domingo, 3 de enero de 2016

Sobrevivientes - Capitulo 1


25, Julio, 3016
SALA DE INTERROGACIÓN.
Inicio de exploración mental Emma Miller
Oficial a cargo: Eva Reed.
Año 3015

Emma Miller estaba en la azotea del edificio más alto, observando como anochecía y el viento comenzaba a elevar ese maldito polvo que no los abandonaba jamás.
—Feliz cumpleaños —se dijo a si misma mientras observaba una explosión a varios kilómetros de distancia.
Una nueva bomba, más muertos.
Hoy, tres de marzo, ella cumplía dieciocho años. La última vez que se había comunicado con una persona, era hace dos semanas, cuando hurgaba en la basura por algo de comida. Tuvo mala suerte ese día, ya que se involucró en una pelea que le dejó un feo corte en la ceja derecha, aun no sanaba del todo bien y de seguro le quedaría una cicatriz.
Con esa habilidad para relacionarse con otros, era obvio que estaría pasando un solitario cumpleaños, en una muy solitaria vida.

Se aferró a su andrajoso y muy agujerado abrigo negro, esperando encontrar algo de sentido a esta vida, esperando alguna señal que le dijera hacia donde tenía que ir.
Sin embargo, no había señales ni un manual para ser un sobreviviente, el mundo estaba limitado a estar cayéndose a pedazos y tanto los integrantes de la Estación Lunar como la EBE estaban más entretenidos en eliminarse que ayudar al planeta a sobrevivir. 
Miró hacia su rincón de cartones viejos y de su mano liberó un pequeño rayo para prender una fogata. Para ella era mejor estar en un lugar caliente que en uno cómodo, así que se sentó en el cemento y se apoyó en el vidrio sucio, sin desear entrar al viejo edificio.
Las ratas se la comerían viva si elegía entrar.
Sacó el Recopilador de Información que encontró años atrás en un bote de basura. Comenzó a ver el noticiero. Aquel hombre que aparecía en la pantalla, era parte del gobierno mundial que informaba de los diferentes ataques que habían ocurrido en todos los sectores por parte de la EBE.
Emma puede ver claramente a los guerreros o soldados de la Estación Lunar Terrícola, siempre llamada con orgullo como ELT, luchaban en la pantalla con sus fuertes armaduras, usando esos dones que para ella obtenían de forma casi milagrosa.
Cuando Emma era pequeña jamás nadie le explicó que habían seres humanos con ciertos dones, incluso ella era parte de ese selecto grupo de humanos, pero no lo supo hasta cuando vio a su madre morir y a su hermano desaparecer. Quemó a miembros de la EBE con los rayos que salieron de sus manos, mientras que David, amigo de su hermano Vicente, movía los objetos y personas con su mente. Ese detalle tampoco lo descubrió hasta ese día.
Los miembros de la Estación tenían cientos de personas con dichos dones, así acababan con los integrantes de la EBE, que estaban tratando de adquirir tantas personas con dones como les era posible.
Ahora las palabras de su madre al morir tenían algo de sentido. Ese día Emma no entendía lo que quería decir al repetir una y otra vez que se cuidaran de la EBE.
Lo que para Emma tenía todo el sentido del mundo ya que jamás volvió a ver a Vicente o a David luego que la EBE los capturara.
Sin embargo, eso no sería por mucho tiempo según los planes de Emma. Ella había sobrevivido a este mundo hostil, por más de tres años desde que se quedó completamente sola y eso era debido a que tenía un objetivo, que era ingresar a la EBE, encontrar a Vicente y acabar con dicha organización, sin antes, asegurarse con un viaje exclusivo a la Estación Lunar, donde sin duda se vivía mucho mejor que en el miserable infierno donde se encontraba.
La tierra desde hacía cientos de años comenzó a deteriorarse, los humanos eran los principales responsables, usando todo tipo de energía alternativa y creada de la peor forma, además de todas las armas nucleares que usaban en sus guerras. Lo arruinaron, pero al parecer el planeta tenía varios años para para agonizar y mientras lo hacía, sus habitantes tenían que sufrir las represarías que causaron sus antepasados.
Sin embargo, se podría pensar que dichos habitantes estaban interesados en recuperar la tierra, volver a cultivar, salvar el planeta que les dio un techo por tantos siglos, pero no era así. Tanto la organización del estado como la de los rebeldes, están buscando acabar el uno con el otro.
La EBE, En Busca de las Estrellas, fue creada hace mucho tiempo atrás, posterior a la Estación Lunar. Su objetivo era que toda la inversión mundial que estaban haciendo para mantener la Estación, fuera dirigida hacia la tierra, para ayudar a sus pobres habitantes que no tenían que comer.
Ese era su principal objetivo, hoy en día solo querían que la Estación explote, sin importar el daño hacia la Luna.
Por otro lado la Estación Lunar fue creada para objetivos de investigación, para ayudar a la tierra, pero tomó caminos diferentes y terminó creando soldados para acabar con la EBE.
Lo único que no ha cambiado con el tiempo es que la tierra y sus habitantes están muriendo.
Sin embargo, Emma no se consideraba una salvadora o una súper heroína. Tan solo quería llegar a la Estación Lunar y tener una vida tranquila. Primero debía encontrar a su hermano y largarse de este planeta, pero para ello debía ser uno más de la EBE.
A pesar de que la EBE era una agrupación que buscaba integrantes, no era fácil encontrarlos ni mucho menos ingresar. Debía cumplir ciertos requisitos y Emma recién acababa de cumplir uno, que era el ser mayor de edad. Sin embargo, no era fácil poder encontrar sus instalaciones. Ella no tenía la menor idea como su hermano logró involucrarse con ellos directamente, ni como terminaron tratando de escapar de esos hombres aquel día.
De todas formas, su plan a corto plazo era poder conseguir algo de comer o beber, llevaba demasiado tiempo sin probar nada de comida, por lo que se estaba debilitando. Se acurrucó cerca del fuego y dejó que sus parpados se debilitaran mientras recordaba su vida junto a su mamá y Vicente.

Vicente debía tener alrededor de diez años, mientras que ella tenía siete. La tomaba de la mano y caminaban entre los pastizales, en dirección a la choza más cercana a la suya. Esta quedaba a varios kilómetros de distancia.
Cuando lograron llegar, aun no era mediodía. Alma los dejaba ir porque era un lugar seguro a diferencia de la ciudad, donde si bien había más posibilidades de comer, también las había de que te violaran y descuartizaran.
—David —dijo Vicente sonriendo y saludando a su amigo.
Su hermano tenía diez años, pero sus ojos azules parecían de alguien mucho mayor, al igual que David.
—Hola, Emma —dijo revolviendo su cabello. Lo miró de mala gana, Emma odiaba que hiciera eso —ayer conseguí algo de comer ¿quieren probar algo?
Para ese entonces Emma no entendía porque David siempre estaba solo, tuvieron que pasar un par de años para que Vicente le dijera que su amigo era huérfano, como el setenta por ciento de los niños en el mundo.
Ahora mucho más entusiastas se sentaron alrededor de la mesa, que no era más que un cajón de tomates y sus asientos eran la misma tierra que había bajo sus pies. David se acercó y cubrió con ambas manos lo que traía.
—Se querrán morir chicos —dijo sonriendo.
Sus ojos verdes siempre habían llamado la atención de Emma, porque sus pestañas eran grandes y sus ojos se veían aún más llamativos. Además siempre sonreía con ellos.
— ¡Admiren mi tesoro! —dijo mostrando lo que había en sus manos.
— ¿Qué es eso de color café? —preguntó ella mirando de mala forma esos cuadrados.
—No lo puedo creer —susurró Vicente, con la boca abierta — ¿Estás seguro que quieres compartirlo con nosotros?
A pesar de decir eso, Emma podía ver con claridad la baba de su boca, casi se le caía por el mentón.
—Claro que si… y Emma, esto es lo más delicioso del mundo y se llama chocolate.
Le ofreció un cuadrado, lo tomó con desconfianza, a diferencia de Vicente que no dudo en tomar un cuadrado y llevárselo hasta la boca para comenzar a chuparlo. De esa forma se hacía durar más la comida, era su súper teoría.
— ¡Dios! Que cosa más rica.
Solo por curiosidad Emma pasó la lengua por aquel pedazo de chocolate.
No duró ni cinco segundos en sus manos, lo tragó de forma compulsiva. Jamás había probado aquel sabor tan dulce y a pesar de que estaba un poco duro, fue lo más rico que comió por el resto de su vida.
— ¿No quieres dormir en casa hoy?
Vicente le preguntaba todos los días lo mismo a David y la respuesta siempre era igual.
—No, estoy bien aquí.
David nunca aceptaba ir a otra casa a quedarse, siempre los visitaba, pero se iba antes de anochecer. Alma le insistía que se quedara, ya que era solo un niño de diez años… aunque jamás se comportó como tal, parecía un adulto incluso desde niño.
Lo mismo pasó con Vicente, pero unos años después, cuando se dio cuenta de algunas atrocidades de la vida.
—Entonces juguemos a algo —dijo Vicente.
—Está bien —respondió David, levantando sus hombros.
Mientras ellos hablaban sobre algún juego, Emma miró alrededor en busca de más chocolate, pero era obvio que ya no había. La casita de David era más pequeña que la de ellos y tenía varios agujeros que dejaban entrar el viento durante la noche, pero siempre desde pequeño tuvo una obsesión por mantenerla ordenada. Las pocas cosas que tenía, estaban alineadas en el suelo.
Ambos decidieron jugar a las escondidas y a Vicente le tocó contar y encontrarlos.
Emma se escondió entre los pastizales.
— ¿Vicente? —preguntó al escuchar un ruido. La idea era que no la encontrara, eso lo sabía, pero la voz de su hermano estaba en otra dirección.
—No, soy yo —dijo David, apareciendo de la nada, sonriendo.
— ¿No tienes que esconderte en otro lugar?
—Sí, pero te quiero dar algo —dijo sacando algo de su bolsillo. El pantalón que llevaba, daba pena, igual que el de ella.
Era un pedazo de chocolate.
— ¿Para mí? Pero ya nos diste un pedazo —dijo Emma sin entender.
—Una niña debería recibir muchos dulces ¿no crees? toma.
No dudo en comérselo, disfrutó cada segundo de aquel sabor y cuando volvió a abrir los ojos, David ya no estaba.

Los gritos en la calle la despertaron. El fuego ya se había apagado y comenzaba a amanecer. Se puso de pie, pensando en el sabor de aquel chocolate.
—Estúpido David —dijo al recordar que siempre tenía esos gestos y no solo con ella, sino con varios niños.
Antes de que David y su hermano se fueran en busca de un médico, él se hacía cargo de varios niños que eran demasiado pequeños para cuidarse por sí solos. Emma no sabía que había pasado con ellos.

Tomó su mochila verde y guardó sus pocas pertenencias. Bajó las escaleras del edificio y comenzó a movilizarse. Emma necesitaba llegar a una de las sedes de la EBE, pero eran difíciles de encontrar, por ello había estado viajando este último año, tratando de buscar una de esas sedes.
A pesar de que el mundo se estaba cayendo a pedazos y era difícil encontrar comida, aun habían habitantes que tenían una vida que se podría considerar normal, tenían uno de los trabajos normados por el gobierno mundial, una casa y una familia.
Por eso le era fácil poder tomar el auto de quien ella quisiera y recorrer diferentes lugares.
A sus quince años descubrió que era una de esas personas con ciertos dones, nunca nadie le había explicado de que trataba y no había información sobre ello en los noticieros o los libros, simplemente eran personas que existían, incluso habían agrupaciones que creían que eran dotados con ciertas habilidades por Dios y otros grupos que pensaban que eran diabólicos. Muchos habían acabado en manos de este último grupo y terminaron torturados y asesinados de la peor forma, por lo que tener este poder no era nada beneficioso en realidad.
Excepto cuando ella necesitaba hacer fuego o lograr que un auto arranque.
Aprendió a manejar el mismo año que quedo sola, también descubrió como canalizar la energía eléctrica que había en ella, en los autos que manejaba, así que no necesitaba llaves, simplemente tomaba el volante, permitía una descarga de electricidad y ¡magia! El auto comenzaba a correr sin mayores problemas.
La suerte o maldición en este día fue encontrar un jeep negro, de doble cabina, del cual decidió tomar como su próximo medio de transporte. Notó que no había nadie a su alrededor, así que el dueño debía estar en el interior del edificio donde se encontraba el alcalde de la localidad donde se encontraba.
No lo dudó ni por un segundo, entró al jeep y lo encendió, luego comenzó a conducir y se largó de ese lugar.
El problema era que tan solo pasaron cinco minutos para que el edificio de la Alcaldía explotara por algún estilo de bomba.
La EBE estaba cerca.
A pesar de que Emma quería ir con ellos a costa de todo, se asustó como hace mucho tiempo no lo hacía y presionó el acelerador a su máxima potencia, esquivando otros autos abandonados y defectuosos, también a personas que cruzaban la calle o a vagabundos como ella que buscaban algo que escarbar en la basura.
Condujo por alrededor de una hora, el sol recién se estaba poniendo en su completa posición y estaba haciendo de las suyas, por lo que el calor y la debilidad que traía en su cuerpo, no ayudaron a que sus sentidos funcionaran a la perfección y notara la caravana que había a un par de kilómetros de distancia.
No los vio hasta que los tuvo encima y cuando quiso esquivarlos para escapar de ellos, porque su súper idea de unirse a ellos era a largo plazo, fue imposible. Estuvo rodeada de diferentes jeep negros hasta que no tuvo escapatoria.
Estúpidamente puso el seguro en las puertas y miró hacia adelante en todo momento.
Alguien tocó a la ventana.
—Señorita, baje del vehículo —dijo un joven de tez oscura, amablemente para su sorpresa.
No respondió, solo presionó sus manos con mayor fuerza en el volante.
Si ella quisiera podría realizar una descarga lo suficientemente grande como para carbonizarlos a todos, pero la verdad era que si bien podía lucir valiente, Emma no se atrevía a hacerlo. Después de haber matado a tantas personas esa noche, se quedó con el temor de que no era más que una bomba de tiempo que acabaría con todo el mundo si no se cuidaba.
—Señorita Miller, por favor, por lo menos baje la ventanilla —ella miró hacia aquel muchacho, que no debía ser un par de años mayor que Emma.
No le sorprendió que supieran su nombre, tan solo debía escanear su rostro con un Reconocedor y sabrían todo de ella.
— ¿Por qué habría de hacer eso? —dijo levantando el mentón.
Si bien moría de miedo en su interior, no lo iba a demostrar. Sus piernas temblaban.  
—Porque está rodeada y aunque sabemos de su habilidad, le estamos pidiendo por favor que baje la ventanilla ¿no debería tener cierta amabilidad con nosotros?
—Acaban de volar la Alcaldía —dijo sin mirarlo.
—Sí, bueno, podríamos decir que dicho representante de esta ciudad solo estaba destinando su dinero a la Estación Lunar en vez de darle un poco de alimento a personas como usted.
Se giró a verlo, fue como un reflejo.
—Además estamos aquí, en su búsqueda.
No, realmente ella consideraba que estaba loca al querer unirse a ellos, debía buscar una nueva forma de encontrar a su hermano… si él aún estaba con vida.
Estaba asustada, de verdad, hacía mucho tiempo que no sentía alguna emoción real en su cuerpo. Ahora estaba sintiendo tal pánico que estaba perdiendo el control. Comenzó a recordar aquella fatídica noche de su hermano y David, vio todo como si se estuviera repitiendo una vez más.
—No entre en pánico, señorita Miller —dijo él nuevamente, pero era caso perdido.
Sus manos estaban comenzando a brillar sin control.
—No le haremos daño —dijo tomando su arma.
Aquello solo hizo que su corazón latiera más rápido y buscara una forma de escapar, presionó inconscientemente el acelerador y atropelló a tres hombres de overoles negros, pero de alguna forma detuvieron el jeep y el joven que le había hablado hacia solo dos minutos, apuntaba con su arma a la ventana y disparó.
Cerró sus ojos esperando sentir la bala en su cuerpo, pero nunca llegó. Cuando volvió a abrir los ojos para ver que había sucedido, todo estaba brillando a su alrededor y supo de inmediato que esa luz no venía de otra persona que de ella.
— ¡Deténgase! —dijo el chico nuevamente, pero no le hizo caso.
Tuvo deseos de volar sus sesos, de acabar con toda la EBE para así vengar lo que le hubieran hecho a su hermano. Estaba comenzando a descontrolarse, pero se decidió demediado tarde.
Solo sintió un pinchazo en el cuello, justo cuando lanzó un rayo de su mano, el que le dio a un hombre mayor que estaba al otro lado del jeep.
Luego perdió la consciencia.

 :D Espero que les guste el capitulo. Gracias por pasarse por el blog :)

2 Lectores:

  1. Hola, que buena historia. Iniciando ya has puesto varias incógnitas
    Veamos como la desarrolla,va muy bien en los 2capitulos que has montado, GRACIAS!
    Un beso y un abrazo, feliz año Dani ^-^

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  2. Feliz año Dani
    Me encanta un poco de todo
    Los 100, épsilon, uff
    Aunque me hubiera gustado un eduardo y bella
    Jajaja

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