jueves, 19 de noviembre de 2015

Invitación Peligrosa - Capitulo 15


“Engaño”

—No puedo creer que lo hicieras, de verdad…esto ¡es ridículo! –dije cuando bajamos del ascensor para entrar a nuestro piso. Me fui directo a mi escritorio.
—Realmente son fáciles de sorprender —dijo riendo para después entrar a su oficina, pero volvió un segundo después —Cuando vayan al departamento mañana, no pienses hablar mal de mi Green o si no, les probaré que estás equivocada —ni siquiera lo miré, gracias al cielo llamaron al teléfono, contesté de inmediato y eso me dio la oportunidad solo para concentrarme en el trabajo.
Esto era demasiado por un día.
Estaba arreglando la agenda de Max para esta semana y pude notar que estaría bastante ocupado, sonreí cuando descubrí que en un  mes más tendría que viajar a Rusia para unos negocios ¡sería libre por una semana entera!
—Hola, Elizabeth –dijo Emily cuando llegó al piso, rebatándome los pensamientos de libertad que habían llegado hasta mí.

—Buenas tardes, Srta. Wright –ella me sonrió amablemente.
 — ¿Me podrías avisar con Max?
—Claro —dije avisándole por el teléfono al Monstruo que ella lo esperaba, pasó de inmediato.
Los minutos comenzaron a transcurrir mientras yo estaba aun organizando la agenda del Monstruo cuando escuché un ruido extraño desde la oficina, para después escuchar como algo se quebraba.
Me puse de pie de inmediato para saber si todo estaba bien, pero al acercarme a la puerta, que estaba cerrada, escuché como alguien gemía. Me quedé helada ¿ella estaba teniendo sexo con Max en su oficina?
Di media vuelta para ir por las escaleras hasta un lugar seguro, pero al abrir la puerta de escape, me giré enojada ¿Por qué tenía que salir de aquí? Fui hasta la puerta del vampiro y abrí esta con todas mis fuerzas…
Gran error.
No sé porque sentí como si un balde de agua fría cayera por mi espalda cuando los vi. La perra de Emily estaba apoyada en el respaldo del sofá, mientras Max besaba su cuello, él tenía su mano derecha bajo la falda de Emily, claramente entendí lo que le estaba haciendo.
Ella me vio y empujó a Max, haciéndole muy fácil alejarlo de ella, que envidia, yo no podía hacer eso, no tenía su fuerza de vampira.
— ¿Qué sucede? –dijo Max molesto. Tensé mi mordida.
—Solo pensé que necesitarían algo —él enarcó una ceja.
—A menos que te unas, no, no necesitamos nada.
—Muy bien, Sr. Blake –dije cerrando la puerta.
Miré a Emily y ella me observaba un poco avergonzada, cosa que no le creí.
Me fui a la sala de fotocopias y cerré la puerta con seguro, me senté al lado de la maquina y apoyé mi cabeza en la pared.
—No —dije negando ante las lágrimas que se aglomeraban en mis ojos –no te atrevas Lizzie Green, ni se te ocurra —respiré profundo varias veces para calmarme.
Me quede ahí por más de una hora, hasta que sentí como alguien caminaba cerca de la puerta para después escuchar el sonido del ascensor. Salí de la habitación de máquinas para ver que la puerta de Max estaba cerrada.
Seguí haciendo mi trabajo por las cuatro horas que me quedaban.
Eran las siete de la tarde y tenía ya todo apagado, Max me había hablado porque necesitaba algunos de los últimos informes que había recibido Ezequiel, los cuales me tomó un tiempo tenerlos, pero que ocuparon mi tiempo de forma productiva, de esa forma solo pensaba en lo que correspondía, o sea, el trabajo.
Max salió de su oficina y yo ya estaba lista para partir. Nos fuimos en silencio por el ascensor y debo decir que me apoyé al final de este, sin sentir nada de miedo, creo que ya había encontrado la solución de mis miedos, lo que era irónico siendo que una de mis pesadillas había eliminado a la que había soportado toda mi vida. Lo que era muy favorable porque no deseaba estar al lado de Max en ningún momento.
Nos fuimos al auto, ninguno saludó a Thomas, ni siquiera esperé a Sophia o Jennifer para despedirme.
Al llegar  al edificio bajamos de inmediato y no tuve problema en subir al segundo ascensor, íbamos acompañados del mismo silencio del viaje anterior.
— ¿A ti qué te sucede? –dijo cuando se abrieron las puertas. Me giré de forma inexpresiva a Max.
—No me sucede nada…iré a la habitación y luego saldré a caminar –él frunció el ceño.
— ¿Cómo que saldrás? ¿A dónde?
 —Eso a ti no te interesa, estaré de vuelta, no me escaparé, tu nevera no se irá –dije dando media vuelta y yendo hacia la habitación.
Max no dijo nada, lo que me sorprendió bastante. Por lo visto si tendría cierta libertad después de todo.
Me cambié de ropa y saqué dinero de mi bolso. Me dirigí hacia el ascensor sin mirar a ningún lado, pero aun así mi concentración se quebró al escuchar su voz cuando pasé por la sala.
 —Yo no te voy acompañar al ascensor –dijo Max sentado en el sofá, dándome la espalda.
—No te necesito –dije yendo hasta esa caja metálica y metiéndome sin problemas. Presioné el boto y solo sentí que mi estómago se revolvía pero nada más. Por lo visto demostrarle a Max que no lo necesitaba era más importante que mi temor a los ascensores.
Llegué abajo y me dirigí caminando directamente hasta una farmacia y compré lo que necesitaba, sonreí al verme triunfadora ante mi plan.
Era un alivio poder descubrir que no necesitaba estar encerrada en ese lugar todo el tiempo, podría ir con mis amigas y también dar paseos si se me fruncía. Tendría un respiro por parte del Monstruo.
—Elizabeth Green –me giré al escuchar mi nombre.
—James Staci —dije copiando su tono de voz.
— ¿Cómo estás? –se acercó y besó mi mejilla, no debo decir que eso fue lo más normal del mundo siendo que es un vampiro, pero tampoco me causó tanto miedo.
—Bien, comprándole un regalo a Max –él miró la bolsa y sonrió.
—Creo que las cosas no van bien entre los dos ¿no?
—Nunca irán bien ¿Qué haces tú por aquí? –dije desviando el tema, no tenía ganas de hablar de esto.
—Voy a donde Max, ahora mismo —sonreí.
—Eso es excelente, podrás ver cómo le doy su regalo —él negó.
—Elizabeth, no es correcto…lo harás enojar –levanté los hombros sin que me importara, no tenía nada que perder, solo podía matarme y la muerte tenía buena cara en estos momentos.
Suspiré deprimida por tener ese tipo de pensamientos.
—Me puedes decir Lizzie y no te preocupes —ambos fuimos caminando hacia el edificio –estas caminando ¿Cómo qué no ocupas un auto muy lujoso, hasta para ir a la esquina a comprar lo más ridículo del mundo? Max nunca camina –dije pensando en ese estúpido vampiro, que no era capaz de dar un paso sin que fuera sin su auto.
—Me gusta caminar, es entretenido, mezclarse entre la gente…me sorprende que tú estés caminando sin un guardaespaldas. Max está obsesionado contigo.
—Si vuelvo, todo está bien, su nevera no se irá a otro lado…él me ha dejado en claro que no puedo hacer eso —James me miró con sus ojos negros bien abierto, lucía bastante sorprendido.
—Lizzie, no te puedes llamar así, es una falta de respeto para ti y para tu vampiro –dijo sonriendo como si yo hubiera dicho la cosa más loca del mundo.
—Créeme, decir nevera, no ha sido nada a como me han faltado el respeto hoy —James no dijo nada.

Llegamos al edificio luego de ir conversando amenamente, ya que James me contó que iba a una reunión con Max porque él trabajaba en otra empresa, una de las grandes competencias de Blake Ltda. Su objetivo era averiguar sobre las debilidades de dicho lugar y luego entregarle un excelente informe a Maximiliano, ya que de esa forma seguirían en ventaja. En simples palabras, el rubio de ojos oscuros era un soplón.
Subimos el ascensor y mi ánimo estaba por las nubes, James había llegado en un momento adecuado a visitar a su amigo. Creo que la existencia de un testigo, potenciaba aun más lo que deseaba obtener con mi regalo hacía el Monstruo.
Entramos y Max estaba en sofá, donde lo vi por última vez antes de salir. Se puso de pie de inmediato y nos quedó mirando serios.
— ¿Dónde andabas? –preguntó mirándome, con ese tono frío y autoritario.
—Te compré un regalo –él miró la bolsa y entrecerró los ojos, eso solo me ayudó para tener más valor. Di unos pasos hacia él, furiosa, el mismo sentimiento que había reprimido hace horas atrás –esto es para que te quede muy claro algo, Maximiliano Blake, no te pediré que te dejes de acostar con esas mujerzuelas que tienes porque es imposible pedirle eso a un hombre como tú…¡ups! –dije dramatizando más de la cuenta –tú no eres humano, lo olvidada, al Monstruo que eres y no lo digo porque seas vampiro —dije sonriendo a James, para que no se sintiera mal –sino por lo asqueroso que puedes llegar a ser, no me volverás a tocar y que te quede claro que me encargaré de eso…a menos que uses uno de estos –dije tirándole la bolsa. Max la tomó con agilidad y sacó la caja de preservativos –no me pienso exponer a cualquier cosa que se te pegue por sinvergüenza —dije para dar media vuelta.
Tenía que ser realista, Max tenía la facultad de hacer conmigo lo que deseara, por eso se me ocurrió esta brillante idea.
— ¡Green! –sonreí. Me volteé seria, Max era tan predecible.
—Ya veo –dije dando unos pasos hacia él –compré de tu talla, XS –dije indicando con mi mano que tenía un pene chico, dejando mi dedo índice y pulgar muy cerca el uno del otro. Escuché como James comenzó a carcajearse sin parar.
—Oh Dios… –dijo James riendo –Todo se paga en esta vida Max, Lizzie es tu karma –di media vuelta para salir de ahí, antes de que me estampara contra el ascensor.
— ¡Sí! ¡Mejor corre Green! –Dijo gritándome, pero no le hice caso –y tú no la llames Lizzie –dijo dirigiéndose a James.
Fui a la habitación sabiendo que habrían represarías sobre esto y no tendría como arreglármelas, pero me comencé a concentrar para que Max no pudiera manejarme a su antojo, esto tenía que tener algún truco, debía aprender a guardar mis pensamiento, el vampiro no era ningún dios cómo para ser invencible. Sin embargo, no tenía idea de cómo saber su debilidad.
Estuve bastante tiempo en internet, en la sala que había dentro de la habitación que me habían asignado. Pude ver que tenía unos correos de Suzanne y Luke, mis padres, pero ni siquiera los abrí para saber que decían. En el momento que iba a cerrar el ordenador pude ver que había recibido un nuevo correo, de una persona desconocida. Lo abrí y casi mi mandíbula cayó al suelo, era de Teresa Blake.
—Tú y yo vamos a conversar ahora mismo –dijo Max al frente mío, apareciendo  en un segundo, sobresaltándome hasta el punto de saltar en mi asiento.
Lo quedé mirando enojada, de verdad no me estaba intimidando por completo, pero necesitaba tiempo para prepararme ante su asqueroso humor, como ahora, que parecía un maldito león a punto de atacar. Cerré el ordenador sin poder leer el mensaje.
—Dime… ¿Es qué acaso no te agradó la marca de condones? Es una de las buenas.
—Te diré ahora mismo –dijo muy serio –que no permitiré que vuelvas a hacer algo así de nuevo, esta solo será una advertencia y si no la sigues tendré que tratarte como lo hice la noche de la fiesta ¿quieres eso de nuevo? –dijo mirándome sin tener expresión alguna.
—No vendrás hasta aquí a decir qué hacer Max, desde ahora debes entender que si robaste mi vida, tendrás que aceptar las consecuencias, no seré tu amiga, si puedo, te haré la vida un infierno —él entrecerró levemente los ojos, molestándose aun más cada segundo que me escuchaba –y ya no me intimidas, no lo harás jamás ya que no tengo nada que perder si me quedé a tu lado.
—Yo sé de qué va esto –dijo ahora sonriendo levemente -¿Qué esperas Lizzie? ¿Qué te sea fiel? Eso solo lo hacen las parejas y quiero que te quede claro que los dos no somos una, solo eres lo que apacigua mis necesidades, así que no te tomes roles que no te corresponden –debo decir que lo que me informó no me afectó en nada, no estaba enojada por eso, el sentimiento era mutuo.
—Claro que no es eso imbécil, solo que no dejaré que me toques cuando estas acostándote con cualquier chica o vampira que se te cruza por delante –Max me quedó mirando unos segundos sin decir nada, como si estuviera tratando de meterse en mi cabeza, pero le fuera inútil.
— ¡Demonios! –dijo enojado para después dejarme sin decir nada.
Me quedé sorprendida por su reacción, él no era de aquellos que se retirara cuando se les enfrentaba un problema. Me senté en la silla en estado de shock, de verdad pensé que iba a golpearme o bueno…lo que usualmente hace cuando se enoja conmigo, que es tomarme sin mi consentimiento. Debo admitir que tiene una pésima técnica.
Mi cabeza aun ardía de furia por lo que había visto en su oficina, me sentí pésimo, solo me estaba restregando en mi cara que yo no era más que su puta personal y jamás en mi vida pensé que llegaría a ese nivel, aunque nada estaba saliendo acorde a lo planeado, empezando por la forma de perder mi virginidad y ahora estar atrapada al lado de un vampiro, que bebía mi sangre.
Miré la hora e iba a ser las diez de la noche, ahí me di cuenta que tenía hambre. Por lo que fui tranquilamente hasta la cocina y saqué unas frutillas de la nevera, me senté en el sofá y prendí la televisión para poder comer tranquila.
Max no apareció en toda la noche, de seguro había salido para revolcarse con alguien, mejor para mí, así me dejaba tranquila. Me sentía extrañamente poderosa, no tenía la menor idea del por qué, solo podía estar segura de una cosa, estaba furiosa con Max Blake y no lo quería volver a sentir en toda mi vida porque me daba asco.

Íbamos en el ascensor en silencio, exactamente como había sido desde que había visto a Max esta mañana. No me acerqué a él porque me daba repulsión y por lo visto, él había hecho algo bueno por mí, eliminar el miedo por los ascensores, lo que me facilitaba mantenerme alejada de su persona.
Entramos a la oficina, tomé mi agenda que dejaba en mi oficina siempre y comencé a decirle lo que tenía que hacer, con un tono neutro, Max me miró muy serio en todo momento y debo decir que no me causó nada su presencia, era como tener a cualquier persona cerca. Lo que era maravillosamente perfecto, la pregunta era ¿Por qué ahora y no desde la noche que abusó de mi?
—Puede retirarse Elizabeth —dijo mirándome fríamente como lo hacía desde ayer, bueno desde hoy en la mañana que era el momento en que lo había vuelto a ver luego desde que desapareció de mi vista.
Me giré y me fui hacia mi escritorio, pero no pasaron más de quince minutos cuando pude ver a Emily salir del ascensor.
—Buenos días, Lizzie –dijo como si nada. De verdad estaba pensando que esto entre los vampiros era muy habitual, aunque dudo que Teresa permita que Ezequiel la engañe.
—Buenos días Srta. Emily –no iba a permitir que lo que pasó ayer arruinara mi característica principal dentro mi trabajo, ser profesional — ¿necesita hablar con el Sr. Blake?
—Si –dijo mirándome, tan elegante como siempre.
Ella estaba con un traje de dos piezas color negro, resaltaba su blusa blanca por el blazer y sus piernas, largas y perfectas salían al encuentro de cualquier hombre sátiro, o sea, salían al encuentro de Max. Su cabello rubio caía por sus hombros como si hubiese sido arreglado por el mejor peluquero del mundo, zorra, eso era lo que parecía, en realidad no, pero de todas formas me sentía mal al ver lo hermosa que era, ella realmente hacia la pareja perfecta con Max, eso me agradaba, quizás ellos terminarían juntos y Max me dejaría en paz.
—Bueno, deme un segundo –marqué el numero que me conectaba a Max –Sr. Blake, la Srta. Wright –que no tenía nada de señorita –lo está esperando aquí –miré la agenda y no tenía ninguna cita con él, pero ella era de la empresa, así que no creí que no necesitaría una.
—Hazla pasar y cancela mi cita de las nueve –dijo como si nada para después cortar.
—La espera, adelante —dije mirándola sin expresión. Ella dio un paso para ir donde él, pero se volteó para decirme algo, pero segundo después se arrepintió y terminó entrando a la oficina de Max.
Tomé mi bolso y salí de ahí para ir a la cafetería por algo que comer, no había tomado desayuno esta mañana tampoco. Bajé tranquilamente en el ascensor, aunque aun sentía esos nervios en el estómago, no era nada comparado a lo que pasaba antes. Realmente esto debería haberlo arreglado Suzanne ya que ella fue la culpable de mi “trauma”, pero no iba a esperar que fuera una buena madre a estas alturas.
Llegué al casino y pedí un capuchino con un pastel para poder llenar un poco mi estómago y durar hasta las doce del día, hora del almuerzo. Me senté tranquila en el casino que estaba completamente vacío, todos trabajaban.
—Veo que aquí nadie trabaja –me exalté al escuchar esa voz. Me giré y quedé mirando a James sorprendida –no creas que te sigo, vengo a ver a Max.
—Gracias por la aclaración, ya me basta con un vampiro loco, no necesito otro más —dije girándome de nuevo para tomar mi café tranquila. James se sentó al frente.
—Veo que estás entera, Max no te hizo nada…de verdad debes estar furiosa con él –fruncí el ceño sin entender lo que dijo.
—Lo que hizo es algo denigrante para cualquier ser vivo, cruzó la línea —dije tomando de mi café.
—No lo dudo, pero así es Max, no harás que cambie, jamás…varias lo han intentando que eso te quede claro.
—Creo que eso no me interesa.
—Si lo haces, no me vengas con cuentos, tú eres su...—rodeé los ojos.
Elska Evige –dije con tono burlón, no entendía muy bien de que se trataba eso, solo parecía que fui maldita por mi grupo sanguíneo.
—Exacto –dijo sonriendo.
—Eso no tiene nada que ver, ustedes son muy raros —él me quedó mirando unos segundos sin decir nada, hasta que suspiró y volvió a hablar.
—Úrsula, esa fue su primera Elska Evige, no duró ni cinco minutos bajo sus colmillos.
—No me digas que es el típico hombre que fue engañado por una mujer y quedó traumado, aunque en el caso de Max, lo dejó sádico —él negó.
—No, ojalá hubiera sido eso, pero no…bueno, creo que iré a ver a Max –dijo poniéndose de pie.
—No me puedes dejar así, ya comenzaste a hablar –dije mirándolo sorprendida.
—Max es mi amigo guapa, solo lo estoy ayudando.
—Dudo que ese vampiro tenga amigos, además no puedes subir, esta con Emily Wright, solo Dios sabe que cosas estarán haciendo…
—Ya veo, creo que eso arruinó todo ayer ¿no? –levanté los hombros quintándole importancia, no quería hablar con este vampiro.
—Solo fue la gota que rebalsó el vaso, todo esto me tenía al límite, Max se encargó de arruinarlo aun más —él me quedó mirando unos segundos sin decir nada.
—Bueno, pero para que veas que no todo es malo, te diré que me agradas…para Max –lo miré como si fuera el ser más estúpido del mundo.
—Espero que jamás vuelvas a decir algo como eso.
—No es un insulto, Max puede ser muy leal cuando lo quiere ser.
—Creo que leal y fiel…son palabras diferentes para Max, pero por lo que he visto y lo que ha sucedido estos días me he dado cuenta que no tengo ninguna obligación con él, puedo salir y hacer lo que quiera, con quien yo desee.
—Wow tranquila —dijo James mirándome sorprendido –no serías capaz de hacer algo así, eso no lo hacen las personas como tú –enarqué una ceja.
— ¿Cómo yo? –él asintió.
—Lizzie, tú eres especial para Max.
—Claro, tan especial como su sabor favorito de helado.
—Si…en parte, pero no te atrevas a hacer lo que piensas, solo arruinarías todo aun más.
—James, te pediré que no te metas en asuntos que no te incumben –dije notando la confianza que se estaba tomando. Él me sonrió para después acercase más a mí.
—Esa boquita tuya, Lizzie –dijo pasando suavemente su mano por mi mejilla. Me alejé para que no lo siguiera haciendo –solo te meterá en problemas, nos vemos guapa –dijo guiñándome un ojo y dejándome desconcertada.
Me quedé en la cafetería por más de una hora haciendo absolutamente nada, hasta que vi pasar por un pasillo a Emily, por lo que decidí subir a seguir con mi trabajo. Al llegar pude ver que estaba el Sr. Anderson esperando, sentando en el sofá, esa era la cita de Max a las nueve de la mañana. Eran las nueve y media.
—Disculpe, pero tengo una cita a las nueve con el Sr. Blake y no he hecho nada más que esperar y nadie aparece –sonreí mentalmente al darme cuenta que no había cancelado la cita, ups, un error lo comete cualquiera.
—Lo siento mucho Sr. Anderson, puede pasar no se preocupe, adelante –dije abriendo la puerta. Pude notar que todo en la oficina estaba desordenado. Max me miró de tal forma que casi me mató, si, lo estaba haciendo enfurecer de verdad –ahí está el Sr. Blake –dije cerrando la puerta y mirando como Max se estaba arreglando la corbata que recién estaba ubicando en su lugar.
Cerré la puerta cuando el Sr. Anderson entró y yo me fui a seguir con mi trabajo, ya que al haber sido tan temprano interrumpida por Emily, mi trabajo se vio interrumpido.
Estuve más de una hora mientras Max estaba aún con el Sr. Anderson, así que solo me concentré en arreglar los últimos detalles. Llevar adelantado mi trabajo estaba provocando cierta desventaja, no me gustaba quedarme con tiempo libre porque eso exponía al vampiro.
Sin nada que hacer recordé el Email que me había enviado Teresa, por lo que decidí ingresar a mi cuenta para leerlo, estaba a solo un clic de hacerlo cuando Max me llamó al teléfono.
— ¿Si, Sr. Blake? –dije con un tono neutro, el que siempre utilizaba.
—Por favor, le pediré que ingrese a la oficina –cortó mientras  yo tragaba saliva nerviosa.
Tenía una idea de lo que podría hacer Max, así que no me iba a complicar mucho por lo que pasaría en ese lugar. Me puse de pie y toqué para después entrar.
Atravesé completamente la oficina hasta llegar al lado del escritorio de Max.
—El Sr. Anderson es un gran inversionista que ha dejado sus negocios en nuestras manos, Elizabeth –dijo mirándome con una cara de póker impresionante.
—Lo sé, el Sr. Ezequiel lo estima mucho –dije mirando al señor canoso que estaba sentado cómodamente mirándome.
—Así es, se ha molestado por haber tenido que esperar, le expliqué que esa ha sido completamente responsabilidad tuya –asentí mirando a Max para después mirar al Sr. Anderson.
—Lo siento mucho, de verdad, tenía todo organizado con su cita Sr. Anderson, solo que hubo un cambio de planes de último momento y me he traspapelado de tal forma que olvidé cancelar su reunión con el Sr. Max, es mi culpa completamente… –aquel hombre me quedó mirando unos segundos, pero yo lo miré como una víctima, no utilizaba esa táctica usualmente, pero esa expresión me había salvado más de una vez y se lo tenía que agradecer a Sophia, por completo, ya que ella hacía lo mismo –lo siento, de verdad Sr. Anderson.
—Bueno, eres joven –dijo sonriéndome –tengo una hija de tu edad, ella estudia, tú solo haces esto ¿trabajar en Blake Ltda.?
—Sí, aunque espero que no sea para siempre, tengo más planes que ser secretaria o asistente –sonreí al pensar en mis sueños y los viajes que iba a realizar, todos arruinados por Max.
—Eso es bueno, eres una chica con sueños, no hay nada peor que no tener ambiciones, pero no te preocupes, los cambios de citas tan improvistos no son culpa de la secretaria –dijo mirando seriamente a Max. También lo miré y sonreí al ver que mi expresión había dado resultado. Max ahora no me miraba como un jugador de póker, sino que lucía molesto y por lo visto no le importaba tener un cliente bastante influyente al frente de él.
—Muchas gracias por entender Sr. Anderson, le aseguro que esto no volverá a ocurrir, es mi responsabilidad –dije “apenada”
—Oh tranquila querida, por Ezequiel sé que eres una buena secretaria, no te preocupes…él ya volverá –sonreí, asintiendo.
Este era mi as bajo la manga. Max era el hijo del jefe, no había aparecido jamás en el edifico y nadie lo conocía mucho, por lo tanto, nadie era capaz de dar un solo voto de confianza a como realizaba su trabajo, además, era joven, claro, para los demás; aun así, Max solo era un chico que había conseguido todo demasiado fácil, no comparado con los demás propietarios de las demás empresas que apadrinaba Blake ltda. Ellos eran gente mayor, personas a las que les había costado bastante levantar sus actuales imperios. Había aprendido bastante en estos meses trabajando.
—Se extraña montones por aquí al Sr. Ezequiel, pero estará por un tiempo de vacaciones, las necesitaba ¿no cree?
—Así es, este trabajo te consume de una forma increíble, tú —dijo dirigiéndose a Max –debes aprender a mantener el equilibrio en tu vida personal como laboral, sé cuidadoso o sino terminarás siendo absorbido por esto –Max lo miró y asintió.
—Gracias por el consejo, tendré muy claro que en mi vida personal mantendré un equilibrio —al decir eso, me miró –hay que tener bastante disciplina en este ambiente –tragué saliva al ver su expresión pero no me cohibí.
—Entonces ¿necesita algo más Sr. Blake?  —Este negó — ¿Y usted Sr. Anderson? ¿Un café, té o algo que necesite? –el señor me sonrió amablemente.
—No te preocupes querida, que yo quiero terminar esto luego e irme a casa –asentí y salí de la oficina como una ganadora.
Max me había tratado de humillar y no le resultó, creo que tendría que comenzar a comportarme de esta manera para que él no me siguiera tratando como un trapo sucio al cual podía utilizar cuando se le diera la reverenda gana.
Me senté para poder ver el email de Teresa pero Max me interrumpió cuando cerró la puerta de su oficina.
—Ten mucho cuidado Green, estás jugando con fuego, estoy siendo paciente solo porque tu comportamiento es inmaduro, pero vas a colmar mi paciencia –levanté tranquilamente mi mirada. Max estaba apoyado con ambas manos en mi escritorio, mirándome furioso.
— ¿Sabes qué el Sr. Ezequiel jamás deja a sus clientes solos? Eso no les da confianza a ellos, deberías aprender más de él –dije sonriendo.
—No me vendrás a decir tú qué hacer, una simple secretaria que no tiene nada –realmente no me afectaba nada de lo que decía, eso era mentira. Él me había quitado todo.
—Creo que deberías volver adentro –seguí mirando hacia la pantalla para por fin leer el correo de Teresa, pero Max me dejó helada ante lo que hizo.
Dio un golpe al monitor de tal forma que lo quebró como si fuera solo un pedazo de cartón, haciendo que sonara de una forma que logró que en menos de un segundo quedara pegada a la pared del salto que me provocó el susto.
—Ten cuidado conmigo –dijo mirándome a los ojos, provocando que corriera una gota de agua fría por mi espalda.
— ¡¿Qué ha sucedido?! –dijo el Sr. Anderson, llegando a donde nosotros, asustado.
—Nada, solo que ha venido un alza del voltaje –dijo Max mirándolo preocupado –ha hecho que rompa el monitor —dijo negando.
—Dios ¿está usted bien? –dijo mirándome. Asentí asustada, aun recordando como de un solo movimiento Max rompió el aparato, esa pudo ser mi cabeza.
—Exacto –dijo Max mirándome — ¿Estás bien? –su mirada preocupada, su tono de voz interesado solo me dieron la evidencia clara de cuan cínico podía llegar a ser este vampiro.
—Sí.
—Espero que no se vuelva a repetir y de una forma más peligrosa –dijo mirándome. Tragué saliva y asentí –muy bien, sigamos con esto –dijo Max yendo hacia su oficina.
—No, claro que no, volveré otro día ¿podrías meterme en su agenda? –preguntó el Sr. Anderson mirándome.
—C-Claro, no se preocupe –él me miró apenado.
—No te asustes, gracias a Dios no ha pasado nada malo –miró a Max –ahora usted se puede encargar de arreglar esto, que esté muy bien –se percibía que a él no le agradaba nada mi jefe, lo que me alegró. Max era un hombre para no confiar.
—Arregla esto –dijo Max apuntando hacia el monitor y entrando hacia su oficina cuando quedamos solos.

El resto de trabajo fue llamar a Arthur para ver si podía traer un monitor este mismo día, claramente llamé primero a Jennifer comentándole lo del alza de voltaje, ella intercedió por mí para que llegara un nuevo monitor a las horas después de lo que hizo Max, era mejor eso que esperar días a como usualmente estábamos acostumbradas. Pero no todo fue malo, desde que Max rompió el monitor no salió más de esa oficina hasta la hora del almuerzo, donde yo escapé antes para no tener que verlo.
—Entonces –dijo Sophia como que no quería la cosa –bajaste sola….en el ascensor —me sonrió bastante orgullosa por lo que había hecho.
—Lo más probable es que tu novio esté involucrado en eso ¿no? –dijo Jennifer mirándome sonriente.
—Hola a todas –dijo Arthur sentándose con su bandeja para después darle un tierno beso en los labios a Jennifer.
—Hola amor –lo saludó ella mirándolo toda enamorada.
—Por lo visto, solo duramos un almuerzo con el jefe ¿no? –dijo Arthur mirándonos. Asentí, gracias a Dios Max no había venido esta vez, no quería verlo, me daba miedo, lo que hizo en la oficina me dejó bastante asustada.
—Lizzie –dijo Sophia  mirando hacia detrás de mí. Sentí como un escalofrío recorría mi espalda.
—Sr. Blake –dijeron mis tres amigos. Me giré y quedé mirando mal a Max.
— ¿Qué sucede? –él enarcó una ceja.
— ¿Es que no te puedo acompañar mientras almuerzas? –se sentó a mi lado. Miré a Sophia y ella tenía el ceño fruncido al ver la escena.
—Claro que puedes —dije sonriendo ahora para que ella no comenzara a sospechar, no quería un interrogatorio sobre todo lo que sucedía entre nosotros porque me pondría a llorar y descubrirían toda la verdad.
Miré a Jennifer y ella realmente no estaba contenta con esta visita, creo que el hechizo de Max Blake se estaba acabando. Los más probable era que ella supiera que algo estaba pasando con Emily, ya que ella era su jefa, pero Jenn no me podría decir nada, tenía que ser fiel a su jefa más que a su amiga, era comprensible, aunque personalmente le confesaría la verdad si estuviera en mi situación.
—Entonces –dijo Max — ¿irán hoy al departamento con Lizzie? –eso me pareció bueno. Habíamos quedado de acuerdo ayer, supuse que Max dio la idea para que ellas no pensaran mal de nosotros y comenzaran a confiar.
—Si –dijeron ambas.
—Se pueden ir hoy con nosotros, no hay ningún problema.
—Yo me iré en mi auto –dijo Sophia, que no tenía una expresión muy agradable hacia Max.
—Y yo con Sophia –dijo Jennifer. Sonreí, por fin mis amigas estaban abriendo los ojos, esto con Max era demasiado raro, no era común en mí tomar decisiones de este estilo, ir a vivir con un hombre sin decirles nada de él, cómo me hace sentir o lo que se suele decir cuando estas con un chico.
—Muy bien –dijo Max sonriendo –le haría bien a Lizzie tener a sus amigas en casa, sigue incómoda porque le pedí que se mudara conmigo.
—Debes sentirte sola –dijo Sophia mirándome.
—Un poco, pero hoy irán ustedes así que no habrá problemas –en ese momento pensé ¿Cómo no se darían cuenta de que dormía en otra habitación, donde tenía la ropa y mis cosas?
—Muy bien, los dejaré solos para que no se incomoden conmigo aquí y puedan hablar mal de sus jefes sin problemas –dijo con una sonrisa arrebatadora y un tono de voz demasiado agradable, que hasta Arthur rió con lo que dijo Max.
Miré a las chicas y me di cuenta de que se habían sentido mal. Rodeé los ojos.
—No es necesario, se puede quedar –dijo Jennifer.
—No, dejaré a Lizzie tranquila que hoy fue un día difícil para ella –sin previo aviso se acercó y pasó levemente sus labios por mi mejilla.
Eso había sido extraño. Lo quedé mirando aun sorprendida mientras él se iba tranquilamente, despidiéndose de los chicos.
—Es tan raro Lizzie —dijo Jennifer, pero no le respondí nada ya que me sorprendió la mirada que dio Sophia y Arthur, como si la quisieran hacer callar.
—Bueno, entonces nosotras llegaremos un poco más tarde –dijo Sophia volviendo al tema de ir al departamento de Max.
—Bien.
— ¿Cómo va el nuevo monitor? –dijo Arthur mientras comía. Solo esa pregunta hizo que no volviéramos a hablar de Max, pero no pasó desapercibida las miradas que recibió Jennifer por parte de su novio y mi amiga, eso tendría que aclararlo hoy mismo.

El resto del día se convirtió tranquilamente en trabajo, no me relacioné con Max durante todo ese tiempo hasta que salió de la oficina para quedar mirándome mientras apagaba el monitor, eso me hizo recordar la escena de esta mañana y sentí escalofríos en mi cuerpo, ese vampiro estaba enfermo.
No hablamos nada durante el trayecto a su departamento, lo que me hizo más ameno el viaje, siempre que hablaba con Max era solo para discutir y darme cuenta que no tenía control en mi vida. El silencio servía para esconderme de lo que me estaba pasando y funcionaba.
Me fui directo hacia la habitación para poder cambiarme de ropa, estaba cansada con los tacos, por lo que solo me quedé con  unos jeans, una camiseta negra y unas sandalias bastante cómodas que tenía hace años, me sentía bien al tener mi ropa aquí.
Me dirigía hacia la puerta, cuando Max entró.
—Hoy vendrán Sophia y Jennifer –dijo como si no supiera que mis amigas vendrían –no podrás salir a ningún lado con ellas, tendrán todo lo necesario aquí, yo no las molestaré, pero te advierto que no comiences a hablar de más ni tampoco ha hablar mal de mí, sabes que están comenzando a pensar un poco más sobre lo que ocurre entre nosotros y te he dejado en claro lo que sucederá si ellas saben algo…ya no solo está incluida Sophia dentro de mi advertencia.
—Tu amenaza querrás decir –dije mirándolo directo a los ojos. Estaban negros.
—Tómalo como desees, solo quiero que sepas de lo que estoy hablando.
—Lo hago claramente, tu espectáculo con el monitor me dejó todo muy claro.
—Muy bien entonces —dijo para después salir de la habitación.
Me tomé unos minutos para volver a salir de la habitación porque no me lo quería encontrar, lo más probable era que ahora él saldría para acostarse con cualquier zorra que encontrara en esos pub que visitaba.
Salí hacia a la sala y quedé sorprendida al ver más personas ahí, eran parte del hotel, dejando muchas cosas para comer en la mesa. Saludé a quienes arreglaban todo y quedé mirando y tomando una que otra cosa para comer, ya que tenía hambre.
Solo pasaron unos minutos antes de que llegaran las chicas cuando todo el personal se fue.
— ¡Es hora de disfrutar! –grito Jennifer levantando unas bolsas, miré mejor  y pude notar que era alcohol.
—Jennifer, no grites –dijo Sophia riendo.
—Hola –dije abrazándola a ambas, esto era increíble, no me sentía para nada incómoda en este piso al tenerlas cerca –has traído algo para beber –dije mirando a Jennifer. En las cosas que Max me había encargado no había ni una sola gota de licor, lo que me llamó la atención.
—Sí, es necesario para que sueltes la lengua y nos comentes mejor todo esto de Maximiliano Blake y tú –dijo Jennifer sonriendo. Tragué saliva nerviosa, no podría tomar hasta quedar en ese estado, porque las pondría en peligro.
—Muy bien, es noche de nenas –dijo Sophia.
Por fin, una noche de chicas donde estaría más tranquila de lo que he estado en todos estos días. Solo tendría que preocuparme de no ser influenciada por Jennifer y comenzar a tomar más de la cuenta.

Eso lo podría manejar.

4 Lectores:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Ohhh no será que Max solo esta pensando en aparecer cuando estén borrachillas???
    No me gusta que Max la trate de esa forma, como si fuera reemplazable, o un estorbo... aunque todavía falta para que le den una buena lección, no???
    Besos gigantes!!!!
    XOXO

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  3. Ya quiero que lizzie le ponga un hasta aquí
    Basta de tanta crueldad

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  4. Que ya lea ese correo!!!! Lo necesita!
    Amo cuando Lizzie se pone rebelde y se sale con la suya y sobretodo que haga enojar a Máx es tremenda la mujer.
    Besos!

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