domingo, 13 de septiembre de 2015

Un ángel Negro - Capitulo 12


Capítulo 12

   Dana abrió sus ojos y notó un agradable olor a comida que llegaba desde la cocina del departamento de Ethan. La noche pasada se había colado a su departamento luego de tener un altercado con Gabriel y decidió que lo mejor era dormir en la cama de Ethan. Había sido una noche tranquila, lo que llamó su atención ya que no había tenido una igual hacía mucho tiempo.
— ¿En qué estás pensando? —se giró sobre la cama y miró hacia su izquierda.
Ethan estaba recostado, mirándola con una sonrisa que borró por unos segundos los pensamientos de Dana.

—Nada —dijo ella revolviéndose en la cama y estirándose como si se tratara de un gato.
—Al parecer has dormido bien —dijo sin borrar esa sonrisa de su rostro.
—Muy bien —respondió rendida, no podía hacer nada para evitar sentirse bien estando a su lado, además existía el hecho de que no deseaba comenzar el día mintiendo —no tengo nada que decir y por lo que puedo oler, te has comportando como un buen vampiro cocinero.
—Puede que algo esté listo en la cocina —Ethan miró hacia la ventana, haciéndose el interesante y observando el cielo cubierto de nubes negras — ¿Crees qué es posible que hoy tengamos un día solo para nosotros?
—No —respondió Dana de inmediato —me has tenido para ti solo por mucho tiempo, además tenemos negocios que tratar, hoy deberían llegar la primera carga de armas, no son muchas cajas pero son delicadas, por lo que llegaran por partes.
—Pero eso será en la noche.
Ella frunció el ceño, sin entender lo que quería Ethan.
— ¿Qué estás tramando?
—Bueno, dije que te quería llevar al cine ¿no? Hoy sería un buen día.
—No hablas en serio —dijo sentándose sobre la cama, sorprendida con la idea de Ethan, en todo momento había pensado que él bromeaba.
—Mi camisa te queda muy bien —respondió Ethan, sonriéndole de forma coqueta —y no, no estaba bromeando.
Ella abrió la boca para responder un rotundo “NO” pero se quedó pensando unos segundos en su actuar la noche anterior. Instintivamente se había acercado a Ethan a pesar de repetir mil veces que no lo haría, también recordó como él se preocupó de ella la noche pasada ante los vampiros. Si bien no le gustaba que decidieran por ella, Ethan se había preocupado solo de su bienestar, no tuvo ningún interés egoísta.
El ángel negro suspiró y flexionó sus piernas para luego apoyar su mentón en las rodillas, de esa forma podía esquivar la mirada de Ethan.
—Solo te estoy invitando a ver una película, no es una propuesta de matrimonio.
—Mmm —respondió ella, sin mirarlo. Para ella era mucho más que una propuesta, era algo íntimo, salir sin tener un objetivo en particular, sin ir por la vida de alguien. Se sentía intimidada y un tanto temerosa ¿de qué iban a hablar cuando se quedaran solos? Aunque en una película no se hablaba.
—Dana, luces preocupada. No es nada del otro mundo, tranquila.
—No es sensato, teniendo a varios vampiros detrás de tu cabeza y… a Gabriel tras nosotros.
—Eso no importa, los vampiros no molestarán y Gabriel siempre mantiene las distancias, no es relevante.
Ethan puso especial atención en el cuello de Dana, que quedó expuesto al mover su cabello blanco hacia un lado. El vampiro podía notar a la distancia que ella estaba nerviosa, su yugular se notaba en el cuello, llamándolo para que la mordiera. Eran tan blanca que con su aguda visión podía notar cada detalle en el cuerpo de Dana.
Sin poder controlarse, el vampiro levantó su mano para rozar la mejilla de ella. Era tan tibia a su tacto, que de alguna forma lo hacía adicto a su piel. Solo se concebía vivo al poder sentirla. No tener un corazón que latiera había dejado marcadas en la mente de Ethan, aunque no las quisiera; sentirse vivo era todo un lujo, sobre todo luego de despertar del mundo donde lo había mantenido Gabriel.
Dana no se alejó, ni dijo nada, solo cerró sus ojos, disfrutando de la caricia de Ethan.
—Un día me llevarás a donde viviste ¿está bien? tengo muchas ganas de conocer ese lugar.
Ella no respondió, solo se mantuvo inmóvil, tratando de concentrarse solo en la caricia de Ethan.
—Aún tengo sueño —dijo ella cansada —es temprano aun ¿cierto?
—Así es.
—Entonces recuéstate —abrió sus ojos y miró atenta a Ethan.
—Bien —dijo él, sin hacerse mayores problemas. Le iba mejor cuando hacia lo que ella decía.
Se recostó en la cama y no pudo evitar sorprenderse cuando Dana se recostó a su lado, apoyando su cabeza en el pecho de él, enredando sus piernas con las de él.
Estaba en la misma posición que había pasado toda la noche, aunque ahora lo hacía de forma consciente. Luego ella tomó su mano izquierda, recorriendo previamente su brazo, logrando que él disfrutara con aquella caricia.
Las gotas de la lluvia comenzaron a caer contra el vidrio, obteniendo un agradable sonido que logró volver más pesados los parpados de Dana, tanto, que ni siquiera notó que tenía su mano entrelazada con la de Ethan, antes de quedarse dormida.


Lilia despertó y sus manos de inmediato buscaron a Adam, pero este ya no se encontraba. Con el ceño fruncido se levantó de la cama y se puso lo primero que pilló. Se dirigió a la cocina, pero su ángel caído tampoco se encontraba ahí. Luego fue hasta el gimnasio pero no tuvo mejor suerte. Solo por instinto se dirigió hacia la biblioteca secreta que tenían en casa, aquella que contenía los secretos que muchos demonios querían, pero que no podían tener.
Bajo las escaleras que se encontraban escondidas en el gimnasio de la gran casa y luego se dirigió por el oscuro pasillo, hasta llegar a un gran salón, de dos pisos, llenos de estanterías. No fue difícil para la Nephilim encontrar al ángel.
Adam se encontraba sentado sobre la mesa principal, rodeado de libros. Aún estaba solo con su pijama, un pantalón azul. Estaba leyendo un libro que se titulaba “Un cielo para todos”  
— ¿Qué haces leyendo eso? —preguntó Lilia, con el ceño fruncido.
—Nada —dijo él de inmediato, dejado el libro cerrado sobre los otros. Había alrededor de cincuenta tomos.
Lilia se acercó sin decir nada, tomo uno de los libros, para luego hacer lo mismo con los demás. No le fue difícil descubrir que estaba tratando de hacer Adam y se sintió aún más mal con ella por provocar que él se sumergiera en ese proyecto.
—Adam ¿Esta es la forma que pretendes llevar a cabo para ayudarme?
El ángel caído estaba aún un poco dormido, estaba cansado tanto leer y no se encontraba muy despierto como para encontrar excusas.
—Solo deja que yo me encargue de ello ¿sí? Incluso tendremos el apoyo de Eric.
—Espero que no sea lo que estoy pensando, Adam, porque ambos estarían en serios problemas —dijo Lilia, frunciendo cada vez más el ceño.
—No habrá problema, solo serán unos segundos, de esa forma podrás verla y despedirte.
Lilia abrió sus ojos, sorprendida, si bien era lo que ella estaba pensando, que Adam lo aceptara tan abiertamente la tomó desprevenida.
—Todo el mundo sabe que está prohibido traer a los muertos de vuelta —dijo Lilia, aun sin poder creer lo que decía Adam.
—Claro, pero nosotros no somos todo el mundo, además solo será por un tiempo, Eric igual nos apoya, él es experto en estos procedimientos, lo hará todo como debe ser.
—No, Adam —dijo ella cansada. Se dirigió hasta la silla más cercana y se sentó —esta no es la forma y no puedo creer que Eric te esté apoyando en esto, es insólito, Arial puede sufrir ¿no lo entiendes? Es imposible, no podría dejar que hicieras esto, además ¿Qué sentido tiene? Solo podríamos verla un segundo y luego volveríamos a estar tristes.
Adam suspiró, cansado. Su idea le había parecido perfecta para ayudar a Lilia, pero ahora que ella lo decía, comenzaba a parecerle una estupidez.
—Podría dolerle —dijo Lilia, mirando hacia el hermoso techo pintado —sacarla de su hermoso cielo para traerla al mundo donde vivió.
—Es cierto —susurro Adam, finalmente recostándose en la mesa.
Lilia se puso de pie y se acercó a Adam, mirándolo de pie mientras él estaba recostado en la mesa. Podía ver su rostro al revés, notaba con claridad las ojeras bajo sus ojos.
—No has dormido ¿cierto?
Él negó.
—Aún es temprano, Adam, no son más de las ocho de la mañana ¿No tienes hambre? —pregunto Lilia, sonriendo. Ver cuánto se estaba esforzando Adam por ayudarla había hecho que abriera los ojos.
No quería preocuparlo.
—Mejor vamos a desayunar.
—Pero… —dijo él, mirando hacia un lado de la gran biblioteca.
—Nada de pero… ven, conmigo, ahora —tomó de su mano y tiró de él para que lo siguiera.
Adam no tuvo otra opción que hacer lo que le pedía su Lilia.
Cuando salieron de la biblioteca un ángel salió de entre los libros. Eric también estaba ayudando a Adam, pero se mantuvo en silencio cuando entró Lilia. Se sentó en una de las sillas luego de dejar los libros sobre la mesa.
Su mordida estaba tensa, todo su cuerpo se encontraba de la misma forma luego de haber escuchado las palabras de Lilia.
—Arial…
Los ojos color esmeralda de Eric se llenaron de lágrimas mientras sentía aquel dolor en su pecho que parecía acompañarlo todos los días.



 Dana estaba sentada en una de las cientos de butacas, esperando que Ethan volviera a su lado. Le había dicho que se adelantara mientras él le buscaba algo para comer.
—Debe creer que estoy enflaquecida o algo por el estilo —dijo sonriendo, ya que siempre buscaba algo para que ella comiera.
Aburrida de esperar comenzó a mirar a sus lados, le era extraño estar en una cita cuando en realidad nunca había tenido una. Y más raro era aún, que fuera con Ethan. Pudo notar como las otras personas que iban en parejas sonreían y conversaban alegremente mientras esperaban la película. Ella hizo una mueca de desagrado, no se imaginaba siendo tan empalagosa con Ethan, en público ¿Qué pasaría si la viera algún demonio o enemigo de esa forma? Perdería todo el respeto que había ganado hasta ahora.
Sin embargo cuando la cabeza de Ethan apareció entre las personas, no pudo evitar el impulso de levantar la mano para que supiera donde se encontraba. Se sintió mal al segundo después, más cuando vio la sonrisa de Ethan.
— ¿Por qué tienes esa expresión?
—Se me hace extraño estar así —dijo mientras recibía un montón de cabritas, solo para ella. Ethan dejó una bebida a su lado.
—Es completamente normal.
—Lo sé, por eso…no hago cosas normales.
—Siempre hay una primera vez, amor —dijo Ethan, tomando su mano y sonriéndole.
Dana lo miro y no pudo evitar sorprenderse de la paciencia que le tenía Ethan. ¿Era por qué la amaba? ¿La estaba engañando? No le importó la respuesta, simplemente presionó, para sorpresa de ambos, la mano de Ethan.
—Ahora ponte cómoda porque la función va a comenzar.
Los primeros minutos de la película, Dana no fue capaz de relajarse, pero Ethan le advirtió que no tenía otra salida ya que en definitiva, tendrían que estar ahí dos horas y media. Era una película extensa y de acción, por lo que al final, ella se rindió y comenzó a comer palomitas y beber de su bebida.
Treinta minutos después estaba riendo sin mayor problema mientras que Ethan no había tomado atención a nada de lo que sucedía en la gran pantalla. Solo sonreía y miraba a Dana, muy pocas veces la había visto reír a carcajadas o sonreír por tanto tiempo.
Al pensar en ello, encontró que la vida de Dana era la más injusta que había conocido.
Sin pensarlo otro segundo, se acercó a ella y besó su mejilla, era tan tibia al tacto de sus labios.
Dana decidió no tomar en cuenta lo que había hecho Ethan, se empecinó en concentrarse en la película y poder seguir disfrutando el momento, pero el sonrojo de sus mejillas no pasó desapercibido para el vampiro.
—Me gusta cuando te sonrojas, me dan ganas de morderte —dijo él en su oído.
—Detente o sino me largo de aquí —no se iba a ir, pero sin duda no quería que Ethan tuviera esos gestos con ella, menos en público —compórtate.
Él se rio de ella.
— ¿Desde cuando eres tan pudorosa?
—Desde ahora, así que cállate —dijo sin mirarlo. Comió más palomitas.
De verdad que le incomodaba tener esos gestos ante los demás. En el pasado, jamás había salido a una cita, ni tampoco tenía gestos románticos ante otras personas.
Ethan cambió de lado la bebida de Dana y luego levantó la única barrera que lo separaba de ella. Así él se acercó otro poco a ella, para susurrar en su oído.
— ¿Por qué te pones tan nerviosa?
Ella se giró a verlo, solo lo tenía a centímetros de distancia.
—Detente, ahora mismo, puede haber un ser no grato en este lugar y no quiero que me vean de esta forma contigo.
— ¿Ese es el problema? —No dejo de mirar los ojos miel de ella — ¿Qué eres demasiado famosa y malvada en el Inframundo? De esa forma no podrás relajarte nunca, además ¿Qué importancia tiene?
— ¿Me has traído para hablar o para ver la película?
—Bien, bien… —dijo él, volviendo a su asiento.
Ella volvió a mirar hacia la gran pantalla, pero no se podía concentrar, las palabras de Ethan quedaron grabadas en su cabeza ¿Qué importancia tenia lo que pensaran los demás? ninguna.

La película terminó y Dana no pudo evitar reír y disfrutar la función. Ethan no tomó mayor atención en lo que sucedía ante él, solo se concentró en su acompañante y disfrutó cada momento que ella parecía estar feliz.
Salieron de la sala y ella no pudo evitar comentar lo mucho que le había gustado la película.
—La mejor parte fue cuando cayeron al lodo, me reí mucho —dijo ella sonriendo, caminando junto a Ethan.
—Me alegro que la hayas disfrutado, creo que hasta ahora no te había visto reír con tantas ganas.
Dana iba a responder con una frase desagradable, pero Ethan estaba en lo correcto, ella no reía con mucha frecuencia. Darse cuenta de ello, no hizo más que entristecerla.
— ¿No te apetece ir a cenar? Aún es temprano, ni siquiera anochece.
—Debemos volver al trabajo, debemos…
—Nada, realmente no tenemos que hacer nada, nadie nos obliga a buscar a Gabriel o descubrir quién está detrás de los demonios que necesitan la Redención.
Era cierto, Ethan tenía toda la razón, pero Dana no podía estar tranquila sabiendo lo que sucedía alrededor de ellos.
—A menos que quieras comer en casa, no tendría ningún problema en preparar algo.
Ella lo miró sorprendida.
— ¿Desde cuándo te has convertido en chef? Cuando tú podías alimentarte, ni siquiera cocinabas.
—Eso no significa que no pueda hacerlo, menos si se trata de ti.
Dana dejo de mirarlo, la hacía enojar cuando decía ese tipo de frases. Le daba a entender que él haría todo por ella.
—No, iré a mi departamento y luego nos reuniremos, para recibir las armas y recorrer ciertos lugares donde nos puedan entregar información, creo que deberemos recurrir a otros contactos, peces gordos.
—Creo que Thomas no es una opción, no se encuentra en la ciudad.
—No hablo de él —dijo ella cortantemente, apresurando el paso para salir del cine.
—Dana…
—No es necesario que vengas conmigo, estoy segura que debes tener asuntos que arreglar en tu trabajo, te he visto muy despreocupado.
—Bueno, creo que mis prioridades han cambiado.
—Bien, entonces ve por tu lado.
Ella comenzó a alejarse de Ethan, con la excusa de ir a eliminar la basura de su comida. Cuando la tiró al bote de basura, sintió que el vampiro atrapó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella.
— ¿Qué crees que haces?
—Tomando tu mano, me gusta tocarte y por ahora me sentiría muy bien si lo hago.
Ella quiso soltarse, pero el vampiro era fuerte y además… tenía esa sonrisa que la atrapaba con más facilidad cada día.
— ¿Por qué no nos das una oportunidad?
Ella miró hacia los lados, la gente los miraba curiosos. Ambos llamaban la atención, Ethan con esa mirada profunda y esa sonrisa que robaba las miradas de las chicas, mientras que Dana hacia exactamente lo mismo con los chicos.
—Este no es el lugar para hablar algo como esto… suelta mi mano —dijo ella mirando a los lados.
—No hay nada malo en tomarte de la mano, anoche tú me tenías atrapado, en serio, no sé si te vuelves en un pulpo cuando llega la luna, pero siempre me abrazas y envuelves tus piernas con las mías, como si fuera tu peluche.
Las mejillas de Dana se sonrojaron en un segundo, incluso comenzó a sentir calor. Todo debido a la vergüenza que le provocaban las palabras de Ethan.
—Me aseguraré de que eso no vuelva a ocurrir —dijo ella, con un tono de voz más bajo, sorpresivamente tímida —si tanto te molesta.
—No he dicho eso —respondió él, sonriendo, viendo como ella seguía sonrojada —no me molesta para nada, incluso, me gusta.
Ella lo miraba, sin encontrar las palabras adecuadas para que esa sonrisa se borrar del rostro del vampiro, pero no podía encontrarlas. Estaba comenzando a desesperarse por la actitud de Ethan, tan tranquilo, con esa mirada que le trataba de decir que solo le importaba ella.
—Siempre luces muy asustada cuando te digo lo que pienso respecto a ti, debes relajarte más amor, así solo sufrirás de una crisis nerviosa.
—Deja de decirme “amor” más cuando no estamos solos.
— ¿Entonces solo puedo decirlo cuando estemos solos?
—No, ya basta Ethan, no es gracioso —dijo tratando de soltarse, su mano no podía escapar del agarre de Ethan.
—Necesitas relajarte.
Antes que ella pudiera decir algo, Ethan dio un paso hacia ella y sin más la besó, ante toda la gente que caminaba a sus lados, quienes ni siquiera se preocupaban de ellos, más que una par de chicos que no dejaban de mirar a Dana.
Solo fue un beso que duro unos segundos, él tan solo había unido sus labios a ella y acariciaba la mano de ella, con el pulgar. Dana no pudo separarse, ni siquiera lo intentó, ya que le era fácil dar un paso hacia atrás y escapar de los labios de Ethan, pero le gustaba mucho cuando él la besaba.
Ella estaba empinando sus pies para poder estar más cerca de él, pero el vampiro se separó de ella.
—Me gusta que tu corazón lata más rápido cuando te beso.
Ella se rindió, solo miro hacia un lado. Se sentía completamente humillada, odiaba cuando caía tan fácil en Ethan… odiaba cuando él era tan dulce con ella, la confundía, sobre todo los momentos donde él le mostraba lo lindo de llevar una vida completamente normal.
—No te enojes conmigo, solo por amarte.
—Oh ya basta, ere tan cursi ¿es qué acaso ahora vas a brillar al sol?
—Y tú eres rara.
A Ethan no le molestaba que ella le llamara cursi, era con la única que se comportaba de esa manera.
—Ahora es mejor que volvamos al departamento, quiero hacerlo contigo antes de salir por la noche.
Dana se quedó con la boca abierta y no pudo evitar ponerse más roja cuando unas chicas los miraron sorprendidas y luego comenzaron a reír. Ethan la dejaba sin fuerzas, no podía luchar contra su descaro.
Solo se dejó guiar por el vampiro mientras bajaban las escaleras mecánicas.


Adam aún estaba escuchando como Lilia le decía las mil razones para no llamar a Arial, sin embargo, él pudo notar el brillo en sus ojos ante la posibilidad de despedirse de su mejor amiga y hermana.
—Lo haría Eric, él es un experto.
—No es correcto.
—Estoy seguro que ella estará encantada, es prácticamente tu hermana.
Ella se sentó en el sofá del Lucifer, habían pasado para averiguar cómo estaban las cosas.
—Sabes que también me preocupo por ella —siguió Adam —si propuse esta idea es porque estoy seguro que todo saldrá bien.
—Ni siquiera deberíamos estar pensando en esto, sino en lo que sucede a nuestro alrededor. Están muriendo demonios injustamente.
Adam negó, no le interesaba nadie más que Lilia.
—Esa no es mi prioridad en este momento, además Dana y Ethan están en ello.
—Claro, pero no podemos dejarlos solos.
Adam aceptaba que Lilia tenía la razón, pero otra cosa muy diferente era tomar como primer objetivo algo que no involucraba a su Nephilim.
—No es necesario que también trabajes en esta misión, ni siquiera quieres hacerlo.
—Arial murió para que la estúpida Era de la Redención comenzara, no dejaré que algo lo arruine.
El ángel caído no tenía nada que decir, ella estaba en lo correcto. Deberían trabajar en ambas misiones, sin descanso.
—Bien, bien, solo déjame pensar —dijo Adam tratando de buscar una respuesta a todo lo que estaba sucediendo —todos dicen que es Gabriel, pero no hay pruebas, ni siquiera los seres de la Luz han sido capaces de averiguar lo que está pasando ni quien está detrás de todo esto… los sucesos ocurren en el lugar donde pueden ascender.
—Eso está a varios kilómetros de la ciudad, ayer iban a visitarlo Dana y Ethan, pero no hemos escuchado nada de ellos.
—Bueno, Dana no es estúpida así que si no fueron hasta allá, algo más importante debió ocurrir.
Lilia miro su celular al sentir que vibraba. Era un mensaje de Dana, justo en el momento correcto.
“Con Ethan saldremos de la ciudad, tenemos que ir en busca de información.
PD: Gabriel, el nuevo rey de los vampiros, envió anoche una emboscada. Ethan acabó con todos”

Lilia se lo mostró a Adam, quien de inmediato frunció el ceño y luego se llevó las manos a su cara.
—Esto cada vez tiene color de hormiga, odio cuando Gabriel actúa de esa forma, es igual a Lucifer, nunca sabes para donde va.
—Quizás solo está detrás de Dana, ya sabes como es.
—O puede estar distrayéndonos, incluso, si nos volvemos un poco paranoicos podría pensar que Gabriel es solo parte del plan de Lucifer para distraernos. Quiere a Dana y puede estar usando otras técnicas.
Lilia se sentó en el sofá.
—Esto es un infierno ¿Qué haremos?
—Gabriel, rey de los vampiros… —dijo pensativo Adam —puedo suponer a donde va Dana y Ethan en estos momentos.
— ¿A dónde? —Lilia estaba confundida.
—Este planeta tiene muchos seres del Inframundo y todos tienen ideas diferentes, es igual que los humanos con la religión, hay diferentes líneas… con los vampiros sucede lo mismo, específicamente con ellos, son el clan más grande, los encuentras por todas partes.
Ella suspiro, no entendía nada.
— ¿Qué quieres decir?
—Que Dana y Ethan irán a ver a ciertos vampiros que no son parte ni de la Luz o la Oscuridad, tienen sus propios mandatos y gobierno, sus propias reglas.
La Nephilim lo miro sorprendida
— ¿No Luz ni Oscuridad?
Adam asintió.
—Algunos ni siquiera creen en un ser superior.
Los ojos de Lilia se agrandaron.
—Interesante ¿Qué dice Lucifer sobre ello?
—Nada, mientras sigan siendo seres que beben de seres humanos, él sigue feliz. Ni siquiera Azazel o Gabriel los molestan.
Lilia negó, cansada.
—Como sea, debemos comenzar por lo principal, busquemos a nuestro único contacto seguro con el Inframundo.
Adam frunció el ceño, ya sabía de quien estaba hablando.
—Ni siquiera sabemos si Thomas se encuentra en la ciudad.
—No te preocupes —dijo Lilia, tomando su teléfono —si no está, llegara en minutos. Me lo debe.
Espero a que alguien contestara a su llamado. Solo escucho dos pitidos.
— ¿Lilia? —preguntó Thomas, con cierto cuidado.
—Thomas ¿Estas en la ciudad? Necesito preguntarte un par de cosas.
Ella escuchó como él suspiraba al otro lado.
—No estoy en la ciudad, pero ya sé de qué quieres hablar.
Lilia sintió como su corazón comenzaba a latir más rápido. Thomas había sido su amigo durante décadas, incluso habían sido novios. Su traición le había dolido mucho. El haber estado involucrado en la muerte de Arial era imperdonable, pero le sorprendió darse cuenta que extrañaba la voz de Tom Tom.
—Entonces dime lo que sabes —dijo ella, con un tono triste.
—Primero que todo, si te doy información privilegiada sobre esto, deberás acceder a que tengamos una conversación.
—No —dijo ella de inmediato.
—No has permitido que me explique, Lilia.
Ella miro a Adam, que la observaba intrigado.
—Solo te pido un encuentro, para poder decirte todo.
Lilia estaba moviendo su pie constantemente contra el suelo.
—Lilia… por favor.
—Dime primero lo que sabes y luego lo pensare.
Escucho como Thomas suspiraba, pero no demoro en responder.
—No es Gabriel quien está detrás de todo esto, su objetivo es mi querida hermana.
Para Lilia era extraño saber que Dana y Thomas estaban relacionados.
—Estuve investigando sobre los sucesos en la Montaña del Perdón, pero hay algo que no está claro, solo pude averiguar que no es Gabriel quien está involucrado en todo esto.
Lilia miro a Adam, como si de esa forma pudiera comunicarle todo. No era necesario, él podía escuchar la conversación.
—La ciudad no es segura ¿sabes? Decidí tomarme unas vacaciones, solo por un corto tiempo, manejar los negocios a distancia.
La Nephilim frunció el ceño. Thomas no le temía a nada.
— ¿Es peligroso?
—Si están hasta el cuello con esto, les recomendaría que sean cuidadoso, quien está detrás de aquellas muertes, es muy astuto.
—Bien, adiós.
Antes que Thomas dijera algo más, ella corto.
—Me sigue sin agradar que él tenga ese poder sobre ti —dijo ella, recordando el trato que había hecho Adam con Thomas.
—Sí, bueno, he sido cuidadoso, si he estado preocupado por ti es solo para salvar mi alma.
Aquello hizo sonreír a Lilia.
—Eres malvado.
— ¿Estas bien? —pregunto él, con el ceño fruncido.
—Sorprendentemente sí, estoy bien —Lilia miró sus zapatos —no es Gabriel.
—Lo escuche, estamos en problemas, siempre es más fácil culpar a Gabriel.
—Es cierto.
Adam se acercó a Lilia y se sentó a su lado, rodeándola con su brazo. Ella apoyó su cabeza en el hombro de él.
— ¿No dolería?  —pregunto Lilia sin previo aviso.
Adam sabía exactamente lo que ella estaba preguntando.
—Ni un poco, Eric lo hará con cuidado, él la ama.
Haber hablado con Thomas efecto a Lilia mucho más de lo esperado.


Dana iba por el aire y Ethan por tierra, ambos a una velocidad impresionante, aunque el vampiro quedaba atrás cuando el ángel se dejaba llevar por sus capacidades. Ella era súper rápida.
Ambos se dirigían hacia la ciudad más cercana, para poder ubicar a los contactos de Dana, debían averiguar que sabían sobre los sucesos en el Inframundo, necesitaban expandir sus horizontes y Dana sabía exactamente con quien hablar. Con alguien que no estuviera involucrado en la eterna guerra del bien y el mal.
Les tomo un poco más de tres horas llegar hasta su objetivo, como los seres del Inframundo vivían más de noche que de día, no era un problema llegar pasada la medianoche hasta su objetivo, además no molestarían más que solo unos minutos.
Dana quería saber que otras posibilidades habían además de Gabriel. El rey de los vampiros parecía más concentrado en hacerles la vida imposible que en asesinar a demonios que buscan la Redención, además Lucifer ni siquiera se había aparecido ante ella para hablar sobre algo que lo conectara.
Dana comenzó a recordar la conversación que tuvo hace poco con Ethan.
—Si sabemos que no es Gabriel, no importa —le dijo a Ethan mientras recibían las cargas que los hombres lobos habían enviado hasta ellos —el verdadero problema sería no tener una opción b.
—Acéptalo Dana, tu solo quieres pasar más tiempo a solas conmigo.
En ese momento habían dejado de hablar, Dana puso los ojos en blanco y luego se dirigió hacia los otros hombres lobos. Les pidió que pasaran a dejar algunos paquetes al Lucifer, pero que la discreción era de suma importancia.
— ¿Por qué te vuelves tan fría conmigo? Hace unos minutos estabas muy sonrojada y tu boca no dejaba tranquila la mía —dijo Ethan, cuando se quedaron solos.
Ella le dio la espalda.
—No seas imprudente.
Ethan notaba los hombros descubiertos de Dana, las marcas en sus hombros, lo ajustado de su ropa deportiva, que dejaba expuesta la zona central de su espalda, lista para volar si era necesario. Llevaba su cabello blanco en un perfecto moño. Sin embargo, sus manos temblaban. No era como si tuviera el poder de manejar el frio o de controlar su propia temperatura.
—Tienes frio —dijo abrazándola desde atrás, teniendo cuidado de no tocarla con sus frías manos.
— ¿Qué haces? No se te… —se quedó en silencio al sentir como él se separaba de ella para luego abrir su abrigo y compartirlo con ella.
—Es irónico que sea yo quien use un abrigo, ni siquiera siento frio.
Dana sintió lo calentito que era aquella prenda, cubría sus brazos y comenzaba a sentir más calidez. Sin embargo su corazón no dejaba de latir con fuerza porque contra su espalda, tenía el pecho de Ethan.
—Me gusta como tu cuello queda expuesto, cuando te tomas el cabello —dijo él, en el oído de Dana. Luego se acercó rozo sus labios en la sensible piel de su ángel caído.
—Detente, alguien puede estar rondando.
Sus palabras no tenían sentido con sus acciones, ya que sin que Ethan se lo pidiera, ella apoyo su cabeza en el hombro de él, dejando su cuello aún más expuesto. Sabía muy bien que efecto tenía en él dejar esa zona a su alcance.
—Tuvimos un momento muy agradable luego del cine ¿no?
—Ya, para.
Los besos de Ethan no se detenían, ahora mordía el lóbulo de su oreja.
— ¡Basta! —ella lo empujo cuando sus alas se expandieron, pero Ethan estaba preparado, la tomó del pie antes que se alzara lo suficiente y luego la hizo bajar de un solo movimiento. Era fuerte.
—Bien, solo uno más.
Antes que ella pudiera objetar, rodeó su cintura con las manos y la acercó a ella. La besó.
Dana solo pudo cerrar sus ojos mientras sus labios se movían con lentitud contra los de Ethan. Le gustaba besarlo, sin duda alguna y más cuando él lo hacía primero, como ahora… y como la mayoría de las veces.
Sus labios eran fríos, pero de alguna forma se volvían cálidos cuando tocaba los suyos, ella no sabía si era su percepción o si le pasaba algo de su propio calor, al vampiro. Las manos del él no se quedaron tranquilas, fueron subiendo hasta apoyarlas en su cuello, para dominar aún más aquel beso.
—Ethan ya —dijo ella en un momento, dando un paso atrás, con sus mejillas sonrosadas y con sus labios pidiendo más de Ethan —para… —susurró, mirando hacia abajo, apoyando su frente en la mejilla de él.
Ethan sonrió, le gustaba cuando ella se rendía por unos segundos y dejaba esa actitud defensiva.
— ¿Por qué? —pregunto él, rozando con sus pulgares el cuello de ella.
—Porque después haces que no me pueda controlar, ya basta, por favor.
Pidió sin mirarlo y casi con su susurro de voz. Estaba luchando contra sí misma para no dejarse llevar, para no seguir besando al vampiro o siquiera para no seguir tocándolo.
—Muy bien —dijo él sonriendo.

Ahora ambos iban en busca del plan b, ya que si bien Dana no se había criado con su padre, lo conocía un poco y le parecía demasiado extraño que él no se hubiese involucrado directamente en este asunto. Perder demonios era un cosa, que incluso pasaba constantemente debido a los ángeles que eran la principal causa de bajas demoniacas, pero si Lucifer se enfrentaba a una traición meditada y en sus terrenos… y le molestara, el mismo se encargaría de acabar con dicho juego.
Dana lo estaba sospechando desde que Eric vino con las malas noticias, pero hasta ahora no tenía ninguna prueba consistente. Aunque el hecho de que Gabriel estaba concentrado en otros asuntos, era un buen indicio de sospecha.
Pudieron ver, cerca de las dos de la mañana las luces de la ciudad. Solo pudieron avanzar unos minutos más hasta llegar a las cercanías del lugar y comenzar a comportarse como seres humanos.
—Al parecer hay algún tipo de festival —dijo Ethan, con el ceño fruncido.
Al vampiro no le gustaba estar rodeando de tantos humanos, le daba sed.
—Así es, compórtate ¿sí?
Dana y Ethan entraron a la gran ciudad, sumergiéndose en las luces, las risas y la sangre. Si bien una festividad era motivo de alegría, también una agrupación de personas tan grande provocaba que se reunieran muchos demonios, seres del Inframundo e incluso ángeles, además de todas las almas perdidas que seguían aferradas a sus seres queridos.
Tan solo al entrar a la ciudad, Ethan sintió un dolor de cabeza, lo que era inusual en un vampiro, sin embargo, no demostró nada a Dana.
—Solo son unos minutos más, si encontramos las calles vacías, podremos avanzar más rápidamente —dijo ella.
— ¿Cómo sabes dónde está tu misterioso contacto?
—Digamos que es un poco trabajólico.
—Pero tampoco sabes si te ayudará o no —al vampiro no le hacia ninguna gracia hacer este viaje para ver a una de las fuentes de Dana, usualmente eran personas con las que estuvo involucrada de alguna forma.
—Porque no se puede resistir a algo que solo yo tengo.
Ethan quiso decir algo más, pero el dolor de cabeza aumentaba. Demasiadas personas cerca de él, no podía soportar bien el hecho de la sed natural en él y ver todos esos seres que supuestamente no deberían ser vistos, menos por un vampiro.
— ¿Estas bien? —preguntó Dana mientras se mezclaba entre las personas para seguir avanzando.
—Si ¿Cuánto falta?
—No mucho —dijo ella, con su ceño fruncido, sospechando de la actitud tan tranquila por parte de Ethan, no era de los que aguantara mucho tiempo en silencio o con sus manos quietas.
Ethan miraba a su alrededor, viendo como los humanos ignorantes seguían un montón de carros alegóricos, sin darse cuenta de los seres que tenían a su alrededor.
Cuando cruzaron a la calle de al frente, Ethan pudo notar como un vampiro tenia acorralado a un joven, del cual bebía. Tuvo que mojarse los labios con su lengua al sentir que se le hacía agua la boca.
—Bien, creo que desde acá puedes ir más rápido ¿sí? —Dana se metió a un callejón sin esperar a Ethan, dejo que sus alas se extendieran y se elevó en una fracción de segundo hacia el oscuro cielo.
Gracias a su vista vampírica, no tenía problemas para poder ver por dónde iba Dana, así que la siguió sin dificultad, aunque, no transcurrió mucho tiempo cuando pudo ver que ella se detenía sobre la azotea de un gran edificio.
Ethan llego en cosa de segundos a la puerta del edificio, pero se quedó inmóvil al ver a una chica solitaria caminando a un par de metros. La calle estaba desolada.
—Solo será un bocado —dijo para sí mismo —no tomara ni un solo segundo.
Corrió en un segundo hacia la chica, que lo miro sorprendida, pero no gritó, solo se quedó quieta mientras Ethan la llevaba a la oscuridad. El vampiro descubrió sin aviso alguno su cuello y cubrió los ojos de ella para que no lo mirara; no estaba siendo delicado como las veces anteriores, sino que ahora quería tomar lo que necesitaba.
Enterró sus dientes en la piel de aquella muchacha, que ni siquiera grito o lucho para liberarse de él. Bebió sin consideración. Era cierto que no había pasado mucho tiempo desde que se había alimentado, pero desde que había entrado a esta ciudad su sed había aumentado el doble.
—Gracias —susurró antes de desaparecer, sin siquiera constatar el estado de la mujer.

Se reencontraron en el último piso del edificio. Dana lo esperaba con el ceño fruncido.
—Lo siento, tuve un contratiempo —dijo él para justificar su demora — ¿ya hablaste con tu contacto?
—No, te estaba esperando —los ojos de Dana se abrieron de forma repentina y luego se acercó hasta Ethan —eres un tramposo, vampiro —pasó bruscamente su pulgar por el mentón de Ethan —no es bueno que te vean con sangre de vampiros en los labios.
Ethan la miró confundido, no estaba entendiendo nada. Él no había mordido a un vampiro.
Ella se giró y se dirigió hacia la puerta de una oficina. El nombre estaba en una placa plateada.
— ¿Quién es Alexander Lenardis? —pregunto él.
Dana abrió la puerta, pero se giró hacia él.
—Hasta lo que sé, es el gobernador de los vampiros… te explicaron que no todos son Luz y Oscuridad ¿no?
Antes que Ethan pudiera negar lo que ella decía, otra voz llego hasta ellos.
—Déjame corregirte, Alexander es el ex gobernador de los vampiros.
Ethan se giró para ver a la dueña de esa voz.
—Mi nombre es Victoria Lenardis, gobernadora de los vampiros y esposa del que se encuentra al otro lado de esa puerta.
Ethan sintió que su muerto corazón caía al suelo. Aquella mujer era a quien había mordido hacía solo unos minutos.


Taraaaaaaaaaaa habra un leve cameo de nuetros gobernadores preferidos, me gusta esto de unir historias jajaja, pero ya veran que gracias a la participacion de Alex y Viky, si bien es corta, es muy fructifera para los protagonistas de UAN ya que saben que nuestros gobernadores son muy buenos investigando :D Ahora les dejo un adelanto del proximo capi (si, me porte mal y estuve escribiendo un monton jejejej)

— ¿Adam? —Pregunto ella al ver que una sombra se acercaba hasta la cama mientras la luz seguía aumentando, tanto, que comenzó a iluminar toda la habitación — ¿Qué…?
Antes que alguien pudiera seguir diciendo algo, una figura comenzó a formarse gracias a la luz que liberaba el símbolo en la alfombra.
Primero era una imagen difusa, color blanco como la luz más pura del universo, pero luego comenzó a tornarse a rojo, hasta alcanzar un término medio. El rostro de Arial apareció claramente ante los ojos de Adam y Lilia.

ooowww por fin llegara la aparicion de nuestra querida y entrañable Arial. ¡Saludos y comenten para ver que aun quedan lectores por esto lados! ojaoa 
 

1 Lectores:

  1. Aaaaaahhhhhhhhhhhhhh
    Increible van a salir victoria y alexander
    Que va a pasar con lo posesivo de alexander
    Cuando se entere de que su victoria sirvio de alimento
    Duper regresa arial
    Algo me dice que es una sorpresa quien esta detras de las muertes

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