miércoles, 16 de septiembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 9


Capítulo 9
“Preparativos”

Eran más de las siete de la tarde y estaba muerta de hambre.
—Esto ha sido una exageración Tara, tengo hambre, volvamos al departamento –dije como si tuviera cinco años y le estuviera hablando a mi madre.
—Solo falta un poco —estaba vuelta loca mientras ahora un tipo, con una camisa negra ajustada al igual que sus pantalones, me arreglaba el cabello.
— ¿No pudo elegir un personaje que tuviera el cabello liso? –Dije de mala gana, ahora me estaban ondulando mi pelo negro para ir más caracterizada, según Tara –es una estúpida fiesta, no veo el motivo de tanto barullo.

—Eso deberá preguntárselo a él, no a mi Srta. Elizabeth –suspiré y cerré los ojos mientras seguían jugando con mi cabello, menos mal que lo tenía largo o si no me hubiese visto ridícula con los rulos.
No fue hasta una hora después que por fin habían terminado. Me habían hecho de todo, masajes en mi cuerpo, depilación…en todo los lugares posibles, grité y mucho, pero nada mejoró después, ya que se divirtieron con mis uñas, donde se demoraron otro poco.
Solo decretaré que jamás quiero volver a pisar un lugar así, aunque por lo menos tuve tiempo para pensar en lo que podría hacer sobre un posible escape en todo esto, no me iba a quedar de brazos cruzados mientras un tipo me tenía en su departamento lujoso. Sin embargo mi cabeza luchaba en pensar sobre el hecho de que realmente vería el rostro del Monstruo, además el lunes me daría una excusa para las chicas ¿Qué sería? Dios…debía estar enferma para preocuparme más por eso que por pensar en escapar de su lado.
— ¿Tara que haces? –dije notando que se movía a mi alrededor mientras íbamos hacia al auto.
— ¡No sé cómo detener su cabello! es demasiado liso y con el viento volverá a la normalidad de aquí a las horas que tiene que esperar –rodeé los ojos.
—No importa si eso sucede, relájate –dije cuando Thomas abrió la puerta para nosotras.
—No, él dijo que debía llevar el cabello así –la miré sonriendo, esta chica debía amar al Monstruo.
—Sí, pero no todo se cumple Tara, él debería saber eso, todo el mundo lo hace, si mi cabello se alisa de aquí a medianoche…bueno, así es mi naturaleza.
— ¿Siempre ir en contra de lo que le dicen? –la miré seria. Negué y mi mirada se fue a la ventana.
— ¿Ahora nos vamos, cierto? Ya no hay nada que hacer.
—Así es, ya deben estar preparando su comida, además más tarde deberá maquillarse, llegarán las especialistas al departamento… —sonó su celular y ella atendió como si la vida se le fuera en ello, escuchó unos segundos para después hablar –Si, está todo bien señor, no hay nada de qué preocuparse, estará lista a tiempo y además podrá hacer lo que deseé, estamos adelantadas –entrecerré los ojos al notar que era el Monstruo –si, Mathias esta avisado, todo saldrá en la revista –lo escuchó otro momento –si, la máscara tengo que ir a buscarla –tenía unas ganas tremendas de tomar el celular y gritarle un par de cosas, ayer al no tener contacto alguno, me evitó de tener mi ración diaria de gritos hacia él –si, su traje está listo, su máscara es la que debo ir a buscar…si, está aquí al frente ¿quiere hablar con ella?
Hice mis manos un puño, lo único que deseaba era golpearlo, de verdad, desde que vi su mensaje en la mañana, estaba cansada de recibir notitas cobardes, quería verle su maldita cara y que me dijera quien era, solo por eso estaba yendo a esta estúpida fiesta.
—Muy bien —supuse que su respuesta fue una negativa porque no me pasó el teléfono, pero me vi obligada a dejar de tomar atención en su conversación porque mi propio celular comenzó a sonar. Lo tomé y sabía quién era, la misma persona a quien le había desviado las llamadas en estas últimas horas, pero ya no podría hacer eso.
—Sophia —dije suspirando.
—Sí, suspira Elizabeth Green, no me has contestado, menos mal que no lo hiciste antes, estaba mucho más enojada contigo por haberme mentido, ahora quiero una explicación –miré a Tara y noté que informaba a mi secuestrador  de mi conversación con Sophia.
—El lunes te diré todo.
— ¡No! Lizzie, dime dónde demonios estás viviendo ahora o mejor dicho ¿con quién? –su voz era dura y demostraba lo furiosa que estaba, pero no alcancé a decir nada ya que Tara tomó mi celular y lo puso en su oreja.
—Disculpe, pero la Srta. Elizabeth no está disponible ahora mismo, mañana la puede llamar, sin ningún problema –cortó de inmediato.
— ¡Tara! –le grité sorprendida por lo que hizo, pero ella acercó su propio celular.
—Sí, ya lo hice señor –rodeé los ojos.
— ¡Arg! –Grite frustrada — ¡Monstruo! –dije hacia el celular de Tara, ella estaba aun más pálida de lo que era.
—Hasta luego señor —cortó el teléfono y me quedó mirando como si lo sintiera.
— ¿Si te ordena qué te tires por un puente lo harás también Tara? –Ella no me dijo nada, así que aproveché ese momento para atraparla desprevenida  –Tara ¿desde cuándo trabajas para Maximiliano Blake? –ella frunció el ceño.
—No, no… ¿Maximiliano Blake? es el hijo de Ezequiel Blake ¿no? –Asentí completamente defraudada por su reacción –esta sospechando mal, él no es… —hice mis manos un puño.
— ¡Dios! –demonios, esta chica mentía como los dioses o yo era pésima relacionando voces.
Pasaron largos minutos cuando Thomas estacionó y nosotras salimos de ese auto; el chofer desapareció sin decir nada, no entendía su cambio de comportamiento.
—Iremos por el ascensor, ese cabello no puede ser afectado por el cansancio –dijo Tara, lo que hizo que me quedara helada –Srta. Elizabeth, le diré algo —ella tomó mi brazo, lo que me sorprendió porque ella no lucía como si le agradaran las personas  –me han ordenado que si me tengo que ubicar delante de una bala por usted, lo haga, cosa que no dudaré en cumplir, así que en la persona que más puede confiar aquí, es en mi. Subamos tranquilas por el ascensor porque no sucederá nada.
La miré indecisa, no quería. Comencé a sentir como mis piernas comenzaban a sentirse más pesadas y mis manos transpiraban.
—No… —dije dando un paso atrás cuando el ascensor abrió sus puertas.
—Srta. Elizabeth, usted puede confiar en mí —dijo al lado de las puertas –no puede subir siempre por las escaleras, yo me encargaré de estar siempre aquí para que no suba escalón por escalón –me sonrió amablemente, lo que me hizo dudar –venga… —tomó mi brazo con cuidado e hizo que me acercara a la caja de metal.
Entré con el corazón en la garganta, respirando rápidamente, pero Tara pasó su brazo por el mío y me sonrió.
—No sucederá nada –marcó el número del último piso y las puertas se cerraron, di un paso para evitar que se cerrara, pero era demasiado tarde.
Comenzamos a avanzar y como instinto me fui al final de ascensor, Tara hizo lo mismo. Me apoyé en el brazo de metal que tenía el ascensor y cerré los ojos con fuerza.
—Ya va a pasar, no se preocupe… —dijo acariciando mi espalda, tratando de tranquilizarme. Sentí que pasaron horas de eso –hemos llegado, solo fue un minuto ¿ve? –en un segundo estaba fuera de la caja de metal que me aterraba.
—Bien… —dije respirando cansada —eso no fue tan terrible como ha sido antes, no te tocó el espectáculo que he dado antes, donde lloro y me quedo en posición fetal sobre el suelo… ha sido horrible otras veces –dije sintiendo como me sonrojaba.
— ¿Qué le pasó en el ascensor? –Dijo saliendo de este — ¿Cómo para quedar traumatizada?
Sonreí, era lo más estúpido como para terminar teniendo problemas con los espacios pequeños y los ascensores.
—Nada, más adelante te lo contaré –dije riendo, no se lo diría nunca, era vergonzoso y un tanto triste de recordar.

Mientras estaba comiendo con Tara, quien me acompañó, vino a mi mente Thomas y su actitud tan extraña.
— ¿Qué le dijo tu jefe a Thomas, Tara? Él ya no me habla –ella tomó un poco de su jugo de frambuesa, mirándome sorprendida.
—Bueno, no me dieron instrucciones sobre decirle algo de aquella situación, así que… —tomó un poco de arroz y se lo hecho a la boca, comió mientras yo seguía esperando –Nuestro jefe, opina que…
—Él no es mi jefe –ella asintió dándome la razón.
—Lo que sucede es que, em… –se llevó su mano al cuello, incómoda –digamos que mi jefe no quiere que usted entre a un ascensor con Thomas antes que con él –fruncí el ceño.
— ¿Está celoso?
—Eh... algo así –dijo rascando su cabeza roja como el fuego, nerviosa.
—No le diré nada Tara, no te preocupes, yo le repito todos los días que es un Monstruo, no me sorprende que sea poco inteligente. Él no debería sentir celos de Thomas, porque para eso, yo debería sentir algo por tu jefe, cosa que no es así, como tampoco es por Thomas –ella asintió.
—Claro…Srta. Elizabeth, él de verdad no es tan malo como se ve —enarqué una ceja.
—Tara, no lo he visto y lo encuentro malo, eso significa que empeorará cuando vea su cara.
—Es estricto solamente —suspiré. Esta niña adoraba al Monstruo.
—Tara, es malo, me tiene aquí contra mi voluntad, diciendo que si hago algo que no le guste atacará a mis amigas ¿crees qué eso es ser estricto?...eso es ser malo, de verdad –ella sonrió.
—Creo que cuando lo conozca mejor, no dirá lo mismo.
—Tara ¿Qué edad tienes? –dije para poder conocerla mejor y poder comprender porque actuaba de esta manera.
—Tengo veintidós.
— ¿Y qué haces trabajando para él? Siendo que tu padre es Vladimir Knight, no creo que trabajes para ayudarle a tu familia –ella sonrió y negó.
—Yo no gano dinero con esto, a diferencia de Thomas, yo me estoy preparando para otros planes y esta experiencia con mi jefe, terminará en uno o dos años más, estaré lista… —fruncí el ceño.
— ¿Lista para qué?
—Lista para ser maquillada –dijo mirando su reloj –no le puedo decir eso, pero más adelante claro que si, ahora…vaya a lavar sus dientes, que las chicas llegaran pronto y así terminamos para qué alcance a descansar antes de ir a la fiesta ¿está bien? –la quede mirando seria.
—Te has acostado con él ¿no? Por eso le eres tan fiel –ella se carcajeó, lo que me hizo sonreír.
—Claro que no, no tiene que preocuparse de eso, esto es absolutamente profesional y el…jefe, me ha ayudado bastante como para serle fiel por como es, no por sus otras habilidades –dijo riendo.
—No te comprendo –dije poniéndome de pie y yendo al baño.
—Yo tampoco a usted –dijo parándose de su silla. La miré confundida –hay policías…hay teléfonos por todo este lugar, pero usted sigue aquí, podría advertirle a sus amigas.
—Un policía o la advertencias hacia ellas no la salvarían de un vampiro Tara, ambas lo sabemos ¿no? –la risa de ella se fue y asintió.
—Eso es cierto, bueno, mejor vaya a prepararse para que las chicas hagan su trabajo –asentí yendo hacia la habitación.
Me sentía como si fuera la hija de Tara, era cómico sabiendo que yo era dos años mayor que ella.
Hice lo que me dijo, así que lavé mis dientes y mientras la esperaba decidí investigar un poco más el lugar. Realmente me fui directo a la habitación que estaba cerrada la noche pasada. Con miedo dejé mis manos en las manillas de las puertas y empuje con fuerza, estas se abrieron fácilmente, por lo que casi me caí por ejercer más fuerza de la que necesitaba.
—Wow… —dije mirado el lugar, era mucho más grande que la habitación que tenía yo. Era mucho más oscura que la mía, teniendo cortinas negras, a juego con la cama, había un escritorio con un ordenador portátil, también la alfombra era oscura, sonreí –que predecible –este bastardo, parecía que le  gustaba ser malo, quizás Tara tenía razón y no era tan diabólico como el mismo quería ser.
Abrí mi boca al notar el piano que había al lado de un ventanal, que dejaba entrar la luz de una forma maravillosa, mientras que en otro extremo había un equipo musical gigante, a su lado había un estante donde se hallaban cientos de discos.
Rodeé los ojos, este tipo era ridículamente millonario como para tener este piso.
— ¡Srta. Elizabeth! –Me volteé al escuchar el susurro de Tara –usted no debería estar aquí…vamos –dijo haciéndome una seña, sonreí como si fuera una niña a la que acaban de encontrar haciendo una travesura.
—Tu jefe tiene un lado gótico –dije riendo, ella solo negó sonriendo — ¿el sol no le hace algo? Siempre lo veo de noche y es vampiro.
—No puedo decir nada y usted lo sabe —asentí de mala gana mientras llegábamos a la sala, donde me confundí, creyendo que habíamos entrado a otro salón de belleza. Suspiré. Tocaba sesión de maquillaje.

No sé cuanto habré dormido en esa silla que había, porque las chicas me recostaron y solo me quede inconsciente, tenía sueño, hoy me había levantado temprano porque tenía que trabajar, no era como si mi cuerpo fuera el de un vampiro y no me cansara.
—Me van a matar –escuché decir a Tara. Abrí los ojos perezosamente –en quince minutos tenemos que estar abajo, el jefe nos está esperando –mi corazón latió desbocado al escucharla.
— ¿Qué hora es? –dije sorprendida. Seguía en la silla, pero las chicas que se habían encargado de mí, habían desaparecido.
—Más de las once y usted no está vestida –dijo afligida –es que lucía cansada, entonces me recosté en el sofá y puse la alarma porque también estaba agotada, y no escuche el celular, tenía que sonar hace más de una hora –por su voz y su expresión me di cuenta que estaba asustada, por el Monstruo, quizás este tipo le daba latigazos cuando no cumplía a un ciento por ciento — ¡de seguro él está esperando afuera!
—Relájate –dije poniéndome de pie –dame cinco minutos ¿está bien? –ella asintió.
Corrí hacia la habitación y me metí al armario, tomé la famosa caja y me desvestí completamente, me puse cada parte, la blusa crema, el corsé negro, el bolero rojo vino, esos pantalones negros, las increíbles botas que llegaban hasta mis muslos, ajuste cada botón y quede lista.
Salí del ropero, me miré al espejo y arreglé mi cabello, y como último tomé la cinta que tapaba mis ojos, era color negra y se ajustaba extrañamente en mi cabello.
—Ahora eres Elizabeth Valerious, Lizzie —dije mirando al espejo.
 Me veía increíble, no iba a tener falsa modestia, se ajustaba a mi cuerpo de forma perfecta, mis pechos se notaban bastante con el escote y mi trasero se marcaba otro poco; las botas me hacían ver más alta y amé como me maquillaron. Mis ojos azules resaltaban aun más con el maquillaje oscuro, además que la máscara me daba otro toque. Mi cabello negro aun estaba con bastantes rulos que caían sobre mis hombros y pechos. Este disfraz, estaba hecho para mí, esperaba que me diera el poder de patearle el trasero a algunos vampiros.
— ¿Srta. Elizabeth? –dijo entrando Tara. Quien sonrió al verme — ¡esta lista! En un tiempo record, hay que bajar –asentí.
—Veamos si Van Helsing ha estallado de rabia –escuché su risa, aunque dudo que Hugh Jackman me esté esperando abajo.
—Espera… —dije deteniéndome. Corrí hacia la habitación y fui al baño, tomé un perfume y me puse un poco en el cuello. Quería arruinarle la noche a ese vampiro y sabía que no le gustaría otro olor además de mi aroma natural.
 Bajé casi con un ataque cardiaco el ascensor, ya que me aferré al brazo de Tara mientras que mis piernas se debilitaban pero eso fue todo, creo que si me estaba acostumbrando a confiar en Tara, aunque no era sorpresa, porque si no me diera esa impresión jamás me hubiera subido en un principio al ascensor.
Salimos del edificio y no vi el auto que manejaba Thomas por ningún lado.
—Ahí… —dijo ella apuntando a una limosina. Asentí mientras que mis piernas se debilitaban –yo me iré con Thomas atrás, suerte Srta. Lizzie –asentí, mientras ella abría la puerta de la limosina. No pasó desapercibido a como me llamó.
Tomé aire y entré, claramente tenía a Van Helsing al frente mío, pero en la oscuridad como siempre y para mi sorpresa pude notar que sus ojos estaban rojos.
—Se han demorado, no me gusta llegar tarde.
Su voz estaba ronca, lo que hizo trizas las posibilidades de que fuera Max el hombre que estaba al frente de mí y para mi sorpresa, me asusté mucho más por eso, sin embargo, su voz estaba siempre ronca porque este bastardo siempre que se comunicaba conmigo estaba… excitado de alguna forma ¿será qué tengo ese efecto en él? Porque aun así, seguía encontrado su voz familiar y eso estaba relacionado a Max, sin duda alguna, pero parecía como si hubiera un muro en mi cabeza, impidiendo que pudiera realmente darme cuenta de sus parecidos.
Dio unos golpes a la ventanilla detrás de él y la limusina comenzó a andar, era hora de ir a la famosa fiesta Masquerade.

—Creo que hoy será el momento de verte la cara ¿no? –sentí como río levemente, pero no me respondió nada. ¿Se atrevería a engañarme?

Ahora si, costo pero ya esta :D

4 Lectores:

  1. Daniii...tanto que te demoras..grrr...que llegue luego el cap de la fiesta... Sube luego...yegua xd

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja pienso igual queremos la fiesta apúrate please o mínimo sube uat

      Eliminar
  2. Ujuuu bueno, quedamos iniciando la fiesta... y ahora ella es Lizzie Valerious.... que hará nuestro desconocido-muy-conocido???
    Besos gigantes!!!!
    XOXO

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena