viernes, 11 de septiembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capítulo 8


Capítulo 8
“Sospechas”

Estaba ya en mi escritorio. Thomas para mi sorpresa había hecho el viaje en completo silencio después de un saludo frío y formal. No sabía el motivo, pero presentía que el Monstruo tenía culpa sobre esto, aunque en realidad era el responsable de todo lo malo que estaba sucediendo en mi vida. Sin embargo no podía ser injusta con la vida, era viernes y no había visto a Maximiliano Blake, lo que era un respiro en estos días tormentosos, ahora me quedaban tres horas de trabajo y luego tendría que pensar en esa ridícula fiesta donde tendría que ir disfrazada para averiguar el rostro del Monstruo que me tenía capturada.

Le pregunté a Sophia sobre Tara Knight, pero dijo que no tenía idea de quién era, que nunca había tratado con ella, así que supuse que era un alcance de apellido, aunque tampoco estaba del todo convencida. Después de lo que estaba sucediendo en mi vida parecía que nada fuera casualidad, quizás Vladimir Knight podría responder a mis dudas…claro, no él, sino más bien, los registros en su computador.
—Hola, Lizzie –dijo Arthur sacándome de mis pensamientos.
—Has venido, muchas gracias –dije poniéndome de pie. Él se sentó en mi puesto –necesito que busques los archivos que han sido eliminados desde el miércoles ¿podrías hacerlo?
—No te preocupes, Jenn me dijo lo que sucedió, veremos qué podremos hacer ¿tienes mucho trabajo? –dijo sonriendo.
Arthur se podría clasificar como el típico amigo que luce como un ratón de biblioteca, pero sexy y mejorado. Por lo menos ese cambio lo había provocado Jennifer; su pelo castaño combinaba con sus ojos, siempre lo llevaba un poco despeinado. Tenía dos hoyuelos en sus mejillas que lo hacían ver tiernísimo, aun más con sus gafas negras.
Personalmente lo encontraba guapo y Jennifer se moría por él. Era su fan número uno.
—No, puedes ocupar el ordenador tranquilo, el Sr. Blake hoy no vendrá.
—La fiesta Masquerade  –dijo comenzando a abrir ventanas en el monitor, concentrándose en lo que hacía.
—Si, Sophia me dijo que va anualmente, no tenía idea –él me miró y asintió.
Aquella información me la había dado durante la mañana, casi me dio un infarto al escuchar eso, tendría que ser cuidadosa para que no me descubrieran en ese ambiente.
—Siempre, él y su esposa Teresa, incluso el jefe de Sophia y la de Jenn.
—La Srta. Emily –ella era encargada de las relaciones comerciales con otras empresas.
—Así es —comenzó a teclear dígitos indescifrables.
—Puedes ir a comer algo, esto me tomará un poco de tiempo —asentí.
—Arthur, no sé si puedes, pero ¿estas redes están conectadas?
—Si ¿Por qué? ¿Tenías información en otro computador?
—Sí, exacto –sonreí nerviosa, Arthur me había dado la respuesta a su pregunta.
—En el computador de Vladimir Knight, el Sr. Blake necesita unos archivos, pero no recuerdo el nombre.
—Bueno, te puedo dejar todo listo para que puedas ingresar a su computador desde el tuyo, tienes las contraseñas ¿no? –negué.
—Estaba abierto cuando entré…
—Ya veo, no te preocupes, lo solucionaré, pero eso si me tomará tiempo ¿de verdad no tienes trabajo? –dijo confundido.
—Nada, arreglé todo ayer y lo que me falta es lo que se perdió, así que luego me quedaré haciendo horas extras, además el jefe no está –dije sonriendo, luego me sentí mal de llamar así al Sr. Blake, sonaba a como Thomas denominaba al Monstruo –así que no me dejó trabajo.
—Muy bien, entonces eres libre de hacer lo que desees –dijo sonriendo –yo me ocuparé de esto –asentí.
—Muchas gracias por venir Arthur, sé que estás ocupado con todo el edificio.
—Dale las gracias a Jenn, ella me convenció para venir directo aquí, es persuasiva –sonrió.
Asentí incómoda, no tenía idea como Jennifer lo había convencido y no lo quería saber.
Me fui por las escaleras hasta que llegué al piso cincuenta y siete, Sophia tenía que estar libre, Vladimir Knight no debería estar, al igual que el Sr. Blake.
Ahí estaba ella, mirando el computador, con su cabello castaño ondulado, formando un moño alto, mientras que sus pestañas largas salían a relucir de sus ojos verdes. Vestía impecablemente con un traje gris.
—Por fin bajas –dijo cuando llegué al frente de su escritorio, estaba aburrida ya que también no tenía mucho trabajo que hacer.
—Por tu rostro puedo notar lo entretenida que estás –asintió.
—Ha estado todo muy lento, cuando los jefes se dan el día, no hay nada que hacer, debieron darnos el día a nosotras también.
—Si –dije sin muchos ánimos, por mí que me dejaran trabajando hasta las doce de la noche todos los días para no tener que salir de aquí.
—Bien, creo que has venido por voluntad propia y no has escapado de nosotras como lo has hecho hasta hoy en la mañana, donde no respondiste ninguna de nuestras dudas, ¿Qué sucede Lizzie? ¿Por qué te has ido así como así de tu departamento sin decirnos nada? –me tensé de inmediato, tendría que utilizar todos los medios para poder mentir.
—Es una sorpresa –dije casi atragantándome al pensar en el Monstruo, había sido su idea decir aquello cuando me preguntaran.
— ¿Una sorpresa? –asentí. Ella frunció el ceño, confundida.
—Sí, es que no puedo decirles nada hasta el lunes –no me estaba creyendo ni un poco y se notaba claramente en la expresión que tenía.
— ¿Por qué?
—Porque es una sorpresa, espero que te guste –eso no debí decirlo, quizás la sorpresa no era agradable. Había pensando toda la mañana sobre ello, ¿Qué tenía planeado el Monstruo?
—Está bien, si no me quieres decir, lo averiguaré de todas formas.
—Sophia –dije ahora molesta, frunciendo el ceño –es una sorpresa, no debes averiguar nada.
—Estás actuando rara Lizzie, no puedo pensar que estás diciendo la verdad, te quedas hasta tarde trabajando, te preguntamos algo y te pones nerviosa de inmediato…esa no eres tú, me preocupas, eres mi mejor amiga –me miraba afligida, sonreí triste.
Estaba haciendo muy bien en aceptar estar con el Monstruo, no permitiría que Sophia corriera peligro, ella tenía mucho que perder, en cambio yo no, ella estaba enamorada de su Damien, con quien llevaba bastante tiempo, tenía unos padres que la adoraban, tenía amigas que la amaban, aunque yo igual las tenía, pero no la iba a poner en riesgo contándole todo lo que sucedía.
—No exageres –dije riendo, tratando de que los ánimos estuvieran más relajados –ahora dime ¿Cómo va todo con Damien?
—Excelente como siempre –dijo sonriendo, mientras su ojos le brillaban, estaba enamorada, sin dudas  —y apropósito de eso, hoy vendrás con nosotros para ir a ver a los desaparecidos de Nathalie y Robin, Jenn y Arthur igual vendrán –estos últimos no conocían mucho a Nathalie y Robin, por lo que si iban ellos, era para tener una gran junta de amigos y pasarlo bien.
—No puedo –dije recordando que tenía que asistir a esa maldita fiesta Masquerade.
— ¿Cómo que no puedes? –su mirada se endureció de nuevo.
—Tengo un compromiso –cambió de inmediato la mirada.
—Lizzie ¿estás en malos pasos con alguien? ¿Es qué acaso…? –Su sonrisa pasó de diversión a sorpresa — ¡Dios Santo! ¡Lo hiciste! ¡Tuviste sexo! –gritó apuntándome con su dedo índice. Miré a todos lados de inmediato, pero gracias a Dios no había nadie cerca.
— ¡Sophia cállate!
— ¡Oh Dios mío! –se tapó la boca con ambas manos aun sorprendida — ¡Soy tu amiga me debiste decir! ¿Quién es? ¿Cómo es? ¿Es guapo? ¡¿Donde lo conociste?! –me di cuenta que no podía responder ninguna de sus preguntas.
—Yo…bueno, fue algo casual —sus ojos se abrieron.
— ¡Estoy en estado de shock! ¿Casual? ¡¿Lizzie Green teniendo sexo casual?! ¡¿En qué mundo paralelo estoy viviendo?!
— ¡SOPHIA! –le grité por ser una desatinada al estar gritando como si no hubiera nadie. Estábamos en los últimos pisos, pero eso no indicaba que cualquiera pudiera llegar.
—Oh Dios, dime cómo fue ¡dímelo! ¿Fue bueno? O… —su mirada me demostró que se había preocupado — ¿fue tierno contigo? –aquello me traspasó el corazón, podía decir que mi primera vez fue casi desastrosa.
—Sophia –dije tosiendo –solo fue sexo, no hice el amor con nadie ¿está bien? –sus ánimos bajaron rápidamente al escucharme.
—Claro…ya veo, pero ¿Cómo fue? Realmente no me imagino a Lizzie, mi mejor amiga, teniendo sexo casual –tomé aire para tener tiempo de mentir.
—Fue hace poco, el martes.
—Ya veo porque has estado extraña, fue hace muy poco, ¿no fue bueno? –levanté los hombros para quitarle importancia.
—Salí sola…al cine —ella frunció el ceño, esto no estaba saliendo bien –y vi a un tipo, era guapo, luego hubo unas miradas y me invitó a tomar algo.
— ¿En qué momento hubieron miradas? Estabas en el cine –fruncí el ceño.
— ¿Quieres que te cuente o no? –Ella asintió –bien, conversamos, era simpático y todos se fue dando de una forma bastante agradable y luego lo invité a mi departamento.
— ¿Cómo se llama? –tragué saliva.
—David –se me ocurrió el primer nombre que vino a mi mente. Ella frunció el ceño.
—Ya veo ¿y cómo fue?
—Ya te dije, solo fue sexo.
— ¡Lizzie! que frío suena eso –así fue exactamente, de una forma metafórica.
—Bueno…se sintió bien, en un momento –segundo que estaba sintiendo algo sin mi consentimiento y donde mi voluntad se vio disminuida a nada.
— ¿En un momento?...ah Lizzie –dijo ahora triste, por lo visto estaba entendiendo que no fue un acto digno de comentarios  –esa sin duda es una mala respuesta —estúpida Sophia que no le podía esconder nada — ¿Por qué lo hiciste si era un desconocido? –tensé mi mandíbula, me estaba hablando como si me quisiera consolar y eso era exactamente lo que había necesitado durante estos días, ya que nadie sabía lo que me estaba ocurriendo, pero no era un lujo que me podía permitir.
—No lo sé, no he estado pensando adecuadamente estos días —Sophia se puso de pie y llevó su silla a mi lado. Dejó su brazo alrededor de mi cintura y fue lo necesario para comenzar a llorar como una idiota.
—Ya pasó, Lizzie —dijo mientras yo me apoyaba en su hombro y ella acariciaba mi cabello. Nada había pasado y todo era un infierno en mi vida.
—No se lo digas a Jennifer ni a Nathalie ¿sí? –dije mientras seguía llorando –me da vergüenza.
Más que vergüenza, incluso sentía asco, solo por el hecho de rendirme a lo que ese Monstruo provocaba en mí. Solo de recordar lo que había pasado con él mis lágrimas se aglomeraban en mis ojos.
—Lizzie, me debiste decir esto de inmediato —me acercó más a ella mientras yo seguía llorando, pero me separé al instante que escuché el ascensor, alguien venía.
Sophia miró quien era y frunció el ceño, mientras yo secaba mis lágrimas con mis manos.
—Aquí tiene –me quedé helada al escuchar esa voz, pero no pude evitar mirar el pañuelo que me estaba ofreciendo, no dudé en tomarlo — ¿Qué está sucediendo aquí?
—Sr. Blake —dijo Sophia llevando su silla detrás del escritorio — ¿necesita algo? El Sr. Knight no está, se fue porque hoy…
—Es la fiesta Masquerade, lo sé –dijo Max ahora a mi lado. Ni siquiera lo miré, me concentré en Sophia, quien lo observaba confundida –no fue eso lo que pregunté –su voz era dura, estaba molesto –Elizabeth ¿usted no debería estar pisos arriba? ¿Trabajando? –asentí.
—Sí, señor –dije poniéndome de pie, pero antes de dar un paso me detuvo dejando su mano en mi brazo.
—Siga trabajando —dijo a Sophia. Giré mi rostro para verlo, casi se me fue el aire.
Se veía muy guapo con aquel traje gris, pero sin duda eso quedó en segundo plano cuando pude ver que por primera vez lo veía con su cabello desordenado y además ¿con gafas oscuras?
Fruncí el ceño, estábamos en invierno aun y no había sol.
—Venga –caminé hacia el ascensor con él, pero se desvió hacia la puerta de las escaleras.
Comencé a subir en silencio cada escalón. Él iba detrás de mí, lo que era demasiado incómodo.
—Deténgase —fruncí el ceño, quedamos a la mitad del último piso — ¿Quién está en su puesto, Elizabeth?
—Arthur Cole, de informática, arreglando mi ordenador –asintió muy serio.
Se quedó en silencio mirándome, presionó sus labios al tal extremo que se veía una línea.
 — ¿Qué le pasó a sus ojos? –no pude evitar preguntar y mantener el profesionalismo en esto. Maximiliano curvó sus labios, haciendo que me sujetara del pasamano y dejara de mirarlo.
— ¿Qué sucede?
—Nada –absolutamente nada, solo era él que me aturdía más de la cuenta.
—Mis ojos están…bien –sentí como me miraba y preferí salir de ahí rápidamente porque mis piernas se estaban debilitando.
—No —dijo deteniéndome cuando faltaba unos escalones para abrir la puerta y llegar al último piso.
—Esto está mal, déjeme ir, de verdad, no he llegado al extremo de decirle algo al Sr. Ezequiel –vi como frunció el ceño y se acercó a tal extremo que quedé contra la pared, pero dejé mis manos en su pecho para que no se acercara más.
—A mi no me amenaces, nunca Elizabeth –sentí un escalofrió demasiado familiar al escuchar ese tono de voz, fue como si estuviera despertando de un sueño y recién viera lo que sucedía a mi alrededor.
Lo miré atónita ante la idea que llegó a mi mente, era imposible, pero en ese segundo no me importó que tuviera al frente al hijo del Sr. Blake. Levanté la mano lo más rápido que pude para quitarle sus gafas y ver el color de sus ojos, pero él fue más rápido y se movió como si ya hubiera descubierto mis planes.
Maximiliano Blake tomó mi mano y la estampó contra la pared, dejándome ahora acorralada entre esta y su cuerpo.
— ¿Qué hace aquí? Usted va a la fiesta Masquerade también ¿no? –él sonrió, no mostró signo de sorpresa por mi pregunta.
—No voy hace años a esa fiesta — ¡demonios! Tenía que probar si aquel era…ni siquiera podría decirlo, era imposible, era el hijo maniático de mi jefe.
—Yo voy a ir –dije sin importar que había decidido guardar eso en secreto.
— ¿Así que va a ir? ¿Qué haría alguien como usted en ese lugar? –sonrió de nuevo.
—Si —aun seguía sonriendo, lo que me distrajo, ya que sus labios estaban cerca de los míos y de solo mirarlo sentí como mis brazos se debilitaban, la sonrisa de Maximiliano se fue borrando, hasta quedar muy serio, haciéndolo ver extremadamente atractivo con esas gafas –¿Eres tú?
— ¿Qué cosa? –era imposible, no podía ser él, nada cambiaria, pero… ¡era imposible! ¡Era el hijo de mi jefe! Eso significaba que tanto él como Ezequiel eran ¿vampiros? No, esto era improbable. Me estaba volviendo loca por culpa del monstruo que me estaba torturando.
—Tengo que trabajar.
—Ayer te tenías que ir y ahora debes trabajar, curioso ¿no? ¿Por qué me mientes? Sé que no tienes nada que hacer y te veo muy cómoda aquí –se acercó más a mi rostro, no podía dejar de lado la sorpresa de su comportamiento, era demasiado audaz cuando podía demandarlo por acoso.
Cerré mis ojos y presioné mis labios, no podía permitir que esto sucediera y luchar era en vano ya que era demasiado baja y débil en comparación con él si deseaba luchar para zafarme de su acoso. Sin embargo, mi control se perdió y me desesperé al estar en esa oscuridad y ver los ojos rojos en mi cabeza.
— ¡No! —lo traté de golpear pero fue como darle a una pared.
— ¿Por qué no? –dijo ahora muy cerca de mis labios, podía sentir como un escalofrío recorrió mi cuerpo y no era de miedo, sino que era los que ese Monstruo me hacia padecer en las noches que llegaba a mi lado.
— ¡Porque usted es mi jefe y además ya tengo a alguien! –él frunció el ceño –ya me escuchó y si no se aleja ahora mismo, lo denunciaré por acoso, créame se podría meter en serios problemas.
No me importaba que estuviera mintiéndole respecto a que estaba con alguien, no iba a estar involucrada con dos hombres, aunque el otro fuera un vampiro… simplemente no era correcto, además no tenía cabeza para estar pensando en alguien con el infierno que estaba llevando a cabo estos últimos días.
—Elizabeth —fruncí el ceño.
—Solo aléjate, no soy  ese tipo de chicas, consíguete a alguien más para tus juegos, porque yo no voy a aceptar ¡nunca!
— ¿Nunca? ¿En toda tu vida? –lo dijo tratando de ser gracioso, pero estaba enfadado.
— ¡No! –en ese momento se abrió la puerta del piso y Arthur nos quedó mirando sorprendido, para después fruncir el ceño.
— ¿Todo bien, Lizzie? –asentí para después mirar a Maximiliano.
—El Sr. Blake solo que está un poco resfriado y no escucha bien, por eso se debe acercar tanto. Su padre no dejó los papeles de las negociaciones con España, podría venir el lunes, muchas gracias –dije segura, no tenía idea como salió esa mentira de mi parte, era pésima creándolas.
Maximiliano me quedó mirando unos segundos sin decir nada.
—Gracias Elizabeth, me ha quedado claro ahora.
No dijo nada más, solo se retiró hacia los pisos inferiores con el ceño fruncido. Sus palabras por un momento me dieron miedo ¿Qué iba a hacer ahora? Quizás perdería mi trabajo.
— ¿Estás bien? ¿Te hizo algo? –dijo Arthur preocupado.
—Sí, no me hizo nada —mi voz seguía sin quebrarse, eso era un mérito de mi parte que desconocía.
—Lizzie, si te ha hecho algo, con los chicos le damos una paliza –sonreí por su buena disposición.
—Gracias, eso no será necesario –además de ser imposible, Maximiliano Blake estaba en los círculos de poder, jamás alguien le tocaría un pelo en su vida y si eso fuera así, él se encargaría de dejar con cuatro cadenas perpetuas a los responsables.
—Bien, buenas noticias, esa chica Mary solo pasó a eliminar algunos archivos. Referente a la conexión con Vladimir Knight todo ha sido resuelto.
— ¿Es en serio? Me has levantado el ánimo, en serio.

Con Arthur fuimos y vimos lo del ordenador, me dio las indicaciones de cómo debía proceder para entrar al computador de Vladimir y después se retiró, haciéndose el desentendido con este tema, ya que era obvio que yo estaba haciendo algo incorrecto.
Comencé a meterme en el computador de Vladimir Knight desde el mío, pero no había nada de importancia, estaba todo en orden y además solo había archivos relacionados con la empresa, así que decidí meterme al historial de su navegador de internet y poder conseguir su dirección electrónica, Arthur me dio el “dato” de cómo hacerlo.
Pude entrar a su correo y mi boca se abrió al ver que habían varios correos de una tal “Tara_K” sonreí triunfante ¿Qué relación tendrían?
— ¡Mierda! –dije asustada al escuchar el teléfono sonar. Lo tomé rápidamente –Buenas tardes, Blake Ltda. ¿Con quién hablo? –dije con el tono que empleaba al teléfono, amable.
—Srta. Lizzie –me quedé helada al escuchar la voz, era Tara –Con Thomas la estamos esperando abajo, son más de las tres de la tarde y debemos arreglar todo para esta noche, son órdenes del jefe —me estremecí al pensar en ese Monstruo, pero aun así, mis dudas se mantuvieron sobre quien podría ser.
Sin embargo ¡era imposible! No podía ser Maximiliano ¿de qué se trataba todo esto? No sabía que pensar.
—De inmediato bajo.
—Está bien –dijo ella y ambas cortamos.
Cerré todas las ventanas, extrayendo todas las contraseñas que necesitaba y las guardé en mi escritorio, dentro de un cajón con llave. Justo para cuando estaba tomando mi bolso, Jenn y Sophia entraron, sonreí aliviada de verlas.
—Tres y un minuto mi amiga, es hora de irnos —dijo Jenn.
Tara era una exagerada, diciendo que ya era tarde sin tan solo había pasado un minuto. Quedé mirando unos segundos a mis amigas sin saber cómo lo iba a hacer para subir a un auto de último modelo sin levantar sospechas, además  ¿a qué se refería el Monstruo con “una sorpresa”? así no podría engañarlas hasta el lunes, además no sabía qué me tocaría hacer para sorprenderlas.
Para mi alivio ellas no comentaron nada sobre mi misteriosa actitud y llegamos en minutos al primer piso, conversando solo estupideces, me disculpé con ambas por no poder asistir a la reunión de amigos, pero Sophia asintió al igual que Jennifer.
Llegamos a la calle y me quedé helada.
—Wow…eso si es un auto –dijo Jennifer mirando. Asentí, al igual que Sophia.
— ¿Dónde está tu auto Lizzie? –dijo ella confundida.
—Vine en taxi, está en el mecánico, en revisión.
—Ah bueno, yo me voy —dijo Sophia, se despidió de ambas, me dio un abrazo fuerte y se fue al estacionamiento del edificio por su auto.
—Bien, a esperar taxi –dijo Jennifer a mi lado, agradecía que viviéramos en diferentes barrios, así no compartiríamos el viaje ahora ya que no sabría qué inventar.
— ¡Ahí viene uno! –Dije alegre –tómalo —ella me miró confundida por mi ánimo.
—Tú lo viste primero.
—No digas eso, así me aseguro que estás bien, además te lo debo por mandar a Arthur antes de tiempo, chica persuasiva –se rió fuerte al escucharme.
—Está bien, acepto por eso, aunque no fue ningún sacrificio –dijo riendo, mientras me daba un beso en la mejilla y se metía al taxi que se había detenido.
Miré suspirando hacia la derecha y vi que el auto se acercaba, estacionándose al frente de mis ojos. Thomas salió de este y se dirigió hasta la puerta, la cual abrió para mí.
—Buenas tardes Srta. Elizabeth.
Asentí cansada, entrando al auto, pero cometí el grave error de mirar hacia atrás. Pude ver claramente como Sophia salía del estacionamiento y me miraba asombrada por estar entrando a un auto de este tipo.
—Buenos tardes Srta. Lizzie se ve un tanto agitada –dijo Tara.
—Mi amiga me acaba de ver –dije mirando hacia la ventana, Sophia pasó por el lado aun mirando hacia el auto. De esta no me salvaba.
—No se preocupe, el señor… —se tomó un segundo, parece que se cansaba de no poder decir su nombre.
—No hay nadie quien te delate Tara, me puedes decir –ella sonrió.
—No podría,  y no se preocupe de su amiga, ya el lunes todo estará resuelto y yo podré hablar con tranquilidad –mi estómago se revolvió al escucharla –ahora tiene un largo día, dónde deberá cumplir varias citas –dijo abriendo su agenda de cuero negro, buscando todo para indicarme lo que tenía que hacer.
— ¿Qué eres de Vladimir Knight, Tara? Vi unos correos electrónicos entre ustedes –ella se quedó helada, levantó la mirada y me enfrentó. Le tomó unos segundos.
—Es mi padre, pero eso no importa ahora, ya no averiguó nada a tiempo, más adelante le puedo contar lo que sucedió, ahora usted, debe ir al salón de belleza y pasar un tiempo ahí, tiene a una fiesta a la cual asistir y una identidad que descubrir, gracias al cielo para nosotros dos –dijo mirando a Thomas.
Miré al chofer y asintió, como si estuvieran cansados de seguir ocultando la identidad del Monstruo.

Por lo visto, me esperaba un largo día. Yo solo deseaba que ya acabara de una buena vez.

:D espero que les esté gustando.

4 Lectores:

  1. Pobre Lizzie... No sabe que todo hasta ahora comienza... Y espero que pueda aguantarlo ;)
    Besos gigantes!!!
    XOXO

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  2. Quieri maaaaas xd..que averigüe luego todo.. Sube más seguido Dani Dani n•n ..no recordaba lo maldito que era este vampiro

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  3. Ya sospwcha, no puefo creer que no haya relacionado la rapidez de max con su monstruo

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  4. Estoy entrando en desesperación!
    Creí que la fiesta estaría aquí D:
    Ni modo... un capítulo exquisito como siempre!
    Besos!

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