LML - Outtake "Drácula existe"

Drácula existe

No era original, ni era innovador, ya que realmente era un vampiro, pero Alanna nos había dado los disfraces menos originales del mundo, así que no había otra opción que solo usarlos. Alexander sería Drácula y yo sería su esposa, una de sus tres esposas. Claramente no habría dos vampiros más que se hicieran pasar por esposa de mi Alexander, pero ya que estaba tan cansada con esta gira, acepté todo lo que Alanna decía.

Habíamos recorrido una cantidad inimaginable de ciudades donde se encontraban las comunidades de vampiros. Ahora estábamos en Irlanda, exactamente en la hermosa ciudad de Dublín… bueno técnicamente, a unos kilómetros de Dublín, en un gigantesco castillo que era propiedad de Alexander. Si, en cada lugar parecía tener una nueva y gigantesca propiedad.

—Arrg –miré hacia mi lado, justo en la puerta del gran armario que teníamos en esta residencia.

Alexander estaba con sus manos en forma de garras, con su boca abierta y gruñéndome. No pude evitar comenzar a reír por la imagen tan poco seria que siempre tenía con los demás.

— ¿Pero que Drácula es este? En esa posición más pareces a Frankenstein.

—No te burles, estoy tratando de asustarte ¿no crees qué esto me queda? –observé como tenia ahora puestos unos colmillos falsos, blancos de plástico, que usarían cientos de personas esta noche.

Rápidamente tomé mi celular y le tomé una foto. No se lo esperaba.

— ¿Qué has hecho?

—Espera a que se la muestre a Ezequiel cuando volvamos, se reirá por días.

— ¡Victoria! –dijo ahora sacándose sus colmillos falsos y caminando hacia mí, pero lo escondí detrás de mi espalda.

— ¿Qué haces? No creas que me quitaras esto, sales guapísimo de Drácula.

—Basta, dame ese celular o borra la foto –ahora estaba con el ceño fruncido, pero segundo después me quedo observando con esa mirada oscura.

Alanna había elegido un vestido largo, aunque llevaba corsé por lo que mis pechos se notaban bastante, gracias al cielo que ya no necesitaba respirar. Era negro y rojo, además tenía una capucha, lo que encontré muy original por parte de Alanna. El otro gran detalle era que cuando caminaba se veía casi mi pierna por completo. Me había gustado mucho mi disfraz en ese sentido, me quedaba bien.

—No puedes salir así –dijo con aquella voz ronca.

— ¿No? ¿Y por qué? Alanna ha aprobado este vestido, ella lo eligió.

Me giré para poder verme en el espejo, me gustaba como lucia. No era original, pero eso no quitaba que me viera atractiva, además me había maquillado de forma gótica, aunque nada recargado, una sombra negra por aquí, unos labios rojos por allá. Simple, pero elegante.

—Harás que todos se fijen en ti, me pondré celoso –sentí como sus brazos rodearon  mi cintura y me atrajeron a su cuerpo, después besó mi cuello, presionándome con más fuerza.

— ¡Basta, basta! –Dije alejándome de él –eres muy astuto Alexander Lenardis, pero este celular no lo obtendrás. Tus cumplidos ya no hacen desorbitar mi cabeza.

Rápidamente corrí hasta la habitación, donde destacaban los colores rojos, de verdad, quien haya decorado esto en el pasado, tenia pésimo gusto. Demasiado vampírico para mí gusto.

— ¿Qué haces? ¿Qué haces? –dije girándome a él cuando sus dedos se colaron en mi cabello, desordenándolo por completo.

—Me gusta cuando llevas el cabello suelto, siempre te lo tomas.

—Claro –dije tomando sus manos –así lo dijo tu madre. Siempre hay que mostrar el rostro –imite de pésima forma la voz de Elizabeth.

— ¿De verdad mis cumplidos ya no tienen el mismo efecto en ti?

Sonreí mientras deshacía mi peinado, solo para darle en el gusto y llevar el cabello suelto.

—Mentí, también puedo mentir como tú.

Fui retrocediendo cuando él comenzó a acercarse. No iba a permitir que obtuviera mi prueba de que Drácula existía, se la enviaría a Ezequiel y a Raúl, que no los veía hace bastante tiempo.

—No me gusta que digas esas cosas –aun mantenía esa mirada llena de lujuria, oscura y que solo dedicaba a mi persona. Era irresistible, él lo era, por completo.

—Bien, no te mentiré de nuevo –dije chocando contra la pared, justo al lado de la puerta —¿tu lo harás?

—Nunca.

No creo que me estuviera tomando mucha atención, ya que solo se estaba acercando, mirándome de esa forma que causaba estragos en mí. Se veía guapísimo con ese traje de tres piezas, negro con rayas verticales de un tono más claro de aquel negro. Llevaba una camisa oscura y una corbata color vino tinto, junto con un pañuelo de seda del mismo color, justo al nivel donde estaba su eterno corazón.

— ¿Qué tratas de hacer, Alexander Lenardis?

—Estar un tiempo en paz con mi esposa ¿será eso posible? –levanté mi mano para que no avanzara más.

Esa sonrisa que tenia marcada en sus labios estaba volviéndome loca. En esta gira no teníamos tiempo de estar realmente juntos, por lo que debíamos aprovechar cada minuto que estuviéramos solos.

—Sabes que me encantaría, pero en un par de minutos deberemos bajar a la fiesta, todos han venido por ti.

Él negó, tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos. De esa forma se acercó el resto de centímetros que nos separaban y la apoyó sobre mi cabeza, para después rodear con su otra mano mi rostro, atrapándome por completo.

—Vienen por ti, lo sabes.

— ¿Qué haces, Alex? –Dije ahora mirando sus labios, a unos centímetros –debemos bajar.

Siempre que me hacia caer cuando no teníamos tiempo, yo era la que debía ir corriendo de un lado a otro, recogiendo mi ropa. Esto no estaba bien y él lo sabía.

— ¿Qué crees que hago? –Presioné con fuerza mi mano contra la de él –lo sabes muy bien.

En ese momento fue más astuto que yo, era un infeliz. Me quito el celular sin que pudiera hacer nada para evitarlo y eliminó la foto antes que yo pudiera arrebatárselo de las manos.

— ¡Alex! ¡Jugaste sucio! No vale.

—Ahora no tendrás pruebas de que Drácula existe, amor. Lo siento, no podría permitir que enviaras eso a Ezequiel.

Me crucé de brazos como una niña pequeña.

“Vamos, no te enojes y no me mires así que después no me puedo controlar”

Sonreí al escuchar su voz en mi mente. Obviando el hecho de que yo no podía recorrer su mente por completo, me encantaba hablar de esta forma con él, me hacía sentir única y podíamos reírnos de los demás sin que lo supieran.

—Este bien, entonces terminaré de arreglarme.

Sin más caminé hacia la cama donde tenía los guantes largos, que dejaban ver parte de mi piel, pero no alcance a ponerme ninguno.

Alexander se acercó sin que yo lo pudiera ver, porque cuando él lo deseaba podía ser más rápido que mi vista vampírica. De un solo movimiento hizo que me recostara en la cama. Ubicándose entre mis piernas y atrapando mis muñecas sobre mi cabeza.

—Creo que no me portaré bien hoy y optaré por elegir Travesura. ¿Tú qué crees?

Antes que pudiera contestar y deshacer la increíble sonría que tenía en mis labios por esta reacción de Alex, tocaron a la puerta.

— ¡Señores! Está todo listo –era Alanna. Todos mis ánimos cayeron hasta el suelo. Tendríamos que dejar de jugar.

—Vamos –susurré, aquí las habitaciones no estaba insonorizadas.

—Soy Drácula, puedo hacer lo que quiera ¡Aarg! –susurró también para que Alanna no lo escuchara.

Comencé a reír bajito por lo que estaba haciendo, pero sus manos presionaron con más fuerza las mías.

—Te informo –dije aguantando la risa –que ese ¡Arg! Es de piratas ¿desde hora serás un Drácula con la personalidad de  Jack Sparrow?

No pude evitar reír con fuerza, sin importarme de que Alanna estuviera detrás de la puerta. Me imaginé a Alexander de esa forma, todo borracho, sería imposible de ver. Mientras reía pude escuchar los pasos de Alanna alejándose.

—Está muy risueña hoy, Sra. Lenardis –lo miré sonriendo –y le informó, que no es un sonido de pirata ese que usted ha dicho.

—Sí lo es, eres mi pirata vampiro. Que está muy bueno vestido de esta forma, por si acaso.

— ¿Estoy bueno? Que palabra más poco formal acabas de usar, Elizabeth se sentiría desilusionada.

—Sí, estas bueno, buenísimo… y eres todo mío.

—Todo tuyo.

Se acercó hasta mis labios, sin besarme aun, solo tentándome. Su nariz chocaba contra la mía mientras se acercaba unos milímetros, solo rozando mis labios.

—Alex –mis ojos se fueron cerrando poco a poco.

— ¿Si? ¿Desea algo, Sra. Lenardis?

—Deja de jugar conmigo –dije buscando sus labios, pero no los alcanzaba.

—Mmm… no lo sé, esto es muy divertido.

Pero no me dejó responderle. Mi labio superior fue atrapado por los suyos mientras dejaba libre mi mano izquierda y llevaba la suya hasta el corsé. Comenzó a desatarlo al mismo tiempo en el cual yo me deleitaba con su boca. Acaricié su cuello con mi mano libre.

Estaba completamente entregada a sus caricias. De esa forma mi ropa fue desapareciendo poco a poco. Para cuando se deshizo de la parte superior del vestido, me lo sacó por completo al tirarlo hacia abajo. Dejándome solo con mi pequeñas braguitas, los ligeros y los tacos negros. No llevaba sujetador porque no era necesario.

—Por Dios… —su voz ronca me causó escalofríos. Más cuando noté que deshacía su corbata al mismo tiempo que los botones de su primera chaqueta se iban liberando. Tiró las prendas al suelo y después se encargó del resto de su ropa, estaba denudo en toda gloria y majestad ante mis ojos.

Mordí mi labio inferior, un tanto tímida de ver esa mirada oscura, solo dedicada a mí.

— ¿Ves lo que podía suceder si te dejaba salir de aquí con ese vestido?

Sonreí y negué por las tonterías que decía. Alex siempre se mostraba muy frio cuando estábamos en público, lo que no me importaba mucho, sabía que cuando estábamos solos, era todo mío.

Sus labios volvieron a apoderarse de los míos mientras su mano viajaba desde uno de mis pechos hasta mi entrepierna, donde tiró bruscamente mis diminutas bragas. Sus besos se concentraron en mi cuello mientras yo recorría su espalda y sus hombros tan fuertes, sintiendo su piel y sus músculos bajo mis dedos. Cuando tiró con sus dientes de mi pezón hizo que mi espalda se arqueara, aferrándome a su cabello.

Besó mi abdomen y mi cadera, dejando que sus dientes dejaran su rastro en mi piel. Besó el interior de mis muslos, no pude evitar abrir mis ojos para verlo.

— ¡Arg! –dijo de nuevo, lo que me hizo reír sin poder controlarlo, pero repentinamente la risa quedó en nada cuando sentí su boca en mi centro.

Me dejé caer sobre la cama, dejándome llevar por el placer que causaba en mi cuerpo. Sus manos se aferraron a mi cadera para evitar que me moviera. Estuve entregada completamente a él por varios minutos hasta que se separó de mí y sentí como su erección se posicionaba en mi entrada.

Entró lentamente en mi cuerpo, cerrando sus ojos y disfrutando del momento. Se inclinó hasta dejar su cuerpo sobre el mío. Me volvió a besar mientras yo rodeaba su cadera con mis piernas.

—Te dije que estabas buenísimo –dije riendo al nivel de su oreja, tirando del lóbulo de esta.

Él sin duda tenía una debilidad por aquella caricia, es por eso que sus embestidas se volvieron más rápidas y más profundas. Logrando que su cuerpo chocara contra el mío de tal forma que mis células nerviosas se activaban aun más.

Sus ojos estaban unidos a los míos mientras seguía moviéndose contra mi cuerpo. Trataba de mantenerle la mirada, pero era tanto el placer que provocaba que no me pudiera controlar. Es por eso que su boca se apodero de la mía.

Cerré mis ojos y me entregué por completo hasta que mi cuerpo se volvió en lava ardiendo. Al mismo tiempo que mi Alex pude sentir como alcanzábamos el nirvana máximo cuando hacíamos el amor.

Alex me tomó de la cadera y me hizo girar, quedando yo arriba, apoyada en él mientras me acomodaba en su hombro. Sus dedos recorrían mi espalda en forma de círculos, aun seguía en el interior de mi cuerpo.

— ¿Alex?

— ¿Mmm? –sonreí por su respuesta.

— ¿De verdad crees que eliminaste esa foto tuya de Drácula? –sus caricias en mi espalda se detuvieron y comencé a reír de nuevo.

— ¿Qué hiciste? –dijo muy serio.

Me separé de él riendo sin poder controlarlo, apoyando mis manos en su pecho. Lo miré burlona por ser tan incrédulo.

—Tengo internet, claro que le envié por email la foto a Ezequiel y Raúl.

Al ver su expresión de espanto me hizo reír de una forma que hace días que no hacía, así que fue muy relajante. Segundo después él también comenzó a reír conmigo.

—Drácula Existe –dije dándole un corto beso en los labios.

— ¡Arg!

Feliz noche de brujas. espero que les haya gustado este outtake *w* fue cortito, se me ocurrio ayer. espero que esten bien y nos leemos en la próxima temporada.