Caminos
Tergiversados
Era pasada la
medianoche cuando desnudo en su habitación, Gabriel observaba por la ventana;
llovía con fuerza y podía notar que el viento se levantaba, movía los árboles y
arbustos que alcanzaban su vista. Sus marcas negras se notaban incluso en esa
oscuridad. No le gustaba mostrarlas mucho, por eso siempre llevaba ropa que las
cubriera y al momento de tener sexo, simplemente distraía a las mujeres lo
suficiente como para que no preguntaran por ellas.
Se giró
levemente al ver que Zoe descansaba en su cama, la mitad de su cuerpo desnudo y
joven quedaban expuestos. Había hecho suya a esa mujer una y otra vez, sin
poder conseguir el ansiado placer por completo. Tuvo que beber de ella, hasta
dejarla inconsciente.
Ya no estaba
seguro de haber hecho bien al probar un poco de Dana, su pequeña angelito lo
había trastornado. No podía dejar de pensar en tenerla de nuevo, lo único que
quería era usarla y apoderarse de su cuerpo, que ella gimiera su nombre y que
la imagen de Ethan saliera de su cabeza. Sabía que era difícil, pero no
imposible. Incluso el amor de un ángel es mutable, exactamente como los
humanos, si no fuera de esa forma, ella seguiría enamorada de él y no de ese
débil humano.
Sus memorias se
remontaron a décadas pasadas, para cuando aun seguía siendo alguien digno de
llamarse ángel y combatía contra los que ahora eran parte de su especie.
Gabriel descendió de los cielos, tan rápido
y fuerte como él mejor de todos los ángeles. Sus alas estaban expandidas,
blancas y brillantes como ninguna. Sonrió al ver que había caído entre todos
los humanos y ni siquiera se giraban a verlo. Eso siempre le había agradado,
poder trabajar sin tener que cuidarse de los ojos curiosos.
— ¿Dónde está ese demonio, Adam?
Su amigo estaba ya esperándolo en la tierra,
con sus alas también expandidas. Esa luz que desprendían era suficiente para
atraer a los seres infernales.
—No sé, avisaron que estaba cerca de esta
zona.
— ¿Por qué tienes esa expresión? –preguntó
al ver que su compañero estaba con el ceño fruncido.
—No me gusta que vengas a ver como están las
cosas, eres un Arcángel, yo debería poder con esto solo, tengo un grado más que
tú.
—Sí, pero soy más antiguo y tengo más
experiencia. Además tú no te encargas de eliminar la basura, tienes preocupaciones
más importantes.
Adam se quedó pensando en esas palabras,
deseando que fueran ciertas, pero la verdad era que ya había tenido que acabar
con varios de sus ex compañeros porque habían elegido ir detrás de Satanás,
antiguamente llamado Lucifer.
—Supongo –dijo apoyando su mano en su
espada.
—Mejor movámonos, tengo mucho que hacer.
Ambos partieron, caminando entre los humanos
y sus gigantescos edificios, sin ser notados, mientras que la oscuridad iba
cayendo en la ciudad. Sin embargo al doblar en una esquina y avanzar unos
pasos, Gabriel pudo ver a una chica, no debía tener más de quince años, pero
era hermosa.
Llevaba un vestido largo color blanco, una
blusa que la cubría por completo y su cabello iba correctamente tomado, sin
dejar escapar un solo pelo.
Para cuando pasó por su lado, la chica
sonrió de forma pícara y con sus ojos miel miró a Gabriel.
Él Arcángel se detuvo al descubrir que
aquella humano podía observarlo, pero ella siguió su camino sin siquiera
voltear a verlo. Tampoco fue como si tuviera que hacerlo, él quedó prendado de
ella como si no hubiera tenido opción.
Gabriel sonrió
en la oscuridad de la noche al recordar la primera vez que observó a Dana y vio
esos ojos miel que se encontraron con los suyos de color dorados, casi tenían
el mismo color de ojos, si no fuera porque uno era más puro que el otro.
En ese entonces
él se mantenía en sus veinte años, nada había sido alterado. Desde que se
enamoró de ella comenzó a envejecer de cierta forma, era su castigo por estar
teniendo sentimientos impuros hacia otro ser que no era de su especie, al que
no era su supuesta alma gemela.
Pues lo era, él
lo creyó fervientemente, al igual como lo hizo ella. Pero aun así, estaban
separados en la actualidad porque ella estaba prohibida para todo ser, hasta
que se convirtió en ángel custodio por todas las leyes angelicales, aceptando a
su primer humano: Ethan.
Gabriel volvió
hasta la cama, donde dormía Zoe, pensando en cómo se debía de sentir Ethan
cuando se encontraba de la misma forma a Dana, su ángel. Sus ojos rojos
brillaron en la oscuridad por la rabia y envidia que le provocaba no poder
tenerla en sus manos.
Con su dedo
índice recorrió la espalda de la humano mientras nuevos recuerdos invadían su
cabeza.
Ambos estaban sentados en el césped, arriba,
en su tierra de ángeles. Observaban la laguna de un celeste que ningún humano
podría haber visto en su vida.
—Me habría gustado conocerte cuando fui una
humano, habría sido entretenido estar juntos ¿no crees? –dijo ella mientras se
recostaba sobre la superficie color verde.
Dana ya no era la misma que conoció en la
tierra de los humanos, no recordaba nada de lo que habían pasado en ese
entonces.
—Además no te puedo ver luchar, aun no me
dejan y no lo entiendo. No me dejan bajar.
Gabriel se giró a verla. Estaba con su
armadura de Arcángel y tenía su arma en forma de Daga a un lado. Puso atención
en lo hermosa que lucía recostada ahí, con ese largo vestido blanco y aquel
cinturón delgado, de oro.
Para ese entonces ella tenía dieciséis años
y él seguía luciendo de veinte.
—Te preparas para el primer escalón de los
ángeles, que es ser Ángel Custodio, no debes estar observando luchas ni nada
por el estilo. Debes crecer espiritualmente para poder tener la sabiduría
necesaria para acabar con un enemigo, Dana.
—Sí, tienes razón, pero lo encuentro
aburrido, yo quiero estar en tu mismo grado ¿sabes? –él frunció el ceño al
escucharla.
— ¿Aburrido? Tú aceptaste ser ángel cuando
dejaste tu vida terrenal.
—Todos recuerdan ese suceso, yo no tengo
claro lo que pasó. Vi a Eric al frente de mí, pero nada más, mi memoria esta
atrofiada.
—Eso queda atrás, no debes darle importancia
–él se recostó en el césped, poniendo atención ahora a las nubes tan gordas y
esponjosas, de colores pasteles.
Toda la calma que había en ese lugar, era
inigualable a todo lo que había conocido en la tierra. Sin embargo, sabía que
si tenía que dejarlo por Dana, lo haría.
— ¿Por qué has aceptado ayudarme con mi
entrenamiento, Gabriel?
—No debe existir un por qué para todo. Soy
un ángel de mayor grado, cumplo con mi deber.
—Entiendo.
— ¿Por qué lo dices? Sabes cómo somos aquí,
ya llevas un año humano dentro de nuestras tierras –susurró Gabriel,
entendiendo los sentimientos que él provocaba en ella.
—No existe tal cosa como años humanos en
este lugar, el tiempo simplemente no corre.
—Dana –susurró girándose hacia ella,
sorprendiéndose por la preocupación que había en el rostro de su ángel favorito
–Estas irritada ¿Qué sucede?
—Nada, no sucede nada –dijo ahora
sentándose, escondiendo su rostro de aquel guía que tenía a su lado.
Se sentía avergonzada por tener sentimientos
poco fraternales hacia Gabriel, quien siempre se había comportado tan bien con
ella cuando tan solo se conocieron en esta nueva tierra de la que era
participe.
No recordaba nada del pasado. Lo que
enfermaba a Gabriel, pero no iba a desafiar a Dios por aquella decisión.
—No te alarmes, pequeña angelito, pronto me
alcanzarás. Yo no tengo como misión ascender, tengo otro objetivo, así que
estaré eternamente siendo un Arcángel.
—Tan solo quiero tener mis alas para poder
volar contigo –sus ojos miel brillaron al decir eso y Gabriel lo notó.
Deseó besarla otra vez. Deseó tenerla entre
sus brazos una vez más, pero sabía que eso no estaba permitido para él, ni para
ella. Era una actividad que solo se practicaba en la tierra, por eso mantenía
sus marcas escondidas con un liquido que conseguía en la tierra. Su brazo
izquierdo estaba tatuado por usar armas que herían humanos y su extremidad
derecha también estaba marcada por los pecados que había cometido hace un
tiempo atrás… con su pequeño angelito.
Ella no era ninguna pequeña angelito, era
fuerte y su cuerpo estaba tonificado como toda una adolescente. Era fuerte y
aprendía rápido, pero Eric, su guía oficial, estaba teniendo problemas porque
era muy testaruda.
—Debo ir a encargarme de unos problemas ¿sí?
nos vemos.
Gabriel se puso de pie, pero antes se
inclinó hacia ella y tomó el mentón de Dana para que levantara su mirada. No la
quería ver triste.
—Sigue entrenando, ocupa tu mente y
entrégate a todo lo que Eric desee enseñarte. Haz lo que sea para llevar por
buenos pasos a tu humano y cuando llegue el momento, tendrás mis alas.
Voláremos por una eternidad hasta que llegue el momento de ir a buscarlos ¿sí?
mientras tanto los protegeremos.
—Gabriel –susurró ella, mirando los labios
de aquel ángel.
Para Dana no había nadie más maravilloso que
Gabriel, fuerte, sabio y guapo. Sabía que estaba teniendo pensamientos no
debidos hacia él, como desear sus labios. Había escuchado rumores de cómo los
humanos unían sus bocas y entraban en un éxtasis que los hacía feliz. Ella no
entendía el motivo, pero deseaba sentir eso con Gabriel.
—Nos vemos, pequeña angelito –dijo ahora
bajito él. Se acercó a ella y besó suavemente su mejilla, obteniendo como
recompensa, el brillo de sus ojos color miel.
Gabriel dejó expandir sus alas, blancas y
brillantes, no tanto como hacía un tiempo atrás, pero seguían siendo
admirables. Inició el vuelo de forma espontánea y se elevó tanto que se perdió
de la vista de Dana.
Con rapidez se dirigió hacia la salida que
tenían para dirigirse al mundo terrenal, pero antes de llegar hasta donde se
encontraba esta, alguien apareció ante sus ojos. Eric.
— ¿Sucede algo? –preguntó, tenso. Sabía que
aquel ángel lo tenía bajo su mirada, era parte de las Virtudes y se decía
que pronto ascendería a ser una Dominacion,
se entregaba por completo a su labor.
—Arcángel Gabriel, ten cuidado en como
actúas dentro de estas tierras.
— ¿Hay algún problema? Me dejaron entrar de
nuevo y fui perdonado. ¿Estás cuestionando la decisión de Él? –su tono cambió y
lo sabía. Se volvió altanero solo por el hecho de ser cuestionado por su
relación con Dana.
—Cuida tu boca, que quien cae una vez, puede
caer otra vez.
— ¿Lo dices por experiencia propia? Sé lo
tuyo Eric, no vengas aquí a comportarte como alguien que no tiene marcas.
—Tan solo cuida tu comportamiento, Gabriel.
Ella no es para ti.
No lo siguió escuchando. Aquel ser no era
nadie para cuestionar su amor por su pequeña angelito, pero sabía que tenía
algo de razón. Ella era especial y nadie podía negarlo, ni siquiera él.
Los recuerdos
no tenían la misma reacción en Gabriel como en un principio, ahora solo
causaban odio, furia y sed de venganza. Sus alas ardían y deseaba expandir el
fuego alrededor suyo.
No pudo seguir
recostado, se puso de pie y se vistió
tan solo con unos bóxers negros. Bajó las escaleras hasta el segundo
piso y se dirigió hacia una de las tantas salas que tenía. Se sentó en un sofá
negro gigantesco, observando como la lluvia no se detenía y seguía chocando con
ímpetu contra la ventana.
—Gabriel.
El demonio se
tensó al escuchar esa voz y se sentó sobre el sofá, observando al hombre de
ojos rojos que se acercaba hasta donde él se encontraba, vestido con un traje
negro y corbata del mismo color de sus ojos.
— ¿Cuál es la
idea de andar desnudo por el mundo?
—Estoy usando
bóxer –respondió al demonio, que vestía elegantemente — ¿Qué haces en mi casa?
—Tratando de
encontrar noticias de mi hija –Gabriel lo miró confundido.
—No tengo la
menor idea de lo que sucede con Arial, no está dentro de mis objetivos.
—Tienes varios
trabajos en este mundo, Gabriel, por ello te he dado poderes que Lucifer no
habría permitido, como tu juego de convertirte en otro.
—Lo sé, he
pagado por ello ¿no tienes suficientes almas para jugar y convertirlas en seres
despreciables como te gusta hacer? ¿No te he dado humanos para que puedas
experimentar? Son difíciles de conseguir ¿sabes?
Ambos se
miraron en silencio por unos segundos.
—Ella pronto
tendrá edad para estar a mi lado Gabriel, elegirá un bando y la quiero conmigo.
—Bueno, eso es
decisión de ella, ya me basta con buscar a ese humano que Lucifer quiere.
Además si ahora la quieres a tu lado ¿Por qué no la criaste? Se habría
convertido en un ser bastante malo, como tú, pero la dejaste con Adam.
Azazel bufó,
molesto por las palabras de Gabriel que estaba causando enfurecerlo. Su barba
correctamente cortada en una línea de un par de centímetros que limitaban con
su mandíbula, ayudó a endurecer la expresión de aquel demonio de ojos rojos
como su cabello y corbata. Si Arial tenía dudas de que Azazel era su padre,
solo tenía que verlo para saber que un examen de ADN estaría demás. Era igual a
su padre.
—Y por último
–siguió el vampiro –si mal no recuerdo, solo quieres a Arial para uno de tus
asquerosos experimentos, de verdad… eres digno de ser un demonio ¿no?
—Cuida tus
palabras ángel caído. No es bueno que me hagas enojar.
Gabriel se puso
de pie nuevamente, molesto por el
insulto que había recibido. Entre demonios, llamarse Ángel Caído, solo hacía referencia a su poca lealtad con Lucifer.
—Creo que tu
visita se ha acabado, Azazel.
—Pienso igual,
tan solo lleva a Arial a ese bar de su niñero ¿entendido?
Sin más se
escondió entre la oscuridad que había detrás suyo, y el Demonio de la Elite, desapareció sin hacer ruido alguno. Dicha
categoría le otorgaba escucha la voz de Satanás, como también ser parte del
futuro apocalipsis. En los orígenes, Azazel, era el antónimo de Gabriel, ambos
enemigos al ser parte del Final, pero en diferentes bandos. Hoy en día los unía
un mismo líder.
Gabriel fue
hasta su habitación, donde se vistió mientras observaba que Zoe seguía agotada,
durmiendo. Tomó su celular y marcó el número de Liam.
— ¿Dónde estás?
–exigió saber Gabriel.
—En el Lucifer.
—Hoy en la
tarde quiero todo el itinerario del viaje que realizaran los tortolitos
¿escuchaste?
—Fuerte y
claro.
Ambos cortaron
y Gabriel sin más se fue hasta su auto. Salió de su gigantesca casa para
dirigirse al centro de Chicago. La lluvia caía con fuerza contra el parabrisas
mientras se concentraba en manejar y en escuchar la música que sonaba con
fuerza dentro de su auto, dejándose llevar por recuerdos que lo seguían
atormentando mientras pensaba que su plan pronto comenzaría a efectuarse.
Gabriel se sentó en una de las tres
pirámides egipcias, observando el atardecer. Pronto el sol se escondería y
tendría que comenzar a eliminar a todos los demonios que amenazaban con atacar
a la humanidad, la misma que dudaba de la existencia de los de su especie y por
quienes se sacrificaba a pesar de observar que cada año que avanzaba, todo
empeoraba.
Era un trabajo sucio el que hacía, junto a
sus compañeros. No podían ser felices cuando algo cambiaba en ellos, cuando
deseaban algo más que solo asesinar demonios para proteger a otros. Quería a
Dana para él, solo para estar juntos una eternidad, pero no estaba permitida.
No para él, ni para nadie.
Hace semanas llevaba escuchando sus
susurros, estaba siendo tentado por aquel ser oscuro que trataba de reinar en
la tierra, el mismo que había hecho caer a mucho de sus amigos y compañeros.
Lucifer le había propuesto irse con él desde un principio, pero no accedió, se
sentía feliz y satisfecho al estar ayudando a otros. No le interesaba el libre
albedrío ni tener reconocimiento, ni nada que lo llevara a caer en un incierto
egoísmo dentro de los ángeles.
— ¿Ya te has decidido?
Fueron las últimas palabras que faltaron por
parte de Lucifer para que él tomara una elección.
Esa noche no asesinó ningún demonio, se
quedó mirando las estrellas y pensando en cómo serían sus siguientes pasos a
seguir.
Debía ser rápido, le diría todo a Dana y le
pediría que escapara con él. Ella lo amaba, podía verlo en sus ojos, así que no
le tomaría mucho tiempo convencerla.
Gabriel
estacionó el auto a unas cuadras del edificio de Dana y después se dirigió
hasta este a pie, mojándose con la lluvia. No sentía frío ni calor, no
enfermaba y no tenía por qué preocuparse de cargar con una pulmonía.
Subió las
escaleras y luego llegó hasta la puerta de su ángel favorito, abrió sin
dificultad la puerta y entró al departamento de Dana. Vio el bolso de viaje de
Ethan, ya sabía a dónde se dirigirían.
No estaba
enterado del cambio de planes que había provocado Adam.
Se sentó
cómodamente en el sofá de la sala, observando como la lluvia caía contra la
ventana. No estaba seguro de si resultaría, pero decidió dejarse llevar por la
corriente. Si deseaba estar ahí, lo haría, más cuando podría ser una visita
doblemente provechosa.
No se escuchaba
ningún ruido, supuso que ella estaría durmiendo entre los brazos de aquel
humano.
Ethan, desde su
nacimiento solo le estaba provocando problemas. Los caminos se habían
tergiversado de tal forma que ahora ambos estaban unidos por la misma persona.
Culpaba a Dios por dicha unión.
No fue
castigado después de dejar la legión de los ángeles, pero con los años se dio
cuenta que algo había cambiado en él al abandonarlos, algo tan profundo que le
hizo perder a su alma gemela. Dios le quitó lo que más amaba y anhelaba: Dana.
Cómo lo despreciaba,
aquel humano había captado la atención de su ángel desde un comienzo. Era como
si todo hubiera estado escrito en el destino, como si ese ser hubiese sido
creado para ella. Necesitaba hacerlo caer para que ella dejara de amarlo,
exactamente como había sucedido con él. Sin embargo, tenía varios obstáculos
para cumplir su objetivo, ella parecía estar tan enamorada de Ethan que lo
aceptaría como fuera.
La puerta de la
habitación se abrió, él pudo escucharlo sin dificultad. Era ella, sonrió al
pensar en verla nuevamente, pero decidió eliminar dicha sensación. Era un
demonio y sabía que nada volvería a ser como antes. Es por eso que se concentró
para usar uno de sus tantos poderes e hizo que Ethan despertara en la
oscuridad, notando que su Dana ya no estaba a su lado.
Si no era de
él… tampoco sería de ese humano.
Gabriel hizo su gran entrada a la tierra de
los ángeles, dispuesto a ir por Dana. No le tomó más que unos segundos darse
cuenta que estaba cerca de unos de los frondosos árboles que tenían ahí, recostada
entre nubes y suavidad, pensando en Dios sabe qué.
Sus blancas alas lo ayudaron a ir a donde
ella estaba, pero no alcanzó a estar muy cerca cuando ante sus ojos apareció un
imponente Eric. Llevaba su cabello negro suelto, lo hacía lucir más salvaje y
peligroso, más cuando estaba furioso.
—Los Serafines me han informado de tu
elección ¿Cómo te atreves a venir hasta aquí? Él ni siquiera debería dejarte
entrar.
— ¿Estas cuestionando las decisiones de
Adonai?
Había cientos de nombres para referirse al gran
Guía de Universo, cada ángel lo llamaba como pensaba correcto. Dana lo nombraba
Dios, en cambio Adam lo llamaba Jefe. Gabriel cuando hablaba se refería a él
como Adonai.
Eric al escuchar esas palabras se enfureció,
tomó su espada como una advertencia. No deseaba luchar con su antiguo
compañero, pero no dudaría en proteger a su pupila.
—Vete de aquí, Gabriel.
—No me iré sin ella.
Trató de seguir, ella solo estaba
traspasando el frondoso bosque de diferentes colores, tonos que ningún ser
fuera de esas tierras podría imaginar.
No pudo avanzar mucho, decenas de Arcángeles
aparecieron a los lados de Eric, cubriendo su espalda y mirándolo de tal forma
que no hubo necesidad de escuchar su rechazo hacia él. Estaba solo.
— ¡Ella es mía! –Les gritó enojado — ¡ninguno
de ustedes es su alma gemela y según las reglas podemos estar juntos!
—Dana no es cualquier ángel y lo sabes –por
un momento Eric lo miró con tristeza, sintiéndose mal por él, entendiendo que
Gabriel solo deseaba estar con la persona que amaba. Si tan solo hubiese sido
otra, alguien que no estuviera siempre siendo vigilada por Él.
— ¡No debería ser tratada diferente! Ella
aceptó la Orden como todos nosotros, es como cada uno de ustedes y como yo.
—Gabriel… vete –le dijo otro ángel, que
estaba a un lado de Eric. Sebastián –no es momento de discutir algo tan serio.
Las reglas ya fueron dispuestas.
Gabriel lo miró enojado. No le temía a Eric,
podía luchar contra él, pero Sebastián… él era un caso aparte, movía sus armas
tan rápido que ni siquiera él podía seguir esos movimientos. Era tan o más
legendario que él, fuerte y decidido, además de terco y de aumentar cada día su
fanatismo por las reglas. Era uno de los pocos ángeles que tenían el cabello
blanco, pero a diferencia de lo que se podría esperar de su piel, esta era lisa
y joven como un hombre de treinta años, sus facciones eran marcadas y no
sonreía casi nunca. Era alto y de cuerpo delgado, pero no por eso más débil.
Llevaba su armadura Dominación de forma arrogante y majestuosa, dejando en
claro que era peligro puro para cualquier demonio.
Mientras observaba a dicho ángel, sus
seguridades sobre retirarse del bando celestial fueron dando un giro.
—No, entonces no me iré.
Las ansias que había sentido de escapar se
esfumaron al darse cuenta que no podría irse con ella, nada tendría sentido si
así fuera.
—Esto no es juego –aclaró Sebastián —
¡¿Quién te has creído?! No puedes venir aquí después de haberte rendido a los
susurros de Lucifer.
—Seguiré ayudándola en su entrenamiento –no
entendía porque ahora estaba siendo rechazado, había decidido quedarse con
ellos, seguir sus órdenes.
Sebastián desvainó su espada y voló
peligrosamente hasta donde estaba Gabriel, decidido a sacarlo de ahí.
— ¡Las reglas existen por algo, demonio! –le
gritó furioso al ver que Gabriel tenía la arrogancia de jugar con ellos y con
Él.
Pero no alcanzó a atacarlo. Eric se
interpuso entre ellos con su espada plateada y brillante apuntando a Gabriel.
La punta de dicha arma estaba justo al nivel de su frente, entre sus cejas. Era
como si lo apuntara al corazón, para lo ángeles su órgano más importante era su
cerebro, donde tenían toda la información guardada y procesada, donde estaba su
sabiduría. Su corazón en cambio, latía como el aleteo de un colibrí, pero ellos
no sentían peso alguno en su pecho, ni tampoco tenían una fisiología natural de
los humanos. Eran seres especiales que se guiaban por la fe y la sabiduría que
los años les entregaban.
—Sebastián, no lucharas en esta tierra. Ten
eso por seguro –dijo Eric mirando enojado al ángel que estaba incluso sobre él
en jerarquía.
—Eric, basta, solo quiero estar cerca de
ella –las palabras de Gabriel hicieron que el ángel volviera a poner su
atención en él.
—Tengo el poder, concedido por Él, de
exiliarte de aquí. Sabes cuales son las consecuencias de ello.
Sus alas serian cortadas, no tendría defensa
alguna si residía en la tierra de los humanos.
—Eric…
—Has lanzado tus cartas, Gabriel, vete de
aquí y nunca vuelvas a tratar de contactarte con ella. No podrás.
Gabriel se dio cuenta de lo estúpido que
había sido en caer bajo los encantos de Lucifer. Había toda una legión de
ángeles que estaban dispuestos a acabar con él. No tendría oportunidad de
acercarse a ella, ni siquiera podría despedirse.
¿Cómo había llegado hasta ese punto? ¿Por
qué su amor por ella había hecho que se perdiera en el Universo? Ningún otro
ángel había pasado por esto, aunque… ella no era un ángel común.
Los ojos de Gabriel se llenaron de lágrimas,
sentía como en su pecho crecía un peso. Era el dolor y la decepción que estaban
provocando que su corazón pesara. Se estaba perdiendo en esa tierra de ángeles.
Las gotas saladas cayeron por sus mejillas,
asombrando a todos los que observaban la escena.
Ningún ángel había llorado en su tierra de
paz y sabiduría. No fue necesario cometer un pecado mortal para que el dolor
que estaba sintiendo, provocara que sus alas se escurecieran en un gris lleno
de tristeza.
Varios ángeles que lo miraban se
compadecieron de él, pero ninguno fue capaz de salir en su defensa. Todos
sabían la verdad sobre Dana y lo protegida que estaba, incluso para su alma
gemela.
—Ella será mía un día, porque todo vuelve a
su estado natural… ella volverá a mí y ustedes se habrán arrepentido de sus
acciones, pues mi poder no podrá ser comparado con él de nadie.
Esas palabras sonaron a maldición. Eric se
estremeció, pero al mismo tiempo supo que daría toda su vida para que Dana
siguiera siendo la que era ahora. Gabriel estaba equivocado y se lo demostraría
con los años.
—No tienes nada más que hacer aquí, vete
antes que decida llevarte a la tierra y acabar contigo –aclaró Sebastián –ten
cuidado porque iré detrás de ti, demonio.
Eric miró al ángel caído sintiendo cierta
compasión, pero asintió a las palabras que escuchó.
Gabriel dio media vuelta y se dirigió hacia
la gran salida celestial que esperaba su transición, la ultima que realizaría.
No lo dudó cuando cruzó las grandes puertas.
Ya había elegido un nuevo bando y tendría a Dana en el futuro, ella volvería a
mirarlo con sus ojos dorados, brillando de amor por él y por nadie más.
Se fue de la tierra de los ángeles sin
siquiera despedirse de quien había sido su alma gemela.
Desde entonces vagó por la tierra, siendo un
ángel caído cualquiera, hasta que se dio cuenta que debería entregar por
completo su alma a Satanás si deseaba tener verdadero poder.
Dana cerró la
puerta del baño, pero tan solo bastó quedarse quieta un segundo para escuchar
como alguien apoyaba los pies en la mesa de centro.
Corrió
rápidamente hasta la sala, se quedó de piedra al ver que Gabriel estaba con sus
ojos cerrados, apoyando la cabeza en el sofá. Su rostro quedaba levemente
iluminado por la poca luz que entraba a través de la ventana.
No reaccionó de
inmediato, ella se quedó de pie tan solo unos segundos, observando al ser que
había robado su corazón hace muchos años y al mismo quien se lo había roto. En
la historia se había escuchado de un ángel con el corazón destrozado, ella
había sido… la segunda.
El primero
había sido Gabriel, pero ella desconocía esa verdad.
Miró hacia el
pasillo y se relajó al darse cuenta que Ethan dormía, por lo menos no se movía.
Podría ir hasta la habitación y tomar sus armas para poder atacar a Gabriel,
pero no estaba segura de si él iría por ella. Si fuera así, causarían una gran
conmoción a su humano y todo se escaparía de sus manos.
Sin embargo, su
problema fue resuelto cuando su enemigo y antiguo amor, habló.
—No te voy a
matar, tampoco atacaré a ese humano.
— ¿Qué demonios
haces aquí? –dijo ella con sus manos en forma de puños. Gracias al cielo que
estaba vestida con su pijama, era tan solo unos pantalones cortos y una
camiseta celeste, pero no estaba desnuda.
— ¿Es esa la
forma de tratar a tus visitas?
Ella caminó
hacia los sofás, teniendo cuidado de mantener una distancia segura entre ambos
mientras Ethan daba un par de vueltas en la cama, esperando a que ella
volviera.
—Nunca has sido
invitado, demonio. Ahora vete.
Gabriel abrió
sus ojos y se deleitó por la imagen que tenía de ella. Tan humana y vulnerable,
pero a la vez seguía siendo esa ángel que había conocido, aunque sus ojos ahora
brillaran por otro.
—Estaba
aburrido en casa, ciertamente vine aquí para entretenerme contigo, pero supongo
que estando con tu humano aquí no has podido descansar mucho ¿no? aprovechando
el tiempo teniendo sexo, qué vergüenza de ángel caído eres ¿eh?
—No creo que
seas el adecuado para decir lo que es correcto o no, siendo que eres tu quien
tiene orgias provocadas por el pecado –ella lo rodeó, sin dejar de mirarlo y
notando que había algo diferente en ese demonio. Lucía cansado.
En ese segundo
Ethan se cansó de esperar y se levantó de la cama, no supo el motivo pero
comenzó a moverse sigilosamente hacia el pasillo, donde pudo escuchar unas
voces. Sus instintos estaban en lo correcto. Con cuidado y despacio, se acercó
hasta el final de la pared, hacia donde aparecía la sala y tanto Dana y
Gabriel, seguían mirándose.
Ninguno de los
dos seres sobrenaturales escuchó ni puso atención a otra cosa que no fuera el
otro, ya sea por estar en guardia ante un fulminante ataque o porque no era
capaz de fijarse en otro ser que no fuera el ángel que estaba al frente de sus
ojos.
Ethan se
escondió entre las sombras, sin ser notado, sintiendo como su cerebro comenzaba
a buscar posibles respuestas para esta visita tan inusual. No le costó identificar
a ese hombre, era el mismo que había encontrado hace meses atrás junto a Dana;
ella le había informado que era su ex novio. Su cuerpo se tensó por completo al
darse cuenta de lo que estaba ocurriendo aquí, mientras él, supuestamente,
dormía en la habitación.
Gabriel sonrió
al deleitarse con la actitud arisca de Dana, sabiendo que ella había estado en
sus manos hace un par de horas atrás.
—Estoy seguro
que lo pasaríamos increíble juntos –dijo recordando las veces que se había
hecho pasar por Ethan.
Ella caminó
hasta ubicarse delante del él, teniendo entre ellos la mesa de centro y un
sofá. Dana se apoyó en el gran ventanal, viendo con claridad el rostro de
Gabriel. No fue lo bastante débil como para caer en la provocación de Gabriel,
solo deseaba que se fuera de su departamento. Tenía muy en claro que no era
rival para él. Si él lo deseaba, podría acabar con ella.
— ¿Es qué acaso
un demonio puede sentirse desolado a veces?
La pregunta lo
tomó por sorpresa ¿Cómo ella había podido descubrir lo que él sentía, si ni
siquiera él lo tenía claro? Era eso exactamente lo que había atormentado su
sueño, desde hace ya mucho tiempo, pero no por eso estaba en ese preciso lugar.
Ethan también
estaba sorprendido, su Dana estaba actuando de manera extraña, incluso su forma
de caminar había sido diferente. Ahora hablaba de forma fría y violenta,
incluso cruel. Tenía cierta confianza con aquel hombre que parecía estar
tratando de seducirla ¿Cómo había entrado al departamento? Y lo más importante
¿Por qué no le estaba rompiendo la cara a golpes?
Simple, porque
parecía ser que ese hombre conocía a una Dana que él no había visto.
— ¿Qué te hace
pensar eso? –dijo Gabriel sonriendo, tratando de disimular, pues estaba entre
el agrado de saber que Ethan estaba cerca y el mal trago que Dana le hacía
pasar al descubrir sus malignos sentimientos.
—Puedes ser un
vampiro, un demonio malvado, con un alma modificada, pero sigo conociendo tus
miradas Gabriel. Han pasado muchos años, pero incluso en ese entonces sabía
cuando me mirabas y algo tan grande cruzaba por tu mente como para sentirte
desolado. Siempre quise preguntártelo, pero nunca llegamos a ese nivel de
confianza.
Gabriel sonrió,
si ella pudiera recordar la historia de ambos en el pasado, de humana, todo
sería muy diferente entre ambos. Las marcas que tenía en sus brazos habían sido
por culpa de ella, por eso a menudo ocupaba el líquido que Thomas vendía en ese
submundo, para evitar ese recuerdo.
Dana ahora era
fría con él, lo miraba con sospecha e incluso odio. No deseaba tenerlo cerca a
pesar de que en el pasado la había tenido entre sus brazos, llamando su nombre
entre gemidos. Ethan no era el primer hombre de ella, pero solo él lo sabía y
no podía decirle la verdad… no aun.
No pudo evitar
sonreír, altanero, al recordar como ella lo besaba. Ethan no debería sentirse
tan orgulloso, pues Gabriel sabía muy bien que entre él y ella, había existido
una unión el doble de fuerte que la actual con ese humano.
Ethan a la
distancia frunció el ceño y luego se apoyó en la pared, dejando de observar
aquella imagen ¿de qué demonios hablaban? ¿Vampiros? ¿Era algún estilo de obra
teatral? ¿De ahí había conocido al tal Gabriel?
No obtuvo
respuestas, por ello tuvo que seguir concentrándose en lo que Dana y el extraño
decían mientras algo se estaba despedazando dentro de él; no era un estúpido
como para no darse cuenta de lo que ocurría en esa sala. Cerró sus ojos,
tratando de calmar la furia que estaba invadiendo su cabeza. Incluso sus manos
temblaban por el deseo de destrozar la cara del tipo que conversaba con su
novia.
—Desolación,
una de las cargas por ser demonio –dijo Gabriel.
Ella se
sorprendió al darse cuenta de que estaba en lo correcto. Sin embargo, a
diferencia de su reacción normal, no pudo evitar sentir compasión por ese ser
que había estado entre sus predilectos en el pasado.
—Es una carga
por haber entregado tu alma Gabriel, lo sabes. Eres carcomido por el mal aunque
no lo desees, ¿Qué harás? ¿Vivir por siempre entre fuego cuando llegue tu
final?
Ethan dejó caer
su cabeza, tratando de encontrarle sentido a lo que decían, pero no comprendía
absolutamente nada.
Gabriel en
cambio bajo los pies de la mesa y se levantó. Dándose cuenta que la
conversación estaba tomando una ruta que no deseaba.
—Has de
entender que no tengo final, pequeña angelito.
Solo se demoró
un abrir y cerrar de ojos estar a unos centímetros de ella. Dana se tensó al
verlo, pero por la expresión del vampiro se dio cuenta que no la iba a atacar.
¿Qué estaba sucediendo con él? ¿Por qué la iba a visitar a mitad de la noche,
mostrándose tan… vulnerable?
Dana sonrió al
momento que en su mente pasó la imagen de un mundo alternativo, en el cual
Gabriel nunca había abandonado la tierra de los ángeles por unirse a Satanás.
— ¿Por qué
estas sonriendo? ¿Es que ya no te molesta tenerme cerca?
Los ojos miel
de ella se fijaron en los dorados de él.
—Gabriel… —ella
levantó su mano hasta poder tocar el rostro de él, frío como el hielo.
Aquella caricia
tomó por sorpresa al vampiro, dejándolo sin palabras ¿es qué ella aun sentía
algo por él?
Ethan tensó por
completo sus músculos. Estaba viendo como su novia estaba tocando a otro de una
manera poco fraternal a la mitad de la noche. No necesitaba ver más, se fue hasta
la habitación, sintiendo como su cabeza ardía de rabia, pero no iba a caer en
enfrentamientos sin sentido. Se había equivocado al elegirla, se había
equivocado en todo y se quedaría para comprobarlo, para ver cuanto más esa
arpía podía mentirle y engañarlo.
Caminó con sus
manos formando puños, adentrándose en la oscuridad sin ser escuchado ni
percibido por nadie.
Dana sintió
pena por el ser que tenía al frente.
—Nunca debiste
irte –susurró, mirando a los ojos del demonio –ahora eres mi enemigo, amo a otra
persona y nunca podrás entrar a mi corazón de nuevo ¿has de entenderlo, verdad?
—No tienes idea
de nada, pequeña angelito –él frunció el ceño, sintiendo como la ira comenzaba
a brotar desde su corazón, esparciéndose por todo su cuerpo. Con rapidez tomó
la mano que ella tenía en su mejilla y la apoyó contra la ventana.
—Gabriel, basta
o esto acabará mal –lo miró enojada, dejando de lado toda la compasión que
había sentido por ese demonio.
— ¡Tú no
entiendes nada! Tan solo eres una ignorante en todo esto, tú y tu estúpido
humano ¿no lo ves? –La arrinconó con fuerza contra la ventana –no eres capaz de
reconocerme ¿cierto? Solo tienes a Ethan en tu mente.
— ¿De qué
demonios estás hablando? ¡Suéltame ahora mismo! –susurró, dándole unos segundos
al demonio para que se alejara antes de comenzar a luchar, podía sacárselo de
encima pero para eso tendría que hacer mucho ruido y no quería despertar a
Ethan.
—Pequeña
angelito, tu memoria es demasiado frágil –apoyó su frente junto a la de ella,
sintiendo la frialdad que ella sentía por él.
Sin embargo
aquel movimiento dejó tan sorprendida a Dana que no fue capaz de defenderse,
permitió que él se apoyara contra ella, sin dejar de mirarla.
— ¿Qué te está
pasando, Gabriel? –preguntó ahora confundida ¿Qué estaba haciendo ese demonio?
¿Por qué la observaba como alguna vez lo hizo en el pasado, cuando estaban en
la tierra de los ángeles?
—Me cansé de
esperar por ti aquí, fue en ese momento que me entregué por completo a Lucifer
¿sabes? Desde entonces todo se desencadenó de tal forma, que no pude detenerlo,
aunque lo intente. Me prometió que te tendría entre mis brazos de nuevo.
Gabriel llevó
su mano derecha al cuello de ella, apoyándola con suavidad contra su piel, pero
de todas formas tomándola con fuerza para que no escapara de sus labios. Ya
había cumplido al despertar a Ethan, ahora era momento de cumplir su propio
objetivo.
Sin embargo
ella no caía en una ilusión con Gabriel como lo hacía con Ethan. Usó una de las
técnicas más antiguas del mundo. Con su rodilla golpeó con tal fuerza al
demonio en su entrepierna que hizo que un grito se escapara de su boca, el que
cubrió con rapidez al poner su mano en su boca mientras él caía. No quería que
Ethan se despertara e interrumpiera su sueño por algo como esto.
—Aléjate de mí
y de Ethan. No hay nada que arreglar entre nosotros, no esperes que tenga esta
paciencia para nuestro próximo encuentro y date cuenta de una buena vez que me
perdiste el día que decidiste irte con ese Demonio ¿escuchaste? Yo no doy
segundas oportunidades.
Sin compasión
volvió a darle una patada en las costillas a Gabriel, de tal potencia que lo
hizo quejarse de nuevo. Nunca lo había limitado a ese extremo, pero a pesar de
desear tenerlo lejos, no tuvo la fuerza de aprovechar esa oportunidad para ir
por sus armas y acabar con ese demonio.
No entendió por
qué se negó a verlo sin vida.
Lo dejó tirado
en el suelo de su sala y sin preocuparse, volvió a su cuarto. No supo la razón,
pero se dio cuenta que Gabriel no estaba ahí para luchar o acabar con ellos, no
era peligroso darle la espalda por unos segundos mientras seguía quejándose por
el golpe que le había dado.
Gabriel en
cambio al verla desaparecer, con dificultad se puso de pie, sintiéndose tan
pequeño como una hormiga. Pero sonrió, ella era fuerte y sabía defenderse,
además se había asegurado de un par de dudas que tenía.
La primera era
que, ciertamente ella no sentía lo mismo por él, que Ethan parecía llevar por
mucho la delantera, pero aun así, no había acabado con su vida, a pesar de
tener la oportunidad. Quizás aun lo recordaba.
Y la segunda
fue que, ella no daba segundas oportunidades, era terca y tozuda como la
recordaba. Un punto para él, ya que si hacía caer a Ethan, por lo menos ninguno
de los dos tendría a su pequeña angelito.
Salió de ese
departamento sintiéndose con el ánimo renovado y con una desolación
desaparecida. Las esperanzas habían vuelto y los ánimos por acabar con Ethan
habían crecido. El demonio desapareció en la oscuridad del pasillo, sintiendo
como algo revivía en él. La maldad y la ilusión de ganar contra algo tan
hermoso como era el amor, objetivo que estaba pronto a obtener. Para él no
había pasado desapercibida la visita del humano y de cómo podría aprovechar las
siguientes horas y días. Dana estaría en sus brazos antes de lo esperado.
Dana cerró la
puerta de su habitación y se metió en la cama.
Ethan dormía
como si todo fuera bien en el mundo, pero estaba fingiendo ¿Por qué no la había
enfrentado? ¿Por qué no había matado a golpes a ese Gabriel? Solo deseaba
probar cuan mentirosa era, de esa forma no volvería a caer en algo parecido.
Era un
masoquista por seguir con aquel dolor, teniéndola cerca pero sabiendo que
Gabriel también estaba dentro de la vida de su novia.
Ella se acomodó
entre sus brazos, como si fuera una gata colándose silenciosamente.
— ¿Ethan? –dijo
mirándolo. Le dio un par de pequeños besos al nivel de sus mejillas e hizo que
él abriera sus ojos.
— ¿Qué sucede?
–al ver los ojos de ella, se lamentó de haberse retirado antes de tiempo ¿Qué
pasaba si tan solo era un mal momento? Quizás no lo estaba engañando, quizás
solo era un amigo, él no era un celópata ¡qué había hecho! Debió enfrentarlos y
descubrir de qué se trataba todo eso.
— ¿Me abrazas?
–pidió ella con esa voz que parecía solo dedicarle a él, ya que antes fue fría
como un témpano con ese hombre.
Ethan se
preocupó por un segundo, pero al verla sonriendo se relajó. La acercó aun más a
su cuerpo y la rodeó entre sus brazos, escuchando como ella suspiraba aliviada.
—Te amo, ahora
duerme –le dijo como si esas fueran las palabras mágicas para ella.
Lo eran. A
pesar de que ella era mucho más fuerte que él, eliminaba demonios y además era
su guardiana, Dana no se sentía más segura que en los brazos de su humano. Se
volvió a quedar dormida, sin siquiera preocuparse por el vampiro al que había
visto destrozado, solo minutos atrás.
En cambio él no
dejó de pensar por varias horas sobre lo sucedido, analizando cada detalle y
realmente sin encontrar alguna justificación a lo que vio. Tendría que
enfrentarla mañana, ver su reacción y decidir qué haría con su novia o posible
ex novia. De todas formas se sintió destrozado ante lo que estaba sucediendo,
se negaba a creerlo y por ello se dejó envolver en la ilusión de que todo iba
bien. La rodeó entre sus brazos y trató de dormir, no fue hasta varias horas
después que lo logró.
Ethan al
despertar, no pudo evitar sonreír al darse cuenta que tenía a una bella
durmiente a su lado, que enredaba sus piernas junto a las suyas, pero al
recordar lo sucedido durante la noche, su sonrisa se esfumó.
—Eres un pulpo
–dijo riendo a pesar de lo sucedido la noche pasada, ya que ella lo tenía
atrapado con sus piernas. Salió de la
cama, eran más de las once de la mañana.
La noche
anterior le había informado a su novia que los planes de su salida quedaban
cancelados porque debería trabajar arduamente para una nueva campaña
publicitaria que Gaspar le había asignado hace unos días.
Cambió sus
gasas, con esos pensamientos, por unos apósitos que lo protegieran del agua,
fue hasta el baño y se metió en la ducha, pensando en que Dana había aceptado
sin complicaciones la cancelación del viaje y que después había recibido
aquella visita. Eran demasiadas coincidencias, todo se estaba complicado,
incluso desde antes.
¿Es qué acaso
no quería ir desde un principio a su viaje sorpresa? ¿De donde habían salido
esas marcas en su mano, habían sido reales? Eran tan extrañas que no podían
confundirse con suciedad o alguna mancha. Además estaba el hecho de haber sido
empujado tan rápidamente el día de ayer cuando estaban en el ascensor, era la
segunda vez que sucedía algo como eso. No dejaba de pensar en la posibilidad de
que ella estuviera engañándolo, no le sorprendería, siempre había pensado que
ella era demasiado perfecta para ser real.
— ¿Qué demonios
hago pensando en esas estupideces? Debería preguntar –susurró, sintiendo como
el agua caía sobre tu piel, esperando que todas las ridículas preocupaciones
desaparecieran.
— ¿Por qué no
me has despertado?
Se sorprendió
al escucharla, pero no pudo evitar sonreír al ver que estaba con su camiseta de
pijama, que le quedaba grande. Lo observaba con una sonrisa coqueta y con esos
ojos miel concentrados en él. ¿Cómo podía lucir tan distinta a la mujer que vio
en la noche? ¿Había sido un sueño? ¿Ella de verdad no lo amaba? Entonces… ¿Por
qué lo miraba de esa forma?
Al verla de esa
forma, con su cabello revuelto y con esos ojos tan hermosos, cierta sensación
lo abordó, se dejó absorber por una angustia, un sentimiento desagradable por
estar pasando en alto algo que desconocía. Pareciera que su cabeza reconocía a
Dana de una forma diferente a como realmente él la veía y haberla encontrado
con Gabriel la noche anterior le había dado cierta pista. Era como si hubiera
una muralla en su cerebro, como si de alguna forma ciertos recuerdos estuvieran
bloqueados para él.
Frunció el
ceño, contrariado al darse cuenta que algo pasaba en alto, que estaban
sucediendo cosas que él ignoraba y aunque deseaba confiar en su hermosa vecina,
sabía que le mentía y era algo gordo, algo tan grande que ella quería
mantenerlo escondido tanto de él como de cualquier otra persona. El engaño era
una posibilidad de su secreto, pero no coincidía con su comportamiento de
cuando recién se conocieron, a menos que en ese momento ella ya estuviera tanto
con Gabriel como con él.
La sonrisa de
Dana se esfumó al ver la expresión de su humano, se concentró unos segundos en
su brazo herido, cubierto de gasas que lo protegían del agua; lo apoyaba en la
pared de al frente. Le parecía una imagen hermosa, desnudo y luciendo tan varonil.
Sin embargo, no le costó adivinar que algo estaba pasando por su cabeza como
para ponerlo en una situación difícil y preocuparlo. Ella entendía que en el
pasado, haberse metido en los sueños de Ethan, había sido una pésima idea.
Nunca se imaginó que estaría con él, frente a frente. Ahora esos encuentros,
que se mantenían bajo una espesa neblina en la mente de Ethan, estaban deseando
salir a flote. Si él la recordaba en sus sueños… todo se podría complicar, ya
que para ese entonces ella aun no lo conocía, es más, habían pasado años desde
la primera vez que entró a su mente. Aun así, ella estaba observando algo que
no podía descubrir a pesar de conocerlo por tanto tiempo.
Se quitó la
camiseta de él y la dejó en el piso del baño. Luego entró a la ducha con su
humano, completamente desnuda. Acarició el rostro de Ethan con ambas manos, que
seguía un tanto contrariado debido a la confusión mental que ella le estaba
provocando.
El cabello de
ella se fue mojando a medida que acariciaba el rostro de Ethan, tratando de
calmarlo. Para él era la mujer más hermosa que había visto en toda su vida,
pero había algo diferente, cada vez que la veía, iba descubriendo algo nuevo,
cada día ella tenía algo nuevo que esconder.
Mientras Ethan
pensaba en eso, ella daba gracias a Thomas de que ese líquido no se moviera o
deshiciera con el agua, ya que solo dejaba de durar por el tiempo que
permanecía en su piel, ese detalle le costó descubrirlo. Solo hacían cinco
minutos se había puesto otro poco.
—Tranquilo
–sonrió para tratar de darle más confianza.
—Dana.
—No te dejes
llevar por las preocupaciones, casi todo tiene solución ¿sabías? –él frunció el
ceño, molesto al darse cuenta que ella lo entendía de una forma que él no
comprendía. Ese conocimiento no era recíproco porque para él, ella a veces se
volvía en una extraña.
— ¿Qué me
escondes? Dímelo de una buena vez.
Dana se vio
diciéndole toda la verdad, pero sabía que aun no era el momento, él no estaba
preparado y todo esfuerzo quedaría en nada. Él tenía un gran don, uno que no
podía tomarse a la ligera y que debía ser llevado con responsabilidad.
—No te
preocupes ¿sí?
Se sintió
molesto y desdichado, no iba a seguir aceptando que lo tratase como a un
estúpido. Salió de la ducha, dejando a una Dana desconcertada por su actitud.
Tomó una toalla y salió del baño cubriéndose con ella.
Ella lo trataba
de entender, es por eso que se dio un rápido baño y después salió por una
toalla, mojando el suelo por el que caminaba. Ya arreglada y vestida, decidió
tomar desayuno, es por eso que fue hasta la cocina pensando aun en como estaría
Ethan.
Se sorprendió
al ver que él seguía en el departamento. Estaba preparando café, ya vestido y
sintiéndose arrepentido por haberla dejado en el baño, aun estando en un
período de negación.
¿Cómo era
posible que ella lo hubiera engañado? Parecía que solo tenía ojos para él ¿Cómo
todo se había acabado? Necesitaba un tiempo más con ella, encontrar
explicaciones a cientos de hechos.
—Hay cosas que
quiero saber de ti, pero tú no me las dices, de todas formas no debí salir del
baño de esa forma.
Solo bastó
llegar a la habitación para darse cuenta de que estaba actuando de la misma
forma que la noche anterior. Iba a sacarle la verdad a Dana aunque eso fuera lo
último que tuviera que hacer, no se iba a sentir como un cornudo por culpa de
ella. La amaba, pero no sería un idiota por ella.
Dana se acercó
y rodeó la cadera de Ethan con sus brazos.
—Está bien ¿Qué
harás ahora? Yo debo ir a donde Adam ¿sí? alcanzaré a tomar desayuno contigo,
aunque ya debería ser almuerzo.
Ethan frunció
el ceño al sentir que sus primeras palabras fueron desplazadas por ella. Sabía
que tendría que trabajar el doble este fin de semana, pero se iba a tener que
dedicar a Dana y Gabriel.
—Dime algo ¿Qué
haces cuando vas a donde Adam?
—Lo ayudo con
el club, una cosa por aquí otra por allá, ya sabes.
—No, no lo sé,
siempre dices que vas a ayudar ¿tienes un trabajo ahí?
Ella
retrocedió, esta vez Ethan no estaba usando un tono lleno de confusión, sino
más bien de molestia.
—Pretendo
hacerlo, es un buen lugar.
—Es extraño,
por eso pregunto, ya que bueno… ese club funciona de noche ¿no? ¿Qué haces de
día por allá?
— ¿Qué
pretendes, Ethan? –frunció el ceño, Dana se estaba molestando — ¿Por qué me
haces esas preguntas?
—Tan solo
quisiera saber más de tu trabajo, no entiendo que haces por allá. Quizás esta
noche podría ir contigo ¿no te parece? Así me relajo un poco, hace tiempo que
no salgo.
— ¡No! –dijo
ella mirándolo asombrada –no tienes para qué, además yo volveré antes de que
anochezca.
— ¿No te
gustaría salir conmigo?
—Claro que sí,
pero…
Ethan la quedó
mirando, pero ella no tenía una justificación. Al salir del baño e ir
rápidamente a la habitación para vestirse y largarse del departamento, se dio
cuenta de un gran detalle que había pasado por alto. De una forma, ella siempre
quería quedarse a solas con Adam ¿Qué tanta fraternidad había en esa
relación? Además del hecho que si ella
estaba metida en problemas, no debía estar sola, era imposible. Adam debía
estar involucrado con ella, incluyendo a ese Gabriel que la visitó en la noche,
quizás ni siquiera era su amante pero si era alguien que estaba conectado a los
secretos de ella, de una forma que él tenía prohibido.
Solo tenía una
cosa clara, no podría seguir lo acordado la tarde anterior, no iba a seguir
entre los secretos de Dana. Él deseaba saberlo todo de una buena vez.
—Sí, necesito
relajarme un poco.
—Pero podemos
quedarnos acá –ella no deseaba que él saliera de noche, era demasiado peligroso
ahora que ella conocía la verdaderas criaturas que se apoderaban de seres
humanos en noches como estas.
—Si no quieres
ir, no te preocupes —Dana sonrió al escuchar las palabras de Ethan –puedo
llamar a Gaspar, incluso a Emma y Diego ¡Mia también querrá salir!
— ¿Mia? ¿Quién
es Mia? –Dana se cruzó de brazos.
—Es la hermana
de Gaspar, también es mi amiga y jefa, hace bastante tiempo que no la veo fuera
del trabajo.
— ¡Oh! –ella
había olvidado a Mia, pero si recordaba haberla visto con Gaspar –pero no
puedes.
— ¿Por qué?
–ahora fue el turno de Ethan para cruzar sus brazos.
—Porque tienes
que trabajar ¿no fue por eso que cancelamos nuestros planes de viaje?
—Sí, planes que
realmente no deseabas que se cumplieran ¿no? quizás tenías algunas reunión con
alguien más.
Ella lo miró
sorprendida, se estaba comportando como un pesado. Sabía que él tenía
fundamentos para estar enojado, pero usualmente se lo decía de inmediato y no
actuaba como un idiota, sin decir nada.
— ¿Qué te
sucede hoy? Estás muy irritable.
—Nada, no
sucede nada y tienes razón, debo trabajar este fin de semana.
Caminó hacia la
puerta de la cocina, pero antes de salir se detuvo y la miró.
—Me iré a mi
departamento, para concentrarme. Nos vemos.
Fue hasta la
sala, tomó su bolso y salió de su departamento, sin siquiera despedirse de ella
con un beso, entendiendo que antes de tomar cualquier decisión necesitaba estar
a solas.
Dana se sentó
en la silla del comedor, pensando en la actitud de Ethan, si insistía en salir
esta noche no habría opción, tendría ir con él para protegerlo. De todas formas
no pudo seguir pensando en lo sucedido y en su enamorado, ya que su celular
comenzó a sonar.
Adam le indicó
que debía ir a cierta dirección para encontrarse con el padre Sebastián, quien
tenía un tiempo para ella, justo en este momento. Le especificó que se vistiera
con ropa deportiva y que llevara sus armas, ya que al cura le gustaba testear a
sus consultantes sobrenaturales.
Lista y
preparada cerró la puerta de su departamento, llevaba sus guantes donde tenía
una de sus armas y la otra estaba en su brazo derecho, se notaba bajo su
chaqueta deportiva oscura modificada para sus alas, pero era imperceptible si
alguien no se fijaba en ella. Cosa que no sucedería, ya que corriendo subió las
escaleras, sonriendo al pensar que podría volar unos minutos.
Al llegar a la
azotea de su edificio pudo apreciar que el cielo estaba cubierto de nubes pero
la lluvia ya no caía con fuerza como el día anterior. Caminó hacia el extremo
del edificio, lista para dejar expandir sus alas y volar, pero antes de que
otra fracción de segundo pasara, una voz la dejó helada.
— ¿Qué haces
aquí? –se giró de inmediato.
Ethan estaba
sentado, apoyado en el gran muro de cemento, observando a Dana mientras fumaba
un cigarrillo. Ahora llevaba otra ropa, estaba con unos jeans azules, un suéter
gris gastando y una bufanda negra, que caía hasta mitad de su tórax.
— ¿Por qué
estas fumando, Ethan? –ella simplemente odiaba tal acto, más cuando había dado
por hecho que no seguía fumando.
—Necesitaba uno
¿Qué haces aquí?
—Sí, eso quiero
saber también ¿Qué haces?
—Pensando…
—botó el resto de cigarro que le quedaba y lo piso. Ya había terminado.
Desde que se
fue del departamento de Dana había pasado alrededor de una hora, lo necesario
para darse cuenta que no necesitaba tiempo para pensar y que su corazón había
sido destrozado por ella, la misma mujer que lo miraba con el ceño fruncido y
confundida. Había decidido fumar un cigarrillo para relajarse antes de ir con
ella y hablar de una buena vez. Él no era alguien que anduviera con rodeos, por
eso decidió hablar de una buena vez.
— ¿Quién es Gabriel? Me dijiste una vez que
era tu ex.
Aquella
pregunta cayó como agua fría sobre la espalda de ella. Dana no podía creer que
ese nombre maligno saliera de la boca de su humano.
—Nadie
importante.
— ¿Si? y ¿Por
qué te vino a ver en la noche? Los encontré así que no mientas, pude ver
claramente como tú lo tocabas, no como si fuera alguien sin importancia. Has
metido al tipo a tu casa mientras yo dormía, creo que ese es un nuevo nivel de
infidelidad.
— ¿Qué? ¿De qué
estás hablando? –Ethan la observó por unos segundos, notando las manos
cubiertas con guantes y unos objetos que tenía en las palmas.
— ¿Por qué
llevas esas cosas? ¿Qué son? –Ella escondió sus manos detrás de la espalda,
tratando de pensar –bien, no quieres decir nada ¡excelente! Allá tú.
Ethan se giró
para irse de ahí, dando por terminada toda relación con ella. Su silencio había
sido lo necesario para saber que tenía una relación con otro hombre y ahora
estaba aguantando el golpe que había recibido al nivel del estómago. Aun
mantenía esperanzas de que fuera una mentira, que ella tuviera a un ex
psicópata o algo por el estilo, pero no, realmente lo había engañado con otro
para después decirle que lo amaba a él.
— ¡Estoy
intentando ser actriz!
Dana no supo
qué más decir, no pudo decirle la verdad porque de esa forma tan espontánea se
volvería todo en un caos.
— ¿Qué? –se
giró él, atónito ante ella.
—Todo esto es
por una obra, a Gabriel lo conocí aquí, es actor y tuvimos una relación que
terminó de pésima forma porque no quise avanzar con él. Me ha seguido y ahora
que estoy ensayando en una nueva obra que conseguí hace poco, él se metió de
nuevo en mi vida. Nada ha pasado ¡nunca sería capaz de engañarte!
— ¿Tú crees que
soy idiota? –Caminó hacia ella, ahora verdaderamente enojado — ¿una obra? ¿De
verdad me crees así de estúpido para creerte?
Esa fue la gota
que rebalsó la copa de Ethan, la furia que le provocaba el engaño de ella hacia
él, se vio duplicada al entender que Dana lo creía un estúpido. Sin poder
controlarse, se acercó lo suficiente a ella como para tomarla de forma brusca
de los brazos, inmovilizándola.
— ¡Dime la
verdad y acepta de una buena vez que me engañas!
— ¡No! –Le
gritó asustada por la rudeza de su humano — ¿Cómo puedes pensar eso?
— ¡Los vi
anoche, Dana!
—No es lo que
piensas, nunca podría estar con Gabriel ¡Ah! no entiendes, yo no tengo ojos
para nadie más que no seas tú.
Ethan soltó sus
brazos y la quedó mirando con una frialdad que nunca había sentido por nadie.
De tal forma pudo sentir la gravedad de los actos que ella había cometido.
Había sido engañado por la primera mujer de la que se enamoraba… no podía
seguir mirándola otro segundo más.
—Esto se acaba
aquí.
Sin esperar una
respuesta de ella soltó sus brazos y se retiró de la azotea del edificio
mientras Dana caía de rodillas sobre el frío cemento, sin poder creer que esa
mirada de odio y frialdad habían sido dedicadas para ella.
Los ojos de
Dana se llenaron de lágrimas mientras la rabia invadía su corazón; la
injusticia que acababa de ocurrir no era correcta, ella no había tenido nada
con Gabriel y no tenía como convencer a Ethan sin decirle toda la verdad. Ahora
ya no estaba tan segura en esperar ¡no sabía que paso tenía que dar!
Desesperada y sin poder controlarse decidió pedir ayuda.
En esa posición
y llorando, dejó que sus alas se expandieran y voló lejos de ese lugar.
Ethan bajó las
escaleras, decidido a ir a su departamento, pero se detuvo, tenía un par de
cosas más que decirle a Dana. Volvió corriendo a donde había estado segundos
atrás, pero al llegar vio que no había nadie. Un escalofrío recorrió su
espalda.
Recorrió la
azotea como si la vida se le fuera en ello, pero no la encontró por ningún lado
¿es que había saltado? Recorrió el edificio mirando hacia abajo, esperando ver
un cuerpo en el suelo pero todo estaba normalmente, los transeúntes avanzaban
con tranquilidad.
Desesperado
ante la idea de que ella hubiera saltado, bajó las escaleras del edificio lo
más rápido posible, pero al llegar abajo no encontró nada anormal, fue a los
costados del la infraestructura, pero no estaba.
Sacó su celular
del bolsillo y comenzó a llamar al teléfono de su reciente ex novia, pero ella
no contestó, no lo hizo a la primera hora, ni a la segunda, ni en el resto del
día.
— ¿Demonios,
dónde estás? –dijo sentado en su sofá cuando ya había anochecido. Tan solo le
quedaba una opción para encontrarla y esa era ir al Lucifer.
Bueno espero que estén bien, toco un capitulo largo, me esmero para que se así, ya que como demoro en subir, hay que traer algo digno de su paciencia. Muchas gracias a quienes escribieron sus comentarios en el capitulo anterior, esos siempre me anima mas a escribir. Espero que este capitulo también tenga hartos comentarios, porque pasaron muchas cosas. Nada más que decir, solo que quedan como cuatro capítulos más y depende de como van estos capítulos si es que se hace o no la segunda temporada.
Obviamente agradecer a mi querida beta, Iria, que incluso enferma reviso el capitulo *-* muchas gracias
PD: Recuerden pasar y unirse a la pagina Black Butterfly
dany mori hay tengo el corazón dividido, no se puede quedar con lo 2 jejje XD
ResponderEliminarDaniiiiiii!!! como que Gabriel fue el primer hombre de Dana cuando ella era humana?????? Me encanto esa parte!!! se ve que Gabriel sufrio mucho por Dana cuando eligio el otro bando, ademas me deja la intriga de porque Dana es tan especial!!!
ResponderEliminarme encanto el cpaitulo!! la espera valio la pena :D me muero de ganas por saber si Dana decidira decirle la verdad de una vez por todas.. felicitaciones dani DTB
ResponderEliminarNO MAMES DANI :OOOOOOOOOOO ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡D-I-O-S!!!!!!!
ResponderEliminarTEEEEEE ODIO !!! con todas mis fuerzas :C qede en shock! enserio como qe miraba el pc y no sabia qe hacer XD qeria puro llorar :C hasta cuando tendremos qe esperar ahora pa saber qe paso ? T________T no es justo ... y puuucha Gabriel :c me da penita ahora :c cosito u.u el solo qeria amarla :'ccccc por culpa de ella ahora es malito :C por culpa de ERIC!! >:c eric tiene algo qe no me agrada nada de nadita >:c y qiero saber porqe dana es taaaaan especial :c me intriiiiga xd ñañañañañañañañaña :c no justo! no justo! u.u y Ethan anda en sus dias wn XD anda todo sensible, ya veia qe decia qe se habia puesto a llorar o algo mientras escuchaba la conversacion xDD chiqiiitito igual :c qe no casha náh u.u pero taaan impulsivo seeeñor! xD
ResponderEliminarPD: mala muujer qe nos dejas en ascuuuas >:c
T____T Ahora es cuando corro a comprar 3 litros de helado de chocolate y me pongo a llorar mientras engordo.
ResponderEliminarAmo a Gabriel, punto y se acabo.
Osea ¿cómo no volverse un maldito demonio después de lo q le hicieron?!!!!!!!!
Noooooo yo te lo juro aquí a moco tendido, pobrecito. Él es el alma gemela de Dana, no odio a Ethan y ya sabes q cn todo y q a veces es un dolor en el trasero es malditamente adorable. Simplemente me doy, no puedo decidirme por ninguno de los 2, ya q ambos forman parte de un plan q va más allá de ellos.
Uffff me tiras la bomba de la historia de Gabriel y Dana y luego me sueltas esta pelea entre el humano y la angelito. No puedo estar en contra de ninguno, Dana tiene un buen motivo para ocultarle las cosas a Ethan y él tiene toda la razón en enojarse porq nadie le esta dando una explicación, es como vivir en medio de la bruma.
No, no, no yo voy a acabar mal, q no te sorprenda q llegue a a tu casa la cuenta de mi psicólogo y mi nutriologo ushhh voy a acabar en depresión y sobre peso por tu culpa señorita malvada, si no fueran tan buenas tus historia te daría de cocos por hacer q sufra como protagonista de telenovela barata.
Ufff ya me desahogue jaja.
Muchas gracias por el capitulo Mariposa, también gracias a la señorita q corrige el capitulo, son las mejores.
Te mando un beso y como siempre nos seguimos leyendo!
Dani me has dejado en Shock!!!! sabia que Gabriel tenia su historia y ahora lo entiendo mas el porque el se hizo asi o xq decidio aceptar el otro bando por asi decirlo Eric influyo muy indirectamente para esa decision Gabriel si amaba a Dana y tan asi que aun la sigue amandao la gran pregunta es cuando Dana recordara que ella estuvo con el que se entrego a Gabriel!!! otra cosa que me deja con dudas es Dana xq es tan especial porque tan protegida Dana igual ha caido como Gabriel y aun asi sigue siendo especial?? hay mucho todavia por saber de Gabriel y Dana.....
ResponderEliminarDana lamentablemente no se dio cuenta de que Gabriel le ha estado ganando la batalla contra Ethan practicamente se ha hecho lo que Gabriel ha querido o por lo menos a logrado muchas cosas y Dana esta tan cegada por el amor que siente por Ethan que le paso esto subestimo a Ethan cuando dio esa explicacion tan infantil que cuando lei esa parte hasta yo me rei jajajaja ahora si Ethan esta vulnerable y Gabriel se puede aprovechar de eso para hacer caer a Ethan en la tentacion que le ponga enfrente .. creo que ya es hora de que Dana sepa varias cosas que se le estan oculatando y que vea la manera que pueda arreglar las cosas con Ethan y que lo haga maduramenete de una manera convincente xq si le dice que es un Angel si que hara que se vuelva loco .. me encanto el cap Dani mil gracias y aun sigo pensando mas cosas deja organizo las idea y las comentare jejejeje
RAYOS¡¡¡¡te dije que no queria saber nada de la historia de Gabriel¡¡¡ahora como que lo comprendo y hasta me da penita....el la amaba¡¡¡¡se conocían de antes¡¡¡estuvieron juntos¡¡¡¿porque Dana no recuerda nada? pobre Gabriel, dejo todo por ella y al final no la pudo tener, cayo por ella, uuuuu.
ResponderEliminarasi que exnovios eeee¡¡¡que va a encontrar Ethan en el bar? ahi lo van a tentar? va a descubrir a Dana? ya le deberia decir toda la verdad, que sepa de una vez quien es ella en realidad,
uuu Arial ella es tan divertida y me encanta, odiaria que tuviera que pelear en el bando contrario de Dana¡¡¡
me dejaste en sock con este capi Dany., pero estuvo muuy bueno, la espera vale siempre la pena contigo¡¡
atte. Aby
Ahora si me da penita Gabriel. .. aunque no taaanto ya que con lo que hizo solo logró arruinar la relación de Dana y Ethan.
ResponderEliminarMenos mal que ella no le dijo la verdad porque ahí si que no la vuelve a buscar nunca mas.
...Porqué Dana es tan especial? ??
Y mi tipico: QUE PUTAS MIERDAS CARAJOS PASA!! jajaja no en serio!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminar1. DANA es una mierda. Yo se que su situacion es muy dificil porque Ethan es un inmaduro bipolar que no sabe lidiar con cosas dificiles peroooo yaaa!!! ACTRIZ? clarooo y yo soy emma watson jajaja Que ya le diga la verdad!! Ademas toda la situacion de ser ex de Gabriel y que Gabriel joda siempree solo lo arruina mas!!!!!!!! Quiero saber mas de su pasado... (:
2. Gabriel es una mierdaaa y que ya lo maten por Dios!!!!! Por que carajos fue a la casa de Danna? quiero decir, ella no se merece tanta mierda, gabriel es un puto, esta obsesionado y eso no se valee!! El esta arruinando todo entre ellos!! Por que se hizo malo? ): ): ); ): Perooo que lo maten!!
3. Ethan es una mierda!!! Se imagina cosas terribles! Que cree, que Dana es una asesina serial, que le engaño y cosas bien estupidas!! eso no se valee!!! CONCHA! por que es tan estupido?? Y lo peor es que le corta y huyee eso no debe ser asi! es demasiado infantil y tal vez reaccionara horriblemente mal cuando Dana le diga la verdad pero es algo que debe hacerse pronto... ): ):
Ya quiero el prox cap :D
Nononononono por k me haces esto dios voy llorar me dejas en ascuas poporrr qwwww dios ya wuiero leer el otro capi no me dejes esperar muxoo o si no morire li dijo en serio me cortare las venas con una cuchara si esto sigue asi ya quiero leet el otro capi diossss me dejas en agustia hehehfhr
ResponderEliminarAaaahhh me dejaste super conmocionada en shock, osea gabriwl peco con sana cuando era humana, ella mueres y se convierte en alguien especial, el se va del cielo por metía seguir con dana cómo ángeles caídos, no no no k capítulo
ResponderEliminarMe gustó este ethan inseguro y sufriendo por amor mi en lo engaño la primera vez
Ti crees k arial se vaya con su papa
Dani, ¿Que te digo? Dana debe dejar de mentir, y Ethan comprender a Dana. Quiero saber mas de Gabriel pero sobretodo de Dana su historia de humana y su amor con Gabriel ¿Como es que lo vio?¿Porque es tan especial?¿Cuales son los poderes de Gabriel? Son tantas cosas que no las recuerdo, pero la historia va magnifica, espero capitulo perdon si no comento en el grupo pero no he tenido tiempo hasta hoy. Gracias a ti y a Iria por el capitulo.
ResponderEliminarDana es tan testaruda y algo egoista, digo se que en parte lo hace para protegerlo a el pero tambien lo hiere con cada mentira que le dice. Estoy Ansiosa por saber como Ethan se entera de que ella es un Angel, me encanta cada vez que escribes.. todo esta bien trabajado. Hasta el proximo capitulo.
ResponderEliminarGABRIEL! OMG GRABRIEL! Que bello <3 yo sabia que había algo mas con el! <3 Es tan triste su historia! Porque no le dijo nada a Dana! Ahora siii definitivamente sii soy TeamGabriel el todo lo hizo por ella! Aiiiins muero xq se vuelvan a ver! Si Ethan va al Lucifer seguro pasara algo! Lo se! ME ENCANTO EL CAP
ResponderEliminarBueno, entiendo que Dana quiera proteger a Ethan y que piense qu eno es el momento, pero el hecho de decir mentira tras mentira tampoc le ayudará a limar asperesas en el momento de decirle la verdad, creo que Ethan se sentirá de cierta forma desepcionado ya que eso me daría a pensar que es una falta de confianza por parte del Angelito u.u, ESPERO QUE YA SE ENTERE!!!!!!
ResponderEliminarGRACIAS POR EL CAPITULO
Ven que mi gabriel no es malo... Yo te quiero mi vida...
ResponderEliminarATT: Coudy
Gabriel podresito cosita hay q darle un abrazo no Dana no dijas mas mentiras ese es un camino feo Ethan no la dejes es el amor no tu vida protege a tu angelito no la dejes ir po que te la quitan y eso no estan bien gracias por el capi esperando con ansias el proximo morire hasta que es dia llegue :)
ResponderEliminarno deo de estar en shock!!
ResponderEliminaresque la hisroria de Gabito ... puchis!!!! >.<
que onda que tan especial es Dana para no dejar que este con su alma gemela???
(lo que se me ocurre es que desde ese momento ya estaba destinada para Ethan ... pero como? si Gabriel era su alma gemela no? y si no ?? y ni no es ni para Ethan ni para GAbriel?? que chucha tiene Dana !!!! que es hija de Dios?? D: okno xDD )) ahehahahahah no se pero con esta historia yo solo me siento y disfruto la lectura, de vdd Dani yo feliz leeo mas sobre esto, ademas, seamos sinceros, esta historia da para mas, mucho mas !!! asi que ute' dele noma, escriba que yo aqui me pongo a leer xDD
oooh!! y Ethan no seay tan pesao!! jajajaja tomate un armonil XDD
O.K. un poco tarde pero aqui estoy... he de decir q si la primera leida me dejo con la boca abierta...Dana le sonrio entre toda esa multitud, y luego la bomba de que Dana la culpable de que Gabriel paso haya dejado el lado bueno, esque debe haber tenido algun poder o algo especial como Ethan porque ella los veia sin problema, y eso de que Gabrielito sexy fue su primera vez!!!!!!! he muerto Dani BlackButterfly eso realmente no me lo esperaba, este diabolico vampiro termino siendo una victima de Dana que tenia ella para que la combiertan en angel?? oh que intrigada he quedado... y luego estan las reacciones de Ethan que bueno eso si era de esperar si nuestra pequeña no se decide a decircelo de una vez, aunq suene malo supongo que lo que haria que recuerde Dana lo que sucedio con Gabriel antes de Ethan seria que el los pille encamados 1313, porque los al parecer los dos resultan ser victimas de algo que Dana hacia y por eso nadie podia estar con ella, algo asi como el arbol prohibido del que no deben comer.... que locura se le va los sesos a Ethan por saber como desaparecio Dana de la nada en segundos.... oh Dani por favor favor esperare con ansias otro capi.... linda semana :)
ResponderEliminarHola Dani leyendo los comentarios de arriba veo q somos unas locas jaja me encanta la historia y no puedo creer q falten pocos capitulos??? Por favor noooo!
ResponderEliminarDana: No puede seguir asi tiene q decir la verdad si no lo quiere perder.
Ethan: Debio interrumpir a Dana y Gabriel como no lo hizo, yo creo q en el fondo sabe q Dana es especial, me gusta q ande buscandola como idiota, ojala no le pase nada en lucifer.
Gabriel: A diferencia de muchas no es mi preferido no me gustaria q llegue a tener algo con Dana, ahora entiendo mas sus razones pero igual es Malooo jeje.
Ok espero con ansias el siguiente cap ojala sea antes del proximo año ;) Bien sino muchas bendiciones en Navidad, besos
holaa dani resien me pongo al diaa primero kiero decir q me di cuenta q todos los comentarios q hice atraves del celu no se guardaron tengo la impreson de q fueron los mejores comentarios q ise kakja Xd por eso ahora solo comentare del pc buenoo esto se esta poniendo buenoo seguire leyendo para ver q pasaa :D
ResponderEliminarholaa dani resien me pongo al diaa primero kiero decir q me di cuenta q todos los comentarios q hice atraves del celu no se guardaron tengo la impreson de q fueron los mejores comentarios q ise kakja Xd por eso ahora solo comentare del pc buenoo esto se esta poniendo buenoo seguire leyendo para ver q pasaa :D
ResponderEliminarWoow me encanto este capitulo, ha salido un poco más el alma de Gabriel, nos ha dejado entre ver como fue lo que paso y que le hizo hacer lo que hizo.
ResponderEliminarLa verdad es que estaba totalmente enamorado de ella.. aunque creo que con el paso del tiempo ese amor se ha convertido en una obsesión.
Por otro lado me has dejado fria... entiendo a Ethan sabe que Dana oculta algo y ya no confía en ella.. pero se me paro un poco el corazón cuando dijo esa frase... me sentí como se tiene que sentir en esos momentos ella..
Estoy deseando leer más.. por eso este comentario es más cortito, a ver si puedo leer otro capitulo mas esta noche y así me quedara menos para ponerme al día.
Besitos Dani.
Despues de re-leer los capitulos anteriores para recordar y asi poder seguir el hilo de la historia quiero morir...
ResponderEliminarComo no lo vio venir,tarde o temprano Dana tenia que enfrentar esto no se por que dejarlo todo para despues pienso que si confiara un poco en la capacidades de Ethan y en su amor no estarian en esta situacion. solo espero que esto se solucione antes de que de alguna manera el imbecil de Gabriel se salga con la suya ya sea separandolos o obteniendo a Ethan para los beneficios de su jefe....