viernes, 2 de mayo de 2014

Lenardis Amore - Capitulo 14


Capitulo 14

— ¡Ya basta, basta! –Dije riendo, cubriendo el rostro de Alex que no dejaba de atacarme, a besos –me desconcentras así, eres un pésimo profesor.
Alexander tomó mis manos y las apoyó a los costados de mi cabeza. Tenía sus rodillas al costado de mi cintura y prácticamente estaba sentado sobre mí para evitar que me moviera.
—Sabes, si algún pervertido te atrapara y te inmovilizara así, podría hacer contigo lo que deseara… es una suerte que yo sea tu esposo.
— ¡Claro! Porque de todas formas eres un pervertido –dije riendo.

El tiempo había mejorado y ya llevábamos más de un día recorriendo los campos de Europa para llegar a nuestro destino, nos quedaba bastante tiempo de viaje ya que Alex había elegido el camino más largo y desconocido para que no nos encontraran. Parábamos cada ciertas horas, para no aburrirnos, lo que significaba un tiempo libre para que me enseñara cosas básicas por si todo empeoraba.
—Ya me he aburrido, lo tuyo no es la defensa, sin duda alguna… —dijo acercándose a mí, presionando con mayor fuerza mis manos –debemos encontrar un arma, una que puedas llevar siempre contigo.
—Pero dijiste que eso no estaba bien… ¡Alex! –Grité cuando de un segundo a otro se alejó de mi y se sentó, dejándome sobre él, a horcajadas –estoy toda mojada –dije tocando ahora mi espalda. El tiempo había mejorado un poco pero tras la intensa lluvia, el suelo había quedado demasiado húmedo.
—Lo sé, pero creo que en estos días necesitas algo más práctico –dijo besando mi cuello –después de que todo se solucione… me encargaré de enseñarte bien –cerré mis ojos — ¿puedo?
Su pregunta llegó a mis oídos justo para cuando sentí una leve presión de sus colmillos en mi piel.
—Por supuesto –respondí, enredando mis dedos en su cabello.
Sus dientes atravesaron mi piel para llegar a los vasos donde corría aquella sangre, que se mantenía o desgastaba en nuestro cuerpo, ya que al no tener un corazón que bombeara… debíamos ir reemplazándola con la de los humanos. Beber de ellos era simplemente sublime, esa sensación de satisfacción y de dicha solo se conseguía con la sangre humana, pero cuando tenias a tu pareja y entregabas parte de esa vida, era aun mejor, te sentías completa, como si tu corazón volviera a latir. Dicha sensación se podía volver adictiva.
Alexander bebía de mí mientras yo acariciaba la piel de su cuello. Él me atraía a su cuerpo, causándome aun más placer al tenerlo tan cerca.
—No… —susurre con mis ojos cerrados cuando sus manos se fueron colando bajo mi camiseta sucia –Eh Alex, no sigas –dije ahora tomando sus manos, deteniéndolo.
Se soltó de mi agarre.
— ¿Por qué no quieres? –sonrió de esa forma que me encantaba mientras astutamente llevaba sus manos al botón de mi pantalón, pero lo detuve por segunda vez.
—Porque estamos en medio de la nada –dije besándolo un segundo –y no sabes quién nos puede estar viendo, recuerda que nos siguen.
—Nadie nos encontrara aquí, no hay nada excepto… el color verde.
Ciertamente no había nada y no habíamos encontrado una casa en todo el recorrido. Habían montañas rodeándonos y muchos árboles que se movían por el viento.
—De todas formas, además estoy toda sucia por tu pésimo entrenamiento, me la pasaba más en el barro que tratando de defenderme, haces trampa –no pudo evitar sonreír.
— ¿Quién no haría trampa contigo?... Primero que todo –dijo mientras recorría mi abdomen – eres muy mala luchando –rodeó mis pechos, cubiertos por mi sujetador deportivo –y segundo ¿Quién no querría tenerte así? –sin previo aviso rompió mi sujetador y camiseta a la vez.
— ¡EH! No, no y no… —dije alejando sus manos, pero él se deshizo de los restos que quedaban de las prendas y las lanzó a un lado –pronto lloverá y tú me desnudas.
— ¿Temes atrapar un resfriado? –preguntó mientras me observaba con sus ojos tan oscuros.
Me apoye en sus hombros para separarme de él. Ya me lo podía imaginar, estaba sentada a horcajadas suyas, casi desnuda en un valle verde y húmedo, mientras que los árboles que nos rodeaban a varios metros de distancia, se movían por el fuerte viento, exactamente como lo hacia mi cabello suelto.
—No te escaparás… además, tú perdiste cada batalla, debo reclamar mi premio.
Solo necesitó una fracción de segundo para recostarme en el húmedo césped y comenzar a bajar mis pantalones, que también estaban sucios por las caídas que había tenido.
No podía permitir esto, ya bastaba con ser derrotada mil veces… no podía caer de nuevo, también era una vampiro como él, no tan fuerte ni rápida, pero me podía defender.
Detuve sus manos cuando comenzaba a bajar mi pantalón negro, mi piel estaba quedando cada vez más expuesta y podía sentir como mi espalda se removía sobre el césped.
— ¡Alex! Ya basta…
Sinceramente no era la falta de deseo que me impulsaba a seguir con mi negativa, tan solo quería ganarle en algo, me había pasado las últimas horas siendo vencida por él.
Alexander separó sus manos de mi, pero por ningún motivo se iba a detener, lo conocía demasiado bien… exactamente como él a mí. Sabía perfectamente que yo me deshacía en sus manos, por lo tanto tenía muy en claro que mis negativas no eran porque no quisiera estar con él.
Mi hipótesis fue confirmada cuando se sacó su camiseta.
—Ahora estamos igual… —dijo antes de venir por mí, pero esta vez fue mi turno de ser más rápida.
Corrí un par de metros, después de robar su camiseta y ponérmela, ahora él estaba en desventaja. Sin embargo, fracasé a los pocos metros de avanzar, ya que sus manos rodearon mi cintura desde atrás y sus labios se posaron en mi cuello.
—Atrapada… otra vez –susurró en mi oreja para después morderla.
—Esto es bastante frustrante –dije cuando ahora sus manos se deshacían de mi pantalón –no sé cuál es tu afán por hacerlo al aire libre, lo hicimos contra un árbol, bajo el agua… y ¿ahora quieres aquí?
No sabía con que habilidad este vampiro podía desnudarme tan rápido, pero no le costó tenerme entre sus brazos de esa forma, tan solo me quedaban su camiseta y mis bragas.
—No es un gusto por hacerlo al aire libre, es un gusto por ti –dijo tomándome de la cintura y ahora atrayéndome de frente hacia él, mientras sus manos recorrían lascivamente mi trasero, hasta el punto que me levantó varios centímetros, logrando que rodeara su cadera con mis piernas. Él seguía de pie.
—Esto es deplorable, Sr. Lenardis –dije frunciendo el ceño mientras sujetaba con más fuerza sus hombros –prácticamente me tienes aquí, en medio de la nada, con el trasero al aire –ambos no pudimos evitar reír ante aquella frase.
—Haremos cierto lo que dice para que hables con fundamento –dijo mientras se desabotonaba su pantalón.
— ¡Alexander! –le grite enojada cuando sin previo aviso tiró de mis bragas para luego lanzarlas al césped. Tan solo tenía su camiseta para cubrirme –esa es una muy mala costumbre que estas adquiriendo.
No me respondió, tan solo hizo que mi cuerpo bajara un poco para que su miembro pudiera entrar en mí. Al hacerlo sus labios se unieron a los míos.
Esta vez no cerré mis ojos ante el placer que él me provocaba, Alex tampoco lo hizo, por lo que cuando sus manos se aferraron a mis muslos y comenzaron a guiar nuestros movimientos, sus ojos negros igual a los míos, eran tan profundos como todas las emociones que me hacía sentir en aquel lugar, mientras hacíamos el amor, rodeados solo de arboles, montañas y viento.
Apoyé una de mis manos en su pecho desnudo mientras que con la otra rodeaba parte de su cuello para que a medida que su lengua se movía contra la mía, silenciando nuestros gemidos, yo comenzara a tener algo de mando en la situación. De esa forma pude mover mi cadera contra la suya, mientras él seguía de pie, sosteniéndome en el aire… haciéndome sentir un placer que solo él provocaba.
—Más rápido –susurré en su oído.
No se hizo rogar. Me aferré a él, sintiendo como éramos envueltos en esta burbuja de placer, que solo cada uno podía entregarle al otro. No pasaron muchos minutos para que entre besos cortos, alcanzáramos el clímax máximo.
— ¿Sabes? Podría estar todo el día de esta forma contigo –lo miré sonriendo.
—Eso es porque no te agotas nunca, y además porque eres un pervertido –respondí acariciando su fuerte mandíbula –no podemos –dije ahora más seria, entendiendo que él solo deseaba quedarse perdido en algún lugar del mundo.
—Cuando salgamos de todo esto, te encerraré en nuestra habitación y no te dejare salir por tres días… aunque lo desees.
No pude evitar reír. Alex era un psicópata, menos mal que solo tenía ese estilo de pensamientos conmigo, su pareja eterna.
—Me deberías bajar ahora ¿sabes? –dije aun haciéndole cariño.
—No quiero, no todavía –respondió presionándome más a su cuerpo, rodeando mi cintura con sus brazos –desearía congelar este momento, quedarnos aquí por un largo tiempo.
—Eres un pervertido –dije susurrando en su oreja –quieres mantener justo el momento donde estoy bastante sucia y… aun sigues dentro de mí, además de haber sido prácticamente forzada por ti.
— ¡Forzada! –Dijo riendo, sin soltarme –eres victima de mis deseos carnales, lo lamento.
—Bájame, ahora mismo –empuje sus hombros sonriendo.
No lo hizo.
Estuvimos juntos por varios minutos hasta fuimos a un riachuelo, donde me puede limpiar de toda la suciedad que adquirí al estar entrenando con Alex. Tomé mi cabello mojado y luego me vestí.
Para cuando terminamos, las primeras gotas comenzaban a caer.
—Es hora de irnos, eres un pésimo profesor y nos hemos retrasado.
—Nadie nos apresura por ahora, debemos llegar en un par de días… estamos bien –dijo mirándome serio por unos segundos –estas protegiendo tu mente ¿cierto?
—Todo el tiempo –dije ahora acercándome un paso hacia él y escondiendo mis manos en los bolsillos de su chaqueta.
—Si ese Cristóbal tiene a alguien, debes hacer un doble esfuerzo –asentí, eso lo tenía claro –avanzaremos por el resto de la noche ¿no?
—No… vamos a refugiarnos.
Nos dirigimos hacia donde teníamos nuestros bolsos, era un bosque, estaba un par de kilómetros desde donde nos encontrábamos. Alex había aprovechado el tiempo antes de que partiéramos de Siracusa y se las había ingeniado para comprar todo lo necesario.
Cuando vi nuestra tienda levantada recordé que estábamos escapando y que no andábamos paseando por lugares inhóspitos solo por gusto. Ya no quedaba luz que iluminara el lugar, por lo tanto, me metí bajo la tienda. Luego me siguió Alex, cabíamos muy bien los dos, sentados, de pie sería imposible.
—Creo que deberías dormir esta noche –dije recostándome sobre mi saco de dormir –no has descansado como siempre lo haces, no quiero un esposo agotado, puedo hacer guardia.
—No es necesario, bebí de tu sangre. Mañana debemos partir temprano, así que al amanecer buscaremos algún humano para alimentarnos –dijo acercándose y dándome un beso corto en los labios.
Este lugar era pequeño y sospechaba que Alex lo había comprado apropósito para tenerme más cerca. Lo conocía muy bien.
—Pero debes mantener tus manos alejadas de mi, hay que estar atentos –él sonrió de inmediato.
—Claro que si ¿en qué estabas pensando, Victoria?
Me encantaba cuando estaba de buen humor como para bromear, sin embargo, no podía seguirle la corriente esta vez. Al volver a nuestro refugio, mi mente no me dejó olvidar nuestros problemas.
Me recosté y miré a Alexander.
— ¿Crees qué me podrían sentenciar a muerte? –pregunté removiéndome inquieta. El semblante de Alex se volvió más oscuro.
—No puedes distraerte un poco ¿cierto? –sonreí triste, sabía que él hacia todo lo posible para que no nos concentráramos en algo que no podíamos solucionar por ahora. Esperé a que me respondiera –si, lo harían, por eso debemos cambiar el escenario. No pienses en algo que no sucederá, no pasará nada malo.
Ciertamente él confiaba en su plan. Yo no, estaba comenzando a sospechar que Alexander también desconocía algunas jugarretas del Consejo ¿Cómo no estaba enterado de lo que Cristóbal comentó la vez pasada?
—Victoria, no te sucederá nada, no lo permitiré.
—Sé eso, si esto termina de una forma diferente, debes entender que no ha sido tu culpa –él de inmediato frunció el ceño, nada contento con mis palabras –hablo en serio, si antes pudiste seguir adelante, estoy segura de que ahora… —no pude seguir hablando, su mano cubrió mi boca mientras me observaba furioso.
—No, esta vez ya no podría seguir –no puedo negar que me sorprendí por la seguridad de aquellas palabras –si algo te sucede, me verás en poco tiempo después a tu lado.
—Oh Alex –dije sonriendo, sentándome de nuevo –eso es muy Romeo y Julieta amor, no lo digas, sabes que puedes seguir sin mí, quizás ahora tampoco es definitivo y por ello estamos teniendo tantos problemas.
Me dolía decir esas palabras, pero era una alternativa posible.
—No y no insistas, es cierto que fui un idiota muchas veces por no creer en ti, pero lo sé ahora, me tomó tiempo, pero estoy seguro que tu estas aquí a mi lado… por una eternidad.
No pude evitar acariciar su rostro mientras sonreía, escucharlo decir eso era increíble, siempre había insistido en que lo dejaría,  en que me iría con otro o peor aún, que lo traicionaría de la peor forma. No estuve muy alejada de la realidad, ya que convertí a Cristóbal en vampiro, pero las circunstancias habían sido otras.
— ¿Sabes? Si todo sale según tu plan ¿Qué harás después? Tienes un montón de problemas que arreglar.
—Eso no es lo primordial, tu vida es lo principal.
—Pero imagínate Alex, si todo sale como planeas, los Consejeros no soportaran ver mi rostro.
— ¿Y qué importa eso? Tu eres su Gobernadora, deben obedecerte, aunque no seas de su simpatía, no obstante debes saberlo ahora que hablamos de esto, jamás has sido aprobada por ellos –fruncí el ceño molesta, maldito cínicos que sonreían ante mi pero luego hablaban a mi espalda.
—Llevo tiempo a tu lado, más que todas tus otras parejas.
—Sí, aunque si lo pienso mejor, creo que cada vez les desagradabas aun más –lo miré enojada.
— ¡Y tu no dijiste nada! Yo como estúpida sonriendo y saludándolos.
—A ti no te debe importar lo que ellos piensen sobre tu personalidad, sino sobre tus decisiones.
— ¡Que se jodan! –Dije para cuando la tienda se movió con fuerza por el viento que se estaba levantando –el Consejo no sirve de nada Alex, no debería existir.
— ¿Qué? Eso es imposible, tú y yo seremos parte de ese Consejo alguna vez.
—Alex, para que eso suceda yo tendría que morder a alguien más luego de asesinar a Cristóbal ¿vas a permitir algo como eso? Claro que no –respondí antes que él lo hiciera –tu lo que deseas es pasar una eternidad en tu cargo, lo que es insólito ¿Qué harás cuando el Consejo pida un nuevo Gobernador? Dime.
Me quedo mirando por unos segundos, sin expresión alguna, pensando en una respuesta que no tenía.
—El Consejo no debe existir, es así de simple, como tampoco esta ridícula forma de elegir un Gobernador, se queda limitado a solo los vampiros más antiguos y ricos ¿Qué demonios es eso?
—Estás hablando como una rebelde –su tono cambio, se estaba molestando y no me sorprendía. Él por siglos había aprobado al Consejo.
—Sabes muy bien cuál es mi forma de pensar, que quiera a Cristóbal muerto no significa que no apoye lo que está detrás de él.
Pude ver como la expresión de Alex se transformó de sorpresa a furia y de esta a desconcierto.
—Escúchame bien –dije antes que comenzara a despotricar contra todos –sabes que las cosas no están yendo bien, este sistema que has seguido y alabado por tanto tiempo no sirve Alexander, solo tendrás más rebeldes… no quiero una vida donde los enemigos sean más que los amigos.
Negó a mis palabras.
—Este lugar no es para agradarle a todo el mundo, sino para hacer las cosas bien.
—Bueno, noticia de último minuto, lo estás haciendo pésimo... tú y tus Consejeros, es más, creo que ellos te han ocultado cierta información.
—No puedo creer que le estés dando crédito a las palabras de ese traidor.
—Todas sus acusaciones han sido ciertas hasta ahora, Alex.
— ¡Lo sabia! –Dijo alejándose unos centímetros, este lugar era demasiado pequeño para los dos si comenzamos a discutir y el viento estaba empeorando –tu de verdad crees que no te protegeré.
—No me refiero a eso –dije ahora tirando de su camiseta negra para que se volviera a sentar, ya que estaba intentando salir de la tienda –y escúchame ¿no puedes tener altura de mira con esto?
—Si escuchar a Cristóbal es altura de mira, no lo conseguirás –sus ojos negros estaban expresando con claridad lo enojado estaba.
—Entonces no sirves como Gobernador.
—No juegues conmigo Victoria –puse los ojos en blanco, sus ataques de furia ya no servían conmigo.
Alexander se iba a poner de pie, pero con un rápido movimiento lo tumbe sobre el saco de dormir. Me senté sobre su cadera para que no pudiera escapar de mí.
—Bájate, no te quiero obligar.
—No puedo usar estas técnicas cada vez que te enojes o cuando quiero que veas lo que sucede desde mi perspectiva –dije sonriente, apoyando mis manos en su pecho –solo pone atención a lo que te digo, esto va mal Alex, no hemos evolucionado… están tratando de manejar a los vampiros como si no pudieran decidir.
— ¿Sabes? Mejor ve a otro lado con este tipo de discursos.
—Si sigues pensando así, tú y los Consejeros quedaran rodeados de llamas Alex, solo piensa un segundo. Estamos en otros tiempos, más personas como yo están siendo convertidas, esperan algo diferente… algo que no sea un sistema tan arcaico.
Él me quedo mirando, de seguro pensando en mis palabras. Era lógico, si no cambiaban, esto se derrumbaría como estaba a punto de suceder. Los rebeldes superarían a los Gobernadores y a sus seguidores, o sea, que nuestra vida corría peligro, aunque saliéramos libres de mi situación con el Consejo.
—Creo que esta conversación se da por terminada –dijo bajándome de él –prepara tus cosas que avanzaremos esta noche.
—Siempre terminas enojado cuando te digo la verdad, no me escuchas ¿sabes? Ser tu esposa no se limita a abrir mis piernas para ti.
—No hables así –dijo ahora molesto –estás siendo injusta, tienes muy claro que lo eres todo para mí.
—Entonces escúchame porque lo que digo es serio, te estoy advirtiendo de un problema que estará pronto ante tu nariz –tomé su brazo para que no escapara –piensa en lo que digo, Alex.
— ¡Claro que lo hago! –Dijo soltándose de mi agarre — ¿crees qué soy un idiota? He estado en este puesto por mucho más tiempo que tu, créemelo… tengo muy claro que las cosas van mal ¿pero cambiar el Consejo y todo lo que ha estado con nosotros desde los inicios? Eso es algo imposible, ni siquiera yo podría hacerlo.
— ¡Por supuesto que podrías! Eres el que más tiempo lleva como Gobernador ¡es más! Creo que hasta ellos piensan que debes retirarte, Alex…  te esconden información, es obvio ¿o sino de dónde Cristóbal habría sacado lo que me dijo?
— ¡Basta de nombrarlo! Esto se acaba aquí y ahora, nuestra prioridad es otra… y es mantenerte con vida ¿esperas llegar hasta allá, salir ilesa y exigir un cambio en cómo se maneja nuestra especie? Olvídalo.
Tenía razón si lo ponía desde ese punto de vista, aunque si él fuera quien hablara, todo sería diferente.
—Tú puedes proponerlo.
—No voy a gastar más tiempo en esto ¿sabes? Mejor nos quedaremos, pero yo dormiré, tomaré tu buena disposición como algo provechoso.
Sin ningún problema se acostó en el saco de dormir y apagó la linterna, dejándome sorprendida por su actitud ¿pero cómo no era capaz de escucharme?
—Buenas noches –dije esperando alguna respuesta, pero creo que todo el lado infantil de Alex había salido a la luz. No me respondió.
Salí de la tienda y me senté contra un árbol que había cerca. Abroché mejor mi parka y subí el gorro. Estaba lloviendo con fuerza y comencé a mojarme, pero eso no importaba, no era como si fuera a pescar un resfriado.
Ni siquiera sabía si él estaba durmiendo, no se movía ni un poco, pero como no necesitaba respirar, no podía descubrir si ya estaba soñando. Sería estupendo si pudiera meterme en la mente de Alex, así podría descubrir realmente lo que estaba planeando, saber si creía o no en su propio plan, pero al no tener la conexión con él, no podía averiguar nada.
Ante ese pensamiento llegó la gran idea de concentrarme en otra mente, a la que si estaba conectada. De todas formas él no podía sacar nada de mí, ya que Alex me tenía desinformada por si Cristóbal se metía en mi cabeza.
Me apoyé en el tronco del gran árbol y cerré mis ojos, sintiendo como las gotas de lluvia caían en mi rostro. Siendo él un ex humano, lo más probable es que aun no tomara el ritmo de vida vampírica, de seguro estaba durmiendo cuando todo nuestro mundo estaba despertando.
Ciertamente fue extraño tratar de conectarme con otra persona, pero lo fue aun más tratar de hacerlo y no conseguirlo. Sentí un vacio en el estómago, era como si trataras de alcanzar a alguien pero tus piernas no corrieran lo suficientemente rápido.
Había pasado alrededor de dos horas y estaba pronta a rendirme, pero justo en ese momento sentí ese rechazo natural que tenía ante la conexión con alguien que no era mi pareja, la misma que me provocaba Cristóbal.
Fue como sumergirme en las tinieblas, todo era muy oscuro y no tenía un camino para seguir, exactamente como cuando intenté las primeras veces entrar a la cabeza de Alex. A medida que los minutos pasaban comencé entrar en los sueños de Cristóbal. Estaba en lo correcto, él dormía.
Su sueño no era más que un recuerdo de su infancia, no tenía más de ocho años y parecía estar pasando un excelente momento con sus padres. No me interesaba, pero haber ingresado a su mente me dio la oportunidad para seguir avanzando y eso si atrapó mi atención.
Estaba recorriendo una habitación, pude reconocer de inmediato que era la casa de William y Tessa. Todo estaba completamente ordenado y por lo visto estaba en busca de algo, sin embargo, era sigiloso en cada uno de sus movimientos.
Subió al segundo piso y se dirigió hacia la puerta que daba a la oficina de Will, entró sin ser descubierto y se acercó al escritorio para tomar una carpeta que estaba sobre este.
—Te has demorado –dijo una voz conocida. Cristóbal se giró para encararlo.
—Marco ¿Qué andas haciendo por aquí?
Marco estaba junto a la puerta, vestido casualmente y con esa sonrisa tan característica en él, entre burlona y suficiente, pero sin dejar de parecer simpático.
—El Gobernador me ha encargado la gran tarea de encontrar al asesino de Cathal, amigo de William, dueño de esta casa donde has entrado sin permiso.
Cristóbal sintió cierto alivio al descubrir que era Marco quien lo había descubierto, lo que me dio a entender que a pesar de sus palabras y presunta seguridad, él seguía siendo un chico demasiado joven en problemas demasiado grandes.
Exactamente como yo.
—El problema es que yo… no he matado a Cathal ¿Qué te hace venir hasta acá entonces?
—Te dije que había encontrado al asesino.
Cristóbal sonrió al descubrir las palabras de Marco.
—Por lo que tengo entendido las imágenes que tenían del asesinato muestran a un humano, uno de mis cazadores de vampiros acabando con ese ser.
Marco se cruzo de brazos, muy confiado.
—“Tus cazadores”, deberías ser cuidadoso al usar esa palabra, siendo que ahora eres uno de los nuestros –sonrió nuevamente, incomodando a Cristóbal, quien no estaba nada agradecido con ser parte de dicha especie.
—Tenía otros planes… la vida da muchas vueltas ¿no crees?
—Que Victoria te haya convertido, fue algo inesperado ¿no ibas a asesinarla? ¿Fue demasiado para ti? ¿Muy encantadora? Te vi como caías rendido ante ella en mi club, cuando bebió de ti por primera vez.
—Eso fue una estupidez, estaba planeado para que probara de mi sangre… no sé porque te estoy dando explicaciones.
—Oh no seas tan desconfiado, estoy de tu lado.
Cristóbal lo quedó mirando unos segundos, pensando en que no debía confiar en dicho vampiro. Su esposa había caído en mano de los rebeldes y cazadores de vampiros, era obvio que había cierto rencor hacia él. Alguien que traicionaba a su amigo jamás era alguien digno de confianza.
—He venido por ciertos informes, sé muy bien que William esta en el Consejo, necesitaba ciertos datos, aliados a los que Lenardis puede acudir cuando todo esto se vuelva un caos.
—Sabes muy bien que él no dejara a Victoria y… ella tampoco lo abandonara. Creo que sabes muy bien cuál es la maldición de mi pobre amigo, pero esta al parecer ha terminado.
—Tonterías, si no hubiese sido porque tu amigo me interrumpió me hubiese follado a su esposa.
Cristóbal no lo notó, pero al estar observando desde otra perspectiva sus recuerdos pude reparar como Marco tensó su mordida. Solo duró una fracción de segundo.
—Interesante, canútame más ¿te atrapó lo suficiente como para no vengar la muerte de tu padre? Fue ella quien lo drenó gota a gota.
El ataque de Marco tensó a Cristóbal.
—No, no fue ella… fue el bastardo del Gobernador que tienen que la llevo a hacerlo.
—Tenemos, eres vampiro ahora, me gustaría saber que opinan tus colegas y los rebeldes.
—Están encantados, puedo ser un excelente Gobernador ¿sabes? Y están aun más entusiasmados por ver las cenizas de los Consejeros…
Marco se carcajeó por las palabras de Cristóbal.
—Chico, tú de Gobernador no durarías ni siquiera un día. Si los estoy ayudando es por otras razones, necesito acabar con los asesinos de mi esposa y con esta estúpida guerra… después pueden hacer lo que quieran.
Por un segundo en la mente de Cristóbal paso la imagen de Marco entre llamas, siendo incinerado junto a todos los demás vampiros. Él no deseaba ser Gobernador, tan solo estaba tratando de distraer a Marco. Su verdadero objetivo era acabar con todos los vampiros.
— ¿Qué llevas en esa carpeta? –preguntó Marco.
—Nada que te interese, como sea, me debo ir –dijo caminando hacia la puerta –a todo esto ¿Por qué estás aquí?
—Ya sabes, el autor intelectual de un asesinato es tan culpable como el que acabó con Cathal.
—Buena suerte con eso –dijo atravesando la puerta.
Bajo las escaleras, tenso por saber que tenía a Marco a su espalda, esperaba que atravesara su pecho por atrás en cualquier momento. Le temía, aunque lo escondiera formidablemente.
Cuando llegó al primer piso y se dirigió hacia la salida trasera de la casa, observó por unos segundos el interior de la carpeta.
Estaban todos los registros de los Centros Proveedores.

Sentí como si alguien golpeara mi estómago, un vacío tan incómodo y desagradable que nuevamente tuve la fantasmagórica sensación de nauseas. Era imposible, pero deseaba vomitar debido a estar en la mente de Cristóbal por tanto tiempo.
Me tomó más de una hora poder estabilizarme, todo daba vueltas… irónicamente la molesta lluvia ayudó. Se había levantado una tormenta mientras estuve recorriendo la mente de Cristóbal.
No lo soporté más, simplemente entré a la tienda y me deshice de la parka mojada, igual que el pantalón. Me metí en el saco de dormir solo por costumbre y para cubrirme, ya que no sentía nada de frio.
Alexander estaba durmiendo, como lo había pensado tiempo atrás. Sin embargo eso no me limitó a hacer lo que debía hacer. Sin importar que despertara, lo empujé hacia mí desde su hombro y antes de que dijera algo, clavé mis colmillos en su cuello para poder tranquilizarme.
Su sangre fue como si hubiese restablecido todo mi cuerpo, todo volvió a estabilizarse mientras él mantenía sus ojos cerrados, sabía que estaba despierto pero no había abierto sus parpados.
— ¿Victoria? –preguntó cuando me alejé de él y me recosté nuevamente, exigía una explicación.
—Me metí en su mente –susurré, con su mis ojos cerrados. Era mi turno de estar agotada.
— ¿Y bien?
—Marco era un puto traidor, Alex –dije antes de caer en la inconsciencia. Estar en la mente de Cristóbal fue peor de lo que pensaba.


Al despertar no pude descubrir si fue Alex o yo la que se acercó a su cuerpo, pero estaba cómodamente apoyada en su pecho mientras el viento seguía sonando y moviendo los árboles que nos rodeaban. Había parado de llover.
—Aun no amanece, duerme –me recomendó Alex, pero era inútil. Me senté con todo mi esfuerzo y observe a mí querido vampiro que seguía recostado.
—Marco conocía a Cristóbal y por lo que vi, William estuvo involucrado con la muerte de Cathal ¿Qué significa eso? Ellos eran amigos…
Alexander cerró sus ojos y suspiró, como si eso ayudara a quitarse un peso de encima.
—Ambos son traidores, de seguro Cathal sabía algo que quería divulgar y William no lo permitió… hemos cometido un grave error en confiar en él y su pareja, es obvio, alguien que deja a su pareja real por otra persona, no es confiar. He sido un idiota.
Me quede en silencio por unos segundos, eso había sido mi culpa, yo había instado a Alex a confiar en ellos. Demonios, fue como sentir otro golpe en el estómago.
—Y Marco, ya teníamos prueba de su traición, cuando te delató al Consejo.
Sus palabras me hicieron recordar la carpeta que llevaba Cristóbal en el recuerdo. Tomé con rapidez mi bolso y cogí la libreta con el detalle de los centros donde estaban los rebeldes.
—Frederic LeBlanc no confiaba en Cristóbal, es por eso que me entregó esa carta, lo más probable es que jamás pensó en que nosotros iríamos hacia donde él estaba.
— ¿A qué viene eso? –preguntó Alex perdido.
—A que Cristóbal piensa acabar con los vampiros, no le interesa ser Gobernador para favorecer a los rebeldes, él sigue deseando acabar con nosotros…
Alexander frunció el ceño y me arrebató la libreta para ver los nombres y donde se ubicaban, por un momento temí que deseara hacer volar todos los lugares.
—Llama a Ezequiel y exígele que averigüe si estas agrupaciones están divididas por especies.
— ¿Para qué?
—Hazlo, a ti te escucha más que a mí, aunque técnicamente yo sea su jefe… vamos, hazlo.
Tomé el celular y marqué el número de Ezequiel, era probable que pronto anocheciera en casa. No me costó ubicarlo, me contesto al tercer pitido, le dije que averiguara lo que Alex pidió.
—De inmediato, Viky –fue su respuesta para después despedirse.
— ¿Por qué quieres saber eso? –pregunté a Alex después de cortar.
—Porque ese hijo de puta puede querer hacernos quedar peor de lo que ya estamos –fruncí el ceño sin entender — ¿Quién más podría dañar los centros que tienen los rebeldes, Victoria?
Su pregunta me aclaró todo, si los centros estaban divididos por especies o si había algunas donde se encontraran vampiros solamente, Cristóbal no sentiría hacerlas volar en pedazos para que culparan al Gobernador y su Consejo.
—Lina dijo que haría volar a los responsables de la muerte de Marco, esa será una pésima idea si la lleva a cabo –dije mirando el celular.
—Tienes razón –hubo unos segundos de silencio incómodo – ¿estás bien? sé que meterte en su mente te hace mal.
—Eso no tiene importancia ¿Qué sucedería si están divididas por especies sus agrupaciones?
— ¿Crees que sería muy difícil acabar con todos los vampiros si los tienes delimitados a través de todo el mundo? Si eso llega a suceder, estaremos en serios problemas, a la mayoría de los vampiros no les agrada los rebeldes, pero una cosa muy diferente seria que el Gobernador los haya mandado a eliminar a todos.
Me quede pensando unos segundos en el Centro de Proveedores ilegales que había en Santiago, supuestamente estaba al mando de licántropos, pero esa vampira  de cabello rojo, era la única de nuestra especie que trabajara en el lugar.
—Ezequiel dijo que los licántropos que están en casa, no tienen nada que ver con los rebeldes. No confiaría tanto en eso ¿sabes? –dije pensativa, pensando en cómo William y Tessa ahora son posibles traidores.
—Esa jodida canción que escuchaste en el negocio del vampiro francés, también la escuchamos en ese lugar ¿no? puede que tengas razón.
—También la escuchamos donde Cathal, se pueden identificar sin decir palabras con dicha canción, es su santo y seña… —me quede pensando en Cathal y en William ¿Cómo era posible todo esto? — ¿Por qué William habrá deseado a Cathal muerto?
Los ojos de Alexander parecieron brillar ante mi pregunta.
—Es él, William es quien tiene algo que no sabemos debajo de esos Centros Proveedores, desde que me dijiste aquello no he podido dejar de pensar que cualquier cosa que no esté dentro de lo correcto, dentro de nuestra especie, Elizabeth me lo habría dicho, también Raúl. No puedo pensar que estén involucrados en esto.
— ¿Y Cathal iba a delatarlo? ¿Pudo haber sido eso?
Alex asintió, pensativo.
—Antes de averiguar cualquier cosa –dijo él –debemos ponerte a salvo y eso se logrará continuando con nuestro camino.
Asentí, a pesar de que no estuviera del todo segura sobre nuestro plan. Sin embargo, no dije nada, tan solo comencé a arreglar lo que quedaba de nuestras pertenencias, junto con la tienda y decidimos partir.
No pude evitar acercarme a él, tomar su mano y entrelazar sus dedos en los míos mientras caminábamos a paso tranquilo. Estaba asustada, esto estaba sobrepasando los límites anteriormente establecidos, no se trataba solo de mí, sino que más vidas estaban involucradas en esta jugarreta.
—Él sigue siendo un cazador de vampiros, nunca ha cambiado ¿su padre también estuvo al mando de los rebeldes, no? –pregunté, tratando de encontrar lógica en la conducta de Cristóbal.
—Así es –dijo él –ambos tienen el don de la elocuencia, pueden convencer a cualquiera a que hagan lo que desean. Siempre he tenido claro que desean acabar con nosotros, no iban a unirse a vampiros y licántropos solo para ayudar a estas especies. Usan su enemistad para vencer al Gobernador y el Consejo.
— ¿Cómo vas a arreglar todo esto, Alex? –él me miró y sonrió.
—Hemos estado metidos en cosas peores, por ahora solo debemos priorizar y de todas mis preocupaciones, tú estás primero.
Lo quede mirando, sintiéndome mal por haber convertido a Cristóbal, si no fuera por ello, nada de estos problemas estarían arruinando nuestro día a día.
—Lo siento, de verdad –dije esquivando su mirada –pero no soy una asesina, no es fácil para mí, pero prometo que haré lo máximo para ser más frívola. William y Tessa son posibles traidores y yo insistí en que confiáramos en ellos… no soy buena en esto.
—No me agradó lo primero que dijiste, pero si lo segundo ¿Por qué crees que te advierto este tipo de cosas? –me relajó no ver en sus ojos reproche, tan solo parecía que deseaba explicar lo complicado que era confiar en alguien.
—Ahora no sé qué pensar sobre Alanna y Aníbal, hace tiempo que no sabemos de ellos.
—No han pasado tanto, solo hay que esperar.
Suspiré, mirando hacia el cielo, esperando que un milagro borrara todo lo malo que estaba ocurriendo. El viento había desordenado mi cabello, cubriendo mi rostro con el, pero antes de despejar mi vista, Alexander se ubicó al frente de mi y sus manos arreglaron mi pelo.
—No debes estas asustada, nunca debes demostrar que les temes ¿sabías eso? Cuando llegue el turno de estar al frente del Consejo o si en algún momento tienes que comunicarte con Cristóbal, nunca le hagas saber que te intimida.
Presioné con más fuerza su mano, sabía que si mi corazón latiera estaría golpeando mi pecho por el miedo.
—Tú eres la Gobernadora, no hay nadie que este sobre ti… bueno, a veces yo, pero solo cuando estamos solos.
— ¡Alexander Lenardis! –Dije riendo y dándole un golpe en su pecho, sin embargo la alegría se fue tan rápido como llegó — ¿Entonces a quien le podré demostrar que estoy asustada?
—A la única persona que puede protegerte y en la que debes confiar… yo.
Di un paso hacia él, apoyando mi frente en su pecho.
—Estoy tan asustada que no puedo cerrar mis ojos para dormir y eso no me permite descansar.
—Lo sé, Victoria –dijo acariciando mi cuello, de cierta forma era relajante –pero no pasará nada, antes daría mi vida y aceptaría la acusación de traición antes de verte herida ¿entendido?
Lo miré preocupada, jamás podría aceptar algo así, pero de cierta forma me tranquilizó. No estaba sola.
—Soy el amor de Alexander Lenardis ¿no?
—Lenardis amore –dijo él, provocando que me derritiera para después besarme.
Estos días se volverían en un infierno, pero por lo menos lo cruzaría tomando su mano.

¡Hola! ok, siento que el capitulo me quedo malo en redaccion, pero es la falta de practica, lo siento.

7 Lectores:

  1. Hola Dani!
    Malditas hormonas me tiene toda llorosa jaja Alex me mata cuando se pone en plan Romeo. Simplemente no puedo superarlo T__T
    Uffffff esto no me gusta, estoy igual q ellos, no se en quién creer, me dejo con la mente llena de información y al mismo tiempo en blanco, no se me ocurre ninguna teoría.
    Alex mi amor, no te enojes con Victoria porque te diga la verdad y Vicky entiende q lo q pides a tu marido no es un dulce, es el cambio total del gobierno o_O Lo que me agrada esq el hecho de q si se enojan y todo pero ya estan madurando como pareja, yo también creo q Victoria es la para siempre de Alex, pero no me quiero ilusionar porq ahh como te las gastas a veces mariposa xD
    Nooo si te digo q ese Marco era un maldito, yo creo q al final del día le gano más las ansías de venganza q su amistad con Alex y aunq una parte chiquitititititita lo comprende me puede más el enojo por su traición. Uyyyy ese Cristobal quiere acabar con los vampiros pero al tonto se le olvida q es uno, zapeee por imbécil y cerillito nada más porq me cae mal y espero q lo maten jumm.
    Gracias por el capi Dani, se q has andado un poco alejada de la escritura y todo esto por la uni y GOT >_< Así q te agradezco q a pesar de tu ocupada agenda no te olvidas de estas pobre locas q disfrutan leyendo tus historias!
    Te mando un saludo y nos seguimos leyendo.
    .
    .
    .
    Por cierto q ame a mi gatito "Lenardis Amore..."
    Monik charquito de baba fuera :P

    ResponderEliminar
  2. estuvo muy bueno el capitulo espero el otro rapido

    ResponderEliminar
  3. LO SABIA¡¡¡Por eso Marco nunca me cayo bien....aaaa traidor y quien sabe quien mas, William y Tessa? eso si no lo esperaba, y Vicky ya ni siquera confia en Alanna y Anibal, al final es cierto que solo se tienen ellos dos, me dara mucho coraje cuando aparescan en escenas W-T porque Vicky los defendio tanto como para que resultaran asi, entonces si Cristobal quiere acabar con los vampiros...¿que piensa hacer con el mismo? es la gran incognita, y Lina, no se que pensar de ella, pues quiere vengar la muerte de Marco, el cual era un traidor...por lo tanto ella debio de saber tambien no? tengo miedo de seguir leyendo, siento que esto no va acabar bien, estoy tan de acuerdo con la logica de Vicky acerce del consejo, espero que Alex lo entienda pronto, aunque como el lo dijo (y no puedo estar mas de acuero) lo primero ahora es mantener a Victoria a salvo, y que puedo decir de esos momentos lindos que nos regalas de estos dos, el lo dice por fin, ella es su eterno amor, es su "Lenardis Amore" mejor me voy llendo porque me estoy empezando a poner sentimental y ya no s ni que estoy escribiendo. En esta parte final tuve tantas ganas de abrazar a Vicky, pero espero que haga lo que Alex le dijo, no demostrar nunca que tienen miedo.
    gracias por el capi dani.

    ResponderEliminar
  4. VALIO LA PENA LA ESPERA O.M.G ... YA QUIERO LEER OTRO CAPITULO POR DIOS NO TARDES QUE ESTO SE ESTA PONIENDO CADA VEZ MEJOR.
    GRACIAS DANNY POR ESTA GRANDIOSA HISTORIA :)

    ResponderEliminar
  5. AYYY MI dani sineto tanto no poder dejar mi mensaje tan rapido..................el trabajo me mata casi ni tengo tiempo para mi......pues de ley queiro que sepas que he leido cada uno de los capis de todassssssssss tus historias .......este estuvo muyyyyyyyyyyy bueno Marco traidor?????? .....pues era de esperar que el vengara la muerte de su esposa pero que horror Ni como amigo valio la pena.......y Lina .mmmmmmmmmmmmmm que sera de ella .......confiar o otra traidora ...william .....???? pues no se como sera porq es verda dlo que dijo alex....que dejar a su alma gemela por otra mmmmmmmmm.............y Tesa me sorprende.....ojala y no porq que pena....................Y al final aishhhhhhhhhhhhhhhhh que ternura .........NADIE ESTA SOBRE TI ..BUENO SOLO YO HAHAHAHHAHAHAH................ es su amor......lenardis amore........con locura esperando por mas.....:) gracias por tu tiempo dani

    ResponderEliminar
  6. Tan romantico que se puso alex, me encanto. Dany te quedo genial el caitulo. Gracias x no olvidarte de nosotras.
    Ya quiero que le den su merecido al pesado de cristobal xD

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

© Black Butterfly, AllRightsReserved.

Designed by ScreenWritersArena