Capitulo 16
La situación de
cierta forma había cambiado, tanto para Oliver como para mí. No nos estaban
torturando, pero tampoco estábamos en un lugar mejor. Seguíamos en nuestras
celdas, pero al momento de trabajar se aseguraban de tener a Oliver el otro
lado de la pared de vidrio, para que yo no me detuviera, para que hiciera ese
maldito chip de nuevo.
No lo estaba
haciendo, eso sería estúpido, pero tampoco estaba perdiendo mí tiempo, tan solo
necesitaba unos días más, de esa forma acabaría con esto de una buena vez y
saldríamos de aquí… si lograba conseguir lo que necesitaba.
Ahora caminaba rígida
hacia la sala donde tenían el computador, ni siquiera tomaban mi brazos porque
sabían muy bien que si herían mis extremidades, no podría avanzar. Sin embargo,
algo estaba sucediendo porque al llegar a la gran sala pude ver que había más
personas de las que habitualmente se encontraban.
Espere a que me
dieran una orden, pero antes puse toda mi atención en Oliver, que estaba
sentado en aquella maldita silla que usaban para entregarle descargas
eléctricas, cuando deseaban torturarnos. Por su expresión supe que algo iba
mal, ya que estaba tenso, como si se preparara para lo peor.
Fue en ese
instante que escuché su voz, claramente esto iba mal.
— ¿Haciendo de
nuevo el trabajo, Julie? Creo que Melisa estaría muy decepcionada de ti –dijo
Emma, sonriendo, caminando hacia mí.
No le respondí,
sino que comencé a mirar todo lo que había a mi alrededor, para averiguar si podía
romperte la cara con algo que fuera útil. Era cierto que no estábamos siendo
torturados, pero mis condiciones físicas eran un asco como para luchar cuerpo a
cuerpo.
—Tú no habrías
eliminado dicho chip ¿cierto? Conozco muy bien a los de tu clase, aman más a su
trabajo que a cualquier otra cosa, que pena que le hayas hecho creer a Oliver
algo diferente.
Me tensé al
recordar que ella estuvo involucrada con él en un tiempo atrás. Es más, ambos
estaban implicados en traicionarnos para robar el chip, solo que Oliver dio un
paso hacia atrás cuando se dio cuenta que estaba enamorado de mí.
—Julie, dime la
verdad ¿Dónde lo has dejado? no sacas nada ocultado la verdad cuando estas
creando un nuevo chip con el mismo objetivo –se acercó hasta quedar a mi lado
–ambas sabemos que estas en otro juego ¿verdad? –aquello lo susurró en mi
oreja.
Giré mi rostro
para encararla. Era como estar mirando lo que más odias, pero entendiendo que
no puedes acercarte porque terminaras quemada. Si yo le hacía algo a Emma,
terminaría en muy mal estado… esto era difícil.
—Melisa se
mantuvo en silencio y terminó muy mal ¿crees qué estos tipos no harán lo mismo
contigo cuando se den cuenta que tratas de acceder a sus satélites?
Tensé mí
mordida, si ella le decía algo a alguien, todo se iría a la basura. Era obvio
que mi secreto lo guardaba muy bien o sino ya estaría colgada de una cadena
mientras era golpeada. Tenía que hacerla callar.
—Si no pude
obtener ese maldito chip porque entretuviste a Oliver abriendo tus piernas,
estoy segura que podre ganar algo de dinero al decir tus verdaderos planes, no
soy una idiota como ellos.
— ¿Lo hiciste
solo por dinero? –necesitaba saber aquello, me era imposible creer que mi jefa
dejó que murieran mis amigos y que nos torturaran solo por dinero.
— ¿Por qué más
crees? No habría tenido que preocuparme por nada el resto de mi vida, pero
tuviste que arruinarlo ¿no? además te llevaste el premio gordo, mi plan era
desaparecer junto con Oliver, tan guapo… tan bueno –dijo sonriendo y mirando
hacia donde se encontraba él –quizás podamos usar un método de tortura diferente
con él, puede que un método inusual te haga razonar y colaborar ¿no crees,
Julie?
Me quede
helada, se podía ver en sus ojos la frialdad que sentía. Era malvada y no me había
dado cuenta de ello hasta ahora, que la volvía a ver después de haber abandonado
su oficina con Lucas y Oliver.
Esa sensación
solo nubló mi mente y me hizo actuar de forma inesperada. Mi atención se fue
hasta el arma que tenía el guardia a un par de metros. Idiotas, había sido un
pésimo día para traer un arma.
Miré el arma de
nuevo y negué de inmediato. Oliver me observaba, sentado a mi lado.
—No lo creo, no
soy buena disparando, menos a personas –aclaré, sin desear llevar un arma
conmigo.
—Es
fundamental, en un momento pueden suceder ciento de alternativas y una de ellas
puede ser que estemos separados, no puedo permitir que alguien te haga daño
porque no estás armada ¿entendido? Tendrás que aprender a manejar esto.
Volví a mirar
el arma, oscura y muy ligera, perfecta para poder quitarle el seguro y
disparar, como me había mostrado Oliver. Sabía que no tenía opción, que tendría
que aceptar y aprender a manejarla.
—Cuando te
atraparon y arrinconaron hace días atrás, podrías haberte defendido con un
arma, pero no la tenías –seguía diciendo él, tratando de convencerme.
—Está bien –susurré,
no muy convencida.
— ¡Excelente!
Ahora practicaremos y podrás manejarla mejor ¿entendido?
—Sí, Señor
Conlan —dije ahora sonriendo, por lo
visto estaba bastante emocionado –pero ya está atardeciendo ¿no crees qué
deberíamos mantenernos adentro?
Llevábamos más
de una semana en aquella casa, una amiga de Oliver era la propietaria.
Partiríamos en unos días para no seguir en un lugar tan cercano al último
ataque.
—Siempre
quieres mantenerte dentro de casa, no sé si es porque tienes miedo o porque te
quieres aprovechar de mí –no pude evitar reír ante el descaro de Oliver.
—Si claro, como
si yo comenzara.
Ciertamente nos
habíamos pasado la mayoría del tiempo dentro de casa para no levantar sospechosas
y para que no nos encontraran. No podíamos usar el televisor ni poner música,
incluso debíamos hablar en susurros para que los vecinos no nos escucharan… así
que nuestras actividades están muy limitadas y no nos podíamos entretener con
muchas cosas.
—Me aburro con
facilidad –dije sonriendo inocentemente –pero podríamos jugar a las cartas,
cualquier cosa ¿Por qué te estás desvistiendo? –pregunté cuando ya se estaba
desabrochando su camisa.
—Ya sé lo que
podemos hacer –dijo con aquella expresión que había aprendido a reconocer.
— ¡No! –susurré
para no gritar –mira, haremos algo… que no sea tener sexo, agente pervertido y
sexopata, podemos escaparnos en la noche e ir hasta un lugar alejado para
practicar mi tiro ¿no sería buena idea? ¡Basta de desvestirte! –dije poniendo
mis manos sobre las suyas.
— ¿Crees qué
apuntarás de noche? Estoy seguro que ni con la luz del sol podrás al comienzo,
vamos, por ahora toca entretenernos en algo más.
—Pero podemos
probar de cerca y después lejos, así no fallaré tantas veces… incluso podemos
llevar una luz artificial o algo por el estilo, era buena cuando jugaba en el
computador.
Oliver me quedo
mirando unos segundos y después comenzó a abrochar su camisa.
—Está bien
–dijo inclinándose para besarme, no pude evitar responder, pero a medida que se
iba acercando y haciendo que me recostara sobre la cama, supe que no tenia
salida, menos cuando sentí su erección contra mi vientre… no tenía idea de cómo
se excitaba tan rápido –no prometo dejarte tranquila luego de ver como manejas
un arma.
—Eres un sádico
–dije entre besos.
Luego de que
tuviéramos un encuentro que tomó más tiempo de esperado, Oliver cogió un par de
luces y el arma con balas. Sacamos las bicicletas… si, era el único medio de
transporte que podíamos usar sin que nos ubicaran o que los vecinos sospecharan
que la casa estaba ocupada.
Tenía muchos
lados buenos, era muy romántico salir en bicicleta con Oliver, además de
gracioso ya que él se veía muy gracioso siendo tan grande. De todas formas era
un buen medio de transporte, es por eso que cuando íbamos por la carretera y el
sol ya se escondía, no fue desagradable poder sentir el viento contra mi rostro
y tener esa hermosa vista del sol escondiéndose en el bosque.
Me detuve sin
poder controlarlo y me bajé de la bicicleta, sintiendo que mi corazón se
apretaba ante la vista. No quería recordar esta hermosa imagen y relacionarla a
la clase de tiro que debía tener con Oliver, el hombre del cual me había
enamorado, pero que me había traicionado y ayudado a sobrevivir de los que me
perseguían por mí trabajo. Tampoco quería relacionarlo todo a la desaparición
de Melisa y Dante ¿Qué sería de ellos?
—Julie.
Tomó unos
minutos para que Oliver se diera cuenta y notara mi ausencia detrás suyo,
tiempo suficiente para desmoronarme a solas. Ahora rodeaba mi cintura y apoyaba
su mentón sobre mi cabeza, observando en la misma dirección que yo.
—Volveremos ¿no
sería eso increíble?
—El agente 007 jamás
vuelve a un lugar dos veces… o seria lo correcto para que no lo maten –dije
secando las lagrimas, no quería desgastarme en llantos que solo mal gastaban nuestro
tiempo.
—Sé lo que
estas pensando –dijo al notar mi tono amargo.
—Un lector de
mentes, eso lo tenías escondido –me presionó con más fuerza.
—No sirve de
nada que te deprimes y frustres, Melisa y Dante no serán salvados de esa forma.
Lo mejor es mantenerte segura para que puedas ayudarlos ¿sí? Estoy seguro que
nadie te puede superar en desmontar sistemas de seguridad –besó mi mejilla –Lucas
está tratando de encontrarlos.
—Y mientras
tanto están siendo víctimas de las atrocidades que pueden causar sus captores.
— ¿Y qué ganas
pensando en eso? Nada más que hacerte daño, debes aprender a concentrarte, a
bloquear lo que te lastima.
Me giré para
verlo.
—Es muy
difícil.
—Te voy a
enseñar, aprenderás a desconectarte de todo y solo tendrás recuerdos que tu desees
tener ¿entendido? –dijo dándome un corto beso en los labios.
—Así superaste
esos días que te apresaron ¿cierto? –Él asintió, cada vez que salía ese tema
lucía como si sus ojos se oscurecieran –es mejor que avancemos, para que me
enseñes a disparar.
Seguimos
nuestro camino sin interrupciones, no sabía a ciencia cierta si Oliver había
visto este lugar antes pero llegamos a un lugar perfecto para entrenar. Él
arregló todo lo necesario para que hubiera luz con las linternas que trajo e
hizo un objetivo apto para mí.
—No te alejarás
mucho por ahora, debes darle a la cabeza –dijo apuntando al humano de tiza que
dibujo en un árbol –no te preocupes por el sonido porque solo hará un leve clic, esta con el
silenciador agregado como te mostré.
— ¡Wow! –Dije
alejándome de él unos pasos al sentir como acercaba su cuerpo al mío –Oliver
contrólate.
—Es por verte
con un arma, se manda solo –dijo mirando hacia su entrepierna.
Tuve que dejar
el arma en el suelo porque me dio un ataque de risa, solo él podía decir ese tipo
de cosas en un momento como este y lograr que me riera.
Pasaron varios
minutos donde él me miró enojado, lo que me hizo reír aun más, pero llegó un
punto donde me calmé y me entregué por completo a sus clases.
Resultaba que a
pesar de ser una excelente tiradora en el computador, era pésima en la vida
real, así que fue el turno de Oliver para reír, lo que era muy molesto.
— ¿Sabes? De
todas formas dicen que la adrenalina hace que logres cosas imposibles, quizás
si llega el momento, podrás apuntar a su cabeza o piernas para inmovilizarlo.
Me crucé de
brazos, molesta.
—No es
gracioso.
—Claro que lo
es ¿esperabas ser la mejor en tan solo un par de horas? –dijo apagando las
luces y caminando hacia mí.
Miré hacia
arriba y noté que las copa de los arboles ya secas, nos dejaban ver las
estrellas que llegaron a espiarnos.
—Por lo menos
ya sabemos que no eres buena en algo –dijo ahora cerca de mí.
Deje de mirar las
estrellas y lo encaré, podía verlo gracias a la luz que nos entregaba la luna.
—Soy pésima en
todo lo que esté relacionado a espionaje, hay que tener un don para hacer tu
trabajo ¿lo sabías?
—No, el mío no
–dijo rodeando mi cintura con sus brazos, sin dejar de sujetar las linternas
–lo mío es mucho más práctico, en cambio Lucas, él si tiene un don para esto,
se mete entre personas que lo toman casi como un amigo.
Noté que
hablaba de su colega con cierto orgullo, creo que a pesar de cómo se trataran,
lo apreciaba bastante, igual que Luke. Quizás no lo volveríamos a ver jamás.
Observé a
Oliver unos segundos, sonriendo, un horrible miedo llegó a mí, pero no deje que
me atormentara por completo. No quería perderlo, deseaba de todo corazón
congelar nuestras vidas justo en este preciso segundo porque sabía muy bien que
al avanzar íbamos a ser sumergidos por el terror.
No tenía
sentido negar la verdad.
—No sabes cuánto
deseo que nos hubiésemos conocido en otro tiempo.
Él sonrió, no
dijo nada, lo que era inusual ya que siempre negaba a mis palabras. Esta vez él
pensaba lo mismo.
—Le hubieses
agradado a mis padres, como mi novia quiero decir –fue su turno de mirar hacia
arriba –lo más probable es que hubiese dejado este trabajo, lo hubiese cambiado
por otro más seguro, quizás en alguna oficina.
—No te creo
–dije de inmediato –tu amas tu trabajo, no lo habrías dejado –volvió a mirarme.
—Claro que lo
hubiera hecho, tú me lo habrías pedido… y además, no me habría gustado que un día
me asesinaran y con ello robaran la oportunidad de besarte una vez más. Yo
mismo habría elegido algo más si tú no lo hubieses pedido.
—Oliver… —dije
apoyando mi frente en su pecho.
—Y de seguro habríamos
ido a visitarlos los domingos, yo recuperaría el tiempo perdido con ellos y a
ti te querrían como una hija por llevar a su hijo de vuelta… la vida es
extraña, Julie.
—Muy extraña,
Oliver.
La vida era una
perra y me estaba cayendo pésimo, esa era la realidad. Odiaba tener que
aferrarme a minutos de felicidad como si fuera a abandonar este mundo en
cualquier momento.
—Es más seguro
que no le hubiese agradado a tu padre, es un sádico Julie, que manera de
amenazarme… por si te hacía daño. Me habría matado por hacerte llorar.
No pude evitar sonreír,
pero no lo mire, me sentía cómoda escuchando los latidos de su corazón.
—Y soy un
idiota –dijo presionándome contra su cuerpo –así que es seguro que te habría
hecho llorar, pero como me amas, me perdonarías y todo seguiría normal.
—Lo siento
–susurre, sintiendo el peso de la culpa por creer ese maldito chip… el que había
lanzado al mar hacía ya tiempo.
— ¿Te sientes
mejor ahora? ¿Hablando sobre todas las cosas que quizás no tendremos?
Oliver dio un
paso hacia atrás para mirarme. Negué a su pregunta.
—Es porque no
sirve de nada hablar de eso, solo te hace más débil, amor. No hay nada que
lamentar, el pasado quedo atrás y solo debemos preocuparnos de nuestra realidad,
sobrevivir ¿entendido? No dediques más tiempo para compadecernos, es tiempo
muerto.
Asentí, sabía
que tenía razón.
—Ahora piensa,
es probable que nuestra vida fuera mucho más aburrida si nos hubiésemos
conocido en otro lado, quizás… no habríamos podido ver aquí, en Italia, esta
hermosa noche y estas impresionantes estrellas.
Ambos miramos
hacia arriba. Había miles de luceros en la oscuridad que proporcionaba el
bosque.
—Y no olvides
la luna, tu favorita.
—Sin duda
alguna –dijo sonriendo, sin dejar de observar hacia arriba –siempre me hace
compañía en tiempos difíciles.
— ¿Oliver?
–pregunté, llamando su atención.
Solo tuve que
empinarme un poco para que él me besara, era lo único que necesitaba para estar
en calma. Mis manos fueron hasta su rostro y después se enredaron en su
cabello.
—Es mejor que
volvamos –dije cuando me separe de él –está comenzando a hacer frio.
— ¿No tienes
frio en este lugar? –preguntó ella justo cuando me abalancé contra uno de los
secuestradores, fui tan rápida que incluso yo me sorprendí.
La adrenalina
nos hacia hacer cosas imposibles.
Sin tomar
ninguna consideración de Oliver y en nuestro posible plan, le saqué el seguro
al arma y sin ningún problema apunte a los dos secuestradores que se cruzaron
en mi vista… mi mano no tembló al disparar, justo en su frente. Sus cuerpos
cayeron inertes.
— ¡Alto! –le
grité a Emma justo para cuando le disparé en su pierna. Perra, ella había
arruinado mi vida al venderme.
Me acerqué al
secuestrador que estaba en el suelo y le quite su arma, apunté hacia el que
otro que venía por mí… sonreí como una maldita maniática, estaba segura que no
podían hacerme daño porque me necesitan. Le dispare a quien me apuntaba, fui
certera. Otro cuerpo sin vida al suelo.
—Deberías
soltar el arma, Julie –aquella era la voz de Luke que me trajo de vuelta a la
tierra.
Sin embargo,
eso no evito que apuntara a la cabeza de Emma. No le dirigí ni una palabra,
solo apreté el gatillo y atravesé su cráneo con una bala. Su cabeza con la
caballera rubia cayeron de forma brutal, el golpe no lo olvidaría jamás y mucho
menos la sangre que corría por su rostro hasta caer al sucio piso.
Sonreí ante la
imagen.
Luego sentí un
golpe en mi cabeza y caí al suelo, pero no perdí la consciencia de inmediato,
lamentablemente. Pude ver cómo le disparaban a Oliver, justo sobre su pierna.
Enredé mis
piernas en las suyas mientras estábamos recostados en la cama, desnudos,
entregándonos lentamente a Morfeo.
—Has mejorado
bastante en disparar, creo que aun no te encuentro algún error, siempre mejoras
en todo –me removí contra su cuerpo para apoyar mi cabeza sobre su hombro.
—Te lo dije,
practicar disparo en el computador durante tanto tiempo debió ayudar en algo.
Él se rió de mí,
no pude evitar acompañarlo.
—Pero dudo que algún
día pueda disparar un arma a alguien ¿sabes? –Oliver acarició mi mejilla.
—No tienes idea
de lo que serías capaz de hacer con tal de salvar tu vida.
—Todos tenemos
nuestro límite, no podría matar a nadie –dije muy segura.
—Hace unos
minutos dijiste que no podrías ser tan flexible para lo que yo quería hacer, y
te equivocaba.
Le di un golpe
en su pecho, sin poder evitar reír por sus palabras. Siempre hacia lo mismo, me
distraía de temas que iban a causar mi preocupación, solo estaba sobreviviendo
gracias a él.
—Bueno, algo
que no pensé que diría es que, quizás extrañe esta casa después de todo.
Mañana
partiríamos a nuevo destino y dejaríamos la casa de Irina, amiga de Oliver.
—A todo esto –continúe
ante una duda — ¿Cómo conociste a Irina? ¿Te involucraste con ella?
—Seré honesto…
no, ella está casada y con hijos, tiene mi edad. Es muy buena en su trabajo y
fuera de él.
—Es un alivio,
ahora me gustaría saber cómo te involucraste con Emma –dije sin sentir algún
tipo de rencor. De cierta forma Oliver me había probado de la mejor forma que
me quería, había dejado su ambición de lado e incluso estaba arriesgando su
vida por ello.
—Oh, no lo vas
a creer, pero ella cayó en lo de “algo casual” –volví a reír ante el recuerdo
de dejarlo desnudo sobre una cama, inmovilizado –desde ese entonces habíamos
tenido otros encuentros casuales, aunque creo que ella lo llevó más allá, comenzó
a mezclar sentimientos.
—Eso es típico
Oliver, eres un patán, en serio… aunque no me molesta que haya sido ella una víctima,
la odio ¡ah! ¿Por qué la recordé? Tan solo pensar en cómo nos vendió, me hace
recordar en tu traición.
—Pero eso quedo
atrás –dijo abrazándome con más fuerza y besando mis labios –debes entenderlo ¿sí?
Me quede en
silencio por unos minutos, el agarre de Oliver se fue volviendo más suave hasta
que me di cuenta de que dormía. Me alejé de él con sigilo y me levanté, fui sin
nada de sueño a verificar los sensores de movimientos que habíamos instalado en
esta casa. Luego debería sacarlos todos para que sirvieran en la próxima.
Verifique si todo
estaba en orden y luego volví a la cama, Oliver me envolvió en sus brazos como
si me estuviera esperando y sorpresivamente me rendí a Morfeo antes de que
pudiera contar diez ovejas.
Había perdido
la cuenta de las ovejas que había contado, ahora solo las visualizaba en mi
cabeza. Creo que habían pasado dos días en lo que no había salido de la celda,
ni tampoco había recibido agua o algún tipo de alimentos. No había escuchado a
Oliver, no sabía si estaba vivo o muerto. Me estaba hundiendo en un pozo de compasión,
justo cuando estaba pronta a perder la cordura.
Aun no podía
creer lo que había hecho con Emma, pero no me arrepentía, el recuerdo de su
cadáver era lo único que me mantenía con los pies en la tierra. Su cadáver y el
de los demás.
Ahora tendrían
que ser más cuidadosos respecto a sus armas, nos había metido en graves
problemas, ahora no llevarían pistolas o revólveres a las salas de
interrogación, no podríamos escapar. Aunque nada de eso servía si Oliver no me
contestaba al otro lado de la pared ¿estaría enojado? Eso sería imposible, pude
ver su sonrisa antes de que recibiera el disparo…
…su pierna, que
ganas de haber perdido la consciencia antes de ver su sangre.
— ¡Sangre! –Dije
al cortarme un poco con uno de los cables –demonios, estúpida –al estar tan
tirantes, solo faltaba un poco de fricción para que hicieran daño.
Estábamos en
Estocolmo, Suecia. Por lo menos cerca de la capital, ya que nos encontramos en
un lugar alejado, había un amplio patio trasero con hermosos campos. Ahora
verificaba los sensores de movimientos, después de haber practicado nuevamente
mi puntería con el arma que siempre llevaba conmigo. Habíamos llegado hace más
de una semana, pero sentía que hacía meses que habíamos dejado Italia.
Mis ánimos no
eran los mejores, comparados con los de Oliver, que parecía llevar todo con
bastante seriedad, pero sin complicarse la vida. Era yo la que se quedaba horas
mirando por la ventana o recostada sobre la cama, sabía que estaba pasando por
un mal momento, podía sentirlo, pero no sabía salir ahí. Oliver trataba de
alegrarme, pero era imposible, mi mente se estaba hundiendo en una oscuridad
nada agradable.
—Mira lo que te
has hecho –dijo Oliver con el ceño fruncido. Levanté lo hombros, quitándole importancia
— ¿está todo bien? –dijo observando a nuestro alrededor.
—Si.
Caminé hacia la
casa, era bastante linda, de madera natural, un solo piso y con ventanas
bastante amplias como para distraerse con el paisaje. No tenía la menor idea de
donde la había sacado Oliver.
Entré sin
esperarlo y fui de inmediato al baño para limpiar la herida, no pude evitar sonreír
un poco al notar que él ya había buscado el botiquín y tenía lo necesario para
cubrir mi pequeña herida.
—Estas
exagerando, fue pequeña –dije tratando de mejorar mi humor.
Él no me
respondió, solo tomó mi mano derecha y curó la herida. Tenía su ceño fruncido y
lucía muy concentrado en lo que hacía.
—Pronto
tendremos que partir, nuevamente.
— ¿Estas
sospechando de algo? –pregunté cansada, no tenia ánimos de seguir viajando.
—Siempre hay
que estar en movimiento.
— ¿Hasta
cuándo? Mis padres no pueden estar más de un mes en un crucero ¿A dónde los
enviaré después?
Él levantó la
mirada cuando dejó mi mano libre.
—No tengo la
menor idea, pero creo que si hubiesen querido hacerles daño, ya lo habrían
hecho.
Negué de
inmediato.
—No me
arriesgaré a que los atrapen y le hagan daño.
—No es
factible, ellos no saben nada sobre tu chip –negué, nada convencida con esto.
—Pero si los
atrapan y me amenazan con hacerles daño, yo diré toda la verdad –no iba a dejar
que alguien más saliera herido.
Oliver dio
media vuelta y salió del baño. Fue hasta nuestra habitación y guardó el
botiquín en uno de su mochila. Tenía todo guardado ¿Cuándo partiríamos?
—Luces
nervioso, dime que está sucediendo –dije ahora confundida. Él se quedo dándome
la espalda por unos segundos antes de hablar, por lo visto estaba pensando en
qué decir.
—He perdido
contacto con Lucas, no sé qué le ha sucedido… y hoy llamó Emma.
Me tensé de
inmediato al escuchar la última noticia, no dejaba de ser importante la
situación con Lucas, pero habíamos hablado de esa opción, no necesariamente tenía
que haber sucedido algo malo. Sin embargo, toda frase que involucrara a Emma, traía
malas noticias.
— ¿Y qué dijo?
–pregunté al notar que él no me hablaba.
—No pude
dilatar más mi deserción al plan original, ahora está furiosa y juró que
acabaría conmigo. Eso significa que podríamos tener más enemigos que andan detrás
de nosotros y que probablemente hayan colegas míos involucrados… de seguro lo
hizo pasar por traición a la patria, para tener al gobierno de su lado.
Caminé hasta la
cama y me senté. Noté que estaba realmente preocupado y no era para menos. No
estaban enviando a una tropa de inútiles por nosotros, sino que eran agentes
especializados, entrenados para acabar con sus objetivos. Eran como cientos de
Oliver detrás de nosotros.
—Esta casa
pertenece a alguno de tus amigos agentes ¿no?
—Así es, por
ello es mejor partir. Todos siempre nos hemos facilitado las llaves de nuestros
refugios, nunca sabes cuándo necesitarás uno… ahora no podremos usarlas.
Me recosté en
la cama, cerrando mis ojos y sintiendo que el mundo comenzaba a descansar sobre
mi pecho. Me tuve que concentrar, como dijo Oliver, para controlar mi
respiración y no caer en un ataque de pánico.
—Pero que perra
es –dije sonriendo, no podía evitar referirme así de Emma.
Para mi alivio
Oliver se recostó también en la cama, estirando su brazo hacia mí, no me costó
nada llegar hasta él y apoyarme en su hombro. Nos quedamos mirando el techo.
— ¿Habías
estado en una situación tan complicada, Oliver?
—No, Julie
–dijo nombrándome de forma sarcástica –nunca había tenido a mis compañeros
detrás de mí. Eso complica mucho las cosas.
—Mucho –repetí,
girándome un poco para mirarlo, llamando la atención de él — ¿no te
arrepientes? Habría sido mucho más fácil entregarme y quedarte con el dinero.
—Sin duda
alguna –respondió sonriendo –pero el amor hace que hagamos cosas estúpidas, ya
ves como estoy ahora.
— ¡Oh, pero que
idiota! –dije dándole un suave golpe en el estómago.
Ambos
comenzamos a reír sin poder controlarlo, creo que era en parte nervios y
confusión por estar sonriendo en un momento como este. Fue sublime y no deje de
reír hasta que mi abdomen dolió. Las lágrimas comenzaron a caer por mis
mejillas, pero no eran de pena, sino por reír tanto.
Sin embargo, para
cuando nos calmamos, todo el pesar volvió.
—Tengo miedo
–dije entrelazando mis dedos con los suyos.
—Yo también, no
hay nada malo con eso –no pude evitar abrir mis ojos sorprendida –eso sucede
cuando estás en una misión con alguien que amas. Está prohibido, tengo muchos
compañeros que están en pareja con colegas, tienen prohibido realizar misiones
juntos, por ser distractores y porque tu mente comienza a ser víctima de la
preocupación que te provoca la otra persona.
Lo quede
observando unos segundos, dándome cuenta realmente de lo que estaba sucediendo.
—Tus amigos
vienen por ti, Oliver.
Él sonrió
triste, pero sus ojos brillaron de una forma que llamó mi atención.
—Es bueno no
tener amigos en mi trabajo, creo que es tiempo de demostrarles con quien están
jugando ¿no te parece? –fruncí el ceño, sin entender.
— ¿Qué?
—No eres a la
única que se le da fácil armar cosas, pero yo tengo otro tipo de gustos –dijo
para después darme un corto beso en los labios y separarse de mi –es tiempo de
trabajar Julie, que deprimirse no ayuda a nadie.
Lo miré sorprendida,
no tenía idea de dónde sacaba todo ese coraje para poder seguir adelante. Además
no entendía a que se refería.
No entendía que
estaban esperando, llevaba dos días en aquel lugar, encerrada, sin comida ni
agua. Estaba recostada en el suelo, pensando en Oliver, nada me sacaba de la
cabeza que por mi culpa lo habían asesinado. Sin embargo ese pensamiento no era
lo suficientemente fuerte como para entregarme a mi destino, lo que comenzó a
desesperarme.
Con todo mi
esfuerzo me arrodille, sintiendo como mi corazón latía con fuerza, agotado por
el esfuerzo. Levanté una rodilla y me apoyé en ella para después ponerme de
pie. Descanse contra la pared de la celda y me quede mirando por varios minutos
la puerta, notando como la luz de la luna me mostraba cada detalle de esta, mis
uñas habían dejado varias líneas en ella.
De un golpe la
puerta se abrió, dejando que un hombre de traje y armas quedara expuesto ante mí.
No era Lucas, no era nadie conocido.
—De pie y con
mirada arrogante –dijo esa voz profunda, no lo reconocía. Dio un paso hacia la
luz, era mayor, de unos cincuenta años y por la mirada oscura y piel blanca,
supe que este iba a ser un grave problema.
— ¿Qué…? –Tuve
que toser, no había hablado durante dos días, estaba débil — ¿Dónde está
Oliver?
—El Sr. Conlan
acaba de volver a su celda, un idiota de nuestro equipo le disparo en la
arteria femoral, estuvo casi por morir, gracias a usted y su gran hazaña ¿no está
contenta?
Tensé mi
mordida, no me molesté en ocultar mi dolor y preocupación, de seguro ya estaba
tan flaca que cada expresión de mi rostro quedaba reflejada con facilidad.
— ¿Qué quiere?
—Acabar con su
castigo, ya es tiempo de que coma y vuelva a su trabajo, solo estábamos esperando
por el Sr. Conlan, teníamos que saber si sobreviviría, ya que tenemos muy claro
que si él muere, usted dirá o hará nada.
—Quiero verlo.
—Y yo quiero ir
a mi casa, con mis hijos, pero no podemos tener todo lo que queremos ¿no?
No me seguí
afirmando en la pared, sino que me enderecé y miré desafiante a aquel hombre.
—No haré nada
hasta ver que está vivo ¿entendido?
— ¡Oh! Entonces
la llevaré de inmediato, perdóneme usted por no escucharla con más atención
hace cinco segundos atrás.
Ni siquiera
pude notar cómo se acercó a mi tan rápido, tan solo lo vi encima, justo para
cuando su mano dio con todo contra mi rostro, haciéndome caer por la fuerza con
la que me había golpeado.
—Para que
quedemos muy claros –dijo mientras yo jadeaba, en el piso, presa del dolor –en
este ambiente no me conocen por ser alguien paciente, ni tampoco por ser
mentiroso. Si le digo que el Sr. Conlan sigue vivo, es porque así es, como también,
si le ordeno que siga trabajando, espero que lo haga ¿entendido?
No pude
responder a su pregunta.
—Le hice una
pregunta –me aferré a su pantorrilla, sin ser capaz de ponerme de pie sola, sin
embargo, ese hombre era un sádico.
Se deshizo de
mi agarre y sin más preámbulo su pie fue a dar contra mi estómago. Tuve arcadas
para eliminar la bilis que llegó a mi boca, porque ya no había nada que
eliminar, mi cuerpo estaba vacío.
No puedo ponerme
de pie, de nada sirvió llevar unos días alimentándome bien, no había adquirido
las fuerzas necesarias para poder… vivir adecuadamente.
Ese desconocido
se agachó y me tomó de los hombros, logrando que me pusiera de pie.
— ¿Vas a ser
algo de ayuda para nosotros ahora, Sra. Conlan?
Levanté la
mirada, aun sintiendo el dolor de sus golpes. Lo mire por varios segundos,
grabándome su rostro.
Como si eso
sirviera de algo. Estaba encerrada en este lugar, sin escapatoria.
—Claro que
servirá de algo –dijo Oliver mientras nos acomodábamos en la cama.
Habíamos
llegado hace poco a Londres, entramos al primer hotel que encontramos y nos
encerramos en una habitación, habíamos hecho mil escalas porque tuvimos que
usar un auto rentado para llegar hasta aquí. Y solo era por el día.
—No te atrevas
a dormirte, los sensores han captado algo –me aferré a la cómoda almohada,
mientras me deshacía de los botines –si no son idiota, deberían venir más de
tres.
Puse atención
en la tablet que tenía en sus manos. Había instalado varias cámaras alrededor
de la antigua casa donde nos hospedábamos.
— ¿Qué…?
No pude seguir
hablando, de inmediato supe lo que los sensores habían atrapado. Había alrededor de ocho personas rodeando la casa. Miré a
Oliver preocupada, pero él estaba más concentrado en ver su obra maestra.
Sin duda él
también sabia armas cosas… mejor dicho, explosivos, de la nada, era un estilo
de Macgyver. Muchos de ellos habían quedado estratégicamente ubicados para que
esos agentes que pertenecían a nuestro país, murieran entre las llamas.
—Esto está mal
–dije sintiendo algo de arrepentimiento, aunque cuando Oliver me contó su plan
lo apoyé en un ciento por ciento.
—Ya están
adentro, me encanta lo que has creado, de esa forma todos los movimientos se
tienen que llevar dentro de la casa para que el explosivo se active.
Ni siquiera
terminó de decir aquello cuando vimos como la casa explotó en ciento de
pedazos, fueron tan potentes las explosiones que las cámaras se arruinaron. No
necesitábamos ver nada más para saber que los ocho habían muerto.
Lo miré
preocupada, pensando que se sentiría mal por acabar con la vida de sus colegas,
pero en sus ojos no había nada de arrepentimiento.
—Espero que eso
les mande un mensaje claro y conciso… no debieron ir.
Pude ver como
tensaba su mordida, furioso por lo ocurrido. Le quite la tablet y la lancé al
otro extremo de la cama.
—Con esto no
probaremos que somos inconscientes, es material suficiente para culparnos —dije llamando su atención.
—Siempre
luciremos como culpables Julie, solo tenemos que hacer la diferencia en ser
peligrosos o no, con esto lo hemos dejado claro.
Acaricié su
rostro, pensando en el sacrificio que fueron esas ocho vidas, pero no había
opción.
—Son ellos o
nosotros –dije besando su mejilla, tratando de calmar su inquietud.
—Somos nosotros…
o nosotros, Julie, no permitiré que tú o yo fallezcamos de esta forma. Mis planes
son llegar a viejo y con nietos, a tu lado.
Lo miré y no
pude responder, no esta vez… eso lucía como un sueño que jamás se haría
realidad, pero no podía decírselo.
—Te amo –dije
sin tener otra respuesta.
—Y yo a ti,
Julie.
Ahi esta el capitulo, fue ultra raro escribir despues de meses esta historia. Espero que no se haya notado y haya sido de su agrado, no queda mucho realmente.. pense que si, pero no :/
me agrado que emma muriera!! se lo tenia bien merecido buahahaha, lastima que ya se va a acabar esta maravillosa historia pero igual, gracias dani!
ResponderEliminarDTB
Ovación a Julie por darle un tiro a Emma la perra :P
ResponderEliminarHello Mariposa.
Ahhh estos 2 van a hacer q me de algo, en especial Julie por atrabancada, la admiro pero casi me muero cuando le dispararon a Oliver bebé. Ese tipo no me da buena espina y q mal q ya queden pocos capis pero por otro lado q bien porq así ya no nos tienes sufriendo!
Muchas gracias por el capi, me agarro antes de irme a mimir xD jaja ya mañana me veo con mis ángeles favoritos.
Buenas noches y nos seguimos leyendo!!!!
me guste que emma hubiera muerto...
ResponderEliminarestuco muy bueno el capitulo gracias dani
Me gusto como quedo el capitulo. Dani tu nunca defraudas :).
ResponderEliminarMe encanto como murio emma jajajaj
Gracias por subir capitulo y no olvidarte de esta historia :)