CAPITULO 7
Alex había
dicho lo mal que me veía vestida, pero me daba bastante flojera cambiarme de
ropa, así que no le hice caso y bajamos al primer piso, porque ahora tenía
hambre, era tarde y no tenía nada en mi estómago.
—Quisiera
saber cuánto leíste en realidad –íbamos bajando las escaleras mientras que su
voz era indiferente, pero pude notar que me miró de soslayo.
—No quiero
hablar de eso –mi tono era seguro, de verdad no quería hablar más de ese tema
porque solo lograba que mi cabeza creara teorías de cómo él tenía una lista de
mujeres con las cuales había acabado.
—Pero yo
si…dime cuanto fue y no te pongas altanera, yo sigo siendo el jefe aquí –rodeé
los ojos y me detuve. Lo miré y estaba bastante serio. Puede ser que por un
momento olvidé que era un vampiro, el cual me había raptado.
—Solo lo que
te dije, nada que me revelara el número exacto de tus… -no tenía un nombre
especifico para sus parejas pasadas -lo que sean –lo mire seria y no tuvo
ninguna expresión a lo que dije. Siguió bajando sin ningún problema.
—Francesca
preparó tu cena…ve a comer –me sentí como una verdadera mascota cuando dijo eso
y me sorprendió la facilidad que tenia para cambiar de personalidad. Estaba
loco.
Fui a la cocina y Francesca me recibía con su
amable sonría, mientras me servía un plato con una comida que no supe saber que
era. La comí con recelo al principio, pero luego casi me la devoré, era
exquisita. Me iba a quedar para poder “hablar” con Francesca, pero Alex
irrumpió en la cocina como dueño y señor del lugar.
—Francesca
–asintió levemente hacia ella, quien lo miro sorprendida. Presentí que Alex no
venia mucho para acá –Victoria, veo que has terminado –lo mire confundida.
—Sí.
—Bueno, es
tarde…quizás quieras ir a dormir, ya que anoche no lo hiciste bien –levante la
mirada buscando el reloj de la cocina y era temprano.
—Son recién los
ocho Alex ¿Qué pretendes?
—Es tarde, está
terminando de oscurecer… —Francesca se dio media vuelta y comenzó a ocuparse en
algo.
—Exacto es
temprano aun, no quiero ir a la cama.
—Bien, pero
yo te lo estoy diciendo —me quede boca abierta al escucharlo ¿Qué le
pasaba?...siempre me ordenaba cosas, pero ahora se veía como ansioso.
—No iré –mi
voz era segura y no pensaba salir de la cocina o por lo menos esa era mi idea.
Alex respiro audiblemente.
—Francesca —ella se volteó y asintió casi como una
reverencia hacia él y luego se fue de la cocina.
— ¿Qué…?
–mire desconcertada el espectáculo, esto me estaba dando un mal presentimiento.
—Ven –Alex
tomo mi brazo y me llevo a salida de la cocina a arrastras y siguió el
recorrido por toda la sala.
— ¡Ey! ¿Qué
te pasa? –me removí a su agarre, ya que estaba siendo brusco.
—Tu… —dijo
ahora mirándome –tienes que dormir.
— ¡No quiero
dormir!...ni siquiera tengo sueño ¿Qué te traes? –mi corazón latía con fuerza
ahora, me estaba asustando.
—Solo te
quiero a ti…durmiendo, en un rato más —mi boca marco una “O” por la sorpresa y
de un movimiento bastante rápido me solté de su agarre, dándome cuenta de todo.
— ¡Quieres
esas prácticas! –di unos pasos hacia atrás, chocando con unos muebles ¿Cómo
siempre terminaba acorralada?
— ¿Quieres
que se cumpla el trato? –No le respondí, siempre supe que las ideas de un
segundo a otro, nunca eran buenas — ¿Victoria, quieres?
—Yo…no sé
–me mordí mi labio inferior abrumada por todo esto –no pensé que fuera luego de
treinta minutos.
—Bien, lo
es, así que vamos.
— ¡No! –di
otros pasos hacia atrás, aun chocando con un mueble. ¡Vamos! esto me ponía
nerviosa.
—Victoria –sus ojos se veían amenazadores –No me gusta
que jueguen conmigo –dio un paso hacia a mí.
—No estoy
preparada…no hoy.
— ¿No hoy?
–negué. Alex enarcó una ceja y me tomó del brazo, pero esta vez fue más
delicadamente — ¡Alex no! –trataba de moverme hacia atrás, pero él comenzó a caminar
y claramente él tenía más fuerza que yo, por lo que la única idea fue botarme
en el suelo.
—No puedo
creer que estés haciendo esto –sus labios marcaron una sonrisa, mientras yo lo
miraba desde abajo. Estaba demasiado nerviosa.
—No estoy
preparada para eso –mi voz hacía notar el pánico a lo que se podía venir.
—Son solo
practicas —Alex estaba mirándome
preocupado –no te haré nada malo…es sin dudas todo lo contrario —me quedé
hipnotizada por lo que dijo. Lentamente me fue levantando hasta que quede al
frente de él — ¿Vamos?
— ¿No puede
ser aquí? ¿Por qué en la habitación? –no sabía lo que estaba diciendo, solo
quería ganar tiempo.
—Porque ahí
va pasar todo en un futuro ¿Por qué te comportas de esta manera? habíamos
quedado en un trato.
—No quiero…
¿eso no basta? –Él negó y me tomó de la
cintura y después me levantó — ¡Alex! ¡No! –me subió al hombro de un
movimiento, mientras yo pataleaba y golpeaba su espalda con mis manos.
—Creo que
después de todo si te tengo que llevar como un animalito… —antes de poder
contestarle o poder otro golpe, estábamos ya entrando a la habitación.
—No, no
quiero…Alex por favor…no lo hagas –el pánico comenzó a aumentar aun mas. Se detuvo
un segundo y luego me bajó.
—Está bien,
tu ganas, solo por esta vez –me sorprendió su cambio de opinión, pero busqué su
mirada esperando algún rastro de enojo….no la había. Suspire aliviada.
—Gracias.
—Pero aun
así, no quiero que estés fuera de aquí, porque no tienes nada que hacer, así
que presiento que podríamos…conversar en la cama –fruncí el ceño, algo estaba
mal aquí.
— ¿Conversar?
–dije confundida.
—A menos que
quieras hacer otras cosas –su mirada me decía de inmediato a lo que se refería.
Negué y me apresuré en llegar al guardarropa y al baño. Me cambie pensando en
que podía preguntarle a Alex, mientras estábamos en la cama. Esto sonaba tan
sospechoso, incluso para él que era tan bruto y desagradable.
Salí de baño lista y mire a la ventana, donde
siempre encontraba a Alex, pero ahora no estaba, lo encontré cómodamente
recostado en la cama. Las cortinas estaban cerradas y la habitación solo estaba
iluminada por las lámparas de las mesas de noche. Alex se veía perfecto a esa
luz tan tenue.
Avance a la
cama desconfiada a todo esto y luego me recosté. Como siempre él no llevaba
nada para arriba y podía ver claramente lo perfecto que era su torso, nunca
había visto algo así.
— ¿Sucede
algo? –su voz era indiferente, mientras me miraba de la misma forma.
—No…nada –me
recosté con cuidado y tome mi distancia de él –Bien ¿qué quieres que conversemos?
—Infórmame
de tu vida –su voz era clara y dura, como siempre era cuando daba una orden.
—No creo que
haya nada nuevo que nombrar –de un segundo a otro sentí ese remordimiento
contra él por haberme alejado de mi hogar y mi futuro –además de quitarme mi
futuro…no veo otra cosa que decirte.
—No hice tal
cosa, te estoy dando un futuro mejor.
—No, no lo
haces… —fruncí el ceño por notar que a él no le importaba nada de lo que yo
había perdido.
—Aun así te
gusta estar a mi lado, no lo puedes negar –su mirada era fría, parecía que si
se había enojado por rehusarme a las practicas.
—Lo admito,
pero aun así…yo iba a ir a la Universidad, tenía mi futuro planeado, me
quitaste la posibilidad de encontrar a alguien por cuenta propia…y librarme de
sentir algo por ti.
—Eso no me
gusta, conmigo no te falta nada… —hablaba como si de verdad creyera todo lo que
decía.
—No es
cierto, si me faltan cosas –él frunció el ceño.
— ¿Qué es lo
que falta?....te he dado comida, techo, ropa y lujos que jamás podrías haber
costeado.
—Necesito
mis cigarrillos –había estado de muerte en algunos momentos por no tenerlos,
pero tanto cambio de escenario y tanta adrenalina hizo que pasara por alto mi
única adicción.
—Esos no los
volverás a ver…no me gustan, te hacen mal y te dejan mal sabor en la boca…cosa
que no permitiré –levantó los hombros.
— ¿Qué te
importa mi salud si me vas a convertir?
—Si lo haces
en mejores condiciones todo se percibe mejor –entrecerré los ojos. De una u
otra manera iba a tener mis cigarrillos antes que anocheciera de nuevo. Lo que
había dicho Alex me había dado una idea.
—Entonces… ¿eso
quiere decir que no es solo convertir a alguien? –él negó.
—Si estas en
mejores condiciones físicas, serás un mejor vampiro…
—Oh ya veo…
¿y qué pasa con el sol? –aun no era capaz de contestarme como se debía todas
mis dudas.
—No nos hace
nada…solo nos cansa, eso es lo que nos permite poder dormir, lo que es
agradable para pasar el tiempo.
— ¿Entonces
si no te expones puedes pasar días sin dormir? –Asintió –genial… —no pude
evitar emocionarme, era fanática de los vampiros y sus mitos.
—Creo que
puedes usar esta oportunidad para tus dudas…si más informada estas, bueno es
menor el shock para cuando te conviertas.
— ¿Por qué
me quieres convertir? –lancé de un momento a otro. Pude ver cómo le incomodo la
pregunta.
—Eso…bueno,
porque te quiero tener —no lo dejé
terminar, siempre hablaba de lo mismo.
—Lo puedo
entender, pero no indica que me quieras tener para siempre…John solo utiliza a
Francesca, tú podrías hacer lo mismo sin necesidad de convertirme.
— ¿Quieres
que haga eso? –me miró enarcando una ceja. Negué de inmediatamente.
—Solo
digo…aun no me das una explicación como se debe —él se volteo a verme y pude
notar mejor su cuerpo. Suspiré sin poder evitarlo.
— ¿Sabes? has
sacado ese tema por segunda vez, estoy comenzando a creer que quieres sentir
mis colmillos en tu cuello –me sonrió seductoramente, inconscientemente me
mordí el labio inferior. ¿Cómo se sentiría? Siempre leí que era lo máximo, que con
la mordida de un vampiro solo sientes dolor al principio y luego, bueno, solo
placer… —No habría problema si es que quieres una mordida —curvo su sonrisa y
fue como si estuviera hipnotizada –Es verdad…lo quieres.
—No —dije
rápidamente.
—Oh…si, lo
quieres, te adelanto que soy bueno, a las mujeres que he mordido, lo sienten
magnifico –eso no ayudaba a mi autocontrol.
—Nunca seria
mordida de esa forma —él iba a decir algo, pero me adelante –A propósito de eso
¿solo muerdes a mujeres? ¿Cualquier mujer en la calle? –él rodó los ojos y
asintió.
—No es tan
así, busco algo… bueno, siempre —enarqué una ceja al ver su confusión.
— ¿Y qué
pasa si sientes hambre aquí en casa? –él frunció los labios.
—Eso no te
lo diré –iba a decir algo, pero note que algo estaba extraño aquí.
—Estas más
cerca que hace un minuto… —levanté la mirada para ver su expresión, pero solo
sentí su mano en mi pierna y haciendo con su fuerza delicada, que me fuera
recostando lentamente ¡¿Cómo había sido tan ingenua?! –No querías conversar… —lo
miré mientras mi corazón latía con fuerza. Realmente no quería prácticas con
Alex…no por miedo y cosas así, sino porque…bueno, quería aprender a tener
autocontrol de mis acciones –Alex…no —mi voz apenas salió, mientras que él
seguía acercándome, sin ningún problema, su sonrisa reflejaba lo manipulador
que era.
— ¿No qué? —
¡Dios!...su voz.
—No quiero, aléjate…
—no podía sacarle los ojos de encima, se veía tan seductor.
— ¿Y porque
no me alejas? –se fue posicionando lentamente sobre mí.
—Yo…yo…Dios…como
te odio –susurré.
—Lo sé —respondió
con un susurro, mientras sus manos subían por la cama ahora alcanzando las mías
e inmovilizándolas.
— ¿Por qué
no dejas…moverme y poder tocarte? –mi respiración era fatal y más si podía
sentir como Alex pasaba su nariz por mi cuello.
—Porque ese
es un privilegio que te costará ganar –su voz era ronca y seria, como siempre.
—Alex —mi
pecho subía y bajaba rápidamente –no hagas esto, es tortu…
—Tortura,
si, me gusta eso –luego de eso sentí como los dientes de Alex mordían un poco
mi cuello, pero solo superficialmente. No pude decir palabra alguna a lo que
sentí ahí, pude apreciar sus colmillos en mi piel de una forma que jamás
imaginé, no importaba cuántos libros hubiera leído, nada, pero nada se parecía
a lo que sentía ahora.
—Vas a
matarme —lo único que pude decir. Él sonrió contra mi piel.
—Aun no, pero
pronto… —subió lentamente hacia encontrar mis rostro y sus labios formaban una
sexy sonrisa — ¿Y me dijiste que no querías esto? te puedo leer por completo
Vittoria —al decir eso solo se fue acercando a mis labios.
—Alex, me
estas distrayendo —sonreí al notar donde comenzó todo esto, una parte muy
lejana en mi cerebro seguía pensando en el
porqué su deseo de convertirme y porque no me daba un buen argumento.
—Así
es…cuando yo lo desee hablaré, así que no tientes tu suerte Vittoria –paso
suave y lento sus labios por mi mejilla hasta que luego de unos segundos pude
sentir sus fríos labios contra los míos. Cerré mis ojos y solo me deje llevar,
era lo único que podía hacer. Apenas rozaba su boca, apenas podía sentirlo y
eso no me agradaba, levanté mi cabeza para encontrarlo, pero el solo se alejó
un poco ¡estaba volviéndome loca!
— ¡No juegues!
–fruncí el ceño, pero él solo me quedo mirando.
—Puedo jugar
contigo cuanto se me dé la gana –eso me hizo enojar, una cosa era ver lo sexy
que se comportaba, pero otra cosa era escuchar cómo se ponía arrogante.
— ¡Suéltame!
–Él me miro confundido –Alex…no me gusta que… —y lo hizo de nuevo, me hizo
callar, pero con sus labios. Creo que había encontrado la forma de manipularlo,
punto para mí –Alex —dije contra sus labios.
—Shhh… —luego
la presión aumentó y no me importó. Alex llevó mis manos arriba de mi cabeza,
mientras seguía jugando en mi boca, podía sentir su fría lengua uniéndose a la
mía, mientras que mi cuerpo iba moviéndose lentamente, junto al ritmo del beso,
era demasiado lento y eso me estaba volviendo loca. El agarre en mis manos solo
paso a una de las suyas y automáticamente la otra comenzó a recorrer mi cadera
y la empujo levemente hacia él, lo que hizo que saliera un gemido de mi
garganta –Mmm… te gusto eso ¿no? –No pude responder, me encantaba cuando hacía “Mmm” salía tan profundo de su pecho,
que me causaba escalofríos –Quiero que respondas –buscó bruscamente mi mirada,
sentí como mis mejillas se sonrojaban.
—Alex… —eso
fue como un quejido, quería seguir sintiendo sus labios, pero no me gustaba
como salía mi voz, estaba expuesta completamente.
—Responde…quiero
que digas que soy el primero que te hace sentir así — ¡claro que era el único! ¡Diablos!...
¿quién mas podía tener colmillos que me volviera loca?
Me removí bajo su cuerpo, lo que hizo que
saliera un gruñido de su parte. Eso hizo que mi pecho se inflara de orgullo.
—No me
tientes –dijo mirándome fijo, pero yo no respondía nada –A menos que esto sea más
que una simple practica –se acercó a mi oído izquierdo y paso lentamente sus
labios por el lóbulo de mi oreja —¿es eso lo que quieres? –su aliento frío
contra mi oído hizo que me dieran escalofríos. No quería que esto terminara.
—Quiero mis
manos libres…. –volvió a acercase a mis labios y volvió a besarme, pero ahora
estaba más ansioso. Note como su mano ahora iba subiendo mientras pasaba por mi
cintura, pasando por arriba de la tela, su mano era tan grande, me encantaba
como se sentía contra mi cuerpo. No sabía qué hacer para poder tocarlo, no tenía
mis manos libres, pero luego de unos segundos….pude notar que tenía mis piernas
libres. Lentamente mi pierna derecha se fue alejando de donde estaba y la fui
flexionando, quedando al lado de la cadera de Alex, sentí como sonrió ante mi
movimiento –mis…manos…por favor…Alex –dije apenas entre besos.
—No
puedo…me… –me quedo mirando solo una fracción de segundo y no siguió hablando,
volvió a besarme, pero ahora había un poco de descontrol, ya que sus besos eran
con más fuerza, solo hacía que me desesperara por querer moverme.
— ¡Alex!
–Dije con voz alta, él se separó de golpe mirándome con el ceño fruncido –mis
brazos duelen –era cierto, tener las manos así era verdaderamente agotador.
—Oh… —soltó
su agarre y lo mire sonriendo –creo que la práctica se acabó.
— ¡¿Qué?!
–lo miré sorprendida, por fin había obtenido lo que quería y ahora no podía
tocarlo.
—Sí, corres
peligro con…tus manos libres –paso suavemente su dedo índice por mi mentón y me
guiño un ojo, para luego separarse de mí.
—Alex… —lo
mire frunciendo el ceño y mis labios formaron un puchero.
—No me mires
de esa forma y en esa posición… —ahí me di cuenta de cómo estaba. Mi pierna
seguía flexionada, mi pijama estaba levantado y tenía mi cabello completamente
desordenado.
—Yo solo
quería tocarte —me moví rápidamente y me arrodille arreglando mi cabello.
—No…ya te lo
dije y…—me quedo mirando sin decir nada –recuéstate pronto –él lo hizo a la
velocidad de la luz –Eres una hipócrita Victoria –dijo mientras yo me metía
bajo las sabanas. Lo mire esperando más de su comentario –Se que querías más y
eso que antes te negabas.
—Eso lo
decía por mí, necesito autocontrol –me quedé muda luego de eso ¿Cómo diablos se
lo dije? –bueno….yo…
—Ahora veo
–su sonrisa era burlona –bien, de todas formas, es hora que descanses, además
mañana llegarán visitas, pronto es año nuevo –me tapé con las sabanas y sentí
nostalgia al escuchar que pronto se acabaría el año 2010. Sin dudas extrañaría
a mis padres –ven –su mano fue a mi otro extremo de la cintura y me atrajo a él
de golpe.
— ¿Qué
haces?
—Soy hombre
de palabra y cumplo con mi parte del trato –quede muy cerca de él mientras sus
labios se unieron a los míos en un corto beso, eso me sorprendió –buenas
noches… —aproveché que lo tenía cerca y mis manos se fueron a su torso ¡como
deseaba tocarlo hace unos segundos! Pasé mis dedos lentamente por ahí, pero
Alex se removió nervioso –Victoria…hora de dormir, no de tentarme para que
luego saque mi nombre de tus labios con gemidos –lo miré con la boca abierta a
lo que había dicho. Le di un golpe en su estúpido torso y me trate de separar
de él, pero su agarre me superaba. Rendida, lo cual fue muy fácil, me quedé a
su lado y me dormí.
ay ke tiernos, es muy riko dormir asi... junto al hombre ke te mueve el piso.. aunque aun no me explico cm Alex se puede controlar estando al lado de vicky sin sikiera acerle algo rico...
ResponderEliminarkjakajkajakjakajka
me encanto la parte tierna ke salio a flote eso demuestra ke no es un psicopata en si cm se mostro al principio.. xD
claro los vampiros asustan pero no cuando eres su pareja d vida ¿o si?
Sin palabras.... Y creo que empiezo a confirmar mi teoría.
ResponderEliminar