… jamás había visto un rostro como el de
ella –Dana sintió algo extraño en su interior, le había gustado el calificativo
que Emma uso para describirla.
— ¿Me estás
diciendo que me perdí la oportunidad de ver a una hermosa chica solo con una
túnica?
—Exacto, aunque
no tendrías oportunidad, personalmente te daría un golpe en las bolas por
tratar algo con ella, parecía tan tierna –Emma se quedó un tanto pensativa, de
verdad que Dana lucía como alguien a la que había que cuidar y sabía que Ethan
solo servía para dañar a las mujeres, si no fuera porque lo conocía tan bien,
ya hubiera dejado de ser su amiga.
—No exageres.
—No lo hago,
además le encantaron mis pasteles –Ethan rió al escucharla –pero de verdad,
había algo raro en sus ojos, esas miradas ya no se encuentran fácilmente –le
dio un golpe a su amigo que seguía riendo –te lo digo en serio, veo personas
todos los días y no se encuentran miradas tan limpias con esa facilidad.
—Bueno, si la
ves de nuevo me la tendrás que presentar, algo tan inocente no puede ser tan
bueno –si, sin duda Dana al escuchar esas palabras sintió como si su corazón
quisiera abandonar su pecho y salir corriendo, esto era insoportable para ella
–alguien debe corromperla.
—Idiota –Emma
lo miró feo y volvió a golpear su brazo, haciendo que Ethan se quejara.
El ascensor
llegó al piso donde Dana bajaba, ella no tenía auto como sus acompañantes así
que no podía llegar hasta el subterráneo.
—Permiso –dijo
con un tono que le sorprendió, le había salido la voz. Emma y Ethan se separaron
–Gracias –esto último lo pudieron escuchar claramente y Emma identificó de
inmediato esa voz, no era fácil olvidar la suave melodía que salía de la boca
de Dana, cosa que también sintió Ethan.
La mujer
vestida con ropa deportiva demasiado ancha salió rápidamente del ascensor y
antes de que las puertas se cerraran no pudo evitar girar y mirar esos ojos
verdes que pusieron toda su atención en ella.
—Dana –susurró Emma
al darse cuenta que sus sospechas eran correctas. Sin embargo nadie la escuchó,
ese momento era único entre dos personas.
Como un impulso
Ethan trató de detener las puertas para poder seguir viendo a esa hermosa chica
que lo miraba tan dulcemente.
“Imposible”… susurró en su mente el
humano, sintiendo como sus manos picaban por los deseos de tocar esa piel.
Las puertas se
cerraron y Dana corrió hasta la salida del edificio, sintiendo como su corazón
iba a explotar por lo que había experimentado. Su Ethan, su humano le había
regalado su primera mirada… de verdad había fijado sus ojos en ella por primera
vez. Sus ojos se llenaron de lágrimas, sin saber controlar lo emocionaba que estaba.
— ¡Ey! –Levantó
la mirada asustada, pensando que podría ser Ethan, pero no, era Adam que la
miraba preocupado — ¿Qué demonios te pasó?
—Me lo acabo de
encontrar, me miró por primera vez… —su nuevo guía negó ante la actitud del
ángel, si seguía así, estaría condenada en una semana.
—Luces como una
rapera, vamos, te he venido a buscar –ella lo siguió sin decir nada hasta que
él abrió la puerta del copiloto de un impecable Alfa Romeo Spider del año.
Dana se sentó y
observó como Adam se apresuraba para entrar. Su nuevo guía y esperaba que
amigo, vestía esta vez con unos jeans azules, una camiseta blanca con tres
botones marrón, que se ajustaba a su cuerpo y una chaqueta abierta de color
caqui, con varios bolsillos. A ella le llamó la atención, todos lucían muy bien
vestidos, pero ella se sentía extraña, se miraba su ropa y después la de Adam,
lucía como si no estuviera a lugar.
Adam se dio
cuenta de que Dana no tenía idea sobre lo que llevaba puesto y como los demás
la podían ver. Acababa de tener un encuentro con su humano y tenía su frente
perlada de sudor, aun estaba sonrojada y se podía sentir lo descompensada que
estaba ante este enfrentamiento.
—Dios… —Adam
apoyó su frente en el volante. Estaba perdido, odiaba a Eric por haber salvado
su vida un par de veces, ahora tenía que devolverle el favor y ayudar al ángel
que tenía al lado –por favor –dijo cruzando sus manos, como si estuviera
rezando.
Aquello
sorprendió a Dana, Adam lucía como si estuviera en una guerra espiritual y no
reconociera a Dios, pero ahora estaba rezando.
—Haz que
aprenda rápido y que deje de ser una molestia para mí… ¡un ángel novato! –dijo
mirándola, parecía desesperado. Sin duda no quería estar haciendo esto.
— ¡Bien! –Dijo
ella en voz alta, no le gustaba que Adam la subestimara –no exageres ¿sí? No
soy una idiota, acabo de pasar por algo que espere durante estos veinticinco
años humanos de Ethan, así que no exageres ¿sí? Ahora llévame rápido a donde
tenemos que ir, no quiero encontrármelo de nuevo o sino colapsaré.
Adam la quedó mirando,
había hecho enojar a un ángel novato que no tenía idea de cómo manejarse en el
mundo. Se sorprendió, si podía hacerla enojar así, sería más fácil sacar las
otras sensaciones y emociones que la harían sobrevivir en este mundo.
—Bien, pequeña
angelito, pensaba que hoy podría enseñarte algo sobre defensa personal en el
contexto de demonios… y especialmente en el contexto de Gabriel, pero creo que tendrás que ir de
compras –ella bajó la mirada, no sabía que iba a comprar, no sabía cómo hacerlo
–así que iremos al Lucifer para que
te vayas en un día de mujeres con Arial.
— ¿Arial? –él
asintió.
—Tendrás que
aprender a no ser prejuiciosa, así que no te diré nada sobre ella hasta que
lleguemos ¿sí?
— ¿Prejuiciosa?
Yo no… —él levantó su mano derecha para que dejara de hablar. Adam sabía como
eran los ángeles y cuales habían sido sus enseñanzas, por lo que estos ángeles
bebés, como los denominaba él, eran los más prejuiciosos ya que no tenían idea
de nada.
—Aun te falta
mucho antes de hablar y enseñarme algo, si te digo esto es porque lo sé, sabes
que estoy varios niveles sobre ti –él le sonrió de forma seductora, solo para que no tomará sus palabras de mala
forma. Una chica rubia y alta que pasó
cerca del auto, quedó mirando a Adam y lo atractivo que lucía, hasta que tuvo
que poner su atención en la persona con la que había chocado.
—Como digas…
—dijo ella.
Adam presionó
el acelerador y desaparecieron rápidamente en dirección al Lucifer.
Dana bajó del
auto completamente eufórica, le había encantado la velocidad que había usado Adam
para llegar hasta el local. Estaba toda despeinada a pesar de haber usado su
gorra en todo momento.
— ¡Wow! Eso fue
muy rápido, me encantó… la velocidad se siente diferente siendo humana –dijo al
lado de Adam.
—Esa es tu
“supervivencia” gritándote para que bajes la velocidad, aquí puedes salir
herida.
— ¡Me ha
encantado! –Llegaron hasta la puerta — ¡Hola Sam! –él le sonrió y solo asintió,
mirando lo extraña que lucía Dana con esa ropa, aun así su hermoso rostro no
quedaba opacado por la horrible vestimenta.
—Entra pronto y
deja de coquetear –dijo Adam empujando
al ángel, que no entendió eso de “coquetear”, sabía su significado, pero ella
no lo estaba haciendo.
Nuevamente
traspasaron la pista de baile bajo los colores del lugar y llegaron a la
oficina de Adam.
—Asiento… —ella
esta vez decidió sentarse en el sofá más grande que había, recordando
inevitablemente a Gabriel. Él la había mirado de una forma tan extraña, no
lucía triste ni preocupado, no podía identificar esos ojos.
Antes de que Dana
dijera palabra alguna, Adam miró hacia la puerta sonriendo. Esta se abrió y
entraron dos hermosas chicas.
Una era trigueña
como Adam, tenía su cabello amarrado completamente, puso atención con sus ojos
violetas en Dana. Vestía con un unos jeans negros y una blusa blanca con
estampados de tinta negra en forma de una leona, dejando expuestos sus hombros
y ajustándose a su cintura. Lucía de unos veinte años… unos eternos veinte
años.
A su lado venía
una chica blanca como Dana, con una larga cabellera roja, tenía un rostro
felino y unos ojos rojos que resaltaban mirando a Dana. Ella vestía con unos
short azules que se ajustaban a sus muslos, dejando expuesta sus largas piernas
que terminaban sobre unas sandalias con tacón de color blanco; llevaba una
blusa de mezclilla azul y blazer de cuero color cobre que hacía juego con su cinturón. Lucia de la misma edad que la
trigueña.
Cada una era
tan diferente a la otra que Dana se sorprendía que estuvieran juntas, eran como
el yin y el yan. Pero después se dio cuenta que estaba siendo prejuiciosa y
olvidó esos pensamientos.
— ¡Arial! –dijo
Adam acercándose y abrazando a la chica de cabello rojo. Le sonrió de una forma
que Dana no pudo identificar. Él estaba coqueteando con ella –hace días que no
te veo –dijo besando la comisura de sus labios.
—Sr. Foster,
¿Cómo está? –su voz era seductora y por su mirada, le agradó mucho como la
saludó Adam.
—Hola Lilia
–dijo saludando a la chica que estaba a su lado, mirando aquel abrazo entre Arial
y Adam de una forma que llamó la atención de Dana. Eso había sido raro.
—Buenos días –Dana
se puso de pie y las quedó mirando, con una sonrisa en sus labios.
Arial la quedó
mirando con el ceño fruncido, a diferencia de Lilia que le sonrió, le había
causado gracia la actitud de Dana, además de cómo lucía, era una rapera blanca
y pequeña.
— ¿Quién es
ella? –preguntó Arial, mirando a Adam. Se alejó de él y se acercó hasta ella. Arial
no podía dejar de ver los ojos de Dana, le traían recuerdos que no esperaba
tener todavía — ¡¿Qué hace un ángel aquí, Adam?! –lo miró enojada. Dana se
sorprendió al ver que Arial solo con verla la había descubierto ¿Qué era ella?
Los ángeles caídos que habían pasado al bando oscuro no podían identificar a
los ángeles y los demonios en sí, tenían un aura oscura a su alrededor, ellas
no tenían nada además de sus ojos de colores.
—Tranquila,
solo viene por un tiempo –respondió él mientras que Lilia se acercaba a Dana,
un tanto curiosa, nunca había visto un ángel real… por lo menos no uno que haya
cambiado de bando o tratado de matarlas.
—Hola –Lilia
estiró su mano y le sonrió a Dana, quien agradeció el gesto ya que
repentinamente se sintió pequeña por las miradas de Arial y Adam.
— ¿Por un
tiempo? –Dijo la chica colorina —Bueno, pudiste decirme para no quedarme otro
segundo aquí –se iba a ir, pero Adam la tomó de la cintura, atrayéndola hasta
él.
—Necesito que
me hagas un favor, sabes que me lo debes –susurró Adam en el oído de Arial.
—Suéltame –lo
miró enojada por sacarle en cara su deuda hacia él; salvarle la vida a quien
amas, no es algo fácil de devolver — ¿Qué pasa con ella?
—Bueno, como
notarás… no se está adecuando bien a las reglas humanas.
—Solo veo que
viste pésimo ¿eso quiere decir que no se ha adecuado o que solo es una rara? –Arial
miraba a Dana de una forma rencorosa, como si el ángel le hubiera hecho algún
daño.
—Arial, ya
basta –dijo Lilia caminando hasta ellos –solo quiere que la ayudemos, nada del
otro mundo ¿cierto, Adam?
—Exacto –Lilia
se ubicó al lado de Arial y volvió a mirar a Dana con una sonrisa, pero el
ángel pudo identificar que algo raro estaba pasando aquí y no se refería a los
ojos de las chicas que estaban con ella, sino que había una extraña relación
entre Adam y Lilia. Ambos se miraban de una forma extraña.
—Mi nombre es Dana
y soy un ángel custodio, siento la molestia –ella trató de sonreír para que el
ambiente dejara de estar tan tenso, pero no funcionó, menos cuando Adam volvió
a abrir la boca.
—Estas son Arial
Wright y Lilia Mitchell –la primera se cruzó de brazos.
—E hija de Azazel,
mucho gusto –dijo Arial sabiendo que esas palabras afectarían a Dana, si es que
no era una ignorante.
Azazel fue uno
de los primero ángeles caídos que durante todo este tiempo ha estado capturando
almas humanas perdidas, pero además pasándosela bastante bien con las mujeres
humanas. Arial era de las últimas que quedaba, los ángeles se encargaban de ir
por aquellos “engendros” de maldad y
a ella la consideraban como tal.
—Yo soy hija de
Thaumiel –los ojos violetas de Lilia se oscurecieron, jamás le había gustado
todo este tema de ser hija de un ángel caído.
—Nephilim –susurró Dana, ese era el
término que se les denominaba a los hijos de ángeles que habían elegido ir en
contra de Dios. Los Arcángeles, Principados y Dominaciones se encargaban de
eliminarlos –sus ojos… —ahora entendía por qué tenían ese color.
—Claro,
supuestamente llevamos maldad en nuestra sangre, pero para tu información –le
dijo un tanto alterada Arial, estaba cansada de cuidarse las espaldas de cada
ángel que trataba de matarla –Nunca he matado a nadie que no me busque primero,
ni siquiera he robado en mi vida, no soy lo que ustedes dicen.
—Alto, alto,
alto… —Adam se puso al medio de la distancia que las separaba –debo hacer
muchas cosas como para escuchar este estilo de problemas ¿sí? ¿Por qué no mejor
ayudan a Dana con lo que les pedí mientras le explican su crisis existencial?
—Que gracioso…
—dijo Lilia mirándolo de mala forma, pero no pudo evitar poner atención en los
labios de Adam, siempre habían llamado su atención. Adam notó el cambio de
mirada por parte de Lilia y solo la ignoró, siempre hacía eso… ignorarla para
no salir perjudicado –ven con nosotras, te ayudaremos.
— ¡Lilia! –le
reclamó Arial, pero ya no había escapatoria, tendrían que hacerlo porque Adam
se lo pedía. El único que siendo ángel se compadeció de ellas y no las asesinó,
poco tiempo después decidió volverse un ángel caído, pero sin cambiarse de
bando completamente, solo se había cansado de matar a seres que alguna vez
fueron buenos o que seguían siéndolo.
Las tres
salieron de Lucifer y se dirigieron a
un Volkswagen Beetle Convertible negro, Dana no pudo evitar sorprenderse, sabía
algo de autos gracias a la fascinación de Diego, quien trataba de contagiarle
el gusto a Ethan, pero él no estaba interesado en eso. Sabía muy bien que este
era un auto caro.
— ¿Y a qué se
dedican? –preguntó ella cuando iban ya camino al centro de la ciudad. Arial
miró de mala forma a Dana a través del espejo retrovisor.
— ¿Dedicarme a
algo? Créeme… no tengo tiempo para poder trabajar, con suerte pude terminar mis
estudios de secundaria –le respondió, frenando ante un semáforo color rojo –si
estas preguntándote de donde saqué este auto, bueno… tengo un padre ausente, me
da estas cosas por no verlo, así de simple –Dana jamás había sentido lo que era
estar en una situación incómoda, jamás la habían mirado de mala forma y
realmente no sabía cómo responder ante las malas energías que le regalaba Arial.
—Es cierto, el
mío hace lo mismo –dijo sonriendo Lilia –ni siquiera lo conozco, son
partícipes… de ciertos negocios que los mantienen en el inframundo, suben cada
cierto tiempo.
— ¿No los
conocen?
—Claro que no…
¿crees qué les importa conocernos? ¡Ambos son demonios, por Dios! –dijo Arial,
negando incrédula ante las preguntas de Dana –no es como si tuvieran compasión
o algo por el estilo.
—Pero hasta un
demonio puede sentir cariño por alguien cercano ¿no? –rebatió Dana, sin poder
creer que no conocieran a sus padres, más cuando su situación era bastante
especial. Sabía que existían padres que abandonabas a sus hijos, pero ¿Qué
pasaba con las dos Nephilim?
—Gracias, ahora
me has arruinado aun más el día –dijo Arial acelerando repentinamente. Lilia
negó, ella había superado por completo el tema de sus padres gracias a Adam, no
era como si no hubieran tenido el apoyo necesario para sobrevivir.
— ¿Y qué sucede
con sus madres? –Dana era incapaz de controlarse, tenía cientos de preguntas
para esas mujeres, jamás se habría imaginado compartir un momento como este,
ella no era de los grupos de ángeles que se encargaban de los Nephilim.
—No tengo la
menor idea –respondió Lilia, siempre había querido saber de ella, pero Adam
nunca le dio nada de información.
—Murió cuando
nací –dijo Arial, sin tener algún sentimiento de tristeza, había superado ese
tema hace tiempo –Adam nos cuidó desde que nos encontró, primero a Lilia y
después a mí.
— ¿Qué? –Dana
no podía creer lo que estaba diciendo, si hace un par de minutos había visto a Adam
besar a Arial –pero si tú y Adam…
— ¡Eso no es
nada! –Dijo riendo la aludida –simplemente es un juego, coquetear no le hace
mal a nadie, además Adam esta buenísimo ¿no, Lilia? –miró de soslayo a su
eterna amiga, prácticamente su hermana y única persona que la apoyaba en este
mundo.
—Adam es…
bueno, es Adam –Dana no pudo captar el significado de esa frase, pero lo dejó
pasar, presentía que pronto sabría de qué trataba toda esa relación.
— ¿Y tú, ángel?
–Pregunto Arial — ¿Qué haces en el mundo de la oscuridad?
—La tierra no
es oscuridad –fue el turno de Lilia para reír, nunca había hablado con un ángel
de esta forma y aun se sentía nerviosa porque de un segundo a otro, podía ser
traicionada.
—Eres ingenua…
¿Qué edad tienes? Ustedes son eternos, no crecen más allá de esta perfecta edad
que tienes ¿no? –Dana negó ante sus palabras.
—Envejecemos,
crecemos como todo ser vivo… solo somos diferentes –Dana se quedó un tanto
pensativa, tratando de encontrar una forma adecuada para explicarles —como la
Mariposa Cebra, su esperanza de vida es de nueve meses si un depredador no la
ataca, para ellas es toda una vida, exactamente como la esperanza de vida de un
humano, somos especies diferentes con ciclos de crecimientos muy extraños. Para
nosotros los nueves meses de esa mariposa no son nada, para ella es una
eternidad, es lo mismo como los ángeles ven la vida de los seres humanos.
Arial ya había
estacionado al frente de una tienda, donde podrían comprar lo que Dana
necesitaba, pero de todas formas las palabras del ángel habían captado toda la
atención de las Nephilim. Ambas la
miraban hacia atrás, apoyadas de sus asientos.
— ¡Malditos
ángeles! –Dijo Arial — ¿Por qué deben hablar tan lindo? –salió del auto
bruscamente, dejando un tanto incómoda a Dana.
—Ella es
intensa –susurró Lilia, aun pensando en las palabras de Dana.
“¿Para Adam también corría ese ciclo de
vida?” fue lo que vino a su mente.
–Adam dijo que eras de las buenas, que no eras
del grupo de los arcángeles o los demás, me caes bien y luces como de los
ángeles que tienen cabeza, no nos traiciones ¿cierto? Confío en lo que dijo Adam,
él no nos pondría en riesgo, pero… para que sepas y respecto a Arial, si ella
no pensara igual que yo, no estaría aquí.
La puerta del
auto se abrió y Arial asomó su cabeza, mirándolas enojada.
— ¿Pero qué
hacen ahí? ¡Tenemos mucho que hacer!
Salieron del
auto y Dana no pudo dejar de pensar en lo que ocurría, estas dos muchachas
estaban confiando en ella, gracias a Adam, pero aun así esperaban que ella no
les hiciera daño.
Sintió que su
pecho crecía de orgullo y se prometió que jamás las iba a traicionar, nadie
puede quebrar una entrega como esa, además la estaban ayudando.
Sonrió y miró a
las chicas que iban unos pasos más adelante que ella, observando toda la ropa
de calidad que había para un ángel tan mal vestido.
—Bien… —susurró, entendiendo que tendría que armarse
de paciencia, tenía que dejar todas las cosas como se debía antes de
encontrarse con Ethan. Solo de pensarlo su corazón comenzó a latir con fuerza y
sonrió, él la había mirado por primera vez y nunca en todos los años que tenía
de existencia se habría imaginado tal sensación, ese sentimiento que la hizo
brillar por dentro, pero al mismo tiempo la dejó paralizada.
“Dios… me siento como un bebé que tiene un
mundo por conocer”
Sin mucho que decir chicas, solo que estoy corta de tiempo. Muchas gracias a los comentarios del capitulo anterior, ahora ire a responderlos. Esta vez no habra fecha de actualización porque no sé cuando será.
Lilia ... ella me cae tan bien!! Arial , tiene ese no se qe ... medía pesaita, pero ya sabemos q no es mal ... almenos hasta el cap q nos quedamos xD
ResponderEliminarDana es tan inocente en estos primeros capitulos ... pero después de ver el trailer ... ammm puede ser q qisas ... Danita caiga en esa tan deliciosa tentación carnal q desata el sexy y follable Ethan ???
aaah?
jaoajaoa no se me habían ocurrido teorías hasta q vi el video xD
holaaaa
Eliminaraaay ahora e trailer me dejo hacer lo que queria, ya que tenia mas opciones de imagenes, que bien que te gusto. Aaah ethan babaaaa
gracias por leer kathy!
Lindo, ya quiero leer más para poder llegar a donde nos quedamos pero tendré paciencia q se q andas ocupadilla.
ResponderEliminarUn beso y nos seguimos leyendo.
hola!!!
Eliminarmuchas gracias por la paciencia, mi vida esta como un turbo, todo pasando muy rapido ;D
no es justo no es justo... ellas vieron el trailer y yo no T.T
ResponderEliminarya lo has visto? espero que si!
EliminarFascinante me gusta ...Gracias nena...
ResponderEliminarmuchas gracias por leer *-* que bien que te gusta
EliminarEstoy viviendo esto en la piel de Dana y la verdad es que es intenso y sí me tuvieras de frente dirías que estoy loca pues podrías ver lo tensa que estuve mientras Gabriel se acercaba a Dana y hasta gire la cabeza como sí pudiera ver a Arial y Lilia interactuar con Adam y al igual que Dana lo analizará...
ResponderEliminarhola!!
Eliminaraaay que felicidad que te metas tanto en la historia, es genial *-* muchas gracias por permitir que las letras lleguen de esa forma ;D
Como ya te dije me encanta la histo, vamos reconociendo más personajes como son Arial y Lilia, dios le tengo unas ganas a Gabriel jajaj pero no se sí son buenas o mala jajja
ResponderEliminarGracias por el capi
ajoajajo Gabriel, es tan grrr jaja pero es malulo, ya les dije xD diablilla xD
Eliminarwaaaa Dani esta genial como se va adaptando con los nuevos nombres...pero si antes tenia curiosas por Gabriel ahira aumentaron.......suerte con las clases..:D
ResponderEliminaraaaaaaaaaaah que emocion que te este gustando *-* gracias por leer!
Eliminargracias dani por este nuevo capitulo...
ResponderEliminarno se amo a gabriel con la intensidad que habla, el debe sentir algo por dana...
aaah gabriel es un misterio con patas xD ya veremos que sucede por su cabeza ;D *-* gracias por leer!
EliminarHola Dani va muy bien la historia con la adaptacion de los nuevos nosmbres ya que nos quedamos con varios cap con los otros personajes pero me encanta la historia nos leemos en los demas cap y en la otra historia que estan muy bien !!! gracias y suerte en tus estudios
ResponderEliminarmuchas gracias :d lo mejor de esto es que se estan adapatando a los nuevos personajes, es simplemente genial ;D
Eliminargracias por leer!
Me encanto, me sigo al siguiente.
ResponderEliminarSalu2
Ja ja estoy tan enganchada al facebook que llevo un rato buscando la manita de me gusta ja ja ja. El capitulo me ha encantado, pero me deja siempre con ganas de más... El primer encuentro de los dos, aunque efímero, importante para los dos.
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