lunes, 30 de noviembre de 2015

Un Ángel Negro - Capitulo 14


Capitulo 14

Ethan y Dana caminaban en silencio. Habían enviado el video al celular de Ethan para que este luego lo enviara hasta Adam y Lilia, esperaban que lo hubiesen recibido, aunque no tenían noticias de ellos.
—Estabas extraño en la oficina —dijo ella, solo por decir algo.
—Bueno, esos vampiros me tenían un poco tenso en realidad.
—Sí, personalmente Alexander me intimida, aunque siempre se ha comportado bien.
Dana bostezó, cansada por haber perdido tanta sangre en un corto tiempo.
—Quizás nos podríamos quedar en un hotel, para que duermas.
—No suena una mala idea, realmente tengo sueño, pero no traje dinero ni mis tarjetas.
—Yo tengo, no te preocupes.


Por suerte encontraron una habitación en una hostal, debido al festival que se realizaba en la ciudad todos los hoteles estaban hasta su máxima capacidad.
—Bueno, por lo menos tenemos lo básico —dijo Dana, levantando su mano para mostrar una bolsa con útiles de aseo.
—Tengo una duda –respondió Ethan sin mirarla, estaba concentrado observando por la ventana — ¿Cómo es posible que hayan más Gobernadores? ¿Hay alguien más aparte de los Lenardis?
—En realidad no —dijo Dana dejando la bolsa sobre la cama, luego se sentó —es como si el mundo se dividiera entre los que creen y los que no. Nunca se mezclan porque sería un caos.
— ¿Pero cómo no creen? O sea, tú eras un ángel, tu padre es el mismo Lucifer —Ethan se giró para verla — ¿Cómo Azazel o Gabriel los dejan tranquilos siendo vampiros?
Dana sonrió, era triste y cómico a la vez, ver tan perdido a Ethan.
—Solo nos creen otra especie dentro del mismo planeta.
—Pero eso no explica la existencia de los ángeles.
—Claro, no los tienen considerados como seres superiores, sino más bien como los representantes de una loca creencia.
—Pero ellos fueron humanos —dijo Ethan, sin poder comprender.
—Sí y creo que algunos siguen creyendo, solo que se rehúsan a pensar que hay una especie en directa conexión con ese mundo… o que ellos están considerados como jugadores del lado malvado.
Ethan se quedó reflexionando unos segundos. Dana tenía razón en algo, personalmente al vampiro no le gustaría ser juzgado solo por ser un vampiro, él no era parte del bando de Lucifer, todo lo contrario.
—Entonces crearon una nueva agrupación.
—Eso suena infantil —dijo Dana, sonriendo —más bien crearon otro mundo. Tienen muchas leyes y costumbres que en tu mundo vampírico no existen, con el tiempo fueron evolucionando de formas diferentes, por ejemplo, son monógamos luego que encuentran a su pareja; algunos se comprometen tanto, que ni siquiera beben sangre de humanos, solo de su pareja.
—Interesante, quizás por eso ellos lucían tan conectados.
—No —respondió ella de inmediato —es porque prácticamente pueden leer la mente del otro. Eso lo supe años atrás, Alexander me lo dijo cuándo tenía otra pareja en ese entonces.
—Pero dijiste que son monógamos.
—Oh… es un tanto complicado en el caso de él, otro día te contare su historia.
—Hay todo un mundo que no conozco, no sabía que habían diferentes tipos de vampiros.
—Los hay —dijo ella, arreglando la cama para poder acostarse —pero al final se limita a los salvajes y civilizados, hay vampiros que son realmente… de la era pasada, reclamando a sus parejas como si fueran cualquier objeto, esos son peligrosos.
—Hazme un favor —dijo Ethan, confundido —luego que pase todo, explícame más sobre este mundo, sigo siendo un ignorante respecto a los vampiros.
—Sí, bueno, hay muchas cosas que iras resolviendo con el tiempo. Yo estaba igual que tú, no sabía nada sobre los Nephilim años atrás… y eso que me crie con demonios, pero ellos tampoco parecían conocerlos. Viven en su propio mundo, supongo.
—Tú fuiste criada por demonios técnicamente buenos, pero para Thomas fue diferente ¿no?
Dana lo miro un tanto sorprendida, no se había dedicado a pensar en Thomas.
—Él es tu hermano y a pesar de haber sido criado con demonios malvados, él… ha sido más bueno que tú.
Dana frunció el ceño, no le gustaba ni un poco que Ethan le dijera a la cara lo mala que había sido.
—Bueno, cada uno tuvo diferentes caminos que recorrer.
—Supongo —dijo Ethan, nada convencido —de todas formas, ese fue tu pasado.
—Quien sabe —sonrió de forma malvada —quizás mañana me dé por acaparar el poder de otros seres.
Ethan sonrió, no le preocupaba en lo más mínimo las amenazas de Dana porque aunque fue peligrosa en el pasado, él creía que ella en realidad, jamás volvería a ese estilo de vida.
—Sí, claro, avísame, quizás pueda beber de alguien y así recuperar fuerzas.
—Como sea ¿Qué haremos ahora?
—Tengo excelentes planes —dijo el sonriendo.
—Me refiero a las muertes, pervertido.
La sonrisa de Ethan desapareció.
—Esto se está saliendo de nuestras manos, no hemos estado pensando con la cabeza fría.
—Eso dilo por ti —dijo Dana, sentándose en la silla más cercana, era la única.
—Nunca ha sido Gabriel ¿lo han utilizado como señuelo? ¿Una distracción?
Dana se quedó pensativa por unos segundos.
—Estoy un tanto confundida, no es la forma de actuar de Gabriel ¿sabes? Tengo entendido que él también está detrás de todo esto, pero no directamente. No podemos desechar la idea de que este cooperando de alguna forma.
—Pero nuestra prioridad ha cambiado.
—Sin duda alguna.
Ethan se sentó en la cama y miró por unos segundos a Dana.
— ¿Cómo es posible que no vean desde arriba de quien se trata? No tiene sentido —su mente estaba tratando de encontrar una respuesta.
—Debe ser alguien poderoso.
—Pero no tiene sentido —dijo Ethan — ¿Qué importancia tendría esconderte de la Luz si eres del mismo Infierno? ¿Por qué querrías esconderte si te importa una mierda lo que piensen los demás? —Fue como si una ampolleta se prendiera en el cerebro del vampiro —debe ser alguien de la Luz.
— ¿Qué?
—No tiene sentido que alguien de la Oscuridad quiera quedar bien con los ángeles ¿no crees?
Dana se cruzó de brazos, sin poder creer en la hipótesis de Ethan.
—No… es imposible. Nadie del mismo lado se puede esconder, en serio.
—Solo hay que averiguar quién es —Ethan se puso de pie y camino hacia la ventana.
—No, es que estas equivocado, no es posible, nada se escapa de sus ojos ¿entiendes?
Ethan se giró a ver a Dana.
— ¿Por qué?
Ella lo miro, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Por el simple hecho, que no es algo que solo puede hacer una persona… tendría que tener aliados, tendría que orquestar la segunda gran traición hacia la Luz.
Ethan asintió.
—Exacto, como sucedió con tu padre mucho tiempo atrás.
—No, sería un caos, eso no es posible.
—Es mejor que mañana partamos a primera hora ¿no te parece? —respondió, sin tomar en cuenta las palabras de Dana. Una idea había llegado a su cabeza y no se la iban a sacar tan fácilmente.
—Sí, creo que es mejor dormir.
Ethan sonrió a Dana seductoramente, pero ella se hizo la desentendida para luego ir al baño, a lavar sus dientes. Cuando volvió a la habitación, Ethan ya estaba acostado, se había sacado su camisa y toda su ropa por lo que vio el ángel.
Ella fue lentamente hasta la cama y se quedó con su ropa interior y su camiseta. Luego se metió en la cama, tratando de alejarse de Ethan. Lo que era bastante difícil, ya que la cama era bastante pequeña.
—Si te acercas, puede que no te caigas de la cama ¿Por qué estás tan pudorosa?
—Quiero dormir y tú usualmente no me dejas, así que es mejor estar distanciados.
Ethan no pudo evitar reír, aunque luego tomo su brazo y la atrajo hasta su cuerpo con facilidad.
—Relájate.
Acomodó de tal forma a Dana, que ella quedo apoyada en su pecho mientras él estaba completamente recostado en la cama.
—Sé que estás cansada —la rodeó con su brazo.
—Solo quiero que esto termine de una vez, tener una vida más tranquila —Dana cerró sus ojos, imaginándose como sería una existencia sin esa lucha constante entre la Luz y la Oscuridad. Se conformaba con la idea de que la dejaran tranquila.
— ¿Qué harías si tuvieras una vida normal?
— ¿yo? bueno, lo que haría…
Ella se quedó en silencio, realmente no tenía una respuesta para la pregunta de Ethan, nunca había tenido una vida normal.
— ¿Encontrar un trabajo?
Ella sintió como Ethan se reía.
— ¿Casarte y tener hijos? ¿Vivir en una linda casa con una mascota?
Dana abrió sus ojos y lo miró con el ceño fruncido.
—No puedo tener bebés y no me gustan las mascotas, se mueren rápido para alguien que vive eternamente.
Ethan no tuvo respuesta para lo que ella había dicho, no era gracioso.
—No te incomodes —dijo ella de inmediato —nunca ha estado dentro de mis planes los bebés ¿sabes?
—Supongo.
— ¿Tú lo has pensado alguna vez? —preguntó, curiosa. No recordaba en el pasado, cuando protegía a Ethan, que estuviera en sus planes tener una familia.
—Claro, era algo que iba a ocurrir en algún momento ¿sabes? Sabía que en cierto punto tendría que darle nietos a mi madre.
—Pero ahora… —ella no conocía a ningún vampiro que haya sido padre.
—Ahora soy un vampiro, nada es como fue en el pasado.
—Cierto —dijo ella más relajada, no quería tener a un vampiro deprimido a su lado.
—Aunque, no es como si mis planes de tener una vida relajada, parecida a cuando era humano este descartado.
— ¿En serio? Se te hará muy difícil teniendo el don de ver almas.
Dana se sentó, para poder ver mejor a Ethan.
— ¿Qué ha sucedido con eso? Tengo entendido que sigues viéndolas, pero no te veo muy entregado a ayudarlas.
Ethan suspiro.
—Tampoco he tenido mucho tiempo, no es algo que este descartando, pero es un tema delicado, sabes que muchos buscan esas almas, por ambos lados. Sé que luego tendré que dedicarme a ayudarlas, ahora hago lo que puedo.
—Es cierto, debes hacerlo Ethan —tomó la mano del vampiro, sorprendiéndolo —si corté mis alas por ti cuando era tu Ángel Custodio, fue para que tomaras las decisiones correctas respecto a ver as almas. Si sigues viéndolas, a pesar de todo lo ocurrido con Gabriel y todas las horribles acciones que cometiste, es porque te han dado una segunda oportunidad.
—Bien, bien —dijo Ethan, aceptando que ella tenía razón —supongo que tienes razón. No lo discuto.
A la mente de Ethan llegaron ciento de imágenes durante su época oscura junto a Gabriel. Había sido manipulado e influenciado por aquel vampiro que lo había convertido, para hacer las cosas más terribles que pudo haber imaginado.
Se quedó en blanco, sin palabras. No fue hasta que sintió las manos de Dana sobre las suyas que volvió a la realidad.
—No sabias nada, Ethan.
Él no respondió.
—Y Gabriel se aprovechó de eso, para que te afectara y te hiciera dudar sobre ti mismo. Ese era su objetivo desde un comienzo, la Oscuridad funciona así Ethan, haciéndote dudar. Así mismo fue como acabó Gabriel… ante su duda, Lucifer entró a su mente.
Ethan asintió, sin pronunciar palabra alguna.
— ¿Ethan?
—Entiendo, no te preocupes. No estoy dudando de nada —dijo para convencerla, aunque se sentía muy diferente.
Desde un comienzo, en su nueva vida como vampiro y luego de alejarse de Gabriel, se había concentrado en Dana, para olvidar a todas sus víctimas. Sin embargo, era algo que rondaba y rondaba en su cabeza, que no lo dejaba dormir por las noches, por ello descansaba poco.
—Ethan, todo está bien contigo, tienes una eternidad para ayudar y devolver el daño que hiciste, del cual ni siquiera estuviste consiente.
Ella se acercó más al vampiro.
— ¿Si? —susurro ella, volviendo a apoyarse en el pecho de él —además has hecho un excelente trabajo.
—Claro.
—Lo digo en serio —dijo entrelazando sus dedos con las manos de Ethan, tomándolo por sorpresa ya que usualmente ella no tenía esos gestos —eres importante para la Luz, eso lo sabemos los dos.
Él la miro curioso, sin entender, ya que tenía muy claro que de los dos, Dana era quien importaba.
—No voy a volver a repetir esto —dijo ella, esquivando la mirada de Ethan y poniendo más atención al techo —pero eres mi cable a tierra, de verdad me ayudas cuando comienzo a perder el control… y eso, nadie lo ha logrado jamás.
—Te portabas bien siendo ángel ¿no?
—Claro, pero no recordaba la mitad de mi vida, ni siquiera de donde venía.
—Pero…
—Oh calla —se giró para mirarlo —te estoy dando un súper cumplido, solo acéptalo.
Ethan sonrió, se estaba comenzando a distraer con los ojos miel de ella.
— ¿Dana? —Ella lo miró —sabes que te amo ¿cierto? Esto no es ninguna misión para mí, no me importa lo que suceda entre ambos bandos, solo quiero que tu estés bien.
Para sorpresa del vampiro, las mejillas del ángel se volvieron rosadas.
—No te pongas cursi.
—Pero quiero saber si tú lo entiendes —dijo ubicándose de tal manera que se miraban de frente —no sé lo que estás buscando en este mundo, pero debes entender que yo no estoy en busca de nada más, te tengo a mi lado y con eso estoy más que satisfecho, lo crees ¿verdad?
Ella trato de girar su rostro hacia otra dirección, pero la mano de Ethan en su rostro, la detuvo.
—No puedes escapar de por vida.
—Cállate… —susurro, cohibida.
—Solo respóndeme.
Se miraron por unos segundos.
—Yo… yo quiero creerte, de verdad —para sorpresa de Ethan, los ojos de ella se habían llenado de lágrimas —pero no es tan fácil, por favor, no me presiones ¿sí?
Él sonrió y acarició la mejilla de ella.
—Está bien, tengo toda una eternidad para lograr que confíes en mí.
Dana lo miraba intensamente, deseando que nada malo hubiese ocurrido en su pasado, deseando no haber conocido jamás a Gabriel y así evitar todo el daño que le hizo, de esa forma, ahora podría creer totalmente en Ethan y amarlo como correspondía.
—Ojala nos hubiésemos conocido siendo humanos, normales y con vidas rutinarias.
Ethan no le respondió, solo se acercó a ella y la besó.
—De esta manera también está muy bien.
Dana sintió como la mano de Ethan comenzaba a bajar por su cuerpo.
—Eres un tramposo, te pones todo cursi para luego aprovecharte de mí —dijo ella sonriendo, enredando sus piernas con las de Ethan.
—Siempre funciona —respondió seductor, atrapando los labios de Dana una vez más.


Para cuando amaneció, tanto Dana como Ethan ya se encontraban en pie, habían dormido poco, pero debían partir lo más pronto a casa. Por lo que antes de las ocho de la mañana ya se encontraban en el piso de Ethan, donde Dana se cambió de ropa, ya que se dio cuenta que tenía bastante contenido de su armario en el departamento del vampiro.
—Tengo que ir a la agencia —dijo Ethan, vestido de traje. Era de color gris.
Dana lo miro sonriendo. Usualmente el vampiro no tenía esa vestimenta, aunque en el último tiempo había dejado de lado el trabajo.
—Es lunes, debo hacer acto de presencia —tomó su bolso negro donde llevaba su portátil — ¿Qué sucede? —preguntó al ver que ella no le respondía.
Dana observaba detalladamente lo bien que le quedaba ese traje, sus hombros y espalda se marcaban. El ángel estaba comenzando a desear tirar de su corbata solo para atraerlo a ella y besarlo.
—Nada, no sucede nada —dijo sentándose en la cama.
—Deberías descansar, es muy temprano aun.
—No, estoy bien, además tengo planes ¿llevas las armas?
Ethan abrió su blazer y Dana pudo ver las armas que estaban a sus costados. El objetivo de conseguir armas con los licántropos era proporcionar una salida segura al momento de enfrentarse con vampiros. Ya todos estaban informados sobre la orden que Gabriel había dado y como Ethan no podía ir hacia todos lados con la espada que el padre de Lilia le había regalado, esta era una alternativa correcta.
—Bien —ella se puso de pie y se acercó a Ethan — ¿y esos guantes que tienes? ¿También? Recuerda que están hechas de plata, no quiero que termines herido.
Ethan levantó sus manos y le mostró los guantes negros.
—Me estas tratando como a un niño.
Ella se apoyó en el marco de la puerta y lo miró sonriendo. Se veía tan guapo que la había atrapado por completo.
—Eso no es cierto —apoyó su mano justo donde la corbata terminaba.
— ¿Algo más que ordenar?
—No, creo que no, ya te puedes cuidar por si solo ¿No? —ella tiró de su corbata y Ethan encantado se acercó para besarla.
Él vampiro la recargo contra la puerta y con su mano tomo el mentón de ella para entreabrir sus labios y besarla profundamente, robándose el aliento de su ángel. Dejo caer su maletín y se sacó los guantes para poder tocarla. Primero sus caderas para luego levantar lentamente el vestido que se había puesto.
—Puede que tengas hambre ¿no? —preguntó ella, un tanto tímida, sorprendiendo a Ethan con esa actitud.
—Solo anoche te mordieron, no quiero abusar de tu buena voluntad —susurro en el oído de ella, mordiendo el lóbulo de su oído.
Luego recorrió con su lengua parte de su cuello, absorbiendo el aroma de ella.
—Creo que me guardaré ese placer para la noche —dijo mordiendo suavemente el cuello de ella, sin hacerle daño, mientras recorría su espalda.
Para sorpresa de ambos las alas de Dana se expandieron, empujándolos a ambos.
—Bueno —dijo Ethan con una sonrisa —técnicamente eso es como tener una erección ¿no? —rio a carcajadas.
—Idiota —dijo ella, volviendo a esconder sus alas —una como la tuya ¿no? —se acercó y con su mano presionó con fuerza la entrepierna de Ethan.
— ¡AH! —el vampiro tomó la mano de Dana mientras trataba de alejarse de ella —bien, entendido. Nos vemos en la tarde.
Le dio un beso en los labios, corto y superficial, tomó su maletín y salió del departamento mientras que Dana decidió recostarse unos momentos en la cama.
El ángel negro se quedó dormida profundamente por horas, en realidad estaba un tanto agotada por la extracción de sangre de la noche recién pasada, por lo que cuando despertó ya eran cerca de las doce del día. Cuando se dirigió hacia la salida, pudo notar que los guantes de Ethan, se habían quedado en el suelo, donde él los había dejado, previo a tocarla.
—Idiota —dijo susurrando.
Tomó su celular y marcó el número del vampiro, pero no contestó la primera vez… ni al décimo intento.



Cuando Ethan salió del edificio, dejó guardado su maletín de trabajo en el auto, el mismo que dejó donde se encontraba, en el estacionamiento. Luego se dirigió hacia la superficie y tomó un camino muy diferente al que había nombrado minutos antes.
No pensaba ir a trabajar.
Desde la noche anterior, estaba manejando las posibles alternativas para el autor de tan horrible acto que se estaba cometiendo. Eliminar a los demonios redimidos, no era horrible solo para los seres de la Oscuridad, no, si Lucifer hubiese estado involucrado en esto directamente, habría acabado con todos los que dudaban de su propio bando.
Y además estaba el hecho de que la Luz no podía averiguar de quien se trataba. Si bien la Luz sabía todo lo que sucedía, exceptuaba a los demonios… y a sus propios ángeles. Debía ser alguien muy poderoso, alguien que pudiera esconderse de la mirada de cientos de ángeles y reclutar más miembros para seguir con su plan.
No le tomó mucho tiempo llegar hasta la catedral, la que lucía bastante tétrica en la calle desolada, incluso de día, ya que las nubes negras abundaban en el cielo.
—Muy bien.
Por un momento había sospechado locamente de Eric. Era un ángel poderoso, que había perdido la luz de su vida por la Era de la Redención. Era un buen candidato para querer acabar con aquello que le había rebatado a su Nephilim, pero mientras pensaba en esa teoría, un rostro conocido llego a su mente… y con ello, un recuerdo muy vivido.

Ethan estaba recostado sobre una gran roca, dentro de un bosque, mientras que Gabriel enterraba a una de sus víctimas, sonriendo de esa manera tan malévola, pero que en ese entonces no preocupaba al joven vampiro.
—No debemos buscar lugares muy públicos, muchos quieren mi cabeza —dijo el demonio, mientras arrojaba la tierra en el cuerpo de una joven decapitada.
Ese había sido trabajo de Ethan, quien ahora se sentía tan mal que no podía ni siquiera mirar a su víctima. Solo estaba atento a las estrellas.
—Hoy por poco nos encontramos con cierto ángel que me odia desde hace milenios.
— ¿Qué le hiciste?
—Nada, solo deje el bando de los chicos buenos —dijo golpeando la pala contra el cuerpo de la chica, hiriéndola aún más.
—No creo que te busque desde hace tanto tiempo.
—Claro que sí, incluso no ha podido ascender de cargo dentro de los ángeles. Está obsesionado conmigo, quizás en realidad me ama.
Ethan frunció el ceño, la conversación comenzaba a llamar su atención. Se sentó, pero no miró el cadáver de su víctima.
— ¿O quizás te odia demasiado? ¿Los ángeles no deberían evitar ese tipo de sensaciones?
—Correcto, por eso le han dado más de una sanción, además de no ascender. Muy triste, porque se ha esforzado mucho por tenerme en sus manos y acabar con mi existencia.
Gabriel cubrió el cuerpo con un poco más de tierra y luego golpeó el piso para que no quedara suelta. Apoyo la pala contra su hombro y miró sonriente a Ethan.
—Loco ¿no crees?
—Lo entendería mejor si me explicaras el funcionamiento de los ángeles y demonios.
—No hay necesidad aun —dijo sonriendo —además ¿Qué sentido tiene? Eres más demonio que todos juntos, mira que cantidad de muertes llevas.
Ethan miró la tierra donde estaba sepultada aquella chica. La sed era demasiada, no bastaba nunca. Sin embargo, él sabía que era diferente a Gabriel, ya que el demonio no sentía ni una sola gota de arrepentimiento.
—Entonces —dijo Ethan, tratando de cambiar el tema — ¿Por qué te odia tanto?
Gabriel se quedó en silencio unos segundos, pero al parecer había decidido contar un poco de su historia al joven vampiro.
—Porque cuando fui un ángel, hice que cierto ser, se volviera en uno de nosotros… era un ser muy malvado, me amaba y dio su vida por mí. De esa forma te vuelves un ángel, incluso un ser como ella.
Ethan lo miró sorprendido, sin recordar la historia de Dana y Gabriel, ni siquiera la recordaba a ella.
— ¿Y tú la amabas?
Gabriel lo miró con el ceño fruncido por unos segundos.
—Aun lo hago, pero ese no es el tema principal. Lo que sucedió, es que este ángel, me odia desde ese momento.
— ¿Por qué? Incluso convertiste a alguien malvado en bueno —dijo Ethan, confundido.
— ¡Exacto! Debieron haberme dado algún premio o algo por el estilo —respondió Gabriel, pensando en el perfecto premio… haberse quedado para siempre con Dana —pero no fue así, y dicho ángel, me odia porque mezcle a los buenos con los malos.
—Pero no entiendo —dijo Ethan sin comprender el tema de los buenos y malos —ella se volvió buena, en un ángel.
—Sin embargo, antes fue mala.
Ethan frunció el ceño.
— ¿No le gusta que haya una mezcla?
—Exacto, es de esos ángeles que aun piensan que estamos en la prehistoria. No cree en la redención de nadie y lo peor que podría haber pasado para él, es haber traído a la hija del mismo Lucifer a los santos cielos. Ni siquiera soporta a los ángeles que han caído en las tentaciones terrenales. Es un fanático, un loco… y que eso lo diga yo, es bastante ¿no crees? —dijo Gabriel, sonriendo.
— ¿Y quién es ese fanático?
—No lo conoces, aunque está en la tierra realizando exorcismos, ayudando a los humanos poseídos por algunos demonios.
— ¿Cómo se llama? Para cuidarme.
—Sebastián… y sin duda te debes cuidar de él. Yo me he salvado por tengo varios trucos bajo la manga, nunca me podrá encontrar, siempre será el último en la faz de la tierra y universo en saber dónde estoy, hice cierto pacto para que eso sucediera.
Ethan lo miro y asintió, sin comprender de lo que estaba hablando Gabriel. Tampoco quería preguntarle porque sabía que no le diría nada.


Ethan miró sus manos descubiertas y recién en ese momento se dio cuenta que había dejado sus guantes en casa. Sin embargo, no le prestó mucha atención, solo deseaba investigar un poco. Era muy poco probable que Sebastián estuviera en la iglesia, ya que había escuchado anteriormente como Adam informaba que el paradero del cura, era desconocido.
Entro a la iglesia, la que estaba oscura. No había velas y las ventanas estaban extrañamente cubiertas. Ethan sabía muy a donde dirigirse, ya que en una noche de conversaciones, Adam y Dana habían revelado la entrada a la misteriosa casa de Sebastián.
Se acercó al altar y abrió la puerta que estaba en el mismo suelo, era extraño, pero no dudó en entrar. Cayó a un salón que estaba en completa oscuridad, pero gracias a su visión, supo a donde ir. Abrió la puerta principal y se encontró con la sala principal, estaba iluminada y dejaba expuesto los cientos de libros que se encontraban ahí.
Ethan frunció el ceño, notando como en la mesa de centro había una taza de café vacía, aunque seguía caliente.
— ¿Hola? —preguntó, tratando de escuchar el mas mínimo sonido.
—Que sorpresa —dijo una voz desde la oscuridad, llamando la atención de Ethan, venía desde tras suyo.
El vampiro se giró para ver al dueño de dicha voz y retrocedió al notar que el ángel se acercaba a él.
—Debes ser Ethan ¿no? —dijo un hombre de cabello blanco, sonriendo.
Sebastián era un ángel tan o más legendario que Gabriel. Tenía su cabello completamente blanco, a pesar de tener treinta años. Había sido uno de los principales enemigos de Gabriel, desde que cometió el pecado de involucrarse con ella y luego traerla hasta los cielos. Vestía siempre con el habito negro y el blanco cuello clerical, además de una gran cruz azul que colgaba de la cadena que siempre llevaba, dicha joya no era más que una forma de esconder la gran espada. Sus ojos azules lucían extrañamente amables.
—Toma asiento, me has sorprendido, usualmente las personas no entran a los hogares de los demás sin llamar —dijo cerrando la puerta principal.
—Oh, lo siento mucho, solo estoy en busca de algo de información —dijo Ethan, notando que este ángel ni en sueños podría ser derrotado por alguien como él. Era poderoso, Gabriel era sensato al esconderse de Sebastián.
—Dime tu problema, me encargo de escribir todo acerca de la humanidad, tengo la mejor memoria que podrás encontrar en todo el universo.
Ethan retrocedió un par de pasos al ver que el ángel se acercaba. Cada vez lucia menos amigable.
—Eres un Tronos ¿no?
—Correcto —dijo Sebastián, jugando con la cruz que tenía en su pecho, haciéndola pasar por cada dedo de su mano derecha.
—Entonces estas dispuesto a ayudarme —Ethan sonrió, aunque sabía muy bien que si hubiese tenido corazón, este estaría latiendo a mil por hora.
—Dije que me informaras sobre tu problema, luego veré si puedo ayudarte.
— ¿Aun sabiendo lo que fui? —preguntó Ethan, tratando de probar al ángel.
Los ojos azules de Sebastián brillaron de una forma extraña y una sonrisa misteriosa se formó en sus labios.
—Más bien lo eres, demonio. Sé muy bien lo que está pasando por tu cabeza, no soy cualquier ángel y tú no eres cualquier vampiro, sino que eres una aberración. Una aberración que Dios ha creado.
Ethan dio un paso hacia atrás, sus dudas estaban formándose en afirmaciones por cada segundo que pasaba junto a Sebastián.
—Lo bueno de todo esto, que nadie sospecha de mí. Has actuado ingenuamente al venir hasta acá sin avisarle a nadie, una muy mala jugada. Sé muy bien que crees que soy yo el culpable del asesinato de los demonios que quieren la Redención… y sé muy bien porque has venido solo.
Ethan lamento no haber llevado sus guantes, no podía sujetar las armas de plata que tenía a sus costados, aunque dudaba que pudieran hacerle algún daño a Sebastián. Lo que si lamentaba era no haber llevado su espada, sin duda esa arma si podría hacerle algún rasguño al ángel.
— ¿Cómo eres capaz de esconderte de la Luz? —preguntó tratando de ganar algo de tiempo.
Los villanos siempre hablaban más de la cuenta.
—Gabriel no es el único que sabe hacer trucos, pero a diferencia de él, yo no tengo que vender mi alma al mismo Lucifer. Soy poderoso.
Antes que Ethan pudiera decir alguna palabra, del piso aparecieron diferentes barrotes de plata, supo que eran de dicho material solo por el olor; lo encerraron.
—No sabes jugar conmigo, demonio, soy un Tronos, sé lo que pasa por tu cabeza.
Ethan empuño sus manos.
—No soy ningún demonio.
—Oh —dijo Sebastián sonriendo, acercándose a Ethan —eso es algo que puedes decirle a Dana, que si bien puede ser muy poderosa, cuando se enamora, se vuelve idiota. La hija de Lucifer necesita algo de amor y eso la ciega.
Ethan supo de inmediato que el ángel, sabía todo.
—Nadie puede ir a las puertas del Infierno y volver como si nada hubiese pasado. Ambos sabemos quién fue el primero en recibir la Redención desde el cielo ¿no? Ni siquiera Eric sabe esto.
— ¿Por qué estás haciendo esto?
— ¿Crees que una persona que asesino a decenas de mujeres, debe tener la oportunidad de seguir viviendo y además de tener el honor de pertenecer a la Luz?
Ethan abrió su boca, pero no dijo nada. Esa pregunta le estaba persiguiendo desde hacía meses.
—Si creyeras que eso es cierto, no te avergonzaría de demostrar que fuiste un demonio y que has obtenido la redención, Ethan. Tú piensas como yo, pero tienes aquel instinto de supervivencia y por ello no decides decir la verdad.
El vampiro lo miro fijamente.
—Pero eso no aplica para quienes nacieron en un mundo demoniaco, ellos pueden tener una oportunidad.
—Claro que no —dijo de inmediato Sebastián —esos son peores, solo han conocido maldad en su vida. Tú fuiste el primer candidato para recibir la Redención solo porque te arrepentías de tus actos y porque técnicamente la Luz te necesita para que esa niña malcriada no se vuelva loca y nos mate a todos.
Se quedaron en silencio. Ethan estaba comenzando a tener deseos de acabar con la cabeza de Sebastián.
—Muéstramelas —dijo el ángel —quiero ver el premio que te dieron por prometer que los ayudarías, no las has liberado ¿cierto? Tengo entendido que sigues transportándote sobre tierra.
—Si quieres ver mis bolas te las puedo mostrar sin necesidad que me encierres.
— ¡No me hables de esa forma, sucio demonio! —grito Sebastián, levantando su mano y formando un puño.
Segundo después Ethan cayo de rodillas, sintiendo uno de los peores dolores de su existencia. Luego pudo sentir como su camisa y blazer se rompían en mil pedazos, dejando expuesto su torso y sus hermosas alas…rojas, como si estuvieran cubiertas de sangre.
—Ya no debería llamarte vampiro ¿no es así? —Pregunto Sebastián, sonriendo —no eres más que una abominación y lo sabes ¿Por qué no se lo has dicho a Dana? Porque sabes que es horrible, deberías seguir pudriéndote en el Infierno con tus pares.
Ethan no podía levantar la mirada, solo sintió cierto alivio al liberar por segunda vez las alas que le fueron obsequiadas por asegurar que no volvería a hacer daño en su vida. La Era de la Redención había comenzado con él.

Arial había muerto, Dana había recobrado la memoria y había escapado luego de hacer desaparecer a Azazel. Todos estaban abrumados por la muerte de la Nephilim, por lo que nadie discutió cuando dijo que se iría a casa, que necesitaba descansar.
Cuando llegó a su departamento, sintiéndose el peor ser humano del mundo… o más bien, vampiro del universo, debido a todo el daño que había hecho mientras estuvo con Gabriel y sabiendo claramente que esas acciones lo habían vuelto un demonio, si bien no uno como su Creador, si uno que podía entrar a las puertas del Infierno; se dio cuenta que estaba perdido, que no podría seguir con su existencia de esa forma, menos con Dana lejos.
Se encontraba sentado en su sofá, pensando en cómo seguiría con su vida o si es que valía la pena, cuando alguien hablo desde la Oscuridad.
—Buenas noches, Ethan —una voz suave y melodiosa llego a sus oídos.
—Buenas… —dijo él, poniéndose de pie, nervioso.
—Mi nombre es Noelia, una Serafín —se presentó, apareciendo desde la oscuridad.
Ethan por un momento pensó que era Dana, debido a su cabello blanco y ojos miel, pero no era así, no, era una mujer un poco mayor, pero que no presentaba ninguna arruga. Llevaba un vestido blanco, que la hacía ver aún más celestial, si eso era posible.
— ¿Qué haces aquí? ¿Es por Arial?
—Ella se encuentra muy bien, se está despidiendo de Eric por un tiempo —respondió sonriendo —yo mientras tanto, he venido a darte una segunda oportunidad.
— ¿De qué hablas?
—Eres muy carismático Ethan, incluso a los demonios que conociste en las Puertas del Infierno les agradaste, no tomó mucho tiempo para que toda la Oscuridad se enterara de quien eras y con quien te involucrabas. Todos están atentos a como terminara esta historia, a quien elegirá Dana… y la mayoría apuesta por ti.
Ethan la miraba como si estuviera hablando estupideces.
—Tú gustas Ethan, le agradas a los demonios, incluso en este punto, ya eres uno de ellos. Tú alma está casi corrompida, si bien tus amigos creen que si no está completamente dañada aún son capaces de salvarte, no es así… has causado tanto daño, que no hay vuelta que darle, eres un demonio. Sin embargo, tu conciencia sigue intacta y es lo único que te está haciendo colgar de un par de hilos.
—No tengo idea de lo que estás hablando, ni siquiera te conozco, agradecería mucho que te fueras. Mi cabeza esta pronta a explotar por todo lo que ha ocurrido, por las cosas que he hecho.
—A eso me refiero, te estoy dando la oportunidad de enmendar todo eso. Si bien, no serán borradas tus memorias porque en los Demonios, dichos recuerdos serán usados como un estímulo para que sigan actuando bien.
Ethan comenzó a comprender lo que ella decía.
—Es por la Redención ¿no? —Todo comenzó a unirse en la mente de Ethan —no vas a convertir a los demonios en ángeles, porque si fuera así, borrarían sus memorias como lo hicieron con Dana.
—Así es, no se puede convertir a un demonio en ángel, no tiene sentido, pero si puedes darle una segunda oportunidad para que recuperen sus almas… eso si podemos hacerlo, por lo menos con demonios que aceptan sus errores.
— ¿Y yo… puedo tener eso?
—Eres un vampiro —dijo Noelia —tus alas serán acorde a tus pecados, algo que te haga recordar por qué quieres tu alma de vuelta ¿me entiendes?
— ¿Alas? —preguntó, sorprendido.
—Es un regalo de nuestra parte, algo que los una a nosotros. Esta guerra debe llegar a su fin y no podemos dedicarnos a seguir matándonos entre nosotros.
—Claro —dijo Ethan, nada confiado —además del hecho que los humanos ya no dan sus vidas por otros y ustedes no tienen más abastecimiento de ángeles ¿no es así?
—Chico listo, tienes razón, pero también buscamos darles una segunda oportunidad. Tenemos claro que no llegara Gabriel o el mismo Lucifer a pedir la redención, pero si sus hijos, demonios que nacieron como tal, sin tener decisión alguna.
Ethan encontraba una estrategia muy buena por parte de la Luz quitarle soldados a la Oscuridad de esa forma, pero no creía ni un poco en el deseo de ayudar a los pobres demonios que nacieron sin oportunidad de elección.
— ¿Si hago esto? ¿Me limitaran de estar con Dana en el futuro, como lo hicieron con Gabriel?
Noelia miro hacia un lado, recordando aquel tiempo.
—Eso no es nuestro problema, lo que sucedió con Gabriel y Dana fue un error, jamás debimos… jamás debió ser de esa forma, pero ya está y no, claro que no nos meteremos en lo que hagan. Tú no eres un ángel, no te rigen las mismas reglas.
Ethan no comprendía como los ángeles aceptarían esto, pero era la oportunidad de su existencia.
— ¿Me obligarán a hacer algo? —preguntó, nada contento con la idea de estar involucrado en otro plan de la Luz.
—No Ethan, cumpliste con tu palabra, dejaste tu mortalidad por Dana. Aunque sé que tomando esta oportunidad, no dejaras que ella caiga en la oscuridad.
—Ella puede hacer lo que guste, yo estaré a su lado de todas formas… si regresa.
—Entiendo ¿Entonces aceptas?
Ethan solo tuvo que pensarlo un segundo, necesitaba hacer algo que calmara su arrepentimiento por toda la maldad que había cometido, aunque estuviera influenciado por Gabriel, el debió negarse a beber de esas mujeres si eso conllevaba sus muertes.
Habían borrado su memoria. Habían utilizado su ignorancia sobre los vampiros. Habían jugado con el amor que sentía por Dana.
Sin embargo… para él nada tenía excusa por haber cometido dichos actos.
—Está bien.

Ambos subieron a la azotea y Noelia realizó el rito de forma rápida y práctica, sin muchas ceremonias. Eran tan poderosa que solo debía decir un par de palabras para dotar a Ethan de nuevas habilidades y de unirlo a los ejércitos de la Luz.
—Eres parte de la Luz ahora, seguirás bebiendo sangre, pero no cometerás ningún acto que dañe a los humanos. Eres el primero en convertirte en uno de nosotros. Cada acto que cometas para ayudar a la humanidad, será por aquellas mujeres que terminaron sin vida, en tus manos.
Ethan estaba de rodillas, sintiendo como sus alas rojas como la sangre, lo cubrían del frio que sentía en ese momento. Sin embargo, cuando Noelia se fue, dejándolo solo en la azotea, el vampiro sonrió y cerró sus ojos.
Se sentía mucho mejor.

Ethan miró a Sebastián.
—Van a saber que estoy aquí y que me has asesinado. No te gustará que sea uno de los tuyos, pero no hay nada más que hacer, es un hecho.
—Oh créeme —dijo Sebastián, seguro de sus palabras —no soy un idiota como para permitir que ojos de extraños vean lo que sucede aquí. Utilicé ciertos trucos para que nadie pueda ver lo que sucede acá. Además ¿Quién dijo que te iba a asesinar?
Ethan lo miro confundido.
—Lograremos que Dana siga su camino natural, vampiro, haremos que elija a su padre porque la Luz volvió a acabar con su amor. Te mataré ante sus ojos y aunque esto cueste mi cabeza, ella creerá que es parte de un plan de la Luz… e ira corriendo a los brazos de su padre, tomara su trono y todo seguirá como debe ser.
El vampiro no podía creer lo que estaba escuchando.
—Me hiciste el trabajo mucho más fácil al venir hasta acá.
—No quieres que nadie cambie, aunque eso beneficie a la Luz.
Sebastián se sacó la cruz y dejó que esta se convirtiera en una gran espada.
—Veras, en el pasado se equivocaron con ciertos planes y terminaron con un bando completamente diferente al nuestro y con un demonio tan poderoso que hasta ahora nadie ha podido derrotarlo… nadie se salva de cometer errores entre los ángeles, no importa el status que tengan, si hubiesen reglas más duras todo sería pan comido, pero no… y ahora quieren mezclar seres, eso no lo permitiré, ya bastante he tenido que soportar para tener que presenciar esto también.
Ethan comenzaba a comprender a Gabriel. El ángel estaba tan loco como una cabra.
— ¿Qué harás conmigo? —preguntó el vampiro.
—Primero quitarte lo que te han dado —dijo mirando las alas rojas —y luego, mientras avanza mi plan, probare algunas armas que he creado para acabar con seres como tú.
Sebastián se acercó hasta la mesa de noche y tomo un control remoto.
—Verás, si bien eres parte de la Luz y no estás maldito, tus pecados siguen sobre ti, además sigues bebiendo sangre… por lo que tengo una duda.
Del techo comenzó a caer cientos de gotas de agua, posterior a presionar el botón en el control remoto. Tan solo una tuvo que tocar la piel de Ethan, para que el sintiera como le quemaba.
Todo ocurrió como en cámara lenta para Ethan. Cayó de rodillas mientras las gotas quemaban su piel y sus alas, a la vez que Sebastián sonreía.
—Sigues maldito, no limpian tus pecados en la Redención, solo te unen a nuestro ejército hasta que se les ocurra por milagro, limpiar tu alma. No eres más que la basura de la Luz, Ethan.
Sebastián fue a prepararse un té a la cocina mientras escuchaba los gritos desgarradores del vampiro.

Ooohhh despues de mil meses, por fin pude terminar el capitulo y ya agarre el ritmo de nuevo. Espero que les haya gustado y siento las faltas ortograficas :/ que esten bien, si es que queda alguien que lea esto xD

3 Lectores:

  1. Eres mala Dani
    Estoybde acuerdonque le.escondas las alas a dana
    Pero porque nos las escondiste a nosotros
    Y ahora resulta que no las va a poder utilizar porque este sebastian
    Que hecdecirte que tambien sospeche de el

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  2. maaaaaaaalditoooooo Sebastian! >:cccc qe se cree! es el nazi de la Luz xDD

    espero más capis *-*

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  3. Oh holaaaa
    Hola denuevo chico rico y delicioso ethan ;) jajajaja hola Dani
    Como que tiene alas!? Eres mala cada! Jesucristo ESCONDELAS DE DANNA PERO PORQUE DE NOSOTRAS? :Q____ ME LO imagino y quedó estúpida! JajajaJ
    Me sigue encantando la historia, definitivamente, es de verdad no hay de otra, es en serio!

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