Capítulo 10
“Identidad Descubierta”
Lo quedé mirando para que saliera cuando
llegamos, pero no se movió. Mis planes no se iban a cumplir si él se comportaba
de esta forma, tan apático.
—Green, no quiero que te comportes mal
esta noche –sonreí al darme cuenta de que esto podía salir como yo deseaba.
Escuché un gruñido de su parte, sonreí de nuevo.
—De verdad puedes leer mi mente, no
estaba segura hasta ahora.
—No me interesan tus descubrimientos,
ahora sal –dejé una pierna sobre la otra, cruzándome de brazos.
—No, primero te quiero ver…debes ser
justo, no juegues sucio, me dijiste que sabría de ti en esta fiesta, me
trajiste, estoy a un paso de estar rodeada de no sé qué criaturas y tú no estás
cooperando en nada para que yo sal… —me quedé con la palabra a medio completar
porque un segundo después de estar diciendo aquello, aquel Monstruo estaba solo
a un centímetro de mis labios. Después se movió con rapidez a mi oído.
—No me tientes, Green –tragué saliva
nerviosa –esto no es ningún negocio –cerré los ojos al sentir sus labios en el
lóbulo de mi oreja, solo un leve roce bastaba. Infeliz –tú eres mía y harás
todo como yo desee, no como a ti se te plazca –llevó su mano a mi cuello,
tomándolo con fuerza y haciendo que me apoyara en el respaldo — ¿has entendido?
–apretó más fuerte mi cuello.
—Si —dije asustada, con mis ojos llenos
de lágrimas.
—No llores, no me agrada eso, además que
arruinaras tu rostro –en eso se abrió la puerta y con rapidez salió de ella
mientras muchos flashes comenzaban a dispararse ¿Qué demonios?
—Srta. Elizabeth –escuché la voz de Tara
y vi su mano, la tomé aturdida.
Pude ver mejor cuando me acostumbré al
ambiente, podía ver varios fotógrafos
¡Esto tenía que ser una broma!
—Sígalo –asentí y me apresuré para
llegar atrás de el hombre que iba adelante mío, con un abrigo negro, de cuero
gastado, no podía ver su cabello, porque estaba cubierto con un sombrero que
combinaba con el abrigo.
— ¡¿Cuál es tu nombre?! –me giré al ver
que un tipo se digirió a mí, pero no contesté, Tara lo hizo por mí.
—Elizabeth Green, anótalo bien Mathias
–él asintió y me fotografió, me apresuré de inmediato hasta tomar el abrigo del
Monstro para no perderme, estaba asustada, esto no era lo mío. Miré hacia
atrás, pero Tara no se encontraba.
Entramos y me quedé con la boca abierta,
esto era hermoso. Era un gran salón con muchas personas, colgaban dos
candelabros gigantes del techo.
Sr. Monstruo se escapó de mi agarre y se
dirigió hacia un lado, dejándome sola.
—Volví –sonreí aliviada al no estar
sola, Tara se estaba volviendo mi salvación –pero me voy en unos minutos, mire,
por ahí está la barra –dijo indicándome hacia el final del salón al lado
izquierdo, había alguien sirviendo tragos –acá –dijo apuntando a la derecha,
donde habían unos pilares, que daban la entrada a otro salón –está la
pista….aunque por el trago no se preocupe, porque siempre hay chicos con
bandejas dando vueltas –asentí.
— ¿Y ahora me quedo sola? Sr. Monstruo
ha desaparecido –dije mirando a mi alrededor — ¿Qué debo hacer? –ella sonrió.
—Es una fiesta, disfrute de ella…no se
fije quien es un vampiro o no –dijo lo último susurrando –se volverá loca
–asentí sin mucho ánimo.
—Bien, la debo dejar…que esté bien,
cuídese y no haga alguna tontería.
—Gracias Tara —ella me sonrió y se fue.
Miré a mí alrededor tratando de buscar
al bastardo, pero no estaba en ningún lado. Avancé para mezclarme entre la
gente pero decidí que mejor me iba a un lugar tranquilo. Seguí derecho hasta
una nueva entrada donde no había luz, pero no me importó. Fui directo hasta
llegar al nuevo salón.
Sonreí al ver que la luz de la noche
entraba al lugar, estaba rodeado de ventanales que entregaban una hermosa vista
panorámica de la ciudad. Suspiré y me senté en un sofá alargado que había,
cerca de una ventana. No tenía la menor idea que estaba haciendo aquí, pero era
preferible a estar rodeada de desconocidos y personas que no sabía si eran
humanos o vampiros. Maldito Sr. Monstruo, había jugado sucio y me había engañado,
claramente no confiaba en mi si no me decía quien era.
Hice un mohín dándome cuenta que mis
planes no servirían de nada.
—No deberías estar aquí sola, te puede
atrapar un vampiro y proclamarte como suya.
—Cállate, eso no es gracioso –dije
suspirando.
No lo quise ni mirar, no tenía idea pero
me sentía traicionada por él, sin dudas estaba enferma ¿Cómo podía esperar algo
de honor de su parte si me tenía secuestrada?
—Nunca dije que te iba a mostrar quien
era…
—Aun así no me dijiste lo contrario
cuando pensé que así sería –sentí como se sentó a mi lado pero no lo miré.
—Realmente no tienes sentido de
supervivencia Green…vienes aquí, a la oscuridad sabiendo que hay criaturas que
no conoces.
—Me da lo mismo, ya has hecho lo peor
–escuché como reía suavemente.
—Te pudo tocar alguien que es realmente
peor —me giré a verlo y sus ojos rojos que ahora ya no me asustaban como lo
hacían al principio me miraban con cierta gracia.
Su estúpido abrigo y su sombrero, me hacía
evitar ver algo más de su rostro que su mentón. No iba a intentar sacarle el
sombrero porque él era muy rápido.
—Piensas sabiamente, Green —suspiré al
escuchar su voz.
No entendía cuan mal podía estar esto,
pero realmente anoche me había costado dormir porque…bueno, las noches pasadas
me había acostumbrado a ser víctima de ese placer que él me entregaba. En otras
palabras, me costó dormir anoche porque estaba bastante excitada y no podía
controlarlo, yo no era así y todo era culpa de él.
El Sr. Monstruo se rió un poco más alto, lo
que me recordó que escuchaba mis pensamientos.
Miré hacia las ventanas al sentir como
me sonrojaba.
—Eso es normal, siendo humana, el sexo
con un vampiro es mucho mejor de lo que es con un humano, al final, es
adictivo.
—No me diste el tiempo de comparar
¿cierto?
—Y no lo harás…eres mía –rodeé los ojos.
Eso él no lo sabía, me podría escapar y podría encontrar a alguien mucho mejor
que él — ¡No! –dijo tomando mi brazo y haciéndome girar bruscamente. Había
escuchado mis pensamientos…otra vez –Ten cuidado con lo que piensas.
—No te metas donde no debes entonces.
—No sigas desafiándome —lo miré enojada.
—No me puedes exigir nada, no soy nada
tuyo…ni siquiera sé tu nombre –dije girándome de nuevo.
— ¡Demonios! –dijo tomándome de mi brazo
y haciendo que me recostara.
— ¡No! –dije buscando mi celular en mi
bolsillo.
— ¿Qué haces? No sacas nada llamando a
alguien –pude sentir su frío aliento contra mis labios — ¿esto era lo que
querías? –Negué, cerrando mis ojos, maldito vampiro que tenía este efecto en mí
–claro que si –dijo plantando sus labios contra los míos.
Comenzó a besarme apasionadamente, mi corazón
comenzó a latir con más fuerza cuando sentí su lengua moverse con la mía al
darle acceso para que profundizara el beso. Llevé mis manos a su rostro y pude
ver que su máscara lo tapaba hasta su nariz.
Se fue acercando más a mí, ubicándose
entre mis piernas.
—Esto esta tan mal –dije cuándo comenzó
a besar mi cuello.
—Es hora de marcarte como mía, mucho
antes, pero mejor –dijo finalmente para sentir como enterraba sus colmillos en
mi piel, comenzando a beber de mi cuello. Esa era la clave que necesitaba.
Sonreí triunfante.
Con rapidez llevé mi mano a su máscara y
tiré de ella haciendo que cayera detrás del sofá y apreté un botón de mi
celular para dirigir la luz de este hacia su rostro, todo pasó en menos de tres
segundos, tan inesperado como para que un vampiro no se diera cuenta de lo que
sucedía. Que estuviera bebiendo de mi sangre, era un beneficio, no se
preocupaba de nada más.
— ¡No! –dijo tomando con fuerza mi
muñeca mientras yo me quedé helada al verlo. Había visto su rostro con la luz
del celular. Su agarre fue tan fuerte que hizo que botara mi teléfono.
— ¡Me duele!
— ¡Eso es lo que quiero! no debiste
hacerlo, Lizzie.
— ¡Oh! no me vengas a pedir que sea tu
fiel sirvienta Maximiliano… ¡estúpido bastardo! –Dije empujándolo con mi otra
mano — ¿A qué demonios estabas jugando? –comencé a golpearlo con mi mano libre
pero la detuvo.
Gruñó de tal forma que me asustó, me
tomó con ambas manos y me lanzó contra un pilar que había. Mi cabeza chocó con
fuerza, sentí como si todo se rompiera.
— ¡Ah! —grité tomando mi cabeza. Todo se
movió a mí alrededor.
— ¡No debiste hacerlo! –escuché como se
acercaba con rapidez. Cerré los ojos esperando lo que me tocaría.
— ¿Max? –miré de inmediato hacia dónde
provenía esa voz femenina. Había una mujer con un vestido rojo oscuro mirando
hacia nosotros — ¿Qué estás haciendo? Tu no…
— ¡Vete de aquí Teresa! ¡Ahora! –Ella se
tensó y asintió para girarse, pero se volteó, toda esperanza volvió a mi cuerpo,
quizás ella me podría salvar, pero solo cerró las grandes puertas
pertenecientes a este gran salón, dejándome completamente sola con este
Monstruo.
—
¡¿Creo que ya me puedes llamar por mi nombre no?! –tomó mi pie y me arrastró
unos centímetros en el suelo de mármol para dejarme recostada. No podía decir
nada solo cerré los ojos mientras las lágrimas caían por los lados de mi rostro
— ¡no llores!
—Que tú no puedas hacerlo no significa
que yo dejaré de llorar antes que me mates.
—Claro que no te mataré —dijo tomando
ahora mi cuello – ¡Deja de llorar, Green! –Solo escucharlo hizo que llorara más
fuerte –esto lo pagarás de una u otra forma…—esquivé su mirada, pero hizo que
lo mirara.
—Solo mátame ¿sí?...mátame —él río de
una forma que me dio escalofríos.
—No, haré todo lo contrario, pagarás por
desafiarme…ahora terminaré de mostrarles a todos que eres mía.
Me soltó, dejándome apoyada en el suelo,
pero segundo después, tomó mi rostro y lo giró, llevando sus dientes a mi
cuello y mordiendo con fuerza, haciendo que gritara de dolor, esto no era nada
placentero. Además, bebió demasiado de mí, haciendo que mis ojos se cerraran y
perdiera la consciencia.
Sentí una mano fría acariciando mi
mejilla, me senté lo más rápido posible para alejarme.
—Elizabeth, tranquila –quedé mirando a
la mujer que tenía al frente, era la misma que nos había descubierto. La luz
ahora estaba prendida, una hermoso candelabro en este salón me daba la opción
de verla –oh...no debiste hacerlo enojar.
—Sra. Blake –ahora podía diferenciarla
mejor. La había visto antes y había hablado por teléfono. Dios santo –Usted es
una… —ella asintió –Oh Dios, el Sr. Blake también.
—También querida —tomó mi mentón y lo
giró un poco para ver mi cuello –no te ha dejado tan mal –tomó algo detrás de
ella –aquí tienes –me pasó una pañoleta. La envolví con cuidado en mi cuello,
me dolía.
—Él es un Monstruo —no podía creer que
ese bastardo fuera hijo de esta dulce mujer, ella era maravillosa, ahora
lamentaba haber tratado a Max de hijo de puta, ella sin duda no era una.
—Lo has hecho enojar, debes tener
cuidado, Max tiene un carácter horrible.
—Además de ser un maniático ¡me tiene
secuestrada! Ustedes los vampiros les faltan un tornillo.
Y uno a mi también por no pensar en una
forma de escape rápida al estar con esta mujer
—Eres suya –dijo haciendo una mueca.
—No, jamás seré suya –dije ahora con los
ojos llenos de lágrimas. Ella me sonrió dulcemente.
—Me recuerdas a mi hace ya más de dos
mil años –fruncí el ceño, eso no era bueno.
— ¿De qué está hablando?
—De que estás asustada porque un loco
con colmillos te muerde y dice que eres suya…Ezequiel hizo lo mismo, aunque con
otros métodos –me quedé helada ¿Max pensaba en…? No, era imposible —Max
claramente se está dando el tiempo con su proveedora, esa eres tú, otras chicas
no tuvieron tu suerte, él era joven –me puse de pie para salir de ahí, pero
decidí quedarme sentada, no me sentía muy bien. Esta señora era dulce, pero
rara.
— ¿Qué hora es? –dije mirando al suelo y
viendo que mi celular estaba destrozado. Bastardo.
—Más de las tres de la mañana, queda
tiempo…Max está afuera –fruncí el ceño al escuchar su nombre –ven –dijo
ayudándome a ponerme de pie. Todo se me movió por un segundo, pero después me
apoyé mejor en el mundo.
Avancé con la ayuda de Teresa, abrió la
puerta y todos estaban bailando. Pude ubicar de inmediato a Max en una esquina,
conversando con dos mujeres, hermosas. Me miró y pude ver que no se le había
pasado el enojo.
“Monstruo,
algún día pagaras por todo esto” pensé
mirándolo. Él sonrió y asintió dejando su mano en el sombrero y siendo un
maldito psicópata.
—Me quiero sentar –dije mirando a
Teresa, ella asintió y me llevó a un sofá color crema, con estampados florales.
Me senté ahí y ella me quedó mirando por
unos segundos para después girarse abruptamente y mirara detrás de ella. Me
moví un poco y vi que era el Sr. Ezequiel quien le sonreía de una forma
increíble.
—Ya puedo quedarme sola, gracias —dije
tratando de sonreír.
—Está bien, nos vemos –asentí y ella
desapareció entre las personas que bailaban. Me quería ir de aquí, no me sentía
bien.
—Dios santo, pero si es Elizabeth
Valerious –levanté la vista y fruncí el ceño al ver a este desconocido.
—Supongo que eres Louis –dije notando como
aquel rubio tenía el mismo peinado que Brad Pitt en Entrevista con el vampiro sus ojos y nariz estaban tapados por una
máscara dorada.
—James Staci –dijo estirando su mano
hacia la mía, la estreché con cuidado. Era frio.
—Excelente, otro vampiro e italiano
–dije cansada pero ya sin miedo, nada más me podría pasar.
—Esa mascara que tienes no quita el
cansancio que te está atacando –asentí. Él se sentó a mi lado — ¡Ey Chico!
–Dijo hacia uno de los garzones.
Pude ver como se acercaba alguien y me
ofrecía varios jugos, miré y tomé un vaso con vodka.
—No creo que sea lo más adecuado.
—Eso no te incumbe –dije tomándolo de un
solo trago y haciendo una mueca de desagrado.
—Pero si eres tan terca como Elizabeth
Valerious –sonreí cansada –no te hará bien tomar en ese estado, has sido
marcada…de una forma bastante especial, has hecho enojar a mi amigo Max ¿no?
—Eso tampoco es de tu incumbencia —dije
mirando hacia otro lado.
—Esa boquita tuya, te traerá problemas
con él —lo quedé mirando a sus ojos negros.
—Necesito irme de aquí.
—Estás viviendo con Max, me puedo
encargar de llevarte o de llamar un taxi por ti.
—Eso no será necesario –me tensé al
escuchar su voz –James ¿Qué haces por aquí? –levanté la mirada y ahí estaba el
maldito de Van Helsing, sonriéndole a su amigo.
—Max, compórtate como deberías, sabes
que no puedes tener a tu Elska Evige
en este estado –él ladeó su cara un poco y sonrió.
—James Staci, me sorprende estar
escuchando esas palabras de tu boca especialmente, ahora deja de hacerte el
galán con Elizabeth y ve a otro lado, mañana nos vemos –rodeé los ojos, esto
era horrible.
Me puse de pie y tomé otro trago de
vodka que andaba trayendo otro chico, lo hice de la misma forma que el
anterior, quería perder la conciencia en este lugar.
—Vamos —dijo Van Helsing tomándome de la
cintura y haciendo que caminara con él –creo que con esto –dijo cerca de mi
oído –te quedara claro no desafiarme, Green.
—Vete al infierno –dije un poco mareada,
creo que Louis, diablos…James, tenía razón, no debí tomar demás.
—Dejaré pasar eso por encima solo porque
estás borracha, no deberías beber Green, no tienes resistencia.
—No te metas en lo que no debes –dije
apoyándome más en su brazo porque me tropecé.
Sentí como el aire frio golpeó mi rostro
y segundo después nos metíamos en un auto. Max con cuidado, irónicamente, me
dejó sentada a su lado. Me sentía tan mal que me apoyé en su hombro.
Segundo después o eso pasó para mí,
sentí como me cargaban para llevarme a no sé dónde, abrí un poco los ojos y vi
que estábamos en la caja plateada pero estaba tan mal que no abrí de nuevo mis
ojos en el ascensor.
—Te dije que aun tenías que pagar por lo
que habías hecho –al escuchar eso sentí algo extraño en mis manos y me di
cuenta que estaban atadas. No sé cómo, pero se me pasó de inmediato el sueño ya
que el alcohol abandonó mi sangre.
— ¡¿Qué demonios?! –dije mirando hacia
mis lados, la luz de la mesa de noche prendida me dejaba ver lo que sucedía.
Estaba en la habitación y Max solo me
miraba con sus bóxers negros. Noté que estaba completamente desnuda, solo tenía
la máscara en mi rostro y la pañoleta en mi cuello, dolía.
— ¡Ya me mordiste! ¿Es qué quieres más?
–traté de mover mis manos pero no pude, estaban atadas con un cinturón hacia la
parte de atrás de la cama –No.
—Ni se te ocurra llorar, odio cuando lo
haces, deja de ser divertido para mí.
—Max… —lo quedé mirando. Realmente me
dolía que él fuera el Monstruo, a pesar de que había pensado lo contrario en
algún momento.
—Bueno, has arruinado la sorpresa y has
quedado con un sabor amargo ¿no? –Fruncí el ceño al recordar cómo me arrojó
contra el suelo hasta chocar con un pilar –Tu te buscaste eso Green.
— ¡Deja de meterte en mi mente! –lo miré
enojada.
—Tienes razón, es hora de meterme en
otro lugar ¿no crees? –sonrió curvando sus labios. Pasó su mano por mi
pantorrilla izquierda, la cual alejé de él inmediatamente, esquivé su mirada y
me concentre en la luz –No juegues…sabes lo que me pasa cuando tratas de
escapar —cerré los ojos con fuerza.
—Demonios, soy tan tonta por no darme
cuenta –dije pensando en voz alta.
—Oh no te sientas mal, fue muy fácil
manipular tu percepción cuando estabas conmigo en la oficina, pero ahora no es
tiempo de conversaciones —dijo separando mis piernas cuando se fue acercando a
mí. Giré mi rostro, no quería verlo. Debería apagar la luz —No lo creo –dijo
ahora cerca de mi oído, me estremecí al sentir su pecho rozar con el mío –Ahora
puedo ver claramente tu expresión de placer cuando invada tu cuerpo, no voy a
desaprovechar ningún segundo –dijo tirando de mi lóbulo, haciendo que un gemido
se quedara atrapado en mi garganta, no pensaba mostrarle ningún efecto que él
provocaba en mi –veremos si eres capaz de aquello.
—Deja de meterte en mi mente —giré más
mi rostro lo que me dolió porque mi cuello aun estaba herido. Max se alejó un
poco de mí y tomó el nudo de la pañoleta, la cual desató y la sacó suavemente
hasta arrojarla al piso.
—Vaya, vaya…si, crucé levemente el
límite —dijo pasando su mano por mi cuello. Me quejé al sentirlo, pero lo frío
que era hacía que me tranquilizara un poco el dolor –vamos a solucionar esto
para que el lunes estés lista en el trabajo –volvió a acercase a mí, mientras
trataba de sacar mis manos de ese cinturón, pero me quedé quieta al sentir sus
labios en mi cuello, besándome de un forma increíble, maldito bastardo con un
poder que no entendía.
Pasó su lengua por mi piel herida, me
removí bajo su cuerpo, tensando mi mordida, no iba a salir ninguna palabra de
mi boca. Max succionó mi cuello como si estuviera disfrutando todo esto.
—Lo hago… —dijo respondiendo a mi duda.
Como lo odiaba.
Comenzó a bajar con sus besos hasta
llegar a mi clavícula. Dejó sus manos en mi cadera donde empujó mi cuerpo hacia
él, quedando más cerca, ya a este tiempo ni siquiera movía mis manos.
—Eres un monstruo –dije enojada porque
él me podía manejar como quería.
Tomó mi pecho izquierdo con fuerza y
tironeo mi pezón, pero aun así no salió nada de mi boca. un gruñido de
frustración salió de su garganta para después volver a repetir la acción
mientras tironeaba de mi otro pecho con su mano libre, aguante la respiración
para que no saliera nada de mi boca, lo que parecía volverlo loco porque se
esmeraba más en lo que estaba haciendo, casi llegue al extremo de morder mi
lengua para callarme.
Acarició mis caderas mientras me miraba
con los ojos entrecerrados, sonreí triunfante. Él no podía controlar si gemía o
gritaba por cómo me hacía sentir y acabo de descubrir que aquello le agradaba.
Enarcó una ceja mirándome con esos ojos negros, tan profundos y malvados que me
quede quieta, pero segundo después me exaltó al verlo solo a un centímetro de
mis labios.
—No —si me llegaba a besar estaba
perdida.
—No habrá besos para ti esta noche
—debería estar enferma, porque el tono que utilizó para decir eso, solo provocó
que me humedeciera…aún más.
Apoyó su frente en la mía y volvió a sonreír
curvando sus labios. Se acercó solo un poco más para que casi pudiera rozar sus
labios, lo que hizo que mis manos se moviera involuntariamente para poder tomar
su cabello y acercarlo a mi boca. Max negó aun sonriendo, pero nuevamente con
su rapidez, me estaba dando cuenta que era cada vez más anormal, se ubicó de
pie al lado de la cama y se despojó de su bóxer.
Miré a otro lado un poco avergonzada, lo
había sentido y había tenido sexo con él, pero…no lo había visto completamente
desnudo. Ese pensamiento hizo reír a Max, pero se volvió a subir a la cama y me
quedó mirando sin decir nada.
—Sí, si estás pensando que eres un
Monstruo por hacer esto, lo eres –dije enojada.
—Ya me estaba preguntando donde estaba
esa boquita tuya —frunció levemente el ceño para después volver a quedar entre
mis piernas, pero más alejado, no podía sentir su erección, por lo tanto soy
culpable al decir que levante la vista solo para espiarlo. Dios, la tenía
grande –claro… —dijo ahora besando mi abdomen, mordiendo levemente mi piel.
Aquello no sé qué efecto tuvo pero
comencé a mover más mis brazos para escapar del agarre, pero no podía. Max
siguió bajando hasta que sujetó bien mi cadera y quedó solo a unos centímetros
de mi centro.
Mordí mi labio al ver lo que iba a hacer,
ahora si me costaría estar callada.
—Maldito… —dije cerrando los ojos con
fuerza, no me iba a rendir.
Comencé a pensar en cualquier cosa, en
lo que fuera para no concentrarme en cómo se iba a sentir esto, pero solo al
sentir sus dientes mordiendo mis pliegues, hizo que mi mirada se fuera hacia lo
que estaba haciendo mientras que mi respiración se volvió pesada. Estaba con la
boca abierta, siendo testigo de lo que hacía.
Traté de sacar mis manos del nudo de ese
maldito cinturón y lo peor era que mi objetivo no era alejarme, sino que era
tomar su cabello y acercarlo más. Salió un leve quejido de mi parte al sentir
como su lengua tenía contacto con mi clítoris. Max levantó la mirada.
— ¿He escuchado algo? — ¡bastardo le
hacía gracia todo estos! Después de que me golpeó, me mordió, me dejó ¡pésimo!
Y yo tenía que estar enferma para estar disfrutando esto.
Volvió a pasar levemente su lengua por
aquel manojo de nervios que tenía demasiado sensible.
—Si… —salió de mis labios, pero me quise
golpear contra una pared por decir algo, aunque por lo visto al Sr. Monstruo,
le gusto, porque comenzó a mover más rápido su lengua.
Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas
por quedarme callada cuando se estaba formando mi orgasmo en mi cuerpo.
Cuando me iba a sentir ganadora por no
gritar con lo que estaba sintiendo, él jugó sucio. Sentí como su legua me
penetraba mientras sus dedos se movían de forma circular en mi clítoris.
—Max… —sentí como sonrió, pero se
comenzó a mover más rápido – ¡Un poco más! –dije más alto y fue lo último que
pude hacer para no decir nada.
Comencé a gemir y mover mi cadera hacia
él y justo cuando estaba a punto de tocar el cielo él se separó y reemplazó su
lengua por su miembro. Me tomó de las caderas y me miró sonriendo de esa forma
media malvada y traviesa que tenía mientras entraba de un solo movimiento a mi
cuerpo, lo que hizo que soltara un leve grito, era tan grande para mí.
Rodeé su cadera con mis piernas para
sentirlo más profundamente, pero él leyó mis pensamientos y solo se comenzó a mover
más fuerte y rápido.
—
¡Como te odio! –dije cuando llegaba a mi orgasmo que arrasó con todo mi cuerpo,
pero al mirar a Max supe que él no tenía intenciones de detenerse.
Rodeó con su mano mi pierna izquierda y
la movió hacia mí otra extremidad, dejándolas flexionadas hacia mi lado
derecho, mientras ahora comenzaba a entrar en mi desde un nuevo ángulo.
— ¿Sabes…cómo se llama…esta posición?
–dijo mientras entraba y comenzaba a hacer que mi cabeza comenzara a volar.
—El tornillo, Monstruo —dije volviendo a
sentir como un nuevo orgasmo amenazaba con atraparme. Estaba demasiado
sensible.
—Eras virgen pero no tonta ¿cierto?
–dijo entrando más profundo a mi cuerpo.
—Max… —dije cerrando los ojos y
sintiendo como comenzaba mi cuerpo a temblar, mis brazos dolían de una forma
increíble, pero lo dejé de lado al sentir como todo ese placer se acumulaba,
recorriendo mi cuerpo –Ya para —dije mirándolo sorprendida ¿es qué no se
cansaba?
—No —dijo él negando, pero podía notar
que iba a correrse, aunque nuevamente para mi sorpresa, tomó mi pierna
izquierda y la dejó sobre su hombro. Comenzó a acariciar mi clítoris con su
mano libre haciendo que de a poco volviera a desear que entrara más profundo y
más rápido.
Sentí como gotas de sudor se acumulaban en mi
frente y otras que caían por mi cuello.
—Max…hazlo pronto –dije cuando sentí
como corazón iba a estallar.
— ¿Ya no…soy… –gruñó un poco pero siguió
hablando—…el Monstruo? –dijo sacando un grito de mi parte al sentirlo más
profundo ¿él tenía la capacidad de traspasarme? Porque eso no sería nada bueno
–Nada bueno… —dijo repitiendo lo que pensé – ¡Demonios! –dijo corriéndose, lo
que hizo que yo misma encontrara mi liberación.
Max cayó a mi lado, como si calculara exactamente
donde caer. Lo miré mientras mi pecho subía y bajaba porque literalmente Max
había arrasado con mi cuerpo.
—Sácame de esto –dije moviendo mis
brazos. Él me miró y sonrió.
—No…ese será tu castigo, pasarás la
noche así, aunque ya vaya a amanecer –dijo poniéndose de pie.
— ¡Suéltame Max! –me miró y frunció sus
labios.
—Creo que iré en contra de mis reglas
–dijo acercándose.
Realmente pensé que me iba a liberar,
pero tomó mi rostro con una mano y me besó. Dios santo, mis labios estaban
resecos al no tener contacto con los suyos, pero al sentir como su boca se
movía contra la mía me tranquilizó bastante, al sentir su lengua envolverse con
la mía ¿Qué tenían sus maldito labios que me hacían adicta?
—Max… —dije tomando aire y debo admitir
que me asusté al sentir su mano en mi pecho. Estaba muerta, no podía más.
—Buenas noches, Lizzie –dijo apagando la
luz y dando media vuelta.
— ¡Suéltame! –maldito, desapareció en la
puerta, mostrando su glorioso trasero.
Con agilidad logré cubrirme con las
frazadas. Agotada me quedé dormida aun con el dolor de mis brazos y muñecas.
Maldito Maximiliano Blake.
Chan chaaaaan
ojaojaojajoajojoaj best gif eveeeeeeeeer xD Patricio On fire
Ojalá y su venganza sea rápida
ResponderEliminarNuestro vampiro psicopata favorito jeje
ResponderEliminarJajajaja el tercer gif esta buenísimo, jajajaja
ResponderEliminarBueno, ya descubrió que es Max.. pero ahora que se atenga a las consecuencias de estar con él.. demás de no disfrutarlo ;)
Besos gigantes!!!
XOXO
Hola.
ResponderEliminarPrimero muchos saludos desde Mexico. Estoy muy contenta que decidieras publicar tu historia con personajes originales ya te seguia desde fanfiction y aunque con Edward y Bella la historia me engancho al volver a leerla es como si fuera la primera vez. Espero que estes bien y que tengas deseos de seguir escribiendo nuevas historias pero sobre todo continuar la publicacion de la segunda parte que me facino.
Mil gracias y saludos.
Me da risa que los gifs que has puesto expresan exactamente mi cara en este momento....tengo que volver a decirlo, no importa el cambio de nombre..yo adoro totalmente poder leer esta historia otra vez...me preguntaba el nombre que le darias a la situacion de estos dos...Elska Evige...me gusta como suena, y no puedo creer que olvide totalmente el personaje de James, pero ahora me acuerdo que es uno de mis favoritos.
ResponderEliminarte mando saludos, seguire al pendiente de la publicacion, me da penita estarte presionando asi que trato de tomarmelo con calma ;)
D: sin palabras!
ResponderEliminarLo mejor siempre!
D: D: D: