Capitulo 3
— ¿Cómo te
atreviste? –susurró, mirándome enojado, furioso, víctima del cólera que le había
provocado mi confesión.
La cama había
quedado en un extremo de la habitación, se había quebrado en las esquinas. Bufé
molesta y cansada de esta situación.
—Aníbal nos
ayudará a encontrar a Cristóbal, ahora deja de mirarme como si fueras algún
animal sin control, recuerda que tu madre está bajo este techo ¿quieres que nos
descubra?
Alexander
relajó sus hombros, pero su mirada no cambió, me siguió observando con recelo.
—No consideraba
que Aníbal tuviera acusaciones basadas en algo serio, el chico no hizo nada
malo. No nos traicionará.
—Eres demasiado
confiada ¿Quién te asegura que no sea un infiltrado?
—Nadie, solo mi
intuición.
—¡Ah!
¡Victoria! –dijo molesto, dándome la espalda. Agradecía que las habitaciones
estuvieran insonorizadas, nos daba cierta privacidad.
—Mejor haz algo
productivo y arregla esa cama, la cual has destruido con tu ataque de furia.
Caminé hacia el
baño, Alex no me dejó de mirar en ningún momento, enojado.
—Mira –aclaré
para no tener que soportar esto –no tienes porque sentirse pasado a llevar o
traicionado, yo no quiero tu cargo, nunca lo he querido ¡por Dios! Si ni
siquiera deseaba que tú siguieras como Gobernador.
—¿Por eso has
hecho todo esto? –sus manos formaron fuertes puños producto de la rabia.
—Claro que no,
si deje vivo a Cristóbal, no fue porque deseara tenerlo como Gobernador. No soy
ninguna asesina y para ese entonces él solo era una humano metido en problemas
por mi culpa.
—Que buena
samaritana eres, Victoria.
—Además… él me
dijo que tú me estabas manipulando. Créeme cuando digo que en ese momento habría
hecho lo que fuera para saber a lo que se refería.
—¿Qué te estás
imaginando ahora?
—Lo obvio –dije
desarmando el moño que me había hecho en la mañana –que tú no eres ningún santo
en esta historia, tus manos están manchadas con sangre… y lo que me hiciste
hacer, no sé si lo olvidaré Alexander.
—¿Lo que te
hice hacer? ¿De qué demonios estás hablando?
—Asesiné al
padre de Cristóbal.
—¡Eso fue un
honor para ti! Acabar con uno de los enemigos de nuestra especie, además es
parte de la conversión.
—No –dije seria
y tratando de entender todo este mundo que Alex estaba escondiendo bajo la
alfombra –no son enemigos de los vampiros, son enemigos tuyos.
—¡Con mayor
razón deberías apoyarme!
—No lo haré si
tengo sospechas de que estás actuando mal, Alex.
— ¿Es qué ahora
eres una blanca paloma defensora de los débiles? –sonreí, frustrada porque
parecía estar hablándole a una puerta.
—No, solo estoy
viendo realmente con quien me casé.
—Claro, eso te
servirá de excusa, ahora tienes un esposo maleante, un dictador ¿no? ve en
busca de Cristóbal, únete a él y crea una rebelión aun mayor ¿no crees qué sería
perfecto? Un final épico para nosotros.
—¿Sabes cuál es
el problema aquí, Sr. Lenardis? Usted ha estado gobernando solo por mucho
tiempo, demasiadas veces.
Por un segundo
su mirada flaqueó, su estúpida tozudez pasó a segundo plano y pude ver a mi
Alex de nuevo.
—No me hables
de esa forma –gruñó molesto.
Él sabía muy
bien que yo debía estar furiosa como para tratarlo de “Sr. Lenardis” en una
discusión, ya que era una burla a su persona. Siempre era la misma historia,
pero a diferencia de antes, ahora no me convencería con un par de besos y abrazos.
No señor, no caería por él esta vez.
—Arregla la
cama Alexander.
Me fui hasta el
baño, buscando tener la oportunidad de tener un momento para mí. Así que me
dediqué a darme un baño de agua tibia y a pensar en nuestros próximos pasos. Me
hundí en la tina.
No sabía si
Alex me apoyaría en esto, ni siquiera sabía si lo lograríamos, pero era la
única alternativa que teníamos, irnos. Tendríamos que buscar a los aliados de Cristóbal,
tratar de arreglar esta situación y encontrarlo, para así… acabar con él.
Entendía muy
bien lo que debía hacer con aquel vampiro, pero no sabía si sería capaz. Era
cierto que me había metido en muchos problemas, que incluso estaba asesinando
vampiros en misión de algo desconocido, tenía como objetivo acabar con mi
esposo, pero… Cristóbal nunca se había comportado de mala manera conmigo,
siempre me había escuchado y tratado de ayudar con Alex. Lo más probable es que
todo fuera mentira, un engaño, pero de todas formas, nunca me hizo daño
directamente ¿Qué estaba buscando? ¿De verdad había cambiado de parecer por
conocerme? Había repetido muchas veces que era hermosa ¿Es qué acaso estaba
sintiendo algo más fuerte por mi?
Sin meditarlo,
cuando apoyé mi cabeza en la tina, ciertos recuerdos vinieron a mi mente.
“—Bueno, es lo normal –prosiguió mientras
giraba en una esquina –yo también dudaría de ti, pero de todas formas has hecho
bastante como para ganarte su confianza. Una amiga me dijo que diste tu vida
por él, eso debería bastar para perdonarte cualquier cosa. Nunca nadie ha dado
la vida por mí.”
Aquello había
sucedido el último día que estuvimos juntos, él había sido tan comprensivo
conmigo, era una pena pensar que todo había sido mentira, pero ¿de donde había
sacado esa información? ¿Quién era esa amiga? ¿La mujer de cabello rojo? ¿La
que había visto dos veces con él?
¿Alexander ya
habría cerrado el Vampire? El
encargado de ello era Marco, pero por lo que entendía él seguía en Londres,
investigando más sobre el asesinato de Cathal. Si quería saber más sobre Cristóbal,
tendría que saber más de su amiga vampiro.
Al salir de la
tina, me envolví en una gran toalla blanca y sequé mi cabello, para después
dejarlo suelto. Cuando abrí la puerta del baño, Alexander ya había dejado la
cama donde estaba, la cual no tenia patas porque las había roto en su ataque de
ira.
Estaba sentado
al final de la cama, mirando hacia la alfombra, con sus hombros caídos. Tuve
deseos de correr hasta él y darle un beso en su cuello para que se animara,
pero me era imposible dejar esos sentimientos volar… solo recordaba todas sus
mentiras y ese tema tabú que tenía en mi mente sobre la Maldición.
Levantó la
cabeza para observarme, pero yo caminé directo hacia el armario, donde busqué
un pijama para ponerme.
Encontré unos
pantalones cortos negros y una blusa carmesí, no dude en ponerme aquellas
prendas, pero algo extraño recorrió mi espalda y cuando me giré, pude ver que
Alex estaba de pie, junto a las ventanas cubiertas por las cortinas color crema,
mirándome con esos ojos oscuros. Aun así no era la mirada que siempre me
regalaba cuando me observaba desnuda, si no que ahora era con cierto rencor.
Supuse que
estaba recordando como Cristóbal puso sus manos encima de mi piel. Ahora que
recordaba ese suceso, sentía un rechazo increíble, no era nada placentero a
como cuando ocurrió. Aunque más que placer, recuerdo esa desesperación por no
comprender que mi cuerpo reaccionara con otras manos, con otro hombre.
Me vestí y me repetí
una, otra y otra vez que debía acostumbrarme a cerrar la puerta del armario
desde ahora en adelante.
—Te estás
comportando como un psicópata –dije cuando salí del armario y me dirigí hacia
la cama –mirándome de esa forma tormentosa mientras me cambio de ropa, si no
eres capaz de verme, tan solo no lo hagas.
Él corrió la
gran cortina justo cuando yo apagaba las luces principales y prendía la de mi
mesa de noche.
—Mañana haré
mis maletas –él se giró de inmediato para verme. Debo decir que esa reacción me
hizo sentir satisfecha. Temía que hasta mi partida no le importara o le
agradara.
— ¿De qué estás
hablando? –podía notar como su mordida se tensaba — ¿te vas a ir?
—Tengo que
encontrar a Cristóbal y… espero que tú vengas conmigo.
—No te estoy
entendiendo ¿Quieres ir tras tu amante y quieres que te acompañe? ¿Quieres de
mi ayuda?
—No seas idiota
–dije molesta –no es mi amante, y si lo buscaremos es debido a que debes recuperar
tu puesto ¿no es eso lo qué quieres?
—Victoria,
deseo muchas cosas que no puedo o no podré tener. Te has encargado de quitarme
lo que era mío.
Mis manos se
aferraron al edredón. Me enfurecía que él hablara como si su estúpido puesto de
Gobernador fuera más importante que los dos.
—Bien, como
gustes, yo no quiero morir por haber convertido a Cristóbal, además deseo
encontrarlo porque quiero saber lo que tenía que decir.
— ¿Qué tenía
que decir? –tensé mi mordida al ver su postura relajada, parecía que se estuviera
conteniendo, pero trataba de disimularlo, de pésima forma.
—Antes de que
me ordenaras matarlo, me dijo que estaba siendo manipulada por ti. No creo que
mintiera del todo.
— ¡Oh claro!
Más credibilidad tiene ese rebelde
que yo ¿no?
—Lo triste es
que si te comparas con un desconocido, si, esa persona tendría mi confianza, ya
que no me ha mentido por años.
Me recosté para
poder dormir algo, necesitaba encontrar energías de donde fuera para seguir con
esto.
—Además de
darte tu estúpido cargo de nuevo, quiero escuchar lo que tiene que decir
–susurré, pensando en las últimas palabras de Cristóbal, antes de beber su
sangre.
—Tú no irás a
ninguna parte –ahora estaba al otro lado de la cama, de pie, observándome con
el ceño fruncido.
—Voy a dormir
Alex, y si no lo has notado, no sigo tus órdenes. Buenas noches.
No sentí que él
durmiera, pero mis ojos después de un par de horas, se cerraron, cansados por
la tensión del día, solo deseaba que esto acabara pronto. Al despertar me lo
encontré observando hacia la ventana como la mañana anterior. Sentía como si no
hubiera descansado nada, mi cabeza dolía al igual que mi pecho, podíamos no
tener la conexión para leer la mente del otro, pero sin duda me seguía
sintiendo mal al estar enojada con él. Odiaba cuando salía más afectada que él.
En silencio me duché
y alisté con esos trajes de dos piezas, esta vez negro y fui hasta mi armario,
arreglé un bolso con rapidez y saqué dinero de una de nuestras cajas fuertes
que teníamos en la casa. Solo los dos sabíamos esas ubicaciones y eran para
casos de emergencia. Lo que iba a hacer, era una, sin duda alguna.
—Después de que
Elizabeth se vaya, esperaré a Ezequiel por noticias… luego me iré ¿de verdad no
vendrás conmigo?
Él se giró
hacia mí, molesto, ni siquiera era capaz de dejarme ver sus emociones. Tan solo
me miraba.
— ¿De qué
serviría? Anoche has dicho que ya no confiabas en mí.
No le respondí,
tan solo caminé hacia la salida y escapé de esa habitación. Gracias a Dios solo
tuve que avanzar un par de pasos para encontrarme con Elizabeth, quien me
esperaba.
—Buenos días,
querida –sonreí.
— ¿Demasiado
raro levantarse de día?
—Nunca me podré
acostumbras –asentí –tengo todo listo, no tengo idea donde se ha metido Raúl,
esperaba verlo, pero otro guardia me llevará hasta nuestro aeropuerto.
—Entiendo, no
tengo idea de donde pueda estar Raúl, ayer lo vi.
—No te
preocupes, pronto he de verlo, nos hemos planeado unas vacaciones de ensueño.
—Me alegro por
ustedes.
Sonreí de nuevo
y la acompañé hasta las afueras de la casa. Caminamos hacia donde estaba la
avioneta.
—Uno de los
chicos se encargaran del auto que traje ¿sí? –Asentí –y tranquila, nos
encargaremos de esos Rebeldes.
—Te estaré
llamando, lo más probable es que volvamos a Londres.
—Esperaba oír
eso hace bastante tiempo ¿sabes? Estando aquí todo se complica, imagina cuanto
he demorado en llegar. Me alegró estar viendo este cambio, Viky.
—Sí, todo está
cambiando, de seguro para el bien de todos –dije sonriendo.
—Nos vemos
entonces, querida, espero tus llamadas y sobretodo las de mi hijo.
—Por supuesto,
le diré que te llame en cuanto aparezca y ponga mis manos sobre él.
Ambas nos
despedimos de un beso en la mejilla y después ella se subió a la avioneta para
irse con uno de los tantos guardias.
— ¿Has sabido
algo de Ezequiel? –le pregunté a uno de los que estaba cerca. Ni siquiera sabía
su nombre.
—No,
Gobernadora.
—En cuanto
llegue, házmelo saber ¿sí? –él asintió.
Observé segura
de cómo Elizabeth ya no era uno de nuestros problemas, es más, su visita me había
ayudado bastante.
A medida que me
acercaba a la puerta principal pude ver con mayor claridad a quien se
encontraba ahí. Una rubia, alta y de sonrisa altanera, me observaba de pie,
luciendo increíble con un vestido blanco, que se ajustaba a su estilizado
cuerpo. Demonios, como odiaba que Lina fuera más alta que yo.
— ¿Despidiendo
a tu ex suegra, Gobernadora? –su tinte venenoso era palpable en su voz.
Me quede de
pie, observando el pomo de la puerta, justo a su nivel.
— ¿Qué le habrás
mentido para cubrir tu estupidez? ¿Qué harás ahora? ¿Retirarte? Eso deberías
hacer. Tan solo me has dado la razón con tu comportamiento, jamás debiste
llegar a ser Gobernadora.
Me giré un poco
para verla, pensando en que realmente estaba diciendo la verdad. Yo jamás debí
llegar a este cargo, no lo deseé nunca y no supe nunca como llevarlo a cabo.
—Sí, tienes
razón Lina.
Ella frunció el
ceño al escucharme, sin entender del porque le estaba dando la razón.
— ¿Qué harás,
Victoria? –casi pude sentir que su voz tembló ¿es qué le daba miedo lo que yo podía
hacer? –ya has sacado a Alexander de su cargo, has convertido al jefe de los Rebeldes. Lo engañaste y lo humillaste,
como todas las demás.
— ¿Y qué harás?
–dije seria, cansada de estar recibiendo estos comentarios. Alexander me tenia
agotada con ellos –cuéntame, instrúyeme sobre tus próximos planes.
Ella me quedo
mirando en silencio, no fue capaz de decirme nada.
— ¿Qué sucede,
Lina? ¿Por qué me miras con esa expresión de sorpresa?
—Él siempre
dijo que tú eras especial, que eras diferente.
— ¿Y le creíste?
¿De verdad confiaste en las palabras de Alexander? Te informo que no sabe
juzgar bien, mira lo que yo he hecho. Fui capaz de engañarlo con otro y además
traicionarlo como Gobernadora ¿no crees que sea una de las peores?
—No, una de las
peores trató de matarlo, otra se unió a un plan para que lo secuestraran y
acabaran con él… créeme, estás dentro de lo normal.
— ¿Entonces?
¿Por qué me miras así? –ella se cruzó de brazos.
—Porque estaba
comenzando a creerte. Cuando me sacaste de la casa tan enfurecida, pensé que de
verdad lo decías.
Ciertamente
aquella confesión me sorprendió. No esperaba que ella creyera en mi o siquiera
que eso fuera algo importante para Lina, siempre le estaba coqueteando a
Alexander, además hablaba pésimo de mi.
—Iré detrás de
él.
— ¿Qué?
–preguntó ella, confundida de nuevo.
—Encontraré a Cristóbal,
Alexander volverá a tener su cargo.
— ¿Sola?
No dije nada,
tan solo asentí y luego entré a casa. No sabía a dónde ir o que hacer, debía
esperar a Ezequiel. No quería ver a Alexander porque parecía que verlo solo
estaba agotando mis energías. Cansada fui hasta el tercer piso, donde está la
piscina.
Me deshice de
mi ropa, aquella que usaba solo para ejercer de Gobernadora, trajes caros que jamás
habría usado en realidad. Me quede solo con mi ropa interior, tomé
innecesariamente aire y sin pensarlo dos veces me lancé al agua, deseando poder
sentir la tranquilidad que en el pasado me habría dado.
Mis brazos se
expandieron y observe el techo mientras flotaba sobre el agua. Me quede varios
minutos de esa forma, pero seguía teniendo un agujero en mi pecho, sentía que
me estaba muriendo poco a poco y lo único que deseaba es que Alex me dijera que
todo iba a estar bien, que saldríamos de esta y que me acompañaría, que
entendía todo lo sucedido, que sabía que yo lo amaba. Sin embargo me había
dejado en claro, durante nuestra ínfima tregua, que esto iba a ser muy difícil.
Ni siquiera sabía si eso iba a ser posible.
Llegué al
extremo de la piscina, sintiéndome pequeña. Tomé una toalla gigante de color
blanco y me envolví con ella. Era como si volviera a sentir frio en mi vida. Me
senté en un marsupial que tenia vista a las montañas, flexioné mis piernas y
apoyé mi cabeza en las rodillas, tratando de recomponerme, tratando de no
desmoronarme. Era inútil.
—Increíbles
cosas puede hacer un vampiro por sangre ¿no crees? –me tensé al escuchar la voz
de Raúl. Levante la vista y lo encontré mirándome, con una expresión triste.
— ¿Qué quieres
decir?
—Que todo esto
es debido a nuestro elixir vital. Todo tu sufrimiento es debido a la sangre.
—Si claro, como
sea. A todo esto, Elizabeth esperaba verte.
Él se acercó y
se sentó en el extremo del sofá, mirándome preocupado.
—Sigo creyendo
en ti Viky –dijo sin tomar en cuenta mis palabras –lo que te sucedió, pudo
haberle pasado a cualquier vampiro, más aun siendo tan joven como tú, esa
sangre estaba alterada, de eso que no te quepa duda. Es solo que has sido tú,
la Gobernadora, que no tiene sangre fría como nosotros y que no fue capaz de
matar a ese traidor, la misma Gobernadora que ha tenido cientos de chicas como
sombra, que han provocado el prejuicio de su pareja.
—Si él me
hubiera dicho, si tan solo… me hubiera informado sobre Cristóbal la primera
noche ¡le habría ayudado a atraparlo!
—Muy astuto ese
joven humano –dijo asintiendo –atacó por donde menos esperábamos, por la
debilidad de Alex, tu.
—Él siempre fue
muy amable conmigo, no puedo perdonarlo por engañarme con su sangre y por
aprovecharse, pero, debo admitir que él estuvo cuando Alexander no… cuando él
no –no pude seguir hablando, me sentía mal por decir esas palabras.
—Alexander
puede ser un excelente Gobernador, pero he sido testigo de cómo ha sido como
esposo y es uno de los peores que he visto. Tú lo extrañabas porque él siempre
estaba trabajando ¿no?
— ¿Eso me hace
mala persona?
—Para nada,
Viky. Era su primer año de casados y ni siquiera pudieron estar mucho tiempo
juntos, es obvio que esperabas algo diferente al estar aquí.
—No debí, ahora
todo es un disparate. Alexander ni siquiera me desea acompañar, tendré que
buscar a Cristóbal sola.
—No creo que
eso se lleve a cabo, él no te dejaría ir sola.
Él se concentró
ahora en mirar hacia las montañas, pensativo.
— ¿Estas
enojado conmigo por haber liberado a Aníbal? Él nos ayudara, junto a Alanna.
—No me ha
gustado eso, pero ya está hecho, no me voy a poner de mal humor por algo que no
se puede remediar ahora. Veremos en un futuro si tú o yo tenían la razón.
—Todo se
solucionará ¿cierto, Raúl?
—No lo sé. Alexander
es muy orgulloso y tozudo, igual que tú –me sonrió, pero no fui capaz de
devolverle el gesto –pero te ama.
—Sí, igual como
amó a todas las demás ¿Dónde quedó eso? Simplemente lo dejaron, estuvo triste,
encontró a otra y olvido a la que murió ¿te das cuenta? Eso te puede volver en
un monstruo.
—De cierta
forma sí, pero confió en que él no es así. Personalmente he pensando, que él
vio a la misma mujer todo el tiempo, no se fijaba en cómo eran ellas, solo tenía
en su mente a la primera, a quien venía una y otra vez por él para después
abandonarlo como lo hizo él… hasta que se quedó.
—Ni me
recuerdes eso, es insoportable. De solo pensar que él dejó… ¡ah! no puedo, no
tengo cabeza para tantos problemas.
—Que hermosa
imagen.
Con Raúl nos
tensamos al escuchar la voz de Alexander. Me giré a verlo, al comienzo de la piscina,
mirándome con el ceño fruncido.
—Yo me retiro –Raúl
se puso de pie –a todo esto, vine para avisarte que Ezequiel me ha llamado.
Quiere que vayas a donde esta él en la noche, antes de viajar. Este viejo aun
se entera de todo, tengan cuidado ¿sí?
Asentí, sin
decir una palabra. Raúl desapareció de mi vista, dejándome asombrada, si
Ezequiel le había dicho nuestros planes, eso significaba que también nos
apoyaba. Eso me animaba.
— ¿Hablando del
pobre orgulloso? –preguntó Alex. Me gire hacia él.
—Primero que
todo, no eres pobre. Y segundo, tú no eres el centro de nuestro universo.
—Eso me lo has
dejado en claro, ahora explícame ¿aun sigues con ese estúpido plan de irte? No
llegaras a ningún lado sola.
—Ven conmigo
entonces, por favor.
Él esquivó mi
mirada al escucharme. Le estaba pidiendo que me acompañara, como un favor.
—Acompáñame –repetí,
esperando que aceptara.
No lo hizo,
simplemente se fue, dejándome sola.
Para cuando
entre a nuestra habitación por un nuevo atuendo, estaba vacía. Cerré la puerta
con seguro y fui lentamente hasta la cama, donde me recosté y me entregue a
sollozos sin lágrimas, abrazando la almohada.
Sentía como si
mi pecho se estuviera desquebrajando. Me aferré con todas mis fuerzas a la
almohada, tratando de esa forma no desmoronarme en mil pedazos al sentirme tan
sola por no tener el apoyo de Alexander.
Luego de tener
mi momento de lastima y desesperación descontrolada, me obligué a levantarme de
esa cama y dirigirme hacia el armario. Guarde los últimos detalles que faltaban
en mi bolso. Sin embargo, como mi esperanza aun no moría por completo y
esperaba que él me acompañara y ayudara, hice el bolso de Alex, con todo lo
necesario, así que salí de la habitación con dos bolsos negros bastante
grandes. Aun me faltaba arreglar nuestros documentos para poder viajar.
Cuando me
acerqué al comienzo de las escaleras, para llegar a la puerta principal, pude
escuchar claramente como desde aquí, Alexander y Lina hablaban.
Reaccioné justo
a tiempo para retroceder unos pasos y esconderme detrás de una pared, ya que
Alex abrió la puerta y miro si había alguien cerca, luego la volvió a cerrar y
se quedo afuera con Lina, conversando.
Deje los bolsos
en el piso y solo tuve que impulsarme un poco para acercarme a ellos sin que lo
notaran. Salte hacia el candelabro gigante que había al entrar a nuestra casa.
Ni siquiera lo moví. Ahora estaba a varios metros de altura, en silencio y
cercana a Alex y Lina. Podía escucharlos con claridad.
— ¿Qué planea
hacer? –exigió saber Lina.
—Buscar a ese
infeliz, no creo que se atreva, ella no sabe nada de nadie.
—Se veía
bastante convencida ¿no?
—Sí, pero… también
se veía convencida sobre otras cosas y resulto que no era lo que parecía.
—Te lo advertí
¿Por qué no me escuchaste?
—Ya no hay nada
que hacer.
—Si supieras
que esto iba a ocurrir Alex ¿te volverías a casar con Victoria? –mi cuerpo
entero se tensó ante esa pregunta.
—No –ni
siquiera dudo al responder.
¿Cómo podía
responder de esa forma cuando solo ayer en la mañana me decía que me amaba?
No seguí
escuchando, no pude. Todo mi odio se concentro en Lina, ella siempre provocaba
que él dijera algo horrible, pero esta vez no me iba a quedar callada como las
veces anteriores ¡nunca más me iba a quedar en silencio!
Me dejé caer
del gran candelabro y con mis manos me apoyé en el mismo, de esa forma me
impulse una, dos y tres veces, hasta que en esta última me deje caer de tal
forma que abrí la puerta con mis pies, a tanta velocidad que se rompió.
Lina salió volando
por los aires, estaba desprevenida, así que cayó sobre el césped. No pude
evitar sonreír.
— ¡Victoria! –Me
gritó Alexander, mirándome anonadado — ¿Qué demonios te sucede?
Corrió hasta
donde estaba Lina y la ayudó a ponerse en pie. Yo no los tomé en cuenta, fui
hasta donde me esperaban los bolsos y los tomé para llevarlos hacia el 4x4 que
usaría para volver a la ciudad.
Con el mensaje
de Ezequiel, tendría o tendríamos que viajar antes de lo previsto, para visitar
al Vampire. Era obvio que estaba
metido en ese antro.
— ¡Ey!
Alex caminó
hacia donde yo me dirigía, pero al ver que no me detenía por él, corrió hasta
alcanzarme.
—No puedes ir
golpeando así a los demás ¡Ella es mucho más fuerte que tú!
Seguí caminando
sin tomarlo en cuenta. Sabía que me había comportado de forma infantil, no era
necesario que él me lo repitiera. Entramos al garaje, donde estaban varios de
nuestros autos.
—Está bien, le
pediré disculpas cuando la vea de nuevo –dije sin darle mayor importancia a lo
sucedido. Realmente fue entretenido, además que caí como una gimnasta rusa o
algo así, ni siquiera resbalé.
—Victoria –me
nombró de forma acusatoria, pero solo avance hasta el Jeep negro, dejé los
bolsos en la parte trasera, pero al cerrar la puerta, él me tomó bruscamente de
los brazos y me hizo girar, para después apoyarme contra el auto.
—Suelta –dije
de forma paciente.
—No sigas con
esto, no puedes ir sola a buscar a un tipo, que incluso te puede matar si así
gusta. No importa que hayas sido creada antes, no importa que seas su creadora…
él lleva años entrenando para luchar contra los de nuestra especie. No solo
sirve ser antiguo o ser vampiro, debes saber cómo defenderte… Elizabeth como
ejemplo, en una lucha la matan en un segundo ¡y es miembro del Consejo!
—Bueno, si me
matan, serás libre de quejarte un poco y luego meterte en las piernas de Lina
¿no te gustaría eso? Estoy segura que sería una excelente forma de evitar tu
supuesto dolor.
—Calla.
—No, quizás ya
ni siquiera te da pena, tan solo te metes en las piernas de otras, si, puede
ser… además has dicho que no te volverías a casar conmigo, así que creo que
para decir aquello, no debes haber sentido amor. Si, lo primero que harías
seria tomar a Lina y llevarla a un calabozo ¿no encuentras sexy eso? Muy
considerado, te lo recomiendo.
— ¡Calla,
Victoria! –Puso su mano sobre mi boca –Te puedes volver tan venenosa cuando lo
deseas.
Tomé su brazo
para liberarme de su mano, fue imposible. Los ojos de Alex están fijos a los míos.
No podía evitar que me tocara, pero si su mirada, es por eso que puse atención
en el auto que estaba a su lado, pensando una y otra vez como en ese asqueroso
calabozo fue capaz de morderme para escupir mi sangre.
Un escalofrió
recorrió mi cuerpo al tener contacto con él. Sin embargo, no fue una sensación
agradable, sino más bien todo lo contrario ¿es qué volvería a sentirme bien con
su tacto?
—Saca esos
bolsos de ahí, no irás a ningún lado –dijo liberándome, sus manos cayeron a los
lados. Me sentí libre de nuevo.
—No y no
vuelvas a hacerme callar de esa forma ¿escuchaste?
Caminé hacia la
salida del garaje para ir por el maletín con los archivos que necesitaba, además
necesitaba mi bolso, para llevar lo que necesitara rápidamente.
Pero no alcancé
dar un par de pasos cuando él me tomó del brazo, deteniéndome. Me giré furiosa.
— ¡Basta,
basta! ¿Te gustaría que yo anduviera tironeándote cuando se me antoja? –me solté
de su agarre. Apoyé me dedo índice en su pecho, a medida que seguía hablando
–no soy una tonta muñeca de trapo que puedes manejar de un lado para otro, si
quieres que me quede, dímelo, no eres ningún troglodita para no hacerlo
¿cierto? Eres educado, cuidadoso y además eres el Gobernador de los vampiros
¿Por qué no puedes comportarte así cuando estás conmigo? ¿Soy la única que te
tiene que aguantar estos arrebatos?
—Bien –me quedó
mirando unos segundos, tratando de tranquilizarse –no puedes salir de aquí.
— ¿Y qué
haremos entonces?
—Me estoy
encargando de ello. En Londres se está llevando a cabo una serie de
investigaciones que…
—Que nada, tu
solo estas pensando en que te traicioné y tienes a Marco en Londres
investigando que sucedió con Cathal. Nada más.
—No es cierto
¿crees qué me he quedado lloriqueando por ti siendo que ese rebelde está dando vueltas por no sé
donde, con mi puesto, gracias a ti? Claro que no.
Bueno, eso me hacía
sentir bien, de cierta forma. Alexander estaba pensando más allá de su nariz.
Era reconfortante.
—No saldrás de
aquí sola, te pueden atacar, dañar ¿es qué no lo piensas?
—Entonces ven
conmigo –no pude evitar que mi voz se quebrara al pronunciar esas palabras.
—No iremos a ningún
lado, aquí estamos seguros y no tiene sentido comportarse de forma tan
arrebatada.
—Esto es grave,
Alex, no lo estás viendo. No es algo que pueda arreglar otro que no sea
nosotros.
— ¿Es qué acaso
solo quieres encontrarte con él? ¿Por eso lo estás tratando de buscar? ¿Cuál es
tu objetivo de verlo nuevamente?
—Saber lo que
tiene que decir y… que vuelvas a tener tu cargo. Esto es algo que se limita a
los tres ¿no lo crees?
—No. Él no
forma parte de los problemas que hay entre nosotros.
—Entonces
¿esperas a qué lo atrapen y diga que es el Gobernador?
—No tiene
pruebas para demostrarlo.
—No me
arriesgaré a ello y si deseas quedarte aquí, rodeado de guardias, allá tu. Yo
voy a ir y no eres mi dueño ni mi padre o algo por el estilo, para obligarme a
no ir.
—Soy tu esposo.
—Y según tus
palabras, no lo serias de nuevo, con eso me basta para no tomar en
consideración tus sugerencias de “esposo”
No esperé a que
respondiera, solo corrí para volver a entrar a la casa. Me concentré en
arreglar los últimos detalles para el viaje.
Transcurrieron
horas, donde Alex se mantuvo encerrado en su oficina haciendo diferentes
llamadas, ya estaba comenzando a anochecer cuando mis esperanzas se esfumaron. Tendría
que hacer esto sola.
Estaba con unos
jeans azules, una camiseta blanca y tome un abrigo corto de color negro, además
de mi bolso que cruce en mi cuerpo. Tenía que hacer esto o jamás podríamos
solucionar lo que había entre nosotros, había que comenzar desde un punto, y
era este.
Salí de la mansión,
ahí me esperaba Raúl.
— ¿No va
contigo? –preguntó.
—No.
—Deje todo
listo en nuestra pista de vuelto, el avión estará esperando a tus órdenes para
cuando llegues ¿está bien?
—Muchas
gracias.
—Debes elegir
una ruta diferente ¿lo sabes, cierto? –asentí.
Me empiné para
abrazarlo, él me devolvió el gesto.
—Nos vemos
–dijo mirando hacia un lado, supuse que estaba pensando en el actuar de su
hijo.
Con rapidez me
fui hasta el jeep y lo encendí. Salí de garaje, el lugar estaba bastante vacío
y era debido a que cambiaban turno los guardias y se ausentaban de sus labores
por un minuto. Eso lo había calculado hoy en la mañana. Pasé por la puerta
principal de la mansión, Raúl solo levantó la mano, despidiéndose.
Giré hacia la
izquierda y seguí por el camino que llevaba hasta la carretera, pero no había
avanzado ni siquiera cien metros cuando tuve que frenar bruscamente porque un
vampiro estaba en el camino. Casi lo atropellé.
— ¡¿Qué
demonios?! Ya te dije que iría con o sin ti –dije saliendo del Jeep para
encararlo.
—Estás loca, no
conoces a nadie y esperas que todo resulte bien ¿no?
—Lo hare
funcionar, como sea.
—Vuelve,
tenemos que ir a buscar mis cosas, no te dejaré ir sola.
Mis esperanzas
se habían acabado, habían pasado horas donde pensaba que él llegaría y me diría
que me acompañaría, pero ahora, justo cuando yo ya daba por perdida esa
oportunidad, él aparecía para decir que iría conmigo.
No me controlé,
solo llegué hasta donde él estaba y lo abracé. Él se tensó por aquel arrebato
de mi parte, pero me rodeó con sus brazos.
— ¡Ah! gracias
al cielo, estaba tan asustada, no puedo ir sola en busca de Cristóbal –me
presionó con más fuerza al escuchar aquel nombre –yo no sería capaz de matarlo,
Alex, no podría… ni siquiera fui capaz de asesinar a Charlotte.
Sabía que solo
horas atrás estaba dudando sobre mi reacción ante el tacto de Alex, pero en
este segundo, no me molestaba para nada abrazarlo y sentir que me rodeaba con
sus brazos.
—Tengo que
buscar mis cosas para poder partir –susurró en mi oído, aquello fue como una
caricia que no sentía hace mucho tiempo. No me quise separar de él y pareciera
que él tampoco –mis documentos, mi ropa… no puedo partir así como así.
Cerré mis ojos
al escuchar su tono de voz sin ese rencor, al sentir sus brazos de esa forma,
era como haber encontrado nuevamente a mi Alex. Acaricié su cuello con mis
manos mientras hablaba, nombraba infinidad de cosas que debía llevar para el
viaje, cosas que yo ya tenía en su bolso. Pero no pude interrumpirlo, deseaba
quedarme en esta burbuja con él por unos momentos antes de volver a la
realidad, donde tantos sentimientos feos nos embargaban hasta el punto del ver
al otro como un desconocido. Deseaba por unos minutos, quedarme entre sus
brazos y pensar que nada malo había entre nosotros.
—Victoria –dijo
de nuevo en mi oído, pude sentir sus labios contra mi oreja.
—No hay que
volver –me separé de su hombro para poder ver su rostro, solo estaba a
centímetro de él. Mis pies no tocaban el suelo porque él me tenía entre sus
brazos, así que estaba a su nivel –hice tu bolso, está todo lo necesario.
—En todo
momento pensaste que vendría ¿no? –su tono se manchó con resentimiento.
—Hasta que subí
al Jeep, pero cuando llegue hasta acá no, pensé que de verdad me habías dejado
partir sola.
Al decir eso me
di cuenta que mis manos seguían acariciando el cuello de Alex. Me detuve.
Repentinamente me puse muy nerviosa, casi tímida.
—Bien, supongo
que Raúl se encargará de todo por acá –no me soltaba, aun después de dar por
zanjado el tema. Iría conmigo.
—Alex, debes
bajarme.
No me costó
descubrir sus intenciones al ver hacia donde iba su mirada, así que nerviosa
esquivé sus ojos, pero aun así me estremecí al sentir sus labios en mi cuello.
Justo donde mordió la última vez.
No tenía un corazón
humano para que latiera descontrolado ante aquella caricia, él lo había robado,
pero aun así podía sentir la misma conmoción que habría causado en el pasado.
Mis manos se
aferraron a sus hombros y lo traté de alejar.
—Debemos ir al Vampire, ahí habrán humanos de los
cuales podrás beber.
No dijo nada,
solo me dio un suave beso en el cuello.
—Alex.
—Bien, solo quería
un segundo más –me bajó y me quedó mirando –ahora quiero que me cuentes los
detalles sobre lo que has estado haciendo ¿entendido?
—Entendido
–dije sonriendo –tu también debes decirme tus planes.
—Mmm… está
bien.
Nos dirigimos
hacia el Jeep y le entregué las llaves. De esa forma, nos emprendimos en un
nuevo viaje, que un solo objetivo: atrapar a Cristóbal… y quizás de paso,
recupéranos el uno al otro.
Bueno, siempre subo el domingo, pero entre arreglar el capitulo y hacer la simple foto, me adelante y me aburri de esperar. aqui esta el capitulo, espero que les guste. Muchas gracias a quienes comentaron el anterior, siempre un gusto leer sus comentarios. Nos leemos, espero que esta semana pueda haber adelanto.
:D
ResponderEliminar:D
:D
VAMOS A MATAR AL REBELDE Y LUCHEMOS POR SALVAR EL MATRIMONIO LENARDIS :D
Uuuuf x un momento pense que alez dejaria que vicky viajara sola. Peroquebueno que se pego el alcachofazo xD. Ya quiero saber donde mierda esta cristobal y ojala alexy vicky se arreglen.
ResponderEliminarMuy buen caoitulo dani
Como es posible que Victoria dude de Cristobal despues de lo que le hizo y creo que no todo es mentira osea que le pasa x dios haaaaa me hizo enojar y aun asi aparte duda en matarlo Victoria reaccionaaaaa la verdad aun nose si hizo bien o no en dejar libre Anibal ya veremos que pasa en los sig cap y con la pena pero los que saben lo que paso es logico que le reclamen a Victoria nimodo es lo que tendra que soportar hasta que acaben con Cristobal ... por otro lado entiendo el comportamiento de Alex no es para menos que este que no lo caliente ni el sol pero si sigue asi con ese caracter no sera tan facil llevar la fiesta en paz con Victoria ...Me sorprendio lo que le dijo Lina a Victoria de que esta creyendo en ella me gustaria saber mas de esa platica que tuvo Lina y Alex ya que siento que estuvo incompleta jajajajaja.. Dani como siempre super cap que tengo que leer de nuevo minimo 2 veces para procesar todo ya que node dejas con cadad final que nos dejas al borde de un colapso nervioso jejejejeje
ResponderEliminarME MAMA ESA ESTUPIDA DE LINA!!!!!!!!!!! En serio mierda la quiero matar con mis propias manos a que se calle de una buena vez esa puta!........... Alex, que carajos!!! Ay si Ay si! No me volveria a casar contigo!!! Y ella le salvo la vida peroo claroo eso no cuenta para nada!! Claro! Y Vicky creo que este es el 1 cap donde no la quiero matar por arruinar todo jajaja! Vamos Vicky Vamos!!! Tu puedes encontrar a Cristobal y salvar tu matrimonio jajaja! Pero putaa!! que maten a Cristobal y a Lina jajaja! ella es toda una desgraciada!!!!! jajajaja Me gusto mucho el cap :3
ResponderEliminarBueno yo anduve en búsqueda de regalos y me fui de viaje por 3 días jaja no sabía q habías actualizado hasta ahora q llegue.
ResponderEliminarMuy buen capi Dani!
La verdad q ver estos pequeños flash de amor entre estos me da esperanza de q todo podría salir bn. Que estrés me da ver como se pelean y se distancian, me duele el corazón y odio a Lina. Si, yo creo q hoy vimos otra cara de ella, al dejar ver q si le tuvo cierta fe a Victoria, pero al final termino enseñando el cobre y ahhhh como disfrute el desquite de Victoria. Por otro lado mi Alex es como yo cuando esta enojado, dice las cosas sin pensar y te apuesto a q se arrepiente de decir eso sobre casarse cn Vicky. Así somos los locos neuróticos jajaja
Awwww ya quiero ver como empezaran cn la caza al traidor aquel, solo espero q mi gatito Alex no salga cn alguna jalada.
Muchas gracias por el capitulo Mariposa, ya vez tarde pero segura jaja
Te mando un abrazo y nos seguimos leyendo.
hola me encanta ya quiero ver el próximo capitulo
ResponderEliminarCASI HACES QUE ME DE UN INFARTO¡¡¡¡PENSE QUE SI LA IBA A DEJAR IR SOLA¡¡¡¡SIENTO TAN FEO POR VICKY¡¡¡COMO SE LE OCURRE A ALEX DECIR QUE NO SE VOLVERIA A CASAR???HABLA SOLO EL RENCOR QUE SIENTE, PERO NO DEJA DE SER DOLOROSO¡¡¡
ResponderEliminarLINA VOLANDO POR EL GOLPE FUE GENIAL¡¡¡¡
ANEL,
ResponderEliminarNo se a quien me dan mas ganas de golpiar jajaj si a Alex por Rencoroso e idiota que aun no entiende que le debe de dar confianza a Vicky y sigue en platicas raras con la Pendeja de Lina o a Vicky con sus dudas con respecto a Cristobal y pensando en el ...
Lo que si me dio mucho gusto el golpe de Vicky a Lina jajaj estubo muy bien , ademas hay algo que me dejo pensando que dijo Raul es respecto a las demas que siempre se iban osea la maldicion es que la Vittoria regresaa una y otra vez para asi dejarlo y hacer sufriri a Alex entonces Vicky no es Vittoria ya que ella es la unica no lo ha dejado bueno eso es lo que yo entendi ella ya rompio con la maldicion al decidir quedarse porque realmente lo ama aunqeu en este momento esten del chongo pero es normal ya que hay muchos secretos pero creo y confio que en este viaje y en al busqueda de Cristobal se reconcilen y se reenamoren.
Muchas Gracias Dany y FELIZ NAVIDAD que te la pases muy bien en compaÑia de tus seres queridos ya que te traigan muchos regalos y sobre todo que tengas Salud y Amor
Solo espero que al final la que termine siendo una verdadera traidora sea LINA y terminen desprendiendo sus miembros ¬¬
ResponderEliminarespero q la buskeda resultee cristobal planeo todo muy bien asi q espero q algo se le alla escapado y q ay puedan encontrarlo y acabar con el
ResponderEliminarpor fin alex se esta avispando .. y por fiiiiin vickiiii esta cachando que las mujeres mandann xDDD .. bueno el capi daniii seguire leyendo :D
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