domingo, 20 de septiembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 10


Capítulo 10
“Identidad Descubierta”

Lo quedé mirando para que saliera cuando llegamos, pero no se movió. Mis planes no se iban a cumplir si él se comportaba de esta forma, tan apático.
—Green, no quiero que te comportes mal esta noche –sonreí al darme cuenta de que esto podía salir como yo deseaba. Escuché un gruñido de su parte, sonreí de nuevo.
—De verdad puedes leer mi mente, no estaba segura hasta ahora.
—No me interesan tus descubrimientos, ahora sal –dejé una pierna sobre la otra, cruzándome de brazos.

—No, primero te quiero ver…debes ser justo, no juegues sucio, me dijiste que sabría de ti en esta fiesta, me trajiste, estoy a un paso de estar rodeada de no sé qué criaturas y tú no estás cooperando en nada para que yo sal… —me quedé con la palabra a medio completar porque un segundo después de estar diciendo aquello, aquel Monstruo estaba solo a un centímetro de mis labios. Después se movió con rapidez a mi oído.
—No me tientes, Green –tragué saliva nerviosa –esto no es ningún negocio –cerré los ojos al sentir sus labios en el lóbulo de mi oreja, solo un leve roce bastaba. Infeliz –tú eres mía y harás todo como yo desee, no como a ti se te plazca –llevó su mano a mi cuello, tomándolo con fuerza y haciendo que me apoyara en el respaldo — ¿has entendido? –apretó más fuerte mi cuello.
—Si —dije asustada, con mis ojos llenos de lágrimas.
—No llores, no me agrada eso, además que arruinaras tu rostro –en eso se abrió la puerta y con rapidez salió de ella mientras muchos flashes comenzaban a dispararse ¿Qué demonios?
—Srta. Elizabeth –escuché la voz de Tara y vi su mano, la tomé aturdida.
Pude ver mejor cuando me acostumbré al ambiente, podía ver varios fotógrafos
¡Esto tenía que ser una broma!
—Sígalo –asentí y me apresuré para llegar atrás de el hombre que iba adelante mío, con un abrigo negro, de cuero gastado, no podía ver su cabello, porque estaba cubierto con un sombrero que combinaba con el abrigo.
— ¡¿Cuál es tu nombre?! –me giré al ver que un tipo se digirió a mí, pero no contesté, Tara lo hizo por mí.
—Elizabeth Green, anótalo bien Mathias –él asintió y me fotografió, me apresuré de inmediato hasta tomar el abrigo del Monstro para no perderme, estaba asustada, esto no era lo mío. Miré hacia atrás, pero Tara no se encontraba.
Entramos y me quedé con la boca abierta, esto era hermoso. Era un gran salón con muchas personas, colgaban dos candelabros gigantes del techo.
Sr. Monstruo se escapó de mi agarre y se dirigió hacia un lado, dejándome sola.
—Volví –sonreí aliviada al no estar sola, Tara se estaba volviendo mi salvación –pero me voy en unos minutos, mire, por ahí está la barra –dijo indicándome hacia el final del salón al lado izquierdo, había alguien sirviendo tragos –acá –dijo apuntando a la derecha, donde habían unos pilares, que daban la entrada a otro salón –está la pista….aunque por el trago no se preocupe, porque siempre hay chicos con bandejas dando vueltas –asentí.
— ¿Y ahora me quedo sola? Sr. Monstruo ha desaparecido –dije mirando a mi alrededor — ¿Qué debo hacer? –ella sonrió.
—Es una fiesta, disfrute de ella…no se fije quien es un vampiro o no –dijo lo último susurrando –se volverá loca –asentí sin mucho ánimo.
—Bien, la debo dejar…que esté bien, cuídese y no haga alguna tontería.
—Gracias Tara —ella me sonrió y se fue.
Miré a mí alrededor tratando de buscar al bastardo, pero no estaba en ningún lado. Avancé para mezclarme entre la gente pero decidí que mejor me iba a un lugar tranquilo. Seguí derecho hasta una nueva entrada donde no había luz, pero no me importó. Fui directo hasta llegar al nuevo salón.
Sonreí al ver que la luz de la noche entraba al lugar, estaba rodeado de ventanales que entregaban una hermosa vista panorámica de la ciudad. Suspiré y me senté en un sofá alargado que había, cerca de una ventana. No tenía la menor idea que estaba haciendo aquí, pero era preferible a estar rodeada de desconocidos y personas que no sabía si eran humanos o vampiros. Maldito Sr. Monstruo, había jugado sucio y me había engañado, claramente no confiaba en mi si no me decía quien era.
Hice un mohín dándome cuenta que mis planes no servirían de nada.
—No deberías estar aquí sola, te puede atrapar un vampiro y proclamarte como suya.
—Cállate, eso no es gracioso –dije suspirando.
No lo quise ni mirar, no tenía idea pero me sentía traicionada por él, sin dudas estaba enferma ¿Cómo podía esperar algo de honor de su parte si me tenía secuestrada?
—Nunca dije que te iba a mostrar quien era…
—Aun así no me dijiste lo contrario cuando pensé que así sería –sentí como se sentó a mi lado pero no lo miré.
—Realmente no tienes sentido de supervivencia Green…vienes aquí, a la oscuridad sabiendo que hay criaturas que no conoces.
—Me da lo mismo, ya has hecho lo peor –escuché como reía suavemente.
—Te pudo tocar alguien que es realmente peor —me giré a verlo y sus ojos rojos que ahora ya no me asustaban como lo hacían al principio me miraban con cierta gracia.
Su estúpido abrigo y su sombrero, me hacía evitar ver algo más de su rostro que su mentón. No iba a intentar sacarle el sombrero porque él era muy rápido.
—Piensas sabiamente, Green —suspiré al escuchar su voz.
No entendía cuan mal podía estar esto, pero realmente anoche me había costado dormir porque…bueno, las noches pasadas me había acostumbrado a ser víctima de ese placer que él me entregaba. En otras palabras, me costó dormir anoche porque estaba bastante excitada y no podía controlarlo, yo no era así y todo era culpa de él.
 El Sr. Monstruo se rió un poco más alto, lo que me recordó que escuchaba mis pensamientos.
Miré hacia las ventanas al sentir como me sonrojaba.
—Eso es normal, siendo humana, el sexo con un vampiro es mucho mejor de lo que es con un humano, al final, es adictivo.
—No me diste el tiempo de comparar ¿cierto?
—Y no lo harás…eres mía –rodeé los ojos. Eso él no lo sabía, me podría escapar y podría encontrar a alguien mucho mejor que él — ¡No! –dijo tomando mi brazo y haciéndome girar bruscamente. Había escuchado mis pensamientos…otra vez –Ten cuidado con lo que piensas.
—No te metas donde no debes entonces.
—No sigas desafiándome —lo miré enojada.
—No me puedes exigir nada, no soy nada tuyo…ni siquiera sé tu nombre –dije girándome de nuevo.
— ¡Demonios! –dijo tomándome de mi brazo y haciendo que me recostara.
— ¡No! –dije buscando mi celular en mi bolsillo.
— ¿Qué haces? No sacas nada llamando a alguien –pude sentir su frío aliento contra mis labios — ¿esto era lo que querías? –Negué, cerrando mis ojos, maldito vampiro que tenía este efecto en mí –claro que si –dijo plantando sus labios contra los míos.
 Comenzó a besarme apasionadamente, mi corazón comenzó a latir con más fuerza cuando sentí su lengua moverse con la mía al darle acceso para que profundizara el beso. Llevé mis manos a su rostro y pude ver que su máscara lo tapaba hasta su nariz.
Se fue acercando más a mí, ubicándose entre mis piernas.
—Esto esta tan mal –dije cuándo comenzó a besar mi cuello.
—Es hora de marcarte como mía, mucho antes, pero mejor –dijo finalmente para sentir como enterraba sus colmillos en mi piel, comenzando a beber de mi cuello. Esa era la clave que necesitaba. Sonreí triunfante.
Con rapidez llevé mi mano a su máscara y tiré de ella haciendo que cayera detrás del sofá y apreté un botón de mi celular para dirigir la luz de este hacia su rostro, todo pasó en menos de tres segundos, tan inesperado como para que un vampiro no se diera cuenta de lo que sucedía. Que estuviera bebiendo de mi sangre, era un beneficio, no se preocupaba de nada más.
— ¡No! –dijo tomando con fuerza mi muñeca mientras yo me quedé helada al verlo. Había visto su rostro con la luz del celular. Su agarre fue tan fuerte que hizo que botara mi teléfono.
— ¡Me duele!
— ¡Eso es lo que quiero! no debiste hacerlo, Lizzie.
— ¡Oh! no me vengas a pedir que sea tu fiel sirvienta Maximiliano… ¡estúpido bastardo! –Dije empujándolo con mi otra mano — ¿A qué demonios estabas jugando? –comencé a golpearlo con mi mano libre pero la detuvo.
Gruñó de tal forma que me asustó, me tomó con ambas manos y me lanzó contra un pilar que había. Mi cabeza chocó con fuerza, sentí como si todo se rompiera.
— ¡Ah! —grité tomando mi cabeza. Todo se movió a mí alrededor.
— ¡No debiste hacerlo! –escuché como se acercaba con rapidez. Cerré los ojos esperando lo que me tocaría.
— ¿Max? –miré de inmediato hacia dónde provenía esa voz femenina. Había una mujer con un vestido rojo oscuro mirando hacia nosotros — ¿Qué estás haciendo? Tu no…
— ¡Vete de aquí Teresa! ¡Ahora! –Ella se tensó y asintió para girarse, pero se volteó, toda esperanza volvió a mi cuerpo, quizás ella me podría salvar, pero solo cerró las grandes puertas pertenecientes a este gran salón, dejándome completamente sola con este Monstruo.
 — ¡¿Creo que ya me puedes llamar por mi nombre no?! –tomó mi pie y me arrastró unos centímetros en el suelo de mármol para dejarme recostada. No podía decir nada solo cerré los ojos mientras las lágrimas caían por los lados de mi rostro — ¡no llores!
—Que tú no puedas hacerlo no significa que yo dejaré de llorar antes que me mates.
—Claro que no te mataré —dijo tomando ahora mi cuello – ¡Deja de llorar, Green! –Solo escucharlo hizo que llorara más fuerte –esto lo pagarás de una u otra forma…—esquivé su mirada, pero hizo que lo mirara.
—Solo mátame ¿sí?...mátame —él río de una forma que me dio escalofríos.
—No, haré todo lo contrario, pagarás por desafiarme…ahora terminaré de mostrarles a todos que eres mía.
Me soltó, dejándome apoyada en el suelo, pero segundo después, tomó mi rostro y lo giró, llevando sus dientes a mi cuello y mordiendo con fuerza, haciendo que gritara de dolor, esto no era nada placentero. Además, bebió demasiado de mí, haciendo que mis ojos se cerraran y perdiera la consciencia.

Sentí una mano fría acariciando mi mejilla, me senté lo más rápido posible para alejarme.
—Elizabeth, tranquila –quedé mirando a la mujer que tenía al frente, era la misma que nos había descubierto. La luz ahora estaba prendida, una hermoso candelabro en este salón me daba la opción de verla –oh...no debiste hacerlo enojar.
—Sra. Blake –ahora podía diferenciarla mejor. La había visto antes y había hablado por teléfono. Dios santo –Usted es una… —ella asintió –Oh Dios, el Sr. Blake también.
—También querida —tomó mi mentón y lo giró un poco para ver mi cuello –no te ha dejado tan mal –tomó algo detrás de ella –aquí tienes –me pasó una pañoleta. La envolví con cuidado en mi cuello, me dolía.
—Él es un Monstruo —no podía creer que ese bastardo fuera hijo de esta dulce mujer, ella era maravillosa, ahora lamentaba haber tratado a Max de hijo de puta, ella sin duda no era una.
—Lo has hecho enojar, debes tener cuidado, Max tiene un carácter horrible.
—Además de ser un maniático ¡me tiene secuestrada! Ustedes los vampiros les faltan un tornillo.
Y uno a mi también por no pensar en una forma de escape rápida al estar con esta mujer
—Eres suya –dijo haciendo una mueca.
—No, jamás seré suya –dije ahora con los ojos llenos de lágrimas. Ella me sonrió dulcemente.
—Me recuerdas a mi hace ya más de dos mil años –fruncí el ceño, eso no era bueno.
— ¿De qué está hablando?
—De que estás asustada porque un loco con colmillos te muerde y dice que eres suya…Ezequiel hizo lo mismo, aunque con otros métodos –me quedé helada ¿Max pensaba en…? No, era imposible —Max claramente se está dando el tiempo con su proveedora, esa eres tú, otras chicas no tuvieron tu suerte, él era joven –me puse de pie para salir de ahí, pero decidí quedarme sentada, no me sentía muy bien. Esta señora era dulce, pero rara.
— ¿Qué hora es? –dije mirando al suelo y viendo que mi celular estaba destrozado. Bastardo.
—Más de las tres de la mañana, queda tiempo…Max está afuera –fruncí el ceño al escuchar su nombre –ven –dijo ayudándome a ponerme de pie. Todo se me movió por un segundo, pero después me apoyé mejor en el mundo.
Avancé con la ayuda de Teresa, abrió la puerta y todos estaban bailando. Pude ubicar de inmediato a Max en una esquina, conversando con dos mujeres, hermosas. Me miró y pude ver que no se le había pasado el enojo.
“Monstruo, algún día pagaras por todo esto” pensé mirándolo. Él sonrió y asintió dejando su mano en el sombrero y siendo un maldito psicópata.
—Me quiero sentar –dije mirando a Teresa, ella asintió y me llevó a un sofá color crema, con estampados florales.
Me senté ahí y ella me quedó mirando por unos segundos para después girarse abruptamente y mirara detrás de ella. Me moví un poco y vi que era el Sr. Ezequiel quien le sonreía de una forma increíble.
—Ya puedo quedarme sola, gracias —dije tratando de sonreír.
—Está bien, nos vemos –asentí y ella desapareció entre las personas que bailaban. Me quería ir de aquí, no me sentía bien.
—Dios santo, pero si es Elizabeth Valerious –levanté la vista y fruncí el ceño al ver a este desconocido.
—Supongo que eres Louis –dije notando como aquel rubio tenía el mismo peinado que Brad Pitt en Entrevista con el vampiro sus ojos y nariz estaban tapados por una máscara dorada.
—James Staci –dijo estirando su mano hacia la mía, la estreché con cuidado. Era frio.
—Excelente, otro vampiro e italiano –dije cansada pero ya sin miedo, nada más me podría pasar.
—Esa mascara que tienes no quita el cansancio que te está atacando –asentí. Él se sentó a mi lado — ¡Ey Chico! –Dijo hacia uno de los garzones.
Pude ver como se acercaba alguien y me ofrecía varios jugos, miré y tomé un vaso con vodka.
—No creo que sea lo más adecuado.
—Eso no te incumbe –dije tomándolo de un solo trago y haciendo una mueca de desagrado.
—Pero si eres tan terca como Elizabeth Valerious –sonreí cansada –no te hará bien tomar en ese estado, has sido marcada…de una forma bastante especial, has hecho enojar a mi amigo Max ¿no?
—Eso tampoco es de tu incumbencia —dije mirando hacia otro lado.
—Esa boquita tuya, te traerá problemas con él —lo quedé mirando a sus ojos negros.
—Necesito irme de aquí.
—Estás viviendo con Max, me puedo encargar de llevarte o de llamar un taxi por ti.
—Eso no será necesario –me tensé al escuchar su voz –James ¿Qué haces por aquí? –levanté la mirada y ahí estaba el maldito de Van Helsing, sonriéndole a su amigo.
—Max, compórtate como deberías, sabes que no puedes tener a tu Elska Evige en este estado –él ladeó su cara un poco y sonrió.
—James Staci, me sorprende estar escuchando esas palabras de tu boca especialmente, ahora deja de hacerte el galán con Elizabeth y ve a otro lado, mañana nos vemos –rodeé los ojos, esto era horrible.
Me puse de pie y tomé otro trago de vodka que andaba trayendo otro chico, lo hice de la misma forma que el anterior, quería perder la conciencia en este lugar.
—Vamos —dijo Van Helsing tomándome de la cintura y haciendo que caminara con él –creo que con esto –dijo cerca de mi oído –te quedara claro no desafiarme, Green.
—Vete al infierno –dije un poco mareada, creo que Louis, diablos…James, tenía razón, no debí tomar demás.
—Dejaré pasar eso por encima solo porque estás borracha, no deberías beber Green, no tienes resistencia.
—No te metas en lo que no debes –dije apoyándome más en su brazo porque me tropecé.

Sentí como el aire frio golpeó mi rostro y segundo después nos metíamos en un auto. Max con cuidado, irónicamente, me dejó sentada a su lado. Me sentía tan mal que me apoyé en su hombro.
Segundo después o eso pasó para mí, sentí como me cargaban para llevarme a no sé dónde, abrí un poco los ojos y vi que estábamos en la caja plateada pero estaba tan mal que no abrí de nuevo mis ojos en el ascensor.
—Te dije que aun tenías que pagar por lo que habías hecho –al escuchar eso sentí algo extraño en mis manos y me di cuenta que estaban atadas. No sé cómo, pero se me pasó de inmediato el sueño ya que el alcohol abandonó mi sangre.
— ¡¿Qué demonios?! –dije mirando hacia mis lados, la luz de la mesa de noche prendida me dejaba ver lo que sucedía.
Estaba en la habitación y Max solo me miraba con sus bóxers negros. Noté que estaba completamente desnuda, solo tenía la máscara en mi rostro y la pañoleta en mi cuello, dolía.
— ¡Ya me mordiste! ¿Es qué quieres más? –traté de mover mis manos pero no pude, estaban atadas con un cinturón hacia la parte de atrás de la cama –No.
—Ni se te ocurra llorar, odio cuando lo haces, deja de ser divertido para mí.
—Max… —lo quedé mirando. Realmente me dolía que él fuera el Monstruo, a pesar de que había pensado lo contrario en algún momento.
—Bueno, has arruinado la sorpresa y has quedado con un sabor amargo ¿no? –Fruncí el ceño al recordar cómo me arrojó contra el suelo hasta chocar con un pilar –Tu te buscaste eso Green.
— ¡Deja de meterte en mi mente! –lo miré enojada.
—Tienes razón, es hora de meterme en otro lugar ¿no crees? –sonrió curvando sus labios. Pasó su mano por mi pantorrilla izquierda, la cual alejé de él inmediatamente, esquivé su mirada y me concentre en la luz –No juegues…sabes lo que me pasa cuando tratas de escapar —cerré los ojos con fuerza.
—Demonios, soy tan tonta por no darme cuenta –dije pensando en voz alta.
—Oh no te sientas mal, fue muy fácil manipular tu percepción cuando estabas conmigo en la oficina, pero ahora no es tiempo de conversaciones —dijo separando mis piernas cuando se fue acercando a mí. Giré mi rostro, no quería verlo. Debería apagar la luz —No lo creo –dijo ahora cerca de mi oído, me estremecí al sentir su pecho rozar con el mío –Ahora puedo ver claramente tu expresión de placer cuando invada tu cuerpo, no voy a desaprovechar ningún segundo –dijo tirando de mi lóbulo, haciendo que un gemido se quedara atrapado en mi garganta, no pensaba mostrarle ningún efecto que él provocaba en mi –veremos si eres capaz de aquello.
—Deja de meterte en mi mente —giré más mi rostro lo que me dolió porque mi cuello aun estaba herido. Max se alejó un poco de mí y tomó el nudo de la pañoleta, la cual desató y la sacó suavemente hasta arrojarla al piso.
—Vaya, vaya…si, crucé levemente el límite —dijo pasando su mano por mi cuello. Me quejé al sentirlo, pero lo frío que era hacía que me tranquilizara un poco el dolor –vamos a solucionar esto para que el lunes estés lista en el trabajo –volvió a acercase a mí, mientras trataba de sacar mis manos de ese cinturón, pero me quedé quieta al sentir sus labios en mi cuello, besándome de un forma increíble, maldito bastardo con un poder que no entendía.
Pasó su lengua por mi piel herida, me removí bajo su cuerpo, tensando mi mordida, no iba a salir ninguna palabra de mi boca. Max succionó mi cuello como si estuviera disfrutando todo esto.
—Lo hago… —dijo respondiendo a mi duda. Como lo odiaba.
Comenzó a bajar con sus besos hasta llegar a mi clavícula. Dejó sus manos en mi cadera donde empujó mi cuerpo hacia él, quedando más cerca, ya a este tiempo ni siquiera movía mis manos.
—Eres un monstruo –dije enojada porque él me podía manejar como quería.
Tomó mi pecho izquierdo con fuerza y tironeo mi pezón, pero aun así no salió nada de mi boca. un gruñido de frustración salió de su garganta para después volver a repetir la acción mientras tironeaba de mi otro pecho con su mano libre, aguante la respiración para que no saliera nada de mi boca, lo que parecía volverlo loco porque se esmeraba más en lo que estaba haciendo, casi llegue al extremo de morder mi lengua para callarme.
Acarició mis caderas mientras me miraba con los ojos entrecerrados, sonreí triunfante. Él no podía controlar si gemía o gritaba por cómo me hacía sentir y acabo de descubrir que aquello le agradaba. Enarcó una ceja mirándome con esos ojos negros, tan profundos y malvados que me quede quieta, pero segundo después me exaltó al verlo solo a un centímetro de mis labios.
—No —si me llegaba a besar estaba perdida.
—No habrá besos para ti esta noche —debería estar enferma, porque el tono que utilizó para decir eso, solo provocó que me humedeciera…aún más.
 Apoyó su frente en la mía y volvió a sonreír curvando sus labios. Se acercó solo un poco más para que casi pudiera rozar sus labios, lo que hizo que mis manos se moviera involuntariamente para poder tomar su cabello y acercarlo a mi boca. Max negó aun sonriendo, pero nuevamente con su rapidez, me estaba dando cuenta que era cada vez más anormal, se ubicó de pie al lado de la cama y se despojó de su bóxer.
Miré a otro lado un poco avergonzada, lo había sentido y había tenido sexo con él, pero…no lo había visto completamente desnudo. Ese pensamiento hizo reír a Max, pero se volvió a subir a la cama y me quedó mirando sin decir nada.
—Sí, si estás pensando que eres un Monstruo por hacer esto, lo eres –dije enojada.
—Ya me estaba preguntando donde estaba esa boquita tuya —frunció levemente el ceño para después volver a quedar entre mis piernas, pero más alejado, no podía sentir su erección, por lo tanto soy culpable al decir que levante la vista solo para espiarlo. Dios, la tenía grande –claro… —dijo ahora besando mi abdomen, mordiendo levemente mi piel.
Aquello no sé qué efecto tuvo pero comencé a mover más mis brazos para escapar del agarre, pero no podía. Max siguió bajando hasta que sujetó bien mi cadera y quedó solo a unos centímetros de mi centro.
Mordí mi labio al ver lo que iba a hacer, ahora si me costaría estar callada.
—Maldito… —dije cerrando los ojos con fuerza, no me iba a rendir.
Comencé a pensar en cualquier cosa, en lo que fuera para no concentrarme en cómo se iba a sentir esto, pero solo al sentir sus dientes mordiendo mis pliegues, hizo que mi mirada se fuera hacia lo que estaba haciendo mientras que mi respiración se volvió pesada. Estaba con la boca abierta, siendo testigo de lo que hacía.
Traté de sacar mis manos del nudo de ese maldito cinturón y lo peor era que mi objetivo no era alejarme, sino que era tomar su cabello y acercarlo más. Salió un leve quejido de mi parte al sentir como su lengua tenía contacto con mi clítoris. Max levantó la mirada.
— ¿He escuchado algo? — ¡bastardo le hacía gracia todo estos! Después de que me golpeó, me mordió, me dejó ¡pésimo! Y yo tenía que estar enferma para estar disfrutando esto.
Volvió a pasar levemente su lengua por aquel manojo de nervios que tenía demasiado sensible.
—Si… —salió de mis labios, pero me quise golpear contra una pared por decir algo, aunque por lo visto al Sr. Monstruo, le gusto, porque comenzó a mover más rápido su lengua.
 Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas por quedarme callada cuando se estaba formando mi orgasmo en mi cuerpo.
Cuando me iba a sentir ganadora por no gritar con lo que estaba sintiendo, él jugó sucio. Sentí como su legua me penetraba mientras sus dedos se movían de forma circular en mi clítoris.
—Max… —sentí como sonrió, pero se comenzó a mover más rápido – ¡Un poco más! –dije más alto y fue lo último que pude hacer para no decir nada.
Comencé a gemir y mover mi cadera hacia él y justo cuando estaba a punto de tocar el cielo él se separó y reemplazó su lengua por su miembro. Me tomó de las caderas y me miró sonriendo de esa forma media malvada y traviesa que tenía mientras entraba de un solo movimiento a mi cuerpo, lo que hizo que soltara un leve grito, era tan grande para mí.
Rodeé su cadera con mis piernas para sentirlo más profundamente, pero él leyó mis pensamientos y solo se comenzó a mover más fuerte y rápido.
 — ¡Como te odio! –dije cuando llegaba a mi orgasmo que arrasó con todo mi cuerpo, pero al mirar a Max supe que él no tenía intenciones de detenerse.
Rodeó con su mano mi pierna izquierda y la movió hacia mí otra extremidad, dejándolas flexionadas hacia mi lado derecho, mientras ahora comenzaba a entrar en mi desde un nuevo ángulo.
— ¿Sabes…cómo se llama…esta posición? –dijo mientras entraba y comenzaba a hacer que mi cabeza comenzara a volar.
—El tornillo, Monstruo —dije volviendo a sentir como un nuevo orgasmo amenazaba con atraparme. Estaba demasiado sensible.
—Eras virgen pero no tonta ¿cierto? –dijo entrando más profundo a mi cuerpo.
—Max… —dije cerrando los ojos y sintiendo como comenzaba mi cuerpo a temblar, mis brazos dolían de una forma increíble, pero lo dejé de lado al sentir como todo ese placer se acumulaba, recorriendo mi cuerpo –Ya para —dije mirándolo sorprendida ¿es qué no se cansaba?
—No —dijo él negando, pero podía notar que iba a correrse, aunque nuevamente para mi sorpresa, tomó mi pierna izquierda y la dejó sobre su hombro. Comenzó a acariciar mi clítoris con su mano libre haciendo que de a poco volviera a desear que entrara más profundo y más rápido.
 Sentí como gotas de sudor se acumulaban en mi frente y otras que caían por mi cuello.
—Max…hazlo pronto –dije cuando sentí como corazón iba a estallar.
— ¿Ya no…soy… –gruñó un poco pero siguió hablando—…el Monstruo? –dijo sacando un grito de mi parte al sentirlo más profundo ¿él tenía la capacidad de traspasarme? Porque eso no sería nada bueno –Nada bueno… —dijo repitiendo lo que pensé – ¡Demonios! –dijo corriéndose, lo que hizo que yo misma encontrara mi liberación.
Max cayó a mi lado, como si calculara exactamente donde caer. Lo miré mientras mi pecho subía y bajaba porque literalmente Max había arrasado con mi cuerpo.
—Sácame de esto –dije moviendo mis brazos. Él me miró y sonrió.
—No…ese será tu castigo, pasarás la noche así, aunque ya vaya a amanecer –dijo poniéndose de pie.
— ¡Suéltame Max! –me miró y frunció sus labios.
—Creo que iré en contra de mis reglas –dijo acercándose.
Realmente pensé que me iba a liberar, pero tomó mi rostro con una mano y me besó. Dios santo, mis labios estaban resecos al no tener contacto con los suyos, pero al sentir como su boca se movía contra la mía me tranquilizó bastante, al sentir su lengua envolverse con la mía ¿Qué tenían sus maldito labios que me hacían adicta?
—Max… —dije tomando aire y debo admitir que me asusté al sentir su mano en mi pecho. Estaba muerta, no podía más.
—Buenas noches, Lizzie –dijo apagando la luz y dando media vuelta.
— ¡Suéltame! –maldito, desapareció en la puerta, mostrando su glorioso trasero.
Con agilidad logré cubrirme con las frazadas. Agotada me quedé dormida aun con el dolor de mis brazos y muñecas.

Maldito Maximiliano Blake.

Chan chaaaaan 





ojaojaojajoajojoaj best gif eveeeeeeeeer xD Patricio On fire

6 Lectores:

  1. Nuestro vampiro psicopata favorito jeje

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja el tercer gif esta buenísimo, jajajaja
    Bueno, ya descubrió que es Max.. pero ahora que se atenga a las consecuencias de estar con él.. demás de no disfrutarlo ;)
    Besos gigantes!!!
    XOXO

    ResponderEliminar
  3. Hola.
    Primero muchos saludos desde Mexico. Estoy muy contenta que decidieras publicar tu historia con personajes originales ya te seguia desde fanfiction y aunque con Edward y Bella la historia me engancho al volver a leerla es como si fuera la primera vez. Espero que estes bien y que tengas deseos de seguir escribiendo nuevas historias pero sobre todo continuar la publicacion de la segunda parte que me facino.
    Mil gracias y saludos.

    ResponderEliminar
  4. Me da risa que los gifs que has puesto expresan exactamente mi cara en este momento....tengo que volver a decirlo, no importa el cambio de nombre..yo adoro totalmente poder leer esta historia otra vez...me preguntaba el nombre que le darias a la situacion de estos dos...Elska Evige...me gusta como suena, y no puedo creer que olvide totalmente el personaje de James, pero ahora me acuerdo que es uno de mis favoritos.
    te mando saludos, seguire al pendiente de la publicacion, me da penita estarte presionando asi que trato de tomarmelo con calma ;)

    ResponderEliminar
  5. D: sin palabras!
    Lo mejor siempre!
    D: D: D:

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena