domingo, 4 de mayo de 2014

Entre los dos y la luna - Capitulo 16


Capitulo 16

La situación de cierta forma había cambiado, tanto para Oliver como para mí. No nos estaban torturando, pero tampoco estábamos en un lugar mejor. Seguíamos en nuestras celdas, pero al momento de trabajar se aseguraban de tener a Oliver el otro lado de la pared de vidrio, para que yo no me detuviera, para que hiciera ese maldito chip de nuevo.
No lo estaba haciendo, eso sería estúpido, pero tampoco estaba perdiendo mí tiempo, tan solo necesitaba unos días más, de esa forma acabaría con esto de una buena vez y saldríamos de aquí… si lograba conseguir lo que necesitaba.

Ahora caminaba rígida hacia la sala donde tenían el computador, ni siquiera tomaban mi brazos porque sabían muy bien que si herían mis extremidades, no podría avanzar. Sin embargo, algo estaba sucediendo porque al llegar a la gran sala pude ver que había más personas de las que habitualmente se encontraban.
Espere a que me dieran una orden, pero antes puse toda mi atención en Oliver, que estaba sentado en aquella maldita silla que usaban para entregarle descargas eléctricas, cuando deseaban torturarnos. Por su expresión supe que algo iba mal, ya que estaba tenso, como si se preparara para lo peor.
Fue en ese instante que escuché su voz, claramente esto iba mal.
— ¿Haciendo de nuevo el trabajo, Julie? Creo que Melisa estaría muy decepcionada de ti –dijo Emma, sonriendo, caminando hacia mí.
No le respondí, sino que comencé a mirar todo lo que había a mi alrededor, para averiguar si podía romperte la cara con algo que fuera útil. Era cierto que no estábamos siendo torturados, pero mis condiciones físicas eran un asco como para luchar cuerpo a cuerpo.
—Tú no habrías eliminado dicho chip ¿cierto? Conozco muy bien a los de tu clase, aman más a su trabajo que a cualquier otra cosa, que pena que le hayas hecho creer a Oliver algo diferente.
Me tensé al recordar que ella estuvo involucrada con él en un tiempo atrás. Es más, ambos estaban implicados en traicionarnos para robar el chip, solo que Oliver dio un paso hacia atrás cuando se dio cuenta que estaba enamorado de mí.
—Julie, dime la verdad ¿Dónde lo has dejado? no sacas nada ocultado la verdad cuando estas creando un nuevo chip con el mismo objetivo –se acercó hasta quedar a mi lado –ambas sabemos que estas en otro juego ¿verdad? –aquello lo susurró en mi oreja.
Giré mi rostro para encararla. Era como estar mirando lo que más odias, pero entendiendo que no puedes acercarte porque terminaras quemada. Si yo le hacía algo a Emma, terminaría en muy mal estado… esto era difícil.
—Melisa se mantuvo en silencio y terminó muy mal ¿crees qué estos tipos no harán lo mismo contigo cuando se den cuenta que tratas de acceder a sus satélites?
Tensé mí mordida, si ella le decía algo a alguien, todo se iría a la basura. Era obvio que mi secreto lo guardaba muy bien o sino ya estaría colgada de una cadena mientras era golpeada. Tenía que hacerla callar.
—Si no pude obtener ese maldito chip porque entretuviste a Oliver abriendo tus piernas, estoy segura que podre ganar algo de dinero al decir tus verdaderos planes, no soy una idiota como ellos.
— ¿Lo hiciste solo por dinero? –necesitaba saber aquello, me era imposible creer que mi jefa dejó que murieran mis amigos y que nos torturaran solo por dinero.
— ¿Por qué más crees? No habría tenido que preocuparme por nada el resto de mi vida, pero tuviste que arruinarlo ¿no? además te llevaste el premio gordo, mi plan era desaparecer junto con Oliver, tan guapo… tan bueno –dijo sonriendo y mirando hacia donde se encontraba él –quizás podamos usar un método de tortura diferente con él, puede que un método inusual te haga razonar y colaborar ¿no crees, Julie?
Me quede helada, se podía ver en sus ojos la frialdad que sentía. Era malvada y no me había dado cuenta de ello hasta ahora, que la volvía a ver después de haber abandonado su oficina con Lucas y Oliver.
Esa sensación solo nubló mi mente y me hizo actuar de forma inesperada. Mi atención se fue hasta el arma que tenía el guardia a un par de metros. Idiotas, había sido un pésimo día para traer un arma.


Miré el arma de nuevo y negué de inmediato. Oliver me observaba, sentado a mi lado.
—No lo creo, no soy buena disparando, menos a personas –aclaré, sin desear llevar un arma conmigo.
—Es fundamental, en un momento pueden suceder ciento de alternativas y una de ellas puede ser que estemos separados, no puedo permitir que alguien te haga daño porque no estás armada ¿entendido? Tendrás que aprender a manejar esto.
Volví a mirar el arma, oscura y muy ligera, perfecta para poder quitarle el seguro y disparar, como me había mostrado Oliver. Sabía que no tenía opción, que tendría que aceptar y aprender a manejarla.
—Cuando te atraparon y arrinconaron hace días atrás, podrías haberte defendido con un arma, pero no la tenías –seguía diciendo él, tratando de convencerme.
—Está bien –susurré, no muy convencida.
— ¡Excelente! Ahora practicaremos y podrás manejarla mejor ¿entendido?
—Sí, Señor Conlan  —dije ahora sonriendo, por lo visto estaba bastante emocionado –pero ya está atardeciendo ¿no crees qué deberíamos mantenernos adentro?
Llevábamos más de una semana en aquella casa, una amiga de Oliver era la propietaria. Partiríamos en unos días para no seguir en un lugar tan cercano al último ataque.
—Siempre quieres mantenerte dentro de casa, no sé si es porque tienes miedo o porque te quieres aprovechar de mí –no pude evitar reír ante el descaro de Oliver.
—Si claro, como si yo comenzara.
Ciertamente nos habíamos pasado la mayoría del tiempo dentro de casa para no levantar sospechosas y para que no nos encontraran. No podíamos usar el televisor ni poner música, incluso debíamos hablar en susurros para que los vecinos no nos escucharan… así que nuestras actividades están muy limitadas y no nos podíamos entretener con muchas cosas.
—Me aburro con facilidad –dije sonriendo inocentemente –pero podríamos jugar a las cartas, cualquier cosa ¿Por qué te estás desvistiendo? –pregunté cuando ya se estaba desabrochando su camisa.
—Ya sé lo que podemos hacer –dijo con aquella expresión que había aprendido a reconocer.
— ¡No! –susurré para no gritar –mira, haremos algo… que no sea tener sexo, agente pervertido y sexopata, podemos escaparnos en la noche e ir hasta un lugar alejado para practicar mi tiro ¿no sería buena idea? ¡Basta de desvestirte! –dije poniendo mis manos sobre las suyas.
— ¿Crees qué apuntarás de noche? Estoy seguro que ni con la luz del sol podrás al comienzo, vamos, por ahora toca entretenernos en algo más.
—Pero podemos probar de cerca y después lejos, así no fallaré tantas veces… incluso podemos llevar una luz artificial o algo por el estilo, era buena cuando jugaba en el computador.
Oliver me quedo mirando unos segundos y después comenzó a abrochar su camisa.
—Está bien –dijo inclinándose para besarme, no pude evitar responder, pero a medida que se iba acercando y haciendo que me recostara sobre la cama, supe que no tenia salida, menos cuando sentí su erección contra mi vientre… no tenía idea de cómo se excitaba tan rápido –no prometo dejarte tranquila luego de ver como manejas un arma.
—Eres un sádico –dije entre besos.

Luego de que tuviéramos un encuentro que tomó más tiempo de esperado, Oliver cogió un par de luces y el arma con balas. Sacamos las bicicletas… si, era el único medio de transporte que podíamos usar sin que nos ubicaran o que los vecinos sospecharan que la casa estaba ocupada.
Tenía muchos lados buenos, era muy romántico salir en bicicleta con Oliver, además de gracioso ya que él se veía muy gracioso siendo tan grande. De todas formas era un buen medio de transporte, es por eso que cuando íbamos por la carretera y el sol ya se escondía, no fue desagradable poder sentir el viento contra mi rostro y tener esa hermosa vista del sol escondiéndose en el bosque.
Me detuve sin poder controlarlo y me bajé de la bicicleta, sintiendo que mi corazón se apretaba ante la vista. No quería recordar esta hermosa imagen y relacionarla a la clase de tiro que debía tener con Oliver, el hombre del cual me había enamorado, pero que me había traicionado y ayudado a sobrevivir de los que me perseguían por mí trabajo. Tampoco quería relacionarlo todo a la desaparición de Melisa y Dante ¿Qué sería de ellos?
—Julie.
Tomó unos minutos para que Oliver se diera cuenta y notara mi ausencia detrás suyo, tiempo suficiente para desmoronarme a solas. Ahora rodeaba mi cintura y apoyaba su mentón sobre mi cabeza, observando en la misma dirección que yo.
—Volveremos ¿no sería eso increíble?
—El agente 007 jamás vuelve a un lugar dos veces… o seria lo correcto para que no lo maten –dije secando las lagrimas, no quería desgastarme en llantos que solo mal gastaban nuestro tiempo.
—Sé lo que estas pensando –dijo al notar mi tono amargo.
—Un lector de mentes, eso lo tenías escondido –me presionó con más fuerza.
—No sirve de nada que te deprimes y frustres, Melisa y Dante no serán salvados de esa forma. Lo mejor es mantenerte segura para que puedas ayudarlos ¿sí? Estoy seguro que nadie te puede superar en desmontar sistemas de seguridad –besó mi mejilla –Lucas está tratando de encontrarlos.
—Y mientras tanto están siendo víctimas de las atrocidades que pueden causar sus captores.
— ¿Y qué ganas pensando en eso? Nada más que hacerte daño, debes aprender a concentrarte, a bloquear lo que te lastima.
Me giré para verlo.
—Es muy difícil.
—Te voy a enseñar, aprenderás a desconectarte de todo y solo tendrás recuerdos que tu desees tener ¿entendido? –dijo dándome un corto beso en los labios.
—Así superaste esos días que te apresaron ¿cierto? –Él asintió, cada vez que salía ese tema lucía como si sus ojos se oscurecieran –es mejor que avancemos, para que me enseñes a disparar.
Seguimos nuestro camino sin interrupciones, no sabía a ciencia cierta si Oliver había visto este lugar antes pero llegamos a un lugar perfecto para entrenar. Él arregló todo lo necesario para que hubiera luz con las linternas que trajo e hizo un objetivo apto para mí.
—No te alejarás mucho por ahora, debes darle a la cabeza –dijo apuntando al humano de tiza que dibujo en un árbol –no te preocupes por el sonido porque  solo hará un leve clic, esta con el silenciador agregado como te mostré.
— ¡Wow! –Dije alejándome de él unos pasos al sentir como acercaba su cuerpo al mío –Oliver contrólate.
—Es por verte con un arma, se manda solo –dijo mirando hacia su entrepierna.
Tuve que dejar el arma en el suelo porque me dio un ataque de risa, solo él podía decir ese tipo de cosas en un momento como este y lograr que me riera.
Pasaron varios minutos donde él me miró enojado, lo que me hizo reír aun más, pero llegó un punto donde me calmé y me entregué por completo a sus clases.
Resultaba que a pesar de ser una excelente tiradora en el computador, era pésima en la vida real, así que fue el turno de Oliver para reír, lo que era muy molesto.
— ¿Sabes? De todas formas dicen que la adrenalina hace que logres cosas imposibles, quizás si llega el momento, podrás apuntar a su cabeza o piernas para inmovilizarlo.
Me crucé de brazos, molesta.
—No es gracioso.
—Claro que lo es ¿esperabas ser la mejor en tan solo un par de horas? –dijo apagando las luces y caminando hacia mí.
Miré hacia arriba y noté que las copa de los arboles ya secas, nos dejaban ver las estrellas que llegaron a espiarnos.
—Por lo menos ya sabemos que no eres buena en algo –dijo ahora cerca de mí.
Deje de mirar las estrellas y lo encaré, podía verlo gracias a la luz que nos entregaba la luna.
—Soy pésima en todo lo que esté relacionado a espionaje, hay que tener un don para hacer tu trabajo ¿lo sabías?
—No, el mío no –dijo rodeando mi cintura con sus brazos, sin dejar de sujetar las linternas –lo mío es mucho más práctico, en cambio Lucas, él si tiene un don para esto, se mete entre personas que lo toman casi como un amigo.
Noté que hablaba de su colega con cierto orgullo, creo que a pesar de cómo se trataran, lo apreciaba bastante, igual que Luke. Quizás no lo volveríamos a ver jamás.
Observé a Oliver unos segundos, sonriendo, un horrible miedo llegó a mí, pero no deje que me atormentara por completo. No quería perderlo, deseaba de todo corazón congelar nuestras vidas justo en este preciso segundo porque sabía muy bien que al avanzar íbamos a ser sumergidos por el terror.
No tenía sentido negar la verdad.
—No sabes cuánto deseo que nos hubiésemos conocido en otro tiempo.
Él sonrió, no dijo nada, lo que era inusual ya que siempre negaba a mis palabras. Esta vez él pensaba lo mismo.
—Le hubieses agradado a mis padres, como mi novia quiero decir –fue su turno de mirar hacia arriba –lo más probable es que hubiese dejado este trabajo, lo hubiese cambiado por otro más seguro, quizás en alguna oficina.
—No te creo –dije de inmediato –tu amas tu trabajo, no lo habrías dejado –volvió a mirarme.
—Claro que lo hubiera hecho, tú me lo habrías pedido… y además, no me habría gustado que un día me asesinaran y con ello robaran la oportunidad de besarte una vez más. Yo mismo habría elegido algo más si tú no lo hubieses pedido.
—Oliver… —dije apoyando mi frente en su pecho.
—Y de seguro habríamos ido a visitarlos los domingos, yo recuperaría el tiempo perdido con ellos y a ti te querrían como una hija por llevar a su hijo de vuelta… la vida es extraña, Julie.
—Muy extraña, Oliver.
La vida era una perra y me estaba cayendo pésimo, esa era la realidad. Odiaba tener que aferrarme a minutos de felicidad como si fuera a abandonar este mundo en cualquier momento.
—Es más seguro que no le hubiese agradado a tu padre, es un sádico Julie, que manera de amenazarme… por si te hacía daño. Me habría matado por hacerte llorar.
No pude evitar sonreír, pero no lo mire, me sentía cómoda escuchando los latidos de su corazón.
—Y soy un idiota –dijo presionándome contra su cuerpo –así que es seguro que te habría hecho llorar, pero como me amas, me perdonarías y todo seguiría normal.
—Lo siento –susurre, sintiendo el peso de la culpa por creer ese maldito chip… el que había lanzado al mar hacía ya tiempo.
— ¿Te sientes mejor ahora? ¿Hablando sobre todas las cosas que quizás no tendremos?
Oliver dio un paso hacia atrás para mirarme. Negué a su pregunta.
—Es porque no sirve de nada hablar de eso, solo te hace más débil, amor. No hay nada que lamentar, el pasado quedo atrás y solo debemos preocuparnos de nuestra realidad, sobrevivir ¿entendido? No dediques más tiempo para compadecernos, es tiempo muerto.
Asentí, sabía que tenía razón.
—Ahora piensa, es probable que nuestra vida fuera mucho más aburrida si nos hubiésemos conocido en otro lado, quizás… no habríamos podido ver aquí, en Italia, esta hermosa noche y estas impresionantes estrellas.
Ambos miramos hacia arriba. Había miles de luceros en la oscuridad que proporcionaba el bosque.
—Y no olvides la luna, tu favorita.
—Sin duda alguna –dijo sonriendo, sin dejar de observar hacia arriba –siempre me hace compañía en tiempos difíciles.
— ¿Oliver? –pregunté, llamando su atención.
Solo tuve que empinarme un poco para que él me besara, era lo único que necesitaba para estar en calma. Mis manos fueron hasta su rostro y después se enredaron en su cabello.
—Es mejor que volvamos –dije cuando me separe de él –está comenzando a hacer frio.


— ¿No tienes frio en este lugar? –preguntó ella justo cuando me abalancé contra uno de los secuestradores, fui tan rápida que incluso yo me sorprendí.
La adrenalina nos hacia hacer cosas imposibles.
Sin tomar ninguna consideración de Oliver y en nuestro posible plan, le saqué el seguro al arma y sin ningún problema apunte a los dos secuestradores que se cruzaron en mi vista… mi mano no tembló al disparar, justo en su frente. Sus cuerpos cayeron inertes.
— ¡Alto! –le grité a Emma justo para cuando le disparé en su pierna. Perra, ella había arruinado mi vida al venderme.
Me acerqué al secuestrador que estaba en el suelo y le quite su arma, apunté hacia el que otro que venía por mí… sonreí como una maldita maniática, estaba segura que no podían hacerme daño porque me necesitan. Le dispare a quien me apuntaba, fui certera. Otro cuerpo sin vida al suelo.
—Deberías soltar el arma, Julie –aquella era la voz de Luke que me trajo de vuelta a la tierra.
Sin embargo, eso no evito que apuntara a la cabeza de Emma. No le dirigí ni una palabra, solo apreté el gatillo y atravesé su cráneo con una bala. Su cabeza con la caballera rubia cayeron de forma brutal, el golpe no lo olvidaría jamás y mucho menos la sangre que corría por su rostro hasta caer al sucio piso.
Sonreí ante la imagen.
Luego sentí un golpe en mi cabeza y caí al suelo, pero no perdí la consciencia de inmediato, lamentablemente. Pude ver cómo le disparaban a Oliver, justo sobre su pierna.


Enredé mis piernas en las suyas mientras estábamos recostados en la cama, desnudos, entregándonos lentamente a Morfeo.
—Has mejorado bastante en disparar, creo que aun no te encuentro algún error, siempre mejoras en todo –me removí contra su cuerpo para apoyar mi cabeza sobre su hombro.
—Te lo dije, practicar disparo en el computador durante tanto tiempo debió ayudar en algo.
Él se rió de mí, no pude evitar acompañarlo.
—Pero dudo que algún día pueda disparar un arma a alguien ¿sabes? –Oliver acarició mi mejilla.
—No tienes idea de lo que serías capaz de hacer con tal de salvar tu vida.
—Todos tenemos nuestro límite, no podría matar a nadie  –dije muy segura.
—Hace unos minutos dijiste que no podrías ser tan flexible para lo que yo quería hacer, y te equivocaba.
Le di un golpe en su pecho, sin poder evitar reír por sus palabras. Siempre hacia lo mismo, me distraía de temas que iban a causar mi preocupación, solo estaba sobreviviendo gracias a él.
—Bueno, algo que no pensé que diría es que, quizás extrañe esta casa después de todo.
Mañana partiríamos a nuevo destino y dejaríamos la casa de Irina, amiga de Oliver.
—A todo esto –continúe ante una duda — ¿Cómo conociste a Irina? ¿Te involucraste con ella?
—Seré honesto… no, ella está casada y con hijos, tiene mi edad. Es muy buena en su trabajo y fuera de él.
—Es un alivio, ahora me gustaría saber cómo te involucraste con Emma –dije sin sentir algún tipo de rencor. De cierta forma Oliver me había probado de la mejor forma que me quería, había dejado su ambición de lado e incluso estaba arriesgando su vida por ello.
—Oh, no lo vas a creer, pero ella cayó en lo de “algo casual” –volví a reír ante el recuerdo de dejarlo desnudo sobre una cama, inmovilizado –desde ese entonces habíamos tenido otros encuentros casuales, aunque creo que ella lo llevó más allá, comenzó a mezclar sentimientos.
—Eso es típico Oliver, eres un patán, en serio… aunque no me molesta que haya sido ella una víctima, la odio ¡ah! ¿Por qué la recordé? Tan solo pensar en cómo nos vendió, me hace recordar en tu traición.
—Pero eso quedo atrás –dijo abrazándome con más fuerza y besando mis labios –debes entenderlo ¿sí?
Me quede en silencio por unos minutos, el agarre de Oliver se fue volviendo más suave hasta que me di cuenta de que dormía. Me alejé de él con sigilo y me levanté, fui sin nada de sueño a verificar los sensores de movimientos que habíamos instalado en esta casa. Luego debería sacarlos todos para que sirvieran en la próxima.
Verifique si todo estaba en orden y luego volví a la cama, Oliver me envolvió en sus brazos como si me estuviera esperando y sorpresivamente me rendí a Morfeo antes de que pudiera contar diez ovejas.


Había perdido la cuenta de las ovejas que había contado, ahora solo las visualizaba en mi cabeza. Creo que habían pasado dos días en lo que no había salido de la celda, ni tampoco había recibido agua o algún tipo de alimentos. No había escuchado a Oliver, no sabía si estaba vivo o muerto. Me estaba hundiendo en un pozo de compasión, justo cuando estaba pronta a perder la cordura.
Aun no podía creer lo que había hecho con Emma, pero no me arrepentía, el recuerdo de su cadáver era lo único que me mantenía con los pies en la tierra. Su cadáver y el de los demás.
Ahora tendrían que ser más cuidadosos respecto a sus armas, nos había metido en graves problemas, ahora no llevarían pistolas o revólveres a las salas de interrogación, no podríamos escapar. Aunque nada de eso servía si Oliver no me contestaba al otro lado de la pared ¿estaría enojado? Eso sería imposible, pude ver su sonrisa antes de que recibiera el disparo…
…su pierna, que ganas de haber perdido la consciencia antes de ver su sangre.


— ¡Sangre! –Dije al cortarme un poco con uno de los cables –demonios, estúpida –al estar tan tirantes, solo faltaba un poco de fricción para que hicieran daño.
Estábamos en Estocolmo, Suecia. Por lo menos cerca de la capital, ya que nos encontramos en un lugar alejado, había un amplio patio trasero con hermosos campos. Ahora verificaba los sensores de movimientos, después de haber practicado nuevamente mi puntería con el arma que siempre llevaba conmigo. Habíamos llegado hace más de una semana, pero sentía que hacía meses que habíamos dejado Italia.
Mis ánimos no eran los mejores, comparados con los de Oliver, que parecía llevar todo con bastante seriedad, pero sin complicarse la vida. Era yo la que se quedaba horas mirando por la ventana o recostada sobre la cama, sabía que estaba pasando por un mal momento, podía sentirlo, pero no sabía salir ahí. Oliver trataba de alegrarme, pero era imposible, mi mente se estaba hundiendo en una oscuridad nada agradable.
—Mira lo que te has hecho –dijo Oliver con el ceño fruncido. Levanté lo hombros, quitándole importancia — ¿está todo bien? –dijo observando a nuestro alrededor.
—Si.
Caminé hacia la casa, era bastante linda, de madera natural, un solo piso y con ventanas bastante amplias como para distraerse con el paisaje. No tenía la menor idea de donde la había sacado Oliver.
Entré sin esperarlo y fui de inmediato al baño para limpiar la herida, no pude evitar sonreír un poco al notar que él ya había buscado el botiquín y tenía lo necesario para cubrir mi pequeña herida.
—Estas exagerando, fue pequeña –dije tratando de mejorar mi humor.
Él no me respondió, solo tomó mi mano derecha y curó la herida. Tenía su ceño fruncido y lucía muy concentrado en lo que hacía.
—Pronto tendremos que partir, nuevamente.
— ¿Estas sospechando de algo? –pregunté cansada, no tenia ánimos de seguir viajando.
—Siempre hay que estar en movimiento.
— ¿Hasta cuándo? Mis padres no pueden estar más de un mes en un crucero ¿A dónde los enviaré después?
Él levantó la mirada cuando dejó mi mano libre.
—No tengo la menor idea, pero creo que si hubiesen querido hacerles daño, ya lo habrían hecho.
Negué de inmediato.
—No me arriesgaré a que los atrapen y le hagan daño.
—No es factible, ellos no saben nada sobre tu chip –negué, nada convencida con esto.
—Pero si los atrapan y me amenazan con hacerles daño, yo diré toda la verdad –no iba a dejar que alguien más saliera herido.
Oliver dio media vuelta y salió del baño. Fue hasta nuestra habitación y guardó el botiquín en uno de su mochila. Tenía todo guardado ¿Cuándo partiríamos?
—Luces nervioso, dime que está sucediendo –dije ahora confundida. Él se quedo dándome la espalda por unos segundos antes de hablar, por lo visto estaba pensando en qué decir.
—He perdido contacto con Lucas, no sé qué le ha sucedido… y hoy llamó Emma.
Me tensé de inmediato al escuchar la última noticia, no dejaba de ser importante la situación con Lucas, pero habíamos hablado de esa opción, no necesariamente tenía que haber sucedido algo malo. Sin embargo, toda frase que involucrara a Emma, traía malas noticias.
— ¿Y qué dijo? –pregunté al notar que él no me hablaba.
—No pude dilatar más mi deserción al plan original, ahora está furiosa y juró que acabaría conmigo. Eso significa que podríamos tener más enemigos que andan detrás de nosotros y que probablemente hayan colegas míos involucrados… de seguro lo hizo pasar por traición a la patria, para tener al gobierno de su lado.
Caminé hasta la cama y me senté. Noté que estaba realmente preocupado y no era para menos. No estaban enviando a una tropa de inútiles por nosotros, sino que eran agentes especializados, entrenados para acabar con sus objetivos. Eran como cientos de Oliver detrás de nosotros.
—Esta casa pertenece a alguno de tus amigos agentes ¿no?
—Así es, por ello es mejor partir. Todos siempre nos hemos facilitado las llaves de nuestros refugios, nunca sabes cuándo necesitarás uno… ahora no podremos usarlas.
Me recosté en la cama, cerrando mis ojos y sintiendo que el mundo comenzaba a descansar sobre mi pecho. Me tuve que concentrar, como dijo Oliver, para controlar mi respiración y no caer en un ataque de pánico.
—Pero que perra es –dije sonriendo, no podía evitar referirme así de Emma.
Para mi alivio Oliver se recostó también en la cama, estirando su brazo hacia mí, no me costó nada llegar hasta él y apoyarme en su hombro. Nos quedamos mirando el techo.
— ¿Habías estado en una situación tan complicada, Oliver?
—No, Julie –dijo nombrándome de forma sarcástica –nunca había tenido a mis compañeros detrás de mí. Eso complica mucho las cosas.
—Mucho –repetí, girándome un poco para mirarlo, llamando la atención de él — ¿no te arrepientes? Habría sido mucho más fácil entregarme y quedarte con el dinero.
—Sin duda alguna –respondió sonriendo –pero el amor hace que hagamos cosas estúpidas, ya ves como estoy ahora.
— ¡Oh, pero que idiota! –dije dándole un suave golpe en el estómago.
Ambos comenzamos a reír sin poder controlarlo, creo que era en parte nervios y confusión por estar sonriendo en un momento como este. Fue sublime y no deje de reír hasta que mi abdomen dolió. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, pero no eran de pena, sino por reír tanto.
Sin embargo, para cuando nos calmamos, todo el pesar volvió.
—Tengo miedo –dije entrelazando mis dedos con los suyos.
—Yo también, no hay nada malo con eso –no pude evitar abrir mis ojos sorprendida –eso sucede cuando estás en una misión con alguien que amas. Está prohibido, tengo muchos compañeros que están en pareja con colegas, tienen prohibido realizar misiones juntos, por ser distractores y porque tu mente comienza a ser víctima de la preocupación que te provoca la otra persona.
Lo quede observando unos segundos, dándome cuenta realmente de lo que estaba sucediendo.
—Tus amigos vienen por ti, Oliver.
Él sonrió triste, pero sus ojos brillaron de una forma que llamó mi atención.
—Es bueno no tener amigos en mi trabajo, creo que es tiempo de demostrarles con quien están jugando ¿no te parece? –fruncí el ceño, sin entender.
— ¿Qué?
—No eres a la única que se le da fácil armar cosas, pero yo tengo otro tipo de gustos –dijo para después darme un corto beso en los labios y separarse de mi –es tiempo de trabajar Julie, que deprimirse no ayuda a nadie.
Lo miré sorprendida, no tenía idea de dónde sacaba todo ese coraje para poder seguir adelante. Además no entendía a que se refería.

No entendía que estaban esperando, llevaba dos días en aquel lugar, encerrada, sin comida ni agua. Estaba recostada en el suelo, pensando en Oliver, nada me sacaba de la cabeza que por mi culpa lo habían asesinado. Sin embargo ese pensamiento no era lo suficientemente fuerte como para entregarme a mi destino, lo que comenzó a desesperarme.
Con todo mi esfuerzo me arrodille, sintiendo como mi corazón latía con fuerza, agotado por el esfuerzo. Levanté una rodilla y me apoyé en ella para después ponerme de pie. Descanse contra la pared de la celda y me quede mirando por varios minutos la puerta, notando como la luz de la luna me mostraba cada detalle de esta, mis uñas habían dejado varias líneas en ella.
De un golpe la puerta se abrió, dejando que un hombre de traje y armas quedara expuesto ante mí. No era Lucas, no era nadie conocido.
—De pie y con mirada arrogante –dijo esa voz profunda, no lo reconocía. Dio un paso hacia la luz, era mayor, de unos cincuenta años y por la mirada oscura y piel blanca, supe que este iba a ser un grave problema.
— ¿Qué…? –Tuve que toser, no había hablado durante dos días, estaba débil — ¿Dónde está Oliver?
—El Sr. Conlan acaba de volver a su celda, un idiota de nuestro equipo le disparo en la arteria femoral, estuvo casi por morir, gracias a usted y su gran hazaña ¿no está contenta?
Tensé mi mordida, no me molesté en ocultar mi dolor y preocupación, de seguro ya estaba tan flaca que cada expresión de mi rostro quedaba reflejada con facilidad.
— ¿Qué quiere?
—Acabar con su castigo, ya es tiempo de que coma y vuelva a su trabajo, solo estábamos esperando por el Sr. Conlan, teníamos que saber si sobreviviría, ya que tenemos muy claro que si él muere, usted dirá o hará nada.
—Quiero verlo.
—Y yo quiero ir a mi casa, con mis hijos, pero no podemos tener todo lo que queremos ¿no?
No me seguí afirmando en la pared, sino que me enderecé y miré desafiante a aquel hombre.
—No haré nada hasta ver que está vivo ¿entendido?
— ¡Oh! Entonces la llevaré de inmediato, perdóneme usted por no escucharla con más atención hace cinco segundos atrás.
Ni siquiera pude notar cómo se acercó a mi tan rápido, tan solo lo vi encima, justo para cuando su mano dio con todo contra mi rostro, haciéndome caer por la fuerza con la que me había golpeado.
—Para que quedemos muy claros –dijo mientras yo jadeaba, en el piso, presa del dolor –en este ambiente no me conocen por ser alguien paciente, ni tampoco por ser mentiroso. Si le digo que el Sr. Conlan sigue vivo, es porque así es, como también, si le ordeno que siga trabajando, espero que lo haga ¿entendido?
No pude responder a su pregunta.
—Le hice una pregunta –me aferré a su pantorrilla, sin ser capaz de ponerme de pie sola, sin embargo, ese hombre era un sádico.
Se deshizo de mi agarre y sin más preámbulo su pie fue a dar contra mi estómago. Tuve arcadas para eliminar la bilis que llegó a mi boca, porque ya no había nada que eliminar, mi cuerpo estaba vacío.
No puedo ponerme de pie, de nada sirvió llevar unos días alimentándome bien, no había adquirido las fuerzas necesarias para poder… vivir adecuadamente.
Ese desconocido se agachó y me tomó de los hombros, logrando que me pusiera de pie.
— ¿Vas a ser algo de ayuda para nosotros ahora, Sra. Conlan?
Levanté la mirada, aun sintiendo el dolor de sus golpes. Lo mire por varios segundos, grabándome su rostro.
Como si eso sirviera de algo. Estaba encerrada en este lugar, sin escapatoria.

—Claro que servirá de algo –dijo Oliver mientras nos acomodábamos en la cama.
Habíamos llegado hace poco a Londres, entramos al primer hotel que encontramos y nos encerramos en una habitación, habíamos hecho mil escalas porque tuvimos que usar un auto rentado para llegar hasta aquí. Y solo era por el día.
—No te atrevas a dormirte, los sensores han captado algo –me aferré a la cómoda almohada, mientras me deshacía de los botines –si no son idiota, deberían venir más de tres.
Puse atención en la tablet que tenía en sus manos. Había instalado varias cámaras alrededor de la antigua casa donde nos hospedábamos.
— ¿Qué…?
No pude seguir hablando, de inmediato supe lo que los sensores habían atrapado. Había alrededor  de ocho personas rodeando la casa. Miré a Oliver preocupada, pero él estaba más concentrado en ver su obra maestra.
Sin duda él también sabia armas cosas… mejor dicho, explosivos, de la nada, era un estilo de Macgyver. Muchos de ellos habían quedado estratégicamente ubicados para que esos agentes que pertenecían a nuestro país, murieran entre las llamas.
—Esto está mal –dije sintiendo algo de arrepentimiento, aunque cuando Oliver me contó su plan lo apoyé en un ciento por ciento.
—Ya están adentro, me encanta lo que has creado, de esa forma todos los movimientos se tienen que llevar dentro de la casa para que el explosivo se active.
Ni siquiera terminó de decir aquello cuando vimos como la casa explotó en ciento de pedazos, fueron tan potentes las explosiones que las cámaras se arruinaron. No necesitábamos ver nada más para saber que los ocho habían muerto.
Lo miré preocupada, pensando que se sentiría mal por acabar con la vida de sus colegas, pero en sus ojos no había nada de arrepentimiento.
—Espero que eso les mande un mensaje claro y conciso… no debieron ir.
Pude ver como tensaba su mordida, furioso por lo ocurrido. Le quite la tablet y la lancé al otro extremo de la cama.
—Con esto no probaremos que somos inconscientes, es material suficiente para culparnos  —dije llamando su atención.
—Siempre luciremos como culpables Julie, solo tenemos que hacer la diferencia en ser peligrosos o no, con esto lo hemos dejado claro.
Acaricié su rostro, pensando en el sacrificio que fueron esas ocho vidas, pero no había opción.
—Son ellos o nosotros –dije besando su mejilla, tratando de calmar su inquietud.
—Somos nosotros… o nosotros, Julie, no permitiré que tú o yo fallezcamos de esta forma. Mis planes son llegar a viejo y con nietos, a tu lado.
Lo miré y no pude responder, no esta vez… eso lucía como un sueño que jamás se haría realidad, pero no podía decírselo.
—Te amo –dije sin tener otra respuesta.
—Y yo a ti, Julie.

Ahi esta el capitulo, fue ultra raro escribir despues de meses esta historia. Espero que no se haya notado y haya sido de su agrado, no queda mucho realmente.. pense que si, pero no :/

4 Lectores:

  1. me agrado que emma muriera!! se lo tenia bien merecido buahahaha, lastima que ya se va a acabar esta maravillosa historia pero igual, gracias dani!
    DTB

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  2. Ovación a Julie por darle un tiro a Emma la perra :P
    Hello Mariposa.
    Ahhh estos 2 van a hacer q me de algo, en especial Julie por atrabancada, la admiro pero casi me muero cuando le dispararon a Oliver bebé. Ese tipo no me da buena espina y q mal q ya queden pocos capis pero por otro lado q bien porq así ya no nos tienes sufriendo!
    Muchas gracias por el capi, me agarro antes de irme a mimir xD jaja ya mañana me veo con mis ángeles favoritos.
    Buenas noches y nos seguimos leyendo!!!!

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  3. me guste que emma hubiera muerto...
    estuco muy bueno el capitulo gracias dani

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  4. Me gusto como quedo el capitulo. Dani tu nunca defraudas :).
    Me encanto como murio emma jajajaj
    Gracias por subir capitulo y no olvidarte de esta historia :)

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