domingo, 24 de enero de 2016

Sobrevivientes - Capitulo 4


27, Julio, 3016
SALA DE INTERROGACIÓN.
Inicio de exploración mental Emma Miller
Oficial a cargo: Eva Reed.

Emma se duchó nuevamente e hizo uso de los secadores para que su cabello no mojara la ropa que llevaba. Esta vez también tomó todo su cabello para que no le molestara durante el día.
—Buenos días —le dijo una chica con ojos almendrados, parecía un poco mayor que Emma.
—Hola —respondió sorprendida.
—Que tengas buen día.
—Tu igual…

Emma no pudo evitar sentirse nerviosa. No había hablado con nadie más que Jasper y David, quienes parecían seres sin emociones y parte de la tecnología de la EBE, pero la mujer que la saludó era otra cosa, había sido amable e incluso le sonrió.
Comió rápidamente, disfrutando de la comida, para luego dirigirse hacia la sala de David, donde llegó antes que él.
Entro sin ningún problema, el salón estaba vacío por lo que se apresuró a recorrerlo, mirando cada detalle que indicara un indicio de sorpresa, pero era un lugar lleno de libros, pintura, caballetes y tecnología. Sin embargo, cuando se acercó a una esquina vio una maquina antigua, a su lado tenía muchos objetos circulares de color negro.
—Vinilo —leyó ella en voz alta.
No le costó mucho saber cómo funcionaba, así que tomó uno y lo puso en el tocadiscos. Era claro que había sido modificado porque había una pantalla digital que indicaba la que estaba leyendo.
Emma esperó encontrar algo de información sobre aquel nombre “The Beatles”. Pensó que era alguna agrupación secreta dentro de la EBE o algo que le entregara información privilegiada.
El resultado no fue para nada lo que esperaba. De la nada empezó a escuchar un sonido que la asustó. Rápidamente apagó el tocadiscos, pero segundo después lo volvió a encender y leyó lo que decía la pantalla digital.
— ¿Qué estás haciendo? —preguntó David mientras entraba como un tornado a la sala.
Rápidamente con su poder hizo que la música se detuviera y sin previo aviso movió a Emma, alejándola de sus cosas.
— ¿Quién es Eleanor Rigby? ¿Qué es esto?
David se cubrió la cara con el rostro, enfurecido.
Ella no podía creer que tuviera aquella reacción, si antes pensó que lo vio enojado con su hermano, eso no era nada con lo que sucedía en este momento.
—No vuelvas a tocar cosas que no son tuyas… y eso que escuchaste se llama música.
— ¿Qué?
Emma no entendía lo que estaba diciendo David, lo que al parecer lo desesperaba. Ella sonrió, por lo que estaba viendo, si había una forma de alterar al Sargento Niemann.
Le tomó unos minutos a David volver a encontrar la tranquilidad donde siempre se mantenía y miró a Emma como si fuera un estilo de salvaje del inframundo, lo que a ella no le agradó ni un poco.
— ¿Leíste el libro? —Ella asintió ante la pregunta —bueno, has de suponer entonces que tu madre nació en la Estación Lunar.
—Solo es una hipótesis.
—Como sea, allá no tienen música y por eso también les hace falta un montón de conocimiento que no les proporcionan porque solo se concentran en entrenar y aprender de la Tierra. Si bien Alma y tu padre, decidieron quedarse aquí como ilegales, ya que no tienen permitido estar en la tierra para tener una vida semi normal, no descubrieron otros aspectos de la humanidad.
Emma negaba, incapaz de sacarse la canción de la cabeza.
—Los criaron de una forma muy similar a ellos, los mantenían lejos de ciudad debido a ello. Si bien les enseñaron lo básico referente a conocimientos escolares, los dejaron muy avanzados respecto a la tecnología que se usa ¿no es así?
Ciertamente ella jamás había tenido un problema para manejar los dispositivos tecnológicos que llegaban a sus manos, como tampoco tuvo problemas al momento de quebrantar ciertos sistemas, pero eran conocimientos inherentes a la naturaleza de Emma y Vicente.
Ella se tomó la cabeza con una mano, confundida. Además no podía sacar el sonido del tocadiscos en su cabeza.
—No me puedo concentrar, pone ese sonido de nuevo.
—Se llama canción, la crean… eso es música, tendrás clases de ello también.
David solo tuvo que mover su mano y la música volvió a sonar.
Ambos se quedaron en silencio mientras escuchaban a canción.
—Tú nunca hablaste de algo así en el pasado.
—Soy una persona con habilidades como tú, al cual sus padres abandonaron, me crie prácticamente solo y por limosnas, sabes muy bien que en las calles no hay música, pero tenía el conocimiento sobre ella. Jamás había escuchado algo hasta que llegué acá.
Emma lo miro sorprendida, sintiéndose la persona más pequeña del mundo.
— ¿No está prohibida en este lugar?
—Claro que no, pero no hay otros tocadiscos además de este y luego de la caída de algunos satélites, hace cientos de años que no se escucha música por dispositivos de tecnología avanzada.
Emma decidió que no quería seguir escuchando a David, solo quería disfrutar una y otra vez de la canción que sonaba.
—Es suficiente por hoy —dijo David, apagando la música y tratando de recuperar la concentración de Emma —si te comportas como corresponde, puede que te deje usar nuevamente el tocadiscos.
—He estado viviendo en una burbuja infernal ¿no es así? —preguntó ella, mirando una de las pinturas de David.
Era un gran salón donde había diferentes parejas vestidas de una forma elegante y sofisticada, todos parecían estar moviéndose de forma sincronizada.
—Tus padres y los míos parecieran que fueron codificados para no tener cierta curiosidad a menos que se presentara, por eso tampoco sabes lo que es bailar o interesarse por otras actividades que no sean sobrevivir… será un largo año de descubrimiento Emma y debes agradecérselo a la EBE.
Ella levantó la mirada, buscando los ojos verdes de David.
— ¿Me volveré en alguien como tú o el Teniente luego de este año? Porque créeme, prefiero no saber bailar que perder todo tipo de emociones o expresiones faciales.
David se quedó en silencio unos segundos.
—Te han estado vigilando, Emma —respondió él, inexpresivo —y ya lo has perdido todo, incluso desde que eras una niña. Siempre has sido apática e inexpresiva, así que se ahorraran ese trabajo contigo.
Ella iba a responderle, pero se quedó en silencio porque de cierta forma David tenía razón y porque le asustaba que él le respondiera de esa forma, jamás se había comportado de así. A pesar de que David no era su persona favorita en el pasado, le agradaba aún menos el de ahora.
Inconscientemente presionó sus puños, deseando verlo revolcarse en el piso por las descargar eléctricas que podían atravesar el cuerpo de David, pero fue inútil, no sentía nada de su poder en ella.
—No obtendrás nada deseando rostizarme, no puedes utilizar tus habilidades, el Teniente Stone es muy bueno inhibiendo a los demás, ese es su único poder y le ha sacado mucho provecho. Puede estar a kilómetros de acá y aun así controlarte.
Emma le dio la espalda y se alejó varios metros de él, deseando desaparecer y volver al edificio donde se había quedado por última vez, donde solo veía el noticiero.
—Tendrás que cambiar ese temperamento.
—Si te callas de una vez quizás lo logre.
—Debes comprender desde un comienzo que nosotros concentramos todo en nuestra mente, debemos manejar, dirigir y potenciar nuestro poder, toda esta en tu cabeza y por ello siempre has de estar tranquila.
Ella se giró a verlo, sorprendida.
— ¿Quieres decir que por eso eres así, junto con Jasper?
—El teniente Stone —la corrigió él —y efectivamente, es por ello.
Emma miro las pinturas que estaban por toda la sala y comprendió realmente lo que David hacía en ese lugar.
—Pintas con tu mente ¿no? Diriges la pintura con tu telequinesis.
—Ayuda mucho para entrenar.
No pudo evitar sorprenderse por aquella información ¿qué lograría ella si entrenaban tanto como David?
—No sabemos hasta qué punto podrás llegar —dijo él —solo en tu familia habían personas con habilidades de manejar la energía, convertirla, crearla o tener la ciberpatía.
Ella volvió a esquivar la mirada de David.
— ¿Cuál es el poder de mi hermano?
—Ciberpatia, es como si tu cerebro fuera un ordenador avanzado, puede utilizar la tecnología a su antojo, pueden llegar a romper sistemas que ni siquiera están en este planeta, entre otras funciones.
Emma se quedó pensativa, sin querer decir ni una sola palabra ya que ella desde pequeña había tenido un don con los dispositivos tecnológicos. Si su hermano había corrido peligro por ello, no quería revelar nada que hubiera en ella.
—Sabemos que hay una posibilidad que tú también lo tengas, si es así, la energía eléctrica que utilizas sería una habilidad menor ante la ciberpatia. Serias una fuente de información.
—Me tienen aquí solo porque desean que entre al sistema de la Estación Lunar ¿no?
—Entre otras cosas, sí.
Emma asintió, pensando detenidamente en las palabras de David. Por un momento pudo verse con aquella capacidad, logrando objetivos que ni siquiera la EBE le entregaba, además podría volverse la llave para su escape. Aunque no era capaz de comprender porque la EBE se arriesgaría a crear una persona tan poderosa si los podía traicionar ¿Qué hacia la EBE para que las Estrellas se quedaran junto a ellos, como David?
—Bien —dijo asintiendo.
Era mejor estar encerrada y ser poderosa a no tener ninguna posibilidad de volver a ser libre. Además estaba el hecho que la Estación Lunar cada vez le estaba llamando más la atención.
—Lo haré.
Para sorpresa de ella, David sonrió.
—Has elegido bien, Emma.
—Pero no quiero que nadie además de ti me entrene, si no se cumple esa condición, me las arreglare para escapar de aquí.
David no se vio sorprendido.
—Eso está considerándose, sin embargo, deberás acudir a las diferentes clases que te nombre antes. ¿Puedo preguntar porque el motivo de esta condición?
—Es fácil, puedo ver tu cara todos los días y recordar que mi hermano está desaparecido, y así puedo pensar todos los días en lo que representa la EBE para mí.
Emma pudo ver con claridad como afectaban aquellas palabras a David, a quien estaba culpando directamente de olvidar lo que la EBE había hecho a Vicente.
—Él está muerto, mientras más rápido lo entiendas, mejor será para todos.
—Lo entiendo, a ti te ha ido muy bien así ¿cierto, Sargento Niemann?
David frunció el ceño.
—La EBE me ha dado lo que ningún ser humano me ha proporcionado durante mi vida, si tú jamás has sido agradecida, no es mi problema.
Emma lo miró de forma altiva, sin considerar por un segundo las palabras de David.
—Vicente era tu mejor amigo ¿eso te lo ha dado la EBE?
—No es que eso haya servido para algo en nuestras vidas.
Ella suspiró, tratando de concentrar su ira en otra cosa. Por lo que llevaba de conversación con David, lo conveniente era no volver a hablar de Vicente otra vez en sus vidas.
— ¿Cómo comenzaré a aprender? —preguntó ya resignada.
—Vas a leer, deberás conocer tu poder, como se constituye y funciona. En la mesa al lado de la puerta están los libros que conseguí para ti —se giró hacia uno de los cuadros y tomó uno en blanco, lo dejó en el caballete —ahora puedes retirarte a leer a tu habitación, no hay necesidad para que lo hagas acá.
Emma lo miro con odio, pero decidió que era una buena idea, lo mejor era mantenerse alejada de él. Se dirigió hacia una cantidad consistente de libros, pero antes de tomarlos, llamó su atención varios cuadros que se apilaban de forma ordenada uno tras otro.
Caminó hacia ellos para tomar a una mujer que le parecía bastante conocida, pero antes de poder hacerlo, sintió como su cuerpo se detenía. Se giró hacia David, ya que solo había manipulado sus pies, que parecían pegados al suelo.
—Suéltame.
—No metas tu nariz donde no corresponde —respondió fríamente, sin girarse a verla —ahora retírate.
—Tu corte de cabello es horrible —le dijo de forma infantil.
—No que es tenga otra opción —respondió de forma fría —después de que casi me partiste la cabeza con ese rayo aquella noche, quedó una cicatriz que es preferible dejarla a la vista. Yo también tengo mis métodos para no olvidar.
Emma se quedó sin palabras y no fue capaz de responderle. Él ya había liberado sus pies, por lo que no dudo en apresurarse a tomar los libros y alejarse de aquella sala.
Cuando iba hacia su habitación, se encontró nuevamente con la chica que la había saludado en las duchas. Emma pudo poner mayor atención en aquella mujer.
Tenía sus ojos almendrados, era lo principal que destacaba en ella. Su cabello para sorpresa de Emma quien pensó que era negro, ahora que estaba seco, lo vio con claridad, era un color morado, lo llevaba corto como una melena que terminaba en punta. Aquel corte hacia que su rostro tuviera más Angulo.
— ¿Cómo van tus clases con el Sargento Niemann? —preguntó cuándo se detuvo a hablar con ella. Llevaba el miso overol que usaban todos, blanco con las siglas EBE.
— ¿Cómo sabes eso? —pregunto sorprendida por la cercanía. Incluso retrocedió dos pasos para tener cierta distancia, no le gustaba cuando otros humanos se acercaban tanto a ella. No era un movimiento seguro en las calles.
—Todo el mundo sabe de la estudiante nueva.
Emma se tomó unos segundos para mirarla y considero que aquella mujer no era de su edad, sino más bien mayor, tanto como el Teniente Stone.
— ¿Cuánto tiempo toma para que Jasper deje de inhibir tus poderes? —preguntó, tratando de averiguar cuanto le costaría defenderse ante David.
—Bueno, eso depende, a mí nunca me inhibió.
Emma frunció el ceño.
— ¿Por qué ti no y a mi si?
—Porque mi don no es peligroso, de seguro el tuyo… si lo utilizas de una manera puedes causar la muerte de diferentes miembros de la EBE y como todos, al comienzo nadie quiere mantenerse aquí.
— ¿Al comienzo?
La mujer miro hacia sus lados, un tanto preocupada.
— ¿Quieres que te ayude a llevar tus libros? Así podemos hablar más tranquilamente.
Emma levanto sus hombros, como si no le importara. Le paso un par de libros y ambas se dirigieron hacia su habitación.
— ¿Cómo te llamas a todo esto? —pregunto la mujer.
—Emma Miller —dijo estirando su mano, de una forma un tanto brusca.
La desconocida sonrió ante aquella manera de saludar.
—Mei Izumi.
Luego se sentó en la única silla que había en la habitación mientras Emma lo hacía en la cama.
—Entonces ¿Cuánto llevas aquí? —pregunto a Mei.
—Cinco años, fui reclutada cuando tenía veinte, era la última recluta hasta que años atrás trajeron a David.
— ¿El Sargento Niemann?
Emma solo lo llamó de esa forma porque le sorprendió la cercanía de Mei al dirigirse a David.
—Sí, aun me es extraño llamarlo así, cuando recién llego acá nos hicimos buenos amigos, ya que yo llevaba solo un par de años en la EBE, era lo más cercano que tenía a un compañero.
Emma asintió, sin tomar mucha atención a aquellas palabras, realmente se estaba aburriendo con la conversación.
—Entonces, supongo que ya te ha tocado salir en un par de… misiones ¿no?
—Oh yo no tengo ese estilo de poder, el mío es limita a lugares tranquilos. No me sacan mucho porque temen que la ELT me atrape o me maten.
—Claro ¿y que poder tienes?
—No tiene mucha importancia… es algo así como manejar la poca naturaleza que queda, un día que salgamos, te lo mostrare ¿sí?
—Eso sería genial ¿nos dejan salir de aquí?
—Si no fuera así, nos volveríamos locos. Además nos llevan a diferentes misiones donde nos infiltramos, por ello son las clases donde nos enseñan cosas tan ridículas como modales en comidas importantes. Hay espías de la EBE en diferentes departamentos del gobierno, así que de esa forma nos meten para obtener cierta información, además de quienes tienen un poder más agresivo se encargan de eliminar cierto cabecillas del gobierno.
Emma no fue capaz de simular la sorpresa que sintió al escuchar todo lo que Mei decía.
—Eso suena horrible —dijo por fin, ante la espera de su compañera.
—Lo es, pero te das cuenta que ellos hacen cosas peores con los que no tienen nada de poder ¿Dónde vivías antes, Emma?
—En ninguna parte —respondió ella extrañada.
— ¿Por elección o por que no tenías donde caerte muerta?
Emma supo de inmediato hacia donde iba a conversación.
—No tengo hogar, lo perdí cuando la EBE hizo que mi hermano desapareciera.
— ¿Y tus padres?
—Muertos, mamá murió ese mismo día.
— ¿No pudieron conseguir un médico?
—No ¿existen aún?
—Interesante ¿cierto? —Respondió ella, como si hubiese ganado la discusión —en el gobierno hay cientos de médicos que ayudan a personas que le proporcionan los recursos necesarios para seguir viviendo de forma decente.
Emma sabía que había personas con dinero y que nunca habrían conseguido un médico porque no tenían los recursos para pagarlo. Sin embargo, no quería ir por la vida eliminándolos. Todos necesitaban sobrevivir de cierta forma, el mundo estaba colapsando.
—No creo que el fin justifique los medios, Mei.
—Pero he de suponer que quieres acabar con la EBE ¿no?
Emma se sonrojó en un segundo.
—Yo también tenía esa idea —continuó Mei —mis padres trataron de defenderme cuando vinieron por mí, yo no manejaba bien mi poder porque nunca me habían enseñado, ni siquiera ellos. Lo tenían todo muy escondido.
— ¿Los mataron?
—Lucharon, tanto la EBE como mis padres, finalmente perdieron ellos y la EBE me atrapó. Juré que iba a eliminarlos.
— ¿Y?
Por un momento Emma pensó que acaba de encontrar una aliada.
—Solo la EBE me ha enseñado a defenderme, a pesar de que nuestro poder no es uno agresivo como el tuyo o el de David, mis padres también manejaban la naturaleza.
Emma no pudo hacer otra cosa que negar con su cabeza, sin comprender qué era lo que la EBE hacía con las personas para que dejaran atrás a sus familias y los siguieran de esa forma.
—Me miras como si fuera un monstruo, pero te darás cuenta cuando te saquen de aquí y te muestren como es realmente el mundo.
— ¿Qué sentido tiene eliminar a participantes del Gobierno si eso no termina ayudando a las personas? Todo el mundo sabe que la EBE lleva siglos de esta forma y no ha logrado nada.
—Porque la Estación Lunar no se lo permite, los sigue atacando constantemente.
Emma sonrió, poniendo especial atención a como Mei, a diferencia de David, no se consideraba un integrante más de la EBE.
— ¿Tus padres venían de allá?
Antes de que Mei pudiera contestar, alguien toco a la puerta y espero a que abrieran. Emma resignada a dejar la conversación hasta ahí, se puso de pie y fue a ver de quien se trataba.
—Jasper —dijo Emma con mala cara.
—Teniente Stone —la corrigió él —he venido para saber cómo se encuentr…
El teniente que estaba con su overol negro, no pudo terminar la oración porque se quedó sin palabras cuando vio que Emma estaba acompañada por Mei.
—Señorita Izumi —dijo mirándola con cierta sonrisa que Emma no había visto nunca.
—Teniente…
Emma no era experta en relaciones humanas pero sabía muy bien que en aquellas personas había cierta tensión. Incluso Mei se sonrojó.
—Estaba solo haciéndole un poco de compañía a Emma.
—Sí, me alegro que trate de que ella se sienta más cómoda ¿Cómo se ha encontrado?
—Bien, muchas gracias ¿usted?
Poco a poco Emma sentía que estaba interrumpiendo algo ya que ambos se miraban como si ella no se encontrara en aquel lugar.
—Con mucho trabajo.
Se quedaron en silencio un par de incomodos segundos.
—Bueno, nos vemos pronto Emma.
Mei hizo una seña a modo de despedida, luego sonrió al Teniente y desapareció.
—Bien —susurro Jasper, mirando hacia el suelo.
Emma aun no podía salir de su sorpresa al ver que Jasper tenía expresiones faciales.
—Wow no sabía que tenías un lado tímido —dijo ella, sin tomar en cuenta el rango de la persona que estaba ante ella.
—¿Qué hace en este lugar cuando debe estar en clases con el Sargento Niemann? —pregunto él, sin tomar en cuenta lo que decía ella.
—Él me envió para acá, así puedo leer toda esa cantidad de libros.
El Teniente puso mala cara y negó. Luego marco unos números en el Comunicador que tenia rodeando su muñeca y se lo acerco a sus labios.
—El tiempo es oro, Sargento, las prácticas con usted deben ser de forma intensiva y práctica.
Solo dijo eso y luego se despidió de Emma, dejándola desconcertada, sin entender lo que había pasado.
Rendida se dirigió hacia su cama y abrió el primer libro de la gran pila que había, pero cuando estaba por la primera hoja, su puerta se abrió estrepitosamente.
—Vamos —dijo David, con mala cara.
— ¿Qué?
—Los libros puedes dejarlos para la noche, ahora ven conmigo.
Emma lo siguió sin saber que sucedía, pero al parecer las órdenes del Teniente debían ser cumplidas ya que volvieron a la sala de David. Ella iba unos pasos atrás, pero se ubicó de tal forma que pudo ver con claridad la cicatriz que tenia él en su cabeza, al lado izquierdo. Era una cicatriz un tanto grotesca, si bien no era gruesa era como si fueran las raíces de un árbol.
—Deja de mirarla.
—No puedo, si no la hubieses nombrado no me habría dado cuenta ¿Por qué no la cubres si no te gusta?
—Hay marcas que si las escondes, las mismas personas se encargan de recordártelas ¿para qué molestarse? Me es más fácil llevarla de esa forma…
— ¿Por qué alguien habría de recordarte que fui yo quien te hizo eso?
Si bien David no era de su agrado, pensar en el daño que le provocó le causaba pesar. Era probable que se lo hubiese hecho cuando él la envió lejos con su poder, para defenderla.
—Por nada, ahora —dijo sentándose en el piso, al lado de su puerta —tu primera prueba, ya que quieren más practica contigo, será abrir la puerta, esta con clave y configurada para que no la abras, recién cambie la contraseña así que debes… abrirla.
Emma lo miró confundida.
—Ya ¿pero cómo?
—Esa es la idea, tendremos que averiguarlo.
Miró el teclado junto a la puerta, no era más que un pequeño círculo donde no había teclas, ni números, solo era una contraseña táctil que utilizaba las huellas digitales para asegurar la sala.
Ella se arrodillo, quedando bastante cerca de David, quien estaba atento al pasillo del frente por lo que cuando noto que Emma estaba tan cerca, la quedo mirando sin decir nada.
—Bien —dijo ella, sin notar la forma que la miraba él —estamos atrapados en esto, no es agradable para ninguno porque jamás nos hemos llevado bien, pero mientras más rápido aprenda, mejor será para ambos.
David frunció el ceño.
—Yo me llevaba bien contigo —dijo mirando los oscuros ojos de ella —eras mi amiga, como Vicente.
Emma negó, sonriendo.
—Claro que no, yo soy la hermana de tu mejor amigo, eso no nos hace amigos, además tenía muy claro qué tipo de relación había entre ustedes.
— ¿Qué? —preguntó él, confundido, sin dejar de mirarla, sin dejar de poner atención incluso en los labios de Emma.
—No sé porque lo escondieron por tanto tiempo, pero había algo más entres ustedes ¿no?
— ¿Qué?
—Sé muy bien lo que sucedía, nunca me desagradaste porque fueras el novio de Vicente, solo no me gustaba que fueran tan confidentes, yo soy su hermana es mínimo que me haya considerado como su amiga también, solo tenemos tres años de diferencia y…
Emma no pudo seguir hablando, ya que David la tomo por el cuello y elimino toda distancia que había entre ellos. Sus labios se unieron y él lentamente comenzó a besarla, teniendo cada segundo más confianza. Ella se quedó inmóvil, con los ojos abiertos y notando como la besaba de manera bastante intensa, cuando nunca antes alguien había estado tan cerca de esa forma, excepto por cierta ocasión en el pasado.
No era capaz de responder al beso, pero no era capaz de hacer nada para alejarlo, era como si de esa forma pudiera ver al verdadero David que ella había conocido desde pequeña, el que siempre la trataba con dulzura y la consideraba primero para todo lo que podía compartir.
Ella separo un poco sus labios, dejando que él profundizara el beso. Cuando sintió su lengua enredarse con la suya, un suspiro se escapó de sus labios mientras que su corazón latía como nunca antes. Emma no supo cómo sus manos llegaron hasta el cuello de David, donde acaricio la piel muy despacio. Para ella era toda una nueva sensación estar tan cerca de otra persona y la caricia que le había dado a él, solo consiguió que el beso siguiera hasta lograr que le faltara la respiración a Emma.
Sin embargo, nada era para siempre.
David se separó de ella y sonrió.
—Yo solo era el mejor amigo de Vicente, nada más.


 O__________O espero que les haya gustado el capitulo. Gracias a todos sus comentarios :D

2 Lectores:

  1. Woww! o.o oh Dios míos
    No se que más decir! /Ö\ Dios mio! Me quedé en blanco!
    Dios! Dani nos haces sufrir /-\
    Anda, esta genial jajaja gracias ^-^

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  2. Shock estoy en shock
    Que.barbara
    No puedo creerlo
    Olivida i.p. y sigue con esta jajajsjs

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