martes, 1 de septiembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 6


Capítulo 6
“Entregada”

—Basta…no soy tu juguetito sexual –me alejé un poco más, pero él fue sacando el cobertor de a poco hasta dejarme desnuda ante sus ojos, de nuevo.
—Claro que lo eres, además de ser mi nevera –lo que siguió fue como un impulso, porque estaba oscuro y no podía ver nada, las cortinas estaban cerradas y lo único que sabía era que tenía al Monstruo al frente mío.
Ni siquiera me di cuenta cuando mi mano iba hacia su rostro ¡y le di! ¡Dulce victoria!
—Realmente eso fue patético ¿no te has dado cuenta que un golpe tuyo no es nada? –se estaba burlando de mi en mi propia cara. Traté de ponerme de pie, pero no me lo permitió, esto sería igual que las últimas veces.

No lograba nada, podría luchar, pelear, pero nada, nada le evitaría entrar en mi cuerpo como si fuera de su propiedad y yo estúpidamente, estaría disfrutándolo, sin poder evitarlo.
—Bien…hazlo –dije quedándome quieta y mirando a otro lado.
— ¿Esto es en serio? –Suspiré y no respondí –así no tiene gracia —no le dije nada –bien, tengo ganas de hacerlo, así que tendré que provocarte las ganas –se quedó quieto mirándome, mientras un profundo silencio se apoderaba del ambiente.
— ¿Qué haces ahora? –fue su turno de no decir nada. Nuevamente tomé el cubrecama para tapar mi cuerpo.
—Green, cuando te he dicho que eras mía ¿no me has creído? te puedo manejar a mi antojo –mis manos se hicieron un puño en la tela al sentir ese maldito calor nuevamente en mi cuerpo.
—Eras tú, el que me hizo despertar anoche –se río de mí.
—Claro que era yo —sentí como de un segundo a otro mi corazón comenzaba a latir con fuerza. Pasé mi mano por mi cuello un tanto desesperada.
—Para esto –dije al sentir como la temperatura de mi cuerpo subía.
—No lo sé, te ves bien cuando…
— ¡Cállate! –Dije antes que terminara su oración –déjame, por favor –dije ya sintiendo como las lágrimas se aglomeraban en mis ojos.
—Realmente no quiero –dijo pasando su dedo índice por mi mandíbula, como instinto mi rostro fue en busca de su mano –por lo visto tu tampoco –se acercó más a mí y pude notar que no llevaba camisa.
— ¿Estás…estás desnudo? –pude sentir como estaba a mi lado, tenía sus labios a centímetros, Dios, sus labios ¿Qué tendrían, que literalmente me volvían loca?
— ¿Tu qué crees? –tomó mi mano y la llevó a su miembro, el cual estaba bastante duro. Traté de sacar mi mano pero él no me lo permitió –haz tu trabajo –dijo ahora al frente de mí.
— ¡No es mi trabajo cerdo asque...! –sus labios, Dios, maldito, sabía que sus labios tenían algún poder porque realmente mi cabeza daba un giro y él se estaba aprovechando de ello.
Comenzó a moverlos lentamente contra los míos, solo por la superficie, levanté mi cabeza para poder tener más de sus labios. Él con su mano hizo que me acercara más a su cuerpo, mientras seguía haciendo que mi mano se moviera alrededor de su erección, dándole placer de esta manera.
Gimió contra mi boca y como la estúpida y enferma mental en la que me convertí, me gustó escuchar aquello, comencé a mover mi mano por voluntad propia, sentí como sonrió contra mi boca.
—Eso… —mordió mi labio inferior obteniendo de mí un gemido que no sé qué efecto habrá tenido en él pero comenzó a devorar mis labios, mientras yo hacía movimientos más rápidos.
Su mano que sostenía mi rostro se alejó para ir lentamente por mi cuerpo hasta llegar a mi centro, donde comenzó a entretenerse de tal forma que mi cabeza comenzó a girar y girar, causando que más gemidos escaparan de mi garganta.
–Green ¿te gusta lo que estoy haciendo? –Me besó, desconcentrándome bastante y haciendo movimientos más rápidos contra mi clítoris –Te he hecho una pregunta… ¿te gusta?
Sabía lo que estaba intentando hacer, solo deseaba humillarme porque era lógico que me estaba encantando lo que hacía.
— ¡Si…maldita sea si! ¡Y deja de llamarme como si fuera un soldado, tengo nombre! –mis caderas se comenzaron a mover contra su mano, queriendo sentir de nuevo esa ola de fuego que recorría mi cuerpo cuando él provocaba que tuviera un magnifico orgasmo.
—Para –dijo deteniendo mi mano y la suya. Me tomó de la cadera y me giró, quedando él detrás mío, ambos recostados –tu pierna –la tomó con facilidad para moverla hacia atrás, hacia él. Luego la soltó y sentí como la punta de su miembro pasaba a rozar mi entrada –Esta es una de mis posiciones favoritas  –al decir eso, entró en mi cuerpo de un movimiento.
Gemí al sentirlo adentro, volvió a impulsarse hacia mí y entró por completo, lo sentía contra mi trasero, dentro de mi cuerpo, sentía sus manos tocando mis pechos ¡Dios santo! Lo sentía por todas partes. Tomó mi cadera con fuerza otra vez y se comenzó a mover despacio, con toda la calma del mundo, volviéndome loca.
—Más rápido —dije quejándome por sus movimientos tan lentos.
—Aun no, esto se hace como yo deseé –maldito egoísta.
Apoyé mis manos en la almohada, mientras sentía como besaba mi cuello, ya sabía que vendría luego, pero por ahora, no me importaba. Rodeó mi abdomen y comenzó a moverse más rápido ¡gracias a un milagro! Pero creo que sus movimientos aumentaron demasiado de frecuencia, haciendo que la cama se moviera levemente.
Por Dios, era un salvaje y estaba provocando que mi corazón saltara ante las sensaciones que tenía.
 — ¿Más? –Me giré incrédula para tratar de verlo  — ¿más? –Mis gemidos eran bastante altos, era inevitable sentirme sorprendida — ¡Elizabeth!
— ¡Sí! –dije respondiendo.
Fue sorprendente como se movió después, con una rapidez sobrenatural que me volvió loca, no había hecho eso hasta este momento. Me aferraba a su cuerpo con sus brazos y embestía mi cuerpo de tal forma que pensé que iba a morir por el placer que sentía.
—Shh… —dijo burlándose por mis gemidos tan altos, pero no podía controlar lo que estaba sintiendo ¡¿Por qué tenía que ser él?! ¡¿Por qué?!
Esa sensación que se me estaba haciendo tan familiar se formó nuevamente en mi cuerpo, prometiendo un orgasmo completamente arrebatador.
—Green, tócate —tomó mi mano y la llevó a mi centro y la empezó a mover, haciendo que me entregara aun más al placer que sentía ¿es qué este hombre sabía todo truco existente en el planeta?
Segundos después, sentí que seguía sujetando mi pierna y entrando como deseaba a mi cuerpo, mientras yo seguía moviendo mi mano. No podía creer lo que estaba sucediendo, estaba a su disposición por completo, él podía hacer lo que quisiera conmigo.
Grité contra la almohada al sentir prácticamente de una nueva forma, aquel increíble orgasmo que este Monstruo estaba provocando con sus habilidades sexuales.
Me mordió, bebiendo de mi sangre mientras él también llegaba a su propio éxtasis.
—Eres exquisita –dijo separando su boca de mi cuello, dejándome agotada.
—Lo que tu digas maniático, ahora vete –dije en un susurro, sintiéndome culpable y asquerosa por haberme sentido tan bien entre sus brazos, incluso hasta esperaba su mordida.
Traté de meterme bajo el cobertor, ya que la cama me estaba ofreciendo un agradable descanso ahora estaba agotada.
—No, me quedaré aquí, dormiré junto a ti –me desperté en un segundo al escucharlo, el siempre se iba.
— ¿Qué haces? ¿Por qué?
—Mmm... —Dijo metiéndose en la cama –estoy en mi casa, jamás me ha gustado dormir en otras camas, así que ahora que estoy bajo mi propio techo puedo tenerte a mi completa disposición si requiero de ti otra vez.
— ¡No! ¡Vete! –Dije sentándome sin poder creer lo que escuchaba –además tengo que trabajar mañana.
—Green, duérmete —me empujó hacia atrás y arregló bruscamente las frazadas –no es como si fuera a dormir abrazado contigo, no hago ese estilo de cosas tan…humanas –se volteó dejando un espacio tranquilizante entre los dos y no habló más.
Mis ojos no se podían cerrar y quería mi pijama, estaba desnuda al lado de este infeliz. ¿Estaría ya durmiendo? Miré hacia mi lado y no podía ver nada, miré hacia el otro y estiré mi mano. El dosel de la cama la cubría por completo, por eso es que no podía ver nada y estaba tan oscuro, quizás si….
Metí mi mano por una esquina hasta llegar a la mesa de noche, donde saqué mi teléfono celular, sonreí al ver lo despistada que era, se me había quedado ahí antes de escapar a mi antiguo departamento. Me giré un poco y apreté un botón.
— ¿Qué demonios haces? –dijo tomando rápidamente el teléfono, sin dejarme ver nada.
—Emm…trato de buscar mi pijama –sentí un leve gruñido de su parte –no es como si me agradara estar desnuda a tu lado.
— ¿Sabes? No tengo ganas de soportar tus insultos, así que dame un segundo –sentí una brisa que me sobresaltó, pero segundo después escuche su voz nuevamente –aquí tienes –tomó mi mano y dejo el pijama en ella –ahora duérmete –volvió a recostarse.
Salí levemente de la cama y me puse con rapidez las prendas. Pasé mi mano con cuidado por parte de la tela que caía del dosel. Tomé la punta y la abrí, descubriendo que estaba demasiado oscuro, las cortinas de las ventanas también estaban cerradas, así que decidí arriesgarme y corrí hacia ellas, quedaban bastante lejos, pero segundos después pude abrir una, dejando que la luz de la calle entrara.
— ¿Dónde estás? –dije notando que la cama estaba vacía. Demonios, había sido demasiado lenta para él, quería ver su maldito rostro.
— ¿Realmente crees que te dejaría verme?...para eso tendrás que esperar, además tienes que ir a esa maldita fiesta –miré a mi lado y podía ver su silueta, apoyado en la cortina, en la oscuridad –Dame eso –estiró su mano y  pude verla a través de la luz, me quede sorprendida, era muy blanco.
—Te quiero ver, es lo mínimo que me debes –dije enojada. Rápidamente tomé su mano y lo jale hacia mí, pero no se movió, es más, me acercó a su cuerpo dejándome apoyada donde estaba él, siendo atrapada por sus brazos.
Se dirigió cautelosamente hacia la cortina, lo que me permitió alcanzar a ver hasta su hombro, se notaba que era fuerte, sus músculos se marcaban no de una forma exagerada, pero si demostraba que estaba trabajado.
—Ahora —dijo mirándome, sus ojos debían estar negros porque no los notaba –lo único que estás haciendo con esto, es que me den ganas de estar dentro de tu cuerpo de nuevo –me quede estática mirando hacia otro lado, avergonzada ¿es qué él no se cansaba? –Así que mejor vuelve a tu cama a dormir, ahora –me aleje de él, dando pasos pesados, hasta que algo apareció entre mis pies, haciendo que tropezara y cayera.
— ¡Auch! –grité apoyada en mis brazos.
—Eso es por tratar de descubrirme –dijo riendo. Lo que hizo que me hirviera la sangre.
— ¡Maldito psicópata! ¿No crees que merezca ver quién eres? ¡Estoy con una sombra! ¡Lo único que veo son tus horribles ojos!
—Green, te lo advierto –me tomó del brazo y me llevó de volandas a la cama, arrojándome contra ella –sé que mañana debes trabajar, no quiero acabar con tus energías, no me molestaría nada volver a beber de tu sangre –me cubrí enojada con las frazadas. Él se recostó a mi lado –Buenas noches, Lizzie –no le respondí nada, pero sentí como pasaba su mano por mi columna, provocando escalofríos — ¿Elizabeth?
—Buenas noches, Monstruo –dije para que me dejara tranquila.

Ya cansada me quedé dormida, luego de estar una hora nerviosa, esperando por si este infeliz se calentaba de nuevo. Gracias al cielo no lo hizo. La alarma de mi teléfono sonó y me levanté asustada mirando de inmediato a mi lado, pero estaba sola. Esperaba poder verlo ahora que tenía la luz del día a mi favor, pero creo que no habría opción, tendría que descubrir mañana su rostro, en esa famosa fiesta.
Estuve lista una hora después. Debo admitir mi culpa al aceptar ocupar uno de esos trajes que estaban en ese maravilloso armario. Si iba a estar en este lugar encerrada, le iba a sacar provecho. Elegí aquel de los pantalones de tela anchos color negro, con el blazer del mismo color y una hermosa blusa de color perla.
Llegué hasta la sala y pude ver que en la cocina había un puesto listo para desayunar, incluso había café con una nota. Me acerqué y vi que era de Tara.
“Srta. Lizzie, Thomas, la espera abajo, este es su desayuno, investigué como le gusta. Thomas llegará a la hora de su almuerzo a buscarla para llevara a comer si gusta. Después usted tiene que indicarle la hora para ir a buscarla, no trate de engañarlo porque el jefe la encontrará y además nos meterá en problemas.
Tara”
Desgraciadamente el maldito desayuno estaba perfecto. Me lo comí sin poder evitar degustarlo y luego fui a lavar mis dientes para ir hacia las escaleras y bajar para encontrarme con Thomas. No podría haber evitado alimentarme, ayer por la noche ese Monstruo había acabado con mis energías.
—Buenos días, Srta. Lizzie –suspiré, este chico no me diría jamás Lizzie, sin antes decir señorita.
—Hola Thomas –abrió la puerta de ese magnífico auto y entré rendida — ¿Cómo has dormido?
—Muy bien… —dijo él arreglando su gorra y sonriéndome por el espejo retrovisor –señorita —fruncí el ceño.
— ¿Qué sucede?
—Tara me dijo que le diera esto –se volteó y me pasó una pañoleta.
—No, dime que no –dije sabiendo porque me pasó esa prenda.
—Si…bueno, se le nota un poco, pronto desaparecerá –fruncí el ceño y puse la pañoleta color perla en mi cuello para tapar alguna marca de la mordida, ni siquiera me di cuenta, no era como si estuviera preocupada todos los días de mi cuello y las marcas que algún vampiro me podría dejar después de una sesión de sexo desenfrenado.
—No puedo creer que sepas que es un Monstruo y sigas trabajando para él –comenzó a manejar muy tranquilamente, ni siquiera cambió su expresión ante mis palabras.
—El jefe nunca me ha hecho nada, soy un simple empleado como todos, en este gran mundo, así que no soy yo el adecuando a juzgarlo, no me ha hecho nada más que entregarme una buena paga.
—El dinero hace milagros –dije concentrándome en mirar a través del vidrio. Estúpido Thomas, el idiota de su jefe me tenía secuestrada, amenazándome con herir a alguna de mis amigas, infeliz.

Llegamos a Blake Ltda. Y me bajé sin despedirme del raro chofer que me había asignado el psicópata de mi secuestrador. Entré al edificio como siempre y saludé al guardia, para después quedarme al frente del ascensor, miré la hora y pronto llegaría Jennifer, pero cinco minutos después llegó alguien a mi lado, quien hizo que un escalofrió recorriera mi espalda.
No fui capaz de girarme al notar quien estaba a mi lado, solo tenía que ver de reojo para saber de quién se trataba. Entró sin decir nada al ascensor y me sonrió curvando sus labios, pero no fui capaz de mirarlo a los ojos. No volvería a ser capaz de volver a ver los ojos de Maximiliano Blake, porque luego del sueño que tuve con él, de ese raro momento de hacía dos días, sería demasiado para mí ya que justo esa noche, el Monstruo había llegado a mi vida.
— ¿Lizzie? –me giré y sonreí al ver a Jennifer.
—Hola ¿Cómo has estado?
— ¡Demonios! ¿Cómo has estado tú? –dijo mirándome asustada.
— ¿Por qué?
— ¡Estas muy blanca! ¿Qué rayos estás haciendo que te estoy saludando con la misma frase de nuevo? –sonreí nerviosa ¿tendría qué ver las mordidas que estaba recibiendo por parte de aquel Monstruo? Quizás eran muy graves y me tenían en mal estado, aunque toda esta situación de seguro no ayudaba a mantenerme saludable.
—Debe ser el frio —ella me quedó mirando unos segundos sin decir nada.
—Bueno, tienes razón, aun no se acaba el maldito invierno, lindo traje –dijo sonriendo y tomándome del brazo para entrar al otro ascensor, donde justo iba llegando Sophia, quien solo me dio una mirada fría.
—Ya me estaba preocupado, ni siquiera contestas tu teléfono y el de tu departamento dice que está fuera de servicio –tragué saliva nerviosa ante la mirada fría que me estaba dando Sophia, de seguro estaba muy molesta.
— ¡Eso es verdad! –dijo Jennifer cuando entramos las tres para subir. Dios, solo tenía que hacer tiempo para no contestar aquello, no tenía una idea, no se me ocurría nada –te llamé para saber cómo estabas y para salir ya que tenías tus días libres, pero no contestaste.
— ¡Sí! Y… –dijo Sophia –también nos deberías explicar por qué ya no estás viviendo en tu departamento, Nathalie me llamó — ¡maldita traidora!
— ¿Te mudaste? –dijo Jennifer soltando mi brazo y mirándome sorprendida.
—Si…es algo complicado, les diré cuando almorcemos, tenemos más tiempo.
— ¿Cómo qué no puedes decirnos ahora porque te mudaste? –dijo Jennifer confundida.
—Eso mismo me pregunto, no nos dijiste nada Lizzie –entré las dos harían que me diera un ataque cardiaco. Deje de mirarlas  para fijarme en como la luz de los pisos del ascensor iban subiendo, hasta que paró en el treinta y cinco.
Para mi mala suerte me moví hacia tras de inmediato al ver quien subió. Me apoyé al final del ascensor. Las chicas me quedaron mirando nerviosa.
—Sr. Blake –dijo Jennifer saludando.
—Buenos días, Sr. Blake –dijo Sophia a mi lado.
Él se volteó. Se veía estupendo en su traje negro, su cabello oscuro peinado y con esa sonrisa coqueta que me daban ganas de decirle que la dejara de hacer. Yo miré hacia un lado, tratando de ignorarlo. Me ponía nerviosa recordar aquel sueño.
—Buenos días, señoritas –fruncí el ceño al escucharlo.
Me recorrió un escalofrió conocido, pero no pude pensar en nada más ya que Sophia me dio un codazo para que saludara, ni se preocupó de disimularlo, ya que me di cuenta que Maximiliano Blake me miraba enarcando una ceja.
—Buenos días, Sr. Blake —dije tensando mi mandíbula, nerviosa.
—Buenos días, Elizabeth —mis amigas se miraron entre ellas para después hacer como si nada pasara, pero por mi parte nuevamente un escalofrió recorría mi columna.
—Nos vemos —dijo Jennifer cuando llegamos a su piso. Se bajó dejándome con Sophia y aquel hombre, que me ponía más nerviosa de lo que me agradaría estar.
—Usted –dijo él mirando a Sophia –trabaja con Vladimir Knight –su apellido hizo que me diera dolor de estómago ¿Knight? ¡Claro! Tara Knight, Vladimir poseía el mismo apellido ¿Serian familia?
—Así es, señor –respondió ella relajada.
—Este es su piso ¿Por qué no baja? –Ella me miró de reojo –si ya ha comenzado el periodo donde deberías estar sentada detrás de tu escritorio –Sophia frunció el ceño.
—Porque iré a dejar a mi amiga, odia los ascensores y creo que a mi jefe no le molestará que me demore cinco minutos, hago muy bien mi trabajo –vi como Maximiliano tensó su mandíbula.
—Le recomiendo que baje señorita –tomé la mano de Sophia completamente asustada. Yo no soportaba estar en un ascensor sin alguien de confianza ¡y ese hombre no me la daba ni un poco!
—No lo haré, puede hablar con el Sr. Knight después, no dejaré a mi amiga –él la miró con ganas de matarla, pero luego nos dio la espalda.
 Sophia me miró sorprendida por la actitud de aquel tipo. Yo asentí dándole la razón, esto era raro.
Llegamos a mi piso y tanto Maximiliano como yo nos bajamos.
—Nos vemos Sophia —dije sonriendo, ya feliz de estar en tierra firme.
—Nos vemos —ella me devolvió la sonrisa y la puerta del ascensor se cerró.
—Esa amiga suya no debería ser tan insolente con sus jefes —no lo miré y ni siquiera le dije algo. Solo fui a mi escritorio y me concentré en ver como estaba todo –Elizabeth, le he hablado, no me gusta que me dejen con la palabra en la boca.
—Lo siento, señor –dije aun mirando el computador. Vi como sus manos se hicieron un puño, pero fui salvada por la campana, cuando Ezequiel Blake llegó al piso.
— ¡Lizzie! ¡Por fin llegas! –Dijo afligido –recuérdame que te suba el sueldo, no es posible que te paguen lo mismo que a esa Mary ¡es una inútil! reactualizó todas mis citas, tu organizado computador quedo muy mal –no pude evitar sonreír, era bueno que reconocieran mi trabajo.
—No hay problema, veré ahora mismo lo que sucede Sr. Blake –él sonrió y asintió.
—Hijo –dijo dejando una mano sobre el hombro de Maximiliano, este solo asintió –no lo sabes, pero tengo a la mejor secretaria del mundo aquí –miré hacia el computador porque ya sabía que me estaba sonrojando.
—No lo dudo, me la podrías prestar un tiempo ¿no crees? –hice caso omiso a eso y me concentre en la pantalla, viendo que efectivamente Mary había dejado un desastre aquí.
—Claro que no Max, ahora vamos a mi oficina –Oficina, solo recordé el sueño donde tenía a ese tal “Max” entre mis piernas, pasando suavemente sus manos por estas. Mi corazón se aceleró rápidamente, pero la risa de Maximiliano me hizo salir de mi trance.
—Claro padre —antes de que entraran miré de reojo a Blake hijo. Él solo me sonrió y me guiñó un ojo cuando cerró las puertas.
—Voy a morir —dije finalmente, me estaban pasando cosas demasiado raras en un transcurso de tiempo demasiado corto.

Leer esta parte me hizo recordar cuanto nos reíamos de que ella no descubriera quien era su torturador personal.

5 Lectores:

  1. Con eso de la nevera si se paso...muy cierto, en realidad es cómico que tuviera a su torturador tan cerca y no lo hubiera adivinado, no me acuerdo en que capitulo por fin se da cuenta, me da un poco de risa y tambien pena por ella como lucha y se pone toda intensa cuando el acosador empieza a querer ya sabes que...pero como todo se desvanece cuando la besa...justo me acorde como suspiraba cuando el tenia gestos lindos con ella y creia que mágicamente toda su maldad iba a desaparecer...oh ingenua de mi¡¡¡¡
    Empiezo a desvariar otra vez, asi que mejor aqui lo dejo...saludos.

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  2. Oh vaya!! Recientemente releí invitación peligrosa con Edward y bella y me encanta que saber que la estas escribiendo con tus propios nombres.... Máximiliano me ha parecido algo largo pero "max" realmente me ha fascinado... No puedo decirlo de otra forma ... Te amo por haber inventado una historia tan hermosa como esta... Es que es lo máximo... Un hombre realmente arrebatador, fuerte con que personalidad ... Siempre estuve enamorada de su malhumor Jajajaja y lizzie bueno ella simplemente es fantástica ... Te felicito una vez mas dani!!!

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  3. Es verdad!!!!! todas ya sabiamos quien era, pero la pobre Lizzie no... ni siquiera le cree a sus sueños...
    Es completamente un lio que sea de esta forma, aunque menos mal tiene amigas como ellas ;)
    Besos gigantes!!!
    XOXO

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  4. Pobre lizzie la que lr va a dar cuando descubra quien ez su secuestrador

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  5. Este capítulo me gustó más, el estira y afloja entre estos niños me es muy divertido xD
    Quiero más! (Ya estoy como Lizzie."más mas") jajaja

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