martes, 29 de septiembre de 2015

Un ángel Negro - Capitulo 13


Capítulo 13

Era la primera vez que Ethan observaba a Dana sorprendida. La noticia de que Alexander Lenardis ya no era Gobernador y que además al parecer tenía una esposa, la había dejado catatónica.
—Un placer —dijo la mujer que se había presentado como Victoria.
Ethan se puso nervioso, había cometido un grave error. No tenía que ser un genio como para saber que su cabeza estaba en juego. Beber de la pareja de un vampiro era una gran ofensa, pero no pudo evitar sorprenderse por no haberse dado cuenta que aquella mujer era un vampiro.

Ambas se dirigieron hacia el interior de la oficina, por lo que Ethan tuvo que seguirlas. La oficina era amplia e iluminada por lámparas de baja luz, lo que la hacía un poco tétrica.
Detrás del escritorio se encontraba un vampiro, alto y fuerte. Ethan de alguna forma se sintió intimidado, ni siquiera era comparable a Gabriel.
—Buenas noches —dijo el vampiro, levantando la vista y mirando a quienes lo habían interrumpido —Dana, hija del famoso Lucifer ¿Qué te trae por acá?
La Gobernadora se acercó al escritorio y se sentó sobre este. Ethan notó que vestía de forma elegante, como si ella fuera quien manejara todo ese imperio. El joven vampiro estaba comenzando a pensar que estaba conociendo a un par de vampiros famosos o algo por el estilo, aunque no entendía bien el hecho de que no fueran parte de la Oscuridad o de la Luz, al parecer eran libres de todo este problema.
— ¿Quién eres tú? —preguntó el vampiro a Ethan.
—Nadie importante —se apresuró a decir Dana, que para sorpresa de Ethan, lucía un poco nerviosa.
—Claro que es importante —dijo Victoria —es un vampiro, a diferencia tuya, por lo que en esta oficina respecta, tiene mayor relevancia que tú. Así que dinos joven vampiro ¿Cuál es tu nombre? —los ojos de ella brillaban, burlones ante la inquietud de Ethan.
—Me puede llamar solo Ethan —dijo él, sorprendiéndose por el respeto que había usado al responderle.
Dana se giró para mirarlo, con el ceño fruncido.
—Como sea, necesito saber algunos detalles, deben estar enterados ¿no?
Alexander no dejó de mirar a Ethan, con el ceño fruncido y las manos empuñadas. Dana se sentía fuera de contexto, como si algo hubiese pasado y ella no lo supiera, pero al parecer Alexander Lenardis quería acabar con Ethan.
Victoria se puso de pie, dando un leve salto desde el escritorio y fue hasta donde estaba su esposo, dejó su mano en su hombro y luego le sonrío. Aquello pareció relajar un poco al vampiro.
—Si te refieres a la muerte de seres como ustedes, si, ha ocurrido bastante por estos lados —dijo Alexander, apoyándose por completo en su silla de cuero —desde hace una semana se han visto bajas en los fanáticos esos, religiosos.
—Hemos viajado hasta acá para saber que está sucediendo, teníamos sospechas que se podía tratar de Gabriel ¿lo recuerdas? —preguntó Dana a Alexander.
—Claro, tu pareja —dijo el vampiro sonriendo de lado y dándole una mirada a Ethan —pareciera que sigues siendo tan poco fiel como antes ¿no?
— ¿Tuviste algo con esta mujer? —preguntó Victoria, mirando a Alexander y al parecer, aferrando con un poco más de fuerza su mano sobre el hombro de él.
—No debería considerarse algo serio como para haberlo mencionado antes, pero los vampiros, en general… tienen cierta debilidad por su sangre. Al parecer como la tuya, Viky —dijo mirando a Ethan.
“Si, lo sabe” pensó Ethan, nervioso.
—Interesante —dijo Victoria, mirando a Dana.
—Sabes cómo son nuestros tratos —dijo la hija de Lucifer —algo reciproco ¿no?
A Ethan no le estaba gustando hacia donde iba Dana.
—Bueno, yo te he probado antes —dijo Alexander —eres en realidad tentadora, pero he de desistir.
Dana iba a responder, pero fue interrumpida.
—Además —dijo Victoria —debes considerar que Alexander ya no está calificado para entregarte dicha información, en cambio yo, claro que podría.
— ¿En qué condiciones? —preguntó Dana.
—Las mismas que tenía mi esposo ¿no te parece?
Ethan abrió la boca sorprendido mientras que Dana dio un paso hacia atrás, nada contenta con esta nueva información.
—Si digo esto —continuó la Gobernadora —es porque estoy pensando que ustedes dos solo se limitaban a un intercambio sano de sangre por información ¿Estoy en lo correcto, Alexander Lenardis?
—Claro que si —dijo él de inmediato, ahora regalándole una sonrisa tierna a su esposa.
Ethan y Dana se sorprendieron por como interactuaban aquellos vampiros.
—Muy bien —dijo Dana, sintiéndose mucho más valiente que hace unos segundos.
Ciertamente enfrentarse a personas que no creían en la Luz y Oscuridad, solo la intimidaban, debido a que no creían tampoco en ella y en su capacidad, por lo que no le temían. Además estaba el hecho de que Alexander era muy, pero muy viejo, aunque luciera joven. Por lo tanto, era poderoso.
— ¿Dana? —preguntó Ethan, sin querer que esto siguiera.
—Oh tranquilo —dijo Victoria —seré dulce con tu pareja, además estaríamos a mano ¿no?
—Primero comiencen a hablar, necesito información y que sea adecuada para nuestro trato —dijo Dana.
—Muy bien —respondió Victoria —desde hace un par de semanas se han presentado muertes un tanto extrañas.
—Es durante un ritual religioso, se ha tratado de seres que apoyaban a tu padre y que han cambiado de bando, hacia la mujer.
Ethan los miró con los ojos bien abiertos.
“¿Mujer? ¿Dios es mujer?” pensó el vampiro.
—Han sido acabados durante el final del ritual, siempre es el mismo sector —continuo Alexander —en el mismo lugar.
—Tienen unos símbolos en el suelo, hechos con fuego —dijo Victoria —hemos obtenido algunos videos sobre lo que sucede, se instalaron cámaras en diferentes ángulos, sacaron algunas pero no todas.
Alexander buscó un dispositivo electrónico en su escritorio y luego se lo ofreció a Dana. Ethan se acercó a ella con rapidez, justo para cuando ella le daba play al video.
Se encontraban tres personas y el símbolo del que hablaban los Gobernadores brillaba en luz azul. Ethan pudo notar que dos personas de las que se encontraban ahí, eran ángeles.
—Serafines —dijo Dana —son los únicos que pueden borrar tu memoria, junto con tus pecados… cuando son demasiados.
—Ese es un demonio —Ethan apuntó un sector de la pantalla.
No podían escuchar nada, pero era obvio que estaban rezando.
— ¿Por qué no se han involucrado en esto? —preguntó Ethan, mirando el video.
—Porque no son mucho los vampiros que se han visto involucrados en esto, y los que han ido hasta allá, no son parte de nuestro… clan, por decirlo de cierta forma.
Ambos ángeles ahora tocaban al demonio, que tenía un aura oscura hasta que los ángeles comenzaron a mover sus labios rápidamente. La misma esencia negra que emanaba de él o ella, se transformaba a un color mucho más claro. Sin embargo, aparecieron tres seres vestidos con una túnica negra, cubriendo sus rostros, se acercaron a ellos para luego atravesar sus cuerpos con espadas relucientes. Una en la espalda de cada ser para luego sacarlas y cortar sus cuellos.
Dana estaba temblando mientras sujetaba la pantalla.
—Esto es… —dijo ella, viendo como los ángeles se desintegraban en diferentes formas hasta que se volvían fragmentos de luz y desaparecían del lugar.
—Horrible —terminó Ethan, sin poder creer que alguien se dedicara a asesinar de esa forma, en un momento tan crucial y tan… puro.
—No hemos podido identificar a los asesinos —dijo Victoria —no tienen horarios específicos para realizar dichos rituales, por lo que no sabemos tampoco cuando los atacaran.
— ¡No es Gabriel! —Dijo Dana, negando y apagando la pantalla —no es él, hemos estado dado vueltas en círculos sin obtener nada, hasta ahora.
—Esto no está relacionado con Lucifer, es cierto —dijo Ethan.
—Marca el número de Adam e informa lo que hemos visto en este video, por favor —le pidió Dana.
Ethan estaba sacando su celular cuando notó que Dana caminaba hacia donde se encontraba Victoria.
—Un trato es un trato —dijo el ángel negro —solo hazlo rápido.
—No te preocupes —respondió la vampiro.
Tanto Ethan como Alexander se quedaron mirando, sin decir nada.
Victoria se acercó a Dana y la tomó del cuello, se acercó hasta ella y pasó su lengua por la zona donde iba a morder, entreteniéndose con su presa.
—Me gusta tu cabello blanco, te queda bien —dijo la vampiro.
Todos los vampiros en la sala podían escuchar como latía el corazón de Dana, muy rápido, además su respiración estaba acelerada.
—Solo hazlo —dijo ella.
—Muy bien.
Los colmillos de Victoria se enterraron en el cuello de Dana y comenzó a beber de esta. Al comienzo sintió un sabor común, nada como la sangre de su propia pareja, pero luego de unos segundos obtuvo aquel poder que Alexander le había hablado una vez. Era poderosa, su sangre era suave en el paladar de Victoria.
Tanto Alexander y Ethan miraban embobados la escena, sin decir nada.
—Mmm… —Victoria tomó con más fuerza a Dana y bebió bruscamente por otros segundos.
—Basta.
Victoria liberó a Dana y la miro sonriendo.
—No suelo beber sangre de mujeres, pero sin duda la tuya ha sido excepcional. Gracias.
—Es mejor que ahora se vayan —dijo Alexander, manteniendo una mirada profunda hacia su esposa.
—Será un gusto —respondió Ethan.
El vampiro tomo del brazo a Dana y la saco de aquella oficina. Si bien, no le había molestado para nada ver como aquella vampiro bebía de ella, le fue completamente insoportable pensar que entre ella y el ex gobernador había pasado lo mismo, quizás incluso algo más.


Adam estaba con Eric en la biblioteca; Lilia se encontraba durmiendo mientras que él buscaba un poco más de información con Eric. Pensaba fervientemente que podrían reunirse esa misma noche.
—Lilia tiene un buen punto —dijo Eric, sin poder concentrarse en lo que leía —si ella dijo que no quiere hacerlo, no deberíamos seguir con esto.
— ¿Es qué soy el único que confía en tus habilidades y en lo que querría Arial? estoy seguro que cuando hagamos esto, te pateará tu santo trasero por no haberlo hecho antes.
Adam dudaba por unos segundos sobre su plan, pero luego se aseguraba al pensar en lo capaz que era Eric.
—Solo deja de preocuparte —dijo Adam — ¿No quieres verla?
—No digas estupideces —respondió, cerrando el libro.
—Hoy fui por algunos libros a casa de Sebastián, pero no lo encontré, me gustaría saber qué información tiene sobre Gabriel.
Eric suspiró, no deseaba saber nada de Gabriel, ni nadie que no estuviera relacionado con Arial.
—No sé dónde se encuentra, no estoy pendiente de sus movimientos.
—Como sea, siempre ha sido muy confiado, así que pude entrar y sacar un par de libros, puede que te sirvan.
Eric se giró para ver a Adam.
—No será necesario —dijo cruzándose de brazos. Ya no podía hacer nada para detener este plan —sé muy bien lo que debo hacer desde que planteaste esto.
Adam lo miró muy serio.
—Entonces hemos estado perdiendo el tiempo ¿podemos hacerlo? ¿Ahora?
—Ahora —dijo Eric, con un semblante triste.
—Excelente —Adam se puso de pie, animado — ¿Qué necesitas que haga?
—Nada, solo mantenerte en silencio mientras lo hago ¿Sera en tu habitación, mientras Lilia duerme?
— ¡Que buena idea! Así despertará y verá a Arial.
Eric no dijo nada, solo se limitó a caminar hacia la puerta. Adam estaba animado, tanto, que no pudo notar las manos temblorosas de Eric, sus ojos húmedos o su semblante triste. Para el ángel era sin duda un sueño y una pesadilla ver a Arial, debido a que jamás podría tenerla verdaderamente cerca.
Subió hasta la habitación de Adam. Lilia dormía plácidamente, ni siquiera sintió cuando el entró. Su amigo venia justo detrás de él.
—Bien, recuerda… mantente en silencio ¿sí?
Adam asintió, muy seguro de sí mismo. Sin embargo, cuando notó que Eric sacó la Daga que le entregaban al volverse un ángel Custodio digno de defenderse, comenzó a inquietarse.
—Traer a los muertos al mundo de los vivos, conlleva un sacrificio —explicó Eric, al ver la expresión de espanto de Adam —recuerda, en silencio.
Eric comenzó a rezar en un idioma antiguo, que ni siquiera Adam o Gabriel sabrían, ya que el Dominacion era mucho más culto sobre su propia especie.
Con su daga se hirió el antebrazo izquierdo y con una habilidad sorprendente utilizo su sangre para hacer el círculo y los símbolos necesarios para llamar a su Arial. Las lágrimas que caían por sus mejillas ayudaron también.
Adam no podía ver las lágrimas por la oscuridad, pero estaba catatónico mientras observaba que la sangre de Eric estaba desparramada por la alfombra como si fuera cualquier líquido. Él no estaba enterado sobre cómo era el ritual.
—Bien —susurro Eric —ahora solo falta un solo detalle.
Se acercó al centro del símbolo y ensarto la Daga en el piso.
—Arial… —dijo bajito Eric, llamando a quien amaba más en su vida.
Tras el golpe de la Daga, Lilia despertó. Se giró lentamente sobre la cama, en dirección a la puerta. Abrió sus ojos y vio dos altas sombras de pie, en la oscuridad, pero antes de decir algo una luz comenzó a aparecer desde el suelo, era de color azul.
— ¿Adam? —Pregunto ella al ver que una sombra se acercaba hasta la cama mientras la luz seguía aumentando, tanto, que comenzó a iluminar toda la habitación — ¿Qué…?
Antes que alguien pudiera seguir diciendo algo, una figura comenzó a formarse gracias a la luz que liberaba el símbolo en la alfombra.
Primero era una imagen difusa, color blanco como la luz más pura del universo, pero luego comenzó a tornarse a rojo, hasta alcanzar un término medio. El rostro de Arial apareció claramente ante los ojos de Adam y Lilia.
—Dios… —susurró Lilia, saltando de la cama para ponerse de pie. Adam la sujeto de la cintura ya que las piernas de la Nephilim temblaban tanto por ver a Arial, que no podía mantenerse en pie.
—Bueno, bueno —se escuchó con claridad la voz de Arial, mientras que su forma ahora se veía con toda claridad, como si estuviera ahí con ellos. Llevaba un vestido rojo, como su cabello — ¿Pero si no es la Nephilim depresiva más adorable del mundo? mira lo que has logrado con Adam, haciéndote la víctima y hundiéndote en la oscuridad, si estuviera ante ti realmente, te abofetearía para que despertaras.
—Arial —dijo Lilia, con sus ojos llenos de lágrimas —no, no ¿te duele? Dicen que hacer esto es perjudicial para quien se ha ido.
—No, no me siento nada mal.
Lilia comenzó a llorar desconsoladamente mientras Adam la sujetaba.
—Haz hecho un gran trabajo, Adam, ya era hora —dijo Arial, sonriendo al ángel caído. Sus ojos verdes brillaban ante ellos.
—Tus ojos —dijo él, sorprendido por el verdadero color de estos. Siempre lo habían visto rojos como el mismo infierno.
—Sí, sacaron todo mal de mi cuerpo, aunque no creas que mis habilidades están muertas, aun puedo arreglármelas para poder verlos. Me regañaron allá arriba, pero bueno, no pueden controlar mi cielo ¿no?
—Siempre dando problemas, no me sorprendes.
— ¿Qué sería de mi existencia si no pudiera ser un dolor en el trasero para esos jodidos ángeles y la Luz? —Arial miro a Lilia y puso los ojos en blanco —estas exagerando, ya deja de llorar.
—Pero es que… —dijo sollozando —nunca pensé que te volvería a ver.
—Ahora creo que será la última vez, me han llamado para despedirse como corresponde ¿no es así?
— ¡TU! —Dijo enojada Lilia —llegas como si solo te hubieses ido de viaje, fuiste una estúpida, dar tu vida de esa forma, por un ángel… jamás te perdonaré eso —Lilia tenía ese rencor desde aquella fatídica noche.
—Por suerte no eres Dios, si no pudieras perdonarme jamás habría llegado al cielo ¿no?
—Deja de bromear —dijo enojada Lilia.
Arial la quedo mirando unos segundos, sin decir nada. Ahora estaba seria, incluso con su ceño fruncido, levemente.
—No seas hipócrita, además eres una egocéntrica. Tu habrías hecho lo mismo por Adam ¿te lo habría recriminado? Jamás, no vengas a hablarme de esa forma, además no creas que puedo quedarme aquí por toda la noche, solo es media hora, aproximadamente. No voy a pelear contigo.
—Pero…
—Mira, ni siquiera yo estoy en depresión pesando en ti ¿Por qué habrías de dejar toda una vida por llorar? Te estas comportando como una niña, sobre todo cuando hay cosas mucho más grandes que nosotras, por ejemplo ¿sabes lo que descubrió Dana últimamente? Oh chicos, se querrán morir, después busquen sus teléfonos. Les voy a dar una pista para la duda que tendrán después de ver ese video.
— ¿De qué hablas? —pregunto Adam, alarmado.
—Recuerden esta pregunta ¿Cómo la Luz y la Oscuridad pueden saber que pasa en todo momento? Porque los humanos tienes ángeles psicópatas que cuidan su espalda ¿no es así? Después tendrán que pensar en esta reflexión.
Lilia no escuchó atentamente lo que decía, solo seguía sorprendida por ver a su amiga y hermana ante sus ojos.
—Te extraño —dijo llorando, acercándose un poco hasta aquella luz.
—No puedes entrar al círculo Lilia —dijo Arial, caminando hasta el borde del circulo que había hecho Eric —o sino todo acabara antes de tiempo.
Lilia no dejaba de llorar mientras observaba a la otra Nephilim.
—Tienes unos hermosos ojos verdes.
—Claro que sí, aunque era más intimidante con los ojos rojos, te apuesto que no me molestarían tanto arriba si no fuera por mis dulces ojos verdes.
Ambas se quedaron sin decir nada por unos segundos.
—Deja de llorar, Lilia.
Ya no caían lágrimas por las mejillas de la Nephilim, pero Lilia entendía a lo que se refería.
—Prométeme que seguirás viviendo y deja de tratar mal a cierto ángel que está escondido en las sombras, creyendo que me he olvidado de él. Si no te dije nada sobre Eric es porque lo quería solo para mí, no quería ni siquiera comentar lo que sucedía entre nosotros con alguien más, era nuestro secreto.
Arial suspiró, si bien estaba haciendo todo lo posible para mantenerse como siempre la habían conocido, el dolor que sentía en su pecho era inmenso, sobre todo porque aún no podía girarse a ver al causante de su sufrimiento.
—Mejor sentémonos.
Ambas lo hicieron, quedaron muy cerca, sin tocarse.
—Me entere que vas a hablar con Thomas, no deberías ser tan dura con él, no estaba dentro de sus planes acabar conmigo, solo quería a Dana de vuelta, técnicamente es su única familia ¿no estamos jugando sucio con todo este ritual para que podamos vernos por unos minutos? Imagínate si no nos hubiésemos conocido, Thomas es un Nephilim que creció solo y no se volvió en un demonio, eso dice bastante de él. Así que deja de comportarte de forma tan rencorosa.
Lilia asintió, escuchando atentamente a Arial.
—Y deja de dormir tanto, si vas a ocupar una cama por tanto tiempo, por lo menos utiliza a Adam.
El ángel caído se rio a carcajadas por lo que decía Arial.
—Y hablo en serio cuando digo que dejes de tratar mal a quien sufre igual o peor que tu ¿sí? —se acercó otro poco más a Lilia y susurro —es lo más cerca de ti que puedo estar, a través de Eric…y gracias a él estamos conversado, sacrificó su valiosa sangre por nosotras.
Lilia asintió.
—No sabes cuánto te extraño, duele.
—Relájate, no es como si no nos fuéramos a ver otra vez, además deberías saber, sobre todo tu, que uno sigue viviendo después de elegir su propio cielo ¿estás de broma? Deberías dejar de sentirte triste, en serio.
—No es fácil.
—Excusas, yo pude con cosas peores, además siempre te estoy mirando desde arriba, eso es completamente cierto.
— ¿No mientes?
—Claro que no, está prohibido pero lo hago de todas formas, hasta te he visto como Adam y tú han jodido en la oficina del Lucifer, en serio, deben respetar sitios públicos.
Lilia no dejaba de reír, mientras Adam se sentaba en la cama, negando por el cero filtro de Arial.
—Lo que debes hacer es bastante simple, deja de llorar y comienza a hacer cosas interesantes, incluso yo tengo más acción arriba y eso que estoy sola, deberías deprimirte por eso, no por mí.
Lilia sabía que era cierto, Arial tenía razón. Ella misma se había dicho aquello cada noche, pero era algo que no podía evitar.
—Además —dijo susurrando la pelirroja —no seas descortés con Adam, lo tienes a él para ser eternamente feliz. Yo siempre estaré contigo, eres mi hermana —sus ojos se estaban llenando de lágrimas —y también te extraño, no pienses que no te quiero o que mis secretos eran debido a que no confiaba en ti, eres mi mejor amiga, mi única familia ¿lo intentarás, Lilia?
—Si —respondió de inmediato —lo intentaré.
—No sigas actuando de tal forma que tu poder aumente, estamos limitada y lo sabes. Un paso en falso y podemos perder nuestras almas, se cuidadosa.
—Lo prometo.
Ambas se quedaron conversando por largos minutos, tantos como fueron posible, pero nada era para siempre, aunque fuera un milagro que Arial estuviera entre ellos como los viejos tiempos, había llegado la hora de despedirse.
—No usaremos esto para despedirnos, porque no estoy lejos ¿sí? Solo no nos podemos ver como antes.
—Bien, entonces es un hasta luego —dijo Lilia, ahora sonreía y se sentía mucho mejor de lo que se había sentido en mucho tiempo —te quiero mucho.
—Yo igual te quiero montones.
Se pusieron de pie, era hora de terminar aquella reunión.
—Adam —dijo Arial, sonriendo al ángel caído —no sé si te lo dije anteriormente, pero… gracias por haberme cuidado desde que era una niña, sin ti no habría conocido jamás a Lilia, ni habría sobrevivido en este mundo. Estaré eternamente agradecida por haberte comportando como un ángel conmigo y con ella.
—Fue un gusto, Arial —respondió el ángel caído, sonriendo —y por favor, compórtate arriba.
—Lo intentare.
Adam tomo la mano de Lilia y le indico la puerta. Ambos sabían que debían hacer en este momento.
—Nos volveremos a ver —dijo Lilia, segura de sus palabras.
Tanto Lilia como Adam salieron de la habitación.
—Escondido en la oscuridad, aun así puedo sentirte por todos lados. Tu sangre creó este portal, es como si me rodearás con tus brazos, Dominacion.
Ella se giró hacia él, sus ojos estaban llenos de lágrimas y ahora su expresión relajada y feliz había desaparecido. Su tormento estaba representado en su rostro.
—Te duele, estar aquí, de esta forma… no es natural —dijo él, dando unos pasos hacia adelante y mostrándose ante su Nephilim.
—Es como un infierno, si bien mi cielo no es el mejor de todos sin ti, es tranquilo… tienes razón, esto duele, pero no podía demostrárselo a Lilia.
—Es hora de que vuelvas, estarás bien —se acercó para poder romper uno de los símbolos y dejar libre a Arial, pero ella lo detuvo.
—No, aun no, puedo soportar unos minutos.
—Pero yo no, estas sufriendo.
—Dame un respiro, por favor, acércate.
Eric podía entrar en aquel círculo, él lo había creado y podía acercarse a ella. Cuando lo hizo y quedo frente a ella, Arial dejó que sus lágrimas corrieran por sus mejillas.
—Estúpido ángel, cortaste tu cabello.
Ella levanto su mano para tocarlo, pero era imposible. Su mano atravesó a Eric como si estuviera tratando de atrapar el aire.
—Te he observado —susurro ella, sin dejar de mirarlo —si antes no sonreías, ahora menos.
Él se mantuvo en silencio, con una expresión indescifrable.
—Esto es tan injusto.
Eric no respondió.
— ¿No tienes nada que decir? —preguntó ella, nerviosa. Solo él podía lograr sensaciones que jamás había sentido en el pasado. Incluso se sentía tímida ante él —Eric… ¿en qué te estas convirtiendo?
—No lo sé, solo puedo pensar en el agujero que dejaste en mi pecho. Si no tengo cuidado no poder seguir siendo un ángel, Nephilim. A veces tengo deseos de renunciar a todo y acabar con la Luz, pero luego recuerdo que solo ellos me pueden dejar encontrarte… y sigo trabajando, no porque me guste, sino porque te amo.
Arial odiaba verlo así, pero no tenía palabras de consuelo. Ella también lo extrañaba y sentía ese dolor como mil infiernos.
—Ojala hubiese un cielo para ambos —dijo ella —pero estuve investigando y es cierto que los ángeles no tienen un cielo luego que se desvanecen.
—Nada para nosotros luego de trabajar una eternidad por los humanos, es triste.
—Ojala pudiera tocarte —dijo Arial, levantando su mano hasta el rostro de él, pero esta vez casi rozando la mejilla de su ángel.
—Ojala pudiera estar contigo ahora.
—Tenemos deseos imposibles.
—Arial… me estoy perdiendo si ti. Fue una crueldad haberte encontrado, para luego perderte ¿Qué sentido tuvo? Quizás si no hubiésemos caído en esto, tú seguirías viva.
—Pero no te habría conocido, ni me habría enamorado de ti, tonto. Lo pase muy bien contigo… y no me arrepiento de nada, tu tampoco deberías sentirte así.
—Tu vida se esfumo por…
—Porque eres un excelente ángel, me enamoré de ti por ello, siempre tan correcto y preocupado de los demás. Si sigues de esta forma harás que mi amor se desvanezca con este nuevo Eric. Ahora eres amargado, triste y todo lo ves oscuro. Sé que es difícil, pero esta es nuestra realidad.
Eric miró hacia otro lado, avergonzado por desilusionarla.
—Además eres un pésimo novio viudo —dijo ella sonriendo, tratando de animarlo —ni siquiera me hablas como si estuviera a tu lado, simplemente haces como si me hubieses olvidado… que feo.
—Así es más fácil.
—Para ti, guapo, pero para mí, que te observo… no es nada agradable. Pruébalo, será más fácil.
—Te amo —dijo él.
—Y yo a ti. Ahora cierra tus ojos… y hazlo Eric, ayuda a Dana para que nos volvamos a ver ¿sí?
Eric cerró sus ojos como ella le dijo.
—Te amo —volvió a decir.
—Háblame para no sentirme sola sin ti, Ángel con Alma de Demonio.
Con su pie borro solo un centímetro del círculo, pero fue suficiente. Cuando volvió a abrir sus ojos se encontraba solo en la habitación de Adam.
—Te amo —dijo sintiendo como el peso del mundo caía sobre sus hombros.

 Aaaah pobres tortolos, me dio tanta pena escribir esta ultima parte. Realmente fue una tragedia que ellos no pudieran quedarse juntos T______T Como que el cameo de Viky y Alex sirvio un monton jajajaja

2 Lectores:

  1. Por fin aparecio Arieñ
    Aunk sufri mucho
    Algo me dice que el padre sebas esta algo involucrado
    Y qud es eso denangel con alma de demonio

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  2. Por fin aparecio Arieñ
    Aunk sufri mucho
    Algo me dice que el padre sebas esta algo involucrado
    Y qud es eso denangel con alma de demonio

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